Labor Parlamentaria
Diario de sesiones
- Alto contraste
Disponemos de documentos desde el año 1965 a la fecha
Índice
- DOCUMENTO
- PORTADA
- OTROS DOCUMENTOS DE LA CUENTA
- DEBATE
- INTEGRACIÓN
- Exequiel Silva Ortiz
- INTEGRACIÓN
- DEBATE
- I. ASISTENCIA
- ASISTENCIA A SESIÓN DE SALA
- Sergio Paez Verdugo
- Jorge Pizarro Soto
- ASISTENCIA A SESIÓN DE SALA
- II. APERTURA DE LA SESIÓN
- III. ACTAS
- IV. CUENTA
- V. OBJETO DE LA SESIÓN
- CONSIDERACIONES SOBRE ENVÍO DE CONTINGENTE MILITAR CHILENO A LA REPÚBLICA DE HAITÍ. Proyectos de acuerdo.
- ANTECEDENTE
- INTERVENCIÓN : Jorge Ivan Ulloa Aguillon
- INTERVENCIÓN : Jorge Burgos Varela
- INTERVENCIÓN : Carlos Abel Jarpa Wevar
- INTERVENCIÓN : Alberto Eugenio Cardemil Herrera
- INTERVENCIÓN : Carolina Toha Morales
- INTERVENCIÓN : Cristian Antonio Leay Moran
- INTERVENCIÓN : Edgardo Riveros Marin
- INTERVENCIÓN : Maria Isabel Allende Bussi
- INTERVENCIÓN : Carlos Alfredo Vilches Guzman
- INTERVENCIÓN : Jorge Tarud Daccarett
- INTERVENCIÓN : Gonzalo Ibanez Santa Maria
- INTERVENCIÓN : Waldo Mora Longa
- INTERVENCIÓN : Ivan Moreira Barros
- INTERVENCIÓN : Camilo Escalona Medina
- DEBATE
- PAREO
- Carlos Hidalgo Gonzalez
- Ivan Paredes Fierro
- PAREO
- ANTECEDENTE
- PRESENTACIÓN PROYECTO DE ACUERDO
- Jorge Ivan Ulloa Aguillon
- Maria Angelica Cristi Marfil
- Lily Perez San Martin
- Eugenio Bauer Jouanne
- Victor Perez Varela
- Ivan Norambuena Farias
- Javier Hernandez Hernandez
- Alberto Eugenio Cardemil Herrera
- Andres Antonio Egana Respaldiza
- Cristian Antonio Leay Moran
- Sergio Correa De La Cerda
- PRESENTACIÓN PROYECTO DE ACUERDO
- DEBATE
- ANTECEDENTE
- ANTECEDENTE
- PRESENTACIÓN PROYECTO DE ACUERDO
- Jorge Burgos Varela
- Maria Isabel Allende Bussi
- Edgardo Riveros Marin
- Carlos Abel Jarpa Wevar
- Eliana Caraball Martinez
- Eugenio Tuma Zedan
- Waldo Mora Longa
- Camilo Escalona Medina
- Jose Miguel Ortiz Novoa
- Exequiel Silva Ortiz
- PRESENTACIÓN PROYECTO DE ACUERDO
- DEBATE
- ANTECEDENTE
- CONSIDERACIONES SOBRE ENVÍO DE CONTINGENTE MILITAR CHILENO A LA REPÚBLICA DE HAITÍ. Proyectos de acuerdo.
- CIERRE DE LA SESIÓN
Notas aclaratorias
- Debido a que muchos de estos documentos han sido adquiridos desde un ejemplar en papel, procesados por digitalización y posterior reconocimiento óptico de caracteres (OCR), es que pueden presentar errores tipográficos menores que no dificultan la correcta comprensión de su contenido.
- Para priorizar la vizualización del contenido relevante, y dada su extensión, se ha omitido la sección "Indice" de los documentos.
REPÚBLICA DE CHILE
CÁMARA DE DIPUTADOS
LEGISLATURA 350ª, EXTRAORDINARIA
Sesión 60ª, en martes 16 de marzo de 2004
(Especial, de 17.09 a 20.01 horas)
Presidencia del señor Leal Labrin, don Antonio.
Secretario, el señor Loyola Opazo, don Carlos.
Prosecretario , el señor Álvarez Álvarez, don Adrián.
ÍNDICE
I.- ASISTENCIA
II.- APERTURA DE LA SESIÓN
III.- ACTAS
IV.- CUENTA
V.- OBJETO DE LA SESIÓN
VI.- OTROS DOCUMENTOS DE LA CUENTA
ÍNDICE GENERAL
Pág.
I. Asistencia 4
II. Apertura de la sesión 7
III. Actas 7
IV. Cuenta 7
V. Objeto de la sesión.
- Consideraciones sobre envío de contingente militar chileno a la República de Haití. Proyectos de acuerdo 7
VI. Otros Documentos de la Cuenta.
1. Comunicación:
- Del señor Jefe de Bancada del Partido Demócrata Cristiano por la cual indica que el diputado señor Silva reemplazará en forma permanente al diputado señor Lorenzini, la Comisión de Hacienda.
2. Oficios:
Contraloría General de la República
- Señor Meza, investigación recaída en la Secretaría Regional Ministerial de Transportes de la Novena Región .
Ministerio de Planificación y Cooperación
- Señor Villouta, criterio de aplicación de la ficha CAS.
- Señor Delmastro, resultados de los ensayos de aplicación de la ficha CAS.
Ministerio de Obras Públicas
- Señor Espinoza, problemas viales en comuna de Fresia.
- Señor Navarro, medidas adoptadas para informar adecuadamente a los usuarios de la empresa de servicios sanitarios Essbio.
- Cuadro resumen de oficios fechados de febrero de 2004.
Ministerio de Defensa Nacional
- Señor Kuschel, cursos de acción realizados con motivo de tomas de terrenos en la ciudad de Puerto Montt
I. ASISTENCIA
-Asistieron los siguientes señores diputados: (104)
NOMBRE (Partido* Región Distrito)
Accorsi Opazo, Enrique PPD RM 24
Aguiló Melo, Sergio PS VII 37
Alvarado Andrade, Claudio UDI X 58
Álvarez Zenteno, Rodrigo UDI XII 60
Allende Bussi, Isabel PS RM 29
Araya Guerrero, Pedro PDC II 4
Ascencio Mansilla, Gabriel PDC X 58
Barros Montero, Ramón UDI VI 35
Bauer Jouanne, Eugenio UDI VI 33
Becker Alvear, Germán RN IX 50
Bertolino Rendic, Mario RN IV 7
Burgos Varela, Jorge PDC RM 21
Bustos Ramírez, Juan PS V 12
Caraball Martínez, Eliana PDC RM 27
Cardemil Herrera, Alberto RN RM 22
Ceroni Fuentes, Guillermo PPD VII 40
Cornejo Vidaurrazaga, Patricio PDC V 11
Correa de la Cerda, Sergio UDI VII 36
Cristi Marfil, María Angélica IND-UDI RM 24
Cubillos Sigall, Marcela UDI RM 21
Delmastro Naso, Roberto IND-RN IX 53
Díaz Del Río, Eduardo UDI IX 51
Egaña Respaldiza, Andrés UDI VIII 44
Encina Moriamez, Francisco PS IV 8
Errázuriz Eguiguren, Maximiano RN RM 29
Escalona Medina, Camilo PS VIII 46
Espinoza Sandoval, Fidel PS X 56
Forni Lobos, Marcelo UDI V 11
Galilea Carrillo, Pablo RN XI 59
Galilea Vidaurre, José Antonio RN IX 49
García García, René Manuel RN IX 52
García-Huidobro Sanfuentes, Alejandro UDI VI 32
Girardi Lavín, Guido PPD RM 18
González Torres, Rodrigo PPD V 14
Guzmán Mena, Pía RN RM 23
Hales Dib, Patricio PPD RM 19
Hernández Hernández, Javier UDI X 55
Hidalgo González, Carlos IND-RN V 15
Ibáñez Santa María, Gonzalo UDI V 14
Ibáñez Soto, Carmen RN V 13
Jaramillo Becker, Enrique PPD X 54
Jarpa Wevar, Carlos Abel PRSD VIII 41
Jeame Barrueto, Víctor PPD VIII 43
Kast Rist, José Antonio UDI RM 30
Leal Labrín, Antonio PPD III 5
Leay Morán, Cristián UDI RM 19
Letelier Morel, Juan Pablo PS VI 33
Letelier Norambuena, Felipe PPD VIII 42
Longueira Montes, Pablo UDI RM 17
Luksic Sandoval, Zarko PDC RM 16
Martínez Labbé, Rosauro RN VIII 41
Masferrer Pellizzari, Juan UDI VI 34
Melero Abaroa, Patricio UDI RM 16
Mella Gajardo, María Eugenia PDC V 10
Meza Moncada, Fernando PRSD IX 52
Molina Sanhueza, Darío UDI IV 9
Monckeberg Díaz, Nicolás RN VIII 42
Montes Cisternas, Carlos PS RM 26
Mora Longa, Waldo PDC II 3
Moreira Barros, Iván UDI RM 27
Mulet Martínez, Jaime PDC III 6
Muñoz Aburto, Pedro PS XII 60
Muñoz D'Albora, Adriana PPD IV 9
Navarro Brain, Alejandro PS VIII 45
Norambuena Farías, Iván UDI VIII 46
Ojeda Uribe, Sergio PDC X 55
Olivares Zepeda, Carlos PDC RM 18
Ortiz Novoa, José Miguel PDC VIII 44
Palma Flores, Osvaldo RN VII 39
Paredes Fierro, Iván IND-PS I 1
Paya Mira, Darío UDI RM 28
Pérez Arriagada, José PRSD VIII 47
Pérez Lobos, Aníbal PPD VI 35
Pérez Opazo, Ramón IND-UDI I 2
Pérez San Martín, Lily RN RM 26
Pérez Varela, Víctor UDI VIII 47
Prieto Lorca, Pablo IND-UDI VII 37
Quintana Leal, Jaime PPD IX 49
Recondo Lavanderos, Carlos UDI X 56
Riveros Marín, Edgardo PDC RM 30
Robles Pantoja, Alberto PRSD III 6
Rojas Molina, Manuel UDI II 4
Rossi Ciocca, Fulvio PS I 2
Saa Díaz, María Antonieta PPD RM 17
Saffirio Suárez, Eduardo PDC IX 50
Salaberry Soto, Felipe UDI RM 25
Sánchez Grunert, Leopoldo PPD XI 59
Seguel Molina, Rodolfo PDC RM 28
Sepúlveda Orbenes, Alejandra PDC VI 34
Silva Ortiz, Exequiel PDC X 53
Soto González, Laura PPD V 13
Tapia Martínez, Boris PDC VII 36
Tarud Daccarett, Jorge PPD VII 39
Tohá Morales, Carolina PPD RM 22
Tuma Zedan, Eugenio PPD IX 51
Ulloa Aguillón, Jorge UDI VIII 43
Uriarte Herrera, Gonzalo UDI RM 31
Urrutia Bonilla, Ignacio UDI VII 40
Valenzuela Van Treek, Esteban PPD VI 32
Vargas Lyng, Alfonso RN V 10
Venegas Rubio, Samuel PRSD V 15
Vilches Guzmán, Carlos RN III 5
Von Mühlenbrock Zamora, Gastón UDI X 54
Walker Prieto, Patricio PDC IV 8
-Con permiso constitucional no estuvieron presentes los diputados señores Edmundo Salas y Edmundo Villouta.
-Concurrieron, también, los senadores señores Sergio Páez y Jorge Pizarro.
-Asistieron, además, los ministros de Relaciones Exteriores , señora Soledad Alvear; de Defensa Nacional, señora Michelle Bachelet, y de la Secretaría General de la Presidencia, señor Francisco Huenchumilla.
II. APERTURA DE LA SESIÓN
-Se abrió la sesión a las 17.09 horas.
El señor LEAL (Vicepresidente).-
En nombre de Dios y de la Patria, se abre la sesión.
III. ACTAS
El señor LEAL (Vicepresidente).-
El acta de la sesión 54ª se declara aprobada.
El acta de la sesión 55ª queda a disposición de las señoras diputadas y de los señores diputados.
IV. CUENTA
El señor LEAL (Vicepresidente).-
El señor Prosecretario va a dar lectura a la Cuenta.
-El señor ÁLVAREZ ( Prosecretario ) da lectura a la Cuenta.
V. OBJETO DE LA SESIÓN
CONSIDERACIONES SOBRE ENVÍO DE CONTINGENTE MILITAR CHILENO A LA REPÚBLICA DE HAITÍ. Proyectos de acuerdo.
El señor LEAL ( Vicepresidente ).-
Corresponde debatir el reciente envío de contingente militar a la República de Haití.
Tiene la palabra la ministra de Relaciones Exteriores, señora María Soledad Alvear.
La señora ALVEAR ( ministra de Relaciones Exteriores ).-
Señor Presidente , honorables diputados y diputadas, agradezco la invitación para participar en esta sesión, convocada por la Cámara de Diputados con el objeto de analizar el desarrollo de la crisis en Haití.
Como se sabe, nuestro país, luego de una decisión del Presidente de la República , aprobada por el Senado, envió a dicha nación un contingente militar para que se integrara a la fuerza multinacional provisional de las Naciones Unidas, cuya finalidad principal es restablecer la paz y la seguridad, y entregar asistencia humanitaria al pueblo haitiano.
Hay diversas razones que fundamentan la presencia de nuestros soldados en Haití. En primer lugar, responder al requerimiento unánime del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, el cual, a raíz de la resolución Nº 1529, pidió a los Estados miembros, con carácter de urgente, aportar personal, equipos y otros recursos financieros y logísticos necesarios para la fuerza multinacional provisional en dicho país.
Antes de tomar esta decisión, el Consejo de Seguridad tuvo a la vista la carta de renuncia del Presidente Aristide y la solicitud del Presidente Boniface Alexandre, quien, luego de que asumiera la primera magistratura, demandó expresamente -lo recalco- la asistencia internacional para evitar un enfrentamiento inminente y con un alto costo en vidas humanas.
Sobre la base de lo anterior, el Consejo de Seguridad actúa, porque existe la conciencia compartida por todos sus miembros de que la crisis que afecta a Haití puede significar un riesgo para la paz y la seguridad de la región. Pero, por sobre todo, busca proteger la vida de miles y miles de haitianos y haitianas que podrían ser víctimas de una catástrofe.
La inminencia de los hechos y la urgencia de la acción fundamenten la resolución del Consejo de Seguridad y son las razones por las cuales la respuesta nuestra debía ser inmediata. Por ello, también esta acción, además de humanitaria, es en pro de la vida y de la paz. Para Chile, el valor de la paz es irrenunciable. Estamos trabajando activamente por la paz, con la legitimidad propia que da una acción multilateral aprobada por el Consejo de Seguridad.
El tema de fondo es que ésta es una acción autorizada por el principal órgano del sistema internacional para contribuir a la estabilización de dicho país, apoyar un proceso político, evitar la pérdida de vidas humanas y la crisis social. Chile respondió en forma inmediata ante ese imperativo.
La urgencia de actuar respondió también a un deber ético para con la población de un país hermano de nuestra América Latina. Era inminente una confrontación fratricida que habría generado -reitero- un baño de sangre y una crisis humanitaria sin precedentes en nuestra región. No queremos ver en nuestra América Latina lo que sucedió en Ruanda, en la ex Yugoslavia o en Burundi. Tantas veces en que nos tocado vivir situaciones similares, coetáneas a estos dolores, nos hemos indignado ante la falta de respuesta de la comunidad internacional para evitar pérdidas de vidas humanas. Ése era el dilema que teníamos por delante.
Esta confrontación se podría haber producido en uno de los países más pobres y de menor desarrollo humano del mundo. La mitad de la población en Haití no sabe leer ni escribir; la mitad de la población en Haití tiene sida. Ocho de cada diez haitianos viven bajo la línea de la pobreza. La esperanza de vida de los haitianos es de 49 años.
Ésa es la situación de pobreza que afecta a un país de nuestro continente, la que, sumada al clima de violencia que se venía desarrollando, nos mostraba que estábamos frente a la inminencia de un conflicto que podía generar efectos devastadores para una sociedad desprotegida. De allí, entonces, que la comunidad internacional, a través de Naciones Unidas y de la Organización de Estados Americanos, así como también de numerosas organizaciones no gubernamentales han tenido, en los últimos años, una presencia activa en Haití, cuya población asciende hoy a 8 millones de habitantes, lo cual refleja un enorme crecimiento demográfico. Hay un número significativo de haitianos que sólo se alimenta gracias a la ayuda humanitaria.
Chile ha estado presente en Haití; no sólo ha llegado ahora. En los últimos años, nuestro país ha demostrado, felizmente, compromiso con Haití, el país que más necesita de apoyo en nuestro hemisferio. Desde 1991 a la fecha, hemos implementado programas de cooperación en reforzamiento institucional y de salud. También hemos estado presentes con nuestro Servicio de Registro Civil y con programas de vivienda.
