Labor Parlamentaria
Diario de sesiones
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Índice
- DOCUMENTO
- PORTADA
- I. ASISTENCIA
- II. APERTURA DE LA SESIÓN
- III.
ORDEN DEL DÍA
-
INFORME DE COMISIÓN ESPECIAL RELATIVA A MISIONES DE PAZ
- ANTECEDENTE
- INTERVENCIÓN : Sergio Romero Pizarro
- INTERVENCIÓN : Roberto Munoz Barra
- INTERVENCIÓN : Jorge Patricio Arancibia Reyes
- INTERVENCIÓN : Jaime Gazmuri Mujica
- INTERVENCIÓN : Juan Antonio Coloma Correa
- INTERVENCIÓN : Miguel Adolfo Zaldivar Larrain
- INTERVENCIÓN : Baldo Prokurica Prokurica
- DEBATE
-
INFORME DE COMISIÓN ESPECIAL RELATIVA A MISIONES DE PAZ
- CIERRE DE LA SESIÓN
Notas aclaratorias
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REPÚBLICA DE CHILE
DIARIO DE SESIONES DEL SENADO
PUBLICACIÓN OFICIAL
LEGISLATURA 355ª
Sesión 17ª, en miércoles 9 de mayo de 2007
Especial
(De 12:16 a 14:9)
PRESIDENCIA DEL SEÑOR EDUARDO FREI RUIZ-TAGLE, PRESIDENTE
SECRETARIO, EL SEÑOR CARLOS HOFFMANN CONTRERAS, TITULAR
Í N D I C E
Versión Taquigráfica
Pág.
I. ASISTENCIA.........................................................................................................
II. APERTURA DE LA SESIÓN...............................................................................
III. ORDEN DÍA:
Informe de Comisión Especial de Misiones de Paz ( S 958-12)¿¿¿¿
I. ASISTENCIA
Asistieron los señores:
--Allamand Zavala, Andrés
--Alvear Valenzuela, Soledad
--Arancibia Reyes, Jorge
--Ávila Contreras, Nelson
--Bianchi Chelech, Carlos
--Cantero Ojeda, Carlos
--Chadwick Piñera, Andrés
--Coloma Correa, Juan Antonio
--Escalona Medina, Camilo
--Espina Otero, Alberto
--Frei Ruiz-Tagle, Eduardo
--García Ruminot, José
--Gazmuri Mujica, Jaime
--Girardi Lavín, Guido
--Gómez Urrutia, José Antonio
--Horvath Kiss, Antonio
--Kuschel Silva, Carlos
--Larraín Fernández, Hernán
--Letelier Morel, Juan Pablo
--Longueira Montes, Pablo
--Matthei Fornet, Evelyn
--Muñoz Aburto, Pedro
--Muñoz Barra, Roberto
--Navarro Brain, Alejandro
--Novoa Vásquez, Jovino
--Núñez Muñoz, Ricardo
--Ominami Pascual, Carlos
--Orpis Bouchón, Jaime
--Pérez Varela, Victor
--Pizarro Soto, Jorge
--Prokurica Prokurica, Baldo
--Romero Pizarro, Sergio
--Ruiz-Esquide Jara, Mariano
--Sabag Castillo, Hosaín
--Vásquez Úbeda, Guillermo
--Zaldívar Larraín, Adolfo
Concurrieron, además, los señores Ministros de Relaciones Exteriores , don Alejandro Foxley Ríoseco, y de Defensa Nacional, don José Goñi Carrrasco.
Asisten, asimismo, el Subsecretario de Guerra, señor Gonzalo García Pino; el Jefe del Estado Mayor de la Defensa , General de Aviación señor Iván Fabry Rodríguez, y el Jefe del Área de Defensa y Asuntos Internacionales del Comité Asesor del Ministro de Defensa , señor Rodrigo Atria Benaprés.
Actuó de Secretario el señor Carlos Hoffmann Contreras.
II. APERTURA DE LA SESIÓN
--Se abrió la sesión a las 12:16, en presencia de 15 señores Senadores.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
En el nombre de Dios, se abre la sesión.
III. ORDEN DEL DÍA
INFORME DE COMISIÓN ESPECIAL RELATIVA A MISIONES DE PAZ
El señor FREI, don Eduardo ( Presidente ).-
La presente sesión ha sido convocada por acuerdo de los Comités a fin de que el Senado tome conocimiento del informe de la Comisión Especial relativa a las Misiones de Paz.
--Los antecedentes sobre el informe ( S 958-12) figuran en el Diario de Sesiones que se indica:
Se da cuenta en sesión 15ª, en 8 de mayo de 2007.
El señor FREI, don Eduardo ( Presidente ).-
Solicito autorización de la Sala para que ingresen el Subsecretario de Guerra, don Gonzalo García; el Jefe del Estado Mayor de la Defensa Nacional , General Iván Fabry, y el Jefe del Área de Defensa y Asuntos Internacionales del Comité Asesor del Ministerio de Defensa Nacional, señor Rodrigo Atria.
--Se accede.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor HOFFMANN ( Secretario General ).-
Señores Senadores, el informe de la Comisión Especial deja constancia de que el propósito de su constitución fue dedicarse al estudio de dos materias. Primero, la evaluación de la situación de las tropas y medios nacionales en Haití; y segundo, la proposición de un marco que regule la salida de tropas para futuras misiones de paz.
La Comisión realizó para ello una serie de sesiones y un viaje a la República de Haití, conforme a una invitación formulada por el Ministerio de Defensa Nacional.
El informe contiene dos partes referidas a los objetivos de la Comisión. En el Capítulo I, denominado "Nueva política nacional para la participación en misiones de paz", se consignan las observaciones iniciales formuladas por sus miembros; la proposición del Presidente de ella, Honorable señor Romero; la respuesta del Ministro de Defensa Nacional a dicha proposición; las opiniones de los integrantes de la Comisión sobre la intervención del Ministro y acerca de la propuesta del señor Senador mencionado; las sugerencias de los miembros de la Comisión, y, por último, la sugerencia final de esta sobre la materia, que figura en las páginas respectivas del informe que Sus Señorías tienen a la vista.
En el Capítulo II, dedicado a la "Evaluación de las tropas y medios nacionales en Haití", se describen la visita de trabajo que la Comisión realizara a dicho país y los planteamientos de sus integrantes sobre el particular.
Además, se transcribe la presentación del señor Ministro de Relaciones Exteriores ante las Comisiones de Relaciones Exteriores y de Defensa Nacional, unidas, referida a la prórroga de la participación de Chile en la Misión de Estabilización de Naciones Unidas en Haití.
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El señor MUÑOZ ABURTO.-
¿Me permite, señor Presidente?
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Tiene la palabra Su Señoría.
El señor MUÑOZ ABURTO.-
Señor Presidente, solicito a la Mesa que recabe la autorización necesaria para que la Comisión de Trabajo y Previsión Social pueda sesionar en forma paralela con la Sala.
El señor ALLAMAND.-
Pido la palabra.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
La tiene, señor Senador.
El señor ALLAMAND.-
Señor Presidente , deseo hacer presente mi rechazo a la petición formulada por el Honorable señor Muñoz Aburto.
En realidad, permanentemente estamos siendo sometidos a la presión de trabajar en Comisiones y, simultáneamente, asistir a sesiones de trascendencia, como en el caso presente.
Entonces, me opongo a la solicitud planteada
El señor FREI, don Eduardo ( Presidente ).-
No hay acuerdo.
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El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Romero.
El señor ROMERO.-
Señor Presidente, Honorables colegas, señor Ministro de Defensa Nacional y señor Jefe del Estado Mayor de la Defensa Nacional:
Al dar cuenta del informe de la Comisión Especial relativa a Misiones de Paz, en primer término debo hacer necesariamente un reconocimiento muy especial a quienes trabajaron en la Secretaría de la Comisión. Estimo un deber expresar mis agradecimientos, no solamente a dicha Secretaría, sino también a los asesores señores Rodrigo Yáñez, Gonzalo Wielandt y Ricardo Benavente , quienes en todo momento realizaron un trabajo que, para nosotros, fue de mucha trascendencia.
Dicho lo anterior, es preciso recordar que, a raíz del acuerdo adoptado en la sesión 72ª, ordinaria, de 29 de noviembre de 2006, el Senado acordó crear una Comisión Especial encargada de evaluar dos situaciones específicas. Primero, proponer un marco legal regulatorio para la salida de tropas en futuras misiones de paz; y segundo, evaluar la situación de tropas y medios nacionales en Haití.
Hoy día daremos cuenta del objetivo más relevante y trascendente: proponer un marco permanente que regule la salida de tropas nacionales para futuras misiones de paz. El capítulo relacionado con el caso de Haití lo desarrollaremos la próxima semana, con motivo de la solicitud de prórroga de la permanencia de las Fuerzas Armadas chilenas en ese país, materia que será analizada por el Senado en la sesión correspondiente.
Con posterioridad, en la sesión 75ª, ordinaria, de 6 de diciembre del año pasado, el Senado acordó nombrar como integrantes de la Comisión Especial a los Senadores señores Jorge Arancibia Reyes , Jaime Gazmuri Mujica , Roberto Muñoz Barra , Baldo Prokurica Prokurica, Adolfo Zaldívar Larraín y el que habla.
La Comisión se constituyó el 20 de diciembre de 2006, ocasión en que tuve el honor de ser elegido Presidente por la unanimidad de sus miembros.
Cabe recalcar que celebramos un número importante de sesiones, a partir del 20 de diciembre de 2006 hasta hace pocos días.
Entre los trabajos y actividades desarrolladas por la Comisión, cabe destacar el viaje que realizamos a Haití entre el 22 y el 24 de marzo del año en curso, atendiendo una invitación formulada por el Ministerio de Defensa Nacional.
En nuestra labor participaron plenamente -más que simples invitados- un sinnúmero de personalidades, entre las cuales cabe mencionar a los señores Ministros de Defensa Nacional y de Relaciones Exteriores; al Subsecretario de Guerra , señor Gonzalo García ; al Subsecretario de Relaciones Exteriores , don Alberto Van Klaveren ; al Director de Política Especial del Ministerio de Relaciones Exteriores, don Luis Winter ; al Ministro Consejero , señor Hernán Mena , y -no haré la referencia completa- una larga lista de personas que participaron aportando su experiencia y sus puntos de vista.
Al inicio de nuestro cometido, también contamos con la colaboración de la Biblioteca del Congreso Nacional, a la cual solicitamos un considerable número de antecedentes relacionados con el tema, material bibliográfico de interés y, particularmente, legislación comparada respecto de lo que han hecho países más desarrollados o naciones con características similares al nuestro en los casos específicos de las misiones de paz.
En todo momento la Comisión Especial coincidió en entender que el encargo efectuado por esta Alta Cámara recae sobre una materia que necesariamente debe constituir una política de Estado.
Quiero destacar en esta parte que las propuestas y conclusiones del informe fueron compartidas por todos los miembros de la Comisión. Sin embargo, como tal vez hay matices en las expresiones personales, hice presente que naturalmente cada uno podrá precisar de manera libre sus puntos de vista.
El informe comienza con una referencia al origen del encargo a la Comisión y continúa con una introducción relativa a diversos aspectos de las misiones de paz.
Luego, en el Capítulo I, se aborda el tema de la institucionalidad nacional para la participación de tropas en operaciones de paz. Se tratan los siguientes temas: análisis y observaciones iniciales formuladas por los miembros de la Comisión; la primera propuesta de la Presidencia de ella, la que se redactó con los asesores; la visión de los Ministerios de Relaciones Exteriores y de Defensa Nacional; los alcances y las opiniones de los integrantes de la Comisión, cuyo aporte fue realmente extraordinario.
