Labor Parlamentaria
Diario de sesiones
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Índice
- DOCUMENTO
- PORTADA
- I. ASISTENCIA
- II. APERTURA DE LA SESIÓN
- III. TRAMITACIÓN DE ACTAS
- IV. CUENTA
- DEBATE
- V. ORDEN DEL DÍA
- POLITICA DE ESTADO SOBRE INMIGRACIÓN Y SUS PROYECCIONES
- ANTECEDENTE
- INTERVENCIÓN : Sergio Bitar Chacra
- INTERVENCIÓN : Sergio Fernandez Fernandez
- INTERVENCIÓN : Jose Antonio Viera-gallo Quesney
- INTERVENCIÓN : Antonio Horvath Kiss
- INTERVENCIÓN : Gabriel Valdes Subercaseaux
- INTERVENCIÓN : Ricardo Nunez Munoz
- INTERVENCIÓN : Hosain Sabag Castillo
- INTERVENCIÓN : Miguel Adolfo Zaldivar Larrain
- POLITICA DE ESTADO SOBRE INMIGRACIÓN Y SUS PROYECCIONES
- CIERRE DE LA SESIÓN
Notas aclaratorias
- Debido a que muchos de estos documentos han sido adquiridos desde un ejemplar en papel, procesados por digitalización y posterior reconocimiento óptico de caracteres (OCR), es que pueden presentar errores tipográficos menores que no dificultan la correcta comprensión de su contenido.
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REPÚBLICA DE CHILE
DIARIO DE SESIONES DEL SENADO
PUBLICACIÓN OFICIAL
LEGISLATURA 344ª, ORDINARIA
Sesión 19ª, en miércoles 8 de agosto de 2001
Especial
(De 12:17 a 14:7)
PRESIDENCIA DEL SEÑOR ANDRÉS ZALDÍVAR, PRESIDENTE
SECRETARIO, EL SEÑOR CARLOS HOFFMANN CONTRERAS, TITULAR
Í N D I C E
Versión Taquigráfica
Pág.
I. ASISTENCIA.........................................................................................................
II. APERTURA DE LA SESIÓN...............................................................................
III. TRAMITACIÓN DE ACTAS..............................................................................
IV. CUENTA...............................................................................................................
V. ORDEN DEL DÍA:
Política de Estado sobre inmigración y sus proyecciones
I. ASISTENCIA
Asistieron los señores:
--Aburto Ochoa, Marcos
--Bitar Chacra, Sergio
--Boeninger Kausel, Edgardo
--Cantero Ojeda, Carlos
--Cariola Barroilhet, Marco
--Cordero Rusque, Fernando
--Chadwick Piñera, Andrés
--Díez Urzúa, Sergio
--Fernández Fernández, Sergio
--Foxley Rioseco, Alejandro
--Frei Ruiz-Tagle, Carmen
--Gazmuri Mujica, Jaime
--Hamilton Depassier, Juan
--Horvath Kiss, Antonio
--Lavandero Illanes, Jorge
--Martínez Busch, Jorge
--Matta Aragay, Manuel Antonio
--Matthei Fornet, Evelyn
--Moreno Rojas, Rafael
--Novoa Vásquez, Jovino
--Núñez Muñoz, Ricardo
--Páez Verdugo, Sergio
--Parra Muñoz, Augusto
--Pizarro Soto, Jorge
--Ríos Santander, Mario
--Romero Pizarro, Sergio
--Ruiz De Giorgio, José
--Ruiz-Esquide Jara, Mariano
--Sabag Castillo, Hosaín
--Silva Cimma, Enrique
--Stange Oelckers, Rodolfo
--Urenda Zegers, Beltrán
--Valdés Subercaseaux, Gabriel
--Vega Hidalgo, Ramón
--Viera-Gallo Quesney, José Antonio
--Zaldívar Larraín, Adolfo
--Zaldívar Larraín, Andrés
Concurrieron, además, los señores Ministros del Interior , de Relaciones Exteriores y de Justicia, y el señor Jefe del Departamento de Extranjería del Ministerio del Interior .
Actuó de Secretario el señor Carlos Hoffmann Contreras, y de Prosecretario, el señor Sergio Sepúlveda Gumucio.
II. APERTURA DE LA SESIÓN
--Se abrió la sesión a las 12:17, en presencia de 17 señores Senadores.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés (Presidente).-
En el nombre de Dios, se abre la sesión.
III. TRAMITACIÓN DE ACTAS
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Se dan por aprobadas las actas de las sesiones 16ª, ordinaria, y 17ª, ordinaria, en sus partes pública y secreta, en 31 de julio y 1º de agosto del año en curso, respectivamente, que no han sido observadas.
IV. CUENTA
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Se va a dar cuenta de los asuntos que han llegado a Secretaría.
El señor SEPÚLVEDA ( Prosecretario ).-
Las siguientes son las comunicaciones recibidas:
Oficios
De la Honorable Cámara de Diputados, con el cual comunica que ha desechado la observación formulaba por Su Excelencia el Presidente de la República al proyecto de ley que autoriza a la Universidad de Chile la contratación de empréstitos para financiar la construcción de un parque científico-tecnológico, y faculta al Presidente de la República para otorgar la garantía del Estado. (Boletín Nº2.454-19).
--Pasa a la Comisión de Hacienda.
De la señora Presidenta del Consejo Nacional de Televisión , con el que contesta un oficio enviado en nombre del Senador señor Cantero, referido a los objetivos y perspectivas de Televisión Nacional de Chile.
Del señor Jefe de Gabinete del General Director de Carabineros , con el que da respuesta a un oficio enviado en nombre del Honorable señor Cantero, relativo a la aplicación de las normas sobre velocidades máximas en las calles y carreteras del país.
--Quedan a disposición de los señores Senadores.
Informes
Cuatro de la Comisión de Relaciones Exteriores, recaídos en los proyectos de acuerdo, en segundo trámite constitucional, que se indican a continuación:
1.- El que aprueba el Protocolo de 1992, que enmienda el Convenio Internacional sobre la Constitución de un Fondo Internacional de Indemnización de Daños Debidos a Contaminación por Hidrocarburos, adoptado en Londres, el 27 de noviembre de 1992. (Boletín Nº 2.569-10);
2.- El que aprueba las Enmiendas al Anexo del Convenio Internacional sobre Normas de Formación, Titulación y Guardia para la Gente de Mar, 1978, y al Código de Formación, Titulación y Guardia para la Gente de Mar, adoptadas por el Comité de Seguridad Marítima de la Organización Marítima Internacional (OMI), mediante las resoluciones MSC.66 (68) y MSC 67 (68), de 4 de junio de 1997. (Boletín Nº 2.629-10);
3.- El que aprueba las Enmiendas al Anexo del Convenio Internacional sobre normas de Formación, Titulación y Guardia para la Gente de Mar, 1978, y la Parte A del Código de Formación, Titulación y Guardia para la Gente de Mar, adoptadas mediante las Resoluciones 1 y 2, respectivamente, de la Conferencia de las Partes en el mencionado Convenio, celebrada en Londres, desde el 26 de junio al 7 de julio de 1995. (Boletín Nº 2.630-10), y
4.- El que aprueba el Protocolo de 1992, que enmienda el Convenio Internacional sobre Responsabilidad Civil Nacida de Daños Debidos a Contaminación por Hidrocarburos, 1969, y su Anexo, adoptados en Londres, el 27 de noviembre de 1992. (Boletín Nº 2.640-10).
--Quedan para tabla.
Solicitud
Del señor Sergio Ignacio Gutiérrez Carrasco, con la que pide la rehabilitación de su ciudadanía. (Boletín Nº S 574-04)
--Pasa a la Comisión de Derechos Humanos, Nacionalidad y Ciudadanía.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Terminada la Cuenta.
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El señor MORENO.-
Señor Presidente, pido la palabra.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
La tiene, Su Señoría.
El señor MORENO.-
Señor Presidente , solicito que se recabe el asentimiento del Senado para que la Comisión de Agricultura pueda sesionar simultáneamente con la Sala. Hay numerosos invitados. De modo que si sus Señorías lo acordaran formalmente, este órgano técnico podría funcionar.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
¿Habría acuerdo para acceder a esta petición?
Acordado.
V. ORDEN DEL DÍA
POLITICA DE ESTADO SOBRE INMIGRACIÓN Y SUS PROYECCIONES
El señor ZALDÍVAR, don Andrés (presidente).-
La presente sesión especual fue citada con el objeto de tratar el problema relativo a las migraciones. Se invitó especialmente al señor Ministro del Interior quien se encuentra presente en la Sala.
Sin perjuicio de los Senadores inscritos para intervenir, ofrezco la palabra, en primer lugar, al señor Ministro del Interior.
El señor INSULZA ( Ministro del Interior ).-
Señor Presidente , tal vez sería bueno escuchar antes a los señores Senadores que solicitaron esta sesión especial.
Pido autorización para que pueda ingresar a la Sala el Jefe del Departamento de Extranjería y Migración del Ministerio del Interior don Nicolás Torrealba.
--Se accede.
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El señor FOXLEY.-
Pido la palabra.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Tiene la palabra Su Señoría.
El señor FOXLEY.-
Señor Presidente , solicito autorización del Senado para que la Comisión de Hacienda pueda sesionar simultáneamente con la Sala.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
No tendría inconveniente en recabar dicho acuerdo, siempre que ello no perjudique el normal desenvolvimiento de esta sesión.
Tiene la palabra el Senador señor Bitar.
El señor BITAR.-
Señor Presidente , soy miembro de la Comisión de Hacienda y quiero participar en este debate. Preferiría un mínimo de asistencia en la Sala, por lo menos hasta la una o una media de la tarde.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Si le parece a la Sala, se autorizaría a la Comisión de Hacienda para que sesione en forma paralela con la Sala.
Acordado.
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El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Senador señor Bitar.
El señor BITAR.-
Señor Presidente , esta sesión especial, que solicitamos en conjunto con otros Comités, ha sido postergada dos o tres veces por diversas razones. A mi juicio, se trata de una materia que reviste gran importancia, en particular para la Región que represento en el Senado.
Como introducción al tema quiero señalar lo siguiente.
Chile, ya de cara al siglo XXI, no tiene una política de inmigración. Ésta es una deficiencia importante en un mundo globalizado, con creciente movimiento de personas.
La carencia de una política hace perder eficacia a la economía del país, provoca descoordinación entre instituciones del Gobierno y puede prestarse para arbitrariedades e, incluso, corrupción.
Uno observa nuestra pasividad como chilenos para atraer personas de calidad que nos interesan, como ocurrió en el pasado para colonizar o atraer científicos y artistas que elevaron la cultura y la calidad de nuestra educación. Así ocurrió con Andrés Bello , Domingo Faustino Sarmiento , Gay, Somerscales , Rugendas y tantos otros.
Hoy día ¿qué observamos? En general, una política de contención, sin prioridades, que se aplica por igual a una persona sin calificación que a un empresario del Asia, que puede crear trabajo trayendo capital.
Por lo tanto, debemos proponernos una definición de una política para los próximos diez años, con la flexibilidad necesaria.
Tampoco tenemos una política humanitaria y de asilo, y carecemos de una política de integración social y laboral. El caso más lamentable es el de las familias de la ex Yugoslavia, que llegaron por consideraciones humanitarias y han tenido que abandonar el país con tristeza y con dificultades familiares.
¿Cuál es la situación en otros países? Todos los desarrollados están permanentemente revisando sus políticas de inmigración. Estados Unidos es un ejemplo: amplía el número de visas de trabajo para expertos, ingenieros, científicos y artistas, dependiendo de las circunstancias; absorbe gente de calidad de otros países. En Canadá, además, se otorgan facilidades a quienes puedan traer capital para pequeñas y medianas empresas que deseen impulsar nuevas actividades y den trabajo. En la Unión Europea, se está elaborando en este momento una política común en materia de inmigración para todos los países que la componen. Los analistas europeos han señalado que los flujos migratorios van en aumento a nivel global y que, al no tener una política sobre el particular, se ha tendido incluso a "criminalizar" la inmigración.
Una política de inmigración tiene dos pilares: una política de admisión y otra de integración social.
Respecto de la de admisión, pienso que en Chile ha ido creciendo -sí lo dicen las cifras- la presencia de inmigrantes no calificados de países vecinos. La economía chilena atrae por su mejor estabilidad, crecimiento y posibilidades de trabajo y bienestar. A mi juicio, tal inmigración debe ser regulada, con el objeto de dar preferencia a las familias chilenas, especialmente en momentos de mayor desempleo. Dicha situación es más aguda en el norte de Chile. En Tarapacá, tanto en Arica como en Iquique, surge entre los ciudadanos la inquietud de que chilenos puedan ser desplazados de sus actividades laborales, como la construcción o la asesoría del hogar. Las cifras son elocuentes.
