Labor Parlamentaria
Diario de sesiones
- Alto contraste
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Índice
- DOCUMENTO
- PORTADA
- I. ASISTENCIA
- II. APERTURA DE LA SESIÓN
- III. CUENTA
- IV.
ORDEN DEL DÍA
-
INFORME DE PRESIDENTE DEL BANCO CENTRAL
- ANTECEDENTE
- INTERVENCIÓN : Alejandro Foxley Rioseco
- INTERVENCIÓN : Jovino Novoa Vasquez
- INTERVENCIÓN : Jose Garcia Ruminot
- INTERVENCIÓN : Antonio Horvath Kiss
- INTERVENCIÓN : Hernan Larrain Fernandez
- INTERVENCIÓN : Jorge Martinez Busch
- INTERVENCIÓN : Nelson Jaime Avila Contreras
- INTERVENCIÓN : Hosain Sabag Castillo
- INTERVENCIÓN : Jaime Orpis Bouchon
- INTERVENCIÓN : Roberto Munoz Barra
- INTERVENCIÓN : Nelson Jaime Avila Contreras
- INTERVENCIÓN : Alejandro Foxley Rioseco
- INTERVENCIÓN : Enrique Silva Cimma
-
INFORME DE PRESIDENTE DEL BANCO CENTRAL
- CIERRE DE LA SESIÓN
Notas aclaratorias
- Debido a que muchos de estos documentos han sido adquiridos desde un ejemplar en papel, procesados por digitalización y posterior reconocimiento óptico de caracteres (OCR), es que pueden presentar errores tipográficos menores que no dificultan la correcta comprensión de su contenido.
- Para priorizar la vizualización del contenido relevante, y dada su extensión, se ha omitido la sección "Indice" de los documentos.
REPÚBLICA DE CHILE
DIARIO DE SESIONES DEL SENADO
PUBLICACIÓN OFICIAL
LEGISLATURA 349ª, ORDINARIA
Sesión 33ª, en miércoles 10 de septiembre de 2003
Especial
(De 10:51 a 13:44)
PRESIDENCIA DEL SEÑOR ANDRÉS ZALDÍVAR, PRESIDENTE
SECRETARIO, EL SEÑOR CARLOS HOFFMANN CONTRERAS, TITULAR
Í N D I C E
Versión Taquigráfica
Pág.
I. ASISTENCIA.........................................................................
II. APERTURA DE LA SESIÓN.............................................................
III. CUENTA...........................................................................
IV. ORDEN DEL DÍA:
Informe de Presidente del Banco Central ..............................................
I. ASISTENCIA
Asistieron los señores:
--Aburto Ochoa, Marcos
--Arancibia Reyes, Jorge
--Ávila Contreras, Nelson
--Boeninger Kausel, Edgardo
--Bombal Otaegui, Carlos
--Canessa Robert, Julio
--Cantero Ojeda, Carlos
--Coloma Correa, Juan Antonio
--Cordero Rusque, Fernando
--Espina Otero, Alberto
--Fernández Fernández, Sergio
--Foxley Rioseco, Alejandro
--Frei Ruiz-Tagle, Carmen
--García Ruminot, José
--Horvath Kiss, Antonio
--Larraín Fernández, Hernán
--Martínez Busch, Jorge
--Moreno Rojas, Rafael
--Muñoz Barra, Roberto
--Novoa Vásquez, Jovino
--Orpis Bouchón, Jaime
--Parra Muñoz, Augusto
--Pizarro Soto, Jorge
--Prokurica Prokurica, Baldo
--Ríos Santander, Mario
--Romero Pizarro, Sergio
--Sabag Castillo, Hosaín
--Silva Cimma, Enrique
--Stange Oelckers, Rodolfo
--Valdés Subercaseaux, Gabriel
--Vega Hidalgo, Ramón
--Zaldívar Larraín, Andrés
Concurrieron, además, el señor Presidente , y los señores Consejeros y Gerente de la División de Estudios del Banco Central .
Actuó de Secretario el señor Carlos Hoffmann Contreras, y de Prosecretario, el señor Sergio Sepúlveda Gumucio.
II. APERTURA DE LA SESIÓN
--Se abrió la sesión a las 10:51, en presencia de 17 señores Senadores.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés (Presidente).-
En el nombre de Dios, se abre la sesión.
III. CUENTA
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Se va a dar cuenta de los asuntos que han llegado a Secretaría.
El señor SEPÚLVEDA ( Prosecretario ).-
Las siguientes son las comunicaciones recibidas:
Oficios
Dos de la Honorable Cámara de Diputados:
Con el primero, comunica que ha aprobado las modificaciones propuestas por el Senado al proyecto de ley que permite la emisión de deuda pública mediante medios inmateriales y autoriza al Fisco y a otras entidades del sector público para la contratación de instrumentos de cobertura de riesgos financieros (Boletín Nº 3.258-05).
--Se toma conocimiento y se manda archivar junto a sus antecedentes.
Con el segundo, comunica que ha dado su aprobación, con la excepción que indica, a las modificaciones propuestas por el Senado al proyecto sobre fomento a la música chilena, con urgencia calificada de "simple" (Boletín Nº 2.287-04).
Asimismo, indica la nómina de los Honorables señores Diputados que integrarán la Comisión Mixta que deberá formarse en cumplimiento de lo establecido en el artículo 68 de la Carta Fundamental.
--Se toma conocimiento y se designa a los señores Senadores miembros de la Comisión de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología para que integren la señalada Comisión Mixta.
De la señora Ministra de Relaciones Exteriores , mediante el cual da respuesta a un oficio enviado en nombre del Senador señor Orpis, referido a la posibilidad de materializar un proyecto de importación de energía eléctrica para la localidad de Visviri, Primera Región .
Del señor General Director de Carabineros , subrogante, con el cual contesta un oficio enviado en nombre del Honorable señor Espina, relativo a la posibilidad de proporcionar a la Tenencia de Carabineros de la comuna de Galvarino, Novena Región, un vehículo con las características que indica.
--Quedan a disposición de los señores Senadores.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Terminada la Cuenta.
IV. ORDEN DEL DÍA
INFORME DE PRESIDENTE DEL BANCO CENTRAL
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
El Senado ha sido convocado con el objeto de escuchar la cuenta anual del Presidente del Consejo del Banco Central , don Vittorio Corbo. Aprovecho de saludarlo y también a todos los consejeros de dicha institución que nos acompañan.
Tiene la palabra el Presidente del Banco Central .
El señor CORBO ( Presidente del Banco Central ).-
Señor Presidente , es un honor para mí, en mi calidad de Presidente del Consejo del Banco Central , exponer ante el Senado pleno una evaluación sobre el avance de las políticas y programas del año en curso, así como un informe para el año calendario siguiente, según lo dispone el artículo 80 de la ley Nº 18.840, Orgánica Constitucional del Banco Central de Chile.
Hago presente que haré mi presentación utilizando medios audiovisuales.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Puede proceder, señor Presidente .
El señor CORBO ( Presidente del Banco Central ).-
Sus Señorías tienen en su poder tanto el respectivo Informe de Política Monetaria como la presentación audiovisual, la cual no se aleja mucho de la intervención que efectuaré. Sólo hay dos o tres cambios marginales de actualización -necesarios en un mundo donde cambian las noticias todos los días-, y los diré a medida que avanza mi intervención.
Dada la importancia para el desarrollo del país del entorno externo y de lo integrado que estamos con el resto del mundo, revisaré el ámbito internacional; en seguida, me referiré a la evolución reciente del frente interno, especialmente en lo que más nos interesa: la actividad y la inflación; después, analizaré las perspectivas respecto de los dos temas anteriores (actividad e inflación).
Nuestras proyecciones se fundan en un escenario base o más probable, pero que no controlamos nosotros, porque depende del precio del petróleo, del valor del cobre, de la actividad económica internacional. Y, en tal circunstancia, haremos un esfuerzo para evaluar los riesgos que pueden ser hacia la baja o el alza. Por lo tanto, también procederemos a identificarlos.
Y finalizaremos con algunas conclusiones.
Si pensamos en el escenario internacional, el cambio más notable ha sido la muy esperada recuperación económica de Estados Unidos. En el informe anterior -de mayo del presente año- planteábamos la existencia de ciertos elementos que hacían pensar en tal mejoramiento; y ya lo estamos viendo en cifras.
Entonces, el cambio más importante experimentado desde la presentación de nuestro informe de mayo pasado a la Comisión de Hacienda del Senado fue el experimentado por Estados Unidos.
En Europa el crecimiento sigue muy mediocre. Hoy en la mañana se revisó el crecimiento del segundo trimestre de este año y registra una cifra negativa; es decir, cayó su producto. Las tres economías más poderosas tienen grandes dificultades. De hecho Alemania e Italia ya enfrentan un período recesivo, y Francia tuvo una caída del producto en el segundo trimestre que, de acuerdo con la información aparecida hoy, bajó cuatro décimas, llegando a uno por ciento. Por lo tanto, Europa sigue estancada y sus proyecciones siguen corrigiéndose a la baja, situación que no se ha modificado mucho desde el informe anterior.
A la recuperación de Estados Unidos se une además el sorpresivo crecimiento de Japón, que alcanzó 3,9 por ciento el segundo trimestre -cifra que también se revisó hoy en la mañana-, después del 2,1 por ciento que tenía hasta hace poco. O sea, Japón está tomando fuerza.
En definitiva, las buenas noticias vienen desde dos partes del mundo: de Estados Unidos y de Japón, empujando al resto de Asia emergente´; y de China, que nos sigue sorprendiendo por sus tasas de crecimiento en torno a 8 por ciento. Pero Europa es la gran preocupación.
Otro cambio notable en el escenario internacional es el aumento del apetito por riesgo, con tasas de interés muy bajas en los países industriales, con inversionistas buscando oportunidades en el mundo, lo cual está ayudando a que las tasas de interés para los países emergentes vayan bajando y los flujos de capitales estén regresando.
Por lo tanto, ésa es una modificación trascendente.
Tales cambios, unidos a mejores perspectivas para Asia emergente, permiten prever un año 2004 más normal para la economía mundial, puesto que ya el 2003 vamos a completar tres años malos en ese ámbito.
Además, se han corregido al alza las proyecciones de crecimiento del presente año. (Se están modificando todos los días porque el ciclo varía). Uno siempre va detrás de la curva de proyección; si se corrige a la baja, sigue la curva en su descenso; y si se va hacia arriba, ocurre lo mismo. Y aquí se presenta un ciclo en el cual las correcciones son ascendentes. Eso es algo que se está aplicando para el año 2003 y también para el 2004.
Se trata de una buena noticia dado que los últimos tres años han sido muy pobres.
1
La economía mundial va a completar este año -como ya señalé- tres años consecutivos de crecimiento por debajo del promedio de los últimos 34 años. Si miramos el crecimiento del comercio mundial durante ese lapso de tiempo, observamos que su tasa promedio es de 5,7 por ciento y la del producto mundial promedia 3,6 por ciento. El 2004 por primera vez, sobrepasaríamos el 3,6 por ciento de los últimos tres años. Mantenerse por tres años consecutivos bajo el promedio del producto ha pasado pocas veces: durante la recesión a comienzos de 1990; en forma más pronunciada todavía a principios de 1980, con el "shock" del petróleo después de la revolución en Irán. Por lo tanto, luego de estos tres últimos años, 2004 sería el primero en que se sobrepasa el 4 por ciento del crecimiento del producto promedio mundial.
Lo más notable para Chile, que tiene una economía tan abierta al resto del mundo, es que el volumen de comercio mundial "voló" entre el 92 y el 2000 -donde incluso llegó a crecer más de 12 por ciento-, después llegó a cero el 2001, y el primer año que éste llegaría cerca de 5,7 por ciento sería el 2004. Todavía estaríamos bajo el promedio de los últimos 34 años, pero vamos acercándonos.
Entonces, se puede observar que el 2004 será un año más normal (el 2003 todavía es malo): en crecimiento estaremos por sobre el promedio y en comercio mundial quedaremos levemente bajo ese nivel.
El Fondo Monetario Internacional presentará estas proyecciones en las próximas dos semanas en la reunión de Dubai.
Miremos qué ha pasado con las proyecciones de crecimiento de las principales economías del mundo para 2003. Éstas encuestas se hicieron en enero de 2002. Se trata de una publicación inglesa, "Consensus Forecasts", que es usada por la mayor parte de los bancos centrales en el mundo como un insumo al tomar sus decisiones.
2
Hemos utilizado esa información y muchas otras.
Con respecto a Estados Unidos, a comienzos de 2002 se pensaba que 2003 sería un buen año, con una cifra en torno a 3,5 por ciento. Se empezó a revisar la situación cuando la economía no tomaba fuerza y ahora vemos que la curva está hacia arriba. Este número se irá corrigiendo en los meses siguientes. Por primera vez está cambiando la tendencia.
El otro cambio notable se refiere a Japón, respecto del cual hay mucho pesimismo. Inicialmente existía un poco más de optimismo. Se decía que este año comenzaría a recuperar la década perdida. Después de bajadas y subidas, la curva terminará cercana al 2 por ciento.
O sea, Estados Unidos y Japón van hacia arriba.
La mala noticia es Europa, que está cayendo y seguirá en esa línea. Este Continente es la gran preocupación, porque se está quedando atrás.
Nos interesa el promedio de nuestros principales socios comerciales, representado por la línea verde: venía cayendo pero empieza a cambiar de dirección gracias a Estados Unidos y Japón . Y continuará así levemente. O sea, en 2003 se modifica la tendencia por el aporte de Estados Unidos y Japón, entre los países industriales, y por el esfuerzo de Asia emergente, que se recupera siguiendo el gran dinamismo chino.
3
Las proyecciones de hoy para el 2004 se han ido estabilizando. Son buenas las noticias en este sentido, porque las cifras comenzarán a subir en forma lenta hacia el futuro. Son sólo eso. Es decir, se ha venido corrigiendo su baja y ahora se están estabilizando. Posiblemente las de Europa van a seguir planas o bajarán un poquito más, dependiendo de cómo vengan las cosas.
4
Si miramos el crecimiento mundial por zonas y hacemos una comparación, podemos ver que, en cuanto a Estados Unidos, por ejemplo, en nuestro Informe de Política Monetaria (IPOM) se proyectaba un 2,3, en términos muy condicionales. La buena noticia es que dicho país "partió" y que ese 2,3 era "mirando hacia el futuro". Se ha revisado ese número subiéndolo a 2,4 y ayer fue corregido por "JP Morgan", quedando en 2,7. Así, terminará con una cifra que fluctúa entre 2,5 y 3 por ciento, lo cual es una buena noticia. La semana pasada, cuando hicimos el IPOM y cerramos el Informe, el número de "Consensus Forecasts" todavía era de 2,4; pero éste puede ser distinto todos los días porque la tendencia se está modificando.
Lo mismo ocurre con Japón, donde hubo un gran cambio y la cifra subió de 1 a 2 por ciento. Es posible que nos sorprenda el hecho de que se eleve un poco más. (Las buenas noticias están indicadas en el gráfico por la flecha verde). Es engañoso comparar los números, porque el primero representa la esperanza de que la economía va a responder. Y está respondiendo. El otro es más duro.
Sin embargo, también hay malas noticias y se centran en Europa. En mayo se pensaba en una proyección de crecimiento de 1,1 por ciento en la Zona Euro, pero difícilmente alcanzará 0,7. Se acercará más a 0,4 ó 0,5, dado que el segundo trimestre cayó el producto. O sea, el 0,7 se ve muy optimista hoy día. Esa situación afecta a Europa como un todo.
América Latina está prácticamente igual con respecto a mayo. La desaceleración de Brasil afecta, como también incide el que Argentina haya tomado un poquito más de dinamismo. México lo ha hecho en menor medida, pero se compensa.
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A nivel mundial se proyectaba un crecimiento del 2,9 por ciento en mayo y puede que termine sobre el 3 por ciento. Es una cifra más segura; existe alta probabilidad de que ello ocurra.
Lo que más nos interesa para el próximo año es lo relacionado con Estados Unidos, donde el guarismo se ha ido corrigiendo con tendencia al alza: de 3,2 pasó a 3,6. Y es posible que quede un poco corto, como lo veremos en el tema de los riesgos. Porque también hay riesgos.
En la Zona Euro el número para el próximo año se inclina a la baja. En Japón se ha corregido al alza, aunque ese país tiene muchos problemas pendientes.
En definitiva, el sector externo está respondiendo muy bien, especialmente por los beneficios del gran comercio con China. Y es factible que más adelante se presenten también oportunidades por la recuperación de la economía americana.
El resto de Asia sigue muy bien, con un crecimiento muy parecido, y el de América Latina tiende un poco al alza.
Por lo tanto, en 2004 la economía mundial crecería como un todo en torno al 4 por ciento, después -como decía- de varios años de hacerlo muy por debajo del promedio. Y nuestros socios comerciales crecerían en alrededor de 2,3 por ciento el presente año. El promedio del período 1990-1999 fue de 3; en 2001, de 1,4; en 2002, de 2,1 (a esto se suman las crisis en muchos países vecinos); en 2003, entre 2,2 y 2,3. En 2004 se registrarían tasas superiores al 3 por ciento.
O sea, el escenario externo se ve mejor hoy día que en mayo pasado y existe mayor certeza.
Hasta junio la Reserva Federal de los Estados Unidos y el Banco Central Europeo estaban bajando sus tasas. La gran preocupación era que la economía no partía, que podía haber deflación. Y las conferencias internacionales planteaban el riesgo de la deflación. Pero eso ha ido quedando atrás, porque los mercados ahora anticipan que, como la economía está tomando fuerza, lo más probable es que el próximo año se comiencen a observar aumentos de tasas en estos países.
Con respecto a las bajas de tasas, los mercados indican que se descartan nuevos relajamientos monetarios debido a que la economía se está fortaleciendo. Y tampoco se aprecian problemas en otras partes del mundo. Japón , donde se experimenta mucho con políticas heterodoxas para reactivar al paciente, aquélla también está tomando fuerza. Por lo tanto, esa situación se va dejando de lado. De hecho, se espera el inicio de un ciclo de alzas de tasas para el próximo año en los países industrializados.