Una ONG como América Solidaria, muy vinculada a la Iglesia Católica, ha desarrollado un trabajo de largo aliento en esa nación y ha participado en la implementación de un programa similar al de Servicio País, que se desarrolla en Chile.
Esta forma de cooperación y asistencia, que emana del principio de la solidaridad, desgraciadamente no fue suficiente. Se llegó a una situación límite. Haití se encuentra en un escenario que pone en riesgo su propia seguridad y, lo que es muy complejo, la estabilidad de la región. Ésa es la primera razón que motivó hacerse presente en Haití.
La segunda, que me parece fundamental destacar esta tarde, se refiere a las responsabilidades colectivas emanadas de principios que, entendemos, deben ordenar a un mundo global y cuya promoción es un objetivo que propicia la política exterior de Chile. Para nuestro país, la existencia de normas internacionalmente reconocidas, válidas para los países grandes y pequeños, es un objetivo fundamental de la política exterior. Nos importa fijar reglas; ése es el multilateralismo, no sólo en el ámbito económico, sino también en el político.
Por cierto, la globalización, que ha sido fuente de posibilidades de prosperidad para nuestro país; los acuerdos comerciales, que han significado avances...
-Manifestaciones en las tribunas.
El señor LEAL ( Vicepresidente ).-
Ruego guardar silencio. De lo contrario, ordenaré desalojar las tribunas.
-Manifestaciones en las tribunas.
El señor LEAL (Vicepresidente).-
Voy a hacer desalojar las tribunas, porque no hay voluntad de escuchar el debate que se desarrolla en la Cámara de Diputados. Más bien, se pretende interrumpirlo.
-Manifestaciones en las tribunas.
El señor MOREIRA.-
Reglamento, señor Presidente.
El señor LEAL (Vicepresidente).-
Tiene la palabra su señoría.
El señor MOREIRA.-
Señor Presidente , no se trata aquí de sacar ningún dividendo político -los canales de televisión ya se han retirado-, pero me llama la atención la severidad de su señoría, considerando que fue comunista en el pasado.
El señor LEAL (Vicepresidente).-
Señor diputado, pedimos el desalojo de las tribunas de acuerdo al Reglamento.
Puede continuar con la palabra la ministra de Relaciones Exteriores, señora María Soledad Alvear.
La señora ALVEAR ( ministra de Relaciones Exteriores ).-
Señor Presidente , decía que hay una segunda razón importante para que Chile tomase la determinación de incorporarse en el contingente militar multinacional, como es valorar el multilateralismo, precisamente la necesidad de que seamos capaces de construir reglas válidas para todos los países.
Chile es un país inserto en el mundo global. En los últimos dos años, en esta misma Sala de la Cámara de Diputados hemos tenido un interesante debate para aprobar el Tratados de Libre Comercio con Estados Unidos, el Acuerdo de Asociación con la Unión Europea y el Tratado de Libre Comercio con Corea, entre otros. Ello refleja la forma en que nos insertamos en el mundo. Así, como nuestra inserción económica ha permitido avanzar, debemos asumir, del mismo modo, nuestras responsabilidades éticas y políticas de lo que significa nuestra inserción internacional. Por ende, contribuir al mantenimiento de la paz y seguridad internacional es una de esas responsabilidades que, creemos, forman parte de la obligación de nuestra inserción en el mundo.
Como en muchas ocasiones, hemos compartido en esta Cámara que para un país como el nuestro, integrado en la sociedad global, lo que ocurra en cualquier lugar del mundo tiene consecuencias. En el caso de nuestra región, la estabilidad y el progreso colectivo constituyen, sin lugar a dudas, un activo de nuestro propio desarrollo.
Por otra parte, la defensa de la democracia y la promoción de los derechos humanos son pilares fundamentales en nuestra política exterior. Por eso, Chile asume sus responsabilidades internacionales con decisión y con entereza.
Ésas son las razones por las cuales nos comprometimos a entregar nuestra colaboración ante esta crisis.
Creo importante recordar que la OEA -que durante muchos años ha hecho un seguimiento de la situación en Haití-, el jueves 26 de febrero de este año, sometió a consideración del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas la situación de Haití, a través de la resolución Nº 862. Por su parte, la Asamblea de las Naciones Unidas, el domingo 29 de febrero, adoptó la resolución Nº 1529, antes mencionada, mediante la
cual autorizó el despliegue inmediato de la fuerza multinacional provisional, por tres meses, con el mandato de restablecer la paz y la seguridad en Haití, y de otorgar asistencia humanitaria a su población. Además, la resolución contempla la tarea de conformar una fuerza de estabilización y seguimiento, cuyas estructuras serán determinadas en su momento por el propio Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Chile ha participado, desde 1948, en operaciones de paz en distintos lugares. Mediante el decreto supremo Nº 68, de 1999, se amplió esta política con el objeto de que nuestro país pudiese participar en operaciones de paz, en el marco de lo establecido en el capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas. Es así como hemos participado en un número importante de misiones de paz, tanto en virtud del citado capítulo VII como del capítulo VI. En consecuencia, nuestra participación en Haití se enmarca en el desarrollo de nuestra doctrina sobre operaciones de paz, reguladas en una ley de la República y en el decreto antes mencionado.
El Consejo de Seguridad también aprobó, el 5 de marzo pasado, una declaración en la que deja constancia de que recibió un informe del subsecretario general de las Naciones Unidas para Asuntos Humanitarios, mediante el cual le hace recomendaciones al Consejo con el objeto de dar cumplimiento a la misión que en él se acordó. El Consejo acogió con beneplácito los aportes de los países contribuyentes, incluido Chile, y tomó nota de la información que se le entregó en torno del despliegue de la fuerza multinacional provisional.
Asimismo, la declaración del 5 de marzo deja de manifiesto que, según el subsecretario general de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas , son fundamentales tres cosas: en primer lugar, que las actividades humanitarias sólo podrán desarrollarse cuando la seguridad sea restaurada. Una vez más se resalta la urgencia de la presencia de nuestras fuerzas en Haití, con el objeto de restablecer la ayuda humanitaria. Cuando digo esto, me refiero a algo tan concreto como que los aviones que traían la ayuda de la Unicef para los niños de Haití -que, en un número considerable, se alimentan sólo gracias a la ayuda internacional- no podían aterrizar en ese país en tanto no estuviese allí la fuerza multinacional que garantizara su llegada.
En segundo lugar, el subsecretario de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas señala que es indispensable actuar con urgencia para que Haití no caiga en un abismo de miseria y privaciones.
En tercer lugar, señala que deben establecerse las políticas de largo plazo para enfrentar los problemas de gobernabilidad y de pobreza en Haití.
Creo importante destacar que hemos estado trabajando muy acuciosamente, tanto en las Naciones Unidas como en la Organización de Estados Americanos. Nos han hecho presente la importancia de la presencia de Chile. Lo mismo ha hecho nuestro embajador en Haití. De manera que podemos evaluar la evolución de la crisis y adoptar las decisiones que sean necesarias con la información de que disponemos.
La semana pasada realizó una visita a Haití una misión multidisciplinaria de las Naciones Unidas, compuesta por divisiones de asuntos políticos, humanitarios, económicos y sociales. El mandato es, precisamente, determinar las necesidades que se requiera cubrir urgentemente en Haití y, al mismo tiempo, consultar a la OEA y a los países de la Comunidad del Caribe, Caricom, respecto de qué tipo de funciones cumplirán en el marco de las operaciones de paz.
El asesor especial que el secretario general de las Naciones Unidas nombró en Haití conduce el trabajo del equipo que está avanzando en el ámbito político, institucional y humanitario.
Es importante señalar que ya se constituyó en Haití un Consejo de Sabios, compuesto por siete personas, el que cumplirá de manera provisional funciones legislativas. Está conformado por un representante de la iglesia católica, uno de la iglesia protestante, uno de una organización de derechos humanos, uno del Consejo Universitario, uno del sector empresarial, uno de Plataforma Democrática, que fue la oposición no violenta en contra del ex Presidente Aristide, y uno del partido Fanmi Lavalas.
Como dije, este Consejo realiza la tarea legislativa en forma provisoria. La OEA ha contribuido en la tarea de recomposición política, lo que marca una continuidad en su vinculación con Haití, y el Consejo de Sabios ha nombrado un primer ministro , que ya asumió sus responsabilidades.
Para continuar con el trabajo de reconstrucción política en Haití, nos ha parecido importante la presencia en ese país del subsecretario de Relaciones Exteriores la semana pasada. Previamente, estuvo en Jamaica, que es el país que conduce la Caricom en este momento. De paso, debo señalar que los países miembros de Caricom y del Mercosur, así como los países andinos, valoran la presencia de Chile en Haití.
La misión del subsecretario Cristián Barros tuvo por finalidad entrevistarse con el primer ministro Patterson, en Jamaica. Luego, se trasladó a Puerto Príncipe, donde estuvo con el Presidente Alexandre y con el primer ministro -recién nombrado- Latortue, quien está conformando su gabinete en este momento, y, también, con los representantes de Naciones Unidas y de la OEA en dicho lugar. Además, dialogó con partidarios del ex Presidente Aristide, como el ex ministro Voltaire, así como con el ex primer ministro Rosny Smart y con líderes de Plataforma Democrática, agrupación que aglutinaba a la oposición no violenta en contra de Aristide.
Reitero, todos valoran enormemente la presencia de nuestro país en Haití. También debemos destacar el trabajo que nuestro director de política exterior de la Cancillería realizó en Naciones Unidas, quien se reunió con los responsables de las operaciones de paz, así como también con el secretario general adjunto de la OEA, en Washington, señor Luigi Einaudi, quien estuvo a cargo del tema de Haití en la Organización de Estados Americanos.
Hace poco más de un año, Chile no se comprometió en una acción que estaba al margen del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. En cambio, ahora dijimos sí a una solicitud unánimemente pedida y reflejada en una resolución aprobada por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Ello reafirma un principio fundamental en nuestra política exterior, cual es fortalecer el multilateralismo, y, además, un compromiso con una definición de priorizar nuestra política exterior en América Latina.
Los principios del multilateralismo y la búsqueda de la unidad al interior del Consejo de Seguridad, la política de trabajo en América Latina y las situaciones dramáticas que viven los haitianos, determinaron que Chile se hiciera presente en ese país con mucha rapidez, lo cual nos tiene enormemente orgullosos.
Para finalizar, quiero señalar que la presencia de los chilenos en Haití ha sido muy valorada por los nacionales de ese país y por las naciones de la región. Por eso, nuestros soldados serán acompañados muy pronto por fuerzas de otros países.
He dicho.
El señor LEAL (Vicepresidente).-
Tiene la palabra la ministra de Defensa, señora Michelle Bachelet.
La señora BACHELET ( ministra de Defensa ).-
Señor Presidente , la señora canciller ha planteado que la nuestra es una misión con legitimidad de origen, al tenor de la Resolución Nº 1529 del Consejo, que otorga un mandato claro ante crisis humanitarias para evitar el escalamiento hacia una situación de anarquía que derivaría en una pérdida masiva de vidas humanas y en una crisis migratoria, con serias consecuencias para la estabilidad de los países de la cuenca del Caribe. Además, esto se inserta en el marco jurídico y político de la política de defensa de Chile, que ya ha sido explicitada tanto en el Libro de la Defensa Nacional de Chile 1 como en el 2.
Como ustedes saben, ayer se conformó, formal y oficialmente, la fuerza multinacional, con la presencia del Presidente de Haití y del primer ministro.
El primer objetivo que busca esta fuerza es la creación de un ambiente más seguro y estable para que no exista peligro de desastre humanitario o emigración masiva.
El segundo -como señaló la señora canciller- es posibilitar que los organismos internacionales y no gubernamentales reasuman los programas de asistencia que Naciones Unidas implementó, desde el año pasado, cuyo costo es de 84 millones de dólares, destinados a resolver los problemas de alimentación, agua y sanidad básica que tiene el pueblo haitiano.
El tercero es establecer las condiciones para lograr que el pueblo de Haití defina su gobierno y sumar el apoyo de todos los gobiernos a los esfuerzos de reconstrucción de esa nación.
Chile envió el “Batallón Chile”, integrado aproximadamente por 338 hombres, compuesto por fuerzas especiales y de infantería, más servicios y logística, cuyas tareas fueron definidas ayer con mayor precisión.
Una primera tarea concreta por asumir dice relación con la protección del aeropuerto de Haití y del barrio industrial cercano a éste. Ello significará que en ese barrio, que hoy está absolutamente paralizado y donde hay una fuerza de trabajo de 8 mil personas, se retomarán los puestos de trabajo, se producirán elementos básicos indispensables y se obtendrán los ingresos necesarios.
Una segunda tarea es la mantención de la seguridad en el sector de Petion Ville, cercano a nuestra embajada, lo que ha permitido que las escuelas del área ya estén funcionando, cosa que no es menor, ya que los niños reciben en ellas apoyo alimentario y asistencia humanitaria.
Y una tercera función, que implica una serie de tareas menores, es la protección del cuartel general multinacional, en el sector de la ciudad universitaria.
Hasta ahora, nuestras fuerzas han preparado la instalación del acantonamiento provisorio, han reconocido la zona, han hecho el traslado, han protegido el cuartel general, han reconocido eventuales áreas de empleo, han preparado y acondicionado las instalaciones, han dado seguridad tanto al subsecretario, en su reciente visita, como a la embajada, y han dado apoyo al trabajo para la reinstalación de una cierta institucionalidad, decomisando armamento, protegiendo el aeropuerto y dando seguridad a la ceremonia de constitución de la fuerza.
Además de estas labores, existen otras menores, como la protección de la fuerza, patrullaje urbano y rural, protección de instalaciones de utilidad pública y gubernamentales, escolta de trabajadores que prestan ayuda humanitaria, traslado de tropas y de población civil, control de nudos viales y de áreas críticas en zonas portuarias y agroportuarias, búsqueda de armas y material de guerra, protección de obras de arte, ayuda humanitaria, traslado de personas desplazadas, atención médica, entre otras.
Hemos instruido para que, en forma paralela a las tareas de la fuerza multinacional, se desarrollen medidas de acercamiento hacia la población, de ayuda al funcionamiento de la Escuela Chile, de identificación positiva de la fuerza nacional, de ayuda humanitaria y de cooperación para funcionamiento de los sistemas básicos, puesto que las condiciones de la basura y la ausen-
cia de condiciones sanitarias básicas son extraordinariamente graves. Uno de los riesgos importantes, no sólo para las fuerzas en terreno, sino para la población haitiana, está directamente vinculado a las pésimas condiciones sanitarias, lo que redunda en una alta incidencia de hepatitis y fiebre tifoidea, además de otras enfermedades infecciosas.
Por lo tanto, la idea es contribuir a crear todas las condiciones para que los sistemas públicos puedan funcionar y otorgar elementos mínimos de seguridad a la población haitiana y, por cierto, prestarle la protección debida a la embajada de Chile en ese país.
¿Cómo ha funcionado el “Batallón Chile”? Es parte de la fuerza multinacional provisional y tiene un cuartel general compuesto por tres oficiales. Dicha fuerza tiene un mando de coordinación, donde están el “Batallón Chile” y las fuerzas de Canadá, Estados Unidos y Francia.
En el Ministerio de Defensa existe un grupo de seguimiento que está conectado todos los días con las fuerzas en Haití, el cual recibe información y, además, apoya las definiciones de tareas y las necesidades logísticas del Ejército de Chile. Dicho batallón está centrado en el Ejército, debido a la rapidez, el entrenamiento y el tipo de las tropas solicitadas por Naciones Unidas. El Ejército respondió con mucha prontitud en esta oportunidad, pero no se descarta que, de existir la necesidad de continuar con el apoyo, en el futuro puedan incluirse otras fuerzas de las demás ramas. El “Batallón Chile” está bajo la estructura del comandante en Jefe y del Comando de Operaciones Terrestres del Ejército. Sus misiones están siendo seguidas permanentemente por los oficiales de la fuerza multinacional y por otros oficiales vinculados directamente con el resto de las fuerzas.
Hemos sido algo así como primus inter pares. No estamos en una situación de incondicionalidad, y, en consecuencia, sólo hemos asumido las tareas que nos han parecido adecuadas a una fuerza de paz. Es decir, tenemos derecho a veto respecto de las actividades o iniciativas que no nos parece que debe realizar una fuerza de paz.