La Biblioteca del Congreso Nacional ha desarrollado un muy importante trabajo -el cual quiero hacer un reconocimiento aquí- de recopilación en varios tomos sobre legislaciones de inmigración de Estados Unidos y de otros países de Europa y América Latina. También, ha realizado un estudio comparativo de las leyes migratorias de los países del cono sur; además, ha hecho un análisis de las políticas migratorias en general.
En relación con el estudio anteriormente mencionado, se aprecia la existencia de distintas políticas de inmigración con resultados muy diversos. Revisé la mayor parte de esos trabajos, y los investigadores no logran coincidir sobre cuales son las más eficientes. Pero el hecho es que hay una preocupación mayor.
En todo caso, me interesa remarcar que, según el Ministerio del Interior -conforme a datos entregados por la Biblioteca del Congreso Nacional-, en nuestro país habría 155 mil extranjeros, de los cuales 12 mil se encuentran en situación irregular. Se señala que la cifra no es significativa si se piensa que sólo en Argentina viven 350 mil chilenos. Según la misma fuente, la tendencia anual de aceptación de residencia ha venido creciendo: 4 mil 300, en 1995; 5 mil 400, en 1998; 6 mil 200, en 1999. Las visas entregadas también han aumentado -y esto quiero destacarlo, porque me ha llamado la atención su velocidad de crecimiento-: el quinquenio 85-89, 34 mil visas; el 90-94, 64 mil -es decir, se dobló la cantidad-, y el 95-99, 130 mil, o sea, se volvió a doblar-.
Las cifras también indican la existencia de unos 60 mil inmigrantes peruanos legales, que sería el caso de inmigración reciente más importante. No poseo información exacta de cuántos de ellos son ilegales. De acuerdo con algunos datos que he visto, llegarían a 30 mil ó 40 mil. La misma tendencia se observa respecto de ciudadanos ecuatorianos, bolivianos, y también puede aumentar el problema con el arribo de inmigrantes argentinos.
Frente a esos hechos, en materia de política de admisión creo importante definir instrumentos mejores que los actuales para limitar la inmigración no calificada de países vecinos, porque la normativa en vigor presenta deficiencias. Voy a dar dos ejemplos -sobre el particular, solicito oficiar al Gobierno pidiendo que estos dos casos sean corregidos o sustituidos por otros-: primero, aún se exige presentar 2 mil 700 dólares en efectivo a los peruanos que ingresan con pasaporte por la frontera norte. Dicha exigencia, de acuerdo con lo señalado por la Cámara de Turismo de Arica en reiteradas ocasiones, genera daño al turismo, pues no discrimina. Tal situación se la hicimos presente a las autoridades, así es que están conscientes y realizando esfuerzos por corregirla. Tal vez, la opinión del Ministro del Interior sería muy útil para orientar una solución en esta materia. Me parece que la respectiva disposición es inadecuada para lograr el propósito buscado, porque sus efectos secundarios son más negativos.
El segundo ejemplo se refiere al ingreso de temporeros, principalmente bolivianos, hacia los valles de Lluta y de Azapa, que se realiza por lo general de manera irregular. Los agricultores con quienes me he reunido señalan que son necesarios para las cosechas. Pero hay ciudadanos que se oponen a su ingreso. En todo caso, sugiero establecer una política de ingreso temporal formal para la época de cosechas, donde exista un registro con el objeto de que las personas, una vez cumplidos los plazos, regresen a sus países de origen. Tal sistema es mucho mejor para controlar y facilitar las labores productivas que el método actual, que es de una relativa opacidad e irregularidad.
Si bien en cuanto a la mano de obra no calificada he señalado un criterio que es importante discutir en el Congreso, en materia de política de inmigración selectiva, a mi juicio, debe reforzarse el ingreso de personas a los sectores vinculados con el desarrollo económico y cultural que nos interesan. Dicha política se refiere principalmente, primero, a los inmigrantes con conocimientos especializados -profesionales, científicos, artistas- en áreas de desarrollo futuro, para que el país amplíe más su cultura y se perfeccione en términos competitivos y tecnológicos; y, segundo, a los emprendedores, que aportan conocimientos tecnológicos, traen capital, pueden iniciar empresas pequeñas y medianas, con la consiguiente generación de empleo, con la factibilidad de exportación hacia los mercados de los cuales provienen.
En la actualidad no hay una política clara en ninguno de los dos frentes antes referidos. Cuando se produjo la caída de la Unión Soviética o del Muro de Berlín, hubo países que se adelantaron en llevarse científicos. Nosotros no lo hicimos y perdimos gente que podría haber hecho contribuciones importantes en Chile.
Respecto de la inmigración selectiva, la globalización genera movimiento de personal calificado: técnicos, ingenieros. Para atraerlos, debemos definir, por tanto, políticas más abiertas sobre otorgamiento de visas de inmigración temporal o definitiva.
Quiero remarcar en el Senado que el comercio y la inversión de Chile se acrecentará con América Latina. Si nuestro país desea mantener el liderazgo como plataforma de integración con América del Sur y de ésta con Asia, debe desarrollar políticas más activas para facilitar el movimiento de personal calificado y de negocios. Lo mismo debe ocurrir respecto de empresarios asiáticos que vean en Chile una plataforma comercial dirigida a Asia y el resto de América del Sur. Sin duda, se trata de un mercado espectacular. Sin embargo, con Asia, de acuerdo con mi propia experiencia, persiste una política bastante cerrada, con grandes deficiencias para conseguir visas, incluso de negocios, por lo que es necesario redefinir las políticas actuales.
En consecuencia, al igual como debemos salir a buscar inversiones y no esperar sentados a que lleguen, también tenemos que hacer lo mismo respecto de personas, empresarios, científicos, con el objeto de que contribuyan a desarrollar nuestra economía externa. Esa labor, además, debe realizarse con las organizaciones empresariales y laborales. Hoy no existe ese nexo y más bien hay un enfoque burocrático.
A continuación, señor Presidente , quiero referirme al caso de la política humanitaria y de asilo. Chile ha sido un país tradicionalmente humanitario y abierto al asilo, pero hoy carece de un sistema para seleccionar, trasladar y facilitar la inserción laboral y social. También es necesario en esta materia establecer lazos con organismos de las Naciones Unidas. Como dije al comienzo, la reciente experiencia de los emigrados de la ex Yugoslavia ha sido muy poco alentadora y merece de parte nuestra un análisis más riguroso para saber qué pasó con ellos.
Finalmente, abordaré la política de acogida e integración social y laboral.
Al no haber una política definida y explícita en materia de admisión, menos tenemos una de acogida o inserción. Es indispensable analizar las experiencias de países más avanzados para elaborarla. Como no existe una política clara en la materia y, por tanto, no se puede evaluar su eficacia para el desarrollo nacional, es menester que el Gobierno precise más su posición en este aspecto o dicte medidas más explícitas.
Por lo tanto, como fruto del debate que se desarrollará en la presente sesión, solicito que el Ejecutivo envíe al Senado un informe donde se determine claramente la política de inmigración para las próximas décadas en cada una de las áreas mencionadas, y que, si fuere necesario, envíe al Congreso un proyecto de ley para perfeccionar la legislación vigente.
Es imprescindible, también, contemplar y debatir la creación de un consejo permanente en materia de inmigración, formado por las instituciones que corresponda y con expertos en seguimiento de resultados, a fin de que se aboque a modificar las políticas en la materia, con participación de organismos empresariales, laborales y culturales, y que adicionalmente -como se hace en todas las naciones donde el problema ha adquirido mayor dimensión- tenga la posibilidad de efectuar análisis periódicos para el seguimiento de la situación.
Ésos son algunos de los puntos que quería señalar para lograr algo que considero fundamental: la confección de una política de inmigración, de cara al siglo XXI en este mundo globalizado, que Chile no tiene. Ella nos permitirá ser más selectivos y dinámicos en los casos que nos interese atraer, y más rigurosos, con medidas adecuadas, en aquellos que debamos contener.
He dicho.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Tiene la palabra el señor Ministro del Interior .
El señor INSULZA ( Ministro del Interior ).-
Señor Presidente , creo que esta sesión es importante a la luz de lo señalado por el Senador señor Bitar tanto al comienzo como al final de su intervención.
Al respecto, debo informar que el Presidente de la República ya resolvió constituir una Comisión -que en su primera etapa tendrá el carácter de comité asesor- para elaborar un documento que consigne, no una política completamente nueva, sino los principales criterios de la actual política migratoria y que se haga cargo de los temas y vacíos que efectivamente existen, en especial en lo que dice relación a la acogida de las personas que ingresan al país.
Se espera que el comité de trabajo mencionado, que estará integrado también por personeros de los Ministerios de Economía, del Trabajo y de Defensa Nacional, y que empezará a funcionar a comienzos de septiembre, estudie el problema y presente una propuesta en marzo del 2002, para su sanción por los Secretarios de Estado que corresponda y su publicación como documento oficial de la política migratoria.
Señor Presidente , más que referirme a si hay o no políticas en esta materia y cómo complementarlas, quiero hacer algunos comentarios respecto de criterios generales, como los planteados por el Senador señor Bitar , que considero de extraordinaria relevancia.
Vivimos una ola migratoria, como ocurre en casi todos los países del mundo. Las razones son simples de explicar y no requieren de gran preparación, sin perjuicio de la mucha literatura existente sobre el tema.
Hace más o menos dos años vimos al Secretario General de las Naciones Unidas , señor Kofi Annan, en una ciudad -si no me equivoco- de la ex Yugoslavia, tomar en brazos al habitante del mundo número seis mil millones. Es decir, ese día la población del planeta llegó oficialmente a seis mil millones de personas.
Según los especialistas en demografía, desde Adán y Eva hasta hoy han vivido en la tierra entre 13 mil y 14 mil millones de individuos. Por lo tanto, más de 40 por ciento de los seres humanos que han poblado la tierra desde el primer hombre están vivos hoy. Naturalmente, ese proceso demográfico tiene su expresión en que muchas personas buscan moverse, migrar, ir hacia otras regiones.
Las migraciones siempre son producto, en primer lugar, de la abundancia de población y, en segundo término, de las enormes desigualdades que aún existen entre países y regiones, e incluso dentro de una misma nación, entre los seres humanos que ahí viven.
Por lo tanto, a la constante búsqueda o migración de la gente para mejorar sus condiciones económicas y sociales, habría que agregar aquí otro elemento: la persecución política, que en muchos casos dio origen a pueblos de nuestro propio continente.
Con razón un historiador norteamericano dijo que probablemente una causa de la tolerancia en Estados Unidos es que casi todos sus inmigrantes venían escapando de algo. Unos eran católicos en un país protestante; otros, protestantes en un país católico. Unos eran demócratas en un régimen absolutista; otros, absolutistas en uno demócrata. Y todos ellos llegaron allá. Sin embargo, las dos grandes migraciones que se produjeron en ese país del norte: la de los irlandeses y la de los chinos, obedecieron a motivos económicos y fueron mucho más grandes que las demás.
En el caso de Chile, no se trató de migraciones programadas, salvo aquella por la cual aún se recuerda a don Vicente Pérez Rosales , y otras de menor cuantía.
Las grandes migraciones provenientes del ex imperio otomano no fueron programadas, ni mucho menos seleccionadas, en términos de su calidad científica, artística, cultural o profesional. Era gente que venía buscando un mejor destino.
Y si de inmigrantes hablamos, en general nosotros no hemos tenido tan mala suerte a su respecto. Tal vez la sangre del 99,9 por ciento de los presentes en esta Sala provenga de ellos.
Chile es un país de inmigrantes; pero, curiosamente, en los últimos años -esto hace más delicado aún el problema de lidiar con la inmigración- ha habido más emigrantes que inmigrantes. Así lo señaló también el Senador señor Bitar y yo tengo el dato exacto: por cada extranjero que vive en nuestro territorio hay seis chilenos en el exterior.
A causa -más que del hecho de que el chileno es patiperro, como alguien dice- de fenómenos económicos, sociales y políticos bien conocidos, hay miles y miles de chilenos viviendo en tierras foráneas, lo cual hace todavía más complicado establecer políticas internas restrictivas. Por consiguiente, quizás la discusión sobre el tema debería partir por resolver estos puntos.