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Eso reflejan las tasas de mercado hoy día. Con respecto al Banco Central Europeo, si hacemos una comparación entre lo que decían los mercados en mayo y lo que señalan hoy, veremos que anticipan alzas de tasas con mayor fuerza que la observada en ese mes. Lo mismo ocurre con Estados Unidos, donde se han mantenido en forma plana por mucho tiempo; pero hoy día los mercados adelantan subidas, las que al final de 2004 serán parecidas al 3 por ciento. En la actualidad son de 1 por ciento.
En nuestra región se destaca el avance de las reformas de Brasil. Ha sido una gran sorpresa el esfuerzo realizado por el Gobierno del Presidente Lula para estabilizar la economía y avanzar en reformas muy profundas, especialmente las relativas a la seguridad social y a la tributación, logrando apoyo político para sacarlas adelante.
También ha habido una mejora en Argentina, en el sentido de estabilizar la economía. Se observa un leve crecimiento, pero no hay duda de que a ese país tiene muchos problemas pendientes: debe reconstruir el sistema financiero, los contratos. Tiene bastante trabajo por delante la Administración del Presidente Kirchner.
Otros hechos importantes han sido la recuperación, desde comienzos de año, de las bolsas en el mundo y el aumento del apetito por el riesgo de empezar a poner nuevamente algunas "fichitas" en los países de la región.
Si miramos los precios de las acciones de las bolsas del mundo -en Estados Unidos están el Down Jones, que representa a las acciones industriales; el Nasdaq, a las acciones tecnológicas, y el Russell 2000, que incluye a empresas pequeñas y medianas-, apreciaremos que su peor momento fue en septiembre de 2002. Hasta esa fecha son observaciones mensuales y en adelante, diarias.
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Como dije, el peor momento de las bolsas fue en septiembre del año pasado, donde las acciones tecnológicas llegaron a estar muy bajas durante medio año, perdiendo casi el 50 por ciento respecto de su punto de partida en 2001.
Se ha producido una recuperación continua en todos los indicadores. Los mercados accionarios están internalizando -a esto han ayudado las menores tasas de interés-, pero también están anticipando que la economía irá tomando fuerza.
El segundo elemento que decide la participación de los mercados internacionales -o sea, las "fichitas" que se desea poner en los países de la región- depende en gran parte de su apetito por riesgo. En este sentido, se destaca el retorno de los bonos sobre el bono del Tesoro; vale decir, cuánto más de premio deben pagar empresas de alto riesgo o bonos de alto riesgo en Estados Unidos. Ellos han caído fuertemente. Los emitidos por los países emergentes, excluyendo Argentina, también han caído en esa forma en el último tiempo.
Lo anterior tiene que ver con el mayor apetito por riesgo. Como las menores tasas de interés ayudan, entonces se empieza a buscar un poquito más de riesgo en las canastas. Y eso es bueno porque aportan en cuanto al costo de nuestro financiamiento internacional.
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Chile es una excepción en lo relativo a las caídas y está mucho más abajo también por razones internas. Nuestro bono 2012, que es el más citado hoy día, por la profundidad de ese mercado y porque es más comparable con el bono a diez años de Estados Unidos, tiene hoy día un riesgo en torno a los 100 puntos base. O sea, en este momento a Chile le prestan a la misma tasa que al Tesoro norteamericano, más un punto porcentual al año. A Argentina le prestan a la tasa del Tesoro norteamericano, más 42 puntos porcentuales al año. De manera que si alguien compra hoy un papel argentino, requiere 47 por ciento de retorno en dólares, mientras que para un papel chileno requiere un punto más que la tasa del Tesoro norteamericano.
En la actualidad, el Tesoro norteamericano se encuentra en 4,49. Por tanto, un punto más equivale a 5,49. Eso es lo que le piden a Chile. A Argentina, en cambio, para prestarle le piden cerca de 50 puntos porcentuales. Ésa es la diferencia por tener las cuentas macroeconómicas ordenadas y un sistema financiero sólido, que hace que la gente considere a Chile como un país de poco riesgo. Basta con un punto porcentual más de retorno para que el inversionista duerma tranquilo; es decir, un punto más de retorno por el riesgo chileno versus el riesgo de un bono del Tesoro americano.
Eso también ha beneficiado a nuestras empresas, que han experimentado una caída muy importante en sus costos de financiamiento. Su riesgo es más alto que el del bono del Estado chileno. Las hemos sacado, excluyendo las del sector energético. Se aprecia asimismo una fuerte caída en este período.
La fuerte depreciación del dólar, iniciada a fines del primer trimestre del 2002, en los mercados internacionales, se ha visto sólo parcialmente revertida en los últimos 3 meses.
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Hoy estamos con un dólar a 1,12 con respecto al euro. Pero llegó a estar a 1,20. La tendencia se ha revertido un poco. Sin embargo, se encuentra sustancialmente más depreciado que en marzo pasado, cuando se hallaba a 85 centavos de dólar por euro.
Por lo anterior, se sigue esperando que aumente la inflación externa en dólares para nosotros -tal como lo anticipamos en nuestro informe anterior-, pero con menores presiones hacia el 2004 y el 2005.
Se anticipa que el precio del cobre tienda a afianzarse, alcanzando hoy promedios de 77,5 centavos.
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En este momento, el precio del cobre se halla situado en torno de los 81 centavos. Y nuestras estimaciones indican que terminaríamos el año alrededor de los 77,5 centavos -para allá vamos-; el 2004, cercanos a los 83 centavos, y el año 2005, bordeando los 86.
Tales son nuestras estimaciones actuales, las cuales dependen mucho del curso que tome la economía internacional. De hecho, JP Morgan revisó de 84 a 86 centavos el precio para el próximo año, por la fuerza que está tomando la economía. Nosotros vamos a seguir revisando. En esto hay que ser muy cuidadosos. No hay que dejarse llevar por la última semana del ciclo. Ya vamos a ver los riesgos más adelante.
En contraste -ésta es la mala noticia-, se espera que, en promedio, el precio del petróleo finalice el año en torno de los 28 dólares por barril.
Como en todo, hay noticias buenas y malas. Partí contando las buenas. La mala es que el petróleo ha seguido con sus dificultades. Este año el barril terminaría alrededor de los 28 dólares. Hemos tenido dificultades en los mercados internacionales. También en Venezuela, que está produciendo 20 por ciento menos de su capacidad. Cuenta con una capacidad de 3,1 millones de barriles al día, y está produciendo 2,5 millones. Además, Arabia Saudita ha estado siendo más estricta con su cuota en la OPEP. Y todo eso ha afectado este mercado. Ésta es una mala noticia.
Luego haremos la comparación con respecto a lo que esperábamos en mayo.
Para el próximo año se espera un precio del petróleo de 26 dólares el barril, y para el 2005, de 23 dólares el barril.
Se nos ha corrido el escenario. Antes pensábamos que el próximo año podíamos tener un precio en alrededor de los 23 dólares el barril. Ésta, entonces, es una mala noticia para nosotros, porque el petróleo -ya lo vamos a ver- repercute en la economía interna.
En cuanto a las proyecciones del precio del cobre -las fuentes utilizadas figuran en el cuadro-, las correspondientes al Banco Central aparecen destacadas. COCHILCO pronostica entre 76 y 80 centavos de dólar por libra; el Economist Intelligence Unit, 83 centavos; JP Morgan , como dije, tenía una proyección de 84 centavos, pero ayer la subió a 86; Deutsche Bank , 85 centavos; Merrill Lynch , 84; los mercados de futuro, 80,4. Nuestra proyección se sitúa en torno de los 83 centavos. Es decir, estamos alineados con respecto a las otras fuentes.
Para el siguiente año, el 2005, nuestra proyección es de 86 centavos. Aquí existe una varianza más grande, porque estamos a un año y medio de esa fecha. El Economist Intelligence Unit figura con 88, y los mercados a futuro, con un precio cercano a los 81 centavos.
Como se observa claramente, el precio del cobre ha experimentado un fuerte aumento en el último tiempo. Nos hemos recuperado de precios que anduvieron por el suelo a comienzos de año. Y el 2002 estuvieron peor todavía.
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En relación con el precio del petróleo, el Banco Central plantea una estimación de 28,5 dólares por barril para este año. La proyección de JP Morgan es de 27.
En esta materia somos bastante conservadores, pues hemos tenido muchas sorpresas. Si hubiera otra y el crecimiento mundial fuera hacia arriba, sufriríamos un golpe negativo, ya que el precio del petróleo subiría más al haber mayor demanda por este producto. Nos ayudaría en el cobre, pero nos pasaría la cuenta en el petróleo.
Para el 2004, nuestra proyección es de 26 dólares por barril, cercana a la de los mercados de futuro. Y para el 2005, de 23 dólares. Pero, como digo, aquí la incertidumbre es mayor, porque hay no sólo problemas de actividad, sino también geopolíticos, especialmente en el Medio Oriente.
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Nosotros en mayo estábamos con el mercado. El precio estaba cayendo, y proyectábamos, como la mayor parte de los analistas, que iba a seguir cayendo hasta estabilizarse alrededor de los 23 dólares. La mala noticia es que eso se dio vuelta inmediatamente; el precio se fue para arriba, y ahora estamos pensando que va a empezar a bajar. Hoy el barril tiene un valor de 27,2 dólares. Ello, entonces, ha sido una mala noticia.
Estos antecedentes permiten anticipar un repunte de los términos de intercambio.
Nosotros vamos a ganar ingreso, porque, en promedio, las cosas que comerciamos con el resto del mundo van a tener una ganancia en precios relativos. Este año ganaríamos 0,8 décimas en términos de intercambio; 3 por ciento el 2004, y 1,7 el 2005. Tendríamos ganancias en términos de intercambio después de varios años de sufrimiento en este plano.
Lo anterior apoya un escenario central de un mayor incremento del ingreso nacional, como resultado del mejor entorno externo y también del gasto en el período de los próximos 2 años.
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Si miramos el resumen del escenario externo -en el cuadro aparece comparativamente-, veremos que los términos de intercambio tuvieron una caída de 5 por ciento el 2001; un leve crecimiento el 2002; un 2003 parecido, y el próximo año habría una recuperación.
El PIB de los socios comerciales, que creció 1,4 por ciento el 2001 y 2,1 por ciento el 2002, este año crecería un poco por encima, 2,3 por ciento, pero la gran recuperación sería el 2004 y el 2005.
Los precios externos se incrementan por la depreciación del dólar en los mercados internacionales. Las cosas que traemos de Europa son mucho más caras, y eso afecta, en gran parte, nuestros precios, aparte del comportamiento del petróleo.
También aparecen en el Resumen el precio del cobre, el del petróleo y la tasa de interés internacional, que empezaría a subir una vez que la economía mundial comience a tomar fuerza.
II. Evolución reciente del escenario interno
En lo referente a actividad, el crecimiento del producto perdió fuerza en el segundo trimestre y terminó creciendo menos de lo estimado en mayo.
Nosotros algo ya habíamos señalado en nuestro informe anterior: que había riesgos, especialmente en el ámbito internacional, que podían afectarnos. Y parte de eso se ha dado.
La información más reciente indica que en el segundo trimestre el gasto interno mantuvo el dinamismo del trimestre anterior -prácticamente creció lo mismo: 3,4 por ciento-, aunque a tasas menores de lo que lo habíamos hecho la segunda parte del 2002.
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La economía chilena comenzó a recuperarse en el segundo semestre del año anterior. Perdimos un poco de dinamismo en el primer semestre. De hecho, la demanda llegó a crecer a tasas superiores al 4 por ciento. Pero perdimos fuerza y nos quedamos prácticamente igual.
El producto fue creciendo cada vez más. Sin embargo, se debilitó en el segundo trimestre con respecto a igual período del año anterior.
Y aquí vemos también que las exportaciones, en un país tan abierto como el nuestro, aumentaron 6,1 por ciento en el primer trimestre de este año. En cambio, en el segundo trimestre lo hicieron solamente en 2 por ciento.
En cuanto a los sectores mismos, la caída más grande se dio en la industria, que creció 6 por ciento el primer trimestre y bajó a 0,8 por ciento en el segundo trimestre.
La minería, por el contrario, ha mantenido un dinamismo muy parecido. O sea, la caída más grande en lo que respecta a dinamismo se registró en la industria.
Cuatro factores contribuyen a explicar la desaceleración del crecimiento del PIB.
-En el caso de la industria, aumento de la competencia en algunos sectores que sustituyen importaciones. El estar atravesando grandes crisis ha hecho muy baratos a los países vecinos por algún tiempo, lo cual ha creado una importante competencia con respecto a las importaciones.
-Desaceleración en el crecimiento de los principales socios comerciales. La economía mundial tuvo un segundo trimestre malo, con recesión en Europa y en Estados Unidos. En este último estaría partiendo. Ahora tenemos cifras más claras que indican que comenzó con fuerza avanzado el segundo trimestre.
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-Menores términos de intercambio con respecto a los estimados en mayo. Las empresas y las personas tienen menos ingresos (las personas, especialmente, en su gasto). A las empresas les suben los costos, por el mayor precio del petróleo, y eso afecta los volúmenes de producción.
-Finalmente, menor acumulación de bienes durables. También hubo un proceso de acumulación de durables, de compras de casas, de autos. Pero eso ha ido perdiendo dinamismo en el margen; o sea, si uno necesita una casa, la compra, pero no adquiere una segunda. Y esto se aceleró con el mejoramiento de las perspectivas económicas y con las bajas tasas de interés. Pero parte de ese proceso se ha completado.
El componente del gasto más dinámico del segundo trimestre fue la inversión, lo cual es buena noticia. La inversión tuvo una recuperación. Estuvo muy asociada, eso sí, a proyectos específicos que se materializaron en ese período.
En contraste, las ventas de bienes durables se han mantenido prácticamente constantes desde el primer trimestre.
Los volúmenes exportados -como les decía al proyectarse la tabla resumen- perdieron dinamismo en el segundo trimestre, por la economía internacional.
Y las expectativas de los hogares, luego de repuntar en mayo, cayeron después de ese mes, por los términos de intercambio y la preocupación todavía por la economía mundial. Pero la buena noticia es que vimos un rebote en agosto. La encuesta de ese mes recién publicada, que se procesó la semana pasada, muestra que las expectativas de los consumidores rebotaron en agosto.
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En cuanto a la inversión en maquinaria y equipo, tenemos en el gráfico las importaciones en dólares. Y en el eje izquierdo figuran las ventas de bienes de capital. Esto hace mucho ruido, aunque ya está ajustado, incluso por estacionalidad. Sin embargo, muestra que al respecto hubo una recuperación, especialmente en importaciones de bienes de capital. Si tomamos la última observación, que es el período móvil terminado en julio, y la comparamos con julio del año pasado, veremos que se registró un crecimiento fuerte. Y el mismo crecimiento estamos observando hoy día en las cifras de ventas de bienes de capital con relación al peor momento que tuvimos, hacia fines de 2002.
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El mercado inmobiliario -como decía- ha experimentado una recuperación muy fuerte. Esto responde mucho a las tasas de interés y a las mejores perspectivas, particularmente en el mercado laboral. El mercado inmobiliario ha registrado una recuperación fuerte con respecto a donde nos encontrábamos hace un año y medio o dos años. Hoy estamos de vuelta a niveles que tuvimos dos a tres años atrás. Y habíamos sufrido esa gran caída.
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El consumo de durables muestra recuperación. La venta de automóviles, especialmente. Este mercado era de 180 mil unidades hacia el año 97; llegó a estar en 85 mil unidades, y nos estamos recuperando de nuevo: vamos a niveles de 120 mil a 125 mil. Hay, pues, una recuperación importante en la parte automotriz. Y también una significativa en las importaciones de consumo real. Entonces, los indicadores de consumo durable, que son los que más responden a las bajas tasas de interés y a las perspectivas del mercado laboral, reflejan una recuperación.
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En los índices de confianza de los consumidores -aquí está la encuesta ADIMARK- hubo una caída fuerte después del peak de mayo (esto es mensual; la medición de la Universidad de Chile es trimestral). Pero experimentamos una recuperación apreciable y estamos de nuevo a niveles interesantes. Nos hallamos muy por encima de las en extremo deprimidas expectativas que había en medio del año 2001, cuando el mundo estaba entrando en recesión. En el tercer trimestre hubo también el problema del ataque a las Torres Gemelas; existía un gran pesimismo. La recuperación ha sido notable.
En el ámbito de las finanzas públicas, los ajustes de gastos e impuestos hacen posible al Fisco mantener su regla fiscal. El Consejo del Banco Central estima que el mantenimiento de esta regla ha sido positivo para las condiciones macroeconómicas del país, y ha facilitado el uso de una política monetaria contracíclica para tratar de obtener bajas tasas de interés a los efectos de ayudar a recuperar la economía.
En los mercados financieros, las condiciones monetarias siguen siendo expansivas. Hay hoy día una tasa de interés de política monetaria de 2,75, con una inflación de meta en torno de 3. Estamos con tasas reales negativas, al igual que Estados Unidos. Esto es por el ciclo. Ello ha estado ayudando a pasar de una leve disminución en el crecimiento del crédito en el margen, que lo hace el mercado, y una pequeña alza en las tasas de colocación que hemos observado.
El fuerte crecimiento de los créditos de consumo se ha reducido, mientras las tasas de colocación de éstos han aumentado un poco; pero los créditos hipotecarios siguen subiendo en forma importante.
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En este gráfico tenemos las tasas. Ellas han registrado una baja significativa. Partimos con los PDBC de noventa días. Ante una baja notable de comienzos del 91, hoy estamos en tasas en torno de la de política monetaria del 2,75, besando el 2,75 la línea roja. Lo más interesante es que los bonos a cinco años del Banco Central en UF también se están moviendo muy parecido al 3 por ciento -estos son bonos reales en UF-, que son las tasas de los últimos dos años y que no veíamos en Chile hacía tiempo.