¿Cuáles son las condiciones de las tropas? Ellas se han desplazado hacia la zona de la sede universitaria. Cuentan con buenas condiciones para el alojamiento, por cuanto tienen agua, alimentos, combustible y elementos básicos para su funcionamiento. Llevaban el equipamiento necesario para evitar pérdidas que lamentar, o sea, cascos y chalecos antibalas. Incluso, se compraron los chalecos exigidos por Naciones Unidas, los cuales son de mejor calidad. Por lo tanto, pese a los riesgos propios de la actividad militar, y, en este caso, de una operación de paz, nuestra gente está equipada y entrenada, y tiene reglas de enfrentamiento claras, por un lado, de Naciones Unidas, y, por otro, las que ha desarrollado el Ministerio con el Centro de Entrenamiento de Operaciones de Paz. Nuestras tropas llegaron a Haití con instrucciones de enfrentamiento muy claras -denominación que se da a la forma en que se deben relacionar con las partes en conflicto-, puesto que no deben abanderizarse por uno u otro sector, sino que, por el contrario, deben crear las condiciones para evitar un enfrentamiento entre los grupos en disputa y para que el fin deseado por la fuerza multinacional se pueda concretar.
Nuestra gente -me hago cargo de la preocupación de los señores diputados- cuenta, además del seguro de vida propio del Ejército y de la Fuerza Aérea, con un seguro extra para bonificación médica en caso de hospitalización y atención ambulatoria, que la protege fuera de las horas y de los actos de servicio. Asimismo, al igual que nuestras tropas en Bosnia, este contingente cuenta con un seguro de vida adicional.
Por otra parte, se trabaja para que nuestras tropas tengan no sólo el estatuto de inmunidad habitual para toda operación de paz de las Naciones Unidas, sino que hemos estado trabajando con el gobierno de Haití a fin de establecer un estatuto entre nuestro gobierno y el de esa nación sobre las fuerzas chilenas desplegadas allí, materia respecto de la cual pasaré a informar a los señores diputados de manera somera.
Se reconocen los siguientes aspectos: Que las fuerzas chilenas actúan bajo el mandato del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas;
Que, en caso de ser necesario, podrían hacer uso de la fuerza, aun cuando las reglas de enfrentamiento definen con mucha claridad cómo funcionar, cómo usar los medios pacíficos posibles y evitar al máximo el uso de una fuerza mayor, siempre y cuando no vaya en desmedro de la vida de los integrantes de nuestras fuerzas;
Que las fuerzas chilenas tienen libertad de movimiento en el territorio haitiano;
Que las fuerzas chilenas quedarán sometidas exclusivamente a la jurisdicción de los tribunales chilenos y gozarán de inmunidad de jurisdicción e inviolabilidad personal;
Que las fuerzas chilenas respetarán las leyes y reglamentos de Haití, sin perjuicio del cumplimiento del mandato de las Naciones Unidas, y
Que las fuerzas chilenas gozarán de exención tributaria aduanera para internar y exportar los elementos y equipos necesarios para su misión.
Es decir, además del apoyo jurídico internacional, existe un conjunto de normas para que nuestras fuerzas puedan funcionar adecuadamente.
Por otra parte, ha surgido un debate sobre el costo de la participación de Chile en la fuerza provisional de paz, sobre lo cual quiero destacar algunas consideraciones generales y otras específicas.
En primer lugar, hay un cambio de paradigma en nuestra política de defensa, porque hemos pasado de la consideración de una defensa exclusivamente territorial al entendimiento de que estamos en un mundo más global. Ello es coherente con nuestra estrategia de desarrollo económico e inserción múltiple.
En segundo lugar, los chilenos estábamos acostumbrados y siempre hemos respaldado una defensa restringida a lo territorial, a la frontera, basado en una postura disuasivo-defensiva. Eso se mantiene, pero se ha ampliado. Nuestra política de defensa ha evolucionado, pero hay elementos adicionales que deben considerarse.
Hoy nuestras fronteras están más seguras que antes si se compara con los problemas del siglo pasado.
Los principales problemas de seguridad que nos han afectado reciente y directamente son de carácter internacional, sean estos globales o regionales, incluyendo a los países vecinos. Quiero dar cuatro ejemplos muy importantes:
1. La crisis asiática de 1997 produjo una recesión de varios años en Chile y en el mundo.
Al haber participado en Timor Oriental, de acuerdo con lo expresado en el capítulo VII, al igual que en esta ocasión, Chile contribuyó a estabilizar Indonesia, país que fue el epicentro de la crisis asiática. Sin la estabilización de Indonesia, la normalización política de la zona hubiera sido más larga y, por tanto, los efectos económicos globales y en la zona del Asia Pacífico, más prolongados.
En el año en que se celebrará la cumbre de la Apec en nuestro país, todos entienden la importancia económica del Asia Pacífico para la prosperidad de Chile.
2. Los atentados contra Estados Unidos de América produjeron una recesión mundial breve, pero que retrasó nuestra recuperación después de la crisis asiática.
Estamos muy comprometidos en fortalecer la lucha contra el terrorismo global, tanto a nivel de las Naciones Unidas como de la OEA.
3. La prolongada crisis del Medio Oriente, en particular de Irak, ha tenido efectos directos sobre el precio del petróleo y la economía mundial.
4. Las crisis políticas en América Latina tienen una gran trascendencia política, estratégica y económica para el país. Por sus principios democráticos y su vocación de paz, Chile está interesado en la estabilidad de la región; pero también está consciente que los efectos económicos de una inestabilidad regional son enormes.
Por una serie de razones, tenemos más claro que nunca que, a partir de un eje exclusivamente territorial, hemos incorporado otro, más amplio, en el cual el Estado ejecuta políticas conducentes a lograr el bien público y la seguridad exterior, que es el mandato constitucional de la defensa y de las Fuerzas Armadas, y que fue la base sobre la cual nuestro país desarrolló su política de operaciones de paz en 1996, con su posterior incorporación del capítulo VII, en 1999. Es decir, nuestra política de defensa actual ha desarrollado un correlato conceptual que acompaña de manera coherente el diseño de la política exterior. Así como ésta se ha diversificado, pero con prioridades claras, lo mismo ocurre con la política de defensa.
La participación en operaciones de paz, sin duda, tiene un costo; pero también constituye una inversión en democracia y estabilidad, en seguridad y prosperidad.
La paz es un valor en sí mismo, por el cual debemos trabajar en todo momento. Si miramos esto desde el punto de vista económico, que es lo que se ha estado planteando en este debate -me parece que no es el tema central, pero quiero abordarlo-, la acción de Chile sobre la seguridad internacional no es un gasto, sino una inversión. Más de la mitad de los ingresos de los chilenos hoy se originan en las exportaciones, por lo que, desde esta perspectiva, el país también debe participar en la construcción de la seguridad y de la estabilidad internacional.
Si no hay seguridad internacional, se incrementan los costos de las transacciones económicas internacionales, se reducen los flujos de inversión y de comercio, disminuyen el empleo y los ingresos, y también pueden verse afectados los programas sociales y de obras públicas.
El aislamiento de los acontecimientos internacionales no impide el contagio ni que una crisis económica internacional afecte nuestra economía, porque éstas llegan igual a Chile. Pero si participamos en la política internacional, tenemos la posibilidad de evitar o minimizar la crisis. Para eso, como lo señaló la canciller, la acción oportuna es fundamental.
La participación de Chile también incrementará la percepción internacional positiva del país. La semana pasada estuve en Brasil; ayer, en la ceremonia de ascenso de generales y almirantes, y conversé con varios oficiales que provenían de distintos países. La percepción sobre la capacidad, la eficiencia, la eficacia y la efectividad que pueden tener nuestras fuerzas en cuanto a una respuesta rápida, ha sido extraordinariamente positiva. Estoy segura de que la acción concertada de Chile y otros países de la región, como Brasil y Argentina -tema que conversé con los ministros, tanto en mi viaje a Brasil como con mi colega argentino en la ceremonia que tuvo lugar en el Cristo Redentor, el sábado pasado-, también será una señal importante de la capacidad para dar gobernabilidad concertada a la región. Por eso, estimamos muy importante participar en estas operaciones de paz.
La misión de paz en Haití deberá financiarse, como todas las otras, a través del fondo rotativo para misiones de paz, instrumento creado en 2001, y establecido en el Presupuesto de la Nación en el Capítulo 01, Subsecretaría de Guerra , Programa 01, Conducción Superior, en la glosa final. Los señores diputados conocen el Presupuesto de la Nación para este año.
Dicho fondo es administrado por el Estado Mayor de la Defensa Nacional para las distintas operaciones en las cuales estamos involucrados. A él deben concurrir aportes fiscales establecidos en el Presupuesto o en decretos de transferencia de fondos de Hacienda , y aportes de otras fuentes, como los reembolsos de Naciones Unidas, pero que no se dan para esta etapa de la operación en particular. Lo que sí existe es el apoyo logístico, que implica recursos en agua, electricidad, combustible y transporte, que ya estamos recibiendo producto de una negociación con otras fuerzas. Es decir, el presupuesto de defensa tiene líneas que permitirán asumir el costo total de esta primera etapa, en la cual nos hemos comprometido por el plazo de 90 días.
Los gastos de operación se pueden desglosar de la siguiente manera: en gastos iniciales, que incluyen la planificación, el alistamiento y los gastos hasta la llegada a Haití del contingente completo, con sus equipos y logística inicial; los gastos de operación del contingente mientras se cumple la tarea, y los gastos de regreso, que corresponden al retorno del contingente y de todo su equipo. Por cierto, podemos entrar en mayores detalles si es de interés de los señores diputados.
Quiero insistir en que esta operación se asumirá con los fondos de que la defensa cuenta para tales objetivos, y que, por tanto, no significará una reasignación de recursos del gasto social ni de otro tipo. Asimismo, que dichos fondos se asignarán en función del tipo de gasto de que se trate, esto es, si corresponde a remuneraciones, a equipamiento -para los cuales la defensa tiene otro tipo de recursos-, a combustible, etcétera.
Voy a explicar lo que ha sucedido en Haití desde que arribó la fuerza multinacional.
En cuanto a la electricidad, que hasta el 29 de febrero estaba racionada, por lo que había carencia de alumbrado público, si bien no se ha logrado normalizar totalmente, porque el desarrollo del país aún es muy precario, se ha logrado normalizar su suministro a los hospitales, lo que es muy importante, y se entrega el servicio durante cuatro o cinco horas al día.
El agua es escasa y no potable, y continúa racionada. Su distribución en camiones no estaba llegando a la población, situación que se ha ido revirtiendo.
También se ha mejorado la entrega de combustible, cuya reserva sólo alcanzaba para quince días. Su escasez impedía la normalización eléctrica y de agua, las cuales continúan con racionamiento. Sin embargo, esperamos que cuando la fuerza multinacional esté en pleno funcionamiento, también eso se pueda mejorar.
El transporte terrestre estuvo suspendido hasta el 29 de febrero; pero entre el 1 y el 15 de marzo se logró normalizar, por lo que hay camionetas y motos circulando. También se normalizó el transporte aéreo.
En materia de salud, al 29 de febrero los hospitales estaban cerrados, había robo de equipos y ausencia de personal. Hoy, los hospitales ya han reanudado su atención, y la Organización Panamericana de la Salud está coordinando la adquisición y distribución de medicinas.
Para terminar, quiero señalar que si bien estamos haciendo un tremendo esfuerzo, éste ha permitido posicionar a Chile como el único país latinoamericano presente en Haití, lo que ha sido muy bien recibido por la población de ese país y por sus autoridades, dado que nuestras fuerzas han demostrado su capacidad, profesionalismo y eficiencia.
Nuestras tropas se encuentran en Haití con el claro mandato de contribuir al fin deseado: crear las condiciones de seguridad y de paz que permitan al pueblo haitiano iniciar la reconstrucción institucional, social y económica del país. Ellos van con un claro mandato de respeto al derecho humanitario, y con reglas con las cuales poder cumplir el fin deseado: que los haitianos tengan una vida mejor.
He dicho.
El señor LEAL ( Vicepresidente ).-
Convoco a los señores diputados a reunión de Comités.
Tiene la palabra el diputado señor Jorge Ulloa.
El señor ULLOA .-
Señor Presidente , agradezco las explicaciones que ha recibido esta Corporación respecto de un tema que inquieta y preocupa a todos los chilenos, en particular porque se trata de la presencia de nuestros soldados en una operación que pareció y fue considerada precipitada, debido a que no se hicieron las consultas que aconsejaba la sana prudencia.
El Presidente del Senado señaló que le hubiera gustado que el Presidente de la República hubiese consultado a esa Corporación antes de tomar la decisión -que debió ser compartida- de enviar tropas a Haití. Ciertamente, el Senado debió autorizar esa decisión; sin embargo, no fue considerado, en la forma como correspondía, a tal punto que cuando debatió el tema, señaló lo poco aconsejable que resultó inicialmente esta medida.
En esta materia no podemos equivocarnos. Hace unos días, en una intervención pronunciada en Incidentes, señalaba que, revisada la legislación relacionada con el envío, salida o ingreso de tropas, lo primero que debíamos rescatar era una materia que la propia ministra de Relaciones Exteriores ha subrayado: que estamos frente a la utilización del capítulo VII de la Carta de Naciones Unidas.
En este sentido -no es responsabilidad de la ministra-, ha habido falta de discusión respecto de por qué, en virtud de un mero y simple decreto supremo, comienza a utilizarse dicho capítulo a partir de 1999, que se traduce en el uso de la fuerza para imponer la paz. Sería interesante discutir el tema; porque no da lo mismo la salida de tropas para entregar ayuda humanitaria -ello no reviste el peligro del empleo de la fuerza-, que el envío de soldados con ese fin.
Como señalan los entendidos, por una parte estamos frente a la imposición de la paz a través de métodos violentos, y, por otro, frente a la importancia que reviste para el pueblo chileno el fenómeno de la globalización, materia que es compartida, pero cuyo costo debe ser discutido. Como señalan los diplomáticos -la señora ministra comprenderá lo que digo-, no es lo mismo la peace keeping que la peace enforcement. En ese sentido, la imposición de la paz a través de la fuerza o de un método violento debe ser discutida.
También quiero dar cuenta de una materia que reviste particular importancia, y que en su momento puse en conocimiento de quien era la Presidenta de la Corporación . El artículo 6º de la ley Nº 19.067 dice: “Las autorizaciones que se otorguen en virtud de esta ley -salida o entrada de fuerzas-, deberán ser comunicadas, para su conocimiento, antes de la entrada o salida de las tropas correspondiente, al Senado y a la Cámara de Diputados,...”. Sin duda, debió procederse de esa manera. Sobre esta materia, debo señalar que tenemos una gran discrepancia. Si bien es cierto que la entonces Presidenta de la Corporación recibió la información de la salida de tropas a las 16 horas -ésta se verificó a las 19 horas-, ello no significa que la Cámara se haya informado sobre el particular. La Corporación se entiende informada cuando se le da cuenta del hecho. La excepción de esto la constituye sólo y exclusivamente el hecho de que la Cámara se encuentre en receso.
Por lo tanto, en esa materia también es importante que tengamos presente que, por lo menos, existe un punto que no está claro, que debe ser discutido y resuelto. Para ello, hemos presentado un proyecto de ley que busca reemplazar el artículo 1º de la ley Nº 19.067, en el sentido de que sólo en virtud de una ley pueda autorizarse la entrada de tropas extranjeras en el territorio de la República, previo informe o a propuesta de la institución de la defensa nacional que corresponda. La ley que autorice dicha entrada deberá fijar el objeto, plazo y modalidades de la misma. Del mismo modo, deberá autorizarse la salida de tropas nacionales fuera del territorio de la República .
¿Qué se persigue? Que se requiera ley toda vez que se estime que va a haber uso de la fuerza para imponer, por ejemplo, la paz, como en este caso.
Queremos derogar el artículo 2º, y en el 5º, agregar, después de la expresión “misiones de ayuda humanitaria,”, una precisión, en el sentido de establecer que no se requiere de esta ley cuando se trata de actividades que de ninguna manera impliquen, en circunstancia alguna, el uso de la fuerza.
Estamos hablando de la imperiosa necesidad de que sea el país, al amparo de su propia institucionalizad, el que decida sobre una materia tan delicada como ésta. Por eso, ha llamado poderosamente la atención esta decisión.
Muchos de nosotros compartimos que la globalización significa, también, la existencia de fuerzas multinacionales. Pero eso, sin ninguna duda, produce inquietud, porque ha existido falta de discusión y ha habido premura, como se observa en la propia explicación de una de las señoras ministras, cuando dice: “Ahora se ha señalado con precisión cuáles son las misiones que tienen estas unidades”. Se acaba de decir “ahora”. Lo acabo de escuchar.
En segundo lugar, es importante tener presente al amparo de qué mando se opera. Se ha dicho que es al de las Naciones Unidas; pero sería importante que también tuviéramos conocimiento acerca de cuál es el mando efectivo, es decir, de quién está dependiendo el batallón.
Respecto del costo, que me parece importante, lo ideal sería contar con una estimación de lo que significa la operación. Pero de allí a decir que no hemos modificado algunas directrices de lo que, al menos, parecía la política exterior chilena respecto de mantener el principio de no intervención en asuntos internos de otros países, es materia que pareciera estar todavía en discusión.
