Labor Parlamentaria
Diario de sesiones
- Alto contraste
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Índice
- DOCUMENTO
- PORTADA
- I. ASISTENCIA
- II. APERTURA DE LA SESIÓN
- III.
ORDEN DEL DÍA
-
INFORME DE CONSEJO DE BANCO CENTRAL
- INTERVENCIÓN : Jose Garcia Ruminot
- INTERVENCIÓN : Jovino Novoa Vasquez
- INTERVENCIÓN : Nelson Jaime Avila Contreras
- INTERVENCIÓN : Guillermo Vasquez Ubeda
- INTERVENCIÓN : Jaime Gazmuri Mujica
- INTERVENCIÓN : Sergio Romero Pizarro
- INTERVENCIÓN : Evelyn Matthei Fornet
- INTERVENCIÓN : Hosain Sabag Castillo
- INTERVENCIÓN : Alejandro Navarro Brain
- INTERVENCIÓN : Carlos Ignacio Kuschel Silva
- INTERVENCIÓN : Miguel Adolfo Zaldivar Larrain
- INTERVENCIÓN : Guido Girardi Lavin
- CIERRE DE LA SESIÓN
-
INFORME DE CONSEJO DE BANCO CENTRAL
Notas aclaratorias
- Debido a que muchos de estos documentos han sido adquiridos desde un ejemplar en papel, procesados por digitalización y posterior reconocimiento óptico de caracteres (OCR), es que pueden presentar errores tipográficos menores que no dificultan la correcta comprensión de su contenido.
- Para priorizar la vizualización del contenido relevante, y dada su extensión, se ha omitido la sección "Indice" de los documentos.
REPÚBLICA DE CHILE
DIARIO DE SESIONES DEL SENADO
PUBLICACIÓN OFICIAL
LEGISLATURA 355ª
Sesión 48ª, en miércoles 5 de septiembre de 2007
Especial
(De 10:47 a 13:33)
PRESIDENCIA DE LOS SEÑORES EDUARDO FREI RUIZ-TAGLE, PRESIDENTE,
Y JAIME GAZMURI MUJICA, PRESIDENTE ACCIDENTAL
SECRETARIO, EL SEÑOR CARLOS HOFFMANN CONTRERAS, TITULAR
____________________
Í N D I C E
Versión Taquigráfica
Pág.
I. ASISTENCIA.........................................................................................................
II. APERTURA DE LA SESIÓN...............................................................................
III. ORDEN DEL DÍA:
Informe de Consejo de Banco Central
I. ASISTENCIA
Asistieron los señores:
--Allamand Zavala, Andrés
--Alvear Valenzuela, Soledad
--Arancibia Reyes, Jorge
--Ávila Contreras, Nelson
--Bianchi Chelech, Carlos
--Cantero Ojeda, Carlos
--Chadwick Piñera, Andrés
--Coloma Correa, Juan Antonio
--Escalona Medina, Camilo
--Espina Otero, Alberto
--Flores Labra, Fernando
--Frei Ruiz-Tagle, Eduardo
--García Ruminot, José
--Gazmuri Mujica, Jaime
--Girardi Lavín, Guido
--Gómez Urrutia, José Antonio
--Kuschel Silva, Carlos
--Larraín Fernández, Hernán
--Letelier Morel, Juan Pablo
--Longueira Montes, Pablo
--Matthei Fornet, Evelyn
--Muñoz Aburto, Pedro
--Muñoz Barra, Roberto
--Naranjo Ortiz, Jaime
--Navarro Brain, Alejandro
--Novoa Vásquez, Jovino
--Núñez Muñoz, Ricardo
--Orpis Bouchón, Jaime
--Pérez Varela, Victor
--Pizarro Soto, Jorge
--Prokurica Prokurica, Baldo
--Romero Pizarro, Sergio
--Ruiz-Esquide Jara, Mariano
--Sabag Castillo, Hosaín
--Vásquez Úbeda, Guillermo
--Zaldívar Larraín, Adolfo
Concurrieron, además, el señor Ministro del Trabajo y Previsión Social, don Osvaldo Andrade Lara; el señor Presidente del Banco Central, don Vittorio Corbo Lioi; el señor Vicepresidente del Banco Central, don José De Gregorio Reveco, y los Consejeros señores Jorge Desormeaux Jiménez, Manuel Marfán Lewis, Enrique Marshall Rivera; el Gerente de División de Estudios , señor Rodrigo Valdés Pulido, y el Ingeniero de Soporte , señor Fernando Coulon Dendal.
Actuó de Secretario el señor Carlos Hoffmann Contreras, y de Prosecretario, el señor José Luis Alliende Leiva.
II. APERTURA DE LA SESIÓN
--Se abrió la sesión a las 10:47, en presencia de 18 señores Senadores.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).- En el nombre de Dios, se abre la sesión.
El señor MUÑOZ ABURTO.- Pido la palabra.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).- La tiene, Su Señoría.
El señor MUÑOZ ABURTO.- Señor Presidente , le solicito recabar la autorización de la Sala para que la Comisión de Trabajo y Previsión Social sesione en paralelo con ella a partir de las 11:30, al existir materias por tratar.
Además, ya se cursaron invitaciones.
El señor FREI, don Eduardo ( Presidente ).- Si no hay objeciones, así se acordará.
--Se accede a lo solicitado.
III. ORDEN DEL DÍA
INFORME DE CONSEJO DE BANCO CENTRAL
El señor FREI, don Eduardo ( Presidente ).-
Esta sesión especial ha sido convocada a fin de que el Consejo del Banco Central presente al Senado la evaluación del avance de las políticas y programas del año en curso, así como el informe para el año calendario siguiente, según lo dispuesto en el artículo 80 de la ley Nº 18.840, Orgánica Constitucional del Banco Central.
Para cumplir con ese propósito, se ha procedido en virtud de lo que determina el número 2º del artículo 67 del Reglamento del Senado.
Antes de dar la palabra al señor Corbo , solicito la autorización de la Sala para que ingresen el Gerente de la División de Estudios del Banco Central , señor Rodrigo Valdés , y el ayudante del Presidente del Instituto Emisor , ingeniero de soporte señor Fernando Coulon .
--Se autoriza.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Tiene la palabra el señor Presidente del Banco Central.
El señor CORBO ( Presidente del Banco Central ).-
Señor Presidente , señores Senadores , como Presidente del Banco Central me corresponde entregarles, en nombre del Consejo, el informe de política monetaria correspondiente a septiembre de 2007, que contiene el estado actual de la economía y sus principales proyecciones para el próximo año.
Me acompañan, como siempre, los consejeros señores José de Gregorio ( Vicepresidente ), Jorge Desormeaux , Manuel Marfán y Enrique Marshall . También se halla presente el Gerente de la División de Estudios del Banco Central , señor Rodrigo Valdés , según lo autorizado hace un momento.
Esta presentación se realiza de acuerdo con el artículo 4º de la Ley Orgánica Constitucional del Banco Central de Chile, que señala: "El Banco deberá informar al Presidente de la República y al Senado respecto de las políticas y normas generales que dicte en el ejercicio de sus atribuciones.".
Paso, entonces, a presentar el informe.
En primer término revisaré, en forma breve, los principales puntos destacados.
Luego examinaremos el escenario externo, donde hoy, aparte del crecimiento mundial, se incluye todo lo relacionado con el comportamiento de los mercados financieros y los riesgos que ello implica hacia adelante para la economía mundial, así como también para la chilena, inserta en la anterior.
En seguida me referiré al escenario interno, para terminar con las conclusiones.
Respecto de los puntos destacados, cabe exponer que, desde mayo, la inflación anual, tanto del IPC como de otras medidas que sustraen el efecto de productos relacionados con alimentos o combustibles: el IPCX y el IPCX1, ha subido de manera considerable. Ha llegado a cifras de entre 4 y 5 por ciento, en agosto, dependiendo de qué medición usamos: el IPC mismo de 5 por ciento, otras mediciones algo por debajo u otras dimensiones de inflación subyacente.
En especial, el hecho se ha producido por alzas simultáneas y de magnitudes inusuales de varios precios específicos.
El escenario base del informe considera que la inflación total aumentará hasta alrededor de 5,5 por ciento anual, en parte por alzas ya observadas -están en el sistema- del IPC, para luego descender a 3 por ciento en el transcurso de 2008.
Esta trayectoria se halla influida principalmente -y lo resalto- por el comportamiento de los alimentos, dadas las alzas de sus símiles externos y también las condiciones climáticas adversas relacionadas con las heladas de este invierno, a lo que se suman aumentos en las tarifas eléctricas.
Tales shocks no representan, necesariamente, presiones inflacionarias ligadas a la evolución del ciclo económico en Chile. Son, más que todo, shocks de oferta relacionados con los precios observados en el último tiempo.
En lo que va del año, más allá de la volatilidad de las cifras mensuales, el crecimiento del PIB ha sido elevado y por sobre lo previsto, ayudado por el estímulo de las políticas macroeconómicas internas y por el entorno internacional, que hasta ahora nos ha sido muy favorable.
El nivel del producto se ubicaría, en la actualidad y en los próximos trimestres, en torno de su valor de tendencia. O sea, la economía ha ido copando sus capacidades de producción.
En las últimas semanas se han producido importantes ajustes en los mercados financieros internacionales, lo que ha deteriorado las condiciones financieras para algunas economías emergentes y, en general, para la economía internacional, lo cual podría reducir el crecimiento mundial.
Se trata de un riesgo presente que vamos a analizar en el IPOM con más detenimiento, aunque al cierre de este el panorama externo relevante para la economía chilena no mostraba un cambio drástico. Pero todo esto se está digiriendo hoy en los mercados internacionales, ante los problemas con el mercado de crédito en los países industriales.
La política monetaria se ha ido ajustando al cambio en el escenario macroeconómico, para asegurar que el aumento de la inflación que estamos observando por los shocks de oferta sea transitorio y que, dado un copamiento de las holguras más temprano de lo esperado, se ubique en torno de 3 por ciento, dentro del horizonte de política.
Esa es la principal preocupación que siempre ha tenido el Banco Central. Y la seguirá teniendo.
Después de ver los puntos destacados pasamos a revisar los dos temas centrales, para terminar con las conclusiones.
En relación con el escenario externo, nos ocuparemos primero en el ajuste de los mercados financieros internacionales al que aludí al comienzo.
La crisis del sector hipotecario de mayor riesgo en Estados Unidos se propaga hacia otros segmentos del mercado financiero.
En un contexto de alta volatilidad, se ha restringido la liquidez internacional y se han estrechado las condiciones crediticias. En particular, ha aumentado la incertidumbre con respecto al valor de muchos activos, en especial los que tenían su respaldo en hipotecas o que se cree que lo tenían, como parte de su valor.
También ha habido un estrechamiento muy fuerte de todo lo que se vincula con la colocación de papeles comerciales de agencias o de fondos de cobertura de riesgo, que poseen activos que pueden hallarse contaminados por los problemas que estamos observando en la actualidad y que se financiaban en el mercado de papeles comerciales. Ese ámbito se encuentra muy apretado.
La situación ha motivado la intervención de varios bancos centrales en países desarrollados. Hoy en la mañana, el Banco de Inglaterra también hizo una inyección de liquidez importante para tratar de levantar parte de la restricción crediticia que estábamos observando en el mercado local.
En paralelo, se desarrolla un mayor apetito por activos más seguros, corrigiéndose al alza las primas por riesgo -existe hoy una reevaluación de estos- y provocándose caídas importantes en las tasas de interés de bonos de países industriales. A la gente se le ha despertado una preocupación por los riesgos en los mercados financieros.
Los ajustes en estos últimos se han hecho sentir también en otras economías industriales -en particular, en Europa y en algunas tan lejanas como China y Australia-, así como en las emergentes, especialmente las más vulnerables, que registraban déficits muy altos en cuenta corriente o una situación fiscal bastante deteriorada, con aumentos en los premios por riesgo, caídas en bolsa y depreciación de sus monedas.
La forma final que tome el ajuste, en términos de duración, profundidad y alcance, es aún incierta y existe un abanico de posibilidades. Lo que sí sabemos -la probabilidad es muy alta- es que el crecimiento mundial se resentirá. Después de los cinco años de crecimiento fantástico que estábamos observando -en parte, por la inserción de China, en forma muy dinámica, en la economía mundial, e igualmente de India y de Rusia- podemos decir que más adelante será un poco más débil. Y, con mayor razón, lo más seguro es que la economía de Estados Unidos pierda fuerza.
Pero todavía es muy temprano para describir escenarios y todo se encuentra en desarrollo. Se trata más de un riesgo para nosotros que de una parte del escenario central.
Entre los posibles efectos se encuentran una reducción del crecimiento mundial y condiciones financieras internacionales menos favorables para nosotros.
La fuga desde activos riesgosos se ha orientado hacia activos de los gobiernos de países industriales. La línea punteada corresponde al 19 de julio del presente año, cuando el shock empezó a desarrollarse en forma más pronunciada, y la línea continua, al IPOM anterior. Entonces, hemos visto que se ha registrado una baja en las tasas de interés de los papeles de gobiernos de países industriales, porque la gente está yéndose hacia activos de menor riesgo, o sea, está comprando bonos gubernamentales.
Y los mercados han ajustado las expectativas de que incluso tendrá que relajarse la tasa de política monetaria tanto en Estados Unidos como en la Zona Euro, dado que dichas economías experimentarán un dinamismo menor del pensado hasta hace uno o dos meses.
Se puede ver en el cuadro superior que en Estados Unidos el mercado anticipa bajas importantes en las tasas de interés hacia el futuro, bastante más pronunciadas que lo que se veía unos meses atrás.
Lo mismo ocurre en Europa, donde el alza de tasas también se va postergando.
Y en Japón se posterga la normalización -todavía está con tasas de interés de medio punto porcentual por año-, que se iniciaría más adelante.
Pero existe una corrección clara a la baja en los casos de Estados Unidos y de Europa.
El episodio reciente se halla definido desde el 19 de julio del presente año, cuando los problemas del mercado hipotecario subprime en Estados Unidos empezaron a extenderse al resto del mundo, hasta el 17 de agosto, primer día en que la Reserva Federal hace una intervención importante, desde el punto de vista de reducir su tasa de redescuento.
Entonces, vemos que dicho episodio es parecido al registrado en mayo de 2006, cuando los mercados despertaron ante la posibilidad de que la Reserva Federal estuviera atrasada en su normalización de la política monetaria y reaccionaron anticipando alzas importantes en las tasas, registrándose una corrección importante en los mercados accionarios.
La corrección de este último en Chile fue parecida a la de mayo de 2006, pero la de otras economías fue bastante más pronunciada.
Con la recuperación a que se hace referencia, la gente arranca a comprar bonos del Gobierno estadounidense, con lo cual se hace más atractivo adquirir dólares para invertir en esos papeles.
Entonces, en el episodio del mes pasado tiene lugar una depreciación de las principales monedas con respecto al dólar. Este último había perdido mucho valor durante largo tiempo, pero se recuperó en parte después de tal circunstancia.
Y lo más interesante es que el efecto en el peso, en esta oportunidad, ha sido relativamente reducido: la depreciación fue de solo 1,9 por ciento. En Australia, en cambio, la cifra fue de 10,3 por ciento. Por lo tanto, el efecto en nuestro país fue bastante menor que el experimentado en mayo de 2006.
Podemos ver que la tasa de interés de los bonos de gobierno subió en Argentina casi 400 puntos base (4 puntos porcentuales), y en Indonesia, 112 puntos base, en tanto que en Turquía lo hizo en casi 2 puntos porcentuales.
Lo interesante es que en Chile, por el contrario, bajaron las tasas de interés. Respecto del episodio referido, fue considerado por los mercados financieros internacionales como un país que tiene sus cosas ordenadas.
Pero, como dije al comienzo, el episodio no ha terminado, sino que se encuentra todavía en desarrollo, y lo más probable es que tendremos bastante más ruido y volatilidad en los próximos 12 ó 18 meses. Algunos piensan que incluso puede tratarse de una corrección importante. Pero hoy día es muy fácil hacer proyecciones al vacío. No existe suficiente información. Lo más serio es tomar la situación como riesgo, más que como un escenario central.
Los premios soberanos también aumentan: en Argentina, fuertemente, con 146 puntos base en el episodio; en Brasil, con 48; en Turquía, con 50; en Chile, muy poquito -parecido a lo que sucede en países de Europa Central y del Este que ya son parte de la Unión Europea-, con 22.
En especial, los premios han ido subiendo para los activos más riesgosos. Podemos observar que después del 19 de julio se produjo un aumento importante en los de empresas en Estados Unidos (línea roja), al igual que en los bonos de países emergentes (EMBI Global). Y el caso nuestro se mueve en forma muy parecida al de las empresas triple A en Estados Unidos: es el Chile ExCodelco, para sacar de nuestro bono el efecto de dicha Corporación.
