Labor Parlamentaria
Diario de sesiones
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Índice
- DOCUMENTO
- PORTADA
- I. ASISTENCIA
- II. APERTURA DE LA SESIÓN
- III. ACTAS
- IV. OBJETO DE LA SESIÓN
- DETERIORO DEL PRECIO DE LA LECHE. Oficio. Proyecto de acuerdo.
- INTERVENCIÓN : Sergio Ojeda Uribe
- INTERVENCIÓN : Exequiel Silva Ortiz
- INTERVENCIÓN PETICIÓN DE OFICIO : Carlos Caminondo Saez
- INTERVENCIÓN : Rene Manuel Garcia Garcia
- INTERVENCIÓN : Mario Alberto Acuna Cisternas
- INTERVENCIÓN : Carlos Recondo Lavanderos
- INTERVENCIÓN : Enrique Jaramillo Becker
- INTERVENCIÓN : Roberto Delmastro Naso
- INTERVENCIÓN : Jose Perez Arriagada
- INTERVENCIÓN : Miguel Hernandez Saffirio
- INTERVENCIÓN : Eugenio Tuma Zedan
- INTERVENCIÓN : Jose Antonio Galilea Vidaurre
- INTERVENCIÓN : Pablo Lorenzini Basso
- ANTECEDENTE
- PRESENTACIÓN PROYECTO DE ACUERDO
- Sergio Ojeda Uribe
- Carlos Recondo Lavanderos
- Carlos Caminondo Saez
- Enrique Jaramillo Becker
- Claudio Alvarado Andrade
- Luis Monge Sanchez
- Mario Alberto Acuna Cisternas
- Roberto Delmastro Naso
- Pablo Lorenzini Basso
- Exequiel Silva Ortiz
- Jaime Naranjo Ortiz
- Victor Reyes Alvarado
- Edmundo Villouta Concha
- Eugenio Tuma Zedan
- Jose Perez Arriagada
- Marina Prochelle Aguilar
- Arturo Longton Guerrero
- Mario Bertolino Rendic
- Alberto Eugenio Cardemil Herrera
- Juan Masferrer Pellizzari
- Jose Antonio Galilea Vidaurre
- Guillermo Ceroni Fuentes
- Rene Manuel Garcia Garcia
- PRESENTACIÓN PROYECTO DE ACUERDO
- DEBATE
- ANTECEDENTE
- DETERIORO DEL PRECIO DE LA LECHE. Oficio. Proyecto de acuerdo.
- CIERRE DE LA SESIÓN
Notas aclaratorias
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- Para priorizar la vizualización del contenido relevante, y dada su extensión, se ha omitido la sección "Indice" de los documentos.
REPÚBLICA DE CHILE
CÁMARA DE DIPUTADOS
LEGISLATURA 344ª, ORDINARIA
Sesión 37ª, en martes 11 de septiembre de 2001
(Especial, de 17.38 a 20.08 horas)
Presidencia de los señores Pareto González, don Luis; Valenzuela Herrera, don Felipe, y Seguel Molina, don Rodolfo.
Presidencia accidental de la señora Prochelle Aguilar, doña Marina.
Secretario, el señor Loyola Opazo, don Carlos.
Prosecretario , el señor Álvarez Álvarez, don Adrián.
PUBLICACIÓN OFICIAL
REDACCIÓN DE SESIONES
ÍNDICE
I.- ASISTENCIA
II.- APERTURA DE LA SESIÓN
III.- ACTAS
IV.- OBJETO DE LA SESIÓN
ÍNDICE GENERAL
Pág.
I. Asistencia 4
II. Apertura de la sesión 7
III. Actas 7
IV. Objeto de la sesión.
Deterioro del precio de la leche. Oficio. Proyecto de acuerdo 7
I. ASISTENCIA
-Asistieron los siguientes señores diputados: (98)
NOMBRE (Partido* Región Distrito)
Acuña Cisternas, Mario PDC IX 52
Aguiló Melo, Sergio PS VII 37
Alessandri Valdés, Gustavo RN RM 20
Alvarado Andrade, Claudio IND X 58
Álvarez Zenteno, Rodrigo IND XII 60
Allende Bussi, Isabel PS RM 29
Arratia Valdebenito, Rafael PDC VI 35
Ávila Contreras, Nelson PPD V 11
Bartolucci Johnston, Francisco UDI V 13
Bertolino Rendic, Mario RN IV 7
Rozas Velásquez, María PDC RM 17
Caminondo Sáez, Carlos RN X 54
Caraball Martínez, Eliana PDC RM 27
Cardemil Herrera, Alberto RN RM 22
Ceroni Fuentes, Guillermo PPD VII 40
Coloma Correa, Juan Antonio UDI RM 31
Cornejo Vidaurrazaga, Patricio PDC V 11
Correa De la Cerda, Sergio UDI VII 36
Cristi Marfil, María Angélica RN RM 24
Delmastro Naso, Roberto IND X 53
Díaz Del Río, Eduardo DEL SUR IX 51
Dittborn Cordua, Julio UDI RM 23
Elgueta Barrientos, Sergio PDC X 57
Encina Moriamez, Francisco PS IV 8
Espina Otero, Alberto RN RM 21
Fossa Rojas, Haroldo RN VIII 46
Galilea Carrillo, Pablo RN XI 59
Galilea Vidaurre, José Antonio RN IX 49
García Ruminot, José RN IX 50
García-Huidobro Sanfuentes, Alejandro UCCP VI 32
Girardi Lavín, Guido PPD RM 18
González Román, Rosa IND I 1
Gutiérrez Román, Homero PDC VII 37
Hales Dib, Patricio PPD RM 19
Hernández Saffirio, Miguel PDC IX 49
Ibáñez Santa María, Gonzalo IND V 14
Jaramillo Becker, Enrique PPD X 54
Jarpa Wevar, Carlos Abel PRSD VIII 41
Jeame Barrueto, Víctor PPD VIII 43
Jocelyn-Holt Letelier, Tomás PDC RM 24
Krauss Rusque, Enrique PDC RM 22
Leal Labrín, Antonio PPD III 5
Leay Morán, Cristián UDI RM 19
León Ramírez, Roberto PDC VII 36
Letelier Norambuena, Felipe PPD VIII 42
Longton Guerrero, Arturo RN V 12
Longueira Montes, Pablo UDI RM 30
Lorenzini Basso, Pablo PDC VII 38
Luksic Sandoval, Zarko PDC RM 16
Martínez Ocamica, Gutenberg PDC RM 21
Masferrer Pellizzari, Juan UDI VI 34
Melero Abaroa, Patricio UDI RM 16
Mesías Lehu, Iván PRSD VIII 42
Molina Sanhueza, Darío UDI IV 9
Monge Sánchez, Luis IND IX 48
Montes Cisternas, Carlos PS RM 26
Moreira Barros, Iván UDI RM 27
Mulet Martínez, Jaime PDC III 6
Muñoz Aburto, Pedro PS XII 60
Naranjo Ortiz, Jaime PS VII 39
Navarro Brain, Alejandro PS VIII 45
Núñez Valenzuela, Juan PDC VI 34
Ojeda Uribe, Sergio PDC X 55
Olivares Zepeda, Carlos PDC RM 18
Orpis Bouchón, Jaime UDI RM 25
Ortiz Novoa, José Miguel PDC VIII 44
Ovalle Ovalle, María Victoria UCCP VI 35
Palma Flores, Osvaldo RN VII 39
Palma Irarrázaval, Andrés PDC RM 25
Pareto González, Luis PDC RM 20
Paya Mira, Darío UDI RM 28
Pérez Arriagada, José PRSD VIII 47
Pérez Varela, Víctor UDI VIII 47
Pollarolo Villa, Fanny PS II 3
Prochelle Aguilar, Marina RN X 55
Prokurica Prokurica, Baldo RN III 6
Recondo Lavanderos, Carlos UDI X 56
Reyes Alvarado, Víctor PDC X 56
Rincón González, Ricardo PDC VI 33
Riveros Marín, Edgardo PDC RM 30
Rocha Manrique, Jaime PRSD VIII 46
Rojas Molina, Manuel UDI II 4
Saa Díaz, María Antonieta PPD RM 17
Salas De la Fuente, Edmundo PDC VIII 45
Sánchez Grunert, Leopoldo PPD XI 59
Sciaraffia Estrada, Antonella PDC I 2
Seguel Molina, Rodolfo PDC RM 28
Silva Ortiz, Exequiel PDC X 53
Soria Macchiavello, Jorge PPD I 2
Tuma Zedan, Eugenio PPD IX 51
Ulloa Aguillón, Jorge UDI VIII 43
Urrutia Cárdenas, Salvador PPD I 1
Valenzuela Herrera, Felipe PS II 4
Vargas Lyng, Alfonso RN V 10
Velasco De la Cerda, Sergio PDC V 15
Venegas Rubio, Samuel IND V 15
Villouta Concha, Edmundo PDC IX 48
Walker Prieto, Ignacio PDC V 10
-Con permiso constitucional estuvieron ausentes los diputados señores Juan Pablo Letelier y Joaquín Palma.
-Asistieron, además, el ministro de Agricultura , señor Jaime Campos, y el senador señor Hosaín Sabag.
II. APERTURA DE LA SESIÓN
-Se abrió la sesión a las 17.38 horas.
El señor PARETO (Presidente).-
En el nombre de Dios y de la Patria, se abre la sesión.
III. ACTAS
El señor PARETO (Presidente).-
El acta de la sesión 30ª se declara aprobada por no haber sido objeto de observaciones.
El acta de la sesión 31ª se encuentra a disposición de las señoras y señores diputados.
IV. OBJETO DE LA SESIÓN
DETERIORO DEL PRECIO DE LA LECHE. Oficio. Proyecto de acuerdo.
El señor PARETO ( Presidente ).-
A continuación, corresponde “debatir el deterioro que ha sufrido el precio de la leche y la necesidad de buscar una solución definitiva a este grave problema”.
El tiempo previo de 15 minutos previsto en el artículo 74 del Reglamento, corresponde al Comité de la Democracia Cristiana.
Tiene la palabra el diputado señor Sergio Ojeda.
El señor OJEDA .-
Señor Presidente , no podemos permanecer indiferentes ante la grave crisis que sufren los productores lecheros del sur por las actuales contingencias del mercado, que desequilibran su producción, precio y rentabilidad. Hay riesgo evidente de colapso por el menoscabo de la producción, cuyas consecuencias son nefastas para el desarrollo de la zona y del país.
Esta situación afecta a cuarenta mil productores entre grandes, medianos y pequeños, con aproximadamente 200 mil fuentes de trabajo directas. Ellos nos acompañan hoy en las tribunas. No son ricos ni grandes empresarios, sino esforzados y muy sacrificados agricultores y campesinos.
Ellos aceptan el desafío de las modernas tendencias en materia económica, el modelo de globalización de la economía, pero no pueden admitir que en nombre de estos conceptos se dañe parte de su producción y que los mecanismos normales que la manejaban se alteren, se vicien o se desnaturalicen.
De este modo, se ven enfrentados a una competencia que viene desde afuera y que origina efectos letales en el país. Entre noviembre de 2000 y abril de 2001 han ingresado más de 14 millones de kilos de lácteos en polvo, 4 mil toneladas más que el año anterior. En dinero significan alrededor de 30 millones de dólares, es decir, el doble del año anterior. Se pagó por los importadores un 68 por ciento más por kilo de leche en polvo.
Respecto del queso, la importación ascendió a 2.343.000 kilos desde noviembre de 2000 hasta mayo de 2001, un nivel casi explosivo que, sin duda, ha provocado un sobrestock de estos productos en las plantas importadoras.
Agravan la situación los subsidios que los países exportadores pagan a sus productores, práctica no muy clara ni transparente, que origina para el productor nacional una competencia absolutamente desleal.
Sabemos que los subsidios provocan una grave distorsión en los mercados mundiales de productos agrícolas, y que, por efectos de estas producciones subsidiadas en los países desarrollados que generan excedentes, provocan la depresión de los precios internacionales y, con ello, de los nacionales.
Es evidente que el mercado internacional de la leche se caracteriza por la existencia de fuertes distorsiones. Los mercados internacionales son altamente influenciados por las políticas proteccionistas de Europa, de Estados Unidos y de otros países, todo lo cual se traduce en la existencia de un precio internacional significativamente inferior al que debiera prevalecer en el libre comercio. Se estima que en la Unión Europea los subsidios varían entre el 56,3 y el 61,9 por ciento, y que en Estados Unidos alcanza al 58,2 por ciento. Sólo en la temporada 1999-2000, el gobierno de Estados Unidos transfirió a los agricultores, de manera directa, 26 mil millones de dólares, lo que, en definitiva, representó para ellos un 66 por ciento de sus ingresos.
Con el nivel de distorsiones que tiene esa agricultura no se puede competir equitativamente. Por eso, cuando arreciaba el efecto negativo de estos subsidios, se acudió a la Comisión Nacional de Distorsiones, la que inicialmente aplicó, hace un tiempo, una salvaguardia del 16 por ciento, que quedó, en definitiva, en el 12 por ciento.
Hoy, el problema se agrava. Las industrias lecheras, en una actitud arbitraria, unilateral y oprobiosa, que linda en la indignidad y en la prepotencia, han emitido una pauta de precios que empezará a regir en septiembre, en la cual se rebaja el precio de la leche de 120 a 100 pesos, aproximadamente. Un verdadero monopsonio, apurado por los sobrestocks, ha fijado a su arbitrio precios ínfimos que cubren apenas, o no logran cubrir, los costos de producción. Esto es el inicio de la ruina de ese sector. El desconocimiento y la desconsideración de un trabajo esforzado de estos productores, ha permitido la introducción en Chile de un sistema ajeno, egoísta, distinto del tradicional: la desarmonización en los acuerdos de precios.