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Les decía, señores Senadores, que las colocaciones de vivienda y de créditos de consumo han ido subiendo. Las de vivienda especialmente han tenido un crecimiento muy fuerte en el último tiempo. Aquí está el índice. Llamamos 100 en enero del 2001. Recuperación muy fuerte en las colocaciones, baja en la tasa de interés. Esto ayuda. La baja en la tasa de interés ha llevado a ese gran aumento en estos créditos.
En cuanto a los agregados monetarios, se ha discutido muchas veces si el Banco Central está durmiendo, sosteniéndose que ellos están creciendo muy rápido. Los agregados monetarios en Chile se elevan en forma muy relacionada con el crecimiento de la economía, como un todo, especialmente los más amplios. Respecto de los menos amplios, hay períodos en que crecen más y períodos en que crecen menos. Pero, en promedio, se incrementan en el largo plazo con el crecimiento de la economía, como un todo, más la meta de inflación. Sin embargo, en el corto plazo puede haber discrepancias.
El peso ha sufrido algunos vaivenes en los últimos días, con tendencia a la apreciación. Pero muchas veces se discute también que hay bastante volatilidad cambiaria. La volatilidad de nuestra paridad peso-dólar es menor que la del peso argentino, que la del real y que la del peso mexicano con respecto al dólar, si miramos los primeros ocho meses de este año. Pero también es menor que la del yen y que la del euro -que son monedas más duras- en relación con el dólar. O sea, el peso se mueve, pero además lo hacen todas las monedas en un mercado competitivo, como es el cambiario.
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Ahora, el movimiento reciente del peso se puede deber a las mejores expectativas que se han ido dando, al mayor apetito por riesgo en los países industriales -lo comenté al comienzo- y a las mejores perspectivas para el precio del cobre que hemos observado recientemente.
En cuanto a los agregados monetarios, si vemos, por ejemplo, agregados más amplios, como M2A, que incluye también las cuentas corrientes, y M7, que incluye la mayor parte de los pasivos del sistema financiero, comprobaremos que están creciendo, en doce meses, a tasas de entre 2 y 5 por ciento nominal. Eso no es nada.
Se ha puesto mucho énfasis en el crecimiento de los billetes y monedas, más los depósitos en cuenta corriente. En M2A también están los depósitos a plazo. En el gráfico tenemos billetes y monedas y depósitos en cuenta corriente. Eso ha caído. Llegamos a estar en tasas de aproximadamente 25 por ciento en doce meses -esto hace mucho ruido-, y ahora nos encotramos en unas más cercanas al 15 por ciento. Esto debería seguir tranquilizándose hacia adelante. Como Banco Central, nuestra forma de hacer política monetaria es preocupándonos de la inflación. Y todos nuestros estudios se basan en ver cómo podemos proyectar de mejor manera la inflación para los próximos doce a veinticuatro meses. Y el crecimiento del dinero no es un buen predictor en el corto plazo; es muy bueno en el largo plazo. O sea, el crecimiento de los precios, más el de la economía, es muy parecido al crecimiento del dinero. Pero en el largo plazo, no en el corto.
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Las expectativas en cuanto al crecimiento y el curso de la política monetaria reaccionaron sólo levemente a la situación coyuntural de desaceleración que observamos en el segundo trimestre. Y ello, probablemente, porque los mercados y los analistas ya han internalizado un escenario de mayor crecimiento de la economía en el mediano plazo para ir recuperándose con una inflación cercana a la meta, gracias a la credibilidad que ha ganado el Banco Central con relación al cumplimiento de su objetivo de mantener la inflación alrededor del 3 por ciento.
Así, hoy la tasa de interés implícita en operaciones de mercado predice un incremento de la tasa de política monetaria de entre un cuarto y medio punto durante el cuarto trimestre -eso tiene el mercado actualmente-, para llegar a tasas en torno del 5 por ciento a fines del 2004.
Otra observación se relaciona con la encuesta de expectativas que realiza el Banco Central todos los meses a un grupo de analistas. Alrededor de 40 de ellos la responden. En la primera, la gente se pone con su plata, está haciendo contratos. Eso muestra que la tasa de política monetaria se ubicaría en 2,75 por ciento a fines de este año y en 4 por ciento hacia fines del próximo.
Eso anticipan los mercados hoy día. Eso es lo que dicen los mercados. Ésta es la encuesta que presagia que la tasa empieza a subir. Esto es lo que dicen los contratos forward hoy día. Se mantuvo por más tiempo la tasa, según lo que esperaba el mercado. Éste mercado aguardaba un alza de tasas antes, y hoy día está anticipando que ella vendrá una vez que la economía tome fuerza.
En cuanto a precios y costos, la inflación, como se vaticinó, ha tenido descensos pronunciados desde marzo. Sin embargo, la inflación subyacente, limpia de precios del petróleo y de productos perecederos que tienen mucha volatilidad en sus valores -si hay una helada, sube mucho el precio de los tomates; pero el Banco Central hace política monetaria para controlar, no el precio de los tomates, sino el nivel promedio de precios-, está por debajo de lo que pensábamos en mayo. La inflación subyacente, incluso, si excluimos las tarifas reguladas, que tienen fórmulas muy directamente relacionadas con el tipo de cambio o con los precios de productos específicos, se ha ubicado en un valor cercano al dos y medio por ciento en agosto, en doce meses.
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El cuadro estadístico muestra la evolución histórica de la inflación, que corresponde a la línea roja; la inflación limpia de perecederos, a la verde, y la inflación limpia de perecederos y tarifas reguladas, a la blanca. En algunos momentos, en la primera estuvimos sobre 4 por ciento; pero el Consejo del Banco Central analizó la situación y llegó al convencimiento de que en ello había mucho ruido. En consecuencia, la inflación limpia de productos perecederos y combustibles -básicamente estos últimos- estuvo cercana a la meta. Entonces, el Consejo estudió las opciones y pensó que valía la pena esperar, porque esto se iba a revertir, ya que era mucho de petróleo. Y eso es lo que ha pasado hacia adelante.
Actualmente, estamos con una inflación sucia o IPC bajo 3 por ciento, y las otras dos medidas de inflación fluctúan entre 2 y 3 por ciento.
En cuanto a las perspectivas de actividad e inflación (que es la tercera parte de mi presentación), entraremos a analizar cómo vemos las cosas hacia adelante.
Mi intervención hasta aquí fue pura historia. Y la buena noticia fue apreciar el entorno externo y ver que las cosas vienen mejor, con riesgos. Éstos los analizaremos más adelante.
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Mostramos la gran preocupación con respecto a Europa. En la segunda parte, vimos la evolución de los precios de actividad y de los mercados financieros. Ahora señalaré cómo el Consejo del Banco Central ve la situación a futuro.
Las perspectivas de corto plazo para la actividad y el gasto están relacionados, especialmente en una economía tan abierta como la nuestra, con el crecimiento de los socios comerciales; con la evolución del precio del petróleo por el efecto que tiene en el costo de las empresa; por el efecto que produce desde el punto de vista de las expectativas de las personas, y también por el efecto en sus ingresos. Una vez que llenamos el estanque de bencina, debemos averiguar cuánto nos queda para gastar en otras cosas.
Entonces, la evolución del precio del petróleo se relaciona con las expectativas de los hogares y del mercado laboral. Las expectativas de los hogares tienen que ver con la probabilidad de lograr algún empleo y qué ocurre con él. Finalmente, se relaciona mucho también con las expectativas empresariales; es decir, con cómo ven los empresarios la situación hacia adelante.
A esos factores deben sumarse hoy día el persistente impulso de la política monetaria e igualmente algunas situaciones específicas en el sector minero que, por la importancia que reviste en el caso chileno, afectan también a nivel macro. Eso ha tenido que ver con manejos de inventarios que observamos y en ampliaciones importantes en la producción de proyectos nuevos.
En el Consejo del Banco Central, tomando en cuenta todos los insumos obtenidos de parte de distintos modelos que usa, como también los de nuestro propio análisis, con un staff profesional que nos entrega información, hacemos la evaluación correspondiente. Por ese motivo, el Consejo estima que este año el crecimiento del PIB se ubicará entre 3 y 3,5 por ciento. Eso es lo que esperamos con la información de que disponemos actualmente.
Para el próximo año tenemos más incertidumbre por la situación internacional. El rango es más amplio. Estamos pensando en septiembre. Considerando todos los elementos que vimos antes con respecto a la economía internacional y al desarrollo del mercado local, estimamos un crecimiento de entre 4 y 5 por ciento para 2004.
Este mejor panorama de crecimiento, salta del 2,1 por ciento a uno de entre 3 y 3,5 por ciento para 2003, y a otro de entre 4 y 5 por ciento para 2004. En el informe anterior, teníamos para 2005 más de 4 por ciento. El de hoy está más acotado.
Ya se aprecia dicho mejor panorama en el repunte de indicadores accionarios locales. Estamos con un crecimiento en la Bolsa de Comercio en torno del 38 por ciento con respecto a comienzos de año. Estamos viendo mejores utilidades en las empresas, pero también mayores expectativas.
Por otra parte, el gasto interno, en este escenario, crecería entre 0,5 y un punto por sobre la expansión del Producto Interno Bruto durante 2004-2005. Es decir, tendríamos expansión de gasto por encima del Producto en 2004, pero más en 2005.
Se espera que este proceso se dé en forma balanceada, con un crecimiento del consumo privado empujado por la mejoría del ingreso nacional. Ya este año tendríamos algo parecido. El consumo privado crecería a niveles similares al Producto, con mayores tasas de inversión en capital fijo, en la medida en que comiencen a cerrarse las holguras de capacidad. En este país se hicieron grandes inversiones cuando crecíamos a una tasa por sobre 7 por ciento (1985-1997); pero la desaceleración del crecimiento dejó a muchas empresas con exceso de capacidad. Eso se ha ido usando en este período. Y cuando se empiece a agotar, habrá una mayor inversión, siempre que continúe este proceso de gradual aumento en las utilidades de las empresas, que es lo más importante que éstas consideran al momento de decidir en qué invertir.
Este año, luego de alcanzar un déficit cercano a 0,5 por ciento del PIB, se proyecta que nuestra cuenta corriente llegue a saldos de entre 0,5 y uno por ciento del Producto en los próximos ejercicios. Si se compara esto con Estados Unidos, éste tiene hoy día, por ejemplo, un déficit de cuenta corriente por sobre 5 por ciento del Producto.
Por consiguiente, esta tasa significa que Chile financia prácticamente toda la inversión con nuestros propios ahorros. Solamente usamos entre medio punto y un punto del Producto de ahorro del resto del mundo para financiar buenos proyectos en el país. O sea, tenemos cuentas externas muy robustas, y ése es otro activo importante.
Tal escenario de crecimiento es comparable al presentado en el último informe del Banco Central. No ha cambiado mucho. Lo único que hice ahora, con mayor información, fue acotar los rangos.
Las proyecciones del sector privado tampoco han cambiado de manera sustantiva desde mayo pasado.
Con respecto a detalles, el crecimiento del Producto Interno Bruto, en este período, sería de entre 3 y 3,5 por ciento, la mejor estimación del Consejo; y el próximo año, de entre 4 y 5 por ciento. El ingreso nacional crecería 3,1 por ciento este año y 5,1 por ciento el próximo, por mejores términos de intercambio. La demanda interna subiría en 2003 en un rango parecido al crecimiento del Producto, y el próximo año se incrementaría por encima del crecimiento de éste. Las exportaciones de bienes y servicios se beneficiarían el próximo año en una economía mundial mucho más robusta. Y la cuenta corriente tendría un déficit minúsculo con respecto al Producto.
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Además del cierre de brecha, las tendencias inflacionarias en los próximos trimestres debería verse afectada por tres factores. Si la economía empieza a crecer, y el próximo año lo hace en rangos superiores a la capacidad, se empiezan a acortar las brechas de exceso de ella generados hasta ahora. Entonces, eso ayudará también en el proceso gradual de descompresión de márgenes, ya que muchos negocios bajaron sustancialmente durante estos años. Entonces, empezaríamos a ver una leve recuperación en los venideros.
Los costos laborales por unidad de producto dependen del comportamiento de los salarios y de la productividad. Entonces, su situación dependerá de qué pasa con esas variables.
También habrá mayores niveles de inflación externa en los próximos años, especialmente por la fuerte depreciación que ha tenido el dólar en los mercados internacionales. Y eso afecta nuestra inflación importada.
En lo referente a las actividades productivas, tenemos varias mediciones. Pero los índices cayeron fuertemente en los últimos años y se han estabilizado los márgenes.
En este gráfico se compara el IPC -que tiene muchos bienes de venta al consumo- con el IPM. Es una medida más analítica, que hacemos nosotros mismos. Se aprecia una fuerte caída en los márgenes, lo cual debiera comenzar a revertirse en la medida en que la economía empiece a tomar más fuerza.
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Sin embargo, no puede descartarse que los márgenes alcancen niveles más bajos en forma permanente, debido a la revolución de los últimos años, especialmente por la globalización, las nuevas tecnologías, una mayor competencia en los mercados y la ganancia de productividad, la que ha sido una fiesta para los consumidores, especialmente en la distribución. O sea, hoy día tenemos márgenes mucho menores, con una competencia muy grande en la distribución.
Resulta prematuro saber cuánto de esto será tendencia y cuánto no. Pero no hay duda de que es un factor que debe tomarse en cuenta.
Con todo, en el escenario más probable de la proyección del Consejo -tomando en cuenta de nuevo la asesoría que nos hace nuestro staff profesional-, estimamos que la tendencia de la inflación en el horizonte, debiera mantenerse cerca del 3 por ciento.
El impacto del incremento del IVA sobre la inflación, a partir del 1º de octubre, sería transitorio para un Banco Central que ha invertido todos estos años en credibilidad y cuya meta de inflación es 3 por ciento. Ello iba a ser, inicialmente, un salto en el nivel de precios; pero se pierde cuando empezamos a comparar con el mes en que se sube el IVA. Eso pasa en todos los países del mundo que tienen metas de inflación de alta credibilidad. Éste es un cambio por una vez en el nivel de precio y, después, hay una variación en 12 meses con respecto a octubre, en que empieza a morir el efecto.
Aunque la política monetaria debe cautelar que el cambio por una vez en el nivel de precios no se propague a la dinámica inflacionaria a través de efectos indirectos de segunda vuelta y que todo el mundo empiece a escalar tomando estos costos, el Banco Central debe hacer su trabajo, pues tiene como mandato mantener la inflación controlada en torno del 3 por ciento. En consecuencia, si el Consejo no está durmiendo, hará un esfuerzo muy grande para mantener la inflación en ese nivel.
La inflación anual del IPC alcanzaría un promedio de 2,7 en los próximos 24 meses, porcentaje similar a lo previsto en el informe anterior. La dinámica cambia mucho, especialmente por el precio de los combustibles. Pero en promedio se mantiene en alrededor de lo que pensábamos el año pasado.
No obstante, se espera que la inflación anual del IPC tenga vaivenes pronunciados -como dije-, especialmente por los combustibles.
La inflación del IPC, excluyendo combustibles y productos perecederos, alcanzaría valores cercanos a 3,5 por ciento entre fines del próximo ejercicio y principios del 2005. Y terminaría este año aproximadamente en 3 por ciento.
La persistencia de holguras y un panorama acotado de costos en el mediano plazo la haría descender hacia el centro del rango-meta; es decir, volver a niveles en torno del 3 por ciento.
Entonces, la inflación volvería a estar en cerca del 3 por ciento.
Ésas son las proyecciones de IPC y de IPCX. Transitoriamente nos estacionaríamos por encima de esos números. El IPC ha tenido tendencia al alza. En algún momento podemos lograr uno bajo el 2 por ciento. Pero la inflación subyacente, la que lleva la economía en la sangre y que se deriva del efecto petróleo, pues se obtiene de la base, está subiendo levemente. Después volvería a niveles cercanos a 3 por ciento.
La inflación para el 2002 fue levemente inferior a 3 por ciento. El IPC de diciembre a diciembre, sin perecederos y sin petróleo, terminaría en 1,8 por ciento. Esto es año con año, promedio año contra promedio año. Y en el 2003 llegaría a alrededor de 3 ó 2,8 por ciento. Y la del IPCX, excluyendo perecederos y petróleo, es de 2,6 por ciento. En diciembre del próximo año estaríamos en algún momento sobre 3 por ciento.
Hasta aquí hemos hablado de crecimiento y de inflación.
Ahora, vamos a ver los riesgos. En éstos, hay buenas y malas noticias. Porque al respecto siempre debe pensarse en los estados de la naturaleza. Todo esto está fundado en un escenario base. O sea, si mañana cambia la situación internacional, porque el precio del petróleo se va a 50 dólares, no nos pueden echar la culpa a nosotros. Como ya dije, pusimos arriba de la mesa nuestros supuestos con la mejor información que tenemos hasta hoy. Pero esto va cambiando.
Como es habitual, las proyecciones presentadas aquí consideran la ocurrencia de un escenario base, que incluye la evolución de las principales variables que el Consejo estima como más probables con la información que tenemos hasta hoy.
Posibilidades distintas de ésta se incluyen en lo que llamamos "escenario de riesgos". Pero, ¿qué pasa si no se da el presupuesto básico?
No hay antecedentes suficientes, de acuerdo con el mejor juicio del Consejo, para señalar que el escenario central de proyección para el mediano plazo tenga características muy diferentes de las consideradas en las proyecciones que hice hace algunos minutos.
La concreción de nuestras proyecciones depende de un mayor afianzamiento del escenario externo; que éste se siga consolidando -porque hasta aquí son sólo proyecciones; que se den también para el 2004 las proyecciones que tenemos hoy día, que se vaya afianzando y recuperando en forma sostenida en los términos de intercambio, aspecto que juega un rol importante, especialmente en nuestros vaticinios, a medida que avanzamos en el 2004.
