Labor Parlamentaria
Diario de sesiones
- Alto contraste
Disponemos de documentos desde el año 1965 a la fecha
Índice
- DOCUMENTO
- PORTADA
- PRESIDENTE
- Jovino Novoa Vasquez
- PRESIDENTE
- I. ASISTENCIA
- II. APERTURA DE LA SESIÓN
- III.
ORDEN DEL DÍA
-
INFORME DE CONSEJO DE BANCO CENTRAL
- ANTECEDENTE
- INTERVENCIÓN : Nelson Jaime Avila Contreras
- INTERVENCIÓN : Jose Garcia Ruminot
- INTERVENCIÓN : Evelyn Matthei Fornet
- INTERVENCIÓN : Carlos Ominami Pascual
-
INFORME DE CONSEJO DE BANCO CENTRAL
- CIERRE DE LA SESIÓN
- PORTADA
Notas aclaratorias
- Debido a que muchos de estos documentos han sido adquiridos desde un ejemplar en papel, procesados por digitalización y posterior reconocimiento óptico de caracteres (OCR), es que pueden presentar errores tipográficos menores que no dificultan la correcta comprensión de su contenido.
- Para priorizar la vizualización del contenido relevante, y dada su extensión, se ha omitido la sección "Indice" de los documentos.
REPÚBLICA DE CHILE
DIARIO DE SESIONES DEL SENADO
PUBLICACIÓN OFICIAL
LEGISLATURA 357ª
Sesión 49ª, en martes 15 de septiembre de 2009
Especial
(De 10:41 a 12:17)
PRESIDENCIA DEL SEÑOR JOVINO NOVOA VÁSQUEZ, PRESIDENTE
SECRETARIO, EL SEÑOR CARLOS HOFFMANN CONTRERAS, TITULAR
____________________
Í N D I C E
Versión Taquigráfica
Pág.
I. ASISTENCIA.....................................................................
II. APERTURA DE LA SESIÓN.............................................
III. ORDEN DEL DÍA:
Informe de Consejo de Banco Central.....................................
I. ASISTENCIA
Asistieron los señores:
--Alvear Valenzuela, Soledad
--Arancibia Reyes, Jorge
--Ávila Contreras, Nelson
--Chadwick Piñera, Andrés
--García Ruminot, José
--Girardi Lavín, Guido
--Gómez Urrutia, José Antonio
--Horvath Kiss, Antonio
--Kuschel Silva, Carlos
--Letelier Morel, Juan Pablo
--Matthei Fornet, Evelyn
--Muñoz Aburto, Pedro
--Novoa Vásquez, Jovino
--Ominami Pascual, Carlos
--Pérez Varela, Víctor
--Prokurica Prokurica, Baldo
--Sabag Castillo, Hosaín
--Vásquez Úbeda, Guillermo
--Zaldívar Larraín, Adolfo
Actuó de Secretario el señor Carlos Hoffmann Contreras.
II. APERTURA DE LA SESIÓN
--Se abrió la sesión a las 10:41, en presencia de 12 señores Senadores.
El señor NOVOA (Presidente).- En el nombre de Dios, se abre la sesión.
III. ORDEN DEL DÍA
INFORME DE CONSEJO DE BANCO CENTRAL
El señor NOVOA ( Presidente ).- Esta sesión, citada por acuerdo unánime de los Comités, tiene por objeto escuchar la exposición que hará el Presidente del Banco Central para dar a conocer la evaluación del Consejo de la entidad respecto del avance de las políticas y programas del año en curso, como asimismo el informe de las proposiciones para el año calendario siguiente, según lo dispuesto en el artículo 80 de la Ley Nº 18.840, Orgánica Constitucional del Banco Central de Chile.
Cabe hacer presente que esta sesión especial ha sido convocada en virtud de lo dispuesto en el número 2º del artículo 67 del Reglamento del Senado.
El señor LETELIER.- ¿Me permite, señor Presidente?
El señor NOVOA (Presidente).- Tiene la palabra Su Señoría.
El señor LETELIER.- Señor Presidente , entiendo que se debe solicitar la autorización de la Sala para que puedan ingresar los asesores, quienes han estado siendo "toreados" para no hacerlo aún.
El señor NOVOA ( Presidente ).- No le entendí lo último, señor Senador.
El señor LETELIER.- Lo que pasa es que se permitió la entrada a algunos asesores y a otros no.
El señor NOVOA (Presidente).- Muy bien.
En consecuencia, solicito la anuencia de la Sala para que ingresen todos los asesores del Consejo del Banco Central.
--Se accede.
El señor NOVOA (Presidente).- Tiene la palabra el señor Presidente del Banco Central.
El señor DE GREGORIO ( Presidente del Banco Central ).- Señor Presidente del Senado , Honorable señor Jovino Novoa , señores Senadores, agradezco la invitación al Consejo del Banco Central para presentar nuestro Informe de Política Monetaria (IPoM).
Introducción
Como es habitual en septiembre de cada año, esta presentación coincide con la cuenta anual del Consejo del Banco Central al Senado, donde presentamos nuestra visión de los hechos macroeconómicos y financieros recientes de la economía chilena, así como sus perspectivas.
El estado de la economía mundial y chilena ha cambiado drásticamente en el último año. El 11 de septiembre de 2008 también acudíamos a dar cuenta a ustedes de nuestras decisiones y de los escenarios que creíamos más probables. En ese momento, enfrentábamos un complejo panorama inflacionario, la inflación anual se acercaba a 10 por ciento y habíamos aumentado la tasa de política monetaria (TPM) en 200 puntos base entre junio y septiembre de 2008, llevándola hasta 8,25 por ciento.
Aun más, estimábamos que seguiríamos aumentándola para llevarla incluso por sobre 9 por ciento, con miras a asegurar el retorno de la inflación a la meta de 3 por ciento en el horizonte de política monetaria. Veíamos riesgos importantes en el escenario internacional, por las repercusiones de la crisis subprime en los mercados financieros desarrollados y sus efectos sobre el crecimiento mundial, pero estimábamos que esto no sería suficiente para permitir el retorno de la inflación a la meta. Sin embargo, solo unos días después de presentar dicha cuenta ante el Senado, en los mercados mundiales se desató una crisis económico-financiera de proporciones inesperadas e inéditas.
La seguidilla de eventos que se produjeron a partir de mediados de septiembre de 2008 provocó una ola de incertidumbre en los mercados financieros y detonó un brusco cambio en el escenario macroeconómico global. Se generaron temores respecto de la estabilidad del sistema financiero en las economías desarrolladas que terminaron paralizando las operaciones en los mercados y elevaron las restricciones del financiamiento global. Su magnitud fue tal que se instaló una fuerte sensación de incertidumbre en los agentes más allá del sistema financiero, paralizando decisiones de gasto y provocando una caída de la demanda, la actividad y el empleo a través de muchas economías. Esta caída fue además de un tamaño y una sincronía no vistos en décadas. Hoy observamos en el mundo las primeras señales relativamente importantes de que la actividad ha dejado de contraerse, mientras que la confianza de los agentes ha comenzado a restablecerse.
La economía chilena, como lo sostuvimos aun antes de que se desatara la peor parte de la crisis mundial, no era ni podía ser inmune a lo que sucedía en la economía global. Somos una economía pequeña, integrada al mundo, que durante años se ha beneficiado ampliamente de la apertura comercial y financiera, pero que también está expuesta a los impactos de situaciones como esta. No pretendemos ni podemos aislarnos, sino que debemos generar las condiciones para aminorar sus efectos.
Nuestro sistema financiero soportó sin grandes contratiempos los peores momentos de la crisis mundial. Las empresas tampoco sufrieron problemas que originaran riesgo sistémico. Sin embargo, los chilenos no pudimos escapar a la incertidumbre que se instaló en el mundo entero, y el mismo colapso del gasto que se apreció en otras economías se dio en nuestro país. La gran diferencia con nuestro pasado y con lo que otros países han podido hacer es que los sólidos fundamentos económicos que como nación hemos ido construyendo nos permitieron desplegar un conjunto significativo de esfuerzos para mitigar sus efectos.
En un principio, durante octubre del año pasado, nos abocamos a prevenir los efectos de la incertidumbre de los mercados mundiales sobre la estabilidad del sistema financiero nacional, ante el temor de que se produjera un corte en el acceso al financiamiento externo. La primera tarea fue alinear las tasas de mercado con la tasa de política monetaria. Para ello se crearon varios instrumentos que aseguraron la provisión de liquidez en pesos y en dólares. No sacábamos nada con tener una tasa de política monetaria si, por razones de liquidez, los mercados estaban operando con tasas más altas. De ahí todas las medidas que aplicamos durante el mes de octubre.
Parte de los recursos que pusimos a disposición provenían de la acumulación de reservas que habíamos hecho a partir de abril de 2008, la que implementamos precisamente porque apreciábamos que los riesgos del escenario externo eran importantes y porque el nivel del tipo de cambio nos permitía comprar un seguro a un precio conveniente. Los instrumentos que creamos a partir de octubre del año pasado, y que aún están vigentes, han sido utilizados solo parcialmente, dando cuenta de la solidez del sistema financiero nacional y de su acceso al financiamiento.
Luego, una vez que las perspectivas inflacionarias cambiaron, el Consejo decidió un agresivo recorte de la tasa de política monetaria, reduciéndola en 600 puntos base en solo 60 días, lapso que medió entre las reuniones de política monetaria de enero y de marzo. En el gráfico proyectado se observa la evolución que ha tenido nuestra tasa de política monetaria.
