Labor Parlamentaria
Diario de sesiones
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Disponemos de documentos desde el año 1965 a la fecha
Índice
- DOCUMENTO
- PORTADA
- I. ASISTENCIA
- II. APERTURA DE LA SESIÓN
- III. ACTAS
- IV. CUENTA
- V. CLAUSURA DEL PERÍODO LEGISLATIVO
- INTERVENCIÓN : Jaime Orpis Bouchon
- INTERVENCIÓN : Nelson Jaime Avila Contreras
- INTERVENCIÓN : Maximiano Errazuriz Eguiguren
- INTERVENCIÓN : Jose Garcia Ruminot
- INTERVENCIÓN : Sergio Velasco De La Cerda
- INTERVENCIÓN : Ivan Moreira Barros
- INTERVENCIÓN : Eugenio Tuma Zedan
- INTERVENCIÓN : Fanny Pollarolo Villa
- INTERVENCIÓN : Victor Reyes Alvarado
- INTERVENCIÓN : Felipe Valenzuela Herrera
- INTERVENCIÓN : Tomas Jocelyn Holt Letelier
- INTERVENCIÓN : Miguel Hernandez Saffirio
- INTERVENCIÓN : Maria Victoria Ovalle Ovalle
- INTERVENCIÓN : Maria Rozas Velasquez
- INTERVENCIÓN : Ricardo Enrique Rincon Gonzalez
- INTERVENCIÓN : Haroldo Fossa Rojas
- INTERVENCIÓN : Luis Pareto Gonzalez
- INTERVENCIÓN : Ivan Mesias Lehu
- INTERVENCIÓN : Antonella Sciaraffia Estrada
- INTERVENCIÓN : Rafael Arratia Valdebenito
- INTERVENCIÓN : Marina Prochelle Aguilar
- INTERVENCIÓN : Salvador Urrutia Cardenas
- INTERVENCIÓN : Carlos Recondo Lavanderos
- INTERVENCIÓN : Alberto Espina Otero
- INTERVENCIÓN : Carlos Alfredo Vilches Guzman
- CIERRE DE LA SESIÓN
Notas aclaratorias
- Debido a que muchos de estos documentos han sido adquiridos desde un ejemplar en papel, procesados por digitalización y posterior reconocimiento óptico de caracteres (OCR), es que pueden presentar errores tipográficos menores que no dificultan la correcta comprensión de su contenido.
- Para priorizar la vizualización del contenido relevante, y dada su extensión, se ha omitido la sección "Indice" de los documentos.
REPÚBLICA DE CHILE
CÁMARA DE DIPUTADOS
LEGISLATURA 345ª, EXTRAORDINARIA
Sesión 34ª, en miércoles 6 de marzo de 2002
(Ordinaria, de 10.49 a 14.29 horas)
Presidencia de los señores Pareto González, don Luis; Valenzuela Herrera, don Felipe, y Seguel Molina, don Rodolfo.
Secretario, el señor Loyola Opazo, don Carlos.
Prosecretario, el señor Álvarez Álvarez, don Adrián.
ÍNDICE
ÍNDICE GENERAL
I. Asistencia
II. Apertura de la sesión
III. Actas
IV. Cuenta
V. Clausura del período legislativo
VI.Documentos de la Cuenta.
1.Oficio del Senado por el cual comunica que ha aprobado, en los mismos términos que la Cámara de Diputados, el proyecto que establece un sistema de incentivos de remuneraciones a los funcionarios municipales (boletínNº 267706)
I.ASISTENCIA
Asistieron los siguientes señores diputados: (100)
NOMBRE
--Acuña Cisternas, Mario
--Aguiló Melo, Sergio
--Alvarado Andrade, Claudio
--Álvarez Zenteno, Rodrigo
--Allende Bussi, Isabel
--Arratia Valdebenito, Rafael
--Ascencio Mansilla, Gabriel
--Ávila Contreras, Nelson
--Bertolino Rendic, Mario
--Rozas Velásquez, María
--Bustos Ramírez, Juan
--Cardemil Herrera, Alberto
--Ceroni Fuentes, Guillermo
--Coloma Correa, Juan Antonio
--Cornejo Vidaurrazaga, Patricio
--Correa De la Cerda, Sergio
--Cristi Marfil, María Angélica
--Delmastro Naso, Roberto
--Díaz Del Río, Eduardo
--Dittborn Cordua, Julio
--Elgueta Barrientos, Sergio
--Errázuriz Eguiguren, Maximiano
--Espina Otero, Alberto
--Fossa Rojas, Haroldo
--Galilea Carrillo, Pablo
--Galilea Vidaurre, José Antonio
--García García, René Manuel
--García Ruminot, José
--García-Huidobro Sanfuentes, Alejandro
--González Román, Rosa
--Gutiérrez Román, Homero
--Guzmán Mena, Pía
--Hales Dib, Patricio
--Hernández Saffirio, Miguel
--Huenchumilla Jaramillo, Francisco
--Ibáñez Santamaría, Gonzalo
--Jaramillo Becker, Enrique
--Jarpa Wevar, Carlos Abel
--Jeame Barrueto, Víctor
--Jiménez Villavicencio, Jaime
--Jocelyn-Holt Letelier, Tomás
--Kuschel Silva, Carlos Ignacio
--Leal Labrín, Antonio
--Leay Morán, Cristián
--León Ramírez, Roberto
--Letelier Morel, Juan Pablo
--Letelier Norambuena, Felipe
--Longueira Montes, Pablo
--Lorenzini Basso, Pablo
--Luksic Sandoval, Zarko
--Martínez Labbé, Rosauro
--Masferrer Pellizzari, Juan
--Melero Abaroa, Patricio
--Mesías Lehu, Iván
--Monge Sánchez, Luis
--Montes Cisternas, Carlos
--Mora Longa, Waldo
--Moreira Barros, Iván
--Mulet Martínez, Jaime
--Muñoz Aburto, Pedro
--Muñoz D'Albora, Adriana
--Naranjo Ortiz, Jaime
--Navarro Brain, Alejandro
--Núñez Valenzuela, Juan
--Ojeda Uribe, Sergio
--Olivares Zepeda, Carlos
--Orpis Bouchón, Jaime
--Ortiz Novoa, José Miguel
--Ovalle Ovalle, María Victoria
--Palma Flores, Osvaldo
--Palma Irarrázaval, Andrés
--Palma Irarrázaval, Joaquín
--Pareto González, Luis
--Pérez Arriagada, José
--Pérez San Martín, Lily
--Pérez Varela, Víctor
--Pollarolo Villa, Fanny
--Prochelle Aguilar, Marina
--Prokurica Prokurica, Baldo
--Recondo Lavanderos, Carlos
--Reyes Alvarado, Víctor
--Rincón González, Ricardo
--Rojas Molina, Manuel
--Saa Díaz, María Antonieta
--Salas De la Fuente, Edmundo
--Sánchez Grunert, Leopoldo
--Sciaraffia Estrada, Antonella
--Seguel Molina, Rodolfo
--Silva Ortiz, Exequiel
--Soto González, Laura
--Tuma Zedan, Eugenio
--Ulloa Aguillón, Jorge
--Urrutia Cárdenas, Salvador
--Valenzuela Herrera, Felipe
--Vargas Lyng, Alfonso
--Velasco De la Cerda, Sergio
--Venegas Rubio, Samuel
--Vilches Guzmán, Carlos
--Villouta Concha, Edmundo
--Walker Prieto, Patricio
Con permiso constitucional estuvo ausente el diputado señor Enrique Krauss.
II.APERTURA DE LA SESIÓN
Se abrió la sesión a las 10.49 horas.
El señor PARETO (Presidente).-
En el nombre de Dios y de la Patria, se abre la última sesión del período legislativo 19982002 de la Cámara de Diputados.
III.ACTAS
El señor PARETO (Presidente).-
El acta de la sesión 26ª se declara aprobada.
El acta de la sesión 27ª queda a disposición de los señores diputados y señoras diputadas.
IV.CUENTA
El señor PARETO (Presidente).-
Se va a dar lectura a la Cuenta.
El señor ÁLVAREZ (Prosecretario) da lectura a los documentos recibidos en la Secretaría.
V. CLAUSURA DEL PERÍODO LEGISLATIVO
El señor PARETO (Presidente).-
En esta sesión harán uso de la palabra diputados y diputadas de las distintas bancadas de la Corporación.
Tiene la palabra el diputado y senador electo, señor Jaime Orpis .
El señor ORPIS .-
Señor Presidente, quizás sea éste el último día en que intervenga en esta honorable Cámara de Diputados. Para esta oportunidad, he reservado un tema que, en lo íntimo, es muy especial.
Mi padre formó parte de esta Cámara. Falleció en 1990, en momentos en que yo recién ingresaba en ella. Lo tradicional es rendir homenaje a quienes han formado parte de la Corporación. Yo no lo pedí cuando él falleció, porque creo que en la vida hay que respetar la esencia de las personas, y mi padre era una persona sencilla. Sin embargo, me comprometí con mi padre, a quien no pude despedir porque me hallaba en un viaje con motivo del cumplimiento de funciones de esta honorable Cámara, en una cosa: no pedir en ese momento un homenaje para esa persona sencilla, sino hacerlo el último día en que yo formara parte de la Cámara. Él, al igual que muchos otros, dedicó su vida al servicio público y esperaba que en sus hijos se proyectara ese amor por el país y por su región.
No solicité hacer este homenaje, padre, pero sí quiero decirte hoy que he tratado de no fallarte en estos doce años. Quiero que quede establecido en las actas de la Corporación que en el último día que formé parte de ella, de la cual también fuiste uno de sus integrantes, yo, como hijo, te rindo este sencillo homenaje y te dedico los mejores momentos y la entrega que también, al igual que tú, dediqué al país y al lugar que representé.
He dicho.
Aplausos.
El señor PARETO (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado y senador electo, señor Nelson Ávila .
El señor ÁVILA .-
Señor Presidente, me ha tomado enteramente por sorpresa esta posibilidad que se nos otorga de pronunciar unas palabras en el momento en que pasamos nuestros últimos minutos en esta Corporación.
Escuchar al colega Orpis hacer su despedida, me inspiró para dar a conocer una expresión de mis sentimientos en estos momentos. Él señaló que su padre en algún momento perteneció a esta Corporación. Por lo tanto, queda claro todo el rico caudal de sentimientos que aquello importa.
En mi caso, mi padre fue un hombre sencillo, del campo. Nunca incursionó en la política. Sin embargo, si hay algo que tengo que agradecerle es la impronta de mantener siempre un contacto vivo, humano y generoso con la gente que lo rodeó. Él se caracterizó por ser una persona llena de los más nobles sentimientos. Y si hay algo que he sentido como una deuda a lo largo de mi vida es no haberle sabido testimoniar en vida todo el inmenso amor que sentía por él. Fui, de algún modo, mezquino en la expresión de aquellos sentimientos.
Hoy no tenía pensado decir nada, pero, tal como indiqué, de súbito encontré que quizás era éste el momento de testimoniarle un cariño y una gratitud que no hay cómo medir en su inmensidad. Tal vez, él nunca se imaginó que le rendiría un tributo en estas circunstancias. Pero estoy cierto de que el día 11 de marzo, cuando tenga que jurar en el Senado, estará muy cerca de mí, como siempre lo estuvo. En ese instante quizás vea colmado un sueño que nunca me quiso decir, porque, según él, cualquier expresión de esa índole podría significar una presión malévola, que, a lo mejor, daría por resultado algo que él no esperaba.
Queridos colegas, me voy a la “torre gemela”. Desde allí, sin duda, mantendremos los lazos humanos, aquellos que, a lo largo de estos años, en mayor o menor medida, hemos establecido. De cualquier forma, estaremos siempre disponibles para continuar manteniendo entre nosotros un lazo de tipo humano que nunca la política debe dejar de cultivar.
Muchas gracias. He dicho.
Aplausos.
El señor PARETO (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado señor Errázuriz .
El señor ERRÁZURIZ .-
Señor Presidente, hasta ahora han hecho uso de la palabra quienes dejan esta Cámara de Diputados porque se van, como dijo el diputado señor Ávila , a la “torre gemela”.
Hay cuarenta y tres colegas que no continuarán con nosotros a partir de la próxima semana. Naturalmente, durante estos años hemos tenido, como es propio de una Cámara política, diferencias entre los distintos partidos, discrepancias en cuanto a las apreciaciones respecto de proyectos de ley o de situaciones generales del país. Sin embargo, diría que hay una cosa que siempre ha caracterizado a esta Cámara: el afecto y la amistad entre los parlamentarios desde el punto de vista humano.
Hoy nos dejan varios con quienes fuimos colegas desde 1973. Estoy pensando en el Presidente de la Corporación, diputado señor Luis Pareto ; en los colegas Enrique Krauss , Gustavo Alessandri y Osvaldo Vega .
Incluso, en los momentos más difíciles que ha vivido el país, como ocurrió en 1973 con el período parlamentario que se extendió por cuatro meses, siempre hubo una relación humana muy importante.
Anoche, cuando la Mesa de la Cámara hizo un reconocimiento a los 43 colegas que despedimos, en los aplausos de quienes estábamos presentes, testimoniamos nuestro cariño y amistad. ¿Cómo no lamentar la pérdida habría que nombrarlos a todos de juristas y personas que trabajaron con tanto ahínco durante doce años, como los diputados señores Huenchumilla y Sergio Elgueta ? También pienso en otros colegas de distintas bancadas que han hecho aportes en variados ámbitos. Algunos no continuarán desempeñándose en esta Corporación porque no quisieron repostular, como el diputado señor Gutenberg Martínez o el diputado señor Enrique van Rysselberghe ; unos, porque sencillamente se van al Senado, y otros, porque fueron derrotados. Con todo y a pesar de que la comunidad pueda no comprender el trabajo legislativo que hacen sus parlamentarios, éste quedará reflejado en los anales y en la historia de la Cámara de Diputados.
A quienes nos dejan de los que ingresaron en 1990 sólo quedan aproximadamente 30 diputados les quiero desear la mejor de las suertes y decirles que, más allá del recuerdo que quede en los anales de la Cámara de Diputados, permanecerá en nuestro corazón el recuerdo de ustedes, y aunque no seguiremos compartiendo como colegas, sí lo haremos como amigos. Estoy cierto de que podrán continuar contando con todo lo que podamos hacer por ustedes.
He dicho.
Aplausos.
El señor PARETO (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado y senador electo, señor José García Ruminot .
El señor GARCÍA (don José) .-
Señor Presidente, honorables colegas:
Como muchos de los que estamos en esta Sala, juré como diputado el 11 de marzo de 1990. Era el momento del retorno del sistema democrático en nuestra República.
Muchos llegamos aquí pensando en que nos encontraríamos en una trinchera, en una guerra. Llegamos llenos de desconfianza y de dudas y, por qué no decirlo y reconocerlo, viéndonos incluso como enemigos. Con el correr del tiempo nos fuimos dando cuenta de que, cualquiera que hubiera sido nuestro origen político, todos teníamos sueños e ideales parecidos. Todos queríamos para nuestra patria lo mejor y, sobre todo, deseábamos para la gente más modesta, más sencilla, para nuestros trabajadores, forjar un Chile con mayor justicia y progreso, con una democracia que la pudiéramos ir construyendo y perfeccionando entre todos.
Han transcurrido 12 años. Gracias a Dios, gran parte de esas dudas y recelos con que partimos han sido vencidos. Ya no nos vemos como enemigos, como sucedió ese primer día en que estuvimos aquí, sino mucho más unidos de lo que incluso la propia opinión pública cree; mucho más unidos trabajando y construyendo un mejor destino para nuestra amada Patria. Eso es mérito de todos quienes nos encontramos aquí, porque cuál más, cuál menos, todos fueron poniendo de su parte para que ello ocurriera, para superar las barreras que nos dividían y nos uniéramos para hacer realidad los sueños y esperanzas de tantos chilenos que en incontables jornadas electorales han votado por nosotros.
Al despedirme de esta Sala, quiero saludar con el mayor aprecio, cariño y reconocimiento a mi colega de distrito, honorable diputado Francisco Huenchumilla Jaramillo , quien retornará a sus labores privadas. Según me ha manifestado, no se retirará de la política, pero tampoco estará en este hemiciclo. Quiero desearle a Francisco y a su familia el mayor de los éxitos, pues él se lo merece. Su trabajo en la Cámara de Diputados y en su distrito quedará siempre en los anales de esta Corporación y estará presente en la gente de la región, a la que él sirvió con amor, generosidad, dedicación y verdadero espíritu de servicio público. ¡Gracias, Francisco ! ¡Que Dios te bendiga y que tu vida sólo conozca éxitos!
Quiero agradecer y reconocer a mis colegas y a los independientes que han compartido las bancadas de la Alianza por Chile; a los colegas diputados de la Unión Demócrata Independiente, porque con todos ellos hemos trabajado intensamente. Con todos ellos compartimos un ideal de país y un sueño de sociedad. Ese trabajo conjunto nos ha enriquecido a todos. Por lo tanto, en la hora de la despedida, quiero decirles a mis colegas de Renovación Nacional, de la Unión Demócrata Independiente y a los independientes de estas bancadas, gracias, infinitas gracias por todo el cariño y apoyo que me han demostrado durante estos doce años.
También guardo el mayor afecto y gratitud para todos los funcionarios de la Cámara. En todos ellos hay un enorme profesionalismo, entrega y dedicación para que las funciones de esta Cámara se realicen dentro de un marco de absoluta transparencia, lo que habla muy bien de cada uno de quienes laboran en la Corporación. Ellos han compartido con nosotros todos estos años y han permitido que nuestra labor sea más fácil y fructífera.
Todos nosotros tenemos una tarea: reivindicar ante la ciudadanía el valor del servicio público. Desgraciadamente, tenemos que reconocer que, en general y a mi juicio en forma injusta, la opinión pública tiene una mala valoración de los parlamentarios.