Por ende, las principales fuentes de riesgo para nosotros actualmente incluyen la incertidumbre en el mercado del petróleo, cuestión que es incontrolable, básicamente por problemas geopolíticos y por los altos déficit fiscales de los Estados Unidos: el Gobierno Federal acusa uno de 4,3 por ciento del Producto, y los gobiernos estatales y municipales, cerca del 2 por ciento. Esa nación tiene hoy un déficit de 6,2 por ciento. El año 2000 el superávit alcanzaba a 2 por ciento. Ese déficit de 6,2 que corresponde a 700 billones de dólares. Es un riesgo que en algún momento tendrá que empezar a ajustarse. En algún momento los mercados van a exigir un premio mayor para financiar esos montos de deuda.
Hoy Estados Unidos, como país, absorbe el 8 por ciento del ahorro del resto del mundo. Porque ese déficit fiscal se transforma en un déficit en cuenta corriente. Y éste es la suma del déficit del Fisco más el del sector privado. Y como el sector privado tiene un pequeño superávit, entonces, el país como un todo presenta un déficit de 5,2 por ciento del Producto. Gasta más que su ingreso, y ello trae recursos del resto del mundo. Esto también tiene implicaciones. El déficit en cuenta corriente de más de 5 por ciento del Producto debe absorberse en algún momento. Lo más probable es que eso no afecte mucho el escenario del 2004. Pero hacia delante queda una incertidumbre importante.
Por otro lado están los problemas estructurales de Europa, donde se han enfrentado reformas. Hemos visto las que empezó Alemania, especialmente para poner en orden su sistema de pensiones y flexibilizar su mercado laboral. También Francia modificó su sistema de pensiones. Pero en el caso europeo queda mucho trabajo por delante para poder absorber las oportunidades que se han presentado en los últimos años, sobre todo en tecnología de información y comunicaciones.
Y queda la fragilidad de los sistemas financieros de Japón y China. En este último país, la banca tiene una cartera vencida cercana al 30 por ciento de las colocaciones. En Japón sucede algo parecido, pues asciende a alrededor de 25 por ciento de las colocaciones. Éstas son iguales al Producto, que es de 4 trillones. El 25 por ciento -o sea, un trillón de dólares de cartera vencida- corresponde a la banca japonesa, lo cual nos puede dar mañana una mala noticia. Ya hubo que intervenir un quinto banco.
En China están naciendo programas agresivos de recapitalización de la banca. Entonces, existe fragilidad en su sistema financiero.
En Japón la economía se está recuperando y va a crecer sobre 2 por ciento este año. Eso va a ayudar un poco, pero podemos tener malas noticias en el sector financiero.
China está tratando de enfrentar sus problemas. Crece 8 por ciento al año, y en la actualidad pondera cerca del 12 por ciento en el mundo. Los Estados Unidos ponderan el 21 por ciento. Es decir, China, con ese porcentaje, es el segundo más grande, ajustado por paridad de poder de compra, que es lo que puede adquirir con su ingreso. Por lo tanto, lo que pasa en ella tiene repercusiones en todo el orbe.
En este ámbito, los riesgos de desviaciones negativas siguen presentes cuando se dan malas noticias, aunque hoy son menos probables que en mayo último.
En Chile, en los últimos días, han ocurrido cambios favorables en el tipo de cambio. Nuestra moneda se ha apreciado. El riesgo país ha caído en forma importante y las expectativas reflejan mayor optimismo. Es un cambio favorable en la economía interna.
De mantenerse sostenidamente estas condiciones, se podría configurar un escenario de mayor crecimiento que el delineado aquí, principalmente por los factores internos. Nosotros, con la información que tenemos hasta hoy día, estamos ahí.
Una preocupación es la posible divergencia futura que pueda darse entre el crecimiento de los salarios nominales y la productividad del trabajo. La productividad media del Producto por trabajador, como se muestra en nuestro informe, ha perdido fuerza en el último tiempo. Una parte de eso puede estar asociado con el ciclo de desaceleración. Las empresas deciden no despedir trabajadores cuando la economía crece poco, porque después, al contratar de nuevo, van a perder toda la capacitación que les dieron. También deben enfrentar los costos de los despidos. Entonces, prefieren atesorar a sus empleados. Cuando la economía empieza a crecer, van a obtener más producto por hombre. Ésa es la hipótesis central de nosotros. Pasa en otros lugares también. Si así no sucediera, los salarios tendrían que moderarse mucho. De lo contrario subiría mucho el costo por trabajador ajustado por producto, y llevaría a presiones inflacionarias. Ése es un riesgo.
El riesgo que representa la inflación externa se encuentra un poco más acotado. Así al menos se deduce de la experiencia reciente, donde la economía ha acomodado cambios en precios relativos. Cuando en el pasado subía el petróleo, se nos escapaba la inflación. Ahora, después de haber invertido por años en credibilidad con una inflación controlada, eso pasa poco a inflación. Va a ella por uno o dos meses y después muere. Pero ello ocurre solamente en países que han invertido por años en mantener la inflación acotada en torno del 3 por ciento. Ésa es la inversión que ha hecho Chile. Hoy estamos cosechando parte de ese beneficio.
Otros riesgos externos, como movimientos adversos en el precio del petróleo, tendrían un impacto acotado sobre la trayectoria de mediano plazo de la inflación; pero nos pueden pegar un poco más a la actividad por las expectativas y por el ingreso disponible.
Con todo, el Consejo del Banco Central estima que el balance de riesgos está equilibrado. Hay riesgos de que pueda crecer más o menos la economía. Hay riesgos de que la inflación pueda crecer más o menos, o que esté debidamente equilibrada, tanto en sus índices como en el crecimiento.
Conclusiones, y aquí termino, señor Presidente .
Las proyecciones para la actividad en el 2003 y 2004 consideran una fase de mayor crecimiento; es decir, la economía va hacia un ciclo de mayor desarrollo.
El mayor crecimiento mundial y las condiciones financieras externas e internas apoyan tal panorama.
En el escenario más probable, la inflación del IPC e IPCX se ubicaría entre 3,2 y 3,3 por ciento en el tercer trimestre del 2005 -nosotros hacemos proyecciones a dos años-, con promedios de 2,7 y 3,2 por ciento en los próximos 24 meses, respectivamente.
El Consejo del Banco Central estima que la actual orientación de la política monetaria es compatible con mantener la inflación dentro del rango-meta.
En todo caso, si se da el escenario base delineado, es previsible que se reduzca el impulso monetario, que es lo que está hoy día reflejando el mercado. Si la economía empieza a tomar fuerza, y permanece ese escenario para mantener la inflación en torno de la meta, es previsible que las tasas de impulso monetario comiencen a reducirse.
Como siempre, el Consejo estará atento a reaccionar en forma rápida frente a los eventos que en una u otra dirección pongan en peligro el logro de la meta de inflación, que es un gran activo del país. Es lo que nos ha permitido en estos años, con la inflación controlada, poder usar la tasa de interés en forma agresiva para ayudar a reactivar la economía, siempre y cuando la inflación esté cercana a la meta.
Para el Consejo del Banco Central es tan mala una inflación permanente bajo 2 por ciento como sobre 4 por ciento. Por eso, está centrada en torno al 3 por ciento. Se corre el riesgo de que la inflación se vaya bajo 2 por ciento, en forma agresiva, si ha disminuido la tasa. Porque, así como el porcentaje reducido es malo, el que resulta alto también lo es.
En este sentido, el Consejo ha sido muy activo.
Muchas gracias.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
El Senado agradece la exposición tan completa e ilustrativa hecha por el señor Presidente del Banco Central .
A continuación, pueden inscribirse quienes deseen hacer uso de la palabra, sin perjuicio de que durante el desarrollo de la sesión también puedan solicitarlo. Por lo demás, tenemos tiempo hasta las 14 para que Sus Señorías formulen consultas.
Tiene la palabra el Honorable señor Foxley.
El señor FOXLEY .-
Señor Presidente , probablemente hay consenso entre los Senadores presentes en la Sala en que hemos sido testigos de una intervención extraordinariamente completa del Presidente del Banco Central , con una gran cantidad de antecedentes que tendremos tiempo de analizar más en detalle en los próximos días.
No obstante, muy brevemente quiero hacer algunos comentarios -comentarios-preguntas, en realidad- sobre algunos de los temas planteados hoy.
De lo escuchado se desprende que la economía chilena se halla en un momento en el que básicamente estamos a la expectativa de la intensidad de la recuperación que podría producirse en otras partes del mundo.
Sin duda alguna, el tema planteado por don Vittorio Corbo acerca de la preocupación por lo que ocurre con el crecimiento en Europa es muy importante para nosotros, pues recién hemos firmado un acuerdo de libre comercio con esa región.
Sin embargo, por lo menos desde mi punto de vista, uno de los márgenes mayores de incertidumbre -tal vez, el elemento que en mayor medida la genera- para que se dé el escenario relativamente optimista que el Presidente del Banco Central nos describió en cuanto a la recuperación del próximo año dice relación, paradójicamente, a la política económica del Gobierno de Estados Unidos.
Pienso que si algún Ministro de Hacienda , en los países de nuestra región, pasara de un año con un superávit fiscal de más de uno por ciento del PIB -casi 2 por ciento- a otro con un déficit fiscal de entre 4,5 y 5 por ciento del PIB -con proyección a subir a 6 por ciento y probablemente a más-, duraría poco en el cargo. Con esto, no estoy vaticinando la suerte del señor Snow en la Administración Bush, sino que me refiero a que es una preocupación para nosotros que ese Gobierno esté siguiendo una política económica en la que de manera simultánea disminuye fortísimamente la tasa de tributación -se han llevado a cabo tres bajas sucesivas de impuestos- y aumenta el gasto público en forma impresionante.
Sobre esto último, anteayer el Presidente Bush solicitó elevar el gasto público en 87 mil millones de dólares, cantidad que constituye más que la producción entera de Chile en un año. Y, a juicio de los expertos militares, ello sería sólo el comienzo de una sucesión de peticiones en el mismo sentido para enfrentar el problema de Iraq, cada vez peor, y las inseguridades que provoca la situación en Corea, los programas nucleares de Irán y la definición del mundo como un gran escenario en el cual hay que combatir el terrorismo dondequiera que surja. Cada uno de estos asuntos requiere un aumento significativo del gasto militar de Estados Unidos.
En consecuencia, deseo conocer algún tipo de apreciación por parte del Banco Central respecto de cómo este manejo de la política fiscal en ese país puede efectivamente modificar nuestro escenario, relativamente modesto. Después de todo, estamos hablando de un crecimiento de apenas entre 3 y 3, 5 por ciento el presente año y entre 4 y 4,5 por ciento el próximo, que puede ser peor si este manejo fiscal sigue adelante.
Algo similar se puede señalar respecto del déficit en cuenta corriente de Estados Unidos, aunque es cierto que existen mecanismos más automáticos de corrección. Pero si tuviéramos un déficit en cuenta corriente cercano a 6 por ciento del PIB estaríamos muy preocupados.
Nos pueden contestar que Estados Unidos es Estados Unidos, que se trata de la principal potencia económica del mundo y que, por tanto, es ilimitada su capacidad de endeudamiento externo y de financiamiento vía endeudamiento de su balanza de pagos. No estoy seguro de si los mercados financieros internacionales harán indefinidamente ese tipo de juicios.
En definitiva, me gustaría que las autoridades del Instituto Emisor elaboraran un poco más sobre el tema, porque, de acuerdo a la lógica de la presentación que hemos escuchado, nos encontramos en un escenario de incertidumbre y riesgos variables. La señalada es la principal fuente de incertidumbre y, a mi juicio, no queda claro que el riesgo de esa dirección económica vaya a disminuir en el país del Norte.
El segundo punto se refiere a una situación, un tanto sorpresiva, en torno a la desaceleración de tendencia, con resultados bastante modestos, durante el segundo trimestre del año. No me quedó claro, de las palabras del señor Presidente del Banco Central , cuáles fueron los detonantes de dicha desaceleración. ¿Acaso ella se fundamentó en una caída de confianza del consumidor o se debió a situaciones externas del vecindario, en países como Brasil y Argentina? Es decir, me quedan dudas respecto de cuál es el diagnóstico sobre el segundo trimestre del año.
Ese punto es importante. Porque uno siempre puede hacer proyecciones que van hacia arriba, aunque sea lentamente. ¿Pero qué pasaría si lo que nos ocurre es lo mismo que ha estado sucediendo en la economía de Estados Unidos, donde los indicadores se dirigen hacia arriba, después hacia abajo y se entra en una oscilación en torno de una tasa de crecimiento bastante baja?
O sea, se presenta un escenario alternativo en el cual se empieza a "rebotar" en el crecimiento, cercano a 3 por ciento, con una gran volatilidad de expectativas en los consumidores. Hemos visto que la confianza de éstos también sube y baja durante estos meses y no se estabiliza. Lo mismo ocurre con el consumo y la inversión. Si así fuera, estaríamos hablando del escenario de una tasa de crecimiento, para éste y el próximo año, más cercana a 3 por ciento que a 4 por ciento o superior.
El tercer elemento dice relación a una duda que algunos Senadores hemos mantenido en términos relativamente sistemáticos. Constantemente hemos respaldado la política económica del Gobierno, particularmente la política fiscal. Lo hemos hecho porque creemos que el país debe tener una política económica ordenada y, sobre todo, debe respaldar a quien toma decisiones en escenarios altamente inciertos y de mucho riesgo.
Sin embargo, estudiando las cifras que hemos visto hoy, sigue vigente una interrogante que me parece honesto plantear. Hemos logrado un tremendo éxito en términos de la forma como nos evalúan los mercados financieros internacionales. ¡Qué duda cabe! Exhibir un riesgo país de 100 o 102 puntos es impresionante. El único que se nos acerca es México, con 250 a 280 puntos. Brasil, la semana pasada, celebraba su índice de cerca de 700 puntos. Es decir, para Chile esto es un tremendo éxito. Y seguimos recibiendo aplausos de los evaluadores de riesgo en Wall Street.
Por otro lado, somos un país en desarrollo, una economía emergente. Y los países como el nuestro históricamente han contado con un flujo de financiamiento externo que les ayuda a reforzar sus procesos de ahorro interno, lo cual les permite sostener una tasa de inversión alta. Nosotros, en cambio -como dijo el señor Presidente del Banco Central -, financiamos prácticamente el ciento por ciento de nuestra inversión con ahorro interno. Estamos usando en un grado ínfimo nuestra capacidad de levantar recursos en el exterior. La demostración de eso es que el déficit en cuenta corriente de balanza de pagos de este año va a ser apenas de 0,5 por ciento del PIB. No sé cuántos países en desarrollo tendrán un cuadro de ese tipo. Y la proyección para el próximo año es que la cifra sólo aumentará muy marginalmente y se mantendrá por debajo de uno por ciento.
Al mismo tiempo, contamos con una política fiscal extraordinariamente sólida. Nos mantenemos con un superávit fiscal de uno por ciento del PIB.
En pocas palabras: tenemos una política fiscal y una política de endeudamiento externo muy conservadoras.
La contracara viene en el informe del Banco Central que nos acaban de presentar -y es algo que me preocupa-: se estima el crecimiento potencial de la economía de nuevo a la baja. Se dice ahora que estará entre 3,5 y 4 por ciento. O sea, con un techo de 4. Me cuesta compatibilizar la metodología a través de la cual se establece ese crecimiento potencial con, por ejemplo, la tasa de inversión que señala el propio informe del Banco Central. Ésta es de 23 por ciento sobre el PIB, en ningún caso una tasa baja. No es que aquí haya caído la inversión al suelo. El país está invirtiendo una considerable cantidad de recursos. Y me cuesta entender que eso sea compatible con un máximo crecimiento potencial de la economía bajando y acercándose a 3,5 por ciento. Sigo sin comprender cómo puede ser que en el breve lapso de cuatro o cinco años el crecimiento potencial de la economía se haya reducido de tasas entre 6 y 7 por ciento a una cercana -se nos dice- a 3,5 por ciento. No entiendo los fundamentos económicos de ello. En efecto, si bien es cierto que en estos cuatro años el crecimiento ha sido más bajo, no lo es menos que las tasas de inversión no se han desplomado. Muy por el contrario, se han mantenido a un nivel relativamente razonable, en particular si uno las compara con lo que ocurre en países de desarrollo equivalente.
Quisiera referirme a un par de puntos adicionales.
El primero se refiere a la volatilidad en el comportamiento del consumidor, uno de los elementos que han provocado fragilidad en el proceso de recuperación de la economía. Pareciera que las expectativas de los consumidores se vieron muy fuertemente afectadas en un sentido negativo por el shock de los años 1998, 1999, y que no se han recuperado todavía. Para decirlo en pocas palabras: la gente todavía no tiene confianza en que la economía irá en alza y en que, por lo tanto, no constituye un riesgo inaceptablemente alto el normalizar la conducta en cuanto al consumo, sobre todo de bienes durables.
A mi juicio, aquí seguimos teniendo un problema: el proceso de estabilización de las expectativas de consumo se ve afectado por un "ruido" excesivo en algunos frentes. Por ejemplo, estamos presenciando cambios prácticamente semanales, muy fuertes y muy incomprensibles, en el precio de los combustibles. El último censo muestra que alrededor de 70 por ciento de las personas son dueñas de algún vehículo. Por lo tanto, cuando todos los días lunes el precio de la gasolina sube o baja en una cantidad bastante significativa se introduce un "ruido" innecesario en el sistema. ¿Por qué no se ha usado un instrumento que tiene ya más de diez años, el Fondo de Estabilización de Precios del Petróleo, para beneficiar al usuario final e impedir la inestabilidad en el precio de un insumo básico?
En seguida, se presenta el tema de las tasas de interés, en el que nos hemos ocupado en el último tiempo. Recién se publicó el nuevo estudio de las tasas de interés en el sector del comercio. Según las estadísticas publicadas por la Asociación de Bancos, hay en Chile 18 millones de tarjetas de crédito, de las cuales algo más de 15 millones son emitidas por tiendas comerciales, multitiendas. Y 11 millones corresponden a lo que hoy día técnicamente se denomina "tarjeta de crédito abierta", es decir, emitida por las multitiendas pero que puede ser usada, en virtud de un convenio, en un conjunto de establecimientos comerciales, farmacias, etcétera, y que opera igual que una tarjeta bancaria.
