Labor Parlamentaria
Diario de sesiones
- Alto contraste
Disponemos de documentos desde el año 1965 a la fecha
Índice
- DOCUMENTO
- PORTADA
- VII. Otros documentos de la Cuenta.
- I. ASISTENCIA
- II. APERTURA DE LA SESIÓN
- III. ACTAS
- IV. CUENTA
- V. OBJETO DE LA SESIÓN
- ANÁLISIS DE LA TRAGEDIA OCURRIDA EN ANTUCO. Proyecto de acuerdo.
- ANTECEDENTE
- INTERVENCIÓN : Jorge Alfonso Burgos Varela
- INTERVENCIÓN : Mario Bertolino Rendic
- INTERVENCIÓN : Antonio Leal Labrin
- INTERVENCIÓN : Maria Angelica Cristi Marfil
- INTERVENCIÓN : Jose Perez Arriagada
- INTERVENCIÓN : Pablo Lorenzini Basso
- INTERVENCIÓN : Alberto Eugenio Cardemil Herrera
- INTERVENCIÓN : Jorge Tarud Daccarett
- INTERVENCIÓN : Sergio Correa De La Cerda
- INTERVENCIÓN : Jaime Quintana Leal
- INTERVENCIÓN : Victor Perez Varela
- INTERVENCIÓN : Camilo Escalona Medina
- INTERVENCIÓN : Jorge Ivan Ulloa Aguillon
- PROYECTOS DE ACUERDO
- PRESENTACIÓN PROYECTO DE ACUERDO
- Jorge Burgos Varela
- Antonio Leal Labrin
- Eduardo Saffirio Suarez
- Jorge Ivan Ulloa Aguillon
- Jorge Tarud Daccarett
- German Becker Alvear
- Carlos Montes Cisternas
- Edgardo Riveros Marin
- Ivan Norambuena Farias
- Alberto Eugenio Cardemil Herrera
- Juan Masferrer Pellizzari
- Andres Antonio Egana Respaldiza
- PRESENTACIÓN PROYECTO DE ACUERDO
- DEBATE
- ANÁLISIS DE LA TRAGEDIA OCURRIDA EN ANTUCO. Proyecto de acuerdo.
- CIERRE DE LA SESIÓN
- VI. DOCUMENTOS DE LA CUENTA
- DEBATE
- AUTOR DE UN DOCUMENTO
- Maximiano Errazuriz Eguiguren
- Jose Ramon Barros Montero
- AUTOR DE UN DOCUMENTO
- DEBATE
- AUTOR DE UN DOCUMENTO
- Alfonso Vargas Lyng
- Francisco Leandro Bayo Veloso
- Mario Bertolino Rendic
- Roberto Delmastro Naso
- Rene Manuel Garcia Garcia
- Carlos Hidalgo Gonzalez
- AUTOR DE UN DOCUMENTO
- DEBATE
Notas aclaratorias
- Debido a que muchos de estos documentos han sido adquiridos desde un ejemplar en papel, procesados por digitalización y posterior reconocimiento óptico de caracteres (OCR), es que pueden presentar errores tipográficos menores que no dificultan la correcta comprensión de su contenido.
- Para priorizar la vizualización del contenido relevante, y dada su extensión, se ha omitido la sección "Indice" de los documentos.
REPÚBLICA DE CHILE
CÁMARA DE DIPUTADOS
LEGISLATURA 353ª, ORDINARIA
Sesión 3ª, en miércoles 8 de junio de 2005
(Especial, de 11.09 a 14.12 horas)
Presidencia de los señores Ascencio Mansilla, don Gabriel; Letelier Norambuena, don Felipe, y Ojeda Uribe, don Sergio.
Secretario, el señor Loyola Opazo, don Carlos.
Prosecretario , el señor Álvarez Álvarez, don Adrián.
ÍNDICE
I.- ASISTENCIA
II.- APERTURA DE LA SESIÓN
III.- ACTAS
IV.- CUENTA
V.- OBJETO DE LA SESIÓN
VI.- DOCUMENTOS DE LA CUENTA
VII.- OTROS DOCUMENTOS DE LA CUENTA
ÍNDICE GENERAL
Pág.
I. Asistencia 5
II. Apertura de la sesión 9
III. Actas 9
IV. Cuenta 9
V. Objeto de la sesión.
- Análisis de la tragedia ocurrida en Antuco. Proyecto de acuerdo 9
VI. Documentos de la Cuenta.
1. Moción de los diputados señores Errázuriz y Barros, que responsabiliza a propietario de estacionamientos por daños que sufran sus vehículos. (boletín N° 3883-15) 45
2. Moción de los diputados señores Vargas, Bayo, Bertolino, Delmastro, García e Hidalgo, sobre reforma constitucional que establece que para ser candidato a Diputado o Senador, los Subsecretarios, Secretarios Regionales Ministeriales, Generales y Almirantes, deberán hacer dejación de sus cargos un año antes. (boletín N° 3884-07) 45
VII. Otros documentos de la Cuenta.
1. Oficios:
Contraloría General de la República:
- Señor Von Mühlenbrock, presuntos abusos cometidos por la asistente social de la Municipalidad de Río Bueno.
Ministerio del Interior:
- Señor Mulet, solicitudes formuladas por exonerados políticos en la Región de Atacama.
- Señor Villouta, modificación legal que obligue a los alcaldes y concejales a efectuar rendiciones de cuenta dentro de un plazo de treinta días.
Ministerio de Relaciones Exteriores:
- Señor Sánchez, exigencia de seguro por daños a terceros a vehículos que ingresan a Argentina.
Ministerio de Hacienda:
- Señor Aníbal Pérez, fiscalización a Empresa Almacenes París S.A., por no pago de gratificaciones a sus empleados.
- Señor Navarro, creación de defensor del cliente de bancos.
Ministerio de Defensa Nacional:
- Señor Barros, factibilidad de verter aguas pretratadas en un tramo de 1.500 a 1.800 metros mar adentro en la comuna de Pichilemu.
- Señor Prieto, tramitación de causa relativa a incidente en tenencia de Maule que afectó a dirigente deportivo.
Ministerio de Justicia:
- Señora Cubillos, proceso de licitación de las defensorías penales en la Región Metropolitana.
- Señora Vidal, programas para el desarrollo y trabajo con menores de escasos recursos y en riesgo social.
Ministerio de Minería:
- Señor Leay, construcción de una planta de chancado de minerales en la ciudad de Tocopilla.
Ministerio de Agricultura:
- Señor Juan Pablo Letelier, actividades desarrolladas por la Empresa Minera Centenario Copper Chile Ltda.
- Señora Sepúlveda, suspensión de remates a pequeños agricultores de la Cuarta Región.
Ministerio del Trabajo y Previsión Social:
- Señor Juan Pablo Letelier, actividades desarrolladas por la Empresa Minera Centenario Copper Chile Ltda.
Ministerio Secretaría General de la Presidencia:
- Señor Juan Pablo Letelier, actividades desarrolladas por la Empresa Minera Centenario Copper Chile Ltda.
Ministerio de Salud:
- Señor Urrutia, informe sobre exigencia del hospital de Talca de ser donante de sangre para obtener tarjeta de visita.
- Señor Prieto, informe sobre exigencia del hospital de Talca de ser donante de sangre para obtener tarjeta de visita.
I. ASISTENCIA
-Asistieron los siguientes señores diputados: (106)
Accorsi Opazo, Enrique PPD RM 24
Alvarado Andrade, Claudio UDI X 58
Álvarez-Salamanca Büchi, Pedro RN VII 38
Álvarez Zenteno, Rodrigo UDI XII 60
Araya Guerrero, Pedro PDC II 4
Ascencio Mansilla, Gabriel PDC X 58
Barros Montero, Ramón UDI VI 35
Bauer Jouanne, Eugenio UDI VI 33
Bayo Veloso, Francisco RN IX 48
Becker Alvear, Germán RN IX 50
Bertolino Rendic, Mario RN IV 7
Burgos Varela, Jorge PDC RM 21
Bustos Ramírez, Juan PS V 12
Cardemil Herrera, Alberto RN RM 22
Ceroni Fuentes, Guillermo PPD VII 40
Cornejo Vidaurrazaga, Patricio PDC V 11
Correa De la Cerda, Sergio UDI VII 36
Cristi Marfil, María Angélica IND-UDI RM 24
Cubillos Sigall, Marcela UDI RM 21
Delmastro Naso, Roberto IND-RN IX 53
Díaz Del Río, Eduardo UDI IX 51
Dittborn Cordua, Julio UDI RM 23
Egaña Respaldiza, Andrés UDI VIII 44
Encina Moriamez, Francisco PS IV 8
Errázuriz Eguiguren, Maximiano RN RM 29
Escalona Medina, Camilo PS VIII 46
Espinoza Sandoval, Fidel PS X 56
Forni Lobos, Marcelo UDI V 11
Galilea Carrillo, Pablo RN XI 59
Galilea Vidaurre, José Antonio RN IX 49
García García, René Manuel RN IX 52
García-Huidobro Sanfuentes, Alejandro UDI VI 32
González Torres, Rodrigo PPD V 14
Guzmán Mena, Pía RN RM 23
Hales Dib, Patricio PPD RM 19
Hernández Hernández, Javier UDI X 55
Hidalgo González, Carlos IND-RN V 15
Ibáñez Santa María, Gonzalo UDI V 14
Jaramillo Becker, Enrique PPD X 54
Jarpa Wevar, Carlos Abel PRSD VIII 41
Jeame Barrueto, Víctor PPD VIII 43
Kast Rist, José Antonio UDI RM 30
Kuschel Silva, Carlos Ignacio RN X 57
Leal Labrín, Antonio PPD III 5
Leay Morán, Cristián UDI RM 19
Letelier Morel, Juan Pablo PS VI 33
Letelier Norambuena, Felipe PPD VIII 42
Longton Guerrero, Arturo RN V 12
Longueira Montes, Pablo UDI RM 17
Lorenzini Basso, Pablo PDC VII 38
Luksic Sandoval, Zarko PDC RM 16
Martínez Labbé, Rosauro RN VIII 41
Masferrer Pellizzari, Juan UDI VI 34
Melero Abaroa, Patricio UDI RM 16
Mella Gajardo, María Eugenia PDC V 10
Meza Moncada, Fernando PRSD IX 52
Molina Sanhueza, Darío UDI IV 9
Monckeberg Díaz, Nicolás RN VIII 42
Montes Cisternas, Carlos PS RM 26
Mora Longa, Waldo PDC II 3
Moreira Barros, Iván UDI RM 27
Mulet Martínez, Jaime PDC III 6
Muñoz Aburto, Pedro PS XII 60
Muñoz D'Albora, Adriana PPD IV 9
Navarro Brain, Alejandro PS VIII 45
Norambuena Farías, Iván UDI VIII 46
Ojeda Uribe, Sergio PDC X 55
Olivares Zepeda, Carlos PDC RM 18
Ortiz Novoa, José Miguel PDC VIII 44
Palma Flores, Osvaldo RN VII 39
Paredes Fierro, Iván IND-PS I 1
Pérez Arriagada, José PRSD VIII 47
Pérez Lobos, Aníbal PPD VI 35
Pérez Opazo, Ramón IND-UDI I 2
Pérez San Martín, Lily RN RM 26
Pérez Varela, Víctor UDI VIII 47
Prieto Lorca, Pablo IND-UDI VII 37
Quintana Leal, Jaime PPD IX 49
Recondo Lavanderos, Carlos UDI X 56
Riveros Marín, Edgardo PDC RM 30
Rojas Molina, Manuel UDI II 4
Rossi Ciocca, Fulvio PS I 2
Saa Díaz, María Antonieta PPD RM 17
Saffirio Suárez, Eduardo PDC IX 50
Salaberry Soto, Felipe UDI RM 25
Salas De la Fuente, Edmundo PDC VIII 45
Sánchez Grunert, Leopoldo PPD XI 59
Seguel Molina, Rodolfo PDC RM 28
Sepúlveda Orbenes, Alejandra PDC VI 34
Silva Ortiz, Exequiel PDC X 53
Soto González, Laura PPD V 13
Tapia Martínez, Boris PDC VII 36
Tarud Daccarett, Jorge PPD VII 39
Tohá Morales, Carolina PPD RM 22
Tuma Zedan, Eugenio PPD IX 51
Ulloa Aguillón, Jorge UDI VIII 43
Uriarte Herrera, Gonzalo UDI RM 31
Urrutia Bonilla, Ignacio UDI VII 40
Valenzuela Van Treek, Esteban PPD VI 32
Varela Herrera, Mario UDI RM 20
Vargas Lyng, Alfonso RN V 10
Vidal Lázaro, Ximena PPD RM 25
Vilches Guzmán, Carlos RN III 5
Villouta Concha, Edmundo PDC IX 48
Von Mühlenbrock Zamora, Gastón UDI X 54
Walker Prieto, Patricio PDC IV 8
-Asistió, además, el ministro de Defensa Nacional , don Jaime Ravinet.
-Concurrieron, también, el Comandante en Jefe del Ejército de Chile, don Juan Emilio Cheyre, y el Subsecretario de Guerra , don Gabriel Gaspar Tapia. -
II. APERTURA DE LA SESIÓN
-Se abrió la sesión a las 11.09 horas.
El señor ASCENCIO (Presidente).-
En el nombre de Dios y de la Patria, se abre la sesión.
III. ACTAS
El señor ASCENCIO ( Presidente ).-
El acta de la sesión 77ª de la legislatura 352ª, extraordinaria, se declara aprobada.
El acta de la sesión 78ª, de la misma legislatura, queda a disposición de las señoras diputadas y de los señores diputados.
IV. CUENTA
El señor ASCENCIO (Presidente).-
El señor Prosecretario va a dar lectura a la Cuenta.
-El señor ÁLVAREZ ( Prosecretario ) da lectura a la Cuenta.
V. OBJETO DE LA SESIÓN
ANÁLISIS DE LA TRAGEDIA OCURRIDA EN ANTUCO. Proyecto de acuerdo.
El señor ASCENCIO ( Presidente ).-
La sesión especial de hoy tiene por objeto analizar los sucesos que ocasionaron la muerte de 45 soldados del Ejército en la localidad de Antuco, comuna de Los Ángeles.
En esta ocasión, ha sido invitado el ministro de Defensa Nacional , señor Jaime Ravinet De la Fuente, quien asiste acompañado por el subsecretario de Guerra , señor Gabriel Gaspar Tapia y por el comandante en jefe del Ejército de Chile, general Juan Emilio Cheyre Espinosa.
Durante el debate, los comités parlamentarios podrán hacer uso de la palabra hasta por los tiempos que se indican: Comité Unión Demócrata Independiente, 26 y un cuarto minutos; Comité Demócrata Cristiano, 18 y tres cuartos minutos; Comité Partido por la Democracia, 15 y tres cuartos minutos; Comité Renovación Nacional, 15 y tres cuartos minutos; Comité Socialista y Radical, 13 y medio minutos.
Tiene la palabra el ministro de Defensa Nacional , señor Jaime Ravinet.
El señor RAVINET ( ministro de Defensa Nacional ).-
Señor Presidente , quiero agradecer la invitación a esta sesión especial, junto con el subsecretario de Guerra y el comandante en jefe del Ejército, para informar a la Corporación sobre la más dolorosa tragedia vivida por nuestro Ejército en tiempos de paz.
Nos parece que esta convocatoria refleja el espíritu de una democracia. Las autoridades debemos dar cuenta al Congreso Nacional de lo sucedido, mediante un debate claro y transparente. Por eso, agradecemos la invitación.
Vamos a dividir nuestra exposición en consideraciones de tipo general, que haré como ministro de Defensa Nacional , y después, con la venia de la Sala, el comandante en jefe del Ejército, apoyado en una presentación audiovisual, informará con mayor detalle sobre el alcance de la tragedia.
Los hechos, ocurridos en el marco de una precampaña que el regimiento de Los Ángeles realiza todos los años en ese sector, en los alrededores del volcán Antuco, desde 1950 y siempre cerca de la misma fecha, se explican fundamentalmente por una decisión errada, unida a condiciones climáticas no vistas en esa zona cordillerana durante los últimos treinta años.
La principal causa de esta tragedia fue una falla humana, una mala decisión, una insuficiente evaluación, con consecuencias de cuarenta y cinco muertos. Difícilmente se podría atribuir al clima o al viento blanco, que sí lo hubo, de esta pérdida para Chile y para las familias afectadas. Si esos reclutas hubiesen permanecido en Los Barros, donde estaban durante las últimas dos semanas, alojando, con víveres y la calefacción necesaria, probablemente habrían vivido días de aislamiento, quizás cierta desesperación por la inclemencia del tiempo, pero no tendríamos que lamentar la pérdida de 45 vidas humanas.
La responsabilidad de estos hechos está siendo investigada por resolución del Ejército a través de un sumario interno a cargo de un general de brigada. Por otra parte, el Ministerio de Defensa y el Ejército solicitaron al Ministerio Público la investigación de los hechos y la Corte de Apelaciones acogió la petición del Ministerio de Defensa de nominar un ministro en visita para hacerse cargo de la investigación. Es decir, hay una investigación judicial y otra administrativa, que deberán establecer los hechos, responsabilidades y culpabilidades.
Con ocasión de esta lamentable tragedia han surgido voces que han querido cuestionar o atribuir esta responsabilidad al tema del servicio militar obligatorio, insistiendo en que debe ser voluntario. Pensamos que es una discusión legítima, pero que para esta tragedia no viene al caso, por cuanto los reclutas que iniciaban su entrenamiento militar en Los Ángeles eran todos voluntarios, como lo son el 86 por ciento de quienes hacen el servicio militar en el Ejército y el ciento por ciento de quienes lo hacen en la Marina y en la Fuerza Aérea. En verdad, no es la voluntariedad el tema, sino, quizás, la necesidad de evaluar mejor decisiones equivocadas.
