Labor Parlamentaria
Diario de sesiones
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Índice
- DOCUMENTO
- PORTADA
- I. ASISTENCIA
- II. APERTURA DE LA SESIÓN
- III. TRAMITACIÓN DE ACTAS
- IV. CUENTA
- V.
ORDEN DEL DÍA
-
INFORME DE PRESIDENTE DEL BANCO CENTRAL
- ANTECEDENTE
- INTERVENCIÓN : Alejandro Foxley Rioseco
- INTERVENCIÓN : Carlos Ominami Pascual
- INTERVENCIÓN : Jovino Novoa Vasquez
- INTERVENCIÓN : Jorge Exequiel Lavandero Illanes
- INTERVENCIÓN : Jose Antonio Viera-gallo Quesney
- INTERVENCIÓN : Francisco Prat Alemparte
- INTERVENCIÓN : Rafael Moreno
- INTERVENCIÓN : Sergio Eduardo De Praga Diez Urzua
- INTERVENCIÓN : Jorge Martinez Busch
- INTERVENCIÓN : Jorge Exequiel Lavandero Illanes
- INTERVENCIÓN : Hosain Sabag Castillo
-
INFORME DE PRESIDENTE DEL BANCO CENTRAL
- CIERRE DE LA SESIÓN
Notas aclaratorias
- Debido a que muchos de estos documentos han sido adquiridos desde un ejemplar en papel, procesados por digitalización y posterior reconocimiento óptico de caracteres (OCR), es que pueden presentar errores tipográficos menores que no dificultan la correcta comprensión de su contenido.
- Para priorizar la vizualización del contenido relevante, y dada su extensión, se ha omitido la sección "Indice" de los documentos.
REPÚBLICA DE CHILE
DIARIO DE SESIONES DEL SENADO
PUBLICACIÓN OFICIAL
LEGISLATURA 344ª, ORDINARIA
Sesión 29ª, en miércoles 12 de septiembre de 2001
Especial
(De 10:56 a 13:23)
PRESIDENCIA DEL SEÑOR ANDRÉS ZALDÍVAR, PRESIDENTE
SECRETARIOS, LOS SEÑORES SERGIO SEPÚLVEDA GUMUCIO
Y JOSÉ LUIS ALLIENDE LEIVA, SUBROGANTES
____________________
Í N D I C E
Versión Taquigráfica
Pág.
I. ASISTENCIA.........................................................................................................
II. APERTURA DE LA SESIÓN...............................................................................
III. TRAMITACIÓN DE ACTAS..........................................................................¿.
IV. CUENTA...............................................................................................................
V. ORDEN DEL DÍA:
Informe de Presidente del Banco Central
I. ASISTENCIA
Asistieron los señores:
--Aburto Ochoa, Marcos
--Boeninger Kausel, Edgardo
--Bombal Otaegui, Carlos
--Canessa Robert, Julio
--Cariola Barroilhet, Marco
--Cordero Rusque, Fernando
--Chadwick Piñera, Andrés
--Díez Urzúa, Sergio
--Fernández Fernández, Sergio
--Foxley Rioseco, Alejandro
--Hamilton Depassier, Juan
--Horvath Kiss, Antonio
--Lavandero Illanes, Jorge
--Martínez Busch, Jorge
--Moreno Rojas, Rafael
--Muñoz Barra, Roberto
--Novoa Vásquez, Jovino
--Ominami Pascual, Carlos
--Parra Muñoz, Augusto
--Prat Alemparte, Francisco
--Romero Pizarro, Sergio
--Ruiz De Giorgio, José
--Ruiz-Esquide Jara, Mariano
--Sabag Castillo, Hosaín
--Stange Oelckers, Rodolfo
--Urenda Zegers, Beltrán
--Valdés Subercaseaux, Gabriel
--Vega Hidalgo, Ramón
--Viera-Gallo Quesney, José Antonio
--Zaldívar Larraín, Adolfo
--Zaldívar Larraín, Andrés
--Zurita Camps, Enrique
Concurrieron, además, los señores Presidente y Consejeros del Banco Central.
Actuó de Secretario el señor Sergio Sepúlveda Gumucio, Secretario Subrogante , y de Prosecretario, el señor José Luis Alliende Leiva, Prosecretario Subrogante.
II. APERTURA DE LA SESIÓN
--Se abrió la sesión a las 10:56, en presencia de 20 señores Senadores.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés (Presidente).- En el nombre de Dios, se abre la sesión.
III. TRAMITACIÓN DE ACTAS
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).- Se dan por aprobadas las actas de las sesiones 26ª, ordinaria, en su parte pública, y 27ª, ordinaria, en 4 y 5 de septiembre del año en curso, respectivamente, que no han sido observadas.
IV. CUENTA
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).- Se va a dar cuenta de los asuntos que han llegado a Secretaría.
El señor ALLIENDE ( Prosecretario subrogante).- Las siguientes son las comunicaciones recibidas:
Mensaje
De Su Excelencia el Vicepresidente de la República , con el que, en uso de las facultades que le confieren el número 2º del artículo 32 y el artículo 52 de la Constitución Política de la República, convoca a Legislatura Extraordinaria de Sesiones del Congreso Nacional , a partir del día 2 de octubre, a fin de ocuparse de los asuntos legislativos y tratados internacionales que se encontraban en tramitación al 11 de septiembre en curso.
--Se toma conocimiento.
Oficio
Del señor Gerente General de la Empresa de Servicios Sanitarios de Tarapacá S.A., con el que contesta un oficio enviado en nombre del Honorable Lagos, relativo a la planta desalinizadora de agua "Desalari" de la ciudad de Arica.
--Queda a disposición de los señores Senadores.
Informe
De la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento, recaído en el proyecto, en segundo trámite constitucional, que crea juzgados de policía local en las comunas que indica, con urgencia calificada de "suma"(Boletín Nº 1.789-06).
--Queda para tabla.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).- Terminada la Cuenta.
Respecto del proyecto del que se acaba de dar cuenta, propongo que el informe de la Comisión de Hacienda sea verbal. Como la Comisión de Constitución ya emitió informe escrito, podríamos incluir la iniciativa en la tabla de la sesión de la tarde, donde sólo hay dos materias.
¿Habría acuerdo?
Aprobado.
V. ORDEN DEL DÍA
INFORME DE PRESIDENTE DEL BANCO CENTRAL
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Esta sesión especial ha sido convocada para que el Presidente del Banco Central , en nombre del Consejo, presente al Senado la evaluación del avance de las políticas y programas del año en curso y un informe de los presupuestos para el año siguiente, según lo dispone el artículo 80 de la Ley Nº 18.840, Orgánica Constitucional del Banco Central de Chile.
Con este objeto, se encuentran presente todos los miembros del Consejo, a quien damos la bienvenida.
Tiene la palabra el señor Presidente del Banco Central.
El señor MASSAD ( Presidente del Banco Central ).-
Señor Presidente , señores Senadores, nuevamente venimos ante ustedes para presentar el Informe de Política Monetaria correspondiente a septiembre del año 2001.
I. Introducción
Hemos seguido con consternación las noticias acerca de los trágicos hechos ocurridos ayer en los Estados Unidos. Quisiera, antes de iniciar el Informe de Política Monetaria de septiembre, expresar nuestra convicción de que la paz, la integración y la cooperación entre los pueblos son las únicas bases sobre las cuales la humanidad puede asentar su progreso sostenido. Rechazamos y condenamos este acto terrorista.
Nuestro Informe fue preparado antes de los hechos de ayer. Es muy temprano para una evaluación acuciosa de las consecuencias de dichos eventos. Pensamos que las líneas centrales de nuestro informe se mantienen, pero que los riesgos se acentúan. Comentaré algo más sobre esto al terminar mi exposición.
Los desarrollos de la economía chilena del último año han estado determinados tanto por la inestabilidad de los mercados internacionales como por la lentitud de la recuperación de la demanda interna. Una economía pequeña y abierta como la chilena no puede estar ajena a los acontecimientos que suceden en los principales países del globo y de la región.
Hacia fines de agosto del año pasado, la sorpresiva desaceleración del producto y de la demanda interna indujeron al Banco Central a iniciar sucesivas reducciones de la tasa de interés de política monetaria. Desde ese entonces hasta la fecha, el Banco Central ha disminuido en seis oportunidades la tasa de interés rectora, lo que ha significado una caída de 200 puntos base.
En el gráfico Tasa de Interés de Política Monetaria que Sus Señorías tienen a la vista, se muestra el movimiento de la tasa de política monetaria real tal como ocurría hasta antes de la nominalización. Al final del gráfico, se observa la tasa nominal y la diferencia de 3 por ciento con la real, que corresponde al centro de la meta de inflación.
En septiembre de 2000, el Informe de Política Monetaria sustentó parte importante de sus proyecciones en que la reducción de la tasa de interés de fines de agosto de ese año tendría un efecto positivo sobre la demanda agregada y sobre las expectativas de los agentes, con una recuperación gradual del empleo y de la inversión. Asimismo, un escenario internacional en que se afianzaba la expectativa de un continuado dinamismo de la economía mundial (del orden de 4 por ciento anual en 2001 y 2002) y el mejoramiento relativo de las condiciones de financiamiento internacional auguraban una visión más optimista sobre el desenvolvimiento futuro de la economía chilena.
En la Tabla de Proyección Crecimiento Mundial para 2001 que ahora se muestra, se ven las proyecciones de crecimiento de distintos países o regiones entre septiembre de 2000 y septiembre de 2001. Estados Unidos registra una baja en su proyección de 3,4 a 1,7; Europa de 3,1 a 2,1; Japón de 1,9 a 0,2; América Latina de 4 a 1,2; etcétera.
En ese entonces, se esperaba que el aumento de los precios específicos asociados a las alzas del precio del petróleo de comienzos del 2000 tuviera un impacto transitorio en la inflación. Sobre la base de ello se proyectó, para un horizonte de mediano plazo, una reducción gradual del precio del petróleo y la persistencia de holguras de capacidad de los mercados internos, ambos elementos conducentes a perspectivas inflacionarias tendientes al centro del rango meta en el horizonte de proyección.
El fuerte incremento que ha tenido el tipo de cambio nominal durante el año 2001, como consecuencia del desfavorable escenario externo y las dificultades experimentadas por países vecinos, ha significado que las proyecciones actuales de inflación para los próximos trimestres sean superiores a las previstas en septiembre del 2000. Asimismo, las actuales proyecciones de inflación son coherentes con una economía que aún no presenta signos claros de dinamismo en su demanda interna, con holguras en sus mercados todavía importantes.
Complementariamente con lo anterior, el deterioro del escenario internacional en los últimos meses, en particular de los términos del intercambio, tendrá repercusiones sobre el ingreso y, por ende, sobre el consumo, lo que tiende a reducir las presiones inflacionarias de mediano plazo.
En cuanto a la evolución del PIB, en septiembre del año 2000 se consideraba que era posible esperar un crecimiento promedio durante los siguientes 24 meses en torno a 5,8 por ciento anual. Ello, bajo el escenario de una política monetaria más expansiva, junto con un marco de consolidación del superávit fiscal estructural en 1 por ciento del Producto y un escenario internacional favorable para la economía chilena. Sin embargo, el marcado deterioro del entorno internacional, debido a la no consolidación de la reactivación de la economía de los Estados Unidos y del impacto que ha tenido esta situación en las principales naciones del mundo, ha significado un menor crecimiento esperado para los socios comerciales de Chile y una fuerte disminución de los precios de las principales exportaciones chilenas. Este empeoramiento del escenario internacional ha conformado un entorno poco favorable para el crecimiento económico local, lo cual ha significado que las proyecciones recientes estén por debajo de las previsiones realizadas el año pasado.
II. Evolución reciente de la economía y sus perspectivas de mediano plazo
En los últimos meses la inflación se ha mantenido dentro del rango meta, aunque con vaivenes pronunciados. Más allá de efectos asociables a productos específicos, el crecimiento de los precios hasta ahora ha sido coherente con la evolución de la actividad y el gasto, la trayectoria de los precios externos en dólares, el ritmo de expansión de los costos laborales y el precio de los combustibles.
En el gráfico IPC e IPCX, Sus Señorías pueden observar la línea verde, que representa el índice de precios al consumidor subyacente -es decir, la que excluye los efectos de combustibles y perecibles-, y la línea roja, que es la inflación del IPC tal cual se publica, e incluye todos los efectos juntos. Como ustedes recordarán, a fines del año pasado ambas estaban por encima del máximo del rango meta; pero ya en febrero ingresaron al rango meta y se han mantenido ahí desde entonces.
Aunque también con altibajos en la información más reciente, en general se aprecian indicios de que la desaceleración del crecimiento de la producción y el gasto, observada a partir de mediados del año pasado, ha tocado fondo en el curso del primer semestre de este año. Hace varios meses que la producción y las ventas de la industria muestran un mayor dinamismo, a pesar de los valores para julio, que parecen menos auspiciosos.
En el gráfico siguiente, los señores Senadores pueden apreciar la producción y ventas industriales. La línea verde corresponde a las ventas, y la roja a la producción. Ambas toman una tendencia creciente a partir del primer trimestre de 2001.
Los agregados monetarios más líquidos crecen a tasas anuales muy elevadas, de dos dígitos, algo atemperadas recientemente por los efectos de la nominalización de la tasa de política monetaria y por la mayor efervescencia cambiaria. El mercado del crédito se viene comportando de acuerdo con su patrón histórico, con un dinamismo creciente que sigue con rezago el crecimiento de la actividad. Todo ello hace previsible, para este segundo semestre, un crecimiento de la economía algo mayor que el 3,5 por ciento registrado en la primera mitad del año, junto con una trayectoria de la inflación anual estable en el mediano plazo, pero algo volátil en el corto plazo.
El gráfico que ahora los señores Senadores tienen a la vista, la línea café muestra el M1A, que es la suma de depósitos en cuenta corriente y circulante fuera de los bancos, y la línea verde representa los agregados líquidos más comprensivos, que incluyen además otras formas de depósitos. Ambas señalan una tendencia creciente. El M1A se encuentra más directamente conectado a transacciones, con una tendencia fuertemente creciente.
La expansión del gasto interno seguirá determinada en los próximos trimestres por el consumo privado, el que continúa entrabado por la incertidumbre que acarrea el elevado nivel de desempleo, induciendo un comportamiento más cauto de los hogares.
En el gráfico que sigue pueden verse las ventas de supermercados y del comercio minorista, que si bien muestran una leve tendencia a crecer a partir del primer trimestre, son relativamente estables.
Un factor detrás de este fenómeno es que, a pesar del deterioro de la economía mundial y de la persistencia de la desocupación en niveles elevados, el costo de la mano de obra, en términos reales, no ha cesado de crecer.
