Labor Parlamentaria
Diario de sesiones
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Índice
- DOCUMENTO
- PORTADA
- I. ASISTENCIA
- II. APERTURA DE LA SESIÓN
- III. ACTAS
- IV. CUENTA
- V. OBJETO DE LA SESIÓN
- ANALISIS DE EFECTOS POR EVENTUAL ENAJENACIÓN DE DERECHOS DEL ESTADO EN EMPRESA PERIODÍSTICA LA NACIÓN. Proyectos de acuerdo.
- ANTECEDENTE
- INTERVENCIÓN : Ramon Farias Ponce
- INTERVENCIÓN : Juan Carlos Latorre Carmona
- INTERVENCIÓN : Patricio Melero Abaroa
- INTERVENCIÓN : Lautaro Carmona Soto
- INTERVENCIÓN : Fuad Eduardo Chahin Valenzuela
- INTERVENCIÓN : Alejandro Santana Tirachini
- INTERVENCIÓN : Fernando Meza Moncada
- INTERVENCIÓN : Karla Rubilar Barahona
- INTERVENCIÓN : Ximena Vidal Lazaro
- INTERVENCIÓN : Marcelo Diaz Diaz
- INTERVENCIÓN : Ramon Farias Ponce
- INTERVENCIÓN : Felipe Ward Edwards
- INTERVENCIÓN : Marcelo Schilling Rodriguez
- INTERVENCIÓN : Frank Carlos Sauerbaum Munoz
- INTERVENCIÓN : Pablo Lorenzini Basso
- INTERVENCIÓN : Giovanni Oscar Calderon Bassi
- INTERVENCIÓN : Jose Perez Arriagada
- INTERVENCIÓN : Arturo Squella Ovalle
- INTERVENCIÓN : Gaspar Alberto Rivas Sanchez
- INTERVENCIÓN : Gonzalo Uriarte Herrera
- ANTECEDENTE
- PRESENTACIÓN PROYECTO DE ACUERDO
- Ramon Farias Ponce
- Patricio Vallespin Lopez
- Marcos Espinosa Monardes
- Lautaro Carmona Soto
- Felipe Harboe Bascunan
- Fernando Meza Moncada
- Roberto Leon Ramirez
- Marcelo Diaz Diaz
- Denise Pascal Allende
- Adriana Munoz D'albora
- Orlando Severo Vargas Pizarro
- Alfonso De Urresti Longton
- Ricardo Enrique Rincon Gonzalez
- PRESENTACIÓN PROYECTO DE ACUERDO
- DEBATE
- ANTECEDENTE
- ANTECEDENTE
- PRESENTACIÓN PROYECTO DE ACUERDO
- Ramon Farias Ponce
- Fidel Edgardo Espinoza Sandoval
- Juan Carlos Latorre Carmona
- Guillermo Leon Teillier Del Valle
- Fuad Eduardo Chahin Valenzuela
- Patricio Vallespin Lopez
- Marcos Espinosa Monardes
- Marcelo Diaz Diaz
- Alfonso De Urresti Longton
- Pablo Lorenzini Basso
- Ricardo Enrique Rincon Gonzalez
- PRESENTACIÓN PROYECTO DE ACUERDO
- DEBATE
- ANTECEDENTE
- ANALISIS DE EFECTOS POR EVENTUAL ENAJENACIÓN DE DERECHOS DEL ESTADO EN EMPRESA PERIODÍSTICA LA NACIÓN. Proyectos de acuerdo.
- CIERRE DE LA SESIÓN
- VI. DOCUMENTOS DE LA CUENTA
Notas aclaratorias
- Debido a que muchos de estos documentos han sido adquiridos desde un ejemplar en papel, procesados por digitalización y posterior reconocimiento óptico de caracteres (OCR), es que pueden presentar errores tipográficos menores que no dificultan la correcta comprensión de su contenido.
- Para priorizar la vizualización del contenido relevante, y dada su extensión, se ha omitido la sección "Indice" de los documentos.
REPÚBLICA DE CHILE
CÁMARA DE DIPUTADOS
LEGISLATURA 358ª
Sesión 32ª, en miércoles 2 de junio de 2010
(Especial, de 16.02 a 18.16 horas)
Presidencia de la señora Sepúlveda Orbenes, doña Alejandra, y de los señores Becker Alvear, don Germán, y Moreira Barros, don Iván.
Secretario accidental , el señor Álvarez Álvarez, don Adrián. Prosecretario accidental , el señor Landeros Perkic, don Miguel
ÍNDICE
I.- ASISTENCIA
II.- APERTURA DE LA SESIÓN
III.- ACTAS
IV.- CUENTA
V.- OBJETO DE LA SESIÓN
VI.- DOCUMENTOS DE LA CUENTA
ÍNDICE GENERAL
Pág.
I. Asistencia 5
II. Apertura de la sesión 7
III. Actas 7
IV. Cuenta 7
V. Objeto de la Sesión.
- Análisis de efectos por eventual enajenación de derechos del Estado en empresa periodística La Nación. Proyectos de acuerdo 7
VI. Documentos de la Cuenta.
- Oficios del Tribunal Constitucional por los cuales pone en conocimiento de la Cámara de Diputados los siguientes requerimientos de inaplicabilidad por inconstitucionalidad:
1. artículo 35 de la ley N° 18.962 (sobre título profesional). Rol 1615-10-INA. (4393) 39
2. Artículo 38 ter de la ley N° 18.933, de Isapres. Rol 1617-10-INA. (4404) 39
3. Artículo 38 ter de la ley N° 18.933, de Isapres. Rol 1710-10-INC. (4416) 40
4. artículo 38 ter de la ley N° 18.933, de Isapres. Rol 1677-10-INA. (4430) 41
5. artículo 38 ter de la ley N° 18.933, de Isapres. Rol 1657-10-INA. (4434) 41
I. ASISTENCIA
-Asistieron los siguientes señores diputados: (111)
NOMBRE (Partido* Región Distrito)
Accorsi Opazo, Enrique PPD RM 24
Aguiló Melo, Sergio PS VII 37
Alinco Bustos René PPD XI 59
Álvarez-Salamanca Ramírez, Pedro Pablo IND VII 38
Araya Guerrero, Pedro PRI II 4
Arenas Hödar, Gonzalo UDI IX 48
Ascencio Mansilla, Gabriel PDC X 58
Auth Stewart, Pepe PPD RM 20
Barros Montero, Ramón UDI VI 35
Bauer Jouanne, Eugenio UDI VI 33
Becker Alvear, Germán RN IX 50
Bertolino Rendic, Mario RN IV 7
Bobadilla Muñoz, Sergio UDI VIII 45
Browne Urrejola, Pedro RN RM 28
Burgos Varela, Jorge PDC RM 21
Calderón Bassi, Giovanni UDI III 6
Campos Jara, Cristián PPD VIII 43
Cardemil Herrera, Alberto RN RM 22
Carmona Soto, Lautaro PC III 5
Castro González, Juan Luis PS VI 32
Cerda García, Eduardo PDC V 10
Ceroni Fuentes, Guillermo PPD VII 40
Cornejo González, Aldo PDC V 13
Cristi Marfil, María Angélica UDI RM 24
Chahin Valenzuela, Fuad PDC IX 49
De Urresti Longton, Alfonso PS XIV 53
Díaz Díaz, Marcelo PS IV 7
Edwards Silva, José Manuel RN IX 51
Eluchans Urenda, Edmundo UDI V 14
Espinosa Monardes, Marcos PRSD II 3
Espinoza Sandoval, Fidel PS X 56
Estay Peñaloza, Enrique UDI IX 49
Farías Ponce, Ramón PPD RM 30
García-Huidobro Sanfuentes, Alejandro UDI VI 32
Girardi Lavín, Cristina PPD RM 18
Godoy Ibáñez, Joaquín RN V 13
Goic Boroevic, Carolina PDC XII 60
González Torres, Rodrigo PPD V 14
Gutiérrez Gálvez, Hugo PC I 2
Gutiérrez Pino, Romilio UDI VII 39
Hales Dib, Patricio PPD RM 19
Harboe Bascuñán, Felipe PPD RM 22
Hasbún Selume, Gustavo UDI RM 26
Hernández Hernández, Javier UDI X 55
Hoffmann Opazo, María José UDI V 15
Isasi Barbieri, Marta IND I 2
Jaramillo Becker, Enrique PPD XIV 54
Jarpa Wevar, Carlos Abel PRSD VIII 41
Kast Rist, José Antonio UDI RM 30
Latorre Carmona, Juan Carlos PDC VI 35
Lemus Aracena, Luis PRI IV 9
León Ramírez, Roberto PDC VII 36
Lobos Krause, Juan UDI VIII 47
Lorenzini Basso, Pablo PDC VII 38
Macaya Danús, Javier UDI VI 34
Marinovic Solo de Zaldívar, Miodrag IND XII 60
Martínez Labbé, Rosauro RN VIII 41
Melero Abaroa, Patricio UDI RM 16
Meza Moncada, Fernando PRSD IX 52
Molina Oliva, Andrea IND V 10
Monsalve Benavides, Manuel PS VIII 46
Montes Cisternas, Carlos PS RM 26
Moreira Barros, Iván UDI RM 27
Muñoz D'Albora, Adriana PPD V 9
Nogueira Fernández, Claudia UDI RM 19
Norambuena Farías, Iván UDI VIII 46
Ojeda Uribe, Sergio PDC X 55
Ortiz Novoa, José Miguel PDC VIII 44
Pacheco Rivas, Clemira PS VIII 45
Pascal Allende, Denise PS RM 31
Pérez Arriagada, José PRSD VIII 47
Pérez Lahsen, Leopoldo RN RM 29
Recondo Lavanderos, Carlos UDI X 56
Rincón González, Ricardo PDC VI 33
Rivas Sánchez, Gaspar RN V 11
Robles Pantoja, Alberto PRSD III 6
Rojas Molina, Manuel UDI II 4
Rubilar Barahona, Karla RN RM 17
Saa Díaz, María Antonieta PPD RM 17
Sabag Villalobos, Jorge PDC VIII 42
Sabat Fernández, Marcela RN RM 21
Saffirio Espinoza, René PDC IX 50
Salaberry Soto, Felipe UDI RM 25
Sandoval Plaza, David UDI XI 59
Santana Tirachini, Alejandro RN X 58
Sauerbaum Muñoz, Frank RN VIII 42
Schilling Rodríguez, Marcelo PS V 12
Sepúlveda Orbenes, Alejandra PRI VI 34
Silber Romo, Gabriel PDC RM 16
Silva Mendez, Ernesto UDI RM 23
Squella Ovalle, Arturo UDI V 12
Tarud Daccarett, Jorge PPD VII 39
Teillier Del Valle, Guillermo PC RM 28
Torres Jeldes, Víctor PDC V 15
Tuma Zedan, Joaquín PPD IX 51
Turres Figueroa, Marisol UDI X 57
Ulloa Aguillón, Jorge UDI VIII 43
Uriarte Herrera, Gonzalo UDI RM 31
Urrutia Bonilla, Ignacio UDI VII 40
Vallespín López, Patricio PDC X 57
Van Rysselberghe Herrera, Enrique UDI VIII 44
Vargas Pizarro, Orlando IND XV 1
Velásquez Seguel, Pedro IND IV 8
Venegas Cárdenas, Mario PDC IX 48
Verdugo Soto, Germán RN VII 37
Vidal Lázaro, Ximena PPD RM 25
Vilches Guzmán, Carlos UDI III 5
Von Mühlenbrock Zamora, Gastón UDI XIV 54
Walker Prieto, Matías PDC IV 8
Ward Edwards, Felipe UDI II 3
Zalaquett Said, Mónica UDI RM 20
-Concurrieron, además, el ministro del Interior , señor Rodrigo Hinzpeter, y la ministra secretaria general de Gobierno, señora Ena von Baer.
-Por encontrarse en misión oficial no estuvieron presentes los diputados señores Osvaldo Andrade, Mario Bertolino, René Manuel García, Tucapel Jiménez, Nicolás Monckeberg y Celso Morales.-
II. APERTURA DE LA SESIÓN
-Se abrió la sesión a las 16.02 horas.
La señora SEPÚLVEDA, doña Alejandra (Presidenta).- En el nombre de Dios y de la Patria, se abre la sesión.
III. ACTAS
La señora SEPÚLVEDA, doña Alejandra ( Presidenta ).- El acta de la sesión 26ª se declara aprobada.
El acta de la sesión 27ª queda a disposición de las señoras diputadas y de los señores diputados.
IV. CUENTA
La señora SEPÚLVEDA, doña Alejandra ( Presidenta ).- El señor Prosecretario va a dar lectura a la Cuenta.
-El señor LANDEROS ( Prosecretario accidental ) da lectura a la Cuenta.
V. OBJETO DE LA SESIÓN
ANALISIS DE EFECTOS POR EVENTUAL ENAJENACIÓN DE DERECHOS DEL ESTADO EN EMPRESA PERIODÍSTICA LA NACIÓN. Proyectos de acuerdo.
La señora SEPÚLVEDA, doña Alejandra ( Presidenta ).- La presente sesión se motivó en una presentación suscrita por 41 diputadas y diputados, con el objeto de analizar los efectos de una posible enajenación de los derechos del Estado en la empresa periodística La Nación.
A la sesión han sido invitados los ministros del Interior , señor Rodrigo Hinzpeter; de Hacienda , señor Felipe Larraín, y la ministra Secretaria General de Gobierno, señora Ena Von Baer.
El tiempo previo de 15 minutos, contemplado en el artículo 74 del Reglamento, será compartido entre los Comités del Partido por la Democracia y Demócrata Cristiano, destinando 7 minutos y medio a cada uno.
En primer lugar, tiene la palabra el diputado señor Ramón Farías.
El señor FARÍAS.- Señora Presidenta , en primer lugar, saludo a todos los trabajadores de La Nación en su demanda por no cerrar el diario y convertirlo en un medio de comunicación público, con estructura legal que así lo garantice. También saludo a los descendientes de don Eliodoro Yáñez , fundador del diario; a los representantes del Colegio de Periodistas, encabezados por su presidente , don Abraham Santibáñez ; a los presidentes de los sindicato de los medios de comunicación de Chile; a los representantes de los sindicatos de Televisión Nacional, Canal 13, Chilevisión y Copesa ; a los representantes de la Federación de Trabajadores de Canales de Televisión, Fetra TV; al sindicato que agrupa a todas las áreas del diario La Nación: a los periodistas, fotógrafos, archivistas y diagramadores del diario; a los académicos y alumnos de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso; a los periodistas, fotógrafos y profesionales de otras áreas que apoyan a los trabajadores del diario La Nación, que abogan por la existencia de este medio de comunicación escrito como un ente público, desarrollado y que responda a estándares de calidad. Un saludo para todos ellos, que nos acompañan en las tribunas. Bienvenidos.