Se ha cuestionado la ropa que vestían. Al respecto debo señalar que para el clima y tipo de entrenamiento que esos reclutas iban a recibir tenían la ropa adecuada, pero no para marchar en nieve y en condiciones climáticas extremas, salvo una compañía, porque no estaba previsto enfrentar esas condiciones. Incluso la compañía andina, que tenía la ropa especial, por las inclemencias del tiempo, por la dureza del viento blanco y, quizás, por no tener un entrenamiento adecuado, dado que llevaban recién poco más de un mes, sufrieron severas pérdidas. El tema no es la ropa, el uniforme, sino que estos jóvenes no estaban preparados para enfrentar condiciones climáticas absolutamente imposibles de soportar, incluso con la mejor de las ropas.
Un tercer tema que se mostró precario fue el comunicacional y social frente a familias que clamaban por saber noticias de sus hijos. En eso tenemos que ser muy francos: existió una falla inicial. En el afán del Ejército de actuar con transparencia, de no ocultar nada, hubo múltiples vocerías, información apresurada y descoordinación, especialmente en las primeras 48 horas.
Quiero agradecer a los diputados José Pérez y Víctor Pérez de ese distrito, quienes, desde el primer momento, junto con los senadores y autoridades de la zona, ayudaron a manejar un tema social difícil. La primera reunión, con más de mil cuatrocientos familiares, no fue fácil. Sin embargo, luego, primó el criterio de Estado y la responsabilidad, y su manejo fue mucho mejor.
La tragedia vivida enluta a 45 familias, a una región y al país entero, pero creo que las lecciones tomadas, la honradez con que se abordó el problema, la sinceridad para reconocer los errores, la prontitud para hacer los cambios necesarios y las investigaciones requeridas hacen que saquemos, como país, una lección.
Deseo dejar hasta aquí esta intervención. Con la venia de la Mesa, el comandante en jefe del Ejército hará una exposición más detallada y, al final de la sesión, nos haremos cargo de las preguntas, inquietudes y críticas de las señoras diputadas y de los señores diputados.
He dicho.
El señor LETELIER, don Felipe ( Vicepresidente ).-
Tiene la palabra el señor Juan Emilio Cheyre, comandante en jefe del Ejército.
El señor CHEYRE (comandante en jefe del Ejército).-
Señor Presidente , agradezco la oportunidad de estar aquí, pero lamento que sea para analizar la tragedia que nos convoca. Sin embargo, creo que esto demuestra la transparencia y la normalidad con que funcionan nuestras instituciones, lo cual las fortalece.
Haré una exposición de los sucesos que terminaron con la muerte de 45 soldados del Ejército en la forma más concreta posible.
Ante un hecho puntual, por ejemplo, el hundimiento de un petrolero, veremos que, además de sus consecuencias, está presente no sólo la falla humana, sino también la organización que está detrás de ese navío. Esto es, debemos considerar no solamente el hecho, sino que también sus repercusiones y ramificaciones. Nuestra política ha sido balancear las cosas: no todo es malo ni todo es bueno; no a un revisionismo total ni a la autocomplacencia; no al conformismo ni a minimizar o a subvalorar los hechos.
Sólo un análisis de esa naturaleza nos permitirá sacar conclusiones importantes.
Para abordar este hecho hay que partir del contexto en que está inserto, dentro del proceso de transformación del Ejército, el cual data de 1992-1994, pero que para el período 2002-2006 adquiere una dinámica mucho más intensa.
Hasta el año 2001, el Ejército se limita a pagar su deuda, proveniente de las crisis de 1973 y 1978. En el inicio de la gestión de mi antecesor hay una idea de cambio; es en ella en la que nacen los verdaderos proyectos de cambio. Esa vorágine de transformaciones se puede dividir de la siguiente manera: en 2002 y 2003, “construir y desarrollar la fuerza”; en 2004, “dar un salto cualitativo y transformar”, y para 2005, en forma paradójica, señalamos, como gran tarea, “hacer que las cosas sucedan”. O sea, partíamos de la base de que todo estaba planificado en lo macro y luego que ejecutaran las tareas los niveles de decisión correspondiente.
(A continuación el expositor es apoyado en su presentación por diapositivas en Power Point).
En la gráfica que observan los señores diputados se enumeran los acontecimientos más importantes de esos diferentes momentos, entre los cuales destaco la creación de los sistemas operativos, el cierre y la fusión de unidades y el completar unidades. En relación con las que se cerraron y se fusionaron, como los señores diputados saben, lo que se pretendía era que tuvieran todas sus orgánicas completas y que la institución no estuviera diseminada a lo largo del territorio sin capitanes en las compañías, sin mayores de estado mayor que cumplieran mando de batallón, sin especialistas en regimientos de montaña, etcétera.
Asimismo, cabe considerar el cambio educacional, la creación de un comando de operaciones terrestre -como el que tienen los países desarrollados-, en el que se ven los procedimientos; la creación de unidades tácticas, la fijación de objetivos y metas a cada comandante de unidad, de manera de erradicar el concepto de que cada cual podía hacer lo suyo.
También están las acciones del Ejército, como su participación en Haití, su traslado al Polo Sur o el cruce de Campo de Hielos, lo cual nos muestra algo que hay que decir: hemos hecho cosas complejas sin problemas y hemos tenido problemas allí en lo que es sencillo. Toda una lección.
Como estamos en medio de un proceso de transformación, las preguntas que caben formularse son las siguientes: ¿Afecta esta situación al proceso de transformación? ¿Tiene que ver con ese proceso? ¿Es un hecho puntual que nos entrega un alerta en cuanto a ese proceso de transformación? Es decir, se trata de analizar los efectos más allá del tema central.
A continuación me referiré al escenario en el que ocurrieron los hechos. Muchos deben conocer el refugio Los Barros, que se ubica en el lugar señalado en la imagen que se exhibe; La Cortina era el punto de término de marcha. Desde ahí se produce un desplazamiento hacia Los Ángeles, que normalmente se hace en vehículo.
La altura es de 1.400 ó 1.500 metros, en un escenario climático adverso que no se daba desde hace treinta años.
Veamos cuál era la situación de la unidad en campaña. Tenía una infraestructura que permitía perfectamente tener a todos dentro del refugio, con los vehículos que se muestran en la imagen, con sus equipos de radio o enlace, con su equipo logístico y con su vestuario y equipos.
En cuanto al vestuario y al equipo, en el Ejército cada soldado está dotado de un equipo que -hay que decirlo- hace algunos años no se repartía en su totalidad. Antes se hacía por tercios, porque no se contaba con los recursos para realizarlo. Pero, como consecuencia de la transformación y completación de unidades, desde hace tres años se entrega desde el primer día -todo el equipo es nuevo- para las actividades que cada unidad desarrolla en los diferentes escenarios del territorio.
Es necesario considerar que esta unidad en campaña está desarrollando una actividad que se inscribe en el período básico, pero todas nuestras actividades son difíciles. Por eso, para 2005, el mando del Ejército tuvo una condición especial surgida de nuestras encuestas del año pasado. Nos orientamos hacia la gradualidad -envié trípticos y revistas a la Comisión de Defensa- y llegamos a cada instructor para decirle que él es la puerta de entrada al Ejército y que erradicáramos el choque frontal del primer mes, que se da y que, según habíamos medido, en un 50 por ciento, es lo que más les cuesta a los conscriptos. Paradójicamente, quizás tenemos la mejor lección; no todos leen los trípticos y, sin duda, no todos cumplen cosas tan concretas como las que en ellos aparecen y que se reproduce en la imagen proyectada.
Adicionalmente, el comandante en jefe había expuesto en Temuco, el viernes anterior, ochenta y tantas horas antes de la tragedia, un concepto que se puede apreciar en la proyección. Ésta era la preocupación y la orientación que tenía todo el Ejército para evitar accidentes. En esa oportunidad señalé que los accidentes nos traían sólo tristezas, lo que no concuerda con los niveles de entrenamiento que tenemos. Si hay un imponderable, cuando normalmente algo pasa, es porque algo falla.
¿Qué pedía en Temuco ese viernes? Que cada uno se cuidara, que cada comandante pusiera todo de sí, lo cual no es más que la repetición de las directivas y de lo que está escrito. Les decía que porque soy un soldado de infantería, sé cuál es nuestra tarea y qué nos puede pasar. Se puede hacer todo si se cumple con la programación y con los cuidados que hay que tener. Esas palabras fueron expresadas tres días antes de la tragedia, y están en todas nuestras directivas.
A continuación me referiré a la voluntariedad. En 2004 tuvimos el porcentaje de voluntariedad que se señala en el cuadro. En 2005 tuvimos un salto espectacular: un 86,4 por ciento. En la División, un 113 por ciento, y en ese regimiento, un 92 por ciento, gracias a las acciones emprendidas para aumentarla.
El Ejército tiene un plan de instrucción del año que obedece a la planificación del Estado Mayor y está en todos los cuarteles, en todas las compañías y en todos los diarios murales.
En el Ejército se vive un período de formación del combatiente básico, en el cual cada cosa está estructurada y en que, paradójicamente, con la creación del Comando de Operaciones Terrestres y del Comando de Doctrina, entramos en lo que los ejércitos modernos hacen, que es sistematizar cada una de las acciones. Una de las que se había sistematizado y que había aprobado el mando del Ejército en el Consejo de Rapel fue toda una programación de las marchas, cómo se planifica el tiro, el uso del terreno, las operaciones anfibias, para que cada uno haga lo que tiene que hacer. La planificación de marchas está determinada por una secuencia lógica que debe terminar, en un momento determinado, con un número de kilómetros, un número de kilos, un número de tiempo y un número de exigencias, ya que -hay que decirlo- más del 90 por ciento de los conscriptos que recibimos no tienen las condiciones físicas ni siquiera para hacer dos flexiones en la barra ni trotar durante 12 minutos. Más del 50 por ciento de ellos se levanta después de las 10 de la mañana, independientemente del lugar de donde provienen. Por lo tanto, tenemos que aplicar un concepto de gradualidad en la instrucción.
El período de marchas en esta etapa es de recorridos pequeños, como lo señala la presentación.
La planificación del Ejército se hace en una secuencia que va desde el comandante en jefe del Ejército hasta la unidad fundamental. Ésta es una planificación de unidad fundamental y se conoce de arriba hacia abajo, con una revisión de dos niveles. Esta planificación cae hasta el nivel de regimiento. Para lograr que las cosas sucedan en ese regimiento, el mando y la estructura superior del Ejército tienen que dotar de todo lo necesario para que aquello que está planificado se cumpla.
Ahora bien, ¿cómo está conformado este regimiento? Con un comandante de regimiento, que es coronel; con un jefe de plana mayor, que es teniente coronel de montaña -que anteriormente fue comandante de ese batallón durante dos años en Los Ángeles, vale decir, con una gradualidad en su empleo-; con una plana mayor completa, que cuenta con oficiales especialistas en cada una de las especialidades: personal, inteligencia, operaciones y geologística; con un comandante de batallón, recientemente egresado de la Academia de Guerra, formado como oficial de Estado Mayor, especialista en montaña; con subcomandantes de compañía con el grado de capitán, con la especialidad pertinente, y con todos los comandantes de escuadra de esa unidad. Hace 4 años, esto no era una realidad. A esto le llamamos una unidad completa, para que cada instructor se dedique a lo suyo. Ningún instructor tiene doble actividad, es decir, no es un guardaalmacén y jefe de comisión. Hace poco tiempo, en el Ejército hubo comandantes de batallón con el grado de teniente, cuando lo normal era que subtenientes estuvieran al mando de compañías. Los comandantes de escuadra no estaban completos. La fusión de unidades nos ha permitido dotar a los regimientos en la forma que he descrito.
A su vez, el regimiento es dotado de un parque de material consistente en vehículos, telecomunicaciones y equipos de sistemas médicos de combate, como el detallado en la presentación, para el cumplimiento de la tarea específica de ese regimiento.
Hay que distinguir el equipamiento del refugio Los Barros con el del regimiento. En el refugio Los Barros podrían haber determinada cantidad de radios, de vehículos, de bolsones sanitarios, etcétera. El equipo del regimiento en sus almacenes es el que se detalla en la presentación. Se puede distinguir en color amarillo, que ese regimiento tiene, independientemente que no las necesita para la función que le pide el Ejército, la dotación casi completa de tenidas Gore Tex, 1.400 botas de combate austral, chaquetones de combate adecuados para todos, ponchos impermeables, conjuntos térmicos, etcétera.
El ejército tiene el 76 por ciento de su gente en instrucción y entrenamiento. El 8 por ciento en nivel directivo; un 14 por ciento en los comandos, y un 2 por ciento en el nivel académico. La variación de 76 por ciento, que es nuestra razón de ser, es espectacular y que pocos ejércitos pueden mostrar en el mundo. Además, todo ese personal que aparece en color amarillo -y vuelvo a repetir- por primera vez, hace dos años, gracias al proceso de transformación, no tiene una doble actividad, o sea, el cabo, el sargento, tiene 10 hombres. La sección tiene un teniente que, a su vez, no es jefe de una comisión administrativa o está preocupado de otro aspecto. El general no tiene una dedicación a los derechos humanos o a otras actividades. El coronel no tiene más que preocuparse de su regimiento, para lo cual tiene los medios humanos y materiales que le debe proveer el mando y las orientaciones concretas de lo que tiene que hacer. Este alto nivel de personal de instrucción y de entrenamiento de 20.513 hombres es un antecedente importante ante la función especial que debe cumplir todo Ejército.
Ahora, aquí hay una gran cantidad de recursos invertidos. Hace cuatro años, teníamos que entregar las cuotas de vestuario por tercios, lo que llevó a que prácticamente, desde el año 2001 -cuando pudimos empezar a liberarnos de nuestra carga de pago de deuda-, pusiéramos en vestuario y equipo inversiones como las que se detallan. En amarillo está lo proveniente de la denominada “ley del cobre”, lo que muestra que nuestra sensibilidad por el vestuario y equipos -la ley del cobre no está necesariamente para ese uso, sino para el desarrollo del potencial- fue fundamental y nos ha permitido dotar al ejército de aquellas capacidades a las que hice referencia.
Otra consideración. En el proceso de reducción, los conscriptos del año 2002 al 2005 han bajado en 7 mil hombres. Por lo tanto, hay que considerar esas cifras en la prospección del efecto mencionado.
En infraestructura, sin recursos presupuestarios, hemos invertido en este proceso de transformación del Ejército lo que se indica, ya que teníamos una infraestructura precaria, y nuestro afán ha sido siempre dar las condiciones de vida que necesita un conscripto. Ahí aparecen las instalaciones antiguas y las de ahora. Esos eran nuestros baños hace cinco años. Nuestros cuarteles se han recuperado. La centralización ha permitido que nuestro material de alto costo sea guardado con las condiciones que tiene de acuerdo con los requerimientos operacionales. Ese cuadro general muestra en qué estamos. ¿Cuál era el proceso? ¿Cuál era la dotación? ¿Cuál es el espíritu? ¿Qué se le entrega a un comandante para cumplir las actividades que se le ponen?
A continuación, me referiré a la planificación de instrucción que hace ese comandante de regimiento, comandante de batallón, comandante de compañía. Ésta es la copia textual de la orden del batallón. El objetivo del período de campaña -es un mayor el que planifica y que tiene arriba dos niveles que lo controlan- es el período de subperíodo de formación del combatiente básico correspondiente a la inspección técnica y cuyo objetivo -como decía- es ése y la planificación tiene ese contexto.
Ahora, la marcha no estaba considerada en la orden de instrucción inicial, sino que surge -y el sumario lo tendrá que determinar- con posterioridad a la emisión de la orden, cuyo objetivo mencioné. La marcha fue planificada en la forma como aparece indicada en la diapositiva: dos columnas que parten a las 3.00 de la mañana el día 18 y que llegarían a las 10.00 a La Cortina y a las 13.00 a Los Ángeles, y dos columnas que partirían a las 23.00 del día 18 para llegar el 19 a las 9.00 a Los Ángeles, después de una marcha mixta a pie y motorizada. Esta marcha no surgió cuando fue emitida la orden de instrucción -es una situación que debe investigarse- sino con posterioridad a ella. Si consideramos las órdenes de marcha que aprobó el alto mando en Rapel y la gradualidad de la misma, podremos comprobar que difieren bastante de la que estoy señalando. Una marcha nocturna en montaña es de alta complejidad.
Sin embargo, esta marcha que se planificó posteriormente no se ejecutó como señalé, sino de la forma como aparece en la siguiente diapositiva: una primera columna salió a las 14.10 y a las 15.00 y llegó a La Cortina a las 9.30 del día siguiente, y una segunda columna salió a las 5.15 y a las 8.45, en días que no correspondían a lo planificado, y donde los rendimientos de marcha eran muy superiores a los que se producen en tiempos normales.
Quiero hacer algunas consideraciones. Primero, esta marcha no estaba planificada en la orden. Segundo, la planificación posterior no se condice en absoluto con la planificación del Ejército. Tercero, esa planificación no se cumplió, sino que se cumplió una planificación prácticamente abrupta, que es la que acabo de mencionar, y que lleva a que las unidades marchen no organizadamente. Ello se comprueba en que las nóminas que nos entregaron no son las que coinciden posteriormente. Fue en este tiempo cuando la segunda columna se encontró con el viento blanco, aunque todas las columnas partieron cuando estaba nevando y todas tuvieron rendimientos inferiores a lo normal.