Hoy se ha anunciado la fusión de las industrias Soprole y Nestlé, lo que implica crear un verdadero monopolio en perjuicio del libre mercado y de los productores agrícola-lecheros del sur de Chile.
En la última década, el precio de la leche para los consumidores ha tenido una caída del 7,4 por ciento real, disminución menor que la del 16,6 por ciento -y quizás mucho más- que han logrado las empresas procesadoras de este alimento desde 1990.
Respecto de los procesadores o productores, las cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadísticas y de la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias, Odepa -medidas en términos reales y en pesos, desde julio de 2001-, señalan que los industriales han rebajado más el precio que pagan a sus proveedores de leche que lo que han rebajado a los consumidores. Las cifras comparadas muestran que las industrias pagaron, como promedio, entre enero y junio de 1990, 142 pesos por litro de leche fluida entera, mientras que, en igual período de 2001, pagaron 117 pesos.
Las empresas importadoras no priorizan la producción interna ni establecen reglas justas, de acuerdo con una racional rentabilidad para todos los productores. Son pocas, pero con gran poder económico y de decisión, y es fácil conocerlas: Soprole, Loncoleche y Nestlé .
El 71 por ciento de las importaciones de leche las hacen Citacorp-Nestlé; el 3 por ciento, Loncoleche, y el 1 por ciento, Parmalat. El 8 por ciento restante lo realizan pequeñas empresas.
Respecto del queso, el 65 por ciento es traído por Soprole, empresa neozelandesa; el 12 por ciento, por la empresa Fundos; el 8 por ciento, por Keystone de Chile y Kraft Sychard Chile; el 15 por ciento restante, por otras empresas. Nueva Zelanda trae el 70 por ciento de los más de 2 millones de kilos de queso; Argentina, el 12 por ciento; Estados Unidos, el 5 por ciento, Uruguay , el 3 por ciento, y el 6 por ciento restante, de otros países. Soprole y Nestlé manejan el 50 por ciento de la recepción de leche fresca y comercializan más del 70 por ciento de los productos lácteos.
Podemos decir, entonces, que existen dos poderes de compra que hacen que el mercado no funcione de manera correcta: un monopsonio evidente, más muchas ofertas y pocas demandas; una producción que se resiente, desmotivación y desánimo manifiesto, menoscabo y daño con grave riesgo de aniquilamiento de nuestra producción lechera.
Una vez vino desde afuera el salitre sintético, que sepultó para siempre el auge de nuestro salitre, y otra vez se abrieron las fronteras y murió nuestra industria manufacturera. En otra ocasión, el carbón dejó de dar energía, porque no fuimos capaces de darle la función y la protección que correspondía. No queremos que esto suceda con la agricultura y, además, con nuestra lechería.
Es indispensable aplicar mecanismos de estabilización de precios para los productos lácteos; crear mecanismos a fin de que opere la Comisión Nacional de Distorsiones, haga más transparentes los mercados agropecuarios, evite las excesivas concentraciones, los monopsonios, los oligopsonios, los carteles, etcétera; modificar la ley para dar a la Fiscalía Nacional Económica competencia y eficacia para sancionar las conductas monopsónicas, así como también para que actúe de oficio; crear un mecanismo eficiente y expedito sobre tasas arancelarias, modificando los plazos de aplicación de salvaguardia; dictar una ley de la leche, con una política clara en materia agrícola y normas permanentes que permitan actuar cuando se produzca el daño y deterioro provocado por los subsidios y las actitudes arbitrarias de las industrias lecheras.
La ley mencionada, que implica establecer una sobretasa en función de las distorsiones observadas en la Comunidad Económica Europea frente a la Organización Mundial de Comercio, no implica costo para el Estado, no aísla al mercado doméstico de los internacionales y respeta los acuerdos comerciales firmados por Chile.
Queremos que se haga una revisión de los acuerdos internacionales vigentes. En cuanto a los futuros acuerdos de libre comercio, debemos tener presente la exclusión de productos sensibles para la economía agraria chilena, y que la Contraloría tome razón rápidamente de la rotulación de los productos lácteos, para evitar fraude al consumidor.
Señor Presidente , la región deja de percibir en cada temporada más de 10 mil millones de pesos, lo que significa menor incentivo al avance tecnológico, menor inversión en el rubro y 10 mil millones de pesos que dejan de circular en la zona, lo que causa menores compras en los diferentes establecimientos comerciales y representa menores recursos en la industria y el transporte.
Esa es nuestra triste realidad. Eso es lo que ocurre en las regiones agrícolas del sur de Chile, situación que a veces el centralismo no quiere ver, no ve o sencillamente minimiza.
Por ello, los parlamentarios del sur de Chile venimos en transmitir al Congreso Nacional esta inquietud, informar de esta crisis y proponer la búsqueda de soluciones.
Ya sabemos que somos nosotros, y nadie más, quienes podemos defender lo nuestro; pero queremos, con todos ustedes y con los poderes públicos, enfrentar esta realidad, porque el problema lechero no es sólo de Osorno, de Puerto Montt, de Valdivia, de Temuco, de Palena; sino de Estado, de país, de Chile.
He dicho.
-Aplausos.
El señor VALENZUELA (Vicepresidente).-
En el tiempo de la Democracia Cristiana, tiene la palabra, por cinco minutos, el diputado señor Exequiel Silva.
El señor SILVA .-
Señor Presidente , me alegro de que se esté realizando una sesión para analizar un problema tremendamente sensible para el sur de Chile.
La agricultura no es una actividad económica más, como muchas otras, sino una forma de vida de mucha gente; la zona que represento se sustenta de modo fundamental con la producción lechera, que ha crecido y se ha hecho eficiente. Sin embargo, enfrentamos dos grandes problemas, ya señalados por el diputado señor Sergio Ojeda , quien me antecedió en el uso de la palabra.
El primero de ellos tiene que ver con los mercados externos, que llenos de subsidios compiten de manera desleal con mercados abiertos, como los nuestros, los cuales no tienen protección a través de subsidios ni de políticas arancelarias cuando los precios disminuyen. Incluso, si los precios en el mercado internacional aumentan, a nuestros productores se les anuncia que los precios bajan.
Empresas con grandes capitales internacionales ejercen fuertes presiones en los medios de comunicación. Quiero dar a conocer en la Sala que el año pasado, cuando junto a diputados de distintas bancadas denunciamos a los barcos que llegaban con lácteos al puerto de Valparaíso, con productos exportados por Soprole, ningún medio de comunicación recibió nuestras denuncias, puesto que los gerentes de los supermercados y los ejecutivos de esa empresa de lácteos los presionaron -porque son grandes avisadores- para evitar que nuestras denuncias se dieran a conocer a la opinión pública.
(Aplausos).
Esto tiene que ver con la gran distorsión de los mercados internos, que se reparten tres o cuatro industrias. Incluso hoy se ha anunciado que Nestlé y la empresa Fronterra, de Soprole, se podrían fusionar, lo cual concentraría aún más el mercado y la situación de los agricultores sería mucho más dura. A ellos se les fijan los precios y se les cambian las condiciones de estacionalidad, de calidad de la leche, etcétera, sin tomar en cuenta los esfuerzos del Gobierno para fortalecer y mejorar la calidad del producto a través de la pequeña agricultura, instalando centros de acopio, y los esfuerzos de los productores, quienes sistemáticamente han aumentado su producción. Todo eso hoy es plata perdida por la política agresiva y absolutamente desleal que ejercen las plantas lecheras.
Aquí no cabe el cuento de la ineficiencia de nuestros agricultores, puesto que han aumentado casi en diez por ciento anual la recepción a plantas sólo gracias a su eficacia.
Debemos actuar rápido. En primer lugar, ha llegado la hora de disponer de instrumentos que nos permitan defendernos en forma adecuada de las distorsiones del mercado internacional: sobretasas y bandas de precio. Como lo señaló el diputado señor Ojeda , se requiere una ley de la leche para defender a nuestros productores contra el verdadero cartel de las plantas lecheras en Chile; además, de mayor agilidad en la fiscalía económica, para que a la brevedad podamos abordar este grave problema, porque los mismos economistas obtusos que ayer les decían a los agricultores que se comieran las vacas, hoy gerencian las empresas lecheras.
(Aplausos).
Éste no es un problema del Gobierno o de la Oposición, sino de una actividad productiva que está en serio riesgo, y de cómo somos capaces en el Congreso de discutir y también de criticar por las cosas que no se han hecho; pero, en especial, de ponernos de acuerdo para avanzar en materias legales y administrativas, con el objeto de que nos permitan solucionar y enfrentar al verdadero cartel de las plantas lecheras, la distorsión de los mercados externos y -por qué no decirlo- de abrir la posibilidad de exportar, dada la gran eficiencia de nuestros productores, a los mercados internacionales.
He dicho.
-Aplausos.
El señor VALENZUELA (Vicepresidente).-
En el tiempo de Renovación Nacional, tiene la palabra, por ocho minutos, el diputado señor Carlos Caminondo.
El señor CAMINONDO .-
Señor Presidente , el sector lechero experimenta una de las peores crisis de que se tenga memoria, la que se arrastra desde hace por lo menos diez años, período en que, por un lado, las industrias han disminuido paulatinamente el precio pagado a los productores y, por el otro, ha habido persistentes distorsiones en el mercado internacional de la leche, generadas a raíz de los enormes subsidios que otorgan Estados Unidos y los países de Europa.
Los problemas que afectan al sector lechero se arrastran desde la administración Frei Ruiz-Tagle , y hasta ahora sólo se han agravado. Durante ese período, en reiteradas oportunidades denuncié ante las autoridades correspondientes la difícil situación por la que estaba atravesando este sector productivo, pero pese a los diagnósticos, promesas, mesas de diálogo y otros mecanismos empleados, nada se ha solucionado. Gran parte de esos problemas se habrían evitado si nuestro país no hubiera ingresado al Mercosur. Cuando en la Sala se votó el ingreso de nuestro país a ese mercado, muchos de los diputados que hoy muestran preocupación por la situación agrícola apoyaron el convenio, aun cuando les advertimos que ese tratado sería nefasto para la agricultura chilena.
Durante la campaña presidencial, el entonces candidato Ricardo Lagos anunció una serie de medidas para impedir el ingreso de la leche subsidiada desde otros Estados. Sin embargo, la situación no ha variado mucho. Es más, la ley de la leche, una promesa del Presidente Lagos en su campaña, hasta hoy no se cumple.
La Décima Región, que represento, se encuentra entre las más perjudicadas del país por esta situación, ya que produce el 67 por ciento del total nacional de leche. Es imposible para nuestro país asegurar la competitividad del sector productor de leche a través de una espiral de subsidios al nivel de los del viejo continente.
Por lo demás, tampoco resulta comprensible que, existiendo en nuestra legislación algunas herramientas para neutralizar en parte tales distorsiones, no sean aplicadas con la rigurosidad que se requiere. Basta recordar que la aplicación de las salvaguardias, que sólo se emplearon con la leche en polvo, son provisionales y no definitivas; además, excluyen importaciones de lácteos de otros orígenes que, si bien no poseen los mismos niveles de subsidio de otros países, también están afectados en sus precios por las distorsiones generadas por las grandes potencias, situación que al final perjudica de igual forma a la producción nacional.
Estos antecedentes me llevan a reiterar la convicción de que ahora, más que nunca, la actividad lechera nacional requiere en forma urgente que el Gobierno manifieste en hechos concretos su voluntad de apoyar la producción nacional de leche. Los propios productores nacionales han entregado al Ejecutivo propuestas a fin de neutralizar las distorsiones generadas a partir de actitudes proteccionistas, como las europeas.
El planteamiento de los productores lecheros es absolutamente realista y ha sido formulado de tal manera que, incluso, aceptan competir con una distorsión de los europeos equivalente al 7.5 por ciento de subsidios, fórmula que sólo funcionará si existe ese propósito, y tendrá como límite el 31,5 por ciento, arancel máximo consolidado por nuestro país ante la OMC.
Además, en dicho mercado es imprescindible establecer normas claras relativas a la rotulación de los productos lácteos y una adecuada fiscalización, como asimismo un mecanismo de control y evaluación del comportamiento de la actividad, de las normas establecidas y de las promesas y anuncios de los distintos actores políticos.
Aun cuando las salvaguardias no han tenido gran incidencia en los precios, habrían servido de alerta a la industria para abastecerse del producto en previsión de la hipotética alza, por cuanto las transnacionales, especialmente Soprole, se adelantaron a la aplicación e hicieron grandes importaciones, con lo cual se sobreabastecieron.
En cuanto a la relación con las plantas, según los productores se ha avanzado en el diálogo, pero no en los precios, ya que la industria paga los que ella establece y publica unilateralmente.
En este mercado participan quince procesadoras; no obstante, Soprole, Nestlé , Loncoleche y Parmalat concentran la mayor parte de la recepción. Las grandes procesadoras controlan los mercados y fijan los precios en forma monopsónica. Es así como Fedeleche ha denunciado que las plantas están pagando al productor nacional 100 pesos por litro de leche, y la importan a 180 pesos. Eso se debe a que sólo el 20 por ciento de la producción lechera nacional se procesa en plantas pertenecientes a los productores, como Colún y Cafra , lo que hace indispensable que los productores se organicen para aunar esfuerzos destinados a tener sus propias plantas procesadoras, a fin de enfrentar a las grandes industrias en la comercialización de los productos lácteos.
No es posible que la autoridad siga dilatando la implementación de medidas efectivas, como las propuestas por los productores lecheros, por lo cual debo concluir que el anuncio del Presidente Lagos al sector, en su calidad de candidato, no fue más que una oferta electoral que jamás pensó cumplir.