La decisión, independientemente de si la consideramos correcta o no, tiene que cumplir ciertos requisitos que la propia ley establece. Desde mi perspectiva, creo que la premura, el apuro, lamentablemente provocaron situaciones que dejan dudas de que se haya cumplido fielmente con la legislación que en esta misma Cámara hemos ayudado a dictar.
He dicho.
El señor LEAL (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el diputado Jorge Burgos.
El señor BURGOS .-
Señor Presidente, aprovechando la presencia de las ministras de Relaciones Exteriores y de Defensa, y después de escuchar sus fundadas exposiciones sobre el tema que nos convoca, quiero advertir que esta reunión es consecuencia de un acuerdo unánime de los Comités. Pero eso no se refleja en el interés de los colegas por exponer. El tema debería motivar la participación de una mayor cantidad de diputados, en particular de aquellos que han sido tan críticos de esta decisión.
Quiero comenzar mis palabras citando parte de un documento que me tocó leer cuando se preparaba esta sesión. Me refiero al discurso con el que la ministra de Defensa despidió al primer contingente de tropas que partió a Haití. Dice: “El deber de nuestra defensa nacional y de nuestras Fuerzas Armadas, como lo mandan la Constitución y las leyes, es garantizar la seguridad exterior de la República, y resulta evidente que con los cambios internacionales que estamos experimentando, la provisión del bien seguridad exterior ya no se logra solamente con una defensa disuasiva centrada exclusivamente en lo territorial.
“Ahora debemos participar y, probablemente, cada día con mayor intensidad, en la construcción de un orden internacional lo más seguro posible y contribuir a restablecer la paz en aquellas situaciones en las que nuestros principios y nuestro interés así lo aconsejen.”
En esas palabras, con que se despide a nuestras tropas, está la esencia del porqué el Estado de Chile toma una decisión de esta naturaleza. Y la toma, sin duda, porque este envío de contingente militar ha sido una potente señal de que Chile quiere jugar un rol en los intentos de solución de la crisis en Haití.
Lo que cabe, ahora, es traducir ese compromiso en una política multilateral con acciones concretas, no sólo para actuar sobre los efectos finales de una crisis -como la muerte y la violencia en Haití-, sino para enfrentar los problemas estructurales que la han creado y para generar las presiones que obliguen a los gobernantes y a las oposiciones de los países más convulsionados a encontrar salida sobre la base del diálogo y la justicia.
Entonces, no es exagerado decir que los pueblos latinoamericanos esperan mucho de lo que puedan hacer en esta acción colaborativa países como Brasil, México , Argentina, Canadá , Estados Unidos y, por cierto, Chile.
Como se trata de hacer un diálogo de altura -hasta el momento me ha parecido así-, resulta legítimo discutir la procedencia de estas medidas. Pero, obviamente, discutirlas sobre la base del fondo, y no de derivadas, pues esto último no tiene nada que ver con el tema central.
Al respecto, quiero señalar una cuestión que parece olvidarse. Chile tiene una política de participación en asuntos de interés internacional con envío de tropas. Y la tiene desde hace un tiempo.
Quiero citar, en el breve tiempo de que dispongo, que el 6 de noviembre de 1996 el Ejecutivo publicó en el Diario Oficial el decreto supremo Nº 94, del Ministerio de Defensa, por medio del cual aprobaba la política nacional para la participación del Estado chileno en operaciones de mantenimiento de la paz. Más adelante, el 10 de noviembre de 1999, se modifica ese decreto, también por el gobierno de Chile, por cierto, y se establece una nueva doctrina de participación en operaciones de paz, quedando comprendida en esta declaración de política nacional las operaciones de imposición de la paz, tales como la interrupción total o parcial de las relaciones económicas o de las comunicaciones ferroviarias, marítimas, aéreas, postales, telegráficas.
Pero, además -y es bueno recordarlo-, en esa oportunidad, días después de la publicación de ese decreto, el Gobierno chileno, a través de su ministro de Defensa Nacional de la época, don Edmundo Pérez Yoma , suscribió un memorándum de entendimiento entre la República de Chile y las Naciones Unidas, sobre las aportaciones de Chile al sistema de acuerdo de fuerza de reserva en Naciones Unidas. Y participó por Naciones Unidas el Secretario General Adjunto de Operaciones de Mantenimiento de la Paz , don Bernard Miyet.
¿Podrá haber un perfeccionamiento de esta política? Por cierto que lo puede haber. ¿Hay que ponerla al día? Por cierto que hay que hacerlo. Pero nadie puede sostener que, a partir de la decisión relacionada con Haití, haya una política de participación. De hecho, actualmente hay 408 oficiales y suboficiales de nuestras Fuerzas Armadas en distintas operaciones de paz. Según la Carta de Naciones Unidas sobre el envío de tropas al exterior, de acuerdo con el capítulo VI, en Palestina hay oficiales del Ejército y de la Armada; en India y Pakistán hay oficiales de Ejército y de la Fuerza Aérea; en Kosovo, un oficial del Ejército, según el capítulo VII; en Afganistán hay oficiales y suboficiales, también de conformidad con dicho capítulo; en Chipre, alrededor de 20 oficiales y suboficiales, según el capítulo VI; en el Congo, 6 personas en total, de acuerdo con el capítulo VII; en Bosnia, un pelotón de 30 hombres, de fuerza multinacional, según el capítulo VII, y ahora, en Haití, el número que todos sabemos.
Simplemente quería recordar que hay política. No se puede decir que no la hay.
Termino diciendo que es posible perfeccionar el marco jurídico en materia de salidas de tropas, cosa que le pedimos al Gobierno. Para dicho efecto, hay un proyecto de acuerdo en ese sentido, que se tratará en otra sesión. Es necesario perfeccionarlo, porque ese antecedente viene de la ley Nº 19.067, de 1991. Desde ese año, evidentemente han pasado muchas cosas.
Me pareció entender que hay algunos colegas que están estudiando un proyecto de ley al respecto. Desgraciadamente, eso no se puede hacer, porque cualquier proyecto sobre esta materia es de iniciativa exclusiva del Presidente de la República , según lo establece el Nº 13) del artículo 60 de la Constitución Política del Estado.
He dicho.
El señor LEAL (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el diputado Carlos Abel Jarpa.
El señor JARPA .-
Señor Presidente , agradezco la presencia de las ministras de Relaciones Exteriores , señora María Soledad Alvear , y de Defensa Nacional, señora Michelle Bachelet , así como la información relacionada con las razones de política internacional -dentro del orden internacional, lo referente a derechos humanitarios- y el reconocimiento a la eficiencia que están demostrando los elementos del Ejército en Haití.
Hay que destacar que la medida se enmarca dentro de las políticas que Chile busca desarrollar y fortalecer en el orden internacional. Es muy importante que las organizaciones funcionen cuando se ve alterado el orden internacional a raíz de las situaciones internas de los países, aun más cuando a consecuencia de ello van a sufrir seres humanos.
En cualquier tema es importante saber qué vamos a hacer con las personas. Dentro de ese ámbito, caben las razones humanitarias.
Quiero dejar bien establecido que la decisión que tomó Chile, con la aprobación del Senado, se basa en el rol que juega nuestro país en el derecho internacional. La medida se acordó en virtud de la resolución tomada por las Naciones Unidas, a solicitud de la Organización de Estados Americanos.
Chile participa en una misión pacificadora, respondiendo a los deseos de organizaciones multilaterales. Nuestro país siempre ha señalado eso, en el sentido de que debemos colaborar, junto a los organismos multilaterales, en el mantenimiento del orden internacional.
Sin embargo, en mi condición de médico, deseo insistir en las razones humanitarias. La ministra de Relaciones Exteriores dio a conocer las cifras abismantes de pobreza y los índices biomédicos que hoy existen en Haití. Si no hubiesen actuado las fuerzas multilaterales -Estados Unidos de América, Francia, Canadá y Chile- probablemente se hubiese producido una atroz matanza.
Las cifras dan cuenta de más de un millar de muertos. A eso debemos agregar que el 40 por ciento de la población de Haití vive de la cooperación internacional. Si no hubiesen actuado las fuerzas multilaterales, según el capítulo VII, es probable que estuviésemos en presencia de una matanza por la fuerza y, además, ...
El señor LEAL ( Vicepresidente ).-
Ha terminado su tiempo, señor diputado .
El señor JARPA.-
Señor Presidente, para concluir, quiero decir que dentro del orden internacional y de lo que significan las razones humanitarias, aprobamos y apoyamos lo realizado por el Gobierno y por las ministras de Defensa y de Relaciones Exteriores.
He dicho.
El señor LEAL (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el diputado Alberto Cardemil.
El señor CARDEMIL .-
Señor Presidente , voy a dar por descontado que no ha existido una vulneración a la Constitución en esta decisión presidencial, aunque he oído opiniones serias en el sentido de que sí habría una cercanía de transgresión de alguna de sus normas. Sin embargo, repito, para avanzar, daré por descontado que no se ha vulnerado ningún precepto constitucional, y me alegro por ello. Pero con la misma fuerza, quiero protestar, a lo menos en nombre de los diputados de mi bancada, por la falta de prolijidad en cuanto a cómo se ha operado en este caso.
Después de oír a las distinguidas señoras ministras, se me confirma más el aserto de que éstas son cuestiones de Estado. Enviar al exterior tropas en misión de paz; a un contingente numeroso de militares chilenos, bajo bandera chilena, a un país que acaba de salir de un golpe de Estado, es, por definición -no tiene que decirlo ninguna ley-, una cuestión de Estado, y en una cuestión de Estado participan no sólo el Presidente de la República y el Ejecutivo , sino también los otros poderes del Estado, en la forma prevista en la Constitución, y la decisión se toma con un acuerdo maduro y después de conocer los antecedentes y de contar con todos los elementos de juicio, de manera tal que la decisión sea apoyada, “bancada” como se decía en política, por todos los sectores institucionales y políticos del país.
En esta materia, me acompañan los numerosos parlamentarios de la Concertación a quienes les he oído opinar que aquí faltó esa prolijidad. No puedo menos que manifestar mi disconformidad y mi protesta por ello y, como están aquí las señoras ministras y mi protesta va hacia el Presidente de la República y el Ejecutivo , se las hago con respeto, pero con toda fuerza.
Hoy, el Presidente del Senado dijo, con razón, y lo aplaudimos por eso, que el Congreso no puede ser concebido como un buzón de las decisiones del Ejecutivo. Sin embargo, demasiado a menudo nos está pasando que el Presidente toma determinaciones que deben contar con el respaldo del Congreso, y éste, por un sentido de responsabilidad patriótica, se ve en la necesidad de respaldarlo para no “quitarle el piso” y provocarle un bochorno internacional a nuestro país.
De conformidad con lo establecido en la Constitución, se necesita acuerdo del Senado para que tropas chilenas puedan salir del país. Cuando en el Senado se discutió este tema, se preguntó qué habría pasado si, en uso de sus atribuciones, hubiera negado su autorización. Francamente, habríamos experimentado un bochorno. ¿No habría sido mejor, primero, consultar, analizar y reunir antecedentes para decidir y, de esa manera, aparecer con una decisión mucho más madura y respaldada que la adoptada? Claro está, la Cámara no tiene función consultiva, pero sí se le debe comunicar; pero como esa comunicación, por razones de funcionamiento de la Cámara, llegó a la Secretaría, nunca fue vista por esta Sala. Ésta es la primera oportunidad que los diputados tienen para analizar una cuestión tan extraordinariamente delicada y respecto de la cual nuestros electores nos consultan todos los días. ¡No puede ser! No habría costado nada que, como presidente de la Comisión de Defensa , la señora ministra de Defensa me hubiera llamado para plantearme el tema, tal como lo ha hecho en otras ocasiones, es decir, que nos hubiera pedido la opinión respecto de este tema o, por último, ayuda en esta decisión tomada por el Ejecutivo. Esto brilló por su ausencia, y la comunicación que se envió a la Cámara no fue útil.
El Presidente de la República, como lo definió muy bien Portales, fundador de nuestra institucionalidad, es el resorte principal de la maquinaria del Estado, pero no es el Estado. No estamos en la época de Luis XIV, en que el gobernante podía decir que el Estado era él. El Estado es mucho más que el Presidente de la República y que el Poder Ejecutivo . Los diputados también somos parte del Estado, y tenemos funciones que cumplir y atribuciones que ejercer. Por esa razón, enviamos un oficio a través de la Presidenta de la Cámara de la época, diputada señora Isabel Allende , para reclamar por esta situación.
Que no se diga que no hay disposición de colaborar por parte de estas bancadas, ya que, por definición doctrinaria, tenemos un fermento de responsabilidad nacional; queremos a nuestro país grande, potente y con un protagonismo importante en el mundo. Por lo tanto, si hay que mandar tropas, respaldaremos esa acción. Entendemos perfectamente que han cambiado los criterios de defensa, que Chile ha apostado por la globalización y que el interés chileno se juega en las canchas de todos los países, por lo que hay que estar allí. Sin embargo, queremos hacerlo bien; no actuar ante hechos consumados, sino como corresponde, con todos los antecedentes en la mano para dar a conocer nuestra opinión y para decidir, porque cada situación es distinta.
La ley de 1991, la Nº 19.067, que regula la entrada y salida de tropas, no es buena, por lo que desde ya anuncio que varios señores diputados, en forma transversal, plantearemos su modificación. Ello, porque respecto de una materia que será muy importante en el futuro, como la decisión que nos corresponderá asumir respecto de si autorizamos el envío de tropas a algún lugar del mundo, como Asia, África o América Latina, no es posible pensar que la Cámara de Diputados, como actualmente lo establece una disposición legal, se castre de la posibilidad de opinar y de resolver. El Senado manifiesta su acuerdo, pero ¿qué pasa con la Cámara de Diputados? ¿Debemos limitarnos a leer el diario para ver qué resolvieron otros? Eso no puede ser posible, razón por la cual presentaremos un proyecto de ley para que, a través de la norma correspondiente, cada envío de tropas al exterior sea materia de una norma legal, y, de esa manera, en esta Corporación podamos informarnos acerca de por qué se pide el envío de tropas y para opinar sobre su conveniencia.
El señor LEAL (Vicepresidente).-
Ha concluido su tiempo, señor diputado, pero puede continuar con el uso de la palabra con cargo a los cuatro minutos que le ha cedido el diputado señor Hidalgo.
El señor CARDEMIL .-
Señor Presidente , agradezco al diputado señor Hidalgo .
No tuve ocasión de formular consultas en la Comisión de Defensa de la Cámara, por lo que quiero plantear algunas en esta ocasión, sobre el significado exacto del paso que dio el Presidente de la República . Ello, dado que no fue el Estado el que lo hizo, sino que fue una decisión presidencial, respaldada, en un acto patriótico, por el resto de las instituciones, lo que constituye un funcionamiento muy sui géneris de las mismas.
La ministra de Defensa ha señalado que cuando está en juego el interés nacional, la plata es lo de menos. No quiero enredarme en ese punto, porque lo tengo claro. Sin embargo, a lo menos tenemos que saber -porque hasta ahora no está claro-, primero, cuánto cuesta el envío de tropas a Haití y quién lo paga. ¿Lo harán las instituciones de la Defensa Nacional? ¿El gasto será cargado a los recursos normales del Ministerio de Defensa? ¿Hay algún fondo especial de las Naciones Unidas para ese fin? ¿Obtendremos esos recursos por parte de la ONU? ¿Se están canalizando esos recursos directamente, a través de devoluciones que hará dicho organismo internacional? ¿Qué control se ha realizado de dicho fondo? ¿Qué porcentaje de los fondos asignados en la ley de Presupuestos para la participación de Chile en operaciones de paz de la ONU, se han utilizado hasta la fecha? Más que un análisis abstracto, esas preguntas necesitan una respuesta clara: cuesta tanto y paga fulano de tal. El país necesita saberlo.
Segundo, ¿cuánto durará esto? Tampoco lo sabemos. Cuando deban renovarse nuestras tropas, ¿deberá el Presidente de la República solicitar autorización al Senado para prolongar su estadía? No sabemos con qué plazos se está trabajando.
Tercero, necesitamos conocer las labores precisas que se desarrollarán. Cuando la ministra habla de restablecer la ayuda humanitaria, de proteger aeropuertos, de mantener la seguridad, ¿está diciendo que están comprometidas tareas que son propias del peace keeping o del peace inforcement? ¿Para qué enviamos a nuestros soldados? ¿Están autorizados para disparar antes de preguntar? ¿Pueden responder a una agresión? ¿Qué medios pueden usar? ¿Quién toma la decisión de responder en determinado momento al fuego si son atacados? ¿Cumplen labores policiales o no? ¿Quién determina la orden del día? ¿Lo hace un mando chileno o uno extranjero?
Queremos respuestas a estas interrogantes. Hemos leído las más diversas interpretaciones en los diarios, pero todavía no lo tenemos claro.