Ahora, si esa unidad iba con especialistas y llegó a la hora que llegó, el escalón superior que la envió desde Los Barros y el escalón superior que estaba en Los Ángeles deberían haber tenido la sensibilidad suficiente para preguntarse por qué está pasando algo anormal. Cuando uno es ejecutante, debe tener la sensibilidad de advertir, aunque no tenga enlaces, por qué una columna puede haber tenido la tardanza que sufrió, aunque para ello cueste ir adelante a buscar un enlace inexistente.
Quiero hacer algunos comentarios sobre la planificación de la instrucción en relación con la marcha a que me he referido. En la planificación no se consideraba una marcha. El 16 de mayo se habría concebido la marcha. Se previó bajar durante los días 18 y 19. Al término del período se habría planificado un recorrido de entrenamiento físico nocturno.
Ahora, ¿cuál es la crisis? Supimos de este accidente a las 16.45, mediante un informe enviado desde Los Barros. Se nos dijo que había cuatro o cinco fallecidos. A las 16.50 tomé contacto con el comandante en jefe de la Tercera División , quien tenía los mismos antecedentes.
Luego, hicimos una reunión en el Estado Mayor a las 16.55, en que el comandante en jefe del Ejército ordenó que el comandante de operaciones terrestres quedara a cargo de las operaciones de rescate y se constituyera en la zona con dos coroneles especialistas, y que el comandante de la Tercera División quedara a cargo de la situación en Los Ángeles.
La experiencia -no la voluntad, ni la mala instrucción o el mal entrenamiento- de esta luz amarilla en la comandancia en jefe del Ejército y en el Estado Mayor nos llevaron a tener la sensibilidad para darnos cuenta de que aquí hay algo muy grave. Por eso se designó al comandante de operaciones terrestres para que partiera de inmediato a la zona.
Sin embargo, desde Los Ángeles partió una patrulla de dos suboficiales mayores, y la percepción es diferente.
A las 17.00, el secretario general del Ejército informa al subsecretario de Guerra, y a las 18.15, hacemos una reunión con medios de prensa para comunicar esto.
La política de transparencia que comentaba el ministro nos jugó la mala pasada que todos conocemos, pero quisimos poner a prueba la transparencia con los antecedentes que teníamos. Incluso, mostramos las órdenes que se estaban dando al comandante en jefe de la Tercera División , porque intuíamos que el problema era mucho mayor. Se comunica al ministro la situación y las medidas adoptadas, y se hace un comunicado oficial externo y también uno interno para el Ejército.
A las 21.30, constituyo el puesto de mando en mi casa con todos los medios de enlace y mantengo una comunicación con su excelencia el Presidente de la República.
A las 21.40, se da la orden preparatoria para que el general Izurieta, comandante Cidoc, aliste y prepare las fuerzas de paracaidistas y rescate en la montaña, que estén en condiciones de partir a Los Ángeles en forma inmediata. Durante toda la noche tratamos de aclarar la situación. En la proyección se pueden apreciar los contactos que logramos establecer con el comandante de operaciones terrestres, que informa el envío de patrullas desde esos lugares.
A las 00.30, se le dice al comandante Cidoc que sus fuerzas de paracaidistas y medios de fuerzas especiales de montaña deben despegar a las 8.00.
A las 5.00, se establece el último contacto con el comandante del COT, que ya está en La Cortina, quien ve por primera vez el escenario que nos lleva a determinar que hay 433 hombres afectados: en Los Ángeles, 172; en Los Barros, 114, y 147 que no sabemos exactamente donde están. Es decir, a las 17.00, tenemos cuatro muertos y 147 hombres que no sabemos dónde están.
Yo comprendo los efectos comunicacionales, y por eso a las 6.00, cuando me doy cuenta de que la diferencia es muy grande, decidimos transparentarlo y realizar comunicaciones sucesivas. Habría sido mucho más trágico ocultar la información, porque ello habría involucrado ir contra la esencia misma de lo que es la transparencia.
A las 11.30, el ministro se constituye en el lugar y se evalúa lo que se está haciendo, que es tejer esa mañana toda la operación de esa fuerza de tarea, con los medios de apoyo de todo tipo, para encomendarle las tareas a realizar. Se hace un tercer reporte, a las 12.45, cuando la red ya está tejida y cada uno está cumpliendo sus misiones.
A las 14.45 horas me traslado a Los Ángeles con el ministro.
A las 16.00, tenemos los primeros evacuados vivos. Nos dicen que van bajando 95 en cuatro camiones, los cuales venían choqueados; la nómina de ellos no estaba; venían con mandos que no eran los suyos. En realidad, a Los Ángeles no llegan 95, sino que 112, lo que demuestra que hay una desorganización comprensible, pero no justificable.
Se llega al refugio La Cortina a las 17.00 y asumimos el mando de las patrullas de rescate. Vialidad y Endesa trabajan arduamente.
A las 19.15 el jefe del Estado Mayor logra constituir el parte en el cual figuran 48 identificados y 15 no identificados; por lo tanto, tenemos 63 dispersos.
A las 7.20 del día siguiente logramos identificar, después de haber levantado a todo el mundo en los diferente cuarteles, enfermerías, domicilios, etcétera, a 49 dispersos: 45 más los 4 muertos que logramos recuperar, y se despachan las patrullas de rescate que tienen un alto entrenamiento.
A las 18.15, damos a conocer la resolución del relevo del mando, del relevo del jefe de la plana mayor y de la denuncia a la justicia militar. El señor ministro ya se refirió a este tema, pero en la proyección están las tres resoluciones. Lo inédito en el Ejército es que nos hayamos hecho parte en contra de la institución, situación que les cuesta entender a las distintas generaciones de militares. Muchas veces me preguntan por qué los militares nos hacemos parte en contra de nosotros mismos. Éste es un tema de fondo que quiero explicar aquí porque es una cuestión de mentalidad.
El Ejército está tan dolido y afectado como las familias. No se puede proteger en forma corporativa a nadie ni a ninguna institución. Este mismo concepto debe ser aplicado en toda relación en que el Ejército resulte perjudicado. En el pasado, muchas situaciones se podrían haber resuelto de otra manera, si la institución se hubiese hecho parte en situaciones que realmente no ameritaban una defensa corporativa. Los sumarios se están desarrollando. El sumario administrativo está próximo a culminar.
A las 18.15 horas, ya se había estructurado una red de responsabilidades en los diferentes niveles de mando, con la asesoría del Estado Mayor, con el control operacional, con el control de actividades en Los Ángeles, que, como dijo el ministro, es de gran complejidad.
Ahora, quiero explicar lo del gimnasio, que ha sido un tema muy fuerte. La orden del gimnasio la di yo, con la idea de que entraran a él los que debían hacerlo, es decir, los familiares de los conscriptos: el padre y la madre. Pero, desgraciadamente, la orden se ejecutó mal, porque lo que quería evitar era que la gente estuviera fuera del regimiento preguntando por sus hijos, como ocurre en una línea aérea cuando se cae un avión. Yo siempre supuse que la orden se cumpliría de otra forma y que no entrarían al recinto activistas, periodistas y otras personas con el objeto de obtener autógrafos. Para hacer un símil, hubo dinamita, estopín o detonador, mecha y fósforos en un lugar donde sólo debería haber habido familias. Se nos escapó el control del gimnasio. Finalmente, logramos separar a las 45 familias, con las cuales tenemos una relación profunda y sincera. El espíritu original fue tener un contacto humano con las personas que estaban sufriendo y que querían saber qué había sucedido con sus hijos.
El alistamiento y empleo de los medios de rescate estaba a cargo de la brigada de aviación y del Cidoc.
Respecto de la relación con las familias, nuestra política y propósitos fueron los que se estimaron pertinentes. Nos reunimos sucesivamente para sistematizar la información, la que fue transferida a la responsabilidad del coronel. La primera reunión con ellas fue muy difícil y tensa. Primero, separé del gimnasio a los 45 padres y madres, con quienes nos reunimos en el casino de soldados conscriptos para restablecer la confianza, la cual -debo decirlo- fue ejemplar desde esa primera reunión. Las mejores lecciones de vida de apoyo al Ejército las he recibido, quizás, en las sucesivas reuniones que he tenido con esas 45 familias e, incluso, ayer con las últimas dos familias de los conscriptos que siguen desaparecidos. Ellas han demostrado mucha nobleza y han dado muestras de profundo cariño por sus hijos y por el Ejército. En la primera reunión, cuando les dije que tenía la convicción de que todos sus hijos estaban muertos, les pregunté si querían que ellos fueran vestidos con otra tenida que no fuera la militar. Todos pidieron la tenida militar, todos pidieron la bandera, todos pidieron guardia de honor, en una reunión en la cual partimos con un choque frontal y una desconfianza absoluta sobre lo que estaba sucediendo.
La reunión más compleja fue la tercera, realizada con posterioridad al velatorio, porque se quedó allí gente que había entrado con los padres. En ese momento, teníamos identificados siete conscriptos fallecidos, y tuve que decirles que no entregaría sus cuerpos hasta que no se reestableciera la confianza que habíamos logrado establecer. Señalé que íbamos a hablar sólo con los padres y las madres y que el resto de las personas debía salir.
El subsecretario estuvo presente en esa reunión y a los 20 minutos la situación había cambiado absolutamente. Las madres y los padres estaban en esa actitud de respeto y recogimiento que he tratado de explicar.
Esta fotografía nos muestra el escenario de la tragedia.
En los siguientes cuadros podemos apreciar las opiniones de la prensa sobre el caso, que nos hacen ver cómo una situación puede evolucionar desde una crítica absoluta hasta algo que se ve desde distintas perspectivas. No califico las opiniones como negativas o positivas, sólo me interesa que aprecien la gradualidad del tratamiento del asunto por los mismos medios.
Ahora bien, antes mostré el caso del choque de un barco petrolero. Aquí muestro que lo importante es que este hecho, la muerte de conscriptos en la nieve, tiene efectos que no escapan a nuestros ojos: en la función militar, en el servicio militar, en nuestra relación con los medios de comunicación, en el cambio cultural, en la educación y formación militar, en el proceso de modernización del Ejército y en su eficiencia, organización y métodos. Éso es lo importante y lo que debe cautelarse.
También tiene otros efectos: las declaraciones positivas de los soldados, que el Ejército se muestre ante la sociedad, que se reconozca su transparencia y que sea respaldado por las encuestas de opinión, que el pueblo demuestre su afecto por la institución y que se respalde el servicio militar.
Ayer formé con ese regimiento a las 14.30 en forma absolutamente normal, cuyo arraigo en la sociedad, que es conocido por los diputados de la zona, es tremendo y notorio.
En algunos países crisis de esta naturaleza producen una catarsis colectiva, cuestionamientos y mezquindades. En cambio, lo único que ha habido aquí es generosidad y apoyo y, por cierto, cada persona tiene que leer algo. En ese sentido, no podemos olvidar esta lección. ¡Y qué lección!
En estas fotografías podemos ver cómo era el ambiente y a nuestras patrullas de rescate.
Con todo respeto, quiero mostrarles una fotografía en la que se aprecian las condiciones en que tuvimos que planificar, día a día y hasta antenoche, cada una de las acciones que estamos realizando.
La imagen de ese soldado fallecido es algo que nos conmueve a todos los soldados. Esa familia, al igual que las otras 45, ha tenido para con el Ejército una actitud de nobleza y generosidad que no hace más que refrendar el cariño que cada uno de nosotros siente por los soldados conscriptos.
La primera sección que tuve al mando la recibí a los 19 años y ahí aprendí a conocer y a querer a los soldados. No es una simple frase cuando decimos que son parte de nuestra vida. No sólo se nos parte el corazón, sino que tenemos una tremenda responsabilidad hacia esos padres que, confiados, entregan sus hijos al Ejército. Nuestras actividades son complejas, pero controlables. No se puede pensar que nunca tendremos problemas, pero sí debemos trabajar para no tenerlos y creo sinceramente que de no existir fallas humanas, estas cosas no deberían producirse.
Por eso, considero que el servicio militar hay que analizarlo desde otra perspectiva, ya que esos soldados tenían las mismas oportunidades que tienen los otros 16 mil conscriptos que lo están realizando y que las van a aprovechar. Además, porque sus propios compañeros han demostrado el cariño que le tienen al Ejército y están agradecidos de lo que del Ejército van a recibir.
¿Cuáles son los temas que enfrentamos institucionalmente? Los que aparecen en la diapositiva que en este momento mostramos a la Sala. En ella se mencionan las llamadas “luces bajas” en el proceso de toma de decisiones, es decir, por ejemplo, que un comandante de regimiento que sepa que su unidad parte en una marcha a las cuatro de la tarde y no se le encienda la luz alta si ella no ha llegado a su destino a las siete de la tarde, como debió ocurrir.
También llamamos luz baja, por ejemplo, al hecho que un comandante de compañía que ha partido con nieve, cruzado un estero, por lo que sus soldados están mojados, no decida devolverse, porque puede hacerlo perfectamente. Del mismo modo, constituye un caso de luz baja que ese comandante llegue a La Cortina sin comunicaciones, como ocurrió, y no envíe una patrulla al retén de Carabineros para dar cuenta del problema que tuvo, especialmente si sabe que más arriba aún quedan otras dos compañías que deberán realizar la misma marcha al día siguiente.
Asimismo, es un caso de luz baja que un comandante de batallón, que se encuentra arriba, esperando, no sepa que una de sus unidades, en lugar de llegar a las seis de la tarde a su destino, llegó a las once de la noche.
Ahí está el resumen de lo que estimamos que constituye la esencia de las lecciones aprendidas con estos lamentables sucesos.
Ahora, ¿en qué se debe centrar nuestra reflexión? A mi juicio, en preservar en el Ejército la eficiencia operativa y su nivel de organización y entrenamiento, lo que, sinceramente, no creo que esté en cuestión. No habríamos podido hacer las cosas que hacemos a diario, con el éxito alcanzado y con cero baja, si no tuviéramos un adecuado nivel de eficiencia.
Nuestra historia, nuestra tradición y nuestra condición de institución básica de la República, así como el apoyo y cariño de la sociedad hacia el Ejército, que, sinceramente, nunca se había sentido en la forma en que lo he sentido estos días, nos han permitido pasar de ser un Ejército cuestionado, aceptado o tolerado a ser un Ejército querido y respetado. ¡Por Dios!, eso significa que hemos avanzado en todo orden de cosas.
El proceso de modernización y transformación en curso, con esa cascada de resoluciones, no tiene que ver con lo sucedido. No tendríamos un comando de operaciones terrestres que hubiese planificado cómo deben realizarse las marchas, si no estuviéramos debidamente organizados; no tendríamos una fuerza especial en condiciones de despegar a pocas horas después de recibir la orden, si no estuviéramos debidamente organizados y contáramos con los aviones necesarios y un mando estructurado, como el creado por el general Izurieta; no tendríamos la eficiencia para operar en una labor de rescate como la que se ha llevado a cabo, gracias a la cual en estos momentos sólo nos faltan dos camaradas por rescatar, y con las condiciones climáticas existentes, si no tuviéramos el nivel de eficiencia que tenemos o si el proceso de modernización no estuviera claro.
El ascenso en el nivel de voluntariedad del servicio militar, masculino y femenino, ha sido espectacular. Nuestra tarea es preservarlo. Avanzar 24 puntos, como lo hicimos en un año, sin ley, pero con el apoyo de las asistentes sociales de las comunas, de ustedes mismos, de la prensa, de las labores realizadas por el Ministerio de Defensa, etcétera, es un logro importante.
Eso es lo que hay que preservar, pero también hay que asegurar otras cosas, como que se produzca en todos los integrantes del Ejército el cambio cultural. Esto, para mí, es muy importante y corresponde al ejemplo que les di hace un rato sobre la explicación que necesita un oficial o un suboficial para entender por qué hay militares que se han querellando en contra de otros militares. También corresponde a la posibilidad de que un capitán, enfrentado a la situación vivida en Antuco, en vez de cruzar el estero con sus soldados, regrese al refugio, porque reglamentariamente puede hacerlo. Nuestras ordenanzas así lo consideran, pero es algo que no se enseña en una clase; requiere de más tiempo. No obstante, debemos asegurarlo. Como también debemos asegurar que se cumplan las orientaciones y no se salga de lo planificado.
Ya les mostré que está planificado con cuantos kilos se puede marchar, cuantos kilómetros se pueden recorrer, por cuántos días; con cuántas mochilas, con cuánta gente que controla, en qué tiempo, en qué momento. Pero hay gente que desarrolla iniciativas más allá de lo necesario. La iniciativa es buena, pero cuando se enmarca en lo establecido, y hoy el Ejército tiene sus parámetros definidos y sus listas de chequeo establecidas.
Cumplimiento de las disposiciones de instrucción y entrenamiento por parte de los niveles de mando.
Hay desafíos para nosotros. Continuar transitando de un sistema de toma de decisiones impositivo a un modelo de decisiones participativo, que es la esencia del proceso de transformación del Ejercito.
Optimizar los procedimientos en la conducción de crisis comunicacionales. Efectuar sólo los ajustes necesarios al sistema. Respecto de lo primero, quiero decir que no tiene por qué afectar ni la disciplina ni la verticalidad del mando ni la condición del ser militar, que tiene parámetros que, lógicamente, no son que cada uno haga lo que quiere, pero donde sí la flexibilidad, la creatividad y el pensamiento tienen espacio para todos los grados.
Con respecto a la sociedad y, por supuesto, sus representantes, como ustedes, estimo que el trámite legislativo y el mejoramiento de las condiciones o incentivo del servicio militar es vital.
Asimismo, asegurar un presupuesto acorde con las necesidades institucionales y apoyar las decisiones de fondo que incidan en el servicio militar.