Las regiones agrícolas tienen los mayores índices de pobreza en el país. Los agricultores, a través de sus organizaciones, llevan años procurando ser oídos. Se han movilizado, han hecho concentraciones y con respeto han dado a conocer los problemas que los afectan, pero sus solicitudes no han sido atendidas. Al parecer, son ciudadanos de segunda clase.
Es hora de que el Gobierno diga si realmente tiene interés en que Chile cuente con una agricultura fuerte, generadora de empleo y con gran visión de futuro -como la que hubo antes-, o si prefiere su eliminación definitiva.
En representación del distrito 54, llamo al Gobierno a escuchar, por fin, las peticiones de nuestros campesinos.
Además, solicito oficiar, en mi nombre y en el de la bancada de Renovación Nacional, al ministro de Economía , con el objeto de que, a través de la Fiscalía Nacional Económica y de la Comisión Resolutiva, Preventiva y Antimonopios, se adopten las medidas necesarias para evitar los efectos de las graves conductas de las plantas elaboradoras de leche, contrarias a la libre competencia, y a los productores, y el aumento de poder en el mercado, lo que significaría la unión de Nestlé y Soprole, las dos más grandes empresas del rubro en Chile y, además, enormes transnacionales.
He dicho.
Aplausos.
El señor VALENZUELA (Vicepresidente).-
Se enviará el oficio solicitado por el señor diputado.
Solicito la venia de los señores diputados para que puedan ingresar a la Sala los directores de Odepa y del Departamento Lácteo del Ministerio de Agricultura.
No hay acuerdo.
Tiene la palabra el diputado señor René Manuel García.
El señor GARCÍA (don René Manuel) .-
Señor Presidente , éste no es un problema del Gobierno ni de la Oposición, sino de los agricultores.
Por eso, aprovechando la presencia del señor ministro , quiero solicitarle que señale claramente las políticas a las cuales debemos atenernos y si habrá salvaguardias. Todos sabemos qué hacer, pero nos estamos comprometiendo a apoyar los proyectos que envíe el Gobierno, el único que tiene iniciativa en la materia.
Además, los mismos que hoy están a favor de la agricultura, ayer la hundieron con la aprobación del ingreso al Mercosur y el rechazo de las salvaguardias. En consecuencia, no nos echemos la culpa unos a otros. Basta ya de discursos; queremos soluciones.
Por eso, pido al ministro que señale la política efectiva para salvar a la lechería chilena. Lo demás son palabras.
He dicho.
-Aplausos en tribunas.
El señor VALENZUELA (Vicepresidente).-
Advierto a los asistentes a las tribunas que no están permitidas las manifestaciones.
Tiene la palabra el diputado señor Acuña.
El señor ACUÑA .-
Señor Presidente , antes de entrar en el tema para cuyo análisis fuimos convocados, quiero elevar una oración por las víctimas de los atentados terroristas ocurridos hoy en Estados Unidos.
La Cámara de Diputados ha sido citada para debatir, con altura de miras y responsabilidad, una materia muy importante para la vida nacional, especialmente para las regiones del Sur.
Al respecto, los acuerdos del Mercosur nada tienen que ver en esta discusión, ya que aún no inciden en la leche.
Ante la entrada en vigencia de la temporada primavera que rige para la actividad lechera, en la que tradicionalmente la industria procesadora ha aplicado el sistema de plantilla al pagar un precio inferior por los litros entregados, más allá del promedio que cada productor vende en invierno, la Federación Nacional de Productores de Leche expresó que en las actuales condiciones del mercado no es posible pensar en la aplicación de dicho sistema, afirmación que los diputados democratacristianos compartimos plenamente.
En efecto, el escenario internacional experimenta una fase de precios altos con proyecciones al alza. Además, contamos con un tipo de cambio que en el último año ha experimentado un incremento cercano al 20 por ciento, lo que ha significado el aumento de los costos de producción. Esto ha generado la desvalorización del precio del alimento por la adquisición de insumos cotizados en dólares, en circunstancias de que la venta se hace en pesos, lo cual, al mismo tiempo, encarece la importación, lo que hace comercialmente más atractiva la producción nacional.
Este año los productores se han visto enfrentados al sector industrial por la postergación de sus legítimas aspiraciones en cuanto a mejorar el precio en beneficio de la estabilidad del sector. En este sentido, los productores cuentan con una organización nacional más fuerte y cohesionada, por lo que no tolerarán ningún intento del área industrial en orden a traspasar el costo de gestiones comerciales ineficientes, realizadas sobre la base de proyecciones de producción interna e importaciones absolutamente alejadas de la realidad.
Las empresas lácteas no pueden olvidar que, hace menos de un año, los productores chilenos estaban sumidos en una gran crisis, mientras los balances de las empresas lecheras arrojaban cifras azules, lo que demuestra claramente a quiénes endosaron el costo de la deprimida situación experimentada por el sector en su conjunto.
No obstante lo anterior, hubo productores que superaron la tortuosa década de los 90 a través de un gran esfuerzo para lograr mayor eficiencia, aplicando tecnología y haciendo inversiones, con un costo de capital muy alto para sus explotaciones, lo que derivó en un delicado proceso de descapitalización, vía venta de activos, y en una postergación de inversiones en infraestructura y en renovación de maquinaria.
A partir de la primavera de 2000, quienes sobrevivieron a la difícil situación observaron que el precio internacional de la leche en polvo -principal ítem de importación y factor para determinar el precio interno, según la industria- experimentó una rápida recuperación, al pasar de 1.400 a 2.100 dólares la tonelada. Esta situación, unida a una fuerte presión gremial a través de la Fedeleche, permitió que las empresas traspasaran parte de esa recuperación, aunque no en los niveles esperados.
Esta señal trajo respiro y mayor confianza entre los productores. Se asumió como el inicio de una tendencia en los precios internos, acorde con el alza en el mercado internacional. Sin embargo, al inicio de la actual temporada invernal, los agricultores, sorprendidos al no recibir los tradicionales bonos, fundamentaron el mayor costo de producción en esta época del año en la supuesta contracción de la demanda y en la recuperación de la producción, como argumentó la industria. Desgraciadamente, mientras se daban estas explicaciones, las mismas industrias repletaron sus bodegas con productos importados a precios muy superiores a los pagados internamente, curiosa estrategia de enfrentar una baja en la demanda de productos terminados. En este sentido, los chilenos deben saber que la leche que consumen tiene un valor fijado sobre la base de la materia prima proporcionada por los productores a la industria, en un promedio de 116 pesos por litro, por lo que, si las procesadoras terminan de liquidar a los productores nacionales, los chilenos se verán obligados a pagar el costo de productos lácteos, adquiridos en el extranjero, pues el precio de la materia prima de referencia sería equivalente al valor de importación, que hoy bordea los 188 pesos por litro.
Las empresas Soprole, Nestlé , Parmalat y Loncoleche han debido explicar ante la Fiscalía Nacional Económica la baja en el precio de la leche pagado a estos productores, que están reclamando. Entonces, no me resta más que apoyarlos con todas mis fuerzas, pues si con ellos sucede lo que estamos conociendo, ¿qué ocurrirá con los productores más pequeños?
La Cámara de Diputados debe emitir un pronunciamiento sobre la materia. Para ello hemos presentado un proyecto de acuerdo, que esperamos se apruebe por unanimidad, con el objeto de exigir, de una vez por todas, medidas para mejorar el precio de la leche en nuestro país y, así, evitar que nuestros productores vayan a la quiebra.
He dicho.
-Aplausos.
El señor VALENZUELA (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el diputado señor Carlos Recondo.
El señor RECONDO .-
Señor Presidente , esta sesión ha sido convocada para tratar la grave situación de la ganadería y, en particular, la que afecta a la producción lechera en nuestro país. Los efectos de esta severa crisis se han dejado sentir en nuestra región, la que genera el 65 por ciento de la producción nacional y cien mil puestos de trabajo y ha visto caer estrepitosamente los precios y la rentabilidad del rubro. En definitiva, esta región se ha visto afectada en especial por la crisis lechera, la cual provoca cesantía y una difícil situación económica para los productores grandes, medianos y pequeños.
Por esta razón, comienzo por señalar que para nosotros es de la mayor importancia haber convocado a la Cámara a esta sesión especial. Sin embargo, no vemos en el Gobierno una respuesta concordante con esta urgencia, pues a esta sesión especial estaban invitados el ministro de Hacienda y la ministra de Relaciones Exteriores , quienes no han concurrido. Esto nos muestra la prioridad que para el Gobierno tienen los problemas de la agricultura.
(Aplausos).
Después de haber escuchado las intervenciones de nuestros colegas, debo señalar que me alegra que todos concordemos en la necesidad de abordar de verdad y con urgencia los problemas que afectan al sector lechero. Empero, en esta Sala hay un sector ausente -al menos hasta hace poco no había ningún parlamentario del partido del Presidente de la República -. La Izquierda no estaba presente, lo que demuestra que esta situación no está entre sus prioridades.
Los problemas que afectan al sector lechero los podemos clasificar en cuatro tipos. El primero, de alguna manera ya se ha planteado y dice relación con las distorsiones del mercado internacional provocadas por los permanentes subsidios y ayudas internas que entregan los países desarrollados a sus agricultores, los cuales generan inestabilidad y caídas sistemáticas en los precios internacionales. Ello determina que en el mercado exista leche con valores inferiores a los costos de producción, lo que conlleva a que en forma permanente los productores nacionales enfrenten una competencia completamente desleal.
Ante esta realidad, quienes representamos zonas agrícolas y a los productores de leche, no estamos por abordar este problema a través de sistemas especiales, de proteccionismo o de medidas distintas que permiten el uso de los instrumentos del modelo económico y de los acuerdos internacionales suscritos por Chile.
Por lo tanto, exigimos que sin estatismo, sin proteccionismo y con actuaciones consecuentes con el modelo económico imperante, el Gobierno, que tiene la iniciativa en estas materias, implemente y utilice los instrumentos necesarios para llevar justicia y equidad a este mercado tan distorsionado. Al respecto, quiero recordar las palabras que el Presidente Lagos , cuando era candidato, pronunció precisamente en Osorno, en el corazón de la producción de leche del país. Dijo textualmente: “Yo digo, seamos claros: queremos libre comercio que permita rebajar muchas cosas; pero no hay que ser ingenuos, hay que saber defender los productos, nuestras fuentes de trabajo. Así lo hacen todos los países, y así lo voy a hacer cuando sea Presidente ”.
Sin embargo, existen instrumentos para enfrentar esas distorsiones. En primer lugar, la ley de salvaguardias. En el debate del proyecto, pedimos que esa normativa no nos restringiera, como lo establecía el proyecto del Gobierno. Los acuerdos internacionales posibilitan una ley de salvaguardia que permita una aplicación de al menos cuatro años y una renovación por otros cuatro años. Es decir, mediante ese instrumento se puede contar con una protección de ocho años. No obstante, el Gobierno envió una iniciativa que sólo contempló salvaguardias por un año. Por lo tanto, pedimos y exigimos que se efectúe una revisión de la ley de salvaguardias, a fin de que se amplíe y no se restrinja el uso de ese instrumento.
Sobre la materia, no se debe olvidar que nuestros vecinos argentinos acaban de aplicar salvaguardias, por tres años, a los duraznos en conserva provenientes de Chile; es decir, ése es el estándar que utilizan los países con los que estamos celebrando acuerdos comerciales.
El segundo instrumento consiste en la estabilización de precios de la leche. De hecho, fueron los propios productores quienes diseñaron un mecanismo denominado “ley de la leche” para enfrentar el grave problema de las distorsiones que los está afectando, el cual establece un sistema inteligente, adecuado y compatible con los acuerdos internacionales, con el propósito de dar estabilidad en el tiempo al precio de la leche. Dicha propuesta fue formulada a la Mesa de Diálogo Agrícola, la que lleva más de un año analizando este problema, pero hasta aquí no hemos conocido una iniciativa del Gobierno en esa dirección, la que reclamamos con urgencia.
Asimismo, se requiere reestructurar la Comisión de Distorsiones -organismo llamado a regular las distorsiones generadas en el mercado-, lo que se ha pedido hasta el cansancio, a fin de que tenga un funcionamiento más ágil y diligente, para que cuando existan problemas en el mercado se puedan resolver con rapidez.
Un segundo orden de problemas dice relación con las distorsiones en el mercado interno. Sobre el particular, quiero enfatizar que el fundamental deriva del ejercicio del poder dominante que tienen en la actualidad algunas industrias en el mercado, pues cuatro de ellas manejan el ochenta por ciento de la recepción de leche en planta. Al respecto, se ha anunciado que las dos más grandes actuarían en una alianza estratégica, lo que agudizaría aún más el problema.
En consecuencia, el poder dominante se enfrenta a los 25 mil productores de leche del país, los cuales, como es sabido, están dispersos. Por lo tanto, resulta evidente que esa grave situación provoca una distorsión en el mercado interno.
Antes de plantear algunas medidas para hacer frente al problema, quiero recordar que el Presidente de la República se refirió a este tema en la época en que era candidato. En un recorrido que efectuó por el sur del país dijo textualmente: “Aquí tenemos que establecer también la otra parte, la del Estado. El Estado compra a través del Servicio de Salud y de la Junta de Auxilio Escolar y Becas, y debe saber comprar de manera de defender lo nuestro, pues la caridad comienza por casa”.
Hoy queremos recordar al ahora Presidente Lagos un planteamiento permanente de la dirigencia gremial y de los productores de leche: para garantizar el ejercicio de la libre competencia y evitar las conductas monopólicas que hoy distorsionan el mercado interno -ejercidas por las industrias antes mencionadas- es necesario modificar la estructura y el funcionamiento de la Fiscalía Nacional Económica, principal organismo creado para esos efectos.
Un tercer orden de problemas se refiere a la política exterior de los gobiernos de la Concertación, la cual ha privilegiado fundamentalmente los acuerdo bilaterales.