Las economías desarrolladas también se encontraban con un nivel de producto muy cercano al de su capacidad.
La inflación aparece relativamente acotada. En el cuadro superior, la línea azul representa el caso de Estados Unidos, y la línea azul más delgada, el índice de precios al consumidor subyacente en dicha nación, excluyéndose alimentos y combustibles. La línea verde corresponde a la Zona Euro, cuya meta es cercana a 2 por ciento, pero por debajo, y que ha registrado 1,9 por ciento en los últimos meses. Y Japón presenta todavía tasas negativas en 12 meses.
Los precios de alimentos, fenómeno más global -también han sido un factor muy importante en la economía chilena, como decía en la introducción-, presionan la inflación en economías emergentes.
Tratándose de México, el aumento es de alrededor de 12 por ciento en los alimentos, en tanto que en Brasil la cifra es de 8 por ciento en el mismo rubro.
A ello corresponde la línea delgada, mientras que la otra se refiere a la inflación total.
En cuanto a Chile, la inflación también se encuentra muy afectada por los alimentos, al igual que China, donde es mucho más agresiva. Este último país intenta mantener una inflación en torno de 3 por ciento, pero se le fue a 5,6 por el tremendo aumento en el precio de los alimentos: hasta alrededor de 16 por ciento en 12 meses.
En Chile, tal precio está creciendo en torno de 13 por ciento en ese mismo período.
Por lo tanto, existe un shock en el rubro alimentos, fenómeno de carácter mundial.
Sudáfrica experimenta una situación muy parecida.
Continuando con el mundo desarrollado que representa nuestro entorno externo, la economía de Estados Unidos mostró el segundo semestre una recuperación en el crecimiento.
Sin embargo, el sector residencial continúa su ajuste de manera más intensa y prolongada que lo anticipado. Ello augura una fuente importante de debilidad en adelante, a la cual se sumará también la del consumo, por el ajuste que se ha ido registrando en el mercado de la vivienda.
Tal proceso y condiciones crediticias más estrechas profundizarían la desaceleración de esa economía hacia adelante.
Prosigue el crecimiento de la Zona Euro y de Japón, aunque también ha perdido algo de fuerza. Ayer supimos el crecimiento de Europa en el segundo trimestre y fue mucho más bajo de lo pensado.
La cifra se mantendrá moderada hacia adelante.
En contraste, las economías emergentes se han mostrado más dinámicas que lo anticipado, destacándose especialmente China , sobre 11 por ciento; India, sobre 9 por ciento, y Rusia. Estos tres países se han incorporado en forma activa a la economía mundial y hoy son una fuente importante de dinamismo.
No obstante ello, el crecimiento proyectado para las distintas economías se ha revisado a la baja en lo más reciente, considerando el ajuste en los mercados financieros.
Estas correcciones están en progreso y todavía no se cuenta con una evaluación cabal de sus alcances, por lo que aún es prematuro cuantificar su impacto total. Es un fenómeno que miramos con especial atención, dado que se encuentra en desarrollo y repercute en la economía internacional, sobre todo en la de un país como Chile, tan integrado al resto del mundo.
Por lo anterior, la proyección de crecimiento mundial del escenario base de este Informe tiene un sesgo a la baja, porque fue elaborado de acuerdo con la información que existe hasta hoy.
El crecimiento mundial promedio del período 1990-1999 alcanzó a 3,2 por ciento. Los peores años de esa década fueron el 2001 y el 2002, cuando la economía registró un incremento muy bajo. Pero, en promedio, entre el 2000 y el 2005 creció 4,1 por ciento. Y, según la mejor estimación que tenemos hoy, el 2006 la economía mundial se expandió 5,4 por ciento.
Si miramos el IPOM para el año 2007, la proyección de mayo era de 4,9 por ciento y ahora va en 5,1. La corrección más importante hasta el momento es la de Estados Unidos. Los otros países corrigieron a la baja, pero entre mayo y julio lo habían hecho al alza. Ahora se ha corregido algo a la baja, pero sigue estando por encima de lo que se pensaba en mayo. O sea, el año 2007 ya está bastante jugado, y lo más probable es que la economía mundial complete un quinto año de muy buen dinamismo.
En cuanto al 2008, las correcciones todavía son muy débiles y tenues, llegando especialmente de Estados Unidos y Japón. En el resto de los países, si algo se ha revisado al alza, corresponde a mayo. Sin embargo, como señalé anteriormente, esta proyección se hizo con información existente hasta el cierre de las encuestas del Consensus Forecast (el 16 o el 17 de agosto) y todavía está en revisión.
Entonces, de acuerdo al consenso, el crecimiento mundial sigue elevado, pero, más que todo, hay riesgos hacia adelante.
Respecto al año 2009, se estima un crecimiento también en torno al 5 por ciento. Pero ahí todavía existe bastante más incertidumbre, dado que el proceso se halla en pleno desarrollo.
En lo referente a los precios de productos básicos, el del cobre se ha ubicado en valores superiores a los anticipados. Ha estado afectado por menores niveles de producción asociados a conflictos laborales en distintos yacimientos y también por el gran boom de precios que ha experimentado últimamente.
Dado lo anterior, las proyecciones para el precio del cobre se ajustan al alza. En el IPOM de mayo, el precio estimado promedio para este año era de 2,90 dólares, y hoy se corrige a 3,10. Además, se muestran las principales correcciones que han efectuado otros bancos de inversión y los mercados futuros, basadas en los desarrollos habidos en este ámbito.
El precio promedio del cobre registrado este año es del orden de los 3,18 dólares. Para el año 2008, también se corrige al alza: de 2,35 dólares a 2,70. Pero aquí también hay riegos, de acuerdo a cómo se desarrolle la economía mundial hacia adelante. Y para el año 2009 el precio estimado es de 2, 45 dólares, muy cercano al promedio de la banca de inversión.
De otro lado, el precio del petróleo también ha superado los valores previstos en mayo, afectado por una mayor demanda mundial, sobre todo de China, India y también Estados Unidos, hasta el segundo trimestre, y por la mantención de una elevada prima por riesgo de abastecimiento.
Lo anterior ha llevado a que el precio del petróleo del IPOM de mayo -como lo muestra la línea rosada- sea superado por las proyecciones actuales.
Por eso, el precio del petróleo también se ha corregido en forma importante al alza. Estaría por debajo del registrado en agosto del año pasado, pero se mantendría mucho más alto que el proyectado en el último IPOM.
Esta es una noticia para nosotros y para todo el resto del mundo.
También se observan alzas pronunciadas en los precios de varios alimentos.
La leche en polvo, por ejemplo, desde enero del 2006 hasta hoy ha subido aproximadamente 140 por ciento. Es el mayor ingreso y el mayor consumo de leche en el mundo. En el futuro habrá respuesta de la oferta, pero eso toma tiempo. En todo caso, ahora se aprecia un gran salto en la leche en polvo y también en las grasas, en los aceites y, de manera relevante, en los granos, lo que, a su vez, afecta a la harina, al pan y a todos los procesos de producción en los cuales estos elementos son insumos importantes.
Prosiguiendo con los productos básicos, la normalización de los términos de intercambio prevista en Informes anteriores se posterga ahora para el 2008 y el 2009, previéndose un nuevo aumento para este año, porque el incremento del precio del cobre más que compensa las malas noticias de aumentos en el valor de ciertas importaciones.
No obstante, los recientes eventos en los mercados financieros internacionales y su posible efecto sobre el crecimiento mundial -a lo que ya nos referimos- no permiten descartar que los precios caigan más rápido que lo previsto.
Si observamos el cuadro de parámetros centrales de nuestro Informe, veremos que la proyección de mayo del precio del petróleo a 62 dólares el barril se corrige ahora a 67, y para el próximo año, de 61 a 70 dólares.
Igualmente, el cobre se corrige de 2,90 dólares a 3,10 este año y de 2,35 a 2,70 el próximo. Y la primera estimación para el 2009 es de 2,45.
La tasa Libor también ha registrado ajustes en el margen. Está por verse qué pasará ahora en los mercados internacionales. Pero el cambio en la proyección -al cual me referí anteriormente- corresponde a los términos de intercambio estimados para este año, donde habría una pequeña mejora y la caída se postergaría para el próximo.
Pasando al escenario interno, si consideramos las condiciones financieras desde el último Informe, el Consejo pasó de comunicar una perspectiva de mantención prolongada de la tasa de política monetaria a una de probables incrementos futuros en junio, para luego aplicar aumentos efectivos de 25 puntos base en julio y agosto.
La política monetaria se ha ido ajustando al cambio en el escenario macroeconómico, para asegurar que el aumento de la inflación que observamos sea transitorio y que, dado un copamiento más temprano de las holguras, ella se ubique en torno a 3 por ciento dentro del horizonte de política.
Lo anterior se debe a que, cuando la inflación sube, no tratamos de llevarla de vuelta instantáneamente, porque eso tendría un costo importante en materia de desempleo y de caída de productos. Nosotros tenemos un horizonte de dos años, y podemos tenerlo porque hemos invertido y porque nuestro proceso ha madurado. O sea, nos tomamos tiempo, pero siempre muy atentos a que la inflación no se nos escape del 3 por ciento en forma permanente. Pero no estamos obligados como sí lo han estado bancos centrales con poca credibilidad que han debido responder mucho más agresivamente a aumentos temporales en la inflación ante el temor de que ello se les traslade de manera más permanente a la inflación de tendencia.
Las expectativas de mercado evolucionaron de acuerdo con el cambio de escenario, ajuste que se atenuó a medida que los mercados financieros internacionales aumentaron las dudas respecto a la solidez del escenario externo y sus implicancias para la economía chilena.
La línea celeste superior corresponde a dónde pensaba el mercado que iban las expectativas de la tasa de política monetaria hacia delante, en tanto que la línea roja muestra lo que se pensaba en las últimas dos semanas. Es decir, el mercado está menos agresivo con respecto a dónde iría la política monetaria hacia adelante, digiriendo en parte las noticias en pleno desarrollo en la economía mundial.
Las tasas de interés en pesos aumentaron entre mayo y agosto, aunque con caídas recientes. O sea, subieron pero luego bajaron, como consecuencia del fenómeno -lo describí hace unos instantes- de un comportamiento nuestro muy parecido al que han tenido las tasas internacionales.
El crecimiento de las colocaciones se ha estabilizado en niveles aún elevados, por debajo del 20 por ciento, en el caso de las personas, y en torno al 17 ó 18 por ciento, en el de las empresas.
Los agregados monetarios aumentan su dinamismo. Están las distintas definiciones de dinero. Y siguen creciendo a tasas elevadas.
En lo que se refiere al tipo de cambio real y costos importados, excluidos los precios externos de algunos alimentos, no se aprecian cambios relevantes en las presiones de la inflación importada respecto de lo previsto en mayo.
El tipo de cambio nominal, con vaivenes, está en niveles similares a los vigentes al cierre del IPOM de mayo, considerado el promedio de los 10 días hábiles previos al cierre estadístico, en ambos casos.
El tipo de cambio real tampoco muestra movimientos significativos, y se estima que está en un nivel coherente con sus fundamentos de largo plazo.
Si miramos el tipo de cambio en Chile -es la línea azul-, advertiremos que tuvo una depreciación desde mayo a junio-julio del año pasado y ha permanecido más o menos estable en el último tiempo.
En otras economías, especialmente en las que también producen bienes primarios, ha experimentado una apreciación importante y una depreciación en el margen. En Chile se ha mantenido muy estable. Y en el caso de Sudáfrica tuvo una apreciación significativa al comienzo y últimamente ha exhibido una gran volatilidad. En Chile -reitero- ha permanecido bastante estable, con poca volatilidad.
El tipo de cambio real no ha diferido mayormente de su promedio histórico. La línea verde representa el promedio desde el año 1992 al 2006. Y ha estado entre ese valor y el promedio de los últimos 20 años, desde 1987 hasta hoy.
Los períodos de más apreciación se vivieron alrededor de 1997-1999; los de más depreciación, a fines de la década de los 80. Y hubo otra depreciación importante asociada a la crisis argentina y a los problemas que existían en Brasil.
La actividad mantuvo la aceleración que se inició a fines del 2006.
Pasamos ahora a la actividad económica como un todo.
La línea azul es el crecimiento anual. Hemos visto cómo, después de esa inesperada desaceleración que se observó hacia el tercer trimestre del año pasado, la tasa ha ido tomando fuerza, hasta subir algo por sobre el 6 por ciento en la última observación.
Las barras corresponden a las tasas instantáneas de crecimiento, que se obtienen comparando el valor del producto con el del trimestre anterior. Y ellas también han estado moviéndose de 6 por ciento hacia arriba.
El crecimiento del primer semestre estuvo positivamente impulsado por el PIB resto, que representa los sectores productivos distintos de los recursos naturales. Y ha sido muy dinámico. En cambio, el crecimiento de los recursos naturales se vio afectado por los recortes de gas y la escasez de recursos hídricos, más el comportamiento de la minería.
Entonces, vemos que hubo una caída importante en la tasa de crecimiento anual, especialmente en el segundo trimestre, muy afectada por el sector recursos naturales. Porque, como observamos en la línea roja, mientras el resto de los sectores seguía acelerando, los recursos naturales iban hacia abajo. Ese es un shock de oferta en la parte productiva.
El efecto del panorama energético en la actividad -ha habido mucha discusión sobre el punto- ha sido el siguiente.
Durante este año la escasez de gas y de recursos hídricos ha afectado directamente el valor agregado de la generación eléctrica -ahora esta debe producirse usando petróleo en vez de agua y gas- y, también, la actividad de la industria que utiliza gas como principal insumo.
En particular, en el segundo trimestre del 2007 la actividad del sector electricidad, gas y agua cayó cerca de 11 por ciento anual, comparada con la del mismo trimestre del año anterior. Hay mucho menos valor agregado si se emplea petróleo en lugar de agua.
Ello tuvo una incidencia negativa de tres décimas porcentuales en el crecimiento del PIB del trimestre.
Las restricciones de gas natural también afectaron la producción de metanol, lo que explicó otras dos décimas porcentuales de menor crecimiento del PIB en el segundo trimestre. O sea, ese shock de oferta le restó crecimiento a la economía.
Siguiendo con el panorama energético, la sustitución del gas natural y de recursos hídricos por otros combustibles ha provocado también un aumento significativo de las importaciones durante el primer semestre de este año. Se ha traído más petróleo justo en momentos en los cuales los precios han estado altos.
Se estima que esta situación ha significado una transferencia neta al exterior de aproximadamente un punto porcentual del ingreso privado disponible en la primera mitad del 2007. Hemos transferido al exterior porque estamos pagando por un petróleo en lugar del cual antes usábamos agua.
El crecimiento para el 2007 -si lo miramos ahora por el lado de los componentes de la demanda en vez de los de la producción- se ha apoyado en el incremento sostenido del consumo privado. En el lado izquierdo se mide el consumo total y el habitual; en el derecho, el consumo durable.
Las barras azules muestran el consumo total, que ha estado creciendo a una tasa bastante sostenida, de entre 7 y 7,5 por ciento.
Si miramos el lado izquierdo, veremos que el consumo habitual está creciendo a algo menos que eso. Y si nos fijamos en el lado derecho, advertiremos que el consumo durable está creciendo a un ritmo un poco inferior al 20 por ciento. Son escalas distintas. El consumo durable está subiendo a tasas mucho más altas.
Y también el crecimiento se ha apoyado -lo que es una muy buena noticia- en una aceleración de la inversión en capital fijo en los últimos dos trimestres. Esta fue la sorpresa que tuvimos el tercer trimestre del año pasado. Vemos cómo la contribución al crecimiento de la inversión -correspondiente a la parte celeste- se ha ido incrementando en forma continua a partir del cuarto trimestre del año pasado. O sea, la inversión está dándole fuerza a la demanda agregada.
En el mercado laboral -otra parte importante- se ha ido constatando un uso intensivo de los recursos disponibles.
Se observa que la tasa de desempleo (la línea roja) se está acercando, por primera vez en muchos años, a los niveles que tuvimos en 1997-1998, gracias a una economía que hoy se halla mucho más equilibrada desde el punto de vista macroeconómico. Y, al mismo tiempo, podemos apreciar que el empleo está creciendo a tasas superiores al 3 por ciento.
El mercado laboral, entonces, se muestra muy activo en una economía que crece por encima de su crecimiento de tendencia.