El último informe del Servicio Nacional del Consumidor mostró que ocho de cada diez establecimientos comerciales grandes están cobrando tasas de interés real superiores a 60 por ciento anual y que en algunos casos éstas se elevan por sobre el ciento por ciento en términos reales, en circunstancias de que la tasa del Banco Central, tal como señaló el señor Corbo , es de 2,75 por ciento. ¿Qué se contesta cuando uno pregunta respecto de esta diferencia entre 2,75 por ciento y ciento por ciento? Se dice: "Bueno, para que esto sea un buen negocio tiene que haber un buen "spread", y el "spread" es muy alto porque estos son clientes muy riesgosos".
No obstante, analicemos por qué son clientes tan riesgosos. Si alguien compra un televisor a crédito y termina pagando dos o tres aparatos en lugar de uno, el valor de las cuotas es tan grande que esa persona, si es de ingresos relativamente modestos -como suele ser el caso-, se convierte automáticamente en un cliente riesgoso. Porque, al cabo de tres, cuatro, cinco meses, ve que no puede pagar las cuotas; se atrasa; se trasforma en un mal cliente; el establecimiento comercial lo saca de su lista, lo pone en DICOM. Y es así como se dice: "Mire, cómo voy a prestar más barato a esta gente que es tan riesgosa; ¡si no paga!".
Entonces, tenemos un mercado que no está operando, que no es competitivo, y donde yo creo que hay una obligación de la autoridad monetaria, de la Superintendencia de Bancos y del SERNAC en el sentido de asegurar condiciones de competencia.
Por eso, quiero preguntar al señor Presidente del Banco Central qué piensa hacer el Consejo sobre esta situación, porque, en mi opinión, ella tiene implicancias macroeconómicas, en reactivación de consumo; tiene implicancias en seguridad de la cadena de pagos, y tiene, también, implicancias en equidad, porque se está abusando del hecho de que esta gente no tiene acceso al crédito bancario.
El economista Cristián Larraín mostraba el otro día que en créditos de consumo las utilidades de los bancos están entre 30 y 40 por ciento. Pareciera, también -lo han dicho analistas que no son precisamente de la Concertación-, que el mercado bancario todavía no opera con condiciones suficientes de competencia como para que ocurra la transmisión de la rebaja de tasas.
En fin, quedo hasta aquí, señor Presidente, porque me he excedido algo en el tiempo.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Antes de continuar, propongo asignar un tiempo preciso a cada intervención -hay cinco inscritos-, a fin de dejar lugar a las respuestas del señor Presidente del Banco Central al término de la sesión. ¿Habría acuerdo para otorgar entre siete y ocho minutos a cada Senador?
Acordado.
Tiene la palabra el Honorable señor Novoa.
El señor NOVOA .-
Señor Presidente, nuestra bancada aprecia la labor del Instituto Emisor. Creemos que es una entidad que está cumpliendo un rol fundamental. Quisiéramos ver cada vez más fortalecida su independencia y su alto nivel técnico y quisiéramos verlo, también, interviniendo, opinando, quizá con mayor fuerza en algunos aspectos de la economía que no siempre marchan bien.
En mi exposición quedarán de manifiesto determinadas materias que, a mi juicio, probablemente serían mejor comprendidas si el Banco Central opinara sobre algunos aspectos de nuestro desarrollo económico.
El cuadro general que plantea el Presidente del Instituto Emisor es positivo, tal como es hoy día prácticamente la opinión generalizada de muchos economistas y analistas. De todas maneras deseo ser cauteloso frente al futuro porque, desgraciadamente, en el último tiempo hemos experimentado bastantes vaivenes. De hecho, en el año en curso el segundo trimestre provocó una sorpresa respecto de predicciones y hemos visto que en los últimos años las proyecciones han debido ser constantemente ajustadas a la baja. Ojalá se invierta esa situación, pero mientras no tengamos una mayor permanencia en los signos positivos, yo llamo a la cautela.
Se señaló que Europa tiene problemas. Habría que agregar que Japón experimenta dificultades estructurales bastante grandes, que América Latina también exhibe una situación similar y que Argentina, que ha mostrado algunos signos positivos, no ha pagado la deuda ni ha solucionado sus inconvenientes estructurales más importantes. Obviamente, Chile depende mucho de la economía externa. Sin embargo, más que los vaivenes de la economía internacional, me preocupan determinados problemas de nuestra economía.
El crecimiento que se proyecta para Chile el próximo año es entre 4 y 5 por ciento, y el promedio mundial estimado para dicho período es 3,9, prácticamente, 4 por ciento. Es decir, estamos cerca de esta última cifra, lo cual me parece muy malo para nuestro país. El promedio mundial está formado por naciones desarrolladas que normalmente crecen al 2 y 3 por ciento, las que no requieren crecer más que ese porcentaje para satisfacer las necesidades de su población.
En el promedio también influyen países que experimentan grandes dificultades, recesiones, depresiones, problemas políticos, fallas estructurales. Y Chile no corresponde a esas naciones, no es un país desarrollado ni exhibe conflictos internos. Por lo tanto, nuestra comparación de crecimiento no puede ser con el promedio mundial, sino con naciones que estén creciendo al 6, 7 y 8 por ciento. Y ése es un problema.
Y si revisamos las mismas cifras que nos dieron respecto de los niveles de comercio mundial en los últimos cuatro, cinco y seis años, podemos apreciar que éste estuvo por sobre el promedio de los últimos 30 años. Y el crecimiento mundial se mantuvo en el promedio de los últimos 34 años.
¿Qué ocurrió en Chile en esos últimos 4, 5 y 6 años, a pesar de ser un país abierto y de que el comercio mundial se comportaba bastante bien? Exhibimos un crecimiento muy por debajo de nuestro promedio.
Por lo tanto, tenemos ciertas dificultades internas en nuestra economía que me preocupan. Desde luego, hay un problema más bien de tipo político respecto, tal vez, de falta de confianza, expectativas negativas, acerca de lo cual el Banco Central no tiene mucho que decir.
Sin embargo, deseo referirme a tres aspectos económicos que me inquietan. En primer lugar, llevamos cuatro o cinco años de déficit real en las cuentas fiscales versus un superávit estructural. Quiero llamar la atención al respecto, en el sentido de que en algún momento el mundo dirá: "Me aburrí de tener superávit estructurales cuando un país muestra sistemáticamente déficit reales". Y no sé cuánto tiempo más nos van a admitir este cuento, pero ya llevamos, a mi juicio, cinco años de déficit real. Y eso es preocupante.
En segundo término, y quizás como consecuencia de lo anterior, estamos llegando a determinados niveles de deuda inquietantes. El año 2002 la deuda bruta del Gobierno central alcanza a cerca de 16 por ciento del producto, lo que representa un incremento de 3,4 puntos respecto de 1998, en el cual obtuvo su nivel más bajo. Asimismo, las empresas del Estado han aumentado su endeudamiento. El Banco Central tiene un nivel de deuda alto, pero lo ha disminuido, porque ha incrementado sus reservas internacionales.
Sin embargo, un estudio elaborado por el Instituto de Libertad y Desarrollo señala que la deuda consolidada neta del país, incluyendo los bonos de reconocimiento, alcanza a 42 por ciento del PIB. No constituye una cifra demasiado grande ni mucho menos inmanejable. Pero me parece que representa una señal de alerta. Porque a esa deuda es preciso agregar una suerte de hipoteca que hemos impuesto sobre nuestro futuro.
En efecto, tenemos, por ejemplo, un sistema de concesiones, y las obras públicas en los últimos años se han efectuado sobre la base de este mecanismo, a través del cual se garantizan por parte del Estado ingresos mínimos por peajes. Asimismo, existe una suerte de hipoteca en tal sentido al haber entregado en concesiones públicas las carreteras más importantes del país -que ya estaban construidas- para ser ampliadas, lo cual establece una rigidez enorme. Porque si el Estado deseara en determinado momento ensanchar la carretera al sur tendría que entrar en negociaciones con los concesionarios o crear una nueva.
Por lo tanto, en ese ámbito tenemos un problema complicado que, a mi juicio, es digno de consideración por parte del Instituto Emisor.
Un tercer aspecto estructural importante es el relativo al empleo. Exhibimos cifras macroeconómicas muy alentadoras y un manejo en esta materia que debe destacarse. Pero resulta que por más de cuatro años el desempleo se ha ubicado en torno de 9 por ciento. La fuerza de trabajo no ha crecido mucho. Las cifras de mejoría que acaba de entregar el INE obedecen a que han aparecido una cantidad de empleados por cuenta propia, o sea, empresarios, los cuales aumentaron significativamente en Chile en el último tiempo. Tengo dudas en cuanto a si son empresarios o vendedores callejeros.
Hay dos puntos en las cifras de empleo que se pueden explicar por las ocupaciones de emergencia. El menor crecimiento de la fuerza de trabajo en el último tiempo es entre 2 y 4 por ciento. Y, a pesar de todo, tenemos un problema estructural con el empleo.
Por lo tanto, si no nos hallamos en los niveles de crecimiento que el país requiere, si no generamos el empleo que Chile necesita y si estamos hipotecando de alguna forma nuestro futuro, me parece que debiéramos tener no sólo complacencia frente a la situación económica, sino preocupación. Y el Banco Central, dentro de lo que es su esfera propia, podría ilustrarnos con mayor fuerza respecto de estos asuntos.
He dicho.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor García.
El señor GARCÍA .-
Señor Presidente , ante todo, es evidente que las cifras entregadas por el Instituto Emisor en este informe de política monetaria son más alentadoras que en otras oportunidades. No hay duda alguna al respecto. Generalmente, en estos informes el Banco Central casi nos había acostumbrado en estos últimos años a que se hicieran permanentes proyecciones a la baja en el crecimiento económico. Esta vez se mantienen las expectativas de crecimiento que se definieron a comienzos de año. Y eso, a mi juicio, ya constituye una buena señal.
Asimismo, el hecho de que el país vaya a cumplir la meta de inflación esperada con un precio del petróleo muy fluctuante, creo que también es otra buena noticia.
Ello no significa que carezcamos de preocupaciones. Y mis inquietudes tienen que ver, por una parte, con lo señalado por el Senador señor Foxley en cuanto a la tasa de interés, y por otra, con el endeudamiento fiscal, a lo cual se refirió el Honorable señor Novoa .
En cuanto a la tasa de interés es efectivo que tanto sectores de la banca como empresas comerciales las están cobrando con niveles altísimos. Y cuando parte importante de los chilenos trabaja para los bancos, el nivel de insatisfacción de la población es igualmente grande. Cuando muchos pequeños y medianos empresarios deben trabajar para entregar parte importante de sus ingresos a los bancos o a empresas comerciales proveedoras, indudablemente que el nivel de insatisfacción es también muy alto. Y pienso que ahí tenemos un problema estructural grave, serio, debido a una tasa de interés de política monetaria extraordinariamente baja. Inclusive, el Presidente del Banco Central nos anuncia que en los próximos trimestres ella seguramente subirá. La pregunta es si esa alza en la tasa de interés de la política monetaria significará también un aumento en la tasa de interés que están pagando las empresas y los consumidores.
En el mismo informe que nos entregó el señor Corbo se señala que la tasa de interés de consumo promedio es del orden de 1,9 por ciento mensual, como se consigna en uno de sus gráficos. Eso significa tasas de interés nominales del orden de 23 por ciento anual. Y como manifestó el Senador señor Foxley , en casas comerciales efectivamente llega a niveles de 60, 70 y hasta 100 por ciento. Ello revela que cuando una persona compra una lavadora, un refrigerador o un televisor a 24 meses plazo, está pagando dos y tres veces el producto.
Entonces, siento que estamos ante un problema de competencia. ¿Cómo nos abrimos a que haya más bancos y entidades que presten dinero y, por la vía de la competencia, podamos bajar las tasas de interés que, en mi opinión, son francamente abusivas?
Confieso que tenía gran esperanza en que el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos significara una apertura y la instalación de nuevos bancos que establecieran en Chile parte de esa tasa de interés que, según el Presidente del Banco Central , estaba en niveles cercanos a uno por ciento en dicho país, y pudiera producirse mayor competencia. Pero, por lo que he visto y leído del Tratado de Libre Comercio con el país del norte, advierto que una vez más la banca se encuentra convenientemente protegida. Se habla mucho de la protección que pedimos quienes representamos a las zonas agrícolas; pero creo que la gran favorecida con dicho instrumento internacional es precisamente la banca. Si lográramos bajar las tasas de interés a los usuarios del crédito, sería una de las herramientas más eficaces para materializar la reactivación económica.
Respecto del endeudamiento fiscal, hay cifras realmente muy decidoras. El Fisco no sólo se ha endeudado para cubrir su déficit, sino también ha vendido activos. Por lo tanto, hemos pasado de una deuda neta, que en el año 1997 equivalía a 4,2 del producto, a 11,2 por ciento del mismo, en 2002. Todo ello sin considerar lo que muy bien señaló el Senador señor Novoa , en el sentido de que no están consideradas las deudas por concepto de bonos de reconocimiento; por los avales o las responsabilidades que tenemos en materia de algunas concesiones viales, cuando no alcanzan el mínimo de pasadas; por la devolución del IVA que se hace a las empresas concesionarias, o por el endeudamiento del Ministerio de Obras Públicas. Nunca hemos podido saber verdaderamente cuánto debe dicha Secretaría de Estado por concepto de expropiaciones. Lo único que escuchamos son quejas de ciudadanos, en general, y de campesinos de la zona que represento, en particular, a quienes se adeuda desde hace cinco o seis años el valor de las expropiaciones de que han sido objeto. También se debe a muchos contratistas por obras ya inauguradas. Todos sabemos que existe un alto endeudamiento en los hospitales públicos. Entonces, estos porcentajes de endeudamiento con relación al producto interno bruto son meramente informativos, porque no contamos con información sobre la totalidad de la deuda.
En definitiva, señor Presidente , expreso nuestra preocupación por la tasa de interés a nivel de los usuarios, y porque esta responsabilidad en las cuentas fiscales se vea empañada por un alto endeudamiento.
Gracias, señor Presidente.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés (Presidente).-
Tiene la palabra el Senador Horvath.
El señor HORVATH.-
Señor Presidente , deseo señalar brevemente algo que hemos planteado antes en relación con los antecedentes que nos entrega el Banco Central, y llamar la atención respecto de la deuda que tiene con el Congreso en cuanto al compromiso de proporcionarnos el estado de las cuentas patrimoniales.
En verdad, asociar la actividad económica a la variación del patrimonio natural, como es el bosque, el suelo, los recursos hidrobiológicos, la minería, el estado de las aguas, resulta bastante sano. Por decirlo en términos populares, es bueno saber que el país no está creciendo a costa de comerse "la gallina de los huevos de oro".
Estamos conscientes de que éste es un tema particularmente sensible. En el caso del bosque nativo, por ejemplo, la entrega extraoficial de determinados antecedentes por el Departamento de Estudios del Banco Central costó el puesto a la persona que estaba a cargo, independientemente de que hubiera de por medio problemas metodológicos. Asimismo, al proporcionar tardíamente la CONAF información adicional, sin las referencias del caso, mantiene un manto de duda con respecto al tema.
Eso en primer término.
En segundo lugar, en la excelente exposición de don Vittorio Corbo hay muchas referencias a la situación del precio y disponibilidad del petróleo. En este sentido, si uno revisa el plano interno, particularmente el marco general de la matriz energética de Chile, se apreciará que dependemos en 66 por ciento de combustibles fósiles; en 38 por ciento del petróleo y otros crudos; en 19 por ciento del gas natural, y en 9 por ciento del carbón, a lo que debe sumarse 15 por ciento por concepto de biomasa -conformada fundamentalmente por leña-, factor relacionado con el otro tema.
En cuanto al gas argentino, los estudios indican que sus reservas alcanzan para doce o catorce años, y que no se ha llegado a una etapa de crisis porque la demanda interna en el vecino país ha sido bastante baja.
Las reservas de petróleo a nivel internacional revelan que en los próximos diez años habrá problemas importantes en el mismo sentido, lo que, sin lugar a dudas, influirá en las proyecciones económicas de nuestro país.
Si uno examina la política seguida en esta área, observará que incluso se favorece la mayor dependencia de los combustibles fósiles. Por ejemplo, los que se utilizan en la producción eléctrica no pagan ningún tipo de arancel; pero si intentáramos cambiar la matriz a hidroelectricidad, energía eólica, geotérmica o solar, comprobaríamos que sí pagan impuestos y sufren toda clase de dificultades para su implementación.
En este sentido, y entendiendo como un beneficio adicional la autonomía del Banco Central, me pregunto en qué medida puede influir este análisis para que se adopten políticas más sanas en cuanto a la influencia señalada en materia de combustibles para la actividad económica del país.
Muchas gracias, señor Presidente.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Senador señor Larraín.
El señor LARRAÍN.-
Señor Presidente , también quiero sumarme a los agradecimientos por la muy buena exposición del Presidente del Consejo del Banco Central y formular algunas inquietudes, un poco en la línea de lo que ya señalaron los Senadores señores Novoa y García .
Se advierte un crecimiento económico moderado por las variables que, fundamentalmente en el ámbito internacional y por los riesgos que en él se dan, parecieran predecir para nuestra economía. Este es un tema importante porque no se prevé, al menos en el futuro próximo, la posibilidad de llegar a un ritmo de crecimiento como el que tuvimos durante mucho tiempo, hasta hace cinco años. Eso, por lo tanto, obliga a actuar dentro de un escenario con bastante control de las variables internas.
Quisiera conocer la apreciación del Banco Central acerca de los siguientes aspectos, que son complejos y que también pueden incidir en nuestro crecimiento económico.
En primer lugar, el tema laboral.
Creo que el desempleo merece mayor análisis. ¿Cómo se visualiza? Da la impresión de que en nuestra economía se ha ido desarrollando una especie de desempleo estructural, estable, muy superior al que señala el INE. Otros estudios -encuestas de la Universidad de Chile y de diferentes casas de estudios superiores; el propio censo, aunque utiliza metodologías distintas-, muestran que el desempleo es 50 por ciento más alto que el arrojado por el INE. Aunque ha bajado levemente, se puede pensar que esa cifra, con un crecimiento económico moderado hacia el futuro, será permanente.