¿Por qué existe esa percepción negativa si la inmensa mayoría de nosotros llegamos a trabajar los lunes, permanecemos en la Cámara martes, miércoles y jueves, cumpliendo con nuestros deberes tanto en la Sala como en las Comisiones, sosteniendo reuniones con ministros, y llegamos a nuestras regiones a seguir trabajando con las juntas de vecinos, con las organizaciones de las iglesias, con los deportistas, con los clubes del adulto mayor, en fin, con tantas instancias de la comunidad. ¿Y por qué, a pesar de ese esfuerzo, de nuestra entrega, cariño y verdadera vocación de servicio público, hay tantas personas que no nos quieren y que dicen de nosotros, ni más ni menos, que somos mentirosos, que prometemos lo que no podemos cumplir, que sólo aparecemos en los lugares donde viven a buscar los votos, y luego, “si te he visto, no me acuerdo”?
Estoy convencido de que en la inmensa mayoría de los casos no es así. La cuestión es qué debemos hacer para que la gente cambie de opinión, vea en nosotros a sus servidores y tenga la confianza que, creo, realmente nos merecemos.
Señor Presidente, estimadas y estimados colegas: gracias a todos ustedes por su entrega al país, gracias por su aporte al trabajo legislativo; mucho éxito a los que se van, mucho éxito a los que se quedan.
Termino elevando una oración al cielo y pidiendo a Dios que bendiga a Chile, nuestra amada patria, y a todos nosotros para que nuestro trabajo en favor de los más necesitados sea cada día más productivo.
Gracias, queridos colegas; gracias, señor Presidente.
He dicho.
Aplausos.
El señor PARETO (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado señor Sergio Velasco .
El señor VELASCO .-
Señor Presidente, una elección se pierde o se gana. Así es el libre juego de la democracia.
Soy de aquellos que no fueron reelectos. Traté de cumplir en la Cámara de Diputados, con fervor, con cariño, con pasión, con gusto, porque no solamente estaba representando a mi distrito, sino que también, con ello, se consolidaba cada día más nuestra democracia, aquella que, lamentablemente, en una oportunidad perdimos.
Cuando en 1990 llegué al Congreso, este edificio no estaba terminado, y entre tablones, maestros y carpinteros, iniciamos el proceso hacia la democracia en nuestro país, y lo hicimos con mucha generosidad porque sabíamos lo que, lamentablemente, habíamos perdido.
Por eso, me siento muy honrado de haber participado nuevamente con todos y cada uno de los colegas que conformamos la Cámara de Diputados en este período legislativo. Siento orgullo y satisfacción personal por la grata experiencia de haber vuelto a legislar en beneficio de nuestro país, de los más necesitados, de los más carenciados, de aquellos que claman por mayor justicia social y, sobre todo, de aquellos que requieren del Congreso una mayor participación en los hechos del diario vivir.
Siento honor por haber pertenecido al Congreso Nacional, que, a pesar de lo que se dice, sigue manteniendo un prestigio enorme en el extranjero, y eso lo vemos a menudo, lo hemos sentido y palpado. No tuve la suerte de ser reelecto, pero no lo digo derrotado, pues fue un honor haber pertenecido a la bancada democratacristiana de esta Corporación y haber representado al distrito 15, de San Antonio y Casablanca, y a Chile, en distintos eventos nacionales e internacionales.
Reconozco en todos y en cada uno de mis colegas esa actitud noble, generosa, de honradez para trabajar en los asuntos legislativos e integrar el Congreso con representantes de la gente que no tiene voz y reclamar sus derechos.
Tenemos que conservar, mantener y prestigiar el Parlamento para que nunca más pase lo que pasó. Debemos ser capaces de entendernos a pesar de nuestras diferencias, a fin de llegar a acuerdos no para la satisfacción personal de cada uno, sino de Chile, que día a día reclama más justicia, educación, salud, vivienda y trabajo. Ése es el rol que modestamente traté de llevar a cabo en la Cámara. Me siento muy satisfecho por lo realizado. Quizás pude hacer más, pero esa entrega y todas mis acciones las hice de corazón.
Agradezco a la Mesa y a todos quienes tuvieron la paciencia de escucharme, atenderme y soportarme.
Pido perdón si en cierta ocasión ofendí a alguna parlamentaria o parlamentario. Si ello ocurrió, se debió a la pasión del momento, exclusivamente por tratar de resguardar los intereses superiores del país más que los intereses particulares.
Creo que al realizar la labor parlamentaria debemos tratar de ser más hermanos, más amigos, lo que nos dará la posibilidad de construir un Chile mejor. Eso es lo que pide y desea nuestra patria.
Muchas gracias, colegas. Hasta pronto.
Aplausos.
El señor PARETO (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado señor Iván Moreira .
El señor MOREIRA .-
Señor Presidente, sólo algunas reflexiones.
Algunos parlamentarios han integrado esta Corporación durante más de diez años. Lo más importante que ha ocurrido en política en este lapso es que todos hemos sido capaces de ir fortaleciendo nuestra democracia.
La democracia no es patrimonio de uno o de unos pocos, sino de todos. Probablemente, en este esfuerzo compartido hay matices distintos, pero todos hemos participado en la profundización de la democracia, y lo hemos conseguido.
Más de alguno pensará que falta mucho por hacer. Evidentemente, es así. Siempre hay más por hacer, pero lo importante es que todos los que han pasado por este hemiciclo, a lo largo de estos doce años, dejaron una huella, un ejemplo, por sobre las legítimas diferencias ideológicas que nos pueden separar.
Repito lo que dije hace cuatro años en una sesión similar. Los unos y los otros hemos avanzado, porque en 1989, y antes hoy no es el momento de juzgar la historia, nos habíamos convertido en enemigos. Durante la profundización de esta democracia hemos sido capaces de decir que en Chile se acabaron los enemigos políticos. Hoy somos adversarios y eso es importante para consolidar aún más la democracia. Ésa es la tarea de los que nos quedamos: con la experiencia de estos años, seguir consolidando la democracia y prestigiarla, sabiendo que muchas veces somos responsables del deterioro de la imagen del sistema político y de los políticos, porque nos dejamos llevar por pasiones.
En segundo lugar, deseo éxito a todos, en particular a los que perdieron, quienes, obviamente, pasan por una situación emocional difícil, ya que a nadie le gusta perder. A quienes se van, les deseo sólo éxito en todas las empresas que lleven adelante. Algunos son “duros de matar”, por lo que no me cabe duda de que volverán. La política es difícil, muchas veces incomprendida, pero lo importante es el sentimiento que uno pone en las cosas. El amor, la pasión, la lealtad a los principios y ser consecuentes enaltecen el mundo político.
A los que se alejan, gracias por lo que nos ofrecieron a lo largo de todos estos años; quienes nos quedamos, asumimos una gran responsabilidad. A los senadores electos, que tendrán una labor distinta, donde no sé si las cosas serán tan difíciles como acá, les deseamos éxito en la gestión que emprenderán.
Por último, quiero hacer un mea culpa o una autocrítica. Muchas veces no actuamos con todo el sentimiento que amerita la situación. Es triste que en una ocasión como ésta, en que se van algunos colegas, no estemos todos. Sin duda, a veces somos un poquitito desconsiderados, pues en algunas oportunidades nos falta entregar al colega, por sobre nuestras diferencias ideológicas, respaldo, cariño, un palmoteo; en definitiva, un poco más de solidaridad entre nosotros. Eso será importante profundizarlo.
Acá podemos tener polémicas, enfrentarnos muchas veces con argumentos duros, pero debemos aprender a convivir. Si fuimos capaces de cambiar la conducta de tratarnos como enemigos en política para transformarnos en adversarios, también tenemos que contribuir a mejorar esa relación, a ser más solidarios entre nosotros mismos.
Por eso, deseo éxito y larga vida a todos y que nunca olvidemos que un día que pasa es un día ganado.
He dicho.
Aplausos.
El señor PARETO (Presidente).-
Tiene la palabra el honorable diputado señor Eugenio Tuma .
El señor TUMA .-
Señor Presidente, las intervenciones de los diputados en el día de hoy conmueven y llaman a la emotividad. Quizás ésta sea una de las sesiones más importantes a las que haya asistido en la Cámara de Diputados. Si bien en esta Sala debemos abocarnos al estudio de proyectos de tremenda importancia, también hay materias que dicen relación con los afectos, con la estimación, con el corazón y con los sentimientos, que tienen que ver con el modo en que desempeñamos nuestro cargo.
A quienes fuimos reelegidos en la última elección, la ciudadanía en nuestros distritos nos reconoció especialmente la actividad legislativa, pero la opinión pública poco la conoce, por lo que quiero aprovechar esta ocasión para contar algo de lo que hemos hecho en esta Corporación, en particular en la Comisión de Hacienda, que me ha correspondido presidir en el último tiempo. En ella trabajamos 13 señores diputados, despachamos 28 proyectos de ley en 51 sesiones realizadas en el año recién pasado, lo que da un promedio de 12 días corridos en el estudio de los proyectos de ley.
Poco se sabe de la agilidad de las Comisiones, donde verdaderamente se trabaja en este Congreso Nacional; poco conocen los medios de comunicación, o lo ocultan a la opinión pública, respecto de la eficacia con que la mayoría de los diputados participa, especialmente en las Comisiones.
Voy a mencionar algunos de los proyectos de ley relevantes, despachados por la Comisión de Hacienda, con el objeto de dar a conocer la tarea realizada por los diputados que la integran, pero también para señalar que, a través de esta gestión, vamos conformando el modo en que se relacionan los agentes del mercado y las instituciones, así como las personas. Los proyectos de ley que voy a mencionar en último término tienen que ver más con las personas y las familias que con las instituciones. Por ejemplo, el que modifica la ley orgánica constitucional del Banco Central de Chile, que fue despachado por la Comisión de Hacienda; el que modifica el Código Tributario; el que regula los contratos administrativos de suministro y prestación de servicios todavía está en proceso, a pesar de haberse entregado un informe a la Sala; el que introduce adecuaciones de índole tributaria al mercado de capitales y flexibiliza el mecanismo de ahorro voluntario; el que flexibiliza las inversiones de los fondos mutuos y compañías de seguro, crea la administradora general de fondos, facilita la internacionalización de la banca y perfecciona leyes de sociedades anónimas y de fondos de inversión; el que tiene que ver con la protección de la vida privada de las personas, reduce los plazos de permanencia de los informes comerciales en las bases de datos en cuanto a la morosidad, conocido como ley Dicom; el que establece temporalmente una exención del impuesto de timbres y estampillas, rebaja pagos de derechos en la reprogramación de deudas hipotecarias y modifica normas tributarias; el que modifica el decreto ley sobre tributación a la renta; el que crea juzgados de policía local en más de cien comunas del país; el que crea el Consejo Nacional de Cultura y el Fondo Nacional de Desarrollo Cultural; el que establece un sistema de atención a la niñez y adolescencia a través de la red de colaboradores del Sename; el que sustituye la ley Nº 19.366, que sanciona el tráfico ilícito de estupefacientes; el que autoriza a la Universidad de Chile la contratación de empréstitos para financiar la construcción de un parque científico-tecnológico; el que autoriza a las municipalidades para otorgar prestaciones de bienestar a los funcionarios de esas corporaciones; el relacionado con la firma electrónica y los servicios de certificación de firma electrónica.
Por razones de tiempo, no seguiré citando otros proyectos despachados por la Cámara de Diputados, en particular por la Comisión de Hacienda; pero quiero decir que, a través de esta labor, los parlamentarios estamos cumpliendo con el mandato encomendado por nuestros electores.
Señor Presidente, quiero terminar expresando mi reconocimiento a la labor realizada por los miembros de la Comisión de Hacienda, diputados señores Claudio Alvarado , Rodrigo Álvarez , Julio Dittborn , Pablo Galilea , Carlos Kuschel , Pablo Lorenzini , Carlos Montes , José Miguel Ortiz y Exequiel Silva . Además, deseo expresar muy especialmente nuestro reconocimiento al muy significativo aporte que hizo en la Comisión de Hacienda el diputado señor José García Ruminot , actual senador electo. Nos alegramos por esa elección, pero lo vamos a echar de menos en la Comisión, ya que su participación en ella y en la Sala fue de extraordinaria relevancia. Le deseamos éxito y esperamos que repita en el Senado la brillante gestión que hizo en la Cámara.
También vamos a echar de menos el aporte permanente e irreemplazable de los diputados señores Andrés Palma y Tomás Jocelyn-Holt , tanto en la Comisión de Hacienda como en la Cámara, en general. Sin duda, serán irreemplazables y sus ausencias serán bastante notorias, pero esperamos que sean transitorias. Ojalá vuelvan en el próximo período parlamentario para que sigan entregando su contribución, valorada por muchos parlamentarios y por la ciudadanía.
No sólo a través de los resultados en sus distritos se puede apreciar lo que significa un parlamentario. En otros lugares también hay una opinión y reconocimiento a la labor realizada.
Por otro lado, también quiero expresar mi reconocimiento a los presidentes de la Comisión de Hacienda, diputados señores Andrés Palma , Pablo Lorenzini y José Miguel Ortiz , que en este período legislativo realizaron una labor ejemplar: otorgaron las garantías necesarias y crearon las condiciones para establecer una relación que hiciera más agradable el trabajo de este grupo humano para sentir deseos de concurrir a la Comisión y sacar las cosas adelante, sobre todo de mirar el trabajo legislativo con interés país y altura de miras.
No puedo terminar sin expresar mi reconocimiento al abogado secretario de la Comisión, don Javier Rosselot ; a los abogados ayudantes, Pablo Oneto y Claudia Rodríguez , y a la secretaria ejecutiva, Claudia Montedónico .
De este modo, termino mi homenaje a quienes han aportado en este período legislativo, tanto a los que se van como a los que seguiremos en esta Corporación, y les digo que en este trabajo legislativo lo más valioso es crear amistad, afecto, sentimientos y cariño.
He dicho.
Aplausos.
El señor PARETO (Presidente).-
Tiene la palabra la diputada señora Fanny Pollarolo .
La señora POLLAROLO (doña Fanny) .-
Señor Presidente, no estaba desinformada como nuestro colega Nelson Ávila . Sentía la necesidad de despedirme y había consultado al respecto. Creo en los rituales de término de una etapa para iniciar bien la otra; creo en las despedidas para compartir, fundamentalmente, sentimientos, pero también ideas y algunas reflexiones.
No sé por qué razón se me ocurrió leer las despedidas anteriores, en las cuales no estuve presente, y quiero dar a conocer lo que me pasó, porque son distintas, indican algo.
En 1994, la primera, junto con los nutridos aplausos a la tremenda simpatía de Mario Palestro, en esta Sala se expresó una especie de suspiro de alivio. Sí, era posible; se había logrado completar ese período parlamentario; se estabilizaba la democracia. Había una tranquilidad muy grande.
En 1998 fue distinto, muy turbulento. Hoy siento que estamos en un nuevo momento, que se manifiesta en su tono y en hechos muy simbólicos e importantes, como el caso de la señora Bachelet , ministra de Defensa, mujer y, además, socialista.
Otro hecho muy relevante tal vez a ello se deban muchas ausencias: por primera vez, dos mujeres asumirán como Presidentas de la Cámara. Estábamos atrasados, pues en otros países Perú , México y Colombia esos cargos ya habían sido ejercidos por mujeres.
Este nuevo momento es importante. Les ruego que perdonen esta breve reflexión. Lo más relevante es transmitir lo que ha sido para mí este tiempo, esta experiencia, lo que siento y los agradecimientos que deseo entregar, sin poder evitar la reflexión.
En estos tres distintos términos de períodos parlamentarios, además de expresarse la pluralidad de lo que somos porque aquí somos hombres y mujeres que representamos gran parte de la diversidad del país; no toda, falta todavía, se aprecia algo que se refleja en los procesos que vive el país. Esos tres momentos muestran este proceso, y ahora nos encontramos en un momento mejor. Lo atestigua el ejemplo de la señora Bachelet : mujer, ministra de Defensa y socialista. Esto indica que la democracia es firme y sólida, pero, sin duda, le falta mucho; aún es imperfecta y necesita ser profundizada, y hemos intervenido en este proceso desde nuestro trabajo en las Comisiones y en la Sala.
Asimismo, aunque nos duela, quise referirme a las turbulencias de 1998. De repente dudé en decirlo, por la simpatía y las cosas positivas que estamos sintiendo, pero ello tiene que ver con la valentía y capacidad de hablarnos y de debatir algunos temas que no debemos eludir.
Eso ha ocurrido en el último período, y me siento muy contenta y satisfecha de haber participado en ese proceso, afuera y aquí; de haber vivido en la práctica eso que hemos dicho otras veces. Como siquiatra, lo siento profundamente. Sé que las heridas sanan hablando de ellas, mirándolas, reconociéndolas, no para destruirse; al contrario, para no destruirse, para no autoengañarse. A mi juicio, eso es lo que hemos ido haciendo, y quería compartirlo con ustedes.
Por ello, los invito a releer las versiones de esas sesiones. Es bonito e interesante: somos parte de un proceso.
Ahora, quiero expresar una segunda reflexión. Creo mucho en las potencialidades de debates sobre distintos temas, que han ido mejorando y creciendo entre nosotros; a veces ha sido duro y difícil. ¡Cómo no lo iba a ser una acusación constitucional o los dos días completos de discusión sobre el divorcio! Ésos han sido debates en los que, de alguna manera, intentamos concretar lo que sostenía un intelectual francés ya fallecido, a quien leí con mucho placer: trasladar la lógica del debate intelectual a la vida pública. En el fondo, ésa es la argumentación y la refutación, el debate de ideas, el debate para avanzar sin miedo.
Ha sido muy hermoso e importante participar durante ocho años en este lugar de encuentro y de debate. Por eso, en esta despedida, deseo agradecer, en primer lugar, a quienes allá lejos, en el norte, confiaron en mí y me entregaron su representación: a los hombres y mujeres de Calama, de Tocopilla, de San Pedro de Atacama, de los pueblos del interior; a los mineros de Chuquicamata, a los pampinos de María Elena. Sé que me quieren y que no hubo un rechazo a mi persona ni a mi gestión. Ellos también saben que los quiero mucho y que fue muy trascendente representarlos.
Además, en esta posibilidad que me ha dado la vida agradezco a mi partido, a la Concertación, a mis colaboradores, a mis secretarios que hicieron posible mi trabajo: a Paola, Mery y Hugo. Sin ellos no habría podido hacer nada.