Ahora, en cuanto al PIB tendencial, a la brecha de capacidad y al crecimiento del producto, cabe señalar que la evaluación que incorpora el escenario base sobre el crecimiento tendencial de la economía no ha cambiado desde mayo y se ubica en torno a 5 por ciento, cifra muy cercana a la estimación que hizo un grupo de diez especialistas que convocó el Ministro de Hacienda a fin de obtener un parámetro importante para la preparación del Presupuesto. Ellos también estimaron que el producto tendencial crecería alrededor de 5 por ciento.
El nivel del producto se ubicaría, actualmente y en los próximos trimestres, en torno a su valor de tendencia.
Como siempre, existe el riesgo de que el crecimiento tendencial de la economía y sus holguras disponibles -ambas variables no observables, no medibles y sujetas a estimación- difieran de lo previsto. Ese es un riesgo que siempre está presente, tanto para el Banco Central de Chile como para todos los bancos centrales del mundo.
En lo que resta del año, la actividad crecería a una tasa similar a la del primer semestre.
Esa es nuestra estimación en el escenario central de este Informe.
En el escenario base, el PIB crecerá este año entre 5¾ y 6¼, y a una tasa un poco menor el 2008. La demanda interna se expandiría en torno al 8 por ciento, donde la formación bruta de capital crecería al 12,1 por ciento, y el consumo total, en torno a 7,4 por ciento.
Las exportaciones de bienes y servicios siguen muy bien. Se incrementarían alrededor de 10 por ciento, con exportaciones agrícolas e industriales que están alcanzando esas tasas hoy día.
Las importaciones de bienes y servicios aumentarían en torno a 14 por ciento y la Cuenta Corriente tendría un superávit cercano a 5,4 por ciento este año.
Para el 2008, el crecimiento se estima, de acuerdo con la información disponible ahora, entre 5 y 6 por ciento, de nuevo con una demanda interna creciendo un punto por debajo de lo que se incrementaría este año, con exportaciones dinámicas y un superávit en Cuenta Corriente algo más reducido, en parte debido a la proyección de un precio del cobre menor para el próximo año.
El balance de riesgos para la actividad está sesgado a la baja, principalmente por los riesgos que describimos en detalle al comienzo en relación con los desarrollos que estamos observando hoy día en los mercados financieros internacionales.
Las perspectivas para el PIB se apoyan en el impulso de las políticas macroeconómicas y un escenario externo favorable, aunque no tanto como el del año pasado. El resto está en escenario de riesgo. En el escenario central, el 2008 sigue siendo todavía favorable.
El Consejo estima que el nivel actual de la tasa de política monetaria sigue proveyendo impulso a la economía.
El impulso fiscal para el año 2008, en nuestra estimación -la hacemos para poder proyectar la inflación, que es nuestra principal variable de atención-, será similar al implícito en el Presupuesto del 2007, considerando el ajuste en la meta de superávit estructural desde 1 a 0,5 por ciento del producto, la revisión de los parámetros que entran en el cómputo del gasto total, los mayores costos de producción, la evolución de la producción de cobre y el precio del molibdeno. Estos son todos los elementos que se consideran para determinar el gasto fiscal. Y nuestra estimación es que este será parecido al que tuvimos el 2007.
La política fiscal sigue contribuyendo a la estabilidad del país, toda vez que continúa inserta en un marco de referencia en que los ingresos fiscales transitorios son ahorrados.
Desde mayo, la inflación anual del IPC, IPCX e IPCX1 ha subido de manera considerable. Hemos tenido episodios en los cuales la inflación ha caído de modo importante; pero ahora estamos viviendo otros en los que ha aumentado en forma significativa en los últimos meses.
Las expectativas de inflación anual de corto plazo aumentan más que las de mayor plazo.
En efecto, vemos cómo las expectativas de inflación de corto plazo se mueven al ritmo de las noticias, pero las de más largo plazo, en cambio, presentan diferencias que no son distintas de las que es posible apreciar en economías maduras, como las de Inglaterra y Suecia. Hay ruidos alrededor de ellas, pero siguen danzando alrededor del 3 por ciento.
Según nuestra estimación, la inflación del IPC se ubicará alrededor de 5,5 por ciento hasta mediados del próximo año y descenderá hacia 3 por ciento en la segunda mitad de 2008, manteniéndose en torno a esa cifra. Dicha inflación se proyecta a 3 por ciento el año 2009.
Como se observa, la inflación del IPC promedio en 2006 fue de 3,4 por ciento y la estimada para este año sería de 3,9 por ciento. Gran parte de este aumento obedece a hechos que ya son parte del pasado, relacionados con el alza del valor de los alimentos, tanto perecibles como no perecibles. Por tanto, según nuestro horizonte, la inflación retornaría a 3 por ciento.
Por otra parte, el escenario base usa como supuesto metodológico que, en el largo plazo, el tipo de cambio real no diferirá mayormente del valor promedio de las últimas dos semanas. Ha estado muy alineado con sus fundamentos.
Este supuesto presenta importantes grados de incertidumbre, en especial a la luz de los sucesos recientes en los mercados financieros internacionales y su posible evolución futura.
Con respecto a la evolución futura del precio de los alimentos -ámbito en el cual nos hemos llevado bastantes sorpresas tanto en el Banco Central chileno como en otros institutos emisores del mundo-, el escenario base considera que los precios internos de alimentos no perecibles: el maíz, el trigo, la leche y sus derivados, seguirán aumentando levemente, en lo inmediato, y, a partir de fines de año, crecerán en forma similar al resto de los precios.
Los de los productos perecibles -frutas y verduras frescas- tendrán una reversión importante antes de terminar el año.
O sea, en cuanto a los incrementos de precios, los ciclos productivos son mucho más rápidos. Por tanto, como el Banco Central trabaja en mantener la inflación en torno a 3 por ciento, esa situación debiera revertirse. Esa es nuestra proyección.
Tales supuestos están sujetos a una incertidumbre importante, en particular para los alimentos no perecibles. Pero afecta en ambas direcciones: por un lado, dada la experiencia de los últimos meses, no es posible descartar que sus precios continúen aumentando por sobre lo esperado y, por otro, tampoco puede negarse que ellos tengan una reversión brusca dentro del horizonte de proyección, dada la evolución de la economía mundial, lo que conduciría hacia una caída significativa de la inflación. Ello cobraría especial relevancia en un contexto en que el crecimiento mundial se desacelerara marcadamente.
Con respecto a la evolución futura de las tarifas eléctricas, que es otro elemento determinante y fundamental de la inflación, al aumento de 6 por ciento en julio se sumarán nuevos incrementos durante el presente año, según nuestra mejor estimación. Esto, por el mayor costo de generación, considerando el hecho de que estamos variando nuestra matriz energética desde agua a petróleo.
El impacto en la inflación del IPC a diciembre será algo superior a medio punto porcentual.
Se utiliza como supuesto de trabajo que las tarifas eléctricas para el año 2008 volverán a aumentar en una magnitud comparable al promedio 2004-2005.
Este escenario está sujeto a una alta incertidumbre. Dependerá de cómo evolucionen la matriz energética, el precio de los combustibles y los aumentos resultantes en las tarifas eléctricas, entre varios otros factores.
En lo relativo a la propagación de los shocks recientes, el escenario base contempla que aquellos específicos que han afectado a la inflación no se propagarán al resto de los precios más allá de lo habitual -por cláusulas de indexación y otros motivos-, ni modificarán la formación de expectativas de mediano y largo plazo.
Como ocurre con cambios significativos de precios, existe el riesgo de que su propagación sea mayor -situación que afecta a todos los bancos centrales que hoy día observamos bruscos shocks de precios-, por ejemplo, a través de efectos sobre costos laborales superiores a los habituales.
El Consejo del Instituto Emisor pondrá especial atención a esto, ya que la confianza en la meta inflacionaria es crucial para la determinación de la tendencia. Y esperamos que se mantenga en 3 por ciento después de los saltos transitorios que ha dado producto de los shocks sufridos a raíz del alza en los precios de algunos alimentos y en las tarifas eléctricas.
Asimismo, el Consejo adoptará las decisiones que sean necesarias para mantener su compromiso con la meta señalada.
Con respecto a la trayectoria de la tasa de política monetaria, el escenario base incorpora, como supuesto metodológico, el que en los próximos trimestres dicha tasa seguirá una trayectoria similar a la que se deduce de los precios de los activos financieros de las dos semanas previas al cierre estadístico de este informe.
Este es un supuesto de trabajo y no compromete a la política monetaria futura. Ella dependerá de cómo evolucionen la economía nacional y la mundial, y de cuáles sean sus implicancias para la inflación. Esa es una actitud permanente del Instituto Emisor.
Presentaré ahora las conclusiones.
En lo que va del presente año, el crecimiento del PIB ha sido elevado, por encima de la tendencia y de lo previsto en el informe anterior, y la tasa de desempleo ha llegado a los niveles más bajos en los últimos diez años.
El escenario base de este IPOM considera que la actividad crecerá a una tasa entre 5¾ y 6¼ por ciento este año, y entre 5 y 6 por ciento durante el año 2008.
Hay una serie de riesgos, tanto en el escenario externo como en el interno, que, si se materializaran, podrían afectar esta proyección. Y a tales riesgos nos enfrentamos todos quienes estamos mirando hacia delante.
El Consejo considera que, atendidos los posibles eventos alternativos, el balance de riesgo para la actividad está sesgado a la baja.
En el lado de la inflación es donde hemos tenido las principales noticias. Ha estado influida, principalmente, por las alzas de los alimentos, a lo que se suma el aumento de las tarifas eléctricas. Y los precios de los combustibles también se han ubicado por encima de lo previsto en el último informe, tal como indiqué en el caso del petróleo.
En el escenario base, la inflación anual del IPC se ubicará alrededor de 5,5 por ciento hasta mediados del próximo año, debido a las recientes alzas de precios referidas. Luego descenderá a una cifra cercana a 3 por ciento en la segunda mitad de 2008 y se mantendrá en torno a ese valor hasta fines del horizonte de proyección, en esta ocasión, el tercer trimestre de 2009.
Se han identificado riesgos en el frente inflacionario, que se relacionan tanto con la evolución de la brecha de capacidad -se ha ido estrechando y desapareciendo- como con la propagación de los shocks de precios y de las turbulencias financieras externas. La situación exterior se encuentra en pleno desarrollo y solo después de varios meses tendremos noticias importantes respecto de cómo esto se va digiriendo en los mercados internacionales.
Atendidos los posibles eventos alternativos, el Consejo considera que el balance de riesgo para la inflación está equilibrado.
Asimismo, se estima que, en el escenario más probable, será necesario continuar aumentando la tasa de política monetaria en los últimos meses para que la inflación proyectada en el horizonte se mantenga en 3 por ciento.
Como siempre, la evolución de esa tasa dependerá de la información que se acumule y de sus implicancias sobre la inflación proyectada. Para este efecto, el Consejo se reúne dos veces a la semana. Además, se realiza una reunión formal sobre política monetaria anunciada con seis meses de anticipación, donde también se analiza el panorama total y las perspectivas de inflación futura.
En particular, el Consejo se mantendrá atento a la evolución de los mercados financieros internacionales y a lo que ella implique para el escenario de crecimiento e inflación.
También considera que, en un cuadro de fuertes shocks de precios específicos y escasas holguras, requiere especial seguimiento tanto la eventual propagación a otros precios como las expectativas de inflación a mediano y largo plazo.
Muchas gracias, señor Presidente.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Ofrezco la palabra.
Hago presente a los señores Senadores que quedan abiertas las inscripciones para intervenir.
Tiene la palabra el Honorable señor García.
El señor GARCÍA .-
Señor Presidente , en primer lugar, saludo al Presidente y a los consejeros del Banco Central, y agradezco, una vez más, la importantísima información que -como ya es tradicional- nos entregan en el Informe de Política Monetaria.
En esta oportunidad hay una buena noticia: el Instituto Emisor eleva la proyección de crecimiento de la economía para el presente año -que ya había expresado en los informes anteriores de enero y mayo- desde un rango de 5 a 6 por ciento a una tasa de entre 5,75 y 6,25 por ciento. Es decir, la base de estimación nos indica que habría a lo menos 0,75 por ciento del PIB por sobre la proyección de los informes anteriores. O sea, de acuerdo con este IPOM, el país crecerá más de lo esperado.
La mala noticia, sin duda, la constituye la inflación.
En enero de este año, el Banco Central anunció que esta iba a estar en 3 por ciento, un punto hacia arriba, un punto hacia abajo; es decir, en un rango de 2 a 4 por ciento. No obstante, la inflación subió. Y se espera que para diciembre del presente año alcance a 5,5 por ciento, cifra bastante mayor que la proyectada en enero.
Todos entendemos que hay algunas causas que explican esta alza: el efecto climático, que claramente ha incidido en la producción de alimentos; los precios internacionales, en especial, en el rubro alimenticio en materia de granos, y, obviamente, el precio del petróleo.
Sin embargo, lo anterior no basta para explicar que la inflación se haya "arrancado" hasta 5,5 por ciento. Además, si no escuché mal al señor Presidente del Instituto Emisor , se estima que dicha inflación se extenderá hasta el primer semestre de 2008. Eso me pareció oír.
Quiero consultar derechamente lo siguiente: dado que el gasto público creció en 9,6 por ciento este año y se espera que se eleve en un porcentaje similar para el próximo, de acuerdo con este informe, ¿en cuánto está afectando esta situación al nivel de inflación?
También quiero saber cómo es posible pensar que el próximo año la inflación tenderá al 3 por ciento, como rango meta, en circunstancias de que vamos a iniciar el año con una escalada inflacionaria bastante alta.
No nos olvidemos de que la inflación afecta los hogares, partiendo por el pago de los dividendos hipotecarios. Y eso, obviamente, es sin vuelta atrás. También incide en muchos contratos; por ejemplo, en los de arriendo que se fijan en UF.
Por lo menos en el sector público, y también en muchas negociaciones colectivas del sector privado, la inflación -en algunos casos, la proyectada para el siguiente año; en otros, la vigente- se toma como base para el reajuste de las remuneraciones.
Del mismo modo, las pensiones se reajustan en función de la variación del IPC. Y cuando ello se haga en diciembre, como Chile tiene un elevado gasto en esta área, habrá que incrementarlas en, aproximadamente, 5 por ciento o, quizá, un poquito más.
Entonces, dado que deberemos enfrentar gastos en un nivel que jamás pensamos, producto del alza inflacionaria, resulta difícil que se pueda volver, en forma rápida y brusca, a una inflación de 3 por ciento.
El Presidente del Banco Central nos ha dicho que el Consejo proyecta subir la tasa de política monetaria en 50 puntos base (0,5 por ciento). Ello también está dentro de lo que la economía tenía previsto, en la medida en que se han ido conociendo los distintos IPC durante el transcurrir de los meses.
Entonces, tampoco se ve que el Instituto Emisor vaya a usar la tasa de política monetaria de modo brusco o intenso para frenar la inflación, la que, desde mi punto de vista, se ha arrancado bastante de los parámetros que nos ha dado a conocer la propia entidad bancaria en otros informes.
En definitiva, quiero plantear al Presidente y al Consejo de ese organismo nuestra preocupación por los niveles de inflación y por el efecto que el mayor gasto público provoque sobre ella. Nuestra duda es si podremos volver a una inflación de 3 por ciento en 2008, cuando, con un criterio conservador desde mi perspectiva, se proyecta un nivel de 5,5 por ciento para el 31 de diciembre de este año. Hay analistas económicos que estiman que, incluso, se llegará a un rango entre 6 y 6,1 por ciento.
Entonces, si vamos a tener una inflación entre 5,5 y 6 por ciento para fin de año y, por otro lado, se ha tomado la decisión de que la tasa de política monetaria no va a subir más allá de 50 puntos, es difícil pensar que se podrá volver a una inflación de 3 por ciento, como todos queremos.
Gracias, señor Presidente.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Novoa.
El señor NOVOA.-
Señor Presidente, junto con saludar al Presidente del Banco Central y al Consejo, deseo hacer unas breves reflexiones.
Este informe plantea dos problemas de cierta magnitud: la inflación y cierta incertidumbre sobre el futuro de la economía mundial.
Ambas realidades encuentran a Chile en una situación bien especial: su capacidad de crecimiento y de desarrollo económico está bastante copada; no hay holguras; cuenta con grandes recursos fiscales, y se vienen dos años electorales por delante.
Pienso que la mezcla de todos esos factores puede ser tremendamente explosiva.
Cuando analizamos aquí lo relativo a la inflación, vimos cómo ciertos precios han afectado a la economía y a aquella.
El Presidente del Banco Central ha señalado en su exposición que la política fiscal sigue contribuyendo a la estabilidad del país, porque se ha manejado dentro de parámetros razonables.
Al respecto, me permito discrepar.
La política fiscal ha sido sostenidamente expansiva en materia de gasto público en el último tiempo, lo cual genera ciertas expectativas y determina el comportamiento de los agentes económicos.