En el Gobierno no somos partidarios de establecer criterios discriminatorios para recibir a extranjeros en Chile, aunque todavía prevalecen algunos. Hay documentos oficiales donde todavía se habla de algunas razas más compatibles con la nuestra, y la Ley de Extranjería en vigor contiene una disposición que reproduce un antiguo artículo 8º de la Constitución. Eso constituye una razón más para modificar la legislación actual.
Nosotros no hemos seguido una política restrictiva en esta materia. Aunque no se encuentra aquí el Jefe del Departamento de Extranjería para ratificarlo, puedo manifestar que la mayor parte de quienes inmigran a Chile proviene de naciones desde donde antes no llegaba tanta gente. Así lo demuestran también los decretos de nacionalización que se firman.
Si examinamos más en detalle esos antecedentes, descubriremos, por ejemplo, que en materia de inmigrantes asiáticos y de las respectivas nacionalizaciones, estamos lejos de tener una política discriminatoria. Y si alguien hiciere una pura estadística, hasta podría pensar que contamos con una política discriminatoria al revés, por lo que paso a exponer.
Primero, porque no discriminamos respecto de la procedencia social, política, racial o económica de las personas. Nuestra política es abierta en ese sentido.
Segundo, otra cosa es que se exijan requisitos importantes para obtener la residencia, en los cuales, ciertamente, se consideran algunos aspectos mencionados aquí. Tal como con seguridad expresará la señora Ministra de Relaciones Exteriores , hay convenios para empresarios; hay visas para las personas que vienen a invertir; hay, en los tratados de libre comercio, abundantes provisiones respecto de la presencia temporal o permanente de profesionales de empresas extranjeras que operan en Chile, etcétera.
Si el problema, finalmente -corresponde al tercer punto que planteo-, es el de la acogida o no de poblaciones más o menos masivas, generalmente de bajos ingresos, que vienen -entre comillas, y uso muy marcadamente las comillas- "expulsadas" de sus países por razones de carácter social o económico, a buscar trabajo en Chile.
Y aquí entramos en un permanente debate. Hay un candidato a Diputado por la zona de Iquique que está haciendo su campaña diciendo "Expulsemos a los extranjeros". ¿Les quitan trabajo éstos a los chilenos? ¿Ciento cincuenta y cinco mil extranjeros les están quitando masivamente el empleo a nuestros compatriotas, o bien, muchos de ellos vienen a cumplir funciones para las que, dado el desarrollo económico del país, existen cada vez menos chilenos dispuestos a cumplir?
¿Cómo los atendemos? ¿Tenemos una política respecto de ellos? Sí, la tenemos. Les exigimos requisitos de residencia; les exigimos regularidad en sus documentos; les exigimos que tengan una ocupación estable, y se les aplica la ley de manera muy sustantiva, en términos de que deben abandonar nuestro territorio en caso de que incumplan tales requisitos, de que desarrollen actividades impropias o de que, simplemente, no tengan un trabajo estable.
En las migraciones, además, como es bien sabido, se disponen condiciones que a veces, en la modesta opinión del Ministro que habla, son exageradas respecto de la cantidad de dinero que los turistas deben traer al país para los efectos de poder siquiera pasar por aquí. Ejemplo: las personas que ingresan por el norte deben venir con una cantidad cercana a los 2 mil dólares para poder recibir su visa. Y la verdad es que las personas que pasan por el norte de Chile, en bus, para ir a Argentina, generalmente no poseen el dinero requerido para ingresar. Entonces, a veces hay exigencias excesivas que, a mi juicio, deberían ser revisadas. Pero, en general, existe una amplia gama de control. La misma cifra de ilegales de que hablaba el Senador señor Bitar es relativamente reducida.
Yo, francamente, estimo que una política migratoria debería lidiar más con esta temática, tomar definiciones muy precisas que, ciertamente, no signifiquen alentar la migración -que supongan decir, como da a entender la Estatua de la Libertad , "vengan todos los que quieran venir"-, pero que tampoco impliquen establecer un sistema restrictivo exagerado o discriminatorio, porque la mayor parte de la gente que desea venir a Chile no cumple las condiciones de excelencia que aquí se han planteado, y los que las cumplen entran de todas maneras. No creo que haya habido un artista importante a quien se le haya impedido ingresar, o un ingeniero de profesión que no se haya podido colocar acá, o un astrónomo que haya querido trabajar en nuestro país al cual se le haya impedido el acceso. La gran mayoría son personas que no son ni astrónomos, ni ingenieros, ni científicos, ni artistas; es gente que viene en busca de un destino mejor y cuya presencia en Chile debemos regular adecuadamente.
¿Qué aspectos debería considerar, a nuestro juicio, una política migratoria? Primero, ciertamente, este documento a preparar debería contemplar cuestiones formales y diagnóstico: cuántos migrantes hay, cuál es su situación laboral, su situación de ilegalidad, cuál es la situación de los refugiados en Chile. Antes tuvimos muchos más refugiados que ahora. ¡Ojo! El problema de los refugiados no tiene hoy la magnitud que tuvo en otras épocas de nuestra historia. Asimismo, debería considerar aspectos delictuales. El tráfico de inmigrantes, así como existe en otros países, también se da en Chile. Aquí hay gente que se encarga de traer y llevar gente ilegal de los países vecinos.
En segundo lugar, la política migratoria debería tomar en cuenta aspectos legales y constitucionales, a algunos de los cuales ya me he referido. Cómo define nuestro país el tema de la migración y su relación con lo extranjero, en lo cual, ciertamente, asuntos como la nacionalidad y otros que también habría que tratar presentan gran importancia. Por ejemplo, nosotros damos residencia permanente a todos los ex chilenos. A todos los chilenos que por distintos motivos han perdido su nacionalidad y quieren volver a nuestro país se les da una visa permanente. Ése es el tipo de políticas que es importante discutir.
En tercer lugar, habría que considerar el tema laboral, que es el que fundamentalmente está detrás de las migraciones. Los que se desplazan son trabajadores migrantes. Me refiero a los que se desplazan con problemas y que requieren políticas.
En cuarto término, también sería necesario analizar las posibilidades de definición de políticas proactivas o reactivas. Nosotros no nos pronunciamos por una política proactiva, de atracción de inmigrantes. Estamos dispuestos a discutirla, pero advierto, desde ya, que no creemos que los tiempos den para una política de atracción de inmigrantes, salvo en el caso de que ella pudiera estar vinculada, de manera consistente y real, con otras encaminadas al poblamiento de regiones del país que los chilenos no desean ir a habitar. Como excepción, podría ser interesante. Pero tampoco somos partidarios de una política reactiva, de elevar grandes muros para que no entren los extranjeros. Nos inclinamos por una política regulatoria -regulatoria, lo remarco- de un fenómeno que se da en todo el orbe. ¡Ojo! Se estima que en 20 años más la población mundial llegará a los 8 mil millones de personas, contra los 6 mil millones que existen en la actualidad. Y mientras continúe creciendo, necesariamente se van a seguir produciendo situaciones de esta naturaleza, sobre todo respecto de países que gozan de una condición económica algo mejor que la de sus vecinos. Por lo tanto, debemos tener una definición de política proactiva o reactiva, estrategias ante fenómenos de olas migratorias y estrategias con relación a la ilegalidad.
Finalmente, habría que considerar los temas de seguridad externa y política exterior. Ciertamente, hay elementos de seguridad involucrados en las migraciones que es necesario definir y despejar. Hay igualmente procesos de integración regional vinculados a las migraciones -nuestra pertenencia al MERCOSUR, nuestros acuerdos comerciales, etcétera- que también deben ser considerados.
Quiero concluir, señor Presidente , admitiendo la necesidad de explicitar una política migratoria. Hace pocos días yo la comparaba con una situación mucho más específica con la cual no guarda ningún parecido. En Chile, hace 3 años se discutió bastante si fuerzas chilenas debían ir al extranjero a colaborar en determinadas operaciones de paz. Cada quien expresaba su criterio. Entonces, el Presidente de la República emitió un documento de política explícita que precisó en qué casos ello debía autorizarse y en qué casos no. Me parece que ésa es una práctica sana.
Por lo tanto, estoy de acuerdo en que debería existir un documento de política migratoria. Espero traerlo al Senado en marzo o abril del próximo año, pero, en todo caso, hoy por lo menos me he permitido manifestar algún grado de duda respecto de algunos de los criterios que deberían inspirar dicha política.
Muchas gracias.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Considerando el tiempo destinado a esta sesión, propongo a los señores Senadores limitar las intervenciones a un máximo de 10 minutos.
Si no hubiera objeción, así se procedería.
Acordado.
Tiene la palabra el Honorable señor Fernández.
El señor FERNÁNDEZ.-
Señor Presidente , en diversas ocasiones en esta Sala y en otras instancias, he planteado que Chile debe aprovechar las oportunidades que periódicamente le brindan las coyunturas mundiales y abrir sus puertas a las personas que busquen empezar una nueva vida en nuestro país.
Lo planteamos, desde luego, en la primera mitad de la década pasada, en tiempos en que la situación económica nacional significaba una opción atractiva para quienes abandonaban la ex órbita socialista. Lo reiteré más tarde con ocasión de la crisis de la antigua Yugoslavia. En cada caso, recordamos que diversos países vecinos venían siguiendo desde mucho antes políticas de largo plazo, acogiendo ese capital humano con visión de futuro.
Puede parecer inoportuno reiterarlo en estos momentos, cuando el país no logra recuperar su vigor económico y enfrenta un desempleo oscilante en torno de los dos dígitos.
En mi opinión, sin embargo, esos criterios siguen siendo hoy tanto o más oportunos. Estos años difíciles obviamente quedarán atrás. Si no actuamos ahora, cuando retomemos el desarrollo, esa gran pendiente sobre la política de inmigración que conviene a Chile seguirá estando abierta, y nuestro país seguirá atrasado a ese respecto.
A mi juicio, la respuesta es evidente: debemos abrir ampliamente nuestras puertas a la inmigración.
Respaldan esta conveniencia dos consideraciones muy concretas.
a) Nuestra historia nacional evidencia, más allá de toda discusión, los positivos aportes que a ella le han significado las inmigraciones alemana en el sur; y la croata, española, inglesa, francesa, suiza, italiana, árabe y judía en otros puntos del territorio, y muy particularmente en Magallanes. Personalidades de esos y otros variados orígenes, partiendo muchas veces desde modestos comienzos, han ocupado los más altos cargos en las instituciones públicas y privadas de Chile, y han impulsado el crecimiento material y cultural de la República.
b) Nuestra densidad demográfica es relativamente escasa y además muy mal distribuida en el territorio. Por ejemplo, Magallanes con una superficie de más de 132 mil kilómetros cuadrados, sin considerar la Antártida, tiene apenas algo más de un habitante por kilómetro cuadrado. Aisén, con más de 107 mil kilómetros cuadrados, tiene una densidad demográfica similar. Así, unos 240 mil kilómetros cuadrados del territorio continental chileno se encuentran semidesiertos o semiocupados en su mayor parte. Peor aún, las propias autoridades locales advierten, de tiempo en tiempo, sobre la tendencia al despoblamiento en diversas zonas, sin encontrar mayor eco.
Eso es, a todas luces, geopolíticamente muy peligroso, y desafía a la prudencia. En especial, dado que otros países han seguido por muchas décadas y siguen aún, pese a sus dificultades, una política poblacional y migratoria mucho más previsora que la nuestra. Ignorar ese peligro es desconocer en alguna medida la historia mundial.
Tanto para las posibilidades económicas de esos territorios chilenos casi deshabitados, como por la importancia estratégica de los mismos, es un deber nacional urgente detener el despoblamiento y simultáneamente fomentar su mayor poblamiento. El insuficiente número de habitantes en el país es un hecho evidente. Con apenas 15 millones de personas y una notoria tendencia a la reducción de las tasas de natalidad y al envejecimiento de nuestra población, detectada por múltiples mediciones, tomaría varias generaciones el integral aprovechamiento de nuestro territorio, si sólo nos apoyamos en nuestra propia capacidad actual.
Por supuesto, una política poblacional moderna debe dar la más amplia oportunidad a la capacidad colonizadora de los propios chilenos. No es lógico continuar propiciando, por acción u omisión de las políticas y decisiones públicas, el gigantismo, por ejemplo, de Santiago. No es sano que el 40 por ciento de la población de un país del tamaño del nuestro se concentre en la Capital. Eso crea círculos viciosos que distorsionan la disponibilidad de infraestructura y servicios en forma muy injusta para las regiones y, además, tiene múltiples derivaciones indeseables para el área metropolitana. En consecuencia, las políticas públicas deben promover de verdad y resueltamente el desarrollo regional, indispensable para detener y revertir la emigración a Santiago.