En verdad, no son sólo hermosos recuerdos de un tiempo, sino que constituyen un tremendo aprendizaje, porque en esta tarea parlamentaria muchas veces me preguntaba qué tiene que ver esto conmigo. Lo siento como una oportunidad enorme de asumir una tarea que es bien rara, porque nos facultan para legislar, pero también debemos estar con la gente, resolver problemas en el terreno y confeccionar listas de cosas por hacer.
Es una oportunidad tremenda, que nos enfrenta a que, en teoría, uno no puede amar en general, sino siempre en particular. Pero en política uno estudia proyectos de ley para la gente, tiene que involucrarse con ella y ver la manera de resolver sus problemas. Amar en general y en teoría no vale si uno no es capaz también de amar en particular. Creo que la labor parlamentaria nos da esa posibilidad. Además, intelectualmente, resulta interesante tener una mirada general, global del país, de los temas nacionales e internacionales y, a la vez, de la cosa concreta referida sólo a esa mujer, a ese hombre, a ese niño, a ese anciano.
Ha sido muy importante el trabajo en la Sala y en las Comisiones, sobre todo en lo relacionado con la familia, tema en el cual hemos hecho un aporte a la sociedad. En la Comisión de Familia nos fuimos metiendo en temas que mostraron nuestra manera de ser no sólo como políticos clásicos o como partido, sino como personas, con nuestros miedos, prejuicios, experiencias, temores y tabúes. Tuvimos que estar bien puestos allí y eso en la vida es muy importante. También participé en la Comisión de Salud en el análisis del proyecto sobre el sida. En fin, no quiero referirme a todo aquello que está registrado en la historia y en documentos.
En lo personal, esta experiencia ha sido, más que intelectual, política o técnica; también fue un aprendizaje humano. En la Cámara pude sentir que era posible un clima fraternal y cálido con mis colegas de bancada. El hecho de que nos protegiéramos de esta competitividad, de lo que nos aísla y separa y seguir en el debate ciudadano con los amigos de la Concertación, con quienes estuvimos juntos en la calle mojados por el guanaco, nos ha enriquecido. También he aprendido mucho de la experiencia humana con los colegas de la Oposición.
Siempre creí ser una persona pluralista, tolerante, que cree en las diferencias y las valora, pero aquí lo he vivido en la práctica. Lo otro es teoría. Por eso quiero agradecer muy sinceramente a todos los que me han permitido vivir esa experiencia con todas las diferencias, alegatos y enojos que ello implica, pues así debe ser.
Hablaba recién de habernos atrevido a cosas tan duras como la acusación contra Pinochet, por ejemplo, y al mismo tiempo sentir que existe el encuentro humano en la simpatía, en la calidez, en sentirnos cerca, en hacernos una broma, en sintonizar con chistes y recuerdos. El haber recibido un afecto, que sé sincero porque uno se da cuenta de esas cosas, como el demostrado por un diputado de la UDI, ahora senador electo, que fue uno de los primeros en llamarme al celular, cuando se conoció el resultado de la elección, es una experiencia que valoro en lo personal, más allá de lo que significa para el país, como dijo el diputado José García , opinión que comparto ciento por ciento, porque esa actitud tiene que ver con este nuevo momento, el de las barbas cubanas, que ahora se ven más en las bancadas de enfrente y que también tiene una dimensión personal: confirmarme que las diferencias que se están dando enriquecen y que estamos avanzando hacia encuentros que posibilitan hacer más democrático este país.
También me duelen las críticas, la mayoría injustas, respecto de los parlamentarios y de la política. Como todo en la vida, en la política y entre nosotros hay también mucha nobleza, pero también miseria; mucha grandeza, pero también pequeñez; mucha generosidad, pero también egoísmo.
A lo mejor, es justo que se nos exija más, porque en todo el ámbito del ser humano está lo noble y lo feo. Es importante eso y hay que comprenderlo así, pero me quedo con lo noble, lo bueno y lo generoso, que es mucho; lo veo en el trabajo valioso que he compartido en las jornadas nocturnas agotadoras en las Comisiones y en el debate serio que se da en la Sala. Eso me lo llevo como algo importante de mi vida.
Al hablar de lo bueno, noble y generoso que me estoy llevando conmigo, debo referirme a los hombres y mujeres que trabajan en la Cámara y hacen posible nuestra labor parlamentaria. Quizás lo bueno, noble y generoso está especialmente en ellos. Quiero agradecer de corazón a todos los funcionarios y funcionarias de la Corporación: a la señora Lucinda Urbina y a todo el equipo de Tesorería; a don Carlos Loyola y a los funcionarios de la Secretaría; a los amigos de Relaciones Públicas, de la Biblioteca, de Informaciones y, en especial, porque lo llevo como un cálido recuerdo de todo lo compartido, a los Oficiales de Sala, por los cafecitos que nos hacen llegar antes de pedirlos, sus expresiones de calidez, de amabilidad; por los gestos que uno ve en los funcionarios de la torre, en los que manejan los ascensores que llamamos insistentemente, en los de los comedores, y por la paciencia y amabilidad de las telefonistas.
No quiero dejar fuera de mis agradecimientos a mi familia por su paciencia permanente e inagotable, pero ahora estoy agradeciendo a todos los que forman parte de esta Cámara.
Agradezco también a mis queridas amigas secretarias y a los asesores de la bancada; a la Marcelita, que debe estar por ahí escuchando mis palabras, muy sabia y conocedora del valor de los afectos.
Me llevo muchos recuerdos y experiencias, pero, sobre todo, mucho afecto y cariño compartido, que en una tarea como ésta son necesarios y buenos, porque no sólo debe funcionar nuestra cabeza, sino también el corazón. El afecto, la calidez humana son lo que, al final de cuentas, nutren y dan verdad a nuestras convicciones e ideales, los cuales, sin esa posibilidad de pertenecer a personas y de vincularnos como tales, no son creíbles ni confiables. Por ello, confiemos en esa capacidad de afecto que tenemos.
Por todo lo que he recibido, muchas gracias. Les deseo suerte a los que llegan, en especial a los más jóvenes y a las mujeres, que esta vez serán más, lo cual me enorgullece mucho.
He dicho.
Aplausos.
El señor PARETO (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado señor Víctor Reyes .
El señor REYES .-
Señor Presidente, al igual que los colegas que me antecedieron en el uso de la palabra, me corresponde despedirme como diputado del distrito 56, al que durante 12 años he tenido el honor de representar en esta Corporación.
Mi distrito está integrado por nueve comunas: cinco ubicadas en la provincia de Llanquihue Puerto Varas, Llanquihue , Frutillar , Fresia y Los Muermos y cuatro en la provincia de Osorno Puerto Octay, Purranque , Río Negro y Puyehue , a las cuales serví con mucho cariño, dedicación y responsabilidad durante todo este tiempo.
Participé en tres elecciones parlamentarias 1989, 1993 y 1997 y en todas fui elegido con alta votación, registrando siempre la primera mayoría en mi distrito. Aun cuando todo indicaba que tenía una clara opción para postular por un cuarto período, decidí no hacerlo, fundamentado en mi convencimiento de que la política debe ser una actitud moral, como muy bien nos enseñó don Eduardo Frei Montalva , lo que implica actuar siempre en concordancia con los principios y valores en los cuales se cree, y no como lamentablemente sucede muchas veces, en que se dejan de lado, se adecuan a conveniencias o circunstancias particulares o, simplemente, se pisotean por razones pequeñas o mezquinas, lo que contribuye al desprestigio de nuestra actividad.
Desde que me inicié en la política, hace muchos años, exactamente en 1958, en la primera campaña presidencial de don Eduardo Frei Montalva , cuando tenía sólo 13 años de edad, aprendí de mi padre y de los grandes líderes y conductores de la Democracia Cristiana que en la vida hay que ser consecuente y dar testimonio cotidiano de fidelidad a las convicciones, ya que de ello dependen la confiabilidad y credibilidad que uno puede lograr. Sobre la base de esos principios es posible generar afectos y adhesiones que vayan más allá de los límites siempre restringidos de un partido o de un movimiento político.
En lo personal me siento tremendamente satisfecho de mi paso por este Congreso y de la modesta contribución que pude haber hecho al trabajo legislativo. Me correspondió participar en las Comisiones de Salud, de Recursos Naturales y Medio Ambiente, de Gobierno Interior, de Relaciones Exteriores y en la Especial de Drogas, algunas de las cuales tuve el honor de presidir. En todas ellas, creo haber contribuido a la dictación de importantes normas legales que hoy forman parte de nuestro ordenamiento jurídico. También, por cierto, por el trabajo realizado en terreno, en la solución de los problemas concretos de la gente, de las comunidades a las cuales represento y por posibilitar el desarrollo regional, comunal y local. Hay muchas obras, iniciativas y proyectos en los cuales tuve la suerte de participar, los que quedan en cada lugar como testimonio de un trabajo.
Junto con sentirme satisfecho, estoy también tremendamente agradecido de la gente a la cual uno acude, que nos apoyan y facilitan el trabajo, desde las más importantes autoridades de la República hasta los más modestos funcionarios, tanto públicos como municipales y del sector privado.
Estoy agradecido de los dirigentes sociales, con los cuales pude tomar contacto y desarrollar trabajos conjuntos, y de tanta gente a la cual tuve la oportunidad y el privilegio de conocer y servir en mi distrito, en la región y en el país.
También estoy agradecido de las funcionarias y funcionarios de esta Corporación, con quienes desarrollamos nuestro trabajo cotidiano en las Comisiones, en la Sala y en las distintas funciones que hacen posible la operación expedita de este gran barco que es la Cámara de Diputados; estoy agradecido de todos los diputados, de Gobierno y de Oposición, con quienes nos fuimos conociendo y aprendiendo lo que cada uno podía aportar. Nos fuimos conociendo en la intimidad, con nuestras virtudes y defectos, fortalezas y debilidades.
Este agradecimiento a todos los colegas lo quiero simbolizar en cuatro parlamentarios que fueron parte de esta Cámara y que en el ejercicio de sus cargos dejaron de existir: Laura Rodríguez , Milenko Vilicic , Akín Soto y al último de los grandes, Manuel Bustos . Para ellos, un recuerdo muy afectuoso, pues con su ejemplo, dedicación, trabajo y compromiso nos indicaron la forma en que debíamos seguir desempeñando nuestras responsabilidades.
Quiero agradecer también a mi familia política, la Democracia Cristiana, partido del cual me siento un miembro orgulloso y militante comprometido, en cuyos valores y principios me formé y siento que son parte de mi existencia. A sus dirigentes nacionales y de todos los niveles, gracias por la oportunidad que me brindaron de llegar donde he llegado. Espero continuar siendo un buen militante y seguir practicando los valores del humanismo cristiano. A mis colegas de bancada, con quienes compartimos momentos buenos y malos, de alegrías y tristezas, de triunfos y derrotas, con los que fuimos construyendo lazos de afecto, de amistad y camaradería que espero permanezcan siempre y se proyecten en el tiempo con quienes la integrarán en el próximo período.
Por cierto, no puedo dejar fuera de este agradecimiento a mi familia de sangre. Un recuerdo para mis padres, que me formaron, me orientaron y me apoyaron. Para mi esposa, que siempre fue un gran puntal en mi trabajo político y para mis hijos, que ya no podrán decir que soy un padre ausente. Ahora estaré presente y más cerca que nunca de ellos.
A todos los colegas que integran esta Corporación, a los que van al Senado, a los que permanecen en la Cámara y a los que llegan, les deseo buena suerte y éxito. A los que nos vamos, ojalá el éxito nos acompañe y sigamos trabajando desde otras posiciones, como creo que sucederá, para servir al país, a nuestra región, a nuestros ideales.
Un gran abrazo para todos. Muchas gracias.
Aplausos.
El señor PARETO (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado señor Felipe Valenzuela .
El señor VALENZUELA .-
Señor Presidente, ayer pensaba que era más correcto, espontáneo y humano improvisar algunas palabras de despedida. Pero al subirme hoy al auto, en Santiago, pensé que el discurso de despedida de hoy debe ser un homenaje a la actividad parlamentaria. Por eso, en el trayecto escribí algunas palabras.
Señor Presidente, honorables colegas diputadas y diputados:
Al despedirme de la actividad legislativa y fiscalizadora que me ha correspondido desarrollar en estos últimos doce años, quiero también, como lo han hecho algunos distinguidos colegas, agradecer a quienes permitieron que llegara a cumplir estas labores desde 1990.
En primer lugar, doy gracias a mis padres, Ana Rosa y Felipe Alberto , por haberme dado una formación valórica basada en el respeto a las personas, sin distinción por su condición económica, social, física ni por su credo político o religioso.
Doy gracias al sistema educacional público que me formó no sólo en forma gratuita en la escuela primaria, en la Escuela Normal de Antofagasta y en la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile, en Santiago, sino, también, en la búsqueda de la verdad de los procesos científicos, en la apreciación y comprensión de la belleza de las expresiones artísticas y culturales, en la práctica constante de la justicia social, en las interacciones de la vida humana y, sobre todo, en la preocupación permanente por proteger y defender el sistema democrático de vida y de trabajo de los hombres y mujeres de toda la humanidad.
Doy gracias también a mi Partido Socialista de Chile, en el que he militado toda mi vida, excepto en la época en que tuve doble militancia para crear el Partido por la Democracia, entidades en las cuales he conocido y aprendido de muchos camaradas y hermanos que han fortalecido mi espíritu y estimulado el valor que se requiere para enfrentar los períodos en que se ha puesto en peligro el proceso democrático chileno.
Debo también agradecer a miles de mujeres, hombres y jóvenes, quienes durante doce años me apoyaron no sólo con su voto en los procesos electorales, sino con su comprensión de la labor parlamentaria, no valorizada siempre y denigrada en algunas ocasiones por aquellos que, a lo mejor, han disfrutado de períodos de represiones.
Aquellos a quienes agradezco seguramente aplaudieron y vibraron, igual que yo, cuando terminamos con los alcaldes designados y democratizamos los municipios; cuando suprimimos la centenaria legislación que establecía diferentes clases de hijos legítimos e ilegítimos, naturales o putativos, con gran e injusta diferencia entre ellos. Hoy son todos los hijos iguales ante la ley y ante la sociedad chilena. También los profesores tienen, desde julio de 1991, un estatuto docente que les ha permitido recuperar su dignidad profesional y económica y evitar ser explotados por mercaderes de la educación, que les pagaban salarios del PEM o Pojh por jornadas completas de trabajo docente. Son esos electores de Antofagasta, Mejillones , Sierra Gorda y Taltal los que aplaudieron en sus hogares, como nosotros en esta Sala, cuando abolimos la pena de muerte y la cambiamos por cadena perpetua.
Además, los electores de todo el país han comprobado que después de más de 120 años se modificó la ley de procedimiento penal que entregaba a los actuarios el procesamiento de los delincuentes en un procedimiento escrito de larguísima duración, y no como ahora, en que habrá jueces letrados en un juicio oral, rápido y objetivo. En el día de ayer terminamos de ajustar y tramitar en su totalidad esta reforma histórica del proceso penal que moderniza la justicia chilena.
Señor Presidente, estimados colegas parlamentarios, hoy doy gracias a la vida, no con una guitarra y una canción, como lo hizo la maravillosa Violeta , ni tampoco con el sonido de mi viejo violín que me soportó en la escuela normal y en la orquesta sinfónica de Antofagasta.
Doy gracias al Gran Arquitecto del Universo, porque nunca en mi juventud me propuse incursionar en la vida parlamentaria, la que, por lo demás, miraba como inalcanzable por mi condición de profesor normalista en esa época.
El golpe de Estado me dejó cesante y perdí mi cargo de director de la Escuela República Argentina, en Santiago. Volví a Antofagasta, como abogado, a crear junto con Gerardo Claps , Andrés Sabella y otros, la Comisión Regional de Derechos Humanos y a presidir el Colegio Regional de Profesores de Antofagasta.
En esa época, Ricardo Lagos me dijo en privado que yo era un “producto de la dictadura”. A lo mejor, tuvo razón, pues muchos de los socialistas que debieron haber ocupado mi lugar para postular al Parlamento no estaban, debido a que fueron asesinados, exiliados o porque su situación familiar los obligó a tomar otros rumbos. Pero, obviamente, soy un producto, como muchos otros, del compromiso en la defensa de los trabajadores, en especial del profesorado chileno; en la defensa y protección de los derechos humanos de todas las personas, aun de las que piensan o tienen posturas ideológicas diferentes de las que poseo y, sobre todo, porque al igual que mis camaradas socialistas, soy un ferviente defensor del sistema democrático republicano a cuyo fortalecimiento he entregado toda mi vida.
Mis agradecimientos a mi equipo de secretarias y asesores, en especial a Susy y a Carola, que se encuentran en tribunas; a Paty y a Maritza, que están en Antofagasta.
También vayan mis agradecimientos al personal de la Cámara, que me ha ayudado a cumplir mis labores y obligaciones como vicepresidente de esta Corporación, en especial a don Carlos Loyola , Secretario, jefe y ministro de fe de la Cámara de Diputados y a todos sus colaboradores.
Por sobre todo, agradezco a mi mujer y compañera de toda mi vida y a mis cuatro hijos, que han complementado con su ayuda y comprensión estos doce años en que he ejercido el cargo de diputado, que termina el próximo domingo.
Muchas gracias.
Aplausos.
El señor PARETO (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado señor Tomás Jocelyn-Holt .
El señor JOCELYN-HOLT .-
Señor Presidente, no soy muy dado a la melancolía. Creo que es una mala herramienta en política, porque todos estamos formados para mirar hacia adelante. Además, soy así por formación personal.
Escuché a la diputada señora Fanny Pollarolo , quien nos decía que éstos son ciclos que uno debe cerrar bien. Cada uno los cierra de manera distinta, porque tenemos diferentes formas de expresar lo que sentimos.
Cuando su Señoría habló ayer, en la despedida a los parlamentarios, de repente dijo algo que gatilló o me produjo algunas reflexiones que quiero compartir hoy, relacionadas con esta función, el rol de la Cámara y cómo nos perciben afuera.
En verdad, en Chile está empezando otro libreto, completamente distinto al que estábamos acostumbrados, incluso distinto al de los militares. Para ellos la planificación era importante, nunca improvisaban: las estrategias, los objetivos, las prioridades, todo era muy ordenado, no había cosas al azar.
También la transición tuvo su lógica, su etapa: la contención de demandas, la prudencia, el criterio, la claridad de la necesidad por recuperar la democracia.