Eso, además de los costos laborales que se han agregado producto de la legislación dictada en el último tiempo, permite concluir que tenemos una cuestión difícil de resolver. ¿Cómo responde nuestra economía a la necesidad de crear empleos? Debemos mirar el asunto no sólo desde el punto de vista de las cifras macroeconómicas, sino también desde la perspectiva de cómo resolver los problemas de la gente.
En segundo término, el tema tributario.
No sé cuánto influirán en el futuro las alzas de impuestos producidas en el último tiempo. Ya se cerró el ciclo del mayor impuesto a las utilidades de las empresas, factor que obviamente incide en las expectativas empresariales y en la propia inversión; pero que, al igual que el aumento del IVA, a propósito de la discusión que tuvimos recientemente, crea cierta incertidumbre en el escenario futuro. Me gustaría saber cómo evalúa el Instituto Emisor el impacto que el aumento impositivo puede tener en nuestro crecimiento económico.
En seguida, la persistencia del déficit fiscal en los años anteriores se encuentra ligada no solamente a la regla del superávit estructural, sino además a cierta justificación de un incremento del gasto público por sobre el crecimiento. ¿Cuál es la perspectiva del Banco respecto de este factor, tanto para el próximo Presupuesto de la Nación como para el de los años venideros, como elemento por considerar en el desenvolvimiento de la economía?
Finalmente, un tema no menor: la inversión extranjera.
El Senador señor Foxley señalaba que en el último tiempo hemos crecido con ahorro interno. Pero, a mi juicio, ésa ha constituido una tremenda limitante porque, por mucho que el ahorro interno haya sido capaz de mantener el actual crecimiento, éste ha sido muy bajo. Y el gran auge del país entre 1985 y 1997 involucró una alta inversión extranjera.
El capital foráneo no está llegando y no se vislumbran cambios ni modificaciones sustanciales, por lo menos hasta la fecha. ¿Qué incidencia tiene esto hacia el futuro? ¿Qué se puede hacer? ¿Qué sugiere el propio Banco Central para cambiar la situación, que naturalmente hace pensar que ese crecimiento es techo, no piso? Porque sin ese ahorro externo -como dicen los economistas- difícilmente podremos avanzar en un mayor desarrollo de la economía.
Eso es todo.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Martínez.
El señor MARTÍNEZ .-
Señor Presidente , la importantísima e interesante exposición del señor Vittorio Corbo , muestra, además, sus dotes de profesor. Y yo lo he seguido mucho.
Quiero referirme a un problema que ya se planteó pero respecto del cual quiero profundizar más. La demanda de energía es un indicador básico del proceso activo de desarrollo, y éste finalmente se materializará en aumento del producto interno bruto como medida de la producción en toda la economía. Sin embargo, un fenómeno se ha ido agudizando y, pese a haber sido tratado en la prensa, no se ha abordado debidamente.
Me parece que la acción del organismo que controla la política monetaria en Chile debería sumar los efectos de la demanda de energía en los distintos escenarios: ahí queda en evidencia nuestra dependencia energética de Argentina. No se trata de plantear antagonismos ni un problema de seguridad de orden militar, sino del desarrollo que todos queremos para Chile. Y en ese ámbito está apareciendo, fuera de la disminución de las reservas de gas argentinas. un creciente factor de debilidad: nuestra dependencia del vecino país para la generación de energía.
Aparte lo anterior, debe considerarse el nuevo proceso de deterioro económico en que está entrando Argentina y que puede hacer variar los escenarios. No está muy claro cómo afectará esta dependencia energética las proyecciones de expansión de la economía nacional.
Al respecto, quiero señalar un antecedente fundamental. La dependencia de nuestro crecimiento de fuentes energéticas argentinas se hizo presente oportunamente en 1991-1992. Personeros del Ministerio de Defensa y de las Fuerzas Armadas advirtieron sobre la inconveniencia de contar con una sola proveedora de gas, sobre todo por el incidente ocurrido en el área de la generación eléctrica. Sin embargo, las autoridades económicas consideraron eso sólo como "una opinión de militares", en circunstancias de que se alertaba acerca de un fenómeno que incidía en el progreso del Estado, que es, en definitiva, lo que tenemos en vista.
Desgraciadamente, lo expuesto ha sido corroborado. Bastó una situación política interna grave en Argentina, en febrero de 2002, para que de inmediato enfrentáramos problemas energéticos. Y ello originó un bajón en nuestra capacidad de generar energía en términos de contribuir a aumentar el producto interno bruto.
Debo señalar que ese hecho puede atrasarnos y bajar las positivas proyecciones a que se ha hecho referencia. Se ha dicho que entre el 3 y 3,3 por ciento fluctuaría el producto interno bruto. Pero la verdad es que una caída en la producción de energía y una situación anómala en el país transandino alteraría ese pronóstico. El depender tan estrechamente de una sola fuente de energía no es bueno para el proceso de búsqueda de mayor desarrollo.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Ávila.
El señor ÁVILA.-
Señor Presidente , no deseo contribuir a atosigar al señor Corbo con elogios -por lo demás, merecidos- debido a su visión acerca de nuestra política económica.
Debo, sí, manifestar que en esta Sala casi todos -unos con pasión y otros con resignación- abrazan el actual modelo económico. Y, en este contexto, sería muy difícil que surgiera una respuesta a la inquietud que voy a formular.
Se trata de un aspecto que siempre parece como algo fuera de lugar, poco atinado, que no luce y que, por lo tanto, se encuentra condenado a ser debatido en reuniones marginales. Y a veces se atribuye a izquierdistas trasnochados.
Mi interrogante tiene que ver con un tema, a mi juicio, fundamental y que, por desgracia, como señalo, nunca está presente en este tipo de debates ni es merecedor de análisis en profundidad.
Se trata de la distribución del ingreso en Chile.
A lo largo de todos estos años de plena vigencia del régimen democrático, no ha sido posible revertir esta situación; por el contrario, ha mostrado inquietantes signos de deterioro.
Es así como actualmente el 10 por ciento más pobre de los chilenos participa de un 1,4 por ciento del ingreso nacional y el 10 por ciento más rico, de un 41,9 por ciento.
Con ese gigantesco abismo, que nos ubica entre los países con más deplorable distribución de la riqueza en el mundo, ¿cómo es posible que se tenga una visión alentadora, desde el punto de vista del desarrollo, si hasta el momento nada ha podido ser eficaz para modificar este cuadro? Los Gobiernos de la Concertación le han sacado hasta la última gota de humanidad a este modelo y, sin embargo, ahí están las cifras, dramáticas, frías, elocuentes, que dan cuenta de una situación cada vez más regresiva.
Y es natural que esto ocurra así, porque en la lógica de tal modelo radica la concentración cada vez mayor de la riqueza en menos manos. Todos los días estamos viendo la monopolización de las actividades económicas y, en el mejor de los casos, el surgimiento de oligopolios. Las fusiones de bancos o de empresas tienen una sola finalidad: generar más ganancia para sus accionistas.
Entonces, quiero que el señor Corbo me explique si alguna vez estos temas se han debatido en el Banco Central. Y, si así fuese, deseo saber qué se está pensando para que este país salga del atolladero infernal en que hoy se encuentra y si acaso cree factible que Chile, teniendo una lacra estructural tan profunda y una sociedad segregada en guetos de riqueza y pobreza, podrá insertarse en el mundo para competir en igualdad de condiciones con países que ofrecen un panorama social muchísimo más alentador que el nuestro.
He dicho.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Senador señor Sabag.
El señor SABAG.-
Señor Presidente , desde luego deseo felicitar al Presidente y a los Consejeros del Banco Central por sus buenas y muy completas informaciones. Ello demuestra que están cumpliendo a cabalidad con la finalidad fundamental del Instituto Emisor: combatir la inflación y mantener un tipo de cambio absolutamente realista. La tasa de interés actual ha contribuido, sin duda, a que se empiece a reactivar la economía, no obstante los abusos de algunos privados que cobran altos intereses.
Aquí se han expresado diversas visiones.
Por mi parte, pienso que el país ha progresado ostensiblemente, debido a la política que se ha llevado adelante durante los últimos trece años. Hemos combatido y disminuido la pobreza y la indigencia. El progreso es evidente en todos los rincones de nuestra patria, lo que ha sido posible gracias, justamente, a que somos un país creíble, porque hemos manejado las políticas macroeconómicas con seriedad, con responsabilidad. En épocas difíciles supimos contener las expansiones y, fruto de ello, hemos enfrentado las crisis en forma muy atinada. Esto nos otorga una perspectiva nítida para iniciar un proceso de crecimiento claro y sostenido, que nos permita avanzar más rápidamente en la solución de los problemas de la gente.
Respecto de los índices de distribución de la riqueza, yo diría que son estándares como los de los otros países del mundo. Pero conviene aclarar que en esos índicadores no se consideran ciertos beneficios que recibe la ciudadanía. Para calcular esta distribución, se toman en cuenta solamente los ingresos que percibe cada familia, pero no la entrega de una vivienda con sólo 10 UF de ahorro y 5 millones de pesos en subsidio, o la pavimentación de calles, o gratuidad de la educación y la salud.
En mi opinión, en este aspecto, vamos avanzando. Que aspiramos a mucho más, ¡pero, por supuesto, que aspiramos a mucho más!
No somos una isla; somos un país que vive en un mundo globalizado. Por eso, vemos a nuestro alrededor cómo los países han sufrido. Somos una economía pequeña; por tanto, si baja ostensiblemente el precio del cobre, nos afecta y, si sube el precio del petróleo, también nos afecta. Del mismo modo, las decisiones de las economías de Japón, de China, de Estados Unidos, nos afectan.
Y, aunque hemos pagado los costos respectivos, seguimos avanzando. Yo soy un hombre optimista de lo que hemos hecho y todavía más de lo que haremos en adelante.
Sin embargo, se insiste en señalar una serie de cosas negativas: que hemos vendido las carreteras y los activos; que tenemos un endeudamiento exagerado.
Quisiera que el Presidente del Banco Central aclarara este asunto, pues tengo entendido que en 1990 la deuda fiscal del país era 47 ó 48 por ciento del producto interno bruto y hoy día no llega a 17 por ciento.
Entonces, ¡por favor!, ¿de qué estamos hablando?
Alguien mencionó el endeudamiento puntual del MOP. Este Ministerio le debe a empresas pequeñas por diversas razones. A pesar de ello, esa deuda está saldada en lo general. Se trata de alrededor de 10 ó 20 mil millones de pesos, lo cual no es un monto desequilibrante dentro del presupuesto de Obras Públicas. Podríamos decir que está prácticamente pagado.
Pero conviene que las autoridades del Banco Central -no yo- lo aclaren.
Ahora bien, hay algunas cosas que me preocupan.
Los tratados de libre comercio nos obligan a un gran desafío. Algunos sectores no serán favorecidos. ¿Es posible que podamos apoyarlos, en especial a los pequeños y medianos agricultores, a las pymes, con una política especial de subsidio o de crédito blando o de otro tipo que no signifique desequilibrio?
Tengo también algunas consultas: ¿qué incidencia tienen en el desarrollo y en la continuidad del crecimiento de nuestro país las leyes laborales? ¿Es posible mejorarlas? ¿Es posible flexibilizarlas? ¿Cómo podemos ir más rápido en ese ámbito? ¿Cómo podemos contribuir, desde el Parlamento, a que Chile siga creciendo y nuestra economía continúe siendo creíble y nos desarrollemos más velozmente a fin de lograr algo que todos buscamos: combatir la pobreza y la indigencia de nuestra patria?
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Tiene la palabra el último Senador inscrito, el señor Orpis, y luego responderá las consultas el Presidente del Banco Central .
El señor ORPIS.-
Señor Presidente, me sumo a las felicitaciones por la exposición del Presidente del Instituto Emisor. Y, de inmediato, hago una pregunta muy concreta.
Dentro del cuadro de actividad que presentó el señor Corbo , aparece el tema minero, donde se observa una caída de este sector durante prácticamente todo el año 2002. En el primer trimestre de 2003, tiene un repunte de 5,6 por ciento, y en el segundo trimestre, de 5,9.
Sin embargo, me llama la atención lo anterior porque en la parte final se indican los escenarios de riesgo.
En el Parlamento hay dos Comisiones que están estudiando lo relacionado con la minería y la aplicación de un eventual "royalty", que evidentemente tiene consecuencias en el sector.
Lo primero que cabe preguntarse es por qué eso no se incluye dentro de los escenarios de riesgo, es decir, si está siendo abordado en este momento por el Banco Central, y segundo, cuál sería el impacto de un "royalty" en las proyecciones de dicha actividad, que, sin lugar a dudas, incide en las cifras entregadas por el Presidente del Instituto Emisor .
En resumen, me gustaría saber si el tema se ha estudiado y cuál sería el impacto que ello provocaría en las proyecciones presentadas en el cuadro.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Muñoz Barra.
El señor MUÑOZ BARRA.-
Señor Presidente , he venido a escuchar con mucho respeto a los economistas del Banco Central y a su titular, para cuyo efecto recopilé antecedentes a fin de realizar un análisis serio. Lo hice junto a asesores que, evidentemente, a uno lo ilustran y le dan profundidad en la materia. No quiero disfrazarme de economista -nunca ha sido ése mi papel-, ni tampoco pretendo caer en un populismo barato.
Un señor Senador que intervino -y esto no puedo pasarlo por alto, ni por cobardía, ni por silencio, ni por complicidad, porque ésa no ha sido nunca mi política- formuló una crítica a los Gobiernos de la Concertación.
A ese señor Parlamentario, que se halla sentado acá, se le olvida que fue elegido precisamente gracias a ellos y a los partidos políticos que integran dicha coalición. Lo anterior me hace recordar una frase que dice: "Ave de mala ralea es la que empuerca el propio nido, donde ha crecido y donde se ha desarrollado".
Por lo demás, hemos tenido que acostumbrarnos al hibridismo histriónico y personalista de ese señor Senador, a quien no le niego el derecho a adoptar dichas actitudes porque fue elegido por la ciudadanía.
Él hizo una crítica a los Gobiernos de los Presidentes Aylwin, Frei y Lagos diciendo tácitamente que han sido los vampiros porque están exprimiendo -señaló- a los sectores más populares en la distribución de la riqueza.
Su planteamiento es absolutamente demagógico y oportunista. No se condice con lo que indican las encuestas nacionales cuando se enjuicia a la actual Administración, en donde participan los diferentes sectores sociales de nuestro país, los mismos a que alude el señor Parlamentario y que el Presidente de la República no olvida, como tampoco quienes seguimos siendo leales a la Concertación.
No detallaré todo lo que han hecho esos tres Gobiernos por el desarrollo de nuestro país. Me parece en extremo demagógico olvidar lo ocurrido con las naciones que han caído en populismos. Aquí hay una economía ordenada, al igual que una responsabilidad política y económica por parte de la coalición de Gobierno.
Por lo tanto, sin entrar a opinar en profundidad sobre los temas mencionados por el señor Presidente del Banco Central , de ninguna manera puedo dejar pasar, como Senador de la Concertación , las injustificadas y demagógicas palabras del señor Parlamentario, a lo cual ya estamos acostumbrados. Tendremos que seguir adaptándonos a su histrionismo, que lo expresa en distintas formas.
Hoy lo vemos en una nueva expresión física -y seguramente días después vendrá con otra- para concitar el interés de la ciudadanía, como lo hizo esta mañana con su discurso, que no tiene ningún contenido profundo. Simplemente, trata de llamar la atención con un populismo en el que los Senadores no pueden caer, pues deben actuar con responsabilidad frente a los destinos de nuestro país.
Me siento orgulloso de lo realizado por los tres Gobiernos de la Concertación. Por eso reacciono con absoluta entereza, con virilidad y con hombría, concepto al que se debe acostumbrar el señor Parlamentario a fin de no atacar a una coalición que está trabajando por conseguir mejor horizonte y mayor equidad social para los sectores más desposeídos de Chile.
He dicho, señor Presidente.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés (Presidente).-
Como disponemos de poco tiempo, le concedo la palabra al Presidente del Instituto Emisor.
El señor CORBO (Presidente del Banco Central).-
Muchas gracias, señor Presidente.
Se han tocado diversos temas en las preguntas formuladas por los señores Senadores.
En primer lugar, deseo recordar que el objetivo primordial del Banco Central es mantener la estabilidad de precios y velar por la estabilidad del sistema de pagos, tanto interno como externo.
Lo anterior se basa en lo que hemos aprendido como economistas en los últimos veinte años: no hay experiencia de países que exhiban crecimiento sostenido y reducción de la pobreza sin crear primero estabilidad, cuya principal contribución es generar condiciones para que los inversionistas piensen en escenarios de mediano plazo, contraten trabajadores y vean la forma de innovar.
Eso es lo que promueve el crecimiento.
Entonces, la responsabilidad principal del Instituto Emisor es procurar que haya estabilidad en materia de precios y en el sistema de pagos, porque si éste no funciona de manera ordenada no hay actividad económica que pueda florecer.
Las preguntas realizadas apuntan a distintas áreas. Por consiguiente, las iré agrupando por temas, ya que muchos aspectos fueron abordados más de una vez.
En primer término, deseo recordar que nuestra proyección de crecimiento, según la información de que disponemos hasta hoy, se estima entre 3 y 3,5 por ciento para este año y entre 4 y 5 por ciento para el próximo. Señalo esto porque en algunas intervenciones se aludió a cifras distintas y mi intención es dejar en claro ese punto.
Con respecto a la primera pregunta formulada por el Senador señor Foxley , relacionada con los riesgos o la fragilidad de estas proyecciones -que le preocupa mucho, especialmente por la situación de la economía norteamericana-, durante mi exposición aludí al alto déficit de sus cuentas públicas, que es poco más de 4 por ciento para el Gobierno Federal. Y si a esto agregamos los Estados y las municipalidades, aquél llegaría hoy a poco más de 6 por ciento del producto interno bruto. Se ha deteriorado su situación comparada con la que había en el 2000.