Quiero destacar que en los muchos años que llevo como Senador no había tenido la oportunidad de contar con una colaboración tan responsable, seria y, particularmente, constructiva, de parte de todos los integrantes de la Comisión, como la realizada en los meses en que trabajamos en conjunto.
Por último, el informe consigna la propuesta final de la Comisión a la Sala, a la que voy a dedicar un mayor tiempo dentro de estas consideraciones.
En la Introducción -estoy simplemente haciendo una referencia para que Sus Señorías puedan seguir el análisis-, se habla de "Las misiones de paz y Naciones Unidas", aun cuando el origen de tales operaciones no necesariamente radique en dicho organismo.
Se señala que los propósitos o fines de la ONU "se refieren al mantenimiento de la paz y a la seguridad internacional, al fomento de las relaciones amistosas entre los Estados, basadas en el respeto al principio de igualdad de derechos y al de libre determinación de los pueblos; al desarrollo de la cooperación internacional...", etcétera. Todos esos objetivos que conocemos, en el fondo están motivando la manera como Naciones Unidas tiene presentes los principios más importantes, que son los siguientes: prohibición de la amenaza y del uso de la fuerza; respeto de la soberanía territorial; principio de no intervención; igualdad jurídica de los Estados; solución pacífica de las controversias, y respeto del honor de los Estados.
Todo ello está extensamente analizado en el informe, razón por la cual no lo vamos a describir en esta ocasión.
Después la Comisión tuvo en consideración diversos antecedentes.
En la revisión de los antecedentes jurídicos nacionales, se tuvieron a la vista la Constitución Política; la ley Nº 10.067; el decreto Nº 94, de 1996, del Ministerio de Defensa, que fija hasta ahora la Política Nacional para la Participación del Estado Chileno en Operaciones de Mantenimiento de la Paz; el decreto Nº 68, de 1999, del Ministerio de Defensa, que modificó el decreto antes aludido.
También se analizaron las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas respecto de las misiones de paz, en especial de la más señera de los últimos tiempos, cual es la de Haití. Se examinó una larga lista de resoluciones, que se encuentran anexadas al informe.
Dejo constancia de que en la Secretaría de la Comisión hay un valiosísimo material, particularmente la Versión Taquigráfica de las exposiciones y los antecedentes entregados por las personas que asistieron a las reuniones de trabajo.
Si hubiésemos adjuntado toda esa documentación al informe -que tiene casi 100 páginas-, seguramente habría sido imposible tenerla a la vista. De modo que invito a quienes deseen profundizar en el tema a solicitar dicho material a la Secretaría.
Hace algunos instantes me referí al estudio del Derecho Comparado sobre el funcionamiento de las misiones de paz en diversos países. Ese es un antecedente fundamental para entender de qué manera otras naciones se han aproximado a esta materia. De hecho, no sólo revisamos la legislación comparada, sino que también recibimos el aporte directo de agregados militares de distintas embajadas.
Importante fue conocer los casos de Alemania y Francia. Resultaron muy reveladores los enfoques de los diferentes países para acercarse a una definición de lo que debería ser una misión de paz. En ese aspecto, llamó mucho la atención a la Comisión y a quien la presidía el principio sustentado por el segundo de los países mencionados. De alguna manera, nosotros lo recogemos muy sutilmente. Ellos señalan que siempre quieren ser los primeros en estar presentes y los primeros en retirarse, lo que constituye, sin duda, un símbolo muy evidente de sus actuaciones en el mundo.
En el Capítulo I hemos consignado las observaciones y los planteamientos iniciales formulados por los miembros de la Comisión.
Luego, la Presidencia planteó una propuesta inicial. Ahí están las bases para una nueva institucionalidad. Y se elaboró a partir de los puntos de vista de los integrantes de la Comisión. Eso es muy importante.
A continuación aparece la respuesta del señor Ministro de Defensa Nacional a la primera proposición, la que no sólo es profunda, sino que, además, constituye un compromiso real y verdadero del Ejecutivo , que se refleja en un trabajo que nosotros -lo repito- entendimos como política de Estado.
Siento que es imperativo que los señores Senadores revisen los planteamientos del Ministerio de Defensa y los comparen con los efectuados por la Comisión en ese momento, para entender que estábamos orientados hacia los mismos objetivos.
En seguida se consignan las opiniones de los miembros de la Comisión acerca de la intervención del Ministerio de Defensa.
En la referencia a este Capítulo, destaco la intervención del señor Canciller en las Comisiones de Defensa y de Relaciones Exteriores, unidas -aprovecho de agradecer su presencia en la Sala-, respecto de quien, si bien no expuso en la Comisión Especial relativa a Misiones de Paz, entendimos que era conveniente incorporar su pensamiento en el informe.
Por lo tanto, las palabras que dediqué a la exposición del señor Ministro de Defensa tienen la misma profundidad y similar alcance, y se hacen extensivas al de Relaciones Exteriores.
Luego se consignan las sugerencias de los integrantes de la Comisión. Se abrió un plazo para la presentación de sus observaciones y planteamientos concretos. Porque muchas veces, por la premura del tiempo, nos encontramos con que no se alcanza a efectuar un estudio serio sobre una determinada materia.
Sin embargo, la realidad es que el aporte hecho por los miembros de la Comisión resultó extraordinario. Lo destaco porque, sinceramente, debo decir que no sólo es fundado, sino que muy estricto. Se basó en un análisis muy circunstanciado y definido de cada una de las observaciones que querían hacer a la propuesta de la Presidencia .
Por último, se dejó constancia de la proposición final de la Comisión Especial relativa a Misiones de Paz sobre una Nueva Política Nacional para la Participación en Operaciones de Paz. Como esto, sin duda, es muy importante, invito a Sus Señorías a revisar el texto.
Está el "Mandato de Naciones Unidas para la presencia internacional en Haití: la participación nacional en la MINUSTAH", lo que constituye un antecedente que vale la pena considerar.
La Comisión discutió también la participación de nuestro país en el contexto internacional.
Sobre la base de lo señalado por los académicos durante las audiencias públicas a que dio lugar el trabajo de la Comisión, se enumeraron algunas tendencias respecto de la naturaleza de los conflictos que se enfrentarán en el futuro. Me parece que la Sala debiera conocer, al menos, el nombre de esos acápites.
En primer lugar, se habla de que, si bien los conflictos limítrofes interestatales tienden a disminuir, siguen existiendo en América Latina. Constatamos 10 conflictos limítrofes activos y, entre los años 1990 y 2001, hubo 16 disputas militarizadas por conflictos de esa naturaleza.
En segundo lugar, se producirán conflictos interestatales por el acceso y control de tecnología. Luego, habrá disputas por el acceso a recursos naturales. Asimismo, guerra civil dentro de un Estado, que también es una fuente de origen.
En cuanto a los Estados en crisis, hemos utilizado el término "Estados en crisis" para evitar referirnos en forma peyorativa a "Estados fallidos" o "Estados en riesgo", porque obviamente ello implica una calificación que no nos corresponde.
Entonces, es previsible una creciente conflictividad intraestatal y una mayor cantidad de situaciones de ingobernabilidad.
Hemos puesto lo de América Latina simplemente a modo de enumeración, porque la verdad es que no ha habido una restricción dentro del ámbito de las operaciones. Pero, obviamente, por estar situado en la Región, nos interesaba dar un vistazo más pormenorizado a ese tipo de conflictos.
Ahora, respecto del tipo de operaciones de paz, la Comisión ha entendido que es previsible que se den dos tendencias: una, operaciones de paz y Estados en crisis. En este tipo de conflictos de carácter intranacional las instituciones básicas del Estado se desintegran y conforman naciones "sin ley ni orden". Lo pongo entre comillas para personificarla.
Y la segunda tendencia que se desprende del análisis son las operaciones de paz civiles-militares. Es la integración cada vez mayor de un componente civil en operaciones de paz, que a veces eran exclusiva o principalmente militares. Esta es una tendencia que se observa desde hace una década en la que Chile participa por primera vez en forma activa en Haití.
Dicha participación, obviamente, involucra una asesoría en temas de implementación y gestión de políticas públicas; asesoría para el establecimiento, por ejemplo, de sistemas electorales, planificación policial, creación de una infraestructura básica -un registro civil, por decir algo, en el caso haitiano-, todo lo cual debiera ser realizado por un órgano que trabaje transversalmente en sus distintos ámbitos.
Hay compromisos asumidos en el Congreso durante la última prórroga, que no voy a reseñar -que todos los conocemos- y que, en definitiva, presuponen la existencia de mandatos vigentes; que las Comisiones de Relaciones Exteriores y de Defensa Nacional del Senado sean informadas permanentemente; que el Ejecutivo procure el establecimiento de una normativa sobre las misiones de las Naciones Unidas, que estamos haciendo en conjunto a través de esta Comisión, y que ante cuadros de incremento de riesgo, obviamente, el Gobierno debiera asumir, no sólo una responsabilidad, como lo hace, sino también las prevenciones necesarias.
En cuanto a las propuestas para internalizar una nueva política nacional de participación en misiones de paz, se contó con los siguientes antecedentes: la ley Nº 19.067; el Decreto Supremo Nº 94, de 1966; la adhesión al sistema de tropas "stand by", que son contingentes de reserva de las Naciones Unidas; el establecimiento de un Centro Conjunto para Operaciones de Paz de Chile (CECOPAC), y el mecanismo de toma de decisiones vigente actualmente.
Ahora me referiré a las recomendaciones de la Comisión Especial relativa a Misiones de Paz, sobre los nuevos criterios gubernativos y administrativos para la toma de decisiones acerca de la participación nacional en operaciones de paz, como expresión de una política de Estado.
"1) La decisión sobre el envío de tropas nacionales a una operación de paz será adoptada" -como corresponde al mandato constitucional- "por el Presidente de la República , quien, de acuerdo con lo preceptuado en el artículo 32, números 15º y 17º de la Carta Fundamental, tiene como atribuciones exclusivas, la conducción de las relaciones exteriores de la República y la disposición de las fuerzas de aire, mar y tierra, su organización y distribución, según las necesidades de la seguridad nacional.
"La responsabilidad sobre la evaluación de cada petición, y la proposición posterior a S.E. el Presidente de la República será de los Ministerios de Relaciones Exteriores y de Defensa Nacional, en conjunto, los cuales deberán proceder al estudio de una solicitud de Naciones Unidas o en el marco de acuerdos o tratados entre Estados, según el mecanismo expuesto a continuación, debiendo informar permanentemente y por anticipado a los actores que la ley asigna la toma de este tipo de decisiones," -en este caso, el Senado- "de todo eventual escenario internacional que requiera de la presencia de una operación de paz, en sus ámbitos e implicancias, según el protocolo expuesto a continuación, siempre teniendo en vista para su implementación, una estrategia global que reúna los aspectos militar, político, económico, social y cultural.
"2) La participación en operaciones de paz distinguirá dos modalidades: (i) de contingente y (ii) de experto u observador, aplicando sólo en el primero de los casos el procedimiento descrito en este Título.
"3) Constituye una responsabilidad exclusiva del Ejecutivo la decisión del envío de tropas al extranjero. Sin embargo, el Senado de la República," -como todos lo sabemos- "en vista del acuerdo exigido por la ley para proceder al envío de tropas nacionales al extranjero, deberá ponderar los escenarios con anticipación en base a la información disponible en virtud de esta ley, de manera de fundar sus decisiones en este ámbito. No obstante lo anterior y sin perjuicio del análisis hecho por esa Cámara para manifestar su posición, respecto del envío de tropas nacionales a una operación de paz determinada, la responsabilidad de la coordinación de todos los aspectos militares y policiales involucrados, la organización de la fuerza que participe y de la institución que proporciona los medios, será del Ministerio de Defensa Nacional, y el control, de Naciones Unidas o del órgano que corresponda en el marco de acuerdos o tratados entre Estados; en tanto que los de participación y cooperación civil internacional, del Ministerio de Relaciones Exteriores.