Pero lo que comienza hoy es completamente distinto. Es una etapa que inevitablemente quedaría reflejada en una elección parlamentaria o en cualquier oportunidad para expresarse. No califico esta etapa que empieza. Por el contrario, creo que está llena de oportunidades y desafíos.
Sólo quiero decir que no se puede prescindir, a la larga, de un proyecto país, de un diseño estratégico, de la necesidad de metas. Chile es muy pequeño para pensar que nuestra democracia está tan afincada y desarrollada que es lo suficientemente bullente para generar tal cantidad de iniciativas que, de alguna manera, nos pueden desbordar, por así decirlo. A la larga, la dispersión de temas y los liderazgos que se construyen sobre esa base necesitan un elemento ordenador y un esfuerzo común que les dé sentido. Pero son ciclos.
Recién escuchaba al diputado Felipe Valenzuela referirse a ese Chile tan característico, con una clase media formada bajo el alero del Estado. Cuando el diputado señor Errázuriz recordaba la antigua legislatura de 1972, obviamente se refería a un Congreso fuertemente identificado con el Chile de esa clase media. El Chile de la transición tuvo una expresión parlamentaria muy digna, decente y noble, representada por personas extraordinariamente talentosas.
Ayer, mientras conversaba con el nuevo senador Juan Antonio Coloma , me llamó poderosamente la atención escucharlo hablar con una gran mística respecto del rol que le corresponderá jugar a la Oposición en la etapa que se avecina. Él me decía que es muy distinto sentirse parte de proyectos en los cuales se ha participado, de proyectos propios, no heredados, que se van construyendo paso a paso. Y lo escuchaba con sana envidia.
Pero nosotros también tuvimos nuestra mística: la democracia fue una mística muy fuerte y avasalladora, y todos podemos sentirnos muy orgullosos, satisfechos y gratificados por haber sido capaces de convertirla en una realidad. Sin embargo, no cabe la menor duda de que el país tiene un enorme desafío de imaginación para salir del letargo espiritual en que se encuentra, y ese desafío nos compete a todos.
El próximo Parlamento probablemente será porque las mayorías se estrechan más político, a pesar de que más de alguien podría dudarlo; necesitará de buenos políticos, de personas que tengan la voluntad de romper mitos, de mover cercos, que sean capaces de actuar imprevisiblemente, y no como todo el mundo cree que debemos comportarnos.
Quiero recordar algunos nombres del primer período legislativo que me tocó servir, porque echo de menos a algunas de esas personas. Echo de menos a Jorge Schaulsohn cuando digo esto hablo como miembro del Congreso Nacional; echo de menos a Andrés Allamand , a Andrés Chadwick , a Mariana Aylwin ; echo de menos es uno de los que vuelven a Camilo Escalona , a José Antonio Viera-Gallo , a Jaime Estévez . Las discusiones de esa época eran extraordinariamente estimulantes; eran personas capaces, bien formadas, decentes, con propósitos superiores, con la capacidad de no quedarse en pequeñeces y de traducir en su rol público un enorme cariño por Chile y por sus convicciones.
Este período legislativo también ha tenido personas valiosas. No las voy a nombrar, porque cuando uno nombra termina excluyendo, y a pesar de que esta legislatura comenzó, como lo recordaba la colega Fanny Pollarolo , con momentos extraordinariamente tensos, no terminamos así. A la larga, el carácter y la pasión que reflejamos es lo que nos identifica por sobre nuestras diferencias políticas. Por eso, esta sesión final representa una oportunidad para referirnos, mucho más que a nuestras convicciones políticas, a ese carácter y a esa pasión que, en el fondo, no sólo nos identifica a nosotros, sino que también a los demás.
En todos estos años de gestión parlamentaria, la Cámara de Diputados ha tenido la oportunidad como de alguna manera lo mencionó el diputado señor Valenzuelade discutir una gran variedad de temas. Pues bien, si nos detenemos a pensar en ello
aprovecho el fuero parlamentario para decirlo, llegaremos a la conclusión de que nuestro Parlamento no puede compararse con ningún otro de la región.
Hemos discutido sobre familia, divorcio, filiación, libertad de expresión, derechos humanos; hemos tratado de debatir sobre nuestra Constitución Política, que es lo que nos ha resultado más difícil, pues nos ha sido mucho más fácil discutir sobre cualquier otro tema. Hemos hablado acerca de pensiones y de bancos, temas que nunca se discutieron en el siglo XX, puesto que esa responsabilidad recaía en el Presidente de la República. Hemos discutido sobre servicios básicos, reformas laborales, mercado de capitales, puertos, empresas sanitarias; en fin, todos ellos temas relevantes.
Por favor, vayan a los Congresos de Argentina, de Perú o de Colombia, cuyos parlamentarios hoy son asesinados en una guerra civil que no tiene fin y que cada día vuelve a comenzar; vayan a México. Los invito a que visiten esas legislaturas. No podemos compararnos sólo con países a los cuales deseamos parecernos, sino también con aquellos que tienen nuestro mismo origen. Desde ese punto de vista, nuestro Congreso Nacional tiene mucho de qué enorgullecerse. Esto es lo hermoso de algo que no nos detenemos a analizar.
La política no es plenamente predecible; a la larga, depende de la voluntad e imaginación de cada uno de nosotros, de la diversidad de los temas que tratamos y de la intensidad de las cosas que vamos viviendo. Ésa es la impronta con la cual todos debemos quedarnos, sin excepción.
Nuestro Congreso pertenece a un país legalista, en el cual las instituciones son relevantes. Es imposible sustituir lo no estoy pensando en un golpe de Estado o en una interrupción política, sino en una sustitución psicológica, porque nada puede reemplazar sus funciones.
Chile constantemente quema a alguien o lo coloca en la picota del sacrificio. Hemos quemado a nuestros empresarios, en algún momento; hemos quemado a nuestros curas, a nuestros militares; tarde o temprano, pretendemos culpar de todos nuestros males a los políticos. Pero Chile necesita de una clase dirigente, y quien crea que detrás de mis palabras existe la intención de hacer que esa clase tenga una identificación social, se equivoca; nada más lejos de lo que pienso. Chile necesita una clase dirigente, pero ella no se improvisa y no es bueno creer que se puede prescindir de ella. Por cierto, hay que exigirle que sea modelo, que inspire, que eleve sus estándares; pero debemos reconocer que Chile necesita un grupo humano que se dedique a hacer funcionar y darle sentido y proyección a una nación a la cual todos pertenecemos. Sin ella, un país deambula como si estuviera perdido.
Agradezco enormemente haber sido elegido parlamentario; fue para mí un honor representar a un distrito que es una gran síntesis de la diversidad social y cultural de nuestro país. La Reina y Peñalolén representan esa realidad. Aprendí una enormidad en el desempeño de la función parlamentaria.
Cada uno de nosotros llega al Parlamento por distintos motivos. Puede llegar identificado con un tema, con un carisma especial; pero cuando terminamos nuestras funciones, salimos con una identidad común, comprometidos con un rol público distinto, identificados con una causa nacional que no nos podemos sacar de encima y que, inevitablemente, nos acompañará por mucho tiempo, si no para siempre.
Probablemente, éste es el día en que tenemos menos diferencias políticas; sería demasiado pequeño enfatizarlas en un momento en que en Chile se discute todo: sus lealtades, sus alianzas, etcétera. Cada uno de nosotros quisiera que este momento fuera el germen de un nuevo ambiente que permitiera lograr una identidad nacional y un sentido colectivo, más allá de números, cifras y exportaciones; que nos hiciera sentirnos orgullosos de pertenecer a la Cámara.
No cabe la menor duda de que el hecho de que éste sea el día en que tenemos menos diferencias políticas se debe, en gran medida, a que lo único con lo que nos quedamos y éstos son sólo simbolismos es con un carácter, una impronta y una identidad que, cada vez que nos encontremos, en cualquier actividad, nos servirán para forjar un destino común.
En ese sentido, podemos decir que hemos cumplido bien nuestra labor, pero con toda la ayuda recibida de los funcionarios a quienes, en lo personal, muchas veces convertí en víctimas y presioné al máximo, en Secretaría y en otros escalafones. En una oportunidad, en una sesión maratónica que creo que todos recordamos, pude ver actuar a don Carlos Loyola con el más alto nivel de detalle y disciplina, hasta el último minuto, en cumplimiento de su rol. Y grafico en él la ayuda que recibimos de todas las personas que trabajaron con nosotros, que estoy seguro que no vienen todos los días sólo para cumplir determinada función, sino porque se sienten muy orgullosos de trabajar en el Congreso Nacional de nuestra nación. Ésa es la impronta que nos servirá para que la dispersión de temas, el nuevo libreto, este nuevo momento que se vive en Chile, ojalá tengan ese sentido y esa identidad.
Desde ese punto de vista, da lo mismo que algunos se vayan al Senado, que unos se queden, que otros vengan y que algunos nos vayamos. La tarea es de cada uno de nosotros y, por cierto, la cumpliremos con mucho cariño por el país que nos vio nacer.
Muchas gracias.
Aplausos.
El señor PARETO (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado señor Miguel Hernández .
El señor HERNÁNDEZ .-
Señor Presidente, estimados colegas, en realidad, respecto de esta sesión me animaban sentimientos encontrados. La primera idea fue no venir; pero alguien me dijo: “Miguel, hay que morir con las botas puestas”. Por eso estoy aquí y me siento feliz de haber escuchado lo que se ha dicho. Sólo quería estar presente y no hablar, porque hay sentimientos encontrados, y tenemos que reconocerlo.
Sin embargo, después de escuchar al colega Jaime Orpis rendirle un sentido homenaje a su padre que también fue parlamentario me animé a hablar, porque también conocí a Antonio Orpis Birchmeier , coterráneo de la provincia de Malleco, Región de La Araucanía. Verdaderamente, me emocioné al escuchar las palabras de Jaime y me animaron a expresar algunos sentimientos en esta hora, que no es fácil, porque las partidas no son fáciles, y ¡por Dios que cuesta asumir las derrotas!
Muchos se van de esta Cámara; en mi caso, por una decisión personal que tomé hace más de un año, cuando resolví ser candidato a senador. Me voy del Congreso Nacional porque perdí la elección. Cuesta asumir una derrota, a pesar de que todos sabemos que en una elección hay dos posibilidades: ganar o perder.
Quiero dar gracias a Dios por la maravillosa oportunidad que me dio de ser parlamentario. Ojalá muchos más pudieran llegar a serlo. Por eso, con mucho respeto, voy a repetir algo que en más de una oportunidad ha resultado odioso: es necesario limitar los períodos sucesivos en que una persona puede ser diputado. Ojalá fueran muchos más los chilenos que tuvieran la posibilidad de llegar al Congreso. Lo siento de verdad, porque es una tremenda oportunidad.
Agradezco a cada uno de los colegas que me eligieron presidente de la Comisión de Agricultura y a mis colegas de partido que me concedieron el alto honor de ser su jefe de bancada durante un año.
Intenté desarrollar mi trabajo de diputado amparado en una convicción profunda: creo que la política es fundamentalmente servicio público, y nos debemos a la gente, con dos características que para mí también son profundas: la verdad y el trabajo. Debemos decir y buscar la verdad, aunque duela, hasta las últimas consecuencias. Cada día la sociedad requiere más verdad, transparencia y menos hipocresía, aunque parezca un término duro. Con todas mis limitaciones humanas, siempre traté de actuar con la verdad, por sobre todas las cosas, en la búsqueda del bien común para nuestra patria. En un país donde se critica tanto a los parlamentarios, resulta fundamental el trabajo cotidiano en la Cámara, en las Comisiones y en los distritos.
En esta hora, quiero expresar mi sentimiento de gratitud a todos los funcionarios de la Cámara, que realmente merecen nuestro afecto y cariño; pero también quiero hacer un reconocimiento a la gente que me correspondió representar en el Parlamento, a la gente de las comunas de mi Región de La Araucanía: Curacautín , Lonquimay , Victoria, Perquenco , Galvarino , Lautaro , Vilcún y Melipeuco , que confió en mí. Sobre la base del servicio público a través de la acción política, con verdad y trabajo, traté de servirla en la mejor forma.
Después de escuchar la brillante intervención de Tomás JocelynHolt, intelectualmente perfecta y muy bien dicha, no voy a repetir absolutamente nada de lo que él expresó, porque lo comparto plenamente.
Sólo quiero hacer una reflexión humana. Quienes nos vamos a distintos lugares, quienes se quedan y quienes llegancon la sabiduría que les puedan transmitir los que se quedannunca debemos olvidar los afectos. Tanta falta que le hace al hombre y a la mujer el verdadero afecto que, muchas veces, es recordado sólo en el momento de la partida. No quería venir a esta sesión porque la sentía un poco como la despedida de quien ha muerto y, en ese caso, todas son virtudes, agradecimientos, buenos deseos y reconocimiento de lo que fue en vida. Yo quiero instar, con mucha franqueza y sentimiento, a cultivar afectos en vuestro trabajo político y acción parlamentaria. La vida sin afectos no tiene gracia, de la misma forma que la vida sin sueños no es vida.
Les deseo el mejor de los éxitos a quienes se quedan, reiterando, una vez más, mi agradecimiento por todas las deferencias de que fui objeto. Asimismo, quiero pedir disculpas si alguna vez me excedí en mis palabras. Como está presente la colega María Victoria Ovalle , quiero pedirle disculpas porque en una oportunidad fui extremadamente duromás allá de lo necesarioal referirme a su marido. Sin embargo, ella me demostró que no se debe ser soberbio ni emitir juicios, muchas veces sin tener conocimiento cabal de las realidades o razones por las cuales una persona tuvo determinada conducta. Es una de las grandes enseñanzas que me llevo del Parlamento.
Deseo la mejor de las suertes para todos, y muchas gracias por haberme permitido compartir con ustedes.
Aplausos.
El señor PARETO (Presidente).-
Tiene la palabra la diputada señora María Victoria Ovalle .
La señora OVALLE (doña María Victoria) .-
Señor Presidente, los colegas ya me conocen y saben cómo soy.
El día en que llegué a la Cámara dije que nunca supe cómo empecé a meterme en la política. Tal vez, tomé la decisión en el Servicio de Registro Electoral, mientras acompañaba a Francisco Javier . Nunca pensé que iba a ganar, pero en la mitad de la campaña me di cuenta de que había empatía con la gente; acompañando a Francisco Javier a través del país cuando era candidato presidencial, me di cuenta de las grandes necesidades de la gente.
Creo que todos se habrán dado cuenta de cómo soy nunca lo disimulé; apasionada, impetuosa, sensible, cualidades que la gente supo apreciar. Y me saqué la “mugre” durante la campaña, trabajando por la gente, pero también haciendo cosas. Fui una de las pocas que rompió el sistema binominal, que es una de las tareas pendientes del Parlamento, porque no es posible que las personas independientes, que no pertenecen a los grandes conglomerados políticos, pero que pueden tener buena disposición para ayudar a la gente, no tengan la posibilidad de llegar al Parlamento. Es una deuda del Poder Legislativo y del Poder Ejecutivo y que tanto han prometido corregir.
Pues bien, el primer día que llegué a la Cámara me encontré con un cúmulo de proyectos que debíamos votar. ¡Qué ingenuidad la mía! ¡Si no tenía idea de a qué venía! Entonces tal vez, “patudamente”, le pedí la palabra al Presidente en esa época era Gutenberg Martínez y le dije: “¿Cómo voy a votar esto si nunca lo he leído? ¿A quién le pregunto cómo votar?”. Yo no concebía votar un proyecto sin saber de lo que se trataba o sin que alguien me dijera cómo debía votar. Vine a este Parlamento a votar de la forma que a mí me parecía bien. Subí a mi oficina y recibí el llamado de Gutenberg Martínez para decirme: “Toyita, olvídate si crees que vas a poder imponerte de todo; tienes que atenerte a tu trabajo en las comisiones”. En verdad, no tenía idea de cómo funcionaba el Parlamento; para una persona que no está respaldada por grandes partidos es difícil “enrielarse”.
Han pasado cuatro años y muchas veces me ha costado imponerme de todo el trabajo. Reconozco que la labor que se hace en el Parlamento es intensa, y para hacerlo bien hay que dedicarse; no es como cree la gente: que sólo hay que venir, que nos pagan sueldos fantásticos y que no hacemos nada. Aquí hay responsabilidades; los parlamentarios quieren hacerlo bien y todos trabajan. Es una tarea ardua y difícil, pero ¡por Dios que es ineficiente! Eso es lo que he percibido, y no puedo irme de este Parlamento sin decirlo.
Aquí se pregunta por qué la gente nos critica tanto. Pero si la respuesta es muy sencilla: el Poder Legislativo no tiene atribuciones. Vemos a diario los problemas que se producen, muchas veces muy fáciles de solucionar, pero no podemos hacerlo porque no depende de nosotros.
Llegué a la Cámara con la gran ilusión de trabajar en dos comisiones muy importantes para mí: la de Salud y la de Educación. Les dediqué mi tiempo y, con mucha objetividad y honestidad, propuse lo que me pareció correcto. Tal vez no esté preparada jurídicamente para desempeñarme en el Parlamento, pero muchas veces no se necesita eso, sino sentido común para resolver las situaciones que se presentan a diario. Eso es lo que traté de hacer: representar a los ciudadanos, con sentido común. Muchas veces no tenía experiencia alguna en los temas que se trataban; pero como soy sensible, puedo sentir cuando la gente percibe que una opinión es correcta. Eso me enseñó a ser mucho más abierta de criterio de lo que era.
Nunca voté pensando quién era el autor del proyecto, sino considerando el bien del país, y en eso traté de ser muy objetiva.
Me voy llena de sentimientos muy fuertes, porque dejo grandes amigos y porque conocí a gente muy capaz. Por otra parte, me voy descontenta porque creí que podía hacer mucho más, y contenta porque me voy a descansar. Es una increíble mezcla de sentimientos.