El señor LEAL ( Vicepresidente ).-
Señor diputado , ha terminado el tiempo que le concedió el diputado señor Hidalgo .
El señor CARDEMIL .-
Señor Presidente , termino formulando las siguientes preguntas:
¿Qué medidas se han tomado para resguardar los intereses nacionales frente a la eventual presentación, ante la Corte Penal Internacional, de denuncias por excesos cometidos por nuestros soldados en Haití? A juicio de la señora ministra, nuestra presencia en Haití, como en el Comité de Control de Sanciones contra Al Qaeda y los talibanes, ¿representa algún tipo de vulnerabilidad para nuestro país? A la luz de los sucesos ocurridos en España, es un asunto que debemos tener claro.
Por último, ¿existe algún conflicto o inestabilidad en la zona del canal de Panamá, tan relevante para nuestras exportaciones, que permita justificar nuestra presencia y permanencia en Haití? Es decir, ¿cuál es el trasfondo de política internacional de la decisión adoptada por el Presidente de la República , al margen de las normas y de los acuerdos multilaterales que nos son conocidos?
Espero que estas preguntas sean contestadas en el curso de este debate.
He dicho.
El señor LEAL (Vicepresidente).-
Tiene la palabra la diputada señora Carolina Tohá.
La señora TOHÁ (doña Carolina).-
Señor Presidente, pese a que vivimos en la era de la globalización, siempre tenemos la tentación de echarnos para atrás en el asiento cuando llega el momento de las noticias internacionales.
Mal que mal, el nuestro es un país pequeño, lejano, en paz; podemos lavarnos las manos. ¿Quién nos manda meternos en líos? Ésta es una posible manera de enfrentar estos temas.
Sin embargo, Chile ha decidido, desde hace bastante tiempo, ser un país que se abre al mundo, con todo lo que ello implica: que nuestro destino, para bien o para mal, está ligado muy fuertemente a lo que sucede en otras latitudes. Por eso, Chile quiere y también necesita ser una voz en los asuntos internacionales. Queremos tener opinión, porque hay principios y valores que sustentamos y que queremos que imperen en el mundo: la paz, la democracia, el respeto de los derechos humanos y el reconocimiento de la primacía de los organismos multilaterales como instancias válidas para tomar decisiones. También queremos tener autoridad y contribuir a que el mundo tenga reglas acordadas por todos y no solamente por las grandes potencias.
Por eso, dijimos no a la guerra en Irak, porque iba contra nuestros principios, porque no tenía el respaldo del principal organismo multilateral del mundo, como es la ONU, y porque no queremos que nadie nos imponga decisiones y nos presione a actuar en contra de nuestros principios o intereses.
Pero esas mismas razones, hoy nos tienen mirando las noticias de Haití, más bien echados para adelante que echados para atrás. Estamos involucrados, no somos indiferentes. No es primera vez que Chile participa en una operación multinacional de imposición de la paz. Lo ha hecho otras veces, como en Timor Oriental, en Congo, en Kosovo. Además, hemos estado muchas veces en operaciones de mantención de la paz; pero, como operación de imposición de la paz, ésta es, quizás, la vez en que estamos actuando con mayor protagonismo y prontitud. En este caso, definitivamente la situación lo ameritaba.
En primer lugar, porque se trata de un país americano, del Caribe, el más pobre de nuestro continente, víctima de los mismos males de muchas naciones latinoamericanas, pero exacerbados en su máxima expresión: arrasamiento de sus pueblos indígenas; colonialismo, que explotó hasta agotar los principales recursos naturales; caudillismos e intervenciones permanentes e interesadas de las potencias extranjeras; instituciones democráticas raquíticas, y violación permanente y escandalosa de los derechos humanos.
En segundo lugar, porque se trata de una situación de violencia creciente y descontrolada, que hacía prever una matanza que podría haber sido aún mayor de la que empezó a registrarse. Esto pudo haber terminado en una situación como la de Ruanda o la de Bosnia-Herzegovina, donde la comunidad internacional fue responsable de no actuar a tiempo.
En tercer lugar, porque se trataba de una solicitud directa de las Naciones Unidas para que Chile integrara esta fuerza multilateral que decidió enviar el Consejo de Seguridad, por petición expresa de la Organización de Estados Americanos. De modo que ésta no fue una iniciativa creativa de las autoridades chilenas, sino una petición de las Naciones Unidas, ante la cual podíamos responder que sí o que no. El Presidente Lagos fue partidario de decir que sí, y posteriormente fue respaldado por el Senado.
En efecto, estar en Haití implica asumir costos y riesgos, y es muy justo y correcto que el Congreso Nacional interrogue al Gobierno sobre ambas cosas, que la ciudadanía se preocupe. Por eso estamos aquí; por eso las ministras están aquí, así como lo estuvieron en su momento en el Senado. El costo y el riesgo no son menores; pero bien vale la pena si con ello evitamos la muerte de miles de inocentes y ayudamos a que Haití reencuentre su camino hacia la paz, acción en que, sin duda, sus habitantes son los protagonistas.
No debemos perder de vista que la decisión de Chile era la más coherente con nuestras definiciones en materia internacional: apuesta al multilateralismo y al fortalecimiento de la ONU como la instancia legítima que define el comportamiento de la comunidad internacional ante conflictos en que están en juego la seguridad y el respeto de los derechos humanos; a la promoción de los derechos humanos y de la paz, y al fortalecimiento de la voz de países como el nuestro, es decir, países latinoamericanos y naciones en desarrollo en el concierto internacional.
De los cuatro países que están en Haití, tres estuvieron en contra de la guerra de Irak: Francia, Canadá y Chile. Esto no es casualidad.
El señor LEAL ( Vicepresidente ).-
Diputada señora Tohá , está terminando su tiempo.
La señora TOHÁ (doña Carolina).-
Termino, señor presidente .
Ésta es una operación distinta que pretende encontrar de nuevo la paz y no promover la guerra. Debemos estar orgullosos de nuestra presencia en Haití. Ojalá que nos especialicemos en operaciones de paz como ésta y que ése sea nuestro sello.
Por eso, la bancada del Partido por la Democracia dará su respaldo al Presidente de la República y espero que la Cámara actúe en el mismo sentido.
He dicho.
El señor LEAL (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el diputado Cristián Leay.
El señor LEAY.-
Señor Presidente , el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas realizó un llamado para enviar fuerzas de emergencia a Haití. Países como Estados Unidos, Francia y Canadá decidieron enviar sus tropas bajo el concepto de imposición de la paz, que fue, en cierto sentido, la resolución del Consejo.
No es de extrañar que países como Estados Unidos actúen bajo esa fórmula; conocemos su proceder. La pregunta que debemos hacernos es por qué Chile actuó de esa manera. No creo que porque otros hayan actuado de esa forma. Por lo demás, están acostumbrados a hacerlo. Pero, ¿por qué Chile? Lo pregunto porque, en esta materia, la política chilena ha sido más bien de participar en misiones de paz, en misiones humanitarias. El diputado señor Burgos recordaba un extenso listado sobre la que ha sido nuestra política tradicional.
Al momento de informarnos a través de la prensa los hechos ya eran confusos en Haití. Tan confusos eran que en una oportunidad vimos conversando a dos personas -no sé los cargos que tenían; creo que uno era el presidente de la Corte Suprema de Haití - y al lado de éstas se encontraba el embajador norteamericano. Muchos colegas comentamos, mientras nos tomábamos un café, que era una situación digna de Ripley y que era una intervención abierta, puesto que fue el embajador norteamericano el que más habló.
Después supimos -no quiero dar por ciertas las cosas que uno lee en la prensa- que, al parecer, el presidente no habría aceptado una renuncia voluntaria. Obviamente, la situación de Haití nos venía preocupando mucho antes de que ocurrieran esos hechos. Según informaciones internacionales, se trataba de la sublevación de un grupo de ex policías que tenían sitiada la capital de ese país, hecho que había llevado a una situación de enfrentamiento.
Pero, lo cierto es que ningún otro país latinoamericano ha participado en esta política de imposición de la paz. De hecho, el gobierno de Brasil, que anunció el envío de tropas, dijo que lo haría después. El Presidente Lula atrasó su decisión para que sus tropas llegaran en una misión de paz y no de imposición de la paz.
Entonces, la pregunta que surge es, ¿por qué Chile cambia la política que tradicionalmente ha seguido en materia de relaciones exteriores, y, además, es el único país latinoamericano que lo hace? Se podrían emitir muchos juicios, pero no quiero ser peyorativo. Por ahí he escuchado -no quiero hacer mías esas palabras- que fue para quedar bien con Estados Unidos, ya que habíamos quedado mal en el caso de Irak. Según otros rumores, porque al Presidente Lagos le gusta tener protagonismo, que quiere ser una figura relevante en América Latina y decir: “Aquí estoy yo.”
Pero, son dichos que -repito- no quiero hacer míos.
En todo caso, no he escuchado al Gobierno explicar por qué ese protagonismo. ¿Por qué mejor no haber esperado? Comparto ciento por ciento lo dicho por la diputada Carolina Tohá . Me parece que nadie en Chile se podría oponer a una fuerza humanitaria de paz; por el contrario, ha sido nuestra tradición. Pero no ha sido nuestra tradición la imposición de la paz, menos aún en un régimen democrático derrocado. Aparentemente, no fue una situación voluntaria; se trataba de un país que se encontraba en una situación caótica, pero se han atropellado los principios democráticos básicos.
Lo segundo que llama la atención es el apuro con que se envían las tropas, que debían salir prácticamente ayer. Se le pide al Senado que trate la autorización con suma urgencia, en forma relámpago. Pero, la verdad es que hasta la fecha nuestras fuerzas militares no han cumplido una función determinada en Haití. Hoy leí en un periódico de la tarde que a futuro desarrollarán tales misiones, pero hasta ahora no las han llevado a cabo. Entonces, reitero la pregunta, ¿por qué tanto apuro? ¿Por qué no se explicó o sociabilizó más, no sólo con nosotros o con el Senado, como han reclamado otros parlamentarios en esta Sala, sino con la propia comunidad? ¿Cuál era el apuro? La verdad es que no hemos tenido una explicación de las autoridades sobre la materia.
Esto nos ha llevado a otro asunto que no deja de ser importante, porque cada vez que se envían tropas de este tipo es importante la suscripción de algunos acuerdos con las Naciones Unidas, llamados agreement, para establecer las reglas bajo las cuales participan nuestros militares. Por ejemplo, ¿quién paga los gastos? No está claro.
Segundo, el número de efectivos.
Tercero, qué armas pueden usar.
Cuarto, protección jurídica para nuestros soldados. Dios no lo quiera, pero si mañana algún militar nuestro se ve comprometido en una revuelta en la que muere un haitiano, ¿qué protección jurídica tendrá para que después Baltazar Garzón no lo someta a juicio por haber participado en una misión en Haití? Según los antecedentes que tengo, eso no está firmado. Y el artículo 7º de la Carta de las Naciones Unidas obliga a la firma de dicho contrato -agreement- con Naciones Unidas, de modo que quede claro normas rigen.
No digo que no se pueda suscribir ahora, pero me hubiera gustado que, antes de que se enviaran las tropas, ese acuerdo se hubiera firmado, para conocer de mejor forma las reglas del juego, el financiamiento y la protección de los hombres que cumplen esta misión en Haití.
Repito: el principio tradicional de la política exterior chilena ha sido siempre el de la no intervención en asuntos internos de otros países, salvo cuando se ha tratado de realizar acciones de carácter humanitario. En este caso, hay un cambio. De hecho -creo que alguien lo dijo en la Sala-, durante el mandato del Presidente Frei , dentro del convenio vigente con Naciones Unidas, se estableció que nuestro país podía realizar operaciones de imposición de paz. Eso está dentro de la ley. No estoy afirmando que se haya hecho algo ilegal. La pregunta es: ¿por qué? ¿Por qué existía esa urgencia? ¿Por qué mandamos tropas de imposición de paz y no hicimos una acción humanitaria, como ha sido nuestra tradición?
Finalmente, si esto se mira desde la perspectiva del derecho internacional, efectivamente creo que se han cumplido esas normas. Hubo una buena explicación del Consejo de Seguridad y una resolución multilateral. Me parece correcto. No tengo una crítica en ese sentido. Creo que se ha actuado en forma correcta.
Me pareció apresurado que sin haber firmado los acuerdos con Naciones Unidas se enviaran las tropas con tanta premura y que, de uno u otro modo, se haya transgredido -no digo que no se pueda hacer- el principio de la no intervención en asuntos internos, cuando, por la información que tengo, la situación de Haití pareció más un golpe de estado que una renuncia legítima y sin presión de su presidente.
He dicho.
El señor LEAL (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el diputado Edgardo Riveros.
El señor RIVEROS.-
Señor Presidente, lo primero que se puede constatar es que han cambiado los tiempos en nuestro país.
Estamos discutiendo la participación de nuestras Fuerzas Armadas en una acción para restablecer la paz y para preservar y resguardar los derechos humanos. Con ese fin fueron convocadas por una organización internacional, gracias al prestigio de nuestra democracia, de la cual forman parte todas sus instituciones. A mi juicio, ése es un primer elemento que debemos valorar, porque la actuación de las Fuerzas Armadas en Haití se hace por profesionales de esa disciplina. Por lo tanto, ninguna argumentación ni ningún análisis puede dejar de tener como punto de referencia este elemento.
En segundo lugar, quiero decir que la intervención de mi distinguido colega Cristián Leay no me aclara si el reparo se plantea a si se ha actuado o no al margen del derecho internacional. Si se dice que estamos interviniendo en asuntos internos de otro Estado, estamos al margen del derecho internacional, pero no es así, y el propio diputado señor Leay, como es lógico, se corrige en su intervención.
Si la carta de Naciones Unidas en su artículo 24 señala lo siguiente: “A fin de asegurar acción rápida y eficaz por parte de las Naciones Unidas, sus miembros confieren al Consejo de Seguridad la responsabilidad primordial de mantener la paz y la seguridad internacionales, y reconocen que el Consejo de Seguridad actúa a nombre de ellos al desempeñar las funciones que le impone aquella responsabilidad”. Asegurar acción rápida y eficaz es lo que está presente en la resolución del Consejo de Seguridad, según lo que dispone, entre otros, los capítulos VI y el VII, no el artículo 7º. El capítulo VII dice relación con la acción en caso de amenazas a la paz, quebrantamientos de la paz o actos de agresión. Ese es el marco jurídico.
Aquí, tanto el diputado señor Burgos como la diputada señora Tohá han señalado, categóricamente, que no es la primera vez que Chile actúa en función del capítulo VII por imperio del Consejo de Seguridad. ¡No es la primera vez! Ahí están los casos de Timor Oriental, Congo , Kosovo, Afganistán y Bosnia Herzegovina . Ésa es la realidad. Además, en este caso el Consejo de Seguridad procede en virtud de lo que señala el artículo 25 de la carta de Naciones Unidas, que otorga a dicho Consejo la facultad de establecer resoluciones con carácter vinculante, vale decir, obligatoria para los Estados.
Hay que tener presente lo que es el derecho tanto internacional como nacional, porque se ha actuado en ese plano. El número 17 del artículo 32 de la Constitución señala que, entre otras, es atribución especial del Presidente de la República : Conducir las relaciones políticas con las potencias extranjeras y organismos internacionales...” La ONU es un organismo internacional, y cuando su secretario general se comunica con el Presidente de la República , este último aplica la norma constitucional interna. ¿Es necesario el acuerdo del Senado? Claro, y eso es lo que el Presidente de la República hace. El artículo 24 de la carta de las Naciones Unidas expresa que hay que actuar de manera rápida, entonces, él tiene que dar una respuesta y después corre el riesgo de que en el plano interno se acepte o no lo que ha planteado. Por supuesto, hay gente que se ha opuesto a su conducta con argumentos que han quedado marcados y escritos.
El Presidente de la República habría tenido que dar argumentos para decir que no. ¿Querían ustedes que él diera uno como el que aparece en un diario de sesiones del Senado, que dice: “Señores senadores, todos hemos visto la televisión. Nos hemos informado del entorno existente. Nos hemos enterado de la realidad de los balazos, de las personas muertas, saqueos. ¿Creen por ventura los honorables colegas que esto se va a resolver en un plazo prudente? ¿Piensan que las fuerzas que vamos a comprometer, con todos los riesgos que se han planteado de una imposición de la paz, se limitarán a entrar y salir y esto se termina?” Y miren la “joyita” que sigue. “Haití necesitará cien años más para lograr algún nivel de desarrollo que se considere humano o humanoide. Le hacen falta cien años. Haití es un desastre”. ¿Saben a quién pertenecen estas palabras? Al senador de la República , señor Arancibia . ¿Este es el tipo de argumento que el Jefe de Estado iba a tener que entregar al secretario General de Naciones Unidas ? ¡No, estimados colegas!