"4) Las operaciones de paz en que participará Chile serán aquellas autorizadas bajo mandato de Naciones Unidas, contenidas en los Capítulos VI, VII y VIII de su Carta fundacional. Se considera, también, la participación nacional en misiones desplegadas de conformidad con acuerdos o tratados internacionales, fuera del ámbito de Naciones Unidas." El Tratado de Río de Janeiro es uno de los casos en que se considera esta participación.
"5) La participación de tropas nacionales en una operación de paz no podrá prolongarse más allá de cuatro años desde su autorización inicial. Excepcionalmente, en casos calificados como esenciales para el interés nacional, podrá excederse dicho plazo, pero la aprobación de su autorización y de sus eventuales prórrogas requerirán el voto favorable de la mayoría de los Senadores en ejercicio.
"6) El seguimiento estratégico de las realidades internacionales que ameriten la formación de una operación de paz con sus múltiples dimensiones, así como la optimización de la relación costo beneficio de la participación en ellas, obliga al establecimiento de un mecanismo de evaluación de la gestión y una asesoría especializada de carácter técnico, jurídico, político y económico, que recaerán, en forma permanente, en una Comisión de Operaciones de Paz, la cual estudiará cada caso a la luz de esta política y de las orientaciones que emitan los Ministerios de Relaciones Exteriores y de Defensa Nacional, debiendo generar informes regulares, al menos de carácter trimestral, los que serán distribuidos simultáneamente a los Ministros de Relaciones Exteriores y de Defensa Nacional . Asimismo, el Ejecutivo pondrá a disposición del Senado dichos informes, por medio de su Presidencia .
"La Comisión de Operaciones de Paz se compondrá de un Consejo Político y de un Comité Técnico, relacionándose con el Poder Ejecutivo " -es una sugerencia que está haciendo la Comisión dentro de esta propuesta- "a través del Ministerio de Defensa Nacional o de Relaciones Exteriores. Un decreto supremo determinará los miembros de dicha Comisión, su forma de designación y sus atribuciones. Sin embargo, se sugiere incluir en ella a dos ex Senadores que hayan ejercido el cargo de Presidente de las Comisiones de Relaciones Exteriores o de Defensa Nacional de la Cámara Alta.
"La solicitud de autorización remitida al Senado, deberá necesariamente recaer en operaciones de paz incluidas dentro de las orientaciones ministeriales antes señaladas. La Comisión de Operaciones de Paz estará autorizada para tomar contacto con instituciones de la Defensa, gubernamentales y otras que sean necesarias, a fin de contar con los antecedentes que permitan una mejor resolución en esta materia.
"7) El informe a que se refieren los artículos 1º y 4º de la ley Nº 19.067, esto es, aquel que tiene lugar formulado un requerimiento para el ingreso de tropas extranjeras o para la salida de tropas nacionales, respectivamente, será de responsabilidad de la Comisión de Operaciones de Paz y tendrá el carácter de reservado, conteniendo los elementos necesarios para adoptar una decisión. Deberá ser remitido en esa misma calidad y simultáneamente a los Ministros de Relaciones Exteriores y de Defensa Nacional. Además, el Ejecutivo pondrá a disposición del Senado dichos informes, por medio de su Presidencia .
"Dicho informe, según corresponda, deberá discernir y reconocer con exactitud esos elementos, a partir del requerimiento de Naciones Unidas o del órgano que corresponda en el marco de acuerdos o tratados entre Estados.
"También, deberá incluir una referencia precisa a la suficiencia de la información disponible y de aquella entregada por el organismo requirente de la participación nacional, para determinar con certeza los plazos, las condiciones, costos y beneficios para el país de involucrarse en la operación de paz respectiva.
"De ser suficiente, deberá entonces expresar el objeto concreto a alcanzar, señalando un estado final deseado y el modo de alcanzarlo; el plazo global de participación para el logro de los objetivos buscados, según el marco establecido por esta ley de permanencia y las modalidades de la salida de tropas propuestas al Presidente de la República . Estos aspectos, si bien deberán privilegiar el ingreso desde las primeras fases de las crisis, deberán también considerar el pronto regreso de las tropas desplegadas.".
Esto último representa un simple objetivo y un deseo.
"8) El interés nacional constituye un elemento esencial para la adopción de una normativa de Estado en esta materia. Para determinar la concurrencia de este elemento en el caso particular, se deberá siempre atender a los intereses permanentes de la patria y, especialmente, al grado de importancia que una situación de conflicto puede tener para la seguridad nacional, debiendo la magnitud de la participación nacional ser directamente proporcional a dicha relevancia, que debe ser siempre comprobable y justificable. Es ineludible vincular la seguridad nacional al interés nacional, dado el rol que la Constitución Política de la República establece, tanto para las Fuerzas Armadas como para las de Orden y Seguridad.
"9) Toda participación nacional en operaciones de paz sujeta al mecanismo de autorización dispuesto por la presente ley," -esperamos que este informe se traduzca en una ley, naturalmente- "deberá generar informes de estado de situación cada seis meses, los que deberán ser emitidos por la Comisión de Operaciones de Paz, y en carácter de reservados ser remitidos en esa misma calidad y simultáneamente a los Ministros de Relaciones Exteriores y de Defensa Nacional . Asimismo, el Ejecutivo deberá ponerlos a disposición del Senado por medio de su Presidencia .
"10) Finalizada la participación de tropas chilenas en un operación de paz determinada, la Comisión de Operaciones de Paz deberá enviar, dentro de 60 días y simultáneamente, un informe a los Ministros de Relaciones Exteriores y de Defensa Nacional en que se detallen sus resultados, el nivel de logro de los objetivos propuestos, la situación del personal que fue desplegado y los costos materiales y financieros efectivamente incurridos. Además, el Ejecutivo deberá ponerlo a disposición del Senado por medio de su Presidencia .
"11) Toda autorización de ingreso de tropas extranjeras y salida de tropas nacionales que requiera del acuerdo del Senado deberá materializarse en un oficio del Ejecutivo y ser remitido a dicha Corporación, la que analizará la solicitud en sus Comisiones de Relaciones Exteriores y de Defensa Nacional, unidas, y tendrá un plazo de 30 días corridos, contados desde la fecha de recepción del oficio, para considerarlo, entendiéndose que lo aprueba en el caso de no pronunciarse dentro de dicho término.".
Con esto estamos estableciendo un plazo más que suficiente para que el Senado disponga del tiempo necesario para hacer un análisis como corresponde a la seriedad y a la responsabilidad compartida que nos atañe en esta materia.
"Salvo la exigencia de un quórum especial, el acuerdo del Senado deberá ser adoptado por la mayoría de sus miembros presentes y solamente podrá aceptar o rechazar la solicitud del Presidente de la República en los términos y condiciones en que fue presentada, sin introducirle enmiendas o condiciones.
"Habiéndose rechazado la solicitud del Presidente de la República , en el caso de existir o acreditarse nuevos antecedentes que lo justifiquen, éste podrá remitir una nueva solicitud, de conformidad al procedimiento establecido por esta ley.
"En el caso de los oficios al Ejecutivo solicitando prórrogas de acuerdos vigentes del Senado, dicho plazo será también de treinta días, junto al cual deberá acompañarse un informe de la Comisión de Operaciones de Paz que incluirá un análisis detallado sobre el estado de situación de las tropas nacionales en el exterior o de las tropas extranjeras en el país, según corresponda, debiendo en los informes para solicitar prórrogas de salida de tropas nacionales hacer referencia expresa al cumplimiento del objeto preciso encomendado, las razones para extender el período total de permanencia, la expresión de un nuevo y definitivo plazo, así como las modalidades de salida de las tropas, ajustadas a ese último término.
"La solicitud contenida en el oficio deberá tomar en consideración el informe que al respecto se elabore por la Comisión de Operaciones de Paz y se fundamentará, a lo menos, en:
"a) Una exposición del mandato de la Organización de Naciones Unidas o de la solicitud conforme a tratado vigente o del Estado afectado;
"b) La explicitación de los objetivos perseguidos con la misión, así como del interés y, por tanto, la amenaza a la seguridad nacional involucrados en la participación en la misma;
"c) La exposición de las normas de empleo de la fuerza en el marco del mandato o solicitud;
"d) La descripción de las tropas nacionales a ser desplegadas;
"f) La organización del mando del contingente nacional y su equipamiento y material de apoyo;
"g) Una referencia expresa, en base a la información disponible y procesada por el informe antes señalado, del plazo global de participación para el logro de los objetivos buscados, según el marco establecido por esta ley; y
"h) Una estimación indicativa del costo financiero de la participación nacional en la operación, incluidas las donaciones en dinero o especies a ser realizadas en la misión de paz, y las fuentes de su financiamiento.
"12) La autorización inicial del Senado será válida por hasta el término de doce meses, sin perjuicio de que atendiendo a la modalidad de participación y las características de la misión pueda también otorgar su acuerdo hasta el fin de la misión, con el voto favorable de las mayoría de sus miembros presentes.
"13) Con la finalidad" -y esta es una modalidad que hemos denominado de fast track- "de enfrentar oportunamente" -y en forma muy urgente- "graves crisis humanitarias ocasionadas por conflictos armados, y sólo en los dos casos explicitados más adelante," -solo dos casos- "el Presidente de la República podrá disponer la rápida o inmediata salida del territorio de la República de una fuerza de tamaño reducido, no mayor de una unidad fundamental (una compañía de Ejército o su equivalente para las otras Fuerzas Armadas), sin el previo acuerdo del Senado y por un plazo no superior a 45 días.
"El Presidente informará al Senado de la salida de estas tropas dentro de las 24 horas siguientes a producida. De producirse la necesidad de una prórroga de dicho plazo, deberá necesariamente contarse con el acuerdo del Senado.
"Todo lo anterior sólo se podrá adoptar en conformidad con las normas y tratados internacionales vigentes y únicamente" -de modo muy excepcional- "en los siguientes casos:
"a) Cuando se trate de proteger, rescatar o evacuar a personas no combatientes ni armadas de nacionalidad chilena que se encuentren en una zona de conflicto armado con peligro inminente para sus vidas, y
"b) Cuando la Organización de Naciones Unidas haya solicitado a sus Estados Miembros enviar con urgencia tropas para impedir graves daños a la población civil en una zona de conflicto armado.
Esos son los casos excepcionales a que la Comisión alude.
"14) Sobre la base de los requerimientos que formule el Ministerio de Defensa Nacional y/o de Relaciones Exteriores, la Ley de Presupuestos contendrá anualmente una provisión para enfrentar los costos que demanden la gestión de la Comisión de Operaciones de Paz, así como la preparación y la participación de fuerzas o personal chileno en operaciones de paz, cuya distribución será efectuada por el Ministerio de Defensa Nacional y/o de Relaciones Exteriores. Los gastos que irrogue la aplicación de la nueva ley se financiarán con cargo al presupuesto vigente de las respectivas instituciones.
Eso, como norma transitoria.
"15) El envío de tropas chilenas a operaciones de paz debe ser la expresión de una política de Estado, y sin perjuicio del acuerdo con que debe concurrir el Senado, la decisión final sobre el envío de fuerzas a una operación de paz, tal como se ha señalado anteriormente, la adoptará el Presidente de la República , tomando en consideración el informe conjunto que presenten los Ministros de Defensa Nacional y de Relaciones Exteriores, por medio de la Comisión de Operaciones de Paz.
"16) Será responsabilidad del Ministerio de Defensa Nacional desarrollar las capacidades para la preparación y entrenamiento de las fuerzas militares y civiles que se emplearán en operaciones de paz, en materias inherentes a éstas, considerando, en lo que corresponda, el rol coordinador del Ministerio de Relaciones Exteriores.
