Labor Parlamentaria
Diario de sesiones
- Alto contraste
Disponemos de documentos desde el año 1965 a la fecha
Índice
- DOCUMENTO
- PORTADA
- I. ASISTENCIA
- II. APERTURA DE LA SESIÓN
- III.
ORDEN DEL DÍA
-
ANÁLISIS DE SITUACIÓN ENERGÉTICA
- ANTECEDENTE
- INTERVENCIÓN : Hosain Sabag Castillo
- INTERVENCIÓN : Eduardo Frei Ruiz-tagle
- INTERVENCIÓN : Sergio Romero Pizarro
- INTERVENCIÓN : Jaime Orpis Bouchon
- INTERVENCIÓN : Antonio Horvath Kiss
- INTERVENCIÓN : Guido Girardi Lavin
- INTERVENCIÓN : Juan Antonio Coloma Correa
- INTERVENCIÓN : Baldo Prokurica Prokurica
- INTERVENCIÓN : Soledad Alvear Valenzuela
- INTERVENCIÓN : Ricardo Nunez Munoz
- INTERVENCIÓN : Andres Allamand Zavala
- INTERVENCIÓN : Jose Antonio Gomez Urrutia
- INTERVENCIÓN : Roberto Munoz Barra
- INTERVENCIÓN : Jovino Novoa Vasquez
- INTERVENCIÓN : Juan Pablo Letelier Morel
-
ANÁLISIS DE SITUACIÓN ENERGÉTICA
- CIERRE DE LA SESIÓN
Notas aclaratorias
- Debido a que muchos de estos documentos han sido adquiridos desde un ejemplar en papel, procesados por digitalización y posterior reconocimiento óptico de caracteres (OCR), es que pueden presentar errores tipográficos menores que no dificultan la correcta comprensión de su contenido.
- Para priorizar la vizualización del contenido relevante, y dada su extensión, se ha omitido la sección "Indice" de los documentos.
REPÚBLICA DE CHILE
DIARIO DE SESIONES DEL SENADO
PUBLICACIÓN OFICIAL
LEGISLATURA 355ª
Sesión 32ª, en miércoles 11 de julio de 2007
Especial
(De 11:45 a 14:6)
PRESIDENCIA DE LOS SEÑORES EDUARDO FREI RUIZ-TAGLE, PRESIDENTE,
Y CARLOS OMINAMI PASCUAL, VICEPRESIDENTE
SECRETARIO, EL SEÑOR CARLOS HOFFMANN CONTRERAS, TITULAR
____________________
Í N D I C E
Versión Taquigráfica
Pág.
I. ASISTENCIA.........................................................................................................
II. APERTURA DE LA SESIÓN...............................................................................
III. ORDEN DEL DÍA:......................................................¿.
Análisis de situación energética¿¿¿¿¿¿.
I. ASISTENCIA
Asistieron los señores:
--Allamand Zavala, Andrés
--Alvear Valenzuela, Soledad
--Arancibia Reyes, Jorge
--Ávila Contreras, Nelson
--Bianchi Chelech, Carlos
--Cantero Ojeda, Carlos
--Chadwick Piñera, Andrés
--Coloma Correa, Juan Antonio
--Espina Otero, Alberto
--Flores Labra, Fernando
--Frei Ruiz-Tagle, Eduardo
--García Ruminot, José
--Gazmuri Mujica, Jaime
--Girardi Lavín, Guido
--Gómez Urrutia, José Antonio
--Horvath Kiss, Antonio
--Kuschel Silva, Carlos
--Larraín Fernández, Hernán
--Letelier Morel, Juan Pablo
--Longueira Montes, Pablo
--Matthei Fornet, Evelyn
--Muñoz Aburto, Pedro
--Muñoz Barra, Roberto
--Naranjo Ortiz, Jaime
--Navarro Brain, Alejandro
--Novoa Vásquez, Jovino
--Núñez Muñoz, Ricardo
--Ominami Pascual, Carlos
--Orpis Bouchón, Jaime
--Pérez Varela, Victor
--Prokurica Prokurica, Baldo
--Romero Pizarro, Sergio
--Ruiz-Esquide Jara, Mariano
--Sabag Castillo, Hosaín
--Vásquez Úbeda, Guillermo
--Zaldívar Larraín, Adolfo
Concurrieron, además, los señores Ministros del Interior , don Belisario Velasco Baraona; Secretario General de la Presidencia , don José Antonio Viera-Gallo Quesney; Secretario General de Gobierno , don Ricardo Lagos Weber; Presidente de la Comisión Nacional de Energía , don Marcelo Tockman Ramos, y Ministra Presidenta de la Comisión Nacional del Medio Ambiente, doña Ana Lya Uriarte Rodríguez.
Asiste, asimismo, el señor Jefe de la División de Evaluación y Seguimiento Ambiental de CONAMA, don Jorge Lagos Rodríguez.
Actuó de Secretario el señor Carlos Hoffmann Contreras.
II. APERTURA DE LA SESIÓN
--Se abrió la sesión a las 11:45, en presencia de 16 señores Senadores.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).- En el nombre de Dios, se abre la sesión.
El señor GÓMEZ.- Pido la palabra.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).- La tiene, Su Señoría.
El señor GÓMEZ.- Señor Presidente , las Comisiones unidas de Constitución y de Educación se encuentran citadas con el fin de recibir a las personas propuestas por Su Excelencia la Presidenta de la República para integrar el Directorio de Televisión Nacional de Chile.
Por ello, solicitamos autorización para que dichos órganos funcionen esta mañana paralelamente con la Sala a los efectos señalados.
El señor FREI, don Eduardo ( Presidente ).- Si le parece al Senado, se accederá a esa petición.
--Se accede.
III. ORDEN DEL DÍA
ANÁLISIS DE SITUACIÓN ENERGÉTICA
El señor FREI, don Eduardo ( Presidente ).-
Esta sesión especial ha sido convocada por acuerdo de los Comités a fin de analizar la situación energética de nuestro país.
Los representantes del Gobierno invitados solicitan autorización para que ingrese a la Sala el Jefe de la División de Evaluación y Seguimiento Ambiental de la CONAMA, señor Jorge Lagos.
--Se accede.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Sabag.
El señor SABAG.-
Señor Presidente , es sabido que entre los grandes problemas que enfrenta hoy el mundo se hallan la escasez creciente de energía, los altos precios del petróleo y la contaminación cada vez más aguda que generan las emisiones de combustibles fósiles, las cuales amenazan al planeta con cambios climáticos importantes y dejan en situación delicada el desarrollo sustentable de los países.
Esa es la razón por la que las bancadas democratacristiana y radical socialdemócrata solicitamos esta sesión especial, con particular invitación a los Ministros de Agricultura , don Álvaro Rojas , y Presidente de la Comisión Nacional de Energía , don Marcelo Tokman , para que nos informen sobre las medidas que el Ejecutivo está tomando ante la difícil situación energética que vivimos en este momento.
Chile, lógicamente, no es ajeno -no podría serlo- al problema que enfrenta la comunidad mundial y concita su preocupación. En los últimos años, inquietos por él, hemos sumado esfuerzos nacionales para unirnos al resto de las naciones que buscan alternativas para diversificar las respectivas matrices tras el objetivo de encontrar nuevas fuentes generadoras de energía que aseguren responder a la demanda creciente existente en el mundo, llevar adelante un desarrollo sostenible, evitar o disminuir la contaminación del medio ambiente y alcanzar una mejor calidad de vida para la sociedad entera.
Producto de aquella realidad, se han establecido en varios países numerosos centros de investigación que se han dedicado al desarrollo y fomento de energías renovables, concentrándolos en áreas como energía solar; energía eólica; energía de la biomasa; arquitectura bioclimática y solar térmica; energía de generación eléctrica geomagmática y, en otras naciones, biocombustible. Esta última es una de las soluciones que se presentan hoy como la llave maestra para enfrentar el problema energético, la contaminación y la necesidad imperiosa de un desarrollo sustentable, que preocupan a los países del mundo.
Con los biocombustibles se espera frenar y controlar la contaminación del ambiente y promover el desarrollo económico y social de los pueblos.
En primer lugar, se quiere llegar a sustituir en parte los combustibles fósiles, que generan las dificultades que hoy nos inquietan.
Los biocombustibles surgen a partir de materias primas agrícolas. Esto significa la producción de energía más limpia, menos contaminante, de menor costo; aumento de la demanda por estos productos, y mejor uso de los suelos agrícolas y no agrícolas.
Uno de esos productos es el etanol, que utiliza como materia prima la caña de azúcar, el maíz, el arroz, el trigo, entre otros.
Otro producto de la familia de los biocombustibles es el biodiésel, que emplea aceites vegetales, palmas, soya, raps y maravilla.
Esas materias son llamadas "biocombustibles de primera generación". Se trata de productos de consumo humano. Por este motivo, encuentran una seria limitación, pues al usarlos masivamente para combustibles se restan al mercado del consumo humano, como ya se ha visto con la caña de azúcar en Brasil y con el maíz en Estados Unidos.
Frente a dicha limitante, advertida ya por los organismos internacionales, surgen como alternativa ideal los biocombustibles de segunda generación. Se trata de utilizar como materias primas rastrojos agrícolas; residuos forestales y madereros; reproducción acelerada de algas y microalgas; grasa animal; desechos industriales pesqueros; reciclaje de aceites usados; cultivos que no compitan con los alimentos.
Esa misma alternativa permitirá emplear con mejor aprovechamiento los suelos áridos y semiáridos.
Aquí se perfila el biogás como una alternativa agroenergética de la mayor importancia, a partir de la descomposición de la biomasa agrícola y animal, para la industria automotriz.
Esa posibilidad de los biocombustibles a partir de materias primas de segunda generación se encuentra en proceso de estudio en el mundo, y también en nuestro país. Aquí, en Chile, ofrece un panorama de suyo auspicioso, pensando en la agricultura fuertemente tecnificada que tenemos, donde la remolacha y sus contenidos de azúcar y el raps se hallan a niveles mundiales de rendimiento.
Estamos, por lo tanto, frente a una excelente oportunidad para valorar nuestra tecnología agrícola, utilizar con el máximo de rendimiento la tierra agrícola disponible y generar empleos nuevos en el sector.
Las autoridades y los especialistas estiman que en los próximos cinco a diez años habrá un desarrollo concreto de las tecnologías de segunda generación, empleando lignocelulósicos, algas, residuos de biomasa vegetal y animal, rastrojos agrícolas, desechos de cosechas forestales. Esto último, en una perspectiva del más alto nivel, considerando los 13,4 millones de hectáreas de bosque nativo, de las cuales 5 millones son manejables, aparte 2 millones de plantaciones forestales y 5 mil kilómetros de litoral, junto a un tercio de la superficie continental árida y semiárida, campo propicio para el cultivo de algas y microalgas.
Señor Presidente , si pensamos que nuestro país tiene una altísima dependencia de energía no renovable -de ella, importa 72 por ciento de su demanda y 98 por ciento de petróleo- y que el futuro del gas es incierto, debemos necesariamente concluir que diversificar nuestra matriz energética es una prioridad insoslayable.
Afortunadamente, así lo han entendido las autoridades gubernativas aquí presentes.
Está claro también que hay nuevas tendencias en el área de los agrocombustibles. Ello nos mueve a evaluar la factibilidad de producirlos a escala comercial.
En tal ámbito, los sectores agrícola y forestal están llamados a jugar un papel relevante en la diversificación de nuestra matriz energética.
No hay dudas de que los biocombustibles son una opción que no podemos desaprovechar para la reconversión agrícola tan necesaria y esperada en Chile.
Podemos decir que nos encontramos en la línea de lo que debemos hacer. Tal vez, acelerar el paso en lo que nos falta por llevar a cabo, especialmente en la fijación del marco legal para que los agentes interesados en participar en esta gran tarea nacional conozcan las reglas del juego y sepan a qué atenerse.
Por último, estimo necesario que el señor Ministro Presidente de la Comisión Nacional de Energía estimule y apoye toda instalación de nuevas fuentes de energía, principalmente pequeñas centrales hidroelécticas de pasada, que pueden ser muchas a lo largo del país, mejorando las ventajas legales para su venta y transmisión.
He dicho.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Tiene la palabra el Ministro señor Tokman.
El señor ROMERO.-
Perdón, señor Presidente , pero quiero plantear una cuestión de orden.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Tiene la palabra Su Señoría.
El señor ROMERO.-
¿Cuál es el programa elaborado por la Mesa para el desarrollo de esta sesión? ¿No sería adecuado que los Senadores interviniéramos primero y que luego los Ministros se hicieran cargo de nuestras observaciones?
El señor NOVOA.-
¿Me permite, señor Presidente?
El señor FREI, don Eduardo ( Presidente ).-
Sí, Su Señoría.
El señor NOVOA.-
Señor Presidente , no sé cuánto va a durar la exposición del Ministro señor Tokman. Sin embargo, una solución ideal sería que su intervención fuera de tal extensión que diera lugar al planteamiento de nuestras posiciones y que quedara tiempo para que nos respondiera.
De lo contrario, sería mejor lo sugerido por el Senador señor Romero: que nosotros expongamos y después contesten los Ministros.
No sé cómo andamos de tiempo.
El señor FREI, don Eduardo ( Presidente ).-
Ello sería factible si el señor Ministro ocupara diez minutos.
¿Le parece, señor Ministro?
El señor TOKMAN ( Ministro Presidente de la Comisión Nacional de Energía ).-
Sí, señor Presidente.
A lo mejor tomaré un poco más de diez minutos. Pero creo que lo propuesto por el Senador señor Novoa es lo más adecuado.
Voy a plantear un poco cuál es el diagnóstico sobre el problema energético y cuáles son las medidas de corto plazo que estamos adoptando para hacernos cargo de él. Puedo exponer con mayor rapidez lo relativo a las medidas de más largo plazo. Y a partir de ahí quedaría disponible para responder cualquier pregunta.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Lo ideal sería que ocupara solo diez minutos, para que pudieran intervenir todos los Senadores que desearan hacerlo.
Tiene la palabra, señor Ministro.
El señor TOKMAN ( Ministro Presidente de la Comisión Nacional de Energía ).-
Señor Presidente , mi presentación contempla tres puntos.
1
El primero tiene que ver con el diagnóstico sobre la situación actual; el segundo, con cuáles son las acciones de corto y mediano plazos que se están adoptando para hacerse cargo de los riesgos que enfrentamos desde el punto de vista energético; y el tercero, con la política de largo plazo en este ámbito.
2
Dentro de los elementos de diagnóstico, nuestro actual sistema de generación eléctrica consta de cuatro subsistemas.
Tenemos el sistema del Norte, con una capacidad instalada de 3.602 megavatios, donde una de sus características especiales es que solo 10 por ciento corresponde a clientes regulados y 90 por ciento a clientes libres (grandes empresas que negocian uno a uno sus contratos con los generadores).
En el caso del SIC hay 8.964 megavatios de capacidad instalada: 55 por ciento son clientes regulados y solamente 45 por ciento corresponde a clientes libres.
Después poseemos dos sistemas integrados: 33,5 megavatios en Aisén y 64,7 en Magallanes.
3
Desde mediados de 1995 hasta el 2007 hemos vivido un cambio muy significativo en la composición de nuestra matriz energética, producto de las inversiones que se llevaron a cabo para aprovechar el gas disponible proveniente de Argentina. Se efectuaron inversiones para construir siete gasoductos; también, para tener una capacidad de generación de 3.400 megavatios a base de gas. Y esto significó, en términos de capacidad instalada, que la hidroelectricidad, que representaba 57 por ciento, pasara a representar 38 por ciento. El gas natural, que no participaba en esa matriz, pasó a representar 37,5 por ciento. Y los otros combustibles cayeron de manera proporcional.
Eso, obviamente, implicó beneficios desde el punto de vista de disminución de costos de generación y desde la perspectiva ambiental.
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Aquí hay para el SIC muestras de cómo han venido creciendo la demanda y la capacidad instalada, y de cómo se proyecta el crecimiento de ambas.