La política fiscal también actuó, y en enero de este año dispuso un programa de apoyo fiscal por casi 3 puntos del PIB, que se ha complementado con anuncios adicionales, utilizando los ahorros acumulados en los años de bonanza del precio del cobre.
La evolución del escenario macroeconómico global y local ha hecho que las presiones inflacionarias que enfrenta la economía chilena se hayan reducido desde el IPoM de mayo pasado. La inflación anual en Chile ha disminuido más de lo previsto hace cuatro meses y se ubicará en niveles negativos en lo que resta del 2009.
El siguiente gráfico muestra la evolución de la inflación y los distintos indicadores de inflación subyacente.
La actividad en el segundo trimestre, a diferencia de lo proyectado, tuvo un deterioro adicional, incrementando las holguras de capacidad. Su mayor debilidad fue especialmente visible en la significativa desacumulación de existencias, la que se asocia en parte a la caída de la actividad industrial. El desempeño de la economía durante abril fue clave en el resultado del trimestre. De hecho, los datos de mayo, junio y julio indican una mayor estabilidad o, incluso, una leve expansión.
Es lo que se aprecia en las cifras que figuran en el cuadro (barras azules) correspondientes a los últimos tres meses.
Coherente con ello, las proyecciones de este IPoM, así como las del consenso del mercado, consideran que la economía ha retomado dinamismo en el segundo semestre en curso, con variaciones positivas trimestre a trimestre, aunque con variaciones anuales que seguirán siendo negativas por algunos meses más.
El escenario macroeconómico que preveíamos a mediados de este año puso de manifiesto riesgos de que la inflación permanecería por debajo del 3 por ciento más allá del horizonte de política habitual. Por ello, el Consejo decidió seguir reduciendo la tasa de política monetaria, llevándola a 0,5 por ciento en julio, que estimamos que es el nivel mínimo que ella puede alcanzar sin alterar el normal funcionamiento del mercado monetario. Además, el Consejo ha señalado que la tasa de política monetaria permanecerá en ese nivel mínimo por un tiempo prolongado.
Para reforzar tal decisión y alinear los precios de los activos financieros con el estímulo monetario que se considera apropiado para el logro de la meta de inflación, también en julio implementamos medidas complementarias de política monetaria que han dejado a Chile como uno de los países con mayor estímulo monetario en el orbe.
Ese potente estímulo y la reducción de las primas por riesgo financiero en el mundo han hecho que el costo de fondeo del sistema bancario local se haya reducido de modo significativo, lo que se ha reflejado en las menores tasas de interés que los bancos cobran a sus clientes.
El siguiente gráfico muestra la evolución de las tasas de interés de colocación a distintos plazos y con diferentes agentes.
No obstante, a pesar de estas condiciones de financiamiento más favorables para la banca y de la baja en las tasas de colocación, los estándares crediticios aún se mantienen estrechos y el volumen de crédito cayó en el primer semestre de este año. Esto, probablemente, refleja la cautela del sistema financiero en lo que dice relación al efecto de las condiciones cíclicas sobre el riesgo de crédito y, también, una menor demanda producto del fuerte ajuste en las expectativas. Todo ello ha redundado en que las primas por riesgo crediticio presenten cierta resistencia a caer en algunos segmentos y que las condiciones de acceso y estándares de otorgamiento de créditos sean más restrictivos que hace un año.
En la medida en que la situación de incertidumbre siga despejándose, principalmente con una mayor certeza sobre el ritmo de crecimiento global, y la expansividad de la política monetaria continúe impulsando a la economía, es esperable que las condiciones crediticias que enfrentan personas y empresas se normalicen.
El momento económico del último año ha sido en extremo difícil. El escenario macroeconómico cambió no solo significativamente, sino también de forma muy abrupta. La política monetaria ha dado muestras inequívocas de su flexibilidad y compromiso con el logro de la meta inflacionaria, tanto cuando la inflación amenazaba con ser indeseadamente alta como cuando la amenaza ha ido en el sentido opuesto.
La lenta mejoría en la situación global, la paulatina recuperación de la confianza y, por supuesto, las condiciones dadas por la política monetaria permiten apoyar una expansión de la actividad y la demanda y, por lo tanto, el progresivo cierre de las holguras de capacidad coherente con la meta inflacionaria.
En adelante, entonces, permítanme describir el escenario que consideramos como más probable y la forma en que esperamos que la inflación converja a 3 por ciento en el horizonte de dos años que guía nuestras decisiones.
Escenario macroeconómico
Como lo indiqué hace unos momentos, en los últimos meses hemos comenzado a observar un conjunto de indicadores que apuntan a que la economía global y la chilena entraron en un período de estabilización, incluso con algunas economías que ya en el segundo trimestre mostraron un mayor nivel de actividad.
El gráfico indica la evolución que ha experimentado la economía de Chile y de otros países desde el 2006, en forma trimestral.
Obviamente, casos como el de Japón, que tuvo una caída mucho más aguda hacia fines del año anterior y principios de este, aparecen con cifras positivas, porque se está haciendo la comparación con un descenso bastante mayor.
Diversos indicadores de gasto en consumo e inversión, expectativas de empresas y consumidores, flujos de comercio, precios bursátiles y de materias primas dan cuenta de una mejora en las perspectivas. No obstante, a pesar de las señales positivas antes mencionadas, persisten dudas respecto de la velocidad de recuperación en las principales economías.
El desempleo ha aumentado de manera relevante en muchas naciones. En el gráfico es posible apreciar su evolución.
La intermediación crediticia en el mundo desarrollado no ha sido plenamente restaurada y el proceso de desapalancamiento de hogares y empresas seguirá su curso. A todo ello se debe sumar que las autoridades de las más importantes economías del mundo probablemente no cuentan con espacios de maniobra adicional en caso de un nuevo episodio de debilitamiento de la actividad a nivel global, debido a los ingentes esfuerzos fiscales y monetarios ya implementados, restricciones que no se dan en la realidad de Chile.
Estas dudas respecto de la solidez y velocidad del proceso de recuperación de la economía mundial se reflejan en las distintas visiones acerca de cómo se dará esa recuperación.
Las proyecciones del crecimiento de Estados Unidos para el 2010 -se hallan contenidas en el gráfico que está apareciendo ahora en pantalla- muestran una bimodalidad, con fracciones casi equivalentes de agentes que esperan una recuperación más rápida o un crecimiento bajo.
El escenario base de este IPoM considera que la actividad mundial tendrá una expansión de 3,8 por ciento promedio en el bienio 2010-2011.
En el siguiente cuadro figura el resumen de las proyecciones con las cuales estamos trabajando para nuestro escenario base de crecimiento mundial.
Tal cifra es menor que la observada en los años inmediatamente anteriores a la crisis -por cierto, cuando en el orbe había índices de crecimiento mucho más cercanos al 5 por ciento-, lo que en parte se debe a las restricciones financieras en los países desarrollados y a las perspectivas de menor crecimiento tendencial en el mundo, por la significativa caída de la inversión.
En lo interno, también se aprecia un progresivo despeje de la súbita y marcada incertidumbre que afectó a las personas y empresas a fines del 2008. Las expectativas de empresas y consumidores -se pueden ver en los siguientes gráficos- han repuntado, aunque todavía por debajo de los niveles que se consideran optimistas; pero, ciertamente, se sitúan por sobre lo observado a fines del año pasado.
El cuadro muestra que las expectativas -en azul, en el caso del IPEC, y en verde, en el del IMCE- a seis meses y a un año son bastante optimistas y mucho mejores de lo que se preveía hace un tiempo.
Asimismo, algunos indicadores de ventas también comienzan a exhibir una detención de su trayectoria a la baja e, incluso, leves reversiones. En el gráfico aparecen ventas de bienes durables y no durables, de viviendas y de autos.
A ello se suma que la percepción de exceso de existencias, que contribuyó de modo importante a la caída en la actividad y la demanda y que pudo obedecer a varios factores, entre ellos a una caída en las perspectivas para la demanda que enfrenta cada firma, a la mayor restrictividad de las condiciones financieras o a una eventual fuerte acumulación previa de inventarios, ha tendido a reducirse gradualmente.
El mercado laboral chileno se ha deteriorado a lo largo del año, aunque las cifras al cierre del primer semestre muestran que la ocupación ha dejado de caer y que el aumento del desempleo se moderó, con una recomposición desde trabajadores asalariados a cuenta propia.
Estos antecedentes, junto con el inédito impulso que proveen las políticas monetaria y fiscal en Chile, permiten un repunte de la actividad y la demanda en el escenario más probable.
En este entorno, aún sujeto a incertidumbres relevantes, el escenario base de este IPoM considera que la economía chilena tendrá una variación anual entre -2,0 y -1,5 por ciento en el año 2009.
Tal como ya se observa en los datos del IMACEC de los meses más recientes, esta proyección considera que el nivel de actividad aumentará en el semestre en curso con crecimientos trimestrales anualizados superiores a 6 por ciento. No obstante, por algunos meses más la actividad seguirá con variaciones negativas respecto de un año atrás.
Para 2010 el escenario base contempla que la economía seguirá en ascenso, aumentando el PIB entre 4,5 y 5,5 por ciento, lo que llevaría a un progresivo, pero parcial, cierre de las holguras de capacidad en el horizonte de proyección.
Las proyecciones se hallan resumidas en este gráfico.
En esta proyección se considera que el PIB tendencial de corto plazo crecerá entre 4,0 y 4,5 por ciento anual en el bienio 2010-2011. Dicha tasa es menor que la estimada hace un año, principalmente por el efecto que la caída de la inversión en 2009 ha tenido sobre el stock de capital. A mayor plazo, sin embargo, se sigue considerando que el crecimiento potencial de la economía chilena se aproxima a 5 por ciento anual.
