Labor Parlamentaria
Diario de sesiones
- Alto contraste
Disponemos de documentos desde el año 1965 a la fecha
Índice
- DOCUMENTO
- PORTADA
- I. ASISTENCIA
- II. APERTURA DE LA SESIÓN
- III. TRAMITACIÓN DE ACTAS
- IV. CUENTA
- TABLA DE FÁCIL DESPACHO PARA PRÓXIMA SESIÓN ORDINARIA
- V.
ORDEN DEL DÍA
-
TRATADO ENTRE CHILE Y ARGENTINA SOBRE INTEGRACIÓN Y COMPLEMENTACIÓN MINERA
- ANTECEDENTE
- INTERVENCIÓN : Edgardo Boeninger Kausel
- INTERVENCIÓN : Eduardo Frei Ruiz-tagle
- INTERVENCIÓN : Jaime Gazmuri Mujica
- INTERVENCIÓN : Miguel Adolfo Zaldivar Larrain
- INTERVENCIÓN : Cesar Augusto Parra Munoz
- INTERVENCIÓN : Hernan Larrain Fernandez
- INTERVENCIÓN : Carlos Bombal Otaegui
-
TRATADO ENTRE CHILE Y ARGENTINA SOBRE INTEGRACIÓN Y COMPLEMENTACIÓN MINERA
- VI.
INCIDENTES
- PETICIONES DE OFICIOS
- PETICIÓN DE OFICIO : Fernando Cordero Rusque
- PETICIÓN DE OFICIO : Andres Pio Bernardino Chadwick Pinera
- PETICIÓN DE OFICIO : Juan Hamilton Depassier
- PETICIÓN DE OFICIO : Juan Hamilton Depassier
- PETICIÓN DE OFICIO : Antonio Horvath Kiss
- PETICIÓN DE OFICIO : Julio Lagos Cosgrove
- PETICIÓN DE OFICIO : Julio Lagos Cosgrove
- PETICIÓN DE OFICIO : Hernan Larrain Fernandez
- PETICIÓN DE OFICIO : Roberto Munoz Barra
- PETICIÓN DE OFICIO : Roberto Munoz Barra
- PETICIÓN DE OFICIO : Roberto Munoz Barra
- PETICIÓN DE OFICIO : Roberto Munoz Barra
- PETICIÓN DE OFICIO : Sergio Romero Pizarro
- PETICIÓN DE OFICIO : Rodolfo Stange Oelckers
- PETICIÓN DE OFICIO : Rodolfo Stange Oelckers
- PETICIÓN DE OFICIO : Rodolfo Stange Oelckers
-
HOMENAJE A 1.000 AÑOS DE CREACIÓN DEL ESTADO HÚNGARO
- HOMENAJE : Antonio Horvath Kiss
- HOMENAJE : Hosain Sabag Castillo
- INTERVENCIÓN : Beltran Urenda Zegers
- HOMENAJE : Ricardo Nunez Munoz
- ANÁLISIS DE DOCUMENTO DE MESA DE DIÁLOGO
- DESAFUERO DE SENADOR SEÑOR AUGUSTO PINOCHET
- DESAFUERO DE SENADOR SEÑOR AUGUSTO PINOCHET
- DESAFUERO DE SENADOR SEÑOR PINOCHET: RÉPLICA A SENADORES SEÑORES VIERA-GALLO Y MUÑOZ BARRA
- DEMORA EN TRAMITACIÓN DE BENEFICIOS POR ACCIDENTES DEL TRABAJO Y ENFERMEDADES PROFESIONALES. OFICIOS
- PETICIONES DE OFICIOS
- CIERRE DE LA SESIÓN
Notas aclaratorias
- Debido a que muchos de estos documentos han sido adquiridos desde un ejemplar en papel, procesados por digitalización y posterior reconocimiento óptico de caracteres (OCR), es que pueden presentar errores tipográficos menores que no dificultan la correcta comprensión de su contenido.
- Para priorizar la vizualización del contenido relevante, y dada su extensión, se ha omitido la sección "Indice" de los documentos.
REPÚBLICA DE CHILE
DIARIO DE SESIONES DEL SENADO
PUBLICACIÓN OFICIAL
LEGISLATURA 342ª, ORDINARIA
Sesión 16ª, en miércoles 9 de agosto de 2000
Ordinaria
(De 16:18 a 20:27)
PRESIDENCIA DE LOS SEÑORES ANDRÉS ZALDÍVAR, PRESIDENTE,y MARIO RIOS, VICEPRESIDENTE.SECRETARIOS, LOS SEÑORES JOSÉ LUIS LAGOS LÓPEZ Y CARLOS HOFFMANN CONTRERAS
Í N D I C E
Versión Taquigráfica
I. ASISTENCIA
II. APERTURA DE LA SESIÓN
III. TRAMITACIÓN DE ACTAS
IV. CUENTA
Tabla de Fácil Despacho para próxima sesión ordinaria (se acuerda)
V. ORDEN DEL DÍA:
Proyecto de acuerdo , en segundo trámite, que aprueba el Tratado entre Chile y Argentina sobre Integración y Complementación Minera (2408-10) (queda pendiente su discusión general)
VI. INCIDENTES:
Peticiones de oficios (se anuncia su envío)
Homenaje a 1.000 años de creación del Estado húngaro (se rinde)
Análisis de documento de Mesa de Diálogo (observaciones del señor Martínez)
Desafuero de Senador señor Augusto Pinochet (observaciones del señor Viera-Gallo)
Desafuero de Senador señor Augusto Pinochet (observaciones del señor Muñoz Barra)
Desafuero de Senador señor Pinochet: réplica a Senadores señores Viera Gallo y Muñoz Barra (observaciones del señor Cantero)
Demora en tramitación de beneficios por accidentes del trabajo y enfermedades profesionales. Oficios (observaciones del señor Cantero)
I. ASISTENCIA
Asistieron los señores:
--Boeninger Kausel, Edgardo
--Bombal Otaegui, Carlos
--Canessa Robert, Julio
--Cantero Ojeda, Carlos
--Cariola Barroilhet, Marco
--Cordero Rusque, Fernando
--Díez Urzúa, Sergio
--Fernández Fernández, Sergio
--Foxley Rioseco, Alejandro
--Frei Ruiz-Tagle, Carmen
--Frei Ruiz-Tagle, Eduardo
--Gazmuri Mujica, Jaime
--Hamilton Depassier, Juan
--Horvath Kiss, Antonio
--Lagos Cosgrove, Julio
--Larraín Fernández, Hernán
--Lavandero Illanes, Jorge
--Martínez Busch, Jorge
--Matta Aragay, Manuel Antonio
--Matthei Fornet, Evelyn
--Moreno Rojas, Rafael
--Muñoz Barra, Roberto
--Novoa Vásquez, Jovino
--Núñez Muñoz, Ricardo
--Ominami Pascual, Carlos
--Páez Verdugo, Sergio
--Parra Muñoz, Augusto
--Pérez Walker, Ignacio
--Ríos Santander, Mario
--Romero Pizarro, Sergio
--Ruiz De Giorgio, José
--Ruiz-Esquide Jara, Mariano
--Sabag Castillo, Hosaín
--Silva Cimma, Enrique
--Stange Oelckers, Rodolfo
--Urenda Zegers, Beltrán
--Valdés Subercaseaux, Gabriel
--Vega Hidalgo, Ramón
--Viera-Gallo Quesney, José Antonio
--Zaldívar Larraín, Adolfo
--Zaldívar Larraín, Andrés
Concurrieron, además, los señores Ministros de Relaciones Exteriores , Secretario General de Gobierno, de Economía , Fomento y Reconstrucción, Minería, y Presidente de la Comisión Nacional de Energía; las señoras Subsecretaria de Minería y Directora Nacional de Fronteras y Límites del Estado, el señor Director de Asuntos Jurídicos del Ministerio de Relaciones Exteriores y diversos señores asesores.
Actuó de Secretario el señor José Luis Lagos López, y de Prosecretario, el señor Carlos Hoffmann Contreras.
II. APERTURA DE LA SESIÓN
--Se abrió la sesión a las 16:18, en presencia de 18 señores Senadores.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés (Presidente).-
En el nombre de Dios, se abre la sesión.
III. TRAMITACIÓN DE ACTAS
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Se dan por aprobadas las actas de las sesiones 9ª, 10ª, 11ª, 12ª, 13ª y 14ª, ordinarias, en 11, 12, 18 y 19 de julio, y en 1º y 2 de agosto, del año en curso, respectivamente, que no han sido observadas.
IV. CUENTA
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Se va a dar cuenta de los asuntos que han llegado a Secretaría.
El señor HOFFMANN ( Prosecretario ).-
Las siguientes son las comunicaciones recibidas:
Oficios
Del señor Ministro Secretario General de la Presidencia , con el que responde un oficio enviado en nombre del Senador señor Novoa, referente a la Circular Nº 46, del Servicio de Impuestos Internos, de 12 de agosto del año pasado, que restringe los efectos de la ley Nº 19.622.
Del señor Ministro de Vivienda y Urbanismo, con el que contesta un oficio enviado en nombre del Senador señor Stange, relativo al programa "Mediaguas en el 2000 ¿ Un techo para Chile".
--Quedan a disposición de los señores Senadores.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Terminada la Cuenta.
TABLA DE FÁCIL DESPACHO PARA PRÓXIMA SESIÓN ORDINARIA
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
De conformidad con el Reglamento, propongo como tabla de Fácil Despacho para la sesión del miércoles 16 del presente, los siguientes asuntos: veto al proyecto de ley que modifica el artículo 158 de la Ley General de Pesca y Acuicultura, aprobado por unanimidad en la Comisión respectiva; proyecto de acuerdo que modifica el Reglamento del Senado en lo relativo a la declaración de intereses de los Senadores, con informe favorable de la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento, el cual, a mi juicio, debemos despachar en forma urgente, y el proyecto de acuerdo sobre aprobación del "Acuerdo entre las Repúblicas de Chile y la de Austria para la Promoción y Protección Recíproca de Inversiones".
--Así se acuerda.
La señora FREI (doña Carmen).-
Pido la palabra, señor Presidente.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Puede hacer uso de ella, señora Senadora.
La señora FREI (doña Carmen).-
Señor Presidente , sólo para consultar si vamos a votar hoy día el proyecto que figura en el primer lugar del Orden del Día, que aprueba el Tratado entre las Repúblicas de Chile y Argentina sobre Integración y Complementación Minera. ¿Qué han decidido los Comités al respecto?
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
No hay acuerdo de Comités sobre la materia, porque la idea es agotar el debate.
Y, aprovechando la oportunidad que la intervención de Su Señoría brinda, deseo sugerir a la Sala una modalidad para la votación del proyecto de acuerdo respectivo. Para ese efecto, debemos agotar el debate, lo que, por el número de señores Senadores inscritos ¿catorce hasta el momento-, no sería posible en esta sesión, ya que el Orden del Día termina a las seis y media.
Por la importancia que reviste el tratado en cuestión, propongo fijar un día determinado para proceder a su votación, que podría ser ¿lo conversé con la señora Ministra - al comienzo de la sesión del 29 de agosto.
¿Habría acuerdo en ese sentido?
El señor MORENO.-
¿Me permite, señor Presidente?
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Tiene la palabra Su Señoría.
El señor MORENO.-
Señor Presidente , no tengo inconveniente alguno en que se vote el día 29 ¿también podrá ser el 30-, en la medida en que los Senadores inscritos puedan intervenir sin límite de tiempo.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Señor Senador , mi proposición obedece al hecho de que, probablemente, todos los señores Senadores inscritos habrán usado de la palabra al destinar tanto ésta como la sesión del miércoles para tal objeto. En el caso de que el debate no hubiere concluido, se adoptarán las medidas necesarias para agotarlo. Por ningún motivo se pondrá en votación antes de que intervengan todos los señores Senadores.
V. ORDEN DEL DÍA
TRATADO ENTRE CHILE Y ARGENTINA SOBRE INTEGRACIÓN Y COMPLEMENTACIÓN MINERA
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Corresponde continuar el estudio en general y en particular del proyecto de acuerdo de la Cámara de Diputados que aprueba el Tratado entre las Repúblicas de Chile y de Argentina sobre Integración y Complementación Minera y sus Anexos I y II, su Protocolo complementario y el acuerdo que corrige dicho Protocolo, con informe de las Comisiones de Relaciones Exteriores y de Minería y Energía, unidas
--Los antecedentes sobre el proyecto (2408-10) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de acuerdo:
En segundo trámite, sesión 21ª, en 25 de enero de 2000.
Informe de Comisión:
Relaciones Exteriores y de Minería y Energía, unidas, sesión 12ª, en 19 de julio de 2000.
Discusión:
Sesión 15ª, en 8 de agosto de 2000 (queda pendiente su discusión).
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Boeninger.
El señor BOENINGER.-
Señor Presidente , el convenio cuya ratificación nos ocupa suscitó en las Comisiones de Relaciones Exteriores y de Minería, unidas, múltiples inquietudes, produciéndose, a ratos, un ardoroso debate sobre diversas materias. Vale la pena, por eso, reiterar los objetivos del tratado, las dudas surgidas con relación al mismo y las aclaraciones -a mi modo de ver, plenamente satisfactorias- tanto de los representantes del Ejecutivo como de distintos expertos; y, por fin, los cuestionamientos a diversos aspectos de la política minera nacional de las últimas décadas.
Quiero al respecto expresar lo siguiente.
En primer término, es preciso afirmar que el convenio en cuestión no es un instrumento de política minera ni incide en la libertad del país de confirmar o rectificar la que ha estado en aplicación hasta hoy. El tratado es, en cambio, un paso significativo y un instrumento válido del proceso de asociación e integración con Argentina, y tiene por finalidad específica la facilitación de inversiones mineras que, por la ubicación de los minerales y las condiciones de acceso, puedan requerir facilidades transfronterizas para su exploración y explotación.
Se trata, en consecuencia, de un acto de política exterior en el plano de las relaciones económicas con nuestro vecino país, las que son de vital importancia, dadas las inversiones chilenas ya existentes en Argentina, el uso por Chile de gas natural -y próximamente, de energía eléctrica argentina-, y la necesidad, en nuestra calidad de país pequeño y marginal en el contexto de la globalización, de fortalecer nuestros vínculos políticos, abrir nuevas oportunidades económicas y reducir nuestras vulnerabilidades externas. Es evidente que Argentina y Brasil son nuestros socios naturales, objetivos principalísimos de nuestra política externa.
El tratado es una mera potencialidad de modestas expectativas de materialización de inversiones en el futuro cercano, dados los no muy promisorios antecedentes existentes respecto de proyectos económicamente viables. Sólo El Pachón (unas 150 mil toneladas anuales de cobre) y Pascua-Lama , mina de oro, asoman en el corto plazo. De hecho, CODELCO realizó un exhaustivo reconocimiento aerofotogramétrico de la zona fronteriza, y luego decidió, en virtud de la información técnica procesada, otorgar mayor prioridad a posibles inversiones en Brasil y otros países.
Esa realidad debiera despejar las inquietudes de quienes han manifestado preocupación por el eventual aumento de la oferta mundial de cobre y el negativo impacto en su precio que pudiera generar la aplicación del tratado.
El tratado es, asimismo, sólo una potencialidad, porque no da lugar a la concreción automática de cualquier inversión en un área de operaciones situada dentro del ámbito de aplicación del mismo, concepto definido con precisión en el articulado. En efecto, de acuerdo al artículo 5º, los inversionistas que requieran del ejercicio de derechos mineros y de facilidades y actividades fronterizas y transfronterizas para el desarrollo de un negocio minero, deberán solicitarlo a la Comisión Administradora, establecida en el artículo 8º, e integrada por representantes de los Ministerios de Relaciones Exteriores y de Minería de ambas partes. A su vez, la Comisión Administradora recomendará a las partes la adopción de un protocolo adicional específico para cada proyecto, en el que se detallarán las características y condiciones de ejecución del mismo.
Se desprende claramente de lo anterior que los mecanismos señalados constituyen resguardo suficiente para afirmar que no podrá materializarse proyecto alguno que pueda ser considerado inconveniente por las autoridades de uno u otro país o respecto del cual no estuvieren suficientemente garantizadas las condiciones jurídicas, administrativas y materiales necesarias para su ejecución.
Por otra parte, la soberanía nacional aparece también adecuadamente preservada, dado que el ámbito de aplicación del tratado está definido por coordenadas precisas, que figuran en un anexo al mismo y excluye toda clase de espacios marítimos, territorios insulares o borde costero, según texto literal del artículo 3º.
A mayor abundamiento, cabe consignar que el tratado asegura que ambas partes otorgarán trato nacional a todo inversionista en su ámbito de aplicación. Asimismo, los artículos 7º, 9º, 10, 12 y 13, disponen que, en materia tributaria, aduanera, previsional, laboral, medioambiental y de salud, respectivamente, se aplicará la legislación interna de cada país según corresponda, definida en cada caso según sea la nación en que está constituida la empresa inversionista o el territorio en el cual se desarrollan las tareas y faenas.
Además, en materia laboral y de salud, si existiere duda o pudiere afirmarse que debe aplicarse la normativa de ambos países, prevalecerá la más favorable al trabajador o la más exigente en materia sanitaria. A su vez, el artículo 14 especifica que el uso de los recursos hídricos compartidos se ajustará al de las normas de Derecho Internacional pertinentes y, en especial, a los convenios en materia hidrológica y medioambiental suscritos entre ambos países.
En relación con el tema medioambiental, queda claro que si las faenas se realizan en territorios de los dos países, podrá ser necesario tramitar las autorizaciones respectivas en ambos, lo que no significa un problema ni un costo adicional significativo, porque, de hecho, se trataría de un mismo estudio de evaluación sujeto a doble tramitación. Las normas ambientales de ambos países son similares, de modo que no sólo se facilita dicha tramitación, sino que puede descartarse el riesgo de dumping ecológico, vale decir, el desarrollo de faenas en condiciones de insuficientes resguardos ambientales un uno u otro territorio.
Se ha planteado, también, que el tratado establece procedimientos de solución de controversias que implican la creación de organismos de naturaleza jurisdiccional, vale decir, la Comisión Administradora.
En verdad, esa comisión sólo puede recomendar o facilitar mecanismos conducentes a ese fin, y en los casos que requieran solución o fallo vinculantes se remite a convenios o tratados plenamente vigentes, como el Convenio sobre Doble Tributación, el Tratado sobre Promoción y Protección Recíproca de Inversiones, el Convenio de Seguridad Social y el Tratado de Paz y Amistad. Por fin, la constitución de servidumbres se realizará de acuerdo con la legislación de cada una de las partes.
En definitiva, la Comisión Administradora no gobierna ningún país virtual, ni zona alguna del país real. Es un ente facilitador para la aplicación del tratado destinado a recomendar o facilitar soluciones a los problemas que se presenten y a resguardar los intereses de cada una de las partes.
Se ha señalado, asimismo, que el carácter federal de la República Argentina, que otorga ciertas atribuciones a las provincias, constituye un factor de incertidumbre para los inversionistas. Este problema está resuelto en el Protocolo Complementario, que compromete expresamente a cada una de las partes a hacer prevalecer para estos efectos las normas nacionales pertinentes. En todo caso, en cada proyecto particular el protocolo adicional respectivo deberá considerar tales cuestiones; y resulta evidente que no se firmará, si esas materias no han quedado clara y satisfactoriamente resueltas para ambas partes.
En definitiva, de acuerdo a estas primeras observaciones, deduzco que soy partidario de aprobar este tratado, aunque el beneficio neto esperado para el país fuera nulo. Sin embargo, creo que esto último no es así, y que los beneficios son positivos.
¿Cuáles son, a mi entender, las ventajas que representa el tratado minero para Chile?
a) La posibilidad de inversión en el ámbito de aplicación del mismo, hoy inexistentes para CODELCO y para empresas mineras constituidas en nuestro país. Adicionalmente, en el clima de integración minera generado por el tratado, se facilitará la inversión minera chilena en otras áreas del territorio argentino.
b) La utilización en los proyectos que puedan materializarse, de servicios de ingeniería, mano de obra calificada, capacidad técnica y de gestión minera chilenas.
c) La generación de mayor actividad económica e inversiones adicionales por uso obligado de nuestra infraestructura vial y de nuestros puertos para el transporte y embarque de los minerales extraídos en la zona cordillerana.
d) El acceso, de acuerdo al artículo 3º del Protocolo Complementario, que es parte integrante del tratado, a recursos hídricos no compartidos situados en territorio argentino.
e) La utilización de territorio argentino en el área de operaciones pertinente para depósitos de relaves, construcción de campamentos y otras faenas de difícil manejo en la más escarpada zona cordillerana nacional.
El señor ZALDÍVAR (don Adolfo).-
¿Me permite una interrupción, señor Senador?
El señor BOENINGER.-
Con la venia de la Mesa, con todo agrado.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Tiene la palabra Su Señoría.
El señor ZALDÍVAR (don Adolfo).-
Señor Presidente , desearía que se hiciera un esfuerzo en la Sala para escuchar las intervenciones de los señores Senadores. El Honorable señor Boeninger está haciendo uso de la palabra ahora, y la verdad es que en la Sala hay varios corrillos. Creo que así no podremos discutir el tratado con la seriedad que se merece.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Puede continuar el Senador señor Boeninger.
El señor BOENINGER.-
Señor Presidente, por último, respecto de las ventajas que representa el tratado minero para nuestro país, quiero referirme al ejemplo de la mina Pascual-Lama, destacado ayer por el Senador señor Pérez. Ella puede o no puede acogerse a este convenio, pero ha mostrado casos de actividad económica, por ejemplo, con el empleo en Vallenar. Además, se hallan los antecedentes sobre el aumento del nivel de vida, del ingreso per cápita en la Segunda y Tercera Regiones y las inversiones en minería en los últimos diez o quince años.
En seguida, paso a referirme brevemente a problemas de política minera, materia de legítimo debate, pero que no tiene relación con el tratado que debemos ratificar.
1.- Se ha planteado la difícil situación que vive el sector de la pequeña y mediana minerías, el cual -como lo recordó el Senador señor Adolfo Zaldívar - se ha jibarizado en estos años. Se trata de un problema complejo, que va desde los costos -y, por consiguiente, a las tarifas de ENAMI-, a problemas de productividad y ley de los minerales.. A propósito de este debate, Creo que se requiere un compromiso del Ejecutivo en orden a realizar un análisis a fondo de la realidad y perspectivas de las PYMES mineras.
2.- Con particular énfasis se ha criticado el actual esquema de tributación de la gran minería del cobre. Me parece que se trata, en este caso, de una materia importante, que debe ser analizada en el contexto del régimen tributario general del país.
Constituye objeto de legítima duda y debate, al menos, lo siguiente:
a) El hecho de que una empresa minera, organizada como sociedad contractual minera, no paga impuestos por las utilidades financieras, sino sólo sobre las utilidades tributables, siendo la depreciación acelerada y su asimilación a la categoría de sociedades de personas los factores determinantes de que se puedan remesar utilidades financieras sin pago de impuestos en circunstancias de que la empresa arroja pérdidas.
b) El pago de sólo 4 por ciento de impuesto sobre intereses, en contraste con la tasa aplicable a la remesa de utilidades, lo que incentiva a contraer o simular deudas, en sustitución de los aportes de capital;
c) La elevada relación deuda-capital que caracteriza a muchas de las empresas;
d) Mención especial -no aclarada- ha merecido el caso de las pérdidas durante prolongados períodos de La Disputada de Las Condes;
e) Las cifras sobre pagos efectivos de impuestos por parte de empresas mineras extranjeras constituidas en Chile son contradictorias, como se deduce, por ejemplo, de las significativas cantidades de impuestos pagados por La Escondida, que -según entiendo- no utiliza el mecanismo de depreciación acelerada;
f) La posible proyección de CODELCO como inversionista en el exterior obliga a derogar el impuesto de 10 por ciento sobre las ventas a favor de las Fuerzas Armadas a que está afecta, trasladando las sumas pertinentes al Presupuesto de la Nación.