El mismo anuncio, por ejemplo, de bajar la meta de superávit estructural de un punto a 0,5 por ciento da una señal clara de que habrá un mayor gasto público. Este año, con motivo del discurso del 21 de Mayo, hemos tenido un gran "ofertón" de gasto público.
Con posterioridad, tuvimos que aprobar 600 millones de dólares de gasto adicional para corregir los problemas del Transantiago.
Lo que señala el Honorable señor García es la pura verdad: en diciembre de este año se deberán reajustar subvenciones escolares, pensiones, sueldos, en función no de la inflación proyectada, sino de la que esté vigente.
Además de lo anterior, hay un clima laboral que genera cierta incertidumbre.
Entonces, considerando la situación económica referida (la política de gasto, las proyecciones que acabo de describir) y ante el hecho de que vienen dos años con elecciones y la billetera fiscal está llena de plata, la tentación por gastar -lo hemos visto en otros años electorales- es tremenda.
Creo que solo el Banco Central, con una visión técnica, podría ser un eficaz actor de la política económica para evitar que se produzcan daños profundos en nuestra economía.
En la exposición del Presidente se habló de la credibilidad que tiene el Instituto Emisor, por ejemplo, para fijarse una meta de 24 meses con el fin de controlar la inflación y no verse obligado a tomar decisiones drásticas o de shock, que otros países, con bancos o instituciones menos serias, menos confiables, podrían estar forzados a adoptar.
Se señaló la importancia de que haya confianza en esta meta inflacionaria. O sea, que los chilenos y el mundo crean, estén convencidos, de que podemos tener ahora una inflación de 5,5 por ciento, pero que en los 24 meses de tendencia va a volver a 3 por ciento.
Me parece que eso es fundamental, porque hay una cosa que pienso que todos aprendimos: la inflación golpea el bolsillo de los más pobres en forma dramática. Y no podemos permitir que ese factor se nos escape.
Por esa razón, efectúo un llamado a fortalecer la credibilidad en las instituciones, la confianza interna y externa en el Banco Central, y no hagamos nada por insinuar que se pretende, por ejemplo, tener un control político del Consejo del Banco Central; que se están buscando cupos para acomodar a otras personas. Porque, en definitiva, si no tenemos un Instituto Emisor con suficiente credibilidad, el manejo de la inflación va a ser muy difícil en este país.
He dicho.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Tiene la palabra el Senador señor Ávila.
El señor ÁVILA.-
Señor Presidente, tan solo deseo formular una pregunta al Presidente del Banco Central.
En lo que podríamos calificar como su "penúltimo informe" -esto es, el del año pasado-, nos habló de que Chile se encontraría en "una posición favorable respecto de otras economías que han vivido shocks positivos de sus términos de intercambio", por el incremento en las cotizaciones de sus rubros de exportación. Entre los fundamentos de esta "posición favorable", nos señaló que más de la mitad de la producción de cobre la realizan empresas extranjeras, "con lo que una fracción importante de los mayores ingresos se repatrian como utilidades al extranjero".
Siguiendo esa lógica, sería todavía más favorable que CODELCO, o gran parte de esta empresa del Estado, perteneciese a intereses extranjeros.
Entonces, la pregunta es: ¿No le parece que formulaciones de ese tipo son profundamente contrarias al interés nacional?
Por otro lado, el sábado pasado el diario "El Mercurio" publicó un reportaje basado en antecedentes de la revista "The Parker", titulado "¿Adiós Chile?", en que daba cuenta de que empresas frutícolas estadounidenses como Dole y Chiquita reducían o ponían fin a sus explotaciones productivas en Chile, dando como una de las razones la revaluación experimentada por el peso chileno. Lógicamente, la situación es mucho más apremiante para pequeños y medianos exportadores.
La falta de presencia del Banco Central en el mercado cambiario produce ya problemas muy agudos en esos sectores. En este plano, entonces, hace crisis la carencia de políticas en esa lógica que algunos sectores mantienen irreductiblemente, en el sentido de que los equilibrios se consiguen automáticamente en el mercado.
Finalmente, uno de los grandes temas debatidos en nuestro país en las últimas semanas son las inequidades presentes en el mercado laboral.
En sus informes anteriores, la evolución de la tasa de desempleo la mide en función del nivel global de holguras existente. En otras palabras, de los factores productivos no utilizados que alejen los peligros de inflación. Otro tanto se ha dicho con relación a la evolución de los salarios. La pregunta es: ¿No le parece que ya es tiempo de abandonar la unilateral conducción del Banco Central absolutizando como objetivo las metas en materia de inflación, las cuales, por lo demás, en la actualidad se hallan totalmente sobrepasadas?
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Tiene la palabra el Senador señor Vásquez.
El señor VÁSQUEZ.-
Señor Presidente , me iba a referir solo a algunas preguntas específicas sobre el informe del señor Presidente del Banco Central .
Sin embargo, se han hecho ciertas afirmaciones que importa analizarlas aquí.
En efecto, Chile ha tenido una política, tanto monetaria como fiscal, bastante conservadora, precautoria, con respecto a los efectos que puede producir una política de corto plazo frente al abandono de una visión de largo plazo.
Partamos de la base de que la política del superávit estructural generó en los momentos de crisis la credibilidad de Chile en el exterior para obtener créditos financieros que permitieran desarrollar el país y librarlo de aquella. Y, precisamente, dicha credibilidad la estaba dando con una norma que posibilitaría el día de mañana, en los períodos de holguras y superávit, recuperarse de los déficit monetarios existentes en ese momento.
Y de hecho así ha ocurrido. Seamos francos.
Hoy día, el 95 por ciento de la deuda externa -si la memoria no me falla- es de naturaleza privada, porque el Fisco, el Estado de Chile, ha ido pagando su deuda pública, que está expresada en divisas con un alto valor o tasa de interés extranjera, y haciendo ahorros en forma persistente, lo cual, incluso, ha permitido que los intereses de los depósitos o las reservas que Chile tiene hoy día puedan ser consideradas como ingresos permanentes y no transitorios.
Por lo tanto, examinada la situación, tanto del manejo de la política monetaria cambiaria, por el lado del Banco Central, cuanto de la política fiscal que lleva el Ministerio de Hacienda, nadie podría sostener con exactitud que el Gobierno de nuestro país va a pretender, vía política fiscal (si se malgastan los fondos, se aumenta el gasto público y se acrecienta violentamente la masa monetaria), generar, en definitiva, una mayor inflación. Porque en ese contexto, sin duda, el Instituto Emisor tendría que aplicar los mecanismos que posee, en especial mediante su tasa de política monetaria, para impedir el desarrollo de inflación a largo plazo, que es lo que nos está anunciando el Presidente de dicho organismo en este momento.
En tal sentido, quiero llamar a la consecuencia. Y cuando hablo de "llamar a la consecuencia" quiero decir -no me voy a referir a cuestiones particulares- que nos hemos encontrado en más de alguna oportunidad en el trabajo de Comisiones en el Senado, con motivo del estudio de determinados asuntos, con que los sectores opositores solicitan, exigen, que frente a las holguras económicas, monetarias, que hay en la actualidad, se aumente el gasto público. Y ahora nos señalan: "¡Oiga, tenga cuidado! ¡El gasto público se ha exacerbado! Estamos con 9,6 por ciento de aumento durante el 2007 y, por lo tanto, frente a los años electorales venideros subsiste el peligro de incrementar el gasto público".
Yo quisiera, sinceramente, que quienes sostienen el aumento del gasto público ante la opinión pública repitieran el discurso que hacen hoy día en la Sala.
Porque seamos consecuentes: lo que se dice en un momento determinado hay que sostenerlo también en otro.
En todo caso, considero necesario, indispensable, revisar con extremo cuidado de qué manera se lleva a cabo el gasto público. En eso sí estoy de acuerdo. Controlemos debidamente cómo se ejecuta en aquello que se ha programado desde el punto de vista presupuestario y no en otras cosas. En eso concuerdo absolutamente.
Lo que no puedo aceptar es un doble discurso que, por un lado, nos expresa "retengamos gasto público", y por otro, "aumentemos el gasto público". De esa manera, no entendemos nada.
Es efectivo que la ampliación del gasto público podría llevarnos a un aumento de la inflación y, en tal sentido, habría que exigir al Banco Central que utilizara todos los mecanismos a su alcance.
Por otra parte, debo señalar que también tenemos en forma permanente un doble discurso respecto de la tasa de cambio. Porque si está baja afectamos a los exportadores y reclamamos por los agricultores. Yo soy miembro de la Comisión de Agricultura y me preocupa la situación de estos últimos. Pero resulta que si el peso se devalúa el golpe se le da al consumidor y la inflación crece debido al aumento del tipo de cambio, principalmente del dólar.
Por lo tanto, aquí estamos frente a una necesidad de atención insalvable, por un lado, hacia los intereses de los exportadores, en especial de los productores agrícolas, y por otro, al problema inflacionario que nos genera un aumento violento en las divisas.
En tal virtud, debemos tener claro que no podemos ser tan ligeros en sostener que es preciso aumentar la tasa de cambio en un escenario inflacionario como el que estamos viviendo.
Luego de haber hecho estas observaciones, quiero formular una pregunta al señor Presidente del Banco Central .
En el mercado financiero chileno se está dando algo muy importante desde el punto de vista de la credibilidad, de la estabilidad económica en el país, en el sentido de que los bancos se hallan otorgando créditos en pesos. Por lo tanto, deseo saber si el Consejo de Banco Central visualiza aquello como mantención de una política de crédito por parte del sistema financiero.
Digo lo anterior, porque evidentemente tal situación puede cesar, dado que el aumento de la inflación tenderá a que las instituciones financieras traten de protegerse en el otorgamiento de sus créditos sobre la base de volver al mecanismo de la aplicación de unidades de fomento.
Una segunda interrogante dice relación a qué prevé el Instituto Emisor en cuanto a los activos financieros y a la situación financiera general, desde el punto de vista de las bolsas en el mediano y largo plazos.
Después de conocer los problemas que tuvieron los créditos hipotecarios subprime, las bolsas cayeron en promedio sobre 10 por ciento a nivel mundial, pero en menos de un mes se recuperaron casi en su integridad. Hoy día la Bolsa de Comercio de Santiago debe haber recuperado alrededor de 80 ó 90 por ciento de lo que perdió durante el período de la crisis y se acerca prácticamente a los estados anteriores.
Esa es la segunda pregunta.
Por último, me gustaría saber qué visualiza el Banco Central frente al incremento del capital fijo que nos anticipa en relación con las brechas de capacidad. Sin duda, un aumento de capital, de la inversión, hace crecer la brecha de capacidad y, por tanto, deseo conocer si este cierre que nos anuncian tiene solución en el tiempo y, por ende, si la mantención del crecimiento a largo plazo va a ser posible.
He dicho.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Gazmuri.
El señor GAZMURI.-
Señor Presidente , desde cierta perspectiva, el informe del Banco Central nos da a conocer las condiciones de una economía, en lo fundamental, sólida.
El presente año vamos a crecer más allá de la estimación previa del Instituto Emisor. Estamos con un nivel de gastos de consumo importante, con buenas tasas de inversión y, efectivamente, el único elemento distinto en las proyecciones que se han hecho anteriormente tiene que ver con la inflación. Y, sin duda, en el debate de este informe, las consideraciones que haya sobre las causas de la inflación, la política monetaria del Banco Central es un elemento principal en esta coyuntura. Porque este -por así decirlo- es el dato que no estuvo presente en la previsión anterior y el cambio ha sido considerable.
En general, si vemos los otros indicadores que dan cuenta del estado de la economía, el desempeño es mejor que la previsión anterior del mismo Banco, esto es: inversión, empleo, crecimiento.
Por tanto, considero muy importante contar con un diagnóstico preciso y ojalá compartido sobre la naturaleza del alza de la inflación que hemos experimentado.
Conforme a todo lo que he visto y leído, comparto la conclusión fundamental a que arriba el Presidente del Banco Central , en el sentido de que las causas del alza de la inflación sobre la previsión son, esencialmente, externas. Y este no es un asunto menor, pues se relaciona con la capacidad de previsión del Banco y, por ende, con su confianza.
En tal virtud, estoy de acuerdo con un economista que dice -como lo señala en un diario- que el señor Corbo no tiene la culpa del 5 por ciento de inflación. Es evidente que es así. Las causas son, en lo fundamental, externas, más algunas de índole internas, con carácter de provisorias -en la medida en que no ocurran nuevamente-, como las heladas. Es decir, no son predecibles y constituyen defectos transitorios. Porque las hortalizas de primavera no estuvieron afectas a las heladas de invierno y, por tanto, van a volver a tener precios razonables.
A mi juicio, ese es un elemento muy central.
Quiero referirme, particularmente, a la intervención del Senador señor Novoa, en el sentido de que estaríamos ante la inminencia del riesgo de que el Estado se desboque en el gasto.
A mi juicio, ello no se relaciona ni con lo ocurrido el presente año en materia de inflación -el Informe del Instituto Emisor es categórico al respecto- ni con un crecimiento del gasto público en 2008 de la magnitud del actual.
Según entiendo, tal es también la previsión que hace el Banco Central.
Eso lo vamos a saber a comienzos de octubre, cuando llegue el proyecto de Ley de Presupuestos.
El plantear que estamos frente al peligro de un Estado que gaste demasiado, que sea manirroto, y de que ello pueda descalabrar la economía es una pura afirmación ideológica y política que no se sustenta en el Informe que se nos ha entregado, toda vez que, para bien y para mal, nuestra economía tiene reglas en materia fiscal.
En consecuencia, si el Gobierno se va a ajustar a la regla fiscal, el Presupuesto para el próximo año deberá estar determinado por la previsión del crecimiento potencial. Y esto lo establece, no el Ministro , sino una Comisión de diez técnicos -se podrá discutir acerca de ellos; pero ese es el sistema que tenemos-, más la estimación del precio del cobre, que la hacen otros técnicos. Y todos coinciden más o menos con lo que se ha expresado aquí.
Por consiguiente, lo señalado en cuanto al riesgo de que se produzca una expansión del gasto que pueda significar peligro para la economía del país y mayor inflación constituye un argumento completamente ajeno a lo que debería ser un debate serio y sólido en torno al Informe que hemos recibido, porque existen mecanismos para que eso no ocurra.
La última vez que la mano rota del Estado se aplicó de manera notable en materias electorales fue en 1988, con el Ministro Büchi , para el plebiscito, y en 1989, para la campaña presidencial. Y terminamos en 1990 con 27 por ciento de inflación. Todo el mundo se acuerda bien de ello.
Nosotros hemos tenido una política macro -criticada a veces, incluso por aquellos mismos sectores- en alguna medida conservadora. Pero ese no es el riesgo que presenta esta economía. Y creo que ello es muy serio.
Y como pronto realizaremos la discusión sobre el proyecto de Ley de Presupuestos, quiero adelantar solo dos opiniones, señor Presidente.
En primer lugar, si han de existir reglas sobre la materia -se lo expresamos al Ministro el año pasado-, es preciso que se cumplan y que no suceda que el Ministro , antes de contar con los parámetros básicos, diga que se va a subir un porcentaje más o un porcentaje menos.
Y en segundo término, estimo necesario buscar la manera más responsable de administrar el ahorro externo.
Al respecto, concuerdo, en cuanto línea de política, con lo manifestado aquí en el sentido de que el país no puede gastar como permanentes ingresos adicionales transitorios. Eso es evidente. Pero también debe haber una forma responsable y más creativa que la actual para gastar los ahorros.
Creo que en muchos aspectos podríamos realizar, por una vez, inversiones que no implicaran expansiones monetarias internas: programas masivos de becas, modernización tecnológica, en fin. Con las reservas se pueden realizar muchas cosas distintas de simplemente dejarlas en caja. Y esto, sin cambiar las reglas básicas con que se dirige nuestra economía.
A continuación, señor Presidente , deseo exponer dos preocupaciones, antes de mi comentario final, que tiene que ver más con la política que con la economía.
Primero, es evidente que los niveles de inflación registrados en el último tiempo golpean de modo diferenciado a los distintos sectores de la sociedad y que, básicamente, los pobres son quienes resultan más afectados.
Lo anterior, porque la inflación tiene un componente muy fuerte en el rubro alimentario. Y, como las familias de menores ingresos gastan un porcentaje muy elevado de ellos en alimentos, tenemos por tanto un problema que puede marcar una tendencia al empobrecimiento de importantes sectores de nuestra sociedad.
También están subiendo las tarifas por el consumo de energía, lo cual afecta de manera muy diferenciada la canasta de las familias de menores recursos. Este es entonces un elemento que, desde el punto de vista político, el Gobierno debería considerar.