Este escenario también contempla que la demanda interna caerá 6,2 por ciento el presente año, mientras que aumentará 6,7 por ciento en 2010.
La cuenta corriente, producto del fuerte ajuste en el gasto interno, tendrá un superávit de 1,9 por ciento del PIB en 2009. Tales proyecciones son coherentes con una política fiscal que se rige por la regla de balance estructural.
Dicho escenario, como lo indiqué, considera que la economía nacional retomará mayores niveles de actividad en el semestre en curso. No obstante, para efectos de las perspectivas inflacionarias y, por lo tanto, de la política monetaria, resulta central la marcha de la economía durante los próximos dos años, no solo en lo más inmediato. Es posible que, incluso con una expansión rápida de la actividad y de la demanda durante el segundo semestre de 2009, no necesariamente se dé una tendencia sostenida de reducción de las holguras de capacidad y, por ende, perspectivas de mayor inflación.
Una fracción relevante del ciclo reciente se debe al brusco ajuste en la demanda por inventarios, que igualmente puede tener una rápida alza frente al escenario de menor incertidumbre de hoy. Pero eso no necesariamente implicará un dinamismo relevante de la demanda final hacia el mediano plazo y durante todo nuestro horizonte de proyección. Dado que Chile es una economía pequeña y abierta, este dinamismo estará, sin duda, asociado a la forma como continúe desenvolviéndose el escenario externo.
En el plano de la inflación, el descenso de la inflación, tanto total como subyacente, ha sido más rápido e intenso que lo esperado en mayo. En agosto, la inflación anual llegó a territorio negativo, el que se estima que permanecerá hasta fines de año.
En el escenario base, el IPC cerrará el 2009 con una variación anual de -0,8 por ciento. El IPCX e IPCX1 también tendrán variaciones anuales negativas. Este rápido descenso de la inflación es probablemente fruto de dos fuerzas que se suman: por un lado, la debilidad de la demanda y de las actuales condiciones cíclicas, y por otro, el rápido traspaso de los menores precios internacionales a los precios internos. Este último fenómeno también se observó con intensidad en los años 2007 y 2008, pero en la dirección opuesta.
En el escenario base, el cierre progresivo de las holguras de capacidad y, en menor medida, la mayor inflación externa empujarán la inflación al alza, convergiendo así hacia la meta de 3 por ciento el año 2011.
En el gráfico se pueden observar las proyecciones de inflación hasta fines de nuestro horizonte.
En el mismo escenario, por su mayor persistencia y efecto rezagado del ciclo, los indicadores de inflación subyacente registrarán tasas de variación anual negativas hasta mediados de 2010, para llegar a 3 por ciento también hacia 2011. Las medidas de expectativas de inflación del mercado consideran perspectivas similares y se mantienen en torno a 3 por ciento en el mediano plazo, a pesar de expectativas de registros anuales reducidos en los meses venideros.
En este gráfico se muestra un resumen de nuestra encuesta de expectativas.
Esa trayectoria de convergencia gradual de la inflación a la meta considera varios otros supuestos. El tipo de cambio se ha mantenido en torno a sus promedios históricos, a diferencia de su reacción en el pasado cuando, ante turbulencias financieras, aumentaba significativamente proveyendo una presión alcista de costos y compensando el efecto deflacionario de las mayores holguras.
Este no es un fenómeno aislado del peso, puesto que se replica en un buen número de otras monedas emergentes y refleja también el escenario externo que se enfrenta y los niveles de solvencia y liquidez externa de la economía chilena. El tipo de cambio real, aunque con vaivenes, se estima que se halla en un nivel coherente con sus fundamentos de largo plazo. Como supuesto metodológico, se considera que el tipo de cambio real en el largo plazo no diferirá mayormente de los niveles observados en las dos semanas previas al cierre estadístico de este IPoM.
En línea con la recuperación de la economía mundial, el escenario base estima que en el horizonte de proyección los precios de las materias primas -en particular, el petróleo- tendrán incrementos, mientras que el dólar se depreciará adicionalmente respecto de otras monedas.
Con todo, la mayor inflación importada en dólares contribuirá marginalmente a incrementar las presiones inflacionarias internas.
Los costos laborales unitarios han seguido aumentando, pero a un ritmo menor que en 2008. Esto ha ido de la mano con la evolución de la productividad medida a partir de la trayectoria de actividad y empleo.
Los salarios nominales han mostrado tasas de variación anual cada vez menores. El escenario base supone que estos salarios tendrán reajustes acordes con las mayores holguras de capacidad y la dinámica de la inflación. La trayectoria de la inflación también descansa en el supuesto de que la toma de decisiones de precios se basa en expectativas de inflación alineadas con la meta.
En cuanto a la trayectoria de la tasa de política monetaria, se utiliza como supuesto de trabajo que esta se mantendrá en este nivel mínimo por un tiempo prolongado, para luego retomar una trayectoria de normalización comparable a la que se deduce de los precios de los activos financieros en las dos semanas previas al cierre estadístico de este IPoM.
Esto sugiere que dicho proceso se iniciaría hacia el segundo trimestre del año 2010.
Como es habitual en nuestras proyecciones, el escenario aquí delineado refleja los eventos que se consideran como más probables, dada la información disponible al momento de realizarlas. Situaciones diferentes implicarán un escenario macroeconómico y, por supuesto, una trayectoria de la política monetaria distintos.
Con ello, el Consejo estima que el balance de riesgos para el crecimiento y la inflación se encuentra equilibrado. La agresividad de las medidas adoptadas en el mundo durante el último año, junto con la voluntad manifiesta de las autoridades de evitar episodios de insolvencia en instituciones específicas que puedan provocar inestabilidad financiera generalizada, hacen poco probable eventos de turbulencia en los mercados financieros de la magnitud observada en septiembre y octubre del año pasado.
Parte relevante de los riesgos, por tanto, se relaciona con el cuadro de crecimiento e inflación global. La posibilidad de una nueva aguda caída de la economía mundial es menor que en mayo, pero puede ser que los signos de estabilidad o de menor deterioro sean solo una fase más dentro de la volatilidad de los mercados y que las perspectivas de crecimiento vuelvan a deteriorarse. Ello podría dar pie a una fase de recuperación más lenta que la prevista, o incluso a un nuevo retroceso de la actividad mundial.
Por el contrario, la consolidación o mejora de esta etapa de estabilización podría conducir a una normalización más rápida o generalizada de la economía mundial. Lo anterior podría conllevar mayores presiones inflacionarias e importantes desafíos en la gestión de los ingentes estímulos monetarios y fiscales actuales en el mundo. Por ello, no se puede descartar que se dé un retiro más temprano de estos estímulos.
Los riesgos con los desbalances globales siguen latentes. Aunque en el plazo más inmediato parecen acotados, por la magnitud de la desaceleración en el mundo, su permanencia y la ausencia de un ajuste coherente en las cuentas corrientes o las paridades ponen una luz de alerta al respecto. En todo caso, el Consejo seguirá evaluando la probabilidad de todos los riesgos que les he descrito y sus consecuencias sobre las perspectivas inflacionarias locales.
Conclusiones
Permítanme concluir con algunas breves consideraciones finales.
La economía chilena y su política monetaria se han visto sujetas a importantes shocks en los últimos dos años.
Primero, la aparición de un fenómeno inflacionario relevante, que provocó gran preocupación en la población por el resurgimiento de un flagelo que considerábamos extinguido. Luego, la crisis financiera internacional, que se desató hace exactamente un año y que nos ha llevado, en cuanto a los riesgos para la inflación, en la dirección totalmente opuesta y con importantes costos sobre la actividad y el empleo.
La política monetaria ha reaccionado con especial flexibilidad. El Consejo aumentó con vigor la tasa de política monetaria cuando los riesgos de una inflación indeseadamente alta eran crecientes. La redujo incluso con mucho mayor vigor cuando los riesgos fueron en la dirección opuesta, ejecutando acciones inéditas, por su magnitud y velocidad, tanto en Chile como en el mundo entero.
Las proyecciones que aquí presentamos -y que sirven de base para el juicio que el Consejo hace sobre la política monetaria y también para informar al público acerca de lo que creemos será la trayectoria- se sustentan en modelos que recogen relaciones estadísticas históricas entre las variables. Por su propia naturaleza, estos modelos están sujetos a una fuerte incertidumbre en sus resultados y dependen, críticamente, de los supuestos que se realizan sobre el devenir de la economía chilena y mundial.
Por ello, el juicio que hace el Consejo sobre la base de estas proyecciones resulta muy importante para decidir el impulso monetario. En condiciones normales, estos modelos son capaces de predecir con algún grado de certeza razonable cuál será el escenario más probable en que la economía se moverá. No obstante, ante shocks, especialmente de la naturaleza y relevancia de los que hemos observado en los últimos años, los modelos pierden parte de su capacidad predictiva.
Ello no significa, sin embargo, que no sigan siendo una herramienta útil a la hora de tomar decisiones de política monetaria, pero sí hace que en la toma de decisiones haya que actuar con gran flexibilidad y dando especial importancia a los escenarios de riesgo.
Una economía sin los fundamentos de la economía chilena y sin la flexibilidad de sus políticas, sin duda habría sufrido con mucho mayor rigor los efectos de la crisis mundial. Sus autoridades no habrían sido capaces de reaccionar con la rapidez con que se hizo ni hubieran podido realizar el impulso macroeconómico que se ha implementado.