El acuerdo firmado con el Mercosur no ha generado beneficio alguno para la política nacional. Al contrario, en comparación con los integrantes del Mercosur, Chile, país con una balanza comercial positiva, pasó a ser una nación con balanza comercial negativa.
Aún más, conocemos el comportamiento y la conducta de nuestros socios. Por ejemplo, los argentinos han actuado en forma unilateral y arbitraria al establecer aranceles altos para los bienes de consumo en Chile, los que llegan al 35 por ciento. Además, han impedido el ingreso a su país de carnes blancas -de cerdo y de ave- en forma absolutamente arbitraria; han establecido una salvaguardia por tres años para los duraznos en conserva provenientes de Chile y han dispuesto la fiscalización de las plantas procesadoras de mariscos y de moluscos chilenos. Ésa no es una conducta equitativa ni la forma como se debe actuar entre socios.
Por esa razón, contrariamente a lo que aquí se ha señalado, el acuerdo con el Mercosur efectivamente genera perjuicios a nuestra economía, en particular a la de la Décima Región, porque la producción agrícola, de leche y de carne son las más afectadas con estos acuerdos. En consecuencia, dada la poca confiabilidad en nuestros socios, creo que ha llegado la hora de que Chile revise su participación en el Mercosur, porque dicho acuerdo nos ha significado más perjuicios que beneficios.
Por último, en un cuarto orden de problemas, cabe señalar que si no somos capaces de implementar las medidas urgentes que tanto los productores como nosotros estamos solicitando en la Cámara de Diputados, las cuales se recogen en un proyecto de acuerdo que espero sea aprobado por la Sala, estaremos utilizando en forma muy ineficiente los 150 millones de dólares que el Indap entrega a la pequeña agricultura del país. Por lo tanto, si no corregimos los problemas de fondo, los recursos -que pertenecen a todos los chilenos- destinados a favorecer a la pequeña agricultura, no tendrán ningún efecto ni lograremos la eficiencia que exigimos en el gasto público. Eso requiere estas medidas, para que el aporte que el Fisco hace para promover la pequeña agricultura tenga un resultado más eficiente y eficaz.
Todas las medidas que se reclaman por el sector productor y que estamos planteando hoy en la Sala: combatir la distorsión del mercado internacional, regular las distorsiones del mercado interno, normalizar nuestras relaciones comerciales con el exterior y dar mejor tratamiento a los acuerdos internacionales, son, sin excepción alguna, de exclusiva iniciativa del Presidente de la República.
Llevamos muchos años pidiendo exactamente lo mismo, y nos parece muy extraño que ahora, en días preelectorales, tales reivindicaciones aparezcan como un pedido unánime de todos los sectores políticos. Nos alegra que así sea, porque necesitamos resolver los problemas de la agricultura; pero cabe puntualizar que, en los 12 años de gobierno de la Concertación, el ejercicio de la iniciativa del Ejecutivo habría permitido que llegaran al Parlamento proyectos de ley para mejorar o normalizar la situación de la ganadería chilena. Nada ha ocurrido hasta ahora. Tengo la esperanza de que todavía podamos enmendar rumbos. Así lo requieren el país, nuestra Décima Región y los productores de leche, que generan mucho trabajo en momentos en que precisamente el empleo falta en Chile.
He dicho.
-Aplausos en tribunas.
El señor VALENZUELA (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el diputado señor Enrique Jaramillo , quien podrá ocupar los 12 minutos de su bancada, más el tiempo cedido por la Democracia Cristiana y por el Partido Socialista, al cual también representa.
El señor JARAMILLO .-
Señor Presidente , curiosamente, el mundo vive momentos muy difíciles. Todos estamos consternados por los sucesos ocurridos en Estados Unidos de América.
Hoy tratamos un problema muy grave que vive especialmente un sector de la agricultura chilena: el lechero.
Señor Presidente , por su intermedio, quiero saludar a los dirigentes de ese sector y a sus esforzados productores, que aún confían en que su mundo sobrevivirá.
El país es testigo de lo que en emisoras, diarios, revistas y televisión está de actualidad desde los últimos meses: la crisis del sector lechero del país.
En la Décima Región, donde se produce el 70 por ciento de la producción nacional, altos personeros del Gobierno debatieron la semana pasada el tema con productores lecheros en Valdivia, quienes, en Paillaco, La Unión, Futrono , Río Bueno y Lago Ranco se hacían presente y efectuaban lo mismo. Tuve suerte de ser invitado y de aportar mi modesta opinión.
En Puerto Montt, el Presidente de la República se reunió con algunos productores y con los senadores de la Décima Región -tuvieron el privilegio de ser invitados-. Se ignoró a los diputados y, sobre todo, a quienes más sabemos sobre este delicado tema que hoy tratamos.
El intendente de la Décima Región señor Carlos Tudela , me dijo que la invitación la cursó el Ministerio de Agricultura. Lamentablemente, se ignoró también a algunos dirigentes del agro que, en virtud del derecho que les asiste, habrían llegado a escuchar al señor Presidente de la República y a exponerle su opinión sobre la delicada situación que vive tan importante sector de la economía sureña. Quizás, ello se debió al propósito de no aceptar las verdades que tenemos el derecho de expresar en democracia.
No logramos entendernos en nuestro propósito de salir adelante con ideas que, aunque no son nuevas, deben considerarse. No creo fácil la solución, pero entre muchos se podrá encontrar.
En el año 2000, Chile produjo aproximadamente 2 millones de toneladas de leche, de las cuales alrededor de 1,5 millones se entregaron en plantas del sector industrial, compuesto por 16 empresas y 28 plantas a nivel nacional. Según la FAO, Chile participa con el 0,45 por ciento de la producción mundial y ocupa el número 39 en el “ranking” de países productores de leche. De acuerdo con nuestro último censo agropecuario, de 1997, de una masa de 4 millones de bovinos, alrededor de 620 mil vacas lecheras utilizan una superficie de 625 mil hectáreas: 0,99 cabeza por hectárea. Muy mal promedio.
Sin duda, en la Décima Región la producción lechera es una de las principales actividades económicas. Su importancia radica no sólo en el aspecto económico, sino también, y principalmente, en el social, debido al gran número de personas involucradas, tanto directa como indirectamente, en ellas.
En la Décima Región, el sector genera la mayor presencia laboral: 200 mil personas. Posee el 62 por ciento de las vacas lecheras del país, 380 mil. De un universo de 11 mil productores, el 83,5 por ciento entrega menos de 100 mil litros anuales -pequeños agricultores-; el 13,3 por ciento, entre 100 mil y un millón de litros -medianos-, y sólo el 1,6 por ciento, más de un millón de litros al año -alrededor de 140 productores-.
Durante la temporada del año 2000, en la Décima Región se recibieron mil millones de litros de leche en 15 plantas industriales, lo que corresponde al 66 por ciento de la recepción nacional. Esta situación es parecida a la acontecida durante la última década.
En nuestra región, la producción de leche corresponde al 70 por ciento del producto interno bruto silvoagropecuario regional. En dólares, son aproximadamente 150 millones, de los cuales el 10 por ciento se consume en la Región y el 90 por ciento en el resto del país. Podríamos decir que el 90 por ciento lo exporta la Décima Región. Sin embargo, no se puede desconocer que desde hace algún tiempo la actividad lechera nacional está enfrentando serias dificultades, a pesar de los aumentos significativos de la producción durante la última década. Entre 1990 y 1998, en promedio, aumentó en 7 por ciento, pero se redujo drásticamente en 1998 a sólo 2 por ciento, para caer, en 1999, en un 4 por ciento negativo a nivel nacional y en un 5 por ciento negativo a nivel regional. Se mantuvo igual durante la temporada del año 2000.
Los problemas del sector tienen que ver principalmente con los bajos precios internos pagados a los productores por las empresas lecheras. En esta situación influyen factores internos y externos, como baja de los precios internacionales de los productos lácteos, en especial de las leches en polvo, descremada y entera. Pregunto: ¿de qué calidad? Sin respuesta, a causa de la gran producción. ¿Y los excedentes? Se ofertan a cualquier precio, debido a la sobreproducción y a su vencimiento cercano. Hablo de países de la Unión Europea y de América del Norte.
Otro punto contrario: tenemos algunos subsidios, pero ninguna protección.
A nivel nacional, hay al menos tres factores que han influido: en primer lugar, baja en el consumo interno; en segundo término, obtención de niveles de autoabastecimiento, pues Chile ya se autoabastece, aunque algunos crean lo contrario; y en tercer lugar, una excesiva concentración de los poderes de compra, lo que determina los precios en forma poco transparente y unilateral. De ahí la denuncia hecha por los gremios y este diputado a la Fiscalía Nacional Económica.
Ahora bien, la baja del consumo interno tiene que ver tanto con la situación económica nacional como con problemas de carácter cultural. No existe la costumbre de consumir productos lácteos como en otros países de nuestro continente y de Europa.
El Estado debe intervenir con un apoyo mayor a los escolares; por ejemplo, favoreciendo con sus adquisiciones a empresas nacionales, pues así aumentamos el consumo.
La excesiva concentración del poder de compra por las plantas lecheras, con claros rasgos de monopsonio, es un problema fácil de entender, pero de difícil solución debido al modelo económico vigente, en el cual el Estado tiene pocos elementos para intervenir, en el mercado, en relación con los privados. Ellos aún tienen la reiterada costumbre de pedir todo al Estado cuando están mal y de mantenerlo lo más lejos posible cuando el negocio va bien.
Este hecho se verá agravado por la nueva asociación entre las dos empresas lácteas de mayor importancia en Chile: Soprole y Nestlé . Esta situación afecta, en mayor o en menor medida, a los diferentes tipos de productos lácteos.
Existen, entonces, tres grandes ámbitos involucrados en el problema que hoy comentamos: la industria, los productores y el Estado.
En la industria, como es lógico suponer, una empresa lechera debe obtener márgenes de rentabilidad que le permitan mantenerse en el mercado; por lo tanto, siempre tenderá a comprar sus insumos lo más barato posible, con lo cual no cumple necesariamente una función social; por ejemplo, la de privilegiar la producción. Se puede constatar que grandes empresas importan gran cantidad de leche en polvo para cubrir sus necesidades de producción e indirectamente regular los precios.
En este ámbito resulta difícil intervenir, principalmente cuando existe alta concentración de los poderes compradores: cuatro o cinco grandes industrias que recepcionan por sobre el 85 por ciento de la leche tanto nacional como regional; pero se debe intervenir mediante una rigurosa y completa fiscalización de calidad del producto. Chile produce leche de alta calidad y compite con calidad deficiente, que es importada. No debe olvidarse que aquí se recombina y no se rotula.
Entonces, es muy importante para las empresas conocer el desarrollo que se le dará al sector, debido a que, con seguridad, aumentos muy fuertes en la producción involucrarían necesariamente incrementar la capacidad instalada de la industria, lo que requiere gran inversión por parte de ellas.
Respecto de los productores, en este ámbito la diversidad y la variabilidad de los problemas son elevadas, partiendo por un elemento tan básico como es definir qué es un productor lechero. ¿Es aquel que tiene unas cuantas vacas y que ordeña en forma casi circunstancial y también por un período corto? ¿O es aquél al cual esta actividad le reporta los ingresos en forma mayoritaria y dedica la mayor parte del tiempo a ella?
Esta primera definición es fundamental para todas las estrategias de apoyo y desarrollo de este sector, porque en uno y otro caso no se pueden aplicar las mismas medidas en forma uniforme, sino haciendo una clara distinción para no caer en programas que a la larga sólo resultan onerosos y poco efectivos. Está pasando.
Esta condición de productor lechero tiene, además, otra connotación: permite al agricultor mayor compromiso para hacer los cambios necesarios a fin de mejorar su actividad y, por lo tanto, la rentabilidad de su negocio. Sin esto cualquier programa o estrategia de desarrollo está condenada al fracaso. Por ejemplo, Indap crea proyectos con un gran esfuerzo económico, apoya a pequeños comités que forman acopios lecheros y, luego, las plantas no les reciben el producto.
En cuanto al Estado, es necesario que asuma efectivamente su rol de regulador del mercado mediante políticas claras y efectivas. Eso aquí ya se ha dicho.
No podemos caer en la ingenuidad o en el dogmatismo económico. Todos los países protegen, en mayor o menor medida, al sector agropecuario, en especial al sector lácteo, con subsidios directos o indirectos. De más está señalar que, a través de artificios, los países desarrollados protegen su sector productivo con cajas verdes, amarillas o rojas, permitidas por la Organización Mundial de Comercio.
Luego de tener meridianamente clara esta primera observación, es necesario, como país o sector productivo, definir cuánta cantidad, cómo y para qué producir leche. Si me dicen que esto es copia de otros países, lo acepto, pero es lo que se debe hacer. Es una respuesta que se debe dar en conjunto con los tres entes involucrados del país: productores, industria, y Estado.
¿Cuánta leche producir? Como lo he señalado en párrafos anteriores, de acuerdo con las proyecciones tanto del aumento productivo como de la población, y teniendo en cuenta el consumo actual, en dos o tres años sobrepasaremos fuertemente el autoabastecimiento, para lo cual es necesario definir hoy una estrategia si seguimos creciendo en producción.
¿Cómo debemos producir? ¿Con qué rasa? ¿Con qué estacionalidad? No debemos copiar mecánicamente sistemas que son apropiados para otras realidades, tanto tecnológicas como culturales.
¿Para qué producir? Esta pregunta resume las dos anteriores, ya que deberíamos tener claro la cantidad de leche por producir y cómo producirla, para orientarla al consumo nacional o a la exportación.