3.- Se ha planteado reiteradamente la conveniencia de que Chile practique una política de control de oferta y de "cartelización" del precio mundial del cobre, a semejanza de las prácticas de la OPEP. Al respecto, quiero manifestar mi desacuerdo con tal planteamiento y mi total escepticismo acerca de su viabilidad, por las siguientes consideraciones:
a) A diferencia del petróleo, el cobre no es controlado por países monoproductores, sino por una empresa estatal ¿CODELCO, de Chile- y una constelación de empresas multinacionales, lo que hace inviable cualquier intento de esa especie. Ya hemos escuchado que los esfuerzos del CIPEC, en la década de los 60, en circunstancias más favorables a una iniciativa política de esa especie, nunca tuvieron éxito.
b) No es efectivo, a mi juicio, que la inversión extranjera en cobre realizada en Chile en los últimos 15 años sea responsable de los bajos precios actuales. De hecho, hasta 1997, en que los grandes proyectos ya estaban en plena aplicación, el precio se mantuvo en un dólar la libra, o más, y la acumulación de stock producida a nivel mundial en 1998 y 1999, coincidiendo con la baja de los precios, equivale casi exactamente a la reducción del consumo de metal rojo en Asia en esos mismos años. Todos los "commodities" han experimentado en igual período caídas de precios similares a las del cobre, como es el caso del aluminio, el níquel, los productos forestales y otros.
c) Las predicciones conocidas apuntan a un aumento de la demanda de cobre de al menos 3 por ciento al año en el futuro previsible. Cabe recordar que países en desarrollo emergentes como China, India y otros aún tienen un consumo per cápita de cobre muy bajo, con enorme margen de incremento potencial.
d) A diferencia del petróleo, una elevación forzada del precio del metal rojo podría inducir fenómenos de sustitución, sin duda peligrosos para el futuro de la industria del cobre.
e) Las reducciones de costos por aumentos de productividad significa que la producción chilena, con costos del orden de 40 a 50 centavos de dólar la libra, es tan rentable hoy a precios de 80 centavos como lo fue hace dos décadas con precios de cerca de 2 dólares, fenómeno que ciertamente incluye a CODELCO en cuanto a ganancias y productividad.
f) Si Chile obstaculizara las inversiones en metal rojo, éstas se trasladarían a países de costos más altos pero necesitados de inversión extranjera, como Indonesia, Papúa Nueva Guinea y, eventualmente, Zambia y Zaire, además de los ya conocidos de nuestro continente;
Asimismo, es pertinente señalar que la economía contemporánea opera sobre la base de competencia por productividad, que conduce a reducciones espectaculares de costos y precios a través del tiempo. En la economía global se prospera vendiendo más a precios menores, y no vendiendo poco a precios altos.
A este respecto, coincido con el Senador señor Valdés al decir ayer que no cree en los carteles porque no duran y hacen daño.
Por último, concuerdo con los señores Ministros y algunos Honorables colegas que señalaron que Chile ha tenido una política minera. Y como toda política, siempre está sujeta a evaluación y revisión. También quiero destacar -al igual que ellos- los evidentes beneficios que la minería significa para el desarrollo del país, en términos de divisas, de actividad económica, de aumento de ingresos y empleos en las zonas mineras.
Por todo lo señalado, votaré favorablemente la ratificación del Tratado.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Solicito autorización de la Sala para que ingresen a ella la Subsecretaria de Minería , señora Jacqueline Saintard; el asesor de COCHILCO, señor Alejandro Vio, y el asesor del Ministro de Economía , Minería y Energía, señor Eduardo Titelman.
--Se accede.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Frei.
El señor FREI (don Eduardo).-
Señor Presidente, la suscripción del Tratado de Complementación e Integración Minera con la República Argentina constituye un paso histórico y revolucionario en las relaciones diplomáticas entre ambos países.
El Tratado de Paz y Amistad, de 1984; el Acuerdo de Complementación Económica, suscrito en 1991; la asociación de Chile al MERCOSUR, en 1996, y la solución de los problemas limítrofes, permitieron dejar atrás las desconfianzas que predominaron en el pasado y propiciaron el marco adecuado para avanzar hacia una plena integración.
Este nuevo impulso se ha materializado en una serie de convenios de cooperación mutua suscritos en el último decenio, que nacieron a partir de la necesidad compartida de asumir el imperativo histórico de la unidad y el progreso bajo una visión de futuro común.
Numerosos acuerdos de complementación, en materias tan diversas como energía, comercio, salud, educación, defensa y tantas otras, impensables hace muy poco tiempo, dan fe de este esfuerzo integracionista. Sin embargo, aunque lo anterior pudiera parecer suficiente, hay áreas que requieren una mayor interdependencia para dar satisfacción a las legítimas demandas de la ciudadanía y a las exigencias de la globalización. El sector minero es uno de ellos.
Importancia del Tratado
Precisamente, el instrumento que hoy debatimos en el Senado viene a cubrir la inexistencia de un marco jurídico que permita aprovechar en conjunto los recursos mineros localizados en la zona fronteriza, debido a que las legislaciones de cada país, por uno u otro motivo, impiden el desarrollo de tales inversiones.
Mi Gobierno se preocupó de acordar con el vecino país un esquema jurídico basado en el trato nacional para asegurar la rentabilidad de esos recursos, posibilitando la constitución de empresas entre nacionales y sociedades de ambos Estados, y facilitando el tránsito de los equipos, servicios mineros y personal adecuado a través de la frontera común.
Concretamente, en virtud de este Tratado se eliminan, dentro del ámbito de aplicación del mismo, las prohibiciones y restricciones establecidas por las respectivas legislaciones internas, que afectan a los inversionistas de una y otra parte en razón de su calidad de extranjero o de nacional del país limítrofe, para la adquisición de derechos mineros o la propiedad u otros derechos reales sobre inmuebles ubicados en zonas de frontera. Además, contempla la posibilidad de establecer, mediante protocolos adicionales específicos, facilitaciones fronterizas y constituir servidumbres transfronterizas. Todo ello permitirá emprender la internacionalización de la minería chilena.
Como Sus Señorías saben, actualmente existen proyectos mineros tanto en Chile como en Argentina, los cuales, sin la ratificación del Tratado, no se podrían impulsar debido a consideraciones técnicas, de costos de operaciones, de acceso e infraestructura.
Por el contrario, su aprobación posibilitará el desarrollo de estos proyectos, lo que redundará en grandes beneficios para el país. Chile, por ser una nación eminentemente minera, posee el "know how" y la vocación minera necesarios para proveer personal calificado y mano de obra capacitada a fin de concretar esos proyectos. Y considerando que parte importante de su estructura económica descansa en los servicios, sin duda que eso también redundará en un impacto económico y laboral, especialmente en las regiones mineras.
A la vez, las iniciativas que se generen conllevarán mayores ingresos para el país por concepto de gastos de operación, e implicarán, como toda actividad minera, realizar inversiones en infraestructura caminera y portuaria, en salud y educación, entre otras áreas, lo que irá en directo beneficio de los habitantes que viven en localidades cordilleranas alejadas de los grandes centros urbanos.
Chile y Argentina: cada día más integrados
He hecho una muy breve síntesis sobre los enormes beneficios que el Tratado Minero significará para Chile. Sin embargo, lo más importante es que su ratificación debe entenderse como un paso fundamental para la conformación de un polo minero regional que permita, por una parte, atraer mayores inversiones mineras hacia Latinoamérica y, además, enfrentar de mejor forma los desafíos y exigencias que surgen en los cambiantes escenarios internacionales.
Hasta hace algunos años, era inimaginable la creación de sistemas de interconexión gasífera, eléctrica o petrolera. Actualmente, constituyen una realidad que ha beneficiado inmensamente a nuestro país en aspectos sociales, comerciales y económicos.
En este mismo camino, el Senado puede sellar un exitoso proceso de negociaciones entre Chile y Argentina, avanzando hacia el logro de otro hito histórico en las relaciones con el país vecino. Así, demostraremos una voluntad decidida y racional, en orden a posibilitar y generar, en forma integrada, la explotación de las reservas minerales que se ubican en la larga frontera.
Esta decisión trascendental insertará una vez más a nuestra nación en la corriente común del mundo occidental, que entiende a las fronteras como una oportunidad de profundizar los vínculos económicos y sociales con los países vecinos, en el marco de una economía mundial que hace de la integración una exigencia ineludible.
Señor Presidente, deseo aprovechar la oportunidad para discutir y comentar algunos temas surgidos en el debate.
Fui invitado por las Comisiones unidas de Relaciones Exteriores y de Minería y Energía a exponer sobre el tema ¿intervención que figura en forma extensa entre las páginas 104 y 117 del informe respectivo-, donde además respondí consultas formuladas por distintos señores Senadores. Y deseo ratificar algunas materias allí tratadas que a mi juicio son fundamentales.
En primer lugar, me referiré a las relaciones bilaterales entre Chile y Argentina. En 1978, estábamos al borde de la guerra con el vecino país; sin embargo, a partir de la firma del Tratado de Paz y Amistad desarrollamos un largo proceso de complementación, de integración, de confianzas. Fueron 15 largos años de trabajo, los que no sólo nos permitieron firmar acuerdos de complementación económica, sino también resolver los 24 conflictos que se arrastraban por más de 120 años.
¿Habría sido posible imaginar hace 10 años que lograríamos integrar ambos países energéticamente, y que hoy existirían inversiones chilenas en Argentina por más de 12 mil millones de dólares? ¡No!
Por tales razones, la frontera hoy día es un desafío, es un lugar donde nuestros pueblos pueden buscar desarrollo y trabajo. Y ello, no solamente se ha dado a nivel de Gobiernos, de caminos, de energía, sino a través de muchas instancias de la relación bilateral. El año pasado, por ejemplo, a raíz de los acuerdos y conversaciones establecidas entre las instituciones armadas de ambas naciones, vimos llegar a los astilleros de ASMAR al buque insignia de la Armada argentina para ser reparado. Y hoy día, estamos planteando la posibilidad de la construcción naval en forma conjunta. Eso era impensable hace muy pocos años. También podemos mencionar sobre el particular al MERCOSUR y lo que ha significado.
Por otro lado, respecto del Tratado que nos ocupa, debemos señalar que fueron cinco años de negociaciones. Comenzamos en 1995 con el primer memorándum de entendimiento, y durante largos años participaron no sólo funcionarios de los Ministerios de Relaciones Exteriores, de Minería y de Economía de ambos países, sino que distintos empresarios, la Sociedad Nacional de Minería de Chile y su similar de Argentina, etcétera. O sea, el Tratado es el resultado de un largo esfuerzo de integración, y representa un paso fundamental en la integración con Argentina y en el desarrollo de nuestro país.
En seguida, deseo referirme al tema de la minería, y comentar algunos de los puntos a los que sobre el particular se refirió don Francisco Tomic , Presidente del Consejo Minero , en las Comisiones unidas de Relaciones Exteriores y de Minería y Energía.
El primer concepto que transmitió dicho personero en aquella reunión fue el relativo a la presentación de América Latina como el gran continente minero del mundo. Allí se dijo con toda propiedad que prácticamente el 40 por ciento de las reservas mundiales de cobre se encuentra en nuestro continente. Aún más, se señaló que en 1998 -último año del cual se tienen cifras- el 30 por ciento del total de exploraciones mineras en todo el mundo (que llegó a 3 mil millones de dólares) se realizó en el cono sur, y gran parte de ese porcentaje, en Chile, donde existen proyectos mineros que necesitan entre 50 y 100 millones de dólares para investigación y respectiva preparación.
¿Qué importancia tuvo el esfuerzo no sólo financiero sino también tecnológico para el desarrollo de inversiones mineras? ¿Qué significado tuvieron los avances en materia laboral y medioambiental en ese campo? Que la minería en Chile hoy es el único sector productivo capaz de competir en los grandes mercados mundiales, el único sector capacitado para competir en la primera liga del mundo por tecnología, por productividad, por "know-how", por conocimiento, por personal calificado trabajando en este sector.
Sobre el particular, el señor Francisco Tomic hizo una observación fundamental: nos comparó con los países africanos, que disponen de grandes reservas mineras y de yacimientos de cobre de leyes superiores a uno o dos por ciento, en circunstancias de que nuestro país está explotando con leyes de 0,6 por ciento, para terminar con cátodos de 99,99 por ciento. ¡Eso es tecnología!
Pero además nos señaló cómo debíamos prepararnos para competir con productos que hoy día están usándose en vez del cobre; cuánto tenía que invertir el país para competir a nivel mundial con los "microchips" de la industria informática y electrónica, cuestión que hoy día es fundamental; o cómo la tecnología utilizada nos ha permitido que el cobre nuevamente vuelva a competir con el aluminio u otros materiales, como la fibra óptica en redes de transmisión de voz y datos.
Tales materias son fundamentales para continuar con la exportación de un producto esencial para el desarrollo de Chile. ¡Nos debe importar cómo colocar nuestros productos en el mercado para ser una empresa competitiva a nivel mundial!
Con la minería hemos generado en las Regiones del país una masa crítica inversional ¿expresiones utilizadas por don Francisco Tomic -, que ningún otro sector productivo dispone, la cual trae consigo la producción de bienes y servicios, que significa actividad. Por ejemplo, una de las empresas que ha invertido en nuestro país compra 360 millones de dólares al año en la Segunda Región.
Ayer el Honorable señor Valdés también se refirió al significado de la inversión en energía eléctrica. En los últimos diez años el país ha aumentado su capacidad de generación en más de 3 mil megawatts. En la actualidad, los costos de energía para la minería son 50 por ciento más bajos que hace diez años; lo cual también ha significado un tremendo beneficio para la comunidad, porque en el norte del país el costo de la energía en los hogares, en las pequeñas empresas, se ha reducido en más de 40 ciento.
Podría continuar dando ejemplos que muestran el impacto de esas inversiones, que el señor Tomic estimaba en más de 20 mil millones de dólares, de los cuales 12 mil millones correspondían a empresas internacionales, y 8 mil millones, a CODELCO.
Sin embargo, como se ha discutido mucho sobre el cobre, me gustaría señalar lo que realizamos en mi Gobierno respecto de esa materia.
Cuando asumí la presidencia de la República , ¿cuál era el gran problema del cobre?; ¿cuál fue la gran revolución que hicimos en CODELCO? La División Salvador prácticamente se terminaba en un plazo de 5 a 10 años, la División Andina cerraba en 5 años, y El Teniente se encontraba absolutamente colapsada y muchos túneles no se podían utilizar. Lo más grave era que el costo de producción de cobre casi superaba los 70 centavos de dólar por libra, y varios yacimientos superaban esa cantidad. ¿Cuál es la realidad actual? CODELCO hoy tiene un costo de producción entre 50 y 55 centavos de dólar por libra. ¿Cómo redujo sus costos? Gracias a su asociación con El Abra, proyecto que estaba caído y se llevó a la práctica en menos de 3 años; gracias a la División Radomiro Tomic , primer proyecto íntegramente desarrollado en Chile por ingenieros chilenos, al igual que toda la infraestructura mediana y pequeña de la planta. En la actualidad, los yacimientos Radomiro Tomic y El Abra son los proyectos más rentables del mundo, con costos de producción que oscilan entre 36 y 38 centavos de dólar por libra.
¿Que significado tuvo la entrada en funcionamiento de Pelambres? Que fue la primera gran inversión del sector privado en la minería. En los próximos días veremos tecnología de punta con los primeros camiones de 350 toneladas que empezarán a colaborar en la producción de dicho yacimiento. Es decir, se trata de una empresa que debe continuar siendo competitiva a nivel mundial.
¿Cómo se logró rebajar los costos en CODELCO? Desarrollando un plan estratégico con los trabajadores que permitiera lograr tal objetivo. Hace seis años la gran minería del cobre tenía cerca de 30 mil trabajadores, hoy día, cerca de 20 mil. Ahí tenemos una muestra de eficiencia y no de que se está amparando. Ello se logró con la colaboración de los trabajadores, lo cual nos permitió ser competitivos a nivel mundial, y, a pesar de los bajos precios del cobre, nos posibilitó recuperar grandes inversiones y percibir ingresos fundamentales para el Fisco.
En cuanto a materias medioambientales, podría entregar como ejemplo el caso de dos plantas de tratamiento de ácido sulfúrico de la Sociedad Minera El Teniente que el próximo año disminuirán en 98 ó 99 por ciento sus emanaciones contaminantes. Muchos piensan que lo que ensuciaba el aire de la Capital procedía de El Teniente.
Y se puede seguir. Es factible entrar a discutir, por ejemplo, el tema de la pequeña y mediana minerías y de ENAMI. ¿Por qué continuar escondiendo en los costos de explotación de esta entidad lo que se requiere para el fomento de los pequeños y medianos productores?
Elaboremos la lista de lo que ha significado la Empresa Nacional de Minería: plantas de 30 años, con tecnología que ya no sirve y que necesitan inversiones. Entonces, nos señalan ¿y es mi postura- que se debe incorporar en ellas capital privado.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Se agota su tiempo, señor Senador.
El señor FREI.-
Terminaré rápidamente, señor Presidente. Todos mis Honorables colegas se han excedido en la extensión de sus intervenciones.
En el caso de ENAMI, ¿cuántos millones de dólares en pérdidas, escondidos, entraña anualmente su explotación? Prefiero mil veces que se diga que en el Presupuesto Nacional se contemplarán 30 millones o 40 millones de dólares al año y se subsidiará a los 20 mil o 30 mil pequeños mineros, y no encubrir las pérdidas de una empresa totalmente colapsada, desde el punto de vista tecnológico, y que si se mantiene en la forma en que está terminará como la industria del salitre, la del carbón u otra.
¿Por qué subsidiar a mil, dos mil o tres mil personas? Ello se debe determinar derechamente. Y ahí se resolverá para siempre la dificultad de la pequeña y mediana minerías. Se precisan transparencia, limpieza y subsidios claros, y no seguir escondiéndose detrás de la ineficiencia, muchas veces.
Se ha aseverado, también, que sólo en el norte existen recursos mineros. Cuando fui Presidente de la República , inauguré el fruto de una gran inversión en la Región de Aisén: la planta de Fachinal. Y todos los estudios indican que en esa zona hay grandes reservas, las cuales se deben explotar. Se requiere labor en geología. Contamos con recursos naturales, con gente, con capacidad; entonces, se necesita invertir.
Nuestro país es minero. Ésa ha sido su historia. Pero hay que aprovechar la oportunidad. La cuestión no será resuelta firmando un tratado, que sólo significa abrir una puerta y dar una posibilidad para que las empresas chilenas sean capaces de competir a escala mundial. Y es el único sector en que el país puede hacerlo a ese nivel: en tecnología, en desarrollo, en innovación. Como lo expresaba el señor Francisco Tomic , se trata de invertir en los nuevos usos del cobre, lo que ahora no se lleva a cabo. Y ello, cuando nos están "comiendo" en los microchips, en la energía, en todo, en circunstancias de que el metal rojo sigue siendo el mejor transmisor eléctrico.
Eso es lo que quiero para mi país: desarrollo, progreso. Prefiero mil veces un trabajador chileno que maneje camiones de 350 toneladas en el norte, educado, capacitado y con un futuro distinto, a seguir viendo que otros chilenos conducen carretas de bueyes en el sur.
¡Ésa es la diferencia! ¡Por eso creo en el Tratado Minero!
Y perfectamente se pueden discutir el tema tributario y otros. El Gobierno ha anunciado que mandará un proyecto para cerrar la puerta a la evasión; de modo que cabe contemplar los casos en que ella se registra. Pero no se puede confundir una cosa con otra.
Se presenta la gran oportunidad de convertirnos, en el Cono Sur, en un país promotor de progreso, de tecnología, de energía, de sector de punta en el desarrollo. De lo contrario seguiremos marcando el paso y ahuyentando las inversiones nacionales y extranjeras que tanto necesitamos. No lloremos después, habiendo existido tantos desempleados.
Muchas gracias.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Senador señor Gazmuri.
El señor GAZMURI.-
Señor Presidente, parto por anunciar mi voto favorable al Tratado, que ha sido objeto, como se ha consignado acá, de una larguísima discusión.
Estuvo detenido, entre otras cosas, no por su mérito, sino por la agenda que mantuvimos en un momento con la República Argentina. En la práctica, durante casi un año y medio, mientras no se lograba resolver la última contienda limítrofe con ese país, que fue la situación del Campo de Hielo Sur, de una u otra manera resolvimos en el Congreso no continuar el estudio del instrumento que ahora nos ocupa.
En las Comisiones unidas -donde participamos-, y también a nivel nacional, hemos asistido a un debate bastante intenso, que sin embargo, desde mi punto de vista, siendo muy útil, ha tenido que ver más bien con temas distintos del asunto que hoy nos corresponde analizar.
Básicamente, la parte más vistosa de la discusión se ha centrado en la política minera. El Senador señor Lavandero ha sido particularmente enérgico en formularle un conjunto de críticas y en plantear proposiciones respecto de cómo se debería conducir ese aspecto tan medular de la economía.
Asimismo, se ha expuesto un conjunto de observaciones acerca del régimen tributario de la gran minería del cobre en Chile.
Y una curiosa y última oposición al Tratado proviene de sectores vinculados a la agricultura ¿entre otros, la formulan algunos de mis Honorables colegas representantes en particular de circunscripciones del sur-, en que se hace presente el argumento -tampoco tiene que ver de manera directa con la cuestión- de que en la relación comercial con Argentina media cierto desbalance desfavorable a Chile, por lo que de algún modo se debería condicionar el Tratado Minero a los acuerdos del MERCOSUR y su eventual afectación en el ámbito agrícola.
Creo que cada uno de esos tres aspectos constituye un tema en sí mismo -me referiré muy brevemente a algunos de ellos-, pero, a mi juicio, ninguno se vincula con el asunto hoy sometido a la consideración del Senado, que es un Tratado sobre Integración y Complementación Minera.
¿Por qué estoy a favor del Tratado? En primer lugar, por ser la continuación de una política que hemos sostenido en los últimos diez años ¿a mi parecer, con éxito-, de creciente integración con Argentina. Y ese proceso tiene su dinámica, ofrece en todas las esferas beneficios evidentes para el país, al que le interesa profundizarlo y desarrollarlo.
Segundo, porque se trata de un instrumento bastante simple, sin perjuicio de algunas dimensiones técnicas. En el fondo, lo que se hace son dos cosas muy elementales.
La primera es levantar las prohibiciones y restricciones que afectan a chilenos y argentinos, en sus respectivas legislaciones, para adquirir derechos mineros en las regiones fronterizas. Pienso que, a estas alturas del desarrollo de las relaciones económicas entre los dos países y del tipo de economía que se vive en ellos y en el mundo, es muy difícil estar en desacuerdo con ese objetivo. Resulta completamente absurdo que un ciudadano de Fiji pueda adquirir derechos mineros al otro lado de la cordillera, en territorio trasandino, y que ello no le sea factible a un ciudadano de San Fernando, de Santiago o de San Felipe. Lo anterior es evidente. Son totalmente anacrónicas las cortapisas que uno y otro lado enfrentan para negocios de esa índole en la frontera. Es algo que se relaciona con una visión geopolítica de países que siempre se hallaban al borde de la guerra, pero no corresponde a la situación que Argentina y Chile viven hoy.