O sea, los niveles de inflación registrados en el último tiempo no inciden homogéneamente en toda la población. Afectan mucho menos a los estratos medio y alto que a los sectores populares, pues estos destinan más del 50 ó 60 por ciento de su presupuesto familiar a la adquisición de alimentos cuyo precio está subiendo. No voy a repetir lo ya dicho aquí, donde incluso se han dado cifras.
Repito: se trata de un elemento que deberíamos tener en consideración. Y, evidentemente, no es responsabilidad del Banco Central, sino de quienes tienen a cargo la conducción económica del país.
En segundo término, de las palabras del Presidente del Consejo entiendo que el Instituto Emisor no se apresta a ninguna sobrerreacción en materia de tasa monetaria. Y eso me parece por completo razonable y congruente con el pronóstico.
¿Por qué deberíamos ir bajando la inflación al rango meta de 3 por ciento? Porque si efectivamente las causas de ella son de manera principal shocks externos -algunos ya se produjeron y, por tanto, no van a seguir incidiendo en el tiempo-, una política moderada y no una sobrerreacción en función de las actuales cifras es consistente con el objetivo de una economía en que siga habiendo crecimiento en los rangos en que estamos, en que continúe incrementándose el empleo, etcétera.
Ahora, señor Presidente , mi reflexión política.
¿Por qué este cuadro, que da las cifras básicas de una economía en lo fundamental sólida y en crecimiento, donde disminuye el desempleo, en que hay cierta tendencia al aumento de los salarios, provoca un debate sobre la situación económico-social del país que no tiene que ver con tales números?
Días atrás, un político latinoamericano amigo mío decía: "Con estos datos, ¡cómo bajan en las encuestas!".
¿Cuál es, señor Presidente , el debate económico sustancial que se ha suscitado en el último tiempo a raíz de la intervención del Obispo Goic? ¡El salario ético! Hay cierta disconformidad general con la situación económico-social del país.
Esa es la gran cuestión que enfrenta Chile en este momento (el problema no lo constituye este Informe, que está bien). Y no se vislumbra cómo podría mejorar de manera relevante.
Lo que se halla mal -este es el problema- es el agotamiento de un modelo de crecimiento que, si bien ha significado estabilidad, progreso y disminución de la pobreza en nuestro país, mantiene una pauta de distribución del ingreso que nos parece intolerable.
Ese es el punto: a la mayoría de los chilenos nos resulta insoportable la extrema desigualdad existente.
Y no se trata de un tema nuevo. Nacimos con la desigualdad y hemos vivido con ella por mucho tiempo. Cada vez que Chile logra cierto grado de estabilidad y progreso, vuelve a surgir como un problema social.
¿Por qué se plantea hoy día y no se hizo hace 15 años? Indudablemente, porque el país es más sólido: la democracia se encuentra más asentada; existen menos temores; los miedos del pasado juegan con menos fuerza; la economía crece. Y la gente dice: "Pero la pauta de distribución se mantiene. La desigualdad subsiste: todos más ricos, pero más desiguales o tan desiguales como antes".
Ese es el problema central -no lo vamos a resolver aquí- de la política económica de Chile.
En materia de distribución del ingreso no se pueden hacer milagros; no es factible cambiar completamente la situación de un día para otro. Pero la ciudadanía también se pregunta si es exitoso un modelo de crecimiento que en 17 años mejora en todo menos en tal aspecto.
Esta pregunta, que es central, no tiene respuesta: por qué existen comunidades y países que toleran o pueden tolerar pautas de desigualdad muy grandes durante largo tiempo.
La cuestión radica en que en tal sentido nosotros, como sociedad, tenemos cierta intolerancia cultural que nos acompaña desde siempre.
Y eso es lo que ha provocado los grandes estallidos históricos en el país. Porque, como decía el Cardenal Silva Henríquez , hay un alma nacional que es libertaria e igualitaria: las dos cosas. Y existe un sistema económico-social que incluso, pese a los éxitos que hemos obtenido como Concertación en general, durante 200 años no ha logrado romper la pauta de la desigualdad.
Ese es un tema de política económica social. Y, sobre él, debemos invitar a un debate en serio a los distintos sectores del país y a todas nuestras inteligencias.
Entonces, señor Presidente, estoy muy contento con un aspecto del Informe rendido esta mañana: vamos a crecer en torno de 6 por ciento.
Yo siempre digo: "Los Bancos Centrales siempre se equivocan un poco. Cuando las cosas van para arriba, ponen un poco; y cuando van hacia abajo, ponen un poquito menos".
En todo caso, vamos a crecer entre 5,8 y 6,2 por ciento. Y terminaremos el año 2007 mejor de lo que ustedes pronosticaron al comienzo.
Insisto: se trata de una responsabilidad del país y no solo del Banco Central.
Sin embargo, no estamos respondiendo a la pregunta medular que los chilenos nos hacen: si es posible desarrollar un país donde haya resultados que nos permitan ir corrigiendo los grados intolerables de desigualdad existentes.
Si no resolvemos dicha interrogante, estos buenos datos serán cada vez menos relevantes, y en la perspectiva mediana, más frágiles.
He dicho.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Tiene la palabra el Senador señor Romero.
El señor ROMERO.-
Señor Presidente , he escuchado atentamente las intervenciones de los señores Senadores , y en ninguna de ellas se ha criticado para nada el actuar del Banco Central. Al contrario, todos los sectores están contentos con el Informe de Política Monetaria que hoy nos entregó ese organismo autónomo, constitucional y técnico.
Ciertamente, me alegro, porque, como país, establecimos un ente independiente y autónomo, con un número de consejeros que me parece apropiado. Aumentarlo significaría colocarnos en una situación bastante difícil incluso en el Senado,¿
El señor CHADWICK .-
¡No hay más sillas donde ubicarlos!
El señor ROMERO.-¿pues en la Sala no existe más espacio para colocar sillas adicionales.
El señor GAZMURI .-
¡No habría dónde sentarlos!
El señor LARRAÍN .-
¡Su Señoría desearía sentarlos al frente!
El señor NAVARRO .-
¡Y ustedes querrían practicar "El desalojo" comenzando por el Senador Flores!
El señor ROMERO.-
Señor Presidente , el Informe entregado esta mañana por el Banco Central es un mentís a las críticas formuladas en días pasados.
En nuestro país tenemos situaciones -y así lo han descrito algunos Senadores- que no se relacionan con la actuación del Instituto Emisor.
Vale la pena recordar que el Banco Central es un organismo de carácter constitucional. El artículo 108 de nuestra Carta expresa: "Existirá un organismo autónomo, con patrimonio propio, de carácter técnico, denominado Banco Central, cuya composición, organización, funciones y atribuciones determinará una ley orgánica constitucional.".
Yo he estado repasando la Ley Orgánica pertinente. Y considero útil que recordemos cuál es el marco institucional en que se desenvuelven las actividades del organismo en comento.
La ley 18.840, tras repetir la definición consagrada en el Texto Fundamental, establece las funciones. Y en el artículo 3º expresa:
"El Banco tendrá por objeto velar por la estabilidad de la moneda y el normal funcionamiento de los pagos internos y externos.
Las atribuciones del Banco, para estos efectos, serán la regulación de la cantidad de dinero y de crédito en circulación, la ejecución de operaciones de crédito y cambios internacionales, como, asimismo, la dictación de normas en materia monetaria, crediticia, financiera y de cambios internacionales.".
Y luego, en el Título III, se refiere a las "Facultades y Operaciones del Banco".
Señor Presidente, siento que, en esta materia, a veces damos opiniones y no las chequeamos correctamente con la normativa institucional a que el Banco Central está obligado por la Constitución y la Ley.
En tal sentido, cabe consignar que en el número 7 del artículo 34 de su Ley Orgánica se establece la facultad de "Fijar las tasas de interés, comisiones, sistemas de reajuste y demás condiciones aplicables a las operaciones que efectúe el Banco.".
El Instituto Emisor no determina la tasa de cambio; esta es determinada por el mercado.
Naturalmente, en alguna medida indirecta podría, en un escenario teórico, a través de la compra y venta de divisas, modificarla transitoriamente. Pero operar en ese sentido sería muy difícil en un país que está abierto a las exportaciones y que tiene una cantidad muy amplia de circulante, de dólares y de otras monedas.
Por ello, creo que el problema de la desigualdad no dice relación al Banco Central, sino a la falta de eficiencia, de transparencia y de focalización del gasto social.
Esa es la respuesta a las desigualdades.
Si hacemos un análisis de lo que ha sido el presupuesto para tender a disminuir la brecha de la desigualdad, nos encontraremos con que las cifras son extraordinariamente crecientes y significativas.
Sin embargo, la pregunta de por qué se mantienen esas diferencias y distancias no la debe contestar, porque no le corresponde, el Directorio del Banco Central. Tienen que responderla quienes administran el país y aquellos que están focalizando el gasto público erróneamente, muchas veces destinando recursos sociales a otro tipo de operaciones, incluidas las políticas.
Entonces, es obvio que aquello está relacionado con un problema distinto.
Por eso, me parece que, al hablar hoy de igualdad en esta Sala, hay que precisar los verdaderos términos en que ella se debe establecer.
Aquí se ha dicho también que existe una tendencia relevante, por factores coyunturales -de clima, particularmente, y de alza de combustibles- que explicaría una inflación de alrededor de 5,5 por ciento hacia fines de 2007 y, probablemente, el primer semestre del próximo año; y luego, un descenso a 3 por ciento, que sería la meta u horizonte que se está visualizando.
Desde tal perspectiva, pienso que pudimos haber previsto la crisis energética, porque es más fácil pronosticar una situación de esta índole que un problema de la Naturaleza.
Quiero expresar mi preocupación a ese respecto. Visualizo que, después del ciclo de heladas fuertes registrado en el país y que ha afectado de manera particular al sector agropecuario, puede haber un período de sequía, el cual no solo incidiría en la inflación, por el alza de precios en los alimentos, sino que además nos provocaría un problema energético aún mayor, por el factor hidroeléctrico.
En todo caso, quiero felicitar al Presidente y al Consejo del Instituto Emisor por la exposición hecha esta mañana y decirles que un vasto sector de chilenos estamos contentos por la existencia de un organismo autónomo e independiente denominado "Banco Central".
He dicho.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Tiene la palabra la Senadora señora Matthei.
La señora MATTHEI.-
Señor Presidente , quiero partir haciendo una pregunta al Banco Central: ¿hay a estas alturas alguna evaluación de por qué se registró una baja tan marcada del crecimiento en el tercer trimestre del 2006?
Porque fue un evento raro, en el sentido de que el crecimiento venía bien y después también fue bueno. Llama la atención, entonces, que en dicho trimestre haya sido tan bajo.
Deseo saber si existe alguna explicación para eso.
En segundo lugar, haré algunos comentarios.
Obviamente, la noticia hoy día es el IPC. Y creo que a todos nos complica un aumento al 5 por ciento, porque ello golpea de manera muy fuerte a las familias más modestas, básicamente debido a que su consumo se concentra mucho en alimentos, que son los que más han subido de precio.
Ahora, pienso que a todo el mundo le ha quedado claro que el aumento en el valor de los alimentos no es culpa del Banco Central, ni de una tasa monetaria demasiado baja, etcétera, pues una parte está dada por el incremento del consumo de India y de China, y también, de la producción de biocombustibles, factores que nosotros no podemos alterar; y otra parte, por las heladas que se registraron.
En todo caso, cuando uno habla de un IPC de 5 por ciento, no cabe duda de que el crecimiento fortísimo del gasto fiscal contribuye al aumento de la UF, de la inflación. Porque, cuando un país está sin holguras en materia productiva -en verdad, Chile ya se acerca a un momento en que ellas no existen-, cualquier incremento de la demanda agregada que recaiga sobre bienes y servicios no transables aumenta la presión sobre la inflación. Eso es obvio.
Y la verdad es que el gasto fiscal recae muy fuertemente en bienes y servicios no transables. Una parte muy pequeña va a servicios y bienes importados. Por lo tanto, el fuerte incremento de 9 por ciento en dicho gasto presiona sobre los precios. De eso no cabe duda alguna.
Obviamente, tal efecto se puede contrarrestar. Y el Banco Central cuenta con un instrumento para hacerlo. Pero ello, en el fondo, requiere aumentos más agresivos de la tasa de interés que los que pudieron darse si el incremento del gasto fiscal no hubiese sido tan alto.
O sea, al final, vamos a terminar con una tasa de interés más elevada por tal incremento que aquella que se habría registrado si dicho gasto hubiese crecido menos.
Ahora bien, aumentos más significativos de la tasa de interés afectan, por cierto, a la pyme, la inversión y el consumo de bienes durables.
El Gobierno tiene derecho a gastar. Mas debemos tener claro que al elevarse ese gasto se registra una presión sobre la inflación, lo que se puede contener -por algo el Banco Central puede mantener una inflación en torno de 3 por ciento-, pero con alzas más fuertes en las tasas de interés.
Ante la pregunta del Senador señor Vásquez de por qué la Oposición a veces desea más gasto y a veces menos gasto, deseo consignar que queremos un aumento moderado y razonable del gasto fiscal. Y lo hemos dicho siempre. Esperamos, eso sí, que ese incremento llegue realmente a la gente que más lo necesita. Y eso no está ocurriendo.
Cuando uno ve un mal gasto de mil 300 millones de dólares en la Empresa de Ferrocarriles del Estado (EFE); cuando uno ve que se entregan 290 millones de dólares al Transantiago, con el consiguiente aumento, también, en el gasto para otras Regiones, que fue lo que aquí se pidió unánimemente para aprobar la plata; cuando uno ve malas prácticas en diversas reparticiones públicas, cabe advertir que eso es justamente lo que no deseamos.
En consecuencia, cuando decimos que queremos más gasto social, más ayuda para la clase media, mejores pensiones, ello es perfectamente compatible con un aumento más moderado del actual gasto fiscal. Pero para tal efecto se necesita mucha disciplina y que solo se gaste en cosas productivas, no en aquellas que a menudo significan favores para gente cercana al Gobierno de turno o cambiar, lisa y llanamente -como ha ocurrido en la Región que represento-, el curso de elecciones populares.
Por su parte, el Senador señor Gazmuri formuló una reflexión en cuanto a la causa de la molestia de las personas y a que, en el fondo, todas las cifras son buenas, con relación a las cuales analistas extranjeros dicen: "¡Pero de qué se quejan!".
Sin embargo, los chilenos observan que existe mucho dinero, pero que no les llega, al registrarse, en realidad, una inmensa inequidad en la distribución del ingreso. Ello es obvio.
Lo más grave es que los Gobiernos de la Concertación han dispuesto de 17 años y no han logrado cambiar nada. ¿Por qué? Porque gastan mal.
Porque, en vez de gastar en la gente de escasos recursos, se destinan mil 300 millones de dólares a EFE, por ejemplo.
Porque, en lugar de mejorar la calidad de la educación, para lo cual incluso aumentamos el IVA -la calidad de la educación es, claramente, el instrumento más potente para alterar, en el largo plazo, la distribución del ingreso-, la verdad es que ella retrocede y no mejora, a pesar de haberse más que triplicado el gasto por ese concepto.
Y porque el Gobierno recauda dinero mediante el pago de múltiples impuestos que cada día asfixian más a la clase media, por ejemplo. Hoy día en la mañana, en un programa de televisión, la gente decía: "Nos cobran por el TAG, por el Transantiago, por las contribuciones. Lo único que falta es que a la clase media le cobren por el aire que se respira.". Repito, en consecuencia, que esta última, que es la que mayoritariamente paga los impuestos por la cantidad de personas que la componen, está cada día más asfixiada.
Debería enfrentarse la desigualdad, entonces, con el enorme gasto en que incurre el Gobierno.
Cuando se envía el proyecto de Ley de Presupuestos, todo el mundo exclama: "¡Miren que maravilla, aumentó el gasto social en tanto por ciento!". Pero el problema es que esos recursos no llegan a la gente.
Hablo con los campesinos y me expresan: "INDAP no nos sirve". Eso es raro, porque dicha entidad cuenta con más de 100 mil millones de pesos disponibles todos los años.
En otro sector se afirma: "ENAMI no nos sirve". ¡Vieran ustedes las quejas de los mineros en el norte! Pero se le asigna un tremendo presupuesto.
Por lo tanto, para dejar clara la posición de la Alianza, debo manifestar que somos partidarios de aumentos moderados y razonables del gasto público. Nunca nos hemos opuesto a ello. Pero sí exigimos -y, por desgracia, en vano- que ese dinero se gaste bien y que llegue realmente a la gente que más lo necesita. De esa manera se enfrentaría en forma muy adecuada la enorme desigualdad en los ingresos.
En segundo lugar, quiero señalar que el precio de frutas y verduras aumentó muy fuertemente debido a las heladas, lo que afecta de manera importante a la clase media, a la gente de más escasos recursos.