Si decidimos destinarla sólo al mercado nacional, necesariamente debemos estimular los aumentos de consumo interno, o establecer cuotas de producción para no aumentar excesivamente la producción, lo que también redundaría en aumentos de infraestructura industrial; pero si nuestra decisión es el mercado externo -y a eso debemos apuntar-, debemos adaptar nuestro sistema productivo para ser competitivos a nivel internacional en cuanto a precio, por lo cual ya no podemos bajar más nuestros costos de producción, pero sí aumentar la eficiencia de la industria y definir claramente nuestros nichos de mercado y tipos de productos por exportar.
Aquí cobran especial importancia los tratados internacionales ya firmados -o por firmar- con la Unión Europea, con Estados Unidos y, ¡cuidado!, con Nueva Zelanda, para que nuestro sector no se vea perjudicado o sea la moneda de cambio para lograr convenios favorables para otras áreas del sistema productivo nacional. Allí es donde no nos entendemos con el sector del centro del país; allí no nos hemos entendido nunca, porque ellos son diferentes: son exportadores. Nosotros somos apenas autoabastecedores.
Entendiendo entonces que debe primar el interés nacional por sobre el sectorial, insisto en la necesidad de alejarnos del dogmatismo económico extremo de libre economía, ya que ésta en realidad no existe. Los ejemplos abundan. Basta señalar lo planteado por Estados Unidos para el tratado de libre comercio en que productos para nosotros de gran importancia, pero para ellos muy competitivos -uvas, salmones, vinos-, están fuera de la negociación. ¡Y es ése el país ejemplo del libre comercio!
Señor ministro , lo invito a tomar en cuenta esta idea.
Asimismo, me cuesta imaginar los posibles beneficios para nuestro sector con la firma de un tratado comercial con Nueva Zelanda, el principal exportador de lácteos del mundo, donde el 95 por ciento de su producción se exporta, ya que los elementos que le dan ventajas o fortaleza como país competitivo son sistemas integrados verticalmente, orientación netamente exportadora, economía de escala a nivel industrial y altos niveles de fósforo en el suelo.
Por ello, señor ministro de Agricultura, reclamo tanto por el aumento en el programa de mejoramiento de praderas degradadas.
Entonces, nos piden eficiente manejo de la pradera, producción estacional de bajo costo, baja de la tasa de interés y estrecha relación con la banca. Ojalá lleguemos a la banca agrícola.
Pienso que la discusión que se debe poner sobre la mesa es definir entre todos, ajenos a ideologismos o dogmatismo, qué deseamos de este sector, y reconocer la importancia del rubro lácteo para nuestra región y para Chile.
Esta discusión, necesariamente, debe ser hecha en la región o con la región, o con los productores, pues no podemos permitir que sólo sea el nivel central el que defina siempre nuestro futuro,...
La señora PROCHELLE , doña Marina ( Presidenta accidental ).-
Señor diputado , terminó su tiempo.
El señor JARAMILLO.-
...ya que muchas veces los actores pueden no ser los indicados. Insisto en que todos los actores deben estar cohesionados para el logro final: que nuestro sector, de una vez por todas, salga airoso.
He dicho.
-Aplausos.
La señora PROCHELLE , doña Marina ( Presidenta accidental ).-
A continuación, en el tiempo del Comité de Renovación Nacional, tiene la palabra el diputado señor Roberto Delmastro .
El señor DELMASTRO .-
Señora Presidenta , adhiero a los saludos a las visitas que nos acompañan en las tribunas, grupo compuesto por dirigentes agrícolas y del sector lechero, así como por productores, quienes, para estar presentes, han recorrido una distancia muy superior a la que deben cubrir el ministro de Hacienda y la ministra de Relaciones Exteriores para llegar al Congreso, lo que denota absoluto desinterés en los temas agrícola y lechero.
(Aplausos).
Afortunadamente, contamos con la presencia del ministro de Agricultura , a quien le vamos a solicitar que nos responda diversas interrogantes respecto de estas actividades que se desarrollan en el sur de Chile.
Señora Presidenta , a pesar de ser ingeniero forestal y de que hace veinte años fui productor de leche, francamente no entiendo a cabalidad el negocio de la leche; no obstante, sí entiendo de cosas ovaladas y redondas. Por eso me parece que el negocio de la leche no está redondo; quizás sí lo esté para algunos actores de esta cadena de producción.
Sin duda, la producción de leche constituye una cadena en nuestro país: hay un sector de productores, otro de industriales y, finalmente, uno comercial. Dentro de éste, incluyo al Estado, porque se ha constituido en un gran poder comprador, no una vez, sino muchas veces en la historia agrícola del país.
En esta cadena existen distorsiones internas y externas. Y es allí donde debemos apuntar, porque en la medida en que esta cadena sea imperfecta y tenga agentes externos que estén influyendo en los precios, tendremos crisis tras crisis.
Sin duda, esta cadena productiva de leche es consecuencia de la aplicación de un modelo económico que todos los chilenos, unos más y otros menos, hemos abrazado con pasión y con convencimiento, pues posibilita el libre acceso a los mercados e ingresar a ellos en cualquier punto. Además, se supone que el propio mercado determina quiénes continúan participando y quiénes deben quedar afuera. Sin embargo, como toda creación humana, este sistema conlleva imperfecciones y genera injusticias para uno u otro eslabón de la cadena y, por ende, puede requerir de algunas regulaciones, como corresponde en este caso, o del acuerdo de las partes. De lo contrario, el debilitamiento de algún eslabón atenta contra la existencia de la cadena.
Eso es algo que no se ha entendido. En los últimos diez o doce años no ha habido una política de Estado definida respecto del sector agrícola. Hemos sido víctimas de normas cambiantes año tras año. El productor agrícola sabe lo que significa producir; quien nunca lo ha hecho, ignora que nuestra agricultura requiere de normas claras de mediano y de largo plazo.
Desde hace algunos años, el tema del precio de compra de la leche a productores está en la mesa de discusión en forma recurrente.
La señora PROCHELLE , doña Marina ( Presidenta accidental ).-
¿Me permite, señor diputado ?
Su tiempo ha terminado, pero, si usted lo estima conveniente, puede contar con los dos minutos que me asignó mi bancada.
El señor DELMASTRO.-
Gracias, señora Presidenta.
Voy a resumir mi intervención con algunas preguntas que deseo formular derechamente al ministro de Agricultura .
En enero del año pasado, el sector agrícola presentó al Ministerio de Agricultura un proyecto denominado “ley de la leche”. Sólo después de 17 meses, el Gobierno anunció el inicio del trabajo de una comisión conjunta para buscar mecanismos alternativos. La pregunta que, en primer lugar, deseo formular al ministro es ¿Qué hay de ese proyecto?
En segundo lugar, respecto de la modernización de la Fiscalía Nacional Económica y de la Comisión de Distorsiones, ¿qué ha hecho concretamente el Ministerio de Agricultura para lograrla? Es importante actualizar el sistema para que los productores, no solamente los lecheros sino también los ganaderos, no tengan que andar tras el ladrón, ya que el Gobierno debe tener los mecanismos para fiscalizar, vigilar y tomar el pulso de las importaciones de los productos que compiten con los de nuestros agricultores.
En tercer lugar, pregunto si el Gobierno está dispuesto a estudiar las medidas y los aranceles que se están aplicando en el Mercosur.
En cuarto lugar, consulto por qué no se están implementando las medidas de rotulación de los productos agrícolas, en circunstancias de que sabemos que están prácticamente aprobadas.
Finalmente, solicito al ministro de Agricultura que nos responda sobre los estudios que ha realizado el Gobierno respecto de la regulación de los entes comercializadores, especialmente de las grandes cadenas de supermercados, que hoy se encuentran en total libertad de acción, sin ningún tipo de regulación, la que sí existe en todos los países que tienen agricultura fuerte y bien desarrollada.
He dicho.
-Aplausos.
La señora PROCHELLE , doña Marina ( Presidenta accidental ).-
En el tiempo del Comité del Partido Radical Social Demócrata, tiene la palabra el diputado señor José Pérez, por cuatro minutos y medio.
El señor PÉREZ ( don José ).-
Señora Presidenta , estamos debatiendo un tema de gran importancia para el mundo agrícola: el deteriorado precio de nuestra producción lechera; pero como siempre, y con mayor razón en vísperas de elecciones, esta materia tiende a politizarse. Es así como se ha dicho que en los últimos diez años no se ha hecho nada acerca de esto.
Este tema es bastante más delicado de lo que pareciera. Soy productor lechero y conozco esta materia tan bien como los visitantes que están en las tribunas. Recuerdo que en los años 80, cuando también era complicado explotar este rubro, se nos dijo: “Si no es negocio producir leche, cómanse las vacas”. ¿Acaso se han olvidado de eso?
Este tema -reitero- es muy sensible y preocupa a nuestros agricultores. Es una de las pocas actividades desarrolladas en el sur de Chile, por lo que debemos cuidarla y protegerla todos los parlamentarios y los agentes involucrados.
El problema se deriva del modelo económico, que permite que el más fuerte haga lo que quiera con el más débil, lo que, sin duda, es grave.
No es tarea fácil explotar las lecherías, ya que conlleva un sacrificio enorme, pues se debe hacer una selección a través de décadas -20, 30, 40 ó 50 años- para tratar de mejorar el ganado, con el objeto de entregar leche de calidad acorde con las exigencias, cada vez más meticulosas, de las plantas lecheras.
Aquí el problema radica sólo en una parte: en las plantas Nestlé y Soprole, que han explotado a nuestros agricultores.
(Aplausos).
A esas empresas, enriquecidas a costa de los esforzados agricultores, especialmente de los sureños, hay que decirles que deben contraer algún compromiso con Chile y con su gente, con quienes creyeron en ellas hace muchos años. Hoy están comprando en el exterior la leche que tratarán en el país, a un precio superior al que pagan a nuestros productores. Pretenden pagar 100 pesos a los productores, en circunstancias de que no es posible encontrar en un supermercado leche tratada y descremada a menos de 400 pesos. Es decir, se quedan con la mascada del león.
(Aplausos).
Quiero decir a mis colegas de la Oposición que, por lo menos, deberían reconocer que algo se ha hecho. Hace poco, estuvimos a punto de perder la posibilidad de seguir cultivando remolacha en Chile. Entonces, el Gobierno hizo una gestión extraordinariamente importante ante la OMC, Organización Mundial de Comercio, para renegociar el arancel consolidado en forma indefinida, con el objeto de seguir cultivando remolacha y generando trabajo para miles de familias chilenas.
Debemos tener la capacidad de hablar en serio, de exigir a nuestro Gobierno una política de Estado que apunte a resolver los problemas de la agricultura, en especial de la tradicional, sin muchas alternativas, y que tenemos la obligación de proteger, a fin de que la gente que vive en el campo tenga la seguridad de que mañana seguirá allí, en la tierra que la vio nacer, con alguna esperanza de mejores condiciones de vida y de expectativas económicas.
He dicho.
-Aplausos.
El señor SEGUEL ( Vicepresidente ).-
En el tiempo del Comité Demócrata Cristiano, tiene la palabra el diputado señor Miguel Hernández.
El señor HERNÁNDEZ .-
Señor Presidente , el problema de hoy, circunscrito al asunto lechero, tiene relación con toda la agricultura nacional. Desde mi punto de vista, hay razones de carácter mundial que están íntimamente ligadas con la globalización y la economía de mercado.
Junto con esto, creo que también hay responsabilidades de carácter nacional. En ese sentido, reconociendo lo que ha hecho el Gobierno de la Concertación, siento que en el tema agrícola hay una falencia tremenda: la definición -como aquí se ha expresado- de una verdadera política de Estado acerca de la ruralidad, no sólo respecto del tema agrícola como forma de producción, sino que como forma de vida. Creo que es un desafío que debemos enfrentar.
En relación con la materia que hoy nos ocupa, debemos asumir con mucha entereza el tema de los subsidios -la mayoría de los países desarrollados los tienen, pero nosotros no-, las medidas de protección, tanto legales como administrativas -en esto también tenemos un déficit bastante grande- y el asunto relacionado con nuestra política exterior. Debo reconocer con mucha honestidad el gran error que cometí al votar favorablemente el tratado del Mercosur, razón por la cual hoy me negaré terminantemente a apoyar el tratado de libre comercio con Estados Unidos,...
(Aplausos).
...si previamente no se consideran los mecanismos de protección que es necesario implementar en un tratado de esta naturaleza, a fin de proteger a los sectores más vulnerables de nuestra economía, dentro de los cuales se encuentra, sin lugar a dudas, la agricultura.
Quiero referirme a algo relacionado con los productores y con los industriales lecheros. Respecto de estos últimos, llama francamente la atención su falta de patriotismo, dada la forma en que tratan a nuestros productores. La última alianza estratégica entre Nestlé y Soprole es una clara demostración de que quieren seguir controlando los mercados y hacer, en la práctica, lo que se les dé la gana.
Aquí también debemos reconocer que, como Gobierno, hemos sido débiles para establecer mecanismos más rigurosos en el control de la concentración económica, uno de los problemas que está afectando de manera más fuerte a la agricultura, en general, y al sector lechero, en particular.
Aprovechando la presencia de quienes representan a organizaciones de productores lecheros -ojalá también haya representantes de los medianos y pequeños productores-, creo que hay que hacer un llamado muy fuerte a la organización de los productores. En el mundo entero, los productores de diferentes áreas se organizan para enfrentar debidamente su problema de vulnerabilidad, pero en nuestro país estamos en un proceso incipiente de potenciamiento de la organización gremial.
En ese sentido, valoro el esfuerzo que está haciendo fundamentalmente la organización de productores lecheros, unida a otros sectores de la agricultura nacional, como actividad económica. Sin lugar a dudas, ello nos permite abrigar fundadas esperanzas de que, con el esfuerzo conjunto de parlamentarios, del Ejecutivo y de ellos, como verdaderos conocedores de la problemática que los aqueja, seremos capaces de sensibilizar al Gobierno para que implemente, en el más corto plazo, una verdadera política de Estado respecto de la ruralidad, y asuma, franca y derechamente, políticas de protección a nuestros productores, lo que hoy día el país está demandando.