Por nuestra parte, que las decisiones no nos impulsen al péndulo. Sería muy riesgoso que por lo sucedido no hiciéramos más ejercicios o que los lleváramos al extremo, como quieren algunos, con más entrenamiento, con más fortaleza, con más cambios, en un sistema que creemos que está bien.
Satisfacer la demanda o exigencia de la sociedad y no defraudar la confianza que nos ha dado en este tiempo.
Crear incentivos para que la carrera del oficial de Ejército asegure un nivel de excelencia. En esto, sinceramente, estamos mal, sobre todo en la oficialidad. La carrera del oficial no es atractiva en cuanto a incentivos, y para mandar se necesita tener los mejores.
Mantener la confianza en el Ejército de todos los chilenos, en su proceso de transformación, y valorar y tener confianza en que hemos asumido esta tragedia como lo hemos hecho.
Eso es cuanto puedo informar con respecto a la materia que se me ha solicitado.
Gracias, señor Presidente.
El señor LETELIER, don Felipe ( Vicepresidente ).-
Tiene la palabra, el diputado señor Jorge Burgos .
El señor BURGOS .-
Señor Presidente , en una sesión especial como ésta, convocada por la Mesa y los comités parlamentarios, no se puede intervenir, tal como lo hicieron el ministro de Defensa y el comandante en jefe del Ejército, sin antes solidarizar con las familias de los jóvenes chilenos que murieron en los dramáticos y trágicos hechos de Antuco.
Acto seguido, luego de solidarizar con el dolor de esas familias, que ha sido un dolor tan público, tan compartido por todos los chilenos, corresponde lamentar las imprevisiones, los descriterios, las negligencias -eventualmente incluso culpables, según podrá calificarse por los tribunales-, un mal entendido principio de autoridad, la eventual obediencia irreflexiva y cierto abuso de poder en algunas decisiones.
De la exposición transparente y honesta que hemos escuchado, no hay duda que muchas de esas cuestiones van a ser motivo de investigación interna, administrativa y judicial. Y es bueno que se clarifiquen.
Como tercer punto debe reconocerse, una vez más, pero en esta Corporación, la transparencia, la honestidad y el trabajo del mando del Ejército, en particular de su comandante en jefe, y el apoyo que ha tenido de las principales autoridades, sobre todo del ministro de Defensa , frente a estos hechos trágicos y dramáticos. Ello porque actuamos con transparencia. ¡Qué importante! Ello porque actuamos con honestidad. ¡Qué importante! Además debe destacarse su intenso trabajo para abordar las consecuencias más inmediatas.
Por cierto, se insinúa la eventual existencia de un delito de carácter militar -negligente, por cierto, no doloso-. Pero, dentro de la lógica de la transparencia, habrá que investigar en forma interna con rigor y rapidez, elementos esenciales en estas materias y si procede, condena judicial y administrativa.
Como lo dijo en su exposición el comandante en jefe, también creo que debemos sacar lecciones de esta tragedia, sin perjuicio de formularse una pregunta genérica: ¿qué está pasando con nuestra conscripción?
En Antuco, ¿los hechos fueron previsibles o imprevisibles? Por lo que se ha dicho públicamente, fueron absolutamente previsibles. Ni siquiera puede alegarse fuerza mayor o desconocimiento de las inclemencias climáticas.
Incluso, la decisión del comandante en jefe de cambiar el mando del regimiento es muy indicativa. Los cambios de fecha para algunas maniobras y de decisiones, incluso anteriores a la orden que se dio en Los Barros, han sido avalados en su exposición. Por eso, ¿qué está pasando con nuestra conscripción?
La actual conscripción es decimonónica, con algunas reformas en el siglo XX, particularmente en la última década, que para ser bien franco, la hicieron más humana. Recordemos que a comienzos de los noventa muchas veces se escucharon situaciones límites en relación con los derechos de los reclutas. No son cotidianas, pero incluso hubo investigaciones por muerte de alguno de ellos. Hasta casos de suicidios. Ahora con orgullo podemos decir que no se dan esas cosas. En ese gran avance ha habido un trabajo legislativo-reglamentario y particularmente de autorregulación de la institución.
Pudimos comprobar estas modificaciones con el diputado Leal cuando se trató el proyecto, que está en su último trámite, en el que se establece la oficina de derechos del recluta, que de hecho está funcionando en el Ejército.
También merece un análisis profundo un elemento positivo de la conscripción, que se repite mucho tanto por las autoridades políticas de Defensa como por las autoridades militares.
La voluntariedad ha superado el 80 por ciento, no obstante que el año pasado se afirmó que sólo la discusión de la objeción de conciencia iba a producir una baja en ella, con el consiguiente grave riesgo. Eso no ocurrió y el porcentaje de voluntarios fue mayor que el esperado. Sin embargo, ha llegado la hora de preguntarnos si es propiamente voluntariedad u opción. “Esto es lo que quiero hacer en mi vida el próximo año”. “Yo quiero ser conscripto, porque esa es mi opción”. ¿O corresponde a un estado de necesidad o la inexistencia de otra opción? No nos autoengañemos. Hay un dato -con todo respeto- que indica que la voluntariedad está en función de una necesidad, de la falta de otras opciones.
¿Quiénes hacen el servicio militar? Los jóvenes pobres o muy pobres. Nuestros hijos no hacen el servicio militar. Tampoco lo hicieron nuestros padres ni nuestros abuelos.
La señora CRISTI (doña María Angélica ).-
¡Eso es falso! ¡Nosotros lo hicimos!
El señor BURGOS .-
Está bien. Lo digo como regla general, señora diputada . Sé que es hija de un carabinero. Pero, obviamente, las clases media y alta no hacen el servicio militar.
Preguntémosnos: ¿Ésa es la conscripción que queremos para Chile? ¿La voluntariedad resolvió el problema?
Hay un avance en la ley en trámite. Habrá sorteo cuando no haya voluntariedad. Es un avance importante desde el punto de vista de la democratización de quienes participan; pero es válido seguir preguntándose sobre el tema de la voluntariedad.
Como ha habido claridad, honestidad y precisión de parte del Ejército y del Ministerio de Defensa, es bueno que también hablemos con honestidad. ¿Qué pasa con el trato de los conscriptos al interior del servicio militar? Reconozco avances. Es totalmente distinta la situación que ha logrado el mando actual y el anterior respecto de lo que ocurrió en esta materia durante largos años. Pero, en mi opinión, falta avanzar un trecho. Estoy dispuesto a que me demuestren lo contrario. Pero es mi parecer.
Me pregunto si la lógica de modelar al conscripto en la imagen del combatiente heroico sigue siendo la única motivación. Tengo mis dudas si a la altura de este siglo el modelo sea siempre ése. Ese modelo, que es querible, aplaudible, histórico, obviamente, en la actualidad, merece alguna consideración. ¿Es reemplazable ese único modelo de combatiente heroico, que a lo mejor estuvo presente -especulo- en Los Barros? “¡Ya, cabritos, hay que salir! ¡Así murieron los muchachos en la batalla de la Concepción!”. ¿Tenemos derecho a replantear hoy esa lógica? Creo que sí. Incluso, es posible reemplazarla. Por cierto, debe estar presente en la educación o en la instrucción de nuestros hijos. Incluso acompañada de un modelo que tenga más que ver con la técnica.
Lo decía el general, aunque no relacionado con el mismo tema: “No subutilizar las tecnologías. Pensar en una cosa más técnica, más profesional”.
Tenemos derecho a plantear esto. Antuco nos obliga, como sociedad -y lo importante de esto es que también se siente obligado el Ejército-, a aprender las lecciones.
Señor Presidente , por su intermedio, pregunto al ministro y al general si existe todavía una cierta lógica de exageración en el trabajo excesivo de los conscriptos al interior de las unidades militares. ¿Habrá que revisar eso? Existe también una cierta lógica aceptada de abuso, de amenaza, incluso, a veces, de parte del conscripto más antiguo respecto de los más nuevos.
Todo ese tipo de cosas, mayores y menores, a mi juicio, requieren de un trabajo con el Ministerio de Defensa, con el Ejército; no contra el Ministerio, no contra el Ejército.
Hoy tenemos la obligación de apurar el tranco en relación con estas modificaciones. Espero que, hoy, quienes se oponen a la creación de la Oficina de los Derechos del Recluta entiendan que es muy importante. ¡Por Dios que es importante! El proyecto está parado porque se opusieron en el Senado. Hemos buscado una alternativa. Ojalá que se apruebe. Hay que avanzar; pero lo ocurrido en Antuco nos obliga, con rigor y rapidez, a avanzar más en modificaciones sustanciales.
Tengo la visión de que debemos avanzar en una conscripción más profesional y no, como se dice por ahí, en un ejército profesional. Me parece injusto decirlo así, porque nuestro ejército es muy profesional. Reitero: avanzar en una conscripción más profesional que sea la puerta de entrada al cuadro permanente. Al respecto, hay ejemplos interesantes en Europa, no del todo exitosos, estoy de acuerdo; pero pensemos en eso. A lo mejor, debe ser más pequeña para que sea soportable económicamente. Ese es un punto de discusión y la Comisión de Defensa de la Cámara no sólo tiene el derecho sino la obligación de comenzar los estudios preliminares. Probablemente será una tarea que implementará el próximo Congreso, como un gesto mínimo de los legisladores hacia los mártires de Antuco.
He dicho.
El señor LETELIER, don Felipe ( Vicepresidente ).-
En el tiempo del Comité del Partido Renovación Nacional, tiene la palabra el diputado señor Mario Bertolino.
El señor BERTOLINO .-
Señor Presidente , no puedo iniciar mi intervención en esta sesión especial a que hemos sido convocados para analizar los sucesos que ocasionaron la muerte de cuarenta y cinco soldados de nuestro Ejército en el sector de Antuco, más aún con la presencia de los señores Ministro de Defensa , subsecretario de Guerra y comandante en jefe del Ejército, sin expresar, en nombre de Renovación Nacional y del mío, nuestras más sentidas y sinceras condolencias a la institución y a todos los familiares de quienes perdieron la vida sirviendo a nuestra patria en un período de instrucción.
Resulta difícil, después de haber escuchado la brillante exposición del señor comandante en jefe, pretender determinar las causas que provocaron la tragedia, más aún cuando hay investigaciones en curso y el propio comandante en jefe nos ha manifestado que en los hechos se sumaron una decisión errada más una condición climática adversa. Obviamente, sólo la prudencia es la indicada para actuar en un momento en que se realizan investigaciones para establecer con precisión lo que ocurrió verdaderamente y así poder prevenir en el futuro situaciones como ésta.
Estoy cierto de que los resultados de esas investigaciones no nos merecerán ninguna duda, puesto que la transparencia y disposición del comandante en jefe, del Ejército y del propio Gobierno de llegar hasta los más pequeños detalles, son evidentes y han quedado claramente establecidas.
Para nadie es desconocido que el sistema en el cual se basa nuestra defensa, sobre la base de la conscripción y la reclusión de contingente, ha dado frutos al país desde los albores de la patria y es el único al cual podemos pretender como un país en vías de desarrollo, ya que tener un ejército ciento por ciento profesional es imposible, económicamente hablando. Una vez más ha quedado claramente de manifiesto que esta conscripción es deseada, querida y ambicionada por un número importantísimo de jóvenes. Lamento que haya tenido que ocurrir para que muchos tuvieran conocimiento o la noción de que eso es así. Es evidente que nuestras Fuerzas Armadas, el Ejército, está formado por el pueblo, por la nación chilena que abriga esperanzas y desea servir a su patria.
Es importante también valorar todos los esfuerzos de modernización que se están llevando a cabo en los últimos años, como señaló el comandante en jefe. Lo impactante de lo sucedido y el dolor que nos embarga no debe nublarnos la vista y empujarnos a propuestas o a debates que poco o nada podrán aportar para mejorar las condiciones objetivas en que miles de jóvenes chilenos realizan su servicio militar.
Compartimos el llamado del comandante en jefe del ejército a no minimizar los hechos y valoramos la autocrítica. A su vez, no consideramos que, a costa del dolor que hoy sentimos por el lamentable suceso, se pueda llevar esta discusión a otros planos que avalen ideas peregrinas que nada tienen que ver con él y sé que el sentido común de esta Cámara lo abordará con altura de miras.
Sin duda, existen asuntos respecto de los cuales cualquier ciudadano espera conclusiones del propio Ejército, así como de la justicia, empeñada en esclarecerlos también. Por ejemplo, acá ha quedado claramente establecido que el equipamiento individual usado por los soldados era el que correspondía a un período de instrucción en alta montaña.
Tal vez podemos deducir que se puede hacer más en la complementación que debe existir entre organismos científicos y técnicos del Estado, y nuestras Fuerzas Armadas, lo que permitirá, por ejemplo, mejorar la calidad y la seguridad de las operaciones.
Aquí quedó demostrada también la importancia de la gradualidad en la instrucción y otros temas. No nos cabe duda de que nuestras fuerzas armadas, particularmente el Ejército, tienen propuestas concretas y soluciones a lo anterior.
Del mismo modo, en cuanto al aspecto humano, es importante destacar el respeto y la firmeza con que los propios camaradas de armas de quienes perdieron la vida volvieron a retomar sus puestos. Ello habla bien de nuestra juventud, de nuestro Ejército y oficiales, quienes, en un corto período de tiempo, supieron empapar a esos jóvenes del sentimiento de servicio a nuestra patria.
Asimismo, cabe señalar el respeto con que los familiares de los jóvenes fallecidos aceptaron la decisión de sus hijos, los cuales, a los dieciocho o diecinueve años de edad, decidieron servir a su patria y varios de ellos se pusieron como meta servirla para siempre al ingresar a los cuadros permanentes del Ejército. Eso explica -lo que decía el comandante en jefe- el afecto que la ciudadanía siente hoy por nuestro Ejército, el cual es patrimonio que, históricamente, las Fuerzas Armadas han cultivado y hoy están cosechando lo que sembraron.
Por otro lado, también es importante reflexionar sobre el compromiso que debe asumir el Congreso, los ciudadanos y el Estado, porque es la nación la que convocó a esos jóvenes a cumplir con su deber con la patria, de manera que todos estamos en deuda con ellos. Sus vidas quedaron como testimonio de su amor y servicio a la patria.
En esta línea, Renovación Nacional quiere anticipar su respaldo a todas las medidas de reparación y de agradecimiento a las familias que entregaron a sus hijos al servicio de Chile, ya sea mediante la erección de un monumento o la dictación de una ley especial, a fin de que se mantengan en el tiempo los esfuerzos de reparación a esas familias por sus irreparables pérdidas.
La información del comandante en jefe y la intervención del ministro de Defensa ahorran muchos comentarios, preguntas e inquietudes; siento gran tranquilidad por lo que se está haciendo y por lo que se hará.
Quiero dejar claramente establecido que fue conmovedor comprobar cómo el comandante en jefe y su alto mando, en cuarenta y ocho horas, tenían bajo control una situación tan dramática e inédita en la historia de nuestro Ejército en tiempos de paz.
El profesionalismo de nuestros hombres de armas, que ha quedado demostrado ante una tragedia tan dolorosa y difícil como la vivida, nos puede dar confianza y tranquilidad.
Es importante considerar la transparencia con que se enfrentó esta tragedia, al abrir los cuarteles para quienes sufrían y tenían sentimientos de duda y de pesar.
Termino mis palabras haciendo presente que el Ejército ha adoptado muchas medidas para modernizar el servicio militar. Recordemos que creó la Oficina de los Derechos del Recluta antes de que así lo estableciera una ley. Otras manifestaciones de modernidad son el acceso de los familiares de los reclutas a participar en los actos de campaña, en la ceremonia de entrega de armas y juramento a la bandera; la colaboración de los destacamentos instalados a lo largo de nuestro territorio con la sociedad civil, y siempre transparentando sus actuaciones, incluso las dolorosas.
Por eso, debemos enfrentar esta tragedia con la misma mística y entereza con que lo han hecho nuestros hombres de armas. Conociendo a nuestro Ejército, sé que el dolor por la pérdida de estos jóvenes no sólo afecta a sus familiares, sino también a cada hombre de armas de nuestro país, que siente a los conscriptos, como dijo su comandante en jefe, como si fueran sus propios hijos.
Esta experiencia lamentable nos debe motivar a mejorar, en todo lo posible, las obras humanas, que son siempre perfectibles.
Esperamos que el dolor que embarga a estas familias se haga más llevadero con este merecido reconocimiento que estamos haciendo a quienes perdieron la vida y con la memoria que sabrá guardar el Ejército de estos jóvenes.
He dicho.
El señor LETELIER, don Felipe ( Vicepresidente ).-
Tiene la palabra el diputado señor Antonio Leal.
El señor LEAL .-
Señor Presidente , lo ocurrido en Antuco marca un hito trágico en la historia del servicio militar y abre la necesidad de una profunda reflexión sobre el sistema de instrucción que reciben nuestros jóvenes durante su conscripción.
Quiero adscribirme a las palabras del diputado Jorge Burgos, en el sentido de dar nuestras condolencias, manifestar nuestro dolor y entregar nuestra solidaridad y apoyo a las familias de los jóvenes conscriptos fallecidos.
Deseo sumarme a varias de las reflexiones planteadas por el diputado Burgos .
En primer lugar, quiero destacar la transparencia con que han actuado el Ministerio de Defensa y el Ejército, en particular, su comandante en jefe, don Juan Emilio Cheyre , quien, desde el primer momento, estuvo en Antuco y dispuso las medidas para separar a los mandos directamente involucrados e iniciar la investigación judicial que hoy lleva adelante un ministro de la Corte Marcial . Apreciamos también la autocrítica hecha por el alto mando del Ejército sobre los errores que causaron esta tragedia.