Por desgracia, la resiembra se encuentra sumamente atrasada, dado que la ayuda del Gobierno a los campesinos perjudicados ha tardado demasiado. Si hubiese llegado en forma inmediata, cuando se requería, hoy día las plantas ya estarían altas y las siembras crecidas, y las familias obtendrían un alivio mucho más pronto ante el alza del IPC.
Sin embargo, tanto los Senadores oficialistas como los de la Alianza hemos visto el gran retraso del Gobierno para ir en ayuda de los campesinos. Eso es así. Y mis Honorables colegas de enfrente lo saben, al igual que nosotros.
A continuación, señor Presidente , me referiré a un tercer tema.
Cuando hay shocks de oferta, debido a las heladas, la falta de gas y el aumento del precio del petróleo, de los lácteos y derivados, y de las harinas, etcétera, a lo que se suma el incremento de la demanda de China y de la India y el uso de algunos de esos productos en la elaboración de biocombustibles, efectivamente sentimos un aumento del índice de precios al consumidor.
Ahora bien, en la medida en que un banco central carece de credibilidad, la gente, ante las alzas del IPC que no constituyen propiamente inflación, sino que obedecen a shocks de oferta -y no es inflación porque, en el fondo, no existe un incremento de oferta monetaria que la sostenga-, cree que tales aumentos son permanentes y los incorpora a sus expectativas, lo que determina que se eleven todos los precios. Y, finalmente, se registra una retroalimentación con alzas de segundo y de tercer nivel.
Para contrarrestar esos efectos secundarios, básicamente de expectativas -repito-, los bancos centrales sin credibilidad deben alzar de manera drástica las tasas de interés y producir un shock muy fuerte en ellas. De ese modo se apunta a frenar la inflación. Pero esos incrementos afectan, naturalmente, el crecimiento y el empleo.
Creo que tenemos la inmensa fortuna de contar con un Banco Central creíble para los agentes económicos, porque estos no han incorporado el aumento de 5 por ciento del IPC a sus expectativas ni ha tenido lugar un aumento secundario generalizado de precios. Ello permite que el Instituto Emisor reaccione en forma más lenta y moderada con el alza de la tasa de interés, sin afectar, por lo tanto, el crecimiento ni el empleo.
El problema radica en que justamente dicha credibilidad está siendo fuertemente minada por los agentes políticos. Y uno ve que una parte de la Concertación, en este momento, pretende lograr el control absoluto del Consejo del Banco Central. Y así lo han anunciado, incluso, por escrito.
Es una pena que se actúe en esa forma con relación a una entidad que es una de las mayores fortalezas de nuestro país, lo que le permite justamente declarar, cuando la inflación llega a 5 por ciento en lo que va corrido del año, que se reaccionará en forma muy lenta; que se intentará bajarla solo en uno o dos años más, no de inmediato; que no se aumentará fuertemente la tasa de interés por no ser necesario y porque los agentes creen que la situación se va a revertir. Eso es precisamente lo que están minando -repito-, en forma bastante irresponsable, muchos agentes políticos.
Por lo tanto, lo único que les pido a quienes de verdad les interesa el empleo, el crecimiento, la igualdad, es un mayor grado de conciencia cuando ataquen a una de las instituciones mejor evaluadas de nuestro país.
Si uno ve, por ejemplo, el informe del Fraser Institute, del World Economic Freedom , el Banco Central obtiene nota 9,3 ó 9,6, de uno a diez. No lo supera ningún otro organismo calificado por los agentes económicos.
Por eso, preocupa mucho el ataque sistemático e irresponsable que algunos sectores de la Concertación realizan contra el Instituto Emisor.
He dicho.
El señor FREI, don Eduardo ( Presidente ).-
Es necesario saber si algún otro señor Senador se inscribirá para intervenir, de modo de distribuir el tiempo y contemplar también la respuesta del señor Presidente del Consejo del Banco Central . Hasta el momento, la lista comprende a los Honorables señores Sabag , Navarro , Kuschel y Zaldívar
A partir de la 13:30, más o menos, el señor Presidente del Banco Central tendrá la ocasión de contestar a los planteamientos formulados.
Tiene la palabra el Honorable señor Sabag.
El señor SABAG.-
Señor Presidente, en primer lugar, valoro y agradezco el informe sobre política monetaria, claro y objetivo, entregado por el Presidente y el Consejo del Banco Central, para lo cual fuimos convocados.
A ellos les pido un poco de comprensión, porque aquí, a veces, surgen diversos temas sin relación con la materia en que debemos ocuparnos y que nos obligan a hacer algún breve comentario.
Desde luego, llevamos más de 17 años rigiendo el país -soy hombre de Gobierno-, que ha experimentado transformaciones espectaculares. Prueba de ello es que ningún otro de la región se le compara en alguno de los aspectos en que se miden el crecimiento y el desarrollo. Hemos avanzado, sin duda alguna.
Pero sobre esas materias podemos discutir en cualquier otra oportunidad en que tratemos la política del Gobierno. Ahora nos estamos refiriendo al Banco Central.
Quiero partir por felicitar al Instituto Emisor por ser un organismo tan creíble. He consultado en Internet y diría que es el tercero o cuarto en el mundo, por su transparencia, por las investigaciones que permanentemente realiza y por los estudios que genera a través de los profesionales relevantes que contrata.
Generalmente, se contemplan la Reserva Federal de los Estados Unidos, el Banco Central Europeo, el Banco de Canadá y el Banco Central de Chile. El nuestro es el tercero o cuarto en el mundo -repito- en credibilidad. Y ello, por supuesto, no solo debe enorgullecer a quienes lo integran, sino también a nosotros, como chilenos, por tener un ente autónomo que cumple con las funciones que su ley orgánica constitucional le señala.
Muchas veces, en los medios de comunicación se crea la expectativa de que esta sesión será muy agresiva, por las distintas cuestiones que se plantean. Pero ¿cuál es la responsabilidad del Banco Central?
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Perdón, señor Senador.
Solicito al Honorable señor Gazmuri que me reemplace unos minutos en la testera, porque debo contestar un llamado telefónico.
--Pasa a presidir la sesión, en calidad de Presidente accidental, el Senador señor Gazmuri.
El señor GAZMURI (Presidente accidental).-
Continúa con el uso de la palabra el Honorable señor Sabag.
El señor SABAG.-
Como el Senador señor Romero ya lo decía, lo que la ley le determina al Banco Central es, fundamentalmente, preocuparse del proceso inflacionario, de la estabilidad de la moneda y del ejercicio de otras facultades.
A menudo hacemos referencia al gasto excesivo, a esto y a lo otro, pero aludimos a aspectos que no son de su responsabilidad.
Por eso, he hecho presente que se ha cumplido plenamente con las funciones que encomienda la ley.
Naturalmente, el señor Presidente del Banco Central nos ha dado las razones de lo que nos alarma a todos: la excesiva inflación del último mes, la que se traduce en 4,7 por ciento en el año.
Por nuestra parte, las comprendemos. Sabemos que muchas veces se trata de factores que inciden desde el extranjero: el precio del petróleo; el gas, que lo han cortado; los alimentos, que antes abundaban en todas partes del mundo, con grandes productores como Estados Unidos, Canadá, Argentina. El trigo y el maíz tienen hoy otros destinos, en un momento en que se elaboran biocombustibles, etanol. Entonces, algunos elementos ya no llegan a Chile.
En el país suben los precios del trigo, del maíz, del pan, de los pasajes. ¿Debemos emprenderla contra el Banco Central? Me parece que este ha tomado los resguardos correspondientes.
Por mi parte, traigo preparadas algunas preguntas para el Presidente y el Consejo del Instituto Emisor.
Como ya lo expresé, la inflación de los últimos 12 meses llegó a 4,7 por ciento en agosto. En su exposición, el señor Presidente fue claro en señalar que estamos frente a un fenómeno transitorio. ¿Por qué deberíamos estar tranquilos en cuanto a que ese aumento no será más persistente?
Un motivo importante para que la inflación se mantenga en torno de 3 por ciento en el mediano plazo es que los agentes privados compartan la visión del Banco Central respecto al curso de la economía. ¿Cuál ha sido la interpretación que los analistas privados hacen del fenómeno que hemos estado observando?
Los incrementos de precios han causado un impacto en el poder adquisitivo de los sectores de menores ingresos. ¿Cómo analiza el Banco Central los efectos que ello puede provocar sobre la demanda agregada y, finalmente, la inflación?
A la luz de las cifras recientes, ¿existe alguna posibilidad de enfriamiento de la economía producto de las alzas de la tasa de interés que ha venido implementando el Banco Central y que se señala que es posible que continúen?
En las últimas semanas hemos venido observando una fuerte volatilidad en los mercados financieros internacionales. Si ello se intensifica y repercute en el crecimiento de Estados Unidos y del mundo, en general, ¿cómo nos afectaría? ¿Estamos preparados para enfrentar una situación de este tipo? ¿Existe la posibilidad de que la economía chilena sufra algo similar a lo que ocurrió con motivo de la crisis asiática?
Por último, el motor de nuestra economía son las exportaciones. ¿Puede explicarse la visión del Banco Central respecto al estado de competitividad que ella presenta? ¿Estamos observando un crecimiento balanceado de las ventas al exterior?
Eso es lo fundamental, señor Presidente.
Y, por supuesto, reitero mi reconocimiento a la labor y al informe del Banco Central.
El señor GAZMURI (Presidente accidental).-
Tiene la palabra el Senador señor Navarro.
El señor NAVARRO.-
Señor Presidente , la verdad es que, como lo precisó el Honorable señor Romero , en esta ocasión había que referirse sólo al Banco Central, pero diversos señores Senadores , tanto de la Alianza como de la Concertación, no se han ocupado solo en el informe técnico del Instituto Emisor.
Mas discrepo de su opinión en cuanto a que un vasto sector de chilenos agradece al Instituto Emisor. Por mi parte, diría que un vasto sector de chilenos desconoce absolutamente su tarea.
No comparto lo sostenido por la Senadora señora Matthei en el sentido de que de economía solo pueden hablar los economistas. Porque también puede hacerlo la Iglesia Católica, los trabajadores, los chilenos que sufren sus efectos. Esa es la esencia de la economía, centrada en el hombre, en la persona. Ella no es solo para los poderosos, no puede estar al servicio únicamente de los grandes intereses. Debe cumplir los requisitos para hacer grande al país: crecer, desarrollar riqueza y también distribuirla.
Por lo tanto, podemos debatir respecto de la concentración económica, de cómo se usa o se maneja el gasto fiscal. Por muchos años, durante una época muy negra de la historia de Chile, no hubo posibilidad alguna de discutir en torno a tales temas. En democracia sí podemos hacerlo, y eso es valorable. Se ha citado a más de una sesión especial para debatir sobre si se está haciendo un buen o un mal gasto fiscal, o respecto de si la economía está tendiendo cada día más a la concentración del capital económico.
Se ha dicho que el Banco Central posee metas, tareas específicas, por ley. Sin embargo, un sector importante de chilenos piensa que a lo mejor hay que revisar si son solo esas las funciones que el Instituto Emisor debe cumplir.
El propio Banco ha publicado un informe, elaborado por Marcelo Ochoa y Klaus Schmidt-Hebbel , titulado "El Banco Central de Chile en comparación con los bancos centrales del mundo", donde se efectúa un análisis respecto de diversos indicadores. En el fondo, se intenta comparar el desempeño de nuestro Instituto Emisor con el de otros bancos centrales del mundo en determinadas dimensiones.
El trabajo describe los resultados de comparaciones internacionales y sostiene que la entidad chilena ocupa los primeros lugares entre los bancos centrales del mundo en: tamaño pequeño; independencia legal y operacional; transparencia global; calidad del informe de política monetaria; cantidad y demanda de documentos de investigación; eficiencia en su política monetaria, reflejada por los aciertos en alcanzar la meta de inflación; capacidad en aplicar una política estabilizadora contracíclica, y contribución a la estabilidad macroeconómica.
Por cierto, eso es lo que la ley exige al Banco Central.
Pero hay un debate abierto. Y, ciertamente, mi pregunta para el Presidente del Instituto Emisor es si aquellas son exactamente las funciones que nuestro Banco Central debiera cumplir. Las cumple bien. Sin embargo, hay quienes piensan diferente, y ha habido una discusión pública en tal sentido.
Algunos estiman que nuestra economía "tiene espacio para seguir creciendo y acercándose al PIB potencial, porque estamos `muy lejos¿ de tener pleno empleo". Se sostiene que "Tenemos que buscar el equilibrio de cómo tenemos un crecimiento vigoroso, con inflación bajo control. No basta tener la inflación bajo control con crecimiento bajo. Lo clave es el crecimiento".
Mi pregunta, entonces, es si el Banco Central, que por mandato ha de preocuparse de la inflación, está en condiciones de tener una política respecto del crecimiento del empleo, como algunos economistas piensan, a propósito de la flexibilidad con que debería estar revestido este Banco Central o uno nuevo que se pudiera desarrollar. En esto hay un debate político de fondo.
El Instituto Emisor es, por cierto, autónomo legalmente, pero no es autónomo políticamente. Sus consejeros son nombrados. Y su Presidente es designado por el Primer Mandatario. Allí están los señores Marshall , Marfán , Desormeaux, De Gregorio , que representan, cada uno, un pensamiento específico, ya sea de la Alianza o de la Concertación.
Y podríamos reeditar el debate duro que hemos sostenido con el Banco Central en cuanto a si refleja exactamente lo que la ciudadanía y la política representan. En su conformación hay designación política. Y, por lo tanto, hay espacio para la discusión política.
Creo que ese es el mismo espacio que reclamamos cuando le decimos a la Senadora señora Matthei que no compartimos su idea de que no exista sueldo mínimo. Nosotros pensamos que debe haber ingreso mínimo. Porque, si no, a los trabajadores se les pagaría menos. Pero, aun así, sectores de la Derecha plantean que no debiera existir un sueldo mínimo, que eso entraba el crecimiento.
Esto es un debate político.
Se habla de impuestos a la clase media. Pero hay que señalar que existen empresas que no pagan impuestos. Las forestales no han cancelado jamás el impuesto territorial a las comunas pobres de nuestro país. Y podríamos debatir, en una discusión tributaria, si alzamos los impuestos u obligamos a que se paguen los que hay que pagar, pues las empresas forestales de mi país, desde la entrada en vigencia del DL Nº 701, no han pagado el impuesto territorial.
El Gobierno y el Ministro de Hacienda tienen una responsabilidad enorme en el manejo de la economía. Pero también la tiene el Instituto Emisor: contener la inflación versus disminuir el desempleo. La pregunta es: ¿resulta posible contener la inflación y al mismo tiempo disminuir el desempleo? ¿Qué podemos hacer, con este Banco Central, con estas restricciones, para avanzar en el combate al desempleo, pero manteniendo el crecimiento? ¿Cuáles son las resoluciones que se debieran tomar? ¿Qué tendría que hacer el Estado, el Ministro de Hacienda , este Senado, para colaborar en esa política del Banco Central?
Lo cierto es que hay un debate abierto. No existe una sola opinión en cuanto al Instituto Emisor, que exhibe buenas cifras en materia macroeconómica. Lo sorprendente del propio estudio a que he hecho referencia es que, cuando se evaluó la contribución de la política del Banco Central al desempeño macroeconómico en el año 2005, Chile figuró como líder, como top ten en el mundo en ese rubro.
Por lo tanto, uno se pregunta si es posible conservar esos niveles de distinción internacional y preocuparse de otros temas, como lo hace el banco central de los Estados Unidos, que tiene también una función principal -o secundaria, si se quiere- en materia de empleo y crecimiento.
¿Se requieren cambios en el Banco Central para lograr esos objetivos? ¿Lo podemos hacer con la actual entidad?
Me parece que existe una deuda con muchos sectores nacionales. Y creo que el Instituto Emisor, cuando toma una medida, sí afecta la vida de los chilenos. Porque, al final, la economía tiene que estar al servicio de la gente. Y, en tal sentido, el Banco Central no puede intentar ser un eunuco político y decir: "Mire, en realidad, lo que yo decido no afecta". ¡Afecta a la gente, afecta a la economía! Por ello, debe haber una adecuada relación con el Gobierno de turno, sea este de derecha, de izquierda o de centro. Ha de haber una preocupación respecto de las materias cuya decisión afecta a la gente.
Yo creo que tenemos un Gobierno -y esta es una crítica a la Concertación- extremadamente liberal en lo económico y un Banco Central que, en efecto, mantiene esas políticas.