Lo que llama la atención acá es lo que ocurrió a fines de los 90 y comienzos del 2000. Hubo un rezago en las decisiones de inversión en aumentos de capacidad de generación.
Y este gráfico indica que la brecha entre la capacidad instalada y la demanda llegó a caer hasta ser tan solo de 1.834 megavatios en 2003.
Vemos que en la situación actual tenemos 2.500 megavatios de diferencia entre la capacidad y la demanda máximas. Y, producto de la ley que aprobó este Congreso en 2005, la Ley Corta II, que proveyó de incentivos al darles estabilidad a los ingresos, volvieron a aparecer proyectos de inversión, cuyos efectos, por el tiempo que ellos demoran, empezarán a apreciarse a partir de 2009-2010, momento en el que comenzará a ampliarse nuevamente el margen de seguridad, de exceso de capacidad sobre demanda máxima.
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En el caso del Norte Grande se ve una situación similar.
En 2003 teníamos 2.225 megavatios de exceso de capacidad sobre la demanda máxima. Las inversiones tendieron a congelarse. Y eso llevó a que la distancia entre ambas curvas fuese disminuyendo, para llegar a la situación de que en 2007 hay solo 1.700 megavatios de capacidad en exceso de la demanda máxima. Pero a partir de 2010, con la entrada en operación de los distintos proyectos a carbón existentes para el Norte, este margen de seguridad debería tender a aumentar.
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En la actualidad nos hallamos expuestos a tres riesgos principales.
El primero es el pluviométrico, que está dado por la variabilidad de los años hidrológicos.
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Este gráfico indica, considerando la capacidad instalada de generación hidroeléctrica existente hoy día, cuánto es factible generar tomando como base los últimos 40 años en términos de lluvias. Y podemos apreciar que no solo importa cuántas son las turbinas que hay para generar energía hidroeléctrica, sino también cuánta es la cantidad de agua disponible para generarla.
Lo que se nos muestra es que se trata de una variabilidad. Y ese es el riesgo grande que enfrentamos.
El año que se ve más a la derecha es el que registra la mayor cantidad de lluvias caídas durante los últimos 40 años. Y ese es el que nos permitiría utilizar toda la capacidad instalada con que contamos para la generación hidroeléctrica.
Pero si vamos al extremo izquierdo y se repite un año como 1998 o como 1968, en que llovió muy poco, todas esas turbinas no sirven tanto, porque tal cantidad de agua nos permite generar únicamente un tercio de dicha capacidad.
Lo anterior, obviamente, significa un riesgo que trato de representar en el siguiente gráfico mostrando la capacidad de generación hidroeléctrica efectiva si enfrentáramos un año como 1998.
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Aunque parece que la capacidad efectiva de que se dispone se halla bastante por encima de la demanda, si uno expone este sistema a una situación de sequía como la que se dio en 1998, ve que dicho margen disminuye fuertemente.
Entonces, existe allí un factor de riesgo. Y, si bien en el gráfico aparece que tendríamos capacidad suficiente, en tal caso siempre estamos expuestos a que la demanda sea más alta o, por otro lado, a que alguna parte de la generación técnica se caiga. En ese evento, nos encontraríamos frente a un tipo de riesgo vinculado a problemas de abastecimiento.
La segunda clase de riesgo que enfrentamos actualmente es la del suministro, que está dada básicamente por el hecho de que en este momento dos tercios de la energía que se consume en el país es importada, lo cual, a su vez, nos deja expuestos a dos tipos de riesgos: a las fluctuaciones de precios de estas fuentes de energía en los mercados internacionales y, sobre todo, cuando una de las fuentes proviene solamente de un suministrador, a problemas de suministros por parte de ese socio comercial.
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Este gráfico nos muestra lo que ha estado ocurriendo con el balance de petróleo en cuanto a producción, importaciones y consumo en Chile desde 1963 a la fecha.
Podemos ver que partíamos de una situación en que la producción doméstica era suficiente para satisfacer nuestro consumo, pero donde el crecimiento de este y la disminución de la producción nos han llevado a que hoy tengamos que importar casi la totalidad del petróleo que requerimos.
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Algo parecido ocurre con el gas, con una situación en que la producción doméstica era suficiente para satisfacer la demanda interna. Pero a mediados de los 90, aprovechando la oportunidad que se nos abrió desde Argentina, se empezó a importar y, además, aumentó nuestra demanda producto de las inversiones en generación a gas.
Respecto a la situación del gas -y todos la vivimos-, a partir de 2004 estamos enfrentando crecientes restricciones en los envíos desde Argentina.
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Este gráfico nos muestra que antes de 2004 el porcentaje de restricciones era cero: recibíamos todo el gas que estábamos comprando, equivalente a 22 millones de metros cúbicos diarios, como promedio. Y desde entonces hasta la fecha han ido en aumento. Así, en junio de 2006, en vez de 22 millones se recibieron 12 millones; y en junio de 2007 (el mes pasado), solo 3,3 millones de metros cúbicos diarios.
Eso muestra la severidad de las restricciones que estamos enfrentando.
En el gráfico siguiente aparece un factor de riesgo que está
El señor OMINAMI ( Vicepresidente ).-
Excúseme, señor Ministro.
Me permito hacerle presente que es muy importante un buen uso del tiempo, porque el objetivo de esta sesión especial de la Sala del Senado es poder generar un debate.
Dado que las condiciones fueron establecidas desde el principio, quisiera pedir que las respetemos. De lo contrario, no será posible desarrollar el análisis en debida forma.
El señor TOKMAN ( Ministro Presidente de la Comisión Nacional de Energía ).-
Señor Presidente , encantado seguiré las normas que se han fijado. Preparé una presentación sin saber que existía un límite de tiempo.
Me parece que la discusión va a ser mucho más enriquecedora si se me permite dar a conocer el diagnóstico y las medidas que estamos tomando. No obstante, usted puede cortar mi exposición en el momento en que lo estime conveniente.
El señor OMINAMI ( Vicepresidente ).-
Le solicito, señor Ministro , llegar lo más pronto posible a la parte relativa a las medidas,...
El señor PROKURICA.-
A lo medular.
El señor OMINAMI ( Vicepresidente ).-
para, sobre esa base, efectuar el debate.
Evidentemente, aquí los tiempos son limitados.
El señor TOKMAN ( Ministro Presidente de la Comisión Nacional de Energía ).-
Así lo haré, señor Presidente.
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Acá se muestra el riesgo que se registra en el norte, donde la generación es sobre la base de gas, el cual no está llegando.
El margen de seguridad disminuye cuando la unidad U16, de Electroandina, no opera, porque lo hace solamente con gas.
Y lo mismo ocurre cuando la central, ubicada en Salta, deja de funcionar.
Eso nos indica que de nuevo nos encontramos ante situaciones de mucha estrechez.
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El último riesgo es el relativo a las fluctuaciones en los precios.
El gráfico muestra que desde 1998 hasta 2003 los precios eran estables; pero, a partir de ese momento, los del petróleo, del carbón y del gas natural han sido crecientes y muy fluctuantes.
Eso explica algo que ha venido ocurriendo: el crecimiento en el gasto de energía en el último tiempo.
En los tres años anteriores el gasto subió en 140 por ciento.
Si uno descompone esa cifra, vemos que 71 por ciento se debe al aumento de los precios internacionales; 19 por ciento, al de la demanda, y 10 por ciento, a la necesidad de producir con petróleo en lugar de gas.
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¿Cuáles son las medidas de corto y mediano plazo que se están tomando?
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En primer lugar, se han negociado convenios entre las generadoras y el Ministerio de Obras Públicas para flexibilizar el uso de las aguas del Laja y del Maule. Ello equivale a aumentar en 300 megavatios el potencial de generación hidroeléctrica.
En segundo término, hace dos semanas nos reunimos con las empresas generadoras, las que se comprometieron a instalar 585 megavatios adicionales de turbinas de respaldo -estarán disponibles durante el primer semestre de 2008-, por si llegara a darse el caso de un año extremadamente seco y fueran necesarios.
Por último, se están adoptando medidas para lidiar con el abastecimiento ajustado de gas natural.
A estas alturas, los clientes industriales han enfrentado tantos cortes que ya han buscado mecanismos alternativos y usan otros combustibles cuando el gas no llega.
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En el caso residencial-comercial, las Regiones Quinta y Octava cuentan con un respaldo absoluto a través de plantas de propano.
En la Región Metropolitana tenemos un respaldo total para el verano. Pero en invierno, cuando la demanda crece más, se requiere una planta de respaldo adicional en el sector oriente, la que se halla en evaluación en este momento.
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Un poco más para el mediano plazo, la solución radicará en la planta de GNL de Quintero, la que entraría en funcionamiento durante el segundo trimestre de 2009.
En términos de generación eléctrica, todo lo que las empresas invirtieron para funcionar sobre la base de gas se ha convertido para operar simultáneamente con diésel.
Eso ya se hizo. En el SING, 81 por ciento de la capacidad tiene la posibilidad de trabajar con diésel. Y en el caso del SIC, 95 por ciento.
Ello no implica que el problema se encuentre resuelto. Falta el que cuando tales plantas lo requieran el diésel se halle disponible.
Ahora vuelvo a un gráfico anterior.
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Este cuadro muestra no solamente una tendencia creciente en la restricción, sino también cómo de una semana a otra el porcentaje de ella es alto. Y de un día a otro podemos sufrir restricciones de menos de 10 por ciento o de cerca de 90 por ciento.
Lo anterior implica que las distribuidoras de petróleo deben ser capaces de tener almacenado el diésel necesario para que se duplique la demanda del país en plazos muy breves, y, además, aumentar la posibilidad de transporte.
Eso es lo que han estado haciendo: han incrementado su capacidad tanto de almacenamiento como de transporte. En este momento hay como 70 camiones nuevos destinados exclusivamente a transportar diésel para las empresas generadoras. Por ello, a pesar de los cortes de energía eléctrica, no ha habido ningún problema, pues la logística de diésel ha estado disponible.
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Además, se está progresando en los terminales de GNL de Quintero y de Mejillones. En estas semanas, CODELCO y las otras empresas debieran tomar la decisión de avanzar.
Asimismo, hemos estado trabajando con relación a la demanda. Y hemos tomado, fundamentalmente, tres medidas.
Hace dos semanas, en primer término, se dictó el decreto que reglamenta el artículo 90 bis de la Ley Corta II. Esta permite que las empresas generadoras ofrezcan premios a los usuarios para que reduzcan el consumo.
En segundo lugar, hemos lanzado una campaña comunicacional, mediante la cual se dan consejos a la ciudadanía acerca de formas muy fáciles de cambios de comportamiento que permiten significativos ahorros en los consumos de gas y electricidad.
Por último, a partir de la próxima fijación del precio de nudo se incluirá el mes de abril dentro de la medición de horas punta.
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Este es un elemento muy importante, porque, como se aprecia en el gráfico, la mayor demanda se produce precisamente durante abril, el que en la actualidad no está incluido en la medición de horas punta.
Eso implica señales equivocadas para los generadores, en cuanto a la construcción de la capacidad que se requiere, y también con respecto a la demanda.
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En este gráfico se advierte que la inclusión o no reduce la demanda peak en 600-700 megavatios.
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En el cuadro exhibo únicamente el título. En algún otro momento puedo exponer a los señores Senadores los contenidos de la política a largo plazo.
Porque algo que he aprendido sobre el sector energético es que hay un rezago muy significativo entre la fecha en que se toma una decisión y aquella en que se ven los resultados.
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En este momento enfrentamos una coyuntura de bastante estrechez, que nos está llevando a actuar, de alguna forma, como bomberos, en términos de tomar medidas para evitar problemas de suministro. Pero es preciso ser responsables y preocuparse también de la situación en el largo plazo, para evitar que en el futuro se vivan situaciones similares.
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Entre las iniciativas de política energética tenemos, como grandes líneas, las siguientes: Fortalecimiento de la Institucionalidad, Optimización de la Matriz Energética, Equidad de Acceso y Eficiencia Energética.
Eso es todo.
Y disculpe lo extenso de mi intervención, señor Presidente.
El señor OMINAMI ( Vicepresidente ).-
En el tiempo del Comité Demócrata Cristiano, al cual le restan 12 minutos, tiene la palabra el Honorable señor Frei.
Hago presente que también se halla inscrita la Senadora señora Alvear.
El señor FREI.-
Señor Presidente , para nadie es un misterio que nos encontramos ante una situación compleja en lo energético. Por lo demás, hoy el titular de un diario decía que el costo de la energía había llegado a un nivel récord: 255 dólares el megavatio.
Si analizamos la cuestión, en los próximos diez años necesitaremos por lo menos 5 mil megavatios.
Ante ello, ¿cuáles son las decisiones que se deben tomar? Aunque creo que nos hallamos atrasados en este aspecto, pienso que tenemos que avanzar fuerte en cuanto a la inversión en hidroelectricidad, porque el agua es un recurso con que contamos.
No tenemos petróleo; tampoco gas. En ambos productos dependemos de las importaciones.
Igualmente, es preciso avanzar en las instalaciones térmicas, así como en la planta de Quintero, que va a ayudar a resolver el problema a partir de 2009, y en la de Mejillones.
Creo que ahí CODELCO debe tomar una resolución definitiva, porque el interés de las compañías es, básicamente, seguir invirtiendo en la generación a carbón.
¿Cuáles son las dificultades que veo?
En primer lugar, los plazos que se están empleando para la decisión de los proyectos. De acuerdo con el último informe de la Cámara Chilena de la Construcción, en el caso de estudios de impacto ambiental se registran 928 proyectos de inversión, con cerca de 14 mil millones de dólares, y en el de declaraciones de impacto ambiental, 865 proyectos, con casi 5 mil millones de dólares. Los más importantes, lógicamente, están referidos al ámbito energético. ¿Y qué pasa ahí? En el caso de los estudios de impacto ambiental, 67 por ciento de los proyectos está fuera de plazo, y en el de las declaraciones de impacto ambiental, 72 por ciento. Eso significa que en estas últimas se ha demorado más de 90 días, y en los primeros, más de 180.
Desgraciadamente, las cifras son bastante abrumadoras. Si ponderamos los días con la inversión asociada, los estudios de impacto ambiental se están tomando 498 días, y las declaraciones de impacto ambiental, 318. De no cambiar esa realidad, no tenemos ninguna posibilidad de resolver el problema.
Cabe considerar que los proyectos hidroeléctricos implican a lo menos 6 años, desde el inicio, y los de carbón, entre 3 y 4. Hoy faltan turbinas a carbón: si se coloca una orden, las entregan, aproximadamente, en mil días. Por lo tanto, cualquier decisión a que se llegue ahora significará contar con energía a lo menos en 2011, en el caso del carbón, o en 2013 ó 2014, en el de la hidroelectricidad.
Tenemos que construir, entonces, querámoslo o no, centrales hidráulicas de pasada. Ello dice relación a las reservas de que dispone Chile. La autoridad debe definir cómo se trabajarán las cuencas.
Con relación a los proyectos en el sur, por ejemplo, se espera el ingreso en ventanilla del estudio de impacto ambiental, con todos los plazos que eso significa.
Pero si no tomamos decisiones enfrentaremos serios problemas. Hoy corremos un riesgo claro, porque estamos dependiendo de las lluvias. Y si este año siguen como están enfrentaremos dificultades. Y el próximo será más complejo.
Mientras no llegue la planta del GNL vamos a estar "en la cornisa", o sea, muy complicados.
Se han criticado mucho las decisiones que tomamos durante mi Gobierno relacionadas con el gas. Pero entre los años 1994 y 2000 ampliamos la matriz energética y construimos las centrales hidroeléctricas de Ralco y Pangue, que significan hoy un porcentaje importante de nuestras reservas. Con la baja en las lluvias están produciendo menos, pero constituyen una parte fundamental del sistema. El año pasado representaron más de 25 por ciento de la generación.
Asimismo, firmamos con Argentina los convenios relacionados con el gas. Y, en la práctica, en 10 años le han significado al país, en general, un ahorro de entre 2 mil y 3 mil millones de dólares.