En el gráfico relativo a empleo nacional, se puede observar que la ocupación está representada por el área verde, y corresponde al sector privado. Su tendencia era decrecer hasta más o menos el trimestre que terminó en mayo. De ahí en adelante, muestra una clara tendencia de crecimiento. A esto se agregan los empleos con subsidios, que están representados en el área roja, y los programas especiales de empleo, que corresponden al área gris. La suma de los distintos programas indica niveles de empleo mayores que en el pasado ya. Sin embargo, como la población sigue creciendo, los niveles de desempleo todavía no ceden.
En forma adicional, los esfuerzos por lograr una mayor eficiencia en las empresas, particularmente en el sector industrial y el comercio, después de un severo ajuste productivo, han impactado en los niveles de ocupación. Ambos factores deberían ser transitorios, por lo que difícilmente se puede argumentar que la desocupación se mantendrá en niveles como los actuales en forma permanente.
El gráfico que sigue se muestra cómo se han comportado los salarios reales. Permanentemente han estado creciendo, aun durante el período de la recesión de 1998-1999, tanto los privados como los totales. La diferencia, por supuesto, es de los públicos.
Sin embargo, la recuperación de tasas de desempleo bajas requerirá de crecientes grados de flexibilidad en los mercados de factores, como el laboral y el de capitales, y de la remoción de algunas distorsiones regulatorias en los mercados de bienes. Esto será, a su vez, clave para un rebrote en la confianza de los hogares en cuanto consumidores.
La inversión, en cambio, debiera mostrar una recuperación algo más dinámica, especialmente en su componente construcción. Esto, en parte, debiera ser el resultado de las bajas tasas de interés prevalecientes en lo que va del año.
En el gráfico relativo a inversión, se puede apreciar que, a partir del segundo trimestre, los permisos de construcción indican una clara tendencia creciente. Las importaciones de bienes de capital mostraron una tendencia creciente desde los últimos trimestres de 1999, a lo largo de todo 2000 y comienzos de 2001, con algún debilitamiento posterior. Pero se han mantenido en niveles más altos que los registradas en 1998.
En general, la mayoría de las tasas de interés de mercado ha reaccionado a las sucesivas reducciones de la tasa de política monetaria desde principios de año. El precio relativo de los instrumentos financieros se determina libremente en el mercado, por lo que su retorno relativo, en circunstancias normales, refleja las expectativas de ganancias o pérdidas de capital asociadas a los movimientos de las tasas de interés de corto plazo y las condiciones de arbitraje internacional.
En el gráfico siguiente se aprecian las tendencias de las tasas de interés de largo plazo, internas y externas. Estas últimas se hallan corregidas por los costos que implica para un chileno tomar préstamos en el exterior. De modo que la comparación es directa. También puede verse que las tasas del bono de tesorería americana a diez años se mueven de manera muy similar a las tasas de nuestro PRC a ocho años.
Un segmento donde el traspaso de las decisiones de política monetaria fue menos evidente es el de las colocaciones no reajustables a plazos más cortos. El aumento del riesgo de clientes pequeños en el último año, tanto por la situación del empleo como por la corrección de la demanda interna, estaría detrás del aumento en los spreads de estas colocaciones. No obstante, grados crecientes de información y competencia en los mercados, y una mayor flexibilidad en la repactación de las obligaciones, son deseables y apoyan la eficiencia de la economía como un todo. En todo caso, la reciente nominalización de la política monetaria provee, a través de la tasa de política nominal, una referencia para la operación de estos mercados, lo que ya se ha tendido a reflejar en menores "spreads" en las operaciones no reajustables.
En el gráfico que se muestra a continuación, Sus Señorías pueden ver que los "spreads" entre ambas tasas han tendido a disminuir.
El componente más dinámico de la demanda agregada en los últimos tiempos ha sido claramente el de las exportaciones no tradicionales. Durante el primer semestre de este año, el volumen exportado creció en 18 por ciento, luego de haberlo hecho en 9,5 por ciento en el 2000. Estas son cifras verdaderamente impresionantes. Esto ha sido en una proporción importante fruto de la significativa depreciación real que ha experimentado el peso desde 1999 y es doblemente destacable, porque ocurre aun cuando en los últimos meses el entorno internacional que enfrenta la economía chilena se ha deteriorado marcadamente.
En el gráfico los señores Senadores pueden observar los índices de volumen de las exportaciones totales, que están en rojo, y las no tradicionales, que figuran en amarillo. Ambas han tenido una permanente tendencia creciente, a pesar de las dificultades de los mercados, pero en particular se aprecia el aumento de las exportaciones no tradicionales.
En el gráfico que se exhibe figura el tipo de cambio real desde 1996 a la fecha. La línea roja muestra el cambio real del dólar contra el peso; y la verde, el tipo de cambio del conjunto de las cinco monedas más importantes para nuestro comercio internacional, comparado con el peso. En los dos casos el peso se ha depreciado, constituyéndose en un estímulo importante para las exportaciones chilenas.
A pesar de que la desaceleración del crecimiento en los Estados Unidos parecía proceder dentro de lo esperado, las últimas cifras de ese país indican que el repunte se retrasó. Además, su impacto sobre el resto de la economía mundial ha sido mayor. En la zona euro, pero particularmente en Japón, se aprecia una fuerte corrección a la baja en las perspectivas de crecimiento para éste y el próximo año, reduciéndose el crecimiento promedio esperado de los socios comerciales de Chile en torno de un punto porcentual respecto de lo estimado hace unos meses.
En la tabla en pantalla (similar a la que mostramos al comienzo) se observa cómo han caído las proyecciones de la economía mundial.
No obstante el crecimiento en cifras de dos dígitos del volumen exportado en el segundo trimestre de este año, la economía chilena no ha estado inmune a la desaceleración del comercio mundial. Dicho fenómeno se ha reflejado en una fuerte caída de los términos del intercambio este año, que se estima cercana a 6 por ciento, equivalente para Chile a una pérdida del orden de 2 mil 200 millones de dólares en el año. La caída en los términos del intercambio, aunque parcialmente moderada por el funcionamiento del Fondo de Estabilización del Cobre (FEC), de hecho reduce el ingreso nacional.
En el gráfico sobre términos de intercambio desde 1980 en adelante, se advierte que los de los años 80 fueron los más bajos que hemos tenido hasta ahora.
La demanda por bienes y servicios no transables también se reduce con la pérdida de ingresos, lo que conlleva una menor demanda por trabajo. Los márgenes de comercialización, al ser procíclicos, acomodan en forma parcial estos cambios en precios relativos. La depreciación real del tipo de cambio obedece en parte a estos fenómenos de ajuste, pero también al empeoramiento en las condiciones financieras de algunas economías emergentes que, de hecho, ha contrarrestado el impulso expansivo sobre la economía mundial de la reducción de tasas de interés en los países industrializados.
El escenario de mayores turbulencias regionales ya no es sólo una posibilidad, sino que forma parte de los supuestos del escenario central en el corto plazo. Tanto Turquía como Argentina han sufrido embates por la incertidumbre respecto de su situación y Brasil ha visto depreciarse su moneda e incrementarse su riesgo soberano. En Chile, el grueso del efecto se ha concentrado en la notoria depreciación del peso -como lo permiten nuestras políticas actuales-, mientras que el premio soberano se ha mantenido prácticamente constante en sus bajos niveles.
En el gráfico relativo a premios soberanos, la línea verde corresponde al de Chile; la gris, al de Argentina (el más alto); la amarilla, al de Brasil; y la roja, al del conjunto de América Latina.
Como se puede apreciar, cortamos el cuadro entre los 210 y los 600 puntos porque de otra manera la diferencia entre Chile y el resto de Latinoamérica no habría permitido dibujarlos todos en el mismo gráfico. La diferencia entre unos y otros es enorme; pero el premio soberano de nuestro país se ha mantenido en niveles bastante estables, entre 170 y 190 puntos.
Las consecuencias de la depreciación del peso sobre el resto de la economía y sobre la política monetaria deben evaluarse a la luz de los desarrollos recientes en la evolución de la demanda interna, el comportamiento de los precios y el marco de las políticas actuales.
Respecto del primer punto, la continua inestabilidad en los mercados financieros internacionales incrementa la incertidumbre y posterga decisiones de inversión y consumo, lo que tiene como contrapartida un reducido déficit en cuenta corriente y menores presiones de demanda interna en el mediano plazo. Ello conlleva que la depreciación acumulada del tipo de cambio real, de más de 35 por ciento desde su punto de mayor apreciación a fines de 1997 hasta agosto de este año, tienda a ser más persistente.
En segundo lugar, en los últimos años se ha observado un bajo grado de traspaso de los aumentos del tipo de cambio hacia la inflación. Un elemento detrás de lo anterior es la apreciación del dólar en los mercados internacionales, la que se ha traducido en menor inflación externa en dólares. Además, los precios de bienes durables producidos en Asia -significativos en la canasta de importación- desde hace algún tiempo tienden a caer en términos absolutos.
En el gráfico siguiente se ve la relación yen/dólar y euro/dólar. El yen se ha depreciado en forma sustancial con relación al dólar. El euro tiene una tendencia general de depreciación, con altibajos recientemente.
En el plano interno, el reducido traspaso a precios del mayor valor del dólar se basa también en la reducción de márgenes de intermediación por mayores presiones competitivas en el comercio detallista local, en el contexto de una actividad económica creciendo por debajo del potencial. A ello se suma la estabilización de la tasa de inflación anual dentro del rango meta, sustentada en la credibilidad de la política monetaria, en un adecuado manejo de las políticas macroeconómicas en general y en la política de flotación cambiaria.
El gráfico muestra la baja de los precios de los productos importados desde Corea, que alcanzaron su mínimo a comienzos de 2000. Se mantuvo relativamente estable y vuelve a tener cierta tendencia a la baja en el 2001.
En el cuadro que sigue se observa el comportamiento de la inflación con relación a las metas. Éstas comenzaron a partir de 1991 y se han ido cumpliendo sistemáticamente año tras año.
En el escenario base de este informe se considera que, en lo fundamental, se mantienen vigentes estos factores, aunque se supone una reversión gradual y muy parcial de algunos de ellos (como los reducidos márgenes de intermediación y la baja inflación externa en dólares).
Finalmente, el bajo traspaso de depreciación a inflación no es característica exclusiva de la experiencia chilena. Se ha dado también en otras economías con esquemas cambiarios y monetarios similares al chileno, con metas de inflación y flotación cambiaria, como Australia y Nueva Zelandia. La flotación cambiaria, que opera en Chile desde 1999, está diseñada precisamente para que el tipo de cambio sea la variable de ajuste ante las turbulencias financieras o de términos del intercambio que pueda enfrentar una economía pequeña y abierta.
El gráfico que observan Sus Señorías muestra la relación entre inflación y depreciación esperadas a un año plazo, de acuerdo con las encuestas que realiza el Instituto Emisor. En él se aprecia que en septiembre había en el mercado una expectativa de depreciación nominal similar a la expectativa de inflación que teníamos en ese entonces. Esto significa que el mercado esperaba que el tipo de cambio real se mantuviera básicamente constante.
Ello permite al Banco Central tener autonomía en la conducción de la política monetaria, con el fin de mantener la inflación centro del rango meta. La credibilidad en el logro de esa meta provee el ancla nominal de la economía, y el comportamiento de las expectativas de inflación en los últimos meses revela que la depreciación del tipo de cambio no la ha afectado mayormente.
En este contexto se ubican las medidas adoptadas por el Consejo el 16 de agosto, en cuanto a incrementar la emisión de Pagarés Reajustables en Dólares (PRD) y disponer de hasta 2 mil millones de dólares de sus reservas para proveer liquidez al mercado de divisas hasta el 31 de diciembre de este año. Tales medidas tienen por objeto dar mayor estabilidad a los mercados financieros en el país en escenarios de persistencia de las condiciones externas negativas, aumentando la oferta de instrumentos de cobertura de riesgo cambiario y de liquidez en moneda extranjera. Esto se hace sin establecer objetivos para el nivel del tipo de cambio, lo que es congruente con el régimen de flotación. Es decir, la intervención persigue mantener normalidad en los mercados, y no un tipo de cambio específico.
En la pantalla, Sus Señorías pueden ver un resumen de las medidas adoptadas el 16 de agosto del año en curso, que acabo de mencionar.
El Consejo del Banco Central estima que el peor contexto internacional explica parte importante de las variaciones recientes del peso, el que debería tender a fortalecerse gradualmente en el horizonte de proyección.
Las proyecciones de crecimiento e inflación en este informe se elaboran suponiendo que, en el horizonte de ocho trimestres, el tipo de cambio real tiende a apreciarse respecto del promedio del mes de agosto. Esto se encuentra en línea con algunas mediciones de las expectativas de mercado, que indican que una parte de la depreciación reciente es de carácter transitorio, así como con el resto de los supuestos del escenario base. No obstante el deterioro reciente del entorno internacional, las perspectivas de una recuperación del ritmo de crecimiento de la economía mundial hacia 2002 y 2003 se mantienen, aunque algo menguadas en las proyecciones de consenso. Ello conduce a que en el escenario central de este informe se supongan valores de 2,8 y 3,1 por ciento para el crecimiento de los socios comerciales en los próximos dos años.
En suma, considerando las perspectivas de recuperación de la economía mundial y un avance gradual en la demanda interna, el escenario central proyecta para el presente año un crecimiento en Chile que llegará a 3,7 por ciento, alcanzando 5 por ciento en 2002 y 5,3 por ciento en 2003. A su vez, el gasto interno crecerá a tasas de 2,1 por ciento este año, pero en torno de 6,5 por ciento el próximo bienio. El déficit en cuenta corriente se estima en 2,6 por ciento para el año en curso y en 2 por ciento durante 2002 y 2003. Las proyecciones de este informe se realizan, como es habitual, bajo el supuesto metodológico de que la tasa de política monetaria se mantiene constante en su nivel actual de 6,5 por ciento nominal.
El crecimiento durante el presente año se mostrará claramente por debajo de las previsiones del mercado y del Banco Central realizadas el año pasado. La corrección a la baja se debe, en lo fundamental, a que el escenario macroeconómico externo que enfrenta la economía chilena, desde mediados del año pasado, ha sido ciertamente mucho menos promisorio de lo que se anticipó un año atrás.
El shock petrolero fue y sigue siendo más intenso y duradero de lo previsto, afectando negativamente el ingreso disponible de los hogares y los costos de producción de las empresas. Lo anterior, junto a la desaceleración rápida de la economía mundial, la permanencia de los términos del intercambio en niveles bajos y las frecuentes turbulencias en los mercados financieros internacionales, ha conformado un entorno poco favorable para el crecimiento económico nacional. No obstante, es también claro que hay factores en el país que han incidido sobre la desaceleración de la demanda interna observada desde el segundo trimestre del año pasado y que demuestran una dinámica propia más allá del entorno externo.
El mismo escenario internacional más adverso ha desnudado falencias en el funcionamiento de los mercados internos, algunas ya tradicionales, como la falta de flexibilidad en los salarios reales, y otras que son más atribuibles a problemas de regulación, o exceso de la misma, acumulados en el pasado, o temidos por algunos sectores para el futuro.