He dicho.
-Aplausos.
El señor SEGUEL (Vicepresidente).-
En el tiempo del Comité del Partido por la Democracia, tiene la palabra el diputado señor Tuma.
El señor TUMA.-
Señor Presidente , agradezco al Comité Socialista el tiempo cedido a la bancada del PPD.
El conflicto de intereses surgido entre los productores lecheros nacionales y la industria procesadora debe hacernos reflexionar sobre un conjunto de factores que configuran un escenario en el cual la crisis de la leche es sólo un eslabón más de la crítica y grave situación que vive la agricultura de la Novena y Décima regiones. Debemos reconocer que, a pesar de los esfuerzos de los gobiernos de la Concertación, no hemos sido capaces de resolver el problema, y no lo solucionaremos mientras no exista una política clara y definida y la solución no consista en medidas aisladas, sino en una política de protección y desarrollo de nuestra agricultura.
Lo anterior cobra relevancia a la hora de identificar las evidentes distorsiones externas del mercado, generadas fundamentalmente por los altos niveles de subsidios que aplican los países desarrollados a sus productos agrícolas, política de ayuda estatal que ha tenido particular importancia en el caso de la leche.
En este ámbito, existe concordancia de posiciones, tanto del sector productor de las Novena y Décima regiones como de la industria láctea, en cuanto a que en el mercado lechero externo no sólo se subsidia a los productores, sino que, además, operan regulaciones de cuotas de producción y compras de excedentes por parte de organismos estatales, que constituyen instrumentos que distorsionan el precio real de la leche y sus derivados.
Al operar en el mercado internacional la ley del menor precio, de hecho, invariablemente, un sector productor que no cuente con el apoyo de subsidios de similar envergadura difícilmente podrá competir y menos desarrollarse, por mucho potencial que tenga en calidad y condiciones geográficas. Ante esta situación, existen resguardos que el Estado debe prever y aplicar cuando un sector se ve afectado y está en riesgo su estabilidad y crecimiento, generando con ello escenarios que pueden incrementar las tasas de desempleo, con las nefastas consecuencias que todos conocemos.
Si bien existen herramientas de protección como las salvaguardias, la utilización de estos mecanismos compensatorios sólo son aplicables por un período corto, dejando en la indefensión por largo tiempo a los productores, a quienes les ha costado mucho esfuerzo instalar la industria de la leche.
Todo esto nos sugiere que, más allá de decisiones administrativas de corto plazo, debemos perfeccionar, además, nuestros instrumentos de estabilización de precios, de manera de reforzar la defensa del sector agrícola cuando se vea amenazado por una competencia extranjera desleal. Esto, como primera medida.
Por otra parte, existen claras amenazas en nuestro mercado interno contra una debida condición de igualdad, a la hora de negociar precios entre productores lácteos y procesadores. En este sentido, no puede ser calificada sino como de preocupante la anunciada alianza estratégica entre las principales compañías del rubro en el país, Nestlé y Soprole, que, juntas, controlarían el 49 por ciento del mercado lácteo nacional. No es difícil imaginar los perjuicios que esta fusión provocará en el sector, más aún si en la actualidad ya asistimos a conductas monopsónicas, contrarias al principio de la libre competencia y de la transparencia que debería operar en el proceso de comercialización de leche fresca en el país.
Se trata de una situación compleja, por cuanto, para ser más competitivos, los productores requieren invertir en tecnología e insumos que mejoren sus suelos. Para realizarlo y ser atendidos por la banca, necesitan generar utilidades disponibles y aumentar sus flujos. De lo contrario, se corre el riesgo de perpetuar un círculo vicioso que en nada favorece el desarrollo del sector lechero nacional. Aquí la banca también tiene una responsabilidad que incide en el desarrollo agrícola.
Termino señalando tres cosas: primero, es urgente crear el tribunal de la libre competencia; segundo, es necesario generar más y mejores instrumentos para el desarrollo de la promoción de la asociatividad y de la comercialización de los productos agrícolas y, por último, es indispensable que el Presidente de la República exprese su voluntad con gestos concretos.
El señor SEGUEL ( Vicepresidente ).-
¿Me permite, señor diputado ? Ha terminado su tiempo.
El señor TUMA.-
La situación de los agricultores amerita la adopción de medidas urgentes, junto con la banca y los agricultores.
He dicho.
-Aplausos en las tribunas.
El señor SEGUEL (Vicepresidente).-
Ha terminado el tiempo del Partido por la Democracia.
En el tiempo de Renovación Nacional, tiene la palabra, hasta por seis minutos, el diputado señor José Antonio Galilea .
El señor GALILEA (don José Antonio) .-
Señor Presidente , así como hoy estamos tratando el problema de la leche, uno de los rubros agrícolas más gravemente afectados por la completa falta de políticas agrícolas en los últimos diez años de gobierno de la Concertación, de igual modo podríamos analizar en una sesión especial los problemas del trigo, de la carne, de las oleaginosas, del arroz, etcétera.
¿Dónde está el problema? ¿En los productores? No, porque han hecho grandes esfuerzos por introducir alta tecnología, han efectuado grandes inversiones, seleccionado una masa ganadera que les ha costado muchos años y sacrificios, y han alcanzado una productividad que, de 1.380 millones de litros en 1990, subió a 2.050 millones en 1999.
¿Está la dificultad en los miles de pequeños productores cuyo sustento depende de la sobrevivencia de esta actividad? El problema tampoco reside en ellos. Tampoco está en los trabajadores que colaboran con los productores lecheros y que quedan cesantes cada vez que se cierra una lechería en Chile.
El problema se ha originado por la falta de voluntad política para hacer dos cosas.
La primera se relaciona con el mal funcionamiento de los mercados internos. Se requiere más transparencia, porque los dueños de las plantas lecheras se sientan a almorzar y en un par de horas se ponen de acuerdo sobre cómo, cuándo y en qué monto bajarán el precio de compra a los productores lecheros, pero nadie dice nada al respecto.
(Aplausos en las tribunas).
Bajan los precios en forma unilateral. Lo peor se produce cuando un lechero que se siente afectado por esa arbitrariedad, decide vender su leche en otra planta, pero ésta no se la recibe, dejándolo de brazos cruzados, sin posibilidad alguna de comercializarla. Si eso no se llama actuar de manera concertada y reírse de la transparencia del libre mercado, no sé qué nombre se le puede dar.
En segundo lugar, se requiere voluntad política para neutralizar los escandalosos subsidios existentes en los países desarrollados. En Chile resolvemos que no es posible otorgarles porque se pueden tomar represalias y nos pueden llevar a un panel en la Organización Mundial de Comercio, por cuanto contraviene tal o cual tratado. Esos países no respetan las normas del libre comercio, pero nosotros somos los campeones de los ilusos y los ortodoxos; somos los enanos musculosos que pretendemos ganar en un mundo de colosos. Debemos imitar a esos países que son capaces de estructurar fórmulas inteligentes y creativas para neutralizar las distorsiones del mercado; sin embargo, en los últimos años, en este país no ha existido voluntad ni creatividad para llevar a cabo esas neutralizaciones.
(Aplausos en las tribunas).
La solución del problema de la Fiscalía Nacional Económica pasa por una reforma, pues necesitamos una de verdad -ya se dijo aquí-, no empequeñecida y sin facultades, presionable, sin jerarquía, que no es autónoma, que no cuenta con recursos, que es inútil. ¿Acaso para reformar esta institución debemos pedir permiso a Nueva Zelanda, a Polonia o a la OMC? No tenemos por qué pedirle permiso a nadie; aquí lo único que falta es voluntad política.
Ahora bien, en cuanto a la Comisión de Distorsiones, para resolver el problema necesitamos una entidad que garantice la libre competencia y no contribuya a generar trabajo en el extranjero, sino en Chile -harta falta que hace-; que defienda en verdad los intereses de los chilenos y no de los extranjeros; que no espere ver los cadáveres de los productores para tomar medidas que resultarán tardías, no servirán para nada y no resolverán el problema, porque, al final, nadie quedará vivo.
A los diputados de la Concertación les digo que me gustaría ver convertidos en realidad los discursos -celebro haberlos escuchado- pronunciados esta tarde por quienes forman mayoría en la Cámara y, además, son parlamentarios oficialistas. Por lo tanto, tienen en sus manos el poder de influencia ante el Gobierno para que se adopten algunas de estas medidas. Con respeto, pero con energía, los invito a hacer realidad sus discursos. Convenzamos al Gobierno, influyamos en él, presionemos, si es necesario, para que esta actividad siga dando trabajo a miles y miles de chilenos. Mientras no lo hagamos, lo debatido esta tarde quedará sólo en palabras; si en su oportunidad no logramos modificar los criterios ni la voluntad de los ex Presidentes Aylwin y Frei Ruiz-Tagle , tratemos de hacerlo ahora en el gobierno del Presidente Ricardo Lagos, antes de que sea demasiado tarde y no quede en Chile ni un solo productor lechero.
He dicho.
-Aplausos en las tribunas.
El señor SEGUEL ( Vicepresidente ).-
Su Señoría ocupó todo el tiempo correspondiente a Renovación Nacional.
En el tiempo del Comité Demócrata Cristiano, tiene la palabra el diputado señor Pablo Lorenzini.
El señor MASFERRER .-
¡Que hable el señor ministro !
El señor LORENZINI .-
A continuación viene el ministro , señor diputado .
Señor Presidente , quiero invitar al diputado señor Galilea a respetar el mismo compromiso a que nos está invitando esta tarde. Estamos de acuerdo en que existen problemas con el trigo, la remolacha y con todos los productos que nombró; pero el problema está en el modelo económico que permite que se produzca una concentración económica en que tres o cuatro empresas de todos los sectores hacen lo que quieren.
Con otros diputados formamos una comisión investigadora de la concentración económica, en cuya agenda figura el tema de las cuatro empresas en el sector lechero. ¿Saben ustedes cuántas veces tratamos de reunirnos? Más de diez, pero nunca llegaron los diputados necesarios para sesionar. Entonces, ¿por qué no aprobamos a este proyecto de acuerdo, firmado por diputados de la Democracia Cristiana, de la UDI, de Renovación Nacional, del PPD, del Partido Socialista y del Partido Radical? ¡Ése es el camino! El problema no es culpa del Gobierno ni del ministro . Recojo lo dicho por el diputado señor Galilea , pero ésa es la manera de solucionar el problema; hagámosla efectiva.
Pretendemos crear una Fiscalía Nacional Económica, tribunales contensioso-administrativos, tribunales resolutivos independientes, con respaldo y fortaleza -por no emplear una palabra más fuerte- para discutir con los grandes y poderosos; pero ¿quién representa a las grandes empresas? Ése es el tema.
Los productores que nos acompañan vienen desde la Séptima Región del Maule hasta la Décima; estamos todos los que debemos estar presentes. Los estamos respaldando más allá de la política, y por eso no quiero ensuciarlos con temas políticos. El ministro responderá nuestras interrogantes. ¿Son los grandes, los medianos o los pequeños productores los que están peleando en este tema? ¿Son las grandes empresas, como Nestlé y Soprole, que se han fusionado? ¡Escuchen lo que dicen sus ejecutivos!: “No tenemos problemas ni necesitamos pasar por ninguna etapa previa, porque estamos en línea con todas las normas. En este país no está penalizada la posición de monopolio”.
Es el sistema económico de libre mercado el que nos ahoga. Reconozco que, en parte, la Concertación no ha sido capaz de solucionar esa situación con anterioridad. En ese esquema, es evidente que en mi zona subsistirá el problema de la remolacha, del trigo y de la leche.
Señor Presidente , pido que en mi nombre, en el del diputado Sergio Ojeda , que ha encabezado este movimiento desde hace mucho tiempo, y en el de los diputados Exequiel Silva y Mario Acuña , se oficie, a través del ministro de Economía , a la Fiscalía Nacional Económica y a la Comisión Resolutiva Antominopolios, porque no es posible aceptar estas fusiones que permitirán a dos empresas tener casi el 50 por ciento de nuestro mercado. Necesitamos acciones inmediatas, porque no se puede seguir avanzando en un modelo sobre el cual mucho discutimos y hablamos. En términos concretos, no es un problema originado por el Mercosur, que todavía no está funcionando, ni por la ineficiencia del sector -ha probado ser capaz y eficiente-, ni por el Gobierno, que ha estado invirtiendo en el sector -así lo confirmará el ministro -. El problema se debe, por un lado, a que no hay regulaciones adecuadas y les tememos a los poderosos y, por otro, a la globalización de los mercados internacionales a que nos lleva el tratado con Estados Unidos. Es hora de empezar a pensar qué pasará con los tratados europeos, y en esa materia ha centrado sus críticas la bancada rural, por encima de las diferencias políticas, durante la discusión del presupuesto del área agrícola.
Es evidente que en este tema debemos estar unidos como ahora. El diputado Jaramillo dice que producimos 2 millones de toneladas y que ocupamos el número 39 entre los productores del mundo. Perdóneme, diputado Jaramillo , pero desde el punto de vista del control de la regulación ocupamos el número 140 en el mundo. Por su parte, el diputado Roberto Delmastro nos dice, sin entender mucho del tema -aunque, al parecer, entendía más de lo que creía-, que no es negocio redondo. ¡Claro que lo es!, pero para esas dos o tres empresas, como ocurre en todos los sectores económicos, y no para los pequeños agricultores.
(Aplausos).