A partir de 2003 y 2004, por la política energética de la nación vecina, sin precios, disminuyó fuertemente la inversión y la mantención de los servicios, por lo que hoy no pueden entregar prácticamente un décimo de lo que establecen los acuerdos suscritos.
Estamos viviendo también la situación derivada de las llamadas Ley Corta I y Ley Corta II, que discutimos en el Senado los años 2003 y 2004. En su momento, dije claramente en la Comisión de Energía: "Aquí estamos ajustando por precio". Y eso es lo que pasó con la Ley Corta II. Y hoy se plantean cifras que la pequeña y mediana industria no será capaz de soportar.
En el caso de la Región Metropolitana, la energía tiene un costo del orden de 40 ó 50 dólares el megavatio. Y como sale en la prensa: el precio ad portas alcanza a 255 dólares. Ello, traducido a precios al consumidor, tanto residencial como pequeña empresa, significa que tendríamos que multiplicar por cinco las tarifas que estamos pagando. Y eso implica que las empresas sencillamente se van al suelo.
El precio del nudo, en octubre, tendrá que ser reajustado, a lo menos, en 30 por ciento, y en igual porcentaje el de abril. O sea, estamos en una situación límite.
Por lo tanto, si Chile no está decidido a construir las centrales que necesita, a usar las reservas hídricas, digamos claramente que todos los otros países apuntan a la energía nuclear. Y tenemos que hacer los estudios y tomar las decisiones correspondientes.
Actualmente, las plantas de ese tipo son una realidad: existen más de 450 en el mundo. En Francia representan 78 por ciento de la energía total que se consume; en Alemania, 31 por ciento; en Japón, 29 por ciento. En Canadá -y nos impusimos de ello por los Senadores y parlamentarios con quienes estuvimos allá-, la cifra asciende a 25 ó 30 por ciento, y le venden a Estados Unidos cerca de 40 mil megas, esto es, cuatro veces lo que produce Chile. Y estamos hablando -repito- de energía nuclear. Francia también la suministra a los países que están en su entorno.
Hoy es algo que implica cerca de 20 ó 25 por ciento de la energía en el mundo, con tecnología nueva, segura. En Canadá nos dijeron que existe la posibilidad concreta de que a partir del año 2012 ya no existan desechos radiactivos. Y las plantas industriales los están usando actualmente. O sea, uno de los grandes conflictos del sistema nuclear se resolverá dentro de poco.
Por tanto, estamos hablando de una energía para Chile en 2015 ó 2020. Pero esa resolución tenemos que tomarla ahora. Porque todos sabemos que la energía nuclear implica a lo menos un plazo de diez años a partir del momento en que se toma la decisión.
Si decimos que no a la construcción de centrales hidroeléctricas, que no a las centrales de pasada, que no a las centrales geotérmicas -ayer salía en la prensa nuevamente que existe oposición al respecto-, ¿qué hacemos? ¿Sencillamente pagaremos 200 ó 250 dólares por el mega? Eso nos lleva a un descalabro mayor.
Por ello, debemos abocarnos a materializar centrales hidroeléctricas, centrales a carbón. La planta de GNL en desarrollo está muy bien, pero es preciso avanzar rápido con la otra en el norte, donde el costo marginal ha llegado ya a cerca de 300 dólares.
La decisión hay que tomarla. Y cuanto antes.
Después viene todo lo relacionado con la energía renovable: eólica, geotérmica, biomasa, solar, mareomotriz, etcétera. Sin embargo, para eso se debe dictar rápidamente una ley.
En Estados Unidos, por ejemplo, los Senadores con quienes nos reunimos informaron que están discutiendo un proyecto sobre energías renovables -prometieron mandarnos toda la información-, pero allí se contemplan subsidios del Estado, porque todos sabemos que son mucho más caras que las anteriores: la hidroeléctrica, la nuclear y la de carbón.
El único país que no contempla un subsidio por este concepto es Brasil, porque produce etanol a un precio más bajo que el internacional. De hecho, aporta la mitad de todo el que se comercia en el mundo, porque hace 15 ó 20 años tomó decisiones que han fructificado hoy. Son medidas de muy largo plazo, con repercusiones fuertes.
Asimismo, resulta importante referirse a los biocombustibles -nos hubiera encantado que estuviera presente el señor Ministro de Agricultura -, porque en ese ámbito también se plantea una cuestión de decisiones.
Por ejemplo, todos los países que producen energía con biodiésel, con biocombustibles, con productos de la agricultura, tienen que trabajar hoy con transgénicos. De no hacerlo, no consiguen los rendimientos adecuados. Y su costo es mucho más alto que el de las otras energías. Por lo tanto, ahí también se debe llegar a una resolución.
Insisto en que estamos en una situación límite.
Aquí tengo algunos informes internacionales. El año pasado, en el Club de Madrid, que reúne a ex Presidentes, el único tema tratado fue el energético. Porque estamos en una situación límite.
Chile debe tomar decisiones ahora, porque estamos sumamente atrasados. Argentina no está en condiciones de abastecernos. ¿Y qué ha pasado en Bolivia, con todas las políticas que ha implementado, ya que cada país es dueño de hacerlo? Que ni siquiera puede entregarles gas a Argentina y a Brasil. Por lo tanto, estamos dependiendo de lo que le haga llegar a Argentina, para que esta última pueda proporcionarnos un millón y medio o dos millones de metros cúbicos, que es lo mínimo para el consumo residencial y comercial.
Entonces, debe considerarse una batería de posibilidades, pero sobre la base de decisiones rápidas.
Es necesario construir las centrales hidroeléctricas. No puede ser que los estudios de impacto ambiental demoren uno, dos o tres años, como está ocurriendo. En el caso del carbón, lo mismo.
Sin embargo, las decisiones no pueden corresponder a las empresas. A las del norte no les interesa el proyecto de GNL. Si ENAP no realiza el de Quintero, nadie lo hubiera hecho. Y en el norte tiene que efectuarlo CODELCO. Porque, si no, las empresas se irán al costo más barato, que en este caso es el carbón. Pero no podemos depender solo de este último.
El otro día estuvo aquí el gerente de ENAP, la cual se halla al límite en lo referente a la entrega: está mandando al norte, para poder sustentar el SING, un camión cada hora. Y ello, porque todas las plantas de ciclo combinado que construimos en la década de los noventa se convirtieron a diésel. Y también lo hicieron las del norte, con el costo que eso significa. Mas, por el alto precio del cobre, todavía las empresas pueden enfrentar la situación. ¿Pero el metal rojo, en tres años más, mantendrá un precio sobre 3 dólares la libra? Si se baja a un dólar o a un dólar y medio, enfrentaremos pérdidas mayores.
Por lo tanto, es fundamental construir la planta de GNL. Y esa es una decisión del Estado. No podemos esperar que la tomen las empresas.
Reitero que nos encontramos en una situación límite.
Y creo que se deben materializar las resoluciones necesarias, construir las centrales, apurar los estudios de impacto ambiental, definir el empleo de las cuencas. Que la autoridad diga, por ejemplo: "En esta cuenca aceptamos solo centrales de pasada". Pero que ello se determine de una vez por todas.
Porque ya llevamos tres o cuatro años hablando de todos los proyectos de inversión, pero ¿cuál verdaderamente importante se ha iniciado? Desde que se inauguró Ralco , no hemos concretado ninguna inversión importante en energía. La única que vendrá el año 2009 es la del GNL. Y por eso estamos en la presente situación.
Repito que, si seguimos así, en los próximos meses tendremos que multiplicar por cinco el costo de la energía para los usuarios y las familias. Y ahí va a quebrar una cantidad inmensa de pequeñas y medianas empresas, porque a 250 ó 300 dólares, que es el costo marginal actual de la energía, no podrán resistir.
En consecuencia, estamos en una situación supercompleja.
Yo creo que este es un tema país, de enfrentar los problemas, de adoptar una batería de decisiones.
Por ejemplo, si queremos hablar de energías renovables, es necesario sacar una ley, pues de otro modo no hay ninguna posibilidad de que entren al sistema de despachos de carga, ya que, lógicamente, son lanzadas hacia afuera.
Por lo tanto, ahí se requiere, como en muchos casos, el subsidio del Estado. De lo contrario, será imposible resistir esos precios. Y, aunque el subsidio es necesario, no resuelve la situación. El problema básico tenemos que solucionarlo a través de proyectos hidro y de distintos mecanismos.
He dicho.
El señor OMINAMI ( Vicepresidente ).-
Tiene la palabra la señora Ministra , quien quiere hacer una muy pequeña precisión.
La señora URIARTE ( Ministra Presidenta de la Comisión Nacional del Medio Ambiente ).-
Señor Presidente , en la misma línea de lo planteado por el Senador señor Frei , deseo manifestar que en el momento que estamos viviendo, independiente del diseño de políticas energéticas y medioambientales de largo plazo que se hagan cargo de la realidad y la potencialidad de nuestro país, un instrumento de gestión ambiental clave es, ciertamente, el sistema de evaluación de impacto ambiental, tal como expresó Su Señoría.
En ese sentido, en lo que dice relación a las últimas cifras publicadas en la prensa, y que provienen de análisis hechos por expertos asesores de la Cámara Chilena de la Construcción, debemos lamentar, sinceramente -no obstante que tales estudios fueron realizados por expertos-, que se haya omitido información muy relevante. Y no queremos que se distorsione la verdad del funcionamiento del sistema de evaluación de impacto ambiental.
En efecto, en los promedios totales se consideró el conjunto de días en los cuales los proyectos se encuentran suspendidos. En la pantalla del PowerPoint se puede apreciar que se trata de proyectos en calificación.
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Se habló de miles de millones de dólares empozados -por así decirlo- dentro del sistema de evaluación de impacto ambiental, en circunstancias de que han sido los mismos titulares de los proyectos los que han decidido retirarlos de la evaluación. Así ocurrió, por ejemplo, con la central de ciclo combinado Monte Lorenzo , a la cual se le contabilizaron 878 días, pero que solo estuvo 129 dentro del sistema.
Como no dispongo de más tiempo para explayarme, únicamente deseo decir que, en lo referente a proyectos energéticos en estudio de evaluación de impacto ambiental, no hay ninguno que hoy registre atraso. ¡Ninguno!
Ahora, independiente de aquello, naturalmente que el compromiso es agilizar el sistema. Traje una presentación que, si es del caso y existe voluntad de parte de los señores Senadores, estoy en condiciones de dar a conocer. En ella aparecen todas las medidas que se han adoptado en cuanto al sistema, relativas a tiempo y calidad. Son dos aspectos que deben ir íntimamente vinculados. Porque es efectivo que las decisiones de largo plazo deben tomarse ahora. Y una mala decisión en el sistema de calificación de impacto ambiental provocará con posterioridad las lamentables repercusiones conocidas por todos.
Gracias, señor Presidente.
El señor OMINAMI ( Vicepresidente ).-
En los 20 minutos que corresponden al Comité Renovación Nacional e Independiente, tiene la palabra el Honorable señor Romero.
Hago presente a Su Señoría que también están inscritos para intervenir los Senadores señores Horvath, Prokurica y Allamand, quienes deben hacerlo dentro del mismo lapso.
El señor ROMERO.-
Honorables colegas, el ex Presidente de la República Senador señor Eduardo Frei Ruiz-Tagle dijo que en los últimos 5 años no se ha inaugurado ninguna nueva central energética en Chile. Y tiene razón.
La afirmación reiterada de que hoy, más que nunca, deberíamos tener una matriz energética independiente y diversificada no se ha concretado. Simplemente, las decisiones no se han adoptado. Nos hemos convertido en un país de anuncios, de promesas, que ha burocratizado en extremo el esquema y el mecanismo para hacer real una situación que a todas luces reviste crucial importancia para el desarrollo de Chile.
A nivel internacional y, en particular, a nivel regional se habla, teóricamente, de un anillo energético. Sin embargo, lo ocurrido en Brasil, Bolivia y Argentina nos indica que la falta de certeza jurídica y el incumplimiento de acuerdos internacionales hacen imposible la inversión foránea -que debe ser muy cuantiosa- con miras a desarrollar y explotar los recursos necesarios para siquiera conversar acerca de un anillo energético.
La situación actual es crítica, señor Ministro. Si no le entendí mal, usted señaló que hoy estamos recibiendo 2 millones de metros cúbicos de gas desde Argentina. Quiero manifestarle que hace algunos minutos confirmé con la entidad que coordina a todos los abastecedores que en este momento el suministro es igual a cero. Es decir, hoy no existe gas alguno en los ductos que traen ese combustible desde el país transandino.
Y se trata de un problema reiterado. Solo este año las industrias de la zona central han enfrentado cerca de 100 días de corte total de gas natural. ¿Y por qué lo han reemplazado? Por algo muy simple: petróleo y otros combustibles, que, sin duda, son mucho más contaminantes.
Lo que los pronósticos indican y lo que nosotros estamos esperando hoy es, sencillamente, un escenario de crisis. Lo digo porque el señor Ministro también se refirió a las instalaciones. Y aquí todo está entregado a las de la planta regasificadora de Quintero. Hace algunos días estuve ahí y constaté, una vez más, que estamos frente al resultado de la imprevisión y la improvisación de las autoridades. La planta fue anunciada el 21 de mayo del año 2004 por el entonces Presidente Lagos. ¿Y qué ha ocurrido hasta ahora? Simplemente, existe el compromiso, la promesa de que ella podría entrar en funciones y operar a plena capacidad el año 2010.
Se ha hablado de un sistema fast-track. Esto, en dos palabras, significa tener un barco amarrado en un muelle que aún no existe para entregar una cantidad muy limitada de gas a un estanque de 14 millones de metros cúbicos, en circunstancias de que la planta debería recibir una cantidad -son dos grandes contenedores- cercana a los 340 millones de metros cúbicos.
Cabe agregar que el costo de esa planta regasificadora se calculó inicialmente en 300 millones de dólares. Hoy se estima que es de mil millones de dólares; es decir, tres veces el presupuesto original. ¿Y con qué nos encontramos, entonces? Con que el costo de ese combustible, probablemente, será mucho mayor que el de algunas alternativas más contaminantes, como el petróleo o el diésel. O sea, volvemos al círculo perverso en que nos hallamos.
Sinceramente, señor Presidente , creo que, en lo inmediato, se debería dar suma urgencia al proyecto sobre energías alternativas, en actual tramitación en el Congreso, a fin de permitir que fuentes no tradicionales ayuden a enfrentar la actual situación de emergencia.
Es fundamental que las autoridades den señales y establezcan reglas del juego claras respecto de la política que adoptarán en materia de desarrollo hidroeléctrico. Hay que desburocratizar los mecanismos para la autorización de centrales hidroeléctricas. Eso no significa dejar de preocuparnos del medioambiente; pero debemos hacerlo a través de procedimientos que faciliten y no demoren imprudentemente la entrada en operación de tales generadoras.
También tenemos que desarrollar, con mucha claridad, distintos combustibles y, en particular, no temerle a la energía nuclear.
Termino señalando que estamos convencidos de que, si no se adoptan ahora las medidas necesarias, simplemente no vamos a resolver el problema.
El señor OMINAMI ( Vicepresidente ).-
En los 20 minutos que corresponden al Comité Unión Demócrata Independiente, tiene la palabra el Honorable señor Orpis.
El señor ORPIS.-
Señor Presidente , voy a centrarme en tres aspectos fundamentales.
En una década, Chile ha vivido dos crisis energéticas. Una fue la de la hidroelectricidad, en 1998. Ahí se decide reemplazar por completo la matriz a gas. Luego, los argentinos nos cortan el suministro de este combustible y de nuevo se hace necesario cambiar el modelo. Es decir, en 10 años el país ha debido modificar radicalmente su matriz energética, lo que desde ya nos demuestra que en esta materia, donde los proyectos son de largo plazo, ha habido mucha improvisación.
De aquí al 2010 vamos a enfrentar un escenario muy ajustado. Una publicación recogida hoy en los medios de comunicación sostiene que el problema del racionamiento y la crisis no es para tres o cuatro años más, sino para hoy. Se caen dos plantas térmicas y hay racionamiento. Se cayó Nehuenco, actualmente en proceso de mantención. Y si se cae otra, nos encontraremos en serio riesgo de racionamiento. Repito: vamos a estar muy ajustados de aquí al 2010.