La inflación se ha mantenido muy cercana al centro del rango meta en los últimos meses, aunque la elevada cifra de agosto significó un repunte puntual considerable. Los precios de los diversos combustibles han jugado un rol destacado. Hasta ahora, el valor del petróleo Brent ha seguido una trayectoria algo superior a la prevista en el informe de mayo y se espera que se mantenga en niveles cercanos a los actuales, promediando durante el presente año un valor de 26 dólares por barril y 24 dólares en el 2002 y 2003.
Debo señalar que en el día de ayer el precio del petróleo alcanzó a 30 dólares por barril, pero luego buena parte de esa alza se revirtió y en la mañana de hoy el precio estaba entre 28 y 29 dólares por barril.
Esta trayectoria es consistente con los recortes de producción anunciados por la OPEP. Una disminución brusca adicional en los precios internacionales de los combustibles no se manifestará completamente en los precios a público en Chile, puesto que el Fondo de Estabilización de Precios del Petróleo está cercano a operar acumulando recursos.
En el corto plazo, se estima que las tasas de inflación del IPC y del IPC subyacente alcancen cifras de 3,1 y 3,4 por ciento a fines del presente año, respectivamente. Más hacia adelante, los distintos supuestos del escenario base hacen previsible que la inflación, tanto medida por el IPC como por el IPC subyacente, se mueva hasta el límite superior del rango meta hacia mediados del próximo año, antes de volver a estabilizarse en torno de 3 por ciento cerca del fin del horizonte de política. Se estima que la inflación del IPC se ubicará en alrededor de 3,5 por ciento a diciembre de 2002 (3,6 por ciento en el promedio del cuarto trimestre de ese año) y de 3 por ciento hacia el último trimestre de 2003, mientras que la inflación del IPC subyacente llegaría a 3,6 por ciento en el promedio del cuarto trimestre de 2002 y a 3 por ciento en el promedio del último trimestre de 2003.
En el gráfico de proyección de inflación, que Sus Señorías tienen a la vista, se muestra un acercamiento hacia el límite superior de la meta en el curso de 2002, pero una reversión de esa tendencia volviendo hacia el centro de la meta hacia fines del período de proyección.
Esta trayectoria de la inflación es coherente con diversos factores.
En primer lugar, a pesar de que aparentemente el traspaso de depreciación a inflación ha sido bajo hasta ahora, éste no es nulo, lo que se manifestará probablemente en una aceleración de la inflación anual hacia mediados del próximo año. Además, el escenario central supone un tipo de cambio real que tiende levemente a la apreciación respecto del promedio alcanzado en el mes de agosto.
En segundo lugar, el deterioro del escenario internacional, en particular en los precios externos en dólares, tiende a disminuir las presiones inflacionarias de mediano plazo, las cuales seguirán contenidas a pesar de la aceleración previsible de la actividad durante el segundo semestre de 2001 y en los próximos años.
Tercero, la reducción esperada del precio del petróleo no generará reducciones adicionales en la inflación más allá de las que ya se han observado. Finalmente, las expectativas de inflación de mediano plazo se ubican claramente dentro del rango meta y cercanas a 3 por ciento.
Como siempre, todas las proyecciones que entrega este Informe están en sintonía con los eventos que el Consejo estima como más probables durante los siguientes ocho trimestres, y que constituyen el escenario base de proyección. Sin embargo, es posible que la economía durante los próximos dos años siga caminos diferentes a los previstos, lo que configura una serie de escenarios alternativos y el balance de riesgos. Estos eventos alternativos se asocian al entorno internacional y a la evolución de la economía interna.
En el primero, el entorno internacional, se destaca la incertidumbre asociada a la situación en las economías emergentes. Aunque gran parte del escenario negativo considerado en Informes anteriores se ha ido materializando durante el segundo y tercer trimestre, es claro que la situación podría sufrir un deterioro aún mayor. Esto probablemente se vería acompañado por una depreciación transitoria adicional del peso. Por otro lado, la magnitud del impacto sobre inflación de la depreciación reciente del peso y el momento en que se manifieste pueden estimarse sólo en términos gruesos, añadiendo grados de incertidumbre adicionales a los que ya existen sobre la trayectoria del tipo de cambio.
Si bien Estados Unidos ha mantenido un crecimiento positivo, aunque bajo, hasta ahora y se espera que crezca a tasas razonables en los siguientes semestres, existen riesgos importantes de una desaceleración mayor de la economía de este país, no descartándose un cuadro recesivo. El escenario alternativo está conformado, entonces, por una desaceleración más prolongada del crecimiento mundial, en el futuro próximo, que mantendría en niveles deprimidos los precios de los principales productos de exportación, acotando el crecimiento del gasto interno.
En el ámbito interno, a pesar de señales incipientes que indican que la actividad entrará en una senda de aceleración durante el segundo semestre, aún es temprano para asegurar un crecimiento sostenido del gasto. De hecho, el crecimiento de la producción industrial y las importaciones se resintió en julio, alterando la tendencia alcista que traía de meses anteriores.
La ocurrencia de estos escenarios alternativos, tanto a nivel externo como interno, puede ciertamente modificar las proyecciones de inflación y crecimiento. El Consejo estima que, a la luz de la información disponible hasta ahora, el balance de riesgos para la actividad está sesgado a la baja. Aún existe cierta incertidumbre sobre la persistencia de la aceleración de la actividad económica interna, al ser muy inciertos la velocidad de crecimiento de la economía mundial en los próximos años y el escenario de términos de intercambio.
Por otro lado, existe el riesgo de que las turbulencias regionales se exacerben, presionando por una mayor depreciación del peso respecto de lo estimado en el escenario central. Además, como se mencionó anteriormente, la relativa falta de certeza frente al momento y magnitud precisa del traspaso de un fenómeno de este tipo a los precios internos puede, en determinadas circunstancias, inducir a un aumento de las expectativas de inflación de mediano plazo. Con estos antecedentes a la vista, el Consejo estima que el balance de riesgos para la inflación se encuentra algo sesgado al alza. Eso se puede apreciar en el abanico de probabilidades que se abre al final de los gráficos de proyección de inflación, con su parte principal situada hacia arriba y no hacia abajo de la estimación central. Es decir, tenemos mayor riesgo hacia arriba en materia inflacionaria.
Es importante hacer notar que estos balances de riesgo para la inflación y el crecimiento no implican que el escenario alternativo más probable sea el que conjugue mayores presiones inflacionarias con un menor crecimiento económico. Más bien, los escenarios alternativos se ven conformados por conjuntos de eventos relativamente independientes, como son la evolución de la economía mundial como un todo, y las perspectivas financieras en las economías de la región, y se construyen suponiendo que la Tasa de Política Monetaria (TPM) se mantiene constante en su nivel actual.
En cualquier caso, el Banco Central continuará atento a la ocurrencia efectiva de alguno de estos escenarios alternativos, de modo de usar su política monetaria con toda la flexibilidad necesaria para no comprometer el logro de la meta de inflación. El Consejo prestará especial atención en los próximos meses a la velocidad de crecimiento del consumo y el empleo, así como a los desarrollos en la economía mundial, en particular al ritmo de crecimiento de los Estados Unidos y la situación financiera en el resto de las economías emergentes.
III. Contexto en el que se desarrollan las políticas
Un punto que deseo destacar, una vez más, se refiere al contexto en el cual se desenvuelve la política económica chilena. Ciertamente, el marco de políticas vigentes en nuestro país es aquel en que se puede lograr la mejor amortiguación de los efectos negativos que se reciben desde el exterior. Los países pequeños y altamente dependientes de los desarrollos económicos mundiales están expuestos a fluctuaciones y volatilidades, con un grado significativo de amplificación y propagación hacia los mercados locales, debido, principalmente, a que los vínculos existentes con el sistema financiero internacional son débiles y a que a los sistemas financieros nacionales les falta un grado importante de profundización y mayor desarrollo.
Una contribución relevante que pueden hacer los bancos centrales de los países para garantizar mayor estabilidad financiera es ayudar a crear las condiciones necesarias para que los efectos de los impactos externos se distribuyan en diferentes mercados.
El esquema de metas de inflación, vigente en Chile desde comienzos de la década recién pasada, ha sido un pilar fundamental para la consecución de la estabilidad macroeconómica y para afianzar la credibilidad en la autoridad monetaria, características altamente deseadas por todo banco central, en particular en episodios de inestabilidades financieras generalizadas. Este esquema, unido a la libre flotación cambiaria, ha permitido en los últimos años que los efectos de los impactos externos no se concentren en mercados específicos, como sucedió en el pasado en la economía chilena.
La libre flotación del tipo de cambio, que opera en nuestro país desde septiembre de 1999, ha facilitado la implementación de una política monetaria expansiva por parte del Banco Central, con niveles de tasas de interés consideradas históricamente bajas, como las que han prevalecido en los últimos meses. Al mismo tiempo, ha permitido un desarrollo continuo del sector exportador, en particular del orientado a los productos no tradicionales, hecho altamente relevante si se tienen en cuenta las ya señaladas revisiones a la baja del crecimiento de los principales países del mundo.
En materia de cuenta de capitales, durante la década de los noventa la autoridad monetaria chilena condujo un prudente y gradual proceso de liberalización, diseñado para lograr una plena integración con los mercados financieros internacionales, pero tratando de minimizar los riesgos que pudieran poner en peligro el proceso de estabilidad financiera y macroeconómica de nuestro país.
Así, en el pasado mes de abril, y en la medida en que se fueron sentando las bases para una plena integración financiera con un mínimo de riesgos asociados, el Banco Central culminó el proceso de liberalización de la cuenta de capitales. En la práctica, la nueva normativa eliminó las restricciones cambiarias que hasta ese momento afectaban las decisiones de inversión y financiamiento. Entre otras medidas, destaco la eliminación del requisito de encaje a los capitales provenientes del exterior y del requerimiento de autorización previa para ciertos movimientos de capitales desde y hacia el exterior. Esta medida se complementa con las reformas al mercado de capitales aprobadas hace poco por el Congreso.
Más recientemente, la nominalización de la tasa de política monetaria ha sido una consecuencia lógica de la modernización de la política monetaria del Banco Central. Desde mediados de los años ochenta, la política monetaria se implementó a través de las tasas de interés reajustables. Ése fue el instrumento considerado adecuado para aquel momento, debido a la historia de elevada y variable inflación que existía en Chile y a la relativa profundidad de los mercados financieros de renta fija indizada a la UF.
Durante los años noventa, el Banco Central avanzó en diversas direcciones que apuntaban a modernizar el instrumental de política, definiendo, en 1995, la tasa interbancaria diaria como el instrumento relevante, para posteriormente crear mercados incipientes en pesos, al introducir documentos nominales a 90 días y un año. En 1999, luego de la flotación cambiaria, se avanzó sustantivamente en abrir la cuenta de capitales y aumentar la transparencia en la conducción de la política monetaria. El paso natural de este proceso fue la nominalización de la política monetaria, considerado como fundamental para la integración de nuestra economía con los mercados financieros internacionales y para el desarrollo y profundización de los mercados de productos denominados en pesos.
Dentro de este conjunto de políticas, un complemento importante ha sido el comportamiento de la política fiscal durante los últimos años, en particular tras el anuncio de una política basada en un superávit estructural, hecho que, sin duda alguna, se ha constituido en un pilar adicional sobre el cual se han asentado las demás políticas macroeconómicas del país.
En materia de resultados, se puede argumentar que este conjunto de políticas ha sido plenamente exitoso y coherente, pues la tasa de crecimiento de Chile, si bien está por debajo de su potencial, es de las más elevadas dentro del contexto latinoamericano y de los países emergentes, sin considerar las grandes naciones con economías más cerradas, como China e India. Ya es sabido que países de Asia, como Singapur y Taiwán, se encuentran en recesión, en tanto que un número importante de nuestros vecinos latinoamericanos han revisado drásticamente a la baja sus proyecciones de crecimiento para éste y el próximo año.
Sus Señorías tienen a la vista una tabla con las últimas proyecciones de crecimiento para distintos países emergentes. Ahí se puede apreciar que la proyección más alta es la nuestra, con 3,7 por ciento para este año. Debo agregar que el Fondo Monetario Internacional estima para Chile un crecimiento de 4 por ciento anual, por lo que es algo más optimista que nosotros mismos, proyección todavía más favorable si se la compara con las de otros países.
Los importantes proyectos de inversión en infraestructura e inmobiliarios anunciados por el Presidente de la República para los próximos años significarán un estímulo adicional para la demanda interna y el empleo, lo cual permitirá cambiar en gran parte el rostro de las regiones, retomar un mayor dinamismo económico y hacer crecer a nuestro país posiblemente por sobre el nivel proyectado en este informe, si la economía mundial retoma la senda de una clara recuperación.
IV. Profundización y modernización del Sistema Financiero Nacional
La conducción futura de la política monetaria bajo el esquema de metas de inflación requiere que se modernice la institucionalidad regulatoria del sistema financiero chileno. Una economía sana necesita mantener un sector bancario sólido y seguro, que asigne fondos a los prestatarios en una adecuada combinación riesgo-retorno para asegurar el funcionamiento eficiente del sistema de pagos.
La justificación de un sistema basado en la regulación se fundamenta en posibles fallas del mercado, tales como la existencia de información asimétrica o el riesgo moral. Un sistema moderno de supervisión contempla diversos aspectos: énfasis en la regulación prudencial; la creación de incentivos para que el mercado supervise las instituciones financieras; procedimientos adecuados para solucionar situaciones de inestabilidad financiera; transparencia para que el mercado de capitales funcione a través de estándares de control, y funcionamiento de las instituciones privadas que contribuyan a la eficacia del mercado, como son las clasificadoras de riesgo y los auditores externos.
En el cuadro correspondiente, se puede apreciar una lista de los elementos de un Sistema de Supervisión Moderna.
Luego de la crisis de los años 80, una vez recuperada la estabilidad y solvencia del sistema, la institucionalidad regulatoria enfrentó nuevos desafíos asociados al proceso de globalización y de inserción e integración internacional de la economía, a la consolidación de los agentes financieros y a la sofisticación de nuevos productos.
Las principales reformas financieras dictadas por las autoridades reguladoras en los últimos años pueden resumirse en aquellas que propenden a acotar de mejor forma los riesgos financieros, complementadas por la autorización de nuevas operaciones bancarias.
Un elemento adicional en la profundización del mercado financiero se obtiene, indirectamente, con la decisión del Banco Central de utilizar una tasa nominal de interés. Esto permitirá un mejoramiento de la estructura de activos y pasivos no sólo del mismo Banco Central, sino además del sector financiero privado en la medida en que se mejoren los calces de monedas que cada sector posee en sus portafolios. Ello redundará en un beneficio para todos los agentes del sector financiero y para la economía como un todo.