El Presidente de la República asumió sus responsabilidades y después cada cual tendrá que asumir las suyas. Lo claro es que el derecho se ha cumplido, porque, además, hasta los organismos regionales han actuado, porque la OEA, a la cual se critica, el día 26 de febrero del presente año adoptó la resolución Nº 862, en la que señala que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas la insta a tomar medidas urgentes, necesarias y apropiadas -como se establece en la Carta de la ONU- para abordar la crisis en Haití.
La conducta de Chile una vez más se ha ajustado a principios. Hemos dicho que queremos reforzar el multilateralismo. Eso ha hecho el país. Todos se opusieron a la acción unilateral en Irak. Pero cuando funcionan los órganos multilaterales, se asume el rol de reforzamiento del órgano multilateral, representado por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Cuando hay que actuar en función de los derechos humanos, ese principio también se respeta y se asume. Por ello, Chile asumió un compromiso leal y directo.
Además, Haití no está en otra región del mundo; está en nuestra América, lo que implica un compromiso regional. No nos vaya a pasar lo que a otros, como en la ex Yugoslavia, que dejaron que los hechos siguieran adelante, pero después tuvieron arrepentimientos por no haber actuado de manera oportuna.
Nuestro país asume sus responsabilidades desde el punto de vista que le corresponde, como integrante de la comunidad internacional y apegado al derecho y a los principios esenciales que informan nuestra política exterior.
He dicho.
El señor LEAL (Vicepresidente).-
Tiene la palabra la diputada señora Isabel Allende.
La señora ALLENDE (doña Isabel).-
Señor Presidente, Haití , además de tener graves problemas de gobernabilidad, es uno de los países más pobres y más retrasados en materia educacional del mundo.
Jean Bertrand Aristide , presidente de ese país, fue superado por una rebelión interna en su contra, que presagiaba un gran número de víctimas. ¡Qué duda hay del dolor, de la destrucción y de la muerte!
Lo que estaba ocurriendo en Haití no sólo preocupaba a algunos, sino también a organismos internacionales como la OEA, la Comunidad del Caribe y el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Al respecto, el 26 de febrero pasado, la OEA adoptó la resolución Nº 862, ya mencionada.
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, mediante una resolución unánime aprobada el 29 de febrero, considerando la dimisión del presidente Aristide , pidió el apoyo urgente de la comunidad internacional para restablecer la paz y la seguridad en Haití y para promover el proceso político en curso. Con ese fin, resolvió autorizar el envío de una fuerza multinacional provisoria, durante tres meses, para contribuir a crear un entorno de estabilidad, ayudar a la policía a mantener la seguridad y el orden público y apoyar a las organizaciones internacionales y regionales con el objeto de que presten la necesaria asistencia a la población.
Adicionalmente, el Consejo de Seguridad exigió a todas las partes en el conflicto de Haití respetar el derecho internacional y los derechos humanos.
Chile y Brasil, después de consultas bilaterales, resolvieron aprobar la resolución del Consejo, junto a los demás países que lo integran. Estos hechos avalan y legitiman la decisión del Gobierno del Presidente Lagos de enviar tropas a Haití.
Aquí se ha dicho que no hubo suficiente consulta. Ha quedado bastante claro que los procedimientos se han ido cumpliendo. Estoy de acuerdo en que el Presidente , antes de anunciar su decisión, pudo haber dialogado más con el Senado. Pero eso no resta legitimidad ni validez a una decisión que se ajusta al derecho internacional y que nos obliga como país a ayudar a la nación más pobre de nuestra región.
Ahora bien, las declaraciones del ex mandatario nos tienen que llevar a conocer con más detalle lo que realmente ocurrió. Pero no hay duda de que ello era desconocido por nuestras autoridades y por la comunidad mundial en el momento en que decidió enviar la fuerza multilateral.
Aquí hay una responsabilidad de fondo, cual es pertenecer al Consejo de Seguridad, que dispuso una misión de paz para evitar una masacre mayor, contribuyendo con ello a la pacificación de Haití.
Cabe agregar que Argentina y Brasil se comprometieron al envío de tropas de pacificación a la república de Haití una vez concluida esta primera etapa ordenada por las Naciones Unidas, lo que fortalece el argumento de la necesidad de enviar misiones de pacificación y de apoyo para el retorno de la normalidad.
Chile ha actuado de buena fe frente a esos hechos y ha asumido su tarea.
Chile ha hecho antes esto, ateniéndose al Capítulo VII. Se han mencionado los ejemplos de Kosovo y de la república del Congo. En este caso, es Haití.
Además, nos corresponde cumplir con eficacia esta misión, respetando los propósitos que la ordenaron, las normas que la regulan. Estoy segura que ello lo harán nuestras Fuerzas Armadas, actuando junto a las tropas de Canadá, Estados Unidos y Francia.
Esto fortalece los organismos multilaterales que toman la decisión, pues fuimos muchos lo que levantamos las voces diciendo: “No nos gustan las decisiones unilaterales. No nos gusta cuando no se respeta lo que en la comunidad internacional se ha dado como organización apegada al derecho internacional.” Corresponde, entonces, decir que la acción concertada en la comunidad internacional debe resolver pacífica y democráticamente la actual conflictividad interna y ayudar al desarrollo económico de Haití.
Por lo tanto, esperamos que ese país recupere su normalidad.
He dicho.
El señor LEAL (Vicepresidente).-
Tiene la palabra, por tres minutos, el diputado Carlos Vilches.
El señor VILCHES.-
Señor Presidente, antes que todo, le deseo suerte en su misión como Vicepresidente de la Cámara de Diputados.
El tema que nos convoca esta tarde, sin duda, tiene de dulce y de agraz.
Fue una sorpresa conocer la noticia del envío de tropas chilenas a la república de Haití. Lo digo con la tranquilidad que puede transmitir un ciudadano que vive con fuerza y pasión lo que ocurre en Chile.
Sin duda, los soldados que se encuentran en esa misión sienten orgullo del profesionalismo del Ejército de Chile. Sin embargo, ¿qué ex-
plicación tendrán sus familias si uno de ellos pierde la vida? Es muy riesgosa la misión.
No cabe la menor duda de que el Presidente de la República tomó una decisión inconsulta. Esa es la verdad. Posteriormente, el Senado, en una sesión especial, aprobó la salida de las tropas chilenas, porque eso es lo que constitucionalmente le corresponde. Por eso, debe hacerse un reconocimiento a los senadores que, para evitar un bochorno al Presidente de la República de Chile , don Ricardo Lagos , dieron su voto de aprobación. Ello es bueno que lo entiendan las ministras de Defensa y de Relaciones Exteriores. Esa es la manera en que actuamos en Chile.
La Oposición siempre va a estar dispuesta a apoyar al país y al Presidente en una misión de este tipo, pero no por ello justificamos avalar el golpe de estado que se dio en Haití, como lo hizo Chile al intervenir.
Siempre hemos sido respetuosos de los asuntos internos de los demás países, sobre todo de los vecinos. Porque si no, quizás, el día de mañana tendríamos que mandar tropas a Bolivia cuando allá haya una revolución. No es posible aceptar esa hipótesis. Por esta razón, creemos que Chile ha tomado una responsabilidad muy grande con las Naciones Unidas.
¿Cuántos miles de dólares cuesta su misión al país? Es necesario que se informe al respecto con transparencia. Es más, quiero que esta inquietud sea respondida hoy en la Sala.
Se entiende que la misión dura noventa días. Para que continúe dentro de los marcos constitucionales, señora ministra ¿se necesita una nueva autorización del Senado?
He dicho.
El señor LEAL (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el diputado Jorge Tarud.
El señor TARUD .-
Señor Presidente , soy un partidario absoluto de que nuestro país participe siempre, en la medida de sus posibilidades, en toda misión que implique mantención de la paz. También quiero señalar que hay confusión en la materia, porque, por facultad constitucional, el Presidente de la República es el conductor de las relaciones exteriores. Además, debo decir que ambas ministras, tanto de Relaciones Exteriores, señora Soledad Alvear , como de Defensa, señora Michelle Bachelet , han desarrollado un trabajo eficiente y de excelencia, acorde con las instrucciones que les han dado.
Al respecto, a la ministra de Defensa se le pidió que en un plazo de 48 horas las tropas chilenas estuvieran en Haití y, con la máxima eficiencia, así sucedió. A la señora canciller se le pidió que cumpliera las labores diplomáticas para que ello se llevara a efecto, y así lo hizo. O sea, ejecutaron la política dictada por el Presidente de la República .
Ahora bien, el punto es otro, y dice relación con que si hemos debatido suficientemente que nuestro país pase a una nueva etapa que signifique participar, en forma permanente, en acciones solicitadas por Naciones Unidas que impliquen imposición de la paz.
Lamento no estar de acuerdo con lo señalado por algunos colegas, en el sentido de que nuestro país participó en imposición de la paz en Timor Oriental. Eso no es efectivo. Si bien pudimos entrar legalmente por el Capítulo VII, el entonces Presidente de la República , Eduardo Frei Ruiz-Tagle , me instruyó, como embajador en Australia, para que le comunicara a ese gobierno -que encabezó la coalición por Naciones Unidas, con contingente de Nueva Zelanda y de los Estados Unidos, que entró a la imposición de la paz- que Chile participaría, pero en la segunda fase, cuando las acciones bélicas hubieran terminado.
En consecuencia, lo que hoy debemos debatir es si esta nueva etapa es o no conveniente.
El caso de Haití es diferente, por sus características. No hubo un conflicto bélico, sino un estado de conmoción interna. Al respecto, algunos diputados, particularmente de la Concertación, señalaron que se estaba avalando un golpe de estado.
Particularmente, durante 35 minutos escuché a Jean Bertrand Aristide , a través de la CNN, en directo, tres días antes de que abandonara el poder. Como jefe de Estado , tuvo la posibilidad de dirigirse al mundo. Fue una excelente oportunidad para decir: “Me están presionando”. Pero no lo hizo, en ningún momento. Por eso, tengo muchas dudas respecto de lo que señaló Aristide en África central. Nos defraudó a todos, porque llegó al poder vestido de demócrata, pero después cayó en las mismas conductas de los Duvalier: con los tonton macoutes en las calles. Lamentable para alguien que pretendió ser un líder demócrata, porque defraudó al mundo entero.
Por lo tanto, el debate es para definir si estamos o no de acuerdo con esta nueva política de imposición de la paz. En este sentido, prefiero que mantengamos la tradición asumida durante los gobiernos democráticos, ya que, gracias a ella, pudimos insertarnos y participar en la comunidad internacional. En ésta, nuestra primera misión se desarrolló durante la Guerra del Golfo . Nuestros efectivos militares fueron destinados a Kuwait para cumplir labores arriesgadas en el transporte de los heridos, particularmente de los que se encontraban sacando bombas antipersonales, porque el gobierno del dictador Saddam Hussein les ofrecía diez dinares.
Por último, esto debe ser materia de un debate muy profundo en las comisiones especializadas de Relaciones Exteriores y de Defensa de la Cámara, en los partidos políticos y en la sociedad chilena. La globalización no implica ninguna obligatoriedad de participar en misiones de imposición de la paz.
He dicho.
El señor LEAL (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el diputado Gonzalo Ibáñez.
El señor IBÁÑEZ.-
Señor Presidente, deseo llamar la atención sobre un hecho que ha estado ausente en el debate.
Hemos conversado mucho acerca de cómo se produjo el envío de tropas chilenas a Haití y de su misión precisa. No quiero discutir sobre la legitimidad y la prudencia con que ha actuado el Gobierno, por cuanto él ha tenido sus razones, bien o mal refrendadas posteriormente por el Senado.
Pero, si uno considera los diagnósticos de la diputada Carolina Tohá o se remite al proyecto de acuerdo presentado por los diputados de la Concertación, el cual señala que Haití es el país más pobre de la región; que 3,8 millones de sus habitantes pasan hambre diariamente; que la situación de inestabilidad política que lo afecta podría convertirse en una gran crisis humanitaria de alcance regional; que la situación política interna, caracterizada por la anarquía y la ingobernabilidad, podría convertirse en un verdadero baño de sangre entre facciones rivales, con miles de víctimas inocentes, etcétera, tiene el derecho y el deber de plantearse la enorme desproporción entre los males que se quieren remediar y el medio que se usa para ello. Se trata de una operación que quiere imponer la paz. Separar a los bandos en pugna no es más que el primer paso de un largo proceso.
¿Qué ocurrirá si las tropas se retiran en noventa días? ¿Habrá seguridad de que no se producirá una situación aún peor? ¿Cómo se va a remediar el hambre que padecen 3,8 millones de haitianos, el sida que afecta a la mitad de la población y el 80 por ciento de analfabetismo? Falta una explicación acerca del fondo de los problemas que enfrenta Haití y de cómo se les va a dar solución.
Si Haití realmente es ingobernable, uno tiende a pensar que la presencia de tropas deberá ser casi permanente. Noventa días con esta hipótesis parece un período absolutamente absurdo.
Por lo tanto, quiero que las autoridades de gobierno nos expliquen cómo ayudaremos a Haití a salir de sus problemas de fondo y no sólo momentáneos de enfrentamiento entre facciones rivales.
He dicho.
El señor LEAL (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el diputado Waldo Mora.
El señor MORA .-
Señor Presidente , seré lo más breve posible, dado que las intervenciones de los diputados señores Burgos y Riveros han clarificado aspectos de la política exterior de Chile y precisado los fundamentos jurídicos que avalan el envío tropas a Haití.
Me quiero centrar en las intervenciones de algunos colegas de la Oposición. El señor Cristián Leay señaló el porqué de esta situación; el señor Alberto Cardemil manifestó que el de Haití era un golpe de Estado; el señor Jorge Ulloa -no he conocido a nadie más hincha de las Fuerzas Armadas que él- indicó que ha habido falta de cuidado en la forma como se ha procedido. Pero, ¿cómo puede haber un golpe de estado si Haití no tiene Fuerzas Armadas? Fueron desarmadas en 1995 por el propio presidente Jean Bertrand Aristide .
Se consulta cuánto cuesta esta misión. ¡Por favor!, ¿cuánto vale una vida humana? ¿Chile iba a esperar que Bolivia, Paraguay, Perú, Uruguay , Argentina o Colombia enviaran tropas a Haití?
Se respondió a la petición de un gobierno constitucional. El Presidente de la Corte Suprema de Haití pidió ayuda a las Naciones Unidas, la que, mediante resolución Nº 1.529 de su Consejo de Seguridad acordó, por unanimidad, respaldar, fijar y clarificar, fundamentalmente, las razones para intervenir. Dicha resolución autorizó el despliegue inmediato de una fuerza multinacional provisional, por tres meses, para restablecer la paz, la seguridad y proveer de asistencia humanitaria.
Por eso, una vez más, rindo homenaje a las Fuerzas Armadas por cumplir un papel histórico de un gobierno democrático, en el sentido de ejecutar una decisión política y democrática de un organismo internacional al cual Chile está fielmente ligado.
Estoy convencido de que si Pablo Longueira -conociendo su forma de actuar en política- hubiera tenido algunas diferencias o críticas a la forma o procedimientos como los hizo presente cuando la Democracia Cristiana cometió un error en su inscripción electoral, habría actuado con mentalidad de Estado y las habría expresado a través de los conductos correspondientes.
Felicito a las señoras ministras presentes en la Sala por la amplia información que entregaron.
No quiero pensar que las razones por las que se realiza esta sesión sean los fundamentos del número 2 de la parte resolutiva del proyecto de acuerdo Nº 372, que señala: “La Corporación acuerda expresar formalmente al supremo Gobierno que los Ministerios encargados de la conducción de los intereses exteriores y de la defensa nacional han debido entregar mayores antecedentes a la opinión pública, a fin de esclarecer las dudas que legítimamente se han planteado en torno a las circunstancias que rodearon el alejamiento del ex presidente de Haití del poder.”
No quiero pensar, asimismo, que éste es un hecho de carácter político interno que se está llevando a una situación real.
Espero con la información que se dio aquí quede sumamente claro que Chile actuó de acuerdo con el derecho humanitario para salvar vidas humanas, lo cual no implica costo alguno posible.
Además, con los precios actuales del cobre sobra plata para acudir en ayuda humanitaria.
He dicho.
El señor LEAL (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el diputado Iván Moreira.
El señor MOREIRA.-
Señor Presidente, a esta gran sesión especial ha concurrido el 23 por ciento de los diputados y la primera pregunta que surge es ¿para qué sirve si ya está todo hecho?
Aquí, aunque el Presidente de la República tiene atribuciones, tomó una decisión autoritaria y demasiado apresurada.
En su momento, sostuve públicamente que el envío de tropas constituía una intervención. La Cancillería rechazó mis imputaciones. El Gobierno de Chile mandó tropas a Haití en momentos en que precisamente se cuestionaba la situación del Presidente Aristide , en el sentido de que había sido secuestrado. Claramente, ésta es una intervención, aunque puede haber distintas argumentaciones.