Señor Presidente , el no adoptar decisiones en materia energética significa lo que está sucediendo hoy. Los cortes de gas comenzaron en 2004. Entre ese año y el 2007 ha aumentado el uso de la electricidad en 82 por ciento. Esa es la consecuencia de no tomar medidas a tiempo.
¿Qué concluyen todos los especialistas acerca de las dos crisis? Que hay que diversificar e invertir en seguridad energética.
Por mi parte, quiero sincerar las cifras.
¿Qué significa el tener que cambiar la matriz energética? Que la demanda se va a duplicar en 12 a 15 años más. Al suceder eso, ¿de dónde debería provenir el abastecimiento? De hidroelectricidad, carbón, gas natural y algo de biomasa y geotermia. Tienen que instalarse 7 mil megavatios entre el 2010 y el 2020. De ellos, según los expertos, 6 mil podrían provenir de la hidroelectricidad, 1.500 del carbón y 500 de energías renovables no convencionales.
En ese marco, deseo destacar la importancia de los megaproyectos de Aisén. Por eso, me voy a detener aquí y voy a profundizar en la materia.
Si no se implementaran tales proyectos, la menor oferta, estimada en 2 mil 500 megavatios, debería ser cubierta mediante el desarrollo de centrales a carbón.
Los especialistas plantean una pregunta que resulta válida: si hoy es difícil instalar 1.500 megavatios para los próximos 15 años, ¿qué significaría tener que instalar 4 mil en caso de que los proyectos de Aisén no se realizaran?
Según los expertos, el ahorro de energía -deseo destacar esto- no evitará que debamos generar 7 mil megavatios en el sistema. Es decir, ni las energías renovables ni el ahorro eliminan esa posibilidad. Todos los especialistas opinan que alrededor del 2020 se habrá agotado en Chile la mayor parte de los recursos hidroeléctricos y que a partir de ahí tendrá que ingresar definitivamente la energía nuclear.
Como se desprende de dicho análisis, nuestro gran capital hasta ese momento será la hidroelectricidad. Se trata de una energía amigable con el medioambiente, limpia y más barata (la de embalse). Sin embargo, se pone todo tipo de dificultades para desarrollarla.
Señor Presidente , lo preocupante es que no advierto que exista conciencia de que estamos frente a un grave problema y a una decisión estratégica por parte de las autoridades. Se evita tomar decisiones que podrían ser impopulares, e incluso, al menos un Ministro ha enviado señales en cuanto a que las centrales hidroeléctricas de Aisén deberán tener menor capacidad.
La otra energía competitiva, tal como se ha mencionado, es la nuclear. ¿Qué señal se ha dado? Que se van a realizar estudios, pero que este Gobierno no adoptará ninguna decisión sobre el particular. O sea, estamos en medio de una crisis y no se toman decisiones. Creo que ese es el peor escenario en materia energética.
A continuación, voy a abordar lo que a juicio de los especialistas es el mayor cuello de botella para el desarrollo energético.
Expertos como Bernstein o el ex Ministro Jorge Rodríguez coinciden en que se trata del tema ambiental. Ambos dieron su opinión en un seminario realizado hace muy poco.
Bernstein es partidario de acelerar los estudios de impacto ambiental y de dar un camino de salida a los proyectos diciendo "sí" o "no", o "sí, bajo ciertas condiciones". O sea, los permisos ambientales son un cuello de botella. ¿Cuánto sería razonable que se demoraran tales estudios? Entre 6 meses y un año. Y agrega que el problema no deriva solo de los estudios de impacto ambiental, sino también de la velocidad con que se otorguen las concesiones.
Por eso, señor Presidente, quiero dejar planteado ese tema.
Se habla de Aisén, de construir allí centrales hidroeléctricas. Pero no se trata solo de eso, sino además de implementar las líneas de transmisión.
El señor PROKURICA.-
Dos mil kilómetros.
El señor ORPIS.-
Actualmente, los permisos para el tendido de 40 a 50 kilómetros demoran entre dos y tres años. ¡Imaginen Sus Señorías cuánto demorarían para una línea de transmisión de 2 mil kilómetros!
Pero no solo Bernstein se refiere al tema ambiental. El ex Ministro Jorge Rodríguez Grossi señala: "Como preocupación general, en generación eléctrica hay un tema ambiental que a mi juicio es tremendamente importante. Nuestro sistema de evaluación ambiental obliga a que cada proyecto pase por una evaluación regional y posteriormente nacional. Sin embargo si se carece de una visión nacional por parte del sector público, se corre el riesgo que cada proyecto vaya siendo rechazado por distintas razones y que en algún instante, nos quedemos efectivamente sin oferta eléctrica", riesgo que por cierto corremos.
¿Existe alguna posibilidad de que tengamos racionamiento eléctrico? Sí. Incluso, un estudio sostiene que ello se encuentra muy condicionado a la velocidad con que se tramitan los permisos ambientales. En días recientes, el Instituto Libertad y Desarrollo planteó que, por cada 6 meses de retraso en el otorgamiento de los permisos, el riesgo de racionamiento aumenta en 25 por ciento. Y los permisos se están retrasando.
Termino manifestando que las Leyes Cortas I y II entregaron señales de precio. Hay interés por invertir. El cuello de botella radica en que debemos cambiar la matriz energética. Y hay que adoptar decisiones de Estado en términos de dar fast-track a los permisos ambientales. De lo contrario, tendremos racionamiento. Estamos muy ajustados. Y creo que no se han tomado decisiones estratégicas tanto en lo relativo al otorgamiento de permisos ambientales como en lo concerniente a la energía nuclear.
He dicho.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Horvath.
El señor HORVATH.-
Señor Presidente , cuando, a propósito del acuerdo con Argentina para la provisión de gas, señalamos que ese era un país poco confiable, por su comportamiento histórico, por la demanda interna, por las inversiones que estaba haciendo para las prospecciones de nuevas fuentes de gas, fuimos tildados de "agoreros". Y eso no es un asunto menor.
Sin embargo, ahora quiero centrarme en el potencial energético de nuestra nación.
En verdad, Chile es un país privilegiado en cuanto a sus distintas alternativas de energía: geotermia, pequeñas y medianas centrales, mareomotriz, solar, eólica, biomasa y nuclear. A esta última le pongo un signo de interrogación, por las razones que señalaré.
Pero antes quiero expresar que hay un falso dilema en esto de introducir la biomasa en lo referente a transgénicos.
Chile es un país con una condición privilegiada para la agricultura natural. Y jamás vamos a competir por cantidad, sino por calidad. Por lo tanto, creo que sería arriesgarse en forma irresponsable entrar en esa senda.
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La energía nuclear, hasta la fecha, no tiene solución técnica para los desechos radiactivos -lo digo, además, como ingeniero-; implica el transporte de materiales radiactivos altamente peligrosos; envuelve un riesgo de fallas humanas o atentados; presenta poca flexibilidad a la demanda, pues no se puede prender y apagar una central nuclear; significa un alto costo en seguridad, que paga la sociedad, y, por último, aplasta a las energías renovables, como sucede en Francia.
Por consiguiente, enfrentamos un nuevo falso dilema cuando nos ponen en la disyuntiva entre hidroeléctricas o nucleares.
En verdad, contamos con muchas otras alternativas. Y a eso quiero ir. Por lo demás, se trata de la misma situación existente a nivel mundial.
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Vemos en este cuadro que las energías que más crecen en el mundo son las renovables.
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Pero, cuando hablamos de otras alternativas, señor Presidente , también deben mencionarse los costos de inversión y de generación, el factor de planta y el tiempo de construcción.
No puedo entrar en detalles, por razones de tiempo. Pero, si hacemos una evaluación de las pequeñas centrales hidroeléctricas respecto de las grandes y aplicamos los distintos elementos solamente en los años de construcción y los llevamos a valor presente, las pequeñas resultan más atractivas y se pueden desarrollar en el país con tecnologías locales. De ese modo tendríamos -por así decir- todos los huevos en distintas canastas.
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Aquí se observa el potencial existente entre la cota 1000 y la cota 500, sin inundar ningún valle: 33 mil megavatios.
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Sin embargo, el desarrollo de tales iniciativas demora algún tiempo: más de cuatro años, la obtención de los permisos para derechos de aguas; un año y medio, el avance del proyecto hasta que se apruebe su construcción, considerando un lapso mínimo -justo el plazo en que se cumplen las declaraciones de impacto ambiental-, y dos años, la construcción.
El otro camino que tenemos que prospectar apunta, desde luego, al ahorro y a la eficiencia.
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En este cuadro se aprecia la demanda de los tres sectores principales, y se señalan diferentes situaciones.
Llamo la atención de la Sala sobre lo que aconteció en Estados Unidos en la década del 70: hubo una crisis similar a la nuestra por el petróleo. Y se optó por las energías alternativas, por el ahorro y por la eficiencia.
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En este gráfico, observamos la curva que seguiría Chile en caso de entrar en esa línea, hasta llegar a un total de 20 mil megavatios, que es lo que requerimos.
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Este cuadro muestra las centrales de pasada.
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Aquí figuran los potenciales de la zona austral.
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Esta vista da cuenta de las maravillas del río Baker, que no queremos inundar.
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En realidad, nuestros potenciales se pueden ajustar. ¿Cómo? Bajando las áreas de inundación, incorporando nuevos ríos -con ello, mantendremos 2.400 megavatios- y cumpliendo algunos requisitos mínimos. En el cuadro aparecen las áreas que se inundarían,
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En cuan to a lo requisitos mínimos, deben citarse los siguientes: no inundar las áreas sensibles (ambiental, productiva, turística); definir un trazado de interconexión de menor impacto y de multiuso; capacitar a la gente de Aisén, donde la energía es la más cara de Chile -la quinta en el mundo-, pese a tener los mayores recursos hidroeléctricos, lo cual resulta -como es obvio- absurdo.
Por último, deseo referirme a los desafíos legislativos.
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Desde luego, hay que apurar la tramitación de una gran cantidad de proyectos de ley para incentivar el desarrollo de las energías alternativas; para fomentar el ahorro y la eficiencia, y para contar -lo que es muy importante- con una ley marco de ordenamiento territorial, en cuanto a manejo integrado de cuencas, a fin de definir como corresponde las reglas del juego.
He dicho.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Girardi.
El señor GIRARDI.-
Señor Presidente, resulta evidente que estamos frente a una crisis energética.
Creo que, si queremos hacer un buen diagnóstico para encontrar la solución adecuada, es necesario un momento de reflexión.
Chile requiere autonomía, seguridad, equidad y sustentabilidad. Y yo me pregunto, con los conflictos que enfrentamos en el mundo globalizado, ¿cuánto vale la autonomía? ¿Cuánto, la seguridad? Aquella se puede obtener solo con recursos propios. Porque podemos seguir dependiendo de commodities, como el gas natural, el GNL o el petróleo, pero provendrán de un planeta cada vez más convulsionado.
Comparto ciento por ciento lo manifestado por el Senador señor Horvath. Me interpreta plenamente. Por lo tanto, voy a evitar referirme a los problemas abordados por él.
La crisis que hoy nos afecta tiene una consecuencia. Según el informe de la reunión del Consejo de Ministros de la Comisión Nacional de Energía del 15 de octubre de 2002, ya en ese entonces se sabía lo que iba a ocurrir con el gas natural. Era evidente.
Reconozco, Honorable señor Frei , que fue un aporte el haber traído gas natural. Pero el peor error fue definir la política en función de intereses de corto plazo de las empresas y no establecer una visión estratégica del país respecto a la energía.
Como es evidente, las empresas estarían interesadas -dado que compraban a 3 dólares el millón de BTU y lo vendían, a nivel domiciliario, a 20- en usar hasta el extremo el gas natural, a sabiendas, ya en 2002 (se sabía en 2000), de que habría crisis.
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El informe señala que, de acuerdo con nuestro desarrollo, si escaseaba el gas natural, la demanda iba a superar la oferta. Y esto se haría cada vez más crítico con los problemas hidroeléctricos y de lluvia, con posibilidades de racionamiento.
Y, bueno, resulta claro lo ocurrido.
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En este estudio, se presenta el Plan Indicativo de Obras desde el 2002 hasta el 2011 sobre la base de gas natural, a sabiendas de que íbamos hacia un precipicio cada vez más rápido.
¿Por qué no se construye otra clase de centrales hidroeléctricas o de distinto tipo? Porque aquí gana la visión económica, el interés de corto plazo de las empresas. ¿Dónde está la visión de país? ¿Dónde la seguridad interna? ¿Dónde la conveniencia de Chile? No existen. ¿Por qué? Porque no contamos con una política que ponga por delante el interés nacional.
Ese fue el Plan Indicativo de Obras oficial del Gobierno. No se planificó ni una planta hidroeléctrica, solo a gas, conociéndose que vendría la crisis.
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Como se ve en el cuadro, los factores de riesgo de desabastecimiento de gas natural, en 2002, son: la situación de Argentina, las reservas de gas limitadas en ese país, la disponibilidad de transporte de gas y la confiabilidad del sistema.
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Otro punto del informe se refiere a la situación de Argentina.
Como se observa, existe un alto riesgo país; paralización de las inversiones en exploración y producción; inviabilidad de las empresas de transporte de gas; incertidumbre sobre las tarifas del gas, y dualidad de mercado de gas natural (Argentina-Chile, Buenos Aires-Santiago). En síntesis, se trataba de la crónica de una muerte anunciada.
¿Por qué persistimos y perseveramos en aquello? ¿Por qué no se tuvo una visión política? Porque mientras en Chile no haya una definición estratégica y prevalezcan los intereses económicos -que son legítimos, pero su mirada es de corto plazo-, jamás vamos a resolver el asunto.
Pero el problema es mucho más grave.
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Este cuadro da cuenta de cómo ha ido cambiando el consumo energético a nivel mundial desde 2002. La única variación apunta a que ha aumentado un poco el gas natural, el petróleo se ha mantenido más o menos estable y el uso de energía nuclear ha disminuido. La tendencia indica que ningún país moderno está implementando energía nuclear, porque es del pasado, ya que no se han resuelto los problemas de residuos ni gran parte de las dificultades que ella conlleva. Francia puede tenerla por su economía a escala, porque vende tecnología y tiene tratamiento de residuos.
Chile jamás podría contar con una planta nuclear. Sería carísima, más aún si se incorporara el costo ambiental.
El gran problema que enfrentamos se relaciona con el hecho de que está terminando la civilización del petróleo. Nos encontramos al final de esta.
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En este gráfico se aprecia cómo ha ido aumentando el precio en dólares del barril de petróleo. Será cada vez más caro. Ya estamos llegando a cifras que impactan el crecimiento no solo de Chile, sino de la economía mundial.
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Este cuadro exhibe algo interesante: la zona más oscura muestra los descubrimientos de petróleo; la más clara indica los yacimientos de crudo por descubrir, y la línea negra, la extracción del combustible. En resumen, en el año 2020 se producirá una crisis a nivel mundial de petróleo y de gas natural.
Se consumen a diario 130 millones de barriles, lo que significa 45 mil millones de dólares al año. Y en cuanto a las reservas, las estimaciones más optimistas apuntan, más o menos, entre 1,5 y 1,8 billones de barriles. Hasta la fecha, la humanidad ha consumido cerca de 900 mil millones de barriles de petróleo.
En suma, se halla en crisis la denominada "civilización del petróleo", lo cual tiene impactos mucho mayores, por la forma como ese combustible ha estructurado un cierto tipo de sociedad. Diez empresas del rubro manejan la economía petrolera, y 500 grandes empresas controlan la economía mundial.
Hay una visión estructural que depende del comportamiento de la energía en la civilización del petróleo.
La situación descrita producirá impacto en todos los planos. Gran parte de los plaguicidas, de los fertilizantes son derivados de petroquímicos. Es decir, la crisis implica un problema que va a ser cada vez más complejo.
Pero, además, generará polarización en el planeta. Dado que los últimos recursos de crudo se hallan en el Extremo Oriente, aquel será cada vez más caro.