Sin embargo, con la mayor franqueza, quiero decir que la reflexión debe superar los errores humanos puntuales, casuísticos e, incluso, los descriterios de las órdenes impartidas por los mandos que motivaron la tragedia de Antuco.
Semanas antes de la tragedia, oficié al ministro de Defensa sobre la muerte de otros tres conscriptos: Alejandro Ríos Ríos, César Soto Gallardo y Mauricio Riquelme Riquelme , quienes también murieron en actos de instrucción del servicio militar.
Éste y otros accidentes ocurridos con antelación, muestran que se debe analizar el tipo de instrucción militar que reciben los jóvenes conscriptos, los tiempos en que ella se produce, el nivel de formación, no sólo técnico-militar sino también sicológico y pedagógico de los oficiales y las clases que instruyen en el servicio militar, y más en general aún, el modelo educativo y el sentido del servicio militar en un ejército moderno, del siglo XXI.
Está por ser despachado por el Congreso Nacional el proyecto de ley que reforma el servicio militar, y que es fruto de un intenso debate organizado por el Ministerio de Defensa -hecho bastante único a nivel internacional- con la participación de las Fuerzas Armadas, de las organizaciones juveniles, de parlamentarios, de expertos y de académicos.
Esta reforma al servicio militar es muy importante, puesto que incentiva la voluntariedad; lo hace más garantista, con deberes y derechos de los reclutas, con sanción y penalización cuando se burlen dichos derechos, con la creación de una oficina de los derechos del recluta, y espero que con objeción de conciencia, tal como fue aprobado en la Cámara de Diputados. También establece un servicio militar más equitativo en la selección de la conscripción obligatoria y otras reformas que lo modernizan.
Pero el proyecto no toca el tema de la instrucción. Por ello, se debe ir más allá y es bueno que una Comisión de la Cámara de Diputados, más que investigar lo ocurrido, ya que esto lo están haciendo los tribunales de justicia, pueda constituirse para revisar procedimientos y hacer propuestas de nuevas reformas a la conscripción.
Tampoco el tema, en este caso, es la voluntariedad, como livianamente han declarado algunos, en forma apresurada. Voluntariedad puede significar más jóvenes pobres en el servicio militar y hacerlo más clasista, porque si hoy se dan 80 mil pesos en vez de 30 mil como remuneración, los jóvenes que se inscribirán serán los más pobres. Por lo tanto, tendremos un servicio militar que, definitivamente, estará enclavado en un sector de la sociedad.
El estímulo no puede enfocarse sólo hacia los jóvenes que perciben al servicio militar como una forma de promoción social, sino que debe ir también hacia otras capas de la sociedad, de manera que sea un deber constitucional asumido no sólo en función de los estímulos monetarios.
Esto lo hemos conversado, hace poco, con el vicario de la Esperanza Joven de la Iglesia Católica y con muchas otras personalidades que consideran que el estímulo debe tender a que el servicio militar sea cumplido de manera más universal por los diversos sectores sociales de nuestro país.
Lo que ha ocurrido tampoco puede ser considerado un simple descriterio del mayor Cereceda . Órdenes como las de este oficial se dan también en otros regimientos y obedecen a una visión, a una concepción de rigidez en la formación de los jóvenes conscriptos.
Desde el punto de vista de la instrucción, el servicio militar ha cambiado poco. El servicio militar es peligroso. Ciertamente, se trata de una actividad riesgosa; hay faenas productivas, como la minería, que también son peligrosas, y justamente por eso, se deben adoptar medidas de seguridad mucho mayores.
Alabo declaraciones que he escuchado del comandante en jefe del Ejército de cómo se deben impartir las órdenes y de cómo deben ser concebidas. La posibilidad de que un capitán le diga a un mayor que no saque a la tropa a marchar bajo una tempestad, y que eso pueda ser escuchado por ese mayor, es una manera distinta de entender la verticalidad del mando en un Ejército moderno.
Pero tenemos que ir más allá y reflexionar con el Ejército y su alto mando, con el Ministerio de Defensa Nacional, con los parlamentarios y con los jóvenes, sobre qué tipo de conscripción necesitamos en un Ejército del siglo XXI; incluso sobre cómo influyen los cambios constitucionales en el rol y en la formación de los jóvenes conscriptos. En los próximos días, las Fuerzas Armadas dejarán de ser garantes de las instituciones democráticas del país y vuelven a su rol profesional para el cual fueron creadas, desde O´Higgins en adelante. Este es un hecho relevante desde el punto de vista de la historia del país y también hay que insertarlo en la reflexión de qué tipo de servicio militar tenemos.
Los elementos constitutivos que deben tener los que forman, el tipo de instrucción militar que debe tener un joven en tiempos de paz y qué de ello le sirve para ser un buen reservista, dan sentido a que tengamos un servicio militar de reclutas y no sólo un ejército profesional.
Por eso, invito al Ministerio de Defensa Nacional y a las Fuerzas Armadas a discutir estos temas en el Congreso Nacional.
El Partido por la Democracia valora altamente el proceso de modernización que está llevando a cabo el Ejército de Chile, encabezado por el general Cheyre . Es una transformación profunda que está en curso, y lo ocurrido en Antuco no anula su tremendo valor.
Esta no es una luz amarilla, es una luz roja que se prende y que tenemos que analizar en toda su dimensión y abordarla con la seriedad que implica la defensa de la vida de nuestros conscriptos, las mejores condiciones para realizar el servicio militar y la preservación de un Ejército, del cual estamos todos orgullosos, en la defensa de una concepción de paz persuasiva y de la seguridad externa de nuestra patria.
He dicho.
El señor LETELIER, don Felipe ( Vicepresidente ).-
Tiene la palabra la diputada señora Angélica Cristi .
La señora CRISTI (doña María Angélica) .-
Señor Presidente , aunque ya han pasado varios días desde que ocurrió la desgracia, la exposición del comandante en jefe del Ejército nos hizo revivir el dolor, la emoción, el sufrimiento y la pena que sintió el país ante esta tragedia que nunca olvidaremos.
Es incomprensible cómo pudo ocurrir una desgracia de este tipo, especialmente después de escuchar las palabras del general Cheyre , en que nos da a conocer todas las medidas de prevención que se adoptan y las instrucciones que se dan en el Ejército para efectuar estas marchas u otro tipo de actividades.
La transparencia con que actuó desde el primer momento el Ejército, especialmente su comandante en jefe, deja claro que se han tomado todas las medidas para ir respondiendo a las dudas que pueda tener el país. La judicialización de lo ocurrido, la remoción de los oficiales al mando de los jóvenes, en fin, todo lo que se hecho desde el primer momento son parte de esas respuestas.
El dolor que se siente por esta tragedia es un dolor conjunto. Es un dolor por los jóvenes, por sus padres, por sus familias angustiadas, pero también por lo que ocurrió en una institución tan querida por todos ellos y por la mayor parte de los chilenos. Es una mezcla de dolores. ¡Qué horror lo que está sucediendo y qué horror que sea dentro del Ejército!
No puedo dejar de reconocer el esfuerzo que se ha hecho en el último tiempo por mejorar el servicio militar, por dar mayores oportunidades a los jóvenes chilenos y por modernizar la institución. Las preguntas que nos quedan son cómo y por qué. Es difícil de entender.
La mayor parte de los accidentes aéreos son causados por fallas humanas. Un piloto nunca va a querer sufrir un accidente y menos que mueran sus pasajeros. Esto es algo parecido, pero el mayor y los oficiales que tuvieron responsabilidades en esta tragedia están vivos y tendrán que dar cuenta de ello. Si hubieran muerto en la tragedia no tendrían que responder por ella.
Por lo tanto, debemos tener claro que aquí jamás hubo mala intención, sino que ineficiencia o irresponsabilidad, porque ningún militar hubiera deseado que esta desgracia tan horrible ocurriera.
La exposición del general Cheyre , que fue muy clara y transparente, y considero que ha cubierto todos los hechos, así como lo que hay que hacer a futuro.
He escuchado las intervenciones de los diputados Leal y Burgos, quienes hicieron una referencia especial al tema del voluntariado, en cuanto a cómo vamos a seguir adelante con el servicio militar y a qué falta por hacer para que sea más eficiente y no sucedan tragedias de este y de ningún otro tipo. La propia institución tendrá que seguir trabajando en eso. La Cámara de Diputados, a través de la Comisión de Defensa, también podrá participar en eso, pero es el propio Ejército el que mejor sabe cómo lograrlo.
No estoy de acuerdo con las expresiones peyorativas de que sólo los jóvenes más pobres hacen el servicio militar. Efectivamente, los jóvenes más pobres hacen el servicio militar, pero no sólo lo hacen por un problema económico, sino que también por su amor al Ejército de Chile, que está formado por gente del mundo popular, por la más modesta, por los chilenos del campo, por todos estos niños que lo estaban haciendo en forma voluntaria, ya que a ninguno se le obligó a entrar en él. Incluso, con posterioridad a la tragedia, seguían hablando de su amor y dedicación al Ejército. Hay un arraigo nacional y de sangre con el Ejército de Chile. Además, estamos en un país que no da otras opciones a los jóvenes, pues tenemos problemas de cesantía, de ingreso a las universidades, de acceso a otras instancias. No obstante, el Ejército está haciendo más atractivo el servicio militar, está dando capacitación y un ingreso pecuniario, todo lo cual produce movilidad social, ya que un joven que ha hecho el servicio militar tiene muchas más opciones de entrar a un trabajo, porque favorece su currículum vítae, pues es una buena referencia.
Sin embargo, no habría ningún problema para que los jóvenes de más recursos también hicieran el servicio militar, para lo cual se debe buscar otras fórmulas, como hacer el servicio militar en el batallón Pampa Germania o los fines de semana. Hay que buscar otras alternativas; nadie se opondría a ello.
Al igual que los demás diputados, quiero expresar a los padres de los conscriptos, a sus familias, que compartimos todo su dolor, así como la gran admiración que sentimos por haber aceptado ese encuentro, diálogo y conversación de reconciliación con el Ejército, porque, obviamente, éste no es un problema provocado por la institución, sino por una situación puntual, y por haber querido dar a sus hijos un entierro militar como mártires.
Está de más felicitar al comandante en jefe, general Cheyre , porque hizo todo lo humanamente posible; es un militar, un soldado que estuvo en todo. En principio, algunos estaban consternados, pero era tal su angustia, su desesperación, su deseo de ayudar que hacía de todo. Eso lo probó como militar, soldado y comandante en jefe.
Junto con los diputados Víctor Pérez , Andrés Egaña , Cristián Leay , Iván Norambuena , Juan Masferrer , Mario Varela , Jorge Ulloa , Marcelo Forni y quien habla presentamos un proyecto para erigir un monumento en las comunas de Los Ángeles y Antuco, en memoria de todo el personal militar fallecido en la tragedia de Antuco, que tendrá el nombre de Héroes de la Paz, iniciativa a la cual podrán adherir todos los diputados que lo deseen. Además, golpearemos las puertas del Ministerio de Defensa para pedir su apoyo, de manera que esto pueda ser una realidad, y no se olvide a esos 45 jóvenes que murieron sirviendo a su patria.
He dicho.
El señor LETELIER, don Felipe ( Vicepresidente ).-
Tiene la palabra el diputado señor José Pérez.
El señor PÉREZ (don José) .-
Señor Presidente , ante esta tremenda tragedia, sin duda es necesario destacar las decisiones del ministro de Defensa y del subsecretario de Guerra de viajar a la zona, y en el caso del general Cheyre , de dirigirse a la cordillera para instruir a quienes trabajaban en el rescate de los cuarenta y cinco soldados que allí perecieron. Incluso más, el señor comandante en jefe del Ejército pernoctó en la cordillera, lo que habla bien de su preocupación ante la enorme tragedia que enlutó al país, al Ejército y, fundamentalmente, a cuarenta y cinco familias de mi querida provincia de Biobío.
En la zona se vivieron desgarradoras escenas de dolor e impotencia como consecuencia de la peor de las batallas que ha perdido el Ejército del Chile, institución del Estado, que, por consiguiente, pertenece a todos los chilenos sin excepción.
En relación con la materia, debemos plantearnos interrogantes, hacer consultas y trabajar con la verdad.
Quiero recordar que el 17 de mayo, discutíamos en esta Sala el proyecto de ley sobre modernización del servicio militar. Cuando me correspondió intervenir, hice presente, entre otros aspectos, que cinco conscriptos habían fallecido en el proceso de instrucción militar desde noviembre de 2004 hasta ese día.
En esa oportunidad, se encontraba presente el señor ministro de Defensa , a quien pedí mayor preocupación en relación con la instrucción de esos jóvenes, porque se trataba de cinco vidas humanas que, en cortos meses, habían desaparecido. Sin embargo, al día siguiente, es decir, el 18 de mayo, nos remecimos con la noticia de la tremenda tragedia ocurrida en las faldas del volcán Antuco .
Se dice que la toma de decisión respecto de iniciar esa marcha fatal fue equivocada. Sobre el particular, me interesa saber si en una situación como ésa, antes de decidir lo que hace, la toma de decisión corresponde sólo al comandante o se adopta después de consultarla con su equipo de oficiales.
Llama profundamente la atención que el 17 de mayo, cuando bajó un grupo de reclutas, muchos de ellos se encontraron a mitad de camino con una tormenta de nieve y quedaron enterrados hasta más arriba de la rodilla, y, por supuesto, debieron recurrir a la ayuda de sus compañeros para sortear con éxito ese accidente y continuar desde Los Barros hacia La Cortina.
Bastaba ese solo hecho para impedir cualquier otra marcha. Sin embargo, al día siguiente se ordenó la bajada de una importante cantidad de jóvenes que no tenían más allá de tres o cuatro semanas de instrucción y nada sabían acerca de la nieve.
En un canal de televisión se comentó que el encargado de ese batallón no sería la persona con la experiencia y la capacitación para estar a cargo de más de 400 jóvenes. Me quedaré con la respuesta que dé la Comandancia en Jefe del Ejército acerca de esta materia, porque creo que ésa será la verdad.
Llama la atención que el sistema de comunicaciones haya sido tan desastrosamente malo que durante la tragedia no permitiera la comunicación ni siquiera entre Los Barros y La Cortina y, menos, entre Los Barros y el regimiento de Los Ángeles. Sin duda, eso provocó una situación de tremendo desconsuelo, preocupación y malestar de los familiares, porque todos pensaban que sus hijos habían fallecido.
Se dice que el motivo de haber acelerado la bajada de debía al hecho de que había un feriado largo, pero creo que esa explicación no tiene ningún sentido, porque en el Ejército se dan instrucciones y existe verticalidad, por lo que, frente a eso, no hay justificación de ninguna naturaleza.
También se afirma que los conscriptos estaban con ropa adecuada. Ante esa aseveración, pido que seamos muy claros. El país y los familiares de los muchachos que estuvieron en la cordillera, y que nos están viendo a través del canal de televisión de la Cámara, saben que no todos llevaban la ropa adecuada. Por consiguiente, es necesario conocer la verdad por sobre todas las cosas.
Un antiguo dicho expresa: “Abril, aguas mil”. A lo menos, en esa oportunidad se debió decir “Mayo, aguas dos mil y con posibilidad de nieve”, y para esa situación se debió usar ropa de montaña. Por lo tanto, si algunos no la tenían, indudablemente en un clima inusual, pero de cordillera, con hielos en la mañana y en la tarde, con un temporal desatado durante los días anteriores en la provincia de Biobío y con anuncios de nevazones en la cordillera, había que tomar las providencias del caso.
¿Cómo fue posible llevar a la cordillera a niños de dieciocho años, que salían por primera vez de su casa, para enfrentarlos con la nieve, sin gafas que protegieran sus ojos, lo que produciría lesiones en su vista?
Antes de ingresar al servicio militar, a los familiares se les solicita -digamos estas cosas, para que no vuelvan a ocurrir- 50 mil o 60 mil pesos para comprar implementos que los jóvenes deben llevar a la cordillera. Esto no puede ser, porque algunos padres y madres no tienen esa cantidad, con lo que se crea una situación de desigualdad entre los propios reclutas.
Por lo que se ha dicho, llama la atención que los jóvenes no llevaran su identificación, en circunstancias de que es indispensable cuando se va a un lugar como ése.
Además, quiero consultar qué se está haciendo por el estado de salud de los jóvenes que sufrieron principio de hipotermia. Hasta la semana pasada, algunos jóvenes que se acercaron al diputado que habla, que es de la zona, manifestaron que tenían sus piernas adormecidas, pero cumplían rigurosamente con lo que les indicaba su regimiento. Les decían que sólo tenían que poner las piernas en agua tibia para que, a la larga, se reparara esa situación.
Pienso que esos jóvenes deben estar sometidos a un tratamiento médico riguroso, porque están expuestos a que el problema pase a mayores y en el futuro padezcan gangrena o alguna complicación similar.
En mi condición de diputado de la provincia de Biobío, nacido en la ciudad de Los Ángeles, que ha llevado una vida entera en la zona, que ha tenido contacto permanente con la gente del sector y con familiares de los conscriptos fallecidos y de tantos otros que corrieron mejor suerte, advierto en ellos un grado de desconsuelo, de impotencia y, lamentablemente, de temor.
¿Por qué se prohibe a los conscriptos que digan lo que aconteció en la cordillera si a todos nos interesa esclarecer la verdad? Si esto es así, nada se puede ocultar.
Aproximadamente el 80 por ciento de los jóvenes que ingresaron este año al servicio militar lo hicieron en forma voluntaria. Hay que agradecer a esos jóvenes y a sus familias por confiar en el Ejército de Chile, porque entre ellos tomaron esa decisión.
Hay que pensar en qué se puede hacer para que ese 80 por ciento se transforme en un 100 por ciento y el servicio militar sea profesional y voluntario.