Y en seguida, en la medida en que en la zona limítrofe existen efectivamente yacimientos y, por lo tanto, negocios mineros, se trata de generar mecanismos de facilitación fronteriza, de constituir servidumbres, de tal manera de permitir el establecimiento de explotaciones y de resolver el conjunto de temas jurídicos vinculados con aspectos ambientales, laborales, tributarios, etcétera. Se apunta a posibilitar la operación en yacimientos que se encuentran a ambos lados de la frontera o en zonas fronterizas, dado que la naturaleza actuó antes que los límites fijados por circunstancias históricas.
Estimo que para Argentina, como se ha dicho, existe evidente interés en el Tratado; el país vecino siente que cuenta con riquezas mineras y que nunca ha podido explotarlas. Y me parece que para Chile los beneficios son también más o menos evidentes.
Está claro, primero, que toda la minería de alta cordillera que se produzca entre ambos países, en general, va a requerir servicios, transportes, puertos chilenos (es algo más o menos natural). Y segundo -se ha repetido mucho aquí-, por lo menos inicialmente, que en materia de conocimiento del asunto, de personal calificado, de tecnología, de ingeniería, etcétera, tendremos una ventaja, porque Chile es una nación de larga tradición minera, al revés de Argentina.
No digo que esa ventaja no pueda ser revertida en el curso del tiempo, pues vivimos en un mundo muy dinámico, muy desafiante. Pero, desde el punto de vista tecnológico, la ventaja inicial chilena es muy fuerte. Si nos quedamos dormidos y no apuramos el tranco, sin duda que en el futuro ella puede disolverse o difuminarse.
Además, estimo que el Tratado es muy conservador, en cuanto se establece una Comisión Administradora que deberá definir cada área, negocio a negocio, en fin.
Al respecto ¿lo planteé en las Comisiones unidas-, tengo cierta crítica al Tratado en ese sentido, pues toma muchos resguardos...
El señor LARRAÍN.-
¡Debe ser malo el Tratado si es muy conservador...!
El señor GAZMURI.-
No, Su Señoría. A veces es positiva la conservación, pero la de las buenas tradiciones. Conservar lo malo es lo complicado, ¡como lo que les está ocurriendo a ustedes en estos días...! Yo, por lo menos, siempre defiendo la conservación de los viejos, buenos y probados valores.
El señor LARRAÍN.-
¡Es bueno oírlo, señor Senador...!
El señor GAZMURI.-
Decía, señor Presidente, que el Tratado adopta muchos resguardos. Se crea la Comisión Administradora. Se habla de zonas específicas, de negocios específicos, etcétera.
Seguramente en diez años más deberemos revisar ese aspecto y suscribir tratados más modernos, de última generación, más automáticos. Pero en todo caso, como hay al respecto un elemento novedoso, apoyo esa dimensión conservadora del Tratado.
Además, se contemplan mecanismos para resolver controversias.
Por ende, en todo el debate habido no he visto razones fundadas, que tengan que ver con el Tratado y con los intereses del país, para oponerse al proyecto de acuerdo.
En seguida, señor Presidente , me referiré de manera breve a las críticas que se han hecho.
Hay una de carácter más bien geopolítico. Fue planteada por el Senador señor Martínez en las Comisiones unidas, y algo escuché ayer en la exposición del Honorable señor Canessa.
En general, en Chile existe la tendencia -es respetable, pero no la comparto de ningún modo- a expresar siempre una tremenda desconfianza y rechazo a cualquier proceso de integración en el marco de nuestras relaciones con Argentina. Por tanto, hay cierta oposición a este Tratado emanada más bien de una concepción -a mi juicio superada por la historia- que hace ver a Chile y Argentina como países básicamente confrontados o al borde de la confrontación.
Sin embargo, la página que estamos viviendo en las relaciones continentales tiene un signo completamente distinto. Creo que entramos en una fase donde la integración y la cooperación son el signo de los vínculos internacionales de Chile con sus vecinos, y particularmente con Argentina.
Señor Presidente , no ha logrado hacerme sentido el argumento del Senador señor Lavandero en cuanto a que deberíamos llegar a una política de control de la oferta en materia de producción de cobre.
Ése es un tema muy central. Y entiendo que en Chile hay alguna experiencia al respecto, sobre todo en los años 60 y 70, cuando las políticas de control de oferta se realizaban en el mundo con algún efecto. Nadie podría considerar que toda la política seguida por la OPEP, desde el punto de vista de los países petroleros, ha sido completamente equivocada; para ellos ha tenido efectos muy positivos en distintos momentos de la historia. En aquellos años nos ocurrió algo parecido con el CIPEC (asociación entre Chile, Zambia , Perú y Congo), cuando se intentó desarrollar una experiencia de ese tipo, que es algo muy obvio a primera vista: en materia de commodities, si los países productores de materias primas tienen cierto control de la oferta, pueden defender precios mejores.
La verdad es que, dadas las condiciones del mercado del cobre contemporáneo, dicho argumento no ha logrado convencerme. Primero, no sé si es posible aquella política, y segundo, ignoro si es de interés nacional.
Entiendo que hay un debate abierto en tal sentido. Celebro que el Honorable señor Lavandero y otros señores Senadores lo hayan generado. A mi juicio, es una discusión pertinente, que debemos llevar a cabo. Estoy muy abierto a ella. Hasta hoy no me convencen sus argumentos, por distintas razones: por las características del mercado, por la naturaleza de los países productores, por el tipo de economía que estamos viviendo. Pero, en principio, uno no podría negarse a ese debate.
Ahora bien, estimo que rechazar el Tratado por esa discusión carece de sentido, porque con él o sin él el tema queda abierto. Por lo demás, durante su estudio nadie ha demostrado que dicho instrumento generará de manera inmediata una sobreproducción de cobre muy espectacular en el mercado.
En otro orden de ideas, sí me dejó muy preocupado, en la discusión que tuvimos en las Comisiones unidas, el conjunto de afirmaciones que se hicieron en cuanto a la tributación de las grandes empresas del cobre.
Aquí hay dos temas. El primero -que también corresponde a otro debate- es si respecto del cobre deberíamos tener un régimen tributario específico, dada su calidad de recurso no renovable. Ésa es una discusión más larga, porque frente a ello está el argumento -tiendo a compartirlo- de un sistema tributario más bien homogéneo, uniforme. Pero, sí, se entregó mucha información sobre cómo se elude, por distintos mecanismos, una tributación razonable de las grandes empresas del cobre. Y los argumentos fueron dados, incluso, por técnicos competentes del Servicio de Impuestos Internos. Por ejemplo, la situación incomprensible de empresas con alta productividad y que acusan pérdidas permanentes, que tienen endeudamiento y, por tanto, pagan impuestos sobre los intereses de las deudas y no ¿como es dable suponer- sobre las utilidades. Vale decir, hay mecanismos de evasión impositiva que, según la información recibida, son absolutamente intolerables.
Ése es un punto muy serio. Empero, no tiene que ver con el Tratado, sino con nuestra capacidad de fiscalización.
En lo personal, espero -y lo dejo planteado formalmente acá- que, con motivo del proyecto de ley prometido por el Gobierno para contribuir a evitar la evasión tributaria, estudiemos muy a fondo los diversos mecanismos a través de los cuales, ocultando o falseando información -hay fundados antecedentes que permiten sostenerlo-, las grandes empresas extranjeras del cobre eluden el sistema impositivo que les es aplicable.
Me parece que esa situación debe preocupar al país, pues, existiendo un régimen tributario muy favorable para la inversión extranjera, lo menos que puede exigirse es que él se cumpla.
Señor Presidente ¿con esto termino-, en los últimos días se ha sostenido que no deberíamos firmar el Tratado debido a los problemas que enfrentamos en nuestras relaciones agrícolas con Argentina.
En mi concepto, ese argumento no puede aducirse con seriedad en este Senado. Las cosas hay que tratarlas en su mérito y no mezclarlas. Porque aquí ya no serían peras con manzanas, sino peras con llamas, con sulfato de cobre. O sea, una mezcla insoportable desde el punto de vista de un país que pretende conducir con seriedad su política internacional y las complejas relaciones existentes en economías cada vez más integradas y globales.
Sé que tenemos problemas en la agricultura. No puedo ignorarlo. Pertenezco a una región agrícola. Soy muy sensible a ello, por formación y hasta por deformación profesional. Pero, al mismo tiempo, es necesario aclarar que hay varias agriculturas y no sólo una. Igualmente, que el de la leche no es el único problema agrícola del país (y esto lo digo a pesar de todo lo que defiendo a los productores de leche; además, desde muy corta edad me encanta la ganadería). Y, también, que hay vitivinicultura, agroexportación, agroindustria -nos interesan los mercados de Sao Paulo para el vino-, producción frutícola, semillas.
O sea, en Chile existe una agricultura muy diversa. Y precisamente por eso podemos llegar a ser el gran país competitivo del hemisferio sur en materia agrícola. Como dijo Jacques Chonchol cuando era profesor en la Universidad de Chile, hace 40 años, "Chile tiene que ser la California del sur".
Yo soy de esa escuela. Esto le consta al Honorable colega señor Moreno (quien observa desde las bancas del lado) por cuanto ambos estamos en lo mismo desde hace muchos años. Varios Senadores dijimos estas cosas hace largo tiempo. En algo contribuimos -hecho discutible, según algunos- para que se realizaran.
Por lo tanto, no podemos tener la visión de que un país agrícola sólo produce trigo y carne, porque no es efectivo. Eso fue así en el siglo XIX; empezó a cambiar en el siglo XX, y definitivamente no es la agricultura del siglo XXI.
En consecuencia, es necesario discutir sobre la materia con profundidad y seriedad. No nos hagamos un imaginario agrícola de un país de hace 150 años, pues de ese modo no resolveremos ninguno de los problemas -algunos urgentes- que aquejan al sector. Invito a analizar esos temas y a tomar las defensas que se requieran. No debemos ser ingenuos. Yo he apoyado las salvaguardias, las bandas de precios, etcétera. Además, soy contrario a esos aprendices del libre comercio que a veces tenemos en los Ministerios, al estilo de los alumnos más aplicados del curso, que evitan realizar lo que la gente hace en todas partes y que nos dan lecciones, generalmente bastante insoportables, sobre cómo hay que hacer la letra, casi como nadie la exige. Tampoco comparto esas políticas. Creo que en esto hay que ser más prudente, más centrado y mirar hacia delante.
He querido llamar la atención del Senado hacia el desafío agrícola que debemos enfrentar, porque no me parece propio mezclar los asuntos, como se ha pretendido durante esta discusión. Eso finalmente termina por banalizar los temas sustantivos relativos a la agricultura y a convertirlos en pequeñas monedas de cambio respecto de otras cuestiones que interesan al país, acerca de las cuales debemos demostrar seriedad y solvencia.
A mi juicio, el Tratado Minero será beneficioso para el país. Con él no se resolverán los problemas de empleo u otros que afectan a los chilenos, pero constituye un paso más en el tan necesario proceso de integración que estamos viviendo con nuestros socios, que potenciará a Chile como plataforma de salida hacia el Pacífico, le permitirá aprovechar su vasta experiencia tecnológica y de trabajo en el ámbito minero, y posibilitará que algunas empresas chilenas o extranjeras efectúen buenos negocios, lo cual hoy es muy bien visto, incluso por nosotros.
Por las razones expuestas, votaré favorablemente el Tratado.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Adolfo Zaldívar.
El señor ZALDÍVAR (don Adolfo).-
Señor Presidente, nos corresponde pronunciarnos acerca de una de las materias más importantes sobre las cuales el Senado ha debido tomar una decisión. De alguna forma, votaremos respecto de dos cosas fundamentales.
En primer término, resolveremos sobre un Tratado nada menos que con la República Argentina, país vecino y principal socio en muchas actividades, con el cual sin duda tendremos que contar para poder ser respetados y tomados en cuenta en el curso del siglo XXI. Eso, de suyo, ya es importante.
En segundo lugar, decidiremos con relación a una actividad que es, con mucho, tal vez una de las más relevantes para Chile desde el punto de vista económico, no sólo desde los tiempos de Chañarcillo, sino desde la Colonia, e incluso desde antes de la llegada de los españoles. En un museo de Nueva York se exhibe un pirquinero momificado que fue encontrado en la sierra cerca de Chuquicamata. Digamos que eso muestra que ya en esa época existía preocupación por nuestro patrimonio cultural, puesto que algunas corporaciones lo resguardaron y actualmente se encuentra en Estados Unidos.
Los dos son temas de fondo y debemos tratarlos en forma muy responsable y seria, por ser esenciales para el futuro del país: buenas y estrechas relaciones con Argentina, y una adecuada política minera para Chile.
¿Cómo lograrlo? Este es nuestro problema.
En consecuencia, este Tratado Minero se inscribe dentro de toda una política que se viene aplicando desde 1984 en adelante. En ese momento nuestro país tuvo la habilidad de encontrar una solución inteligente, visionaria, no sólo para superar una guerra, un conflicto, sino para sentar las bases con el objeto de seguir trabajando, estrechar lazos y mantener una relación bilateral excelente con la República Argentina.
El Tratado Minero , entonces, se halla muy bien enmarcado, va en la dirección correcta. Chile debe fortalecerse con Argentina, no sólo con redes viales, más comercio, importando gas o petróleo para la industria, sino que también con actividades productivas como las mineras y otras. Ésta es una necesidad.
Concuerdo con quienes estiman imprescindible mantener las mejores y más completas relaciones con la nación transandina. Pero debe tenerse en cuenta que la realidad chilena es muy distinta de la argentina, al menos en la minería. En este sector indudablemente tenemos ventajas.
Para Chile la actividad minera reviste enorme importancia. Somos el primer país productor de cobre del mundo, con más de 35 por ciento del total. La minería representa sobre 10 por ciento del Producto Interno Bruto; el cobre solo es el 7 por ciento; y CODELCO, 3,5 por ciento.
El metal rojo constituye casi 40 por ciento de las exportaciones. Cada centavo de dólar que suba la libra en el mercado de Londres significa más de 90 millones de dólares de ingreso y alrededor de 50 millones de dólares para el Fisco.
Entre 1989 y 1999 la inversión extranjera en la minería superó los 13 mil millones de dólares. Los proyectos mineros desarrollados en el mismo período proporcionaron trabajo a más de 78 mil personas en las construcciones de instalaciones y a 57 mil trabajadores estables en las faenas mineras.
Del total de exportaciones nacionales, sobre 40 por ciento corresponde a la minería; y 88 por ciento de éstas, al cobre.
En Argentina la situación es distinta. No debemos perder de vista tal hecho. De partida, allá no hay tradición, no hay cultura minera. Uno de los pocos Jefes de Estado del país vecino que algo supo de minería fue Domingo Faustino Sarmiento, quien nació en San Juan y además vivió en Chile. Aparte de ese Mandatario, otros argentinos que residieron en la misma época, como Alberdi, también hicieron negocios mineros, pero constituyen la excepción en ese país. Basta leer memorias de ellos para darse cuenta de la gran diferencia que existía entre la economía argentina y chilena.
En 1997, la minería argentina entregó 715 millones de dólares, casi la décima parte de la nuestra. Pero, ¡cuidado! En los últimos dos años se ha hecho una fuerte inversión extranjera en el sector minero de ese país.
Para resolver bien, en beneficio de ambos países, deben tenerse muy en cuenta sus diferencias.
Lo anterior nos obliga a analizar bien las cosas, por lo que felicito al señor Presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores , quien presidió las Comisiones unidas y supo crear las condiciones para un amplio y acabado debate. Varios otros señores Senadores también han aportado en estas sesiones intervenciones realmente interesantes. Y no creo que se haya mezclado la discusión con otros temas ajenos, como opinaba el señor Senador que me antecedió en el uso de la palabra.
No son frecuentes las sesiones importantes como ésta. Sin embargo, tratándose de asuntos de mínima cuantía, de cuestiones sin importancia, a veces prodigamos nuestro tiempo; para estas cosas, no. ¡Qué bueno que a propósito del Tratado Minero hayamos puesto en el tapete cuestiones importantes que están relacionadas, y tengamos que pronunciarnos sobre ellas!
Espero que haya cambios, porque tiene que haberlos si queremos alcanzar éxito en lo que vamos a emprender ahora.
El Tratado Minero persigue desarrollar proyectos que están en la frontera, en el límite con Argentina y que son muy difíciles. Para cumplir este objetivo el instrumento que se nos propone es bastante poco realista, porque da como solución un trato igual a chilenos y argentinos. Eso puede ser realidad en 20 o 30 años más. Ahora hay una sola empresa chilena a la que podría interesarle esto. ¡Ni a CODELCO le interesa!
Este es un Tratado que va a servir para las grandes compañías, para las extranjeras; pero no para las empresas chilenas o argentinas. En consecuencia, muchas de las disposiciones que tratan de garantías para los chilenos no van a tener aplicación alguna. Más aún. Se cometió un grave error en el Tratado, el que se ha pretendido arreglar en el Protocolo, y no fue suficiente, porque no se da cabida a los pequeños mineros, o se les da una meramente formal. Se les permite catear, sí; pero si descubren algo, es impensable, a mi juicio, que un pequeño minero vaya a viajar a Catamarca, a Jujuy o a Salta para inscribir una pertenencia. Lo lógico hubiese sido permitirle hacer la manifestación correspondiente en un consulado de Copiapó, de Vallenar o de Antofagasta. Y eso será un grave inconveniente para el desarrollo minero, porque quienes descubren las minas han sido hasta hoy los pequeños pirquineros. Esto significa dificultades para el desarrollo del Tratado Minero. Es algo que se dijo, pero no se acogió por sus autores.
Éste es un tratado marco, como muy bien lo dijo el Senador señor Boeninger. Crea posibilidades de que, a través de tracto sucesivo de tantos proyectos cuantos haya, se dé movilidad, movimiento, a ese sector económico. Por ser un tratado marco, vamos a tener que estar atentos a cada Protocolo Adicional Específico. Y de ahí que yo espere que se dé respuesta a las observaciones que hiciera fundamentalmente en materia tributaria el Senador señor Lavandero. Espero que el Gobierno las estudie y las conteste, y que de verdad se resuelvan bien.
La actual política minera, que partió en tiempos del Régimen militar, tenía por objeto atraer inversiones en un momento que fue crítico entonces, pero que hoy es diferente. Se dieron demasiadas facilidades, las que hoy día, y a partir de 1990, ya no son aconsejables. Lamentablemente, se mantuvieron, y en exceso a mi juicio, y en opinión de muchos más. Ahora sería prudente revisarlas, porque los negocios son buenos cuando todos ganan; no sólo cuando algunos lo hacen. Y si vamos a suscribir un tratado de esta naturaleza, que más tarde va a generar Protocolos Adicionales Específicos, es oportuno revisar hoy día nuestra política minera, porque si hoy nos lamentamos, con mayor razón pasará mañana en una tierra, en una jurisdicción donde habrá menos controles. Y esto hay que verlo hoy, porque tenemos que hacer cambios para prevenir las situaciones que podrían presentarse mañana. Se trata de fortalecernos con la integración y no agravar un mal.
Ayer, cuando el Senador señor Lavandero planteó que las compañías extranjeras no pagaban impuestos en Chile, el distinguido Senador señor Pérez (quien además ha hecho un gran aporte, elaboró un trabajo que fue publicado por el diario El Mercurio; se trata de un estudio muy acucioso del que tengo la suerte de poseer un ejemplar) sostuvo que una sola compañía minera extranjera paga en Chile del orden de mil 300 millones de dólares en diez años. Es cierto. Y nos entregó un certificado relativo a cuatro o cinco filiales de esa empresa. Repito: es cierto. Y si se aumenta el período que abarca la muestra en un año, y se parte desde 1989 hacia adelante sumando la contribución de todas las empresas mineras, se llega sólo a la cantidad de mil 316 millones de dólares. Es decir, una sola empresa minera extranjera paga; las otras -tengo que deducir- al parecer no lo hacen.
Esto hay que compararlo con lo que pasa con CODELCO. El mismo Senador Pérez en su trabajo nos informa que CODELCO Chile, entre 1989 y 1999 ha entregado al Fisco 11 mil millones de dólares. Yo no necesito hacer más comentarios, señores Senadores: uno a diez. Diez a uno.
El señor PÉREZ.-
Pero el Fisco le ha pasado a CODELCO 6 mil millones de dólares...
El señor ZALDÍVAR (don Adolfo).-
¡Diez a uno!
Le pido al Honorable colega que me deje continuar.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Ruego al Senador señor Pérez no interrumpir.
Va a terminar el tiempo de que disponía para su intervención, señor Senador.
La señora MATTHEI.-
Señor Presidente , quisiera hacer una pregunta a Su Señoría.
El señor ZALDÍVAR (don Adolfo).-
Ruego al señor Presidente me conceda algunos minutos más para concluir mis observaciones.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Le quedan 30 segundos al señor Senador.
El señor ZALDÍVAR (don Adolfo).-
¡Diez a uno!
Y ocurre que CODELCO paga, en virtud de la ley de las Fuerzas Armadas, 2 mil 489 millones. Por impuestos paga 3 mil 773 millones. Y además entrega utilidades por 3 mil 216 millones, aparte desembolsar ingentes recursos para planes de inversión.
Yo no sé. Puede ser que en lo referente a cifras me quieran hacer algunas rectificaciones. La verdad es que prefiero dar cuenta de estos hechos que estimo son bastante serios, bastante fuertes; y ver cómo podemos corregir algo, y hacerlo bien, señor Presidente , para que en definitiva tengamos de verdad la posibilidad, a través de este Tratado Minero y de los Tratados Adicionales Específicos que vengan después, de obtener más recursos para solventar todo lo que el país requiere, todo lo que el país necesita.
Pero no es sólo esto lo que hay que modificar. Y aquí tengo una diferencia con el Senador señor Frei.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Señor Senador, puede continuar en los cinco minutos correspondientes a su segundo discurso.
El señor ZALDÍVAR (don Adolfo).-
Gracias, señor Presidente.
Entiendo que no sólo hay que hacer correcciones en el sentido propuesto por el Honorable señor Frei , sino también -y seré en esto muy preciso- respecto de lo que ha pasado con el desarrollo de la minería en Chile. Yo reconozco como el que más los éxitos: producir 4 millones y medio de toneladas, ser el mayor país productor del mundo, haber logrado todo lo que se ha hecho, tener una empresa como CODELCO, que es un lujo, todo eso es fantástico, todo eso está muy bien; pero hay otra cara, hay un rostro oscuro en el cual yo he puesto mucho énfasis.
Aquí nos hemos olvidado de la pequeña y la mediana minería. En Chile, la minería, más que una actividad económica, es una actividad social. Existe una cultura minera. Cuando Darwin viene a nuestro país y recorre más allá de los canales fueguinos, destaca la cultura minera chilena. Quiero que esto nunca lo perdamos de vista. ¿Por qué lo digo? Porque de Tocopilla a Illapel hoy día estamos viviendo un desastre. Antes había 40 mil trabajadores que ahora están cesantes. Y no creo, y en esto difiero del Honorable señor Pérez , que la gran minería vaya a resolver sus problemas. Ya no los ha resuelto. En 1989, había 4 mil pequeños mineros y de 50 a 60 medianos mineros. Hoy quedan 5 ó 6 medianos mineros y alrededor de 200 pequeños mineros.