Evidentemente, debiéramos tener en cuenta tales elementos, como parte de la definición estratégica.
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En este cuadro figuran (en azul) los países que consumen más de 10 mil kilovatios per cápita de energía al año. Chile está en el orden de los 2.200 kilovatios anuales. Resulta evidente que nos encontramos bajo el estándar mundial, lo que implica dificultades.
¿Cuáles son nuestras posibilidades para hacer frente al problema descrito? Las fortalezas del país están en los recursos propios. Y pongo énfasis en eso.
Chile debe ser líder en esta materia. Puede lograrlo, como lo hizo con los salmones, con los vinos, con las políticas alimentarias.
Podemos ser líderes en el mundo mareomotriz, porque tenemos gran cantidad de costa, no 5 mil kilómetros, sino sobre 100 mil, considerando las islas, los bordes costeros. Es decir, hay que aprovechar la energía de las mareas. Hoy día existen tecnologías para eso.
También tenemos 4 mil kilómetros de cordillera. Si esa cifra la multiplicamos por el ancho de 30 kilómetros, nos da una cantidad de 120 mil kilómetros cuadrados con nieve.
Nuestro territorio muestra un declive que ningún otro país del planeta posee: en 30 kilómetros baja uno y medio, lo cual nos permite hacer centrales hidroeléctricas de pasada por todos sus rincones.
Estoy de acuerdo con el Senador señor Horvath en el sentido de que podemos explotar el área patagónica con inundaciones mínimas. Los caudales de los ríos son tan grandes que lo permiten.
Entonces, ¿se puede realizar lo anterior? Sí, es posible.
Quiero entregar algunos ejemplos sobre el particular.
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En el caso de California -es muy importante observar este Estado, pues se parece a Chile en muchos aspectos-, se aprecia cómo logró desacoplar el crecimiento económico (representado en azul) del crecimiento energético (en amarillo).
Eso es muy relevante.
La curva de abajo (en morado) -simboliza el crecimiento energético de nuestra nación- permite visualizar que estamos sobre el crecimiento económico.
California es el Estado más competitivo del país del norte, porque produce los mismos bienes y servicios, pero con mucho menos energía. El impacto de ello sobre la economía es brutal.
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En esta lámina se puede observar cómo afecta el precio de la electricidad al quintil más pobre (en rojo) y al quintil más rico (en amarillo) de la población.
Parece claro que, de no resolverse el problema, habrá impacto social, porque parte importante del ingreso de las familias más pobres irá a consumo de energía, dado el contexto en que nos encontramos.
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Este gráfico muestra cómo se disminuyó en California el CO2. El consumo energético (en naranjo) se fue haciendo cada vez más eficiente; la producción de más bienes y servicios fue requiriendo cada vez menos energía.
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Esta lámina muestra cómo en California se fueron aplicando medidas para disminuir el consumo de energía en refrigeradores, en máquinas para lavar, etcétera.
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Acá hay algo muy interesante: se visualiza cómo en Estados Unidos los refrigeradores se hicieron cada vez más grandes, de mayor volumen (línea rosada), pero también más baratos (línea verde) y más eficientes en consumo energético.
Por lo tanto, es absolutamente factible realizar políticas de uso eficiente de energía.
¿Por qué debemos apostar a las energías renovables? Porque, en la medida en que el petróleo sea más caro, en el tiempo ellas serán más baratas.
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Aquí se presenta la tendencia a la disminución de los costos de las energías geotérmica, térmica, biomasa, fotovoltaica y eólica al año 2020. Se trata de datos absolutamente confiables de la CEPAL.
En diez años llegaremos a un escenario donde los costos de producción de tales energías van a ser muy similares a los actuales, pero mucho más baratos de los que tendrá en ese momento el petróleo.
Lo anterior debiera llevar a nuestro país, que tiene una tremenda vocación eólica, mareomotriz, geotérmica, solar -contamos con el desierto más irradiado el planeta-, a realizar una apuesta en ese sentido.
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Este cuadro es un estudio del costo de las energías limpias, el cual resulta más caro en comparación con las otras. Pero ello varía, si se incorporan los costos ambientales.
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Esta lámina, de un seminario de la CEPAL, señala que el viento tiene un costo externo de generación de 2,6 euros por megavatio/hora; pero el del carbón, con los costos ambientales, oscila entre 20 a 150 euros por megavatio/hora.
¡Esa es la realidad!
Existe un subsidio encubierto a la energía sucia -que no lo tienen las energías limpias-, el cual debiera ser incorporado en un sistema de mercado real.
Se estima que en la Unión Europea los costos encubiertos de la energía sucia significan 1 ó 2 por ciento del producto geográfico bruto, o sea, alrededor de 85 mil millones de euros.
¿Qué quiere decir eso? Que deberemos incorporar el costo real a la generación de energía, porque la Tierra está amenazada. Eso es evidente. Y Sus Señorías lo saben muy bien. Ya lo escucharon cuando vino el señor Gore a Chile.
Si la temperatura aumenta en cinco grados como consecuencia del uso de las fuentes de petróleo, de gas, de carbón, se producirá un desastre. La glaciación implicó cinco grados menos, y congeló una parte importante del planeta.
Hoy día estamos viviendo un verdadero riesgo de holocausto. Por lo tanto, se trata de asuntos importantes de considerar.
A mi juicio, se puede discutir sobre energía nuclear, pero ya es cosa del pasado.
¿Cuál es la energía del futuro? La del hidrógeno. No lo digo yo, sino todos los estudios. ¿En qué consiste? En separar del agua el hidrógeno y el oxígeno. El desecho es el oxígeno.
El señor ORPIS.-
Todavía no se ha desarrollado.
El señor GIRARDI.-
Sí, ya se encuentra en progreso. En 20 años más será la gran energía.
Mientras tanto, podemos señalar la siguiente ventaja. El hidrógeno se puede separar del agua mediante hidrólisis, por ejemplo, o con energía solar -que es renovable-, y se coloca en una pila, la cual produce electricidad y desecha el agua.
¿Cuál es la diferencia? Estamos a punto de llegar a un cambio tan extraordinario como lo fue Internet en materia de telecomunicaciones.
La energía del hidrógeno democratizará la energía. Porque uno podrá tener miniplantas de tal elemento en su propia casa. Será factible separarlo del agua, ponerlo en una pila y generar energía eléctrica a partir de ella.
Esa es la revolución a la que estamos asistiendo.
Por eso, subrayo al Senado -que debe mirar al futuro y no al pasado- que Chile tiene que hacer una gran apuesta pensando en lo venidero. Así están procediendo los países desarrollados y, con ello, no vamos a descubrir la pólvora.
Apostemos a las energías limpias, porque contamos con nuestros propios recursos. Apostemos al uso eficiente de la energía. Se puede avanzar mucho en esa materia, y ojalá -no sé si tengamos la capacidad- nosotros también podamos ser parte de ese proceso.
Apostemos a la energía del hidrógeno, que es claramente la del futuro. Ya algunos automóviles la utilizan como combustible. El problema hoy día es de precios, de costos. Y estos -como vimos- serán cada vez más baratos, sobre todo en una economía de escala.
La energía del hidrógeno se transformará en una nueva civilización. Y así como hemos tenido una civilización autoritaria, vertical, concentrada...
El señor FREI, don Eduardo ( Presidente ).-
Terminó su tiempo, señor Senador.
El señor GIRARDI.-
...como la del petróleo, evidentemente que la del hidrógeno abrirá las puertas a una sociedad distinta.
Por eso, lo que acabo de señalar, dado el fenómeno que estamos viviendo y la crisis energética planetaria, me parece algo fundamental.
He dicho.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Coloma.
El señor COLOMA.-
Señor Presidente , poca duda cabe respecto del diagnóstico y gravedad del problema que hoy día nos convoca, no sólo a la luz de los planteamientos formulados en el Senado -muchos de los cuales comparto-, sino también por las informaciones de los medios de comunicación, en el sentido de que Chile está viviendo en la actualidad una crisis energética.
Existen muchas formas de abordar tal inconveniente. Por eso, quiero revisar brevemente, por lo menos en un ámbito constructivo, el funcionamiento de las políticas públicas en materia energética.
Creo que ese es nuestro deber, nuestra tarea, nuestra función.
Sobre el particular, puedo señalar que es posible encontrarse con activos, pero también con gruesos pasivos que se deben rectificar.
En materia de activos, la decisión original -recalco: "original"- fue recurrir al gas natural; dictar la Ley Corta II en materia eléctrica, básicamente respecto del sinceramiento de los precios, e implementar algunas políticas de reconversión de gas natural a diésel, lo que por lo menos ha permitido mantener vigente cierta capacidad energética.
Sin embargo, señor Presidente, quiero plantear que detecto seis errores profundos en cuanto a políticas públicas, que se deben revisar y rectificar si deseamos enfrentar de manera distinta el asunto.
En primer término, ha habido insuficiente valoración gubernativa -hay que decirlo- respecto de la magnitud del problema de la energía en Chile. Y digámoslo con claridad. Algunos Senadores de Gobierno plantean lo que puede ocurrir en 20 años más. Pero desconozco su respuesta para los próximos 20 días, porque ese es el inconveniente que enfrentamos hoy. Y resulta obvio que ello debió haberse pensado hace mucho tiempo.
Por lo descrito en la reunión a que hizo referencia el señor Presidente , uno puede entender que un país de nuestro continente, como Brasil, con un Gobierno que uno podría decir que es equivalente al nuestro, haya encargado desde hace años ocho plantas nucleares para enfrentar la crisis energética que se va a producir; y Argentina -uno de nuestros proveedores de gas-, dos de ellas, según la información proporcionada por el BID.
Entonces, es válido preguntarse qué nos ha pasado. ¿Qué le ocurrió a la autoridad encargada de tomar las decisiones, que no pudo detectar a tiempo lo que todo el mundo comprendió: que había que prepararse para contingencias como la de ahora? Hoy día, nos encontramos ante hechos consumados, donde la alternativa es el mal menor por no haber advertido en forma rápida lo que nuestro país debía hacer.
En segundo término, creo que ha habido una ingenuidad grave en la suscripción de acuerdos internacionales.
Debemos incorporar en nuestra forma de resolver los conflictos los instrumentos jurídicos adecuados para exigir responsabilidades. Y, cuando hablamos de energía, tenemos que colocarlos encima de la mesa, porque una cosa son las buenas ideas en cuanto a tomar decisiones, y otra, las malas formas de implementarlas en términos de exigir responsabilidades.
En tercer lugar, ha existido una confianza absurda en solidaridades ideológicas en materias energéticas. Y esto también hay que decirlo. Hace dos años, desde las bancadas del frente nos decían que el gran problema del suministro eléctrico se iba a solucionar mediante la afinidad ideológica con el Presidente argentino.
¡Y miren lo que duró al incorporar la solidaridad ideológica a un asunto de política de Estado!
¡Fue un fracaso! ¡Fue un desastre!
Y las explicaciones han sido mucho más fuertes que las convicciones.
En cuarto término, y aprovechando que están presentes autoridades de Gobierno, pienso que hay un parcelamiento imposible de competencias. Hoy, existen a lo menos cinco organismos internos que adoptan decisiones en materia energética: el Ministerio de la Comisión Nacional de Energía, para lo técnico; el de Economía, para la eficiencia energética; la CORFO, para lo relacionado con la cartera de proyectos; la Comisión Nacional del Medio Ambiente, para armonizar el tema medioambiental con lo energético, y el Ministerio de Relaciones Exteriores, para evaluar nuestra acción internacional en este campo.
Entonces, yo me pregunto: cuando hay una crisis de la magnitud de la de ahora, ¿es conveniente parcelar la competencia en términos de generar una atomización de las decisiones? ¿No fue eso lo que vimos en muchas de las incongruencias entre la política exterior chilena y la Comisión Nacional de Energía ante el problema con el gas argentino, donde una Ministra decía una cosa, y un Ministro , otra?
En quinto lugar, hay un retraso brutal en la inversión científica, en parte porque existe una ideologización política en materia energética.
A estas alturas, no estar dispuesto a discutir o evaluar el uso de la energía nuclear debido a una promesa electoral de quien nos gobierna, me parece absolutamente inaceptable, a la luz de lo que se está viviendo.
Hoy en día, por lo que se observa en el escenario internacional de la investigación, dicha clase de energía es bastante más segura que otras. Y se supone que el problema de los desechos -según pudo constatar el propio Presidente del Senado en las reuniones a las que asistimos juntos- estará resuelto el año 2012.
Por último, existe una carencia total de incentivos para implementar energías alternativas.
¿Cómo es posible que el Gobierno no haya presentado proyecto alguno ni dado urgencia al estudio de un incentivo para el uso de energías alternativas, cuando el mundo se dirige en forma galopante hacia ello?
Incluso, las iniciativas que hemos formulado en tal sentido han sido postergadas una y otra vez, sin que el Congreso Nacional pueda señalar que tiene una línea de acción en materia de incentivos.
Porque es verdad lo que se mencionó anteriormente con respecto a la utilización de la energía eólica, de las mareas, de los biocombustibles. Sin embargo, es claro que ninguno de estos proyectos alternativos va a funcionar sin un incentivo real; pues, aunque muchos son rentables hoy con un precio del petróleo a 70 dólares, si el día mañana éste baja a 40, obviamente nadie va a invertir en ellos a mediano o largo plazo y quedarán sin capacidad, sin ropaje.
En consecuencia, creo que hay una crisis súper potente en cuanto a políticas públicas, y eso me inquieta.
Lo lógico parece ser diversificar, diversificar, diversificar. No confiar en un tipo de energía, sino en muchos. Desparcelar responsabilidades. Incentivar energías alternativas. Investigar sin límites ideológicos.
Y, por último, señor Presidente , al pensar en Latinoamérica es indispensable que seamos capaces de establecer una institucionalidad jurídica latinoamericana en materia de servicio, toda vez que su no existencia constituye otro gran problema.
Muchos se preguntan ¿por qué no recurrimos a nuestros vecinos, quienes poseen capacidad energética? Y ello no es posible dado que no tenemos seguridad jurídica alguna, pues las aplicables a un tratado de libre comercio no son exigibles en materia de servicio a nivel latinoamericano.
Por eso, señor Presidente , deseo contribuir sobre el particular diciendo que una cosa es pensar a veinte años más -lo que debe hacerse-, pero mucho más importante es revisar el fracaso de las políticas públicas en Chile, particularmente en los últimos 6 años. A un país que en numerosas otras materias es incentivador, un ejemplo, ello hace que se lo mire con lupa para interiorizarse de cómo las políticas públicas mal realizadas lo han dejado con una profunda desventaja respecto del futuro.
He dicho.
El señor FREI, don Eduardo ( Presidente ).-
Le restan 9 minutos al Comité Renovación Nacional.
Tiene la palabra el Honorable señor Prokurica.
El señor PROKURICA.-
Señor Presidente , entre el 2004 y el 2007, el precio de la energía en el SIC ha subido 82 por ciento. Así lo señalan hoy los medios de comunicación.
La demanda energética crece aceleradamente. De acuerdo con lo informado por la Comisión Nacional de Energía, entre 1995 y 2005 la demanda ha aumentado a más del doble, y se estima que lo hará exponencialmente entre el 2006 y el 2020. En otras palabras, de aquí hasta esta fecha el consumo energético debería ascender de 9 mil a 13 mil megavatios.
Sin embargo, la realidad en la que estamos inmersos no nos permitiría cumplir con esas metas. Tenemos un socio comercial que no cumple; un aparato estatal que no crea incentivos claros para la instalación de nuevas centrales ni para la diversificación de la matriz energética, e innumerables trabas burocráticas que hacen imposible materializar a la brevedad tales proyectos. Y, para colmo, contamos con un santo que no nos da agua para llenar las centrales hidroeléctricas.
El incumplimiento por parte de Argentina ha significado un aumento considerable en los costos de producción de la energía. El compromiso de esta nación era enviar al menos 22 millones de metros cúbicos de gas natural al día. Sin embargo, en lo que va del año, el promedio asciende a 13 millones, y en los últimos días, el gas para la generación eléctrica llegó a cero.