Pero, además, esa capacidad colonizadora debe complementarse y dinamizarse mediante una entusiasta apertura a la inmigración de origen extranjero.
Las oportunidades de que otros grupos humanos vengan a fundirse en nuestra nacionalidad son variables: podrán ser mayores o menores en determinado momento; pero siempre están dadas en potencia. Invariablemente hay puntos de conflicto en otras regiones del globo, de los cuales querrán alejarse determinadas personas, con frecuencia las de más empuje e iniciativa, deseosas de reconstruir sus existencias en otros países. Siempre existen miles de personas que desean emigrar y, en muchos casos, su dotación cultural les permitiría asimilarse rápida y útilmente a nuestra nación.
Lamentablemente, ha sido tradicional en nuestro país que cada vez que se plantea este tema, resurja el viejo argumento contra la inmigración, según el cual los extranjeros vendrían a competir con los chilenos por los puestos de trabajo. En realidad, la experiencia de casi dos siglos de vida republicana muestra que los inmigrantes traen consigo, en general, un nuevo dinamismo y nuevas potencialidades laborales, empresariales y culturales.
Si a los inmigrantes se les permite emprender libremente, suelen transformarse muy pronto en creadores y dadores de nuevas oportunidades de trabajo. Su capital humano es mucho más determinante que el pecuniario. Ése es su gran capital, mucho más valioso que el dinero, que a menudo se plantea como exigencia, y que no es sino una barrera con la que se quiere mantenerlos alejados.
Tampoco es sólido el argumento según el cual el inmigrante sin capital propio iría a aumentar la cesantía. Por el contrario, se observa habitualmente que ellos muy pronto desarrollan actividades que les permiten subsistir por sí solos, y aún más dar trabajo a los chilenos.
No puede ignorarse que la psicología del inmigrante suele ser proclive a la iniciativa empresarial.
Es habitual admitir que el subdesarrollo es un problema fundamentalmente cultural. Si fuese así, lo razonable sería considerar, junto con la inmigración, el patrimonio que el inmigrante traiga consigo. Pero, más que la propiedad de un determinado caudal de bienes, importa la actitud mental de la persona frente al esfuerzo. De no ser así, difícilmente podría explicarse la rápida recuperación europea de la segunda postguerra.
Desde esa misma perspectiva, la inmigración lleva consigo una transmisión colectiva de cultura, que puede contribuir a que el país receptor recorra con más celeridad ciertas etapas de su propia evolución.
Pienso, en consecuencia, que sería de conveniencia nacional impulsar una política abierta de inmigración. Porque, ciertamente, debemos considerar también otros factores. Esto no excluye la posibilidad soberana de elegir opciones, como lo hacen abiertamente otros países. Nada obsta a que se fijen cuotas, prioridades o requisitos, según la capacitación que posean los postulantes. Vemos ejemplos periódicos de eso incluso en publicaciones de terceros países en nuestra propia prensa.
Por otra parte, es evidente que un mundo crecientemente interdependiente, globalizado, hace más inútil el intento de ignorar los fenómenos migratorios. Éstos están produciéndose siempre. Y tales inmigraciones -que como decía Macalister pueden ser impulsivas o expulsiva- se están presentando constantemente en la historia. Aun en un país que no haga nada al respecto estos fenómenos ocurrirán y lo afectarán en todo caso.
Eso lo estamos viendo hoy en el propio caso chileno. Si un país no asume la iniciativa y deja de actuar en esto, tarde o temprano opera una doble selectividad negativa: llegan a establecerse en su territorio simplemente de hecho elementos que no pueden ser los más idóneos para una armónica y rápida fusión nacional. Y, al mismo tiempo, eventuales condiciones más atractivas en el extranjero impulsan la emigración de elementos valiosos de nuestro territorio.
Es de recordar en este contexto el ejemplo de Magallanes, tierra de inmigrantes de origen europeo y chileno. Allí ha sido muy importante la migración proveniente de Chiloé. Lo que aun en pequeña escala en esa región ha sido exitoso, bien podría reproducirse más ampliamente en otras regiones del país.
Son abundantes los organismos internacionales, así como también ciertos gobiernos extranjeros, que están interesados en apoyar incluso materialmente iniciativas migratorias.
Chile podría y tendría que explorar esta opción. Debería convocar a los chilenos y extranjeros que deseen participar en esta empresa de poblamiento de su territorio. Lo hizo con éxito en el siglo XIX, con amplia visión. Puede hacerlo hoy también. Desde luego, entre quienes quieran poblar enormes extensiones hoy despobladas -chilenos por nacimiento y chilenos por decisión-, el Estado debería repartir en plena propiedad al menos una parte de las muchas tierras que posee y que permanecen en una indefinida improductividad.
Ése es un factor muy a menudo eficaz, según la experiencia histórica mundial. Buena parte de la construcción del continente americano lo tuvo como uno de los pilares fundamentales de su formación. Pero hoy, aunque útil, no basta para diseñar una política inmigratoria.
Para esta última, es preciso que el Estado que quiere ser receptor adopte, sistemática y deliberadamente, la decisión de promover la llegada de nuevos recursos humanos.
Un componente necesario de esa política es una definición expresa de la autoridad pública en tal aspecto, junto a una labor de explicación de la opinión pública en el sentido de que tiene beneficios para el país. Esa definición debe traducirse en una información adecuada sobre el particular en los países que pueden ser emisores potenciales, así como en los organismos internacionales que apoyan estos movimientos mundiales.
A la par, deben lógicamente hacerse llegar instrucciones claras y firmes a las representaciones diplomáticas y consulares, para que actúen como facilitadores y no como barreras para la inmigración. Asimismo, han de impartirse instrucciones claras en igual sentido a todos los órganos estatales internos, cada uno de los cuales, si no responde a directrices precisas en este campo, puede erigirse en un obstáculo burocrático insalvable para quien desea arraigarse en Chile.
Sin embargo, lo más importante de todo, lo verdaderamente decisivo, radica en las políticas públicas que el país adopte. Si ellas están signadas por el regulacionismo, por el centralismo burocrático estatal, por controlar todo, obviamente es improbable que contingentes importantes de inmigrantes se incorporen a nuestro país.
Mientras más libre sea una sociedad de la tuición estatal sobre la vida cotidiana de las personas, tanto más atractiva será ella para el inmigrante.
Por eso -insisto-, las políticas públicas de los países son el factor determinante para atraer e integrar la inmigración.
Esto último no será bien acogido por la población nacional si no se acompaña con la apertura de beneficios e igualdad de oportunidades a los chilenos que deseen participar en actividades poblacionales de dichas zonas. Por eso, las políticas de fomento de inmigración en nuestros días deben comprender necesariamente una labor de fomento y oportunidades que esté dirigida resueltamente a la población nacional, sin lo cual las mejores intenciones gubernamentales pueden resultar indeseables aunque entendibles reacciones xenofóbicas. La experiencia internacional así lo demuestra ampliamente.
En Chile, las condiciones para impulsar una política visionaria en este sentido están abundantemente dadas. Uno de los síntomas más claros de ello se encuentra en el malestar de la población santiaguina, derivado de los graves problemas de excesiva y desproporcionada concentración de la Capital. Junto con ello es creciente el malestar de las regiones por el perjuicio y postergación que les significa la prioridad que el Gobierno visiblemente asigna a la solución de los problemas de Santiago, mientras se perpetúan los del resto del territorio.
Con todo, el primer paso es un pronunciamiento de la autoridad para explicar a todos los chilenos que una política de inmigración selectiva, pero generosa, no desplazará a chileno alguno de su presente realidad económica y laboral. Que muestre cómo, a la luz de la historia mundial, lo que ella hace es abrir posibilidades de desarrollo y crear nuevas y mejores oportunidades, que no existirían sin una actitud realista frente a las migraciones.
Los hechos en respaldo de esa posición son sólidos y numerosos.
Chile disfruta hoy de una economía relativamente libre, pero tiene amplios territorios desocupados. En ese cuadro, el desplazamiento por competencia es un temor infundado. Hay espacio y posibilidades para todos. Del enriquecimiento y la fusión cultural sólo pueden esperarse beneficios para todos los connacionales.
Vista esta materia desde la perspectiva de las actuales dificultades económicas, cabe recordar que en los años recientes se ha observado una pérdida de confianza de los inversionistas internacionales en la región latinoamericana. Chile también se ha visto afectado. Una adecuada política de apertura a la inmigración podría contribuir positivamente a revertir esa situación.
El mundo observa hoy a América Latina con atención desconfiada. Una señal como la indicada no pasa inadvertida y trae consigo beneficios que estaríamos desperdiciando si no actuamos con prontitud. Entre otros, el establecimiento de vínculos redoblados y permanentes con naciones cuyos mercados pueden sernos vitales el día de mañana.
Sorprenderá, tal vez, que pueda vincularse la crisis de confianza en el exterior con el tema migratorio. Pero pienso que aquélla responde también a gestos que denoten confianza del propio país en sus capacidades. Y, precisamente, el acogimiento de las corrientes migratorias ha sido en la historia una actitud de países que creen en sí mismos y confían en su futuro. No es una política para naciones débiles y temerosas.
Las oportunidades para desarrollarla existen. Las dificultades políticas y económicas del Viejo Mundo hacen que muchas personas puedan pensar en emigrar. Su dotación cultural las constituye en elementos que podrían rápida y útilmente asimilarse a nuestra nación, como en otros tiempos lo hicieron aquellos cuyos hijos, nietos y descendientes son hoy netamente chilenos y que han sido tan importantes para el progreso de Chile.
En fin, incluso desde la perspectiva de la imagen internacional del país, una apertura a la inmigración será positiva. Hoy, la concepción que crecientemente se abre paso en la normativa mundial más avanzada es el reconocimiento amplio del derecho de toda persona a elegir residencia en el territorio de cualquier Estado. En esa dirección marcha la tendencia mundial. Chile necesita no quedarse a la zaga y le conviene ampliar positivamente sus políticas públicas a este respecto.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Viera-Gallo.
El señor VIERA-GALLO .-
Señor Presidente , me parece muy oportuna la ocasión que nos ha brindado el Senador señor Bitar para ocuparnos en esta materia.
En primer lugar, muchos de nosotros hablamos de la migración, no como un problema teórico, sino por experiencia y como algo que hemos vivido.
En segundo término, como señaló el señor Ministro del Interior es importante fijar algunos criterios generales.
Parto de la base de que nuestra cultura, nuestra forma de mirar el mundo anterior al Estado chileno, está marcada por el viaje, la migración, el amparo y el asilo. Voy a citar sólo algunos casos: Abraham fue justamente un migrante; Moisés salió de la esclavitud para liberar a su pueblo e instalarse en una nueva tierra; los viajes de Ulises -de quien estoy precisamente leyendo un libro- son los que constituyen finalmente el horizonte de la cultura griega y marcan la frontera entre lo que se llamaba "la civilización y la barbarie".
En cuanto al refugio político, y desde el punto de vista de nuestra religión, Jesús tuvo que escapar de la persecución de Herodes y esconderse en la tierra de Egipto.
Y, por último, nuestra República nace justamente de un viaje, de una migración y de una conquista.
Todo lo anterior, me hace afirmar, con mucha fuerza, que los derechos de los seres humanos son anteriores al Estado. Entre aquéllos, como dice la Declaración Universal de los Derecho Humanos, se encuentran los de migrar, cambiar de sitio, trasladarse, viajar y vivir en otra tierra.
Eso, además, es un compromiso internacional de Chile. Tengo en mis manos la Convención de Derechos Civiles y Políticos -que es parte integrante de nuestro orden jurídico-, donde en los artículos 12, 13 y otros hay referencias sobre el particular. Para eso, además, las Naciones Unidas han creado organismos especializados. Y la Iglesia Católica ha reiterado, en innumerable ocasiones durante los siglos XIX, XX, especialmente en la última guerra mundial y ahora, el derecho inalienable del ser humano a migrar y además a lo que se llama "la cohesión familiar"; es decir, que si un jefe de familia emigra, él tiene derecho a llevar al resto de sus integrantes a vivir con él.
Por lo tanto, el principio básico, previo al orden estatal, es el derecho de la gente a escoger el lugar donde ha de vivir.