La internacionalización de la banca puede implicar un fuerte aumento de la eficiencia del sector financiero. Aparecen nuevos servicios, mayor innovación financiera, mejor aprovechamiento del capital y una mayor diversificación del riesgo. Aparecen nuevas fuentes de crecimiento y se promueve el desarrollo de la exportación de servicios.
Sin embargo, con la internacionalización surgen algunos riesgos, y se requiere adoptar medidas que permitan mantenerlos acotados. Para ello se han planteado un conjunto de mecanismos, como la regulación de inversión de los bancos en el exterior.
En los últimos años, en el sistema financiero chileno se han desarrollado una serie de innovaciones en productos. El país cuenta ahora con un mercado desarrollado de colocaciones de consumo, comerciales, de comercio exterior e hipotecarias. Existe un amplio mercado de instrumentos de renta fija y variable, incluyendo pactos de retrocompra ampliamente utilizados por el Banco Central en el manejo de liquidez del sistema bancario.
No obstante, recientemente el Banco Central ha procedido a ampliar la gama de productos vinculados a pagos, ahorro y manejo de riesgos financieros, autorizando la emisión de dinero electrónico, y la operación de nuevos productos derivados que facilitan el manejo de los riesgos financieros.
A su vez, el Banco Central ha ayudado a profundizar y completar mercados mediante la emisión de instrumentos reajustables según las variaciones del tipo de cambio, y canjear pagarés pagaderos en cupones por pagarés cero cupón, satisfaciendo la demanda por instrumentos de largo plazo. Para un desarrollo más eficiente, también se han autorizado préstamos interbancarios y pactos entre instituciones financieras en moneda extranjera.
No obstante, el vertiginoso crecimiento de los instrumentos financieros, en particular los derivados, puede potenciar los riesgos a que se enfrenta el sistema financiero. Por ello, ha sido necesario acotar la toma de riesgos que enfrentan las instituciones bancarias mediante el establecimiento de regulaciones apropiadas en materia de riesgos de monedas, de tasas de interés, de inflación, de iliquidez o de contagio.
Públicamente se ha informado acerca de la reforma y modernización del sistema de pagos que prepara el Banco Central. En sus aspectos centrales busca asegurar que los riesgos de liquidación de pagos entre las instituciones financieras sean debidamente asumidos y cautelados por las mismas instituciones.
El avance en la modernización de nuestro sistema financiero requiere de pasos adicionales, que se ven facilitados por dos hechos recientes, vinculados entre sí: la consolidación de inflaciones anuales bajas y estables, y la nominalización de la tasa de interés de política monetaria.
Uno de los pasos adicionales, sobre el cual se está haciendo un riguroso estudio, se refiere al eventual pago de intereses sobre obligaciones a la vista y cuentas corrientes. Éste es un tema que debe ser abordado con el suficiente cuidado, de forma de cautelar la coherencia con el resto de la regulación financiera. Otros aspectos se refieren a la normativa de las libretas de ahorro y a las reformas en marcha al sistema de pagos. Asimismo, creemos necesario que se inicie una revisión global del esquema de garantías a los depósitos que funciona desde 1986 en el país, y que resulta conveniente replantear a la luz de estas modernizaciones.
La actual normativa financiera del Banco Central permite el pago de intereses y reajustes sobre obligaciones a plazo, pero prohíbe dicho pago sobre captaciones del público a menos de 30 días, que se consideran a la vista en la Ley General de Bancos.
La autorización de pago de intereses sobre ciertas obligaciones a la vista es una iniciativa que tiene una serie de ventajas desde el punto de vista de la eficiencia y competencia del sistema financiero. Sin embargo, es necesario conciliar esta necesidad de mayor competencia y eficiencia con el esquema de garantías vigente.
Se debe considerar que el pago de intereses sobre obligaciones vista probablemente aumenta la base sobre la cual se aplica la garantía del Banco Central. Además, un régimen en que éstas se benefician del pago de intereses y además se garantizan a todo evento, podría incentivar graves distorsiones en el sistema.
En línea con lo anterior, se estima necesario avanzar en un examen crítico del esquema vigente de garantía y seguro de depósitos. Esta iniciativa debe abordarse en un trabajo conjunto entre el Banco Central, la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras y el Ministerio de Hacienda.
El sistema de regulación y supervisión actual tiene sólidas bases. Sin embargo, los sistemas financieros y sus regulaciones se ven enfrentados a continuos procesos evolutivos. La creciente complejidad de los sistemas, en conjunto con la mayor internacionalización de la banca, requiere que la regulación prudencial descanse cada vez más en la autorregulación por parte de los mismos entes financieros.
El mismo mercado y las propias instituciones financieras organizadas, deben ser capaces de proveer elementos de disciplina para el correcto funcionamiento del sector financiero, para lo cual es indispensable perseverar en la entrega de información relevante, oportuna y confiable para el público.
Esto ha significado cada vez un mayor nivel de capacidades gerenciales adecuadas a los nuevos tiempos y de un compromiso primordial por parte de los directores de las instituciones financieras. Así se han dado pasos concretos para aumentar los niveles de transparencia y profesionalización de las decisiones.
Ello, no obstante, requiere la vigilancia permanente y efectiva por parte de las autoridades monetaria y bancaria.
En este contexto general, me complace informar al Honorable Senado que hemos concluido un acuerdo preliminar con el Ministerio de Hacienda para transformar parte de la deuda en dólares del Fisco con el Banco Central en deuda en pesos. Esto ayudará a resolver el déficit patrimonial del Banco Central, y será una importante contribución al fortalecimiento institucional del Banco. Este acuerdo debe ser presentado próximamente al Congreso para su sanción legal.
Finalmente, no puedo dejar de hacer un comentario adicional sobre los terribles acontecimientos ocurridos ayer en los Estados Unidos. Lamentamos profundamente las víctimas causadas y los daños infligidos. Pero más allá del dolor de ayer y de hoy, habrá seguramente otras consecuencias que hoy es difícil prever. Hemos hecho un análisis interno en el Banco Central de las posibles consecuencias, y mantenemos una evaluación minuto a minuto de la situación de los mercados y de sus perspectivas.
El actual esquema de políticas macroeconómicas es el mejor para enfrentar esta coyuntura, y estamos preparados para adoptar las medidas que puedan resultar necesarias para minimizar los efectos de esta tragedia sobre la economía chilena. Ya hemos dispuesto, en el día de ayer las medidas necesarias para asegurar un funcionamiento ordenado de los mercados financieros y otorgar una adecuada provisión de liquidez acorde con las necesidades en estas especiales circunstancias. Asimismo, el Banco Central mantendrá una mirada atenta en el mercado cambiario, con el fin de adecuar sus operaciones a los requerimientos por cobertura de riesgo y liquidez en moneda extranjera, cuidando evitar que se produzcan efectos financieros perturbadores en ese mercado.
Muchas gracias, señor Presidente.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Varios señores Senadores se han inscrito para hacer comentarios sobre la exposición del señor Presidente del Banco Central . En todo caso, si algún señor Senador desea inscribirse, debe hacerlo saber, porque debe distribuirse el tiempo en términos razonables.
Conforme a los cálculos realizados, cada señor Senador dispondrá de 8 minutos, con el objeto de que el señor Presidente del Banco o alguno de sus Consejeros dé respuesta a las observaciones que formulen.
Tiene la palabra el Honorable señor Foxley.
El señor FOXLEY .-
Señor Presidente , creo que el Presidente del Banco Central ha rendido un informe extraordinariamente completo y técnicamente muy sólido respecto de la situación coyuntural de la economía y las perspectivas para el próximo año.
Durante el transcurso del 2000, dicha entidad bancaria ha mostrado una capacidad de orientar el funcionamiento macroeconómico sin salirse de la meta principal en materia de inflación y capeando exitosamente las numerosas turbulencias habidas en los mercados financieros internacionales y, particularmente, en los países vecinos de América Latina.
Por eso, mi intervención será muy breve y referida, básicamente, a dos puntos.
El primero de ellos dice relación a algunas dudas que me asisten respecto de la proyección del crecimiento de la economía para el año 2002. En el informe que el Presidente del Banco Central nos entregó hoy aparece un cuadro en el cual se observa este año una economía impulsada fundamentalmente por la demanda externa, por un crecimiento bastante robusto de las exportaciones. Sin embargo, continuamos apreciando una gran debilidad en la demanda interna: las ventas están planas y realmente no se han podido reactivar todavía desde el punto de vista de la demanda de consumo, de inversión doméstica, en el plano interno. Ello no se ha logrado transformar en un factor reactivador de la economía.
En las proyecciones que nos dio a conocer el señor Massad , se prevé un crecimiento del producto de 3,7 por ciento a 5,7 por ciento el próximo año. Si uno ve en qué se fundamentaría esa tasa de crecimiento más elevada, se aprecia que el elemento principal no estaría en el sector externo, sino en un fuerte aumento de la tasa de crecimiento de la demanda interna. De hecho, la proyección muestra que para el próximo año se esperaría un incremento de dicha demanda de 2 ó 2,1 por ciento a 6,4 por ciento.
Por lo tanto, surge la siguiente pregunta: ¿qué impulsaría el crecimiento de demanda interna el próximo año a una tasa tan distinta y superior a la actual, en circunstancias de que hemos tenido un consumo por parte de las personas bastante plano, por las razones que indicó el Presidente del Banco Central ? Fundamentalmente, ha habido una tasa de desocupación muy alta, el temor a perder el empleo, algunos problemas de sobreendeudamiento de las personas, tasas de interés excesivamente elevadas del crédito de consumo, etcétera. Por consiguiente, ¿qué impulsaría ese aumento tan repentino en la demanda interna?
Si la respuesta no va por el lado del consumo sino de la inversión, la pregunta se sostiene: ¿por qué habría un incremento tan fuerte de la inversión privada el próximo año, conforme a la visión del instituto emisor?
A mi juicio, la base de proyección del año 2002 es relativamente débil, en el sentido de que la tasa de 5 por ciento no sólo descansa en un fuerte aumento de la demanda interna, sino que tiene una hipótesis relativamente optimista respecto de algunos de los fenómenos externos que mencionó el señor Massad . Uno de ellos es, obviamente, lo relativo a las turbulencias en los países vecinos. Tenemos la impresión de que la situación argentina está lejos de hallarse decantada. En realidad, allí hay todavía un proceso largo en el cual no debe descartarse nada, incluyendo los escenarios más pesimistas. La economía de Brasil tiene un porcentaje del producto en endeudamiento externo extraordinariamente alto -mayúsculo en relación al de Argentina- y una incidencia de esa deuda en el presupuesto público también muy fuerte. Por lo tanto, el vecindario no está en absoluto en situación de entrar en una fase de estabilidad. Y si así fuere -como dijo el Presidente del instituto emisor-, eso tendería a crear un elemento de mayor pesimismo en la proyección del año 2002.
En cuanto a las consecuencias futuras de los hechos de ayer, es perfectamente posible prever algunas acciones bélicas en el Medio Oriente. No sabemos contra qué países se dirigirán, pero si se encauzan hacia alguna nación petrolera pueden generar consecuencias devastadoras en términos del precio del petróleo en los próximos meses, lo cual posiblemente impacte a Chile. Tampoco sabemos cuál será el efecto que ello tendrá en las bolsas internacionales y cuánto va a contaminar a nuestro país. Sin embargo, se debe estar muy atento, sobre todo al impacto que un posible efecto adverso significativo en la bolsa de comercio de Estados Unidos tenga sobre el elemento que hoy día mantiene el balance de si la economía mundial entra o no en recesión: la actitud del consumidor norteamericano frente al futuro. Si él, ante un cierto desplome de la bolsa de comercio en su país, advierte una pérdida de su riqueza -cabe señalar que los estadounidenses tienen actualmente fuertes inversiones en la bolsa- se detonará el único elemento que ha mantenido la economía americana fuera de la recesión, cual es que el consumo, si bien a una tasa modesta, sigue creciendo. Si comenzara a disminuir el consumo en Estados Unidos no habrá quien evite que su economía entre en recesión y, en un efecto contagio, acentúe lo negativo que ocurre en Japón y lo que está empezando a suceder en Alemania y otros países europeos.
Por lo tanto, la existencia de una recesión mundial no constituye un escenario descartable.
En mi concepto, la proyección de 5 por ciento se sostiene débilmente en un aumento del consumo interno, que no se ve muy claramente justificado, y, por otro lado, en un escenario internacional bastante turbulento.
El segundo punto al cual deseo referirme se deduce del tema anterior. Si el escenario de crecimiento de 5 por ciento para el próximo año es optimista en términos de este porcentaje, ¿qué ocurrirá con el desempleo? El desempleo es y seguirá siendo el tema central de la economía chilena y del sistema político nacional en los próximos dos o tres años. La pregunta que surge, por cierto, es la siguiente: en una proyección más débil que 5 por ciento para el 2002, ¿cuál es la tasa de desempleo que prevé el Banco Central para los años 2002 y 2003? Porque para nosotros, como Poder Legislativo, el escenario político será muy distinto ante una desocupación de alrededor de 10 por ciento que frente a una de 7 u 8 por ciento; ojalá fuera de 6 ó 5 por ciento.
Ante ese cuadro, pregunto: ¿qué más puede hacer el instituto emisor? Yo sé que el Banco Central estima que su único objetivo es bajar la inflación. Los bancos centrales en otros países están mandatados a vigilar, por un lado, lo relativo a la inflación, y por otro, el nivel de actividad y de empleo. Sin embargo, como el nuestro es, al fin y al cabo, parte de un Estado, no sé cómo estará analizando la situación descrita.
La duda -y con esto termino- que he tenido en las últimas semanas es por qué el Banco Central se sintió en la obligación de intervenir el mercado cambiario, en circunstancias de que ante una debilidad de la demanda interna y un escenario externo inestable, las exportaciones debieran seguir siendo el motor que puede salvarnos de una baja tasa de crecimiento el próximo año y que, por lo tanto, no deberíamos preocuparnos respecto del impacto inflacionario. Hasta ahora ¿como dijo el señor Massad - si una devaluación fuertísima del orden de 30 por ciento no ha tenido impacto inflacionario, tal como se halla la demanda interna, no se ve por qué debería tenerlo a futuro. Por lo tanto, no diviso una buena justificación para seguir interviniendo el mercado cambiario.
Ésas son las inquietudes que me asisten, señor Presidente. Espero que el Presidente del Banco Central pueda referirse a ellas.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Al final se ofrecerá la palabra al Presidente del instituto emisor para que haga un comentario sobre las observaciones formuladas por los diversos señores Senadores.
Tiene la palabra el Honorable señor Ominami.
El señor OMINAMI.-
Señor Presidente , me parece del todo evidente que los meses que median entre la discusión que realizamos hoy y el último informe del Banco Central, de mayo del 2001, han sido muy difíciles, marcados por fuertes turbulencias en el ámbito internacional y por un significativo deterioro de términos de intercambio de la economía chilena, como quedó claramente expresado en el informe rendido hoy.