Hay que corregir esta situación, y para hacerlo de verdad, debo anotar una diferencia respecto de lo planteado por el Senador señor Frei. Aquí hay que ir mucho más lejos. ENAMI como está no sirve. La Empresa Nacional de Minería ha terminado crucificando a los pequeños y medianos mineros en Chile. ENAMI se parece mucho a "El pibe", la película de Chaplin, en la cual éste mandaba a un niño a quebrar vidrios para luego ir a ofrecer vidrios nuevos: cobra a los pequeños mineros unas tarifas tan altas ¿producto de su burocracia interna y de su ineficacia atroz- que los lleva a la quiebra, y luego los pretende revivir con subsidios. ¡Ahí está mi diferencia! Basta con entregar tarifas justas, apropiadas y buenas, y se resolverá el problema.
Por eso, señor Presidente , creo que este debate es provechoso, pues nos permite tomar real conciencia de aquello en lo que estamos. Quiero insistir en que es necesario efectuar rectificaciones. Algunas son las mencionadas por el Honorable señor Lavandero , que comparto, sobre todo en materias tributarias. En otras tengo diferencias con él y no estoy de acuerdo. Como también habría que realizar correcciones respecto de la pequeña y mediana minería del país.
Pienso que así se enfrenta el problema de verdad y con seriedad, para poder solucionarlo.
Y lo otro es que, en cada Protocolo Adicional, quienes estén a cargo negocien bien, yo diría gota a gota. Negociemos bien, porque hay que mirar cada caso. En efecto, los dos que nos han entregado no sirven. En el Pachón no va a haber inversión. He tenido la oportunidad de hablar con la contraparte chilena, y en los próximos años no va a haber inversión. Respecto de Pascua Lama, no sé para qué se siguen planteando cosas que son erradas. Aquí tengo una carta del Diputado por ese distrito, señor Jaime Mulet , donde se señala que no es así como se está afirmando. El 95 por ciento del mineral se encuentra en Chile y las instalaciones quedarán al otro lado. Trabajo propiamente tal para chilenos no habrá en forma significativa. Hoy día se me dice que en el sector de la construcción lo hay, pero el Diputado señor Mulet sostiene que eso no es así. Y, en consecuencia, si eso no es así, Pascua Lama no merece tener un Tratado Adicional específico, porque no resultará conveniente para Chile.
Debemos analizar caso a caso y, de esa forma, ir dando la posibilidad de que esta actividad, que ha sido tan importante para nuestro país, lo siga siendo también en el futuro, para no tener que lamentarnos mañana por no haber sido lo suficientemente previsores.
Termino, señor Presidente , señalando que a mi juicio debemos avanzar en todo lo que contribuya a una mejor y más completa relación con la República Argentina. Creo que en ese sentido la decisión va por el camino correcto.
El Tratado Minero que se somete a nuestra consideración, por su trascendencia, nos obliga a introducir en nuestra política minera las correcciones que permitan que dicho instrumento se traduzca en algo eficaz y que no agrave las consecuencias internas que hoy se están observando.
Éste es, señor Presidente, a grandes rasgos, mi planteamiento sobre un tema que estimo de la mayor trascendencia para el futuro del país.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés (Presidente).-
A petición de la señora Ministra , solicito autorización para que puedan ingresar a la Sala el Director Jurídico de la Cancillería, señor Claudio Troncoso, y la Directora de Fronteras y Límites, señora María Teresa Infante.
--Se accede.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Parra.
El señor PARRA.-
Señor Presidente, a este Tratado le debemos la reapertura del debate sobre el cobre en Chile, y a su aprobación le deberemos la profundización del proceso de integración con Argentina, tan necesario y tan promisorio.
La reapertura del debate sobre el cobre tiene lugar tal vez tardíamente. Desde la puesta en vigencia de la Constitución de 1980 y de la entrada en vigor de la ley 18.097, sobre concesiones mineras, han transcurrido prácticamente 20 años. Estas herramientas jurídicas han constituido la base de una política que impulsó la exploración y la explotación intensivas de nuestra principal riqueza natural.
Durante todo este tiempo, el debate en torno al tema del cobre se ha llevado a cabo en círculos cerrados. No había llegado al Congreso Nacional con la fuerza que hoy observamos.
Yo me complazco, en primer lugar, de las voces críticas que apuntan, como lo acaba de hacer el Honorable señor Adolfo Zaldívar , hacia correcciones que, objetivamente, resultan indispensables, si lo que nos anima es proteger en forma adecuada el interés nacional y encontrar en el cobre un instrumento fundamental sobre el cual seguir cimentando nuestro desarrollo en el largo plazo.
Y me complazco, igualmente, de que, en acuerdo con el Gobierno, la Comisión de Minería de este Honorable Senado haya tomado el tema y haya resuelto ir abordándolo por aspectos específicos, generando, a propósito de cada uno de ellos, un informe a la Sala y propuestas de modificación para ser cotejadas con el Poder Ejecutivo , de manera de promover una discusión sostenida sobre el particular.
En esta materia no caben improvisaciones. Sin embargo, no podemos dejar de recordar que los debates sobre el cobre marcaron la vida política chilena entre los años 40 y comienzos de los 70, y que, aun cuando el cobre mantiene y mantendrá importancia estratégica en el quehacer nacional, esos debates desaparecieron en todo este último tiempo de nuestra vida política y parlamentaria.
Aprovechemos, pues, esta oportunidad. Y el que el Tratado Minero lo haya hecho propicio no puede dejar de ser motivo de satisfacción.
En lo personal, señor Presidente , entré a la discusión en las Comisiones unidas de Relaciones Exteriores y de Minería con una larga serie de aprensiones respecto al contenido del Tratado. El debate que allí se realizó y los numerosos aportes efectuados me permitieron despejar esas dudas, de forma tal que hoy reitero en la Sala lo que dije en esos organismos y que determinó mi voto positivo.
Desde luego, no pueden darse al Tratado alcances que no tiene. No hay en él absolutamente ninguna norma que autorice a sostener que el Estado de Chile se despoja, siquiera parcialmente, de soberanía. No hay en él absolutamente ninguna norma que permita hablar de territorio o país virtual, en que se superpongan soberanías a la soberanía nacional. En fin, no hay en él ninguna norma que ponga en jaque o amenace nuestras propias políticas internas, que son también expresión de nuestra soberanía.
El Tratado, en cambio, presenta oportunidades interesantes, y lo hace de manera novedosa. Refleja un espíritu muy generoso de ambos países. La frontera, que ayer dividió y fue factor de tensión, se transforma desde ahora en un poderoso factor de unidad para abrir, a uno y otro lado, posibilidades reales de complementación económica.
El instrumento internacional lo que hace, por eso, es fundamentalmente remover algunas prohibiciones legales que en el área fronteriza limitaban la posibilidad a los nacionales de uno y otro país de efectuar inversiones y de desarrollar negocios en ese territorio específico. Otorga a argentinos y chilenos en el país vecino el trato nacional y confiere un conjunto de facilidades que tienden a hacer posible la realización de esos negocios mineros.
Lo anterior, aparte la novedad que representa en el campo del Derecho Internacional, como ayer lo destacó el Honorable señor Valdés , evidentemente abre posibilidades enormes de avance en el campo minero. Y no debe pensarse que, por el hecho de desarrollarse la minería ¿especialmente la del cobre- en el lado argentino, los intereses chilenos se encuentren fuertemente amenazados. Porque reservas minerales existen a lo largo de todo el planeta, y tendremos necesariamente que hacer frente de manera permanente a incrementos de producción que escapan a nuestro control e influencias.
Por eso, deseo hacerme cargo de las únicas objeciones que se han reiterado en la Sala y que, en mi opinión, pueden pesar en el ánimo de algunos señores Senadores. Me refiero a las observaciones de orden constitucional. Se ha dicho que el Tratado es insalvablemente inconstitucional. Se ha hecho aquí, por parte del Honorable señor Lavandero , reserva de constitucionalidad respecto de esta materia. Y, desde luego, como consta al inicio del informe de las Comisiones unidas, ha quedado planteado el tema del quórum con el cual el Tratado debe ser aprobado.
En este último punto, no puedo sustraerme al fallo del 4 de agosto en curso del Tribunal Constitucional, que se hace cargo con detención del tema del quórum con que deben aprobarse los tratados internacionales. No participo del criterio de dicho organismo, pero, obviamente, no puedo ignorar ¿y hago presente- que por primera vez a través de este fallo se plantea, en el caso de los tratados internacionales, la posibilidad ¿y aun la necesidad- de dividir la votación cuando en sus normas hay materias que pudieran, en el orden interno, ser de rango orgánico constitucional. Lo señalé en la Comisión: discrepo absolutamente de ese criterio. Creo que éste, como cualquier otro tratado internacional, sólo necesita de mayoría simple para su aprobación. Pero es evidente que no podemos desconocer la existencia de este fallo, el que, por lo demás, está recogiendo un criterio que sustentó la Comisión de Constitución del Senado en un informe de hace algunos años.
Sin embargo, esa interpretación en nada afecta el trato que debemos dar al instrumento en estudio, porque no hay en él norma alguna que adolezca de inconstitucionalidad, ni norma alguna cuya aprobación precise de mayorías calificadas.
Las objeciones que se han formulado apuntan a los artículos 11 a 15 del Tratado, con relación al artículo 1º, y al artículo 19, número 24, de la Constitución Política.
No necesito entrar con detención a estas normas, pero la lectura que Sus Señorías pueden hacer del citado artículo 19, inciso séptimo de su número 24, los llevará necesariamente a la conclusión de que el contenido de la ley orgánica constitucional llamada a regir en materia de concesiones mineras es un contenido específico, y no hay en este instrumento ninguna norma que afecte ese contenido, ni ninguna que siquiera indirectamente modifique lo dispuesto en la Ley Orgánica Constitucional sobre Concesiones Mineras.
Las empresas argentinas que deseen constituir derechos mineros en Chile podrán hacerlo al amparo de este Tratado en el área de él, pero para ello deberán proceder con sujeción a la ley chilena, en los términos contemplados en la Ley Orgánica Constitucional de Concesiones Mineras y en el Código de Minería, texto que la desarrolla y reglamenta. En consecuencia, no existen disposiciones a las que se pueda atribuir vicio de constitucionalidad.
En el propio artículo 19, número 24, inciso penúltimo ¿punto al que se refirió ayer el Honorable señor Lavandero - hay una referencia a la forma en que deben explotarse o explorarse las sustancias no concesibles, como también todas las sustancias mineras ubicadas en áreas declaradas de importancia para la seguridad nacional, que son justamente las áreas fronterizas. Es ese tipo de obstáculo el que el Tratado trata de remover.
Asimismo, el artículo 3º, inciso cuarto, de la ley Nº 18.097 también se refiere a esta materia, pero utiliza una terminología algo distinta. En efecto, consigna las áreas de importancia para la seguridad nacional, con efectos mineros. Pero una y otra norma ¿la constitucional y la de la ley orgánica- precisan de una ley que establezca y califique la existencia del área geográfica donde va a operar la restricción. Y esa ley no existe entre nosotros. Hay una disposición del año 1977 ¿el decreto ley Nº 1.939- que en su artículo 6º restringe la posibilidad de acceder al dominio, particularmente de la tierra, en sectores de hasta 10 kilómetros, medidos desde la frontera. Este cuerpo legal no hace para nada ¿no lo podía hacer porque es anterior a la Constitución de 1980 y a la Ley Orgánica Constitucional respectiva- la calificación a que el texto constitucional se refiere. En consecuencia, tampoco hay por ese concepto obstáculo alguno para que se pueda aprobar este instrumento y abrir con ello el trato nacional a los ciudadanos argentinos y a las empresas argentinas en nuestro territorio.
Más forzados resultan, señor Presidente , los otros argumentos que se han dado para objetar la constitucionalidad del Tratado. Lo es en particular el relativo al artículo 13, que ha sido cuestionado con relación al artículo 19, números 9 y 18, de la Constitución Política, preceptos que tienen que ver con el derecho a la salud y a la seguridad social. También se invocan para sostener que este instrumento debiera aprobarse con quórum calificado. Sin embargo, el inciso primero del artículo 13 del Tratado, que es el que da margen a esas objeciones, dice: "Las Partes aplicarán en el ámbito de la salud de las personas, en las áreas de la salud en general y laboral, las disposiciones de sus legislaciones vigentes. Sin perjuicio de ello, en caso de existir diferencias entre éstas, se deberán adoptar las normas de mayor nivel de exigencia.". De aquí se ha querido colegir que un chileno, que en razón de su relación laboral pudiera tener el amparo de la legislación argentina por el hecho de ser ésta más exigente en el campo de la salud laboral, estaría siendo despojado de su derecho a la salud y de su libre acceso a ella.
Ésta es una lectura absolutamente arbitraria y antojadiza del texto. Aquí se trata precisamente de mejorar la condición de los trabajadores, y el tratado se refiere, no al derecho de las personas a elegir el sistema de salud por el que se van a tratar en Chile, sino al grado de protección que en materia de salud laboral se les debe, asegurándoseles que ése será el máximo del que rija entre los dos países cuando se puedan producir colisiones.
Solicito un par de minutos extras, para referirme a una última materia relativa al mismo punto.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Puede continuar, señor Senador, con cargo a su segundo discurso.
El señor PARRA.-
Gracias, señor Presidente.
Se ha objetado también la constitucionalidad de los artículos 18, 19 y 20 del tratado, referidos a las facultades de la Comisión Administradora. Dicha objeción se relaciona, sobre todo, con el artículo 74 de la Constitución Política y sirve de base para sostener que el tratado debiera aprobarse con quórum de ley orgánica constitucional.
El fundamento de tal posición es que de esos artículos se desprendería que la Comisión Administradora establecida en el tratado es un órgano jurisdiccional. Y categóricamente ello no es así. Basta dar lectura a las disposiciones que se invocan para llegar a esa conclusión.
Es cierto que el artículo 18, letra d), al precisar las facultades de la Comisión Administradora, habla de "Participar en la solución de controversias en conformidad con lo previsto en los artículos 19 y 20"; pero ninguna disposición del tratado le confiere el carácter de tribunal ni atribuciones jurisdiccionales.
El artículo 19, cuando norma la solución de controversias entre Argentina y Chile originadas en la aplicación del citado instrumento, refiere el tema al "Consejo de Complementación Económica, conforme al procedimiento previsto por los artículos 4º y siguientes del Capítulo III del Segundo Protocolo Adicional del ACE Nº 16", plenamente vigente y que en nada se modifica. En consecuencia, la Comisión Administradora no sustituye al Consejo de Complementación Económica.
Y lo mismo ocurre en el artículo 20, el cual se refiere a la solución de "controversias que surjan entre una Parte e inversionista de la otra Parte", materia que se regirá por el Tratado de Promoción y Protección Recíproca de Inversiones, también plenamente vigente y que aquí simplemente se menciona sin ser enmendado.
Señor Presidente , tengo el más absoluto convencimiento de que no hay vicio constitucional alguno en el tratado en análisis, junto con la certeza de que él favorecerá y estimulará la profundización de nuestras relaciones con Argentina y el desarrollo de nuestro destino común. A su vez, me asiste la convicción de que, gracias al debate a que ha dado origen este tratado, hemos adquirido consciencia de que debemos ser más responsables con nuestro cobre, el que seguirá marcando el destino de nuestro país.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Antes de conceder la palabra al Honorable señor Larraín, debo dar a conocer que el Senador señor Díez había solicitado una interrupción.
El señor DÍEZ.-
Señor Presidente , como habrá otra sesión, intervendré en esa oportunidad.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Larraín.
El señor LARRAÍN.-
Señor Presidente, quiero referirme en esta oportunidad a dos aspectos que me parecen medulares para poder tener una posición respecto de cómo votar en este caso.
La primera dice relación a una materia que en realidad no apunta ni atañe directamente al tratado en sí mismo. La segunda, se refiere a la cuestión de constitucionalidad a que recién hizo mención el Senador señor Parra.
Respecto de lo primero, el tema es el siguiente: quiero dar por buenas las negociaciones llevadas a cabo con motivo de este tratado en lo específicamente minero. Asistí a algunas sesiones de la Comisión; y, si bien observé discusiones acaloradas y encendidas sobre sus ventajas y desventajas, no he logrado formarme un criterio de lo negativo que él podría tener en esa materia.
Por eso, en cuanto a lo anterior no voy a levantar cuestiones ni interrogaciones.
Sin embargo, hay algo que sí me ha quedado claro a la luz de esa discusión. El tratado que nos ocupa puede considerarse, en cierto sentido, muy ejemplar en el nivel internacional, por la forma en que es posible desarrollar la integración entre países que han tenido dificultades fronterizas, e incluso por el hecho de que las dificultades que surjan por trabajos realizados en la frontera pueden ser dirimidos a través de tratados de mucha significación económica e importancia en ese ámbito para las respectivas partes, lo que por lo mismo resulta muy valioso. Sin embargo, con la misma claridad debo señalar que, si bien este tratado es beneficioso para ambos países, da la impresión de que lo es mucho más para Argentina que para Chile.
Evidentemente, el solo factor de la distancia entre la frontera chileno-argentina a los puertos de ese país (al menos mil kilómetros en promedio) y de aquélla hacia el Océano Pacífico (100 ó 150 kilómetros), provoca una considerable diferencia de costos. Ello marca una línea muy notoria para entender que, si no hay acceso hacia los puertos chilenos, probablemente las minas de la nación transandina, cuyo mineral no es de muy alta ley -según se ha señalado-, no tendrán siquiera posibilidad de explotación.
Luego, el potencial económico que posea Argentina en la zona limítrofe en el ámbito minero podrá ser desarrollado gracias al tratado. Y eso ciertamente es más beneficioso para ese país que para Chile, lo que en sí mismo no tiene nada de inmoral ni ilícito, pues, imagino, en eso consisten las estrategias de crecimiento conjunto que buscan los contratantes.
Pero no deja de preocuparme un factor. Con tal convenio internacional, estamos alimentando -por así decirlo- la competencia. Resulta obvio que, si en un mercado competitivo favorecemos la explotación minera argentina, indudablemente estamos ayudando a levantar la competencia hacia nuestros propios productos, facilitando así la caída en los precios y provocando, por lo tanto, un menor reintegro para Chile, sus trabajadores y empresas, a través de los tributos, etcétera, en la cadena que sigue a la caída de la riqueza.
De manera que, desde el punto de vista económico, creo haberme formado opinión en cuanto a que si bien es positivo y loable celebrar estos tratados, en este caso hay un beneficio neto mayor para Argentina que para nuestro país. Y si uno estima adecuada esta hermandad entre ambas naciones, ¿cuál es el beneficio, entonces, que obtiene o podría obtener Chile?
Aquí es donde considero que la estrategia negociadora del Gobierno chileno -fundamentalmente la Administración anterior, durante la cual se inició esta negociación- ha pecado de poca visión. ¿Por qué? Porque hay otros sectores productivos, como el agrícola, que emplea una cantidad apreciable de personas, desde luego muy superior a la que trabaja en la minería. En efecto, estamos hablando de 16 por ciento de la fuerza laboral de Chile. Si le va mal, no cabe la menor duda de que el efecto indirecto sobre quienes viven gracias a lo que genera el producto agrícola -dado el porcentaje de personas que en nuestro país dependen de la agricultura- alcanzará probablemente al 25 por ciento, o más.
Quiero ser conservador en cuanto a las cifras. Un señor Senador me anota que puede ser más. Es probable. No quiero discutir eso. Pero ya estamos hablando de un porcentaje importante de la población que vive de la agricultura y que no está recibiendo beneficios de esta relación armoniosa, de esta integración loable, fraternal entre Chile y Argentina. Por el contrario, si hay alguien hoy día que complica nuestro desarrollo agrícola, sobre todo el de los sectores de pequeños agricultores y campesinos, de la agricultura tradicional y masiva, es precisamente Argentina.
En consecuencia, si bien no es al Parlamento al que le corresponde definir las estrategias en lo que respecta a las relaciones exteriores, no puedo sino advertir que hay tratos diferenciados en los planteamientos que se hacen a propósito de la integración económica. Por un lado, nosotros les damos facilidades a ellos para que puedan desarrollar sus actividades, y, por otro, en cambio, en el ámbito agrícola, recibimos solamente perjuicios de la competencia.
Hay muchas cosas que hoy día deberíamos conversar y negociar con nuestros vecinos, para equilibrar esta situación, producto de la cual estamos teniendo crecientes dificultades, problemas y complicaciones. No parece razonable que nosotros les facilitemos la vida a los argentinos en el rubro minero, pero que ellos no hagan lo mismo con los chilenos en el sector agrícola. Si estamos trabajando con criterios de integración y equidad entre ambos país, entonces pido que, a propósito de esta negociación, generemos el espacio para establecer un equilibrio en el trabajo agrícola.
Muchas cosas se podrían hacer; y quiero mencionar algunas para ejemplificar este punto. En el último tiempo, Argentina ha incrementado el reintegro a sus exportaciones. Dichos reintegros fluctúan entre el cero y el 12 por ciento. Se aplican de acuerdo al valor agregado de los productos y no existe una metodología que permita saber con claridad cuál es el cálculo razonable y eficaz de lo que significan esos reintegros. En la práctica, éstos constituyen subsidios subrepticios a la producción argentina, que ciertamente se aplican principalmente a productos agrícolas. Las carnes gozan de un nivel que fluctúa entre cinco y 10 por ciento, dependiendo de los envases. Las leches llegan a 12 por ciento, y, en algunos casos, al 6,8. Los aceites de oliva, de girasol y de maíz tienen niveles del 10 por ciento, según los envases, y de cinco por ciento, para otros. Vale decir, hay aquí diversas franquicias que se están aplicando respecto de las cuales nosotros miramos pacientemente y no desarrollamos una estrategia para modificar esta situación o terminar con ella.
En el caso de las salvaguardias para los productos con banda ¿ recientemente en el caso particular de la leche-, las autoridades argentinas han reaccionado de distintas maneras. Por una parte, han solicitado la constitución de un panel de expertos para evaluar la aplicación del Dictamen 18 de Aduanas acerca de las mezclas de aceites, con los resultados que todos ya conocemos, Y, por otra, los reclamos respecto de la aplicación propiamente tal de dichas salvaguardias, amenazan con la utilización del mecanismo de solución de controversias, que terminaría con un arbitraje en el marco de la OMC.
La pregunta es si con Argentina vamos a tener la posibilidad de mantener estos mecanismos, que existen en nuestro país, pero que de alguna manera Argentina está bloqueando, y que no solamente amenazan la subsistencia de las bandas en sí mismas, sino que también, a través del mecanismo de las perforaciones, burlan la aplicación de las bandas. Ello porque si mediante las bandas hay un arancel especial para las importaciones de harina de trigo de Argentina, y nos envían un 84 por ciento de harina de trigo, con cuatro por ciento de harina de soya, y otros componentes menores, y no paga ese arancel, sino que entra con el arancel común, hay una burla evidente al sistema de protección, que debiera ser compartido, porque así se acordó cuando Chile se asoció al MERCOSUR. Es decir, este sistema de salvaguardia aceptado por ambos países en esa negociación, es burlado por Argentina.