Tampoco puedo dejar de decir que en la sesión de ayer me habría gustado dar mi opinión respecto de un tema muy importante. Nuestro colega Tomás Jocelyn-Holt , a mi juicio, hizo una exposición espectacular; tiene gran facilidad de palabra y mucha capacidad, y por eso lamento que no siga en el Parlamento. Llegué a conocerlo en una comisión en la cual trabajamos durante cinco meses. Nunca pensé que iba a aprender tanto sobre temas tan complicados como los eléctricos. Pues bien, por un acuerdo político, en la sesión de ayer no se dijo nada sobre ese tema. Eso es lo que no me gusta. Por eso la gente no nos quiere y estamos tan desprestigiados. La gente esperaba que dijéramos la verdad sobre los monopolios, sobre las presiones políticas de que son objeto los parlamentarios cuando hay elecciones, las cuales pude sentir y vivir en la Comisión de Energía. Pude ver a parlamentarios de la Derecha consultando por sus celulares cómo debían votar. ¿A quién llamaban? ¡Digamos las cosas como son! Eso es lo que el país espera de nosotros. Por eso, me voy con un sentimiento de rebelión, porque aquí todavía no se dice la verdad y no actuamos con plena honestidad. Eso es lo importante, porque sólo así nos vamos a prestigiar.
En el Parlamento también existen me tocó vivirlo los chaqueteos. Le agradezco al colega Miguel Hernández su actitud. Yo también he sido honesta, y cuando algo me ha dolido, lo he dicho, porque defiendo con fuerza mis convicciones, así como siempre atacaré lo que no es verdad. Le dije a Miguel Hernández nunca se lo oculté que puedo perdonar las deslealtades, pero no olvidarlas. No las olvido. ¡Miren qué atroz! Pero a Miguel lo perdoné, y olvidé lo que pasó, porque él actuó como un caballero, cuando se dio cuenta de que no tenía la razón. Una vez me encontré con él de frente en el ascensor y me dije: “¿Lo saludo o no?”. Opté por saludarlo, porque soy una señora. Pero, con la misma honestidad, debo decir que la diputada Lily Pérez nunca pidió perdón. No tenía derecho a hacer lo que hizo, porque eso era mentira, era falso. Con la misma valentía con que siempre he defendido lo que creo correcto, quiero decir que no me iré de esta Cámara aceptando que ensucien la honra de las personas con mentiras. ¡Eso, jamás!
Eso es lo que tenemos que aprender los políticos: de esa manera no se ganan votos, sino que se pierden y se cava la propia sepultura. Además, si esos actos no se pagan en esta vida, se pagarán en la otra. ¡Eso no se hace! Por eso la política está desprestigiada, y por eso siempre voy a defender lo que creo correcto con valentía y señorío, y no me dejaré avasallar aunque sea llorona y sensible por arreglines políticos.
Ésas son las cosas que no me gustan y que deben terminar. Deben terminar las peleas entre la UDI y Renovación Nacional.
¡Por favor, si piensan igual! Lo mismo ocurre en la Democracia Cristiana. Lo que hay aquí es rencor; hay una especie de odio del pasado, que debemos olvidar. Todos los países han vivido situaciones fuertes que dejan marcas, pero todos queremos que esto camine mejor. ¿Por qué ese odio personal? He visto odios personales. ¿Para qué? ¿Qué se saca con eso? Si a la larga terminamos abrazándonos y comprendiéndonos porque, en definitiva, pensamos lo mismo. Olvidémonos de todo eso.
Les confieso que tal vez cuatro años son pocos para una persona que no tenía idea de cómo funcionaba el Parlamento. Creo que en los próximos cuatro años lo habría hecho mucho mejor, porque uno va adquiriendo experiencia. Pero uno propone y Dios dispone.
Me voy. Echaré de menos muchas caras; les he tomado cariño. Espero volver a verlos. ¡Los convidaría a todos a mi casa!
Digo lo que siento porque no venía preparada.
(Aplausos).
Por último, quiero pedir a la prensa que tenga respeto por los sentimientos. Lo digo porque se me olvidó traer mi bordado, y quiero destacarlo.
Ayer vinieron mis niñitas, mis hijas, y me hicieron ver lo poco que se escuchó en la Sala el informe que rindió el diputado señor Mulet . Debo reconocer que su intervención fue eterna. Sin embargo, si hubiera traído mi bordado, lo hubiese oído feliz de la vida.
Por lo tanto, hacer eso no tiene el significado que la prensa le dio. No es mirar en menos a la Cámara ni es mala educación. Es mala educación reírse, contar chistes o leer la prensa en el hemiciclo. Además, si se borda, señores periodistas, uno oye educadamente y no pierde el tiempo.
Muchas gracias.
He dicho.
Aplausos.
El señor PARETO (Presidente).-
Tiene la palabra la diputada señora María Rozas .
La señora ROZAS (doña María) .-
Señor Presidente, hoy, 6 de marzo de 2002, se cumplen exactamente veintinueve meses desde que el 6 de octubre de 1999 juré como diputada.
Lo hice en condiciones muy distintas a todos, y quiero reiterar lo que le señalé al diputado señor René Manuel García en una de las tantas diferencias que tuvimos: soy una diputada designada. Fui designada para reemplazar a alguien a quien no pude reemplazar: a Manuel Bustos . Lo hice con mucho dolor y odiando la vida: había perdido al amigo y la ley me obligaba a renunciar a ser dirigenta sindical.
Detestaba lo que veía y decían los periodistas: que aquí se pelea y la Sala normalmente está vacía; que nunca se hace nada y se pierde el tiempo. A eso llegué.
Mi partido me había impuesto la diputación. Desde que llegué, me he sentado en un lugar poco visible desde las tribunas, respecto del cual Manuel Bustos me decía por teléfono: “Yo escogí un asiento de atrás y, desde esta parte, podemos hablar y ponernos de acuerdo con tranquilidad, ya que no nos ven los periodistas, y por eso podemos gozar de la política, y enterarnos de todos los cahuines y copuchas”.
Fui diputada designada y aprendí a conocer por dentro la política y a los “politiqueros” tan desprestigiados. Era dirigenta sindical y llegué desde Puerto Montt. El día en que asumí, recordé a una profesora de biología del Liceo 2 de Niñas, quien me dijo: “Vas a llegar muy alto”. Sin embargo, le expresó a mi papá que era imposible que la hija de un repartidor de telegramas llegara a un lugar como éste, pero llegué. Efectivamente, ¡llegué alto!
Intenté reemplazar a Manuel Bustos , pero no lo logré. Sin embargo, puedo decir, con orgullo, que aprendí a conocer el Parlamento por dentro; aprendí a querer la verdadera política, la que se hace aquí. Aprendí también a detestar a aquellos parlamentarios que se dedican a desprestigiar nuestro trabajo, que son los menos; aprendí a ver el trabajo, a reconocer las diferencias y a aceptarlas; aprendí a trabajar con gente que piensa distinto de mí. Aprendí a aceptar el cariño, lo cual me cuesta, sobre todo porque muchas veces ha provenido de gente que no es de mi partido. Aprendí que la gente de Derecha y de Izquierda son personas y que con los diputados como los señores Ulloa y Rojas puedo pelear, pero también concordar. Aunque cuesta, aprendí a aceptar que no es delito llegar a acuerdo con gente que piensa distinto a uno cuando con ello se beneficia a la gente; aprendí a aceptar el afecto del diputado señor Alberto Espina . Al principio reaccionaba mal cuando muchas veces me trató con cariño. Aprendí a aceptar y a recibir los afectos de otras personas, porque estaba acostumbrada sólo a los afectos y al cariño de los democratacristianos y de mi familia.
Quiero agradecer a mi partido y a mi bancada, cuyos integrantes me recibieron bien. Además, me apoyaron y trabajaron para que hiciera bien las cosas.
Me voy con la certeza de que hice todo lo humanamente posible por reemplazar a Manuel Bustos . No lo logré. Me voy con la tranquilidad de que siempre hice las cosas por convicción, a pesar de que muchas veces les hice difícil la vida al jefe de mi bancada, a muchos ministros y a los funcionarios de la Cámara.
Había dicho que no entraría en la Sala para hablar hoy porque no me gustan las despedidas. Sin embargo, escuché algunas intervenciones a través del canal de televisión, entre otras la del diputado señor Orpis , y cambié de opinión.
Dejaré la Cámara, pero saldré a la calle con la cabeza en alto, pues la gente me recibe con cariño, como a todos ustedes, a diferencia de lo que ocurre en Argentina, donde un político debe salir a la calle con guardia policial, porque no lo respetan y, por el contrario, lo tratan muy mal.
Los chilenos todavía les tienen cariño a los políticos; nos quieren y nos respetan, a pesar de las diferencias. Debemos cuidar eso.
Tarea no concluida. Postulé a una elección y perdí. Son las reglas del juego. Sin embargo, me dolió; me piqué. Hubo veintinueve mil quinientas personas que confiaron y creyeron en mí, pero no fue suficiente su votación. Voy a seguir trabajando con esa gente, voy a seguir trabajando en una tarea que me he impuesto: mostrar la otra cara de los políticos, la de adentro; mostrar el trabajo que efectúan en Comisiones y el aporte y el esfuerzo que hacen. En resumen, mostrar esa cara humana que hoy estamos exhibiendo.
Muchas veces discúlpenme los varones hemos enseñado a los más chicos que mostrar los afectos no es de machos. Eso es anormal. Hace falta mostrar, como se ha hecho hoy, los sentimientos, los afectos; demostrar al país que detrás de cada diputado hay un ser humano que sufre, que corre para todos lados, que tiene una existencia prácticamente inhumana. Sin embargo, la prensa transmite los espectáculos y show que algunos muestran y pone énfasis en los que desprestigian la Corporación y no en quienes trabajan y sufren por hacer mejor las cosas.
Una vez que deje la Cámara, me dedicaré a mostrar lo que se hace en su interior; cómo se trabaja y se ejerce la política. Como decía el diputado señor Tomás Jocelyn-Holt , mostraré la verdadera política. Yo soy una política y quiero esta actividad. Llegué odiando y en un minuto de dolor, y me voy con tristeza, porque aprendí a valorar el trabajo parlamentario. Mañana espero decir que en el Parlamento se efectúa un trabajo acucioso y existe integridad entre quienes lo componen.
Perdóname , Toyita: es posible que exista gente que se deja influenciar y manipular política y económicamente, pero la gran mayoría de los parlamentarios son personas que defienden con pasión tal vez equivocadamente, como lo hice yo en muchas ocasiones sus ideas. La gran mayoría es gente respetable, honorable y que se dedica reitero con pasión y fuerza a la política.
Quiero señalar a la prensa que no es bueno seguir el ejemplo de los argentinos, que no saben por dónde van. Así como es necesario decir que hay algunos corruptos y malos elementos en la Cámara, también es necesario subrayar que la gran mayoría es gente decente, honorable y sacrificada. Ello ocurre en todas las actividades. No podemos sindicar a todos como malos elementos porque uno o dos lo son.
Agradezco a los funcionarios y a los trabajadores que me ayudaron a desempeñar mi tarea; agradezco a la gente de Renca, Huechuraba y Conchalí aprendí a quererlos y a conocerlos; agradezco a mi partido y a la gente de mi bancada; agradezco a Laura, Sole, Eric y Geo; agradezco a mi familia, a mis camaradas y amigos. Agradezco a mi partido, que me dio la oportunidad durante 29 meses de estar aquí.
Me voy, pero me quedo. Me voy del Parlamento, pero me quedo en la política. Hoy llegué con tristeza, porque me obligaron a hacer lo que no quería: deseaba quedarme, pero la democracia no me lo permitió. Y eso se respeta. Sin embargo reitero, me quedo en la política para defender y prestigiar, desde afuera, a la Cámara. La Corporación es un lujo no sólo para los chilenos, sino también para América Latina y el mundo.
Quienes hayan salido fuera de Chile saben de qué hablo. Los chilenos podemos enorgullecernos de tener la mejor gente. No vamos a estar todos, porque algunos quedaremos fuera, pero me voy con la tranquilidad de que hice todo lo humanamente posible para desempeñar bien mi cargo. Nunca he pedido disculpas y no lo voy a hacer ahora. Para eso, las palabras no sirven: mis actitudes y mi trabajo enmendarán los errores que eventualmente he cometido. Intentaré seguir las enseñanzas aprendidas en mi liceo y de quienes fueron mis profesores en política, en Puerto Montt, que es de donde provengo. La política se hace sirviendo a la gente, lo que continuaré haciendo donde esté.
Agradezco a las autoridades que nos han regido, tanto en la Cámara como en mi partido. Y quiero simbolizar mi agradecimiento a los funcionarios de la Cámara en una persona con la que nunca hablé, pero a la que envié muchos papeles y tarjetas. Sé que ha estado muy enfermo, pero se encuentra esta mañana con nosotros: don Carlos Loyola Opazo . Lo molesté muchísimo, pero tiene una deuda conmigo: me debe un sombrero, y espero que algún día me lo pague. En él simbolizo el esfuerzo que hacen los funcionarios de la Cámara, que realizan calladamente su trabajo para que nosotros cumplamos nuestra tarea en las mejores condiciones.
Reitero mis agradecimientos a la gente de Renca, Huechuraba y Conchalí. Al resto del país sólo quiero decirle una cosa: aprecien la Cámara de Diputados, porque, insisto, es un orgullo para los chilenos.
Gracias por lo que me dieron en 29 meses; gracias por lo que aprendí; gracias a la gente de Derecha, especialmente a la que me tuvo que soportar reiteradamente y me tendrá que seguir soportando; gracias a la gente de la Concertación, que me viene soportando ya por largos años, y gracias a mis camaradas por haberme soportado, apoyado y, por sobre todo, querido.
Me voy con cariño y con un sentimiento. Yo sé que Manuel habría hecho otro tipo de discurso, pero Manuel, obviamente, no se encuentra hoy para pronunciarlo. Con seguridad, él habría dicho: “¡Lo pasé chancho a pesar de todo!”. Gocé con ser diputado y viví con pasión y fuerza este período. Me quedaron tareas pendientes. Espero que a los nuevos colegas les vaya muy bien. Los seguiré molestando desde afuera, para que sigan representando lo que quiero y lo que me gusta, en mi estilo. Seguramente no compartiré opiniones con ustedes, pero sí la idea de seguir haciendo un trabajo común, independientemente de nuestras opiniones.
Gracias a todos. Me voy con cariño y con orgullo tanto por mis padres como por mí. También vengo de Lo Prado, del Liceo Nº 2 de Niñas, y he llegado hasta aquí gracias a que el Partido Demócrata Cristiano en un momento tomó la decisión para mí de hacerme el honor de representarlo como diputada designada.
Espero que a Manuel se le pase el enojo de no haber hecho todo lo que hubiera querido. Gracias, Rodolfo , porque sé que te hice pasar más de alguna rabia, pero como nos conocemos tantos años, me aguantaste, y seguramente tendrás que seguir haciéndolo, porque ahora estarás obligado a hacer doble trabajo y no tendrás quién te ayude o te haga sufrir todas las penurias que te hice pasar.
Gracias a todos y a Sergio Elgueta . Lo menciono porque con él hice mi primera campaña electoral, pegando carteles en Puerto Montt cuando tenía 11 años. Fue la primera actividad política que hice. Fue aquí donde él me prestó apoyo, el que extendió a todos los parlamentarios, pero que focalizó en forma preferente en mi persona.
Gracias amigos, gracias hermanos. Llegué con pocos amigos y con cara de pocos amigos, pero me voy con muchos, incluidos los veintinueve mil quinientos que tengo en el distrito 17.
Gracias por todo.
Aplausos.
El señor PARETO (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado señor Ricardo Rincón .
El señor RINCÓN .-
Señor Presidente, estimados colegas y amigos después de cuatro años de labores:
La vida me enseñó mi padre es lejos la mejor universidad. Para los que nos dedicamos a la política, el Parlamento es la mejor universidad, y por eso, quería despedirme de ustedes y de quienes he representado durante cuatro años.
Si bien es cierto que desde hace un año sé que no iba a seguir en la Cámara de Diputados porque no podía respostularme, quería estar hoy en la Sala. No sabía si podría hacerlo, puesto que por un problema judicial, eventualmente carecería de derecho de ingresar en ella. Quiso Dios que no fuera así. La Mesa me informó que podía estar acá y agradezco esta oportunidad, porque a otros legítimamente les asalta la duda de si venir o no; pero yo quería estar en mi último día, como quise estar presente todo este año que he sabido que no seguiría como diputado por Rengo , Graneros , Mostazal , Codegua , Quinta de Tilcoco, Coltauco, Doñihue , Lo Miranda , Malloa , Pelequén , Machalí , Coya , Olivar , Gultro , ese hermoso distrito 33 de la Sexta Región que he representado estos cuatro años.
No puedo sino agradecer a mi padre y a mi madre, quienes me iniciaron en la vida política y me instaron siempre a ser democratacristiano; no puedo sino agradecer al partido que me dio la oportunidad y que espero que se la dé a muchos más jóvenes, porque creí que algún día podía ser parlamentario, pero nunca creí, y lo digo sinceramente, que podía ser candidato a los 29 años y parlamentario a los 30.
La democracia no es sólo la posibilidad de que los distintos partidos políticos estén representados, sino también de que los diferentes grupos etarios lo estén, los jóvenes, por cierto, y también las mujeres, que siempre son necesarias y que faltan en la Cámara y, en general, en la actividad política.
Agradezco a Luisa, a Ricardo, mis padres, a Carol, que siempre me ha acompañado, y a los amigos que hemos hecho. No puedo sino sentirme orgulloso de haber sido un diputado de la República de Chile, lo cual, como más de alguien lo ha dicho, y parece reiterativo, no es cualquier cosa.
Allende los Andes no es lo mismo ser diputado. En Chile ser diputado de la República es un honor, un privilegio, es la dirigencia política que toda sociedad debe tener, como decía Toynbee , y frente a los desafíos para ver posibilitada la superación de la adversidad es la clase dirigencial la que marca. Y en Chile siempre esa clase ha marcado bien, no en términos de clase, sino como dirigencia preparada que le da oportunidades a todos, jóvenes, mujeres y obreros, porque aun en Chile un joven puede ser diputado, un obrero también y, por supuesto, una mujer. Las reglas de la democracia lo permiten, y como María Rozas y otros decían, aún se nos respeta en las calles y somos escuchados.