No cabe la menor duda -como dijo el señor Ministro - de que este problema se ha agudizado gravemente en los últimos tiempos, especialmente en África, Asia, Centroamérica durante el período de las guerras internas, en el Caribe. Haití y Cuba son los casos más dramáticos, pues los haitianos que tratan de llegar a Estados Unidos se ahogan en el Mar del Caribe. Sabemos también lo que ocurre en la frontera con México.
Las causas principales que impulsan a la gente a cambiar de ubicación son, básicamente, el hambre, la falta de trabajo, el espejismo por una vida mejor; o bien, la persecución política. En cuanto al migrante "económico" -por así llamarlo-, hoy existe un enorme debate en Estados Unidos y principalmente en la Comunidad Europea acerca de qué hacer frente a un mundo global donde hay Estados prósperos rodeados de otros, que son miserables. Evidentemente, la prosperidad de Europa y la miseria del África subsahariana no pueden estar separadas sólo por el Mediterráneo. Por lo tanto, parece natural que quien se puede morir de hambre en su país desee ir a vivir mejor a Europa. Asimismo, es explicable, aunque no justificable, el derecho de muchos países europeos a cerrar el continente y hacer de él una fortaleza a la cual no se pueda acceder. Lo mismo ocurre en el caso de Estados Unidos, en que se fijan cuotas al respecto. ¿Cuántos mexicanos, centroamericanos, e incluso últimamente dos chilenos, han muerto tratando de cruzar la frontera entre México y Estados Unidos?
Ahora, evidentemente, no es fácil para los países más ricos fijar una política en esta materia. Porque si la política fuera sólo de fronteras abiertas, no cabe la menor duda de que millones de personas se irían a vivir a ellos. Es natural. Entonces, la organización se haría anárquica. Tiene que haber una reglamentación, pero ella debe partir del respeto de los derechos de las personas a emigrar.
En el caso de Chile -como aquí se ha señalado-, la situación es paradójica, porque olvidamos con mucha frecuencia que 400 mil chilenos viven, en su mayor parte o en un gran porcentaje, en forma ilegal en la República Argentina. ¿Por qué se han ido históricamente al país vecino? Porque allá viven mejor y tienen el trabajo que no encuentran en el suyo.
Chile era más un país de emigración. Es verdad que también hubo -como se indicó- oleadas históricas de inmigraciones alemana, española, italiana, croata, árabe, judía y otras. Y tanto es así que existe el Stade Français, el Estadio Italiano, el Estadio Palestino, el Club Israelita, etcétera. Es decir, nuestro país es también un mosaico de gente que ha llegado a lo largo de su historia. Pero, sobre todo -como bien sostuvo el señor Ministro -, nuestra nación, no sólo ahora, es un país de emigración masiva a Argentina. La señora Ministra de Relaciones Exteriores se puede referir a ello con mayor precisión. Y hay miles de chilenos en Canadá, en Australia y en Suecia, por señalar algunos países.
¿Cuál es el problema mayor del que emigra? Conseguir la visa de residencia. Eso no es tan fácil cuando a uno le exigen una serie de requisitos. ¡Vaya uno a conseguir una visa de residencia hoy día, por ejemplo, para permanecer en un país de Europa o en Estados Unidos! Es extremadamente difícil.
Luego, se obtiene la visa de residencia, pero no el permiso de trabajo. Entonces, ¿para qué sirve la visa de residencia? Para estudiar, pero no se puede ganar la vida.
Después, viene otra batalla para el refugiado político. No sé si algunos de los señores Senadores lo sabrá, pero en el caso de Europa, toda la legislación de refugiados políticos estaba pensada para quienes arrancaban de la Cortina de Hierro, pero no para los que veníamos de América Latina. No había práctica. Entonces, hubo que cambiar la legislación.
Primero, a uno lo admitían; luego, el ACNUR tenía que darle un certificado. Pero después había que renovar la visa de residencia y portarse bien para que ello ocurriera.
Segundo, había que conseguir pasaporte. ¿Cuántos chilenos que vivimos en el extranjero no tuvimos pasaporte por mucho tiempo? Viajábamos con un documento que se llamaba "Titre de Voyage des Nations Unies", o sea, uno era apátrida. Fue una gran conquista nuestra lograr que el Gobierno chileno nos diera pasaporte. Ese pasaporte tenía una "L", pero eso nadie lo entendía afuera. No importaba. Era ya un pasaporte de un país.
Recuerdo haber llegado a Estados Unidos con un "Título de Viaje" y en la frontera americana el policía no sabía qué pensar; nunca lo había visto. Eso era lo peor. Me dijo: "Usted, por lo menos, es de un país, pero esto ¿qué es? Le expliqué la situación y, al final, no hubo mayor dificultad para entrar a Estados Unidos. Pero era muy difícil la situación.
Entonces, debemos tener especial preocupación, sobre todo las autoridades chilenas, como el propio señor Ministro del Interior quien también vivió todas esas experiencias, pues cuando hablamos de refugiados, hablamos de inmigrantes, de visas, de permisos de trabajo y debemos recordar lo mucho que nos costó vivir con nuestras familias en circunstancias análogas.
Pienso que, en general, Chile carece de una actitud de apertura como la tuvieron con nosotros otros países que no tenían porqué hacerlo. No se miró el color político y hubo Gobiernos de Derecha, incluso muy de Derecha, que acogieron a los chilenos. Es decir, francamente, no hubo discriminación política, cultural ni racial.
Los chilenos estamos muy acostumbrados a mirar desde arriba a quienes vienen al país, primero, como si fuésemos europeos; segundo, blancos, y, tercero, occidentales. Pero en Europa no somos vistos ni como blancos, ni occidentales ni europeos. En España nos dicen "sudacas"; en Italia, miembros de países nuevos, y qué decir si uno viaja a Inglaterra. Allí se refieren a los "overseas", o sea, el que viene desde más allá de los mares. ¡Ni siquiera se dice "from the continent", lo que sería para ellos algo más secundario! Pero cuando utilizan la expresión "Usted es un overseas", quieren decir "no sé de dónde viene" o "viene de más allá de los océanos, de los mares.". Nosotros vivimos y sentimos esa discriminación.
Por lo tanto, estimo muy importante que cuando hablemos de asiáticos -no me referiré a las personas de países fronterizos para no herir la sensibilidad de nadie- lo hagamos con mucho respeto a su cultura, a su tradición y a su dignidad.
Espero que el Gobierno -como señaló el señor Ministro del Interior - fije criterios claros, no discriminatorios hacia los pobres y los trabajadores. Y ojalá se acabe el racismo en Chile, pues noto que existe un fuerte racismo hacia el extranjero. La gente señala: "Ahí, en la Plaza de Armas, se juntan los peruanos", como si fuera algo terrible. ¡Pobre gente del Perú que se reúne en una cuadra para disfrutar de sus comidas, de lo que les gusta y de un tiempo mínimo de entretención!
Hago un llamado para que el Gobierno elabore una política de acogida razonable hacia las personas que han venido a nuestra tierra a buscar mejor destino.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Tiene la palabra la señora Ministra .
La señora ALVEAR ( Ministra de Relaciones Exteriores ).-
Señor Presidente , deseo agradecer la invitación que se nos ha formulado con el objeto de dar a conocer la forma como el Gobierno está enfrentando este tema que, por cierto -como aquí se ha señalado-, fue recogido en cada uno de los países como una necesidad de avanzar con criterios, a fin de fijar políticas sobre la materia.
Complementando tan sólo lo ya expresado por el señor Ministro del Interior , deseo explicitar, respecto de la materia en discusión, cuál es el rol que le cabe al Ministerio de Relaciones Exteriores
En primer término, le corresponde recopilar la información sobre la situación política, social y económica existente en otros Estados, y apreciar, luego de hecha aquella evaluación, los eventuales flujos migratorios de carácter permanente o estacionales que se pueden producir y el impacto que éstos tendrían.
Por cierto, tal tarea se cumple a través de nuestras misiones diplomáticas y oficinas consulares. De más está decir que se trata de una labor muy compleja, que requiere de una infraestructura material y humana que el país posee -como muy bien sabemos- en una capacidad reducida.
Otro aspecto fundamental en el cual el Ministerio de Relaciones Exteriores participa en forma muy activa, se vincula con los distintos eventos internacionales que tienen por objeto el tratamiento del tema, especialmente bajo el marco de los organismos internacionales, ya sean regionales o de carácter universal dependientes del sistema de Naciones Unidas.
Un ámbito de particular relevancia para la Cancillería lo constituye la aplicación y la interpretación de los tratados vigentes para Chile. Al respecto, es importante hacer un distingo. En primer lugar, debemos mencionar los tratados relativos a la protección de la persona humana que tienen incidencia en materias migratorias, sobre los cuales existen esquemas internacionales de supervisión, tanto universales como regionales de gran importancia.
Respecto de ello, al Ministerio de Relaciones Exteriores le cabe la responsabilidad principal en el seguimiento de estas materias, y, con el apoyo de los Ministerios de las áreas correspondientes, debe atender las situaciones que pudieren presentarse bajo esquemas específicos.
Estimo importante señalar, por tratarse de una materia sumamente debatida en estos últimos años, la tarea de la Cancillería en lo que dice relación con el ejercicio profesional, particularmente con la aplicación e interpretación de los tratados sobre ejercicio de profesiones liberales; vale decir, el reconocimiento de títulos, lo que incide directamente en el tema de la inmigración de mano de obra calificada, como se ha expresado en esta Sala.
Tenemos tratados de carácter bilateral con Brasil, Ecuador , Uruguay , Colombia y España. Con estos países, hemos recibido en el curso del año, hasta el 30 de julio del 2001, a 646 profesionales. Hemos suscrito convenios de carácter multilateral con Bolivia, El Salvador , Guatemala, Nicaragua, Costa Rica y Perú, todos los cuales son Estados Parte de la Convención de México. De acuerdo con esos convenios multilaterales, hemos recibido, en la fecha mencionada, un total de cincuenta profesionales.
Los convenios bilaterales establecen el reconocimiento automático de los títulos profesionales obtenidos en los países respectivos, previo cumplimiento de ciertos requisitos de índole formal. La Convención de México, en cambio, manteniendo el carácter automático del reconocimiento para la generalidad de las profesiones, establece que, tratándose de aquellas profesiones vinculadas a la salud pública, cada Estado Miembro puede fijar los requisitos adicionales que el país estime pertinentes, que en el caso de Chile se cumplen a través de la acreditación que se efectúa ante la Universidad de Chile.
Otra área de intervención del Ministerio de Relaciones Exteriores es la aplicación en el exterior de la Ley de Extranjería y de su reglamento, para el efecto de otorgar las visas correspondientes, lo que también repercute en la inmigración hacia nuestro país. Adicionalmente, compete a la Cancillería llevar adelante las negociaciones con los países vecinos en materia fronteriza, tarea que cumple mediante la Dirección Nacional de Fronteras y Límites, en directa coordinación con el Ministerio del Interior.
Considero necesario destacar que en el contexto de las relaciones con Argentina, por ejemplo, se ha convenido facilitar el movimiento migratorio de los habitantes de ciertas zonas, labor que se encuentra pendiente de la determinación de las localidades argentinas que entrarían en el sistema, utilizando un documento denominado "tarjeta vecinal fronteriza". La ley Nº 19.581 creó la categoría de "habitante de la zona fronteriza".
En materia de asilo y refugio, en 1996 se participó en el estudio de la ley Nº 19.476, que modificó la Ley de Extranjería para adecuar nuestra legislación interna a los distintos tratados internacionales, especialmente al Estatuto de los Refugiados del año 1951 y al Protocolo Adicional de 1967. Con el mismo fin, el Ministerio del Interior emitió el decreto supremo pertinente, para poner en ejecución las disposiciones de dicha ley.
Tal como lo señaló el señor Ministro del Interior , considero importante destacar otro aspecto de la migración relacionado con el comercio y los procesos de integración, tanto mundial como regional, que han transformado al país en un polo de atracción relativo en el subcontinente. Frente a esta nueva realidad, Chile ha debido adoptar políticas acordes con los tiempos. Así, cabe destacar que en algunos de los tratados de complementación económica o acuerdos de integración en que Chile se encuentra participando, se han considerado precisamente estas materias migratorias, con el fin de que estos convenios también lleven a una gradual, pero constante, disminución de las barreras que impiden o dificultan la movilidad de las personas entre países con intereses comunes.