(Aplausos en las tribunas).
También nos alegramos por la presencia del ministro del Interior y de la ministra Secretaria General de Gobierno; esperamos que luego se incorpore el ministro de Hacienda.
En el espíritu de la convocatoria a esta sesión no estuvo el ánimo de pasar revista a si el diario La Nación ha sido utilizado en beneficio propio por los distintos gobiernos que han pasado durante los 80 y tantos años de existencia de este medio de comunicación de propiedad estatal.
El que no queramos abrir discusión sobre este tema no significa que estemos evadiendo el debate. Hacerlo en este breve espacio que tenemos para el intercambio de posiciones podría llevarnos a perder el fin de esta convocatoria, que no es otro que reflexionar sobre la necesidad o no de seguir contando con este medio de comunicación público y el rol que en el futuro debería cumplir en nuestra sociedad.
En Chile existe un sombrío panorama para la libertad de expresión y el pluralismo informativo. La concentración económica, de la que somos testigos habitualmente en el sector privado, a través de las multitiendas y retails, como cadenas de farmacias y supermercados, también se extiende en el espacio de la palabra. La expresión “libre competencia”, defendida con ahínco por sectores neoliberales, se ha convertido, en los hechos, en “libertad para concentrar mercados” con escasas regulaciones y un abuso constante de diversos grupos económicos.
Según estimaciones de la Asociación Nacional de la Prensa, al primer semestre de 2009, el 98 por ciento de los diarios de circulación nacional pertenece a la empresa El Mercurio y al consorcio periodístico Copesa . Solo el 2 por ciento restante corresponde al diario La Nación. La empresa de la familia Edwards tiene el récord adicional de controlar 18 de los 45 diarios regionales existentes al 2003, abarcando una presencia importante en 14 grandes ciudades del país.
En el medio televisivo, la concentración asume otras formas igualmente preocupantes, en que Televisión Nacional es el único medio público. En el mundo de la radio, la situación no es muy distinta. Hace un par de años, el grupo español Prisa se apropió del 37 por ciento del mercado local chileno y de la mitad del mercado publicitario.
La reciente idea del Gobierno de vender o cerrar el diario La Nación no hace más que consolidar el desequilibrio en cuanto a cautelar debidamente el pluralismo informativo y la libertad de expresión, toda vez que los consorcios Copesa y El Mercurio capturan prácticamente toda la cobertura nacional de periódicos. Ambos conglomerados periodísticos -como sabemos- tienen una reconocida militancia en la derecha política y económica del país.
Como jefe de bancada del Partido por la Democracia, advierto la extrema gravedad que implica que el Estado se desprenda de la propiedad del diario La Nación, habida consideración del riesgo que implica que la venta de estos activos beneficie finalmente a otro grupo económico.
Por el contrario, somos de la opinión de que este medio informativo reafirme su compromiso con el pluralismo informativo, integrando en sus contenidos la mirada de diversos grupos relevantes del país, sumando la opinión tanto de actores nacionales como regionales e incorporando de manera preferente a los grupos sociales más postergados.
Creemos que una figura legal similar a la de Televisión Nacional podría asegurar que este medio integre las distintas visiones ideológicas del país, de manera plural y tolerante, y con la debida rentabilidad en su gestión como empresa pública. A ello se debe añadir el financiamiento estatal, que le otorgue sustentabilidad social y económica al proyecto, cimentando las bases de un medio de comunicación con un compromiso explícito con el bien común y la necesidad de informar con pluralismo y veracidad.
También es imprescindible que el diario La Nación desarrolle una ambiciosa estrategia digital, que inserte a este diario en las inéditas oportunidades de navegación y acceso que permite la red virtual de internet. En nuestros días, el mundo de la web ofrece nuevas formas de pluralizar la oferta informativa orientada a la ciudadanía, permitiendo el ingreso de nuevos actores, tanto a nivel nacional, regional y local.
Nos parece razonable la idea de separar el diario La Nación del Diario Oficial, en la medida en que el Estado asegure un financiamiento público adecuado para el medio informativo nacional, mediante una subvención que permita consolidar un medio de comunicación comprometido con los valores democráticos, como el pluralismo, la diversidad, la tolerancia y la libertad de expresión; un medio de comunicación estatal que tenga independencia de los gobiernos de turno, pero que, al mismo tiempo, tenga un profundo compromiso con los valores superiores de nuestra democracia; un medio informativo que logre establecer una mejor sintonía cultural con la ciudadanía y una mejor oferta de noticias y servicios a sus lectores. Ello redundará en un incremento importante de su lectoría, pues podrá exhibir una efectiva autonomía, tanto de los gobiernos como de los grupos económicos, para mostrar diversas problemáticas sociales e informar con calidad y profesionalismo. También sabrá integrar las preocupaciones a escala regional y local que, muchas veces, son ignoradas por medios nacionales, más preocupados de coyunturas específicas de la Región Metropolitana.
Estamos convencidos de que la prensa cumple un rol insustituible en nuestra democracia, pues junto con informar desempeña un importante rol fiscalizador de los actos públicos, transparentando la gestión de los gobiernos y otorgando elementos de juicio y opinión a la ciudadanía. Por ello debe ir acompañado de una preocupación por la autonomía y objetividad con que estos medios informan, la mayoría de las veces ligados a determinados grupos económicos y también muy dependientes de las rentabilidades comerciales de los mismos.
Una sociedad que no es capaz de garantizar la libertad de expresión y el pluralismo informativo afecta severamente la calidad de la democracia, reduciendo la diversidad de voces y puntos de vista al simple arbitrio de quienes ostentan la propiedad de los medios de comunicación. En Chile, se constata una evidente concentración de oportunidades de informar, en muy pocas manos y de manera transversal, en los tres medios -periódicos, TV y radio-, pero especialmente en los medios escritos nacionales.
Señora Presidenta , como me faltará tiempo para concluir mi intervención, solicito descontarlo del tiempo asignado al Comité del Partido por la Democracia.
La señora SEPÚLVEDA , doña Alejandra ( Presidenta ).- No hay problema, señor diputado .
Puede continuar.
El señor FARÍAS.- Muchas gracias, señora Presidenta .
En este punto, cabe destacar que todas las democracias sólidas del mundo, que muchas veces sirven de ejemplo para sociedades como las nuestras, exhiben marcos regulatorios fuertes y rigurosos a la hora de asegurar la libertad de expresión y democratizar el acceso al uso y propiedad de los medios de comunicación. Entonces, los riesgos que genera la concentración de medios en Chile, para asegurar la libre circulación de ideas, debe llevarnos a una profunda reflexión en este Congreso Nacional, pues ello daña severamente la calidad de nuestra democracia.
Un medio público en manos del Estado fortalecerá aun más nuestra democracia, contribuyendo a un pluralismo informativo que sabrá relevar las diversas voces del país e integrar las diferentes realidades regionales y locales. Un medio de comunicación que llegará a cada rincón de Chile con una oferta noticiosa y de servicios que promoverá el bien común, una opinión bien informada y una actitud de compromiso con los desafíos democráticos del país.
Con más de 80 años en manos del Estado, el diario La Nación no debe cerrarse ni enajenarse, sino todo lo contrario; debe fortalecerlo como un medio informativo plural y objetivo, comprometido con el bien común y con una vocación diversa, tolerante y fuertemente innovador en las nuevas oportunidades digitales que abre internet.
Estoy convencido de que La Nación puede jugar un rol esencial en la próxima década, como portador de valores democráticos que otros medios en manos privadas son incapaces de relevar.
Un medio público siempre tendrá un compromiso vital con la promoción de la diversidad y la educación cívica, y el impulso de una ciudadanía más activa y deliberante. Un periódico moderno y atrevido que gana nuevos lectores en la medida en que recoge los anhelos de información y desarrollo de una ciudadanía cada vez más exigente.
No me cabe la menor duda de que un medio de comunicación con esas características contribuirá de manera muy determinante a tener una democracia más sólida y una ciudadanía definitivamente mejor informada.
He dicho.
-Aplausos.
La señora SEPÚLVEDA , doña Alejandra ( Presidenta ).- Diputado Ramón Farías , utilizó tres minutos del tiempo asignado a la bancada del Partido por la Democracia.
En el tiempo previo, tiene la palabra, por siete minutos y medio, el diputado señor Juan Carlos Latorre.
El señor LATORRE.- Señora Presidenta , saludo a quienes nos acompañan desde las tribunas.
Asimismo, quiero complementar algunos antecedentes entregados por el colega Ramón Farías .
A la fecha, el diario La Nación está constituido por, al menos, dos empresas, una periodística y una impresora, que garantizan trabajo a 471 personas.
El directorio está conformado mayoritariamente por personas nombradas por el gobierno de turno.
Además, en los últimos años, al menos desde 2003 en adelante, su ejercicio ha arrojado utilidades, las que, obviamente, son bastante modestas en comparación con otros medios de información del país. Pero no ha generado déficit.
El tema central que nos preocupa dice relación con la libertad de expresión. En Chile, la concentración de los medios en el ámbito periodístico alcanza cifras que ubican siempre a nuestro país en el primer lugar a nivel de América Latina. El 92 por ciento del mercado lo ocupan dos grupos económicos: El Mercurio, con los diarios El Mercurio, Las Últimas Noticias y La Segunda, con el 49 por ciento de los ejemplares vendidos habitualmente, y el consorcio Copesa , con La Tercera, La Cuarta y la revista Qué Pasa, alcanzando el 43 por ciento del mercado de ejemplares vendidos. Ambos suman el 92 por ciento del mercado nacional.
En lo que dice relación con los diarios regionales, la proporción es más dramática, pues casi el ciento por ciento de los medios escritos son de propiedad de la cadena El Mercurio. No sólo es un déficit de pluralismo y de expresión de la riqueza cultural de las regiones, sino también un problema de mercado laboral que garantice el debido respeto por la función social de los trabajadores de la prensa.
La Organización de Estados Americanos, OEA, en su Relatoría Especial para la Libertad de Expresión, ha señalado: “Los monopolios u oligopolios en la propiedad y control de los medios de comunicación deben estar sujetos a leyes antimonopólicas por cuanto conspiran contra la democracia al restringir la pluralidad y diversidad que asegura el pleno ejercicio del derecho a la información de los ciudadanos.”.
En Chile, no existe legislación que impida esta concentración. No hay incentivos para el surgimiento de medios de comunicación. Los fondos regionales que existen son concursables y no permiten un desarrollo de más de un año. Hay cientos de revistas que sólo editan un número. Esta configuración duopólica del sector estructura y condiciona la agenda mediática del resto de los medios, sobre todo los noticieros radiales y televisivos, que toman como insumo de producción fundamental a los diarios.
Creemos que es necesario hacer propuestas para hacer más competitivo y pluralista el mercado de la prensa escrita. La libertad de expresión es el instrumento indispensable para el funcionamiento de la democracia representativa, mediante la cual los ciudadanos ejercen su derecho a recibir, difundir y buscar información. Esto lo expresó la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de los Estados Americanos.
En un mercado de medios escritos, con la concentración descrita anteriormente y el fenómeno de escasos espacios para personas o grupos de personas que requieren cobertura para generar opinión pública, que se han hecho patente a lo largo de los años, no han existido otros medios de circulación nacional que no sean los que producen las empresas El Mercurio y Copesa . En este tiempo, el diario La Nación ha tomado la responsabilidad social de otorgar cobertura, a través de sus páginas, a organizaciones comunitarias, ONG, colectivos culturales, dirigentes de organizaciones de pueblos originarios, minorías sexuales, entre muchos otros.
Muchas veces, los intereses que están en juego en los diarios de circulación nacional privados chocan con los de la postura valórica de su directorio y el factor empresarial de las agencias de publicidad que administran.
Tenemos una larga lista de noticias que, habiendo sido publicadas en el diario La Nación y tenían, eventualmente, un carácter conflictivo para algunos grupos empresariales, nunca fueron publicadas en los diarios de las cadenas El Mercurio o Copesa, a pesar de que estaban estableciendo conflictos sindicales legítimos y legales y de que constituían denuncias que afectaban a la comunidad nacional. Puedo citar algunas noticias patéticas que han sucedido, por ejemplo, en la región que represento. La empresa Agrosuper, sistemáticamente, ha incumplido con algunos aspectos que dicen relación con la legislación medioambiental, noticia que nunca ha sido publicada por estas cadenas, ni por El Mercurio ni por Copesa.
(Aplausos).
Por ello, categóricamente, queremos expresar nuestra opinión de que no se tiene que crear un nuevo diario. El diario La Nación existe. Aun sin modificar su estructura actual, es posible convertirlo en un medio verdaderamente público que contribuya a disminuir las falencias de pluralismo.
La función pública está dada por el objetivo de su línea editorial y la creación de una estructura plural que la garantice, a través de una administración con profesionales competentes. Es algo que podemos hacer hoy y no mañana. Tenemos un diario con un 70 por ciento de propiedad pública, por lo que no es necesario crear otro. Sólo necesitamos la voluntad de reestructurarlo para que cumpla la función que queremos, pues ahora es la oportunidad de innovar con un modelo único que nos saque de la lista que nos ubica todos los años entre los países con mayor concentración de medios escritos en América Latina.
Hay instrumentos legales y económicos para incentivar el pluralismo y los derechos de la comunicación, como, por ejemplo, la promoción de nuevos medios locales y regionales en todos los niveles y el fortalecimiento de los que ya existen.
La ley de radios comunitarias, recientemente promulgada, aunque criticada a veces por ellas mismas, es un avance en su reconocimiento. La ley de televisión digital, que se discute en el Congreso, puede generar una revolución en ese sentido. Sin embargo, en relación con la prensa escrita, no hay proyectos y la elaboración de cualquier iniciativa y su posible implementación excederá el mandato de este Gobierno.
Cualquier iniciativa de un diario de distribución nacional como La Nación tarda en implementarse, al menos, un par de años. Dotar a La Nación de una normativa legal puede requerir ciertas modificaciones que le permitan ser ciento por ciento del Estado, con lo cual estaríamos de acuerdo.
Propuestas para garantizar que La Nación sea el diario público que Chile necesita.
Es un tema que debe ser discutido por varios actores de la sociedad. El pluralismo se construye, valga la redundancia, pluralmente.
La señora SEPÚLVEDA , doña Alejandra ( Presidenta ).- Señor diputado , desde este instante el tiempo será cargado a su bancada.