"17) Nada de lo señalado en este documento puede entenderse como una renuncia o limitación del derecho que asiste al Estado de Chile para concurrir al cumplimiento de obligaciones que pudieren emanar de otros acuerdos internacionales de carácter bilateral o regional.".
Señor Presidente , he tratado se ser lo más sucinto posible. No obstante, la extensión del informe y la profundidad con que se realizó este trabajo me obligaron a explayarme más de lo que hubiese deseado.
Sin embargo, quiero agradecer a quienes hoy nos acompañan en la Sala por la atención prestada.
He dicho.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Muñoz Barra.
El señor MUÑOZ BARRA.-
Señor Presidente y Honorables colegas, Chile inició a comienzos de los años 90 un proceso denominado de inserción internacional.
En un primer momento, este se materializó -como Sus señorías recordarán- en la suscripción de acuerdos de respeto a la democracia, de derechos humanos, tales como la Convención Americana sobre Derechos Humanos, llamada también Pacto de San José de Costa Rica.
Luego, nuestro país firmó una serie de acuerdos comerciales: tratados de libre comercio con Canadá, con Estados Unidos, Corea y China, y de Asociación con Europa.
Todos ellos daban cuenta del interés nacional por alcanzar los beneficios de la llamada "globalización". Nuestros sucesivos Gobiernos y nuestro Parlamento, en un verdadero esfuerzo, por supuesto aprovechaban las bondades que esos tratados nos podían brindar tras la aprobación de cada uno de ellos.
Ejercíamos -por así decirlo- los derechos o beneficios que la globalización nos ofrecía.
Después de una década, y cuando ya teníamos afianzada incluso una suerte de liderazgo regional en estas materias, surge un nuevo tipo de caso internacional, por lo menos para Chile: la situación de Haití.
Al respecto, debo hacer una prevención.
Nuestra nación participó con anterioridad en operaciones de misiones de paz en Bosnia el 2003, y también en 1991 en Kuwait, en 1992 en Camboya, en 2000 en Timor Oriental, en 2003 en Bosnia y Herzegovina y en 2004 en Haití. Pero debo reconocer que ellas nunca alcanzaron los ribetes políticos y sociales de las de Haití desde el punto de vista tanto de la situación en esta nación caribeña cuanto de los intereses de Chile en el área, que no hemos de perder de vista.
Haití , como Sus Señorías saben muy bien, sufrió los embates de una crisis política y social profunda, que estuvo a punto de terminar en una guerra civil fratricida.
Ante la situación planteada -porque de aquí parte la iniciativa que hoy día estamos concretando-, nuestro país acordó participar en la operación pertinente.
Resalto esta autorización, Honorables colegas, porque Chile asume una nueva fase en su desarrollo internacional. Se hace responsable de contraer deberes ante la comunidad mundial. No permanece indiferente frente a los problemas de una nación amiga.
No participa, entonces -y es lo que trato de decir-, sólo de los beneficios de la globalización, sino también de sus obligaciones.
Además, lo hace respetando uno de los principios permanentes de nuestra política exterior: la no intervención en los asuntos internos de otros Estados, ya que participa dentro de un marco multilateral: las Naciones Unidas.
De más está decir que la participación chilena, en conjunto con otros países amigos, en especial de Latinoamérica, ha podido brindar seguridad, facilitar el otorgamiento de asistencia humanitaria y coordinar las actividades requeridas para promover y proteger los derechos humanos, aparte la promoción de algo fundamental para nosotros: la democracia.
Se deben agregar a lo anterior los beneficios que ello ha traído para Chile. Entre otros, ser percibido como un país interesado en su entorno geográfico; mostrar las capacidades de nuestras Fuerzas Armadas, en especial las referidas a despliegue; generar un espacio de acercamiento a las naciones miembros del CARICOM; fortalecer los lazos con Brasil, que manda la fuerza militar, y mejorar la interacción de nuestras fuerzas militares.
Es ese el marco general de nuestra actual participación en Haití.
Señor Presidente , durante el debate de la última autorización de prórroga concedida se acordó crear una Comisión Especial de Misiones de Paz, ante una serie de legítimas inquietudes expresadas por algunos Honorables Senadores.
Ellas decían relación, en general, a poder sistematizar los principales aspectos que debían regir este tipo de operaciones, en atención a que el actual marco normativo quedaba atrás frente a los nuevos escenarios que se presentaban al país.
Entonces, destacó también como uno de los provechos de nuestra participación en la MINUSTAH la posibilidad planteada en el sentido de revisar nuestro ordenamiento sobre la materia y ponerlo al día.
Ello ha sido factible por un interés transversal, generado en una solicitud -que destaco- del Honorable señor Romero, compartida ciertamente por el resto de los miembros de las Comisiones de Relaciones Exteriores y de Defensa Nacional del Senado.
Ya se ha señalado que a las reuniones pertinentes asistieron personeros de Gobierno, embajadores, representantes de las Fuerzas Armadas, expertos y asistentes de los institutos políticos. Es decir, se contó con una participación que podríamos definir como plural y muy técnica.
Las conclusiones a que se arribó son ampliamente compartidas y representan un buen ejemplo de lo que un trabajo en conjunto puede lograr.
Propuestas para una nueva política nacional de participación en operaciones de paz
El marco antes expuesto, dotado de criterios político-económicos, operativos, gubernativos y administrativos, adolece de serios defectos que dificultan el establecimiento de una política de Estado con relación a la participación nacional en operaciones de paz de Naciones Unidas.
Para ello deben concurrir transversalmente otras fuerzas políticas con representación parlamentaria, que en este caso ejercen funciones públicas y de representación popular en el Senado de la República, el cual, en virtud de la ley Nº 19.067, tiene la atribución de manifestar o no su acuerdo para la salida del país de tropas nacionales, como requisito previo a la suscripción del decreto supremo del Presidente de la República que así lo disponga. Esto, con el objeto de dotar de la mayor transparencia, ponderación y estabilidad a las decisiones del país, que trascienden al Gobierno de turno, pues envuelven políticas de Estado que deben guardar continuidad a lo largo del tiempo.
En seguida, señor Presidente , quiero comentar en forma breve las recomendaciones de la Comisión Especial relativa a Misiones de Paz sobre nuevos criterios gubernamentales y administrativos para la toma de resoluciones acerca de la participación nacional en operaciones de paz como expresión de una política de Estado.
La decisión sobre el envío de tropas nacionales a una operación de paz será adoptada, por supuesto, por el Presidente de la República , en virtud de sus atribuciones exclusivas, lo cual nunca estuvo en cuestión en las sesiones de trabajo que celebró la referida Comisión.
La responsabilidad sobre la evaluación de cada solicitud y la proposición posterior a Su Excelencia el Presidente de la República será de los Ministerios de Relaciones Exteriores y de Defensa Nacional, en conjunto, los cuales deberán proceder al estudio de una petición de Naciones Unidas o en el marco de acuerdos o tratados entre Estados.
A su vez, la participación en operaciones de paz distinguirá -y quiero subrayarlo- dos modalidades: de contingente y de experto u observador, aplicando sólo en el primero de los casos el procedimiento descrito en el Título correspondiente.
Sin perjuicio de lo anterior, tratándose de fuerzas combinadas con terceros países, el acuerdo del Senado se otorgará sujeto a la condición suspensiva de que esos Estados autoricen la salida de sus propias tropas destinadas a integrar la fuerza combinada. Mientras no se cumpla dicho supuesto, la autorización de la Cámara Alta penderá en su eficacia.
La participación de tropas nacionales en una operación de paz -el señor Presidente de la Comisión fue extenso para señalar los objetivos a que concluimos, por ende, al respecto haré sólo una breve reseña- no podrá prolongarse más allá de cuatro años desde su autorización inicial (esta es una de las materias que siempre han estado en cuestionamiento). Excepcionalmente -expresa el informe de la Comisión- podrá excederse dicho plazo, pero con el voto favorable de la mayoría de los Senadores en ejercicio.
Se establece una Comisión de Operaciones de Paz, la cual estudiará cada caso a la luz de esta política y de las orientaciones que emitan los Ministerios de Relaciones Exteriores y de Defensa Nacional, debiendo generar informes regulares, al menos de carácter trimestral, los que serán distribuidos simultáneamente a los Ministros de Relaciones Exteriores y de Defensa Nacional . Asimismo, el Ejecutivo pondrá dichos informes a disposición del Senado.
El informe que se emita deberá expresar el objeto concreto a alcanzar, señalando un estado final deseado y el modo de conseguirlo; el plazo global de participación para el logro de los objetivos buscados, según el marco establecido por esta ley de permanencia, y las modalidades de las salidas de tropas propuestas al Presidente de la República . Estos aspectos, si bien privilegiarán el ingreso desde las primeras fases de las crisis, deberán también considerar el pronto regreso de las tropas desplegadas.
Toda participación nacional en operaciones de paz sujeta al mecanismo de autorización tendrá que generar informes de estado de situación cada seis meses, los cuales serán emitidos por la Comisión de Operaciones de Paz.
Finalizada la participación de tropas chilenas en una operación de paz, dicha Comisión deberá enviar, dentro de 60 días y de manera simultánea, un informe a los Ministros de Relaciones Exteriores y de Defensa Nacional donde se detallen sus resultados, el nivel de logro de los objetivos propuestos, la situación del personal desplegado y los costos materiales y financieros en que efectivamente se incurrió. Además, el Ejecutivo deberá poner ese documento a disposición del Senado.
Toda autorización de ingreso de tropas extranjeras y salida de tropas nacionales que requiera el acuerdo de la Cámara Alta habrá de materializarse en un oficio del Gobierno que deberá ser remitido a dicha Corporación, la que analizará la solicitud en sus Comisiones de Relaciones Exteriores y de Defensa Nacional, unidas, y dispondrá de un plazo de 30 días corridos, contados desde la fecha de recepción de ese documento, para considerarla, entendiéndose que la aprueba en caso de no pronunciarse dentro de dicho término.
Tratándose de oficios del Ejecutivo mediante los cuales se solicite prorrogar acuerdos del Senado vigentes, el plazo será también de 30 días. Y, asimismo, deberá acompañarse un informe de la Comisión de Operaciones de Paz.
Además, con la finalidad de enfrentar oportunamente graves crisis humanitarias ocasionadas por conflictos armados, y sólo en las dos situaciones explicitadas más adelante, el Presidente de la República podrá disponer la rápida o inmediata salida del territorio de la República de una fuerza de tamaño reducido, no mayor de una unidad fundamental (una compañía de Ejército o su equivalente para las otras ramas de las Fuerzas Armadas), sin previo acuerdo del Senado y por un plazo no superior a 45 días.
El Primer Mandatario informará a la Cámara Alta dentro de las 24 horas siguientes a la salida de las tropas.
Honorables colegas, concluyo señalando que este trabajo es destacable como labor del Senado, porque obedece a una visión transversal y tiene un solo objetivo: responder a los intereses permanentes del Estado chileno.
Es cuanto puedo señalar, señor Presidente.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Arancibia, quien dispone de diez minutos para intervenir, al igual que los restantes oradores.
El señor ARANCIBIA.-
Creo que diez minutos son suficientes. Y trataré de ser lo más sintético posible, haciendo referencia al origen de esta situación.
Señor Presidente , la verdad de las cosas es que esta Comisión Especial se conformó por las dificultades que habían estado presentando en forma sistemática los decretos sobre prórroga de la permanencia de nuestras tropas en Haití.
Antes de eso, cuando la entidad de las fuerzas que mandábamos era menor, el mecanismo funcionaba de manera mucho más ágil y con menos preocupación por parte de los Senadores.
Pues bien, partiendo de la premisa de que el origen es la situación de Haití, deseo rescatar el hecho de que hayamos sido capaces de conformar una Comisión que realmente trabajó sobre la base del criterio de estructurar una política de Estado respecto de un tema que lo requiere, como son las políticas de Defensa o las de Relaciones Exteriores.