Es así como los tratados de libre comercio suscritos por Chile con Canadá, México y Centroamérica -que hemos aprobado hace algunos días- contemplan un capítulo que reglamenta la entrada temporal de nuestros profesionales a esos países, como también la de los suyos a Chile.
En cuanto al MERCOSUR, es conveniente recalcar el avance que se ha logrado en estas materias. En efecto, Chile ha participado en cada una de las siete reuniones del Foro de Consulta y Concertación Política del MERCOSUR, y me parece importante comentar en esta Sala que precisamente uno de los grandes avances logrados en esta materia está constituido por los acuerdos de carácter consular que permiten a los ciudadanos de los países del MERCOSUR recurrir al consulado de un determinado país cuando no exista un consulado de su país, a fin de brindarles el apoyo pertinente.
En lo que respecta a la intervención que acaba de hacer el Honorable señor Bitar , me parece importante señalar que otra iniciativa en materia de integración económica se refiere a la participación de nuestro país en la economía de la APEC. Se ha creado al respecto la denominada "tarjeta de hombre de negocios", que actualmente opera con Australia, Hong-Kong, Corea , Filipinas y Nueva Zelandia. Los titulares de esta tarjeta especial no requieren de visto consular ni de ningún tipo de registro, lo que facilita el desplazamiento de estas personas que realizan negocios y hace más expedito su ingreso al país.
En este mismo sentido, debo recordar que en marzo de este año el Ministerio de Relaciones Exteriores suscribió un acuerdo con Nueva Zelandia, referido a un acuerdo especial de visas, destinado a promover el intercambio y el conocimiento mutuo de juventudes chilenas y neozelandesas, mediante vacaciones en el país de la contraparte, con permiso de trabajo, a fin de permitir conocer sus respectivas realidades y, al mismo tiempo, aprender los idiomas correspondientes.
Otra participación del Ministerio se refiere a la implementación de políticas tendientes a facilitar el tránsito migratorio de los habitantes de zonas de frontera con nuestro país. Para tal efecto, se dictó en 1998 la ley Nº 19.581, que crea la categoría de ingreso de habitante de zona fronteriza. A estas personas se les otorga la facilidad de ingresar y egresar de Chile mediante un documento denominado "tarjeta vecinal fronteriza", la que hasta el momento no se ha materializado.
En el campo de la integración con Argentina hay diversas iniciativas legales destinadas a hacer más expedita la movilidad fronteriza, entre ellas el Convenio de Tránsito de Pasajeros, el Tratado de Integración y Complementación Minera, y un año más tarde, el Protocolo Complementario de dicho acuerdo, tendiente a facilitar en los proyectos mineros "El Pachón" y "Pascual Lama" el tránsito entre Chile y Argentina.
El 4 de junio de 2001 se publicó el Tratado sobre Controles Integrados de Fronteras, consistente básicamente en la utilización, por los funcionarios de los organismos de control de ambos países, de procedimientos administrativos y operativos compatibles, semejantes en forma secuencial y, siempre que sea posible, simultánea. Precisamente a fines de este mes se realizará el encuentro entre los funcionarios de la Dirección Nacional de Fronteras y Límites de Chile y los de Argentina, a fin de avanzar en esta materia.
En lo concerniente a Bolivia, debo decir que, en marzo de 1992, se eliminó la exigencia de visa de turismo de los pasaportes bolivianos, manteniéndose el registro de los pasaportes en los distintos consulados chilenos en Bolivia.
En cuanto a la situación con Perú, a contar del 30 de enero de 1992, se suprimió el Visto Consular de Turismo, ampliándose desde 1997 el plazo de permanencia. Asimismo, a partir del 1º de marzo del 2000, se aceptó el Documento Nacional de Identidad peruano como válido para ingresar a la provincia de Arica. Hoy las autoridades asumen el tratamiento de esta materia como un asunto prioritario en nuestras agendas públicas, y en ese sentido estamos trabajando con el objeto de facilitar esa tarea que, por cierto, constituye una prioridad dentro de nuestro Gobierno.
Termino, señor Presidente , recordando, como aquí se ha señalado, que una de nuestras características culturales es la de que Chile es fruto del flujo migratorio, que fue incrementado con movimientos de esa índole desde la Vieja Europa hacia el Nuevo Mundo. Posteriormente se constató una importante tendencia de inmigrantes de origen árabe (libaneses y palestinos), siendo también relevantes las colonias de croatas en la Segunda y Duodécima Regiones, como tuvo oportunidad de constatarlo hace algunas semanas el Canciller de Croacia , quien visitó a nuestro país.
En la actualidad, el mayor número de extranjeros proviene de los países vecinos, especialmente Perú. Y existe cierta presión migratoria desde naciones asiáticas.
Dentro del Ministerio de Relaciones Exteriores, también hemos tenido una preocupación particular por lo que aquí se ha mencionado: la cantidad inmensa de chilenos que viven en el exterior. Desde esa perspectiva, hemos generado una Dirección preocupada especialmente de esos compatriotas chilenos. Y se encuentran en el Congreso Nacional, en distintos trámites legislativos, una reforma constitucional destinada a posibilitar que los hijos e hijas de chilenos y chilenas nacidos en el exterior sean chilenos, como asimismo el derecho a voto, y otras iniciativas encaminadas a ese propósito.
Junto con el trabajo que señaló el señor Ministro del Interior , actuarán coordinadamente diversas Secretarías de Estado.
Me parece importante destacar el apoyo de asistencia técnica al proceso migratorio que realizan la Organización Internacional para las Migraciones (OIM); la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), a través del CELADE; el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados (ACNUR), y otros organismos internacionales.
Al mismo tiempo, recuerdo que en abril de este año se llevó a efecto en Chile la Segunda Conferencia Sudamericana sobre Migraciones, que alertó a nuestros países, además, acerca del tráfico ilícito de migrantes, actividad ilegal que se sitúa a nivel mundial sólo por debajo del tráfico ilícito de estupefacientes y muy por encima del tráfico ilícito de armas, lo cual obliga a avanzar también en esta materia.
En esa perspectiva, la Dirección General de Asuntos Consulares del Ministerio de Relaciones Exteriores, junto con Parlamentarios y representantes de la Asociación Nacional de Magistrados, se encuentran estudiando la posibilidad de lanzar en toda Sudamérica una iniciativa conducente a uniformar la tipificación de este delito, que es bastante nuevo.
Finalmente, debo puntualizar que el Ministerio de Relaciones Exteriores y el del Interior han estado preocupados del tema de las migraciones y que, por cierto, constituye un desafío enorme avanzar en los términos recién expresados por el Ministro señor Insulza .
Gracias, señor Presidente.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Advierto que aún quedan cinco Senadores inscritos. De modo que, para ser justos en la distribución del tiempo, insto a los oradores a ceñirse a cuatro o cinco minutos, porque de lo contrario no todos alcanzarán a intervenir.
Tiene la palabra el Honorable señor Horvath.
El señor HORVATH.-
Señor Presidente , en primer lugar, agradezco el hecho de que se haya realizado esta sesión, que había sido postergada bastante.
A mi juicio, se trata de un tema en que, pese a las expresiones del señor Ministro del Interior y de la señora Canciller, existe ausencia de política con respecto a la inmigración a Chile.
Si uno plantea la cuestión en términos históricos, es evidente el aporte de los alemanes -con la gestión de Vicente Pérez Rosales en el sur de Chile-, quienes se entronizaron en todo el país. Tenemos también el caso de los croatas en Magallanes y Antofagasta; el de los europeos que llegaron después de la segunda guerra mundial; el de árabes, israelitas y asiáticos, fenómeno que ocurre hasta el día de hoy. Y se puede apreciar en barrios enteros de Santiago cómo han ido cambiando los orígenes de las personas.
Creo, entonces, que se trata de una materia en que al menos debe haber una política definida del Gobierno.
A nivel internacional, los datos que entrega Naciones Unidas y lo que podemos recibir de distintas fuentes acreditadas indican que centenares de miles de personas buscan alternativas para localizarse.
Por otro lado, en Chile existen Regiones con muy pocos habitantes. La Décima Sur, la de Aisén y la de Magallanes constituyen un claro ejemplo. Hay extensos territorios -comprometen ni más ni menos que la mitad del territorio nacional y están clasificados incluso como fronteras interiores- que carecen claramente de desarrollo y de oportunidades para su poblamiento. Esas áreas ofrecen grandes posibilidades en líneas muy actuales, como la producción limpia, el ecoturismo.
En Chile, señor Presidente , necesitamos un organismo con carácter asesor, consultivo y ejecutivo, y una política de inmigración. Y ese ente debe ser independiente del Gobierno de turno, a fin de evitar presiones, acusaciones de discriminación.
Conozco el trabajo realizado por la Vicaría de la Pastoral Social de la Iglesia Católica con respecto a las guerras de la ex Yugoslavia. Y me parece que puede tomar en cuenta distintos factores sin acusarnos de racismo o de discriminación negativa. Pero al Gobierno no le es factible un discurso distinto del pronunciado por el señor Ministro del Interior , ni menos un planteamiento político de carácter selectivo, porque sería acusado de discriminación y se afectarían nuestras relaciones exteriores.
Hay casos muy patentes de ofrecimientos de naciones con problemas de emigración de personas que han querido venir a Chile. Pero, por falta de tiempo, no podré señalarlos.
Una política sobre la materia debe evaluar esa situación permanentemente; coordinar con las Regiones que están en condiciones de recibir personas o que ya lo están haciendo; asegurar lo relativo al campo laboral, de modo que no se resten oportunidades a los chilenos, y, por cierto, facilitar los procedimientos.
Las afinidades -con todo el respeto que el punto merece- son de carácter cultural, religioso, climáticas, aparte las características de las razas, todo lo cual debe ser evaluado.
En Chile existe un fenómeno de migración interna: más de 100 mil nuevos habitantes llegan todos los años a la Región Metropolitana. Y esto es claramente efecto del excesivo centralismo y de la falta de oportunidades reales en las Regiones.
Lo mismo sucede con la migración de chilenos al exterior, particularmente hacia Argentina, proveniente de zonas extremas al sur de Puerto Montt. Esto también se da por una falta real de incentivos y de igualdad de condiciones de esas personas con respecto a otros habitantes del país.
En consecuencia, la entidad y la política referidas, junto con hacer más atractiva y solidaria la posibilidad de traer extranjeros a nuestro territorio, deben fomentar el arraigo y el repoblamiento de nuestras propias zonas.
Ahora, sostener que la llegada de extranjeros al país significa quitar puestos de trabajo a los chilenos es un absurdo. Son justamente esas personas, en la medida en que haya una política y una buena asesoría en la materia, las que generarán nuevas oportunidades laborales. Y debe actuarse con un balance bastante claro, para no plantear la cuestión en términos de blanco y negro, pues ello, desgraciadamente, inmoviliza al país a ese respecto.
Tenemos el reciente caso de los matrimonios mixtos bosnio-croatas: iban a llegar a Chile más de 64 personas; finalmente, vinieron 27 y se quedaron 8. Ello refleja claramente la falta de una política y de una acción concreta a este respecto.
Por último -existen muchos otros antecedentes, que entregaré en su oportunidad-, me permito sugerir al Gobierno la creación de un organismo asesor, consultivo, con algún grado de ejecución, coordinado con los gobiernos pertinentes y el Estado, y asimismo, la generación de una política en el sentido que señalé.
He dicho.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Valdés.
El señor VALDÉS .-
Señor Presidente , celebro la iniciativa de realizar esta sesión especial. Y he escuchado con mucho interés las exposiciones de los Ministros y del Honorable señor Viera-Gallo .
En primer lugar, me parece impresionante y útil que se haya expuesto en esta Alta Corporación el problema de las migraciones forzadas de origen político tan injustas que sufrió este país. Y veo al frente a cinco Senadores que hoy pueden estar en esta Sala, como ciudadanos chilenos, luego de que fueron castigados en la forma más arbitraria e inaceptable -espero que nunca más vuelva a ocurrir- al quitárseles desde Chile el pasaporte y la nacionalidad. La nacionalidad, como dijo el Honorable señor Viera-Gallo , está antes que el Estado: se nace y se pertenece. Quitarla es como eliminar a alguien de una familia. No resulta admisible. Aquella medida fue una demostración de barbarie que ojalá nunca se repita.
Eso, respecto al primer punto.
En segundo término, me preocupa cuando se habla de "políticas". Tengo miedo a las políticas, porque carecen de nombre y apellido y no se sabe cómo funcionan ni de qué manera se financian.