De esta gran tragedia se debe sacar una gran lección: que es tarea de todos, pero especialmente del Ejército, para que nunca más se repitan hechos de esta naturaleza.
Sin duda, es importante reconocer que un alto porcentaje de conscriptos decidió hacer voluntariamente el servicio militar, pero no es menos importante lo dicho por el colega Burgos, en el sentido de que se ha mejorado mucho el trato a los conscriptos en los últimos años, aunque queda mucho por hacer.
La instrucción militar y la disciplina no pueden ser sinónimos de prepotencia y abuso. El trato enérgico, claro y franco puede ir acompañado de respeto, consideración y calor fraternal.
He dicho.
El señor LETELIER, don Felipe ( Vicepresidente ).-
Tiene la palabra el diputado señor Pablo Lorenzini .
El señor LORENZINI .-
Señor Presidente , el diputado señor José Pérez preguntaba: ¿Qué se puede hacer? En mi opinión, hablar con la verdad.
Entiendo la alta política, los consensos, pero me quedo con lo dicho por el comandante en jefe del Ejército y por el ministro de Defensa Nacional : No a las defensas corporativas. Es bueno que en el país prime este principio, con el que concuerdo plenamente: No a las defensas corporativas, políticas, judiciales, económicas, ni de ningún ámbito.
Por otra parte, el señor ministro dijo que no era un problema de clima ni de ropa. Da lo mismo cuál es el problema; el verdadero problema es que esto es una tragedia y tenemos que reaccionar de acuerdo a ella.
Revisando la historia, encontré que no es la primera tragedia -seguramente acá hay más de algún experto en la materia-. En 1965 fallecieron 52 tripulantes de la escampavías Janequeo , que sucumbió en medio de un violento temporal. Otros casos fueron los del buque escuela Lautaro y de los transportes Angamos y Abtao.
Lo sucedido en la localidad de Antuco no es un accidente del Ejército; es una tragedia y se resuelve a través de una ley. Los beneficios para quienes quedaron se otorgaron por ley. No se trata de que una rama del Ejército indemnice, sino de un reconocimiento público sobre una situación. Por lo tanto, espero proyectos de ley, pero no indemnizaciones, porque estamos ante una catástrofe y no ante un accidente.
Ahora bien, frente a este problema hay que tener transparencia. Se dijo que hubo un error de comunicación. ¡No, señor ministro ! La transparencia está por sobre el objetivo, que puede ser la tranquilidad. En aras de la tranquilidad, al dar mala información, otra vez pretendemos volver al pasado negando la transparencia. No estoy de acuerdo. La ciudadanía debe conocer las circunstancias. Me parece muy bien lo que se hizo, porque la gente fue viviendo cada uno de los procesos en cada minuto. No se engañó a nadie. El resto son comunicaciones. Aquí se habló de fallas comunicacionales. No queremos campañas comunicacionales. En estos temas, ojalá que la ciudadanía afectada conozca siempre la verdad.
Veo a muchos miembros de las Fuerzas Armadas viajando por el mundo para especializarse en alta política, en ciencias sociales, en estrategias militares, etcétera. Acá deberíamos tener campeones de esquí y de deportes acuáticos, ya que en este país abundan montañas nevadas, mar, ríos y lagos. Es ridículo que expongamos problemas en esos ámbitos ante cualquier país del mundo. Menos viajes, más especialistas en montaña y en agua; es ahí donde tienen que estar nuestros técnicos. Los otros, señor ministro , déjenlos para las embajadas.
¡Un especialista de alta montaña, según me dijeron, para 450 reclutas! No vale la pena hacer más comentarios.
Miremos hacia adelante. ¿Qué queremos? Regionalización; que quienes hacen el servicio militar o que están en las Fuerzas Armadas permanezcan en sus regiones. ¿Por qué tienen que llevar a un muchacho de Cumpeo a Punta Arenas? ¿Por qué no puede hacer su servicio militar cerca de su casa, de su entorno y que el fin de semana pueda estar en contacto con su familia? ¿Acaso están de vuelta esas técnicas antiguas de trasladarlos de un país a otro, hoy, del norte al sur? En España los llevaban al Sahara, donde los mortificaban para hacerlos hombres.
Comparto lo que dijo el señor general: el cariño que tiene el pueblo por sus militares, por sus carabineros y por sus Fuerzas Armadas es cierto. ¡No rompamos eso! ¿Por qué el exceso de tener un ejército o unas fuerzas armadas planificadas? Si es así, entonces, hablemos del servicio profesional. Queremos tener a niños y a jóvenes que pongan corazón, más que militarismo o profesionalismo, y que sientan a su país, pues esto no es sólo defensa. Este tema lo discutimos en la Comisión de Defensa. Si queremos que nuestras Fuerzas Armadas vuelvan a ser nuestras, entonces, ello significa más corazón, menos cientificismo y un poquito más de apasionamiento y de más vida al interior de ésta. El general Cheyre así lo hizo cuando fue al lugar de los hechos, con todo el riesgo y las dudas que ello implicaba; pero estuvo con su gente. ¡Lo tocaron, lo sintieron! ¡Ese es un ejército moderno!
En consecuencia, pido a la Comisión de Defensa que incluya en un proyecto de acuerdo, en primer lugar, el efecto de la regionalización de nuestros conscriptos. Ojalá se les ofrezca la posibilidad de permanecer con sus especialidades. Los incentivos económicos o técnicos de especialización, que queden en la región. Si están en una zona agrícola, en una región montañosa o en el sur, lo mismo. Es decir, buscar una cosa más específica. En segundo lugar, buscar programas diferentes, en términos de menos especialización, en temas para los cuales, en teoría, los militares o las Fuerzas Armadas no están llamados a pensar. Es decir, programas enfocados más a lo nuestro y a nuestro territorio.
Por último, debiéramos dictar una ley, tal como lo hicimos en ocasiones anteriores, para buscar indemnizaciones adecuadas, pero por ley y con el reconocimiento de la ciudadanía; que se expresen en este Congreso y no a través de decisiones de ministerios; aquí, donde está la soberanía, donde estamos los diputados, donde estamos quienes reconocemos el problema. Son ideas.
Termino con las palabras del general Cheyre: No a las defensas corporativas y, como decía el diputado señor Pérez , lo que más se puede hacer es siempre con la verdad y con transparencia.
He dicho.
El señor ASCENCIO (Presidente).-
En el tiempo del Partido Renovación Nacional, tiene la palabra el diputado señor Alberto Cardemil.
El señor CARDEMIL .-
Señor Presidente , quiero puntualizar, en mi calidad de presidente de la Comisión de Defensa de la Cámara de Diputados, algunas opiniones que me parecen importantes.
En primer lugar, agradezco al general Cheyre su informe. Creo que fue honesto, introspectivo, autocrítico, serio y que saca conclusiones. Ha sido un gran aporte y es bueno dejarlo establecido.
En segundo lugar, me referiré al rol que le corresponderá a la Cámara en los días que siguen a esta sesión especial. Surgió la idea de crear una comisión investigadora de la Cámara de Diputados sobre estos hechos, o, en su defecto, dar a la Comisión de Defensa la facultad de investigar y determinar responsabilidades políticas.
Estimo que las referencias a las investigaciones judiciales, militares y administrativas que se están efectuando nos indican que ese camino no sería el más adecuado. Seamos claros. Las comisiones investigadoras de la Cámara de Diputados se constituyen para determinar responsabilidades políticas e ilícitos constitucionales. En este caso, una investigación de ese tipo estaría dirigida a determinar las responsabilidades del ministro de Defensa , del comandante en jefe del Ejército o de los generales, que son eventuales sujetos pasivos de acusación constitucional por las causales que establece la Constitución Política. Me parece que esa posibilidad, en el estado actual de la situación, tendría más puntos negativos que positivos en relación con lo que queremos lograr.
Los señores diputados tienen el derecho de pedir que se constituyan comisiones investigadores o que se dé a una comisión determinada esa calidad, pero, en mi opinión, la situación ha quedado dilucidada hoy.
El tercer punto que quiero plantear dice relación con la modernización del sistema militar. Tengo una sensación incómoda. Está por publicarse una ley que se aprobó después de muchos años de trabajo en el Senado y en la Cámara de Diputados, pero tengo la sensación de que cuando se publique será anticuada. Hemos perdido la oportunidad de situar a la institución de la conscripción en el mismo grado de avance que el resto de las áreas que comprende la modernización militar. Eso implica destinar más recursos. El Ejército está mejorando como puede el servicio militar con los recursos de que dispone. Si queremos un servicio militar moderno, el Estado debe destinar dinero. Lo demás es lírica y abstracción.
Necesitamos un Ejército con la moral alta, que supere esta tragedia. En ese sentido, es nuestra responsabilidad colaborar para que Chile robustezca su defensa y su seguridad interna y externa, y en eso debemos participar todos.
He dicho.
El señor ASCENCIO (Presidente).-
En el tiempo del Partido por la Democracia, tiene la palabra el diputado señor Jorge Tarud.
El señor TARUD .-
Señor Presidente , en primer lugar, quiero manifestar nuestras condolencias al Ejército de Chile, representado en esta Sala por su comandante en jefe, don Juan Emilio Cheyre , por esta tragedia que enlutó no sólo a esa institución, sino al país entero. Al enterarnos de la existencia de las primeras víctimas, solicitamos al Gobierno que decretara duelo nacional.
De las grandes tragedias, las naciones deben sacar experiencias. Quiero destacar la transparencia y la franqueza con que han actuado el comandante en jefe y el Ejército. El general ha manifestado que hubo fallas y descriterio en los mandos para tomar decisiones. A partir de ello debemos enfocar el futuro de nuestras Fuerzas Armadas.
¿Cómo podemos evitar que se produzcan más tragedias como la de Antuco? Ése es el punto que debe convocarnos. ¿Cómo el alto mando puede tomar las medidas necesarias para que las actividades militares no tengan riesgo para la vida de los conscriptos que cumplen con el servicio militar, sea éste voluntario u obligatorio? El tema es el resguardo de la vida de los jóvenes que cumplen con esta labor por la Patria. La falta de elementos, de tecnología y de instrumentos es un tema que debe considerar la autoridad civil a cargo del tema militar. No es posible que los soldados no tengan la indumentaria necesaria; no es posible que no tengamos los servicios de comunicación pertinentes, con la tecnología que hoy existe en el mundo. Nuestro país ha comprado material bélico de alta calidad, como los F-16, el mejor avión que se probó en la primera guerra del Golfo. Un país con más de cuatro mil kilómetros de fronteras debe contar con todos los elementos necesarios para cumplir con los requerimientos de seguridad nacional.
Quiero consultar a las autoridades políticas presentes y al comandante en jefe del Ejército cuáles son las medidas concretas que se tomarán a partir de esta experiencia, a fin de no volver a sufrir una tragedia de esta naturaleza.
He dicho.
El señor ASCENCIO ( Presidente ).-
En el tiempo del Comité Unión Demócrata Independiente, tiene la palabra el diputado señor Sergio Correa .
El señor CORREA .-
Señor Presidente , en primer lugar, lamento profundamente la tragedia sufrida por el Ejército, que nos ha afectado a todos los chilenos. Aprovecho la presencia del comandante en jefe del Ejército y del ministro de Defensa para entregarles las condolencias de nuestro partido. Todos los chilenos fuimos impactados por esta tragedia, seguimos paso a paso las labores de rescate y el desarrollo de los acontecimientos y hemos sufrido junto con el Ejército y los familiares de los soldados.
Si bien es cierto en un primer momento hubo descoordinación, el manejo posterior, por lo que nos ha dado cuenta el comandante en jefe del Ejercito, demuestra que los pasos seguidos fueron los adecuados y necesarios para enfrentar la tremenda desgracia que estábamos viviendo. Por ello, no es el momento de aprovechar esta situación para poner en juego la validez del servicio militar obligatorio. No podemos aprovecharnos de esta desgracia para tratar un tema que no tiene que ver con lo ocurrido, sino con muchas otras cosas.
Cabe destacar, como lo dijo el ministro de Defensa, que los conscriptos que fallecieron y los que tuvieron que soportar toda esta situación eran voluntarios, es decir, no fueron obligados a realizar el servicio militar.
En segundo lugar, quiero rescatar lo que han dicho el ministro y el comandante en jefe del Ejército en orden a que estas maniobras se han realizado por muchos años en el mismo lugar la primera quincena de mayo. Lo digo, porque el Regimiento de Telecomunicaciones Nº 3 de Curicó formaba parte de estas maniobras y ha ido a ese mismo sector durante años y nunca ocurrió una desgracia de esta naturaleza, pues ni siquiera nevaba la primera quincena de mayo. Se trata de una situación absolutamente imprevista que debemos tener presente al momento de juzgar lo ocurrido.
Por otra parte, quiero agradecer al Ejército su colaboración, porque aparte de efectuar el rescate de los soldados conscriptos, no ha dudado un momento en acudir a los lugares donde se ha necesitado su apoyo. En Lonquimay, que ha sufrido grandes nevazones, ha estado presente el Regimiento Tucapel.
También agradezco al Ejército, porque no dudó en prestar la ayuda que solicité para ir al rescate de cuatro arrieros que todavía están perdidos en la cordillera de Curicó. Las labores de rescate están siendo apoyadas con una patrulla del regimiento de Talca y con helicópteros de la Brigada de Aviación del Ejército, desde Rancagua .
Agradezco al comandante en jefe su apoyo y lamento profundamente la tragedia de Antuco.
He dicho.
El señor ASCENCIO (Presidente).-
En el tiempo del Partido por la Democracia, tiene la palabra el diputado señor Jaime Quintana.
El señor QUINTANA.-
Señor Presidente , no cabe duda de que esta tragedia, la mayor que ha sufrido el Ejército en tiempos de paz, golpeó profundamente a nuestro país, a esa institución y, de manera especial, a las familias de los cuarenta y cinco jóvenes conscriptos, dos de los cuales aún no se han encontrado.
En el transcurso de esta semana, el comandante en jefe del Ejército ha ido aclarando algunos aspectos que, en algún momento, fueron objeto de dudas o de interrogantes, como el tema de la voluntariedad del servicio militar y la implementación con que se llevó a cabo la precampaña en la que participaron los conscriptos.
Con el correr del tiempo y la serenidad que nos permite analizar con objetividad el tema, la discusión se ha ido circunscribiendo más bien a los imponderables y a la responsabilidad en el mando local que han señalado el ministro de Defensa y el alto mando del Ejército, por el descriterio de las medidas e instrucciones impartidas.
Por lo tanto, debemos situar la discusión en ese aspecto: en la marcha y en el clima.
Como diputado por una zona vecina a Antuco, conozco las inclemencias. En esos días se había decretado una alerta temprana, o sea, una emergencia meteorológica primera, desde la Octava a la Décima Región. Sin embargo, para ser responsable y claro, debo señalar que el viento blanco es muy difícil de pronosticar. Hace diez años, el presidente Frei sufrió una experiencia muy delicada en la zona de Lonquimay, al salir de Troyo, donde el viento blanco le jugó una mala pasada. Fue una situación muy difícil de sortear. Es bueno sopesar esos elementos, porque son parte de nuestra realidad.
Tal vez, lo más grave y lo que hace la diferencia entre lo evitable y lo inevitable, tiene que ver con las instrucciones y las órdenes que no correspondían, con una marcha no determinada y con horarios que no resultaban adecuados.
Quiero destacar que se logró controlar la situación, a pesar de los problemas suscitados en el regimiento y en el gimnasio, y también los inconvenientes relacionados con las comunicaciones iniciales. Se trata de situaciones de emergencia difíciles de prever y de sortear, pero lo importante es restablecer la confianza y eso ha ido ocurriendo.
Sin embargo, quiero manifestar al ministro de Defensa Nacional y al comandante en jefe del Ejército que, como lo señalaron los diputados señores Burgos y Leal, resulta del todo inevitable que surja un nuevo debate respecto del tipo de servicio militar que hoy necesitamos. Al respecto, surgen varios aspectos, como la necesidad de revisar el proceso de instrucción, y el tema del trato, planteado por el diputado Burgos . También se han efectuado denuncias por muertes y accidentes en épocas pasadas.
Sin duda, la Oficina de Derechos del Recluta es un punto importante. En este marco, más allá de la investigación que realice la Comisión de Defensa de la Cámara de Diputados, lo central será la propuesta de medidas para lograr un servicio militar acorde con lo que el país necesita.
Como se ha dicho, la voluntariedad en el servicio militar supera el 80 por ciento y ha tenido un incremento de 24 puntos en un año, pero me preocupa que pueda sufrir una regresión debido al pánico que sienten muchas familias, porque consideran que no están garantizadas la vida ni la integridad física de sus hijos. Como dijo el diputado Tarud , queremos un riesgo cero para todos los jóvenes conscriptos.
No tengo dudas del aprecio que la comunidad siente por el Ejército. Reitero: soy diputado por una zona vecina a la afectada, participé con el general Rodolfo González , antes y después de la tragedia, en actividades de apoyo a la comunidad, como la instalación de un hospital modular de campaña en la zona de Lonquimay, experiencia que sería bueno repetir, y también en la ayuda a Quinquén, a raíz de las recientes nevazones.
Es importante apoyar el proyecto de acuerdo, a fin de que la Comisión de Defensa, en un plazo de sesenta días, formule algunas propuestas para que el servicio militar dé cuenta de los elementos que hoy están en el debate y que la comunidad, los familiares de las víctimas y el país entero necesitan.
He dicho.
El señor ASCENCIO ( Presidente ).-
En el tiempo del Comité Unión Demócrata Independiente, tiene la palabra el diputado señor Víctor Pérez.