¿Podría ser diferente -me pregunto-? ¡Claro que podría ser diferente! Depende de quién lo dirija. Quiero recordar que el actual Presidente del Instituto Emisor llegó en medio de una crisis profunda. ¡Se había perdido el jarrón! Y, por lo tanto, claramente había que hacer innovaciones. Y un Gobierno tomó una decisión. Además, como los consejeros cuentan con inamovilidad por diez años -sobreviven más que los Senadores, que solo duramos ocho-, durante una década adoptan resoluciones que afectan a tres Gobiernos consecutivos. En consecuencia, resulta muy importante lo que decidan o dejen de decidir.
Y, si bien el Banco Central también se encuentra en óptima ubicación en el índice de información acerca de la exposición de la inflación, me gustaría que tuviera una excelente posición en el índice relativo a la explicación y difusión de sus proyecciones o en el referido a la explicación de la toma de decisiones. En el primero nuestro Instituto Emisor figura en el lugar 15 entre 94 bancos. Buen puesto a nivel mundial. Sin embargo, en particular en materia de explicación de toma de decisiones, a uno y a mucha gente le agradaría tener bastante más información. Porque vivimos en un Estado en el que, siendo extremadamente presidencialista, el manejo de la información privilegiada resulta importante. Tanto, que permitió que el actual Presidente del Banco Central llegara a su puesto, precisamente porque se hizo uso de información privilegiada por parte de un subalterno, de una secretaria, de alguien que tuvo acceso a aquella. Y, entonces, me gustaría que pudiéramos mejorar en ese aspecto.
Todos coincidimos en que el Estado (Ministro de Hacienda y Banco Central) debe colaborar en la tarea de hacer grande al país, pero grande para todos y no solo para unos pocos. Y el resultado actual es que está siendo grande y bueno para unos pocos, con una gran cantidad de gente marginada.
¿Cómo es posible que el Instituto Emisor efectúe una contribución? Si la respuesta es que únicamente puede hacer lo que está haciendo, hay que revisar y cambiar su ley orgánica.
En ese sentido, lo que espero de los consejeros es una opinión no solo técnica, sino también política respecto de eso.
Porque cuando se habla de cómo manejar la economía de Chile, hay siempre dos grandes referentes: el Ministerio de Hacienda y el Banco Central. Y como ya conocemos lo que tenemos en el primero y, aunque no nos gusta, lo debemos mantener, quiero saber si el Instituto se encuentra en condiciones de cambiar y si la presente cuenta puede servir no solo para informarse de cifras, sino también para debatir acerca del fondo del objetivo de todo banco central, que es proteger la economía, porque esta protege a las personas.
Esas son mis preguntas, señor Presidente.
El señor GAZMURI (Presidente accidental).-
Tiene la palabra el Honorable señor Kuschel.
El señor KUSCHEL.-
Señor Presidente , haré cinco consultas y un comentario.
La primera pregunta se refiere a la evolución reciente de la cantidad de dinero, o los agregados monetarios. Se ve que se han como instalado entre 15 y 20 por ciento, aproximadamente, desde mediados de 2004. Consulté la otra vez respecto de esto mismo. Y me preocupa, porque 15 y 20 por ciento son porcentajes altos.
La segunda consulta se relaciona con la productividad de los factores en la economía, materia que no sé si se halla en el otro documento que nos entregaron, porque no lo he leído.
La tercera -pregunté sobre el tema hace algunos años; no ahora último, pero me preocupa- apunta a la vinculación de algunas variables chilenas con otras de Brasil y Argentina. Porque a veces ha habido estremecimientos en países vecinos y nos han llegado coletazos.
La cuarta dice relación a que la inflación que nos está preocupando incide en dos aspectos muy importantes. Uno es la inflación en los alimentos. Como se ha indicado acá, si bien se encuentra atrasada la recuperación de la producción de alimentos nacionales, el problema tiene remedio.
Pero también tenemos otra inflación, que es la de la energía, respecto de la cual no estamos tomando ninguna medida de largo plazo como para superarla.
Lo siguiente es más bien un comentario.
Esta inflación va a reducir la disponibilidad de recursos para el consumo. Si bien existen incrementos en los salarios reales y en los niveles de empleo que compensan dichas inflaciones, las alzas en los alimentos, en especial las de las últimas semanas, son muy complicadas.
En lo personal, creo que habrá recuperación. Y quizás en el próximo tiempo vamos a tener algunos meses con bajas significativas en los alimentos.
Otro punto que me sigue preocupando es el endeudamiento de las familias de las pequeñas y medianas empresas: las deudas previsionales, a veces financieras, además de las que tienen en casas comerciales, en bancos, en fin.
Los comentarios se refieren a nuestro rol en el Senado y en la política económica nacional. Aquí convergen aspectos macroeconómicos, microeconómicos, de política monetaria y de política fiscal.
El Banco Central tiene la responsabilidad de la estabilidad monetaria de los medios de pago. Y utiliza como principal herramienta la tasa de interés.
En el caso de Estados Unidos, el banco central -la Reserva- posee en su ley una referencia, desde 1914 ó 1915, en cuanto a que debe velar por el crecimiento económico. Sin embargo, prácticamente no lo hace. Su principal preocupación es, igual que en Chile, la estabilidad de los medios de pago, la estabilidad de precios.
Como aquí se ha expresado, la tarea del Instituto Emisor tiene elementos políticos. Pero, en lo fundamental, son los aspectos técnicos los que orientan su trabajo.
En segundo término, en la política fiscal sí que inciden más los aspectos propiamente políticos, que junto con los técnicos debemos tener presentes.
Yo creo que, sumando y restando, los resultados son buenos, favorables. Lo que pasa es que queremos más.
Y a propósito de política fiscal, en unas semanas más nosotros vamos a analizar la Ley de Presupuestos. Ahí veremos si los recursos son suficientes o no, si los impuestos son altos o no, si la recaudación es adecuada, y si el gasto fiscal es eficaz o no.
Esos eran los comentarios y las cinco preguntas, señor Presidente.
El señor GAZMURI (Presidente accidental).-
Tiene la palabra el Honorable señor Zaldívar.
El señor ZALDÍVAR (don Adolfo) .-
Señor Presidente , hace unos días tuve la oportunidad de leer en el diario "El País" un artículo excelente que comentaba algunas de las actuaciones políticas de Sarkozy, quien no es, precisamente, un demagogo ni un populista. Y espero que en eso haya coincidencia. Es un hombre que está revolucionando la política en Europa y en el mundo, y que ha tenido aciertos que comparto en plenitud.
Por eso quizás me animo a hacer algunas observaciones, ya que, después de leer sobre Sarkozy , por lo menos hay algo en lo que vamos a estar de acuerdo. Él sostiene que el banco central europeo es independiente y que, por tanto, se le pueden formular críticas.
Y sobre la base de lo anterior, quiero señalar que también acá, en Chile, existe un instituto emisor que es legalmente -así se dice- independiente. Y, a mi entender, no solo le podemos hacer comentarios, sino también algunas críticas. Y no por eso se debe entender que nos estamos apartando de la institucionalidad, ni nada por el estilo. Además, sus miembros son personas de gran solvencia -profesionalmente hablando-, de gran capacidad, pero, sobre todo, son personas democráticas. Así que creo que van a tomar estas observaciones en buena forma y como una contribución.
Y quiero decir que vamos a hablar de política, porque ese es el fondo del asunto. El Presidente del Banco Central viene aquí a realizar una exposición que es económica, pero también política. O sea, él entrega la apreciación de la institución que le corresponde presidir y efectúa una presentación que nosotros tenemos que mirar desde nuestro punto de vista.
En ese sentido, creo que ha sido muy importante también que hoy día en el país se acepte que la Iglesia Católica, a través de Monseñor Goic, haya expresado -sobre un tema económico, pero además social- una posición como la que planteó, porque me parece que eso, sumado a las cosas que otros veníamos planteando, ha colocado en primer plano los problemas centrales de la gente, que es lo que nos debe interesar.
Aquí hay una Senadora que posee grandes conocimientos económicos. Y pienso que ella, desde su punto de vista, también hizo una gran contribución. Estimo que ahí se trabó la litis.
Lo importante es que ahora el país está entrando a revisar, como se debe, la forma como se ha venido aplicando un modelo que, desde mi perspectiva, no da para más y que, si se insiste en él, llevará al país a una situación crítica de la que después todos nos vamos a tener que lamentar.
En ese entendido, y viendo así las cosas, comprendo la legislación del Banco Central, comprendo que este deba poner especial atención en aquello que la ley le impone. Pero creo que ha llegado el momento de corregir dicha normativa, a fin de que el Instituto Emisor pueda preocuparse de verdad de cosas adicionales a la inflación. Esta es importante, pero en su manejo hay una serie de elementos que no puede ni va a controlar: los factores externos y otros posibles de ocurrir en el país, como una simple helada. Y si debido a ellos la inflación adquiere una dimensión no pensada, no por eso podemos sancionar al Banco Central.
Queremos que el Instituto Emisor entre a preocuparse, por ejemplo, del crecimiento de la nación. Yo no entiendo cómo puede sostenerse que tal cosa no le corresponde, cuando su atribución monetaria, en la cual radica toda la problemática del crédito, es quizás una de las mejores palancas para lograr un crecimiento real en el país. Aquí vemos con inquietud que el crecimiento se sigue manteniendo solo en las grandes empresas.
El otro día leí en la revista "Estrategia" una información que me dejó extraordinariamente preocupado. El quinto quintil de las grandes empresas, de las sociedades anónimas, representa el 90 por ciento de las ventas. ¡El quinto quintil! Entonces, uno dice: "Bueno, aquí hay algo que no anda muy bien". Porque, en realidad, un desarrollo basado en las mayores empresas, en especial en las 40 ó 50 más grandes, no es una señal de mucha solidez para el país.
Podremos estar creciendo al 5 o al 6 por ciento, sí, pero peligrosamente. Yo no sé qué va a ocurrir entre nosotros si los precios de nuestros commodities -es decir, de nuestras materias primas- caen.
Acá se ha descuidado a la pequeña y a la microempresas. Más bien, se las ha aplastado. Hoy día no tienen acceso al crédito. ¡No lo tienen! Y si se les llega a ofrecer uno, es en condiciones tales que les resulta imposible contraerlo.
Sin embargo, esas entidades son vitales para el desarrollo del país en plenitud y, también, para que haya equidad social, equilibrio y un sistema democrático más sólido.
Pero, de un tiempo a esta parte, no sólo no se ha implementado una política sensata, inteligente en tal sentido, sino que ha habido un aplastamiento de los pequeños y microempresarios, así como también de la clase media.
Las únicas preocupaciones de los Gobiernos en los últimos años han apuntado, principalmente, a dejar libres a las grandes empresas para que se desarrollen en forma plena, fundando en ese aspecto el progreso, y a entregar, como Estado, bienestar a la gente que vive en la extrema pobreza.
Ello está bien. Pero no es lo único por hacer.
Sobre el particular, se debe tener cuidado, pues, por la vía de centrar tanta preocupación en esos ámbitos, muchas veces se ha caído en situaciones políticamente repudiables, como buscar un objetivo político condicionando una votación a favor de determinada postura.
Eso no nos parece bien.
Creo que un país puede crecer y desarrollarse con la participación -así debe ocurrir, a mi juicio- de cientos de miles de empresarios. Esa es una verdadera economía social de mercado, y no este remedo que tenemos hoy día, donde se producen contradicciones cada vez mayores, incluso, dentro de las propias normas sobre políticas de mercado, que no se compadecen con la realidad.
Cada día hay menos competencia. Existen dos o tres cadenas farmacéuticas; cuatro o cinco grandes cadenas comerciales. Respecto de estas, ya se dice que deben fusionarse para poder seguir adelante.
Es claro que por esa vía vamos cayendo lenta y paulatinamente en una concentración y falta de competencia que va contra la lógica misma del mercado.
Además, media abulia de las autoridades para intervenir en el problema. Hay cierto pavor para hacer las cosas. Todo lo contrario a lo que uno pudo observar, por ejemplo, en Estados Unidos a raíz de la crisis reciente. El Presidente de la República y el Presidente de la Reserva Federal se volcaron a buscar una solución. ¡Aquí no! Se dice que es innecesario, porque el mercado se encarga de arreglar las cosas, y así se está haciendo.
Sin embargo, como al parecer hay abundancia de recursos, se continúa favoreciendo a los sectores marginados, de extrema pobreza. De esa forma, algunos tranquilizan sus conciencias y, por cierto, se avanza -hay que reconocerlo- en la solución de esos problemas. Y, también, se asegura el poder político.
Entonces, contra esa forma de hacer las cosas, uno, políticamente, puede realizar comentarios, reflexiones o planteamientos, para que en algún momento se tome conciencia y se introduzcan correcciones.
Porque entregar hoy día el crédito nada más que a las personas, olvidándonos de potenciarlo en otra dirección, lleva a estas a un sobreendeudamiento, el cual es extraordinariamente peligroso. Además, ese crédito es carísimo y causa mayor inflación.
Hoy día, en España, en Francia o en el Reino Unido se está reaccionando contra esa forma de hacer las cosas. Y eso que el producto interno de ellos es cuatro o cinco veces superior al nuestro, y lo mismo ocurre con las rentas. O sea, pueden resistir mucho más que nosotros.
La verdad es que aquí estamos entrando en una situación donde se ve claramente la angustia de la gente.
Lo anterior ha posibilitado que se tenga cada vez más poder, que exista mayor concentración. Así ha ocurrido, por ejemplo, en la actividad del retail, que ha desplazado a cientos de miles de pequeños empresarios, porque se dispone de crédito para hacerlo. Puede que sus dueños sean muy capaces -no me cabe duda-, pero tienen acceso al crédito.
Por otro lado, dichas empresas expolian a los proveedores pagándoles las facturas a 120 ó 150 días. Y aquí no nos atrevemos -o el Gobierno no se atreve, o el Ministro de Hacienda no se atreve- a cambiar la forma de pagar el IVA, para que no sea a 30 días. Eso importa un bledo.
Lo trascendente es una política como la que se lleva adelante, donde se cumplen con rigor algunas normas, desde el punto de vista de la ortodoxia económica. Y, aún así, el asunto es discutible.
Pero, en definitiva, nuestro pueblo, nuestra clase media, nuestros sectores productivos de la micro, pequeña y mediana empresa, no sólo no ven solución, sino que no participan y son excluidos. Después pretendemos hablar de un régimen plenamente desarrollado y nos vanagloriamos de que nuestra economía es reconocida mundialmente, porque respecto de determinados guarismos estamos a la vanguardia.
La verdad, señor Presidente, es que soy uno de los que piensan que debe hacerse una corrección de fondo en cuanto a la forma como se ha venido aplicando el modelo económico.
En mis palabras no hay una crítica a personas. Muy por el contrario, tengo una alta consideración por los trabajadores que desempeñan funciones públicas y que cumplen abnegadamente sus labores. Pero, legítimamente, existen diferencias.
Además, no se trata solo de un problema económico, sino de uno de carácter social ya insostenible para muchas personas y, políticamente, de impredecibles consecuencias. Porque, de seguir manejándose así las cosas para mantener el poder, se entrará en un camino que al final concluirá en un Estado de la corrupción, que no es posible sostener en nuestro país.
He dicho.
El señor GAZMURI ( Presidente accidental ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Girardi y a continuación intervendrá el Presidente del Banco Central .
El señor GIRARDI.-
Señor Presidente , encuentro muy interesante el debate y también quiero situarme en el plano político.
Es relevante que hoy día, cuando se da cuenta de este informe al Senado, se exprese la diversidad de visiones existentes respecto del país que deseamos construir.
Evidentemente, uno puede formular planteamientos o críticas acerca de los aspectos técnicos del quehacer del Instituto Emisor, que, en general, creo que ha tenido un manejo adecuado y coherente con la actual política de desarrollo del país.
Sin embargo, mi inquietud es política y se relaciona con el rol que debemos asumir los representantes de la ciudadanía. Señalo este punto, porque, como no creo en los sistemas compartimentados, sino en los que interactúan, en los que no tienen jerarquía, donde todo es importante, me parece apropiado dejar claro que existen miradas -tal como dijeron los Senadores señores Zaldívar y Navarro - que deben ser incorporadas al debate del Chile que queremos.
Mi mayor preocupación es que hemos venido transitando con un modelo un tanto híbrido: basado en una visión profundamente neoliberal, ha hecho un esfuerzo relevante de movilización, de mejoramiento de la calidad de las instituciones y de focalización social en pos de disminuir los niveles de pobreza e indigencia.
Cuando uno mira a Chile en una perspectiva más global, debe hacerse algunas preguntas fundamentales. Aunque yo no soy economista, así las considero.