Como las despedidas no son gratas, hoy he querido hacer una pequeña y resumida intervención improvisada. Escuché a muchos previamente. No me quise inscribir al principio, pero quiero dar las gracias a todos me encantaría nombrarlos porque de todos he aprendido un poco, pero quiero simbolizar este reconocimiento en mi camarada y amiga Antonella Sciaraffia , con quien pude conocer, además, lo grande y hermoso que es el norte de Chile; lo que significa, en definitiva, y lo decían María, Tomás y otros, hacer amigos en este hemiciclo.
Creo que un buen político no es sólo aquel que llega al Parlamento, sino quien, además, es capaz de conocer su país, lo que cuesta porque es muy largo y diverso.
Algunos parlamentarios, por su afecto y cariño, me han dado la posibilidad de conocer determinadas regiones, realidades y comunas, oportunidad que en otras está pendiente, pero es bueno que esta universidad de la política sea conocida por muchos y que cada vez más jóvenes tengan la posibilidad de ingresar en ella.
Por eso, agradezco a mi partido, la Democracia Cristiana, que me dio esta posibilidad; a mi gente, a mi distrito, a quienes he representado y seguiré acompañando: a Antonella, como camarada y amiga diputada, la posibilidad de haber estado más allá de las fronteras de mi propio distrito, y a mis padres por apoyarme siempre, pese a lo difícil que es dedicarse a esto y al poco tiempo que me he reunido con ellos en los últimos ocho años.
El Parlamento aún tiene muchas cosas por hacer. Tomás Jocelyn-Holt decía que hemos hecho mucho. A veces uno piensa qué he aportado o qué pude entregar a la Cámara, pero hay muchas cosas difíciles del trabajo legislativo en que uno poco puede hacer, y no quiero recordarlas todas. Evidentemente hay una deuda por seguir perfeccionando nuestra democracia y sistema político y ella es tanto de los que se quedan, de los que llegan y de aquellos que nos vamos.
Simplemente, muchas gracias. Más allá de palabras ilustradas, lo único que me viene a la memoria es lo que siempre una alcaldesa de Mostazal recuerda: que el éxito en la vida no consiste en hacer las cosas que se aman, sino simplemente en amar las cosas que se hacen.
Muchas gracias. He dicho.
Aplausos.
El señor VALENZUELA (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el diputado señor Haroldo Fossa .
El señor FOSSA .-
Señor Presidente, estoy gratamente sorprendido y felicito a la Mesa por esta sesión solemne, porque a través de ella y de nuestro actuar hemos rendido un homenaje a la parte valórica del ser humano, que tantas veces se echa de menos en nuestro trabajo cotidiano, en nuestras relaciones.
Hemos rendido homenaje a la sinceridad, a la cordialidad, al respeto. Hemos dejado fuera la soberbia, la prepotencia, ese yo infinito que se transforma en un “yoyo”, que significa, en un momento dado, que creemos ser poseedores de la verdad. Espero que este homenaje a la parte valórica se cultive cada vez más en el quehacer parlamentario.
Se me preguntaba recién qué emociones me embargaban al abandonar el Parlamento. Sin duda, hay una serie de emociones, pero hay una que quiero destacar brevemente: el no haber cumplido todo lo que me propuse.
En ese sentido, me hubiese gustado estar más tiempo. Sin duda, ésta es una tarea de todos, por lo cual aprovecho este momento para solicitarles a los colegas que continúan que la completen.
Esto se refiere fundamentalmente a un sector de nuestra economía que ha venido cayendo cada vez más, el de la pequeña y mediana empresa. No terminamos nuestra tarea y esa actividad espera mucho de nosotros.
En el sector laboral, los trabajadores que cantaron victoria en un momento dado, cuando legislamos sobre las reformas, se han dado cuenta del deterioro de las relaciones laborales.
Decía que quedan algunos trabajos inconclusos.
Es grandioso y una oportunidad muy grata rendir homenajes.
En la última sesión de enero ocupé el tiempo de la Hora de Incidentes que correspondía a mi bancada para formular un agradecimiento y reconocimiento a los distintos estamentos de la Cámara. Los reitero ahora, pero no los voy a repetir, porque ya están grabados y transcritos.
Sí quiero saludar a las damas de nuestra Cámara y hacerles un homenaje. Siempre la belleza y la sensibilidad nutre, aun en las peores discusiones, y me alegro de que la colega Adriana Muñoz sea la próxima Presidenta. Se van dando oportunidades, por lo demás merecidas. En este plano galante, vaya un gran saludo para todas ellas.
Me gustaría nombrarlos a todos, pero voy a destacar algunos de los que representan, tal vez, el grupo ideológico: Carlos Montes , Waldo Mora , Zarko Luksic , Sergio Elgueta , Jaime Rocha , un gran amigo que no está presente; Rodrigo Álvarez , entre los colegas de la UDI, y a mi bancada, un grupo de amigos tremendamente grande, potente, maestros de la política y de la amistad. Les entrego mi reconocimiento. ¡Qué manera de sentirme contento cuando ellos y muchos de ustedes han obtenido triunfos y pasan al Senado! El país debiera confiar en que se seguirá legislando bien.
Entre las preguntas que se me hacían sobre qué emociones me embargaban, se me consultó si había algo malo en la Cámara o en la forma de legislar, versus la actividad privada, que ha sido la que me ha llenado toda la vida y a la cual, si Dios quiere, volveré. Les dije que había muchas cosas, pero una que destaco. Aquí se sabe cuándo ingresan los asuntos, pero no cuándo termina su tramitación. Creo que hay que ir perfeccionando un sistema de cronograma de gestión, porque no es posible que, de repente, nos juntemos a legislar apurados y logremos resultados, pero no en beneficio de grandes partes de la sociedad, que esperan soluciones. En este sentido, hay una tarea inconclusa.
Cuando me incorporé en la política, alguien me dijo: “Ahora vas a aprender a sacrificar a tu familia”. Eso mismo, durante cuatro años, lo he escuchado de muchos de ustedes y es absolutamente cierto. Uno sacrifica a su familia. Y si la familia, por esas cosas de la vida, no es política, como sucede en mi caso, con mayor razón. Entonces, uno va luchando solo. Cree que lo hace bien, se esmera y va abandonando lo más preciado que tiene, su familia.
Entonces, quiero terminar invitándolos a compartir un homenaje a la familia de cada uno de nosotros, a la de los políticos. Y yo en particular, además de saludar a mis nietos, yernos y sobrinos, como todos los tenemos, quiero saludar a mi esposa, doña Gladys Corvalán , quien ha sido paciente, tolerante, crítica en los momentos que corresponde y tremendamente generosa con mi actuar, pese a que creí que lo estaba haciendo todo bien.
Muchas gracias.
Aplausos.
El señor VALENZUELA (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el diputado y Presidente de la Cámara, señor Luis Pareto .
El señor PARETO .-
Señor Presidente, me habría agradado intervenir al final. Lamentablemente, un compromiso con el Presidente del Senado me obliga a hacerlo ahora. Escribí unas líneas, pero durante el transcurso de los discursos consideré que eran innecesarias. Las diputadas y diputados que me antecedieron en el uso de la palabra han improvisado, como para reflejar más sinceramente lo que piensan al retirarse en esta etapa de la vida parlamentaria.
Esta sesión tiene un significado especial, pues no sólo marca el término de un período parlamentario y, por ende, el necesario balance de la actividad desplegada por la Corporación, sino también, para muchos de nosotros, es el adiós definitivo al quehacer político de la representación popular, y para otros, sólo un breve paréntesis en el camino que los traerá nuevamente a esta Sala.
Por ello esta mañana serán más importantes los afectos mutuos que las discrepancias ideológicas; serán muchos más los reconocimientos y los éxitos fraternalmente deseados que las discordias pasajeras; serán más recordadas las largas horas de intenso estudio y discusión que aquellos momentos de difícil convivencia que tuvimos y no será deshonor seguir teniéndolos. La democracia no se mide en el acatamiento a una mayoría circunstancial o en la sumisión a las posiciones, contrarias; nada más ajeno a nuestro espíritu e historia que pretender que el silencio o la unanimidad sean signos demostrativos de la paz, la concordia y la democracia.
Primero, rompiendo con el esquema que me había planteado, deseo agradecer al señor Secretario, que hoy ha dado una demostración del cariño y afecto que le tiene a la Corporación como los tuvo su señor padre por estar aquí, delicado de salud, interviniendo en esta sesión en la cual se han dicho tantas cosas que han llegado muy adentro. En usted reside la excelencia de todos los funcionarios, sin excepción.
También a la Asociación de Funcionarios hago llegar mi más profundo reconocimiento, como un diputado más de los 120.
(Aplausos).
Señor Presidente, tal vez en esta aventura de este sexto período que cumplo hoy, veo que los tiempos son iguales; que las controversias, legítimas entre los de izquierda, derecha y centro han evolucionado con el tiempo y nos hemos ido entendiendo al margen de nuestras consideraciones.
Se habla de la familia, de cómo se va dejando de lado, muchas veces irresponsablemente, lo que uno más quiere, por esta vocación de entrega y de servicio público. No tuve el privilegio de educar a mis hijos, de dedicarme a ellos, porque nacieron al año después de que ingresé en la política activa, iniciándome como regidor por Santiago en 1953, teniendo el privilegio de haber sido colega del padre del actual senador electo Jaime Orpis , a quien me ligó una gran amistad, porque era un gran señor.
Hoy, por esas cosas del destino, cuando comienzo a abandonar este cargo, después de las innumerables distinciones que me ha entregado mi partido, en pocas horas más asumiré una difícil responsabilidad no buscada, cual es la presidencia del tribunal supremo de la Democracia Cristiana.
La historia nos enseña que se ha producido un progresivo alejamiento de la ciudadanía respecto de los políticos y los partidos, y que la imagen del Congreso Nacional ha sufrido un sistemático menoscabo en las últimas décadas. Entonces, importa restablecer la existencia y vigencia del Parlamento en las mentes y vidas de los ciudadanos. Su sentido de modernización tiene que ver con la necesidad de hacer profunda y permanente su relación con los ciudadanos, la que debe estar cimentada en la honestidad y la confianza mutua. Ésta es, por tanto, una necesidad frente a la sociedad cada vez más desarraigada del fenómeno político.
Y perdónenme los señores diputados que tenga que decir algo que, a lo mejor, a muchos medios de comunicación no les va a agradar, pero hay que decirlo en alguna oportunidad.
Desde hace un tiempo a esta parte, hemos sido testigos de una persistente campaña para denigrar la función parlamentaria en el sentido de publicar, desfiguradamente, las rentas de los parlamentarios, adjudicándoles sueldos que se pagan en forma directa a los secretarios. Se oculta que muchos parlamentarios de regiones llegan los domingos al aeropuerto de Santiago en los últimos vuelos. No se dice que los lunes se reúnen en Comisiones en la Cámara de Diputados de Santiago; que deben alojar tanto en Santiago como en Valparaíso; que los martes por la mañana asisten a sesiones de Sala y, por la tarde, de Comisiones; que los miércoles por la mañana asisten a sesiones de Sala y por la tarde, de Comisiones; que también asisten a sesiones de Sala y de Comisiones los jueves, y que, después, muchos diputados vuelven raudamente a Santiago a fin de tomar un avión para retornar a sus distritos donde los viernes y sábados recogen las legítimas peticiones que les formulan los habitantes de las provincias y distritos que representan. El domingo nuevamente toman un avión hacia la capital. Esa situación se repite todo el año, pero nada se dice eso. Quisiera saber cuál es la razón.
Como lo hice yo, aquí se abandona todo: mujer la mía, que en paz descanse e hijos. Y por esas cosas del destino, el próximo lunes 11, desde las tribunas de esta Sala, observaré el juramente de mi hijo como nuevo diputado.
Uno defiende con calor la verdad. ¿Por qué comparar tanto lo que gana un parlamentario? Hasta se ha llegado a decir que se entrega un automóvil a cada diputado. Aquí se dice que no hablemos de las rentas que reciben los gerentes de grandes empresas, de las AFP, de las isapres, porque son del sector privado; no, son también parte de los intereses públicos, porque a mayor renta es mayor el gasto para la empresa y menor tributación para el Estado. Y aquí se hace un gran escándalo.
Tampoco se hace alusión a las grandes rentas de los medios de comunicación, de la televisión, pero sí al parlamentario se le marca en forma permanente sin ninguna justificación y, muchas veces, con brutal exageración.
Eso no podía dejar de decirlo en esta despedida. Sé que puedo ser criticado mañana; pero cuando uno es criticado por decir la verdad y lo que siente, tal vez sea bueno.
Como lo manifesté cuando asumí la presidencia de la Cámara, pido a los colegas de la Oposición integrar la Mesa y las presidencias de Comisiones, porque la experiencia nos dice que el trabajo consensuado le hace bien al Congreso y al país. Espero que ello se materialice en las próximas horas.
Conscientemente, no he querido referirme al trabajo legislativo, porque lo conocemos. Todo lo que se ha hecho en los últimos cuatro años se ha expresado en importantes leyes dictadas en este período legislativo, como asimismo en las comisiones fiscalizadoras que, muchas veces, han trabajado sin éxito, pero de buena fe. Creo que hemos cumplido con nuestro deber.
Me retiro y creo que con mis colegas de la Mesa tuve las mejores relaciones. Reincidí en la presidencia de la Corporación. En la primera oportunidad, me tocó enfrentar momentos muy difíciles, que me han golpeado durante muchos años, y en los cuales, tal vez, se cometieron algunos errores en la toma de decisiones.
Hoy me he querido reivindicar con la democracia y con el pasado. Por eso, excúsenme si hemos cometido algún error, si hemos dejado algo por hacer, junto con Felipe Valenzuela y con Rodolfo Seguel ; pero lo que hemos hecho ha sido de corazón, en forma muy transparente y orgullosos de haber servido por once meses los más altos cargos en la Mesa de la Cámara, que dignifican a un parlamentario.
Por eso, esta mañana sólo nos resta ofrecer, como garantía al país, a sus hombres,mujeres y jóvenes, que aún siguen anhelando una patria más justa y equitativa, nuestro inquebrantable afán de que en este hemiciclo, o donde el destino nos quiera llevar en el quehacer político, seguiremos dando testimonio de lo que hemos dado durante toda nuestra vida. Entonces, cada uno de nosotros podrá darle gracias a Dios, en quien cree, de no haber vivido en vano esta etapa de nuestras vidas.
Muchas gracias.
Aplausos.
El señor VALENZUELA (Vicepresidente).-
Gracias a usted, querido y honorable señor Presidente de esta Corporación.
A continuación, tiene la palabra el diputado señor Iván Mesías .
El señor MESÍAS .-
Señor Presidente, después de escuchar, por espacio de casi tres horas, las hermosas palabras de los colegas que me antecedieron, tengo que confesar que soy bien fome para los discursos y los señores diputados se habrán dado cuenta de ello durante los cuatro años que hemos compartido. Es tal vez porque provengo de una actividad en la cual la acción supera las palabras y uno debe desarrollarse así en la vida.
Mi paso por la política activa data de treinta o cuarenta años y nunca aspiré a cargos públicos ni especiales. Sin embargo, desde que se reinstauró la democracia, hace más de once años, he participado activamente en la directiva nacional de mi partido y me ha tocado desarrollar muchas actividades para recuperar la democracia, la que hoy valoro con mucha satisfacción.
Como no hago discursos ustedes ya lo saben, tomé nota de algunas cosas, porque una despedida como ésta no es fácil y, pese a ser considerado un tópico recurrente, siempre, en cualquiera circunstancia, es dolorosa. Al parecer, después del tiempo que permanecemos en una institución, a la cual estamos cada día más unidos, hasta el punto de llegar a ser parte de ella, el marcharnos nos duele, porque reitero una separación siempre es dolorosa y, en alguna medida, cierra una etapa de nuestras vidas.
En mi caso, me sentí parte de un organismo vivo, donde se reflejan las inquietudes y necesidades de la gente, de quien recibimos el mandato popular de hacer siempre bien las cosas y mejorar la situación de nuestros ciudadanos. Como parlamentario, me esforcé por alcanzar esa doble dimensión en el trabajo. Por una parte, en resolver los problemas de la zona que me tocó representar y, por otra, en tener presente el bienestar de la nación.
Un antiguo parlamentario expresó en una oportunidad que quien representa bien a su partido sirve a su país. Tuve el honor de representar al Partido Radical, de innegable tradición democrática, de permanente defensa de los valores de la libertad, de la igualdad y de la tolerancia. En este momento también deseo recordar que gobiernos radicales fueron los primeros en dar espacio a las mujeres en la vida política y, por primera vez, una mujer llegó al Parlamento y también fue ministra de Estado. Esa tradición, afortunadamente, se ha mantenido, porque esta Cámara, en el período que se iniciará el próximo 11 de marzo, será presidida también por una mujer.
Como lo expresaba Bismarck , la política no es una ciencia exacta. En consecuencia, muchas veces nos podemos equivocar, pero lo importante es tener la capacidad de rectificar y también de avanzar.
Tuve el honor de ser Vicepresidente de la Corporación, por un corto período, y no sólo desde ese cargo, sino también desde mi permanente participación en varias Comisiones, siempre aposté, de acuerdo con mis valores, como un impulso más, a la construcción de nuestro proceso democrático.
El hecho de tener como eje de mi acción el principio de la tolerancia, me ha permitido valorar con claridad la posición de los que no siempre comparten nuestros puntos de vista. La tolerancia es tan necesaria en política como en religión; sólo el orgullo es intolerante. La práctica de esta virtud, que heredé también de este hemiciclo, me ha permitido crear nuevas amistades, conocer mejor a mis pares y acercarme más a un mundo de relaciones que sólo en el día a día, y bajo el imperio de objetivos comunes, pueden gestarse. Por eso debo agradecer mi acercamiento, a través de la amistad, a tantos colegas que, seguramente en otras circunstancias, no hubiera conocido. Ninguna cualidad dará a un hombre más amigos que la disposición para admirar las cualidades ajenas.
Finalmente, he aprendido que las leyes demasiado suaves nunca se obedecen, y que las demasiado severas nunca se ejecutan. Este es un pensamiento de Franklin, que he podido vivir y conocer en esta Cámara.
Doy las gracias a todo el personal de la Cámara, especialmente a don Carlos Loyola , en quien tuve un profesor durante mi corta permanencia en la vicepresidencia. Siempre fui a consultarle y él, con mucha amabilidad, siempre me respondió.