Esa es una primera consideración.
Pero quiero formular otra.
Y parto efectuando dos reconocimientos -adicionales a todos los que hizo el Presidente de la Comisión, que son muy merecidos-, para complementar el debate.
Cuando estábamos discutiendo una vez más el envío de tropas a Haití, el Senador señor Zaldívar tuvo la idea de avanzar en la generación de una Comisión Especial. Y los miembros de las Comisiones de Relaciones Exteriores y de Defensa que integraron el órgano creado tuvieron la genialidad de entregar al Honorable señor Romero la responsabilidad de su Presidencia .
Deseo resaltar a esos dos personajes: al Senador señor Zaldívar , por aquella idea, y al Senador señor Romero, por haber asumido la responsabilidad en comento y por la forma como llevó a cabo su tarea, con un grado de compromiso personal extraordinario, que se materializa en el documento que tenemos frente a nosotros.
Vaya un reconocimiento de este Senador a esos dos distinguidos y Honorables colegas.
Señor Presidente , entrando un poco en el detalle, quiero expresar mi satisfacción por haber participado en la estructuración de las bases de lo que podría constituir una política de Estado para el envío de tropas en misiones de paz.
Quedó demostrado que somos capaces de hacerlo, que ello era necesario y que es posible trabajar de esta manera en muchas otras materias. Y el país estaría profundamente agradecido con nosotros si en ellas avanzáramos de la misma forma.
Y terminamos con la aprobación unánime del informe en grueso, completo. Eso quiere decir que todos los que participamos en la Comisión respaldamos ese documento, con muy pequeñas observaciones.
Ciertamente, como documento base, dicho informe debería impulsar ahora un proyecto de ley que norme la materia y sirva de referente para futuras misiones de paz.
No voy a entrar al detalle de los contenidos del informe, porque ya fueron latamente relatados por el señor Presidente de la Comisión . Pero quiero resaltar con mentalidad militar -por así decirlo- el que a futuro, cuando se solicite un envío de tropas al extranjero, el documento respectivo debería contener, a lo menos, el origen del requerimiento, que básicamente lo hemos establecido como una petición de las Naciones Unidas y que consiste en el envío de un contingente de observadores.
Después debiéramos ser capaces, cuando el Ejecutivo formule el requerimiento al Legislativo, de plantear con mayor certeza lo relacionado con el interés nacional.
Y voy a detenerme un poco en este punto.
Decir que es importante a los fines de la política exterior de Chile participar en misiones de paz, por la estatura político-estratégica y otros aspectos que podríamos plantear en forma genérica, tal como lo acaba de hacer quien me antecedió en el uso de la palabra...
El Senador señor Muñoz Barra no me está prestando atención. Pero no importa.
El señor VÁSQUEZ.-
¡No: sigue haciendo uso de la palabra...!
El señor ARANCIBIA.-
Dejémoslo.
Señor Presidente, para no continuar con justificaciones genéricas que se pueden aplicar a cualquier caso, como la inserción de Chile en el contexto internacional, creo que deberíamos ser capaces de precisar dónde se encuentra el interés nacional específico en la misión planteada.
Hoy día nos hallamos en Haití. Pero si nos quedamos en lo genérico, cualquiera podría preguntarse por qué no en África, por qué no en el Medio Oriente, por qué no en otras zonas donde hay una infinidad de conflictos en los cuales, con afán internacionalista, tal vez deseáramos participar.
Ese es un tema central. Y yo pediría a quienes van a elaborar la propuesta que sean lo más observantes posible en tal sentido.
Ahora bien, en los aspectos específicos, ya superado lo del interés nacional, me parece que se debe establecer claramente la misión que va a cumplir la tropa. O sea, qué se desea que haga y con cuál propósito -esta es una terminología que en el mundo militar se entiende muy claramente-, con qué objetivo (incluso, se puede establecer una precisión de tiempos para alcanzar objetivos parciales antes de llegar al final); cuál va a ser la entidad de la fuerza que se empleará, y, por últimos, cuáles serán los costos de operación, algo que se ha expresado aquí en forma reiterada.
Con esos antecedentes va a ser posible que el Senado tenga una definición de respaldo más clara frente a lo que se está solicitando. Y me asiste convicción en tal sentido.
De otra parte, me ha surgido una observación.
Como se dijo que sobre esta materia hubo un acuerdo global que todos apoyamos...
Señor Presidente, ¡agradezco la atención que me está prestando el Senador señor Muñoz Barra ...! ¡Es proporcional a la que le brindé...!
El señor COLOMA.-
¡Es inversamente proporcional!
El señor ARANCIBIA.-
No. Mi atención hacia mi Honorable colega fue más o menos igual de intensa.
Me preocupa el fast track, señor Presidente . En la Comisión establecimos que en la Sala se podrían plantear matices en cuanto a nuestras diferencias. Y en el fast track hay dos opciones. Una de ellas es el envío de tropas o la acción militar ante una emergencia. Es lo que se plantea ante la necesidad de evacuación, por ejemplo, de connacionales, cosa que me parece que ocurrió en Israel y, tiempo atrás, en El Líbano. En tal caso, se mandan efectivos y después se avisa. No cabe otra alternativa.
La otra es el envío de contingente de una magnitud de unidad fundamental, como se define acá, equivalente a una compañía de Ejército, a un buque o a una agrupación aérea similar. Cuando se trate de ese tipo de misión, que dure alrededor de 45 días y respecto de la cual se le pide al Presidente que avise dentro de las 24 horas posteriores, quisiera proponerle al Ejecutivo -cuyos representantes nos están escuchando- lo siguiente. En caso de inclinarse por esta segunda alternativa -el envío de contingente de hasta una compañía- y cuando se determine que el problema reviste la urgencia que se esté planteando, se puede solicitar la convocatoria inmediata...
El señor PROKURICA.-
En 24 horas.
El señor ARANCIBIA.-
...de los jefes de Comités del Senado, de modo que exista un grupo reducido que participe en la etapa de los fundamentos y que, por supuesto, proporcionará un respaldo. Así se facilitaría el compromiso posterior de la Sala con la segunda decisión.
Esa es una medida inteligente de no difícil implementación y que sin duda contribuiría a que el mecanismo funcionara en forma más armónica.
Pienso que el resto del documento es de gran categoría y servirá al Ejecutivo para establecer su política y elaborar el proyecto de ley pertinente.
Reitero mis felicitaciones por el trabajo realizado y me congratulo de haber participado en él, pues va a conducir a que se formule una política de Estado consensuada entre el Poder Ejecutivo y el Legislativo, con una intensa y activa participación de los mundos civil y militar en la definición de sus parámetros.
Eso es todo.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Tiene la palabra el Senador señor Gazmuri.
El señor GAZMURI.-
Señor Presidente , como se ha expresado acá, la Comisión especial se originó, por un lado, en el reiterado debate que ha debido efectuar el Senado, en los años recientes, acerca de solicitudes sucesivas de autorización para la mantención del contingente chileno en la Misión de Paz de las Naciones Unidas en Haití; y por otro, en el hecho de que en las dos últimas ocasiones comenzaron a surgir mayores dudas y aprensiones, tanto respecto de la necesidad de conservar las tropas allí cuanto de los plazos. Y la discusión generaba cada vez más interrogantes.
Entonces la Sala acordó crear la Comisión especial, con los dos mandatos que mencionó su Presidente . El primero de ellos se refería a evaluar la Misión de Paz en Haití y la participación chilena, así como los criterios para nuestra eventual permanencia en ese país o la modificación de nuestra política respecto de este caso específico.
Pero en la misma discusión surgió la posibilidad, en segundo término, de estudiar un marco general de criterios para la participación de Chile en operaciones de paz -uno de los principales instrumentos con que cuenta la Organización de las Naciones Unidas para cumplir con sus objetivos de seguridad internacional- y de ver hasta dónde se puede mejorar nuestra institucionalidad en todo lo relativo a esa dimensión de nuestra política exterior.
En función de esos cometidos se generó la Comisión especial, cuyo primer resultado estamos entregando hoy día.
Antes de hacer algunos comentarios,...
Señor Presidente, advierto que el Senador señor Arancibia está prestando tanta atención a mi intervención como la que a la suya le dedicó mi Honorable colega Muñoz Barra .
No formulo un reclamo en particular -respeto la libertad de la gente-, pero, en fin, uno espera que se aplique el principio de reciprocidad.
El señor MUÑOZ BARRA.-
¡Por mi parte, estoy escuchando...!
El señor GAZMURI.-
Como decía, antes de hacer algunos comentarios -lo más breves que sea posible, por el escaso tiempo de que disponemos- sobre el contenido del informe, quiero reconocer aquí, públicamente, la gran dedicación que demostró en esta tarea el Senador señor Romero, Presidente de la Comisión . Su Señoría fue un extraordinario artífice en la creación de las condiciones y los ritmos de trabajo que han permitido evacuar el texto en un lapso razonablemente corto.
Es preciso destacar, también, la activa labor desarrollada tanto por la Secretaría de la Comisión como por sus secretarias.
Cabe subrayar, asimismo, el interés permanente del Ministerio de Relaciones Exteriores y del de Defensa Nacional, así como del Estado Mayor de la Defensa Nacional -cuyo Jefe nos acompaña-, y el aporte de distintas instituciones académicas, de ex embajadores que han tenido vinculación con Haití, y, en general, de mucha gente que concurrió a enriquecer nuestro debate.
Lo que estamos entregando esta tarde, junto con una descripción larga -no la voy a resumir- de la labor realizada, incluida una visita a Haití que, a mi juicio, fue muy útil, son las recomendaciones respecto de la segunda cuestión que mencioné acerca del mandato de la Comisión: los criterios generales para la toma de decisiones en materia de operaciones de paz y las sugerencias para el mejoramiento de nuestra institucionalidad.
La evaluación de la Misión de Paz en Haití -el informe contiene gran cantidad de antecedentes sobre ella- y la propiamente tal de los criterios que se discutieron en la Comisión respecto del segundo tema serán presentadas en la sesión en que se trate la autorización que pide el Gobierno para mantener a nuestras fuerzas en Haití.
Las exposiciones del señor Presidente y de los miembros de la Comisión fueron bastante extensas, así que sólo enfatizaré algunos puntos.
La proposición concreta -como se indicó- la constituyen las recomendaciones de la Comisión. Esa es la propuesta resolutiva -los demás antecedentes son complementarios- que figura en el informe y que se divide en dos.
Una parte es la definición de las ideas generales que deberían orientar nuestra participación en operaciones de paz. Ello, en mi opinión, resulta relevante, porque va definiendo lo que se pidió: criterios globales tendientes a constituir una doctrina de Estado en cuanto a los elementos que se deberían tener en cuenta para participar en operaciones de paz, entendiendo que cada una de ellas requerirá un análisis especial, porque son específicas, tienen modalidades distintas y, además, se proyectan sobre la base de diferentes capítulos del Estatuto de las Naciones Unidas.
Repito: será menester discernir caso a caso. Pero es trascendental fijar criterios generales concordados y que incluso se pudieran establecer mañana en las modificaciones legales correspondientes.
Creo que todos estamos de acuerdo en que estas operaciones son un instrumento muy importante para la preservación de la paz y en que Chile debe participar en ellas, como parte de sus responsabilidades para con la comunidad internacional.
Igualmente, una economía tan abierta como la nuestra debe tener también un correlato en asumir responsabilidades y en garantizar la seguridad y la paz mundiales, bienes fundamentales para nuestro propio desarrollo.
Y, por tanto, las condiciones de nuestra seguridad exigen mantener un entorno regional y mundial de paz. Ello está en el más directo interés de Chile, y constituye un criterio central.