El señor LATORRE.- Muy bien, señora Presidenta.
Por ejemplo, un diario público puede determinar como objetivo respetar, promover y difundir los conceptos de una sociedad democrática, pluralista e independiente.
Señora Presidenta , por su intermedio, hago presente a los dos ministros que han aceptado acompañarnos en esta sesión, mediante una citación que se les cursó, que para nosotros resulta fundamental que la verdad esté presente en los medios de comunicación.
Quiero hacer presente al ministro del Interior y a la ministra Secretaria General de Gobierno que no puede ser que sistemáticamente ellos, como los portavoces más importantes del Gobierno, hagan afirmaciones que no corresponden a la verdad al señalar los puntos de vista que tiene la Oposición, por ejemplo, respecto del financiamiento que queremos garantizar con una mayor recaudación para el proceso de reconstrucción nacional posterremoto. Ése es un ejemplo de aspectos que dañan el funcionamiento democrático de nuestro país y que nos afecta como Oposición, por no tener acceso a las líneas editoriales, por la concentración económica en dos cadenas periodísticas en nuestro país.
Creemos que un diario público no debe discriminar y, por lo tanto, es preciso incluir a todos los sectores de la sociedad, sin exclusión de ninguna especie. Puede tener cobertura y distribución en todas las localidades del país, buscar la descentralización de la información y promover la circulación de ideas locales y regionales, lo cual hoy no ocurre.
Asimismo, la línea editorial debe representar la variedad de visiones de la población, sectores sociales, gremiales y políticos, todos constructores de la identidad del país, y no excluir temas, como la política, sobre todo la partidista, que ha sido habitual en algunos medios, decisión autoritaria y contraria a la libertad y pluralismo que el Estado debe garantizar.
Permanentemente, La Nación ha permitido un canal de expresión que hasta el día de hoy reconocemos en su línea editorial, incluso actual, porque es uno de los diarios que, cuando entrega información respecto de nuestros puntos de vista, mantiene un nivel de objetividad en su línea editorial que no observamos necesariamente en otros medios escritos de nuestro país.
Creemos que debe haber una especial consideración por la información de utilidad pública, entre ellas las políticas públicas que emanen de los tres poderes del Estado. Puede determinar un espacio o sección especial para ellas, siempre respetando el criterio periodístico; puede ser competitivo si usa este criterio para la elección y tratamiento de sus contenidos y refuerza su función social de responder al derecho de la ciudadanía a ser informada lo más verazmente posible. Los criterios periodísticos de oportunidad, cercanía e impacto son también elementales para garantizar su competitividad y credibilidad.
Consideramos que puede existir un cuerpo legal que garantice autonomía, independencia, pluralismo, objetividad y transparencia para que se gane la plena credibilidad de la sociedad. Debe dotarse de una persona jurídica de derecho público y con patrimonio propio. Sus características, su concepto y su misión deben ser regidas por una ley orgánica que le otorgue autonomía de gestión e independencia administrativa del Poder Ejecutivo , similar a Televisión Nacional, como muy bien acota el diputado Jorge Burgos .
Un diario público requiere de financiamiento garantizado de parte del Estado. Sus objetivos, definidos pluralmente por diversos sectores de la sociedad como un bien superior para el país, deben ser garantizados y no depender de la publicidad. Los medios comerciales que basan sus negocios en la publicidad son, por definición, masivos y homogéneos en sus discursos. Además, son centralistas y, muchas veces, dejan fuera de sus páginas la riqueza cultural y de ideas de las regiones y de todo el país. Ese déficit es parte de lo que puede y debe abordar un diario público.
La Nación, como diario público, no debe renunciar a la masividad y buscar la mayor parte de lectores en todos los rincones del país. Debe competir periodísticamente y posicionarse por su calidad y credibilidad. Su función pública lo obliga a la búsqueda de cada vez más lectores. Nada le impide, entonces, buscar financiamiento comercial.
Quiero hacer presente a todos nuestros colegas que si revisamos las estadísticas de circulación nacional en un día domingo, por ejemplo, constataremos que el diario El Mercurio tiene alrededor de 236 mil 500 ejemplares; La Cuarta, 160 mil; La Tercera, 204 mil; Las Últimas Noticias, 156 mil, y La Nación, muy leído el domingo, alcanza a 18 mil 500 ejemplares. O sea, hay realmente una situación abusiva para un medio que, en nuestra opinión, debe tener la posibilidad de mantenerse.
Por eso, la Democracia Cristiana, en conjunto con los partidos de la Concertación, hemos abogado por que efectivamente se garantice a este diario su existencia y la participación mayoritaria o total del Estado, mejorando la competencia en el mercado periodístico, procurando que se constituya en un medio de prensa autónomo, pluralista y objetivo.
Reiteramos en esta Sala nuestra decisión de luchar por que el diario La Nación siga existiendo, le dé estabilidad a sus trabajadores y se constituya en el germen, si ya no lo es, de un diario que cumpla una función pública que el Estado de Chile necesita.
He dicho.
-Aplausos.
La señora SEPÚLVEDA, doña Alejandra ( Presidenta ).- Saludo la presencia del ministro del Interior , señor Rodrigo Hinzpeter, y de la ministra Secretaria General de Gobierno, señora Ena Von Baer.
Tiene la palabra la señora ministra.
La señora VON BAER ( ministra Secretaria General de Gobierno ).- Señora Presidenta , hemos venido con el ministro del Interior para presentar antecedentes en esta discusión y reflexión relacionada con el futuro del diario La Nación, específicamente la Empresa Periodística La Nación.
La Nación tiene una larga vida y ha pasado por diversos acontecimientos, por lo que ha ido adquiriendo distintas formas de administración a través de la historia, hasta llegar a la situación en que nos encontramos hoy.
Fue fundado en 1917 por don Eliodoro Yáñez, Augusto Bruna, Abraham Gatica y Alfredo Escobar.
En 1928, el fisco adquirió el ciento por ciento de la compañía de manos de privados.
En 1931, el Presidente dictó el decreto con fuerza de ley N° 79, por el cual se ordena que la Empresa Periodística La Nación tome a su cargo la Imprenta Nacional y la publicación del Diario Oficial.
En 1934, se le da forma de sociedad anónima. Esto significa que a la empresa se incorporan privados que en ese momento eran acreedores de la compañía, a través de acciones preferentes.
Por lo tanto, desde ese momento tenemos dos tipos de acciones: 4.300 acciones preferentes, de las cuales el 86,7 por ciento fueron suscritas por acreedores de la empresa, y 8 mil acciones ordinarias.
En 1992, Inversiones Colliguay entra a la propiedad con 30,7 por ciento, y el 86 por ciento de las acciones preferentes. Sus socios originales fueron Enrique Alcalde, Juan Cavada y Ricardo Halabí. En la actualidad, Luis Eduardo Thayer figura como reemplazante del señor Halabí.
En julio de 2002, nace el diario La Nación Domingo. En febrero de 2003, se crea el sitio web www.lanación.cl.
Por junta general extraordinaria de accionistas, en diciembre de 2004 se aprueba la división de la Empresa Periodística La Nación en dos entidades distintas: Empresa Periodística La Nación y Puerto Madero Impresores, que se hace cargo de la imprenta.
Por lo tanto, llegamos a la situación en la que nos encontramos actualmente.
La Empresa Periodística La Nación fue privada en su origen; luego, se convirtió en una empresa estatal, y hoy tiene una importante participación estatal, con presencia minoritaria, pero significativa, de privados.
Por lo tanto, La Nación es una sociedad anónima cerrada y, como tal, se encuentra sujeta a la legislación común aplicable a las mismas.
Sin perjuicio de lo anterior, dada la circunstancia específica de que el Estado participa en su capital accionario, le resulta también aplicable lo dispuesto en el artículo 19, número 21°, de la Constitución Política de la República. En consecuencia, debe circunscribirse al objeto social autorizado por el legislador.
Los organismos públicos encargados de mantener la relación con la Empresa Periodística La Nación son el Ministerio del Interior, en cuanto al Diario Oficial , y el Ministerio Secretaría General de Gobierno, en cuanto al diario La Nación.
La estructura de negocio de la Empresa Periodística La Nación la pueden ver en pantalla, y se originó hace dieciocho años.
Luego de la división y creación de Puerto Madero, se replicó la misma situación. En consecuencia, actualmente en Puerto Madero tenemos una participación del 69,3 por ciento del fisco y de 29,5 de los privados.
Por otra parte, como pueden ver en pantalla, la Empresa Periodística La Nación se divide en La Nación, como diario; en el Diario Oficial y en algunas otras publicaciones, como las revistas Fusta y Triunfo, impresos La Nación y otros emprendimientos más pequeños.
Organigrama de la empresa. El Presidente de la República , en representación del Estado, designa, a través del Ministerio Secretaría General de Gobierno, al presidente del directorio y a otros tres directores de la empresa.
El presidente del directorio, por acuerdo de éste, decidió mantener en la administración del diario la misma que estaba vigente al 11 de marzo de este año y nombró a don Álvaro Medina como director interino en la dirección periodística del diario, el que se desempeñaba anteriormente en este mismo medio como editor.
La empresa cuenta con una dotación de personal de alrededor de 500 personas, que se distribuye en las diversas unidades de negocio. En el diario trabajan 240 personas; en el Diario Oficial , 60 personas; en administración, 30 personas; en Puerto Madero, 178 personas.
Los resultados económicos de la Empresa Periodística La Nación son positivos, aunque son dispares entre el Diario Oficial y el diario La Nación.
El costo de explotación y de administración del diario La Nación supera los 5 mil millones de pesos al año y sus ventas no llegan a los 2 mil millones de pesos al año, lo que genera una importante pérdida de más de 3 mil millones de pesos al año, la que se viene arrastrando desde hace bastantes años.
En la práctica, el diario La Nación está operando con un importante subsidio del Diario Oficial, situación que también se viene produciendo desde hace varios años.
En 2009, el diario La Nación representó el 15,7 por ciento de los ingresos totales de la Empresa Periodística La Nación, mientras que el Diario Oficial logró el 79,3 por ciento. El Diario Oficial reportó 6.775 millones de pesos de utilidad, mientras que el resto de los negocios generó pérdidas por 3.217 millones de pesos.
Por lo tanto, la Empresa Periodística La Nación tuvo una utilidad neta de 2.495 millones de pesos.
En el cuadro siguiente se muestra la lectoría de los diarios de circulación nacional. La lectoría de La Nación alcanza al 1,9 por ciento de lunes a viernes, la que sube al 2,1 por ciento en domingo. El sábado no hay diario.
Debo aclarar que todos los diarios tienden a subir un poco los domingos, pero La Nación tiene una mejor lectoría esos días.
La participación del diario La Nación -del total de lectoría de los diarios- hace razonable preguntarse si estamos conformes con su posicionamiento durante los últimos años y si ha cumplido con la función que como sociedad quisiéramos, debido a la baja lectoría que presenta.
En cuanto a su circulación, la cantidad de diarios que se imprimen y la que circula nos lleva a la misma pregunta. ¿Este medio está cumpliendo con su función? Como sociedad, ¿estamos conformes con la forma en que se está llevando adelante?
En el cuadro siguiente se puede ver el tiraje anual, el tiraje que se entrega en forma gratuita -en cafés, en terminales de buses, en restaurantes y en distintos lugares públicos- y lo que queda disponible para la venta.
Los días de semana, casi el 60 por ciento de los diarios impresos se regala bajo distintos conceptos y sólo un 1,5 de cada diez diarios es comprado por los lectores. Cuando se aprecian esas cifras en el tiempo, observamos una problemática estructural de la composición, tanto de lectoría como de venta del diario La Nación.
Eso cambia el domingo, en que se logra vender más diarios y, por lo tanto, subir la participación de la lectoría hasta un 2,1 por ciento.
Al asumir el nuevo Gobierno, se encontró con la siguiente situación.
La Empresa Periodística La Nación tiene una participación estatal de 69,3 por ciento y una utilidad de más de 2.400 millones de pesos en 2009.
El Diario Oficial reporta 6.700 millones de pesos de utilidad, mientras que el resto de los negocios generaron pérdidas; por tanto, el diario La Nación hoy es subsidiado por el Diario Oficial.
Adicionalmente, tiene una participación de mercado en lectoría bastante baja, que aumenta un poco los domingos. Entonces, cabe preguntarse si el diario La Nación tiene la participación que se quiere y está cumpliendo con las metas impuestas. Su situación no es nueva, sino que viene desde hace muchos años.
Por lo tanto, frente a esta realidad, el Gobierno ha llegado al convencimiento de que el diario no puede seguir el camino que ha recorrido hasta ahora. Está alejado de la audiencia, no tiene mayor impacto, por su baja lectoría, y ha tenido una pérdida sostenida en el tiempo.
En ese sentido, el Gobierno ha decidido hacerse cargo de esta realidad y ha anunciado públicamente distintas alternativas para hacer frente a una situación que la Empresa Periodística La Nación viene arrastrando desde hace varios años. La primera pregunta que se hizo el Gobierno es si el Estado debe tener un diario. Si lo tiene, las alternativas son, primero, que sea bajo el marco actual; segundo, que sea un semanario, y tercero, que sea electrónico -ya tenemos el soporte electrónico en el diario La Nación-; pero de todas maneras queremos que sea un diario pluralista y sustentable.
La segunda pregunta es si se justifica ocupar recursos para financiar un diario que podrían utilizarse para fines sociales. ¿No es socialmente más rentable bajar las tarifas de la fuente que genera en este momento el subsidio?
Para el Gobierno, la conclusión es que este medio no puede seguir en la situación en que ha estado en los últimos años y, por ende, estamos trabajando en distintos escenarios para reformar la Empresa Periodística La Nación.
Por eso, agradecemos las distintas opiniones de las señoras diputadas y de los señores diputados.
Muchas gracias, señora Presidenta .
La señora SEPÚLVEDA , doña Alejandra ( Presidenta ).- Gracias, señora ministra.
En el tiempo del Comité de la Unión Demócrata Independiente, tiene la palabra el diputado señor Melero.
El señor MELERO.- Señora Presidenta , quiero comenzar por reconocer la importancia y necesidad de celebrar esta sesión.
La ministra señora Von Baer nos ha invitado a un debate elevado y ha hecho una intervención clarísima sobre el estado de la Empresa Periodística La Nación.
En lo personal, he tenido entrevistas con el Sindicato de Periodistas y he leído sus documentos.
Creo que es importante realizar un debate que recoja las distintas miradas que se tienen del diario La Nación en el tiempo y sobre lo que podría significar su término a futuro o continuidad en alguna de las formas señaladas.