Lo anterior resulta relevante a la hora de valorar lo que como país hemos logrado construir a través de muchos años. No hay discusión en cuanto a que aún existen muchos aspectos que mejorar y muchas carencias por resolver. Pero el hecho de que ante un shock de la magnitud del que sufrimos hace un año ya estemos viendo algunas señales de estabilización e incremento habla claramente de la calidad de nuestras políticas e instituciones.
La experiencia de la Gran Depresión de los años treinta sin duda que ha sido un elemento fundamental en el accionar de las autoridades económicas alrededor del mundo para evitar que se reprodujera la miseria que dicha crisis impuso en la economía global.
No hay dudas de que muchos han sufrido el rigor de esta crisis, quienes vieron aumentar el costo de sus pasivos, detuvieron sus proyectos o perdieron su fuente de ingresos. Por ello, no debemos dar espacio a la autocomplacencia del trabajo ya realizado. Ciertamente, hemos hecho grandes esfuerzos, pero aún es prematuro aseverar que la tarea ha sido cumplida con éxito.
La responsabilidad del Consejo del Banco Central es asegurar y velar por la estabilidad financiera de nuestra economía, al igual que manejar la política monetaria para mantener la estabilidad de precios, lo que resumimos en nuestra meta de que la inflación se ubique en 3 por ciento en un horizonte de dos años. Ella constituye la mejor garantía para poder implementar políticas contracíclicas, que provean las bases de estabilidad necesarias para sostener un crecimiento vigoroso.
Hemos aumentado el estímulo monetario con fuerza y hemos adoptado medidas que conllevan el uso de nuevos instrumentos a fin de asegurar la convergencia de la inflación. Los trimestres venideros serán de gran importancia para evaluar cuándo deberemos comenzar a retirar este estímulo. Pero podemos dar la seguridad de que, tal como ya lo hemos hecho, conduciremos nuestras decisiones de política monetaria con toda la flexibilidad que las circunstancias requieran para el cumplimiento de nuestros objetivos.
Muchas gracias.
El señor NOVOA (Presidente).- Informo a los señores Senadores que la Mesa ha dividido los tiempos de acuerdo a los distintos Comités.
Ofrezco la palabra.
Puede hacer uso de ella el Honorable señor Ávila.
El señor ÁVILA.- Señor Presidente , una persona me preguntó de qué sirve el Banco Central. Como entendí que la interrogante me la formulaba desde el punto de vista estrictamente ciudadano, me vi forzado a responderle: de muy poco o nada.
Ello, por cuanto la fijación de las tasas de interés por parte de nuestra máxima institución financiera constituye tan solo una referencia, un hecho simbólico, que no es seguido por los bancos comerciales, los cuales se guían por los indicadores del mercado.
Entonces, el ciudadano común y corriente no disfruta en ningún momento de las ventajas que pueda suponer el contar con una instancia de estas características.
Creo que el Banco Central, y específicamente su Consejo, constituye la muestra patética de un Estado que se ha dejado coaptar por los grandes intereses que dominan nuestra economía.
El Presidente del Consejo de dicha entidad bancaria nos acaba de señalar que el sistema financiero soportó sin problemas la crisis. ¡Pero, por favor! Cómo no va a ser así, toda vez que la banca comercial se aseguró las tasas de interés que le permitirían sobrellevar sin dificultad alguna todos los efectos de este cisma. Los que han sufrido aquí, en esta oportunidad, son las personas comunes y corrientes, quienes dependen de su relación con los bancos comerciales para desarrollar su actividad económica.
El objetivo, nos señala también la autoridad a que hago referencia, es velar por la estabilidad financiera de nuestra economía. Es decir, por la salud de la banca comercial. El resto tiene que arreglárselas como mejor pueda.
Por lo tanto, si para la banca comercial las decisiones que adopta el Banco Central no revisten un carácter vinculante, ¿qué sentido tiene el hecho de que este se preocupe de fijar determinados rangos de interés si nunca son tomados en cuenta por el sector que, supuestamente, dicha institución debe dirigir y cautelar en cuanto a su buen funcionamiento?
La rebaja de la tasa de interés ha pasado de 8.5 por ciento, en diciembre de 2008, a 0.5 por ciento en que la dejó el Banco Central en julio del presente año. Lo que ha ocurrido a nivel del consumidor es muy distinto: vive una situación diferente, donde las condiciones solo las establece la banca comercial. Si no fuera por el BancoEstado, que de alguna manera está cumpliendo, aunque pálidamente, el rol regulador que debería desempeñar con mayor intensidad, el panorama sería muchísimo peor.
La Presidenta de la República se encargó de destacar ese aspecto en una intervención reciente. Dijo: "Durante el año pasado, cuando comenzaban a llegar los primeros síntomas de la crisis económica, BancoEstado cumplió con su misión anticipándose a los movimientos del Banco Central. Es por eso que en la actualidad esa institución ofrece las condiciones más ventajosas del mercado para apoyar a las microempresas y a las personas".
En el mercado señalan que las instituciones financieras importantes han demorado más que otras en traspasar las tasas. Bancos como el Santander, el BCI, el de Chile tomaron esa actitud porque tienen gran participación de mercado y no se ven incentivados para ofrecer mejores tasas.
No hace mucho, en el país se desató todo un escándalo por la colusión de las farmacias. Y nadie, aparentemente, advierte un fenómeno muy similar que ocurre en el ámbito de la banca comercial: hay allí también una colusión para fijar determinadas tasas de interés, muy distintas, muy lejanas de aquellas que el Instituto Emisor señala como las que deberían aplicarse en el mercado. Pero esto no pasa de ser un elemento indicativo que las diversas instituciones de la banca comercial toman o dejan, según su grado de compromiso con el interés público; y como normalmente es bajísimo, el ciudadano corriente queda por completo desfavorecido con respeto a las medidas adoptadas por los órganos del Estado, que se supone deberían ser los garantes del bien común.
Señor Presidente , uno de los elementos más interesantes que hoy podemos apreciar en la oferta programática de los diferentes candidatos a la Presidencia de la República es el relativo al cambio de la Constitución.
Muchos no han reparado en los profundos efectos que, desde el punto de vista de toda nuestra institucionalidad, ello podría tener.
Desde luego, creo que también deberá ser considerado de modo muy especial el rol del Banco Central en nuestra economía.
El señor NOVOA ( Presidente ).- Perdón, señor Senador, pero terminó su tiempo.
El señor ÁVILA.- Necesito un minuto para concluir, señor Presidente.
El señor NOVOA (Presidente).- Le concederemos un minuto más.
El señor ÁVILA.- Muchas gracias.
Señor Presidente , si el Instituto Emisor se va a transformar tan solo en un referente sin fuerza ni capacidad para imponer sus determinaciones técnicas y únicamente lo tendremos como comentarista de la política monetaria internacional, es mucho el dinero que el Estado invierte en él como para que cumpla ese pálido rol en el conjunto de la economía.
De ahí que siento que este ejercicio anual que realizamos en el Senado deja muy poco y no hace sino reafirmar el concepto que la persona común tiene del Banco Central en el sentido de que solo favorece la estabilidad de la banca comercial, en desmedro de los intereses legítimos de la ciudadanía.
He dicho.
)---------(
El señor NOVOA (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Chadwick.
El señor CHADWICK.- Señor Presidente , le solicito recabar la autorización reglamentaria indispensable para que la Comisión de Constitución -tres de sus miembros nos hallamos presentes aquí- sesione paralelamente con la Sala a partir de las 11:30, porque debemos estudiar esta mañana el proyecto sobre responsabilidad legal de las personas jurídicas ante determinados delitos. Estamos condicionados por un plazo de la OECD que importa sobremanera cumplir. Y ya llegaron los invitados.
Si hubiese acuerdo al respecto, podríamos despachar dicha iniciativa en la Comisión, lo cual sería un buen aporte a la economía del país.
El señor NOVOA ( Presidente ).- Al parecer, los Honorables señores Muñoz Aburto y Gómez, miembros de aquel organismo como el Senador señor Chadwick, no desean hacer uso de la palabra en esta oportunidad.
Si le parece a la Sala, se accederá a lo solicitado.
--Así se acuerda.
)---------(
El señor NOVOA ( Presidente ).- Prosiguiendo con las intervenciones a propósito del Informe que recibió el Senado, tiene la palabra el Honorable señor García.
El señor GARCÍA .- Señor Presidente , en primer lugar, quiero agradecerles al señor Presidente y a los señores Consejeros del Banco Central por este Informe de Política Monetaria y por la importantísima información que, a través nuestro, se hace pública al mercado en forma periódica.
Al revés de lo sostenido por el Senador Nelson Ávila , yo valoro profundamente la tarea institucional del Instituto Emisor.
A veces uno podrá estar de acuerdo o en desacuerdo con las alzas o bajas que el Banco Central determina con respecto a la tasa de política monetaria, pero nadie puede acusarlo de abandonar su labor institucional de mantener bajo control la inflación. Y la inflación -como todos sabemos- es el peor de los impuestos precisamente para los sectores más modestos.
Por lo tanto, en mi opinión, el Instituto Emisor cumple a plenitud la función institucional que le fija la Constitución Política y, además lo hace con una rigurosidad profesional que provoca sana envidia -y en algunas ocasiones no tan sana- en el concierto internacional.
Dicho lo anterior, señor Presidente , quiero señalar primero que el Banco Central ha efectuado una sustantiva modificación en la proyección de crecimiento para el presente año.
En el último Informe de Política Monetaria, de mayo de 2009, nos dijo incluso que este año la economía podría crecer 0.25 o caer 0.75. Este era el rango: +0.25 a -0.75.
Hoy día el Instituto Emisor nos expresa, definitivamente, que en el presente año la economía chilena va a caer entre 2 y 1,5 por ciento de su producto interno bruto.