Consideramos en el Consejo, y también en los análisis que hacemos en los distintos foros internacionales donde nos toca participar, que los riesgos de dicho país se relacionan más con el mediano plazo -hoy día, el mercado dispone de toda esa información-, y la tasa de interés conforme a la cual se está endeudando en bonos a diez años es poco menos de 4,5 por ciento.
Lo anterior representaría un problema si no se enfrenta en los próximos dos, tres o cuatro años.
Estados Unidos ha vuelto a niveles de deuda-producto que tenía hace treinta o cuarenta años, los que habían disminuido un poco, pero de nuevo han llegado a cifras similares. Sus deudas-producto son sustancialmente más bajas que las existentes en la mayor parte de los países europeos, con excepción sólo del Reino Unido. Por su parte, las deudas de Japón corresponden a dos veces y media su producto interno bruto. Las de Estados Unidos alcanzan el 45 por ciento.
O sea, se trata de un problema a mediano plazo. No creemos que aquello sea un riesgo inminente para nuestro escenario de proyección, que es para el 2004 y el 2005, sino que más bien puede repercutir en el 2007, 2010 ó 2012, especialmente por los déficit escondidos en el sistema previsional y en el de salud.
Eso requiere enfrentarse, y deberá hacerse más temprano que tarde. Pero en el Consejo no consideramos que constituya un riesgo para los próximos dos años, ni tampoco lo estiman así los mercados que están comprando deuda hoy día.
La otra preocupación planteada se refiere a cómo se financia la contrapartida del déficit en cuenta corriente de Estados Unidos. Eso se hace actualmente en los mercados internacionales sin mucha dificultad, por los superávit de los países asiáticos, que compran en forma agresiva bonos del Tesoro norteamericano, en especial los bancos centrales, que hoy día desarrollan una política -yo diría- un poco equivocada: acumular reservas para evitar que se aprecien sus monedas.
Así procede el Banco Central de China, con reservas cercanas a los 350 mil millones de dólares; el de Taiwán, que alcanzan los 130 mil millones de dólares; el de Corea, donde llegan a los 120 mil millones de dólares, y sigue comprando reservas para financiar el déficit en cuenta corriente de Estados Unidos.
Eso tampoco es sostenible, pero se puede solucionar una vez que se empiecen a corregir las finanzas públicas del país del Norte.
Otra gran preocupación que se ha manifestado apunta al crecimiento de mediano plazo de la economía. Al respecto, en el Banco hacemos análisis -tenemos un departamento de estudios para ello- y el año pasado realizamos también una conferencia sobre el particular.
En cuanto al crecimiento a mediano y largo plazo, no hay duda de que todavía estamos deprimidos por la caída de esa tasa, después de haberlo hecho al 7,6 por ciento en el período 1985-1997.
Tal tipo de crecimiento depende de cuán atractivo sea el país para invertir, para contratar trabajadores, para innovar.
Eso, indudablemente, ha sufrido un deterioro en el último tiempo, por el ciclo internacional. Del crecimiento del período 1985-1997, la mitad se explicaba por la contratación de más trabajadores -partimos de tasas de desempleo altas; había trabajadores para contratar-, por la mayor inversión -la tasa de inversión llegó al 27 por ciento del producto- y porque hubo innovación. La innovación es lo que nosotros llamamos "inspiración"; el resto es transpiración: trabajar más, invertir más; significa sacrificar consumo. Y eso nos permitió crecer.
Ahora, de aquí en adelante hay nuevas oportunidades, que hacen pensar que debemos esforzarnos para repetir resultados anteriores. El ciclo nos puede ayudar. Si los empresarios notan que la economía está en recuperación, si aprovechamos las posibilidades que crean los tratados de libre comercio, por el acceso tanto al mercado europeo como al norteamericano, en mejores condiciones y con mayor seguridad, la inversión podría retomar su camino.
También debemos esforzarnos por innovar. Y para innovar -luego volveré sobre la pregunta del Senador señor Ávila relativa a la distribución del ingreso- se requiere un impulso aún mayor en todo lo que es educación, en todo lo que es capacitación. Se abren grandes oportunidades, pero para aprovecharlas tenemos que seguir avanzando en forma sólida en el ámbito de la educación y la capacitación.
Entonces, lo que ha caído en los últimos años es la contribución al crecimiento, a hacer mejor las cosas, el aumento en la productividad, el sacarle mayor rendimiento a los factores. Eso es lo que ha caído en los últimos años. La mitad del crecimiento registrado en el período 1985-1997 se debió a mejoras en la productividad. En los períodos recientes eso ha bajado, en parte por el ciclo, en parte porque hay muchas oportunidades, y para apropiarlas necesitamos realizar un enorme esfuerzo en el ámbito de la educación.
Para nosotros, el crecimiento de largo plazo constituye una gran preocupación. Por eso organizamos una conferencia, luego de la cual se efectuó un seminario con la Comisión de Hacienda del Senado para discutir sus resultados. Todos los estudios, tanto nacionales como extranjeros, resaltan la importancia de crear un ambiente más propicio para contratar trabajadores, para invertir y para innovar, y en eso tenemos que seguir trabajando como país.
Con respecto al tema fiscal, que también surgió en muchas de las preguntas, puedo decir que tenemos innumerables problemas, especialmente, como señalaba, en el plano de la educación, en el campo de la salud, en el mejoramiento del uso de los recursos; pero en la parte fiscal Chile no exhibe dificultades del nivel de las que enfrenta en otras dimensiones. Al contrario, yo diría que el nuestro es uno de los países con cuentas fiscales más sólidas. Hoy, la deuda del gobierno central representa, en forma neta, el 8,3 por ciento del producto. La deuda bruta, 37,3 por ciento del producto, si incluimos también las empresas estatales. Si consideramos solamente al gobierno central, la deuda bruta es del 15,9 por ciento del producto. Si incluimos al Banco Central y empresas públicas, se eleva a 37,3 por ciento del producto.
En consecuencia, el problema no está en la parte fiscal.
Esas cifras se comparan muy favorablemente con las de otros países. Una deuda neta de 8,3 por ciento del producto para un gobierno central es una de las más bajas del mundo. Tampoco debemos ser complacientes, pero el problema -repito- no está ahí. Las dificultades más graves se ubican en otros ámbitos. En el terreno fiscal, los grandes desbordes del pasado han hecho que el país tenga gran preocupación en esta materia. De 1985 a 1997 registramos superávit fiscal, lo cual permitió retirar deuda pública. En los últimos años hemos sufrido por la desaceleración internacional, pero pocos países han asumido el compromiso de mantener, en promedio, las cuentas fiscales ordenadas. Chile es el único país del planeta, que yo conozco, que se ha comprometido a mantener en promedio las cuentas fiscales ordenadas.
Es cierto, ha habido déficit estos años, pero han existido especialmente por el hecho de haber vivido una situación menos favorable en el plano internacional.
A los señores Senadores les diría que se quedaran tranquilos, porque la parte fiscal no es un problema. Creo que Chile ha sido responsable, y por eso los mercados internacionales lo han premiado con un riesgo-país bajo. El manejo macroeconómico nos ha permitido obtener tasas de interés menores, porque las cuentas fiscales están ordenadas.
Yo, igual que el Consejo, no veo un problema en materia fiscal. Nos preocupa, sí, que se tienda a perder este gran activo que posee el país. Porque, como dije, nuestra deuda pública es inferior a 10 por ciento. La de Japón es una vez y media el producto; la de Bélgica, 1,1 vez el producto; la de Italia, 1,2 veces el producto. La de Chile es menor al 10 por ciento. Brasil tiene una deuda pública equivalente al 60 por ciento del producto. La de Chile -reitero- es inferior al 10 por ciento. O sea, ése no es un problema. Lo digo con mucha seguridad.
El Senador señor Foxley planteó que Chile usa poco el déficit en cuenta corriente, que podría tener un déficit mayor en ese aspecto. Pero para un tango se necesitan dos: para postular a un déficit más holgado en cuenta corriente debe haber mejor espíritu de inversión. Chile no tiene problemas de acceso a los mercados internacionales. Como dije al comienzo, la tasa de inversión se ha deteriorado por un exceso de capacidad. El país crecía al 7 por ciento al año, pero se desaceleró, y gran cantidad de empresas quedó con exceso de capacidad. Cuando la inversión empiece a subir de nuevo, el ahorro nacional aumentará un poco, y el resto va a ser déficit en cuenta corriente. Tenemos mucho espacio para eso. El freno no está en el déficit en cuenta corriente, sino en el daño que ha sufrido el espíritu de inversión, por varias razones: la desaceleración internacional, factores internos y externos. Pero no cabe duda de que no se trata de un problema de financiamiento, sino de un problema de deseo de inversión.
Se tocó bastante también el aspecto laboral. En esta materia, no hay duda de que en Chile y el resto del mundo se ha ido aprendiendo acerca de la importancia de contar con mercados más flexibles en la parte laboral. Eso ayuda mucho a los trabajadores, porque así las empresas se pueden ajustar mejor cuando hay "shocks". Y Chile es un país que recibe gran cantidad de "shocks". Cuando las empresas disponen de mayor flexibilidad, los empleos pueden sufrir en el corto plazo, pero se sostienen en el mediano plazo, porque las actividades productivas se ajustan en mejor forma. Entonces, la parte laboral ayuda harto. Y en muchos casos brinda excelentes oportunidades, especialmente a la gente que no tuvo la ventaja que tuvimos todos nosotros de acceder a una buena educación, para capacitarse a través del sistema laboral. Lamentablemente, eso no siempre es así, pues no todo el mundo cuenta con la posibilidad de postular a un empleo, en particular los grupos de nuestra población con menos capital humano.
Sin embargo, insisto: la parte laboral juega un rol trascendente. En el Banco Central estamos organizando una conferencia para noviembre de este año, en la cual se analizará la importancia de los mercados laborales, su funcionamiento, en especial de aquellos basados en experiencias internacionales. Y hemos invitado a expositores de primer nivel.
En cuanto al tema planteado por el Senador señor Ávila , relativo al modelo de crecimiento, yo diría que el mundo ha ido moviéndose en la dirección de redescubrir el mecanismo de mercado. Tal vez el cambio más revolucionario de los últimos años es el que ha ocurrido en China. Este país empezó a redescubrir el modelo de mercado en 1978. Y el consenso de Beijing o el modelo aplicado por el gobierno chino tiene muchos elementos de lo que hemos aprendido en los últimos 20 años. A partir de 1978, esa nación asiática incluyó mecanismos de mercado en la agricultura, ámbito en el que hizo maravillas. No olvidemos que China era el país con mayor ingreso per cápita en la segunda mitad del siglo XVIII, y que en la segunda mitad del siglo XX estaba entre los cuatro o cinco con menor ingreso per cápita del mundo. China ha redescubierto el modelo de mercado, lo cual le ha permitido dar un salto vertiginoso en los últimos años, recuperando bastante terreno. Todavía le queda mucho por recuperar, pero su tasa de crecimiento de los últimos 30 años, cercana al 8 por ciento anual en promedio, tiene mucho que ver con buscar oportunidades a través de un mecanismo de mercado, a través de la estabilidad, integrándose a los mercados internacionales.
El gobierno chino decidió ingresar a la Organización Mundial de Comercio para que sus exportaciones tuvieran mejor acceso a los mercados internacionales. Además, ha decidido agresivamente que el país sea atractivo para la inversión extranjera directa. Hoy es el receptor de inversión extranjera directa más alto del mundo. Incluso superó a los Estados Unidos. Gracias a sus políticas de ordenamiento en la situación macro, muestra inflación controlada, los precios reflejan cada vez más los costos de oportunidad, y todo mediante un mecanismo de mercado.
Hay dos países que en los últimos 15 años han realizado los avances más notables en materia de reducción de la pobreza. Los dos empiezan con "Ch": uno es Chile y el otro, China . En el caso chileno, se ha debido al crecimiento y a la focalización del gasto; en el caso chino, la receta ha sido crecimiento, crecimiento y crecimiento. En 1985, 45 por ciento de nuestra población vivía bajo la línea de pobreza. Nos hemos recuperado y hoy menos del 20 por ciento se encuentra bajo ese nivel, tomando en cuenta básicamente los ingresos. Si consideramos también los subsidios, las cifras son más dramáticas todavía. Por eso la medición se efectúa por ingreso familiar. Actualmente, Chile exhibe indicadores de desarrollo social más parecidos a los de países europeos; esperanza de vida sobre setenta años, niveles de mortalidad infantil parecidos a los de Portugal y España. Nos hemos arrancado de la región. Eso ha sido por el alto crecimiento que tuvimos, especialmente entre los años 85 al 97 y la focalización del gasto en los más pobres.
No hay duda de que el Senador señor Ávila tiene razón en su punto de vista en cuanto a que en Chile la distribución del ingreso no es como para enorgullecernos. Pero, en los últimos cien años, hemos aprendido que tal proceso depende mucho de las oportunidades que se den a los más pobres para generar ingresos. Y éstas se basan fundamentalmente en el sistema educacional, donde tenemos mucho que avanzar.
Cuando las distribuciones de ingresos cambian radicalmente por esquemas redistributivos de impuestos o la redistribución de activos es éxito para hoy día y hambre para mañana. Perú fue el país que mejoró más en la distribución del ingreso en los primeros tres años del Gobierno de Alan García, pero tuvo el deterioro más alto en los tres siguientes.
Entonces, la única forma de mejorar de modo sostenible la distribución del ingreso es dando oportunidad a los más pobres para incrementar sus activos. Y el activo más importante es la educación, área en la cual todavía tenemos mucho camino por recorrer. El día que tengamos una enseñanza decente, especialmente para los más pobres en las áreas rurales, vamos a empezar a avanzar en tal aspecto.
Pero no hay experiencia en el mundo que indique que esto se pueda cambiar de la noche a la mañana. Tenemos que enfrentar como país el problema de la educación. Si no lo hacemos, las cifras que señaló el Senador señor Ávila serán peores en diez o veinte años. ¿Por qué? Porque toda la innovación tecnológica de los últimos años es muy sesgada en favor de la gente que tuvo la ventaja, al igual que todos nosotros, de tener acceso a la educación. De la innovación tecnológica se puede apropiar mucho mejor la gente que sabe usar las comunicaciones y los computadores. Si no hacemos nada, la discrepancia va a ser peor.
Pero eso no está en el ámbito del Banco Central, sino en el de que, como país, enfrentemos el gravísimo problema nuestro en la calidad de la educación. Los alumnos de las escuelas privadas de mejor nivel en el país con respecto a matrícula y otros factores tienen indicadores de rendimiento peor que los más bajos en las naciones asiáticas. O sea, nos afecta brutalmente el problema de la educación. También lo tenemos en otros sectores de la economía, que no pertenecen a nuestro ámbito.
No hay duda de que debe avanzarse, pero no destruyendo el mercado, porque hay que tener los recursos para hacerlo. El modelo de mercado - desgraciadamente para algunos y favorablemente para otros- es el mejor mecanismo inventado hasta hoy para crear riqueza. Pero ello no significa que va a estar bien distribuida, si no nos preocupamos de usar esos frutos especialmente para mejorar las oportunidades de los grupos más pobres de la población.
Con respecto a las tasas de interés -que preocupa a muchos de los señores Senadores-, hemos hecho estudios relativos al impacto que se produce cuando éstas bajan y a cómo se van trasladando a otros productos del mercado. Hemos marcado en el calendario una reunión que sostendremos con la Comisión de Hacienda en diciembre, oportunidad en que vamos a compartir tales estudios. También invitaremos a especialistas internacionales. Es una preocupación de siempre que funcione bien el sistema de pagos, y que la economía sea lo más competitiva posible. Lo estamos analizando con cuidado. Hay problemas de riesgo, de información, los cuales veremos -como digo- en detalle con los señores Senadores de la Comisión de Hacienda en diciembre de este año, igual como sucedió con lo atinente al crecimiento en la reunión que hubo entre el Banco Central y dicha Comisión en 2002.
Con relación al tema ambiental, el Banco contribuyó usando los métodos conocidos, como lo planteó el Senador señor Horvath .
Dada la calidad de la información que tenemos, el Banco Central, con la colaboración de CONAF, hizo un estudio técnico acerca de los fundamentos que llevaron a los números en un documento que está disponible para toda la comunidad. Se hizo con la información que disponemos hoy día. Compartimos la preocupación sobre el tema.
El país debe seguir preocupándose de que esos problemas se mantengan siempre claramente establecidos; de que crecimiento no solamente es más producto, pues debe estar inserta la pregunta de qué se está haciendo con los recursos naturales. Chile también ha avanzado en esta materia en los últimos años. Nosotros solamente contribuimos con la medición.
El Honorable señor Foxley y otros Senadores plantearon su preocupación en relación con el precio del petróleo, algunos con respecto a su volatilidad y otros en cuanto a la dependencia de ese combustible.
En cuanto a la volatilidad del precio, debo decir que ello ocurre en todo el mundo. Pero es parte de los mercados. Los precios hacen maravillas. Cuando suben, uno se preocupa de economizar. Cuando bajan, disminuye el consumo. Lo que afecta la expectativa, más que el precio mismo, es la tendencia. Sin embargo ésta no está bajo nuestro control. Creo en una buena política en el sentido de que los precios se reflejen en incentivo directo a los consumidores, para que ellos y los usuarios en general, incluidos los empresarios, economicen cuando es más caro. Porque en la tendencia a tratar de estabilizar el precio es muy fácil equivocarse. Tiene ramificaciones no sólo del punto de vista fiscal, sino que distributivas perversas. En vez de subsidiar el uso del petróleo, subsidiemos la educación, especialmente para los más pobres. O sea, como sociedad hay un problema. Generalmente termina en forma perversa. Creemos que estamos protegiendo a los usuarios, pero generalmente nos equivocamos con los precios y terminamos con distribuir los recursos del Estado no en los sectores de más importancia.
En cuanto a la dependencia del petróleo en los mercados internacionales, es tan arriesgado buscar tal combustible en el propio país como depender solamente de la energía hidroeléctrica, dados los ciclos en el régimen de las lluvias. En Chile se ha ido diversificando la oferta de combustibles.