A todo el personal de la Cámara, a los oficiales de Sala y a mucha gente, quiero decirles que siempre seguirán siendo mis amigos.
Me voy muy feliz, tranquilo, con el sentimiento de haber cumplido con mi deber. Los cuatro años que permanecí en la Corporación me dieron mucho más de lo que esperaba.
Muchas gracias.
Aplausos.
El señor VALENZUELA (Vicepresidente).-
Tiene la palabra la diputada señorita Antonella Sciaraffia .
La señorita SCIARAFFIA (doña Antonella) .-
Señor Presidente, al llegar a una sesión como ésta, una se impacta de sentir tan cerca a seres humanos que han compartido un trabajo durante cuatro años. A veces, una siente que la Cámara es fría porque cada cual anda en lo suyo, corriendo, pero momentos como éste, en que se encuentra con sentimientos, inducen a que la echemos de menos.
Llegué a la política sin tener en mis perspectivas de vida trabajar en el Congreso; sólo quería servir a través de organizaciones sociales y ayudar a las personas más necesitadas. Nunca pensé llegar a ser parlamentaria; fue casualidad y se debió, especialmente, a don Patricio Aylwin , quien me instó a que asumiera ese desafío.
En estos años he aprendido muchas cosas. Me correspondió el honor de ser presidenta de la Comisión de Familia y de la Comisión de Drogas, donde aprendí mucho con mis colegas, que han sido muy generosos y buenos amigos. También he aprendido con la gente de Iquique, de Pica, de Pozo Almonte, de Camiña, de Huara, de Colchane, en general, de las comunas que he representado.
Cuando una se emociona es difícil expresarse, pero quiero agradecer mucho la forma como mis colegas me han tratado. Pasé momentos difíciles durante mi ejercicio como parlamentaria y también en el aspecto personal, y siempre encontré una mano amiga y tuve un consejo y apoyo de mis colegas, tanto de la Derecha como de mis amigos de la Concertación.
Quiero dar las gracias especialmente a mi familia. Tal como se ha dicho, nuestras familias tienen mucha paciencia, porque estamos demasiado ausentes, debido a que el trabajo parlamentario absorbe mucho tiempo. Quiero dar las gracias a mi madre, Raquel , quien me ha acompañado durante esta tarea; a mi hermano Bruneto , quien siempre ha estado conmigo, y a mi hermano Ítalo , quien sé que desde el cielo también me ha acompañado.
Hoy tengo una ilusión, un hijo por quien luchar. Aquí prácticamente todos se convirtieron en tíos cuando quedé embarazada siendo parlamentaria y, pese a ser madre soltera, nunca fui objeto de rechazo o de discriminación, lo cual es muy valioso. Ojalá que eso enseñe y sirva también para que muchas madres solteras, jóvenes, que a veces se desesperan, sientan orgullo por ser mamás y haber optado por la vida.
Quiero dar las gracias también a mis colaboradores, a la gente que trabajó conmigo. En la Cámara reitero tuve el apoyo de amigos colegas como Ricardo Rincón , quien siempre me ayudó, y Exequiel Silva , con quien compartí oficina. Tuve esa suerte porque es un gran ser humano, una gran persona. Me gustaría nombrar a mucho más; no quiero excluirlos. Por ejemplo, don Carlos Loyola siempre me apoyó y también me dio una buena orientación. Asimismo, la señora Lucinda , a quien siempre molestamos y le pedimos favores permanentemente.
Me voy contenta porque aprendí mucho. Pienso que tal vez la vida me encontró en un momento en que debía asumir otros deberes y por eso no pude continuar. Participé en una elección en condiciones muy especiales, pero igual recibí mucho cariño de la gente. Amar al prójimo es siempre una linda experiencia y el hecho de ser política permite dar mucho al prójimo, entregarse permanentemente y recibir también mucho cariño.
Quiero agradecer verdaderamente a todos mis colegas y amigos, y decirles que en Antonella encontrarán siempre a una persona que los recibirá como amiga. Los voy a echar de menos porque aprendí a quererlos.
Una piensa que se irá de aquí con menos pena, pero al despedirse se siente una tristeza muy grande. Ojalá podamos vernos y encontrarnos en otros momentos.
Quiero agradecer a Teresita y a Ana María , quienes fueron nuestras colaboradoras en atenderme a mí y al diputado Exequiel Silva .
Hay que seguir caminando con optimismo, esperando que la gente aprenda a conocer tal como dijo la diputada María Rozas a esta Cámara por dentro, destacar todo lo que se hace y trabajar aquí, para que no se siga desprestigiando la actividad parlamentaria, que es tan noble. Además, todos los que se dedican a ella, como quienes están aquí, son honorables y hacen su trabajo con mucho sacrificio y cariño.
Muchas gracias por todo el apoyo que he recibido y sepan que siempre contarán conmigo.
He dicho.
Aplausos.
El señor VALENZUELA (Vicepresidente).-
Nosotros la queremos mucho, honorable diputada, y también a nuestro sobrino, de tan sólo tres meses, que ayer conocimos.
A continuación, tiene la palabra el diputado señor Rafael Arratia .
El señor ARRATIA .-
Señor Presidente, este es un momento muy especial para todos, en el cual se conjugan los sentimientos de cariño y afecto con que cada uno expresamos lo que más profundamente sentimos dentro de nuestro corazón.
Es un momento que nos marcará a todos los que no estaremos en los próximos cuatro años en la Cámara de Diputados, pero que sí continuaremos haciendo política con el cariño y afecto que siempre nos ha caracterizado a todos, seamos de gobierno u oposición.
Para una persona que representa a una provincia campesina, una provincia huasa, como es Colchagua y Cardenal Caro, ésta es una oportunidad para expresar no solamente los sentimientos y afectos, sino, además, las inquietudes de nuestra gente. Al respecto, quiero decir con preocupación que al terminar el ejercicio parlamentario siento algunas inquietudes que no me gustaría que quedaran ausentes de las últimas palabras que digamos en esta Sala.
Me preocupa profundamente la falta de potencia, de capacidad, que no por culpa de los parlamentarios hoy tiene la Cámara de Diputados. Nuestra capacidad de fiscalización es una atribución trunca, porque no se ejerce en plenitud. Estamos amarrados como corderos, debajo de un parrón, listos para ser degollados. Podemos fiscalizar a muy pocas instituciones. A las municipalidades y a todas las entidades semifiscales, no podemos fiscalizarlas. Por último, cuando lo logramos hacer, la conclusión de la investigación, que implica una sanción, no se cumple.
También la capacidad legislativa es trunca, porque tenemos iniciativa solamente en un 20 por ciento del período. Además de eso, basta con que haya un centavo de por medio para perder esa capacidad.
Por lo tanto, no somos ni buenos fiscalizadores ni buenos legisladores. Tal vez sea por culpa de nosotros, porque no hemos sabido modificar la Carta Fundamental; pero esa situación realmente me preocupa. Y ésta es una responsabilidad que debe ser asumida, porque no hacerlo perjudica la eficiencia de la democracia.
Cuando los periodistas hacen pedazos a los parlamentarios, lo logran precisamente porque carecemos de estas capacidades; y la prensa tiene una responsabilidad muy grande, porque cuando dispara contra los parlamentarios escudriñando en sus sueldos como decía el Presidente señor Pareto , o nos denigra porque uno o dos diputados, de 120, tuvieron alguna diferencia o altercado y resalta lo malo o lo negativo, no se da cuenta de que se está destruyendo ella misma y, junto con ello, a la democracia. Esto es lo que me preocupa hoy al dejar la Cámara de Diputados.
Pero éste es un momento de agradecimientos. Quiero reconocer en forma especial a los funcionarios que trabajaron en la Comisión de Medio Ambiente y Recursos Naturales en el período en que fui presidente, y en los tres años restantes, como miembro de la Comisión. Hago llegar mi cariño y afecto a los funcionarios de la Cámara que laboran en dicha Comisión, y, además, a los parlamentarios que nos acompañaron. Siempre destacamos que quienes integramos esa Comisión lo hacíamos por cariño y amor, y no por obligación. Lo sigo diciendo, y es un orgullo para mí haber participado en ella. Incluyo en este reconocimiento a los funcionarios que trabajan en la Comisión de Pesca, la cual presidí hasta hoy. Mis respetos y agradecimientos porque hemos llegado a ser una familia, y espero que quienes integren dicha Comisión sepan entender que hoy los 45 mil pescadores artesanales de nuestro país necesitan solucionar sus problemas con una legislación justa que, desgraciadamente, aún no la tenemos.
Quiero agradecer a mis colegas parlamentarios, porque en este período he logrado desarrollar grandes amistades. Tendría que nombrarlos a todos, pero voy a destacar a algunos que, lamentablemente, no se encuentran presentes en la Sala, pero con quienes he logrado un afecto muy importante.
Uno de ellos es el diputado Gustavo Alessandri , quien ha sido para mí el caballero de la política. Lamentablemente, no se encuentra en la Sala, pero si en este momento está viéndonos a través del canal de la Cámara, quiero que sepa que cuenta con el cariño y el afecto de un amigo; no de un diputado, sino de un amigo.
En la izquierda concertacionista entrego mi reconocimiento al trabajo y a la honestidad de quienes nos acompañaron en algunas comisiones, muchas veces discrepando, pero diciendo la verdad, y, fundamentalmente, sin dejar de pensar que somos compañeros de labores. De alguna forma quiero representar al Partido Socialista en el diputado Alejandro Navarro , quien tampoco se encuentra presente en esta oportunidad, pero él nos acompañó en el trabajo de la Comisión de Pesca y de Medio Ambiente actuando siempre con mucha honestidad.
A la diputada Fanny Pollaroloquien se encuentra aquí vaya mi reconocimiento como colega y amiga. Recuerdo que en una oportunidad le conté que cuando la conocí por la televisión antes de ser diputado me generaba una sensación de rechazo que me provocaba un conflicto interno. Se lo dije a ella, con mucho cariño. Pero cuando la conocí en la Comisión de Salud, en la cual le correspondió participar, conocí a una madre, una abuela, una amiga, una mujer con corazón y sentimientos. Por ello, en esta oportunidad, quiero expresarle directamente a Fanny los sentimientos de un amigo. ¿Por qué? Porque he aprendido a conocerla, al igual que a otros parlamentarios.
En la bancada del PPD, si tengo que nombrar a alguien es al diputado Leopoldo Sánchez . Ha sido un compañero de trabajo leal. Hemos realizado labores sociales en lugares apartados de nuestro país. Incluso lo hemos hecho con los abuelos, con el adulto mayor, aquí en la Cámara de Diputados. Durante muchos meses hemos estado atendiendo pacientes en la policlínica. Al respecto, agradecemos a los diputados de Oposición, porque podrían haber reclamado al interpretar que estábamos haciendo una labor política proselitista, en circunstancias de que se trataba de una labor social. Mis agradecimientos a los diputados de la Derecha que lo entendieron bien. Dicha labor fue realizada también con el diputado Patricio Cornejo . Junto con el diputado Leopoldo Sánchez hicimos extensiva esta atención a Villa O’Higgins, Tortel , Cochrane . Incluso, en el palacio presidencial del Cerro Castillo, nos correspondió atender al senador Zaldívar . También con el diputado Patricio Cornejo hemos ido a Los Andes, San Felipe y esperamos continuar con esta misión, junto al diputado Carlos Olivares . Y si Dios nos da salud, este grupo de diputados médicos tiene el compromiso de ir este fin de año a Isla de Pascua para trabajar en una población que necesita mucha atención.
Este trabajo social, aparte de representarnos, nos ha permitido ser amigos.
Dentro de mi bancada quiero mencionar a quien se ha convertido en una gran amiga: la diputada María Rozas . Una mujer leal, de fuerza, que no esconde la cara ni agacha la cabeza para decir las cosas que siente. Las dice con fuerza y con el corazón. Detrás de su discurso hay una mujer con cariño, afecto y sentimiento. María , para ti, mi respeto, mi cariño.
Además, escuchaba con mucha atención las palabras de Luis Pareto, quien ha sido un caballero, un excelente presidente y un excelente amigo.
Voy a hacer un recuerdo: probablemente sea éste uno de los momentos más importantes que me haya tocado vivir en mis cuatro años como parlamentario, el más dulce, el más cálido, el más afectuoso, pues he tenido la oportunidad de expresar mis sentimientos, como los martes en la noche, cuando nos juntábamos en el comedor con Luis Pareto , María Rozas , Eliana Caraball , Waldo Mora , Carlos Olivares , Patricio Cornejo y otros para conversar. En esos momentos nos sentíamos personas.
Puedo contarles que muchas veces, a la una de la madrugada, se abría la puerta del comedor y recibíamos a Alberto Espina , a Gustavo Alessandri , a Haroldo Fossa y a otros parlamentarios, y los incorporábamos en una conversación de amigos, porque somos personas. Ése era el momento más cálido: se expresaban sentimientos, nos tratábamos como personas. Ello también ocurría cuando nos encontrábamos, de sorpresa, en algún restaurante, con diputados de distintos partidos políticos y nos expresábamos sentimientos de cariño y de afecto. Quiero mencionar al diputado Osvaldo Palma , quien lamentablemente no se encuentra en la Sala, pero con quien también compartimos muchas veces. En esos momentos no éramos diputados, sino personas.
Para terminar, quiero darle las gracias a mi familia. En una oportunidad, mi hijo mayor, cuando yo ya llevaba meses ejerciendo
como diputado, me preguntó: “Papá, ¿de nuevo te vas a la política?”. La familia lo siente mucho. Hoy puedo decirle a mi hijo que estaré más con él, tal como podrán hacerlo otros colegas al dejar la Cámara de Diputados.
Primero, debo expresar mi gratitud a ellos, a mi esposa Verónica French Davis ; a mis hijos Rafael Luis , Mariana , Rosario y María Gracia . A todos ellos les profeso un cariño muy grande. Es el cariño de un papá, el cariño que cada uno de ustedes también sabe brindarle a sus hijos.
Agradezco a la gente de mi distrito, que me acompañó durante cuatro años en mi labor social, que fue muy fuerte; a mi compañera de distrito, la diputada María Victoria Ovalle , quien ha hablado con mucho sentimiento y con quien comparto lo que expresó en la Sala.
Me gustaría que todo lo bueno que se ha compartido pueda seguir compartiéndose mañana, ya no en el Parlamento, sino, a lo mejor, con cada uno de ustedes, por separado, como personas, porque los voy a llevar siempre muy dentro de mi corazón.
Muchas gracias.
Aplausos.
El señor VALENZUELA (Vicepresidente).-
Tiene la palabra la diputada señora Marina Prochelle .
La señora PROCHELLE (doña Marina) .-
Señor Presidente, después de doce años de compartir estos escaños, el espacio físico, una comienza a reflexionar sobre qué ha sido más importante durante esos años. Sin lugar a dudas, no es el espacio físico que compartimos, sino el espacio humano; y en ese espacio humano, no me cabe la menor duda de que todos mis colegas actuales, y aquellos que nos han dejado, han cumplido un rol importante para el país, para la sociedad.
En lo personal, de cada uno de ustedes he aprendido algo. Creo que en la vida lo más útil y provechoso es aprender, y, al mismo tiempo, que eso que una aprende, y aprende bien, pueda entregarlo al resto de sus compatriotas.
En la vida, como decía Felipe Valenzuela , hay que dar las gracias, no porque sea un deber ni una formalidad, sino porque la vida, así como tiene cosas ingratas, tiene también muchas cosas gratas, y entre éstas puedo mencionar el hecho de haber compartido con todos ustedes durante doce años, lo cual ha servido para sentirme realizada.
Mi vocación de servicio público no ha nacido al amparo del Parlamento, sino como ha sucedido con muchos de ustedes, al amparo y al servicio de jóvenes y de niños, por mi profesión de maestra, de la que me siento orgullosa.
También me siento orgullosa de haber servido, desde aquí, durante doce años a mi país.
Ahora, tengo dudas respecto de si lo hice bien. Creo que me faltó mucho, quizás ser más consecuente, menos orgullosa, más benevolente, más estudiosa. Sin embargo, tengo la esperanza de que comprendan que mi labor la hice de corazón, dando lo mejor de mí. Espero haber servido por lo menos a algunos. Quiero agradecer, más que a mi familia, a mis conciudadanos de la Décima Región; al personal que trabajó conmigo y a todos aquellos que me apoyaron durante todo este tiempo, no siempre con su voto, porque no compartimos todas las veces las ideas o algunos principios, pero sí la amistad. Y aquí en la Cámara de Diputados no sólo me afano en darles las gracias a los funcionarios, sino en reiterarles mi amistad, ya que tanto los parlamentarios como los funcionarios lo único que pueden haber encontrado en mi persona y espero que así haya sido es un afecto real y un cariño verdadero.
Por eso, les digo a todos, funcionarios y parlamentarios, que cuando no esté aquí, si puedo servirles en algo, cuenten conmigo.
Quiero agradecer la oportunidad que me brindaron todos los parlamentarios para ocupar un alto cargo en la Corporación, como fue el de la Vicepresidencia en 1997, y también la oportunidad que me han dado de representar a nuestro país y a nuestro Congreso en otras instancias parlamentarias internacionales, labores que he tratado de cumplir con la mayor prolijidad. No sé si lo logré. Tengo un mar de dudas sobre si efectué bien mi tarea. Creo que es bueno tener dudas, porque ello me impulsa a seguir perfeccionando mi trabajo.
Siento pena de dejar el Parlamento y las personas, y alegría por todo lo que me han brindado. No es mi intención emocionarme más. Les deseo éxito a todos ustedes.
Muchas gracias y hasta siempre.
Aplausos.
El señor VALENZUELA (Vicepresidente).-
Muchas gracias, querida Marina. Tu modestia hace olvidar tu verdadera capacidad.
Tiene la palabra el diputado señor Salvador Urrutia .
El señor URRUTIA .-
Señor Presidente, cuando uno llega a la Cámara trae una visión del mundo que le ha sido proporcionada por sus experiencias vitales y, al mismo tiempo, por sus apegos, que están en el trabajo, en las relaciones sociales y en las actividades políticas. Por eso, es una visión necesariamente sesgada, que apunta mucho a lo particular y carece de lo plural. La gran virtud de la Cámara de Diputados es que ha servido de crisol para generar, en quienes llegamos a ella, una visión más amplia, que permite una perspectiva de largo plazo de los intereses colectivos y no sólo de los intereses particulares y de corto plazo.