Sin duda, tales cifras son duras, dolorosas, pero, a mi entender, están en coherencia con lo que hemos venido conociendo a lo largo del año, principalmente a través de los distintos índices mensuales de actividad económica (IMACEC).
Asimismo, el Banco Central modifica su proyección respecto a la caída de la demanda interna, y nos dice que, en lugar de bajar 4,7 por ciento, lo hará en mayor proporción: 6,2 por ciento.
Sin embargo -también hay que expresarlo-, el Instituto Emisor está proyectando para el 2010 un crecimiento vigoroso: entre 4,5 y 5,5 por ciento anual.
Esperamos que esa proyección para el próximo año se cumpla, porque, sin lugar a dudas, crecer al 5,5 por ciento anual sería una de las muy buenas noticias que podría recibir nuestro país en los meses venideros.
Señor Presidente, mis consultas son dos. La primera es sobre el empleo.
Chile tiene hoy una tasa de desocupación muy alta. La Región de La Araucanía, que represento aquí, en el Senado, es la que registra la tasa más elevada del país.
Uno de las temores que abrigo es el de que la recuperación económica que el propio Banco Central estima para el próximo año no necesariamente vaya a representar una disminución significativa del desempleo o un aumento importante en la ocupación. Me temo que las empresas, para ser más competitivas, puedan estar ajustando sus costos a través de la planilla de remuneraciones o, más que mediante esta, por la vía de producir lo mismo, tal vez con más tecnología, pero con menos trabajadores.
Mi pregunta es concreta: ¿qué debiéramos esperar en los próximos doce meses respecto del empleo: vamos a tener un incremento relevante en sus niveles o habremos de conformarnos un tiempo más largo con altas tasas de desocupación?
Lo segundo, señor Presidente , se relaciona con uno de los muchos análisis que hace el Banco Central en este Informe de Política Monetaria. Y, concretamente, me refiero al de la tasa de interés.
Todos sabemos que la tasa de política monetaria hoy está en 0,50. Sin embargo, la tabla II.2 -página 21 del Informe- nos dice que la tasa de colocación para el consumo se halla en 24,6 por ciento, y la de colocación comercial, en 6 por ciento. También nos señala que la tasa de colocación de consumo entre 181 días y un año se encuentra en 35,3 por ciento; la de colocación de consumo de más de 3 años, en 21,5 por ciento; la de colocación comercial menor a 30 días, en 4,9 por ciento; la de colocación comercial entre 181 días y un año, en 7,8 por ciento, y la de colocación de vivienda, en 4,6 por ciento (esta última registra un punto de diferencia -es un punto importante- en los créditos hipotecarios).
Claramente, ahí se ve un efecto significativo y beneficioso para las familias en la baja de la tasa de política monetaria.
Empero, me preocupan los altos porcentajes que registran las tasas de interés a los usuarios, pues en nuestro país no hay negocio, no hay actividad económica, no hay actividad productiva que puedan resistirlos. Y este fenómeno se viene repitiendo desde hace muchísimos años.
Creo que todos nosotros queremos una banca comercial vigorosa; todos deseamos una banca comercial que sea un activo para el país. Y entiendo así las palabras del señor Presidente del Banco Central cuando dice que el sistema financiero se mantiene sano.
¡Qué bueno por Chile que el sistema financiero se mantenga sano!
Pero no solo queremos un sistema financiero sano. Deseamos también empresas sanas, para que den más empleo. Y me temo que con esas tasas de interés a nivel de usuarios las empresas van a mantener elevados endeudamientos por bastante tiempo, lo que terminará repercutiendo en salarios más bajos y en menores ingresos fiscales.
Por lo tanto, quisiera preguntar además qué debiéramos esperar para los próximos doce meses en materia de tasas de interés a nivel de colocación, porque estimo que se trata de uno de los precios más importantes para que el sector privado resuelva llevar adelante nuevos proyectos de inversión.
He dicho.
El señor NOVOA (Presidente).- Tiene la palabra la Honorable señora Matthei.
La señora MATTHEI.- Señor Presidente , la primera intervención que escuchamos, la del Senador Ávila, nos tomó a todos un poquito de sorpresa, pues de ella se desprende que cree que, si los bancos no les dan a sus clientes exactamente la misma tasa de política monetaria que fija el Banco Central, este está de adorno.
Eso fue lo que escuchamos.
Pienso que ello refleja que no todos entienden la forma como la tasa de política monetaria actúa sobre la economía, la inflación y la actividad.
Es muy probable que tal entendimiento sea compartido por numerosos chilenos. Porque se fija una tasa y después se habla de "estímulo monetario". Pero la gente no entiende mucho qué es el estímulo monetario. Entonces, el hecho de que los bancos no traspasen íntegramente a sus tasas las rebajas determinadas por el Consejo puede llevarla al convencimiento de que lo que hace el Banco Central no tiene ningún efecto sobre la economía.
En general, el gasto fiscal se entiende con mucha claridad: es inyección de dinero a la economía. Pero resulta muy probable que la mayoría de las personas no entienda que la fijación de la tasa de política monetaria también es un estímulo, pues el mecanismo no es tan nítido como en el caso del gasto fiscal.
En consecuencia, como la duda puede ser compartida por muchos ciudadanos y dado que esta sesión es transmitida por el canal de televisión del Senado, sería muy positivo que el Instituto Emisor explicara ahora qué es la tasa de política monetaria; qué efecto tiene; cómo se traduce en una mayor o en una menor actividad; qué sucede con ella, y por qué no es necesariamente lo mismo que las tasas que cobran los bancos.
En mi opinión, el efecto macroeconómico de la tasa de política monetaria no es bien entendido por el público. Por consiguiente, esta es una oportunidad magnífica para saber por qué la política fiscal y la política monetaria actúan, ya sea para restringir la actividad o para estimularla, de acuerdo al momento en que nos encontremos del ciclo económico, y cómo se transmite la tasa de política monetaria, qué efectos tiene y por qué demora tanto en actuar (todos sabemos que el rezago de la política monetaria es mucho mayor que el de la política fiscal).
Por eso, creo que esta es una ocasión estupenda para explicar todo aquello.
Señor Presidente , aquí ha habido dos intervenciones, y ambas reflejaron una preocupación que, a mi juicio, todos tenemos: el hecho de que las utilidades de los bancos aparezcan altas en este período de gran turbulencia.
Entonces, sería bueno que el Banco Central explicara qué medidas ha tomado para estimular a los bancos a los efectos de que traspasen más rápidamente a sus tasas las rebajas determinadas por él.
También sería muy conveniente que nos señalara qué medidas de mayor competencia u otras podrían adoptarse. Porque, en realidad, llama la atención el retorno sobre el capital que han logrado los bancos en esta época.
A decir verdad, no tengo preguntas sobre la intervención del señor Presidente del Banco Central ; me pareció maciza. Me llamó la atención, sí, lo concerniente al crecimiento de tendencia.
Se calcula -si no entendí mal- un crecimiento de tendencia de 4 y medio a 5 y medio por ciento para el año 2010; uno de 4 a 4 y medio por ciento para el próximo bienio, y uno de aproximadamente 5 por ciento en un plazo un poco más largo.
Estimo que ese crecimiento de tendencia es bastante razonable; bueno, yo diría. Empero, no calza mucho con la preocupación que al menos yo tengo sobre lo que veo como una disminución en la competitividad internacional de nuestra economía.
Por una parte, no somos competitivos ni con mano de obra cara ni con mano de obra barata. Esta última es muchísimo más barata en varios países asiáticos. Por ahí no podemos competir, ¡gracias a Dios!
Por otra, la calificación de nuestra mano de obra no se compara con la de numerosas otras naciones. Existe en Chile una productividad que no es adecuada a la que debería haber. Parte de eso tiene que ver con la pésima calidad de nuestra educación.
Y, además, todos los indicadores internacionales muestran una caída permanente de la competitividad. O sea, venimos cayendo año tras año según todos los índices.
Entonces, me encantaría que nos explicaran un poco cómo se observa ese crecimiento de tendencia, qué tipo de modelo y de variables considera. Porque, si pudiéramos llegar a un 5 por ciento de crecimiento sin hacer grandes cosas sería maravilloso. Lo que pasa es que no lo creo. Y, por eso, me gustaría que nos informaran un poco sobre la productividad, la competitividad, la forma como se inserta Chile. A mi juicio, el que he señalado es el mayor peligro para nuestro futuro, a mediano y largo plazos.
Cabe recordar, en cuanto al crecimiento y la generación de puestos de trabajo, que después de 1997 demoramos 6 a 7 años en reducir el desempleo. Ochocientos mil desempleados son muchos. Si ello se mantiene durante 6 ó 7 años, podremos olvidarnos de la paz social que hemos gozado de alguna manera en los últimos 20 años.
Entonces, el crecimiento y la generación de puestos de trabajo serán claves en los próximos dos o tres años, y, por eso, quisiera saber qué se ve detrás del crecimiento de tendencia de aproximadamente 5 por ciento para el país.
Gracias.
El señor NOVOA (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Ominami.
El señor OMINAMI.- Señor Presidente , la verdad es que resulta un tanto emocionante, aunque finalmente bien justificada, la defensa que los Senadores de la Alianza hacen de la actuación del Banco Central, porque este, como entidad bancaria, más allá de las personas, responde a un enfoque conservador; mira la realidad de una cierta manera y no de otra; analiza ciertas variables; escucha ciertas opiniones; lee ciertos informes. Ello lo conduce a mantener una mirada sesgada, limitada, sobre el mundo.