Ello, naturalmente, sin hablar de las consecuencias que acarrearán los acontecimientos recientes, que serán probablemente importantes en cuanto a flujos financieros, materias energéticas, asuntos vinculados con el transporte aéreo, y todos los efectos que puedan generarse acerca de los intercambios comerciales.
En todo caso, deseo partir valorando los resultados que ha obtenido la economía chilena en este cuadro durante el último tiempo.
La verdad sea dicha: nuestro crecimiento actual resulta modesto si se compara con el que hubo durante los quince años anteriores a la crisis de 1998. Pero hay que hacer un reconocimiento: haber crecido 5,4 por ciento el 2000, y tener como pronóstico de crecimiento 3,7 por ciento para el 2001, en el cuadro internacional, son buenos resultados. Y hay que decirlo. En realidad, son pocos los países que pueden exhibir un crecimiento promedio de 4,5 por ciento en los últimos dos años. Para un Gobierno, como el encabezado por el Presidente Lagos , tener ese porcentaje de crecimiento promedio, en este cuadro internacional, no es un mal resultado.
También quiero reconocer que poseemos una situación macroeconómica excepcional. Se ha logrado una mezcla que era bastante difícil de producir: una baja tasa de interés, una baja inflación y un tipo de cambio real alto. Son pocos los países -si es que hay alguno en América Latina- que han conseguido esa combinación de política macroeconómica. Y me parece del caso reconocerlo como una fortaleza importante de nuestra nación.
Así como cuando las cosas no andan bien resulta relevante indicarlo con fuerza, también es del caso reconocer los resultados de nuestra política macroeconómica.
Justamente, hice alusión a la existencia de un tipo de cambio real alto. Sobre esta materia quiero concentrar el resto de mi intervención, retomando un debate muy vinculado a lo que planteó recién el Senador señor Foxley .
Si uno revisa el informe presentado en mayo de este año por el Banco Central, se encuentra con que en la proyección de exportaciones se equivocó completamente. Y por suerte, pues su proyección para 2001 era que aumentarían 4,4 por ciento; sin embargo, ahora se nos da la buena nueva de que no se incrementarán en ese porcentaje, sino que lo harán en 8,2 por ciento. Y ésa es una muy buena noticia.
No deseo entrar en una discusión académica, porque siempre es fácil dar una explicación de por qué las proyecciones pueden estar tan distanciadas finalmente de los resultados reales. Pero quiero llamar la atención sobre esta brecha entre lo que se anticipaba en mayo en materia de exportaciones y lo informado ahora, porque es muy relevante para la discusión respecto del futuro.
Me preocupa justamente la proyección para el próximo año, especialmente cuando se indica que se crecerá 5 por ciento y que las exportaciones lo harán solamente 5,7 por ciento. Ésa es la preocupación fundamental que me surge. ¿Por qué razón? Por varios motivos.
La primera inquietud tiene que ver con el hecho de que un crecimiento de las exportaciones de sólo 5,7 por ciento está completamente fuera de línea con la elasticidad básica "Producto importaciones de la economía chilena". Está bastante demostrado que las exportaciones deben aumentar, más o menos, 1,5 veces el crecimiento del Producto para que la economía no enfrente riesgos de desbalance en sus cuentas externas. Dicho de otro modo, ese 5,7 por ciento está muy lejos del crecimiento de 8,4 por ciento que estamos registrando y que el Banco Central está anticipando para el 2001, y también bastante alejado del aumento superior a 10 por ciento de las exportaciones, que hizo posible el alto nivel de crecimiento de la economía chilena entre 1986 y 1998.
Ahora bien, podría perfectamente ocurrir que por circunstancias coyunturales las cosas tuvieran que anticiparse de esa manera y no de otra.
Me gustaría saber -y esta afirmación y consulta es complementaria a la formulada por el Senador señor Foxley - qué lleva implícita esta proyección de crecimiento de las exportaciones de sólo 5,7 por ciento en materia política cambiaria. Ésa es mi pregunta.
Asimismo, cuesta mucho deducir que lo implícito en esta proyección tan baja de crecimiento de exportaciones para el próximo año sea, quizás, cierta reversión de la política cambiaria respecto de los resultados habidos durante el último tiempo.
Tengo la impresión de que si pudiéramos mantener este "mix" de política macroeconómica que se ha logrado producir en los años recientes, sería posible alcanzar un crecimiento exportador mayor y, desde ese punto de vista, se daría respuesta a la pregunta sobre la proyección de 5 por ciento para el próximo año sobre la base de tal incremento. Porque, efectivamente, surgen muchas dudas respecto de la posibilidad de sostener una tasa de crecimiento de 5 por ciento, con un incremento exportador tan débil.
Entonces, consulto al señor Presidente del Banco Central cuáles serían las razones para anticipar una caída tan fuerte en el ritmo de crecimiento de las exportaciones en comparación con nuestra trayectoria histórica y con el comportamiento de las exportaciones, si hoy día el propio instituto emisor anticipa una tasa de crecimiento superior a 8 por ciento para el año.
Considero que esta discusión no es una cuestión puramente técnica y menor, sino que se trata de un debate mayor que tiene que ver con definiciones más significativas en materia de estrategia de crecimiento para el país.
En este sentido, estimo fundamental discutir acerca de cómo somos capaces de recuperar las tasas de crecimiento de las exportaciones del orden de 10 por ciento que tuvimos en el período anterior, y que son las únicas que pueden sostener un incremento superior a 6 por ciento que todos deseamos recuperar.
Para terminar, quiero señalar muy fraternalmente al señor Massad que resulta indispensable abrir una discusión acerca de las políticas necesarias para lograr este propósito. Pienso que si debatimos esta materia con cuidado e inteligencia, no estaremos abriendo ninguna caja de Pandora, como él declaró hace algún tiempo.
A mi juicio, cuando se discute con inteligencia y cuidado, siempre se puede crear una buena oportunidad para avanzar.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Novoa.
El señor NOVOA .-
Señor Presidente , no deseo hacer una análisis pormenorizado de los aspectos técnicos. Me da la impresión de que los señores Senadores que me antecedieron en el uso de la palabra abordaron bastante bien y en detalle algunos temas que también me inquietan.
Quiero dar mi opinión en general sobre el informe del Banco Central, y, con toda franqueza, manifestar que estoy desilusionado de él.
Desgraciadamente, esto ya se ha transformado en una historia repetida. Se dan muy buenas razones para explicar por qué las proyecciones del año anterior no se cumplieron. Siempre se dice que hay países que están peor y, a continuación, se formulan nuevas proyecciones que, luego de un primer análisis, queda claro que tampoco se cumplirán. Ello me preocupa por las consecuencias prácticas que trae para nosotros.
No me parece congruente con el escenario base el análisis que se hace, el balance de riesgo sobre inflación o el balance de riesgo sobre crecimiento. A todas luces, ello indica que se debería ser mucho más cauteloso en las proyecciones. Pero, además, existen por lo menos dos aspectos muy sustantivos que dicen relación a las proyecciones que, a mi modo de ver, no fueron analizados adecuadamente.
Hay un problema de demanda interna. Se señaló que este problema está influido por el desempleo. Ayer el Senado aprobó una legislación laboral que encarece los costos de contratación. El Presidente del Banco Central lo sabe muy bien, y no se hace ninguna mención a un aspecto tan sustantivo para el desarrollo de la actividad económica futura como lo es ese factor. Es cierto que la misión fundamental del Instituto Emisor es el control de la inflación, pero, para poder cumplirla, la economía debe desenvolverse en un sano ambiente general, que permita el pleno desarrollo de sus actividades.
Se mencionó también otro problema que, a mi juicio, es muy importante en las proyecciones futuras. Se habló del superávit estructural como una política muy adecuada. Sucede que el superávit estructural es una muy buena definición, pero comienza a fallar cuando, año tras año, lo que tenemos son déficit. Y hemos tenido déficit fiscales en 1999, en 2000; y el 2001, tomando en cuenta las proyecciones que se nos están anunciando para el Presupuesto del próximo año, el crecimiento del gasto que se propone, y la proyección razonable del crecimiento de ingresos, vamos a obtener un nuevo déficit.
El no anticipar a tiempo situaciones como ésas, conduce a veces a ajustes tremendamente dolorosos. Por lo demás, ya tuvimos la experiencia de ajustes por la vía de la tasa de interés, que provocaron consecuencias muy devastadoras en la economía. Hay miles de pequeñas y medianas empresas que todavía no se pueden recuperar, porque se aplicaron medidas de ajuste muy duras, a mi modo de ver, y quizá hubo que hacerlo porque no se previeron razonablemente las condiciones de la economía.
Considero que no es posible que estemos siempre poniéndonos en los escenarios óptimos porque, en definitiva, esa actitud puede generar otro tipo de conductas, de medidas por parte de otras autoridades que, a la larga, hagan que la situación general de la economía del país no sea la adecuada a sus potencialidades.
Gracias, señor Presidente.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Lavandero.
El señor LAVANDERO .-
Señor Presidente , considero muy importante la cuenta que nos ha entregado el Presidente del Banco Central , tanto como lo fue la del año pasado. Y eso es lo delicado, porque en aquella ocasión afirmamos que el precio del cobre, según nuestros cálculos y los que nos proporcionaban nuestros asesores, no llegaría jamás a los 88 centavos de dólar la libra. Por lo contrario, sostuvimos que su bajo precio se debía a la existencia de una sobreproducción mundial del metal, y que a ella se agregaría una disminución en la demanda por lo que estaba ocurriendo en los mercados asiáticos y la proyección que al respecto se daba tanto en Estados Unidos como en Europa.
Pero el propio Presidente del Banco Central dijo aquí que nuestros asesores y el Senador que habla estábamos equivocados al anunciar que Chile no crecería entre el 6 y el 6,4 por ciento, porque la economía de Estados Unidos se estaba "sobrecalentando" -esa fue la palabra precisa que empleé- y porque habría problemas con Japón y seguramente con Europa.
En esa oportunidad señalé que estudiar el Presupuesto de la Nación con ambas incógnitas tan graves, era una aventura. "Jorge -me dijeron- estás equivocado, y tus asesores, más aún". ¿Quiénes estaban equivocados: mis asesores o los del Banco Central?
Por eso, cuando hoy sabemos que estábamos en lo cierto, yo me pregunto ¿cómo pudieron equivocarse tanto personas preparadas en estas materias? Cuál es la explicación de errores gruesos; no pequeños, sino gruesos.
Creo que debemos hacer un examen más profundo, y comparto, entre otras, algunas observaciones que aquí se han expresado, como la de que las proyecciones anunciadas el año pasado no se materializaron, tal como lo afirmó el Honorable señor Novoa , o como las preguntas inquietantes del Senador señor Foxley , en cuanto a que el esquema de una crisis mundial no es descartable. Yo avanzaría más allá de lo que ha dicho el señor Senador. Yo no diría que no es descartable, porque no sólo es probable, sino que afirmaría que nos encontramos frente a una certeza, y que ahora estamos no al final, ni al medio, sino que al comienzo de una crisis mundial. Y hay una diferencia importantísima entre una cosa y otra. Y eso significa nuevamente que los tres sectores más importantes para la economía de este país, como lo son las economías de Japón, Estados Unidos y Europa, se verán abocados a una situación mucho más delicada que la proyección que nuevamente formula el Banco Central. Y en ese aspecto comparto plenamente las observaciones del Honorable señor Novoa . No se pueden entregar aquí cada año proyecciones que no se cumplen, y después de que no se materializan volver a hacer otras, como la del cobre. Hace cinco años que el Banco Central, COCHILCO y el sector minero del cobre están anunciando que hoy no, pero que mañana sí subirá el precio del cobre.
Nosotros lo anunciamos y hemos enviado insistentes oficios al Banco Central, los que han sido descartados por éste, aduciendo que ése no es su problema, sino que de COCHILCO, de Impuestos Internos. Sin embargo, los resultados los tenemos a la vista. Y el Banco Central hace su proyección sobre el precio del cobre, y al hacerlo se equivoca. Y desde hace cinco años que se lo venimos diciendo. Hemos escrito dos libros al respecto, y con una persistencia sistemática se quiere ocultar esta situación, como quien, al barrer, oculta la basura bajo la alfombra.
Pienso que ellos -y no se trata de algo personal, porque siento mucho aprecio y estimación por los señores consejeros- no se pueden equivocar tanto. Y nos inducen a error, porque elaboraron un proyecto sobre la base de los 88 centavos de dólar, y todavía nos dijeron -lo tengo muy presente- que éramos muy conservadores y que el precio estaría entre 95 y un dólar la libra de cobre. O sea, el error es más grande, y eso consta en la Tercera Subcomisión. No es posible incurrir en errores tan gruesos, tan grandes, y por eso se justifica que uno piense "bueno, lo que se está señalando ahora constituye nuevamente otra proyección excesivamente optimista". Creo que debemos ser realistas, y la verdad es que aquí existe algo más profundo: hay un problema estructural.
A pesar de todo, el crecimiento logrado el año pasado no fue tan malo; incluso fue superior al de otros países. Sin embargo, están descontentos los trabajadores, y lo están los empresarios. La cesantía llegó a 9 por ciento. ¿Cómo se explica que un país que crece por sobre 5 por ciento deje descontento a todo el mundo? A mi juicio, se trata de una cuestión estructural.
Sabemos que las 10 empresas más grandes del país obtuvieron utilidades superiores a 2 mil 400 millones de dólares. También que el año pasado 491 de ellas mejoraron sus ganancias en 51 por ciento. Pero eso no le sirve al país. El problema es que aquí sólo ganan unos pocos, y el crecimiento no significa desarrollo. Tenemos el caso de Copiapó, que creció 10,6 por ciento; el de Antofagasta, también sobre 10 por ciento, y, sin embargo, ocupa el sexto lugar en tasa de desarrollo en el país. Por lo tanto, crecimiento no es equivalente desarrollo. Eso es lo delicado. Más importante que cuánto crecemos, es cuánto nos desarrollamos.
El problema, señor Presidente , quiero dejarlo claramente establecido. Es probable que el crecimiento del próximo año sea de nuevo muy inferior a 3 por ciento, y que la cesantía alcance a cifras de dos dígitos. Por eso, si proyectamos que la economía crezca, ello debe servir a la inmensa mayoría del país, de manera que disminuya la cesantía; y no sólo eso, sino que además disminuya la pobreza.
¿Por qué levanto con tanta fuerza mi voz hoy día, en esta, sesión? Porque vengo de una Región que registra 33 por ciento de pobreza. Y, si le restamos Temuco, la tasa llega a 40 por ciento. En esa Región hay tres comunas donde el índice llega a 60 por ciento. ¡Sí, señores Senadores! ¡60 por ciento de pobreza!