Creo que estamos todos de acuerdo en que participaríamos sólo en operaciones de paz que obedecieran al mandato expreso del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y -también se plantea en el informe- en lo que deviniese de tratados que Chile haya firmado, como es el caso de nuestra condición de garantes en el marco del Tratado de Río de Janeiro, que resolvió los litigios limítrofes entre Ecuador y Perú. Este fue un tipo de intervención nuestra que no estaba bajo el mandato de las Naciones Unidas, pero sí bajo la jurisdicción de instrumentos específicos que nuestro país ha suscrito.
De igual modo, se consideró la disposición a participar en operaciones de paz establecidas en todos los capítulos pertinentes de la Carta de las Naciones Unidas (Capítulos VI, VII y VIII).
Esas son recomendaciones muy expresas. Pienso que dan un marco de orientaciones generales que pueden servirnos mucho a la hora de discernir sobre nuestra participación en operaciones de paz específicas.
En cuanto a nuestros procedimientos, respecto de lo cual se deberían originar modificaciones legales, las recomendaciones también aportan algunos aspectos a mi juicio importantes.
En la Comisión hubo preocupación, primero, por generar sistemas de trabajo que garantizaran lo establecido en la Constitución -se menciona en el informe- en orden a que la decisión acerca del despliegue de tropas chilenas en el extranjero corresponde enteramente al Presidente de la República . Es su decisión y su responsabilidad. Sin embargo, ello requiere el concurso del Senado. Por tanto, el debate respecto de las proposiciones de la Cámara Alta debe contar con las condiciones de información y de tiempo que nos permitan realizar efectivamente un análisis fundado acerca de la solicitud presidencial.
Esta inquietud no nace del vacío, sino de algunas experiencias en el sentido contrario. La primera intervención en Haití fue el caso más notorio, donde debimos resolver en plazos muy breves asuntos que no habíamos abordado en esa magnitud.
En tal sentido, existe una recomendación, como la de que haya un informe un mes antes, en fin. Los señores Senadores podrán apreciar que se plantean criterios sobre el particular.
En segundo lugar, existe preocupación porque en la vinculación con el Senado haya información y evaluación sobre el seguimiento...
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Ha concluido su tiempo, señor Senador.
El señor GAZMURI.-
Señor Presidente, si la Sala me da un minuto, termino sólo con tres observaciones.
El señor FREI, don Eduardo ( Presidente ).-
Si no hay oposición, se autorizará.
Autorizado.
El señor GAZMURI.-
Señor Presidente, creo que es útil -tendrá que recogerlo el Gobierno en su proyecto, pues se trata de una materia que no es de iniciativa del Parlamento- la idea de generar en el Estado una Comisión de Operaciones de Paz, que haga un seguimiento estratégico y una evaluación permanente y que coordine los trabajos de los dos Ministerios involucrados en esta dimensión de nuestra política, que son los de Relaciones Exteriores y de Defensa Nacional.
Estimo conveniente establecer en la ley lo que aquí se ha llamado "fast track", referente al despliegue de fuerzas reducidas para enfrentar catástrofes humanitarias y sin la necesaria autorización. Creo que esto es el complemento del conjunto de disposiciones donde pedimos que haya una discusión con más información y con más tiempo para los casos normales, por así decirlo. Entendemos que existen situaciones que obligan al Estado, a través del Presidente , a desplegar contingentes pequeños -como aquí se ha señalado, una compañía-, en tiempos rápidos, con informe al Senado y con plazos limitados.
Asimismo, se discutió en la Comisión lo relativo a los plazos. Al final, llegamos a una fórmula un tanto transaccional, que encuentro razonable, consistente en establecer un término de cuatro años, pero que no sería fatal, sino abierto a revisarse en circunstancias especiales. Para ampliarlo se requeriría un quórum un tanto mayor que para el otorgamiento del permiso durante los cuatro años anteriores.
En general, he sido contrario, desde el punto de vista constitucional, a elevar mucho los quórums, pero el que señalo me parece muy razonable, porque establece la mayoría de los Senadores en ejercicio. Vale decir, en esta materia ello permite que se exprese la mayoría política constituida -o no constituida- en el Senado.
He dicho.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Tiene la palabra el Senador señor Coloma.
El señor COLOMA.-
Señor Presidente, sin duda, el informe que estamos revisando hoy nace de una necesidad propia del siglo XXI: generar un marco institucional que permita pronunciarse por una autorización o una denegación ante las solicitudes que un Presidente de la República formule para la salida de tropas al extranjero.
Ello obedece a muchos planteamientos que, con motivo de peticiones del Primer Mandatario para la salida de tropas a Haití, se expusieron respecto del fondo del tema. Y, claramente, se concluyó que ya hacía crisis una carencia institucional y conceptual en esta materia. Por eso, me alegro de la naturaleza del informe y reconozco el esfuerzo desplegado por las personas que participaron en su elaboración.
Creo que esa es una buena señal de cómo el Senado puede reaccionar activamente frente a desafíos institucionales que la modernidad va presentando.
Sobre el informe mismo, haré cuatro valoraciones especiales de puntos que me parecen bien planteados, manifestaré dos dudas acerca de su contenido y me permitiré una sugerencia referida al Senado.
Respecto del contenido, me parecen especialmente importantes cuatro de las diecinueve proposiciones que se hacen.
Lo primero, por la novedad que supone, es todo lo referido a la definición de operaciones de paz. Diferenciarlas según el tipo me parece un aporte, porque no son todas iguales. Entonces, cuando uno habla de ellas, debe entender que son de naturaleza distinta. No son lo mismo aquellas que requieren el uso de contingente y las que necesitan simplemente observadores.
Creo importante destacarlo, porque ello permitirá resolver en consecuencia.
Respecto al ámbito de aplicación, en seguida, se señala el compromiso con los Capítulos VI, VII y VIII de la Carta de las Naciones Unidas y con algunos acuerdos especiales. Es importante un marco, porque, con la actual legislación, técnicamente, el Presidente de la República puede solicitar el envío de tropas en cualquier circunstancia o conforme a su leal saber y entender. Es obvio que, dentro de esta institucionalidad, ya no será lo mismo.
En tercer lugar, me parece importante establecer en cuatro años el período máximo de las tropas en el extranjero. Es un plazo razonable en un horizonte de no institucionalizar en forma permanente tal situación. Transcurrido ese lapso, empiezan a "gatillarse" quórums distintos.
Y las autorizaciones sólo se prolongarán por 12 meses, como regla general, porque ello tampoco se hallaba establecido. Todo esto tendrá que convertirse en ley, pero no se encontraba especificado cuánto duraba la autorización del Senado.
Respecto de las operaciones, sólo me gustaría agregar -y deseo agradecer al señor Lorenzo de la Maza , capitán de navío en retiro que me envió muy importante documentación- que es preciso seguir distinguiendo. Porque no son lo mismo las operaciones de combate, las de apoyo a la paz y de estabilización, las de interdicción marítima, las de paz y observación tradicionales, las de asistencia humanitaria y las de evacuación. Quizás tendríamos que explorar la posibilidad de ir acotando las autorizaciones de acuerdo a lo que significa cada una de las misiones, según las circunstancias del país o del mundo. He señalado la división porque se trata de los seis tipos de operaciones vigentes y que no son necesariamente iguales.
Por otra parte, quiero referirme al papel del Senado. Me parece muy importante entender que existe un rol de ponderación. ¿Y por qué lo digo? Algo expresó un señor Senador que me antecedió en el uso de la palabra en el sentido de que se debe desterrar el concepto de que la Cámara Alta es un buzón de lo que en su momento pueda señalar el Presidente de la República , en el entendido de que existe casi una cierta imposibilidad de operar en contra del manejo de las relaciones internacionales. Y me parece que el presente informe clarifica bien que tiene lugar -repito- un rol de ponderación.
Voy a hacer una sugerencia sobre el particular al final de mi intervención, señor Presidente .
Por otra parte, me parece muy relevante la sugerencia de crear la Comisión de Análisis Interministerial de Operaciones de Paz en términos de tener un seguimiento técnico, profesional. Ojalá se acepte la sugerencia de que también sean parte de ella dos ex Presidentes de las Comisiones de Relaciones Exteriores o de Defensa Nacional del Senado , porque además se requieren ciertos componentes políticos en su interior. Y considero sano buscar una institucionalidad que apunte a ese rol específico. Se trata de una forma de colaborar para que las cosas se hagan mejor en cuanto al seguimiento de ese tipo de operaciones.
Por último, estimo trascendente y original -no significa que las otras cosas no las encuentre importantes- intentar definir lo relativo al interés nacional, considerado como un elemento esencial para la adopción de una normativa de Estado en la materia, porque también es relevante precisar cuáles son los factores en juego.
Tiendo a pensar que, con las sugerencias planteadas y poniendo énfasis especiales en ese aspecto, vamos a ir por la vía correcta.
¿Cuáles son mis dudas sobre el tema?
Una de ellas me parece la más central. Desde mi perspectiva, la implementación del informe no resulta armónica con la disposición constitucional referida a las Fuerzas Armadas.
Es un punto que se debe discutir. Lo he planteado en varias oportunidades y creo que es el momento de abordarlo.
Nada de lo propuesto condice con el rol que, según la Carta, corresponde a las Fuerzas Armadas. Y estoy hablando de la Constitución de 1980, con la modificación que se le introdujo el año 2005. Ni siquiera me estoy refiriendo a una anterior. Y allí se establece que las Fuerzas Armadas "existen para dar eficacia al derecho, garantizar el orden público y la seguridad pública interior". Esto no lo digo yo, sino la Ley Fundamental.
Entonces, si vamos a incorporar...
El señor GAZMURI.-
¿Seguridad pública interior?
El señor COLOMA.-
Sí. Y se agrega: "en la forma que lo determinen sus respectivas leyes orgánicas".
Le presto un ejemplar del texto, señor Senador , por si quiere ratificarlo.
¿A qué voy? A que si las recomendaciones del documento van a requerir una implementación legal deberemos entrar a revisar el rol de las Fuerzas Armadas conforme a la Constitución, cuestión que no es menor, sino delicada, compleja, por los múltiples efectos que puede tener. Pero el planteamiento legal debe estar en armonía con la Carta.
Entonces, la primera duda es cómo respetamos el principio de supremacía constitucional con una ley que otorga un determinado rol a las Fuerzas Armadas, que puede ser muy valioso -no es el instante para discutirlo-, pero que claramente no condice con la norma constitucional que rige la materia.
Se trata de un asunto pendiente. Lo dejo planteado, porque lo encuentro esencial para cualquier legislación futura sobre el particular.
Una segunda interrogante tiene que ver con las autorizaciones de emergencia para la salida de tropas.
Se sostiene que, ante una situación internacional muy dramática, o muy urgente, o donde se hallen envueltos connacionales, el Presidente de la República eventualmente podría saltarse la voluntad del Senado y que le bastaría con informar al efecto.
Por mi parte, no soy partidario de eso bajo ningún evento. Creo que la norma constitucional que exige la autorización de esta Corporación es fundamental, aun en situaciones de urgencia. Yo nunca he visto que un Presidente del Senado no convoque de inmediato a este último frente a una circunstancia de esa naturaleza. Nuestra institución dispone de mecanismos para funcionar en tales casos. Y la salida de tropas es una cuestión importante. Porque si en 10 ó 20 años más un Primer Mandatario la determina sin pasar por esta rama del Congreso constituirá una vulneración de lo que debe ser el correcto uso de los mecanismos que el país tiene en materia disuasiva.
Por eso, convenciéndome todo lo otro, creo que en este punto específico no se puede generar una vaguedad en el otorgamiento de la autorización, aunque sea por 45 días y con un informe dentro de las 24 horas siguientes. O sea, que primero se tome la decisión y después se pregunte. Se trata de un asunto muy relevante, sobre todo si queremos tener un marco armónico en cuanto al manejo de las Fuerzas Armadas y la salida excepcional de tropas al extranjero.