Aquí se han dicho varias cosas, pero la cuestión del desempleo prácticamente pasó de largo. Se mencionó la inestabilidad en el mercado laboral, manera un tanto eufemística para referirse al asunto. No se expuso que en la economía ya estamos cercanos a contar con 800 mil desempleados de carne y hueso, que es el dato crudo, fundamental, y la realidad que la gente experimenta en la vida cotidiana.
Estoy seguro de que lo anterior representa una preocupación para cada uno de los señores consejeros, pero no una de carácter central para el Instituto Emisor. Es algo que no se encuentra contemplado en su ley orgánica constitucional, que no es la materia principal en la cual debe ocuparse. Porque se trata de una entidad -lo he discutido en otras ocasiones- con una mirada sesgada, conservadora.
Estimo que el ejercicio de entregar un informe de política monetaria de manera sistemática es importante. Incluso, valoro que se haya aumentado su periodicidad: antes eran tres estudios al año y ahora son cuatro. Considero, sí, que es fundamental que el estudio gane en profundidad, en espesor.
Se los digo con franqueza a los señores consejeros: al escucharlos, uno no siente saber más de lo que puede leer en las páginas de dos o tres revistas especializadas o de la prensa nacional que sigue de manera más específica los temas económicos.
Al Banco Central, que es una institución de trayectoria, de grandes capacidades técnicas, es preciso pedirle más. Es lo que hace el Senador que habla, al menos: más capacidad de análisis, más profundidad; más incisivo en las reflexiones, y no ser simplemente un comentarista de la actualidad.
Al respecto, quiero manifestar una diferencia muy de fondo en cuanto a lo que ustedes plantean, relativa al análisis de lo que acontece. Ustedes hacen referencia, indistintamente, a shocks, a turbulencias, como si se tratara de un barco que enfrentase una suerte de fenómeno natural: sobrevinieron turbulencias, se registraron shocks y nos pasó esto. Íbamos a crecer a 0,5 por ciento, a 1 por ciento, y nos vienen a contar la mala nueva de que, en vez de una cantidad positiva -o de una expectativa en ese sentido-, vamos a finalizar el año decreciendo, como no ocurría hace más de 18 años. Podemos terminar con un crecimiento negativo en torno a 2 por ciento.
También me referiré a esa materia. Pero mi observación básica tiene que ver con algo conceptual. Lo que ustedes llaman "turbulencias" o "shocks" es el desplome de una estructura. No se trata de elementos externos. No son "factores exógenos", para hablar en lenguaje económico. Es la incapacidad del sistema financiero para autorregularse; la de los fiscalizadores públicos para hacer bien la pega; la de los bancos centrales para anticipar.
Ustedes no fueron capaces de anticipar nada, porque miran con anteojeras. Se fijan en las clasificadoras de riesgo. Y estas consideraban las cosas de tal manera que Standard & Poor´s, una de las importantes, clasificaba todavía a Lehman Brothers en triple A 24 horas antes de su caída, diciéndole a la gente que no existían problemas para invertir allí, en circunstancias de que el banco se encontraba archiquebrado.
La señora MATTHEI.- ¡Y eso es culpa del Banco Central...!
El señor OMINAMI.- Eso es parte de un modelo de pensamiento, señora Senadora, que entiende al mundo de ese modo -constituye una diferencia muy importante- y a la economía como una disciplina científica, en circunstancias de que lo que hoy día estamos viendo es el colapso de un cierto sistema de regulación privado y de una cierta forma de comprenderla.
La invito a leer en la prensa del domingo pasado una entrevista a alguien que no es ningún ignorante: Paul Krugman , último premio Nobel de Economía. ¿Qué dice Krugman? Hace referencia a la vergüenza de los economistas, a su incapacidad total y absoluta de comprender lo que está pasando. Esa es la cuestión de fondo.
Lo que reprocho es que nuestro Banco Central mira a ciertos economistas, sigue a determinadas publicaciones y mantiene una visión sesgada. Y cuando nos habla de turbulencias o de shocks externos no está comprendiendo nada, como quiero decirlo francamente. Porque no se trata de shocks externos. El colapso financiero dice relación a la falta de fiscalización pública. Es un problema de la Securities and Exchange Commission, que no es capaz de hacer bien su trabajo, y de las clasificadoras de riesgo. Es el problema que, por lo demás, están tratando de resolver los países del G-20, relacionado con los paraísos fiscales y la autonomización de las finanzas respecto de la actividad productiva. Ese es el punto básico. Y, a mi juicio, es legítimo pedirle a la principal institución de investigación económica del país que realice un análisis más profundo, que no nos diga banalidades ni frivolidades.
Ustedes, los consejeros, tampoco son analistas objetivos de la situación. En economía existen las expectativas y lo que el Banco Central puede decir influye en ellas. Y, desde ese punto de vista, comprendo que tienen que ser cautelosos. A lo mejor no se pueden decir todas las cosas. Pero cuando sistemáticamente deben venir al Congreso y tienen que comparecer frente a la opinión pública para contar que la anticipación de crecimiento que se había establecido, que era de uno, dos o tres por ciento, se transformó ahora en un crecimiento negativo, también media un problema de credibilidad. El Instituto Emisor tiene que ser un actor cauteloso, pero también creíble. Y tengo la sensación de que, en el cuadro actual, se halla en un proceso de pérdida de credibilidad. Y eso es malo para la institución, para el país.
¿Por qué digo lo anterior, señor Presidente ? Quiero hacer cinco o seis afirmaciones muy precisas.
En primer lugar, creo que la capacidad de anticipación ha sido baja o casi nula. En circunstancias de que ya existía literatura sobre la crisis, de que alguna gente hacía referencia a los riesgos de una autonomización de las finanzas, la actitud mantenida aquí era "como si se viera llover".
La segunda cuestión se relaciona con el control de la inflación y el crecimiento. Vamos a terminar con una tasa de crecimiento que puede ser cercana a menos 2 por ciento, con alrededor de 800 mil desempleados.
Es cierto: la economía chilena es abierta y no podía ser inmune a las dificultades de la economía internacional, sin lugar a dudas. Pero otras se han defendido un poco mejor.
Me parece positiva la reacción del Banco Central respecto de la rebaja de la tasa de política monetaria, pero fue tardía. Son varios los meses en que fue evidente que el problema de Chile no era la inflación, sino el crecimiento, y se mantuvo una tasa de interés altísima. Entonces, aparentemente, se estaba haciendo bien el trabajo respecto de lo que es básico en la Ley Orgánica Constitucional del Instituto Emisor: el control de la inflación. Tan bien, que terminaron haciéndolo razonablemente mal. Si el objetivo de inflación del país es 3 por ciento anual y vamos a terminar en 1,7 por ciento, si no me equivoco, asimismo se genera un problema, porque existe un costo, el cual radica en que se está registrando una tasa de crecimiento negativa mayor de la que podría haber tenido lugar, y debe de haber varios miles de desempleados más de los que se habrían originado con una reacción del Banco menos tardía.
Como tercera cuestión, quiero dejar manifestadas desde ya mis aprensiones -en esta materia, todo lo que se diga se encuentra sujeto a mucha condicionalidad- respecto de pronósticos más alentadores en relación con la tasa de crecimiento tanto de la economía a nivel internacional como de la chilena.
El producto interno bruto potencial es algo superior a 4 por ciento. Ha caído fuertemente en los últimos años, y siento que no se han hecho cosas importantes para revertir la situación. Y ese es un problema de fondo que enfrenta el país.
La señora MATTHEI .- ¿Y también deriva del Banco Central?
El señor OMINAMI.- No, señora Senadora. Es algo de lo cual este último tiene que tomar nota.
La señora MATTHEI .- ¡Su ataque me parece gracioso...!
El señor OMINAMI.- En todo caso, encuentro sobrecogedora su defensa de esa institución, Su Señoría, pero cada cual...
El señor NOVOA (Presidente).- Ruego a los señores Senadores evitar los diálogos.
Puede continuar, Honorable señor Ominami.
El señor OMINAMI.- Me quedan solo cuatro minutos, señor Presidente .
El señor PROKURICA .- ¡Qué bueno...!
El señor OMINAMI.- Las proyecciones de crecimiento para 2010 ó 2011 son, en verdad, bastante aleatorias. Y estimo que el Banco es bastante cauteloso al respecto, pues nos dice: "Aquí existe una posibilidad de que esto sea así, pero también una de 50 por ciento de que no sea así".
Considero que lo básico es que nos hallamos en un cuadro de crisis. El sistema de regulación financiera privada va a demorar mucho tiempo en recomponerse. Y lo que vamos a observar es una situación de volatilidad fuerte. Puede que la caída en picada se haya detenido, pero lo más probable es que las economías queden "rebotando" en torno a un piso más bajo, con tasas de crecimiento inferiores a las del período anterior. Entonces, pienso que se requeriría ser particularmente insistente en que el mundo nos va a ayudar hoy día menos que antes.
Y, en ese plano, tengo un punto de convergencia con la Senadora señora Matthei en cuanto a la productividad del trabajo, a las reformas que es necesario emprender para que internamente seamos capaces de recuperar el dinamismo que hemos venido perdiendo. Un país pequeño como el nuestro sufre, sin lugar a dudas, los impactos de las crisis internacionales, pero cuenta también, por su tamaño, con la capacidad, si hace las cosas bien, de alcanzar tasas de crecimiento por sobre la media internacional. Esa es nuestra experiencia también de años anteriores. Lo que ocurre en Chile no tiene por qué ser un reflejo mecánico de lo que sucede en el resto del mundo. Una parte depende de nosotros.
Para terminar, dos cosas, señor Presidente.