En tales condiciones, cuando hay vacas gordas y crece el país pero eso no llega a los pobres, a los cesantes, ni a los indigentes, pensamos que deben introducirse cambios fundamentales al sistema económico. Aquí no podemos darnos el gusto de tener cifras espectaculares que no le sirvan al país. Luego vienen las vacas flacas; siempre es así en el sistema capitalista moderno. Cada ocho años hay una crisis.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Ha terminado su tiempo, señor Senador.
El señor LAVANDERO .-
Por esa razón, señor Presidente , no podemos proyectar cifras tan alegres de crecimiento que después no se alcanzan, tal como ha sucedido hasta ahora.
En consecuencia, señor Presidente , me gustaría que también el Banco Central pudiera corregir sus cifras, y que nos respondiera por qué en el pasado consideró metas de crecimiento que resultaron situarse muy lejos de lo previsto -no obstante que nosotros señalamos el problema-; y cuál es la credibilidad en las cifras de crecimiento que hoy día proyectan, cuando hay en ciernes una crisis bastante profunda de la economía mundial.
He dicho.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Viera-Gallo.
El señor VIERA-GALLO .-
Señor Presidente , desearía que esta sesión se hubiera desarrollado dentro de algunas semanas. Desgraciadamente, eso no era factible, por imperio de la ley. Porque, sin duda, cuando observamos que han bombardeado Nueva York; Wall Street sin funcionar por tres días; la Bolsa de Tokio caer 6 puntos ayer; la incertidumbre existente en todo el mundo; ignorar cuándo se lanzará una represalia armada norteamericana, de qué magnitud será, y con qué consecuencias..., nos damos cuenta de que son demasiadas las incógnitas surgidas entre anteayer y hoy. Pensamos que habría sido más interesante llevar a cabo esta reunión cuando ya dispusiéramos de algún elemento que nos permitiera prever el futuro con un mínimo de certeza.
Es evidente que todo lo ocurrido no es nada positivo, no sólo desde el punto de vista humano, o del político, sino también del económico.
Ahora comprendo perfectamente que, como la ciencia económica no es exacta sino que está referida sobre todo al comportamiento humano, las palabras del Ministro de Hacienda y del Presidente del Banco Central tienen enorme importancia en lo subjetivo de la gente. Si el Presidente del Instituto Emisor dijera lo que el Honorable señor Lavandero acaba de exponer -que a lo mejor tiene razón, yo no soy economista-, sin duda resultaría muy negativo para la economía nacional, porque en las noticias se publicaría que Chile sólo va a crecer 3 por ciento; que la pobreza será peor..., en fin: sería como una profecía autocumplida.
Por lo tanto, comprendo que el Presidente del Banco Central se sitúe siempre en lo más optimista, dentro de lo razonable, porque apuesta a que ello tenga efectos positivos en el comportamiento de la economía nacional.
Quisiera hacer una reflexión que es más bien de economía política. Recalco: la parte política, no la económica. Lo que advierto es que, si se cumple lo que aquí se está previendo, se va a empezar a introducir en el panorama político chileno la idea de que vamos a ser un país desarrollado el año 2010. El otro día vi una proyección que indicaba que si Chile creciera al 7 por ciento anual, en 13 años sería como España. Parece razonable. Y si lo hace al 5,5 por ciento de promedio en los próximos años para que el 20 por ciento más pobre de los chilenos tuviera el nivel de vida del 20 por ciento más pobre de los españoles de hoy, se requerirían 28 años. Ese tiempo, para los más pobres. Y 13 años para la economía global, creciendo al 7 por ciento. Pero si el crecimiento de la economía alcanzara a 5,5 por ciento anual, quiere decir que en 10 años más Chile será no como la España de hoy, sino quizás como Turquía, o no sé qué otro país imaginar, porque ni siquiera Grecia ... Y qué decir de los pobres, porque ellos no van a salir de esa condición, a lo mejor se alejarán de la pobreza más extrema, pero igual su nivel de vida será relativamente malo.
Por lo tanto, señor Presidente , el problema es del Gobierno, de la Oposición, de todas sus instituciones, y no sólo cuestión de buena voluntad. No se resuelve sólo con ajustar tal o cual cosa en la política, porque el problema es más de fondo. Y cuando en un país se pierde la idea de que se va hacia un progreso acelerado, eso se vuelve en contra.
No se trata sólo de que el empresario se mueva sobre la base de las ganancias de corto o mediano plazo, ni de que le asusten las reformas laborales por el costo que ellas representan, sino que hay algo más fuerte en la psicología -creo- en la economía política: es cuando una comunidad se convence que puede alcanzar una meta, y esa meta se ha ido diluyendo muy profundamente.
Entonces, más allá de cuánto creceremos el próximo año -como expresaron los Senadores señor Foxley y Ominami -, si 5, si 4, si 3 por ciento; o si la proyección es exacta en tal sentido, o si determinada variable económica fue bien considerada o no, lo que debería hacerse es entrar en una reflexión más de fondo en el país.
Porque, -qué se le dice a la gente que ahorra, que consume, que puede tener un pequeño negocio? O al empresario mediano o más grande? Lo que le importa saber es si Chile va a tener una perspectiva de crecimiento, de futuro y de progreso cierto. Y eso, hoy día, aparece muy cuestionado principalmente por los hechos internacionales Y tal vez por algún error que podamos haber cometido unos u otros en la economía chilena. Pero, en lo principal, se debe a cierto contexto que no es positivo.
No estoy haciendo preguntas al Presidente al Banco Central -por cierto que no; todos los años las responde muy brillantemente-, sino una reflexión política. Cuando Oposición y Gobierno deben enfrentar una campaña electoral, a la gente hay que decirle la verdad: que el país va a progresar modestamente y que las personas mejorarán su situación modestamente, y no recurrir a tanta -¡tanta!- verborrea demagógica sobre lo maravilloso que podría ser Chile, en muy pocos años, si gobernaran unos u otros.
He dicho.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Prat.
El señor PRAT.-
Señor Presidente , estimo muy valorable que todos reconozcamos que se necesita cuidar la tasa de crecimiento para mejorar los niveles de bienestar y para que, de aquí a diez años, el país aspire a igualarse con los más desarrollados. Sin embargo, para alcanzar esa tasa de crecimiento, y en cuanto al tema que hoy nos ocupa, la gente debe actuar con confianza, la cual se logra a través de la credibilidad. Hay que generar señales positivas, de buen ánimo, pero fundadas en cosas reales en las que pueda confiarse. En este sentido, da más credibilidad el discurso del Senador señor Lavandero -en orden a que lo razonable sería prever que se está al inicio de una crisis y no saliendo de ella- que las expresiones del señor Ministro de Hacienda , quien, con relación a los acontecimientos de ayer, ha señalado: "No tenemos nada que temer". Afirmaciones de este tipo inducen más bien a la desconfianza que a la confianza y el optimismo. Porque -repito- el optimismo debe fundarse en la credibilidad.
El análisis del Banco Central nos merece ciertas dudas. Ya las tuvimos con motivo del presentado el año pasado. Recuerdo que se anunciaba que el país crecería un 6,2 por ciento el 2001, en circunstancias de que hoy no se aspira alcanzar más de 3,7 por ciento. Entonces, es predecible tener desconfianza cuando se muestran las cifras para el 2002. Pero hay ya desconfianza más bien estructural -si de estructural se quiere hablar-, toda vez que se observa cierta sintonía -a mi juicio, muy inconveniente- entre el Banco Central, que en septiembre anuncia en el Senado la tasa de crecimiento para el próximo año, y el Ministro de Hacienda , quien, en diez días más, viene a presentar el Presupuesto y el gasto fiscal del año siguiente. Creo que se está produciendo una mala sintonía, que atenta contra la credibilidad y que hace que el Instituto Emisor sobrestime las variables de crecimiento, para no quitar el piso al Ministro de Hacienda en cuanto al presupuesto que dará a conocer, el que -según se ha anunciado- incrementará en más de 5 por ciento el gasto fiscal durante el año venidero.
Si se pretende generar confianza -es lo que los consumidores, los emprendedores y los inversionistas necesitan para actuar-, entonces sinceremos las cosas, aterricemos las proyecciones de crecimiento para el año entrante y solicitemos que el gasto fiscal que se propondrá en la próxima Ley de Presupuestos se ajuste a la realidad. Eso es lo que realmente se debe hacer.
En la exposición del Banco Central echo de menos que no se considere, por ejemplo, la enorme pérdida de riqueza mundial a raíz de la caída del Nasdaq, "quemándose" en el último año cuantiosísimos capitales. Así como su crecimiento generó un efecto riqueza, que aumentó el consumo mundial, hoy su caída ha producido un efecto pobreza, que deprime el gasto global, y eso se irá notando día a día.
Además, el ajuste de los ingresos personales, a la baja, de un gran segmento de trabajadores calificados, como ingenieros y otros profesionales, que en el último tiempo han laborado en sectores ligados a empresas de comunicaciones -que se encuentran sobreinvertidas y están siendo objeto de un fuerte ajuste-, también generará una tendencia a la baja en el gasto global en ámbitos muy influyentes en el gasto, por su nivel de ingresos.
En fin, yo diría que es predecible que no se alcancen los montos de inversión extranjera de años anteriores y que difícilmente el valor del cobre se recupere en el marco de enfriamiento de la economía mundial, predecible hoy día.
Entonces, si hay algo claro y que dará confianza es el hecho de asegurar que el motor de la economía se base en la generación de recursos propios a través de las exportaciones no tradicionales. Es una buena noticia que ellas crecieran en 18 por ciento el año pasado; pero ese nivel debe mantenerse ahora en un ambiente mucho más adverso, y seguramente con mayor énfasis en la medida en que el valor del cobre no responda.
Por ello, en primer lugar, debe procurarse no intervenir en el valor del dólar -indudablemente no es razonable hacerlo- y, además, cuidar el "spread". Hay una tendencia demasiado marcada a apoyarse en la situación de los demás. Yo me preocuparía de lograr un "spread" aún más bajo. Si se observa el gráfico respectivo, se apreciará que el "spread" chileno ha subido en el último tiempo. Y es necesario detener esa tendencia, porque, de lo contrario, se hablará durante muchos años que Chile tuvo el "spread" más bajo de Latinoamérica. En este sentido, la preocupación debe centrarse en el "spread" futuro.
En fin, yo cuidaría las condiciones de competitividad del país.
Cuando se hace referencia al desempleo, yo no reclamaría al Banco Central -estoy aludiendo a la intervención del Honorable señor Foxley -, por cuanto en este ámbito los legisladores somos mucho más responsables. Y -¡caramba!- hace sólo veinticuatro horas dimos un paso tremendamente contrario para reducir el desempleo. Después de la votación de ayer, no tendría palabras para reclamarle al Banco Central.
Señor Presidente , es bueno que el Instituto Emisor aclare las cifras entregadas con relación al 2002, porque no sé cómo subirá la demanda interna en 6,4 por ciento si las exportaciones sólo crecen en 5,7 por ciento; si las importaciones suben en 8,6 por ciento pero el déficit de la cuenta corriente baja de 2,6 a 2 por ciento. ¿De dónde "pecatas meas", usando una expresión latina? Es difícil prever un aumento de las importaciones si en la cuenta corriente no se produce un déficit superior al de este año y, a la vez, no aumentan las exportaciones.
He dicho.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Moreno.
El señor MORENO.-
Señor Presidente , al igual como lo hicieron varios Honorables colegas que me precedieron en el uso de la palabra, deseo agradecer al Presidente del Banco Central y su Consejo por el informe rendido acerca de la realidad observada a septiembre de este año y las estimaciones hacia el futuro próximo.
A mi juicio, de las explicaciones y debate se pueden sacar algunas conclusiones. La primera es que -y excúsenme por emplear términos muy gráficos o didácticos- "llueve en todo el mundo, y todos se están mojando". Pero la diferencia radica en el hecho de que quienes se prepararon para enfrentar las lluvias pueden resistirlas en forma más adecuada. Éste ha sido el resultado hasta el momento en nuestro país, no obstante las bajas de crecimiento promedio mundial y las sensiblemente menores a las de Chile experimentadas en países vecinos, incluso en Estados Unidos y Japón . En nuestro caso, se han reducido las expectativas de mejoramiento económico y social, pero, en términos relativos, hemos resistido mejor la lluvia que cae en todas partes. Esto nadie -ni siquiera el más apasionado opositor al Gobierno- puede dejar de reconocerlo.
Sin embargo, ¿cuál es la advertencia que cabe hacer a ese respecto, Honorables colegas? Que aparentemente hoy ya no estamos ante una lluvia, sino frente a inundaciones. Y cuando viene una inundación, incluso la casa más cara, la mejor preparada, tiene problemas que afectan seriamente su estabilidad. Ésas son las señales preocupantes que tenemos.
Cuando se produce ese fenómeno, un país no es distinto de una familia. Se actúa de la misma manera; se empiezan a tomar precauciones y a invertir en cosas que en períodos de normalidad jamás se hubiesen hecho. En el caso concreto que nos ocupa, cuando una economía presenta esos riesgos -así como en una casa unose gasta en construir defensas fluviales, parapetos, en adquirir sacos de arena, en hacer zanjas para evitar que la inundación la dañe-, se debe comenzar a invertir para defender lo básico de su realidad.
Ahí está el punto del debate hacia delante. Porque, como he dicho antes y no me canso de repetir, el proyecto futuro de desarrollo de Chile se afinca básicamente en nuestra capacidad de exportación de productos naturales renovables y no renovables. Esto es lo que el país tendrá en los próximos 20 ó 30 años. Podremos transformar esas cosas, generar otro tipo de inversión, establecer la venta de algunos servicios; pero todos sabemos -lo prueban las cifras que se nos han entregado- que nos encontramos ante un cuadro en que las exportaciones denominadas "no tradicionales" son las que muestran la mayor vitalidad de crecimiento. Por lo tanto, es necesario invertir para protegerlas.
Ése es el punto. Y es ahí, en consecuencia, donde surge la pregunta que los Senadores señores Foxley , Ominami y otros -a quienes me sumo- han levantado: ¿por qué en agosto, en un momento en que esas exportaciones no tradicionales tenían posibilidad de colocarse en otros mercados, el Banco Central intervino poniendo un freno a lo que puede ser un estímulo a ese tipo de exportación?
Pido una explicación más de fondo sobre el particular. La necesito, para darla a conocer a la gente. Tal vez se me diga: "Hay temor a la inflación, a no poder controlar las cosas". Lo comprendo y respaldo. Pero ésa no es una explicación coherente, cuando se mira la política en el mediano y largo plazo, respecto de dónde se debe invertir cuando hay una inundación que está amagando probablemente los cimientos de la estructura del edificio.
Hay un segundo tema que creo importante levantar aquí. El Banco Central nos ha informado que a través de la baja de las tasas de interés y el manejo que realiza, mantiene un cuadro que, en el fondo, constituye una señal hacia la economía chilena en el sentido de que es factible la reactivación porque el dinero cuesta menos y que, por consiguiente, se puede invertir en otras cosas.