El señor PÉREZ (don Víctor).-
Señor Presidente , hoy, en la Sala de la Cámara de Diputados estamos tratando de analizar los hechos que ocasionaron una tragedia.
Como diputado de la provincia de Biobío sentí muy de cerca el impacto que causó en esa zona y en el país entero la tragedia de Antuco.
El hecho de que cuarenta y cinco soldados -un suboficial y cuarenta y cuatro conscriptos- perdieran la vida al término de una campaña militar en la montaña de Antuco, sin duda conmocionó y conmociona aún a todo el país, en particular a la provincia de Biobío y a las familias cuyos hijos cumplían el servicio militar en el Regimiento Nº 17 de Los Ángeles y que perdieron sus vidas. Se trata de cuarenta y cinco vidas que, sin duda, vamos a tener permanentemente en la memoria, no sólo para recordarlos como héroes de la paz, como dijo el Presidente de la República en el Regimiento de Los Ángeles la tarde del 21 de mayo, sino también para que un hecho como éste nunca vuelva a suceder.
Con ese propósito, la Cámara de Diputados no debe agotar su tarea en este debate ni el trabajo que le ha encomendado a la Comisión, sino que es fundamental que una vez terminadas las investigaciones de carácter administrativo y judicial que están realizando el Ejército y el Poder Judicial , respectivamente, la Cámara de Diputados se vuelva a reunir. Será en ese momento cuando tendremos conocimiento cabal de lo que verdaderamente pasó ese fatídico miércoles 18 de mayo. Hoy, sin duda, tenemos una información fragmentada, incompleta; presumimos ciertos efectos o causas de la tragedia de Antuco, suponemos que hubo errores claros y evidentes en el mando de los que estaban a cargo de esas compañías del Regimiento Nº 17 de Los Ángeles.
Me parece fundamental abordar este tema con la máxima seriedad, con la máxima prudencia y con la máxima rigurosidad, porque todos debemos contribuir a que nunca vuelva a suceder un hecho como el ocurrido.
Estamos ciertos de que el Ejército está haciendo sus esfuerzos y que ha tomado las primeras medidas para que eso no vuelva a ocurrir; estamos ciertos de que el Gobierno, a través del Ministerio de Defensa, también lo hace, y estamos ciertos de que nadie hubiese querido que esta tragedia sucediera, pero sucedió. Y ocurrió, precisamente, en un período de modernización de nuestro Ejército. Eso es lo complejo, porque muchos aquí han hablado de lo distinto que es nuestro Ejército hoy día y todos valoramos el proceso de modernización que lleva a cabo. El problema radica en que nunca antes había sucedido una tragedia de esta magnitud.
Es posible que antes nuestro Ejército no fuera moderno y que enfrentara una serie de dificultades, pero nunca sufrió una tragedia como la de Antuco. Es ahora cuando nos impacta la muerte de los 45 soldados del Regimiento Nº 17 de Los Ángeles.
Por eso, es importante el rigor, la acuciosidad y la prudencia con que tenemos que trabajar. Estoy seguro de que el Ministerio de Defensa Nacional y el Ejército, apenas terminen las investigaciones tanto administrativas como judiciales, harán llegar esos antecedentes a la Cámara de Diputados para que, con conocimiento de causa e información en detalle, podamos opinar sobre lo que es una tragedia.
Hacerlo hoy, a mi juicio, es temerario e implica cierto grado de audacia e irresponsabilidad porque no conocemos lo que un general está investigando acuciosamente, como tampoco lo que está haciendo el ministro en visita. Eso me parece fundamental.
Por ello, quiero dar una primera apreciación. Nos ha parecido bien que el Ejército haya actuado con valentía y transparencia. Sin duda, hay que tener valentía para asumir, después de 24 ó 48 horas de ocurridos los hechos, de que la tragedia se produjo por falta de criterio y por falta de capacidad profesional. Como Cámara de Diputados y como ciudadanos debemos valorar el que se haya dicho, públicamente, que existió falta de criterio y falta de capacidad profesional.
Es muy importante decirlo en el contexto de un Ejército que se moderniza, que mira hacia el futuro, que entra al siglo XXI. Hablar de falta de capacidad profesional significa que no sólo hay preocupación por el servicio militar obligatorio, sino que por la preparación, la capacidad profesional, el criterio, la actitud y el carácter que deben tener quienes lideran nuestro Ejército, que son los oficiales en sus distintos rangos de mando, tema que debe ser profundamente analizado, y el general Cheyre lo ha puesto sobre la mesa. En su declaración del 20 de mayo, horas después de la tragedia, puso énfasis en el camino a seguir.
También debe valorarse la transparencia. No se escondió nada. Acompañé al ministro Ravinet a entregar la información respecto de los primeros soldados que volvieron y vimos el estado en que estaban los familiares en el gimnasio del regimiento.
Se podrá criticar la manera de hacerlo, se podrá opinar sobre la modalidad, la oportunidad o la forma, pero el espíritu fue siempre entregar la información apenas se tenía.
Espero que la comunidad de la provincia de Biobío -y también todo el país- haya valorado ese hecho. La adhesión y apoyo que en días posteriores tuvo nuestro regimiento fue gracias a esa política de transparencia.
Sin duda, el jueves 19 y el viernes 20 de mayo todos queríamos que se entregara información más precisa, pero claramente no estaba. Las investigaciones nos dirán por qué no estaba, no podemos anticipar juicios sobre la materia. Pero, reitero, existió la voluntad de entregar la información.
En la actuación del Ejército respecto de la tragedia de Antuco deben valorarse la valentía y la transparencia.
Vuelvo a insistir que la Cámara de Diputados debe reunirse, en una sesión especial, después que tengamos los informes y conclusiones de los sumarios y de las investigaciones judiciales para tener claridad respecto de lo que verdaderamente sucedió, sus efectos, sus causas y poder así emitir un juicio real, concreto, valedero.
El sacrificio de estos cuarenta y cinco jóvenes, de sus familias, del regimiento de Los Ángeles y de la provincia del Biobío amerita que actuemos con rigurosidad y prudencia en la materia.
Por eso, me parece extraordinariamente oportuna esta sesión y es bueno que se haya convocado, pero el tema no se agota hoy ni con el análisis del servicio militar. Esta tragedia implica un análisis mucho más amplio y profundo.
He dicho.
El señor ASCENCIO ( Presidente ).-
Cito a reunión de Comités.
Tiene la palabra el diputado Camilo Escalona.
El señor ESCALONA.-
Señor Presidente , quería hacer una reflexión; pero, lamentablemente, no alcanzo en el tiempo de que dispongo.
Por lo tanto, sólo me voy a remitir a reiterar nuestras condolencias por la tragedia que ha enlutado al país, a las familias de los conscriptos fallecidos y, naturalmente, al Ejército de Chile, representado por su comandante en jefe, Juan Emilio Cheyre.
Sin duda, es acertado lo planteado por el diputado Víctor Pérez. El tiempo del que hemos dispuesto para hacer una reflexión no es el suficiente y, en su momento, esperamos recoger en profundidad las lecciones que se desprenden de estos hechos tan trágicos. Sin embargo, tenemos la convicción de que el Ejército de Chile es una institución básica para la nación chilena y, en consecuencia, todas las lecciones que se deriven de lo ocurrido deben asumirse sobre la base de que su labor, como parte esencial del Estado, debe continuar y ahora, naturalmente, también como un compromiso con los soldados conscriptos que en esta ocasión fallecieron.
He dicho.
El señor OJEDA (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el diputado Jorge Ulloa.
El señor ULLOA .-
Señor Presidente , primero, reiterar lo que significa para el país la pérdida de cuarenta y cinco soldados del Ejército de Chile: cuarenta y cuatro conscriptos y un sargento.
Está claro que estuvimos sometidos a una crisis y tengo la sensación de que en el primer momento hubo fallas, no menores, las que deberán ser analizadas por el alto mando. Esas fallas en el momento de la crisis -que demuestran que tenemos debilidades- necesariamente deben ser corregidas.
Particular mención hay que hacer al reconocimiento de falta de criterio y poca capacidad profesional que hizo el comandante en jefe del Ejército. Siento que ese tema está centrado particularmente en la formación de los oficiales. Algo ocurre que lleva a una calificación tan fuerte. Naturalmente, ello no tiene nada que ver con el servicio militar obligatorio, pareciera que el país entero desconoce el inmenso esfuerzo que se hizo para despachar una iniciativa -no sé si ya está publicada-, después de dos años y fracción de estudio, con el fin de cambiar y mejorar el servicio militar, lo que tanta falta hacía a Chile.
Quienes muchas veces emiten opiniones poco informadas se darán cuenta de que la estructura del servicio militar ha experimentado un cambio que apunta hacia la modernización y el respeto, no sólo por la institución, sino por la persona que cumple con esa obligación militar.
En estos escasos minutos que me restan, no puedo dejar de señalar que no siempre la transparencia lo debe ser todo, pues también debe haber eficiencia. Tenemos que buscar los equilibrios entre transparencia y eficiencia, porque la primera, cuando implica equívocos o se obtienen resultados equivocados, nos puede conducir a una ineficiencia mayor.
En consecuencia, son temas que deben ponderarse y equilibrarse, y lo que ocurrió nos debe entregar alguna lección.
Una cuestión final dice relación con un aspecto que no me quedó del todo claro. En consecuencia, a través del señor Presidente , deseo formular una pregunta al señor comandante en jefe del Ejército: ¿Qué quiso decir cuando en su exposición señaló que el Ejército se hacía parte en materia judicial, porque si esto hubiera ocurrido antes tendría otro significado? No lo entendí y quiero que me lo precise.
He dicho.
El señor OJEDA ( Vicepresidente ).-
Con la intervención del diputado señor Ulloa se completó el tiempo de que disponían los Comités.
Tiene la palabra el ministro de Defensa, señor Jaime Ravinet.
El señor RAVINET ( ministro de Defensa ).-
Señor Presidente , agradezco las intervenciones de las señoras diputadas y de los señores diputados.
Muchas veces, el debate que tiene lugar en el Congreso Nacional se caricaturiza y se distorsiona, incluso se plantea su inutilidad o lejanía respecto de la gente. Sin embargo, las intervenciones de hoy muestran seriedad y visión de país, más allá de los colores políticos, así como un afán por abordar los temas que afectan a la vida nacional desde una perspectiva que supera cualquier división ideológica, de lo cual el Parlamento debe sentirse orgulloso.
Hace mucho tiempo, los buenos debates parlamentarios se insertaban en los diarios. Ojalá, los textos de las intervenciones de hoy pudieran darse a conocer a lo largo y ancho del país y, en forma muy especial, hacerlos llegar a quienes tienen a sus hijos cumpliendo el servicio militar, porque entregan una visión universal de país, generosa y seria, lo cual me hace sentir orgulloso del Congreso Nacional.
Dicho esto, quiero referirme sólo a tres o cuatro puntos abordados en el debate.
Primero, el servicio militar y la segregación social, la pobreza y su sentido de ascenso social. Creo que en verdad, en Chile, el servicio militar lo ha hecho en forma mayoritaria la gente más modesta por la identidad y el amor que, a lo largo de la historia, se ha generado hacia el Ejército y las Fuerzas Armadas.
Sin embargo, también hay un importante elemento social en el cual se ha puesto énfasis, y creo que debemos destacarlo: el servicio militar para un mundo y una sociedad que margina laboralmente al joven, que no se preocupa de la deserción escolar, significa una situación de mejora del estatus y de la movilidad social. Efectivamente, es así.
Hoy, el 60 por ciento de los jóvenes que hacen el servicio militar en el Ejército no ha terminado la educación media, la ha abandonado prematuramente, pero gracias al servicio militar recupera su posibilidad de terminar ese grado educacional.
Prácticamente el ciento por ciento tiene capacitación laboral; el 70 por ciento tiene capacitación en computación. Hoy, el ciento por ciento de los que egresan de la Armada, de la Fuerza Aérea o del Ejército, después de cumplir el servicio militar, tiene puestos de trabajo casi asegurados, debido a que los empleadores los prefieren por sobre quienes no han realizado el servicio militar. Ése es un dato social importante. Es efectivo que el servicio lo hacen los más modestos y que, a través de él, en cierta medida disminuye la cesantía juvenil. Sin embargo, tal como lo han destacado algunos señores diputados, creo importante señalar que el servicio militar debe contemplar una variedad de cursos y sistemas para que también estudiantes de la educación media o universitaria puedan hacerlo, y no sólo los más modestos.
El segundo tema en discusión se refiere al tipo de instrucción militar. Incluso, se habló de la lógica del abuso o de la extrema rigurosidad que pudo haber estado presente en décadas anteriores. La exposición del comandante en jefe muestra que el interés del Gobierno y del Ejército es establecer un nuevo tipo de formación e instrucción militar, que contemple la gradualidad, la adaptación al siglo XXI, el respeto a la persona y a las familias de los conscriptos.
Sin embargo, los cambios culturales y de mentalidad no se producen sólo por un díptico, por una conferencia o por un curso de entrenamiento. Claramente, ésta es una debilidad en la que debemos perseverar. Hay que formar a los oficiales y suboficiales en esta nueva mentalidad, tarea que tenemos pendiente.
También creo importante destacar que, tal como lo han expresado el comandante en jefe y el ministro que habla, desde el inicio, el accidente, que se convierte en tragedia, no fue causado por un problema de clima, sino por una mala decisión humana, agravada por una situación de clima inusual, porque desde hace treinta años que no se producía una nevazón como la que experimentó Antuco en mayo. Eso era imprevisto, pero la lógica indicaba que se debía retener a esos jóvenes en el refugio y evitar su sacrificio, que hoy lamentamos. Ahí está el punto central, y no en la ropa de los conscriptos, porque éstos llevaban ropa para entrenamiento, pero no en la nieve. Incluso, la única compañía que tenía ropa especial para nieve sufrió diecinueve muertos. Quienes conocen la alta cordillera, quienes saben lo que es caminar con un metro y medio o dos metros de nieve y lo que es el viento blanco, saben que no existe parka ni ropa que lo pueda resistir.
Lamentablemente, en la historia, ya los soldados de Napoleón, en el siglo XIX, y los de Hitler, en el siglo XX, sufrieron las inclemencias de la estepa rusa mientras trataban de vencer a la naturaleza. En el último caso murieron más de un millón de soldados.
Insisto en que el problema no está en la ropa, sino en una mala decisión humana. En todo caso, quiero precisar que no es efectivo -obviamente, será materia de investigación- que haya solicitudes de donación o de aporte a las familias de los reclutas para adquirir la ropa. En el Ejército la ropa del conscripto, en lo interior y en lo exterior, es exactamente la misma que usa el comandante en jefe en tenida de combate. Lo he visto en Arica, en Puerto Natales y en Coihaique. En el Ejército de Chile no hay ropas distintas ni mejores.
No es efectivo que a los reclutas se les haya prohibido hablar. Han intervenido en entrevistas a través de la televisión y de otros medios de comunicación. Quienes se han informado por esa vía han podido constatar que no ha habido ninguna restricción.
Por último, valorizo lo dicho por muchos señores diputados en el sentido de que éste es un primer debate. El proyecto sobre el servicio militar obligatorio, que esperamos el Senado apruebe esta tarde, no está obsoleto. Fue aprobado por una amplia mayoría en esta Sala. Básicamente, apunta al reclutamiento. Lo que está pendiente, y esta Cámara lo puede mejorar, es el proceso de formación, de entrenamiento del recluta, que el proyecto prácticamente no cubre, salvo en lo relativo a la oficina del conscripto en su referencia específica.
Agradezco a las señoras diputadas y señores diputados por la altura del debate y por el aporte que han hecho para enfrentar una tragedia que ha enlutado no sólo a cuarenta y cinco familias, sino que a Chile.
He dicho.
El señor ASCENCIO (Presidente).-
Tiene la palabra el comandante en jefe del Ejército, señor Juan Emilio Cheyre.
El señor CHEYRE (comandante en jefe del Ejército).-
Señor Presidente , en su intervención el diputado Jorge Ulloa manifestó no haber comprendido el sentido de mi afirmación, cuando hice la relación en cuanto a la oportunidad de que el Ministerio Público Militar se hiciese parte en el proceso. Con ello, quise decir que si esta norma hubiera existido antes, habría más claridad respecto de la visión que se tiene de cuánto quiere el Ejército aclarar sus propios problemas. Esa es la duda que parece tener el diputado Ulloa.
Al respecto, voy a ejemplificar. Dije que era una de las cosas que le costaba comprender al mismo mundo militar; a los oficiales y al cuadro permanente. Es una de las preguntas que me hacen en los cuarteles en reuniones con el personal, ocasión en que se conversa con mucha franqueza y se puede preguntar lo que quieran, tal como todos los soldados han hablado creo, como lo dijo el ministro, con bastante apertura. Ustedes vieron que, incluso, se invitó a un conscripto al Hotel Sheraton, y me alegro mucho de que hayan hablado, porque en sus palabras sólo se refleja apoyo.
Los oficiales y el cuadro permanente preguntan ¿por qué el Ejército está actuando contra integrantes del mismo Ejército? Eso muestra lo difícil que es entender en qué lado se está. Por ejemplo, ante una agresión al soldado conscripto cabe preguntarse: ¿Por qué ante esa agresión el Ejército no se hacía parte? ¿De qué lado estaba? ¿De parte del agresor, que era militar, o de parte del agredido, que también era militar? No conozco intervenciones del Ministerio Público Militar para aclarar una agresión a un soldado conscripto. En la actualidad, gracias a Dios, a la oficina de informaciones y a otros aspectos, no tenemos agresiones de ese tipo. Cero, el año pasado.