Ello ha provocado la utilización de formas más caras de producir energía. Los precios de nudo se han duplicado entre principios del 2004 y junio del 2007, y las tarifas a clientes regulados también han subido.
Los costos que está pagando el sector industrial también se han incrementado, llegando a alrededor de 250 dólares por MWh; es decir, cinco veces más que el precio de nudo de la energía. Y, por supuesto, ello hace imposible la situación de las pequeñas empresas.
Estos aumentos de costos no son asumidos por su responsable -esto es: Argentina-, sino que, como siempre ocurre en nuestro país, los errores los termina pagando "la señora Juanita".
Si analizamos la estrategia seguida por el Gobierno, en cuanto a no hacer uso de los mecanismos de solución de controversias establecidos en nuestros tratados, constatamos que aquella no ha dado resultado, porque, en la suma final, Argentina igual no cumple y, lo que es peor, aún no responde por ninguno de los daños que su incumplimiento ha producido en el país.
Debido a la crisis generada por la escasez de gas, fue necesario reactivar la inversión, lo que se logró en parte gracias a la liberalización del precio de nudo. Esto ha permitido que en la actualidad haya 1.300 megavatios en construcción, a los que se agregan proyectos por unos 11.500 megavatios en el SIC, y 1.500 en el SING. Sin embargo, ello no es suficiente para solucionar el problema a corto plazo, cual es ajustar la oferta con la demanda.
Debido a la premura del tiempo, voy a mencionar las propuestas.
En primer lugar, como se ha dicho reiteradamente, Chile debe diversificar la matriz energética. Aún más, debemos abrir las puertas a todo tipo de energías, siempre y cuando se proteja el medio ambiente y se cumpla con la ley. Es muy importante que las autoridades eliminen o agilicen los trámites injustificados, los permisos y estudios que impidan la construcción de proyectos energéticos en forma expedita. Así, no sólo lograremos disminuir la probabilidad de déficits en el sistema energético, sino también hacer realidad la diversificación de nuestra matriz para cumplir con los tratados que hemos firmado, como el de Kyoto y otros.
Según la Asociación Chilena de Energías Renovables Alternativas (ACERA), que agrupa a todos los que generan energía en pequeñas centrales hidroeléctricas, a través de las mini y medianas centrales se podría producir la misma cantidad de energía que en la actualidad.
En segundo término, hay que agotar el estudio de las formas de generación que permitan aumentar las fuentes nacionales, sin descartar ninguna, y tampoco, la atómica. Pero, antes de eso, debe pensarse en utilizar aquellas que existen en Chile -como han planteado diversos señores Senadores -; porque igual vamos a ser dependientes de esos combustibles.
En tercer lugar, tiene que liberalizarse la exploración y explotación de los hidrocarburos establecidos en la Constitución Política. Por ejemplo, Brasil terminó con este problema 17 años atrás. En esa época, PETROBRAS les dijo a todos los brasileños que no había petróleo en el país, y por eso se embarcaron en el desarrollo del bioetanol. Hoy, Brasil se abastece totalmente de petróleo y lo exporta, y hace unas semanas descubrió gas.
Ocurre que la ENAP debe competir con los puentes, los caminos y las casas en la exploración y en la explotación. Además, de acuerdo con nuestra Carta Fundamental -y en esto hago un llamado al Senado para terminar con esta realidad- una empresa que desea explorar o explotar hidrocarburos tiene que hacerlo con una empresa del Estado a través de un CEOP, lo que demora 14 meses en promedio.
Ello no puede ser. Si la propia ENAP está explorando en Egipto, ¿para qué mantenemos esos monopolios?
Esta es una cuestión que debemos resolver. Hay un proyecto en tal sentido en la Comisión de Constitución, y yo espero que se vote a la brevedad.
Por último, es preciso abandonar la tesis del Gobierno de no recurrir a los tribunales de justicia por los incumplimientos reiterados de los tratados vigentes por parte de Argentina, toda vez que ello no ha dado resultado. Porque, por esa vía, en la práctica hemos llegado a cero abastecimiento de gas -actualmente este solo alcanza para el consumo domiciliario- y a un aumento exponencial del precio.
Ha quedado claramente de manifiesto que esa estrategia no sirve y quien debe pagar los aumentos de precios derivados de ese incumplimiento es Argentina.
He dicho.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Tiene la palabra la Honorable señora Alvear.
La señora ALVEAR.-
Señor Presidente , voy a saltarme los diagnósticos, por cuanto ya fueron expuestos por varios señores Senadores , y me concentraré en los tres ejes fundamentales que, a mi juicio, debiesen estar presentes en una definición energética. Ellos son, primero, la seguridad del abastecimiento; segundo, la eficiencia económica, y por último, la sustentabilidad del desarrollo energético.
En este marco, podemos preguntarnos cuál ha sido nuestra política en esta materia. En mi opinión, hasta la fecha el país ha privilegiado la eficiencia económica por sobre los otros dos ejes, por razones atendibles. Pero, en mi concepto, los tres debiesen ser mezclados o interaccionados al momento de tomar futuras decisiones.
Dicho lo anterior, creo urgente avanzar, en primer lugar, en una definición explícita, tomada de cara a los ciudadanos, de una política energética a largo plazo e integral, que abarque todas las necesidades del país en este ámbito. Es decir, tenemos que responder a preguntas tales como: ¿Queremos energía segura pero un poco más cara o aspiramos a contar con energía más barata pero con mayores posibilidades de racionamientos?
En segundo término, también es necesario fortalecer profundamente las capacidades del Estado en la generación de políticas públicas en materia de energía. A nuestro juicio, la institucionalidad actual es aún insuficiente.
Por otra parte, junto con estas definiciones básicas, debemos actuar con decisión en tres frentes.
El primero de ellos tiene que ver con la integración energética regional. Aquí se ha dicho -y es efectivo- que hemos tenido problemas con convenios suscritos con países que nos han abastecido de fuentes energéticas. Sin embargo, yo no creo que sea bueno descartar las potencialidades que tiene la región sobre el particular, más aún cuando sabemos muy bien que en cada país existen fortalezas distintas.
Sin perjuicio de ello, y aprendiendo de una experiencia de no cumplimiento, creo importante lo siguiente:
Fortalecer ese contexto regional, pero con un marco jurídico que dé garantías a las inversiones y a los países de que los contratos y acuerdos serán cumplidos y honrados.
Abogar porque el marco jurídico se sustente en una institucionalidad supranacional, lo cual permite, entre otras cosas, bajar las tensiones entre naciones limítrofes en caso de divergencias o conflictos.
Reforzar las instituciones hemisféricas existentes, dándoles las directrices y recursos para que puedan ser instrumentos eficaces para la integración energética.
Mostrar a Chile como proactivo en la integración, pero reenfocándola en los temas donde los países del continente vean un beneficio, a fin de bajar la presión que actualmente existe por un modelo de integración que no compartimos y que nos complica.
Un segundo frente que debemos tener en cuenta es el tema medioambiental, que aquí han hecho presente tanto la señora Ministra como diversos señores Senadores.
Es menester, sin lugar a dudas, poner muchísima atención en los aspectos ambientales de nuestra política energética. El calentamiento global es producto en gran medida de la combustión de hidrocarburos. Hay que hacerse cargo de ello. Considero indispensable adoptar una mirada mucho más audaz que las visiones extremas del desarrollismo y el ecologismo. Es preciso tener siempre presente lo medioambiental a la hora de dar nuevos pasos en materia energética.
Comparto, también, la necesidad de avanzar en los estudios ineludibles para determinar la factibilidad de hacer uso de la energía nuclear y de no dilatar una decisión tan importante para nuestra imprescindible diversificación energética.
Por otra parte, señor Presidente , en la Evaluación del Desempeño Ambiental de Chile por parte de la OCDE ha quedado de manifiesto que el país no lleva un seguimiento de la sustentabilidad del proceso de desarrollo, ya sea en términos agregados o por sectores productivos.
En ese contexto, debemos seguir fortaleciendo nuestra institucionalidad y también considerar el aspecto de gestión ambiental territorial.
En tal virtud, es fundamental establecer un sistema eficaz de ordenamiento territorial, capaz de incorporar los valores sociales y ambientales significativos en los territorios de las áreas de influencia potencialmente vinculadas con proyectos del sector energía. El ejemplo del impacto de la planta en Peñalolén debe hacernos pensar en esa línea. Y todo esto debe llevarse a cabo con la participación de la ciudadanía, que es fundamental en esta materia.
El tercer frente que debemos abordar es el de las energías renovables no convencionales. De la necesidad de encontrar abastecimiento energético permanente, seguro y barato -no solo nominalmente, sino también con bajo impacto medioambiental- surge el imperativo de fomentar con vigor estas energías.
Tradicionalmente consideradas como poco maduras y muy costosas, estas tecnologías usan como fuente de energía procesos cíclicos e inagotables, que por lo general corresponden a diferentes formas de energía solar, como también geotérmica y mareomotriz. Si bien se trata de sistemas de generación que poseen una menor predictibilidad, los impactos ambientales relacionados con su uso son indiscutiblemente menores que los vinculados con la generación nuclear o hidráulica a gran escala. Asimismo, son tecnologías de suyo limpias, que no emiten CO2 adicional a la atmósfera, por lo que no agravan el calentamiento global. Además, y por definición, estamos hablando de recursos inagotables.
Los beneficios relacionados con el uso de estas tecnologías y la necesidad de diversificar la matriz energética como una manera de reducir la vulnerabilidad...
El señor FREI, don Eduardo ( Presidente ).-
Ha concluido su tiempo, señora Senadora.
La señora ALVEAR.-
hacen que ellas resulten fundamentales al momento de definir nuestras políticas en este ámbito.
He dicho.
El señor FREI, don Eduardo ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Núñez.
El señor NÚÑEZ.-
Señor Presidente , creo que ha sido muy ilustrativo el hecho de que hayamos tenido la posibilidad de discutir acerca de lo que algunos denominan "crisis" de las políticas energéticas y que otros entendemos, más bien -para pensar de manera positiva-, como un desafío enorme del país a raíz de las experiencias que estamos viviendo.
Se ha dicho que nos encontramos frente a una situación realmente delicada debido al agotamiento de la capacidad de generar energía hidroeléctrica en las principales centrales. Quiero referirme a datos entregados por la Dirección General de Aguas hace pocos días.
El embalse La Paloma, en la cuenca del Limarí, que cuenta con una capacidad de 748 millones de metros cúbicos y exhibe un promedio histórico mensual de 403 millones, el año en curso acumula 456 millones -es decir, se halla por sobre el promedio-, aun cuando el 2006 tuvo 551 millones.
La situación es bastante distinta en Rapel, en la Sexta Región. Tiene una capacidad de 695 millones de metros cúbicos y el promedio histórico mensual es de 501 millones. Sin embargo, en junio de este año observaba no más de 410 millones, a diferencia de los aproximadamente 600 millones que acumuló el 2006.
El lago Laja, con una capacidad de 5 mil 582 millones de metros cúbicos, en estos días cuenta solamente con 2 millones 300 mil, contra los 2 millones 600 mil del año pasado.
En Ralco la situación es similar.
Por consiguiente, una vez más, al igual que en el año 98, hemos visto que la energía hidroeléctrica, a pesar de ser más barata y de constituir una enorme fuente de riqueza para el país, también nos puede deparar situaciones francamente delicadas y lamentables.
Por eso, es bueno que hayamos empezado a discutir y analizar con franqueza la posibilidad de que Chile implemente una política más integral en materia de energías renovables no convencionales.
En tal sentido, el Ejecutivo se halla en deuda con la Comisión que presido, porque sus miembros presentamos hace ya más de cinco meses un proyecto de ley, sumamente bien elaborado desde el punto de vista técnico, que contempla incentivos con el fin de generar condiciones para que las energías renovables no convencionales formen parte de la llamada "futura matriz energética", que el país tanto reclama.
Esperamos que pronto, en estos días, tengamos una iniciativa que nos permita generar una política nacional en tal sentido.
Se ha hablado mucho de las energías renovables no convencionales. Al respecto, quiero dar un solo dato.
Las naciones con mayor capacidad para utilizar energías renovables no convencionales son las europeas. Y los costos han disminuido de manera considerable. Son la mitad, en promedio, de los de la termoeléctrica, pero todavía el doble de los de la hidroeléctrica.
La energía eólica es de las más baratas. En 1994, la Unión Europea producía 1.683 megavatios, y en 2004 -es decir, diez años después-, 40.504. En Estados Unidos, los costos de esa energía en 1980 eran del orden de 38 centavos de dólar americano el kilovatio-hora, y en 2005, de 3,5 a 4,5 centavos.
Por tanto, los costos han ido disminuyendo ostensiblemente.
En geotermia, Chile tiene un enorme potencial.
Yo me felicito del hecho de que en el norte la ENAP esté trabajando en forma conjunta con la empresa italiana ENEL en la investigación de las posibilidades de desarrollar la energía geotérmica, al igual como lo estamos haciendo al interior de Curicó y en Chillán.
En definitiva, estamos avanzando adecuadamente al respecto. No veo que nos hallemos tan retrasados como otros países del área donde no se ha implementado ninguna política en materia de energías renovables no convencionales.
¿En qué aspecto mantenemos una discusión para los fines de elaborar una solución más estratégica que permita enfrentar la situación que actualmente nos afecta? Básicamente, en la determinación de si podemos o no implementar una política en el ámbito de la energía nuclear.
Yo estoy plenamente convencido de que esa alternativa constituye una solución, como lo han entendido 24 países del mundo que se encuentran implementándola. Entre ellos, no solo Francia. Estados Unidos cambió su política. También lo hicieron Brasil y Argentina. México está pensando en la misma salida.
Nos encontramos en la tercera generación de plantas de energía nuclear. Todos los científicos perciben que el año 2022 tendremos la cuarta generación de plantas de aquella índole, bastante más desarrollada que las que conocemos hoy.
Ello no implica que en el futuro no podamos utilizar fuentes energéticas como el hidrógeno, tal cual señaló acertadamente el Senador señor Girardi.
Desde luego, reviste importancia que en ciudades como Reykjavik, Berlín y Barcelona, entre otras, ya circulen buses y autos experimentales que funcionan con energía proveniente del hidrógeno. De modo que se está avanzando significativamente en ese ámbito.
Sin embargo, es muy difícil, sobre todo ante los desafíos del calentamiento global, que Chile pueda prescindir de la energía nuclear dentro de quince a veinte años.
Lamento mucho que, en materia de energía atómica, nuestro Gobierno se haya limitado a hacer estudios. Deberíamos avanzar mucho más rápido.
Por ejemplo, una de las cuestiones que se han planteado es la de la sismicidad de Chile. Pero la solución en este ámbito surgió hace largo tiempo con la tecnología de última generación, sobre todo en Japón, país tan sísmico como el nuestro.
Entonces, deberíamos avanzar más en materia de energía nuclear. Para el norte del país, esta será la solución estratégica. Primero, a los efectos de unir ambos sistemas (el SIC y el SING), y segundo, para desalinizar el agua.
Las plantas desalinizadoras que operan en Antofagasta tienen un costo 120 por ciento mayor que el derivado de una planta atómica.
Ayer, durante la hora de Incidentes, denuncié el problema existente en el norte a raíz de que se están secando los acuíferos de algunos ríos, como el Copiapó y el Huasco. Y la única alternativa es la desalinización de las aguas. Pero para ello requerimos costos más bajos, como son los derivados del uso de la energía nuclear. De lo contrario, habrá un desastre para la agricultura y para zonas extensas del país.
Al mismo tiempo, debo puntualizar que enfrentamos un dilema que no hemos resuelto adecuadamente, porque estamos ante una campaña destinada a impedir que se construyan las centrales hidroeléctricas de Aisén.
Escuché atentamente al señor Presidente del Senado , con quien he discutido sobre la materia. Y, por cierto, concuerdo con Su Señoría en que, si vamos a tener centrales de pasada en Aisén, ello parece pertinente en la medida en que produzcan los 2 mil a 3 mil megavatios que el país requiere. No olvidemos que en los próximos diez años Chile precisará, a lo menos, 450 megavatios anuales para incorporarlos al sistema. Actualmente están entrando de 320 a 380. Por lo tanto, el déficit puede alcanzar niveles dramáticos.