Quizás eso sea efectivo en algunos rubros como el de la construcción y otros; pero no es lo que percibe el país a través de la pequeña y mediana empresa, y menos aún de aquellas personas que en el actual sistema financiero operan por medio del crédito de consumo.
A este respecto existe una contradicción que no estamos en condiciones de explicar. Mientras el Banco Central ha bajado las tasas de interés a 3,5 por ciento, el interés que paga el consumidor que posee una tarjeta de crédito sobrepasa el 50 por ciento real en el año. Y no hay una explicaciónplausible.
Seplausible. Se dirá que la ley no le permite al Instituto Emisor intervenir más allá. Yo puedo entenderlo, peroentenderlo; pero no es suficiente, porque finalmente la gente no lo comprende y quienes representamos a sectores populares en el Senado tenemos que entregar alguna explicación.
En consecuencia, solicito que en ese aspecto también haya coherencia en cuanto a los instrumentos y los mecanismos existentes.
A lo anterior quiero agregar un tercer elemento, mencionado ya por el Honorable señor Novoa u otro señor Senador : el sector de la pequeña y mediana empresa no está recibiendo medidas reactivadoras. Hemos hablado del tema, lo hemos discutido, a todos nos preocupa, se anuncian programas. No obstante, como Senador por una zona donde hay gran cantidad de pequeñas y medianas empresas, debo declarar que esas medidas nohan resultado eficientes en la práctica.las visualizo eficientes. Y ése es un elemento que tiene que ver con el desempleo, la carestía de la vida y una serie de otros factores.
Comprendo a los señores Senadores de la Oposición que han argumentado respecto del proyecto que se votó ayer aquí en el Senado. Quiero manifestar públicamente mi parecer en el sentido de que el Parlamento no despachó una buena ley laboral -¡no!-, pero fue menos mala de lo que pudo haber sido. Lo digo de manera muy clara: fue menos mala. ¿Por qué? Porque en algunas áreas mandamos señales confusas. ¡Las cosas hay que decirlas como son y tener el coraje de hacerlo frente a la gente!
A propósito del manejo económico, no es aceptable que se nos diga que el encarecimiento de la mano de obra está en contra del crecimiento de la economía. ¡Eso no es cierto! Así se desprende de lo señalado en la página 69 del informe del Banco Central que todos tenemos a la vista, donde en forma destacada se expresa: "El impacto inflacionario de los salarios es bajo, debido al aumento de la productividad media del trabajo.".
Ésa es la opinión del Instituto Emisor y no he escuchado a nadie aquí que diga lo contrario. Por lo tanto, cuando se ha aprobado una reforma laboral con el objeto de exigir que se paguen las imposiciones, que haya más inspectores, que no se cometan abusos, que exista la posibilidad de que las temporeras y temporeros trabajen en mejores condiciones, no es admisible que se use un argumento contradictorio con lo que realmente estamos discutiendo.
Esta situación puede asimilarse a lo que ocurre con un médico. El Banco Central es el médico de las finanzas de Chile. Ese organismo junto con el Ministro de Hacienda -quien es otro facultativo,médico, que actúa en una especialidad distinta-, tienen que comunicar a la ciudadanía el estado en que se encuentra el país. Y, como todos los médicos, deben tener un optimismo natural, porque si no el enfermo se les muere de depresión. ¡Ningún doctor le pide a otro informar al paciente que está mal!
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Ha finalizado su tiempo, señor Senador.
El señor MORENO.-
Terminaré en seguida, señor Presidente .
Hay algo que aquí sí se ha dicho y acerca de lo cual yo haría una recomendación. Los médicos(en este caso las autoridades del Instituto Emisor) deben actuar con prudencia respecto de los diagnósticos futuros, para no generar una sensación equivocada. Discrepo de lo expresado por algunos señores Senadores de la Oposición en cuanto a que el Banco Central pierde credibilidad o es poco serio. ¡No!Su Consejo es pluralista y sus decisiones las toma por consenso.En su Consejo, pluralista, hay consensos. Sin embargo, en momentos en que hay "inundaciones" previsibles, no parece conveniente anunciar una cifra de crecimiento de 5 ó 5,3 por ciento para el 2002 o el 2003. Yo les creo, porque no sólo los respeto, sino que tengo amistad con ellos y conozco su profesionalismo; pero queda flotando en el ambiente una especie de -excusen Sus Señorías el término en inglés- "wishful thinking", o sea, el deseo de que las cosas ocurran de una manera porque en lo profundo de su ser es lo que quisieran que sucediese.
Antes de concluir, solicito al señor Presidente del Banco Central que se sirva explicarnos por qué no se están entregando todos los apoyos para que las exportaciones no tradicionales sigan creciendo -entre los cuales debecreciendo, no se intervenga en la tasa de figurar el no intervenir la tasa de cambio-cambio y, sobre todo, qué podemos hacerpuede hacerse para que tanto la pequeña y mediana empresa como el consumidor no vean que, a pesar de que el Instituto Emisor baja las tasas de interés, para ellos no se reducen.
permanecen igual.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
El último orador inscrito es el Honorable señor Díez.
Tiene la palabra Su Señoría.
El señor DÍEZ .-
Señor Presidente , seré muy breve porque el Senador señor Prat , con mayor profesionalismo del que yo podría hacerlo, expresó gran parte de lo que pensaba decir.
En algunos días más se empezará a estudiar en el Congreso el proyecto de Ley de Presupuestos de la Nación. Con motivo de los macabros hechos acaecidos ayer en Estados Unidos, ha surgido un elemento nuevo que, cualesquiera que sean las tonalidades de los resultados, necesariamente deteriorará la posibilidad de crecimiento de nuestro país.
Solicito a los personeros del Banco Central mantenerse muy atentos y transmitir sus impresiones al señor Ministro de Hacienda , para que de aquí al comienzo del debate de la iniciativa mencionada y a su exposición sobre la Hacienda Pública, prepare una rebaja del presupuesto fiscal y de los gastos, con relación a las previsibles consecuencias que pueden tener los actos que hemos presenciado.
Por lo demás, creo que no se puede dar la impresión de que el responsable del no desarrollo es aquel que se equivocó en los cálculos. Esto carece de lógica.
El responsable del no desarrollo puede ser interno y externo. Es obvio que en el Senado hay conciencia de que existen una serie de materias internas que son obstáculos para el desarrollo. De manera que no es problema que no se cumplan las predicciones del Banco Central. Es una forma de traspasar la responsabilidad que no considero digna de la seriedad de la Cámara Alta. Lo que correspondería analizar es si las medidas adoptadas por el Instituto Emisor son adecuadas o no. Y en esto quiero dejar constancia de que, en general, me parece que el Banco Central ha actuado en forma adecuada, como, asimismo, que en general se ha manejado bien la política macroeconómica del país.
Pienso que debe preocuparnos cómo afrontar el próximo proyecto de ley de presupuestos, cuando nos encontramos con estos hechos y ante una elección parlamentaria.
¡Que Dios nos ilumine para que en este tema el espíritu del bien común guíe nuestros pasos, y también los del Ministro de Hacienda y del Presidente de la República , quien tiene la iniciativa en materia económica!
He dicho.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Tiene la palabra el señor Presidente del Banco Central .
El señor MASSAD ( Presidente del Banco Central ).-
Señor Presidente , en primer lugar, agradezco a los señores Senadores que han participado en el debate por sus importantes contribuciones en el análisis de un tema que, sin duda, es de gran preocupación para los chilenos.
Una materia que ha estado presente en todas las intervenciones es la de las proyecciones versus los resultados finales. Nuestras proyecciones, tal como las de la Reserva Federal de los Estados Unidos, del Deustche Bundesbank de Alemania, del Banco Central europeo, o de otras instituciones muy distinguidas, se revisan regularmente. He mostrado a Sus Señorías un cuadro de cómo otros países y sus propios bancos centrales han revisado hacia abajo con regularidad las proyecciones de la economía, a medida que se han ido desarrollando los acontecimientos.
No quise traer un cuadro todavía más impresionante: el de los analistas privados que publican sus previsiones en la prensa chilena todos los meses, para observar cómo ellos han ido evolucionando hacia abajo en sus propias predicciones. De hecho, las proyecciones están destinadas a ser modificadas, porque las circunstancias prevalecientes en el momento en que aquéllas se realizan no son estáticas, se mueven, cambian, como seguramente de algún modo las cambiarán los dramáticos hechos ocurridos ayer en Estados Unidos.
Las proyecciones se elaboran simplemente como un punto de referencia, no como lo hace un mago, que se sienta frente a una bola de cristal y pretende predecir el futuro. Están hechas sencillamente como un experimento científico que supone constante un conjunto de elementos que permiten tener una idea de cómo funcionarán las cosas en el futuro próximo. No es una visión de futuro del mago; es una proyección del científico.
Deseo establecer muy fuertemente esta diferencia en la Sala, porque, por nuestra propia vocación de científicos, quienes somos miembros del Consejo del Banco Central nos preocupamos duramente de que las proyecciones cumplan esa condición. Pero esa dureza significa que lo mejor que podemos realizar es lo que Sus Señorías tienen a la vista, en el supuesto de que se mantienen constantes una serie de otros elementos.
De lo que sí debemos preocuparnos como especialistas -ésa es nuestra responsabilidad y sobre eso nos debe exigir el país- es de que las políticas del Banco Central se vayan adaptando al cambio en las predicciones. Es decir, en la medida en que observamos que las circunstancias cambian y que amenazan los resultados deseables para el país, hay que modificar -como muy bien lo expresó el Honorable señor Díez - las políticas que adopta el Instituto Emisor, a fin de lograr contribuir a guiar la economía dentro de la mejor senda posible.
Júzguennos por nuestras políticas; no por nuestras proyecciones. Si cambian nuestras proyecciones y se rigidizan las políticas, el Banco Central lo ha hecho mal. Si cambian nuestras proyecciones y las políticas cambian consecuentemente, el Banco Central lo ha hecho bien. Porque no tenemos poder alguno para impedir el ataque contra las Torres Gemelas de Nueva York, o para lograr que se consuma más cobre en el mundo, para conseguir que el precio de los salmones se eleve desde los niveles bajísimos que tiene hoy día, o para que la celulosa se venda a 700 dólares la tonelada, y no a 450, como en la actualidad.
¡Júzguennos por nuestras políticas, no por nuestras proyecciones!
Es cierto, y lo comprendo, que los eventos de ayer han generado una situación en la cual mirar las proyecciones genera muchísimas dudas. Es cierto, y las compartimos.
Al comenzar esta exposición dije que, si bien consideramos que las líneas centrales de nuestro informe se sostienen, creemos que los riesgos se han incrementado. Y cuando esto ocurre, la actitud del Banco Central consiste en una vigilancia más estrecha, de modo que podamos adoptar las políticas apropiadas en la medida en que dichos peligros, que ni siquiera son posibles de prever, se vayan materializando.
¿Cuál será la actitud de Estados Unidos respecto de su política internacional en general? ¿Continuará avanzando en términos de un mundo globalizado, con una economía abierta en la que nosotros quisiéramos insertarnos? ¿O los acontecimientos de ayer llevarán a una reversión de dicha política en dirección opuesta?
Confío en que el liderato norteamericano verá la ventaja de largo plazo de Estados Unidos y del mundo en mantener las políticas de apertura. Pero no podemos garantizar hoy día que eso será así. ¿Nos conducirá esta tragedia a un escenario donde el valor del petróleo se convierta en una arma de guerra, reviviendo precios del pasado que significaron una recesión global en todo el mundo? ¿O, más bien -como parece suceder hoy-, el resultado de ayer en el precio del petróleo, que superó los 39 dólares por barril, se revertirá hacia los 38 dólares de hoy día, para volver luego a una razonable normalidad, de acuerdo con las restricciones que la OPEP impone a su variación?
No sabemos, señores Senadores, cómo se van a desenvolver estos hechos. Y como ignoramos si estos sucesos se van a encaminar en sentido positivo o negativo para nuestra economía, lo mejor que podemos hacer es señalar ante el Senado los riesgos que la situación envuelve, y asegurarles que el Banco Central propiciará la flexibilidad necesaria y un análisis más estricto y riguroso de las políticas económicas.
El Senador señor Foxley manifestó que existe un riesgo hacia abajo en nuestras proyecciones. ¿Cómo se explica que la cifra de crecimiento que prevemos para el 2002 se eleve desde el actual 3,7 por ciento, con riesgo hacia abajo, a 5 por ciento, que prevemos en igual sentido? Puedo señalar dos elementos fundamentales. El primero apunta a una modificación prevista en los términos del intercambio hasta el día de ayer, el que implicó una pérdida para este año de 6 por ciento. Eso significa 2 mil 200 millones de dólares y representa prácticamente el 3 por ciento del producto interno. Si recuperamos términos de intercambio durante el próximo año, se nos presentaría un considerable mejoramiento del crecimiento del ingreso nacional, aunque no necesariamente del producto interno, lo que, a su vez, importa efectos sobre el consumo.
Además, cabe hacer presente que durante el 2001 algunas actividades que tienen directa relación con el empleo están demostrando un dinamismo adicional, en particular la construcción. No está en manos del Banco Central determinar cómo se refleja esta situación sobre los niveles de empleo, puesto que ello depende enormemente de la institucionalidad laboral y de cómo se manejen las proyecciones en un nivel microeconómico, a diferencia del aspecto macroeconómico que puede proyectar el Banco Central.
Desde ya, las cifras monetarias están dando una pauta de crecimiento en la economía mayor que en el pasado. Hemos revisado recientemente las relaciones entre los incrementos monetarios y los crecimientos de la actividad, y no tenemos razones para dudar de que eso haya cambiado. En el pasado, las cifras monetarias antecedían a una recuperación de la economía en su conjunto.
El Honorable señor Ominami se refirió a la importancia de las exportaciones y a la necesidad de abrir una discusión sobre las políticas necesarias para volver a crecer, lo cual compartimos. No obstante, en lo personal, he señalado que lo que no está en debate es el modelo, aunque sí las políticas. Porque el abrir la discusión de un modelo como tal significa abrir debate respecto de las bases mismas sobre las cuales estamos trabajando, y eso sí que es una caja de Pandora.
El Senador señor Novoa señaló que está desilusionado. Desearía intentar reencantarlo, aun cuando no creo que sea posible en esta reunión. Pero tendremos oportunidades en el futuro de hacer un esfuerzo en esa dirección.
Ahora, existen muchas buenas razones para explicar por qué las proyecciones no se cumplieron. Las bases sobre las cuales estaban hechas cambiaron, y cambiaron para todo el mundo, no sólo para nosotros, razón por la cual todos los países se vieron obligados a mejorar sus proyecciones. La reacción a eso del Banco Central es una reacción de políticas. Como sabemos que las proyecciones son imperfectas, debemos vigilarlas permanentemente.