El señor SILVA.- ¿Me permite una interrupción, Honorable colega?
El señor LARRAÍN.-
Dispongo de poco tiempo, señor Senador, y ni siquiera voy a alcanzar a tratar el segundo tema que sobre esta materia pensaba abordar. Le rogaría, por lo tanto, que me dejara terminar. Si me fuera posible, porque ya el segundo tema ¿como dije- no lo podré tratar, se la concedería con mucho gusto.
En seguida está el punto de la tipificación de la carne, que en Chile se exige en forma muy estricta para todos los productores. Pero resulta que los exportadores argentinos no aplican la misma ley de tipificación de la carne cuando envían sus productos a Chile. ¿Qué significa esto? Que a los chilenos se les aplican las leyes, pero a los argentinos no les afecta la legislación chilena cuando envían los mismos productos a nuestro país.
En fin, podría dar muchos otros ejemplos, como el caso de la zona franca. Cada provincia argentina tiene zona franca, y esto significa que las maquinarias no pagan impuestos de internación ni al valor agregado, y al ser utilizadas por los productores agrícolas constituyen, obviamente, un subsidio indirecto en su beneficio.
Alguien podrá aducir que estamos discutiendo lo relativo al tratado minero. Así es, señor Presidente , pero también de las relaciones económicas entre Chile y la Argentina, a propósito de las cuales se ha dicho que éste es un modelo. Pero, ¿qué modelo puede constituir si afecta sólo a un sector productivo, en donde el beneficio va para Argentina, en circunstancias de que tenemos otros sectores productivos -con ejemplos concretos como los que aquí estoy señalando- que nos permitirían obtener, si decidiéramos negociar en forma global, una compensación de dicho país sobre esta materia?
Tal es el problema central que deseaba plantear, y me gustaría conocer la opinión de la Cancillería y del Ejecutivo, porque para mí es medular saber cuál es la actitud del Gobierno al respecto. Si queremos avanzar en la integración económica, está muy bien, pero hagámoslo de manera que podamos obtener un progreso para Chile, adecuado a su circunstancia y, sobre todo, para un sector que se ha visto amagado en su desarrollo, sin ser considerado por las políticas de Gobierno, como lo es el de la agricultura.
Finalmente, quiero aprovechar el poco tiempo que me queda para adelantar brevemente mi criterio ante el problema de constitucionalidad que se ha suscitado sobre esta materia. La pregunta es con qué quórum se debe aprobar el tratado; y como lo señalaba el Senador que me antecedió en el uso de la palabra, el fallo reciente del Tribunal Constitucional deja en claro que, cada vez que se refiera un tratado a una norma de quórum, éste debe contar con la mayoría correspondiente. No puede ser de otra manera; si no implicaría, como lo dice el propio fallo, una burla. Además, se estaría infringiendo el inciso segundo del artículo 63 de la Constitución, que precisamente contiene las categorías de leyes, con los respectivos quórum que deben ser aprobados.
La pregunta es si acaso este tratado requiere un quórum distinto al de una ley simple. Y debo manifestar mi absoluta convicción de que es así. No quiero entrar a analizar si es constitucional o inconstitucional. Sólo quiero decir que no puede sino ser aprobado con quórum de ley orgánica constitucional, vale decir, por los cuatro séptimos de los integrantes de esta Sala. Y quiero simplemente citar un caso, para no entrar a una larga disquisición, porque basta demostrar que uno de ellos lo precisa, para que todo el tratado lo requiera.
El artículo 1, referente a los alcances y objeto del convenio en cuestión, establece en su inciso tercero que "las Partes permitirán, conforme a sus respectivos ordenamientos jurídicos:
"a) El acceso, desempeño y protección de todas las actividades y servicios que tengan relación con el negocio minero, mediante el ejercicio de los derechos establecidos en la legislación de cada una de las Partes, entre los cuales se incluyen las servidumbres y otros derechos contemplados en favor de las concesiones mineras y las plantas de beneficio, fundición y refinación, todos los cuales se extenderán a las concesiones y plantas del territorio de la otra Parte en que se aplique el Tratado.
"El Protocolo Adicional Específico a que se refiere el artículo 5, determinará el área de constitución de las servidumbres necesarias y de ejercicio de los derechos consagrados en el párrafo precedente".
¿Qué se está diciendo con esto? Que precisamente los derechos que emanan de las concesiones son regulados, a través del tratado, por la Comisión Administradora, en determinadas circunstancias, lo cual exigirá un protocolo adicional específico.
Pues bien, nuestra Constitución señala en el número 24º del artículo 19, entre otras consideraciones, que "Dichas concesiones se constituirán siempre por resolución judicial y tendrán la duración, conferirán los derechos e impondrán las obligaciones que la ley exprese, la que tendrá el carácter de orgánica constitucional".
Aquí estamos hablando precisamente de eso: de derechos establecidos en las concesiones, que pasan a ser parcialmente regulados por el tratado. Si esa ley, que es la que se refiere a estas materias, debe ser aprobada con quórum de ley orgánica constitucional, el tratado, a mayor abundamiento, también debe serlo.
Pero quiero hacer una consideración adicional. El artículo 5, que se refiere a los protocolos adicionales específicos, dice: "Los inversionistas que requieran de las facilitaciones fronterizas, actividades transfronterizas, la constitución de servidumbres o el ejercicio de los derechos contemplados en el artículo 1, párrafo tercero, literal a), para el desarrollo de negocios mineros, deberán solicitarlos a la Comisión Administradora establecida en el artículo 18 del presente Tratado. La Comisión Administradora, previa evaluación, podrá recomendar a las Partes la adopción de Protocolos Adicionales Específicos, en los que se determinará el Área de Operaciones y los procedimientos que en cada caso correspondieren. Los Protocolos Adicionales Específicos entrarán en vigor en la fecha de su firma.".
Señor Presidente , a la luz de la norma constitucional que he leído, no sólo el Tratado debe ser aprobado como ley orgánica constitucional, sino también los Protocolos Adicionales Específicos. No me parecería constitucional, según se desprende de la argumentación que he desarrollado, que éstos se aprobaran entre los Gobiernos.
A mi entender, desde un punto de vista estrictamente constitucional, los protocolos son tratados que deben ser aprobados con quórum de ley orgánica constitucional en cuanto ellos -como señala el artículo 5º- regulen derechos contemplados en favor de las concesiones mineras, pues tal regulación sólo puede efectuarse a través de una ley orgánica constitucional.
He dicho.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Senador señor Bombal.
El señor BOMBAL.-
Señor Presidente, no cabe duda de que el motor indiscutido del desarrollo chileno en las últimas décadas ha sido el boom minero, que ha permitido a nuestro país duplicar su producto interno bruto. Por lo mismo, la discusión de este Tratado Minero se presenta justo en una coyuntura en la que el ciclo expansivo de la minería chilena durante la década de los noventa comienza a perder dinamismo por motivos estructurales, que van más allá de lo que es la crisis asiática, lo cual hace que su aprobación contribuya decididamente a suavizar ese impacto que, naturalmente, tendrá incidencia en el desarrollo de nuestra economía.
Es interesante anotar que el boom de la inversión y producción de cobre que Chile está disfrutando desde fines de los años ochenta no ha tenido -y, probablemente, no tendrá- ningún efecto negativo significativo en otros sectores exportables en la economía. Se trata, por tanto, de un proceso que debiera seguir incentivándose. Por consiguiente, las políticas públicas establecidas en el Tratado parecieran alentar más que desalentar el necesario desarrollo que requiere el sector minero.
La posibilidad de celebrar un tratado en materia minera tiene su origen -como aquí se dijo- en el Tratado de Paz y Amistad, suscrito en 1884, con la República Argentina, instrumento jurídico que tuvo la virtud no sólo de resolver la controversia austral, sino que, además, sentó las bases para que ambas naciones avanzaran en la cooperación económica y en su integración física.
El presente Tratado tiene como principal objetivo, según se desprende del mensaje presidencial, establecer un marco jurídico necesario para el desarrollo de proyectos mineros ubicados en la zona fronteriza de Chile y Argentina.
En la actualidad, los ordenamientos jurídicos de ambos países inhiben el desarrollo de las inversiones mineras en la zona fronteriza al incluir numerosas exigencias y restricciones de tránsito y fronteras, así como requisitos especiales a los nacionales de países limítrofes para el acceso a la propiedad u otros derechos sobre inmuebles situados en las respectivas zonas de frontera.
Estas prohibiciones actualmente impiden que un nacional chileno pueda participar en un negocio minero fronterizo vecino, mientras que un inversionista de un tercer país sí puede hacerlo, sin limitaciones, como lo recordó aquí la señora Ministra de Relaciones Exteriores , lo cual hace, naturalmente, que el Tratado apunte a superar estas discriminaciones.
Se ha dicho que el presente Acuerdo establece además mecanismos de facilitación fronteriza, tendientes a apoyar la actividad transfronteriza o constituir servidumbres transfronterizas a favor de los inversionistas de ambas naciones, permitiendo, dentro de su ámbito de aplicación, el desarrollo del negocio minero.
Sabido es que se contempla un Área de Operaciones, que abarcaría territorio de ambos países, dentro de la cual se aplicaría un régimen jurídico especial para la circulación de las personas, medios de transporte, maquinarias e insumos necesarios para el desarrollo del negocio minero.
Por otro lado, el ámbito territorial de aplicación del Tratado ha sido determinado de manera de incluir áreas territoriales limítrofes de ambos países, donde se encuentran los potenciales yacimientos que sería de mutuo interés explotar, excluyéndose expresamente algunas zonas, como señala el propio Convenio.
El Tratado Minero es un Tratado Marco, es decir, sólo mediante Protocolos Adicionales Específicos se establecerán las facilitaciones fronterizas o la realización de las actividades fronterizas pertinentes. Tales Protocolos estarán ligados a proyectos mineros determinados y se celebrarán caso a caso. Ello deja en claro que este Acuerdo Marco no se basta por sí solo y que, dentro de los debidos resguardos que hayan de adoptarse, podrá recurrirse a dicha instancia.
Señor Presidente , a partir de 1991, la política minera argentina ha experimentado un cambio, aumentando la apertura y garantías a la inversión extranjera. Esto ha significado una expansión de la producción minera de dicho país, lo que obligaría a Chile a participar de ese proceso sobre la base de las ventajas comparativas que posee en el tema minero.
Debemos tener en cuenta que todo indica que la ubicación geográfica de nuestra riqueza minera no es exclusiva de nuestro territorio. Dada su ubicación, podríamos afirmar que ella también se extiende hacia el país vecino, que -como se dijo- se habría resuelto a explotarla.
La pregunta que uno debe hacerse es: ¿existen yacimientos minerales argentinos cuya explotación sólo es rentable si su producción se exporta por el Pacífico?
Si la respuesta fuera positiva, ello significaría que el Tratado posibilitaría una explotación minera que de otro modo no sería viable. Si fuera negativa, evidenciaría que tarde o temprano la actividad minera en Argentina llegaría a tener un desarrollo importante y, obviamente, entraría en competencia con la producción nacional.
En este último escenario, parece preferible haber celebrado el Tratado y "asociarse" a esta actividad, pues ella requerirá tecnología, transporte, infraestructura vial y portuaria, mano de obra, asesoría técnica, etcétera, en todo lo cual, probablemente, Chile tendrá la posibilidad de efectuar un aporte y obtener una parte de las utilidades. Es decir, si asumimos que Argentina de todos modos desarrollará su minería, creemos que es preferible tener interés en el negocio.
Ciertamente, la nación trasandina presenta en el negocio minero una clara desventaja respecto de nuestro país, cual es su lejanía con los puertos de embarque. Entonces, a todas luces el Tratado viene a ser ampliamente favorable para ella, atendida la cercanía de nuestros puertos para materializar sus exportaciones mineras.
A simple vista, este Tratado favorecería considerablemente a Argentina, mucho más que a nuestro país. Una mirada más integradora habría de llevarnos a pensar que los beneficios debieran tender a ser compartidos, desde el momento en que la metalúrgica argentina requiere para su desarrollo el aporte y el conocimiento nuestro, y, por otra parte, que en el actual estado de cosas difícilmente puede desarrollarse el negocio minero en zonas de frontera, por las limitaciones legales existentes de todos conocidas, y que este Acuerdo intenta superar.
Por otra parte, si la explotación minera argentina en la zona relativamente cercana a la frontera no fuera económicamente viable sin el Tratado, cabría preguntarse: ¿qué se obtuvo a cambio de suscribir un convenio que interesa directa y principalmente a Argentina y sólo indirectamente y en forma secundaria a Chile?
Al parecer, cuando se gestionó este Tratado no se negoció nada a cambio. No se hizo valer, por ejemplo, algún aspecto relativo a las fronteras (entendemos que la negociación se llevaba en forma casi paralela a la que se tuvo respecto de Campos de Hielo), u otra alternativa que se estimara conveniente al interés nacional.
Se ha dicho que este Tratado sería la vuelta de mano a las concesiones que Argentina hiciera a Chile a propósito del gas natural y de los acuerdos que ahí se gestaron como parte del proceso de integración entre ambas naciones. No sé cuán cierto sea aquello. Quizás quienes llevaron a cabo la negociación puedan hacernos luz sobre este punto.
En esa perspectiva, comparto lo recientemente señalado por el Senador señor Larraín , quien me antecedió en el uso de la palabra.
Con todo, en el marco de lo que han sido nuestras relaciones políticas, comerciales y económicas con el país vecino en los últimos años, esta iniciativa nos parece del mayor interés para alcanzar una buena integración que fortalezca nuestras economías. Sin embargo, echamos de menos que, ante una negociación que aparece como tan favorable para una de las Partes -en este caso, Argentina-, nuestro país no haya obtenido, en el corto y mediano plazo, mayores beneficios para su intercambio comercial con esa nación que estamos favoreciendo de un modo muy amplio. Recuerdo que el Honorable señor Valdés señaló en la Comisión los aspectos referidos a tráfico aéreo y a materias de orden agrícola y tributario.
La integración entre los países, especialmente si son limítrofes, y la apertura y consiguiente globalización de las relaciones económicas es un fenómeno muy visible en los tiempos que corren. La pregunta que surge es ¿por qué esta integración con un alto grado de complementariedad se está produciendo sólo en el campo de la minería y no en otros?
Cuanto más se avance en la integración de la actividad económica, mejor se aprovecharán los recursos de cada Parte y aumentará su competitividad. Esta sola consideración, independientemente del interés argentino en explotar su potencial minero, a lo cual tiene todo el derecho, puede ser suficiente para convenir en la celebración de un Tratado que constituye un paso significativo en la integración.
Para las autoridades económicas chilenas, este instrumento significará mayores ingresos para el Fisco por concepto de impuestos sobre utilidades y actividad económica en proyectos que, de no mediar este Convenio, no se realizarían. Además, se traducirá, según se afirma, en mayores empleos para personal chileno y, asimismo, en un incremento en la demanda por bienes y servicios nacionales y regionales en transporte, infraestructura, prestaciones portuarias e insumos para la minería.
Asimismo, se destacan otros beneficios económicos directos del Tratado referentes a la eventual reducción de costos para proyectos ubicados en Chile, que tendrán acceso a recursos hídricos y energéticos argentinos.
Todo lo anterior es una apuesta a futuro muy razonable. El punto radica en que las contraprestaciones no aparecen, por ahora, del todo nítidas. Pero -reitero-, se trata de expectativas de largo plazo, como son estos proyectos mineros que requieren altísimas inversiones durante un tiempo prolongado y, por lo mismo, se debe generar ambiente y confianza para que los capitales lleguen.
Se ha hablado de dos proyectos, Pascua Lama y Pachón. Respecto del primero, se dice que se contratará a 5 mil trabajadores dentro de tres o cuatro años, una vez que se ratifique el Tratado, y que las inversiones por concepto de ambos proyectos alcanzarán los 2 mil millones de dólares, lo que naturalmente aparece como muy auspicioso.
Hay quienes piensan que, tratándose de estos dos yacimientos -los únicos conocidos hasta ahora-, no se justificaría un Tratado tan amplio y que bastaría una normativa ad hoc para la explotación conjunta de ambos y no un Acuerdo de tan vasto alcance, como se señaló en la Comisión. Otros afirman que el Tratado, más que favorecer a Argentina, interesa a grandes transnacionales, por lo cual resultaría más conveniente, desde el punto de vista económico, celebrar un tratado para cada caso o para cada proyecto concreto.
Sobre este punto, deseo reiterar lo que indiqué en un comienzo: la inversión económica extranjera ha sido de tal entidad y envergadura y ha generado tanto beneficio a nuestra economía que, para calibrar la magnitud del dinamismo minero, basta considerar las siguientes cifras: la inversión extranjera en minería, principalmente orientada al cobre, ha crecido desde un promedio anual de 160 millones de dólares en el período 1974-1989, lo que representaba 47 por ciento de la inversión extranjera total, hasta 890 millones de dólares entre 1990 y 1994, equivalente a 56 por ciento del total. Y desde 1995 a 1998 alcanza un promedio anual de un mil 702 millones de dólares, lo que, debido a la diversificación de nuestras exportaciones, significa 34 por ciento del total. Es decir, la inversión extranjera directa materializada anualmente en minería en Chile se ha multiplicado más de diez veces en el último cuarto de siglo. Y 1995 marca un punto de quiebre para la industria chilena del cobre, cuando por primera vez desde su nacionalización, en 1971, la producción privada superó a la de CODELCO. Digo esto para visualizar la magnitud de las inversiones.
En otro orden de cosas, a raíz de la discusión de este instrumento han surgido algunas voces que señalan que el país carecería de una política minera de control de la oferta, y otras que afirman que la minería tributaría demasiado poco. Además, se sostuvo que en Chile no existiría una política de fomento para la pequeña y mediana minerías, según se dijo en la Comisión y también se ha repetido en la Sala. Sobre el punto, me gustaría que quedaran despejados al menos los criterios de la autoridad actual frente a estos temas, antes de que procedamos a pronunciarnos sobre el Tratado. Coincidamos en que no es algo menor. Y ayer, precisamente en la Sala, un señor Senador manifestó que la minería no tributaba, exhibiendo un certificado de Impuestos Internos. A su turno, lo contradijo otro señor Senador , quien mostró sendos certificados de empresas a las que nos hemos referido, que pagan importantes sumas de impuestos.
Creo que sería muy importante que el señor Ministro , una vez que concluya el debate, nos pudiera informar exactamente acerca de la tributación que afecta al sector minero, a fin de tener claridad al momento de votar.
A propósito de las normas sobre tributación, parece razonable que las Partes acuerden que las personas físicas o jurídicas, domiciliadas, residentes o constituidas en sus territorios, que se dediquen al negocio minero o a actividades accesorias a él, se sujetarán a la legislación tributaria interna que les afecte, o a los acuerdos específicos, para evitar la doble tributación vigente entre ellas. Estas personas quedarán obligadas a acreditar ante las autoridades tributarias el origen del mineral extraído, precisando qué cantidades provienen de una de las Partes y cuáles del territorio de la otra. Esto es sumamente importante, a raíz de los temas tributarios que en su momento se plantearon.
Cabe recordar, además, que un protocolo complementario permite el uso de las aguas de ambos países, las que no necesariamente son las de cuencas hidrográficas compartidas, que tienen su propio régimen jurídico, al cual se remite el Tratado, sino también aguas exclusivas de cualquiera de los dos países.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Ha concluido su tiempo, señor Senador. Puede continuar dentro de los cinco minutos de su segundo discurso.
El señor BOMBAL.-
Para concluir, redondearé mi exposición señalando que, dadas las condiciones topográficas de la cordillera de los Andes, es probable que frecuentemente se requiera el uso de aguas que corren por territorio argentino.
La señora Ministra nos dijo ayer que, considerando todas las actividades productivas, existen 400 proyectos de inversión de capital de origen chileno en el vecino país, por un valor cercano a 9 mil millones de dólares, lo cual representa cerca de 40 por ciento del total invertido por Chile en el mundo. También señaló que nuestro país exporta hacia el mercado trasandino cinco veces más que en 1990, y que la oferta creció de 600 productos a 2 mil 200 en el mismo período.
Al efecto, deseo consultar a la señora Ministra cuáles son los términos de intercambio respecto de negocios argentinos en nuestro país. Ello me parece ilustrativo en este debate. Asimismo, sería conveniente que nos informara por qué Chile no realizó una negociación más amplia, en términos de incorporar, por ejemplo, con cargo a la discusión del Tratado, aspectos relacionados con la agricultura u otros que puedan haber favorecido aún más a nuestra economía.
En todo caso, creo que los esfuerzos realizados por ambos Gobiernos en este campo apuntan en la dirección correcta y, por lo mismo, aprobaré el Tratado.
He dicho.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Ha llegado la hora de término del Orden del Día.
Queda pendiente la discusión del proyecto de acuerdo.
VI. INCIDENTES
PETICIONES DE OFICIOS
El señor HOFFMANN ( Secretario subrogante ).-
Han llegado a la Mesa diversas peticiones de oficios.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Se les dará curso en la forma reglamentaria.
--Los oficios cuyo envío se anuncia son los siguientes:
Del señor CORDERO:
A la señora Ministra de Educación, sobre APOYO GUBERNAMENTAL A SOLICITUDES DE FEDERACIÓN DE ASOCIACIONES DE ACADÉMICOS DE UNIVERSIDADES ESTATALES.
Del señor CHADWICK:
A la señora Ministra de Salud , en relación con FACTIBILIDAD DE PROYECTO SOBRE CREACIÓN DE CATEGORÍA ESPECIAL EN PLANTA DE SERVICIOS DE SALUD.
Del señor HAMILTON:
Al señor Ministro de Vivienda y Urbanismo y de Bienes Nacionales, acerca de REPARACIÓN DE DAÑOS OCASIONADOS POR TEMPORALES EN CONDOMINIO "LOS ALELÍES", DE VIÑA DEL MARAl
señor Subsecretario de Pesca, respecto de AUTORIZACIÓN A PESCADORES ARTESANALES PARA OPERAR EN ÁREAS CONTIGUAS A LA DE SU DOMICILIO.
Del señor HORVATH:
A los señores Ministros del Interior y de Justicia , al señor Intendente Regional de Aisén y al señor Director Nacional de Gendarmería , en cuanto a HABILITACIÓN DE ÁREAS DE DETENCIÓN DE MENORES EN CÁRCELES (UNDÉCIMA REGIÓN).
Del señor LAGOS:
A los señores Presidente del Directorio y Gerente General de la Empresa de Servicios Sanitarios de Tarapacá (ESSAT), respecto de PRÓRROGA DE DEUDAS POR CONSUMO DE AGUA POTABLE A FUNCIONARIOS NO DOCENTES DE IQUIQUE.
A los señores Presidentes del Directorio de la Empresa de Correos de Chile y de Telefónica, referente a INSTALACIÓN DE TELÉFONOS PÚBLICOS Y REPARTO DE CORRESPONDENCIA EN SECTOR LAGUNA VERDE, IQUIQUE.
Del señor LARRAÍN:
Al señor Ministro de Obras Públicas , tocante a PROYECTOS DE ALCANTARILLADO PARA PUTAGÁN, COIBUNGO Y LOMAS DE TORTILLA, y sobre PROYECTO DE PAVIMENTACIÓN DE SECTOR ESTACIÓN VILLA ALEGRE (SÉPTIMA REGIÓN SUR).