Finalmente, en lo que dice relación al Senado, me gustaría hacer algunas breves recomendaciones dentro del escaso tiempo que me resta. Porque le doy mucha importancia a esto. Se la he dado siempre. He participado en todos los debates sobre el tema, pues tengo sentido republicano y me parece fundamental buscar que la institucionalidad del país funcione adecuadamente.
¿Qué significa "ponderar"?
A mi juicio, a lo menos ocho cosas los Senadores debemos tomar en cuenta cada vez que se solicite una autorización de este tipo:
1.- Si ello está en armonía con los objetivos de política exterior.
2.- La naturaleza del mandato del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y si este es realista, inequívoco y puede cumplirse.
3.- Si el apoyo político y financiero internacional, como también otros recursos, son suficientes para obtener el efecto que se desea.
4.- Si la fuerza militar propuesta es adecuada o no para cumplir el mandato.
5.- Si se está realizando un proceso efectivo de consulta e intercambio de informaciones entre los países que se involucrarán en la operación.
6.- Si existe una clara estrategia de salida. Lo subrayo por ser un punto que constantemente deberemos evaluar.
7- Si media un concepto definido de operaciones, una estructura de mando y control efectivo y reglas de enfrentamiento claras.
8.- Si la operación no hará peligrar indebidamente otros compromisos nacionales o la seguridad de nuestras tropas.
¿Por qué hago este aporte, señor Presidente ? Porque creo que entre todos deberíamos elaborar una suerte de decálogo, o lo que resulte, con el objeto de determinar los pasos que el Senado tiene que dar para "ponderar". Porque "ponderar" no es decir, simple y aleatoriamente, "sí" o "no", tanto más cuanto que aquí hay una obligación ética, moral y política. Y yo, al menos, intento dar a esa obligación constitucional el mayor contenido posible, pues considero que ese es el rol que debemos cumplir como Senadores.
He dicho.
El señor GAZMURI.-
Leyó mal la Constitución, Su Señoría .
El señor COLOMA.-
No lo creo.
El señor GAZMURI.-
Dio lectura al párrafo relativo a Carabineros de Chile y no al correspondiente a las Fuerzas Armadas.
Las Fuerzas Armadas son esenciales para la defensa de la patria y la seguridad nacional, no para el orden público interior.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Zaldívar.
El señor ZALDÍVAR (don Adolfo).-
Señor Presidente, a estas alturas, y dada la calidad de las intervenciones, sólo haré cinco o seis consideraciones, más bien conceptuales, que estimo necesario tener presentes.
En primer lugar, me parece evidente que nos encontramos ante un vacío o una falta de normativa adecuada para la exigencia que hoy se nos demanda. En ese sentido, estimo que lo que ahora se nos propone resulta vital para dejar a nuestro país en condiciones de contar con un ordenamiento institucional apropiado.
Como muy bien lo ha planteado el señor Canciller en la Sala, en más de una oportunidad, estamos frente a una situación que se ha transformado en una verdadera necesidad. Es la realidad que debemos enfrentar hoy. No se trata de circunstancias aisladas. Y Chile, por la posición en que ahora se halla -todos queremos que cobre aún mayor dimensión-, no puede eludirlas.
Por consiguiente, la necesidad de llenar ese vacío institucional es también una exigencia de la realidad que será preciso enfrentar en el futuro.
Lo anterior debe llevarse a cabo, a mi juicio, intentando conjugar dos conceptos fundamentales: por una parte, la normativa constitucional vigente, que concede esa atribución al Ejecutivo como una facultad exclusiva, y por la otra, la participación que ello demanda al Senado, el cual, dada la envergadura de su intervención, no actúa en tal caso como Poder colegislador, sino, en mi concepto, representando a la nación. Y esto no es menor, porque aquí se trata de tomar una decisión política fundamental para el país, donde el Ejecutivo cuenta con la atribución, pero, para consumarla, para llevarla adelante, para obligar a la comunidad nacional, requiere contar con el concurso del Senado.
Y ahí es donde viene, en mi opinión, el gran aporte que hoy se somete a la consideración de la Sala y que debe traducirse en una estructura eficaz. Por la forma como se ha ido desarrollando el debate entre nosotros, creo que es el preludio de lo que podemos lograr en el futuro si seguimos por el mismo camino.
Quiero destacar la actuación del Canciller , señor Alejandro Foxley ; del Subsecretario de Relaciones Exteriores, señor Alberto Van Klaveren ; de los Ministros de Defensa (primero, de la señora Vivianne Blanlot, y luego, del actual titular, el señor José Goñi ), y del Subsecretario de esa Cartera , señor Gonzalo García . Su participación, en conjunto con la de los Senadores miembros de la Comisión y de los asesores, permitió ir conformando un texto que, a mi juicio, constituirá un aporte decisivo para enfrentar las situaciones que se presenten en el futuro.
Por eso, aquí corresponde, no sólo entregar el informe para el conocimiento de la Sala -lo cual es necesario-, sino también, al término de esta sesión, que ella se pronuncie. La Comisión Especial actuó por mandato de la Corporación, en efecto, lo que nos obligó a trabajar en la forma en que lo hicimos. De ahí que el texto -que no pertenece únicamente al órgano que lo emite, como un documento que se da a conocer y ahí queda- exige una definición.
Y ya sea en un sentido u otro la Sala debe emitir un pronunciamiento, porque, en definitiva, lo que se está haciendo es entregar un informe al Ejecutivo , a fin de lograr que este, dentro de un plazo prudente y razonable, envíe a trámite legislativo -sólo él tiene la iniciativa para ello-, a esta Corporación o a la otra rama del Parlamento -ignoro cuál será la cámara de origen-, un proyecto de ley para poner término a una situación que merece y exige, por parte de los Poderes del Estado, una nueva normativa institucional.
En consecuencia, quiero pedir derechamente que hoy el Senado no se limite a tomar conocimiento del informe, sino que además emita un pronunciamiento a su respecto -repito- y que en tal carácter sea transmitido al Ejecutivo.
No debemos olvidar que la propuesta concitó el acuerdo unánime de los miembros de la Comisión.
Hoy, es cierto, se han efectuado ciertas disquisiciones que no comparto, por ser tremendamente reduccionistas para el papel que corresponde a las Fuerzas Armadas por mandato constitucional. Nuestras instituciones castrenses no se pueden limitar, como sostuvo el Senador señor Coloma , a una mera labor de policía. Ellas, sin lugar a dudas, deben jugar un rol dentro de la institucionalidad, conforme a exigencias políticas fundadas y respaldadas en decisiones de política internacional que no veo por qué no pueden estar dentro del ordenamiento vigente.
Para terminar -y en esto quiero ser extraordinariamente justo-, deseo resaltar la forma como el Presidente de la Comisión condujo el trabajo de dicho órgano. El Honorable señor Romero fue pieza fundamental para lograr que el aporte de todos sus miembros pudiera cristalizar en el acuerdo que hoy se da a conocer y que se somete al pronunciamiento del Senado. Ello no es menor y me parece fundamental dejarlo claramente establecido.
Muchas gracias.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Ha pedido la palabra el señor Canciller.
El señor FOXLEY (Ministro de Relaciones Exteriores).-
Señor Presidente, agradezco esta oportunidad para expresar, en primer lugar, el agradecimiento y el reconocimiento del Ejecutivo al trabajo de la Comisión Especial del Senado relativa a Misiones de Paz.
Pienso que es un esfuerzo inédito, que ha estado marcado por un ánimo de colaboración y de intercambio de puntos de vista y que ha sido realizado, como lo dijo reiteradamente quien presidió el órgano técnico, el Honorable señor Romero , con un sentido de Estado, presente en cada minuto de la discusión y en las propuestas reflejadas en el informe.
Este último es, en mi opinión, un estupendo documento, que prepara el terreno, da un modelo normativo para futuras operaciones de paz y, al mismo tiempo, orienta lo que será la discusión del proyecto de ley que institucionalizará un marco común sobre el tema.
Al respecto, recojo algunas de las observaciones formuladas durante el transcurso del debate.
Como indicó un señor Senador -creo que fue el Honorable señor Arancibia -, las operaciones de paz se deben fundamentar en dos órdenes de argumentos. El primero, de carácter general, dice relación a los compromisos que el país tiene desde el punto de vista de los valores que desea proyectar hacia la comunidad internacional, uno de los cuales -no el único- es, obviamente, la promoción de la paz, pero, como expresó Su Señoría, sin dejar de velar por el interés nacional específico.
Este último se enmarca, a mi juicio, dentro de la fase de internacionalización de nuestra economía y de una mayor presencia de Chile en el plano multilateral. En ese sentido, el informe, si bien constituye un avance, no debe ser considerado el final de la tarea.
En el caso de Haití, es posible mencionar en detalle cuál era el interés específico de nuestra presencia en la isla. No sólo estaba en juego la seguridad de un país que forma parte de la región, sino que, además, había algunos objetivos adicionales, como la creación de confianzas en el plano de la defensa con naciones vecinas o afines que también participan en la operación. Cabe recordar que ya son diez los países latinoamericanos en Haití. Y el estar allí presentes es una señal de colaboración con ellos, de compartir valores, misión y objetivos, lo cual va generando relaciones de confianza.
Es interesante destacar, por ejemplo, que gracias a las instancias "2+2" (Relaciones Exteriores y Defensa), que hemos desarrollado con países vecinos, ha sido posible acordar con Argentina no sólo misiones de paz conjuntas, sino, igualmente, una doctrina militar y un comando conjuntos para operar en tales misiones.
Quienquiera que haya leído la prensa sabrá que las relaciones con otros Estados vecinos son más complejas. En el caso del Perú, ha habido incidentes, momentos altos, momentos bajos. Sin embargo, hay que subrayar que su Ministro de Defensa ha insistido, en reiteradas ocasiones, en la idea de avanzar en la misma dirección que la seguida con Argentina, de manera de acordar también una misión de paz conjunta, una doctrina de defensa común y, eventualmente, un comando conjunto, en caso de participar en alguna operación de paz. Hemos dicho que eso toma tiempo, que no se puede hacer de un día para otro.
Sin embargo, esa creación de confianzas es un capital que Chile debe desarrollar, sobre todo con las naciones vecinas.
De más está decir que ello, para un país pequeño o mediano como el nuestro, tiene un efecto adicional muy positivo. Cuando Chile llega a organismos del nivel de la Asamblea General de las Naciones Unidas -lo hará en septiembre y lo hizo ya el año pasado-, en tanto nación que participa en misiones de paz, que colabora en la iniciativa para combatir el hambre y la pobreza en los territorios más pobres de África y de América Latina, que cuenta con programas de cooperación con los miembros del CARICOM y con los Estados de América Central -ello se concretó en los meses recientes y se van a iniciar conversaciones con las naciones andinas-, se lo ve como un país amigable, capaz de coparticipar con otros en tareas de interés común para estabilizar, no sólo la paz, sino también economías y sociedades, por supuesto que con el grado de modestia en que puede hacerlo, porque no es una gran potencia.
En términos de nuestras instituciones armadas -analizando el asunto desde el ángulo de los intereses específicos-, la participación de Chile en Haití también ha sido importante. Como se sabe, en el mundo de hoy la forma de los conflictos está evolucionando. Han surgido algunos nuevos, cuya característica común es la de darse en sociedades que, o hacen implosión hacia adentro, o están a punto de hacerla, y que se encuentran profundamente fragmentadas. Estos fenómenos contagian a los países vecinos y obligan a los de determinada región a alinearse con fracciones internas de la nación en dificultades.
Nuestras Fuerzas Armadas necesitan un entrenamiento en esta nueva clase de conflictos. Y el que ellas estén presentes, en una situación de ese tipo, en un lugar en que casi se da un Estado fallido, como Haití, donde todos estos problemas han alcanzado su nivel máximo; el que aprendan a manejarse en esos ambientes y espacios, con una desconocida categoría de crisis, completamente distinta a las tradicionales, en cierta medida les está sirviendo de entrenamiento para los conflictos del siglo XXI.
