El desarrollo cognitivo, la condición física y psicológica de los estudiantes son factores que inciden directamente en su aprendizaje y bienestar. Está comprobado que las áreas verdes implican un beneficio directo sobre estos factores que disminuyen, por ejemplo, los índices de estrés, ansiedad y depresión, siendo una solución simple y natural.
Nuestra ley pretende asegurar la inversión del Estado en áreas verdes de uso recreativo en todos los establecimientos educacionales del país, exigiendo la obligatoriedad de contar con un porcentaje “verde” en relación con los metros cuadrados de cada recinto. De esta manera, lograremos mejorar el clima escolar e iremos de la mano con las nuevas políticas nacionales de aseguramiento de la calidad de la educación y los nuevos indicadores de calidad (hábitos de vida saludable).