Tenemos centrales de pasada en muchos lugares. Pero en varias Regiones, particularmente en la Décima y en la Metropolitana, se ha levantado un movimiento contrario a ellas.
Entonces, tenemos a ese respecto un grave problema.
En la Décima Región se levantó un movimiento que considero injusto. Porque si se trata de centrales de pasada de la naturaleza de las que yo conozco, por un lado, no van a atentar mayormente contra el medio ambiente, y por otro, producirán una cantidad de energía suficiente para asegurar, entre otras cosas, que la zona sur no se vea desabastecida.
Por lo tanto, debemos socializar un poco más a la población con respecto al valor de las centrales de pasada.
Hay, señor Presidente , otra cuestión que considero significativa.
Se ha hablado de la planta de GNL de Quintero y de la posibilidad de que se instale otra en Mejillones, donde existen dos empresas del Estado (ENAP y CODELCO) altamente comprometidas.
Sin embargo, tengo la impresión -y ojalá el Gobierno me desmienta- de que la construcción de la planta de GNL en Quintero se ha (por decir lo menos) lentificado.
Sé que su instalación es altamente compleja desde el punto de vista tecnológico. Se trata nada menos que de llevar gas y disminuirlo a temperaturas cercanas a 126 grados bajo cero para los efectos de proceder posteriormente a su regasificación.
Una planta de esa índole, señores Senadores , es tecnológicamente muy avanzada.
Ahora bien, necesitamos que el 2009 esté en funcionamiento y entregando los diez millones de metros cúbicos diarios de gas que requiere la zona central de nuestro país. Es la única manera de liberarnos de los graves problemas que tenemos con Argentina, los cuales se agudizarán. La próxima Presidenta de dicha nación no modificará mayormente la política de no invertir en las cuencas desde donde se provee el gas natural que esa nación envía a Chile.
Terminaré mi intervención, señor Presidente , con otra observación que considero fundamental.
Se ha hablado mucho de la necesidad de que Chile incorpore, al igual que otros países de América Latina y del resto del mundo, una cantidad de hectáreas suficiente para producir etanol.
La información que manejo apunta a que aquí no tenemos posibilidades de incorporar más allá de 230 mil hectáreas, lo cual es muy poco y no generará un alivio desde el punto de vista de los insumos, ni menos desde la perspectiva de la contaminación.
También se ha hablado bastante de la alternativa de utilizar la biomasa proveniente de las empresas forestales.
No conozco estudios al respecto. En todo caso, sería muy conveniente que supiéramos si existen condiciones para que zonas importantes del país que generan residuos como resultado de la actividad forestal están dotadas de tecnologías que permitan producir una cantidad de energía suficiente para suplir el déficit que de todas maneras registraremos en los próximos dos años, independiente de los pequeños proyectos que se pongan en funcionamiento dentro de los meses venideros.
He dicho.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Solicito el acuerdo de la Sala para prorrogar la hora de término de la sesión.
Acordado.
Hago presente que todos los oradores dispondrán de entre 4 y 5 minutos.
Tiene la palabra el Honorable señor Allamand.
El señor ALLAMAND.-
Señor Presidente , de manera muy telegráfica, quiero partir señalando que su intervención ha ahorrado muchas palabras en esta sesión.
Es tiempo de decisiones en materia energética. En consecuencia, no podemos continuar con dilaciones que, en definitiva, serán extraordinariamente perjudiciales.
¿Dónde nos encontramos hoy día?
Telegráficamente también, uno podría decir que en el ámbito eléctrico estamos en una situación muy ajustada, donde no tenemos espacios para demoras ni para errores.
En el plano general de los combustibles somos dependientes del crudo extranjero. Y en el caso del gas (digámoslo con todas sus letras) nos hallamos en un estado de dependencia crítica respecto de la situación argentina.
Algunas palabras para decir qué hemos hecho mal.
Claramente, hemos hecho mal dos cosas: por una parte, apostamos a una matriz energética muy poco diversificada, y por otra, en algún instante tuvimos incertidumbres, indefiniciones, dilaciones regulatorias y falta de incentivos correctos, lo que en la práctica ha significado subinversión en el sector.
¿Qué debemos hacer?
Vamos derecho al grano.
Aquí se habla, en primer término, de "acelerar la tramitación ambiental de los proyectos relacionados con la energía".
Pero digamos las cosas como corresponde.
En mi concepto, el Senado debiera hacer suya la definición de la Ministra de Medio Ambiente en el sentido de que acelerar no significa necesariamente rebajar los umbrales de exigencia desde el punto de vista ambiental.
Pero si vamos a exigir a la institucionalidad ambiental una -por decirlo de algún modo- marcha rápida, es fundamental que aquella cuente con los recursos del caso para estar a la altura de las exigencias que se le formulen.
Señor Presidente , le pido recabar el asentimiento de la Sala para que solicitemos formalmente a la Comisión Nacional del Medio Ambiente que informe al Senado, a los efectos de que podamos impulsar un proyecto de acuerdo, cuáles son los recursos adicionales que el Estado requiere ahora -no en un año más- para las siguientes dos cosas fundamentales (es algo muy simple).
Primero, para aumentar la capacidad profesional, desde el punto de vista de la contraparte de las CONAMA regionales, a la hora de estudiar los proyectos. En este sentido, la Comisión Nacional del Medio Ambiente tiene una planta -lo voy a decir con todas sus letras-, en muchos casos, paupérrima. De manera que, vía consultoría, contratación especial (habrá que encontrar el mecanismo), deberá fortalecerse con rapidez la capacidad institucional de la CONAMA, organismo al que no se le puede exigir más de lo que razonablemente puede hacer, dada la precariedad de sus medios materiales y profesionales.
En segundo lugar, también deben otorgarse a la referida Comisión, ahora, recursos adicionales para los efectos de poder sistematizar, a base de criterios zonales, los múltiples estudios que se han hecho en una infinidad de proyectos ambientales. Hoy existe una gran cantidad de información que podría ser muy útil; sin embargo, se encuentra dispersa.
Por lo tanto, necesitamos fortalecer con celeridad la capacidad institucional del Estado en ese ámbito.
Asimismo, creo que podría adoptarse una buena práctica -en algunas partes de denomina "scooping"; en otras, "focalización"- en términos de establecer la realización de una audiencia previa donde la autoridad ambiental y las empresas que presentan los proyectos convengan cuáles serán las exigencias que en definitiva se van a formular a estas. En definitiva, eso tiene la ventaja de permitir que los proyectos sometidos a evaluación ambiental sean desde el principio de mejor calidad.
Pienso que esas dos cuestiones prácticas ayudarían mucho, señor Presidente.
De otro lado -y siempre contra el tiempo-, es indispensable incentivar la generación de energías renovables.
Se ha hablado de la energía nuclear.
Al respecto existe una incoherencia enorme: la Comisión de Estudios de Energía Nuclear está funcionando sujeta a plazos no acordes con las necesidades que el país tiene para tomar decisiones en ese ámbito.
Debiéramos instar a la Presidenta de la República a que fijara otros plazos para la labor de dicho organismo.
Por otra parte, es necesario incorporar a la ciudadanía. Hay una mano grande en las decisiones que podemos abordar. Pero también existe una mano pequeña, que es todo lo que se puede hacer desde el punto de vista cultural de los consumidores.
Siempre corriendo contra el tiempo, debo aclarar que ninguna de las cosas que hemos planteado entra en contradicción conceptual con el planteamiento que formuló el Senador señor Girardi. Porque perfectamente podemos establecer aquí un punto de inflexión en términos de reducir la tasa de incremento de energía respecto de nuestra tasa de crecimiento. No tenemos por qué asumir que para continuar creciendo, que es lo que debemos hacer a fin de derrotar la pobreza, hemos de seguir manteniendo (digámoslo así) la elasticidad entre crecimiento y aumento de nuestra capacidad energética.
¿Qué significa eso? Uso eficiente de los recursos, establecimiento de incentivos y acento en los aspectos culturales, ciudadanos, y, ciertamente, tecnológicos.
He dicho.
El señor FREI, don Eduardo ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Gómez, por cuatro minutos.
El señor GÓMEZ.-
Señor Presidente , cuando se analiza la cuestión energética, comúnmente se suele centrar la discusión en los aspectos generales que involucran a todo el país.
Sin embargo, hay en provincias problemas que pueden llegar a ser realmente dramáticos y extremos. Un ejemplo de ello es la situación por que atraviesa el norte de Chile, y específicamente la Segunda Región de Antofagasta.
Son hechos constatados la falta de infraestructura; el desorden espacial del territorio; la ausencia de una mejor coordinación administrativa de los servicios públicos; el encarecimiento de los servicios básicos para vivir (por ejemplo, el agua potable en la Segunda Región es 185 por ciento más cara que en Santiago); la precariedad de espacios públicos y la carencia de actividades culturales y recreativas, sin mencionar las dificultades medioambientales -ya me referiré a ellas- y el grave conflicto que se suscita por el recurso hídrico entre las empresas mineras y los poblados de la zona norte.
Todos esos factores hacen necesaria una mayor responsabilidad de la autoridad en la provisión de ciertos bienes y servicios que, dejados al mercado, no aseguran la correcta disposición y uso de ellos por parte de la población.
En tal sentido, los servicios básicos en la circunscripción de Antofagasta son un aspecto preocupante.
Hoy solo quiero referirme en el plano energético, por ejemplo, a la fuerte alza en los precios de las cuentas de luz.
Como antecedente, debo señalar que más del 47 por ciento de la energía eléctrica que produce nuestro país se obtiene de plantas que utilizan como insumo el gas importado desde Argentina.
Un aspecto de la crisis energética lo constituye el aumento en los precios de bienes básicos vitales. A modo de ejemplo, es del caso señalar que la ciudadanía de la Región de Antofagasta ya ha sido informada de un incremento en las cuentas de consumo de energía eléctrica residencial, que va de 2,6 a 5,8 por ciento. Es decir, hay un aumento sustancial en materia de costos energéticos.
Señor Presidente, lo fundamental en esta materia -y uno conoce las decisiones y escucha a los expertos- es mejorar las condiciones energéticas.
Sin perjuicio de que pueda haber distintas opiniones respecto de la energía nuclear, de la eólica, de la geotérmica y de otras que deberán implementarse, existe un punto central que deseamos plantear: la principal preocupación que han de tener las autoridades en cuanto a la forma de llevar a cabo los proyectos correspondiente y a la necesidad de cumplir los objetivos trazados.
La señora Ministra del Medio Ambiente estuvo en Tocopilla, zona de la Segunda Región declarada saturada de contaminación.
En Antofagasta, Tocopilla y Mejillones hay empresas que usan materiales prohibidos en otras partes del mundo porque contaminan las ciudades.
Eso debe ser absolutamente fiscalizado y constituir una de las primeras preocupaciones de la autoridad. Porque si bien es necesario el desarrollo energético -todos estamos de acuerdo-, existe una situación que es preciso abordar. En este caso, el Ejecutivo -tal como señaló el Senador señor Allamand - debe mejorar la infraestructura funcionaria de la Comisión Nacional del Medio Ambiente, pero teniendo como primera preocupación, sin duda alguna, la vida y la salud de las personas que viven en los lugares desde donde se entrega energía a todo el país.
Aquello no se ha contemplado nunca. Porque no existe ningún beneficio adicional; no hay subsidios ni nada que favorezca a las poblaciones aledañas a las empresas que entregan energía a lo largo del territorio nacional.
Por último, señor Presidente , creo que debemos entrar al debate de fondo. Y, en este sentido, hemos planteado muchas veces la necesidad de discutir en torno a la energía nuclear. Podemos estar de acuerdo o en desacuerdo, pero lo importante es que el punto sea debatido y que finalmente consigamos la diversificación de la malla energética.
Sin embargo, lo más relevante es -reitero - la preocupación del Gobierno por las personas que viven en lugares aledaños a los centros de energía, como sucede en la Segunda Región.
He dicho.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Muñoz Barra.
El señor MUÑOZ BARRA.-
Señor Presidente , si bien se han ido desarrollando iniciativas para abordar el problema energético que afecta a Chile, es indispensable hacer presente -lo digo con mucho respeto- que aún no contamos con una política nacional de desarrollo que incorpore a largo plazo una solución.
No deja de ser preocupante que en el período 1990-2003 el crecimiento promedio anual del PIB, que alcanzó a 5,8 por ciento, significara un incremento de 5,1 por ciento en la energía secundaria. Es decir, el crecimiento de Chile, a la inversa de las preocupaciones de los países desarrollados -incluido muy recientemente Estados Unidos, la nación más contaminante de la Tierra-, no ha implicado reducir el gasto de energía, y por consiguiente la contaminación, ni tampoco enfrentar con decisión el uso de energías alternativas, para evitar la dependencia externa, como sucede hoy con el gas que compramos a Argentina.
En Chile, el 77 por ciento de la energía consumida proviene de combustibles fósiles: petróleo crudo, 41,1 por ciento; gas natural, 23,9 por ciento; carbón, 12,8 por ciento. El 90,8 por ciento de estos combustibles es importado.
Nuestro país genera 7,2 por ciento de la energía eléctrica. Pero esta proviene en 42 por ciento de la energía hidráulica y en 54,6 por ciento, de combustibles fósiles, que en 91 por ciento son importados.
En nuestro país se creó, en 1992, una unidad llamada " Uso Eficiente de la Energía " -dependiente de la Comisión Nacional de Energía-, que implementó el Programa Nacional del mismo nombre.
Posteriormente, se establecieron medidas regulatorias y normativas, como la de etiquetado de eficiencia energética para los electrodomésticos.
En 2005, se instituyó una Comisión para el Programa País de Eficiencia Energética, dependiente del Ministerio de Economía.
Además, la Presidenta Bachelet anunció, como meta, entre otras, que 15 por ciento del aumento de la capacidad de generación eléctrica se realizará para el año 2010 con energías renovables.
Es decir, Chile se ha preocupado del asunto, pero los resultados son deficientes.
Adicionalmente, se han dictado dos cuerpos legales: la Ley Corta I y la Ley Corta II. La primera reguló el sector de la transmisión de energía mediante la creación de estímulos a las inversiones necesarias para atender la demanda. Y la segunda busca crear condiciones para el desarrollo energético nacional, a través de incentivos regulatorios y económicos, a fin de atraer inversión privada en sistemas tradicionales y no convencionales.
¿Qué debemos hacer?
Un inventario preliminar, hecho por la Asociación Chilena de Energías Renovables Alternativas, ha señalado el potencial de fuentes energéticas no convencionales que tiene el país. Los resultados son los siguientes: geotérmica, más de 5 mil megavatios; pequeñas y medianas centrales de paso, 33 mil megavatios; mareomotriz, más de 50 mil megavatios; solar, 937 mil megavatios; eólica, 5 mil megavatios; biomasa, 6 millones 985 mil megavatios.
En otras palabras, Chile podría explorar con éxito el terreno de las energías no convencionales, como parte de la solución. Para ello se necesitan decisión, tecnologías y recursos de capital.
Por último, me parece importante hacer una referencia a la energía nuclear, ya que un estimado colega la mencionó.
Sobre el tema existe un gran debate. Tres aspectos me preocupan al respecto: primero, el hecho de ser una enorme inversión, que difícilmente tendrá retribución en Chile -el gasto de recursos y de energía para un país como el nuestro no será devuelto en igual medida, o sea, no generará utilidades-; segundo, el peligro de un accidente nuclear, y tercero, los desechos radiactivos que origina una planta de esta índole, los cuales son difíciles de eliminar.
En definitiva, debemos resolver nuestro problema energético con autonomía, pero cautelando el medioambiente, buscando fuentes alternativas y modificando nuestra cultura y las prácticas de gasto de energía. Así no seguiremos temblando de frío al suspenderse totalmente, como indica hoy la prensa, el suministro de gas desde Argentina.
He dicho.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Tiene la palabra el Senador señor Novoa.