En cuanto a lo que sucederá con el empleo a futuro, mostré un gráfico al respecto en el que ya se aprecia claramente un crecimiento de éste. Y los niveles de empleo alcanzados son los más altos que hemos tenido en el pasado reciente.
¿Qué va a ocurrir sobre el particular en el futuro? Confiamos en que se siga moviendo en la misma dirección. Pero aquí entran de manera muy importante los elementos micro, los contenidos de la legislación laboral. El Honorable señor Moreno ya se ha referido a este tema y los Senadores señores Foxley y Boeninger han realizado un cuidadoso seguimiento de esa ley. Entiendo que, además, existe un documento adicional que aclara ciertos aspectos de ese cuerpo legal. Obviamente, el hecho de que haya un documento adicional significa que la ley es perfectible sobre la base de dicho texto. Pero eso tiene que ver más con el empleo a futuro que con las políticas macro del Banco Central, que se relacionan con el conjunto del crecimiento. Pero este conjunto puede expresarse en tecnologías que ahorran capital, o que ahorran trabajo, punto que se define más bien a niveles microeconómicos.
Quiero agradecer al Honorable señor Lavandero sus reiterados oficios dirigidos al Banco Central. Puedo garantizarle que los leo siempre y que todo aquello que es posible replicar por parte nuestra es efectivamente contestado.
Sin embargo, aquí otra vez tenemos que distinguir entre proyecciones y políticas. Nuestras proyecciones en general no se alejan mucho del conjunto de las proyecciones de los analistas. Si uno hace un examen de las del Banco Central y de las de los analistas, podrá ver que estamos más o menos cercanos a esas proyecciones. Porque todos usamos los mismos métodos en esa materia y tenemos acceso más o menos a la misma información.
Naturalmente, el Senador señor Lavandero habrá de comprender que cuando necesitamos hacer una proyección del precio del cobre, debemos tomar lo que nos dicen COCHILCO y CODELCO, pero no lo que nos decimos a nosotros mismos. Entonces, lo que hacemos es buscar la mejor proyección disponible. Pero, de nuevo: cuando las proyecciones difieren de la realidad, las políticas se modifican. Y la confianza hay que ponerla en la capacidad para modificar las políticas, y no en los eventuales errores de la proyección.
El Honorable señor Viera-Gallo planteó muy correctamente que si se cumplen las proyecciones se va diluyendo la posibilidad de llegar a ser un país desarrollado en el 2010. No hay ninguna duda de que, en la medida en que sigamos creciendo poco, nos vamos alejando de la posibilidad de llegar a cierto límite de ingreso el 2010. Pero ocurre que los demás países también. Es decir, en comparación con los otros, nuestro crecimiento es hoy mejor que el que teníamos el año pasado. De tal manera que, a pesar de que bajamos nuestra proyección en tal sentido, nuestro crecimiento relativo a los demás continúa ganando posiciones relativas. Por ningún motivo puedo garantizar que ello signifique que el 2010 llegaremos a ser una nación desarrollada. Pero sí puedo afirmar -como lo mostré en el cuadro- que la proyección de crecimiento, con toda su modestia, para este año de 3,7 por ciento es de las mejores de los países emergentes y, por supuesto, de las naciones desarrolladas. Por lo tanto, seguimos ganando posiciones.
Por lo demás, aquí hay una forma de medición que conviene aclarar. Cuando hablamos de llegar a niveles de países desarrollados, lo hacemos con el producto medido a precio de poder de compra -o sea, tipo de cambio-poder de compra-, porque de otra manera no son comparables. Un dólar compra en Chile mucho más que un dólar en España. Por tanto, si uno toma el ingreso en dólares en una y otra parte, nosotros salimos desfavorecidos. Pero si comparamos la capacidad que tiene un dólar de adquirir cosas en España y en Chile, estaremos mucho más cerca de lo que parece en las cifras. No digo que con ello vamos a cumplir la meta de llegar al 2010, pero, en todo caso, no hay que perder la esperanza tan rápido. Debemos ser cuidadosos y tratar en ese sentido de hacer todo lo posible. De modo que el llamado de alerta que hizo el Honorable señor Viera-Gallo es plenamente justificado.
Comparto la visión del Honorable señor Prat en cuanto a que se requieren señales positivas reales. Considero una señal positiva real los recientes anuncios y los esfuerzos que está realizando el Ejecutivo por encontrar apoyo para un conjunto amplísimo de inversiones de infraestructura en los próximos años. Nos parece que ésa es una señal apropiada. El sector privado coincide y acompaña a las autoridades de Gobierno en este esfuerzo, el que lamentablemente se ha visto interrumpido recién en Europa por los acontecimientos ocurridos ayer. Pero ése es el tipo de cosas que constituyen señales positivas.
Aun cuando las proyecciones estén en sintonía con Hacienda, en el pasado no siempre lo hemos estado con ese organismo en cuanto a las nuestras. El señor Ministro anunció ayer la proyección de esa Secretaría de Estado, la que esta vez coincide con la nuestra. Conforme a la del Banco Central, hay un cierto riesgo hacia abajo en ella, así como hay una riesgo hacia arriba en la proyección de la inflación. En la medida en que esos riesgos puedan irse materializando tendrán que cambiar las políticas, para tratar de mantenernos en curso.
En cuanto a la generación de riqueza en los Estados Unidos y la pérdida de valor de la bolsa, recientemente, en un seminario privado, cerrado, el presidente de la Reserva Federal , Alan Greenspan , dedicó su intervención completa a dar una larga explicación de cómo las diversas formas de riqueza se veían afectadas y de cómo esto a su vez afectaba de diferente manera a los distintos sectores de la población. Pero no sacó conclusiones.
Éste es un tema que está recién comenzando a trabajarse, a elaborarse analíticamente. Ni siquiera el presidente de la Reserva Federal tiene conclusiones claras que ofrecer al respecto. Lo que sí señaló es que la evidencia indicaba que la baja del precio de las acciones tenía un efecto distinto que la baja del precio de las casas o de otros activos. Pero no sacó conclusiones de ninguna especie. Por lo tanto, hasta ahora no tenemos un cuerpo analítico que permita obtener una conclusión definitiva.
El señor FOXLEY .-
¿Me permite una interrupción, señor Ministro ?
El señor MASSAD (Presidente del Banco Central).-
Sí, señor Senador.
El señor FOXLEY .-
La verdad es que Alan Greenspan sí llegó a una conclusión, y ella es que, debido a la mayor inversión de las personas en las bolsas, el impacto riqueza aumentó, como incidencia, de 10 a 20 por ciento del total de los gastos que realizan las personas.
El señor MASSAD ( Presidente del Banco Central ).-
Efectivamente. Pero no sacó conclusión respecto de qué efecto producía la baja de cada uno de estos precios en el gasto y en la riqueza...
El señor PRAT .-
Pero es "olfateable".
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Respecto de cualquier pregunta, ruego a los señores Senadores dirigirse a la Mesa.
Continúa con la palabra el Presidente del Banco Central
El señor MASSAD ( Presidente del Banco Central ).-
Señor Presidente , en cuanto a la consulta formulada por el Honorable señor Prat tocante a cómo crecerá la demanda interna para el año próximo, debo expresar que este año una parte del problema lo hemos tenido en la caída de inventarios, los que deben ser repuestos. De modo que una parte de la demanda interna provendrá de la caída de inventarios y otra del aumento del ingreso del mejoramiento esperado en los términos del intercambio. Como dije, este año perdimos 2 mil 200 millones de dólares y esperamos no seguir perdiendo el año próximo. De hecho, no van a caer de nuevo los términos de intercambio; por el contrario, van a subir. De modo que tenemos ahí un elemento positivo.
El Honorable señor Moreno empleó una frase muy útil para reflejar lo que ocurre hoy en la economía mundial: "No tenemos lluvia; tenemos una verdadera inundación, y eso nos afecta a todos". Eso es muy real. Y por esta razón necesitamos invertir en aquello que nos puede dar una capacidad de crecimiento permanente, que son las exportaciones.
¿Por qué intervino el Banco Central por primera vez en agosto del año en curso en materia de divisas? Porque lo que estaba aconteciendo en el mercado de divisas no era producto de las necesidades de exportación o importación del país, sino de los graves problemas que ocurrían en Argentina y de que algunos países venían a cubrir sus riesgos a Chile.
Es decir, los aumentos del tipo de cambio que la gente considera como transitorios, no son una fuente de expansión para nuestras exportaciones, sino por el contrario son sólo un motivo de duda y de mayor riesgo para quienes se hallan en el área del comercio exterior.
A la inversa, una de las más altas tasas de crecimiento de nuestras exportaciones no tradicionales ha tenido lugar en el último tiempo, no con el tipo de cambio de agosto, sino con el del año recién pasado hasta ahora, que es mucho más bajo que el de dicho mes. Es decir, los tipos de cambio con los cuales se produjo el 18 por ciento de crecimiento de nuestras exportaciones no corresponden a los 690 y tantos pesos a que llegó el dólar en agosto -que no era sostenible de manera alguna-, sino más bien los 600 y algunos pesos -incluso menos- que se ha registrado desde el 2000 hasta el año en curso.
Las intervenciones del Banco Central pretenden mantener normalidad en el mercado, a fin de no generar tremendas fluctuaciones de precios, que sólo generan incertidumbres en los sectores vinculados al comercio internacional. Pero no tiene como propósito fijar un tipo de cambio específico. De hecho, ayer el Banco Central no intervino en los mercados cambiarios, dada la situación producida.
Como señaló el Senador señor Moreno , debemos tener mucha prudencia en los diagnósticos futuros. Respecto de algunas leyes recientemente aprobadas por el Parlamento, que pueden ser perfectibles, no sabemos cuál será finalmente su efecto. Probablemente, fue lo mejor que se pudo aprobar en su contexto. Por eso reitero que debemos tener prudencia en los diagnósticos futuros.
En otras oportunidades he señalado que si hay una palabra clave para el Banco Central y su Consejo ella es "cautela".
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Martínez.
El señor MARTÍNEZ .-
Señor Presidente , deseo hacer una breve consulta al señor Presidente del Banco Central .
La situación política y económica de Argentina inevitablemente va a conducir a una crisis política que provocará nuevamente un problema económico generalizado que ha de afectar sobre todo al MERCOSUR. Frente a ello, ¿hay alguna planificación de emergencia del Instituto Emisor? Porque evidentemente vendrá un "rush" por adquirir dólares y vamos a tener problemas con nuestras exportaciones. Efectivamente, se trata de una proyección de 4 por ciento, pero afecta mucho, etcétera.
¿Cuál es la visión del Banco Central al respecto? Porque los préstamos del FMI a la nación trasandina sólo van a alcanzar para mantener la situación hasta diciembre del presente año o enero del 2002, y para más adelante se vaticina un colapso de la economía Argentina.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Tiene la palabra el señor Massad.
El señor MASSAD ( Presidente del Banco Central ).-
Señor Presidente , efectivamente tenemos un plan de acción eventual para cubrir un hecho de esa naturaleza y algunos otros que pueden ocurrir.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Lavandero.
El señor LAVANDERO .-
Señor Presidente , cuando cae la demanda del sector privado muchas veces se generan efectos como los producidos en el país. Y la forma de atacar ese factor es, precisamente, cubriendo esa falta de demanda a través de un mayor gasto del sector público; o sea, haciendo una política anticíclica, a fin de equilibrar dicha insuficiencia. A mi juicio, lo importante es no elevar el gasto global entre el sector privado y el sector público.
Al respecto, he escuchado aquí algunas voces en cuanto a que debe corregirse el Presupuesto para el próximo año, haciéndolo más cíclico; es decir, rebajándolo aún más. Me parece que ello constituye un error grave, pues, cuando el sector privado baja su gasto, el Estado debe aprovechar para invertir más en infraestructura u otros elementos, a fin de equilibrar un poco la demanda.
Me gustaría saber la opinión del Presidente del Banco Central sobre el particular.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Tiene la palabra el señor Massad.
El señor MASSAD (Presidente del Banco Central).-
Señor Presidente, no deseo entrar ahora en un debate sobre el Presupuesto del 2002. Ni siquiera se ha presentado el proyecto correspondiente. Discutirlo antes de que sea conocido, me parece -por decir lo menos- un poco anticipado.
Sin embargo, debo señalar que para nosotros la actual orientación del proceso presupuestario ha sido muy apropiada, en el sentido de que nos permite mantener equilibradas un conjunto de tres políticas -la fiscal, la monetaria y la cambiaria-, en cuanto a asegurar una tasa de interés baja y un tipo de cambio relativamente alto. Un cambio en la composición de esas políticas obligaría a modificar la distribución del peso de los instrumentos de política desde la tasa de interés hacia el tipo de cambio, lo que no nos parece muy apropiado en las circunstancias actuales.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Sabag.
El señor SABAG.-
Señor Presidente , el tipo de cambio, sin duda, nos preocupa, porque de alguna manera tiene incidencia también en la inflación, la cual es una de las motivaciones fundamentales del Banco Central. En ese aspecto, felicito a dicha entidad, pues hasta la fecha lo ha hecho muy bien.
Sin embargo, con la situación de Argentina nuestra divisa se ha elevado fuertemente. La inflación el mes recién pasado -fue muy alta- alcanzó a 0,8 por ciento. Curiosamente, ayer, debido a lo ocurrido en Estados Unidos, el dólar subió a más de 700 pesos. Lo mismo sucedió con el euro y el yen, lo cual, a mi juicio, era lógico. Pero el dólar no tenía por qué subir.
Por lo tanto, deseo saber cuál es la política acerca del tipo de cambio. Porque si se mantiene muy alto se va a reflejar en la inflación, lo cual nos preocupa a todos.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Tiene la palabra el señor Massad.
El señor MASSAD ( Presidente del Banco Central ).-
Efectivamente, en el día de ayer el euro y el yen se apreciaron respecto del dólar, pero el real brasileño y el peso mexicano se depreciaron fuertemente con relación a la divisa norteamericana, tal como lo hizo el peso chileno.
En materia de política cambiaria, vamos a seguir esos eventos, tratar de mantener en el mercado un grado de liquidez apropiada y evitar fluctuaciones muy violentas, sin pretender doblarle la mano al mercado en cuanto al tipo de cambio.
Pensamos que los niveles dentro de los cuales se puede razonablemente sostener el tipo de cambio de aquí hasta el año próximo no deberían generarnos un problema demasiado complicado en materia de inflación. Si así ocurriere, tendríamos que revisar la política correspondiente.
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--Los siguientes son los gráficos presentados por el señor Presidente del Banco Central:
El señor ZALDÍVAR, don Andrés (Presidente).-
Habiéndose cumplido su objetivo, se levanta la sesión.
--Se levantó a las 13:23.
Manuel Ocaña Vergara,
Jefe de la Redacción