A mi juicio, también debemos tener presente ese elemento, porque la situación que hoy día afecta a Haití podría darse, de repente, en otro lugar, incluso en un ámbito regional más cercano. ¡Quién sabe! Y nuestras Fuerzas Armadas han de estar preparadas para esas eventualidades.
Por lo tanto, nuevamente manifiesto mi reconocimiento al extraordinario esfuerzo realizado, que es de gran nivel.
He leído en detalle el informe y me parece muy bueno.
Deseo reiterar nuestro compromiso de seguir trabajando con este tipo de metodología y, desde luego, de tratar de cumplir eficientemente -en lo que a la Cancillería corresponda- un rol de coordinación de la labor que se realice en la Comisión Especial que se va a crear o en otros ámbitos.
De ese modo, al señalar que estamos frente a una tarea de Estado, efectivamente debe entenderse que se trata de algo que involucra no sólo al Poder Ejecutivo, sino también al Legislativo y, eventualmente, a las instituciones vinculadas con la seguridad nacional y con la Defensa.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Prokurica.
El señor PROKURICA.-
Señor Presidente, la materia que hoy analizamos no ha sido fácil, porque, en el último tiempo, el Ejecutivo -con excepción de la última vez que se extendió el plazo de permanencia de las tropas en Haití- ha actuado siempre en forma poco apegada al procedimiento que deben seguir cuestiones tan importantes y delicadas como la salida de efectivos del país o la participación de ellos en misiones de paz.
Esa situación derivó en la necesidad de estudiar una propuesta para orientar una política de Estado sobre el particular.
Primero que todo, quiero felicitar y agradecer el trabajo serio y comprometido acerca de un asunto de tanta importancia para el Estado y que sirve a Chile.
También deseo felicitar al Honorable señor Zaldívar . No es común que nos congratulemos entre Senadores de bancadas distintas. Pero Su Señoría propuso la creación de esta Comisión Especial y que la presidiera un parlamentario de un sector político distinto al de la Concertación.
El Honorable señor Romero actuó en forma eficiente y profesional, y tuvo siempre presente al país. En la Comisión nunca presencié un debate que no fuera en función de los intereses superiores de la patria.
Asimismo, expreso mis agradecimientos a la Secretaría de la Comisión, que ha tenido un trabajo incesante desde el inicio de las discusiones, como también a los representantes del Ejecutivo, a los señores Ministros y Subsecretarios, al Jefe del Estado Mayor de la Defensa Nacional y sus asesores, y a todos los especialistas que concurrieron a las sesiones.
Integrar este tipo de misiones es siempre un tema de Estado, no sólo por los esfuerzos que significan para todo el país, sino porque en este último tiempo hemos tenido ejemplos extraordinarios de estas participaciones, algunos negativos y otros positivos. Así ha ocurrido en España, en Gran Bretaña y en otras partes que han sufrido los efectos de involucrarse en conflictos de otras naciones.
No quiero extender mis observaciones sobre las bondades del informe de la Comisión, porque ya se han mencionado muchas veces. Lo hago, además, en aras del tiempo, para que otros señores Senadores puedan intervenir.
Me referiré a un aspecto en el cual tengo una diferencia: quien propuso el tema del fast track en la Comisión fui yo. Sin embargo, nunca pensé que la fórmula final dejaría fuera la autorización del Senado a la salida de tropas del país.
Al respecto, quiero poner un ejemplo práctico sobre lo que podría ocurrir: que un Presidente de la República responsable tomara la decisión de que un grupo pequeño de militares salga al extranjero, e involucrase con ello al país en un problema extraordinariamente serio.
Por lo tanto, la salida de tropas chilenas -aunque sea por corto tiempo y con bajo número de efectivos- no debería efectuarse nunca si no cuenta con la autorización de la Cámara Alta, porque se trata de una decisión de Estado.
En el tiempo, hemos visto situaciones extraordinariamente negativas para el país. Y, en este caso específico, hay que pensarlo bien y establecer cuándo el Senado puede ser citado con urgencia.
Situaciones como esas van a ocurrir siempre y esta Corporación va a estar disponible para participar y dar su aprobación, como lo hizo en una circunstancia anterior, en que el Ejecutivo envió tardíamente el proyecto de ley respectivo, cuando ya las Fuerzas Armadas estaban fuera del país. Sin embargo, ni la Oposición ni los representantes del oficialismo pusimos problema alguno.
Por consiguiente, la iniciativa legal que envíe el Gobierno al Parlamento debe dar mayor participación al Senado, debido a que se trata de una decisión de Estado. Y, como sostuvo muy bien el Senador señor Zaldívar, en estos casos representamos a la nación y al resto de la ciudadanía que no forma parte del Gobierno, porque se trata de un tema país.
La participación de Chile en misiones de paz no es, como algunos piensan, una cuestión romántica, pues necesariamente le implica beneficios. Porque, por haberse generado nuestro crecimiento y acercamiento al mundo globalizado a través de las exportaciones, no nos conviene que haya conflictos que puedan afectarlas, ya sea en el Canal de Panamá o en otros lugares por donde deben pasar nuestros productos.
Señor Presidente , esa participación también es buena para nuestras Fuerzas Armadas. Somos un país en donde, por nuestro aislamiento geográfico, ellas no tienen oportunidad de interactuar con potencias o con otras naciones. Ello sí sucede ahora en Haití, donde cumplen funciones junto a Brasil y otros países sudamericanos. Y también Carabineros e Investigaciones efectúan allí una excelente labor, la cual, a mi juicio, va a ser permanente.
En resumen, Chile no puede quedar ajeno a un esfuerzo como este, porque le cabe un rol ineludible en un mundo globalizado en el que quiere participar no solamente en los negocios, sino igualmente en la mantención de la paz.
Finalmente, también necesita contar con una política de Estado permanente que le permita enfrentar responsabilidades inevitables e ir adaptándose, como dijo el señor Canciller , a la realidad de un mundo que cambia constantemente.
El Estado y nuestras Fuerzas Armadas no pueden marginarse de eso. Tienen que estar preparados y generar cada día las condiciones para participar en buena forma en este tipo de misiones, en las cuales, a mi juicio, Chile lo ha hecho muy bien, según comprobamos en las visitas hechas a Haití y a Bosnia.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Ha solicitado la palabra el señor Ministro de Defensa Nacional.
Como hemos llegado a la hora de término de la sesión, solicito el acuerdo de la Sala para prolongarla por unos minutos.
--Se accede a lo solicitado.
El señor FREI, don Eduardo ( Presidente ).-
Después de que intervenga el señor Ministro, levantaremos la sesión.
El señor GOÑI ( Ministro de Defensa Nacional ).-
Señor Presidente, no podría ser más grato el debut en mis funciones de Ministro de Defensa Nacional que asistir a la discusión de esta materia y en este ambiente, lo cual viene a corroborar las excelentes condiciones en que se efectuó el trabajo de la Comisión, presidida por el Honorable señor Romero .
Por otra parte, la calidad y precisión del informe que entregó dicho señor Senador; los comentarios formulados por los miembros y no miembros de esa Comisión, y la intervención del señor Canciller me permiten ser extraordinariamente breve.
Señor Presidente , cabe recordar que hoy día estamos avanzando enormemente en un marco normativo que se comenzó a establecer en 1996, durante el Gobierno de quien preside ahora la sesión. Y, en verdad, la lectura y el estudio del informe nos demuestran que vamos por un excelente camino. Ello lo ratifica el excelente ambiente y la visión de Estado que han evidenciado los señores Senadores que integran la Comisión y que participaron en el desarrollo de su cometido.
Deseo resaltar que este documento, en nuestra opinión, reconoce adecuadamente las potestades constitucionales de Su Excelencia la Presidenta de la República ; especifica un órgano técnico de trabajo asesor para tener una visión más global de las operaciones de paz, y solicita que el Ejecutivo lo establezca mediante decreto supremo, lo cual es una buena propuesta.
Asimismo, precisa los fundamentos de la salida de tropas chilenas al exterior, en función del interés nacional. Deberemos definir y aclarar tal concepto, considerando, obviamente, no sólo las situaciones que podríamos llamar "regulares", sino también la salida de tropas en casos aun más extraordinarios, punto en el que tendremos que profundizar en la discusión para llegar a acuerdos precisos en temas tan relevantes como este.
El documento mejora también las capacidades estratégicas del país al establecer un ciclo máximo eventual para una operación de paz y, excepcionalmente, su prolongación con la aceptación de la mayoría absoluta de los Senadores en ejercicio.
Señor Presidente , quiero dejar planteado un tema que seguramente abordaremos con mayor detenimiento durante la discusión del proyecto de ley relativo al plazo, materia sobre la que, a mi juicio, tendríamos que reflexionar un poco más. El lapso de cuatro años me parece un poco estrecho si se considera lo que son las historias de estas misiones de paz en las últimas décadas. Pero, por cierto, estamos dispuestos a conversar más adelante este punto con los señores Senadores .
La propuesta de la Comisión Especial también establece procedimientos claros para la participación del Senado, con la oportunidad e información necesarias, y colabora en la regulación de lo que podríamos llamar "la segunda función natural de la Defensa", esto es, la cooperación internacional.
Nosotros hemos asumido el compromiso -lo cumpliremos en los próximos días- de presentar al Senado un proyecto de ley sobre esta materia, que recogerá sustancialmente todos los principios e ideas señalados en el documento en análisis.
La solicitud de ampliación de la autorización de la presencia de Chile en la MINUSTAH, que los señores Senadores ya han recibido, se halla en la línea conceptual que se expresa en este informe y, por lo tanto, me parecería muy adecuado que pudiéramos resolverla ya la próxima semana.
Por otra parte, quiero señalar que valoro muy profundamente el trabajo realizado. La fuerza y la claridad conceptual que hemos apreciado en todos los Senadores miembros de la Comisión Especial, presidida por el Honorable señor Romero , representan una contribución fundamental a la discusión nacional y -lo reitero- a la elaboración de la iniciativa legal que enviaremos próximamente.
Creo que la labor de dicha Comisión, realizada con sentido de Estado, confirma que es posible seguir trabajando sobre la base de acuerdos y amplios consensos. Estamos mostrando nuevamente un país unido ante nuestra propia nación y ante el extranjero en un asunto tan relevante como este.
Como se ha señalado, las operaciones de paz constituyen una forma concreta de asumir nuestras responsabilidades frente a la comunidad internacional. Los intereses nacionales se han globalizado y van mucho más allá de nuestras fronteras. Ya no hay conflictos locales que no nos afecten en la realidad.
Señor Presidente , quiero concluir mis palabras agradeciendo a los señores Senadores la oportunidad que me han dado y señalando cuán bien hace al país este tipo de acuerdos.
El señor FREI, don Eduardo ( Presidente ).-
Antes de terminar, hago presente a la Sala que la Comisión Especial recomienda aprobar sus Propuestas para una Nueva Política Nacional de Participación en Operaciones de Paz. Junto con ello, propongo enviar las observaciones, sugerencias y comentarios entregados por los señores Senadores en el curso del debate de esta sesión a los Ministerios de Defensa Nacional y de Relaciones Exteriores, para que puedan ser considerados en el proyecto de ley que se estudie al respecto.
El señor COLOMA.-
Muy bien, señor Presidente.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Si le parece a la Sala, se procederá en la forma indicada.
--Se aprueban las proposiciones de la Comisión Especial y se acuerda remitir la Versión Taquigráfica de la presente sesión a los Ministerios de Relaciones Exteriores y de Defensa Nacional.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Se levanta la sesión.
--Se levantó a las 14:9.
Manuel Ocaña Vergara,
Jefe de la Redacción