Existe gran preocupación por el gas natural. No es sólo Argentina el único proveedor. Mañana tendremos oportunidades en Bolivia o en otras partes del mundo. También la revolución tecnológica en el transporte y almacenamiento hace posible que a futuro podamos disponer -como ya lo hacen otros países- de ductos para su transporte en forma concentrada. El sistema es cada vez más "commodity".
Cuando fluctúa el precio del petróleo también lo hacen el del gas y el de otros productos. Somos un país abierto al resto del mundo. Exportamos cobre y otras cosas y compramos petróleo. De modo que no exageremos la dependencia de este último. Hay mercados internacionales. El precio sube, pero se puede seguir comprando en él, especialmente si no nos engolosinamos en vender a los consumidores a precios distintos de los internacionales. Eso se puede seguir sosteniendo.
La parte laboral también causa preocupación en forma clara. Tener mercados más flexibles sirve. El crecimiento a largo plazo no está en el ámbito del Banco Central, ni el escenario de los próximos dos años en que hemos hecho las proyecciones.
La inquietud del Senador señor Orpis con relación a los impuestos a la minería no va a ser un problema que nos afectará en las proyecciones que presentamos hoy día para el 2004-2005. Eso tiene que ver con respecto a los incentivos que se creen para una mayor inversión a mediano plazo, pero no para el escenario nuestro en los dos próximos años.
En la parte fiscal preocupémonos en profundidad de otras cosas, como la educación y la salud. La parte fiscal, según nuestro criterio, está relativamente ordenada. Tenemos los bonos de reconocimiento. Chile es uno de los pocos países del mundo en que ellos se incorporaran a los gastos fiscales año tras año, en vez de dejarlos acumulados o lanzarlos al futuro, como hacen otros países. Yo no dormiría tranquilo como futuro pensionado en Japón, que tiene un déficit de 8 por ciento del Producto; una deuda pública de una vez y media y pasivo el sistema de pensiones. Debe dos veces y media el Producto. Muy pocos japoneses van a poder cobrar pensión cuando jubilen.
Ése no es el caso chileno. Tenemos un sistema de pensiones privado, donde lo que obtengamos cuando jubilemos dependerá de nuestra contribución. La política de pensiones está ordenada. El déficit fiscal es manejable.
Debemos realizar muchas conferencias con respecto al crecimiento a largo plazo y tener mucha discusión interna acerca de cómo mejoramos la educación, lo que nos va a crear más oportunidades para innovar; cómo hacemos para que el país use sus recursos en forma más eficiente, especialmente en la salud y en la educación de los más pobres.
Finalmente, con respecto a los impuestos, creo que la redistribución no proviene de ellos, sino de recaudarlos y gastarlos muy bien. Ahí hay que hacer mucho para seguir focalizando el gasto público en los más pobres; preocuparse de la eficiencia en el gasto público, para que verdaderamente se gaste en los sectores prioritarios y de manera eficiente.
Pero Chile, en el contexto internacional -en el cual no hay duda de que nuestro crecimiento de los últimos años ha sido menor que el alcanzado en el período 1985-1997-, debe seguir pensando que el desarrollo hace maravillas. Él nos permitió avanzar en los indicadores sociales y reducir la pobreza en forma dramática a menos del 20 por ciento de la población.
En Argentina, el 60 por ciento de sus habitantes vive bajo la línea de pobreza, pese a tener mayores y mejores recursos que nosotros. En Venezuela, más del 60 por ciento de la población se encuentra bajo la línea de pobreza. En México, 45 por ciento de ella se encuentra en similar situación. O sea, Chile ha avanzado significativamente, pero gracias al crecimiento.
En consecuencia, démosle otro empuje al crecimiento en los próximos años y focalicemos bien el gasto. Lo único que hará el Banco Central para eso será mantener la cancha nivelada. Pero para ganar partidos de fútbol también hay que tener buenos jugadores, y eso depende de crear incentivos para contratar trabajadores, invertir e innovar. En ese sentido, nos faltan muchos elementos en la ecuación para los próximos años. En gran parte, depende del Senado de la República que avancemos en el área que hemos identificado.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
¿Algún señor Senador desea hacer alguna consulta?
El señor ÁVILA.-
¿Me permite, señor Presidente?
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Tiene la palabra, Su Señoría.
El señor AVILA.-
Señor Presidente , en un ruido previo a la intervención del Presidente del Banco Central , creí desprender una aseveración que supongo me era atribuible, y que creo justo y legítimo que la aclare.
Quise ser especialmente enfático en señalar que los Gobiernos de la Concertación habían exprimido hasta la última gota de humanidad del modelo económico que nos rige. Esto significa que hicieron todos los esfuerzos imaginables en la focalización del gasto. Y lo han hecho bien. El tema es que tenemos una situación estructural muy difícil de modificar, como lo hemos experimentado en el Congreso Nacional a lo largo de estos años.
En consecuencia, hecha esa aclaración, deseo manifestar que la disyuntiva de hoy no es Estado o mercado. No podemos pensar que vamos a pasar de una sociedad construida alrededor del Estado, como la soviética, a otra levantada en torno del mercado. Creo que la discusión actual en el mundo está en la búsqueda del punto de equilibrio. En nuestro país, por cierto, ésa es una tarea pendiente.
Siento que, en estos tiempos, se levanta como nuevo fetiche lo relativo al crecimiento. Pero nunca pareciera surgir la oportunidad propicia para intervenir con políticas públicas en lo que atañe a los aspectos estructurales que condicionan el funcionamiento de la economía.
El Estado debe, de algún modo, hacerse presente. Porque tenemos una estructura tributaria tremendamente regresiva. Lo comprobamos en las últimas ocasiones en que se han establecido políticas sobre el particular. Se hace aún más regresiva la distribución del ingreso con la aplicación de nuevos impuestos, ya que éstos no se orientan a generar una mayor presencia en la sociedad del principio de solidaridad que parece ya estar definitivamente dejado de lado.
Me parece indispensable humanizar este modelo o estrategia de desarrollo.
Me dejó profundamente alarmado la entrevista que concedió al diario "La Tercera", unos días atrás, el señor Ernesto Ayala , hoy miembro del directorio de la Compañía de Papeles y Cartones y, por largos años, Presidente de esa empresa.
Él manifestó -con todas sus letras- en un lenguaje campechano, impropio de los tecnócratas modernos, pero muy sincero, que con la firma del tratado con Estados Unidos ya nos tenemos que olvidar de este tipo de discusiones y de los derechos. Probablemente se refería a los derechos humanos. Subrayó algo que, por supuesto, tenía un mensaje político: se acabó el socialismo. Y aquí viene lo peligroso, pues consignó que el señor Bush estará atento a cualquier desviación que tengamos en el futuro respecto de la aplicación de políticas económicas. Y si nos equivocamos, vendrá el coscacho.
Por lo tanto, con ese panorama, -querrá decir, entonces, que toda clase de inquietud social -legítima, por cierto- ha de quedar desterrada por el hecho de que vamos a sufrir una nueva dictadura, esta vez económica, con la apariencia de libertades completamente falsas y que no sirven para nada? ¿Querrá decir también que debemos conformarnos con dejar en la marginalidad a los millones de chilenos que no podrán subirse al carro de la modernidad a que nos invita entusiastamente el señor Corbo?
Yo, a veces, hecho de menos al capitalismo industrial. Porque explotaba al ser humano y, con ello, lo tomaba en cuenta. Pero, ahora, el capitalismo financiero simplemente prescinde de las personas, las ignora, las castiga con la indiferencia, que es peor que la explotación anterior. Porque simplemente hay seres humanos que ya no existen para esta clase de sociedad que se está conformando alrededor del mercado.
Por último, ¿queremos ejemplos cercanos de lo que está aconteciendo con la aplicación del tratado de libre comercio? Consultemos a los millones de campesinos mexicanos que han sido devastados por la aplicación de esta política y por la verdadera inundación de importaciones desde Estados Unidos con productos transgénicos que han arrasado incluso con su cultura. Allí se van incrementando los cordones de miseria de las grandes ciudades, desalojando los campos y creando una situación ya casi insostenible en muchos aspectos para la sociedad mexicana.
Termino reiterando mi profunda angustia, señor Corbo, por el futuro de mi país ante la aplicación implacable de este modelo, inhumano, despiadado, que sencillamente parece hoy triunfar en todo el mundo con el auxilio de la fuerza de Estados Unidos.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Senador señor Foxley.
El señor FOXLEY .-
Señor Presidente , no puedo resistir la tentación de referirme, de alguna manera, a lo que recién he escuchado, que es un ejercicio sublime de autoflagelación. Porque resulta que en estos días he estado tratando de hacer un balance de lo que ha sido la experiencia de Chile en el campo del desarrollo durante los últimos 12 ó 13 años. Me he impuesto de toda la información disponible. He leído todos los análisis efectuados desde la Derecha, la Izquierda, el Centro y fuera del país. Y me he encontrado con un cuadro en el que hay un consenso al respecto de personas de todos los colores políticos, que reconocen un conjunto de conclusiones fundamentales, con excepción de algunos, como el señor Senador que me antecedió en el uso de la palabra.
Primero, los estudios comparativos muestran que Chile ha sido uno de los tres o cuatro países que más han crecido en ese período.
Segundo, he revisado recientemente un tema que mencionó de pasada el señor Presidente del Banco Central , referente a las experiencias contemporáneas para la reducción de la pobreza.
Sobre el particular se han realizado dos o tres estudios, que comprenden a todos los países que en los últimos 20 ó 25 años han definido estrategias explícitas para reducir la pobreza en Asia, en América Latina y en otras regiones del mundo. Y esos análisis, que son objetivos, serios, científicos y abarcan toda la información, concluyen que Chile ha sido la nación que en el período más corto de tiempo contemporáneo la ha disminuido más rápido.
Y cerca está el caso de China, citado por el señor Corbo . Nosotros hemos procedido al revés de ese país, con un sistema plenamente democrático, abierto y con respeto por todos los puntos de vista, incluida, por cierto, la opinión del Senador señor Ávila y la de quienes continuamente hacen el ejercicio de autoflagelación.
Pues bien, es un propósito que hemos logrado en el lapso a que hice referencia. Y no es simplemente por alguna siniestra operación de comunicaciones a nivel internacional del Gobierno de Chile que se reconoce objetivamente en el resto del mundo que se trata de hechos duros, firmes y verdaderos.
Por supuesto, comenzamos con un nivel de ingreso muy bajo. Y, a pesar del rápido ritmo de crecimiento de la economía, seguimos con una tarea absolutamente incompleta. Por ejemplo -para tocar el plano social-, hemos triplicado el gasto en educación y salud en una década, experiencia absolutamente inédita en cualquier país en desarrollo. Hemos logrado aumentar la cobertura en ambos sectores. Sin embargo, como correctamente lo ha expresado aquí el señor Presidente del Banco Central , tenemos el problema de la calidad de la educación.
Quiero referirme a este último punto para llegar al fondo del tema. Uno podría decir que se observa incapacidad para enseñar mejor en las escuelas. Algo de eso hay. Es necesario renovar el cuerpo docente, evaluar a los profesores, etcétera. Pero, cuando digo que se trata de una tarea incompleta, debo aludir -de nuevo- a algunos estudios comparativos que he visto recientemente. Uno de ellos, de José Joaquín Brunner , denominado "El Capital Humano en Chile", refiriéndose a las diferencias de rendimiento escolar con otros países, hace presente que la que se registra en nuestro caso entre un estrato socioeconómico y otro se explica, en 40 por ciento, por lo que ocurre dentro de la escuela. Y, de lo que ocurre dentro de ella, dos tercios obedecen a la calidad de la enseñanza que transmite el profesor. Por lo tanto, lo relativo a la calificación, capacitación y evaluación de los docentes es central para la calidad de la educación.
¿Pero qué pasa con el 60 por ciento restante? Ese porcentaje lo compone el entorno sociocultural y la condición socioeconómica de los hogares. Y ahí sí que llegamos a un punto de encuentro con lo que planteaba recién el Honorable señor Ávila , en cuanto a que tenemos una transmisión intergeneracional, por lo menos de la pobreza dura -porque la otra ha disminuido fuertemente-, que se origina en el hecho de que el entorno sociocultural de la familia que se halla en ese sector es absolutamente adverso al aprendizaje, o bien, dicho de otra manera, a la capacidad cognitiva de los niños.
Tal vez hemos equivocado un poco la puntería, porque hemos puesto todo el esfuerzo en una reforma educacional que sólo dará cuenta de 40 por ciento del problema, pero no hemos entendido que la cuestión clave y crítica para lograr una sociedad menos desigual y un país que no sólo muestre un alto crecimiento, sino que también sea más humano y vivible, radica en que debemos ocuparnos en lo que ocurre entre 0 y 5 años de edad.
Si uno observa la experiencia comparativa, por ejemplo, de los países escandinavos, podrá apreciar cuál ha sido la respuesta para eliminar o reducir drásticamente la desigualdad fundamental que se produce en los niños entre 0 y 5 años de edad que viven en un entorno familiar adverso, donde las tensiones que provoca la inseguridad económica son de tal envergadura que no se sienten estimulados a aprender.
¿Qué se debe hacer? Es preciso abocarse a algunas tareas que no hemos abordado. Primero, hay que permitir a las madres jefas de hogar que trabajen en jornada parcial. En los países escandinavos, eso ocurre hoy con más de 80 por ciento de las mujeres en esa condición.
¿Por qué una jornada parcial? Porque si fuera una jornada completa la madre llegaría al hogar en un estado de estrés y agotamiento que no ayudaría a mejorar el entorno familiar que favorece el aprendizaje posterior.
En seguida, es necesario contar con una estructura institucional de cobertura ojalá universal que dé cuenta de la situación del niño entre 0 y 5 años de edad en el caso de familias de bajos ingresos, como guarderías infantiles, educación preescolar. Pero no guarderías infantiles en que una vecina buena persona acoge al pequeño mientras la mamá va a trabajar, sino un sistema preescolar de tal calidad en la estimulación de los niños que asegure que realmente se nivela el campo de juego en su origen.
Pienso que si creyéramos que hemos ido por el buen camino, que los resultados son espectaculares en lo fundamental, seríamos necios al no entender que lo único que eso nos dice es que existe una enorme tarea incompleta, que deberemos abordar en las próximas etapas.
Estoy simplemente señalando un ejemplo. Si tuviéramos tiempo, mencionaría tres o cuatro más, que harían que esa tarea incompleta empezara a adquirir el carácter de una obra posible y diese a Chile un rostro más humano.
Cabe recordar la historia de un país que ha estado marcado por el sello de un complejo nacional, habiéndose sostenido que es un caso de desarrollo frustrado. Y pareciera que algunos, desde el lado de la autoflagelación, estiman que lo será para siempre.
Creo que no es un acto de voluntarismo decir que Chile ha demostrado, por lo menos en los últimos doce años y tal vez un poco más, que se puede parar en sus propios pies y ofrecer una vida más vivible al conjunto de sus ciudadanos en un horizonte de tiempo razonablemente breve. Pero lo que se debe hacer no es disparar a la bandada, sino determinar con precisión las tareas que debemos realizar en común con un carácter verdaderamente nacional.
Perdón, señor Presidente , pero me pareció necesario efectuar este planteamiento después de lo escuchado recién. Porque si algo necesita la gente es creer en lo que hemos estado haciendo entre todos, sentirse orgullosa de ello y muy insatisfecha de lo que falta por hacer.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Senador señor Silva.
El señor SILVA .-
Señor Presidente, brevemente quiero dejar constancia de que no siempre comparto los planteamientos del Senador señor Ávila , pero, con absoluto coraje y total convicción, estoy absolutamente de acuerdo con lo que Su Señoría acaba de exponer en esta oportunidad.
Y no soy el único. No es efectivo que el Senador señor Ávila esté autoflagelándose solo. Muchos chilenos piensan como él y concuerdan con la calificación que ha hecho.
Desde luego, quiero recordar, con modestia, que mi colectividad política, el Partido Radical, jamás ha dejado de sustentar en plenitud esas ideas.
Asimismo, celebro que el señor Presidente del Banco Central , con una objetividad y claridad extraordinarias, haya reconocido lo puntualizado por el Senador señor Ávila , si bien el punto de vista desde el cual éste parte es ajeno, naturalmente, al organismo emisor.
Evidentemente, es necesario saber valorar lo fundamental de la exposición de Su Señoría, en cuanto a la falencia en el campo educacional. Al respecto, deseo recordar la intervención de mi Honorable colega Parra en el día de ayer -lamentablemente, no se encuentra en la Sala-, quien se refirió a una modificación legal relativa al intento de lograr avances mínimos en dicho ámbito y señaló claramente que en Chile ha habido una importante cantidad de progresos que nadie discute. Y creo que el Honorable señor Ávila no lo ha hecho, en cuanto a imputar omisiones importantes sobre el particular a los tres Gobiernos de la Concertación.
Pero una de las serias dificultades que sí se registran, a mi juicio, es el enorme peligro de que se vea afectada la función que el Estado debe cumplir respecto de las disposiciones constitucionales acerca de una preocupación fundamental por la educación. En ese sentido, no podemos dejar de tener presente la importancia de lo expresado por el señor Presidente del Banco Central . Porque, en el fondo, se necesita coraje para reconocer el riesgo grave de que gran parte de la población se halle en un estado inmisericorde de carencia y pobreza como consecuencia del abandono en que se ha dejado a la educación.
No se trata, pues, de un problema de autoflagelación, como ha dicho mi Honorable colega Foxley, sino de una cosa distinta: de la necesidad de reconocer que, a pesar de todos los esfuerzos de los últimos años, persiste un campo donde, lamentablemente, nuestra inquietud por sacar a gran parte del país de la miseria no ha alcanzado la solución esperada debido precisamente a la imputación a que hizo referencia el Senador señor Ávila .
Nada más, señor Presidente .
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
No habiendo ningún otro inscrito, se levanta la sesión.
--Se levantó a las 13:44.
Osvaldo Palominos Tolosa,
Jefe de la Redacción subrogante