Si está claro que la conclusión de esta sesión será que a ella sólo asistió el 23 por ciento de los diputados. ¿Qué se va a saber? ¿Los argumentos que se han dado? Lo único que se va a conocer es que la Izquierda reprimió al partido Comunista, como lo hace con la Oposición, porque cuando la Concertación se manifiesta en las tribunas, no veo la misma actitud, como la que tomó hoy el Presidente interino de esta Cámara.
Por último, quiero señalarle al diputado Mora -por intermedio de su señoría- que en Haití no hay tropas. Para algunos, las que dieron el golpe de estado son norteamericanas, porque allí no existen.
Ahora, lo importante, en primer lugar, es que no hubo consulta como en otras oportunidades; o sea, cuando le conviene al Gobierno.
En segundo lugar, hubo apresuramiento. Obviamente, está en duda si Chile tuvo una actitud intervencionista.
Por último, hay que decir que lo que les importa a los chilenos. Aunque aquí pueden darse múltiples razones de estado, ¿les importa a ellos que haya tropas nacionales en Haití?
El Presidente de la República , en un programa de televisión, el domingo pasado, se tomó más de diez minutos para contestar la pregunta -no dejando hablar al periodista que lo entrevistaba- acerca de cuánto le costaba al país el envío de tropas a Haití. ¿Naciones Unidas va a devolver el dinero? Hizo toda una exposición de estado sobre las implicancias y enfatizó que aquí no había que hablar de costos, sino de política internacional chilena y de logros para sus ciudadanos. Pero, claro está, los chilenos se preguntan desde una perspectiva más simple: ¿En qué se están gastando los recursos? En algo que verdaderamente no contribuye a nada. No era necesario que Chile enviara tropas allá. Habrá distintas razones; aquí se han dado varias, pero, en el fondo, insisto, la medida no nos beneficia en nada y esta sesión va a quedar, como tantas otras, para la historia, porque no va a tener ninguna repercusión. El Gobierno ya ha tomado la decisión; podrá haber distintas opiniones; pero esta sesión no significará absolutamente nada.
No nos vaya a pasar lo que nos ocurrió en Venezuela, hace un tiempo, al reconocer un golpe de Estado. Llama la atención la actitud del Gobierno en esta materia. ¡Qué bueno que el Presidente de la República haya dicho al país que él asumía la responsabilidad en el caso de que uno de nuestros militares muriera en Haití! Los chilenos se preguntan: ¿Por qué actúa así el Gobierno? ¿Para demostrarle al mundo que no está aislado en el hemisferio? Muy simple, estos recursos los pagan todos chilenos. Dirán que hay razones de Estado superiores. Son expresiones simplistas; pero los chilenos necesitan del simplismo para poder vivir, para tener un mejor estándar de vida. Porque el hecho de que los estemos en Haití, dando prestigio a la política internacional de Chile, no significa ningún beneficio para los miles de cesantes que cada día buscan trabajo en el país.
He dicho.
El señor LEAL (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el diputado Camilo Escalona.
El señor ESCALONA.-
Señor Presidente, en primer lugar, quiero hacerme cargo de la invitación del diputado Cardemil en el sentido de mirar uno de los aspectos constitucionales involucrados en la decisión adoptada por el Presidente de la República , cual es hacer partícipes a ambas Cámaras del Congreso Nacional en las tomas de decisión cuando ocurran circunstancias como la que hoy debatimos.
Los diputados de la Concertación no tenemos ninguna dificultad en asumir esa invitación. No somos los redactores de la Constitución del 80. Hemos trabajado muchas veces por modificarla. De hecho, en el Senado, actualmente, hay un importante paquete de reformas constitucionales e invito al diputado Cardemil para que influya en su bancada de senadores con el objeto de que se agregue a ellas este acápite.
El señor LEAL ( Vicepresidente ).-
Diputado Escalona, el diputado señor Cardemil le solicita una intervención.
El señor ESCALONA.-
Señor Presidente, las interrupciones se cargan al tiempo limitado del que está interviniendo.
Subrayo que nosotros no hemos mantenido congelada la Constitución del 80. Aquí hay responsabilidad de la Oposición, de la cual el diputado Cardemil tiene que hacerse cargo, porque no es válido que se insista en que los defectos de la Constitución se traspasen a las bancadas de la Concertación que, insisto, sistemáticamente han tratado de modificarla. No se trata de una competencia respecto de quién logra descubrir más defectos en ella. Si en este caso se toma el acuerdo de que sería preferible que ambas cámaras participen en una decisión de esta naturaleza, estamos dispuestos a concurrir a él. Así lo hemos dejado de manifiesto en el proyecto de acuerdo que presentamos sobre la materia.
De modo que ruego que no se imputen a la Concertación los déficit de una Constitución que no redactó.
En segundo lugar, en relación con el tema propiamente tal, quiero subrayar que el interés del país aconseja tener una política exterior capaz de actuar y hacerse cargo de los desafíos de un mundo globalizado. Es lo que el Presidente de la República , Ricardo Lagos , expuso al país en la entrevista televisiva a la que se hizo mención. Señaló, con mucha claridad, que es enteramente mezquino tratar de descubrir en una discusión el costo pecuniario de una decisión de esta naturaleza, el cual, en todo caso, es bajísimo. Además, explicó que no será necesario modificar la ley de Presupuestos, porque se financiará con los recursos del Ministerio de Defensa ya aprobados por el Congreso Nacional.
En consecuencia, se está tratando de generar una discusión absolutamente falsa.
Pero, más allá de este tema, un país pequeño, como el nuestro, para poder hacer valer su derecho como nación, debe ser capaz de asumir el desafío de un mundo globalizado.
Al respecto, las posiciones de nuestros críticos, tanto de la Derecha como los eventuales de la Izquierda -porque en el debate se ha mencionado la presencia en las tribunas de un grupo de jóvenes comunistas, que recientemente hizo manifestaciones y lanzó panfletos, lo que obligó a su desalojo-, no dan cuenta de que la estabilidad regional es de la más alta importancia para un país como Chile que, para poder desarrollarse, necesita actuar en un mundo estable y en paz. La crítica en cuanto a que está involucrándose en un desafío que va más allá de sus posibilidades, se hace sobre la base de esa incomprensión. La seguridad exterior del país es un bien público que exige, entre otras materias, una política exterior capaz de participar en la política del mundo globalizado.
En ese sentido, hay un tema que, desde mi punto de vista, no ha sido suficientemente subrayado en esta discusión. La Organización de las Naciones Unidas pidió la participación de Chile en la fuerza multinacional para poder restablecer la paz en Haití.
En ocasiones, la decisión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas no llegó a tiempo; no fue oportuna. Incluso, en otras, su falta de decisión costó centenares de miles de vidas. Ha habido casos dramáticos como los de Ruanda y Liberia, en el continente africano, donde la participación tardía de Naciones Unidas significó el completo desgarramiento de esas naciones y el costo de centenares de miles de vidas. ¿Cuál es la crítica que se hizo? Que Naciones Unidas no actuó a tiempo y que pudo haber preservado a esas naciones, al continente africano y a la humanidad en su conjunto, de esa crisis humanitaria.
Sepámoslo bien: Las crisis humanitarias significan la muerte de centenares de miles de personas en combates irracionales, en particular de niños que son arrojados a la hambruna y la pobreza. Además, como la experiencia lo indica, otras miles de personas huyen de los frentes de combate, de cualquier manera y recurriendo a cualquier instrumento. Acordémonos de la crisis humanitaria que se produjo hace algunos años en Vietnam, cuando los mares se vieron plagados de embarcaciones con decenas de miles de personas que huían buscando sobrevivir de cualquier forma.
Cuando el Presidente de la República , Ricardo Lagos, expresó que aquí había una obligación ética de nuestra nación, que hoy goza de paz y libertad, lo dijo pensando en que Haití también debía gozar de las mismas condiciones. Este desafío de nuestra política exterior de participar en las misiones de paz de las Naciones Unidas lo asume el país porque así lo exige el derecho internacional.
He dicho.
El señor LEAL (Vicepresidente).-
Tiene la palabra la ministra de Relaciones Exteriores, señora María Soledad Alvear.
La señora ALVEAR, doña María Soledad ( ministra de Relaciones de Exteriores ).-
Señor Presidente , como ha transcurrido buena parte de la tarde, permítame recoger tres puntos de las inquietudes aquí planteadas.
En primer lugar, los principios. Ha quedado suficientemente claro, a través de distintas intervenciones de honorables diputadas y diputados, que el principio fundamental que ha estado presente y que ha inspirado a Chile a tomar esta decisión es el multilateralismo. En un mundo global es fundamental la existencia de reglas. Como se ha recordado en esta Sala, Chile no ha participado cuando no ha habido una resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas; pero en este caso, en circunstancias de que Chile es parte del grupo de amigos de Haití, y habiendo trabajado en el ámbito de la OEA durante años, conociendo la situación dramática de Haití, y habiéndose derivado el problema, a fines de febrero, desde la Organización de Estados Americanos al Consejo de Seguridad, porque ya no tenía las herramientas suficientes, el Consejo de Seguridad toma la decisión, el 29 de febrero, en forma unánime, de enviar fuerzas multinacionales a ese país. ¿Para qué? Para evitar una eventual catástrofe humanitaria. Es así como, entonces, Chile interviene, luego de que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas adopta -reitero- una resolución unánime frente a una eventual catástrofe humanitaria, además de la violencia existente en Haití.
En segundo lugar, aquí se ha mencionado la existencia de un “cambio de doctrina”. En la actualidad, Chile está participando en ocho misiones de paz en el exterior, cinco de las cuales se basan en lo establecido en el Capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas. Con antelación, ha participado en otras cinco misiones, dos de las cuales también se realizaron en virtud del capítulo señalado. Ello refleja que no ha habido un cambio de visión, en la medida en que el cuerpo legal a que se ha hecho alusión establece claramente la posibilidad de entrar en un determinado país y en atención a que Chile ha decidido actuar -lo hemos reiterado en varias oportunidades- previa decisión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas o de las Naciones Unidas.
¿Por qué Chile resuelve actuar? Primero, porque no queremos estar ausentes en catástrofes humanitarias que puedan desencadenarse en un país de la región. Estamos porque consideramos que así como trabajamos arduamente -lo continuamos haciendo- para fijar reglas económicas en el ámbito de la Organización Mundial de Comercio -se trata de un punto fundamental-; así como trabajamos en la construcción de una nueva arquitectura financiara; así como trabajamos en las modificaciones pertinentes en el ámbito político del mundo -y queremos estar en ese diálogo-, también la política exterior, además de tener un componente político y económico, posee un componente ético llamado solidaridad.
Para un drama como el que está viviendo Haití, por cierto -aprovecho este instante para decirlo- que no van a ser suficientes tres meses. Sin duda, la resolución señala una primera fuerza multinacional de tres meses.
¿Cuánto tiempo hemos estado en Timor Oriental? Todavía no regresamos. Hemos estado más de dos años en ese país; seguimos ahí y se va a requerir, para la mantención de la paz, probablemente de nuestra presencia durante más tiempo. Esa es la tarea de Naciones Unidas.
¿Por qué nos horrorizamos cuando ocurrieron las masacres en Ruanda y en la ex Yugoslavia y no hicimos nada?
No podíamos estar ausentes, si estaba a nuestro alcance asistir, en un drama que acontecía en un país de la región.
Les pido que escuchen cuál es la situación de los niños en Haití. Más del 40 por ciento de la población de Haití tiene menos de 14 años; la mitad tiene sida, pero lo más grave lo refleja un informe de la Unicef, entregado ayer, que dice: “La crisis política en Haití ha provocado una crisis humanitaria de proporciones alarmantes, que afecta especialmente a los niños. La situación es descrita como desoladora. Los niños corren el riesgo de morir por el precario estado de salud en que se encuentran producto del abandono en que los han dejado sus madres que pasan el día buscando alimentos y agua para subsistir.”
Un funcionario de la Unicef dijo: “Nunca había visto, en 25 años de experiencia, algo como en Haití, ni siquiera en situaciones de conflicto y de posguerra”.
¿Podemos taparnos los ojos frente a esta realidad? La urgencia era fundamental para estar presentes. Gracias a que tenemos la fuerza, en la cual Chile participa, es que el avión con ayuda alimentaria pudo llegar para que esos niños no murieran de hambre. Esa es la mejor respuesta de por qué teníamos que actuar en forma urgente en un país de la región.
Gracias, señor Presidente.
-Aplausos.
El señor LEAL (Vicepresidente).-
Tiene la palabra la señora Michelle Bachelet, ministra de Defensa.
La señora BACHELET, doña Michelle ( ministra de Defensa Nacional ).-
Señor Presidente , ojalá en el mundo no fuera necesario que existieran operaciones de paz; ojalá que sólo tuviéramos que mantener la paz y no imponerla; ojalá que la capacidad institucional de los Estados y la capacidad de sus fuerzas políticas para enfrentar los problemas fuera de tal nivel que Naciones Unidas no estuviera preocupada de situaciones humanitarias ni de violencia al interior de sus países miembros.
Digo esto porque ojalá las operaciones de paz que a Chile le plantearan fueran tranquilas, exentas de complicaciones, que prácticamente no fueran necesarias; pero ese no es el mundo ni es la vida. Pero Chile se ha comprometido por la paz y a ayudar a solucionar problemas donde la paz está en riesgo.
Por eso, en 1999 Chile cambio su política e incorporo, con todas las condiciones que aquí se han señalado, la posibilidad de ser partícipe en una operación del así llamado Capítulo VII o política de imposición de paz.
Ahora bien, la mayoría de las operaciones de paz que hoy se realizan en el mundo son en virtud del Capítulo VII. Prácticamente no existen operaciones por Capítulo VI, puesto que el tipo de violencia se ha incrementado, haciéndose necesario contar con fuerzas que se interpongan entre grupos o facciones que puedan estar actuando con violencia, la que termina, para su población, en destrucción o muerte.
Chile decidió ir a Haití por todo lo que aquí se ha señalado.
Me han preguntado una serie de cosas y hay algunos detalles que me parecieron de conocimiento público, por lo que no quise prolongar mi exposición inicial.
El decreto de autorización que el Presidente envió en su momento al Senado, conlleva una misión que era consecuencia de la resolución del Consejo de Seguridad.
¿Qué plantea el Consejo de Seguridad? Plantea que los Estados pueden conformar una fuerza multinacional provisional, dado que Naciones Unidas requiere al menos tres meses para poder conformar una fuerza que dirija directamente, de manera de -aquello que yo señalé era el fin deseado de esta misión- crear condiciones de orden, paz y seguridad que permitan que el pueblo de Haití siga teniendo un desarrollo normal y que pueda, además, salir de la extrema y crítica situación que aquí se ha señalado.
Noventa días no es, ni nadie lo pretende, el tiempo necesario para resolver el conflicto de Haití. Noventa días es la tarea que se le pide a esta fuerza provisional para crear las primeras condiciones para que posteriormente concurra una fuerza de Naciones Unidas, apoyada por los países donantes.
Chile continuará contribuyendo al restablecimiento de la institucionalidad y al desarrollo de los hospitales. Como ministra de Salud me correspondió participar activamente junto con la Agci -Agencia de Cooperación Internacional-, en la conformación de cuadros de personal del área de la salud y en la habilitación de hospitales y consultorios. Esto también viene desde el gobierno del entonces Presidente Frei Ruiz-Tagle. Se inició un programa de asistencia muy fuerte a Haití y eso, sin duda, es la tarea que se continuará una vez que se creen todas las condiciones para que, efectivamente, los gobiernos, los trabajadores internacionales, las ONG -que han estado actuando activamente en Haití- puedan llevar adelante su tarea.
Ahora bien, el decreto que el Presidente envió al Senado, y que fue aprobado éste, planteaba que la autorización fuera por 90 días prorrogables.
El mecanismo de eventual prórroga de una fuerza de paz chilena allá, es el mismo que ha existido siempre. Por lo tanto, no veo cuál puede ser la duda, porque cada vez que exista la necesidad de prorrogar este mandato, se aplicará el mecanismo correspondiente. Además, me ha tocado como ministra de Defensa estar permanentemente en la Comisión de Defensa del Senado recurriendo a este procedimiento.
La consulta sobre el tema del financiamiento la contesté, pero probablemente mi respuesta no fue escuchado por todos. ¿Quién paga y cuánto cuesta la permanencia de tropas chilenas en Haití? Ya he señalado que será pagada con cargo a varios rubros del Presupuesto de Defensa. Uno es el Fondo de Operaciones de Paz; otro, es la parte correspondiente al tema de las remuneraciones, pues cuando nuestros soldados van afuera reciben el salario en moneda extranjera de acuerdo con lo que dispone el decreto con fuerza de ley Nº 1 para cualquier militar en el extranjero.