¿Se puede alcanzar un desarrollo sustentable con los niveles de inequidad existentes en el país en la redistribución del ingreso? ¿Hay coherencia en ello? ¿Es factible mantener ese camino? ¿Podemos seguir siendo uno de los países más inequitativos del planeta -si no el mayor- y tener un desarrollo durable en el tiempo? ¿Cómo podemos disminuir esta brutal inequidad, si ni siquiera se resuelve después de pagar los impuestos? Porque hay naciones donde, luego de cancelar esta obligación, se empiezan a resolver las desigualdades, se ajusta el sistema y se constituye una sociedad con más cohesión y mayor homogeneidad social.
Para mí, ello también tiene que ver con la forma como uno mira el desarrollo de Chile, con la importancia de alcanzar una inversión social más amplia, con cómo podemos convertirnos en una economía del conocimiento. ¿Por cuánto tiempo más resultará sustentable construir un país cuya principal apuesta es una economía basada en los recursos naturales, que, por lo demás, están siendo brutalmente depredados?
Evidentemente, tales problemas no competen al Banco Central, pero obedecen a la misma visión neoliberal que ha iluminado y otorgado cierto contenido valórico a la política que estamos siguiendo.
Por lo tanto, me parece pertinente colocar tal asunto en el debate.
Tenemos un modelo altamente excluyente, lo que constituye un problema. Como señaló el Senador señor Zaldívar , se trata de un sistema altamente concentrador, razón por la cual ya no existe libre mercado en el país. Además, dicha concentración económica intenta incidir en las definiciones de política, lo que afecta la calidad de nuestra democracia, pues se levantan suprapoderes que operan no solo en el ámbito económico, sino también en el político.
Dicho modelo -como he sostenido- provoca un tremendo impacto y daño ambiental. Yo diría que enfrentamos uno de los períodos más dramáticos que hemos conocido, por la falta de relevancia y profundidad en la reflexión respecto del modelo de desarrollo, donde no ha existido la más mínima preocupación por nuestro medioambiente.
Obviamente, ello se traduce en un deterioro de la calidad de vida: tenemos las ciudades más contaminadas del planeta; la pesquería ya está colapsada; estamos generando un grave daño a nuestros recursos naturales.
Me preocupa la calidad de las instituciones y la inequidad, porque, si una de cada tres personas en edad laboral no tiene empleo formal, significa que no cuenta con acceso a la salud ni a la previsión. Como el trabajo es uno de los factores más importantes en la vinculación de los ciudadanos con su sociedad, tal situación termina debilitando profundamente la democracia.
Como todas esas materias están asociadas, considero que no es menor, así como realizamos una transición exitosa hacia la democracia, plantear la tarea de llevar adelante una transición hacia un sistema de equidad, de igualdad, de justicia social. Ello no puede seguir esperando.
Si bien el Consejo del Banco Central no es responsable de la definición de tales políticas, estimo importante que conozca la opinión de algunos Senadores que representamos a una parte del país. Creemos que resulta inaceptable e injustificado que, pese al nivel de desarrollo alcanzado, no avancemos de verdad hacia una nueva etapa, que tenga que ver con la cohesión, la justicia social y la equidad.
Nunca lograremos una economía basada en el conocimiento, si no damos hoy los saltos necesarios. Nunca vamos a avanzar si no invertimos más en educación y en salud.
Me da vergüenza que el aporte fiscal a la salud sea de 1,5 por ciento del PIB, lo cual, evidentemente, está relacionado con opciones de política.
Mi intención no es criticar a los miembros del Banco Central -a quienes estimo mucho y a algunos de los cuales me siento bastante cercano- ni sus definiciones de política económica. Solo deseo manifestar que nuestro país se halla en una encrucijada. Tal vez uno de los aspectos más importantes que deberemos resolver en el futuro es cómo Chile puede cambiar y asumir el desafío de una transición hacia una nación más justa, más cohesionada, más equitativa, más respetuosa del medioambiente, más democrática y con instituciones de mejor calidad.
Si uno quisiera graficar cómo es Chile, diría que es maravilloso en todos lo relacionado con competitividad, productividad, apertura de mercado; pero un desastre en los ámbitos relativos a dimensión social, equidad, calidad del empleo, pobreza, política ambiental, obesidad o riesgo cardiovascular.
Esa última realidad es la que tenemos que cambiar, y tal preocupación debiera estar presente en todos nosotros.
Asimismo, resulta necesaria la existencia de una sana relación entre el Senado y todas las instituciones, particularmente el Banco Central, para que estas conozcan la visión de algunos Senadores en cuanto al camino que Chile debiera seguir.
He dicho.
El señor GAZMURI (Presidente accidental).-
Ofrezco la palabra al Presidente del Banco Central.
El señor CORBO (Presidente del Banco Central).-
Señor Presidente, primero que nada, deseo agradecer, por su intermedio, los distintos comentarios y las preguntas que se han formulado con respecto al IPOM.
Destaco que se trata de un informe del Consejo, en cuya preparación ocupamos varias sesiones y efectuamos mucho debate. Este documento fue consensuado y trabajado entre todos sus miembros.
En las reuniones mensuales de política monetaria se discuten los distintos puntos de vista -constituimos un grupo colegiado- y se llega a una resolución final. A veces hay votos divididos, que se dan a conocer en una minuta que se publica tres semanas después de cada sesión. Ahí se describen los argumentos aducidos para adoptar las decisiones de política monetaria.
En esta y muchas otras áreas hemos avanzado significativamente en materia de transparencia con el transcurso de los años. Hoy nos hallamos bastante a la vanguardia con relación a otros bancos centrales.
En mis respuestas me referiré solo a los aspectos vinculados directamente con el quehacer del Instituto Emisor. Aunque se plantearon muchos otros asuntos, respecto de los cuales tengo opiniones personales, asisto a esta sesión en representación de dicha institución. Por consiguiente, me abocaré a las materias concernientes a ella.
Varios señores Senadores consultaron por el repunte de la inflación. Insisto en que ello se debe básicamente a problemas de shocks de oferta.
Como se observa en el gráfico -al parecer, por algún error computacional, esta imagen no se vio en la presentación inicial-, la línea verde muestra la inflación subyacente sin alimentos ni combustibles -igual como se la mide en Estados Unidos-, la cual es inferior a 2 por ciento. En cambio, la inflación que considera los alimentos (línea azul) está muy alta. O sea, si se saca tal componente de esta última, cae bajo 2 por ciento.
No obstante, nos preocupa lo que ocurra hacia delante, sin ninguna duda. Aunque la situación actual se deba principalmente a shocks de oferta, no estamos contentos con el incremento registrado. Pero lo importante es que nos hacemos cargo del problema.
Nuestra política monetaria usa la información que va surgiendo, para mantener, así, la confianza de los agentes en una inflación que va estar en torno al 3 por ciento.
La principal preocupación que tenemos hoy es evitar que los aumentos se propaguen y terminen persistiendo en forma más duradera. Contener la inflación -nuestra meta es que permanezca en 3 por ciento, a lo cual me referiré en unos minutos más- constituye un mandato para el Banco Central, conforme a su Ley Orgánica Constitucional.
Sin embargo, no hay duda de que, tal como sostuvieron varios señores Senadores , el fenómeno golpea mucho más a los más pobres. Por eso, la estabilidad macroeconómica, a la cual contribuye el Instituto Emisor, es el principal seguro para esas personas en tiempos de crisis, ya que son las que más sufren en tales circunstancias. La distribución del ingreso se deteriora y toma mucho tiempo recuperarse.
Nuestras tragedias han sido las crisis. El hecho de que tengamos hoy día una política macroeconómica ordenada reduce significativamente la probabilidad de que ocurran. Por tanto, tal política va en beneficio de los más pobres y, además, se orienta a facilitar las mejoras en la distribución del ingreso. Para ello se requieren muchas otras cosas que no pertenecen al ámbito del Banco Central.
Con respecto al curso de la política monetaria -sobre esto, varios señores Senadores formularon preguntas-, la inflación anual vigente superior al 4 por ciento y las escasas holguras nos hacen estar preocupados de mirar hacia delante, a fin de que el rango se mantenga en torno al 3 por ciento. Esto exige un especial seguimiento, sin ninguna duda.
En el escenario más probable, será preciso continuar aumentando la tasa de política monetaria en los próximos meses, para que la inflación proyectada vuelva al 3 por ciento. Pero la evolución de la TPM va a depender de la información que se acumule. No hay compromiso hoy día. Habrá que ir observando cómo se dan las cosas.
Por otra parte, muchos señores Senadores preguntaron qué pasa si la realidad internacional se desacelera aún más. Pues bien, consideraremos la implicancia de ello en el crecimiento y la inflación. Vamos a analizar cuidadosamente el desarrollo de las economías nacional e internacional para ver cómo sus cambios afectan la inflación.
Con respecto a las turbulencias internacionales, hay un punto que es necesario destacar: la economía chilena ha mejorado significativamente su capacidad de amortiguar los shocks. Hemos visto cómo en este episodio reciente el país se ha mostrado bastante robusto. Tenemos una gran capacidad, gracias a lo que hemos construido en los últimos 20 años, especialmente para hacer frente a shocks como los que se están presentando hoy día.
En cuanto a los objetivos del Banco Central, así como nosotros defendemos nuestra autonomía, somos muy respetuosos de la que tienen los Poderes del Estado para definir sus metas. Nosotros estamos cumpliendo con la Constitución y la Ley Orgánica Constitucional con respecto a las nuestras, pero voy a hacer algunas aclaraciones que se requieren para entender el accionar de nuestra institución.
El marco de política monetaria que usan el Banco Central y los principales bancos centrales del mundo sí incorpora efectos de aquella en el desempleo y el crecimiento, dentro del ámbito que le compete a la política monetaria. En la práctica, esto ocurre a través de la extensión del horizonte. Cuando hay shocks de oferta como ahora, nosotros no reaccionamos en forma desmesurada para llevar la inflación de vuelta mañana a 3 por ciento; tenemos un horizonte: dos años. Porque, sabemos que si actuamos en forma agresiva para devolverla mañana a esa cifra, va a haber un aumento importante del desempleo, una caída significativa en el crecimiento. Nuestro Banco Central y los principales bancos centrales del mundo, que han avanzado suficientemente en credibilidad respecto de su capacidad de mantener la inflación en torno a la meta, tienen esa dimensión, y nosotros somos activos en esta materia.
Ex profeso, tomando en cuenta estos efectos y gracias a que se ha acumulado estabilidad, nuestras decisiones de política monetaria procuran acercar la inflación a la meta solo gradualmente, no en forma agresiva. Y fíjense los señores Senadores que hemos tenido un muy buen resultado en términos de desempleo -la tasa más baja en diez años- y, también, de crecimiento: la economía está creciendo más allá de lo que aumenta su capacidad. Y las brechas de esta se han agotado; estamos muy cerca de la capacidad productiva del país.
Además, en los últimos siete años -esto es muy importante- la inflación anual promedio ha sido de 2,9 por ciento. Nuestra meta es 3 por ciento y la mayor parte del tiempo queremos que esté en 3 más/menos 1. Pues bien, el promedio es 2,9 por ciento y el 76 por ciento del tiempo ha estado en 3 más/menos 1.
Ese es un muy buen resultado y ha hecho que nuestro Banco Central ocupe los primeros lugares en los rankings internacionales -como muy bien lo presentó el Senador señor Navarro - en cuanto a su contribución a la estabilidad de precios y al desarrollo del país. En uno de esos indicadores hemos estado en el nivel número 1 del mundo -no digo de América Latina- durante los últimos cuatro años consecutivos.
Sin embargo, tenemos muy claro que la política monetaria no puede contribuir a incrementar la tasa de crecimiento de tendencia del país -para eso hay otros instrumentos, que no están en manos del Banco Central- o tampoco del empleo de tendencia, pero sí estamos preocupados del crecimiento de corto plazo y el desempleo. Esto tiene que ver con nuestro ámbito de trabajo, pero -insisto-, al igual como defendemos nuestra autonomía, somos muy respetuosos de la de los Poderes del Estado para definir objetivos, sin perjuicio de que podamos decir qué se ha hecho desde nuestro punto de vista. Estamos siempre muy preocupados del crecimiento y del desempleo, y por eso tenemos este horizonte de política de dos años. Si no, podríamos tratar de llevar mañana la inflación de vuelta al nivel que he señalado.
También se nos preguntó por qué confiamos tanto en que la inflación va a volver al 3 por ciento. Estamos en control; sabemos lo que pasa y tenemos la disposición de ir reaccionando con la política monetaria para llevarla a ese porcentaje. Parte de la baja va a tener que ver con el hecho de que muchos de estos aumentos de productos perecibles se revierten; siempre es así. Si no, nos dedicaríamos todos a cultivar lechugas, tomates y papas. Y sabemos cómo actuar: ese fenómeno se va a revertir, pero siempre y cuando se mantengan las expectativas de inflación de mediano y largo plazo en torno a 3 por ciento.
Y eso es lo que pasa. Como mostré, en Chile las expectativas de inflación están bastante cercanas a 3 por ciento y las diferencias con ese nivel no son más pronunciadas que las que tienen Inglaterra, Canadá o Australia. Pero ese es un activo que debemos proteger todos los días y, para ello, lo que debe hacer el Banco Central es tratar de mantener la inflación en 3 por ciento en un horizonte de mediano plazo. Y, como ilustré anteriormente, hemos sido capaces de hacerlo.
Entonces, hay un efecto base que haría bajar la inflación; también habría reducción y no aumento en algunos precios específicos que han tenido saltos importantes. Pero, lo más importante de todo es que la política monetaria estará a cargo, para hacerse responsable de cumplir con el mandato constitucional, que es un gran activo país, como he dicho otras veces. Y eso es lo que nos permite preocuparnos de estos otros temas, que son muy importantes y que muchos de los señores Senadores han levantado. Pero nuestra labor en eso es facilitar las cosas.
El hecho de que haya estabilidad hace que nos podamos dedicar a esos otros asuntos, que no están en el ámbito del Banco Central. Y, en verdad, los bancos centrales del mundo se han ido moviendo en esta dirección. Cuando le preguntan a Tony Blair , al final de su mandato, cuáles fueron los hitos más importantes de su Administración, dijo: "Haberle dado autonomía al Banco Central". Eso planteó en su discurso.
O sea, el mundo se ha movido en esa dirección y la gran preocupación que tiene China hoy día, por ejemplo, es que la inflación se le está yendo al 5,6 por ciento y la quiere llevar de vuelta a 3 por ciento para que no se deteriore el crecimiento de largo plazo. Porque a China le interesa seguir creciendo a una tasa alta y exhibe una enorme dificultad hoy día, porque la inflación también se le ha acelerado.
Asimismo, se me hicieron preguntas específicas con respecto a la caída inesperada del crecimiento que tuvimos el tercer trimestre del año pasado. Tal como lo hemos documentado en otros momentos, ella se debió al shock energético que vivimos en ese momento. No nos olvidemos de que en agosto de ese año debimos enfrentar el mayor precio de la energía que hemos observado en la última década y, al mismo tiempo, sufrimos restricciones importantes e inesperadas en el gas natural que venía de Argentina. También hubo problemas puntuales en la minería, con derrumbes en ese tercer trimestre; ajustes de algunas líneas industriales por competencia externa, y, por el lado de la demanda, tuvimos un miniciclo de desaceleración de la inversión, que, tal como hemos informado, en los últimos tres trimestres -y esta es una muy buena noticia- ha ido hacia arriba. Esas son las principales explicaciones que podemos dar.
En lo que se refiere a la consulta específica del Senador señor Kuschel , no hay duda de que el crecimiento en los agregados monetarios refleja una política monetaria que muestra indicios de ser expansiva, pero eso no tiene un correlato a plazos cortos y medianos con la inflación. A esa conclusión hemos llegado nosotros, al igual que todos los bancos centrales. Por eso, usamos un esquema en metas de inflación. Lo que nos preocupa es la inflación, y la estamos siguiendo, pero miramos también todos los indicadores de crédito, tal como se indica en el IPOM que presentamos hoy día. Nosotros los usamos mucho como indicadores de monitoreo y, aunque no son determinantes en las decisiones, los miramos con bastante detenimiento también.
Por otro lado, el crecimiento elevado se debe seguir monitoreando; es uno de los riesgos que existen hacia adelante.
En cuanto a productividad total de factores, no hay cambios significativos desde el último Informe como para alterar su presentación.
Señor Presidente , termino mis palabras agradeciendo a todos los señores Senadores. Yo creo que como país hemos progresado a través de los años. Este es un Banco Central que ha avanzado en transparencia, en lograr estabilidad, y trataremos de seguir haciendo nuestro trabajo para contribuir al desarrollo de largo plazo del país.
Muchas gracias.
El señor FREI, don Eduardo ( Presidente ).-
Habiéndose cumplido su objetivo, se levanta la sesión.
--Se levantó a las 13:33.
Manuel Ocaña Vergara,
Jefe de la Redacción