Primero, quiero responder una pregunta que la señora ministra plantea: si el Estado debe tener o no un medio de comunicación de prensa escrita de las características del diario La Nación. Desde el punto de vista de lo que establece nuestro ordenamiento constitucional, es necesario analizar lo que ocurre en la materia.
El principio de subsidiariedad del Estado, tal como lo señala el artículo 19, número 21°, de la Constitución Política, otorga a todas las personas una doble garantía: una, el derecho a que el Estado y sus organismos no desarrollen actividades empresariales o participen en ellas, por regla general, sin una autorización específica; y segunda, el derecho a que el Estado participe o desarrolle dichas actividades, en la medida de sus facultades, cuando así lo exija el principio de subsidiariedad.
Al introducir la primera garantía se deja claramente establecido por el constituyente que quienes tienen preferencia constitucional para actuar en la vida económica y empresarial son los particulares. Y, por regla general, quien debe replegarse en la realización de estas actividades es el Estado, el que debe realizar sólo las actividades que le son connaturales, cumpliendo siempre con el deber constitucional del artículo 1°, cual es que está al servicio de la persona humana y su finalidad es promover el bien común, con pleno respeto a los derechos y garantías que la Constitución establece, lo que no se satisface con el dominio parcial que tiene del diario La Nación.
En efecto, para aplicar adecuadamente el principio constitucional del Estado empresario, se debe tener presente principalmente su rol subsidiario. Es decir, el Estado debe intervenir sólo cuando se trate de actividades, fines o bienes particulares claramente convenientes para el bien común en general, cuando los particulares no estén logrando en un nivel adecuado dichos fines o bienes particulares.
Por consiguiente, el Estado debe propender a que sean los particulares los que desarrollen estas actividades y debe retirarse y cesar su intervención en el momento mismo en que los particulares asumen las actividades en un nivel compatible y aceptable para el bien común general.
En el caso específico que hoy nos convoca, el de los medios de comunicación social, particularmente de la prensa escrita, no se alcanza, a mi juicio, a vislumbrar cómo se cumplirían estas exigencias que recién he mencionado en el caso de la participación estatal en el diario La Nación. En efecto, no es un misterio para ninguno de nosotros que en el mercado nacional son varios los medios de comunicación que cumplen con tales requisitos. En particular, en la prensa escrita existen privados que desarrollan esta actividad, tanto a nivel de diarios de circulación nacional, como los diarios El Mercurio, La Tercera, como también aquellos de circulación regional como El Rancagüino o El Día, de La Serena.
Por lo tanto, ninguna función subsidiaria del Estado se cumple con la participación estatal en el dominio y mantención de La Nación.
Ahora, desde el punto de vista de la autonomía y el pluralismo, qué duda cabe que ha habido ausencia de ambos en el diario La Nación en las últimas décadas.
Entre las garantías constitucionales que tienen por objeto colaborar en la dirección del bien común, podemos destacar la libertad de emitir opinión y la de informar, consagradas en el inciso primero del N° 12° del artículo 19 de nuestra Carta Fundamental.
Por ende, al Estado le cabe fomentar el acceso a la información por parte de la ciudadanía y la libertad de expresión en la sociedad.
En efecto, los diarios son instrumentos indispensables para el funcionamiento de la democracia representativa, mediante la cual los ciudadanos ejercen su derecho a recibir, difundir y buscar información, y la libertad de expresión juega un papel fundamental en el respeto a los derechos humanos. Pero el diario La Nación en nada aporta a esta función, pues ha confundido los intereses o fines del periódico con los del gobierno de turno, politizando gravemente un instrumento de comunicación.
Los fines eventualmente legítimos de estimular el pluralismo informativo -como han señalado acá algunos diputados, a quienes en veinte años nunca les escuché ni una crítica a la falta de pluralismo del diario que hoy nos ocupa- que pudo haber tenido La Nación se han visto gravemente distorsionados por la confusión con los fines del propio Estado o, mejor dicho, con los del gobierno que ejerce el poder.
Las últimas dos décadas son un claro ejemplo de que el diario no ha podido mantener su autonomía respecto de quien ejerce la representación de su dueño: el Estado, a través del gobierno de turno, y ha servido, qué duda cabe, para un fin instrumental y político, derivando así en una herramienta comunicacional y de propaganda gubernamental, no estatal -ésa es una diferencia fundamental-, más que en un legítimo medio de comunicación social, como algunos hoy lo han insinuado.
La evidencia empírica es devastadora a la hora de evaluar la forma en que los gobiernos de la Concertación utilizaron y manipularon ese diario en contra de los propósitos más nobles de la Nación, en contra del Parlamento en la acusación formulada a la ministra de Educación Yasna Provoste , con titulares injuriosos en el caso Spiniak, que afectó a senadores de la República , en contra de las candidaturas presidenciales.
No quiero mostrar más de las tantísimas portadas que tengo aquí del diario La Nación y no creo que algún periodista o alguna persona inteligente esté dispuesta a defender por un minuto la tesis de que ha habido pluralismo en La Nación.
Un diario de gobierno en nada aporta al pluralismo. Eso debemos entenderlo. Sería un error que hoy día nuestro Gobierno hiciera lo mismo que los gobiernos de la Concertación realizaron durante veinte años. Como miembro de este Gobierno, no lo permitiría; porque los medios de comunicación no están para esos fines.
Entonces, a mi juicio, el Gobierno de Chile debe otorgar las garantías necesarias en un Estado de derecho democrático como el que tenemos para que se mantenga el pluralismo político, tal como se encuentra consagrado en el inciso sexto del numeral 15° del artículo 19 de la Constitución Política.
No obstante, el diario La Nación no es un aporte al pluralismo político, ya que ha sido una mera herramienta comunicacional de quien detenta el Poder Ejecutivo . Es más, el diario no satisface ninguna necesidad de mantener el pluralismo político en los medios de comunicación social como salvaguarda de una eventual concentración en la propiedad de la industria de medios, como se ha señalado hoy día.
En efecto, el pluralismo se satisface considerando el conjunto de la industria medial que hay en el país, es decir, todos los medios de comunicación social -televisión, radios, prensa escrita, prensa electrónica- y no sólo la prensa escrita. En el Chile de hoy existe un amplio pluralismo político en sus medios de comunicación social, si consideramos dicho conjunto.
Veamos.
A las dos grandes cadenas de prensa escrita se unen siete canales de televisión abierta de cobertura nacional más otros regionales y locales, más de mil radios, un sinnúmero de diarios regionales, varias revistas; prensa electrónica, como El Mostrador, y de trinchera, como The Clinic.
Cabe mencionar que, a diferencia de otros medios de comunicación, como la televisión y la radio, que requieren actos administrativos de concesión para su operación por privados, la instalación y operación de un medio de prensa escrita -digámoslo con claridad- no requiere ninguna autorización administrativa especial, salvo las comunes a cualquier emprendimiento. De hecho, en las últimas décadas varios diarios, periódicos o revistas como La Época; el nefasto Plan B, The Clinic, El Metropolitano, Siete, La Hora y Publimetro, por mencionar algunos, son proyectos que han tenido distinta suerte hasta el día de hoy. Otra cosa muy diferente es que algunos de sus respectivos modelos de negocios hayan resultado ineficaces y condicionado su vigencia en el tiempo.
Digámoslo con claridad. En estas dos décadas la Concertación no ha diseñado ni formulado política alguna respecto de los medios de radiodifusión televisiva y la prensa escrita. Respecto del primero existe sólo un artículo en la Ley N° 19.733, sobre Libertades de Opinión e Información y Ejercicio del Periodismo respecto de la propiedad en la concesión de una frecuencia.
Ahí se exige que las personas jurídicas que tengan capital extranjero superior al 10 por ciento sólo podrán ser titulares de concesión en caso que acrediten que en su país de origen los nacionales tendrán los mismos derechos que disfrutan los solicitantes en nuestro país. Es el llamado principio de reciprocidad.
Hoy, el grupo español GLR Prisa, luego de la adquisición de la frecuencia del grupo Claxon concentra un altísimo número de radios, operación respecto de la cual la Concertación no ha dicho nada.
En cuanto al mercado de la televisión, durante los Gobiernos de la Concertación la Universidad de Chile, conservando la titularidad de la concesión, ha traspasado su explotación a distintos titulares, pidiendo en cada ocasión una alta suma de dinero para firmar los traspasos. Utilidad para la Universidad de Chile.
Los Gobiernos de la Concertación nuevamente no han dicho una sola palabra sobre el tema.
El último adquirente, Sebastián Piñera , lo fue gracias a la Universidad de Chile y a la coalición gobernante, por lo que las críticas de ese conglomerado son, desde luego, poco convincentes.
En conclusión, el diario La Nación no ha sido independiente ni autónomo ni mucho menos pluralista. ¡Y no vengan hoy día con discursos elevados llamando al pluralismo que ustedes van a propender hacer lo que en veinte años no realizaron!
La Nación no es un diario público en cuanto su aporte al pluralismo, porque no representa las distintas visiones de los distintos sectores sociales y políticos. Tampoco es público en su sentido más propio, puesto que es una sociedad comercial con mera participación estatal, subsidiada por otro diario, porque es incapaz de sostenerse por sí sola, y cumple los fines que se da a sí misma.
En suma, no existe, a nuestro juicio, ninguna causa constitucional o legal que obligue hoy al Estado de Chile a crear, financiar o mantener un diario de circulación nacional.
Por tanto, es lógico buscar alguna forma de desprenderse del diario La Nación. Mantener la propiedad en este medio de comunicación no satisface ninguno de los fines del Estado, no los ha satisfecho en los últimos veinte años ni tengo por qué pensar que lo va a hacer en el futuro. Estos ya se encuentran definidos y determinados en la propia Carta Fundamental.
He dicho.
La señora SEPÚLVEDA , doña Alejandra ( Presidenta ).- Tiene la palabra el diputado señor Carmona.
El señor CARMONA.- Señora Presidenta , hablo desde la convicción del significado que tienen para el desarrollo de la cultura y la conciencia de los pueblos los medios de comunicación; hablo desde la identidad de Luis Emilio Recabarren , quien hace 98 años fundara en la ciudad de Iquique no sólo un partido de los trabajadores, sino también sus medios de comunicación.
Desde esa mirada, manifiesto mi absoluta preocupación por el tránsito que lleva una determinación de enajenar el diario La Nación.
Se ha dicho aquí que el Estado debe funcionar desde la perspectiva de la subsidiariedad. ¿Cómo se puede subsidiar la necesidad que tiene de información la representación de corrientes de opinión que existen en la sociedad chilena, si no están vinculadas al capital que es capaz de sostener un medio de comunicación? Hablo de quien tiene una identidad y una cercanía con un medio de comunicación que, a pesar de la adversidad económica, sigue existiendo. Me refiero al semanario El Siglo.
Desde esa perspectiva, a propósito de titulares y de cómo se pueden cubrir las necesidades de la sociedad, ¿cuál fue el rol que cumplió la prensa privada para dar cuenta de las atrocidades cometidas durante 17 años contra los derechos humanos? ¿Cuáles fueron los titulares de diarios? Señalaban, por ejemplo: “se mataron como ratas entre ellos”. ¿Eso es objetividad que resuelve las necesidades de la sociedad chilena desde el punto de vista de contar con la representación de todas las corrientes de opinión a través de los medios de comunicación?
Hace falta una mirada más larga y no transformar todo en un nicho de mercado y en un negocio. ¿Que va a pasar con la empresa?
Desde esa perspectiva, creemos que hay que escuchar más el alcance y la mirada larga de los trabajadores vinculados a esta empresa para tomar nota de qué cosas están en juego en un momento como éste.
Enajenar la empresa periodística significa dejar en manos privadas el proceso de impresión del Diario Oficial y esto, ni más ni menos, significa que en una coyuntura crítica aquel privado, quizás, tendrá la posibilidad de acceder a información privilegiada respecto de publicaciones importantes. En coyunturas críticas puede surgir la necesidad de hacer impresos reservados relacionados con la seguridad nacional y también van a estar en manos privadas.
Ese medio ha sido útil a la sociedad en todo su desarrollo y cumplirá cien años en 2017, para cuya fecha esperamos que aquello que un ilustre ciudadano como Eliodoro Yáñez llevara adelante, este Hemiciclo celebre el centenario del nacimiento del diario La Nación, en aras de la democracia y de la libertad de expresión.
He dicho.
La señora SEPÚLVEDA , doña Alejandra ( Presidenta ).- Tiene la palabra el diputado don Fuad Chahín.
El señor CHAHÍN.- Señora Presidenta , el diputado Melero argumenta muy bien en base a la Constitución para plantear el principio de la subsidiariedad del Estado y el límite al Estado empresarial, pero se olvida del numeral 12° del artículo 19 de la Constitución Política, que garantiza el derecho a la libertad de expresión. Planteo esto, fundamentalmente, porque también hizo alusión a un diario electrónico, El Mostrador, y resulta que fue su Partido el que hizo que el Gobierno dejara sin efecto el nombramiento de Myrko Makary en La Nación.
Por lo tanto, cuando argumentamos con las disposiciones de la Carta Fundamental, también tenemos que considerar aquellos principios garantizados constitucionalmen-te como la libertad de expresión que, además, en el inciso segundo restringe al Estado para tener monopolio sobre los medios de comunicación social, lo que nos parece muy bien y que nadie ha planteado acá, pero que, sin duda, no impide que el Estado tenga un rol en una actividad tan importante como la que cumplen los medios de comunicación.
Acá no sólo hablamos del derecho a la libertad de expresión que se encuentra amenazado, a la estabilidad laboral y a la incertidumbre de los trabajadores de La Nación. Aquí estamos planteando una discusión mucho más profunda y que tiene que ver con la calidad de la democracia y el desarrollo humano que queremos para nuestro país.
En 2004, el informe titulado “El poder para qué y para quiénes”, del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, nos señalaba que una de las principales amenazas para el desarrollo humano en Chile es la insuficiente disposición del poder social y una desigual distribución del poder personal. El desarrollo humano exige más poder para cada uno, pero también para la sociedad en su conjunto.
¿Y quiénes en ese estudio eran considerados por los chilenos los más poderosos, medidos según el grado de influencia que tienen en Chile? En primer lugar, los medios de comunicación social; en segundo lugar, los ministerios del área económica; en tercer lugar, los grandes grupos económicos.
En este ranking de poder, sólo para ilustrar, la Cámara de Diputados aparece en el lugar número 15; en los lugares 30, 31 y 32, los colegios profesionales, la ONG y fundaciones y los sindicatos, respectivamente.