Quiero hacerme eco, asimismo, del asunto que se plantea con los bancos. Es evidente que estos no pueden prestar a la tasa de política monetaria del Instituto Emisor. No voy a ocupar el minuto cuarenta segundos que dispongo para explicar el punto. Lo que no es evidente es que ellos no sigan en absoluto la situación del resto de las empresas y de la economía.
Con relación a las utilidades, existe un aspecto técnico en lo atinente a los mecanismos de comparación entre las registradas en el año en curso y las de períodos anteriores, pero ellas son altas, en circunstancias de que el Banco Central informa que el volumen de crédito ha descendido. Entonces, cabe reflexionar que es raro lo que ocurre: el volumen de crédito disminuye, la economía baja, los desempleados aumentan y las utilidades de los bancos...
El señor VÁSQUEZ .- Crecen.
El señor OMINAMI.- ... crecen o se mantienen, como si aquí "no se viera llover".
Algo pasa, señor Presidente . Y es algo que no solo tiene que ver con el Instituto Emisor, sino también -y mucho- con la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras. Porque el bancario -digamos las cosas como son- es un sector regulado de la economía. Y el hecho de que el fenómeno suceda en un sector de tales características es un problema. Si se tratara de puro libre mercado, uno diría: "Bueno, ya, esa es la realidad". Pero no es puro libre mercado: constituye -repito- un sector regulado.
Entonces, cuando se ve incluso al Superintendente celebrando la solidez y las utilidades del sistema bancario, se concluye que existe una dificultad.
Estos no son, estrictamente -quiero decirlo-, problemas del Banco Central, pero tienen que ver también...
El señor NOVOA (Presidente).- Ha concluido su tiempo, señor Senador.
El señor OMINAMI.- ¿Me concede un minuto para concluir, señor Presidente?
El señor NOVOA (Presidente).- Muy bien, Su Señoría.
El señor OMINAMI.- Cuando los señores Vittorio Corbo y José de Gregorio eran Presidente y Vicepresidente del Banco Central , respectivamente, trabajé mucho en lo relacionado con la regulación de las tarjetas de crédito. Y la verdad es que los resultados son un tanto decepcionantes. Finalmente, se logró que fuera la Superintendencia de Bancos la que cumpliera tal función respecto de dichos documentos, que se hallaban en un terreno de nadie, pero es impresionante cómo todavía se abusa de la desinformación, de la ignorancia de la gente obligada a endeudarse para pagar a crédito.
Y, en ese aspecto, también quisiera pedirle al Instituto Emisor que revisara la propia normativa que en su momento propuso, a partir de un trabajo que convinimos en la Comisión de Hacienda. Creo que sería del caso una evaluación. Tengo la impresión de que el resultado va a ser negativo, que todavía sigue primando el abuso respecto de la gente.
Lo denunció, por lo demás, el SERNAC hace un tiempo: los bancos anunciaron una disminución de la tasa de interés, pero, paralelamente, aumentaron las comisiones, con lo cual las utilidades permanecieron inalteradas.
Por mi parte, considero que se requiere una institución más vigilante respecto a esta situación.
Finalizo, señor Presidente , con un punto bien técnico. Ingresó a la Cámara de Diputados, según entiendo, el proyecto sobre Mercado de Capitales III, en el cual se contemplan cuestiones como la ampliación de la securitización. Quisiera preguntarles a los señores consejeros si han sido parte de ese análisis. Creo que detrás de la securitización existen cosas bien complejas. En el fondo, intervienen mecanismos a través de los cuales los bancos terminan prestándole a cualquier persona, al cubrir aquella medida los créditos, y, por esa vía, aumenta el nivel de riesgo y se efectúan operaciones que aparecen como muy inteligentes desde el punto de vista financiero, pero que terminan siendo bastante negativas desde el punto de vista del funcionamiento global del sistema. Mi pregunta es si han tomado parte en esa discusión o si tienen alguna opinión sobre los contenidos de tal iniciativa.
El señor NOVOA (Presidente).- Le ofrezco la palabra al señor Presidente del Banco Central, con el objeto de que pueda contestar las consultas formuladas.
El señor DE GREGORIO (Presidente del Banco Central).- Señor Presidente, por su intermedio, quiero hacer una aclaración sobre el debate que se produjo.
El Banco Central es una institución técnica, autónoma, y no ha sido cooptada por ningún sector económico. Nosotros actuamos de manera independiente y técnica por el bienestar del país.
Quiero agregar lo siguiente: si hay algo que aprendimos de estas crisis -por eso no nos pasó- es que despreocuparse de la estabilidad financiera, sin duda, resulta tremendamente costoso.
No nos impresiona lo que sucede en algunos países emergentes de Europa, en los cuales se han aplicado liberalizaciones de mercado financiero, fijaciones de tipo de cambio, en fin, todos los errores que cometimos en el pasado. Nosotros hemos tenido la prudencia de actuar en el sentido de mantener estable el sistema financiero.
Y eso es muy importante. Porque, gracias a la abundante evidencia que hemos acumulado desde hace algunos años, sabemos que las crisis financieras agravan muchísimo las recesiones, las desaceleraciones: al menos se duplican los costos cuando a una desaceleración de la economía se le suma una crisis financiera.
Nuestra experiencia nos ha permitido disponer de un sistema financiero bastante resistente a este tipo de turbulencias. Ello, sin duda, constituye un beneficio. La mejor manera de demostrarlo claramente sería que aquello no ocurriera, pero, en verdad, no estamos para eso. Lo importante es que en este escenario, considerando que muchos países tendrán problemas durante largo tiempo para restablecer sus sistemas financieros, en Chile no sucederá de igual forma. Y eso es positivo.
Lo anterior me conduce a un punto mencionado en varias presentaciones: ¿qué pasa con la tasa de interés de colocación?
Aquí deseo separar dos cosas. La primera, como se ve en el gráfico, las tasas de interés de colocación promedio han caído.
Por ejemplo, se aprecia que la de "Consumo más de 3 años" es la más baja desde principios de esta década. Incluso, cuando se registraron tasas de interés muy reducidas y las economías de todo el mundo crecían, los niveles de riesgo eran menores.
Obviamente, hay segmentos de mercado. Se ve, por ejemplo, que las tasas de consumo entre 181 días y un año son algo más altas en comparación con las pasadas. Pero todas han caído de sus niveles más elevados desde que el Banco Central empezó a relajar la política monetaria.
Las tasas de créditos comerciales están alcanzando sus mínimos.
Y esto me va a servir para responder la consulta de la Senadora señora Matthei en cuanto a cómo afectan las tasas que determina el Instituto Emisor, porque, por ejemplo, en el recuadro anterior se observa que las tasas de vivienda varían menos.
El Banco Central fija la tasa de interés diaria, a la cual se le presta y provee liquidez a un día. Y nosotros estamos dispuestos a proveer toda la liquidez necesaria para que esa sea nuestra tasa interbancaria de política monetaria.
Repito: se trata de una tasa a un día. ¿Por qué ella es relevante? Porque la que fijamos a un día y la que el mercado prevé que seguiremos estableciendo a una semana o a un mes determinan el costo de los fondos que están consiguiendo los bancos. Si todo fuera a un día, obviamente que sería nuestra tasa. Pero como alguien puede pedir a un mes -normalmente la fijamos para este período, así que no debería haber inconveniente alguno-, o a tres meses, cuando las economías empiezan a experimentar un boom a veces las tasas largas suben porque la gente piensa que probablemente la tasa de política monetaria aumentará.
Por consiguiente, se trata de un mecanismo indirecto basado sobre todo en la credibilidad, la regla y la forma como se aplica la política en comento.
Ello tiene que ver, por ejemplo, con la discusión acerca de lo que realizamos el año pasado.
En octubre de 2008 no había muchos antecedentes con respecto a que la inflación estaba baja -ya había caído Lehman Brothers -, y en ese mes registró 0,9 por ciento. Al final, se llegó a una inflación de 9,9 por ciento.
El señor OMINAMI .- Por el alza del petróleo.
El señor DE GREGORIO ( Presidente del Banco Central ).- ¡No! ¡En octubre se había acabado!
Y eso lo veíamos en todos los indicadores subyacentes, tal como lo presentamos en el Senado hace un año. En ese momento anunciamos, primero, que dejábamos de reducir la tasa -ya lo habíamos pensado-, lo cual empezó a surtir efecto inmediato en todas las tasas de mercado.
En noviembre, antes de bajar la tasa y a la espera de disponer de un panorama más claro sobre la trayectoria y lo que íbamos a hacer con la de corto plazo, señalamos que lo más probable sería que se redujera. Y en seguida comenzó a disminuir la estructura de las tasas de mercado.
¿Por qué las tasas de crédito para la vivienda no reaccionan tanto a nuestro movimiento? Porque son a 20 años; dependen de la conducta de la política monetaria durante ese período, y, en tal virtud, fluctúan bastante menos. Pero, en general, una pequeña fluctuación surte mucho efecto sobre las condiciones de crédito.
Una vez que uno actúa a través de la tasa de política monetaria, se afecta al crédito, al monto por el cual la gente quiere endeudarse, a lo que las empresas desean pedir prestado para su financiamiento.
En octubre del año pasado -repito- empezamos a aplicar muchas medidas de provisión de liquidez. ¿Por qué? Porque subieron las tasas de depósito. Hubo una gran demanda por liquidez que empujó hacia arriba el costo de fondeo de los bancos. Y si no actuábamos para alinear las tasas de mercado con las nuestras y seguíamos diciendo: "total tenemos una tasa en 8,25 por ciento", terminaríamos generando estrecheces financieras en el sector privado bastante severas.