Sin duda, hablamos el mismo lenguaje. No queremos negocios para unos pocos, por lo cual es necesario aprobar el proyecto de acuerdo, en comunidad con el ministerio y con quienes conocen el tema. Quizás, por una vez, no queremos ser tan democráticos y deseamos excluir de esta discusión a los representantes de esas dos o tres empresas, porque el debate se acaba tan pronto como ellos llegan. Lo hemos visto en épocas recientes en todos los sectores económicos: cuando ellos llegan, termina la discusión.
(Aplausos).
Hay que hacer la discusión con el pueblo de Chile, con los pequeños agricultores, con aquellos que representan el 20 por ciento del producto nacional y que, sin embargo, en términos reales, muchas veces no son considerados. Debemos debatir con el mundo rural, no con el urbano. ¿Debemos hacerlo -espero que el ministro me lo diga- con ese 15 por ciento que entrega el 80 u 85 por ciento o con aquel 85 por ciento que sólo tiene acceso a un 15 por ciento de la torta?
Ése es el problema. La respuesta está ahí, no en hacer política. Discutamos con la agricultura, con el sector rural, todos juntos, para que estas personas puedan caminar, tengan precios justos y sean lo que quieren ser: buenos chilenos.
He dicho.
-Aplausos.
El señor PARETO (Presidente).-
Tiene la palabra el señor ministro de Agricultura.
El señor CAMPOS ( Ministro de Agricultura ).-
Señor Presidente , en primer lugar, agradezco a la honorable Cámara la oportunidad que me da de participar en esta sesión especial en la que, a través de sus intervenciones, distintos señores diputados han analizado y comentado diversas facetas o aspectos que tienen que ver con la actividad láctea en Chile.
Tal como señala la convocatoria, a esta sesión fueron invitados tres ministros, materia a la que se refirieron varios honorables diputados. En esta ocasión asistí sólo yo, porque tengo entendido que es un hecho público y notorio que el ministro de Hacienda acompaña a su Excelencia el Presidente de la República en su gira por Europa, y que la señora Canciller se encuentra en Perú. De manera que su ausencia no corresponde en lo más mínimo a una falta de preocupación del Gobierno por el problema de la agricultura y, menos aún, de la leche, como consta a todos los productores de nuestro país.
No tengo conocimiento de otro caso en que en un año un Presidente de la República se haya reunido en dos ocasiones con los productores de un rubro específico, como son los de la leche. Nunca en la historia de Chile había ocurrido una cosa igual. De modo que sostener que no hay preocupación o interés del gobierno del Presidente Lagos por esta materia es faltar groseramente a la verdad.
Para analizar el problema de la leche, al menos tenemos que partir poniéndonos de acuerdo sobre alguna información básica y fundamental necesaria para dimensionar los efectos y la cuantía de la materia de que estamos hablando.
Cuando hablamos del sector lácteo, nos estamos refiriendo a los 22 mil productores que existen en Chile, de los cuales 13 mil son comerciales que entregan su leche a las plantas, y 9 mil que la venden informalmente o a algunas queserías. Tal como lo señaló el diputado señor Jaramillo -si mal no recuerdo-, la actividad lechera ocupa entre 620 mil y 650 mil hectáreas de la tierra agrícola nacional, y el número de vacas destinadas a este rubro es de entre 630 mil y 650 mil. El 32 por ciento de las vacas está en manos de los pequeños productores del mundo campesino.
En segundo lugar, ¿cuáles son los volúmenes de consumo y de producción nacional? Chile consume anualmente 1.900 millones de litros, lo que significa que en la actualidad tenemos un consumo per cápita de aproximadamente 128 litros al año, en circunstancias de que algunas naciones vecinas, como Argentina, llegan a 220 litros anuales, y en los países europeos o industralizados a un consumo superior a los 270 litros.
Luego, si queremos desarrollar más esta actividad, uno de los temas esenciales que debemos abordar y despejar es el aumento del consumo nacional. Sobre el particular, transcurridos dos años, todavía no podemos dar inicio al programa Promolac, orientado a aumentar el consumo de leche en Chile, que será financiado con aporte del Estado, de la industria y de los productores. El Estado puso oportunamente su tercio, pero el resto de los actores todavía no lo hace. Esperamos que esta iniciativa, que apunta a uno de los temas de fondo que estamos discutiendo, pueda entrar en vigencia a la brevedad posible.
La producción nacional en 2000 fue de 2 mil millones de litros de leche, de los cuales aproximadamente l.450 millones de litros van a las plantas; 140 millones, a los terneros, y se calcula que la merma es de 40 millones de litros. Luego, si comparamos los 1.900 millones de litros de consumo nacional versus los 2 mil millones de litros que producimos, a los que se les hacen los descuentos anteriormente dichos, podemos decir que, en estos momentos, nuestro país es levemente deficitario en la producción de leche.
Sin embargo, el lácteo es uno de los sectores de la agricultura chilena que ha sido más dinámico en el último tiempo. Sobre el particular, resulta interesante dar a conocer a la Cámara los volúmenes de producción y de recepción de leche que ha habido en los últimos 10 años.
En 1990, Chile producía 1.380 millones de litros. En 2000 se ha llegado a los 2 mil millones de litros; o sea, en diez años se está casi a punto de doblar la producción de leche.
Desde el punto de vista de la recepción, en 1990 las plantas recibían 890 millones de litros; en 2000, 1.447 millones de litros. Es decir, en los últimos diez años no sólo se ha duplicado la producción nacional, sino que también la recepción de leche. Por eso, reitero que estamos en presencia de uno de los sectores más dinámicos de la economía chilena y la agricultura nacional.
Sin embargo, dichas cifras tienen algunos porcentajes y guarismos que son preocupantes. Decía que los productores son 22 mil. El 80 por ciento de los proveedores de leche a planta entregan menos de 100 mil litros. Ello corresponde al 15 por ciento del volumen que procesan las plantas. Luego, el 20 por ciento de los proveedores restantes, que producen más de 100 mil litros, entregan el 85 por ciento de la leche que procesan las plantas.
En 2000 importamos el equivalente a 240 millones de litros, fundamentalmente leche en polvo, queso y mantequilla; pero, a su vez, exportamos el equivalente a 85 millones de litros.
Es interesante conocer los antecedentes relacionados con la forma como han ido evolucionando estas cifras. Por ejemplo, en relación con las importaciones de leche, en 1990 el país importaba 130 millones de litros; en 1996, el equivalente a 300 millones de litros; en 1999, 170 millones de litros. En 2000, la cifra subió considerablemente a 240 millones de litros, pero la tendencia para 2001 va en franco decrecimiento y se calcula que no se importará más de 150 millones de litros.
Del mismo modo, es conveniente conocer cómo la línea de exportación de productos lácteos desde 1990 -año en que prácticamente era insignificante- ha ido aumentando hasta llegar el año 2000 a 85 millones de litros. En 2001 la tendencia indica que sobrepasaremos los 100 millones de litros exportados.
¿Cuál es el destino y el origen de estos productos?
-Manifestaciones en tribunas.
El señor PARETO (Presidente).-
Ruego a las personas que se encuentran en tribunas guardar silencio.
El señor CAMPOS ( Ministro de Agricultura ).-
Hoy, Chile está exportando a México, Venezuela y Centroamérica. A la inversa, la leche y los productos lácteos importados que ingresan a nuestro país provienen de Argentina y Uruguay, en lo que a leche se refiere, y los quesos, de Nueva Zelanda.
¿Cuál es la situación de la industria? Existen cinco plantas, entre ellas Soprole, Nestlé, Parmalat, Loncoleche y Colún, que procesan el 86 por ciento de la leche que se consume en Chile. Luego, no hay que ser muy advertido para darse cuenta de que estamos ante la presencia de una fuerte concentración del poder comprador de las cinco industrias mencionadas.
(Manifestaciones en tribunas).
Con respecto a la evolución de precios, en 1999 -como aquí se ha recordado- el candidato a la presidencia de la República don Ricardo Lagos, recorría el país. Llegaba a Los Muermos y le mostraban las liquidaciones que entregaban las plantas a los productores de leche. En marzo y abril de 2000 hicieron lo propio con este ministro , encontrándome con liquidaciones de 40, 45 y 50 pesos por litros. Todavía conservo algunos documentos sobre el particular que me entregaron. En Los Muermos, el candidato don Ricardo Lagos dijo que si él era presidente iba a procurar que el precio de la leche superase los 90 pesos, aun cuando no existe fijación de precios por parte del Estado.
¿Cuál ha sido el comportamiento de los precios? Marzo de 2000, precio promedio en la Región Metropolitana, 106 pesos; Octava Región, 96 pesos; Novena Región, 101 pesos; Décima Región, 95 pesos. Promedio país: 97 pesos.
Marzo de 2001, precio promedio en la Región Metropolitana, 125 pesos; Octava Región, 117 pesos; Novena Región, 120 pesos; Décima Región, 115 pesos. Promedio país: 117 pesos.
-Manifestaciones en las tribunas.
El señor PARETO (Presidente).-
Ruego a las personas que se encuentran en las tribunas guardar silencio.
El señor CAMPOS ( Ministro de Agricultura ).-
La última cifra que tenemos es del mes de junio, Región Metropolitana, año 2000, 114 pesos; año 2001, 125 pesos. Octava Región, año 2000, 109 pesos; año 2001, 119 pesos. Novena Región, año 2000, 110 pesos; año 2001, 119 pesos, etcétera.
-Manifestaciones en las tribunas.
El señor PARETO (Presidente).-
Ruego a las personas guardar silencio; de lo contrario, haré desalojar las tribunas.
El señor CAMPOS ( Ministro de Agricultura ).-
¿Cuál ha sido la evolución o tendencia que ha tenido el producto en los últimos 15 meses? Es evidente que desde marzo de 2000 a la fecha de hoy el precio de la leche ha subido considerablemente, o con alguna significación, posiblemente para revertir la fuerte caída que tuvo durante 1999.
El precio promedio que se pagó en 1999 fue de 90 pesos; el precio promedio en 2001 es de 118 pesos.
(Manifestaciones en las tribunas).
Sin embargo, la variación de los precios de los productos lácteos no es sólo un fenómeno nacional, sino internacional. Tengo aquí la variación de los precios de la leche al productor en Argentina: en 1999 era equivalente a 18 centavos de dólar por litro; en 2000 cae a 14 centavos de dólar; en enero de 2001 estaba en 14,5 centavos de dólar. En julio y agosto de 2001, ha repuntado el precio al productor y ha llegado nuevamente a los 17 centavos de dólar.
Lo mismo ocurre con el precio al productor en Brasil, que junto con Uruguay es de aquellos países cuyo punto de referencia es importante en relación con los precios nuestros.
Luego, es evidente que los precios de los productos lácteos, y en particular de la leche, son altamente volátiles y cambiantes. Lo ocurrido en Chile es un fenómeno similar a lo acontecido en otros países de características parecidas, pero con una diferencia: aquí, hasta donde llegan mis conocimientos, no existen facultades ni política de fijación de precios por parte del Estado, y ello, como bien lo recordó el diputado señor Lorenzini, es una consecuencia del modelo económico impuesto en la Constitución de 1980.
La Dirinco -según recuerdo- terminó en Chile hace quince o veinte años. En consecuencia, en un modelo económico de libre mercado, el precio de los lácteos y de otros productos debe fijarse por el libre juego de la oferta y la demanda.
Nosotros, como Ministerio, hemos promovido en la industria, e instado a los agricultores a que, habida consideración del poder controlador que tienen estas cinco industrias en materia de precios, al igual que lo que acontece con otros rubros de la agricultura nacional, que traten de avanzar en una agricultura de contratos. Sin embargo, no está dentro de la competencia del Gobierno, ni menos aún de este ministro , imponer una fórmula de esa naturaleza, que tiene que salir del consenso de ellos.
¿Cuál es hoy el valor unitario de la leche importada? En 1999, en promedio, estuvo en los 1.400 dólares por tonelada; en 2000, afortunadamente, subió, en promedio, a 2 mil dólares por tonelada; en 2001 -son cifras del mes de julio recién pasado- estaba en 2.200 dólares por tonelada.
Ahora bien, si eso se tradujera en el valor del litro de leche, significaría que el equivalente de la leche importada, por litro, debería tener un valor no inferior a los 135 ó 140 pesos por productor. Ése es el costo que le representaría a la industria comprar leche importada para cubrir la diferencia de la producción nacional.
A raíz de lo anterior, y como consecuencia del aumento notable y considerable de las importaciones que se verificaron durante el 2000 y que distorsionaron considerablemente el mercado interno de la leche, nosotros, como Ministerio de Agricultura, promovimos dos iniciativas en ese año: solicitamos la aplicación de derechos compensatorios a la leche y, luego, pedimos a la Comisión de Distorsiones que aplicara la salvaguardia, primero, del 16 por ciento, que después fue fijada en un 12 por ciento.
Debemos tener presente que durante el año 2000, además de las medidas aplicadas por el Gobierno, hubo un incremento del valor del precio internacional de la leche. Creemos que el aumento del valor del dólar también debe haber influido considerablemente para que hubiera llegado a valores promedio sobre los 120 ó 125 pesos a que hice referencia.
En 2001 se terminaron las salvaguardias por una razón muy simple. En consideración al aumento del valor internacional del precio de la leche, en Chile no estaba produciendo ningún efecto y se desperdiciaba un instrumento que bien sabemos es excepcional y, por su naturaleza, temporal; de manera que, cuando fuere necesario, no íbamos a poder contar con él.
Además, durante el transcurso de 2001 han empezado a descender de modo considerable las importaciones de leche. Sin embargo, ocurrió un segundo fenómeno. Así como en 2000 nuestro problema en relación con el precio de la leche eran las distorsiones del mercado internacional, dado el alza del precio mundial de este producto, nosotros creemos que en 2001 hemos estado o estamos ante la presencia de una distorsión del mercado interno de la leche, provocada por esta relación especial que existe entre la industria y los productores. Sobre el particular, se reactivó una vieja investigación promovida por el Ministerio de Agricultura hace bastantes años, para lo cual le hemos entregado a la Fiscalía Nacional Económica todos los antecedentes que obraban a nuestra disposición.