Quiere decir, entonces, que la discusión sobre la necesidad de contar con una pluralidad de medios de comunicación en atención al tremendo poder que tienen en nuestra sociedad y a la capacidad de influir no es baladí. Tenemos que ver, entonces, cómo generamos las condiciones para revertir esta desigual distribución del poder que, sin duda, también significa una réplica de la desigual distribución de la riqueza.
¿Cuál es el gran desafío, entonces? La creación de poder social. No hay duda de que nuestra democracia muestra falencias históricas. No podemos dejar de insistir en las reformas pendientes, pero también tenemos que enfrentar los nuevos desafíos, por ejemplo, fortalecer la sociedad civil; también los vínculos entre la gestión política parlamentaria y la ciudadanía y mejorar el déficit de valoración y aprobación ciudadana de la calidad de la democracia. Necesitamos más democracia, no menos. Para ello, los medios de comunicación tienen un papel central: los mensajes que reproducen y que entregan a través de los medios de comunicación son fundamentales para el debate democrático. Hoy los medios cumplen diversos roles. Uno de ellos es el vínculo entre quienes delegan el poder, los ciudadanos, y quienes lo ejercemos. Los medios constituyen, entonces, una necesidad para una democracia sólida.
Para una mejor calidad de la democracia, también deben existir medios que tengan por objeto el interés público, no sólo aquellos que en su línea editorial se dejen llevar por los criterios de mercado o por la opinión de los avisadores más importantes.
Por eso, necesitamos medios que sean capaces de movilizar una diversidad de opiniones y fomentar la reflexión en nuestra sociedad; que le den espacios a la sociedad civil, papel que sin duda ha cumplido el diario La Nación, y ha generado un espacio de debate al recoger la opinión de los grupos generalmente ignorados por los medios de comunicación tradicionales.
¿Podemos tener una diversidad de medios de comunicación cuando dos cadenas representan el 92 por ciento de la prensa escrita? No. Y eso, sin duda, afecta la calidad de nuestra democracia.
Además, quiero destacar aquí el pluralismo del diario La Nación en temas tan importantes como uno que es habitual en la región que represento. Los medios de comunicación que se dejan llevar por los criterios de mercado tratan el tema indígena con un sesgo racista y discriminatorio, lo que no ocurre hoy en el diario La Nación. Por eso, nos preocupa que hoy se pueda ver afectado.
También quiero recordar que una Comisión Especial sobre la Libertad de Expresión de la Cámara se abocó a diagnosticar el mercado de los medios, y señaló que no se ejercía con eficacia debido a la concentración del mercado, de la que hemos hablado.
En definitiva, la mantención de un diario de carácter estatal, como lo explicó ya el presidente de la Democracia Cristiana , el diputado Juan Carlos Latorre , tiene justificación, es necesario e indispensable, en especial, atendidas las circunstancias en que se desarrolla el mercado de la prensa escrita en Chile. Sin duda, en la actualidad, la situación jurídica de la propiedad no corresponde a un Estado transparente y moderno. Por eso, es necesario crear un nuevo estatuto jurídico para el diario La Nación, una ley orgánica constitucional moderna, plural, equivalente a la que rige para Televisión Nacional hace ya más de 15 años.
Queremos un diario estatal pleno, sin la concurrencia de la propiedad privada. No es suficiente referirnos a la historia de Eliodoro Yáñez para justificar los términos de aquello. Hoy, necesitamos que se legisle, pero en pro de un diario ciento por ciento estatal que dé garantías de autonomía y pluralidad para superar la calidad y la diversidad de nuestros medios de comunicación y profundizar también el mejoramiento de la calidad de nuestra democracia.
He dicho.
-Aplausos en las tribunas.
La señora SEPÚLVEDA , doña Alejandra ( Presidenta ).- Tiene la palabra, hasta por siete minutos, al diputado señor Alejandro Santana.
El señor SANTANA.- Señora Presidenta , en relación con el tema por el cual ha sido citada esta sesión especial, “analizar los efectos de una posible enajenación del diario La Nación”, hay que preguntarse por qué dicho medio de prensa ha tenido pérdidas permanentes por casi 3 mil millones de pesos durante muchos años, por qué tiene una participación de sólo 2 por ciento y si el Estado chileno debe vender los derechos que posee en dicho diario y que alcanzan a cerca del 70 por ciento de su capital.
Queda claro que para responder lo último es obligatorio que este Gobierno aplique una reingeniería en su gestión y en su pluralismo y que se autofinancie, es decir, que innove en su desarrollo; en caso contrario, la venta de su participación adquiere mucha fuerza.
Al tenor de la actual estructura jurídica de este medio de comunicación, aplica que no es un medio ciento por ciento estatal, razón por la cual tiene dos miradas: una, se trata de una empresa estatal, con participación de privados, aunque ésta sea minoritaria, y la otra, es una empresa privada, con minoría de derechos sociales, con participación societaria estatal mayoritaria.
Este especial sistema de integración social hace que no pueda sostenerse en forma categórica que se trata de un medio oficial de gobierno; pero sí puede afirmarse que se utilizó para fines políticos sesgados por la administración de los gobiernos de la Concertación, olvidando el concepto básico de cualquier medio pluralista que aporta a la sociedad.
La Nación genera sus ingresos, fundamentalmente, por el avisaje estatal que, hasta ahora y durante los gobiernos concertacionistas, en la práctica, ha sido obligatorio. Éste es un punto que no hay que perder de vista.
La justificación que se esgrime para legitimar la presencia del Estado en la propiedad del diario La Nación tiene que ver con la concentración de los medios. Durante los últimos veinte años, la Concertación repitió hasta la saciedad este argumento. Según ella, su única posibilidad de equilibrio informativo estaba dada por mantener casi un 70 por ciento de su propiedad. Sin embargo, a mi juicio, este argumento puede compararse con aquella metáfora de que el árbol tiene tantos adornos, que las ramas no dejan ver el bosque.
Lo fundamental no es concentrarse en la propiedad de los medios de comunicación y echar por tierra, a priori, las líneas editoriales que los editores, los jefes de crónicas, los directores y los miembros de los directorios de cada empresa periodística definan. Lo que hay que evaluar, más bien, es el tratamiento periodístico de la información y si resultan creíbles los contenidos y si se traducen en ingresos suficientes por el avisaje de los privados y por la cantidad de diarios vendidos, lo que habría evitado las pérdidas permanentes durante tantos años y la participación poco competitiva en el mercado, como ocurre con La Nación.
Hasta ahora, es evidente que la credibilidad de este medio genera enormes signos de interrogación. Es evidente que el diario no genera grandes recursos por venta directa o avisaje publicitario, lo que es consecuencia del tratamiento periodístico de aquellos contenidos que circulan por sus páginas.
Quienes hablan de objetividad no entienden mucho de periodismo, pues ésta no existe en esta actividad. Lo que hay que exigir son iguales espacios de interpretación. A pesar de todas las críticas, otros medios de comunicación sí garantizan densidad informativa, con presencia de diversos columnistas de opinión, con tratamiento de la información y con una cobertura de prensa que da cabida a voces, tanto de Gobierno como de Oposición. Por eso, sorprende que haya quienes critiquen a otros medios, sin decir que, en los últimos veinte años, una solicitud de entrevista de alguien ajeno a la Concertación no tenía cabida en La Nación.
¿Por qué hoy se está revisando la posibilidad de vender o mejorar la gestión del diario La Nación? Precisamente, porque no es un medio de comunicación con diversidad informativa y porque no ha permitido voces distintas de las oficiales durante las administraciones de los últimos veinte años. En definitiva, sus contenidos no han sido creíbles y el tratamiento periodístico de su información ha sido sesgado.
Por lo tanto, quiero solicitarle al Gobierno que innove, reformule y genere autofinanciamiento, pluralismo y utilidad social. En caso contrario, que evalúe seriamente la posibilidad de vender.
He dicho.
-Manifestaciones en las tribunas.
La señora SEPÚLVEDA , doña Alejandra ( Presidenta ).- Ruego a los asistentes a las tribunas guardar silencio.
Tiene la palabra el diputado señor Fernando Meza.
El señor MEZA.- Señora Presidenta , después de escuchar algunas intervenciones, da la impresión de que la Alianza aún se encuentra en la Oposición porque, al parecer, le tiene temor a un periódico que hoy no está en manos, precisamente, de la Concertación de Partidos por la Democracia.
(Aplausos en las tribunas).
Los diputados del Partido Radical queremos expresar, una vez más, nuestro pensamiento. No es sólo la fraternidad la que nos une, sino también la libertad de pensamiento y la tolerancia con aquellos que piensan distinto.
Lo decimos con todas sus letras: mientras que en Chile exista el duopolio que dirige el pensamiento y la opinión pública en todos sus niveles, no sólo en la prensa, sino también en la televisión, no puede haber libertad de expresión. Desde luego, si fructifica el deseo del Gobierno de vender el periódico La Nación este duopolio se verá acrecentado, porque no me cabe duda alguna sobre quiénes van a ser los compradores directos, transparentes u ocultos, eventualmente, de dicho diario. Al final, va a quedar en las mismas manos que hoy dirigen el pensamiento y la opinión pública de nuestro país. De manera que no hay que confundir la libertad de prensa con la libertad de expresión porque, a fin de cuentas, lo que hay en Chile es libertad de empresa.
Tampoco me cabe duda alguna de que se puede repetir el fenómeno que hoy se vive en muchos ministerios y reparticiones públicas. Tal vez, va a hacer falta implementar una nueva ley de exonerados, porque es posible que, si se concreta la venta de este diario, muchos de sus trabajadores quedarán cesantes, porque los radicales tampoco dudamos sobre la nueva forma de gobernar en estos temas. Nuestro propósito es, precisamente, defender a los trabajadores del diario La Nación y la libertad de expresión.
Es cierto que se han cometido errores y que este diario no es lo que todos quisiéramos. En pro de la libertad de expresión y de prensa, es el momento de rectificar y de materializar una legislación que impida la concentración de los medios de comunicación y que cree incentivos -hoy deberían
existir- para el surgimiento de medios de comunicación que garanticen la pluralidad que todos decimos defender.
El Presidente Piñera planteó, al fragor de la contienda electoral, la eliminación de este diario o la creación de uno nuevo. Nosotros creemos que en Chile no es necesario crear otro diario. La función pública está dada por el objetivo de su línea editorial y la creación de una estructura plural que la garantice, a través de una administración ejercida por profesionales competentes.
Sólo hace falta la voluntad para llevar a cabo esta reestructuración, de manera que cumpla cabalmente su función.
¿Cómo se puede lograr ese objetivo?
Son muchas las propuestas. Por ejemplo, un cambio de marca, una mejor orientación de dirección del diario, en fin; pero sobre todo, garantizar la diversidad, el pluralismo, la transparencia, la independencia y la autonomía del periódico.
Finalmente, no hay que olvidar las palabras del filósofo irlandés del siglo XVIII, Edmund Burke , quien señala que para que triunfe el mal, sólo es necesario que los buenos no hagan nada.
Los radicales nos oponemos a la venta del diario La Nación.
He dicho.
-Aplausos.
La señora SEPÚLVEDA , doña Alejandra ( Presidenta ).- Tiene la palabra la diputada señora Karla Rubilar.
La señora RUBILAR (doña Karla).- Señora Presidenta , en primer lugar, agradezco al Gobierno que se haya dado el tiempo para generar este debate y que nos transmita con claridad que se están barajando distintas opciones. Cuando se toma una decisión deben considerarse los distintos escenarios y posibilidades que se presentan. Y el Gobierno tiene claro que el diario La Nación no puede seguir tal como está.
Luego de escuchar las intervenciones de los diputados de la Concertación y también los aplausos de los asistentes a las tribunas, me pregunto qué habría pasado durante los gobiernos de la Concertación si se hubiesen realizado las modificaciones a La Nación que hoy son causa de sus intervenciones en la Sala.
Si en ese período La Nación hubiese generado un directorio autónomo, similar al de TVN, tal como hemos escuchado algunas premisas, si se autofinanciara o, al menos, se acercara al autofinanciamiento; si hubiese mostrado pluralismo o si, lamentablemente, no hubiéramos vivido la experiencia pasada, ¿estaríamos debatiendo este tema?
Me reuní con varios periodistas dirigentes de La Nación, y me quedó claro que ellos saben que el Gobierno recibe un diario con baja circulación; por lo tanto, no cumple el objetivo para el cual fue creado, con pérdidas sostenidas en el tiempo. Un diario que, sin ánimo de ofender a nadie, hay que decir la verdad, tuvo un carácter panfletario y lamentablemente, de trinchera. Eso es innegable.
Lamento que no seamos capaces de reconocer la realidad, porque no es posible generar ninguna cura cuando no se tiene claro el diagnóstico.
El tema que hoy está en cuestión es si esos momentos oscuros del diario son suficiente razón para cerrarlo. Es cierto que va a tener un centenario.
La pregunta de si el Estado debe tener un diario sería de fácil respuesta si no lo tuviera, pero existe. Por eso, la decisión que debe adoptarse es sumamente compleja, porque tiene trabajadores, periodistas y una estructura que deben considerarse al momento de tomar decisiones.
Un detalle no menor, más bien trascendental, son las pérdidas de tres mil millones, de las cuales mil van a manos de privados. En un país como el nuestro, con deficiencias sociales tan importantes, sin duda este tema tienen que considerarse.
Ahora, se agradece que podamos debatir acerca de por qué el diario debería continuar: por la democracia y libertad de expresión, el pluralismo, el derecho a la información, la misma alta concentración de la que se ha hablado y la necesidad de un diario público.
Ese diario público, no del Gobierno, si se toma la decisión de mantenerlo, ¿cómo va a ser? ¿De qué forma va a funcionar? ¿Se avanzará a un diario electrónico? ¿Podremos tal vez tener una especie de revista más vendible, como en su momento fue Triunfo, que todos iban a requerir y que generaba utilidades? ¿Podremos replantearnos avanzar lo más posible hacia la autonomía del diario, a fin de que el subsidio sea lo menor posible, pero que permita, tal vez, cubrir noticias que efectivamente no se cubran en otros medios por conflictos de intereses?
El debate está abierto, pero, les guste o no, si está abierto es gracias a este Gobierno, porque durante los veinte años de gobierno de la Concertación se permitió un equipo de periodistas y editores sometido a lo más lejos que hemos conocido de independencia periodística.
He dicho.
-Aplausos.
La señora SEPÚLVEDA , doña Alejandra ( Presidenta ).- Tiene la palabra la diputada señora Ximena Vidal.