Por consiguiente, lo primero que hicimos ese mes fue alinear las tasas de mercado con las nuestras, proveyendo muchos instrumentos de liquidez, lo cual prosiguió con la disminución de tasas.
No considero necesario ahondar en lo que sucede cuando se produce una crisis financiera. En Chile sufrimos una en 1982 -muchos países las han tenido en otros momentos- y aprendimos de ella. Pero quiero insistir en la importancia de mantener un sistema suficientemente fuerte que permita estabilidad en un contexto de alta fluctuación.
Nosotros no monitoreamos si el sistema financiero de Estados Unidos presenta algún problema. Las turbulencias y lo que pasa allá y en otros países nos es ajeno. Pero nuestra reacción es recolectar los datos, analizarlos, evaluarlos y tomar las decisiones pertinentes.
Además, estamos muy al tanto y participamos en la discusión que se da en el mundo en materia de regulación financiera. Mucho de lo que se debate hoy en este ámbito tiene que ver con reglas que ya hemos establecido para que el sistema financiero opere de manera sólida.
Y aquí también existe una tensión.
Cabe recordar que la crisis subprime se inició porque se perseguía un objetivo muy valioso: que numerosas personas sin historia crediticia accedieran a una vivienda. Y aunque era un objetivo tremendamente loable, fue lo que contaminó el sistema hipotecario.
Por tanto, siempre debemos evaluar la obtención de un sistema financiero muy profundo, que atienda a mucha gente, sin provocar una debilidad al nivel alcanzado en los países desarrollados.
¿Qué sucede hoy en Chile? Efectivamente, las utilidades de los bancos han estado cayendo, y también las tasas de interés. Pero existe una discusión -como se mencionó-, por ejemplo, acerca del nivel tan elevado de las tasas de crédito de consumo. Y hay cosas, tanto desde el punto de vista del MK3 como desde el de nuestra normativa, que podemos realizar para aumentar la competencia en el sistema financiero.
Estamos absolutamente disponibles para participar y contribuir en ese debate, al igual como lo hicimos respecto a nuestra propia normativa, al homogeneizar la letra de crédito para que exista más profundidad en el mercado de crédito hipotecario, manteniendo una regulación.
La securitización es buena. Pero ¿qué pasó con ella en Estados Unidos? Llegó a ser tan compleja que se sacaba el riesgo del banco; al final, a quien debía cobrar le daba lo mismo que le pagaran o no, y al que prestaba le era indiferente evaluar al cliente, porque en definitiva le vendía el riesgo a otra persona.
En consecuencia, debemos cautelar ese tipo de situaciones. Y, sin duda, lo están de manera suficiente en nuestra economía, según lo ha demostrado la actual crisis y lo que observamos en el Banco Central.
Se nos ha preguntado acerca de qué sucede con el empleo.
El Senador señor García nos consultó, considerando que el desempleo subió, qué podemos esperar al respecto. Tal vez esto refleja algo de la profundidad y las características de la crisis mundial.
Esta crisis fue extremadamente aguda y abrupta, y era muy difícil detenerla con políticas. Entre noviembre y abril del presente año cayó todo lo que podía caer: la actividad industrial, los inventarios, el empleo a nivel internacional.
Recordemos que a principios de 2009 las predicciones sobre el aumento del desempleo en Chile eran mucho más dramáticas de lo que se observó en la realidad. ¿Y por qué? Porque, ante tanta incertidumbre, aparentemente se produjo una especie de sobrerreacción en el mundo entero. Y esto implicó que se despidiera tal vez a más gente de la necesaria en esta fase del ciclo; que se suscribieran menos créditos; que se realizaran menos inversiones.
Hoy eso mismo debería proveer fuerza para la recuperación o al menos para la estabilización de muchos indicadores.
Por lo tanto -contestando la pregunta antes mencionada-, según los datos que se observan, aunque en los indicadores todavía existen efectos estacionales, ha habido cierta moderación, de partida en las caídas de actividad, pero también en las cifras de empleo.
¿Y cómo va a ir evolucionando el empleo? Obviamente, depende de la fuerza que vaya tomando la actividad, porque hay problemas de fondo atinentes al funcionamiento del mercado del trabajo y a su capacidad para absorber la cesantía.
El Senador señor García consultaba, asimismo, qué se debería esperar con respecto a las tasas, que todavía se hallan muy altas. Y estos son los efectos que se contraponen.
En la medida en que la incertidumbre global, el riesgo empiecen a disminuir, las tasas, que se encuentran en lo grueso, deberían ver influidos sus movimientos por la tasa de política monetaria y por los niveles de riesgo. Y en tanto se vaya despejando la incertidumbre y se vislumbre un mejor panorama hacia el futuro, deberían aliviarse además las condiciones financieras.
Nuestras encuestas muestran que, si bien las tasas han bajado para quienes consiguen crédito, hay personas que no han podido acceder a él. Y por eso ha caído el crédito: porque se restringe la oferta, pero también la demanda. Cuando la incertidumbre empiece a amainar, tendrá que observarse, cada vez más, un alivio en las condiciones financieras con las cuales se otorga un préstamo.
Se nos consultaba, asimismo, sobre el crecimiento de tendencia.
El crecimiento "tendencial" -como lo denominamos nosotros- es aquel que experimentaría nuestra economía sin generar presiones inflacionarias, dado lo invertido en los años previos. Y como la inversión cayó muy bruscamente en 2009, sucede lo mismo que en una empresa. A lo mejor respecto de esta queremos saber cuánto más puede producir: si durante el año ajustó su inversión, va a producir menos el siguiente.
Por eso planteamos que para el próximo año el crecimiento de tendencia se ubicaría entre 4 y 4,5 por ciento. Y hacia el largo plazo se aproximaría a 5 por ciento. Esta cifra nos sirve para anclar todas las proyecciones en el muy largo plazo y se basa en evidencia general, sobre la cual existen algunos patrones fundamentales. Pero esto no significa que tal porcentaje vaya a permanecer para siempre o que no debemos hacer lo posible para ello. Sin duda, son aspectos que dicen relación a cómo fomentar la productividad. Y en el Banco hemos efectuado estudios -se hallan absolutamente disponibles- sobre lo que puede pasar.
Lo anterior me lleva a exponer lo siguiente.
Cuando analizábamos la posibilidad de extender el IPoM, no era para que este resultara más voluminoso, sino para hacerlo más breve, más agudo y más frecuente, atendidos los hechos que ocurren.
Quiero señalar que el Instituto Emisor no se limita a elaborar el Informe de Política Monetaria. Muchas de las preguntas que surgen acerca del traspaso de tasas, por ejemplo, encuentran respuesta en distintos recuadros, como el que se mencionó con anterioridad, el cual, a su vez, está asociado a diversas minutas.
Todos esos estudios, presentaciones -en fin, hay un profuso material-, se hallan disponibles y espero que a Sus Señorías les lleguen oportunamente. En ellos se muestra lo que el Banco Central está haciendo en diversos rubros, incluso en algunos no directamente relacionados con el IPoM; hay muchas investigaciones de nuestros economistas que resultan relevantes para entender lo que acontece con la economía.
Enseguida, deseo exponer acerca de dos puntos.
El primero atañe al comportamiento de nuestra economía. Y creo que una buena manera de abordarlo es hacer una comparación con la forma en que reaccionó ante crisis anteriores.
En 1982-1983, el crecimiento de la economía nacional estuvo 20 puntos porcentuales por debajo del crecimiento mundial. O sea, en promedio, cada año fue 10 puntos porcentuales inferior a lo que crecían los otros países. Ello, a raíz de la crisis financiera de esa época. Entonces aprendimos algunas cosas sobre manejo macroeconómico.
En 1999, debido a la crisis asiática, nuestra economía creció 4 puntos menos que las de las demás naciones.
Hoy día, con la peor crisis financiera desde la Gran Depresión; la primera caída de la actividad internacional de los últimos 60 años, la economía chilena, acorde a lo que ocurrirá a nivel mundial, experimentará una caída. Pero esta será menor. Incluso, nuestra economía podría exhibir un mejor desempeño que las del resto de los países.
Ello es el resultado de muchos años de aprender nuestras lecciones y de contar con instituciones y políticas relativamente sólidas para enfrentar situaciones de tanta gravedad como la actual.
Segundo punto.
Tal lección, por fortuna, no solo la aprendió Chile. En la actualidad, a la mayoría de los países en desarrollo les está yendo mejor que a los desarrollados, precisamente debido al aprendizaje referido.
No se trata de que todo haya cambiado. En el mundo en desarrollo, en las economías emergentes en América Latina se aprendió la importancia de manejar la política monetaria de manera contracíclica, a ahorrar en los períodos de auge y crear sistemas financieros sólidos.
Evidentemente, eso constituye la base para que nosotros, sin aislarnos, podamos aminorar los efectos de una crisis de proporciones.
Si veinte años atrás alguien hubiera preguntado qué pasaría con Chile, país en desarrollo, ante una crisis de la magnitud que reviste la que estamos viviendo, sin duda el pronóstico habría sido muy distinto de lo que en verdad sucede. Porque, si bien es cierto no podemos evitar la crisis internacional con nuestras políticas, lo que estamos haciendo, con mucha convicción, nos permite minimizar sus efectos.
Muchas gracias.
El señor NOVOA (Presidente).- Gracias a usted, señor Presidente.
Ofrezco la palabra.
Ofrezco la palabra.
Habiéndose cumplido su objetivo, se levanta la sesión.
--Se levantó a las 12:17.
Manuel Ocaña Vergara,
Jefe de la Redacción