El señor NOVOA.-
Señor Presidente , el dato inicial que entregó el señor Ministro Presidente de la Comisión Nacional de Energía , en cuanto a que, en 1995, Chile se autoabastecía prácticamente en 60 por ciento y ahora depende de fuentes externas casi en dos tercios, es la información más impactante. A partir de esto, quiero formular ciertas peticiones concretas.
Nuestro país, en dos tercios, depende de energías traídas desde afuera: el petróleo, que -como se sabe- se acabará en algún minuto y que tiene un precio enorme, y el gas, que proviene de nuestros vecinos. Digamos las cosas con claridad: resulta muy difícil confiar en que estos, en el largo plazo, podrán seguir proveyéndolo.
Por lo tanto, estamos frente a un fenómeno sin solución, a menos que se cambien radicalmente las conductas y la política sobre la materia.
¿Por qué llegamos a esto?
Por decisiones equivocadas. Se dijo, por ejemplo, que una sequía no se considera como una fuerza mayor y, por ley, se eliminó ese concepto.
Por el cortoplacismo, no solo del Estado, sino también del sector privado, al aprovechar el gas barato.
Pero, fundamentalmente -respecto de las dos razones anteriores no vale la pena ni hablar-, por las dificultades causadas por los medioambientalistas. Ese es un problema presente.
Cuando oigo esa discusión en el Senado, me da la impresión de que nunca vamos a resolver el asunto. Porque, frente a la inminencia de una crisis, seguimos hablando de protecciones al medioambiente, de cómo hacemos esto o aquello; pero nunca se adopta una decisión clara. No se dice: "Protejamos el medio ambiente en forma efectiva y rápida, pero no permitamos que ese legítimo deseo entrabe todo el desarrollo.".
Lo primero que le pregunto al señor Ministro , entonces, es cómo va a hacer para que dicha protección no cause este último efecto. Porque en la actualidad, cada proyecto, por pequeño que sea, tarda meses o años en llevarse a cabo por cuestionamientos de esa índole.
Cambiemos las leyes, hagamos estudios más efectivos, pongamos plazos o, sencillamente, digamos que no contaremos con este tipo de energías.
En segundo lugar, se habla de diversificación. Me parece bien debatir acerca de todos los conceptos del futuro. Desarrollémoslos. Pero todos sabemos que, al referirnos a lo venidero, no arreglaremos el problema ni de ahora ni de los próximos veinte años.
Entonces, ¿por qué no se comienza a estudiar ya la factibilidad de tener, específicamente, una planta nuclear? Esto nos permitiría cubrir la brecha entre hoy y el desarrollo futuro de la humanidad.
En tercer término, las cosas deben ser planteadas de forma clara y expresa. Hace dos semanas se anunció un plan de ahorro de energía. ¿Se desconocía antes la situación en que estábamos? ¿Acaso no se sabía, desde hace años, que escaseaba el gas?
Exigimos aquí que se expliciten la realidad que se vive hoy día y las medidas que se van a adoptar. No podemos seguir improvisando. Este cuadro, en cualquier momento, puede provocar dificultades muy serias en el desarrollo del país y el bienestar de la población.
He dicho.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Tiene la palabra el Senador señor Letelier.
El señor LETELIER.-
Señor Presidente , todo indica que tenemos un diagnóstico bastante compartido, más allá de que se hable de crisis, de oportunidad o de dificultad.
Somos un país dependiente en materia energética. Es muy importante subrayar esa condición, porque, al escuchar a algunos Honorables colegas, pareciera que las soluciones fuesen de una tremenda simpleza, y no es así. Somos un país dependiente que aspira a mayores niveles de autonomía.
El modelo basado en el consumo de hidrocarburos está llegando al final de su era. Enfrentamos una crisis ambiental real. El fenómeno del calentamiento global es un hecho que no puede separarse del problema energético. Ambos se hallan vinculados.
Hoy contamos con una matriz de generación de energía más diversificada que antes. Aunque algunos desearían que lo fuera aún más, cabe reconocer que la experiencia actual es muy distinta de la que había hace 15 años.
Evidentemente, no es posible cerrarse a otras alternativas. Es obvio que las centrales de pasada se deben potenciar y que tenemos que usar mejor los recursos hídricos.
En lo personal, la energía nuclear no me gusta. Pero constituiría un error negarse a estudiarla. Es preciso hacerlo.
Del mismo modo, se debiera impulsar la investigación sobre el hidrógeno.
Por mi parte, me opongo a las grandes centrales proyectadas en Aisén. Creo que constituyen un tremendo error y que provocarán un daño patrimonial si antes no se desarrollan estudios que exploren otras alternativas.
Por cierto, tenemos que analizar distintas acciones a nivel de la región de Sudamérica.
Sin embargo, hay un debate que aquí no se ha realizado. Todos dan por sentado que, a mayor crecimiento económico, mayor consumo energético. Y se acepta como bueno, como ideal, el patrón de consumo existente en nuestra sociedad.
Señor Presidente , la experiencia de California ha demostrado que conviene trabajar no sólo en el ámbito de la generación, sino también en el de la demanda y el consumo energético.
Aprovecho la presencia de dos Secretarios de Estado para hacer presente que estamos frente a un asunto de decisión política. Porque se plantea un problema con relación al Ministerio de Hacienda en cuanto a cómo generar incentivos para cambiar patrones de consumo.
Nuestro país, en ese sentido, exhibe un modelo no sustentable en el tiempo. En materias energéticas, también.
Necesitamos cambiar dichos patrones. Pero para eso precisamos generar estímulos. Esta no es una cuestión que se dé por sí sola. Y, para modificarlos, la campaña que se está impulsando es insuficiente, si bien la saludamos como positiva. Requerimos incentivos a los empresarios y a las personas. Por eso se presentó un proyecto de acuerdo.
Y el punto significa que en el Gabinete -quiero señalarlo- deben cambiar la mentalidad. Porque, históricamente, no nos gusta dar incentivos tributarios para innovaciones como la de que los empresarios instalen energías renovables para reducir su consumo. Lo único existente es un fondo de la CORFO, que es reducido, que no es adecuado para el problema que estamos viviendo.
Hemos presentado -reitero- un proyecto de acuerdo con la firma de Senadores de todos los sectores. Espero que los Ministros de Energía y del Medio Ambiente puedan transmitir la idea al Gobierno, para que se envíe una iniciativa tendiente a incentivar el uso de energía renovable.
Porque, de lo contrario, todo lo que hacemos hoy día es pura poesía. Si no hay incentivos concretos para que los actores cambien su comportamiento, el diagnóstico no sirve de nada y no pasará nada.
Y quiero dar un ejemplo, señor Presidente. El señor Senador que me antecedió en el uso de la palabra dijo que no había que preocuparse tanto de las cuestiones ambientales, que constituían un obstáculo. No comparto ese criterio. Creo que esos aspectos son fundamentales con relación a los patrones de consumo.
Pero si observamos cuáles son estos en las comunas más ricas, frente a los de las comunas más pobres, sabremos también dónde se está produciendo el despilfarro de nuestros recursos, que son limitados, pues somos un país dependiente.
Espero que existan incentivos que premien a los que generen inversiones que permitan ahorrar, así como también un castigo fuerte al sobreconsumo. No media ningún desincentivo para consumir energía. ¡Ninguno! Creo que eso es una necesidad.
He dicho.
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).-
Tiene la palabra el señor Ministro.
El señor TOKMAN ( Ministro Presidente de la Comisión Nacional de Energía ).-
Señor Presidente , quiero recoger algunas de las observaciones e ideas planteadas por los señores Senadores.
En primer lugar, obviamente, en el Gobierno tenemos claridad con respecto a la situación de estrechez energética que se vive. De hecho, parte de mi presentación tuvo como objetivo mostrar un poco que en el corto plazo nos encontraremos ante un problema de estrechez, en términos de nuestra capacidad de generación y de la demanda máxima, y que se plantean varias vulnerabilidades.
Frente a ese escenario, hemos estado tomando medidas de corto plazo para evitar dificultades de suministro. Pero, además, estamos preocupados de la visión estratégica de largo plazo, porque sabemos que las decisiones que adoptamos hoy día serán las que determinarán el escenario energético en el futuro.
En este contexto -como se señaló acá-, la Ley Corta II permitió reanudar las inversiones, que en gran parte llegarán en 2009 ó 2010.
La verdad es que otras inversiones más de corto plazo sí han estado entrando en operación. Como ejemplo, quiero mencionar que en los últimos meses lo hicieron las centrales térmicas Los Vientos, de 120 megavatios; Campanario , de 120 megavatios; San Isidro II , de 240 megavatios adicionales.
Y no sólo se trata de centrales térmicas tradicionales, sino que, además, tenemos bastante movimiento de proyectos de energía renovable y de energía renovable no convencional. Dentro de este mes estará lista para ser inaugurada la central de pasada Quilleco , con 70 megavatios.
Y también se puede hacer referencia a la capacidad de generación eólica, cuando, históricamente, hemos tenido solamente el parque de Aisén, con casi 2 megavatios. Para septiembre está anunciada en la Cuarta Región la entrada en operación de 20 megavatios adicionales. Barrick también acaba de comunicar la creación de un parque eólico en el norte, de cerca de 20 megavatios. Y cabe considerar, además, el proyecto anunciado por Eólica Navarra, que igualmente asciende a cerca de 20 megavatios.
Entonces, en los próximos años tendremos un aumento significativo en energía eólica. Obviamente, hay espacio para mucho más. Pero, por lo menos, quiero dejar claro que sí ha habido movimiento en cuanto a proyectos alternativos. Aquí vemos que en dos años más se multiplicará casi por treinta la capacidad de generación de iniciativas eólicas.
Ello no significa que no debamos asegurar que la tramitación de los proyectos sea realizada de la manera más rápida posible, resguardándose, evidentemente, la justificación por la cual tenemos un proceso de evaluación de impacto ambiental, en orden a garantizar que los riesgos que se puedan generar sean abordados de manera adecuada.
Y esta es una tarea que no solamente compete al Gobierno: también recae, en primer lugar, sobre las empresas. Los proyectos y los estudios que se presenten deben hacerse cargo de los distintos riesgos, ofrecer las compensaciones necesarias y, además, ser de una buena calidad técnica.
Por el lado del Gobierno, puedo decir que estamos haciendo la tarea. La CONAMA, en cuanto al riesgo en el cual le compete ocuparse, está organizando bien el sistema cuando un organismo procede a una revisión. Hemos dictado instructivos tendientes a que el SEREMI, al votar, se base en el informe técnico del servicio dependiente del Ministerio respectivo. Y si se pronuncia en contrario a dicho antecedente, deberá fundamentarlo. Es un requisito básico para que nuestro sistema opere bien, el cual evalúa desde el punto de vista técnico los distintos riesgos y efectos y exige compensaciones.
Y un tercer elemento que también resulta muy importante es que se tome bastante en serio cómo se opera. Constituye un rol del mundo más político. Existe una estructura que funciona bien y que evalúa los distintos riesgos. Y se asigna importancia a que se debe actuar lo más rápido posible. Entonces, es necesario evitar -en un sistema con reglas claras y en que se pueden pedir modificaciones de los proyectos- que la discusión se lleve a otra arena: la de los tribunales, porque ahí sí que se registrarán demoras mucho mayores.
Confiemos en el mecanismo. Estamos haciendo nuestra parte, en el sentido de tratar de acelerar la tramitación al máximo posible. No llevemos la discusión hacia otros terrenos, lo cual implicará plazos mucho mayores.
En el ámbito de la energía renovable no convencional estamos tomando dos tipos de iniciativas.
Primero, el proyecto de ley respectivo fue ingresado en abril al Congreso. Se halla en discusión en la Cámara de Diputados. La semana pasada le asignamos una mayor urgencia para tramitarlo de manera más expedita.
Adicionalmente, se contemplan diversas medidas de apoyo directo. Porque -tal como Sus Señorías expresan- para que se desarrollen las energías renovables no bastan los precios elevados que ya tenemos, sino que, además, se requiere un respaldo, en la medida en que se trata de innovación tecnológica, de nuevas ideas, de inversiones a veces riesgosas. Por eso, desde el Gobierno se están llevando a cabo distintos programas. No sólo está la norma tendiente a hacer obligatorio que 5 por ciento de la energía contratada por las grandes generadoras sea renovable no convencional, sino que también existen distintas líneas de apoyo directo, repito, con miras a un avance efectivo en la importancia de estas energías.
Y ello nos ha estado llevando a encontrar distintos proyectos en los que antes no se había pensado. A lo anterior obedecen el incremento en lo eólico y la posibilidad de un piloto en lo mareomotriz. Y algunas empresas analizan la posibilidad de la generación de electricidad sobre la base del biogás de los vertederos de basura. Hay distintas alternativas. Y la verdad es que con los precios vigentes, con los apoyos contemplados y con la normativa a que he hecho referencia, debieran desarrollarse y llegar a ser tan importantes como en el resto del mundo.
Con relación a los biocombustibles -materia que se planteó y que constituía una de las razones por las cuales se convocó a esta sesión especial-, en las últimas semanas adoptamos distintas medidas tendientes a aumentar su importancia dentro de nuestra matriz energética.
En primer lugar, se autorizó la mezcla de etanol y biodiésel con diésel y gasolina para permitir su utilización, lo que hasta el momento estaba prohibido.
En seguida, el Servicio de Impuestos Internos dictó una norma que otorga un beneficio tributario al etanol y al biodiésel: a este último no se le cobra el impuesto del diésel, de 1,5 UTM el metro cúbico, y al etanol, el impuesto específico de 6 UTM el metro cúbico, con lo cual, además, hay un beneficio tributario.
En tercer lugar -porque nos referimos a biocombustibles, en los que se ha avanzado en el resto del mundo, pero con relación a los cuales en Chile media algún grado de retraso, pues las características de nuestros recursos naturales son distintas a las de los otros países-, se requiere un esfuerzo en investigación. Lo que hemos hecho ha sido anunciar la creación de un consorcio de CORFO -son 10 millones de dólares- y empresas para investigar el potencial de biocombustibles en nuestra riqueza forestal.
Además, en otras líneas apoyamos distintas iniciativas.
En este momento, me ha tocado recibir a gente que está analizando la posibilidad de obtener biocombustibles de recursos forestales. El Ministro Álvaro Rojas ha trabajado con el sector agrícola. Hay un proyecto de microalgas. También se está analizando la posibilidad de obtener biocombustible de aceites y grasas vegetales y animales. Además, en Arica se estudia la probabilidad de hacer plantaciones de jatropa, que es un fruto con gran componente energético.
En cuanto a lo que señaló el Senador señor Coloma , efectivamente estamos de acuerdo en la conveniencia de contar con una institucionalidad orientada a las necesidades y a la mirada estratégica del sector energético. Por eso, durante este año enviaremos al Congreso un proyecto de ley que crea el Ministerio de Energía y reformula la materia, a fin de que una sola persona sea responsable del área, tome las decisiones y se encargue de coordinar a los distintos entes del sector.
Con relación a la energía atómica, al escuchar la discusión en la Sala he notado que existen visiones bastante distintas, incluso frente a los hechos.
Algunos plantean que la energía nuclear se encuentra en franco retroceso en el mundo. Otros, en cambio, sostienen que está avanzando en todas partes.
Entonces, para tener un debate serio, el Gobierno ha decidido que lo primero que se requiere es contar con todos los datos. Es decir, para sentarnos a discutir y tomar una decisión, hace falta tener cada uno de los antecedentes. Y a eso estamos abocados en este momento.
Se creó una Comisión; el físico Jorge Zanelli ha estado dedicado estos últimos meses a recolectar la información; se nos están planteando las interrogantes por resolver, y el Gobierno va a financiar los estudios necesarios. La idea es que los antecedentes estén disponibles, que se haga un debate serio y que cuando la información esté suficientemente madura se adopten las decisiones del caso.
He dicho.
El señor FREI, don Eduardo ( Presidente ).-
Habiéndose cumplido su objetivo, se levanta la sesión.
--Se levantó a las 14:6.
Manuel Ocaña Vergara
Jefe de la Redacción