La señora VIDAL (doña Ximena).- Señora Presidenta , no había pensado intervenir, pero la discusión se ha puesto muy interesante, no sólo por el punto específico del cierre de La Nación, sino porque más allá de ese tema, hemos llegado a un punto de quiebre entre las ideas que representan a la Derecha y las ideas democráticas, socialistas y comunistas sobre el rol del Estado.
Por los mismos artículos de la Constitución Política de la República mencionados por el diputado Patricio Melero , rechazamos la idea de que el Estado no cuente con un medio de comunicación, puesto que es su deber preocuparse por una información libre y equitativa para la ciudadanía, para todos.
Cuando nos referimos al pluralismo, no debemos reírnos, porque es una obligación consagrada en la Constitución, independiente de las equivocaciones o errores de los gobiernos de turno, porque estamos hablando del rol del Estado.
Cuando la información depende del buen negocio, del autofinanciamiento, de la economía de libre mercado, no hay libertad de expresión; hay libertad económica.
Entonces, no podemos confundir los roles. En la medida en que es un buen negocio, los medios entregan pluralismo periodístico en nuestro país, según lo señalado por el diputado Melero .
Pues bien, no queremos ese pluralismo, no es el que buscamos. El pluralismo no puede estar basado en los buenos negocios y en las buenas utilidades.
Aquí hay dos temas distintos. Ojalá los medios de comunicación constituyeran un buen negocio y cumplieran efectivamente con el rol informativo que la ciudadanía demanda.
Con la intervención del diputado Patricio Melero queda clara la diferencia de visiones políticas respecto de los medios de comunicación.
La búsqueda del equilibrio informativo es una exigencia para cualquier gobierno que quiere hacer Estado, un Estado que cuide la memoria, que cuide la historia; una relación responsable de los hechos, una relación directa con los ciudadanos y ciudadanas, que garantice los relatos diversos de todos los pensamientos e ideas que existen en nuestro país.
Queremos un Estado que juegue un rol moderno y que garantice los derechos ciudadanos: económicos, sociales y culturales. Eso es lo que se está viendo hoy en el mundo al que queremos igualar. Por eso somos un país emergente, porque nos falta mucho por avanzar en éste y en muchos otros aspectos, como en el tema valórico, en el que estamos dando la nota roja en la región y en el mundo.
En ese sentido se plantea el desafío que tenemos por delante, el derecho a la información. Ése es el tema que nos preocupa.
Para equilibrar la oferta y la demanda en los términos economicistas que les gusta utilizar a mis colegas de las bancadas de la Derecha, muchas veces hay que intervenir para darle aplicación efectiva y eficaz a esa máxima.
He dicho.
La señora SEPÚLVEDA , doña Alejandra ( Presidenta ).- Tiene la palabra el diputado Marcelo Díaz.
El señor DÍAZ.- Señora Presidenta , a mi entender el centro del debate está en la misión del diario La Nación, cual es garantizar la opinión libre, ciudadana, ecuánime y equilibrada en su línea editorial de los sesgos de grupos o personas económicas, cuyo servicio en pro de la diversificación y masificación de la información, de la difusión de las ideas y proyectos editoriales, etcétera, etcétera.
Con esto quiero decir que cuando hablamos de su enajenación, debemos referirnos a la libertad de expresión y a la libre circulación de las ideas.
El efecto que tendría la enajenación del diario La Nación en un mercado altamente concentrado, a mi juicio, sería de alto impacto en el pluralismo de nuestro sistema de medios de comunicación, en particular de la prensa escrita.
Algunos han planteado el tema de la racionalidad económica, es decir, el diario tiene limitado tiraje y se vende poco. Al respecto, la Comisión Investigadora sobre el Avisaje del Estado, por la unanimidad de todas las bancadas representadas en la Cámara concluyó que en Chile no existe un mecanismo que garantice la pluralidad de los medios de comunicación por esta vía.
Constatamos que el avisaje del Estado es altamente concentrado, sesgado y privilegia a algunos medios por razones políticas, de afinidad ideológica, versus razones de Estado.
En ese contexto, es muy difícil la subsistencia de un medio de comunicación independiente, que no obedece a ese sesgo ideológico del avisaje, sobre todo si pertenece al mundo privado.
Con mucha franqueza, deseo expresar que no le asigno a un medio de comunicación del Estado, en especial de la prensa escrita, la obligación de autofinanciarse. Por eso, es indispensable que mantenga su actual estructura societal. De esa manera no significaría gasto; sería una inversión del Estado para que haya un medio de comunicación de prensa escrita que permita el pluralismo.
El diputado Melero dio varios ejemplos de lo que señaló como mala prensa. Como contrapartida, citaré algunas materias abordadas por el diario La Nación: “La cruzada por un salario justo” -es su contribución a una causa que todos compartimos-, la causa de los derechos humanos, ignorada durante mucho tiempo por otros medios de comunicación; …
(Aplausos)
… la investigación del tráfico de sangre en clínicas privadas, el mercado eléctrico, las causas medioambientales, la Hacienda Rupanco , Hidroaysén, entre otras.
Son causas ocultas, invisibles, hasta que este medio, con tesón, logró instalarlas y convertirlas en objeto de debate. Es decir, visibilizó fenómenos, problemas y realidades de la sociedad chilena.
De ahí que el rol de esta empresa periodística no puede desaparecer, porque eso es pluralidad, tiene que ver con la diversidad y con la libertad de expresión.
También tiene relación, como lo expresaba Carlos Peña en el artículo titulado Salvar a La Nación, con la calidad de nuestro sistema democrático. Porque en Chile tenemos sólo dos grupos de medios de comunicación de prensa escrita, que son primos hermanos, hablando ideológicamente.
Eso está muy bien, es legítimo, pero la sociedad debe contar con otras tribunas y ventanas para lograr una mirada completa de lo que es el país. En ese aspecto, La Nación es un aporte.
No tengo problema en hacer un mea culpa acerca de si hicimos o no hicimos la tarea de convertir al diario, en los últimos años, en un medio que no se asemejara a lo que hizo la dictadura con él, que lo transformó en un pasquín de propaganda del régimen.
Es posible que esa tarea esté pendiente, pero ello no significa concluir que el Estado de Chile debe deshacerse de un instrumento que le permite ayudar a garantizar el pluralismo en los medios de comunicación, la libre circulación de las ideas y la libertad de expresión.
Por eso, pienso que hay que hacerse cargo del diagnóstico que entregó la ministra Ena von Baer. Pero a partir de ello, ir hacia adelante, no cercenar la posibilidad de que el Estado cuente con un medio de comunicación que ayude a garantizar y a cautelar el pluralismo y, por esa vía, contribuir a tener una mejor democracia, responsabilidad de cualquier gobierno, del signo que sea.
Debatamos sobre qué tipo de medio de comunicación queremos. Aprovechemos, pues contamos con uno. Démosle un directorio pluralista e independiente. Algunos sugieren algunas soluciones desde la lógica del mercado, como insinuó Carlos Peña en su blog publicado en El Mercurio el 9 de mayo.
Los sindicatos de los trabajadores del diario La Nación y sus empresas, que se encuentran representados en las tribunas, también han formulado propuestas muy interesantes, dignas de ser consideradas y escuchadas. A lo mejor, el camino es armar una mesa de trabajo, en torno de la cual estén sentados todos quienes puedan contribuir para que Chile tenga un buen diario público estatal. No queremos un periódico de trinchera, sino uno que permita que la diversidad y la pluralidad del país se vean reflejadas en un medio de prensa escrito, como no existe hoy, similar a como es Televisión Nacional de Chile. Si tenemos un canal de televisión público, también parece razonable tener un medio de prensa escrito de carácter público.
Éste no es un debate jurídico, pero es importante dejar asentado que, a juicio de la bancada del Partido Socialista, cualquier decisión de enajenación no es privativa del Ejecutivo , sino que debe pasar por una ley.
Si el Gobierno toma esa determinación, que sería lamentable y que no compartimos, también debe tomar conciencia –repito- de que debe canalizarse por medio de ley, a fin de que se debata en el Congreso Nacional.
Esa decisión no sólo tiene que ver con la libertad de expresión, la libre circulación de ideas y la existencia de un medio pluralista, sino también con hombres y mujeres, de carne y hueso, que trabajan en esa empresa y sus relacionadas, a quienes vamos a defender. Trataremos de garantizar la estabilidad laboral de todos esos trabajadores que han vivido, viven, trabajan y construyen el diario La Nación, la imprenta Puerto Madero y el Diario Oficial.
He dicho.
-Aplausos.
La señora SEPÚLVEDA , doña Alejandra ( Presidenta ).- Tiene la palabra el diputado señor Ramón Farías.
El señor FARÍAS.- Señora Presidenta , si me dicen que pluralismo es concentrar el 98 por ciento de los medios de comunicación en un sector y dejar el 2 por ciento restante a La Nación -afirmación del diputado Melero -, en verdad, no sé en qué mundo estamos viviendo. En efecto, la inmensa mayoría los medios de comunicación escritos está en manos de dos cadenas, ¿Es eso pluralismo? ¿Eso es apertura? ¿Representa eso la posibilidad de que la gente común y corriente pueda expresarse? Ciertamente, no.
Es evidente que con la Derecha estamos hablando de dos temas distintos, porque el bien público lo vemos de manera diferente.
Cuando decimos que un medio de comunicación, como La Nación, debiera ser un bien público, estamos sosteniendo que no importa que no gane plata, porque el Estado debería subvencionarlo. ¡En la vida no todo es plata! Señora Presidenta , por su intermedio, se lo digo a la señora ministra y al señor ministro , al Gobierno y al señor Piñera , quien, por cierto, tiene muchísima plata: no todo es plata en la vida; también es necesario ver cómo mejoramos la calidad de la educación y de vida de las personas. Eso se logra educando a través de los medios de comunicación.
Tenemos la experiencia de Televisión Nacional de Chile, con un directorio plural. Hemos tenido diferencias y peleado con ese canal. Muchas veces no nos gustó como se manejó en el pasado, con la decisión de poner tantos segundos para cada sector. Era una cosa muy “cuadrada” y poco informativa; pero se trata de un medio plural al que todos tenemos acceso. Por ello, anuncio que vamos a seguir luchando para abrir los medios de comunicación a toda la ciudadanía.
Si se trata de empatar -algo dijo el colega Díaz en su alocución-, la utilización del diario por el dictador fue nefasta. Pero no buscamos exactamente eso, sino empatar con una mirada moderna, similar a la que tiene el resto del mundo sobre las comunicaciones, basada en el hecho de que el Estado también posea medios, como radio, televisión, prensa e internet.
Deseamos que el Estado interprete a las personas a través de los medios de comunicación. Y eso lo podemos lograr sólo cuando el Estado tenga manejo sobre los medios. Al mismo tiempo, su conformación y funcionamiento debe llevarse a cabo en forma pluralista, pero sin vender, porque si lo hacemos, simplemente desaparecerá el diario La Nación, o bien lo comprará alguno de los dos grandes consorcios. ¡Lo doy por firmado! Si lo compra uno de los dos grandes consorcios, el ciento por ciento de los medios de comunicación escrito del país quedará en manos de alguna de las dos grandes cadenas, y con ello se acabará el pluralismo.
Ahora bien, el diputado Melero señaló que había otros medios y que con eso se lograba la pluralidad. Estamos hablando de The Clinic, El Mostrador, Radio Cooperativa y un par de radios más. Es decir, existen otros dos, tres, cuatro o cinco medios contra un 98 por ciento de concentración en manos de dos grandes cadenas. La alta concentración no sólo se verifica en medios escritos, sino también en radiales.
El mensaje que queremos dar al país y a los trabajadores del diario La Nación es que no estamos de acuerdo en vender ese medio, sino en reformularlo; queremos que exista un directorio que sea pluralista, al estilo de lo que se ha hecho con Televisión Nacional, a fin de que se convierta en un medio competitivo, en el que el Estado no sólo ponga recursos, sino también los avisos económicos y publicitarios que hoy se publican, por ejemplo, en El Mercurio o en La Tercera. Si los publica La Nación se obliga, tanto a las grandes empresas como a las personas, a comprar el diario, con todo lo que ello involucra. Es una medida que también podría tomarse en cuenta para que todos ayudemos a financiarlo, pero en ningún caso y por ningún motivo venderlo.
Insisto, el Estado no está para hacer plata, sino para hacer el bien público y lograr, a través de los medios de comunicación o de proyectos y programas sociales, una rentabilidad no económica, sino social. De lo contrario, vendamos el Estado, tengamos un gerente general y gerentes en cada una de las áreas de trabajo en que se desempeñan los ministros. Así, convertiríamos al Estado en un gran negocio, en lugar de un gran ente que vele por el bien de las personas.
Por eso, pedimos esta sesión, para aclarar y esperar las respuestas del Gobierno en relación con una materia a la que nos oponemos: la venta del diario La Nación.
He dicho.
La señora SEPÚLVEDA , doña Alejandra ( Presidenta ).- En el tiempo de la UDI, tiene la palabra el diputado señor Felipe Ward.
El señor WARD.- Señora Presidenta , brevemente, quiero complementar la intervención del diputado señor Melero , en el sentido de que comparto totalmente las apreciaciones que ha vertido en su intervención, por cuanto ha sido muy claro y nítido al dar a conocer las razones por las cuales es necesario prescindir de la propiedad estatal de un medio de prensa escrito. Por lo tanto, no me voy a referir nuevamente a aquello, porque creo que esa argumentación ha quedado plasmada de manera brillante y sólida.
No obstante ello, debemos comprender que la decisión final la debe tomar el Gobierno que ha elegido la gente. Obviamente, en caso de que no se tome la opción de poner término a un modelo que no ha funcionado en el pasado, corresponde dar algunos argumentos que tienen que ver con una segunda posibilidad, que podríamos llamar “un segundo mejor óptimo”, que básicamente se refiere a avanzar en un modelo similar al que hoy tiene TVN.
En ese sentido, creo que se deben cumplir con los mismos principios que regulan Televisión Nacional. La ley N° 19.132, de 1992, establece, en primer lugar, la igualdad de trato, sometiendo a las mismas regulaciones por las que se rigen los actores privados de televisión, cuestión que no ocurre en el diario La Nación y el Diario Oficial. El primero no es una empresa del Estado, no está sometido a control alguno y no hay normas que regulen su funcionamiento. De hecho, tiene un trato privilegiado, si lo comparamos con particulares, porque, además, cuenta con un importante aporte del Diario Oficial.
