El 11 de septiembre de 1973, un golpe militar derrocó al gobierno de Salvador Allende. A pesar de que el gobierno militar liderado por Augusto Pinochet prohibió toda actividad partidaria y las realización de elecciones, los partidos y el sistema de partidos políticos, sufrieron transformaciones significativos, surgiendo nuevas organizaciones partidarias.

A nivel general, los partidos se alinearon en función de su apoyo o su rechazo al gobierno militar (a través de grandes coaliciones), y se logró un consenso amplio entre los dirigentes de los partidos y los militantes respecto a las políticas y el valor de la democracia.

A partir de la movilización social surgida en el país en 1983 se comenzó a gestar de manera gradual la reorganización partidaria. Este suceso toma especial relevancia cuando la oposición y el oficialismo se rearticulan como organizaciones partidarias legales luego que la ley de partidos políticos de marzo de 1987 lo permitiese así. Las colectividades comienzan a centrar su trabajo en el plebiscito del 5 de octubre de 1988 que decidiría la continuidad de Pinochet en el poder. Apoyaba la continuidad del régimen Avanzada Nacional, mientras que la oposición se agrupo en la Concertación de partidos por el NO. Una vez ganado el plebiscito de 1988, los partidos políticos integrantes de la concertación decidieron conformar una coalición política más allá de lo electoral y así nació la Concertación de Partidos por la Democracia, que llegaría a la presidencia en cuatro gobiernos sucesivos durante los siguientes 20 años desde la caída del régimen militar.

Una vez que la coyuntura del plebiscito pasó, observamos el surgimiento de las siguientes colectividades políticas. Entre otras: la Unión Demócrata Independiente constituida en 1983, se unió Renovación Nacional en 1988. Se formó también en esta época el Partido por la Democracia en 1987, el Partido del Sur en 1987, y en 1988 el Partido Amplio de Izquierda Socialista (PAIS), la Alianza de Centro, la Alianza por Chile y la Unión de Centro-Centro.