Del señor MUÑOZ BARRA:
A los señores Ministros de Educación y de Hacienda , relacionado con EXTENSIÓN DE ASIGNACIÓN DE ZONA A FUNCIONARIOS NO DOCENTES DE ÑUBLE.
A la señora Ministra de Educación, en cuanto a FINANCIAMIENTO PARA CONSTRUCCIÓN DE GIMNASIO EN LICEO C-9, DE TRAIGUÉN, y acerca de INTERPRETACIÓN DE LEY SOBRE TITULARIDAD DE DOCENTES CONTRATADOS (NOVENA REGIÓN).
-Al señor Ministro de Obras Públicas , referente a MODIFICACIÓN DE CONDICIONES DE LICITACIÓN DE OBRA VIAL EN SECTOR TRAIGUÉN-LUMACO (NOVENA REGIÓN).
Al señor Director Nacional de la DIGEDER , relativos a FINANCIAMIENTO PARA CONSTRUCCIÓN DE GIMNASIO EN LICEO C-9, DE TRAIGUÉN, y a GIMNASIO PARA COMUNA DE ERCILLA.
Del señor ROMERO:
A la señora Ministra de Relaciones Exteriores, acerca de INGRESO DE FRUTA CHILENA A CHINA.
Del señor STANGE:
Al señor Ministro de Obras Públicas, en cuanto a MANTENIMIENTO DE CAMINO EN COMUNA DE LOS MUERMOS.
Del señor STANGE:
A la señora Ministra de Salud , respecto de INSTALACIÓN DE POSTA EN INIO (DÉCIMA REGIÓN).
Al señor Ministro de Vivienda y Urbanismo , referente a CONSTRUCCIÓN DE RED DE ALCANTARILLADO EN COMUNA DE MAULLÍN.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Para rendir homenaje, tiene la palabra el Honorable señor Horvath.
HOMENAJE A 1.000 AÑOS DE CREACIÓN DEL ESTADO HÚNGARO
El señor HORVATH.-
Señor Presidente, señores Senadores; Excelentísimo señor Embajador de Hungría en Chile, don Tomás Toth; Primer Secretario y Cónsul de Hungría, don Mihály Dudás; señor Director de la Corporación Chileno-Húngara de Cultura, don Ákos Zahorán; señor Presidente de la Cámara Chileno-Húngara de Comercio, don Miklos Lederer, damas y señores que nos acompañan en esta especial ocasión:
Hace mil años se forman las bases para la constitución del Estado húngaro. En este Congreso Nacional, en 1996, homenajeamos los mil cien años del asentamiento de sus antepasados, al cruzar en la última década del siglo IX, la cordillera de los Cárpatos y conquistar su fértil y extensa cuenca. Se inicia así un largo proceso de adaptación a las condiciones feudales europeas, que lleva hasta el bautizo cristiano del último príncipe pagano Vajk y culmina con la coronación del rey San Esteban, al adoptar definitivamente el cristianismo, estructurando así la Iglesia y el Estado, y convirtiendo a Hungría en una de las comunidades de los pueblos y naciones de Europa y con una identidad que la ha transformado en permanente semillero de la cultura occidental y universal.
Particularmente importante para Chile y otros países resulta conocer su especial historia y las características de su cultura y de su pueblo, pues, junto con su especial sello de permanente lucha por la libertad y soberanía, es una nación puente entre Occidente y Oriente, y, de acuerdo con la historia del siglo XX, una real posibilidad para el establecimiento de lazos económicos y culturales con los países de Europa Central, los de la ex Unión Soviética y los de Europa misma.
Cuando se nombra Hungría a un chileno, se le vienen a la memoria y sensibilidad el maravilloso río Danubio; el imponente y hermoso edificio del Parlamento; la vasta llanura húngara, con sus campesinos, caballos y perros, y los techos decorados con el pimiento rojo; su excelente comida y variada música.
A pesar del complicado idioma, que sólo tiene raíces ancestrales lingüísticas con los estonios y los finlandeses, ese pueblo despierta una normal y espontánea simpatía. Es el testimonio de todos los que han tenido la suerte de conocer Hungría.
Fui testigo de cómo mis entonces colegas Diputados y los integrantes de la delegación que visitó a Europa en 1991 quedaron encantados con ese pequeño pero significativo país, al punto que se formó naturalmente el Grupo Parlamentario Binacional Chileno-Húngaro en nuestro Congreso Nacional.
Cuando se menciona a Hungría, también se hace presente rápidamente la imagen del Cardenal Joseph Mindszenty , quien luchó tenazmente contra todo atropello al pueblo húngaro y por su libertad: primero, contra los comunistas húngaros, a principios del siglo XX; luego, contra los nacionalsocialistas, y finalmente, contra los comunistas de la Unión Soviética.
La revolución de octubre de 1956, con Imre Nagy a la cabeza, en contra de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas -donde una nación de apenas 12 millones de personas se levanta, logra expulsar a las fuerzas de ocupación soviéticas y hace caer la férrea frontera con Occidente-, está grabada, sin lugar a dudas, en la memoria y en la historia mundiales.
Los Gobiernos de Occidente sin embargo, en esa ocasión, de manera cómplice, se quedan de brazos cruzados y negocian el ingreso de millares de soldados y de tanques soviéticos que aplastan sanguinariamente aquella revolución.
Todo ese sacrificio y sangre derramada permiten, empero, que el nuevo Gobierno comunista dé grados de libertad, posibilite la formación de pequeñas empresas y otorgue acceso a la propiedad. Esto adelanta a Hungría para que hoy sea el país de Europa Central que, junto con botar primero la humillante Cortina de Hierro, incluso antes que el conocido Muro de Berlín , esté mejor preparado para el proceso de globalización. Hungría es miembro de la OTAN, país asociado a la Comunidad Europea y próximo a ingresar a ella como integrante.
Asimismo, cuando se habla de Hungría, muchas personas asocian al pueblo magiar con los hunos ¿específicamente con Atila-, y otras, con los gitanos.
Con el debido respeto a dichos pueblos, debo manifestar que eso es un error. El primero lo aclara la historia, ya que el famoso rey huno creó un inmenso imperio que se desintegró tras su muerte, a principios del siglo V.
En el caso del pueblo gitano, es sabido que no se mezcla. Sí es cierto que, dado el especial carácter del pueblo húngaro, al igual como sucede en España, el gitano se ha asentado en un número mayor relativo en los dos países, donde se le permite expresar y valorar su cultura.
A propósito de España, similar a lo que fue detener la invasión árabe hacia Europa, sufriendo ese país una larguísima ocupación, entre los años 711 y 1492 -ocho siglos-, que terminó con los Reyes Católicos , Hungría fue el bastión para impedir la invasión turca de Europa, lo que también le costó un enorme sacrificio de ocupación y división de su territorio entre 1526 y 1686. Este espíritu de lucha ante los islámicos se genera por la historia de su raza y el compromiso profundamente cristiano al formarse como estado-nación hace justamente 1.000 años, lo que conmemoramos hoy.
Tal compromiso cristiano se gesta con la figura del rey San Esteban , hijo del duque Géza de Hungría, quien, influido por su segunda esposa, Adelaida de Polonia, abraza el cristianismo en el año 973, bautizándose junto a su hijo Esteban, de tres años. Hizo llegar también misioneros alemanes -entre otros, San Pelegrín, San Wolfang y San Adalberto -, sentando las bases para la cristianización del país. El joven y educado príncipe Esteban se casó con Gizella, hermana del futuro Emperador San Enrique II. Al morir su padre, el año 997, aplastó una insurrección paganizante del descendiente del conquistador Árpád. Después de la victoria, obtuvo del Papa Silvestre II la corona real el año 1000, generando importantes alianzas con el emperador bizantino y el romano-germánico sucedido por su cuñado.
En la organización del reino, siguió los modelos occidentales. Sin embargo, le dio carácter propio, conservando todo aquello de las antiguas costumbres magiares que no fuera incompatible con el cristianismo. Creó arzobispados y obispados; fundó monasterios, floreciendo la liturgia, la ciencia, la cultura, la enseñanza, las bibliotecas, el arte y la economía.
La cristianización de su pueblo no fue sólo por razones políticas, sino también por motivaciones sobrenaturales. Comenzó con su propia familia y sus más íntimos colaboradores, llenando todas las manifestaciones de la vida húngara. Incluso, alcanzó influencias más allá de sus fronteras y despertó la admiración de Occidente con la construcción de hospitales para peregrinos de Tierra Santa en Jerusalén, Constantinopla , Roma y Ravena.
Junto con ello, fue capaz de vencer todo intento de invasión, sin cesar su búsqueda de santidad, practicando la meditación y constantes exámenes de conciencia.
Al morir, a los 70 años, encomendó fervientemente su país a la protección de la Virgen María. Su esposa, que rivalizaba con él en obras de caridad, ingresó a un convento, donde falleció a los 100 años en olor de santidad; su canonización está en estudio en la Santa Sede.
Es en esta época del año 1000, cuando Europa temblaba por el Anticristo y el fin del mundo, en que se forja la nación de Hungría con fe y vigor, lo que la caracteriza hasta hoy.
La larga e intrincada historia del pueblo húngaro hasta nuestros días se refleja también en su alta diversidad, propia de una identidad bien ganada y con muchos sacrificios. Esa amplia diversidad es lo que permite que una nación notablemente empequeñecida como consecuencia de las dos guerras mundiales, habiéndose reducido en tres cuartas partes su territorio y en dos terceras partes su población, hoy, apenas con 12 millones de habitantes y en una superficie de 93 mil kilómetros cuadrados -casi el tamaño de la Región de Aisén-, tenga presencia en todos los países del mundo y sea constante aporte a la cultura y al desarrollo universal.
Los más conocidos en la música son Ferenc Liszt, Franz Léhar, Zoltán Kodaly y Béla Bartok , y un sinnúmero de directores de orquesta, como -por citar algunos- Istvan Kertes , Eugenio Ormandy , Gabor Eötvös (quien está hoy con nosotros en Chile) e Iván Nagy.
El aporte de los húngaros a la técnica y al desarrollo es asimismo tremendamente variado. Por razones de tiempo, no mencionaré los nombres, pero sí daré algunos ejemplos en el ámbito de la tecnología: el principio de autoinducción y la dinamo; las cerillas de seguridad; el molino de fundición en frío; el generador de autoinducción; los transformadores rotantes y el de corriente alterna; el motor de Bánki y Csonka; el carburador y la turbina; la locomotora eléctrica; el primer automóvil popular: el modelo T; la bombilla eléctrica de criptón; la célula de selenio; el tornillo de prisma para televisión; el tubo de imagen para iconoscopio; el bolígrafo; la televisión en colores; el disco de microsurco; el sistema de refrigeración por aire para centrales térmicas; el sistema informático Basic y la sincronización de ordenadores.
Los aportes a la ciencia y al conocimiento son, también -para decirlo francamente-, espectaculares. Bolyai fue el creador, junto con Lobachevski, de la geometría no euclidiana; se entiende como una revolución superior a las innovaciones de Copérnico. Loránd Eötvös , asimismo, destaca por sus investigaciones sobre la gravedad y el péndulo de torsión que lleva su nombre.
Cabe consignar una larga lista de premios Nobel, recibidos por el estudio de los rayos catódicos; la fisiología y patología del aparato vestibular de la audición; en Química, por la investigación sobre los coloides; la combustión biológica, la vitamina C y el ácido fumárico; el uso de isótopos; el descubrimiento de los mecanismos de la audición; todo lo referente a los núcleos atómicos y las partículas elementales; la teoría de la comunicación y el descubrimiento de la holografía; la dinámica de los procesos químicos elementales; el de la Paz, de Elie Wiesel, por su oposición a la violencia, la opresión y el racismo; la química del carbono, en fin. Todos los galardonados reconocen la influencia de la cultura y la educación húngaras en su formación y creatividad, pese a las guerras, las situaciones de pobreza o las vicisitudes que han enfrentado.
Para finalizar la extensa mención de personalidades relevantes, subrayo igualmente la contribución de los húngaros a las eras atómica, cibernética y espacial. Merecen ser destacados Tódor Kármán , padre de la aerodinámica moderna y del desarrollo de aviones y cohetes supersónicos; Leó Szilárd , en relación con las investigaciones termodinámicas, base para la informática y estudios del cerebro, que con Enrico Fermi diseñaron y construyeron el primer reactor atómico; Ede Teller , por los estudios relacionados con la bomba de hidrógeno; Zoltán Bay , fundador de la astronomía radárica, y János Neumann , en matemática, quien fundamentó toda la mecánica cuántica, fundó la teoría de los juegos, obteniendo el Nobel en 1994 y es conocido como "padre de los ordenadores" o computadores. Todos ellos fueron, además, grandes filósofos y hombres preocupados de la ética y la política.
El cómo una nación pequeña, que ha superado tantas vicisitudes, desafíos y sacrificios en su milenaria historia, puede desempeñar un papel importante en los destinos de la humanidad constituye un claro aliciente para que desde Chile fortalezcamos el lazo con nuestros hermanos húngaros, con quienes tenemos, ciertamente, semejanzas y valores por los cuales jugarse, mucho más que diferencias. Y ello se refleja, como ejemplo, en dos húngaros que ofrendaron su vida por nuestro país: uno, en el combate naval de Iquique, y otro, intentando buscar un camino en el área del Campo de Hielo Patagónico Norte , en la zona austral.
Con y por ese espíritu de lucha, ingenio, creatividad e idea de lo trascendente es que, con orgullo y profundo sentido de amistad, rendimos homenaje, en nombre del Senado, en Chile, a los mil años de la constitución de la nación húngara.
Muchas gracias.
--(Aplausos en la Sala y en tribunas).
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Senador señor Sabag.
El señor SABAG.-
Señor Presidente, Honorables colegas:
Resulta bastante complejo pretender dar en pocos minutos la visión de un pueblo que cumple mil años el próximo 20 de agosto.
Situada en el centro de Europa, Hungría ha sido protagonista y víctima de todos los avatares de la historia en su larga existencia. Su posición estratégica la ha hecho objeto de las ambiciones de poderosos vecinos; sin embargo, el pueblo húngaro jamás ha perdido sus señas de identidad, sus tradiciones o sus costumbres.
En el siglo XX y después de 1920, su población se caracterizó por el predominio de la religión católica, profesada por 65 por ciento de los habitantes, existiendo, además, protestantes, calvinistas, luteranos y una minoría judía.
Terminada la segunda guerra mundial, el país quedó atrapado en la órbita soviética, instaurándose un Estado comunista. Producto de ello, el Gobierno condenó a cadena perpetua al Cardenal Mindszenty , primado de Hungría, quien fue acusado de conspiración contra el Estado en 1949 y recobró su libertad 25 años más tarde. Pese a las medidas en contra de las prácticas religiosas, éstas continuaron desarrollándose con vigor y mantuvieron las creencias espirituales de distinto signo.
Con el derrumbe de la hegemonía soviética, Hungría recupera su libertad e instaura un camino hacia la democracia. Desde ese momento avanza a pasos agigantados, tomando la delantera entre los antiguos países del Este en el proceso de modernización y liberalización de la economía.
Además, Hungría exhibe un turismo floreciente, ya que la naturaleza la dotó de grandes bellezas. Pero cuenta, asimismo, con un valioso patrimonio cultural. Una de sus manifestaciones más señeras es la capital, Budapest, sin duda una de las ciudades más hermosas de Europa.
Sin embargo, una nación alcanza renombre universal gracias a su cultura y, específicamente, a sus creadores.
En nuestro caso, Chile es conocido en todas las latitudes por la obra de Gabriela Mistral y Pablo Neruda , ambos Premios Nobel de Literatura.
En el de Hungría, una situación análoga se presenta en nuestra época gracias a un músico: Bela Bartok. Este compositor nació en una pequeña aldea y desde muy temprana edad manifestó sus dotes. Sus creaciones obedecieron a un plan muy bien desarrollado. En primer término, estudió la música húngara, recogiéndola con procedimientos de grabación primitivos en aldeas donde aún se encontraba viva. En segundo lugar, asimiló la música popular húngara a sus propias composiciones, basadas en sus estudios, que le permitieron generar un nuevo lenguaje armónico, rítmico y melódico, el cual partía del folclor pero sin aludir directamente a casos concretos.
Así, Bartok logró crear una música húngara más allá de la música húngara misma. Ello se ha dado en llamar un tránsito del "folclor auténtico" al "folclor imaginario". De ese modo, la obra de Bartok maravilló al mundo entero, porque el compositor fue capaz de mostrar la belleza de una música nueva, inspirada en el folclor de su amado país.
Bela Bartok es, sin duda, uno de los mayores creadores musicales del siglo XX, quien enseñó que todo arte genuino proviene, en sus raíces, del pueblo.
Quiero recordar que, siendo Diputado , tuve la posibilidad de viajar a Hungría con una delegación de miembros del Poder Legislativo chileno. Allá fuimos objeto de las mayores atenciones, en una atmósfera de cálida amistad, siendo acogidos por Parlamentarios y miembros del Gobierno en el marco magnífico del edificio del Congreso. Ellos nos acompañaron en esa visita hasta el último momento de la partida.
Finalmente, deseo destacar que nuestro gran Pablo Neruda fue autor de un libro muy poco conocido, llamado "Comiendo en Hungría". En esa obra el poeta recuerda sus experiencias gastronómicas, que sin duda fueron inolvidables. Por mi parte, adhiero a tan deleitables evocaciones.
Creo que esos contactos personales permiten conocer de verdad a un país y, con ello, a un pueblo en la mejor manifestación de sus calidades humanas.
Por eso, con plena alegría y satisfacción, rindo homenaje a Hungría, que cumple su primer milenio.
Señor Presidente , pido hacer llegar estas palabras al señor Embajador y, por su intermedio, al Parlamento y Gobierno de la República de Hungría.
Gracias.
--(Aplausos en la Sala y en tribunas).
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Senador señor Urenda.
El señor URENDA.-
Señor Presidente, estimados colegas, Excelentísimo señor Embajador de Hungría y distinguidos visitantes:
La circunstancia de haber sido desde niño un admirador del pueblo húngaro, de su historia, de su cultura, de sus novelistas y de sus deportistas me lleva a unirme, con especial agrado y en nombre del Comité Unión Demócrata Independiente e Independientes, al homenaje que el Senado rinde a Hungría al cumplirse mil años de la creación de su Estado.
Cuando hablamos de los magiares y del país al que han dado vida, estamos refiriéndonos a un pueblo de características muy especiales, que le han permitido -no obstante provenir de más allá de los Urales; de haber tenido que luchar en muchos frentes hasta llegar a asentarse en un pequeño territorio ubicado en el corazón de Europa y sin fronteras naturales- mantener durante más de mil años su identidad y su cultura.
Hungría tiene su origen en esas siete tribus encabezadas por los magiares, quienes desde los Urales llegaron hace once siglos a las fértiles llanuras del Danubio y -como aquí se ha dicho- convertidos al cristianismo por San Esteban , que recibiera del Papa Silvestre II la Corona Real, dieron forma, al término del primer milenio, al Estado cuyo aniversario celebramos hoy.
El establecimiento de los húngaros en el centro de Europa, en la Cuenca de los Cárpatos, y su supervivencia constituyen una hazaña histórica sin igual. Recordemos que los pueblos de las estepas, que desde el siglo IV se desplazaron hacia Occidente, desaparecieron todos, incluyendo a hunos y ávaros. Entre esos pueblos, los húngaros fueron los únicos que lograron arraigarse en la región, conservando su identidad política y cultural, para convertirse en parte importante de la historia europea, manteniendo siempre su originalidad, protegiendo y enriqueciendo sus valores particulares.
Azarosa ha sido la vida del pueblo húngaro durante estos mil años, con triunfos y derrotas, pudiendo destacarse -ya convertidos al cristianismo- su papel relevante en defensa de la civilización cristiano occidental y, en especial, su participación para detener el avance de los turcos otomanos. En esa lucha secular, librada por la supervivencia y el adelanto, el factor fundamental era la cultura, cuyos orígenes se remontan, en especial, a la gestión económica y política, en armoniosa interrelación con el peculiar ambiente natural y con las condiciones sociales de la Cuenca de los Cárpatos. Esto requería una intensa capacidad de adaptación y gran creatividad.
Su multifacética cultura de gestión económica se vio complementada con la capacidad de adaptación, receptividad y organización. El asentamiento no se llevó a cabo en la forma impuesta sobre otros pueblos, sino que los húngaros se establecieron entre ellos. Su convivencia significaba el aprendizaje social de la tolerancia mutuamente ventajosa, como resultado de lo cual nació un nuevo país europeo, que llegó a ser uno de los pilares y promotores de la sociedad y del mundo civilizado. No es posible hacer un relato de esta lucha milenaria del pueblo magiar; sólo podemos señalar que, después de soportar en momentos el yugo de turcos y más adelante el de los habsburgos y muchas invasiones, Hungría se convirtió, en la segunda mitad del siglo XIX y en los comienzos del siglo XX, en un factor especialmente influyente en Europa.
Así, el vigor y la energía del pueblo húngaro y de sus líderes, su música, su literatura, su habilidad económica y, en fin, su cultura global, constituyeron factores que llevaron a que Austria dejara de ser el país dominador para integrarse en un plano de igualdad con Hungría en ese imperio austro-húngaro, lo cual resultó determinante para el equilibrio europeo y fue una expresión, tal vez no repetida, de armoniosa convivencia de muchas etnias.
Cuando uno visita Budapest, piensa cuán importante para Hungría ha sido esa hermosa y atrayente ciudad bicéfala, donde Buda y Pest se sitúan a ambos costados del majestuoso Danubio y se realzan con tan hermosas edificaciones en ambas riberas. En una -Buda- está el espectacular Palacio Real y en la otra -Pest- se encuentran el edificio de uno de los parlamentos más bellos del mundo y muchos monumentos, entre ellos, el de la libertad, con su alta columna y la gigantesca imagen de catorce de sus reyes. No es de extrañar, pues, que la Emperatriz Sissí se sintiera tan atraída por Hungría y su capital, e influyere en la armoniosa solución que se diera a las relaciones entre Austria, de la cual siguió siendo Emperador su esposo - Francisco José - y Hungría , de la que llegó a ser su rey.
Expresión de aquella época de esplendor fue la exposición de 1896, oportunidad en que Hungría mostró al mundo lo mejor de sí y puso en evidencia esa contribución tan notable que hizo al avance de la ciencia, a través de personas que nacieron en esa tierra y obtuvieron en la escuela húngara los primeros elementos de sus conocimientos y de su humanidad, o de quienes ese país ofreció una acogedora morada y abrió campo para sus obras.
No podría dejar de mencionar que Hungría, después de los desastres de su participación en las guerras mundiales, debió luchar, terminada la primera de ellas, por erradicar el régimen comunista de Bela Kun y, en la segunda, por procurar mantener sus valores y su identidad, no obstante estar sometida al dominio del comunismo soviético como consecuencia de los Acuerdos de Yalta. La humanidad entera recuerda con admiración el alzamiento del pueblo húngaro contra el régimen estalinista, ocurrido en 1956, que sólo pudo ser aplastado, ante la mirada cobarde de Occidente, por los tanques soviéticos al costo de miles de vidas.
A pesar de ello, Hungría siguió luchando por su libertad y por mantener su identidad. Y fue siempre, detrás de la Cortina de Hierro, la que encabezó los pasos para liberalizar la economía y acercarse al mundo libre. De ahí que ahora su economía se recupera y se apronta para incorporarse a la Unión Europea y seguir siendo un país de características tan sui géneris, tan distintas, pero plenamente unido a la Europa que hoy renace y tiende a la unidad.