En segundo lugar, debe existir neutralidad de contenidos. En el caso de TVN, no se puede exigir que cumpla directrices de programación más allá del correcto funcionamiento a que están obligadas todas las concesionarias de televisión, principio que debiese cumplir el diario La Nación, que es una exigencia mínima en el marco de la normativa constitucional como internacional, dada principalmente por recomendaciones de órganos como la OEA.
En tercer lugar, existe autonomía del financiamiento, prohibiéndose, en el caso de TVN, a comprometer el crédito público y recibir cualquier tipo de financiamiento del Estado o de sus organismos, salvo en los casos en que también fuera posible para el sector privado. Todo ello fue concebido para evitar la intervención política del gobierno de turno y la consiguiente instrumentalización de una empresa del Estado. El mismo principio debiese aplicarse también al diario La Nación.
No hablamos únicamente de teoría, pues este principio se ha quebrado en el pasado y nosotros, como parlamentarios, tenemos el deber de resguardar que éste no se quebrante en el futuro.
He dicho.
La señora SEPÚLVEDA , doña Alejandra ( Presidenta ).- Tiene la palabra el diputado señor Schilling.
El señor SCHILLING.- Señora Presidenta , a propósito del tema de los feriados discutido esta mañana con ocasión de la celebración del Bicentenario, creo que si de verdad el Gobierno está empeñado en darle el realce que se merece, algo que debemos tratar de preservar es la historia, en este caso, la asociada al diario La Nación, creado por Eliodoro Yáñez a principios del siglo XX.
Sin embargo, pareciera que los intentos o declaraciones de aprecio por la historia y el Bicentenario, son simplemente palabras huecas, porque, en los hechos, vemos cómo esto es defraudado una y otra vez.
La Nación, Televisión Nacional y Radio Nacional jugaron un papel deleznable en la época de la dictadura de Pinochet. Esos sí que eran panfletos. Sin embargo, cuando volvió la democracia no hubo caza de brujas ni en La Nación, ni en Televisión Nacional, ni en Radio Nacional. No hay registro de noticia alguna que dé cuenta de persecución a esos medios o a sus funcionarios. En democracia, en cambio, estos medios han jugado un papel de equilibrio en la producción de la información pública y de interés nacional. Puede que se hayan cometido excesos, como algunos alegan acá. Por lo menos, no ha quedado demostrado fehacientemente en los tribunales o en alguna otra instancia de que así haya sido.
Si el Gobierno quiere cambiar el tono de La Nación tiene otras palancas para hacerlo. De partida, es el socio mayoritario, en consecuencia, podría influir decisivamente en su línea editorial o informativa. Sin embargo, por razones estrictamente ideológicas y, tal vez, de revanchismo, opta por el camino de la enajenación, o por lo menos así se anuncia.
Ahora bien, la venta tampoco está exenta de problemas, porque hay una controversia jurídica respecto de si para lograr este objetivo sólo basta con la decisión del propietario para vender las acciones que posee, caso en el cual, además, se producirá una pérdida patrimonial importante para el Fisco, o si tal venta debe hacerse por ley. De no ser así, la materia debe ser examinada por el Tribunal Constitucional. En caso de que la venta se declarase inconstitucional por no procederse por la vía de la ley, es posible que el Gobierno corra algunos riesgos.
He dicho.
La señora SEPÚLVEDA , doña Alejandra ( Presidenta ).- En el tiempo del Comité de Renovación Nacional, tiene la palabra el diputado señor Sauerbaum.
El señor SAUERBAUM.- Señora Presidenta , no dejo de sorprenderme por los pocos mea culpa que hace la Concertación. Si alguien ha osado hablar de la venta de La Nación, ello se debe, fundamentalmente, a la propia Concertación que permitió que ese diario experimentara grandes pérdidas económicas, con una editorial que más bien parecía un boletín de gobierno, lo que acusaba falta de objetividad e imparcialidad.
Quiero decirle a la gente del diario La Nación, que se encuentra en las tribunas, que nadie quiere que se quede sin trabajo y que la situación empeore. Al contrario, queremos que mejore. El Presidente Piñera dijo que se va a estudiar la situación. No tengo ninguna duda de que tomará la mejor decisión.
Queremos transformar La Nación en un diario democrático y abierto y, lo más importante, en un medio de prensa querido y respetado por los chilenos. El periódico debe ser comprado con cariño, lo que significará que representa el sentir nacional, no sólo el de unos pocos.
Lamentablemente, la Concertación, en su momento, lo transformó en un panfleto de Gobierno que defendió los intereses de la Concertación y que atacó a la Oposición permanentemente.
En algún momento, se conversó respecto de la posibilidad de privatizar el diario. La Nación tiene una historia que nos corresponde conservar, y ésa es nuestra intención. En efecto, queremos transformarlo en un diario democrático que respete a las mayorías y mino-rías; que sus trabajadores laboren representando la realidad chilena y no la de quienes les pagan el sueldo.
Anuncio que apoyaremos al Presidente de la República y a su Gobierno en la decisión que tomen, porque consideramos que lo harán con altura de miras, como siempre lo han hecho.
He dicho.
La señora SEPÚLVEDA , doña Alejandra ( Presidenta ).- Tiene la palabra el diputado señor Pablo Lorenzini.
El señor LORENZINI.- Señora Presidenta , parece que comenzó la liquidación de invierno “Chile se vende”.
Quiero saber: ¿de dónde se obtenían las platas durante la dictadura? ¿Con qué se sustentaban los medios de comunicación? Ahora, estamos hablando de unos pocos pesos.
La Nación -un diario histórico- en el Bicentenario no es de la Concertación ni de La Alianza, sino de los chilenos. Además, es un diario ciudadano e independiente.
Me gustaría que el ministro , por su intermedio, señora Presidenta , sepa que no sólo queremos tener La Nación de Chile, sino La Nación de Talca, La Nación de Punta Arenas, etcétera.
Se trata de un diario que puede claramente representar a la gente y no los intereses económicos y políticos. ¡Pero, dejémonos de hablar de política! ¡Dejemos que discutan los trabajadores y los medios! ¡No politicemos lo que no corresponde!
¡No se vende La Nación! No, como dijo el Presidente en Venezuela, que quiere vender, porque tiene el poder en la mano. Al contrario, es el único diario que no se vende. ¡Carajo, es un diario de todos los chilenos!
He dicho.
La señora SEPÚLVEDA , doña Alejandra ( Presidenta ).- Tiene la palabra el diputado señor Giovanni Calderón.
El señor CALDERÓN.- Señora Presidenta , haré uso de la palabra, aunque, probablemente, voy a recibir pifias de las tribunas.
Pido a mis honorables colegas elevar el nivel del debate y discutir el tema seriamente, no para quedar bien con el público presente en las tribunas.
Esta sesión fue citada para analizar los posibles efectos de la enajenación de los derechos del Estado en la empresa La Nación. Más que discutir los efectos de la venta de La Nación, creo que todos tenemos claro, en el ámbito económico y laboral, especialmente quienes están en las tribunas, que la discusión de fondo es la justificación lógica, jurídica y social del diario La Nación.
La pregunta de fondo es: ¿se justifica que La Nación se mantenga con fondos de todos los chilenos? Veamos qué pasa en otros países. En las democracias occidentales existen diarios de propiedad del Estado. Pues bien, los órganos encargados de velar por la libertad de expresión a nivel mundial, como la Organización de Reporteros Sin Fronteras, califica la existencia de un diario estatal como una curiosidad de las democracias occidentales, en particular en el caso chileno. Repito, es una curiosidad en las democracias occidentales que un país, como el nuestro, democrático, cuente con un diario estatal.
¿Qué países de nuestro entorno tienen diarios estatales? Bolivia tiene un diario estatal desde 2 de febrero del año pasado. Según palabras de su Presidente , “para contrarrestar a la prensa opositora.”.
Ecuador también dispone de un diario estatal, El Telégrafo, y el 1 de abril de este año el Presidente despidió a su director, Rubén Montoya , y a dos columnistas por emitir opiniones en contra del Gobierno.
En razón de la libertad de expresión, me parece que no se justifica un diario como La Nación. Investigando sobre el tema, no deja de llamarme la atención que en Angola, país africano que ocupa el lugar 119º en un ranking de 175 países en cuanto la libertad de expresión se refiere, exista un organismo de regulación de medios que sancionó al diario estatal por emitir opiniones sesgadas a favor del Gobierno.
En Chile, el pasado 14 de diciembre, luego de una amplia victoria del Presidente Piñera , el diario La Nación evitó nombrar al Presidente en las cinco primeras páginas. No había ningún título referido al triunfo del Presidente Piñera . ¿Qué habría pasado en Angola?
Como conclusión, ¿es razonable que La Nación se mantenga a costa de todos los chilenos?
-Manifestaciones en las tribunas.
El señor CALDERÓN.- ¡Que escuchen eso todos los chilenos!
La señora SEPÚLVEDA , doña Alejandra ( Presidenta ).- Solicito a las tribunas mantener silencio.
Continúe, señor diputado .
El señor CALDERÓN.- ¡Eso es tolerancia y pluralismo!
Digo esto, porque, como ha sido de público conocimiento, La Nación como empresa no se mantiene a sí misma sino sobre la base de los ingresos percibidos por el Diario Oficial, órgano que no cumple ni siquiera con la función más elemental de lograr que la ley sea conocida por todos. Sabemos que el artículo 8º del Código Civil dispone que la ley se presume conocida por todos a través del Diario Oficial. Pero, resulta que para conocer la ley, los chilenos debemos acudir a un quiosco y pagar por el diario o suscribirnos a un sitio de internet.
Por lo tanto, no se cumple con el objetivo básico; más encima, hay que pagar ingentes sumas de dinero para realizar trámites de ordinaria ocurrencia que afectan a las pequeñas y medianas empresas, y, por cierto, a la clase media, que debe hacer toda clase de publicaciones.
Debemos formularnos la pregunta de fondo: ¿se justifica realmente que nuestro Estado mantenga un órgano oficial?
He dicho.
La señora SEPÚLVEDA , doña Alejandra ( Presidenta ).- Por el tiempo restante del Partido por la Democracia, cedido al Partido Radical Social Demócrata, tiene la palabra el diputado señor José Pérez.
El señor PÉREZ .- Señora Presidenta , seré breve para señalar que, en mi condición de agricultor, he visto en el sur que, cuando un administrador da ciertas órdenes, le resulta desagradable y molesto que venga el patrón y se las cambie.
¿Qué quiero decir? Que escuché al ministro del Interior , hace algún tiempo, decir que no era partidario de enajenar el diario La Nación; pero, una semana después, el Presidente de la República dijo ser partidario de la venta.
Creo que las autoridades deben ponerse de acuerdo, porque, de lo contrario, van a hacer un papelón.
Este diario tiene 93 años de historia y está a disposición del Gobierno de turno. Si el Ejecutivo cree que las cosas no se han hecho bien, debe mejorarlas con la experiencia que posee sobre empresas.
Cabe señalar que tampoco son rentables en Chile la educación, la salud, la vivienda, las obras públicas, el Transantiago, el Metro, las Fuerzas Armadas, Carabineros, ni tampoco la EFE.
La Nación entrega un servicio al Estado. Por consiguiente, estimamos conveniente y necesario que continúe en su poder. Además, debe mantener la fuente de trabajo de sus 471 trabajadores, para que no se sumen a los tantos exonerados de los servicios públicos que en las últimas semanas han pasado a formar parte de esa categoría.
Por consiguiente, respaldamos plenamente el hecho de que La Nación siga en manos del Estado de Chile.
He dicho.
-Manifestaciones en las tribunas.
La señora SEPÚLVEDA, doña Alejandra (Presidenta).- Tiene la palabra el diputado Squella.
El señor SQUELLA.- Gracias, señora Presidenta.
Sin el propósito de caer en las pasiones que animaron las intervenciones precedentes, quiero exponer algunos argumentos que, según mi parecer, respaldan el hecho de que no le corresponde al Estado coparticipar de la propiedad del diario La Nación. Creo que hay argumentos políticos y económicos objetivos y claros, los que ya se han expuesto. Me gustaría que el país sepa que parte de los recursos que le corresponde está yendo a subsidiar un diario, una publicación en particular. Existen argumentos jurídicos sólidos que, en este plano, es conveniente profundizar. A ellos me voy a referir.
Para determinar la procedencia, primero, es necesario tener claro cuál es el fin del Estado. En tal sentido, debemos distinguir entre los fines connaturales o propios del Estado, que son aquellos que corresponden únicamente a éste y que no pueden ser asumidos por particulares, como, en este caso, un medio de comunicación determinado. Asimismo, existen fines subsidiarios del Estado, que son aquellos que corresponden, en primer lugar, a los particulares, pero cuando concurren determinadas circunstancias, puede y debe asumirlos el Estado.
Evidentemente, en el caso de la publicación del diario La Nación, no estamos frente a fines connaturales o propios del Estado. Prueba de ello es que hay una serie de medios de comunicación particulares que no podrían existir y convivir en nuestra sociedad si se tratara de fines connaturales del Estado.
Entonces, nos situamos ante fines subsidiarios y, al respecto, los requisitos que se deben reunir son cuatro o cinco que voy a analizar caso a caso.
En primer lugar, es necesario que la actividad económica, en este caso, empresarial, que va a asumir el Estado en subsidio de los particulares, apunte al bien común. Entiendo que lo que hace el diario La Nación es informar efectivamente si estamos cumpliendo con ese primer requisito.
En segundo lugar, es indispensable que los particulares no puedan o no quieran realizar dicha actividad. Prueba de ello es el gran número de periodistas y representantes de medios de comunicación privados que, en un ámbito de competencia, desarrollan y ejercen dicha actividad.
En tercer lugar, es necesario que el Estado haya agotado los esfuerzos para que la actividad determinada sea asumida por particulares. En el marco regulatorio, particularmente, el que establece la Constitución Política, existen las condiciones necesarias para todos los interesados en tener un medio, especialmente escrito.
En cuarto lugar, es menester que la intervención del Estado, asumiendo un fin subsidiario, sea eficaz y transitoria.
Para no despertar las pasiones de las tribunas, no me voy a referir a la eficacia, porque está en entredicho y, además, es claro que la intervención del Estado no ha sido transitoria, pues su participación data de 1927.
En quinto lugar, la última condición es que el Estado debe retirarse una vez que los particulares asuman la actividad.
Señora Presidenta , como se puede apreciar, existen argumentos jurídicos de fondo, de peso, que obedecen a lo establecido en nuestra Constitución y que no justifican la participación del Estado en el diario La Nación.
He dicho.
La señora SEPÚLVEDA, doña Alejandra (Presidenta).- Tiene la palabra, en el tiempo de la UDI y hasta por tres minutos, el diputado Gaspar Rivas.