No hace mucho volví a leer el libro "Recuerdos del Pasado", de Vicente Pérez Rosales , y revisé la época en que se ambienta: formación de la República (periodos de los Presidentes Prieto y, sobre todo, Bulnes y Montt).
Recuerdo también el admirable trabajo de Rodulfo Philippi, esfuerzo con el cual estoy más familiarizado, por mi permanencia en el sur.
Ésa fue una política, en mi opinión, un tanto personal: se trató de la voluntad del Jefe del Estado y del Gobierno central por buscar personas adecuadas para traer a nuestro país a la mejor gente.
Chile tiene la obligación de repetir hoy el esfuerzo realizado hace 150 años, pero ahora en el ámbito de los científicos y de la gente con capacidad creativa. No veo la migración hacia este país como un atractivo para las fuerzas humanas que mencionó el Honorable señor Viera-Gallo , las mismas que están golpeando las puertas de Francia, Italia , Alemania (con gran frecuencia) y Estados Unidos, básicamente.
En Estados Unidos es tan fuerte el fenómeno -lo leí hace pocos días-, que el número de pobres, entre los cuales se cuenta a los inmigrantes, llega a 46 millones. De hecho, el gran problema que compromete el acuerdo de libre comercio entre ese país y México es el paso de mexicanos a Estados Unidos. En Nueva York, sólo en el barrio de Queens hay sobre 300 mil ecuatorianos que viven en condiciones de gran miseria.
Ésa es la situación actual; pero nosotros tenemos que revertirla. Y habrá que hacer algo más que abrir las puertas. Porque no llegará mucha gente. Entrarán peruanos: eso está muy bien. Pero recordemos que no fuimos capaces de dar trabajo a unas cuantas docenas de croatas que llegaron con mucho bombo y se fueron con gran pena. Eso no se puede hacer.
Entonces, quiero saber si el Gobierno, en función de lo que debatimos ayer (rebaja de impuestos -todos coincidimos en ello- a ciertos sectores sociales, que son los que llevan el carro: científicos -tenemos muy pocos-, empresarios, creadores), puede realizar gestiones encaminadas a buscar personas de ese nivel, a las cuales se puede catalogar de profesionales, agentes -no los cónsules corrientes, que visan pasaportes-, en países con densidades proporcionalmente muy altas, como la República Checa, Eslovaquia, Hungría , Suecia (en las naciones europeas en general o en cualesquiera otras).
El Presidente de Brasil , con quien estuve hace pocas semanas, me decía: "Nosotros hemos llegado a tener 25 millones de italianos, y el país se queda tranquilo con eso porque está seguro; un millón 800 mil japoneses; 15 millones de árabes".
Ésa es la mezcla, que se repite en Estados Unidos. Cuando uno observa el empuje que significa para un país el arribo de gente nueva que busca su camino, se da cuenta de que él no tiene rival.
En consecuencia, sugiero a los Ministros -particularmente al del Interior, quien efectuó una muy buena exposición- que piensen por qué no repetir lo que hicieron los Presidentes Bulnes , Pérez o Prieto: impulsar una gestión de selección no masiva -porque en Chile esto nunca sucederá-, sino de cien, doscientas o quinientas personas.
Al respecto, señalo el espléndido efecto causado aquí por los médicos de Cuba, quienes han desplegado un esfuerzo enorme. En el campo cultural, destaco también a los profesores de ese país, que tienen una extraordinaria formación intelectual. Y, además, piden poco.
¿Por qué no hacemos gestiones para cubrir y comprometer áreas donde Chile tiene que gastar: en las universidades, en los grupos científicos?
Invito al señor Ministro a pensar en esa gestión y a pasar a la historia como lo hicieron los grandes hombres del siglo XIX.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Núñez.
El señor NÚÑEZ.-
Señor Presidente , también celebro la oportunidad que se nos brinda para reflexionar acerca del tema a que nos convocó el Honorable señor Bitar : la política del Estado sobre inmigraciones, materia sobre la cual sólo señalaré un par de cosas muy importantes.
Participé hace un tiempo en una discusión en el Congreso del Partido Socialista de Francia -como todos sabemos, es el principal partido de ese país- y uno de los puntos planteados fue el de la inmigración en Europa, y particularmente en esa nación. En definitiva, hoy se habla de las contradicciones que tiene el Viejo Continente a este respecto.
La mayor parte de esos países -incluyendo a Francia, España e Italia, que han sido especialmente libertarios en cuanto a entender los fenómenos históricos que deben enfrentarse- viven una situación muy delicada debido a la ola masiva de inmigrantes provenientes de África, fundamentalmente, y de las naciones de Europa Oriental, por lo cual están generando políticas destinadas a restringir su llegada. Sin embargo, no han podido detenerlos.
En todo caso, el problema más grave de Europa en este momento radica en que, si esos países tienen una tasa de crecimiento de 2,5 a 3 por ciento, el año 2020 -según expertos que han trabajado en la materia y formulado sus reflexiones en el Parlamento Europeo y en la Unión Europea- el Viejo Continente estará condenado a llevar gente de otros lugares del mundo para mantener esa tasa. Es decir, el no crecimiento demográfico de esas naciones puede hacer colapsar la economía europea.
Esa situación la están viviendo compatriotas nuestros en Suecia.
De la primera oleada de chilenos que llegaron a ese país como inmigrantes políticos -todos sabemos que fueron perseguidos por el Régimen militar; y hemos estado discutiendo el problema a raíz del proyecto que permite votar a los chilenos en el extranjero-, no quedan más de 1500.
De los 34 mil compatriotas que se hallan hoy en Suecia, la mayor parte emigró por razones económicas -digámoslo francamente- de Valparaíso; cerros enteros partieron a territorio sueco (del cerro Barón , una cantidad impresionante de familias). ¿Por qué no vuelven a su patria? Porque los distintos gobiernos socialdemócratas de Suecia los incentivan a quedarse, ya que la segunda generación de chilenos radicados en ese país tiene un alto nivel de especialización, lo cual constituye un factor muy importante para el manejo de industrias claves, como la televisión. Por ejemplo, en Norrköping habitan muchas personas provenientes de Tocopilla y Valparaíso que ya son ingenieros en áreas vinculadas a la producción de computadores, televisores, etcétera.
En consecuencia, en países como el antes referido se está viviendo la necesidad de regular la inmigración. Y, pese a la ola de xenofobia que recorre Europa, se está teniendo conciencia de que, si no se legisla adecuadamente para incorporar masivamente a gente de otros países, la economía de ese continente colapsará entre los años 2015 y 2018.
Hago esa primera reflexión, señor Presidente , porque estimo que nos puede suceder algo similar. Si Chile logra recuperar un crecimiento de 7 por ciento -como todos esperamos- o de 6 por ciento, necesariamente habrá que traer a muchas personas; pero no sólo a quienes huyan de sus países debido a los niveles remuneracionales muy bajos derivados de la extrema pobreza, sino también a aquellos cuya llegada nos interese.
Y una de las cosas que de veras lamento es que los gobiernos democráticos no hayamos diseñado oportunamente una política que hubiese permitido atraer desde Europa Oriental una inmensa cantidad de ingenieros, médicos, técnicos de alta calificación que llegaron masivamente a Argentina. No tuvimos ocasión de generar, vía Ministerio de Relaciones Exteriores, una política de atracción mayor.
Termino, señor Presidente , haciendo una tercera reflexión.
Los médicos ecuatorianos, peruanos y cubanos son de alto nivel. Sin embargo, están viviendo en Chile la peor situación. La mayor parte de ellos, directa o indirectamente, están siendo perseguidos por el Colegio de la Orden. Y eso me parece absolutamente inaceptable, porque la mayoría de ellos trabaja en lugares donde ningún médico chileno va: en las poblaciones más pobres, en los sitios más recónditos. Están llegando facultativos peruanos, ecuatorianos y cubanos; pero el Colegio Médico de Chile, lamentablemente, en una política absolutamente xenófoba y, lo que es peor, discriminatoria, crea problemas a todos esos profesionales, que están dispuestos a generar mejores condiciones de vida a nuestros compatriotas en distintas partes del país.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
¿Habría acuerdo para oficiar, en nombre del Senado, a la señora Ministra de Salud a fin de que tome nota de lo expuesto?
El señor VIERA-GALLO .-
Sí.
El señor BITAR .-
Muy bien.
El señor NÚÑEZ .-
Conforme.
--Así se acuerda.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Al señor Ministro del Interior le concederé la palabra al final.
Si le parece a la Sala, se prorrogaría la sesión por los minutos que sean necesarios para completar las exposiciones.
Acordado.
Tiene la palabra el Honorable señor Sabag.
El señor SABAG.-
Señor Presidente , ante todo, felicito al Senador señor Bitar por haber solicitado convocar a esta sesión especial para analizar un tema de tanta relevancia.
Por esa razón, preparé un trabajo bastante concienzudo. Como la sesión finaliza a las 14 y todavía quedan pendientes algunos oradores, a fin de ahorrar tiempo propongo a la Mesa darlo por leído e insertarlo en la Versión Taquigráfica.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Gracias. Indiscutiblemente, eso nos ayudará.
Si le parece a la Sala, se incorporaría en la Versión Taquigráfica la intervención que iba a leer el Honorable señor Sabag.
Acordado.
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--El discurso del Senador señor Sabag cuya inserción se acordó es del tenor siguiente:
"Señor Presidente, en el Mensaje del 21 de mayo pasado, el Primer Mandatario hizo una referencia a este tema en los siguientes términos:
"-Se elaboró una propuesta de estructuración legal y administrativa y se desarrollaron programas destinados a desconcentrar las atribuciones del Departamento de Extranjería y Migración, avanzando en la racionalización de trámites de visa y residencia. Los Gobernadores Provinciales podrán conceder visas y permisos de trabajo para extranjeros, para lo cual se capacitó a 50 funcionarios de gobernaciones. El otorgamiento de permisos de residencia opera como plan piloto en la Gobernación de Arica y está por iniciarse en la de Concepción.
"-Se evaluó la infraestructura de los complejos fronterizos del país, elaborándose una ficha de su estado actual, y se diseñó un plan de mejoramiento para cada uno de ellos.
"Éstas son las referencias que el último Mensaje presidencial contiene acerca del problema de las migraciones.
"Históricamente, a partir de la segunda mitad del siglo XIX, las personas provienen de Europa (Alemania, España e Italia, entre otros países). Posteriormente son de origen árabe (libaneses, palestinos y otros). En la actualidad los extranjeros provienen de países vecinos, especialmente de Perú, Bolivia y Ecuador , y se caracterizan por ser inmigrantes laborales con escasa preparación técnica. También ha aumentado el número de asiáticos que se desempeñan como comerciantes e importadores de productos de consumo.
"Chile carece de una política migratoria explícita. En las últimas décadas se ha ido desarrollando una legislación dispersa y que más bien ha sido una respuesta o reacción a ciertos fenómenos.
"Debemos considerar que nuestro país ha suscrito una serie de tratados internacionales en la materia, cuyo primer antecedente se encuentra en el Estatuto del Refugiado, de 1951; su Protocolo, de 1967, y sobre todo en la importante modificación de la Ley de Extranjería publicada en 1996. Esta última reconoce el principio de no devolución; despenaliza el ingreso irregular en casos calificados; otorga el derecho a obtener un "Documento de Viaje" y crea una "Comisión de Reconocimiento" para asesorar al Ministerio del Interior en estos aspectos.
"El fenómeno de la globalización, que conlleva la ampliación de los acuerdos económicos con diversos países suscritos por Chile, en muchos casos extienden sus efectos a materias de inmigración. Se refieren a trabajadores calificados, a hombres de negocios (el mejor ejemplo de esto lo encontramos en la reciente suscripción del Tratado Minero con Argentina, que inaugura nuevas formas de intercambio en lo referente a trabajadores del ámbito minero) y a situaciones especiales que permiten la libre circulación de personas en temas relacionados con la industria, la ciencia, las artes y la cultura.
"Los Tratados de Libre Comercio suscritos con Canadá, México y, recientemente, con Costa Rica y Centroamérica, favorecen la circulación de profesionales y la entrada temporal de inversionistas.
"Otro aspecto importante de considerar es el consagrado en la ley Nº 19.581, que crea la categoría de ingreso de habitante de zona fronteriza. A esas personas se les otorga un documento denominado "Tarjeta Vecinal Fronteriza".