Señor Presidente , al celebrar los mil años del nacimiento de Hungría como Estado, no puedo menos que expresar mi admiración a un país pequeño pero que ha dado al mundo científicos, escritores, deportistas y atletas de primer nivel, como expresión de un pueblo inteligente, sano, cordial y alegre, lo que le permite mantener en muchos campos una influencia mayor a la que podría derivar de su riqueza. Ello, no obstante su idioma uraloaltaico que, junto al finés y al vasco, son tan distintos a los demás de Europa. Él nos resulta muy difícil y -quizás por lo mismo- da a los húngaros esa facilidad para aprender otras lenguas, como lo comprobé de niño con ese joven magiar que vivió un tiempo largo en el hogar de mis padres y que aprendió un buen castellano mientras atravesaba el Atlántico.
Por estas muchas circunstancias, con gran cariño y sentimiento, adhiero al homenaje que hoy se rinde a Hungría y a su pueblo al cumplirse un milenio del nacimiento de su Estado.
He dicho.
--(Aplausos en la Sala y en tribunas).
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Núñez.
El señor NÚÑEZ.-
Señor Presidente, señor Embajador, señoras y señores presentes en este acto de conmemoración, estimados colegas, en nombre de los Senadores Socialistas, deseo adherir al homenaje que hoy se rinde a una nación que, a pesar de las diferencias geográficas que nos separan, es tan particularmente cercana a nosotros: Hungría.
Lo hacemos porque, desde muy pequeños, hemos tenido gran admiración por ese país. Es un enclave físico de extraordinaria singularidad en medio de Europa y se extiende en una llanura maravillosa, muy bella, al sur de los Cárpatos. Su geografía humana es muy particular y seguramente muy distinta de la que tiene la mayor parte de los países que lo rodean. Sin duda alguna, es, como digo, un enclave excepcional dentro de la llamada Europa Oriental.
Política y culturalmente, Hungría ha sido poco conocida en nuestro país, pero creo que el transcurso de los años y la globalización que está viviendo la humanidad nos están permitiendo conocer en forma más esencial lo que fue esa nación.
Como todos sabemos, culturalmente constituyó un baluarte de la denominada cultura occidental y cristiana ante el avance del islamismo. Si se recorre las calles y otros lugares de Hungría, los que me ha tocado conocer, ciertamente puede notarse, tanto en su geografía humana como en su geografía propiamente cultural, la manera como tuvo que enfrentarse a los imperios más poderosos que conociera la tierra.
Pero, además, es un país extraordinariamente interesante por su diversidad étnica y cultural y por el gran respeto de su gente hacia este concepto, que es algo que deberíamos aprender. Es un país diverso y, al mismo tiempo, con gran sentido de pertenencia en la historia de Europa.
Conocí más íntimamente Hungría en 1956, porque me tocó salir a las calles a defender su revolución, impulsada por un hombre, un socialdemócrata: Imre Nagy, quien fuera posteriormente ahorcado por el estalinismo. Era un hombre excepcional y con capacidad de visión. Sólo al término de la Guerra Fría se le dio toda la razón. Quiso hacer de Hungría un país independiente de las influencia soviética. Hizo bien el pueblo húngaro, cuatro o cinco años atrás, al recordar su figura y enterrarlo entre los grandes hombres que han hecho historia y patria húngara. Creo que Imre Nagy vivirá en el corazón de todos los que consideramos la idea del socialismo democrático como muy esencial para entender el desarrollo de la humanidad.
Después de terminada la Guerra Fría, Hungría ha sido, sin duda alguna, uno de los países más señeros de Europa Oriental. A diferencia de Polonia, Eslovaquia, la República Checa y Bulgaria, ha tenido un proceso de transición de gran estabilidad, donde todas las fuerzas políticas, sean de Derecha, de Centro y de Izquierda, han participado en una transición ejemplar.
La forma en que han rotado en el poder también ha sido excepcional. Creo que a nosotros -que vivimos el final, ojalá, de un período de transición- nos convendría conocer más, esencialmente, lo que Hungría ha sido desde ese punto de vista: un país extraordinariamente claro en definir sus horizontes históricos con el objeto de dar estabilidad a su transición política desde el comunismo hacia la democracia.
Señor Presidente, una vez más agradezco al pueblo de Hungría el haber cobijado a tantos compatriotas cuando, por razones que quienes estamos aquí conocemos perfectamente, tuvieron que refugiarse allá. Es maravilloso ver cómo muchos niños chilenos, o jóvenes a esta altura, dominan el húngaro, que, como se ha señalado esta tarde, es tal vez uno de los idiomas más excepcionales e intrincados del planeta.
La situación que les tocó vivir a los integrantes de esa colonia de chilenos -que llegó a Hungría a raíz de los hechos históricos que vivía nuestro país y que posiblemente fueron dolorosos para ellos- les permitió, entonces y ahora, leer en el idioma de origen a los pensadores y filósofos húngaros, a los grandes hombres que ha tenido esa nación y, además, acceder a la cultura húngara.
Una de mis secretarias en el Partido que presido, que vivió muchos años en ese país, habla permanentemente el húngaro como parte sustantiva de su propia cultura. Ella es una como tantas chilenas que podemos ver transitando por las calles de nuestras ciudades.
Reitero nuestros agradecimientos en nombre de todos ellos, porque independientemente de haber sido acogidos en Hungría por existir allí determinado régimen político, supieron lo que significa un pueblo cálido y cariñoso.
Un amigo húngaro me decía: "Tú no conoces la diferencia entre las culturas del vino y la cerveza. Los países de la cultura de la cerveza son distintos; los de la cultura del vino, como Chile y Hungría , son más calurosos y capaces de entender más el alma y la pasión humana".
Por eso, hago votos para que seamos capaces de profundizar aún más los lazos de amistad, económicos y culturales con Hungría. Puedo dar fe de que se trata de una nación excepcional en la historia de Europa y en la realidad que en ese continente se ha tejido después de la caída del muro de Berlín.
Muchas gracias.
--(Aplausos en la Sala y en tribunas).
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Señor Embajador, señoras y señores representantes de la colonia húngara en Chile:
Hablo en nombre de todos los señores Senadores ausentes y de aquellos que no han participado en este justo homenaje que hoy se tributa al pueblo y a la nación húngaros con motivo de celebrarse próximamente mil años desde la creación de su Estado.
Una de las características que refleja con mayor fuerza lo que significa la historia del pueblo húngaro es, precisamente, su lucha permanente por la libertad y la justicia, y también por su sentido valórico y religioso.
Esa lucha por la libertad ha forjado un país que, después de un largo tránsito de dolor, hoy emerge en Europa central como una de las democracias más estables y maduras. Quienes hemos sido testigos de su presencia en el viejo continente, podemos corroborar que en esa democracia están representados todos los pensamientos políticos.
Como muy bien expresó el Senador señor Horvath , esa nación, pequeña como la nuestra, ha entregado un gran aporte al desarrollo universal en todos los sentidos de la expresión humana.
La comunidad chilena también ha recibido el aporte de la colonia húngara tanto en el campo de las artes como en el mundo intelectual, empresarial y académico.
Reitero que Hungría se encuentra hoy en una posición emergente en Europa central e indiscutiblemente será el país que con mayor celeridad integrará la Unión Europea. Este hecho es muy significativo para Chile porque, como expresé en mi última visita allá, puede servirnos no sólo para mantener una relación de intereses -lo cual es legítimo-, sino también para un mayor intercambio cultural y político.
Durante mi estada me llevé la sorpresa de encontrar un libro de Pablo Neruda que no conocía, donde junto a Miguel Asturias habla sobre Budapest y toda Hungría, tierra a la que le canta en su poesía.
Hace algún tiempo recibimos aquí la visita del señor Presidente de la Asamblea Nacional húngara, a quien tuvimos oportunidad de escuchar. En esa ocasión, y por primera vez en la Cámara Alta, en reconocimiento a los méritos de la democracia que él representaba, le hicimos entrega de la Orden al Mérito del Senado de la República de Chile.
Hoy, en mi calidad de Presidente de esta Corporación , junto con adherir a este homenaje, justo y necesario, deseo al pueblo de Hungría una existencia cada día de mayor progreso y prosperidad.
Ruego a los integrantes de la delegación transmitir al Parlamento nuestro saludo y esperanzas.
He dicho.
--(Aplausos en la Sala y en tribunas).
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Se hará llegar al señor Embajador de Hungría en Chile y, por su intermedio, al Parlamento y Gobierno húngaro el texto del discurso del Honorable señor Sabag.
Suspenderé la sesión por algunos minutos para despedir al señor Embajador de Hungría y a los miembros de la colonia de ese país presentes en el Hemiciclo.
Se suspende la sesión.
__________________
--Se suspendió a las 19:12.
--Se reanudó a las 19:17.
__________________
El señor RÍOS (Vicepresidente).-
En la hora de Incidentes, el primer turno corresponde al Comité Institucionales 1.
Tiene la palabra el Honorable señor Martínez.
ANÁLISIS DE DOCUMENTO DE MESA DE DIÁLOGO
El señor MARTÍNEZ.-
Señor Presidente, las Fuerzas Armadas, tanto en servicio activo como en retiro, de una u otra manera habían confiado en la gestión del Supremo Gobierno para dar paso a la concordia y unidad nacional. Pero a la luz de los últimos acontecimientos, especialmente del relativo al juicio político que la Ilustrísima Corte Suprema acaba de cerrar aprobando el desafuero del ex Presidente, ex Comandante en Jefe del Ejército y Senador vitalicio, don Augusto Pinochet Ugarte, me siento en la obligación de exponer algunas ideas al respecto. Tales ideas permanecieron silenciadas por muchos en la creencia de que se harían gestos mínimos de apoyo a la verdad, y de que se reconocería la buena voluntad demostrada por las Fuerzas Armadas y de Orden al firmar el documento que emitió la Mesa de Diálogo.
Como a mi juicio ese proceder no fue correspondido en la forma que se merece, ni por el Gobierno actual, ni en su época por las dos anteriores Administraciones de la Concertación, he decidido exponer un análisis de aquel documento, porque lo considero necesario para establecer algunos parámetros que, con los antecedentes que voy a señalar, son firmes en su historia, documentados y claros en su sentido.
Quiero expresar que, por lo menos el personal en retiro de las Fuerzas Armadas (no puedo hablar por el que se encuentra en servicio activo porque respeto su autonomía constitucional), siente un profundo malestar e inquietud, y el claro efecto de comprobar que en Chile no existe ya Estado de Derecho, después de haber ocurrido lo que ayer se expuso a la nación en torno del desafuero del Senador señor Augusto Pinochet Ugarte.
Tales hechos me han llevado a expresar algunas consideraciones sobre el documento de la Mesa de Diálogo en el sentido de que éste, que fue firmado con espíritu positivo, hoy queda evidentemente desvirtuado.
Dicho documento, que a altas horas de la madrugada del día martes 13 de junio de 2000 fue suscrito por los integrantes de la llamada Mesa de Diálogo, y que ha sido presentado como una verdadera "carta magna" para el acuerdo y la reconciliación entre los chilenos, adolece de omisiones, errores, asimetrías, incongruencias, reduccionismos, relativizaciones e intencionalidades más o menos encubiertas, que hacen imperativo el dilucidarlas, aunque en esta ocasión sean sólo algunas, y someramente, para evitar las gravísimas consecuencias que de otro modo podrían seguirse.
1.- Como primera observación, debe señalarse la vaguedad de su frase inicial. Al enunciar que "subsiste entre los chilenos un desencuentro que dificulta que el país avance unido hacia el futuro", es al menos frívolo no precisar en qué consiste el desencuentro, cuáles son sus causas, y en qué medida ellas dificultan el "avance unido hacia el futuro". En toda sociedad existen desencuentros; pero hay períodos decisivos de su historia en que estos desencuentros pueden alcanzar tal entidad, que lleven a la desintegración de la sociedad, como fue el originado por el proyecto político de la Unidad Popular.
No puede llegarse a acuerdos útiles si se escamotea o evade decir las cosas en su más profunda verdad, y señalando las causas de origen de un problema. Cuando se trata de materias tan delicadas, debe buscarse la mayor precisión y claridad para poder desvanecer dañinos errores e incomprensiones, y remover las causas de los males que se identifican. Éste es el mínimo respeto que un pueblo debe pedir a quienes actúan en su nombre, en términos de que no lo engañen bajo elipsis o equívocos.
2.- Agrega el documento que "Chile sufrió a partir de la década de los sesenta una espiral de violencia política, que los actores de entonces provocaron o no supieron evitar". Esta frase no sólo es vaga e imprecisa, sino además tendenciosa, pues deja la impresión de que todos participaron en un grado al menos parecido de la violencia, o del clima que la generó.
Esto es absolutamente falso. La violencia en Chile fue propugnada, organizada, justificada y ejercida por las distintas ramas de la ideología marxista. Tal consecuencia de esa ideología y de los movimientos marxistas en sentido violentista, es un elemento de la esencia de esa ideología, y, en concreto, venía siendo propugnada en Chile por los movimientos políticos adscritos a ella en forma creciente desde los años veinte.
Recuérdese, entre otros tantos episodios, la creación del Partido Comunista a menos de cinco años de la Revolución de octubre; la prohibición gubernativa de la acción de ese Partido en la segunda mitad de los mismos años veinte; el amotinamiento de la Escuadra con signo marxista revolucionario en 1931; el acceso al poder por vías no democráticas de la Izquierda, al Gobierno en 1932, declarando oficialmente a Chile como República Socialista; la creación y acceso al poder del Frente Popular, nombre y fórmula política adoptada por la Internacional Comunista en esos tiempos, y que ya había tenido su violento debut en España; la llegada al Gobierno, con don Gabriel González Videla , de cuatro ministros comunistas; y la conspiración revolucionaria y agitación subversiva marxista que obligó al mismo Presidente a separarlos de su Gobierno y ponerlos fuera de la ley, con aprobación del Congreso Nacional y aplicando la Ley de Defensa Permanente de la Democracia, en 1948.
Y en el campo internacional no pueden olvidarse grandes hitos del asedio violento de la ideología marxista, como fueron los que constituyeron la consolidación de la Unión Soviética con decenas de millones de muertos; el consiguiente movimiento de expansión del dominio universal del comunismo impulsado por ella, que con violencia tuvo intentos y éxitos en Europa, no pudiendo dejar de mencionarse en este punto la sangrienta guerra civil española; la serie de golpes de Estado mediante los cuales la Unión Soviética se hizo del poder total en las regiones europeas ocupadas militarmente por ella (podemos mencionar el caso de Hungría), aprovechándose de los acuerdos de Teherán, Yalta y de Postdam; el bloqueo de Berlín; el comienzo por la Unión Soviética de una guerra revolucionaria con miras a obtener el control del mundo, lo que llevó al inicio de la Guerra Fría y a la creación de alianzas de protección, como la NATO, la ASEAN, el Pacto de Río de Janeiro; el triunfo comunista de Mao en China; la guerra de Corea; el triunfo de Castro en Cuba; la expansión sediciosa, terrorista y bélica cubana en América Latina y África (el Che Guevara en Bolivia, los Tupamaros en Uruguay, los Montoneros en Argentina, el MIR en Chile, etcétera); la constitución de la Conferencia Tricontinental, a la cual adhirieron don Salvador Allende Gossens y los partidos marxistas chilenos; la OLAS; el apoyo soviético a los procesos revolucionarios incoados en muchos países del mundo, en armas, entrenamiento político, espionaje, subversión terrorista y bélico; la caída de Indochina y la guerra de Vietnam, etcétera. Todo esto con derroche de sangre humana y destrucción de toda estructura democrática.
Este cuadro apenas esbozado adquirió especial virulencia y animosidad, y con el ordenamiento bipolar un indecible temor colectivo popular fue tomando cuenta de la realidad internacional, en la que las dos superpotencias encabezadas por Washington y Moscú tenían la capacidad de destrucción atómica. No pudiendo recurrir a ella por el contraataque, el conflicto impulsado por la Unión Soviética se trasladó a otras partes del mundo, con la pavorosa consecuencia de que nación que cayera bajo la órbita soviética era irrescatable. Un episodio anecdótico de la realidad psicológica que llegó a vivirse hasta las cercanías del acceso al Gobierno de la Unidad Popular, fue la dramática organización de fuerzas políticas a la que muchos fueron compelidos para evitar el triunfo de aquélla en 1964. Los comunistas la llamaron la "campaña del terror", pero la justificación era abrumadora. Una expresión muy significativa de esto fue la publicación, ya en las elecciones de 1964, de un libro titulado "Allende ganó", en el que se describían todas las secuelas que esto acarrearía, las que en verdad quedaron pálidas frente a la realidad que se vivió con el acceso del marxismo al poder en el año 1970.
La profundización e ilustración acabada de todos los puntos esbozados es indispensable para comprender y evaluar las motivaciones objetivas y la dimensión subjetiva de los hechos ocurridos con posterioridad al 11 de septiembre de 1973, y de la reacción popular y de la subsiguiente acción defensiva de las Fuerzas Armadas frente al ataque del marxismo. Estas dimensiones, objetivas y subjetivas, son esenciales para toda justa ponderación de la gesta del 11 de septiembre y del proceso posterior, que corresponden a la aplicación de los principios básicos de justicia respecto de todo acto humano.
Este ataque se concentró en Chile con particular intensidad, tanto por su importancia estratégica convencional, cuanto por su capacidad como base de acción para América del Sur y como modelo propagandístico del "socialismo con rostro humano", fundamental para la guerra psicológica, sobre todo en Europa, en la línea estratégica del "Eurocomunismo". Lo último se demuestra por el hecho de que la caída de la Unidad Popular llevó inmediatamente, y con mención expresa por parte de Berlinguer, ideólogo y secretario del Partido Comunista Italiano, a cambiar la estrategia eurocomunista por una nueva estrategia, la del "compromiso histórico", en cuya lógica se puede citar a la actual Concertación.
La violencia fue propugnada en la política chilena sólo desde la Izquierda, en cuanto instrumento de la revolución, en el sentido pleno de la ocurrida en Rusia en 1917. Fuera de la Izquierda marxista, no puede acusarse de propugnar la violencia ¿o la vía armada-, como método de acción política, a ningún otro grupo del Chile de entonces. Esto se explica pues en el marxismo la acción revolucionaria es consecuencia de la teoría revolucionaria, por lo que no se conoce otra doctrina en la que el uso de la violencia tenga la sistematización teórica y práctica que tiene el marxismo, lo que coherentemente se aplicó también en Chile.
De ahí que el anuncio de la construcción del llamado "socialismo por la vía pacífica y democrática" sólo constituía un eslogan de captación demagógica por parte del señor Allende , como bien lo recordó en 1972 su entonces Subsecretario de Justicia , don José Antonio Viera-Gallo , en el sentido de que dicha construcción sociopolítica sólo podía ser posible mediante la "Dictadura del Proletariado". Con esto no hacía sino sacar las consecuencias de lo dicho por el Presidente Allende en su mensaje del 21 de mayo de 1971, en cuanto a que lo que ocurrió en Rusia en 1917 ahora sucedía en Chile, y que ambas situaciones perseguían un mismo objetivo, amenazando que si no se aceptaba la vía "pacífica" ineluctablemente sobrevendría la violencia revolucionaria.
Pero si los actores políticos no marxistas eran extraños a la idea de tales métodos, mucho más lo fueron las Fuerzas Armadas, antes de ejercer unidas e institucionalmente el derecho natural de rebelión, el 11 de septiembre de 1973. Ahora, si se entiende por "violencia" el cumplimiento de las órdenes del Gobierno central para restablecer el orden ante acciones sediciosas de Izquierda, como ocurrió en el período del señor Frei Montalva , sería otra cosa; pero no cabe duda de que en tal caso cumplieron su deber de obediencia al Poder Ejecutivo.
En consecuencia, la frase comentada, "Chile sufrió a partir de la década de los sesenta una espiral de violencia política, que los actores de entonces provocaron o no supieron evitar", es gravemente inductiva a error y constituye una injusta e injuriosa imputación a los sectores políticos no marxistas, pero, sobre todo, a las Fuerzas Armadas, que no puede dejarse pasar, en especial cuando se considera que ellas fueron los determinantes avales del respeto constitucional del acceso al Poder del Presidente Allende , a quien estuvieron subordinadas hasta el colapso de su Régimen el 11 de septiembre de 1973.
En especial la expresión "que no supieron evitar" es particularmente injusta, pues frente a sectores amplios, agresivos y decididos a imponerse por la vía armada, llegó un punto en el que los demás, o se sometían a la violencia de ellos -lo que en este caso habría significado la destrucción de Chile-, o se defendían con todos los medios que fueren haciéndose necesarios. No puede acusarse de no haber sabido evitar la violencia a quienes la sufrían, los que para evitarla habrían debido convencer de lo maligno de su ideología a las fuerzas que dogmáticamente la propugnaban.
La Izquierda revolucionaria no sólo no quiso cambiar de ruta, sino que incrementó su organización bélica y articuló un sistema en el que las acciones terroristas servían a quienes aparecían tácticamente como más moderados. Así, un cotejo de las acciones del Partido Comunista y del MIR es altamente ilustrativo acerca de cómo, más allá de sus recíprocos reproches, las acciones del segundo apoyaban objetivamente los designios del primero.
¿Sería responsabilidad del Presidente señor Frei Montalva el no haber sabido evitar la violencia? Cabe hacerse la pregunta, pues su mandato cubre más de la mitad de los años sesenta. ¿Sería responsabilidad de don Edmundo Pérez Zujovic el no haber sabido evitar la violencia que llevaría a su asesinato? ¿O tal vez de don Bernardo Leighton ? ¿O de don Jorge Alessandri o de don Sótero del Río?
Se reafirma en este somero análisis que la acusación de propugnar o ejercer la violencia no puede hacerse legítimamente sino a la Izquierda revolucionaria marxista. Éste es un hecho histórico objetivo, y no sólo en Chile, sino que para la generalidad de los países donde la Izquierda marxista trató de llegar al poder o lo logró hacer.
Esta realidad estaba muy viva y presente en el Chile de entonces, según ya se señaló, generando las más graves aprensiones para el futuro, sobre todo dada la proximidad de las masacres de Cuba, Checoslovaquia y Hungría en los años 56, 60 y 68, tragedias ante las cuales el Occidente nada pudo hacer por el esquema bipolar atómico. La ideología marxista y su praxis mundial producían la más fuerte convicción de que una vez iniciado el proceso de construcción de una sociedad socialista no iba a ser posible revertirlo, y a esto se agrega que el marxismo exhibía la violación permanente, sistemática y masiva de todos los derechos humanos. Debe tomarse en cuenta además el radical daño moral y el agudo daño psicológico que las referidas graves aprensiones causaban en la gran mayoría del pueblo de Chile, fenómeno que naturalmente debe ocupar un lugar de primera consideración en la hoy denominada violación a los derechos humanos.
En consecuencia, la frase en análisis en este acápite 2, y la que sigue: "fue particularmente serio que algunos de ellos hayan propiciado la violencia como método de acción política", no pueden ser aplicadas seriamente sino que a la Izquierda marxista, y en forma más o menos próxima a toda la Izquierda, sus partidos políticos y movimientos "palos blancos" de distinta adjetivación.