Ahora, supongamos que el tema es la probidad en un regimiento. Si se investiga o se denuncia, son militares los dos, ¿quién se siente más ofendido? Por supuesto que el Ejército, ya que está afectando su imagen, su consistencia. Nosotros debemos velar porque eso no se pierda.
Finalmente, hay casos extremos ocurridos hace un tiempo, como el asesinato de un ex comandante en jefe del Ejército, en que este último no se hizo parte, sino hasta el momento en que tuvimos conocimiento del proceso en que se solicitó indirectamente que el Consejo de Defensa del Estado se hiciese parte.
Creo que los ejemplos que he mencionado no llevan a una mejor comprensión. El fondo del asunto es que todos los militares debemos entender que el bien a cautelar no son los intereses particulares de cada uno de nuestros integrantes, tampoco es una defensa corporativa de la organización. Si hay alguien o algo de la organización que falla o tenemos dudas de que falla, debemos estar al lado de quienes son agredidos y no al lado de quien está acusado. Lo que no quiere decir que ese personal no tenga el debido proceso. También hay que reconocer que de repente en nada coopera todo el revuelo comunicacional que se hace en torno a estas materias.
Cuando doy relevo del mando no estoy culpando, sino ejerciendo una atribución en beneficio de ellos. No sé si contesta la pregunta. El Ministerio Público Militar y todas las dudas que en este Congreso Nacional muchas veces se plantean sobre la justicia militar se basan en que ésta no es percibida con la claridad que este tipo de gestos llevan a percibirla. Creo que esto ayuda al espíritu que todos ustedes tienen y al espíritu que buscamos.
Respecto de las intervenciones habidas en esta Sala, en primer lugar, quiero agradecer las expresiones de solidaridad de todas las señoras diputadas y señores diputados, ya que muestran el sentir de un Chile que ha debatido con altura y ha demostrado como nunca cohesión ante un tema que pudo dividir mucho y sacar partido, en circunstancias de que la expresión de todos esta mañana en este Congreso Nacional ha sido fiel reflejo de lo que se ha visto en la sociedad chilena. Por ello, valoro la idea de algunas señoras diputadas y señores diputados de elaborar un proyecto de ley que, tal como ocurrió en el caso de la Janequeo -una tragedia mayor que ésta-, entregue algunos beneficios a las familias afectadas. Y, por supuesto, la construcción de un monumento.
Ayer, el alcalde de Los Ángeles le manifestaba al general Ewin que lo que más preocupa a los familiares de las víctimas de la tragedia, más allá del apoyo siquiátrico o sicológico o de las manifestaciones de solidaridad, es que se construya un monumento que testimonie para siempre su recuerdo. Desde ya, comprometo todos los medios del Ejército para participar en ese proyecto del alcalde que, incluso, ya tiene un lugar definido en la ciudad para tal efecto.
Ahora bien, diversos diputados han planteado la necesidad de debatir acerca de la instrucción y del entrenamiento. Por cierto, es algo absolutamente pertinente, sobre todo cuando yo mismo he dicho que aquí hubo una falla de profesionalismo. Pero, yo les pediría que en ese debate se parta por una comprensión de la verdadera realidad y por una desmitificación de lo que existe. Por razones de tiempo daré sólo dos ejemplos.
Se dice que los métodos de instrucción militar son muy fuertes. El tríptico que tengo en mis manos lo conocen todos los instructores militares. Dice: “Hablar fuerte y claro no significa gritar ni humillar”. “Que sienta que el Ejército es su segunda casa”. “Sé cordial y amigable”. La clave es la gradualidad del proceso.
¿A qué me refiero? Se dice que lo que se cuestiona es la calidad profesional de quien está al mando de un batallón, en circunstancias de que, como nunca, todos los comandantes de batallón son oficiales de Estado Mayor, lo que conduce a que conozcamos la formación de un oficial de Estado Mayor. Pero lo que pido es que en ese debate no se parta de creencias o de historias antiguas, pues ha corrido mucha agua bajo el puente desde el cambio que se inició no en 2002 con mi gestión, sino que en 1992. Es así como, gradualmente, se ha ido generando un proceso de modernización y de transformación, que creo que debe ser incluido en ese debate, de modo de no partir de lugares comunes que nos lleven a conclusiones erróneas.
También se ha cuestionado el sistema de toma de decisiones. Por supuesto, estamos abiertos a que se conozca este sistema, a pesar de que ya expliqué en qué consiste la secuencia de toma de decisiones. Ustedes pueden sacar sus propias conclusiones, pero no tenemos un mal sistema de toma de decisiones; lo que creo que ocurrió fue que hubo una mala aplicación de él. Serán otros los encargados de determinarlo, pero no podría dejar de aclarar que el sistema de toma de decisiones del Ejército tiene flexibilidad. Eso de creer que una orden se respeta verticalmente no corresponde a la realidad del Ejército de ayer, de hoy ni del siglo XXI.
Ahora, el modelo del servicio militar es un asunto sumamente importante, y es definido por los parlamentarios. Para esos efectos hemos puesto antecedentes para su consideración; nos gusta el servicio militar. Para nosotros sería mucho más fácil tener soldados profesionales, pero creo que el servicio militar cumple una función social, que destacaba el ministro , y que entendemos como una vocación y una necesidad en un país como el nuestro.
Pero también hemos dicho que necesitamos un servicio militar mixto. Por eso, hemos propuesto la figura del soldado profesional en algunas plantas, y hoy tenemos mil soldados profesionales: 500 que empezaron en 2004 y 500 en 2005. Sin embargo -y no quiero ser mal interpretado-, no hemos recibido la asignación presupuestaria adecuada para financiar a esos mil soldados profesionales. Éste es un aspecto interesante porque, por una parte, permite disminuir a seis mil los conscriptos de 2001 y, por otra, evita que, durante cuatro años, jóvenes de 19 a 23 años, que tienen su primer trabajo como radioperadores, explosivistas o conductores ocupen un puesto en la planta permanente del Ejército, con los consiguientes gastos en previsión, sueldos, salud, etcétera.
Pues bien, todos los recursos para esos soldados profesionales -al terminar mi mando había previsto tener dos mil, pero hasta el momento hemos formado sólo a mil- han tenido que salir del reducido presupuesto del Ejército. Cabe recordar que el presupuesto de Defensa se calcula sobre la base de un presupuesto histórico, al cual se le aplica un factor de corrección que no dice relación con el alza real del costo de la vida. Además, se le rebaja una cantidad que se define en cada oportunidad.
Por eso, quiero pedir que los presupuestos institucionales -en este caso el del Ejército- no obedezcan sólo a criterios históricos, sino que también permitan reforzar ideas positivas como ésta, que van en la dirección que ustedes han mencionado.
Es muy importante lo que dijeron dos o tres diputados con respecto a la moral del Ejército. Puedo asegurar que ella se encuentra muy alta. Ustedes han visto que simultáneamente con los rescates que estamos realizando, hemos ido a Lonquimay y que estamos en Curicó y en Talca con el hospital de campaña. Anteayer alojé en La Cortina con un clima ideal. Subieron caballos del Regimiento Húsares y les manifesté que podían llegar hasta allí. A las 5 de la mañana se puso a nevar y a las 13.00 tuve que salir de La Cortina porque, si no lo hacía, o me quedaba allí o debía salir con máquinas de Vialidad. Ése es nuestro ambiente.
Las muertes ocurridas nos duelen mucho. Hay muchos que han hablado de una, dos o tres muertes, pero pido nuevamente que se vean en su contexto. En los últimos diez años, el Ejército ha tenido 240 mil soldados conscriptos -no estamos hablando de fuerzas pequeñas-; sin embargo, el porcentaje de fallecidos es de 0.015, y el de heridos, 0.26. Un 0.001 por ciento llega al fondo de mi corazón y del Ejército. Ése es el ambiente en que nos movemos.
Con respecto a la moral y al profesionalismo del Ejército, creo que es tremendamente positivo el apoyo que nos han dado en esta ocasión, y les quiero pedir que veamos los hechos en su verdadera dimensión. De pronto, me preocupa que se cuestione absolutamente el profesionalismo. ¿Cuántos hechos están sucediendo en este mismo momento, cuando los 40 mil hombres del Ejército están haciendo cosas riesgosas? ¿Qué pasó en Temuco con un regimiento igual que el de Los Ángeles, que fue el único que pudo ingresar a la zona que mencionó un diputado para llevar alimento a la gente, con el mismo equipo, las mismas tenidas y los mismos vehículos? ¿Qué hace que en este momento esos cuatro arrieros que mencionó el mismo diputado estén siendo asistidos por helicópteros del Ejército que están volando a baja altura, con sistemas de navegación de última tecnología para poder encontrarlos, mientras nosotros, gracias a Dios, hemos ubicado a 43 de nuestros camaradas de armas? Eficiencia y profesionalismo.
Entonces, lo que debemos detectar es dónde está el error. Pero, valoremos también, como ustedes lo han hecho, toda la eficiencia y el profesionalismo de un ejército que cada día es mejor, pero que debe seguir avanzando con vuestro apoyo.
Muchas gracias.
-El señor Ascencio ( Presidente ) saluda y da la bienvenida al señor Francis Desutter, embajador de Bélgica en Chile, invitado por los diputados señores Esteban Valenzuela y Jorge Tarud.
-Aplausos.
PROYECTOS DE ACUERDO
El señor ASCENCIO (Presidente).-
El señor Secretario va a dar lectura a un proyecto de acuerdo que se ha hecho llegar a la Mesa.
El señor LOYOLA ( Secretario ).-
Proyecto de acuerdo Nº 644, de los diputados señores Burgos, Leal, Saffirio, Ulloa, Tarud, Becker, Montes, Riveros, Norambuena y Cardemil, con la adhesión de los diputados señores Masferrer y Egaña:
“Considerando:
Los diversos antecedentes tenidos a la vista desde que acaecieron los dramáticos sucesos de Antuco, los que, como consecuencia principal y trágica, costaron la vida a cuarenta y cinco personas, la inmensa mayoría jóvenes que cumplían con su Servicio Militar Obligatorio -con esfuerzo y esperanzas- en el Ejército de Chile.
Los mismos antecedentes y, en especial, la transparente forma en que el Ejército de Chile ha asumido los hechos, reflejan serios errores en las decisiones mediatas e inmediatas adoptadas con ocasión del acto de instrucción militar que derivó en tan graves acontecimientos.
Las públicas declaraciones del nuevo mando del Regimiento Reforzado Nº 17 ‘Los Ángeles’, en el sentido de que se revisará una serie de aspectos relativos a la forma, modo y fechas en que se llevan a cabo las maniobras de instrucción.
Que lo anterior es sin perjuicio de las investigaciones administrativas y judiciales en actual tramitación, respecto de las cuales la ciudadanía espera rapidez y rigor indagatorio.
Que, si bien es cierto que, desde la perspectiva reglamentaria como desde la de un reciente proyecto de ley en su última etapa legislativa, se han venido introduciendo cambios en el Servicio Militar Obligatorio tanto en lo que hace relación a una mayor voluntariedad como a asegurar de mejor forma los derechos de los reclutas, los últimos acontecimientos indican la urgente necesidad de estudiar reformas en la concepción de la conscripción y en las modalidades de su ejecución.
La Cámara de Diputados acuerda:
Mandatar a la Comisión de Defensa Nacional que realice un estudio que dé cuenta de la actual situación del Servicio Militar Obligatorio, como, asimismo, proponga los cambios y reformas que el análisis anterior haga aconsejables.
La Comisión, para su encargo, tendrá el plazo de sesenta días y, en el desempeño de su mandato, podrá constituirse en cualquier lugar del territorio nacional.”
El señor ASCENCIO (Presidente).-
En votación el proyecto de acuerdo.
El señor ASCENCIO (Presidente).-
-Votaron por la afirmativa los siguientes señores diputados:
-Votaron por la negativa los siguientes señores diputados:
-Se abstuvo el diputado señor
El señor ASCENCIO ( Presidente ).-
Por haber cumplido con su objeto, se levanta la sesión.
-Se levantó la sesión a las 14.13 horas.
JORGE VERDUGO NARANJO,
Jefe de la Redacción de Sesiones.
VI. DOCUMENTOS DE LA CUENTA
Moción de los diputados señores Errázuriz y Barros.
Responsabiliza a propietario de estacionamientos por daños que sufran sus vehículos. (boletín N° 3883-15)
“Considerando:
1) Que se ha transformado en una costumbre que los propietarios de estacionamientos de vehículos, incluso aquellos que están cerrados, deslindan toda responsabilidad por los daños o perjuicios que puedan sufrir los vehículos que se encuentren estacionados;
2) Que si una persona paga por estacionar su vehículo en un recinto con vigilancia, resulta inaceptable que nadie le responda e incluso, que se pongan letreros señalando que no se responde por los daños que puedan sufrir los vehículos allí estacionados;
3) Que, por cierto, si el daño se produjo por caso fortuito o fuerza mayor -situación que debería probar el propietario del estacionamiento-, éste no responde, siguiendo los principios generales del derecho, pero de no poder probar esa circunstancia, debe presumirse que el daño se debió a culpa del propietario al no emplear la debida diligencia y cuidado en la protección de los vehículos que se encuentran en el lugar, vengo en presentar el siguiente
PROYECTO DE LEY:
ARTÍCULO ÚNICO: Responderá de culpa levísima el propietario de un estacionamiento de vehículos por el cual se paga para estacionar. Asimismo, responderá de culpa leve el dueño de un estacionamiento techado, aunque no se pague por estacionar, si un vehículo sufre daño o perjuicio mientras se encuentre en el lugar.
Corresponderá al dueño o conductor del vehículo probar que el perjuicio se produjo en el estacionamiento”.
Moción de los diputados señores Vargas , Bayo, Bertolino , Delmastro , García e Hidalgo.
Reforma constitucional que establece que para ser candidato a diputado o senador, los subsecretarios, secretarios regionales ministeriales, generales y almirantes, deberán dejar sus cargos un año antes. (boletín N° 3884-07)
“Considerando:
1. Que el artículo 54 de la Carta Fundamental señala que no pueden ser candidatos a diputados o senadores:
Los ministros de Estado , los intendentes, los gobernadores, los alcaldes, los miembros de los consejos regionales y los concejales, los miembros del Consejo del Banco Central, los magistrados de los tribunales superiores de justicia, los jueces de letras y los funcionarios que ejerzan el ministerio público, los miembros del Tribunal Constitucional, del Tribunal Calificador de Elecciones y de los tribunales electorales regionales, el Contralor General de la República, las personas que desempeñen un cargo directivo de naturaleza gremial o vecinal, y las personas naturales y los gerentes o administradores de personas jurídicas que celebren o caucionen contratos con el Estado, el Fiscal Nacional, los fiscales regionales y los fiscales adjuntos del Ministerio Público.
A continuación, la misma norma constitucional señala que estas inhabilidades serán aplicables a quienes hubieren tenido los cargos mencionados dentro del año inmediatamente anterior a la elección, salvo el caso de quienes desempeñen un cargo directivo de naturaleza gremial o vecinal o sean personas naturales o gerentes o administradores de personas jurídicas que celebren o caucionen contratos con el Estado, todos los que estarán inhabilitados si tuvieren dichas calidades al momento de inscribirse las respectivas candidaturas.
2. Que, en el año 1997 fue presentada en esta Honorable Cámara de Diputados, una moción de los diputados Jorge Ulloa y Víctor Pérez para hacer extensiva esta inhabilidad a los Subsecretarios y secretarios ministeriales regionales, la cual fue rechazada por no alcanzar el quórum exigido para una reforma constitucional al obtener 61 votos afirmativos, 21 en contra y 4 abstenciones.
3. Que el mismo año, los diputados señores Valenzuela , Villouta , González , Montes, Cantero , y la diputada Pollarolo , presentaron también una moción para extender la inhabilidad para ser candidato a diputado y senador a los secretarios regionales ministeriales, la cual se encuentra archivada.
4. Que, la norma establecida en el artículo 54 de la Constitución Política del Estado, tiene como finalidad establecer una regulación a quienes por ejercer ciertos cargos públicos, tienen o puedan tener influencia en los votantes.
5. Que, los subsecretarios en innumerables ocasiones ejercen como ministros de estado, y que obviamente dada la labor que ejercen, entrega de casas, caminos, puentes, escuelas, subsidios, etcétera, tienen gran influencia sobre los electores, por lo cual deberían estar afectos a la misma inhabilidad que rige a los Ministros.
6. Que, igual prohibición debería afectar a los secretarios regionales ministeriales que son los representantes directos de los ministros, por lo cual cuentan con recursos del Estado los cuales podrían ser usados en campañas electorales personales. Es más, la Ley N° 18.695, Orgánica Constitucional de Municipalidades, establece en el artículo 74, letra a) que no podrán ser candidatos a alcaldes o a concejal, dentro de otras autoridades, los secretarios regionales ministeriales.
7. Que, también esta inhabilidad debería regir para los generales o almirantes de las instituciones pertenecientes a las Fuerzas de la Defensa Nacional, quienes por ejercer el mando de instituciones que son apolíticas y no deliberantes, deberían dejar su cargo con un año de anticipación, como una manera de establecer una separación efectiva entre el cargo que han ejercido y la elección a participar.
Por tanto,
Venimos en proponer el siguiente
PROYECTO DE REFORMA CONSTITUCIONAL
Artículo único: Introdúcense al artículo 54 de la Constitución Política del Estado las siguientes modificaciones:
a. Reemplácese en el numeral 1 después de la palabra “Estado” el punto y coma (;) por una coma (,) y agréguese la frase “los subsecretarios y los secretarios regionales ministeriales;”
b. Incorpórese el siguiente numeral 10 nuevo:
10) "Los generales o almirantes de las instituciones pertenecientes a las Fuerzas de la Defensa Nacional".