El señor RIVAS.- Muchas gracias, señora Presidenta.
Agradezco a la Unión Demócrata Independiente el tiempo que me ha concedido.
Leo en los lienzos de las graderías que La Nación es del Estado y no del Gobierno. Estoy muy de acuerdo con eso. Lamentablemente, ese diario no fue del Estado durante los gobiernos de izquierda, sino que de los gobiernos de turno, y eso que me refiero a gobiernos democráticos. Durante años fue utilizado como mecanismo de propaganda política para ensalzar todo cuando hacían los gobiernos de izquierda. Me hubiese gustado también que ese diario hablara de la misma forma sobre los errores que cometían esos gobiernos. Si la izquierda en este momento está llorando la falta de diarios de su ideología, que funde más diarios. El mercado es libre. Al menos ya tienen a The Clinic.
Apoyaremos lo que el Presidente dijo, siempre y cuando no signifique continuar en la línea de los gobiernos de izquierda, cual es convertirlo en un simple pasquín propagandístico, ya sea de derecha o de izquierda. Si ha de continuar, La Nación debe ser efectivamente del Estado y nunca del Gobierno. Si no es de esa forma, no hay más que decir, señora Presidenta .
He dicho.
La señora SEPÚLVEDA , doña Alejandra ( Presidenta ).- En el resto del tiempo de la Unión Demócrata Independiente, tiene la palabra el diputado Uriarte.
El señor URIARTE.- Gracias, señora Presidenta.
No hay duda de que, acá, el gran tema en discusión es si existe o no libertad para fundar un medio de comunicación, en este caso, escrito. En Chile, desde hace mucho tiempo, hay libertad de imprenta, en virtud de la cual cualquier persona natural o jurídica puede proceder a fundar, echar a andar, editar, planificar o impulsar un medio de comunicación escrito, sin permiso previo y con las mínimas limitaciones que la Constitución Política exige a cualquiera que desee emprender un proyecto de esa naturaleza.
No es el caso de los medios de comunicación radiales o televisivos que sí requieren de un permiso especial del Estado, el que se materializa a través de una concesión. Hay ahí, efectivamente, una barrera de entrada para cualquier persona natural o jurídica que quiera desarrollar un proyecto en un medio de comunicación televisivo o radial. Reitero, en tal caso se requiere de un permiso especial. Sin embargo, tratándose de un medio de comunicación escrito, no hay barrera alguna que impida que una persona pueda desarrollar un proyecto periodístico a través de un medio de comunicación de tal naturaleza. El derecho a fundar, editar y mantener diarios, revistas y periódicos está amparado en la Constitución.
Sin embargo, muchos se preguntan sobre la experiencia chilena, en que muchos medios de comunicación escritos, con la misma velocidad con que han nacido, han desparecido. Ejemplos hay muchos: los diarios La Época, El Metropolitano, Siete, Plan B, La Hora, Publimetro. Algunos han subsistido, con gran éxito, como The Clinic, y también han aparecido otros en soportes digitales, como El Mostrador, Cambio 21 o Terra. La gran pregunta que hay que hacerse es por qué a unos les va bien y a otros, mal. Claramente, por la eficacia del modelo de negocio que cada uno ha elegido y desarrollado. Eso es lo que a La Nación le está fallando. La eficacia del modelo de negocio es el gran causante de los números deficitarios generados por la explotación del mismo negocio, y no otra consideración.
Así y todo, si se pretendiera involucrar al Estado en el negocio del desarrollo y explotación de un medio escrito, obviamente, La Nación debe cumplir varias condiciones que, hasta ahora -cabe reconocerlo-, no ha cumplido.
En primer lugar, tratándose de un diario público, tiene que haber una institucionalidad, un gobierno corporativo al que se debe someter el proyecto. Esa institucionalidad debe dar garantías de que el medio no se va a usar políticamente bajo ningún pretexto. Y no sólo eso, sino que, además, tiene que estar sometido a las mismas regulaciones económicas que deben cumplir los demás medios de comunicación escritos.
Recordemos el drama de muchos medios de comunicación regionales, que tienen que financiarse con el avisaje local para subsistir, porque no tienen privilegio alguno. Si algún medio de comunicación escrito quisiera competir de igual a igual con otros, tendría que someterse a las normas que la Constitución establece.
Además, tiene que garantizar un pluralismo político, cuestión que está clara que no ha cumplido y, por último, debe tener autonomía e independencia financiera.
A través de varias leyes orgánicas -las de Ferrocarriles, Televisión Nacional y Enap, por ejemplo-, hemos constatado que el tema de la autonomía financiera es clave.
A la hora de que el Estado otorgue la posibilidad de desarrollar una actividad económica, lo mínimo que el legislador debe pedir a quien la explote, es que “se la pueda” para financiarla de manera autónoma.
Mientras no se cumplan esas condiciones, no hay ninguna razón para involucrar al Estado de Chile en un proyecto que hasta ahora, ha demostrado no ser viable.
He dicho.
La señora SEPÚLVEDA, doña Alejandra ( Presidenta ).- Tiene la palabra el ministro del Interior , señor Rodrigo Hinzpeter.
El señor HINZPETER ( ministro del Interior ).- Señora Presidenta , en nombre del Gobierno, agradezco que se convocara a esta sesión, así como la participación de los diputados y sus intervenciones.
Reitero lo señalado por la ministra Von Baer: la decisión sobre la eventual venta del diario está en curso de reflexión. Los gobiernos, al iniciar sus períodos -sus señorías lo saben desde antes que nosotros- se encuentran con que deben enfrentar muchas situaciones.
De buena voluntad y sin pasar a llevar ningún principio de los que aquí se han esbozado, mucho menos los derechos de personas que trabajan honesta y dignamente en ese medio, hemos sentido la obligación de reflexionar acerca del futuro del diario La Nación.
Eso es todo lo que hemos hecho. Seguiremos haciéndolo con el mismo espíritu, con franco y total respeto por todos los principios y derechos involucrados en esta discusión, pero teniendo presente lo que consideramos mejor para nuestro país, cual es asumir nuestra tarea como Gobierno.
Espero que el debate no concluya en esta sesión. La decisión seguirá su curso y todos quienes deseen seguir participando, podrán hacernos llegar sus planteamientos, sus propuestas y sugerencias, así como mantener conversaciones con la ministra Von Baer y con quien habla.
He dicho.
La señora SEPÚLVEDA, doña Alejandra (Presidenta).- Cerrado el debate.
Se han presentado dos proyectos de acuerdo.
El señor Secretario les dará lectura.
El señor MELERO.- Señora Presidenta, punto de Reglamento.
La señora SEPÚLVEDA , doña Alejandra ( Presidenta ).- Tiene la palabra su señoría.
El señor MELERO.- Señora Presidenta , ambos proyectos de acuerdo apuntan a lo mismo. ¿Será posible, entonces, votar uno solo?
La señora SEPÚLVEDA, doña Alejandra ( Presidenta ).- Señor diputado , se trata de dos proyectos de acuerdo, que fueron presentados en forma independiente y tienen distintos patrocinantes, por lo que cada uno deberá votarse en particular.
El señor Secretario va dará lectura al proyecto de acuerdo N° 67.
El señor ÁLVAREZ ( Secretario accidental ).- Proyecto de acuerdo N° 67, de los diputados señores Farías, Vallespín, Espinosa, don Marcos; Carmona, Harboe, Meza, León, Díaz, don Marcelo; de las diputadas señoras Pascal, doña Denise; Muñoz, doña Adriana; y de los diputados señores Vargas, De Urresti y Rincón, que en su parte resolutiva dice:
“La Cámara de Diputados acuerda:
Solicitar a su excelencia el Presidente de la República que el Ejecutivo impulse las acciones necesarias para fortalecer el funcionamiento del diario La Nación, enviando un proyecto de ley que garantice su carácter público a fin de difundir los valores de una sociedad democrática, tolerante e inclusiva, con cobertura nacional y regional, garantizando además que se constituya en un medio de prensa autónomo, pluralista y objetivo.”
La señora SEPÚLVEDA, doña Alejandra ( Presidenta ).- En votación.
-Efectuada la votación en forma económica, por el sistema electrónico, dio el siguiente resultado: por la afirmativa, 44 votos; por la negativa, 50 votos. No hubo abstenciones.
La señora SEPÚLVEDA, doña Alejandra ( Presidenta ).- Rechazado.
-Votaron por la afirmativa los siguientes señores diputados:
-Votaron por la negativa los siguientes señores diputados:
La señora SEPÚLVEDA, doña Alejandra ( Presidenta ).- El señor Secretario dará lectura al proyecto de acuerdo N° 68.
El señor ÁLVAREZ ( Secretario accidental ).- Proyecto de acuerdo N° 68, de los diputados señores Farías, Espinoza, don Fidel; Latorre, Teillier, Chahín, Vallespín, Espinosa, don Marcos; Díaz, De Urresti, Lorenzini y Rincón, que en su parte resolutiva dice:
“La Cámara de Diputados acuerda:
Solicitar a su excelencia el Presidente de la República que el Ejecutivo presente un proyecto de ley para fortalecer el funcionamiento del diario La Nación, garantizando la participación mayoritaria del Estado en la sociedad y mejorando la competencia en el mercado periodístico, procurando que se constituya en un medio de prensa autónomo, pluralista y objetivo.”
La señora SEPÚLVEDA, doña Alejandra ( Presidenta ).- En votación.
-Efectuada la votación en forma económica, por el sistema electrónico, dio el siguiente resultado: por la afirmativa, 45 votos; por la negativa, 51 votos. No hubo abstenciones.
La señora SEPÚLVEDA, doña Alejandra ( Presidenta ).- Rechazado.
-Votaron por la afirmativa los siguientes señores diputados:
-Votaron por la negativa los siguientes señores diputados:
La señora SEPÚLVEDA, doña Alejandra ( Presidenta ).- Por haber cumplido con su objeto, se levanta la sesión.
-Se levantó la sesión a las 18.16 horas.
TOMÁS PALOMINOS BESOAÍN,
Jefe de la Redacción de Sesiones.
VI. DOCUMENTOS DE LA CUENTA
1. Oficio del Tribunal Constitucional.
? Santiago , 19 de mayo de 2010.
Oficio N° 4.393
Remite resolución a los efectos que indica.
Excelentísima señora
Presidenta de la Cámara de Diputados:
Tengo a bien remitir a V.E. copia de la resolución de fecha 18 de mayo de 2010, dictada por la Primera Sala de esta Magistratura, que incide en los autos Rol N° 1.615-10-INA, acción de inaplicabilidad por inconstitucionalidad, referida a los autos Rol N° 2-2010, sobre recurso de protección interpuesto ante esa Corte de Apelaciones, para los efectos que ella indica.
Dios guarde a V.E.
(Fdo.): MARCELO VENEGAS PALACIOS, Presidente; MARTA DE LA FUENTE OLGUÍN, Secretaria.
EXCELENTÍSIMA SEÑORA
PRESIDENTA DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS
DOÑA ALEJANDRA SEPÚLVEDA ORBENES
HONORABLE CÁMARA DE DIPUTADOS
PRESENTE”.
2. Oficio del Tribunal Constitucional.
“Santiago, 20 de mayo de 2010 OFICIO N° 4.404
Remite resolución a efectos que indica.
Excelentísima señora
Presidenta de la Cámara de Diputados:
Tengo a bien remitir a V.E. copia de la resolución de fecha 19 de mayo de 2010, dictada por esta Magistratura, que incide en los autos Rol N° 1617-10-INA, sobre acción de inaplicabilidad por inconstitucionalidad, a los efectos que ella indica.
Dios guarde a V.E.
(Fdo.): MARCELO VENEGAS PALACIOS, Presidente; MARTA DE LA FUENTE OLGUÍN, Secretaria
A LA EXCELENTÍSIMA SEÑORA
PRESIDENTA DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS
DOÑA ALEJANDRA SEPÚLVEDA ORBENES
HONORABLE CÁMARA DE DIPUTADOS
PRESENTE”.
3. Oficio del Tribunal Constitucional.
? Santiago , 24 de mayo de 2010.
Oficio N° 4.416
Remite resolución a efectos que indica.
Excelentísima señora
Presidenta de la Cámara de Diputados:
Tengo a bien remitir a V.E. copias de las resoluciones de fecha 20 de mayo de 2010, dictada por esta Magistratura, que incide en los autos Rol N° 1710-10-INC, sobre proceso por inconstitucionalidad, a los efectos que ella indica.
Dios guarde a V.E.
(Fdo.): MARCELO VENEGAS PALACIOS, Presidente; MARTA DE LA FUENTE OLGUÍN, Secretaria
A LA EXCELENTÍSIMA SEÑORA
PRESIDENTA DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS
DOÑA ALEJANDRA SEPÚLVEDA ORBENES
HONORABLE CÁMARA DE DIPUTADOS
PRESENTE”.
4. Oficio del Tribunal Constitucional.
? Santiago , 31 de mayo de 2010.
Oficio N° 4.430
Remite resolución a efectos que indica.
Excelentísima señora
Presidenta de la Cámara de Diputados:
Tengo a bien remitir a V.E. copia de la resolución de fecha 31 de mayo de 2010, dictada por esta Magistratura, que incide en los autos Rol N° 1677-10-INA, sobre acción de inaplicabilidad por inconstitucionalidad, a los efectos que ella indica.
Dios guarde a V.E.
(Fdo.): MARCELO VENEGAS PALACIOS, Presidente; MARTA DE LA FUENTE OLGUÍN, Secretaria
A LA EXCELENTÍSIMA SEÑORA
PRESIDENTA DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS
DOÑA ALEJANDRA SEPÚLVEDA ORBENES
HONORABLE CÁMARA DE DIPUTADOS
PRESENTE”.
5. Oficio del Tribunal Constitucional.
? Santiago , 31 de mayo de 2010.
Oficio N° 4.434
Remite resolución a efectos que indica.
Excelentísima señora
Presidenta de la Cámara de Diputados:
Tengo a bien remitir a V.E. copia de la resolución de fecha 31 de mayo de 2010, dictada por esta Magistratura, que incide en los autos Rol N° 1657-10-INA, sobre acción de inaplicabilidad por inconstitucionalidad, a los efectos que ella indica.
Dios guarde a V.E.
(Fdo.): MARCELO VENEGAS PALACIOS, Presidente; MARTA DE LA FUENTE OLGUÍN, Secretaria
A LA EXCELENTÍSIMA SEÑORA
PRESIDENTA DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS
DOÑA ALEJANDRA SEPÚLVEDA ORBENES
HONORABLE CÁMARA DE DIPUTADOS
PRESENTE”.