Al respecto hay un tema que hemos estado trabajando en el Ministerio de Defensa, puesto que el decreto con fuerza de ley Nº 1 se dictó antes de que las operaciones de paz no fueran consideradas salarios especiales para las tropas de operaciones de paz y, por lo tanto, nuestras tropas reciben el mismo salario que un agregado, un secretario, un chofer o cualquier miembro de una misión militar en el extranjero. Por lo tanto, parte de lo que está considerado en el Presupuesto de la nación para el salario irá derivado a moneda extranjera para pagar el salario más la diferencia que se debe complementar, puesto que el salario es mayor del que recibe en el país debido al decreto con fuerza de ley Nº 1. Por lo tanto, el gasto se solventará con cargo al Presupuesto de Operaciones de Paz, Presupuesto de Defensa para Salarios y también a la Cuarta Cuenta del rendimiento del cobre, en la cual hemos obtenido un incremento muy importante. Es así como se ha estimado para el año 2003, aproximadamente, 23 millones de dólares, dado que, claramente, el precio del cobre aumentó de manera muy significativa y, además, se aplica perfectamente a este objetivo debido a que una parte se destina a equipamiento y combustible, que son los elementos que la ley del cobre tiene considerados y que, por lo demás, no se puede gastar en ningún otro elemento que el señalado por la ley propiamente tal.
Por otro lado, éste es un costo entre comillas, pues todo el equipamiento que no se acaba dentro del período de los 90 días, es patrimonio de Chile en el extranjero, y volverá con nuestras tropas.
El costo estimado del total de la operación gira entre los 3 y 4 millones de dólares. Hablo de “costo estimado” no porque no tengamos con certeza su monto, sino porque una parte de ese costo lo pone Estados Unidos. Por ejemplo, el combustible y su transporte, algunos elementos médicos, etcétera.
Los recursos para financiar el costo de la operación están garantizados y no significa quitar dinero a las Fuerzas Armadas, pues está para Cuarta Cuenta, que depende del Ministerio de Defensa para tareas conjuntas y para otro tipo de tareas que deben ser aprobadas por el Consejo Superior de Defensa Nacional, como se realiza permanentemente con todos los recursos asignados a la ley del cobre. Por lo tanto, las Fuerzas Armadas no verán deteriorados sus proyectos de modernización con esto, porque se hará con el incremento del rendimiento de la ley del cobre.
En cuanto al segundo elemento relacionado con el tema de las misiones -pregunta del diputado Ulloa-, quiero decir que se debe diferenciar entre que esto se haya realizado con rapidez y que haya habido poca seriedad o poca responsabilidad.
Sin duda, en todas partes ha llamado mucho la atención que el Ejército de Chile haya sido capaz de responder activamente en 48 horas y con un tremendo entusiasmo por parte de la gente que viajó, que sabe que puede entregar un aporte a la paz en un país como Haití.
Las Fuerzas Armadas tenían asignadas misiones generales, las que he leído en detalle. Lo que cambió ayer -parece que no se escuchó cuando lo manifesté- fue que se hizo una protocolización oficial de la fuerza multinacional, con presencia del Presidente y del Primer Ministro de Haití , nombrados por el Grupo de Sabios. En esa oportunidad, se definió un área más específica para cada una de las cuatro fuerzas.
Hasta ayer, cada fuerza tenía un conjunto de tareas que llevar a cabo, pero se protocolizó la división de Haití, con el objeto de establecer quienes se harían cargo del norte y del sur de Puerto Príncipe. No es que el “Batallón Chile” haya ido sin tareas. Llevaba tareas claras, pero generales. Lo que se estaba conformando en el terreno era la fuerza multinacional provisional, que cuenta con gente nuestra en todos los niveles para garantizar que la fuerza chilena esté cumpliendo misiones de acuerdo con los intereses del país.
Y para que no cumpla nada que vaya en contra de nuestros principios, valores e intereses, tenemos no sólo al general Piuzzi, agregado nuestro en Washington, quien ha estado a la cabeza de todas las negociaciones, sino, además, oficiales en Miami y Haití, y por cierto, a nuestro comandante del batallón, quien es responsable y define las tareas de acuerdo al marco general que se ha acordado con la fuerza multinacional.
En relación con lo expresado por el diputado Leay respecto de la protección y la inmunidad, deseo señalar -no sé si no se me escuchó o si no fui muy clara- que toda operación de paz, creada por resolución de las Naciones Unidas, tiene una suerte de inmunidad. Además, tienen reglas claras de enfrentamiento, que definen en qué condiciones se responde a cada situación. Pero justamente, porque hemos actuado con seriedad y responsabilidad, nos ha parecido que ese marco, que es con el cual la gran mayoría de las fuerzas de operación de paz operan en el mundo, no es suficiente y, por lo tanto, les otorgamos un grado superior de protección.
Por esa misma razón, cuando nuestras fuerzas fueron a Chipre, a Bosnia o a Kosovo, además del marco internacional que rige la materia, firmamos un acuerdo con cada gobierno, con lo cual, además de mayor protección, damos la jurisdicción chilena a nuestras fuerzas armadas en el extranjero. Eso lo hicimos con el batallón argentino en Chipre y con el batallón británico, en Bosnia. En eso ha estado trabajando nuestro embajador y es lo que Cristián Barros estuvo estudiando la semana recién pasada. El subsecretario de Defensa irá para garantizar que esté absolutamente todo amarrado.
Con respecto al riesgo de las operaciones del Capítulo VII, considero conveniente tener otra instancia de debate en relación con este capítulo, ya sea en la Comisión de Defensa o en la Sala de la Cámara.
Debo dejar constancia de que, afortunadamente, todas las fuerzas de paz que hemos mandado al extranjero, no hemos tenido ninguna pérdida que lamentar. ¡Ninguna! Los únicos fallecimientos se produjeron en un entrenamiento en Peldehue, el año pasado, debido al volcamiento de un Mowac, en que murieron tres funcionarios del Ejército y uno de la Armada, quienes estaban listos para incorporarse a una operación Capítulo VI, en Chipre.
Existen riesgos en toda operación de paz; en toda la carrera militar. Hace una semana, un subteniente de la Fuerza Aérea, en un curso de comando de la Armada, no logró salir del fondo del mar y falleció. Existen miles de ejemplos de riesgos.
Es responsabilidad del Estado, del Ministerio de Defensa y del Ejército de Chile dotar a su personal de todas las condiciones para una máxima protección, así como capacitarlos y entrenarlos para que no exista la posibilidad de lamentar alguna situación dolorosa, en el entendido de que siempre hay riesgos en una actividad de esta naturaleza.
En ese sentido, el Ejército de Chile -así lo señaló su comandante en jefe- y el Ministerio de Defensa, a través de Cecopac, han insistido en que un buen entrenamiento, la existencia de reglas de enfrentamiento claras, que se entregan a cada soldado escritas en una tarjeta, lo cual les permite saber exactamente cómo moverse, disminuyen mucho el riesgo. Además, cada unidad de patrulla va al mando de suboficiales o sargentos de alta experiencia. Es decir, aparte de las reglas, se aprovecha la experiencia del hombre-uniforme, lo que les permitirá responder adecuadamente a una situación. Asimismo, tienen la posibilidad de ir apropiadamente equipado, cuestión que el Gobierno de Chile ha garantizado a nuestras tropas. Por lo demás, se trata de una exigencia de las Naciones Unidas para estar en condiciones de cumplir su tarea.
En ese sentido, les puedo asegurar que hemos tomado todas las providencia para evitar pérdidas que lamentar.
Pero no sólo eso. Nuestras fuerzas militares, que se han unido con otras fuerzas, han sido reforzadas con más médicos, traumatólogos y enfermeros de combate a fin de contar con un hospital adecuado para responder a cualquier situación que pudiera presentarse.
También se ha nos preguntado aquí si Chile ha caído en la mira de Al Qaeda, como consecuencia de nuestra participación en la operación en Haití. Al respecto, cabe señalar que habría habido alguna posibilidad de riesgo si nuestras tropas hubiesen ido a Irak. En ese caso, resulta claro que nos habríamos creado el riesgo de sufrir una acción de tipo terrorista.
Me parece muy bueno que meditemos sobre el riesgo del terrorismo, pero también es cierto que en el pasado se nos dijo, públicamente y en reuniones privadas, que si no íbamos a Irak correríamos riesgos políticos o no podríamos firmar un determinado tratado de libre comercio; pero Chile, en una actitud seria, responsable y consecuente con sus principios, no fue a ese país.
Aprovecho para contarles, como lo hice en su oportunidad en la Comisión de Defensa, que hicimos un trabajo muy denodado para asegurarnos que no corriéramos riesgos por el solo hecho de pertenecer al Consejo de Seguridad, aunque no votáramos a favor.
Efectivamente, cualquier decisión de política exterior conlleva riesgos. Si bien en su momento no fuimos a Irak, a mi juicio el Estado debe tener siempre la información necesaria y tomar las medidas, lo que ha realizado permanentemente para prevenir el terrorismo y contar con las respuestas necesarias para combatirlo.
Las razones políticas fundamentales para el envío de tropas a Haití han sido señaladas por la canciller, pero quiero añadir otro concepto aparte de la solidaridad: la coherencia. Lo peor que nos puede pasar a los países pequeños en un mundo unilateral es que no exista el derecho internacional, porque la posibilidad de que no se respeten los acuerdos internacionales es enorme cuando la fuerza es asimétrica. Por lo tanto, si apostamos por la multilateralidad -éstas no son palabras vacías, sino que concretas, que tienen que ver con acciones específicas- y si además existe un acuerdo unánime, lo mínimo que podemos hacer es ser coherentes. Chile ha tenido la capacidad de responder y de ser coherente, pues creemos que la multilateralidad no es sólo un discurso. Eso motivó en gran medida al Presidente de la República , aparte de todo lo que aquí se ha señalado, para adoptar la decisión que nuestras tropas estuvieran en 48 horas en Puerto Príncipe. El primer escalón cumplió con dicho plazo y el segundo partió la semana pasada a esa ciudad, en la que han estado desarrollando sus tareas. Esperamos que nos puedan seguir llenando de orgullo.
He dicho.
-Aplausos.
El señor LEAL (Vicepresidente).-
Cerrado el debate.
El señor Secretario informará sobre los pareos existentes y, a continuación, va a dar lectura al proyecto de acuerdo Nº 372.
El señor LOYOLA ( Secretario ).-
Me permito informar a la Sala que está vigente el pareo entre los honorables diputados señores Carlos Hidalgo e Iván Paredes.
Proyecto de acuerdo Nº 372, de los señores Ulloa, señoras Cristi, doña María Angélica y Pérez, doña Lily, y señores, Bauer, Pérez, don Víctor; Norambuena, Hernández, Cardemil, Egaña, Leay y Correa.
“Considerando:
Que se ha generado gran interés y fuerte preocupación pública por la decisión del Gobierno en el sentido de enviar tropas militares chilenas a Haití, país que se ha visto envuelto en una crisis interna de proporciones y que ha motivado la salida del ex Presidente Aristide tanto de la presidencia como de su nación.
Que ennoblece a todo país prestar ayuda humanitaria o militar cuando es estrictamente necesario, especialmente cuando estas acciones responden al espíritu fundador de las instituciones internacionales tanto de Chile como de la mayoría de los países del continente.
Que, del mismo modo, antes de tomar una decisión de tanta importancia y de consecuencias poco previsibles, es necesario verificar, por todos los medios posibles, que el sentir mayoritario de la nación extranjera va en la línea de recibir la ayuda que los países amigos deseen brindarle. Desde esta perspectiva, y a mayor abundamiento, no han quedado claras ante la opinión pública internacional las circunstancias que rodearon el alejamiento del ex Presidente Aristide de su cargo, toda vez que él mismo ha señalado que fue forzado a dejar la presidencia, motivado por el uso de la fuerza externa.
Que la nobleza y la tradición internacional de los hombres de armas chilenos y del país no pueden verse amenazadas por decisiones que en el tiempo pueden aparecer como erróneas, por lo que los constantes despachos internacionales que muestran a los haitianos expresándose desfavorablemente respecto del ingreso de tropas extranjeras a su país, incluso hasta el punto de hablar de “intromisión”, deben ser causa de preocupación y análisis por parte del Gobierno y, en particular, de los ministerios naturalmente llamados a resolver sobre estas materias.
Que, además, deben ampliarse los espacios y los márgenes del debate previo a la ejecución de la toma de una decisión que implique el envío de chilenos a zonas de potencial o actual conflicto, ya que, en este caso del envío de tropas a Haití, ha quedado la impresión de que no se han agotado debidamente los diálogos y el intercambio de opiniones que exige toda decisión relevante y fundada. A este respecto, cabe concordar con lo expresado por el Presidente del honorable Senado, en el sentido de que, antes de tomar la decisión, S.E. el Presidente de la República debió haber consensuado y consultado, al menos, a los actualmente llamados a autorizar formalmente el envío de militares a algún país extranjero.
La Cámara de Diputados acuerda:
1. Oficiar a S.E. el Presidente de la República a fin de expresarle la preocupación de esta Corporación por la forma en la que se ha procedido en el caso del envío de tropas chilenas a Haití, toda vez que es de su parecer que no se agotaron debidamente los canales normales y democráticos para consensuar una decisión de esta envergadura.
2. Asimismo, la Corporación acuerda expresar formalmente al Supremo Gobierno que, en su opinión, los ministerios encargados de la conducción de los intereses exteriores y de defensa nacionales han debido proporcionar mayores antecedentes a la opinión pública, a fin de esclarecer las dudas que legítimamente se han planteado en torno a las circunstancias que rodearon el alejamiento del ex Presidente de Haití del poder, toda vez que la definición de estos hechos determina y califica lo que allí realmente está ocurriendo.”
El señor LEAL (Vicepresidente).-
En votación.
El señor LEAL (Vicepresidente).-
-Votaron por la afirmativa los siguientes señores diputados:
-Votaron por la negativa los siguientes señores diputados:
El señor LEAL (Vicepresidente).-
El señor Secretario va a dar lectura al proyecto de acuerdo Nº 373.
El señor LOYOLA ( Secretario ).-
Proyecto de acuerdo Nº 373, del señor Burgos, señora Allende, doña Isabel; señores Riveros y Jarpa, señora Caraball, doña Eliana; y señores Tuma, Mora, Escalona, Ortiz y Silva.
“Considerando:
Que el Gobierno de Chile, al acoger lo solicitado por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en su resolución N° 1.529, de 2004, dispuso el envío de tropas del Ejército para sumarse a la operación de paz organizada para Haití, frente a la situación de inestabilidad política, humanitaria y de seguridad producida por la renuncia del Presidente Jean Bertrand Aristide.
Que Haití es el país más pobre de la región, en donde 3,8 millones de sus habitantes pasan hambre diariamente, de modo que la actual situación de inestabilidad política que lo afecta implica el potencial de convertirse en una profunda crisis humanitaria de alcance regional.
Que su situación política interna, caracterizada por la anarquía y la ingobernabilidad, amenazaba con la explosión inminente de un verdadero baño de sangre entre fracciones rivales, la que, de no mediar la intervención de las Naciones Unidas, podría haber significado miles de víctimas inocentes, con las evidentes repercusiones para toda la zona del Caribe.
Que la política exterior de Chile, en relación con las operaciones de paz, se ha sustentado siempre en su compromiso con la paz internacional y con la protección de los derechos de las personas en situaciones de vulnerabilidad.
Que la operación de paz desplegada en Haití ha sido encomendada en virtud del capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas. Esto es, se trata de una misión de imposición de la paz, semejante a otras operaciones de igual naturaleza en que contingentes chilenos han participado en el pasado en otros lugares del mundo.
Que la decisión adoptada por el Gobierno de Chile, con el acuerdo del honorable Senado, no significa, desde ningún punto de vista una intervención en los asuntos internos de Haití, sino que, muy por el contrario, se limita a velar por la paz, evitar el derramamiento de sangre y ayudar al pueblo haitiano a restablecer el estado de derecho y la democracia.
Que, junto al envío de tropas destinadas a imponer la paz, el Estado de Chile ha anunciado su intención de colaborar con el pueblo haitiano en el restablecimiento del estado de derecho, la gobernabilidad democrática y la promoción de la ayuda internacional para la resolución de sus problemas socioeconómicos.
Que la participación de tropas chilenas en las operaciones de paz en Haití es coherente con los objetivos de las políticas exterior y de defensa chilenas. Se ha respondido a un requerimiento del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, junto a países que son socios económicos importantes y con quienes Chile comparte, entre otras cosas, el interés en promover la estabilidad y la paz en la región.
El señor LEAL (Vicepresidente).-
En votación el proyecto de acuerdo.
El señor LEAL (Vicepresidente).-
-Votaron por la afirmativa los siguientes señores diputados:
-Votaron por la negativa los siguientes señores diputados:
-Se abstuvieron los diputados señores:
El señor LEAL ( Vicepresidente ).-
Por haber cumplido con su objeto, se levanta la sesión.
-Se levantó la sesión a las 20.01 horas.
JORGE VERDUGO NARANJO,
Jefe de la Redacción de Sesiones.