"Sin duda, el mayor problema lo constituyen los extranjeros en situación irregular, que pueden ser trabajadores con visas vencidas o, simplemente, en situación ilegal, constituida por gente que ingresa bajo la cobertura de turista y que se queda en el país. En 1998, ante los miles de casos existentes -había más de 50 mil ciudadanos extranjeros-, el Gobierno del Presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle emprendió un proceso de regularización, que operó durante los meses de octubre a diciembre de ese año y que alcanzó pleno éxito, ya que regularizó la situación de cerca de 23 mil extranjeros. Se puso en marcha todo un procedimiento y se otorgaron facilidades a los interesados. Ese proceso fue objeto de un reconocimiento especial por organismos técnicos en la materia.
"El problema de los extranjeros en situación irregular, pese al esfuerzo señalado, ha ido en aumento dadas las pésimas condiciones políticas y económicas de los países limítrofes. El Ejecutivo ha hecho un esfuerzo para abrir diversas instancias institucionales a fin de regularizar esas situaciones. Sin embargo, es necesario avanzar en el diseño de un marco institucional más integrado, que actúe con sentido estratégico y pueda influir o dirigir las políticas migratorias en el resto del aparato público. Además, es importante poder identificar zonas de la geografía y de la economía que son objeto de mayor presión migratoria o por sectores de inmigrantes.
"Entre de los desafíos futuros que plantearán las migraciones en Chile debemos considerar:
"-El fenómeno de la globalización, que no sólo se desarrolla en el campo económico, sino también a escala social con el desarrollo de las comunicaciones y la facilidad del transporte aéreo.
"-Los acuerdos regionales, que están involucrando a los Estados con la finalidad de formar bloques de integración o complementación económica (el llamado "regionalismo abierto").
"-Los espacios de integración avanzada. Es necesario acordar esquemas de libre movilidad de las personas.
"-Las proyecciones demográficas en Chile, que serán un problema ya que la tasa de natalidad alcanza al 17.3 por mil habitantes. En poco tiempo más habrá menos trabajadores activos por cada jubilado.
"-El desigual reparto de población chilena, que es de carácter histórico. Las políticas migratorias deberán contemplar esas situaciones para resolver problemas de poblamiento.
"-Los compromisos internacionales sobre derechos humanos suscritos por Chile. Ello implica un espíritu solidario.
"-Abordar el fenómeno migratorio en forma integral, esto es, como una política de Estado.
"Los esfuerzos más relevantes en estas materias los han hecho la Vicaría de Pastoral Social, el Proyecto Tolstoi y el Instituto Católico Chileno de Migración, que trabaja con programas para migrantes y refugiados políticos financiados por el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados.
"Esas organizaciones atienden a los migrantes internos (que se movilizan dentro del país) y externos (que se movilizan entre países). Sus funciones son darles asistencia; coordinar planes para mejorar su calidad de vida; orientarlos judicialmente, y sensibilizar a la sociedad difundiendo la doctrina de la Iglesia respecto de los migrantes. Según sus responsables, la migración es un fenómeno que sólo en ocasiones se hace visible en nuestra sociedad. Todavía no hay movimientos de los inmigrantes, pero tampoco a favor de ellos. El "día del migrante" se celebra el primer domingo de septiembre por la Iglesia Católica. Según expertos, en Chile "falta aprender a convivir con múltiples expresiones de cultura y pensamiento". Después del encuentro cara a cara nace la acogida.
"Creo que debemos considerar en toda su dimensión la decisión de emigrar, que está muy bien caracterizada en la siguiente definición: "Partir equivale a una protesta solitaria contra un estado de cosas que impide a la gente progresar y tener una mejor vida en la propia tierra. Es un gesto dramático de reclamo, rebelión y rabia, pero es, al mismo tiempo, una señal de autoafirmación: significa que no se está dispuesto a aceptar un destino donde no hay lugar para la dignidad ni la enseñanza".
"El 67.1 por ciento de los migrantes peruanos que trabajan en Chile no tiene contrato laboral. Pese a que cerca de la mitad de ellos posee calificación técnica, realizan toda clase de tareas menores, por las que reciben salarios inferiores al mínimo; no están sujetos a ningún tipo de seguridad social, y pueden ser despedidos en cualquier momento, sin indemnización alguna.
"Eso contrasta con lo expresado por el Ministro del Trabajo de Perú , señor Jaime Zabala , y el de Chile, señor Ricardo Solari , quienes en reunión conjunta declararon: "Estamos trabajando para que tanto peruanos como chilenos tengan los mismos derechos laborales que tienen los nativos de cada país y que no sean discriminados bajo ninguna circunstancia".
"En síntesis, es absolutamente necesario definir los criterios que sirvan de fundamento a políticas migratorias para nuestro país, ya que los que actualmente existen resultan absolutamente insuficientes para enfrentar la complejidad y la magnitud de este problema.".
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El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Adolfo Zaldívar.
El señor ZALDÍVAR (don Adolfo) .-
Señor Presidente , la presente sesión reviste enorme importancia para el futuro del país. En ese sentido, las distintas intervenciones que hemos escuchado son muy valiosas, porque la sociedad nacional experimenta un cambio fundamental, de cuya relevancia a veces no nos damos cuenta.
Chile durante mucho tiempo -quizás desde sus inicios- fue un país hacia adentro, un país de término. Ahora es distinto: comienza a ser un país de conexión, de vinculación, y esto será gravitante en las instituciones y en nuestra vida presente y futura.
De ahí la preponderancia de esta sesión. Felicito al Senador señor Bitar por solicitarla, y sería conveniente que en adelante tuviéramos presente este tema en los análisis políticos que realicemos. El señor Ministro del Interior ha apuntado a ello en su discurso.
Hemos escuchado diversos planteamientos, pero hay dos o tres cosas esenciales que, desde mi punto de vista, es necesario considerar y comentar, aunque sea brevemente.
En mi opinión, debemos mirar el asunto con más naturalidad. Algunos ven con mucha preocupación el problema de las migraciones. Desde que el mundo es mundo ha habido migraciones. Y lo que puede ocurrir en Chile es más bien lo señalado por el Senador señor Valdés : tendremos migraciones selectivas.
Con relación a lo manifestado por el señor Ministro en orden a otorgar facilidades, me parece que esto debe observarse más en el tiempo y no sólo dar facilidades en uno u otro sentido. Está muy bien, tenemos que ser un país abierto; pero no vaya a ocurrir que, por posibilitar una simple entrada, las personas no se puedan insertar como corresponde -como ha sucedido con inmigrantes de Argentina, quienes después de una o a veces dos generaciones no se sienten argentinos ni chilenos- y, en consecuencia, se haya perdido el tiempo.
Es imprescindible fortalecer verdaderamente la sociedad chilena. Para conseguirlo, el problema debe ser mirado en una perspectiva en el tiempo. En países como Estados Unidos el asunto se resolvió quizás sin pensarlo, sin analizarlo mayormente. Tenía trece colonias, que bajo el Gobierno de Jackson se fueron hacia el sur, y después hacia el oeste. Pero Chile no es Estados Unidos. Nuestra situación es muy distinta.
En cuanto a lo que acontece con Argentina, esa nación tiene con nosotros una relación privilegiada y muy especial. Si aplicamos una política apropiada y realista, podremos participar de todo lo que pasa al interior de sus provincias, con las que tenemos grandes vinculaciones.
Por eso he querido hacer estas reflexiones.
Chile tiene cuatrocientos y tantos años de historia. Este problema es relativamente nuevo para nuestro país, que en su primera etapa estuvo formado por dos grandes corrientes: la de los indígenas que vivían aquí, y la de los españoles que llegaron al territorio. La Constitución de Cádiz hablaba de los españoles de ambos mundos, esto es, de los que vivían en la península ibérica, y de los que habitaban acá. De ahí nace la fusión de nuestro país.
Más tarde, fundamentalmente con la República, viene todo un desarrollo que ha ido dando a la sociedad chilena, de alguna forma, las particularidades que hoy exhibe. Pero nuestra sociedad futura no será la misma del siglo XIX; no tendrá nada que ver con la de la época de la Colonia. Será distinta y para ello hay que prepararse con inteligencia, prudencia y mucha apertura.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Excúsenme por intervenir desde la testera, pero quiero hacer un breve comentario antes de conceder la palabra al señor Ministro .
Indudablemente, la sesión es muy importante. Mientras escuchaba el debate recordé un libro del economista de Harvard señor Galbraith, donde dice que los países tienen dos grandes formas de crecer, desarrollarse y tener éxito: la educación y la inmigracion. Creo que tiene razón.
Deberíamos pensar seriamente en ello y, así como estamos haciendo esfuerzos en materia de educación -me alegro de que el señor Ministro haya anticipado algunos lineamientos de la política por seguir-, se hace necesario potenciar una política de inmigración con miras a contar con esos dos elementos tan fundamentales para el desarrollo.
Tiene la palabra el señor Ministro.
El señor INSULZA ( Ministro del Interior ).-
Señor Presidente , sólo quiero dar una información que considero debe ser conocida por los señores Senadores.
A raíz de lo señalado por el Senador señor Valdés en cuanto a la necesidad de traer científicos y tener en ese ámbito una cooperación científica que, junto con aumentar los conocimientos de ese tipo, nos permita dar prestigio al país, debo expresar que conozco sólo una valiosa experiencia implementada en los últimos años.
Un instituto chileno trajo a Chile a cerca de cien astrónomos provenientes de ciudades tan diferentes como Varsovia, Bakú, Kiev, Dansk , Moscú (por cierto la primera de ellas), Sofía o Varna, de Bulgaria. Se trata de una actividad emprendida por un astrónomo chileno que, además, es ingeniero, empresario, deportista aficionado: don Gonzalo Alcaíno , a quien algunos de Sus Señorías seguramente conocen. En 1989 ó 1990 él concurrió a un seminario en Moscú, donde le pidieron -antes se estilaba mucho eso- que trajera a Chile a 6 ó 7 astrónomos de primera calidad que no tenían dónde trabajar.
El señor Alcaíno emprendió un camino diferente. Creó en 12 ciudades distintas -si no me equivoco, ése era el número según la última cuenta, pero conociendo el dinamismo del astrónomo nacional ya deben ser más- del este de Europa sucursales del Instituto Isaac Newton, de Chile, que el año pasado se ubicó, si no en primer lugar (no me aventuro a hacer esa afirmación), sí entre las tres primeras instituciones astronómicas, científicas, de ciencias astronómicas, en publicaciones astronómicas en el mundo, considerando todas las revistas especializadas. Esos astrónomos trabajan en sus propios institutos y publican artículos, en revistas europeas (entre ellas la inglesa) y norteamericanas de astronomía, en nombre del Instituto Isaac Newton de Chile, rama Sofía , rama Moscú , rama Polonia. Creo que es un gran ejemplo y no podía dejar de manifestarlo.
Ahora bien, salvo un "grant" del Ministerio de Educación para realizar divulgación astronómica que el señor Alcaíno tenía antes de formar el Instituto, no recibió ayuda absolutamente de nadie en Chile para llevar a cabo esta tarea que, a escala de nuestro tiempo, es parecida a la que efectuaron otros chilenos en su época, porque él programa su Instituto por Internet. Y cada uno de estos astrónomos -a los que, en general, les falla un poco la parte del "management", pues no son muy organizados- recibe de parte del Director del Instituto su carga de trabajo a través de Internet; la cumple y obtiene una modesta remuneración cada mes, la que ciertamente le sirve para complementar los 200 ó 300 dólares mensuales que ganan los astrónomos por esos lados.
Sería bueno que en alguna oportunidad los señores Senadores se interesaran por este fenómeno. El señor Alcaíno , que es un hombre un poco monotemático -habla nada más que de esto-, no va a tener ninguna dificultad en concurrir al Senado, con todos sus libros, con las fotografías de sus científicos y con los artículos y documentos que su centro de investigación ha publicado en la mayoría de las revistas especializadas del mundo, para que Sus Señorías conozcan esta experiencia.
Señalo esto, señor Presidente , para concluir con una nota de optimismo respecto de la necesidad de que haya más científicos en Chile, pues, cuando media imaginación, la tecnología moderna proporciona los recursos para tenerlos sin necesidad de traerlos y, de esta manera, sacar gran brillo al país en este ámbito.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Si le parece a la Sala, se enviarán todos los oficios solicitados por los señores Senadores en las diversas intervenciones.
Acordado.
Habiéndose cumplido el objetivo de la sesión, se levanta.
--Se levantó a las 14:7.
Manuel Ocaña Vergara,
Jefe de la Redacción