Llegué a la Corporación fundamentalmente impulsado por los temas de mi distrito Arica y Parinacota , por la lucha por los derechos humanos, que me había motivado mucho durante la dictadura; por la salud, sobre todo la pública, en la que había trabajado toda mi vida, y pensaba que ésos eran los intereses especiales a los cuales debía dedicar todo mi esfuerzo. Pero al estar acá fui aprendiendo, de manera paulatina, que había muchos otros problemas e intereses de la sociedad chilena, y que incluso era necesario matizar mis ideas sobre los tres temas de mi principal motivación con las ideas y aportes de otras personas respecto de las mismas materias. En consecuencia, enriquecí la visión de mis preocupaciones particulares y aprendí también de otros temas que hasta ese momento no eran de mi especial interés.
Comprobé que ocurre lo mismo con todos los parlamentarios. Una gran virtud del Parlamento es, precisamente, que quienes llegan a él con sus propias visiones, las van cambiando y aceptando una más global, más colectiva, más de bien común.
Ése es el gran mérito de nuestro Parlamento y, con seguridad, de todos los parlamentarios del mundo, pero éste es el que conozco. Destaco eso y reconozco que he visto a todos los parlamentarios buscando el bien común por sobre toda otra consideración, sin dejar de defender, en algunos momentos, intereses particulares, pero es lo menos; lo más importante es que siempre se defiende mayoritariamente el bien colectivo, el bien común.
Aunque hay críticas sobre el modo en que legislamos y fiscalizamos, todo es superable. Sin embargo, deseo destacar una condición del Congreso que debemos hacer resaltar siempre: sirve de modelo de conducta moral a la sociedad chilena, porque una sociedad cuyos dirigentes dan ejemplo de ponderación, de convivencia, de relaciones sociales respetuosas, de tolerancia, naturalmente que sirve de enorme impulso para que la sociedad que los está mirando actúe de la misma forma.
Creo que gran parte del desastre de 1973 se debió a que no había respeto en el Parlamento chileno; existía gran violencia verbal e incluso física entre los parlamentarios.
Hemos aprendido la lección, y en el Congreso en que he participado durante dos períodos hay un modo de tratarse, de respetarse, que sirve repito de pauta y espejo a todos quienes nos están mirando, empezando por los miembros de los partidos políticos a los cuales pertenecemos y a los que muchas veces debemos calmar e indicarles que éste no es un campo de Marte, un lugar de batalla, sino que, por el contrario, aquí hay que buscar consensos y armonía por el bien del país. Es como una escuela. Un profesor puede hacer muy bien sus clases, corregir muy bien sus pruebas, crear muy bien sus pautas de trabajo; pero si durante el recreo y delante de los alumnos insulta y pelea con los otros profesores, naturalmente que está siendo un pésimo profesor, porque su conducta no guarda ninguna relación con lo que anhela inculcar a sus alumnos.
Legislar y fiscalizar es bueno e importante; pero también es relevante que demos un ejemplo a Chile demostrando que en el Parlamento hay respeto, tolerancia y que no se pretende ahogar las ideas de los demás con la violencia, ya sea verbal o física.
Me alegra mucho haber escuchado al diputado señor Moreira decir que debemos cultivar más el afecto y la tolerancia, los palmoteos y no los palmetazos, como en alguna ocasión vi que trataba a un colega. Creo que el cambio del diputado señor Moreira en los últimos cinco o seis años refleja muy bien el camino por el que debe continuar el Parlamento.
Toda violencia, verbal o física, afecta, daña profundamente a la sociedad chilena y, mucho más, si es realizada por quienes estamos llamados a ser modelos de conducta.
Finalmente, una de las grandes ventajas de los parlamentarios es que a una edad adulta podemos seguir haciendo nuevos amigos. Mis últimos amigos de verdad, antes de llegar al Parlamento, los hice en la universidad, porque hasta ahí, en ese ambiente, tal como en la enseñanza media, uno tiene pares con los que comparte intereses colectivos, intereses idealistas, intereses que suman. Después, en la vida real, en el trabajo, es muy difícil hacer amigos, porque siempre hay competencia y poco tiempo. Sin embargo, llegar al Congreso fue para mí como volver a la universidad. De nuevo tuve pares con los cuales me unía un cúmulo de intereses, comunes y colectivos. No eran mis competidores, adversarios, enemigos, ni siquiera mis socios, sino gente, pares con los cuales compartíamos intereses absolutamente idealistas y colectivos. Eso crea un ambiente que favorece la amistad.
Me voy del Parlamento con muchos nuevos amigos, y deseo señalar que conocí mucha gente de valor de la que no alcancé a ser amigo, pero reconozco sus méritos porque los vi actuar en distintos planos.
Ésa es una gran riqueza que llevamos los parlamentarios que nos vamos: haber hecho nuevos amigos y conocido gente valiosa. Eso, naturalmente, es un acervo, una inversión personal que siempre estará con nosotros.
Muchas gracias.
Aplausos.
El señor VALENZUELA (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el diputado señor Carlos Recondo .
El señor RECONDO .-
Señor Presidente, quiero dirigirme muy brevemente a los diputados, en especial a quienes se van de la Cámara porque el resultado electoral les fue adverso. Deseo hacerlo a través de un testimonio personal, porque me tocó vivir el impacto humano y político que significa perder una elección. Sin embargo, también deseo mostrar la otra cara de la moneda: tener la oportunidad de volver al Parlamento.
A todos y a cada uno de los que se van deseo decirles que a ustedes, al igual que a todos nosotros, nos mueve y nos ha movido una profunda vocación de servir, la que no se pierde por el solo resultado electoral adverso. Quienes no volverán debido a la adversidad, seguirán, con toda certeza, en la actividad pública, y lo harán porque las vocaciones nobles no se pierden ni se esfuman por un acto electoral.
Estoy seguro de que siempre existe y existirá un lugar en nuestro país, en nuestra sociedad, en nuestra comunidad, para expresar la vocación de servir.
No debemos dejar que esas vocaciones se esfumen, porque si las pudiéramos expresar en términos económicos no es el ejemplo más adecuado, pero lo refleja muy bien, tendríamos que decir que sería una muy mala asignación de los recursos. La mano invisible del mercado sabe que las vocaciones son el activo más importante para fortalecer cada una de las actividades de nuestra sociedad. Por eso, estoy seguro de que cada uno de ustedes perseverará en el servicio público por la expresión de una vocación muy noble que los mueve tanto a ustedes como a nosotros.
Viví la experiencia de la derrota y me di cuenta de que la vocación es mucho más fuerte. Muchos de ustedes encontrarán, sin duda, un lugar que les permita expresarse en beneficio del país y de la comunidad. No tengo dudas de que muchos volverán al Congreso.
En representación de quienes nos quedamos y hemos vivido esta experiencia un tanto amarga e impactante de haber vuelto al Congreso, les puedo decir que tienen derecho a expresar esa profunda vocación.
Me quiero dirigir en forma muy particular al colega Víctor Reyes , con quien he tenido la suerte de compartir por muchos años la responsabilidad de representar el mismo distrito en esta Cámara. He sido testigo de su vocación y permanentes desvelos por responder a los requerimientos de la comunidad de nuestra región. Estoy seguro de que la vida pública le tiene guardadas muchas tareas, en las cuales le deseo mucho éxito. En especial, deseo que pueda cumplir con el anhelo de acercarse más a su familia, la cual sé que lo reclama con fuerza.
También me quiero dirigir a mi colega de región, diputado Sergio Elgueta , para decirle que una derrota siempre suena como injusta; pero, en su caso, en la región todos los sectores lo han sentido como un acto particularmente injusto. En los doce años que estuvo en esta Cámara, hemos sido testigos de su desempeño como un legislador muy talentoso y de gran relieve. El resultado electoral le fue adverso y tendrá que abandonar momentáneamente esta Cámara, pero estoy seguro de que ese talento lo seguirá aplicando para servir a nuestra región.
Finalmente, quiero dirigirme a dos colegas de mi bancada a quienes el resultado de la elección les fue adverso. En la UDI, desde 1990, sólo yo me había enfrentado a esta situación, pero la perseverancia por seguir sirviendo a la gente da nuevas oportunidades. Yo tuve la ocasión de volver. Por eso, quiero decir, particularmente a mis colegas Luis Monge y Francisco Bartolucci , que ni la UDI ni el país permitirán que se esfume en ellos esa vocación de servicio que los ha movido por tanto tiempo. Necesitamos que sigan en el servicio público. Ambos se iniciaron muy tempranamente en la actividad política y fueron los discípulos preferidos de Jaime Guzmán . Ese compromiso aún es más fuerte para perseverar en la actividad pública, en el servicio público y en la política. Fueron responsables de la fundación de la UDI y del gran crecimiento que ha tenido en el último tiempo. Por tanto, no tienen derecho a dejar que se esfumen esas vocaciones, sino que deben perseverar en ellas.
Por ello, tal como yo tuve una oportunidad, espero verlos volver al Congreso Nacional. Es nuestro deseo y lo que la comunidad y la sociedad esperan de cada uno de los que hoy se van.
Es necesario que perseveren y sean constantes en esta vocación. Sé que así lo harán, porque el país y la comunidad desea seguir contando con ustedes, particularmente con mis colegas Luis Monge y Francisco Bartolucci , a quienes esperamos tener nuevamente en el Parlamento.
He dicho.
Aplausos.
El señor VALENZUELA (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el diputado señor Alberto Espina .
El señor ESPINA .-
Señor Presidente, ésta es la última sesión en que tengo la oportunidad de intervenir como diputado de la República.
Ingresé en esta Cámara en 1990, con 33 años de edad; la dejo tres períodos después, con 45 años, en una sesión tan cargada de emotividad y de sentimientos.
Vaya mi reconocimiento a los electores de las comunas de Ñuñoa y Providencia, gracias a quienes realmente me dieron la oportunidad de llegar a esta Corporación. También expreso mi sincero reconocimiento a quienes, desde el sur del país, de la Región de la Araucanía, me han dado el privilegio y el honor de llegar ahora al Senado de la República.
En forma muy breve, quiero hacer algunas reflexiones.
En primer lugar, al escuchar las intervenciones que aquí se han hecho, siento que no hemos valorado en toda su dimensión ni hemos destacado el notable rol que el Congreso Nacional, particularmente la Cámara de Diputados, ha cumplido para avanzar en la transición hacia la democracia, iniciada en 1990; en consolidar la democracia que se veía tan frágil a comienzos de dicha década y, por sobre todo, en transmitir al país una señal de reconciliación que resultaba tan útil para pacificar espíritus y avanzar hacia un país que progresa, no sólo en lo material, sino en lo que es más trascendente, en lo espiritual.
Siento que cualquier análisis objetivo que se haga sobre este Congreso, particularmente de la Cámara de Diputados, en comparación con los roles que otros parlamentarios han jugado en momentos claves de sus países, sin lugar a dudas ha tenido un papel notable.
En 1990 llegamos personas que teníamos vivencias del pasado muy distintas y visiones de sociedades muy confrontadas, donde existió la enorme responsabilidad de demostrarle al país un liderazgo que nos abriera el camino hacia una ciudadanía que hoy está en condiciones de estabilidad muy superiores a las que en aquel entonces existían. Y siento que aquí se gestaron y me tocó ser actor de ellos acuerdos que realmente cimentaron lo que hoy Chile puede ser hacia el futuro. Por lo tanto, me siento profundamente orgulloso de haber participado en la Cámara de Diputados de Chile.
En segundo lugar, sobre las críticas que se hacen a la gestión parlamentaria, sinceramente creo que son parte de la democracia. Las instituciones públicas y los hombres públicos tenemos que estar permanentemente sometidos al escrutinio de la ciudadanía y de los medios de comunicación, con exageraciones, sin exageraciones, con errores, sin errores, porque cumplen un rol importante.
Respecto de las críticas que se hacen a este Congreso, más allá del impacto que a los afectados nos pueda causar, siento realmente que la ciudadanía tiene plena conciencia de que ésta es una institución seria. En Chile la gente vota para las elecciones; los parlamentarios, criticados o no, son autoridades respetadas por la inmensa mayoría de los chilenos. La realidad de nuestro país es muy distinta a las visiones que se tienen del mundo de la política, particularmente en Latinoamérica, e incluso en países desarrollados. Por lo tanto, siento que la crítica debemos asumirla como parte de la función que nos corresponde desempeñar y, obviamente, generar todos los debates posibles para que la opinión pública tenga la mayor cantidad de información para evaluar nuestro trabajo en los aspectos positivos y negativos.
En tercer término, si hubiera que definir los desafíos del Congreso como probablemente lo deben hacer muchos de ustedes, esencialmente diría que son dos. El primero de ellos es hacer que quienes ingresen en esta institución se convenzan de que no es mejor parlamentario el que más grita, el que más insulta o el que más ofende, sino que, como lo ha demostrado la experiencia, el que sea capaz de persuadir con sus argumentos, por su claridad, por su solidez y por su consistencia, a quienes tienen una visión encontrada sobre un problema de la vida.
Este aspecto debiéramos analizarlo más detenidamente en nuestra sociedad, sobre todo quienes estamos en el servicio público. La gente no se destaca por ser más insolente o más prepotente. Puede que aparezca en algún titular o que saque algún reconocimiento por parte de un grupo fanático, pero no es el camino hacia donde nuestra sociedad quiere que nosotros, como líderes de opinión política, conduzcamos a las nuevas generaciones. La Cámara ha reconocido precisamente a diputados que con trabajo, responsabilidad, persistencia y seriedad, con sus intervenciones en el trabajo de Comisiones y con sus valores persuaden a los demás. Ésa es la forma como se perfeccionan las sociedades.
El segundo es una invitación a quienes siguen trabajando en esta Cámara a analizar dos pequeños aspectos, pero que son de gran trascendencia.
El primero dice relación con las facultades de esta Corporación. Este es un poder público, un Poder del Estado, que particularmente no está dotado de los instrumentos que necesita para poder colaborar activamente en el progreso del país. Nuestras facultades de fiscalización son limitadísimas y nuestra capacidad de intervenir en los procesos legislativos también, lo que, sin lugar a dudas, genera, respecto del liderazgo que debiéramos tener en el país, una disminución. El cambio en esta materia está al alcance de nuestras manos con un proyecto de reforma constitucional que se debate en el Senado de la República. Se trata de una gran oportunidad de dotar a esta Cámara de instrumentos que realmente le permitan liderar los cambios políticos.
El segundo se relaciona con una cierta contradicción entre las aspiraciones legítimas que la gente tiene respecto de los problemas que sus autoridades políticas resuelven y lo que nosotros debatimos.
Siento que un trabajo clave de quienes ejercen cargos en la Mesa, de los jefes de bancada, de los parlamentarios de Gobierno y de quienes lo serán a futuro, consiste en ser capaces de sintonizar qué es lo que la gente espera de nosotros y lo que permanentemente estamos debatiendo. Mientras más coincidencia exista en esos dos aspectos, seremos más útiles para liderar un país que progreso. Mientras nos conformemos con debatir materias que, a veces, se distancian de la gente, el juicio crítico sobre nosotros irá aumentando. Siento que éste es un camino en donde la Cámara está en condiciones de avanzar con gran acierto.
Quiero señalar mi reconocimiento a los parlamentarios de la Concertación. Lo hago, porque en los doce años que pertenecí a esta Cámara de Diputados siempre tuve su respeto y consideración. Nunca recibí de parte de algún parlamentario un gesto o una actitud de falta de respeto, aun cuando participé, probablemente, en los debates más acalorados que se registraron en los primeros tiempos de vuelta a la democracia. Asimismo, agradezco a los parlamentarios de la Unión Demócrata Independiente, porque muchas veces confiaron en iniciativas legales que me correspondió impulsar y le dieron el apoyo para que ellas pudieran ser realidad, y a los de mi partido, que me permitieron el enorme privilegio de haber sido durante dos años jefe de bancada y Vicepresidente de la Cámara. A ellos les debo gran parte de lo que he hecho en política en las últimas décadas.
También quiero agradecer a don Carlos Loyola y, por supuesto, a don Adrián Álvarez , quien, a través de la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia, realizó un notable trabajo en momentos muy importantes para el país.
Termino señalando que en el Senado existen dos tipos de senadores entre aquellos que tenemos la suerte de haber sido elegidos democráticamente espero que en un plazo breve así lo sean todos sus integrantes: los que sólo han estado en el Senado y aquellos que pasaron por la Cámara. Pienso que estos últimos, por mucho que seamos senadores, siempre sentiremos en el alma que somos parte de esta gran Corporación.
Muchas gracias.
Aplausos.
El señor VALENZUELA (Vicepresidente).-
Tiene la palabra, por un minuto, el diputado señor Carlos Vilches .
El señor VILCHES .-
Señor Presidente, me sumo a los propósitos planteados en las diferentes intervenciones, en el sentido de que los parlamentarios que no siguen en esta Cámara tengan mejor suerte en sus nuevas actividades.
Deseo mencionar en esta oportunidad una gran deuda que tiene la Corporación, cual es que no existe un sistema de franquicias para los diputados de la República que dejan de pertenecer a ella. En todos los parlamentos del mundo existen sistemas de jubilación y beneficios para quienes cesan en el ejercicio de sus cargos.
Quienes llegan a esta Cámara son personas que han dejado de ejercer su profesión u otro tipo de actividades, pero que, cuando llega el momento de dejar la Corporación, no tienen ningún tipo de beneficio. Es bueno que la opinión pública sepa que no hay ningún beneficio para los parlamentarios que dejan la Cámara.
Quienes llevamos tres períodos consecutivos, hemos creado una mutual que se financia con el ahorro que cada uno realiza, pero eso es muy pequeño y no un real aporte para quien deja de ser parlamentario.
He querido decir esto para que la comunidad, los electores y quienes han creído en nosotros al reelegirnos, sepan que quienes dejan de ser diputados no perciben ningún beneficio jubilatorio.
He dicho.
Aplausos.
El señor VALENZUELA (Vicepresidente).-
Por haber cumplido con su objeto, se levanta la última sesión del período y se da por clausurada la legislatura Nº 345.
Se levantó la sesión a las 14.29 horas.
JORGE VERDUGO NARANJO ,
Jefe de la Redacción de Sesiones.