Tengo entendido que mañana miércoles la Comisión Resolutiva debe pronunciarse sobre la orden de no innovar que los propios productores solicitaron. Por eso, quienes no somos jueces en esta controversia les hemos entregado a la Fiscalía y a la Comisión Resolutiva los informes y antecedentes que están en nuestro conocimiento o se encontraban a nuestra disposición. Esperamos que mañana dicha Comisión Resolutiva, que no depende del Ministerio de Agricultura sino que es un ente autónomo del Gobierno, resuelva aquello que proceda, de acuerdo con el mérito de los antecedentes.
En segundo lugar, como ministerio hemos promovido la necesidad de generar una discusión al interior del país, tendiente a contar con instrumentos estabilizadores en materia de precios. La agricultura tiene un instrumento estabilizador de precios y es bueno que la Cámara no lo olvide, porque es ley de la República. La agricultura es el único sector de la economía chilena que cuenta con un instrumento estabilizador de precios, que se llama bandas de precio.
Sin embargo, como ministerio, creemos que el sistema de bandas todavía es insuficiente, por lo que nos estamos abriendo a otras posibilidades estabilizadoras de precios, como el fondo de sustentación de precios y el seguro de precios. Esta materia la están trabajando organismos técnicos del Gobierno, con participación de las organizaciones que representan a la pequeña y gran agricultura nacional.
En tercer lugar, hemos propuesto una revisión de la legislación de la Fiscalía Económica y, como lo anunció el Presidente de la República , antes del 18 de septiembre próximo ingresará al Congreso Nacional un proyecto tendiente a agilizar y fortalecer la actividad de la Fiscalía Nacional Económica.
En el mismo sentido, como ministerio hemos incentivado la necesidad de revisar la legislación en materia de Comisión de Distorsiones, y próximamente esperamos que ingrese al Congreso Nacional una iniciativa que hemos trabajado y que apunta exactamente al mismo propósito.
En consecuencia, frente a las distorsiones del mercado interno que hoy, a nuestro entender, existen y que esperamos que sean recogidas y reconocidas por la Fiscalía Nacional Económica o por la Comisión Resolutiva, como ministerio, hemos hecho funcionar la institucionalidad y esperamos que a contar de la resolución de mañana ello se verifique.
Sin embargo, la preocupación del Ministerio de Agricultura por el tema lácteo va mucho más allá de los problemas coyunturales de discusión o de guerra de precios. Nuestra preocupación también apunta a algunas iniciativas que darán sustentabilidad y proyección a este sector en el mediano y largo plazo.
En este orden de consideraciones se inserta lo que ya dije, en el sentido de que creemos que debemos aumentar el consumo de leche nacional. En la medida en que aumente el consumo y sobrepasemos los modestos 128 litros per cápita y lleguemos a consumos cercanos a los 200 litros per cápita, es obvio que el propio mercado dará una respuesta distinta a los productores chilenos.
Es más, como ministerio estamos impulsando incluso la exportación de productos lácteos. El año 2001 tiene buenas señales sobre el particular, ya no sólo exportamos al mercado tradicional, como el boliviano, sino que estamos llegando con nuestros productos lácteos a Centroamérica, a Venezuela, a Costa Rica y a México.
En cada una de las actividades de promoción de exportaciones del Ministerio de Agricultura estamos incorporando al sector lácteo, de manera que en la medida en que desarrollemos nuevos mercados, tanto internos como externos, obviamente que el sector tendrá una mejor proyección.
Asimismo, había una larga y fuerte discusión al interior del sector por la necesidad de establecer un laboratorio de referencia que pudiera homologar la forma como funcionan y hacen sus exámenes los distintos laboratorios establecidos por las plantas. En diciembre de 2000, en cumplimiento de los acuerdos de la mesa agrícola, entregamos los recursos a la Universidad Austral de Valdivia para que se construyera el laboratorio de referencia de la leche.
Aún más, durante la gestión del Gobierno del Presidente Lagos hemos especializado a dos CRI, centros regionales de investigación del Inia, en el tema lácteo, como son los CRI de Osorno, de Remehue y de Los Ángeles.
Por último, es evidente que seguimos implementando el programa especial tendiente a mejorar la competitividad del sector lechero en materia de riego, de recuperación de suelos, de sanidad zoosanitaria y a través de los recursos del fondo de exportaciones.
Hay una cifra que pocas veces se dice. La agricultura chilena es el único sector de la economía nacional que anualmente recibe 200 millones de dólares de transferencia que le hace el Estado a sus productores a través del Ministerio de Agricultura. El año pasado alcanzamos una cifra récor en relación con el programa de riego, logramos intervenir setenta mil hectáreas de riego, y llegamos a una cifra récor en el programa de recuperación de suelos, a 230 mil hectáreas, centrado en la Octava, Novena y Décima regiones.
Comparto el planteamiento del diputado señor Jaramillo, en el sentido de que me encantaría que, en vez de transferirle al sector agrícola privado 200 millones de dólares, pudiéramos traspasarle 400 millones, 600 millones o dos mil millones de dólares. Me encantaría, pero todos sabemos cuál es la realidad de la caja fiscal. Por eso, por lo menos valoremos el tratamiento especial que recibe la agricultura chilena.
No puedo terminar mi intervención sin contestar algunas consultas específicas hechas por algunos parlamentarios.
Primero, preguntaban qué pasó con la ley de la leche. Es efectivo que los productores nos hicieron llegar el año pasado lo que denominaron la ley de la leche, un instrumento estabilizador de precios, cuyo espíritu este ministro y el Gobierno lo comparten plenamente, pero que en la práctica no generaba ningún efecto, puesto que, a raíz de los acuerdos comerciales suscritos por Chile con los países del Mercosur, no lo podíamos hacer efectivo en relación con Uruguay y con Argentina, que son en este minuto los dos países que exportan leche hacia Chile. Por eso estamos estudiando otros instrumentos de estabilización diferentes de los de la ley de la leche.
Segundo, preguntaban también por la Fiscalía y por la Comisión de Distorsiones. Ya lo dije anteriormente: antes del 18 de septiembre ingresará al Congreso Nacional el proyecto de reforma de la Fiscalía Económica; además, estamos terminando de convenir con el sector privado la discusión en torno de las modificaciones tendientes a fortalecer y agilizar la Comisión de Distorsiones.
Rotulación es uno de los temas que como ministerio promovimos y tuvimos que conversar y convenir con el Ministerio de Economía. Está desde hace varias semanas en la Contraloría General de la República para su toma de razón.
En relación con la consulta sobre las gestiones del Ministerio de Agricultura para hacer investigaciones en relación con los supermercados, no tengo conocimiento de que el Ministerio de Agricultura sea también de Comercio, y bien sabemos que esa materia les corresponde a otras autoridades.
Ahora bien, hay que ser cuidadoso cuando en una sesión como ésta se hacen afirmaciones que los medios de comunicación pueden recoger.
Por ejemplo, un parlamentario se refirió a la situación con Argentina y dijo: “No es equitativo el trato que Argentina nos da. Aplicaron salvaguardia a los duraznos, prohibieron el ingreso de carnes blancas y ahora nos amenazan con revisarnos las plantas faenadoras de mariscos y de pescados”.
¡Cuidado, señor Presidente ! Recordemos, en primer lugar, que Chile suspendió el ingreso de carnes rojas desde Argentina y que sólo ese rubro es cuatro veces más de lo que aquí estamos conversando.
En segundo lugar, no nos olvidemos que en marzo el Ministerio de Agricultura levantó la prohibición a todas las plantas lecheras argentinas, y que, además, dicho Ministerio recibió una petición formal para impedir el ingreso de granos argentinos como consecuencia de la fiebre aftosa que afecta a ese país.
Se dice que Chile no tiene política de Estado en materia agrícola. Uno puede estar a favor o en contra de ello, pero nuestro país tiene una política agrícola.
Hemos construido una política de Estado para la agricultura a partir de un marco dado por cuatro realidades: primero, la Constitución Política impuesta en 1980; segundo, el modelo económico de libre mercado, también impuesto en 1980; tercero, la realidad de la caja fiscal chilena -nuestra Tesorería no es como la de la Unión Europea ni la de Estados Unidos-; además, Chile está obligado a respetar los acuerdos internacionales, porque el Congreso Nacional los ratificó en su momento.
A partir de ese marco, ¿qué hemos promovido como Ministerio?
Primero, dar un tratamiento especial a la agricultura en el modelo económico de libre mercado, transformándola en el único sector de la economía nacional al que se le transfieren anualmente más de 200 millones de dólares.
Segundo, el sector agrícola es el único que cuenta con un instrumento estabilizador de precios, las bandas, aun cuando puede ser ineficiente.
Tercero, a pesar de todo lo que se pueda criticar a la Comisión de Distorsiones, en este año y medio ha decretado seis salvaguardias en favor de productos agrícolas, solicitadas por el ministro que habla y no por los productores afectados.
Por último, en esta política de Estado seguiremos focalizando los recursos. El 60 por ciento de los del Ministerio de Agricultura se gastan en la pequeña agricultura, en el mundo campesino, en los 270 mil pequeños productores del país, y el otro 50 por ciento lo continuaremos gastando en la agricultura del sur y en la sustitución de productos de importación, puesto que son los dos sectores de la economía chilena a los que más les cuesta adecuarse a las nuevas realidades de la economía globalizada que yo no he impuesto ni promovido.
He dicho.
-Aplausos.
El señor PARETO (Presidente).-
Se va a dar lectura al proyecto de acuerdo.
El señor ÁLVAREZ ( Prosecretario ).-
Proyecto de acuerdo Nº 599, suscrito, en calidad de autores, por los diputados señores Ojeda, Recondo, Caminondo, Jaramillo, Alvarado, Monge, Acuña, Delmastro, Lorenzini y Silva, y como adherentes, por los diputados señores Naranjo, Reyes, Villouta, Tuma, Pérez, don José; Prochelle, doña Marina; Longton, Bertolino, Cardemil, Masferrer, Galilea, don José Antonio; Ceroni y García, don René Manuel.
“Considerando los graves problemas en la producción y en los procesos de comercialización de leche en Chile, provocados por las distorsiones en el mercado internacional del producto, originado por subsidios y ayudas internas en los países desarrollados además de las distorsiones del mercado nacional provocadas por el poder dominante que ejerce la industria procesadora y la completa indefensión de los productores nacionales ante este conjunto de anomalías del mercado lechero.
La Cámara de Diputados aprueba el siguiente proyecto de acuerdo:
1. Enfrentar las distorsiones del mercado internacional provocadas por los subsidios y por las ayudas internas, originadas en los países desarrollados, que generan inestabilidades en los precios internacionales de la leche y provocan caídas de los mismos por debajo de los costos de producción, deteriorando la rentabilidad de la producción interna y que expone a los productores nacionales a una competencia desleal. Esto hace necesario implementar con urgencia medidas e instrumentos como:
a) Modificar la actual ley de Salvaguardias, ampliando los plazos permitidos en su aplicación utilizando los plazos máximos autorizados en los acuerdos de la OMC.
b) Modificar la normativa, la composición y funcionamiento de la Comisión de Distorsiones garantizando mayor diligencia en sus resoluciones.
c) Enviar un proyecto de ley que contemple un mecanismo de estabilización de precios de la leche (del tipo “ley de la leche” diseñada por los propios productores nacionales) que permita evitar las fluctuaciones internas como consecuencia de las fluctuaciones de los precios internacionales, originadas en las intervenciones de los Estados a través de subsidios y ayudas internas.
d) Definir una política exterior que permita garantizar que los acuerdos internacionales de comercio que suscriba Chile, contemple a la leche como un producto sensible que amerite un tratamiento especial.
2. Enfrentar las distorsiones del mercado interno provocado por el ejercicio del poder dominante de las industrias procesadoras concentrado en 4 industrias que recepcionan más del 80% de la producción nacional, versus 25.000 productores dispersos a lo largo del país. Para lo cual solicita:
a) Garantizar el ejercicio de la Libre Competencia modificando con urgencia el actual decreto ley Nº 211 y el funcionamiento de la Fiscalía Nacional Económica, sustentado en principios reconocidos por la doctrina y reclamados permanentemente por quienes deben participar activa o pasivamente del sistema de economía de mercado, tales como independencia del poder político, profesionalización de los tribunales especiales económicos, dedicación exclusiva, doble instancia y transparencia, eficacia y rapidez en los procedimientos.
b) Legislar respecto de las conductas distorsionadoras del mercado interno ejercidas por los supermercados que hacen valer un poder sin contrapesos en la distribución de productos lácteos. Además que contenga exigencias de rotulación y de clasificación que permita identificar con claridad la calidad y el origen del producto.
3. La necesidad de que el Estado garantice el abastecimiento de los programas de alimentación de la Junta de Auxilio Escolar y Becas, del Ministerio de Salud, otras reparticiones públicas como Fuerzas Armadas u otras, a través de compras de leche solamente de origen nacional y reforzar el programa de promoción del consumo de leche, con el propósito de asegurar el acceso de la población a un alimento que aporta innegables beneficios para la salud. Para el cumplimiento de este propósito el Estado debe promover normas de clasificación del producto que asegure su origen nacional”.
El señor PARETO (Presidente).-
En votación el proyecto de acuerdo.
El señor PARETO (Presidente).-
-Votaron por la afirmativa los siguientes señores diputados:
-Se abstuvo el diputado señor
El señor PARETO (Presidente).-
Aprobado.
Por haber cumplido con su objeto, se levanta la sesión.
-Se levantó la sesión a las 20.08 horas.
JORGE VERDUGO NARANJO,
Jefe de la Redacción de Sesiones.