3.- La señalada acción subversiva y revolucionaria que el documento recoge en la frase: "este grave conflicto social y político culminó con los hechos del 11 de septiembre de 1973, sobre los cuales los chilenos sostienen, legítimamente, distintas opiniones", requiere indispensables e insoslayables precisiones.
La acción subversiva marxista puso al país en la necesidad inaplazable de rectificar el curso de los hechos y restaurar la institucionalidad quebrantada. El pueblo lo pedía a gritos y en multitudinarias manifestaciones a lo largo del país. También lo hicieron los sindicatos ¿recuérdese la histórica marcha de los mineros de El Teniente-, los gremios, los colegios profesionales ¿entre ellos, el Colegio de Abogados-, la Corte Suprema y la Cámara de Diputados.
Frente al clamor nacional y al real e inminente peligro de caer en la situación sin retorno de la dictadura del proletariado, que como todos saben es la dictadura de la cúpula marxista sobre un pueblo aterrorizado y proletarizado, y que siguiendo tal ideología se ejerce implacable y violentamente en todos los ámbitos, incluidos los reductos más íntimos del alma humana, las Fuerzas Armadas y de Orden debieron reconocer el clamor del pueblo, la gravedad de la situación, y actuar en cumplimiento de su deber.
El terror marxista y la desintegración institucional y social que Chile estaba ya sufriendo en proporciones límites, y cuya trágica realidad ha sido abrumadoramente confirmada para todo el mundo por la documentación que ha surgido a partir de la caída de la Unión Soviética, hicieron colapsar la democracia chilena, el Estado de Derecho y su institucionalidad. El último recurso de Chile para evitar caer sin retorno en el totalitarismo comunista y en el sometimiento a potencias extranjeras fue la acción de quienes por naturaleza son defensores del ser nacional.
Los chilenos de hoy, desgraciadamente no siempre bien informados, podrán tener distintas opiniones subjetivas o ideológicas sobre la gesta del 11 de septiembre de 1973. Pero legítimamente nadie puede negar la verdad de la naturaleza de las causas señaladas, ni la malignidad intrínseca, teórica y práctica del marxismo, cuyos seguidores amenazaban tomar el poder total.
La acción militar fue ineludible por la malignidad del proyecto político de la Unidad Popular que aplicaba la intrínsecamente perversa doctrina marxista (Pío XI, Encíclica Divini Redemptoris ; Juan Pablo II , Encíclica Dominum et Vivificantem, Nº 56) y por la situación límite a que la creciente y sistemática violencia del marxismo llevó a Chile. Reitero, pues, que la revolución y su violencia inseparable, según la naturaleza misma del marxismo, fueron la causa del 11 de septiembre de 1973.
El documento al considerar opinables -en un mismo plano y sin referencia a la verdad- las distintas posiciones respecto de materias tan graves y acciones tan sustantivas y, más adelante, al centrar su condena sólo contra el Régimen militar, categoriza la realidad según la doctrina marxista, que en su ejercicio dialéctico considera válida únicamente su propia posición. La referencia a una condena, que hace más adelante, a la violencia política cometida por "algunos opositores al régimen militar" no aparece sino como una mera concesión táctica para afianzar el triunfo estratégico del planteamiento que se conforma a la doctrina marxista.
4.- Tal planteamiento explica porqué se usa un tono absoluto en el siguiente párrafo: "Sin embargo, hay otros hechos sobre los cuales no cabe otra actitud legítima que el rechazo y la condena, así como la firme decisión de no permitir que se repitan graves violaciones a los derechos humanos en que incurrieron agentes de organizaciones del Estado durante el Gobierno Militar. Nos referimos también a la violencia política cometida por algunos opositores al Régimen Militar.".
Contrasta la aquiescencia a las distintas opiniones respecto de la legitimidad del 11 de septiembre, con la severidad absoluta y unívoca con que sólo se acepta como legítimo el rechazo y la condena a las graves violaciones a los derechos humanos. En una interpretación correcta, esto último es claramente aceptable, pero en el contexto del manejo dialéctico de la semántica que la Izquierda ha hecho, concretamente en Chile, del tópico "derechos humanos" como instrumentos de su acción -pese a haberlos violado como nadie- es fácil tragarse, al aceptar sin más tal rigorismo, un contrabando y engrosar la comparsa de tontos útiles de la estrategia del marxismo que iza como bandera los derechos humanos.
Hay muchas situaciones que pueden afectar a las personas o comunidades y que están justificadas, por lo que no puede permitirse que con facilidad se las estigmatice con la consigna condenatoria de los derechos humanos que, vista las cosas desde esta perspectiva, terminan siendo una patente de impunidad para la subversión. En la guerra semántica marxista los derechos humanos son erguidos para protegerse de la legítima defensa y quedar impunes en su acción depredadora. Al no saber discernir este vital aspecto, el mundo de hoy está tan influenciado por esta campaña psicológica, que basta que la Izquierda marxista esgrima la causa de los derechos humanos para que se enerven indispensables y adecuadas acciones defensivas.
Con este criterio instrumentalizador, la Izquierda marxista ha logrado no sólo actuar en el devenir de muchas situaciones, sino que ha permeado una parte importantísima del esquema de convenciones internacionales, las que con diligencia las ha hecho aplicables a algunos países aun a costa de sobrepasar su soberanía. Esta observación adquiere especial relevancia si se tiene en cuenta que todas las estructuras multinacionales están influenciadas en su dirección por la Izquierda.
La palabra "algunos", que parece denotar un número irrelevante, comprende en realidad la totalidad de la Izquierda y sus mandantes extranjeros. Y ya hemos señalado cómo la referencia que la sigue tiene el carácter de una mera concesión táctica. Si somos equitativos debemos preguntamos por qué no se usa la misma palabra "algunos" para referirse a los agentes del Estado. Obviamente, para dar una impresión de carácter masivo y sistemático de la violación a los derechos humanos como política de Estado del Régimen militar, mientras se reducen y se induce a pensar que fueron episódicas, accidentales e inconexas las acciones de violencia contra ese mismo Gobierno.
Tampoco se distingue entre las que fueron acciones legítimas contra el terrorismo, la subversión y la traición, y los abusos que fueron cometidos o que pudieron cometerse. Con lo que se muestra una vez más la asunción de un esquema marxista para interpretar los acontecimientos, agravado por el hecho de que la verdadera sistematicidad es propia de la ideología marxista y no de la civilización cristiano occidental.
Lo propio del marxismo es considerar bueno lo que a través de la fricción dialéctica lleva al objetivo que él postula. Por ello, se absuelven en toda la medida posible para una presentación aceptable los actos de sus seguidores, mientras se demonizan en absoluto los de quienes se le oponen. La verdad en el marxismo no es la conformidad con la realidad de las cosas, sino el resultado de la dialéctica, lo que lo coloca, en cuanto a vanguardia dialéctica, en poseedor absoluto de la verdad, aunque haga en la praxis dialéctica algunas concesiones tácticas. La sana doctrina, en cambio, indica que varios pueden participar de la verdad en distintos grados, lo que hace que, aun teniendo conciencia de tener la razón, pueda considerarse que también otros posean parte de ella.
5.- Como resultado de todas estas manipulaciones aparece, entre otras cosas, reducida a la dimensión de un acto arbitrario y no motivado ¿o quizás con malos propósitos- la gesta del 11 de septiembre. La verdad es que ella fue el cumplimiento de una precisa obligación de Derecho Natural, lo que le otorga una auténtica legitimidad y la reviste de un carácter fundacional para toda la institucionalidad actual. El 11 de septiembre no es un acto más de la "espiral" de la violencia de que habla la declaración, con lo cual incorpora a ambos en la dialéctica de la visión marxista, sino que es precisamente una acción de carácter totalmente diferente.
Llama la atención que la declaración no distinga entre la moralidad y eticidad de esta acción legítima y restauradora, y la violencia totalitaria que la precedió y que después la combatió con exasperada agresividad a nivel nacional e internacional. El documento, en su segundo párrafo, queriendo aparecer equilibrado después de hablar de violencia política y de su método como acción política que "algunos" habrían adoptado "a partir de la década de los sesenta", agrega que "este grave conflicto social y político culminó con los hechos del 11 de septiembre de 1973". El giro empleado en esta parte da la idea de que la gesta del 11 de septiembre de 1973 es una mera continuidad integrada al clima de violencia que pretende describir. Lo que corresponde diferenciar es que "este grave conflicto social y político" no culminó con los hechos del 11 de septiembre de 1973, sino con el colapso del esquema social y político de Chile, el cual es enteramente separable de tal suceso histórico.
Mientras la violencia revolucionaria, dialécticamente concebida, mira al sojuzgamiento totalitario, el 11 de septiembre se realizó para restablecer el Derecho. No son equiparables, ni son de suyo de la misma naturaleza. No es un acto más de la espiral de violencia, hermanable con ella. Es precisamente lo contrario, en el sentido no de una mera oposición, sino de la acción constructiva de restauración del Derecho.
La fuerza no es sinónimo necesariamente de injusticia ni de opresión, sino que depende sustancialmente de la finalidad a la que sirva. Si está al servicio de un proyecto totalitario, será lo peor imaginable. Si está al servicio de la verdad y del bien, realiza el Derecho y es no sólo legítima, sino imperativa y obligatoria. No es lo mismo el asesinato que la legítima defensa, la que es el ejercicio legítimo de un derecho. No es lo mismo la subversión marxista que la legítima defensa frente a ella que, tratándose de la patria, no sólo es un derecho, sino un inexcusable deber.
Es gravemente injusto condenar las acciones defensivas del Gobierno militar, sin hacer una referencia suficientemente clara a la tremenda acción terrorista y antichilena desarrollada por la Izquierda marxista y por la superpotencia a la que servía. Nadie honestamente puede negar que todos los países del mundo se defienden del terrorismo y de la subversión y, en general, de toda ofensiva contra ellos. En el caso de Chile, tal ofensiva adquirió la máxima intensidad.
La reacción soviética posterior al 11 de septiembre de 1973 en contra del Gobierno de Chile fue de una virulencia, tenacidad y duración que sólo se explican si se entiende cabalmente que el fracaso en Chile, además de privar al poder soviético de una posición estratégica marítima privilegiada para el control del paso Atlántico-Pacífico, y de una cabeza de puente para la expansión en América del Sur, provocaba daños psicopolíticos tremendos al imperialismo marxista. En efecto, la misma publicidad comunista del caso chileno para persuadir a los electores de Europa Occidental hizo que su fracaso actuara en igual medida contra ella, y los daños serían mayores si se llegaba a conocer la verdad de lo ocurrido en Chile antes del 11 de septiembre, pues constituyó la primera derrrota social del comunismo. Además representaba la ruptura del mito de la irreversibilidad de la Revolución y de la inevitabilidad de su triunfo, así como un daño gravísimo al prestigio imperial soviético, de enorme relevancia para la guerra psicológica revolucionaria.
¿Hemos olvidado las transmisiones de Radio Moscú y de otras radiodifusoras, llamando diariamente a la subversión y a la traición, hasta el punto de apoyar a nuestros potenciales enemigos extranjeros en los casos en que hubo riesgo inminente de una agresión armada contra Chile?
La lista de acciones terroristas subversivas es enorme. Pero para dimensionar su magnitud no olvidemos que, como lo ha recordado recientemente la ex Ministra de la Corte de Apelaciones de Santiago , señora Raquel Campusano , el país estaba lleno de miles de extranjeros armados, y el masivo pertrecho de armas y municiones de dimensiones formalmente bélicas, que se ingresaron por Carrizal Bajo, en colaboración con una potencia enemiga, así como la impresionante organización, agresividad y poder de fuego del atentado contra el Presidente Pinochet. Hechos estos dos últimos acaecidos en 1986, año declarado como "decisivo" para el Partido Comunista chileno.
El señor RÍOS ( Vicepresidente ).-
En el tiempo del Comité Socialista, tiene la palabra el Honorable señor Viera-Gallo.
DESAFUERO DE SENADOR SEÑOR AUGUSTO PINOCHET
El señor VIERA-GALLO.-
Señor Presidente, deseo aprovechar estos minutos no para referirme a los hechos abordados por el Honorable señor Martínez, porque para eso habrá una sesión especial convocada para el miércoles próximo, sino para hacer algunas reflexiones en torno de la sentencia de la Corte Suprema por la cual se ha levantado la inmunidad al General Pinochet.
En primer término, me parece muy importante señalar con toda claridad algo que es una verdad evidente: estamos ante un proceso judicial y una resolución del más alto tribunal de la República, por lo cual no corresponde descalificar livianamente la decisión, como si ella fuera de índole "política".
Ha quedado demostrado, ante todo, que se podía hacer un juicio en Chile al General Pinochet. Ello reviste suma trascendencia, porque por mucho tiempo esto no fue comprendido en el extranjero cuando el Gobierno del Presidente Frei y los Cancilleres José Miguel Insulza y Juan Gabriel Valdés , entre otros, sostenían que era posible juzgarlo en nuestro país, y que no sólo era inconveniente, sino ilegítimo que otros países se arrogaran jurisdicción en ese sentido. Parece absurdo que quienes sostuvieron por parte de la Oposición esta misma tesis, una vez que se produce el juicio descalifiquen el proceso, como si éste tuviera o no tuviera valor según su resultado.
Considero muy relevante traer a colación lo que escribe hoy día el diario "Liberación", de Paris, en su editorial, donde dice que "si el procedimiento judicial que llevó adelante el juez Garzón hubiera tenido pleno éxito, habríamos asistido a un espectáculo por lo demás ambiguo, donde un dictador habría sido juzgado por un cuerpo de magistrados nacido de otra dictadura, la franquista, frente a la cual ese cuerpo de magistrados se ha acomodado sin graves problemas de conciencia y sin que ningún juicio se haya hecho en contra de ninguno de los miembros del poder franquista. Es infinitamente más lógico que el General Pinochet dé explicaciones ante la judicatura de los tribunales de su propio país".
Y, entre otras cosas, agrega que "es lo que sostenían, aun antes de ganar las elecciones, muchos chilenos progresistas".
Y esa posición de "muchos chilenos progresistas" no sólo no fue comprendida en el extranjero, sino que incluso "vilipendiada" por parte de la Izquierda extrema en el extranjero y también por la Izquierda extrema en Chile. Y pienso que es muy importante hoy día reivindicar tal posición.
Lo otro que estimo digno de consideración es que no es frecuente en la historia de un país, luego de una transición política -no de una revolución, sino de una transición- que se juzgue a quien ha ejercido el Poder en forma autoritaria o dictatorial, como se quiera denominar, pero, en todo caso, un poder absoluto. Esto no sólo por razones políticas, sino porque también resulta muy difícil enmarcar los procesos de toma y ejercicio del Poder cuando ha habido un ejercicio de la violencia dentro de los cánones jurídicos, tanto nacionales como internacionales. Esos procesos suponen una ruptura violenta del orden jurídico, que algunos justificarán, como lo ha hecho el Senador Martínez , y otros no justificaremos; pero nadie podrá negar que ese día 11 de septiembre, y a partir de allí, hubo mucha violencia por parte del Poder, para apoderarse de él, primero, y para ejercerlo, después.
Por otra parte, la institucionalización de un régimen de esas earacterísticas, nacido del uso de la fuerza militar, de ese nuevo poder, supone una cierta adecuación a alguna legalidad que le es propia. Pero la verdad es que resulta extremadamente complejo que un régimen de facto, surgido de ese grado de ejercicio de la violencia, pueda ajustarse a cánones jurídicos. Por eso, es muy difícil que se pueda juzgar un proceso político a raíz de principios jurídicos. El Código Penal y el Derecho Humanitario tratan de establecer límites al ejercicio del poder, incluso para los períodos de excepción.
Pero nos preguntamos qué es lo que se ventila ante los tribunales en este juicio. No se ventila un juicio al proceso político que vivió Chile a partir del 11 de septiembre de 1973. Quien así lo entienda, se equivoca. Es pretender "judicializar" la política. El proceso político que ha vivido nuestro país merecerá el juicio que cada uno de nosotros tenga al respecto. En mi caso personal, es muy crítico acerca de lo ocurrido en Chile durante el Gobierno militar. Habrá quienes tengan otra opinión en este sentido. Pero esa polémica no se resuelve en los tribunales, ni por una sentencia judicial, porque no es eso lo que se discute; y si algunos quieren endilgar a los tribunales la solución de esa disputa, cometen, a mi juicio, un gravísimo error.
Lo que se está ventilando ante los tribunales son hechos precisos, que revisten caracteres de delito y responsabilidades individuales en su ejecución. En el caso que nos ocupa se trata de la llamada "Caravana de la Muerte" donde fueron asesinadas 70 personas, cuyos cadáveres no han aparecido hasta el día de hoy.
Eso es lo que se discute, y quiénes son los responsables de esos hechos. No se está discutiendo ni la legitimidad o ilegitimidad del 11 de septiembre, ni tampoco lo negativo o positivo que haya tenido el Régimen del General Pinochet. Se está discutiendo una cosa sumamente clara y precisa. Eso es lo que se puede establecer en los tribunales. Hay muy pocos casos en que los tribunales pueden emitir un juicio sobre procesos políticos globales. Básicamente, se trata de tribunales que han nacido después de una guerra, cuando han ocurrido crímenes masivos como el genocidio, por ejemplo. Tal es el caso de los tribunales de Núremberg o de Tokio, o cuando recientemente se han producido genocidios en países como Ruanda y Bosnia. Pero, normalmente, los tribunales de un país, cuando someten a juicio, aun a personas que han ejercido en forma autoritaria o dictatorial el poder, no emiten pronunciamiento sobre su dictadura o régimen autoritario, sino respecto de hechos precisos.
¿Qué establece el fallo que comentamos? Que hubo graves delitos cometidos en el norte, por la llamada "Caravana de la Muerte"; que, independientemente de la calificación jurídica definitiva que esos hechos tengan, ha habido una antijuridicidad evidente de los mismos, es decir, una tipicidad genérica que amerita que se pueda continuar el juicio; y, además, que existen fundadas sospechas de que el General Pinochet tuvo responsabilidad directa en esos hechos (once ministros sostienen que como autor, y tres, como encubridor).
Eso es lo que se tiene que dilucidar ahora. Queda así abierta la puerta para el proceso judicial, y la responsabilidad de llevarlo adelante recaerá en el magistrado señor Juan Guzmán. Y -como él ha señalado, incluso recientemente en el diario "El Mercurio"- una de sus primeras medidas será ordenar los exámenes médicos para saber si el General Pinochet se encuentra en capacidad procesal para llevar adelante el juicio, pues, cuando se le practicaron los exámenes médicos en Inglaterra, se sostuvo que él no estaba en esas condiciones, y ése fue el motivo por el cual en esta misma Sala se levantaron tantas voces para indicar que él no podía intervenir en el juicio de extradición que se estaba pleiteando en Londres. Eso es -reitero- lo que hay que decidir ahora: si existe o no esa posibilidad en Chile.
Ahora, a mí no se me escapa que de estas decisiones judiciales, que tienen mérito estrictamente judicial, pueden sacarse consecuencias políticas. No cabe la menor duda. Y cada cual tiene derecho a hacerlo. Pero creo que sería grave si esas consecuencias políticas simplemente se endilgan o atribuyen a la Corte Suprema, en un sentido o en otro, desnaturalizando la función propiamente jurisdiccional.
Por eso, creo que debiéramos tener mayor respeto hacia nuestros tribunales. Cada uno podrá deducir ciertas consecuencias, que son evidentes. Para mí, la principal es la que aprecio cuando veo en la prensa internacional el enorme impacto que esta decisión ha tenido en el mundo.
Tengo a la mano el diario "Le Monde" -no voy a leer las declaraciones de los personeros de distintos gobiernos de Izquierda, porque, por cierto, puede sostenerse que allí hay cierta visión parcial-, donde el Presidente Jacques Chirac , de Derecha (nadie podrá considerarlo afín a Salvador Allende ), expresa que ha recibido con satisfacción la decisión de la justicia chilena de levantar la inmunidad parlamentaria al General Pinochet.
Por su parte, el Departamento de Estado de los Estados Unidos, del Gobierno del Presidente Clinton, calificó de "histórica" la decisión judicial. "Es importante para Chile," -agrega- "para un estado de derecho y para el desarrollo y la protección de los derechos humanos.".
El diario "El País" dice: "El efecto Pinochet resuena sobre todo en otros lugares de Latinoamérica (Paraguay, Argentina), pero llega hasta África y Asia.". Es decir, existe el reconocimiento de la importancia que reviste el hecho de que, cuando aparecen eventuales responsabilidades en delitos graves, las personas no se pongan por encima de la ley, que no haya nadie por encima del derecho ni de los tribunales, por mucha fuerza que hayan tenido. Me parece un punto relevante, y todos debiéramos contribuir para que así sea en Chile y en otras partes.
Señor Presidente , no soy de los que esperaban con gran pasión la decisión de nuestro más Alto Tribunal. Desde hace muchos años tengo un juicio muy claro sobre los acontecimientos políticos chilenos, y, por tanto, las resoluciones judiciales, en uno u otro sentido, no iban a cambiar mis convicciones. Tampoco atribuyo al fallo de la Corte Suprema una importancia muy decisiva en cuanto a zanjar el juicio histórico que, al final, se tendrá sobre todos esos años tan convulsionados en Chile. Muy por el contrario, pienso que la resolución judicial tiene su valor en el ámbito estrictamente jurisdiccional. Hay que respetar lo que haga el ministro señor Guzmán. Se trata de un proceso que todavía puede presentar muchas idas y venidas. Sí es efectivo que el gran valor que mucha gente atribuye a esa decisión -entre otros, en el ámbito internacional- es que ninguna persona puede estar por encima de la ley, por poderosa que haya sido o por mucho apoyo que tenga.
A mi juicio, hablaría bien del General Pinochet si se sometiera, como ciudadano, a la justicia chilena. Incluso, cuando estuvo detenido en Londres, sus familiares dijeron que él estaba dispuesto a enfrentar los tribunales de su país. Entonces, que lo haga, y ahí se verá cuál es su grado de responsabilidad en los hechos que se le imputan.
Por eso, cuando hay tanta pasión desplegada sobre estos eventos, he intervenido hoy justamente para señalar el carácter jurisdiccional que tiene esta controversia y tratar de poner un poco de cordura o serenidad en el análisis de los hechos, de manera que los avances logrados en el campo de la reconstrucción democrática, de la convivencia nacional, de la reconciliación en el país, salgan favorecidos con el proceso judicial, como señaló el ministro señor Guzmán. Ésa es su esperanza: que la verdad devuelva a las víctimas de las violaciones a los derechos humanos la confianza en las instituciones.
Por otra parte, las personas que hoy día se ven afectadas pueden defenderse, como es su derecho, ante los tribunales. Pero no pueden pretender colocarse por sobre la ley o establecer la impunidad como condición sine qua non del funcionamiento normal de las instituciones. Eso no puede ser.
Para concluir, quiero plantear que el fallo judicial debiera ser leído atentamente por todos y meditado en forma muy seria.
El señor RÍOS ( Vicepresidente ).-
El Comité Institucionales 2 no intervendrá.
El turno siguiente pertenece al Comité Mixto, Partido Por la Democracia.
Tiene la palabra el Honorable señor Muñoz Barra.
DESAFUERO DE SENADOR SEÑOR AUGUSTO PINOCHET
El señor MUÑOZ BARRA.-
Señor Presidente, resulta absolutamente natural y comprensible la reacción emocional que ha producido el desafuero del Senador señor Pinochet.
Para quienes fuimos actores, hace ya 30 años, de todos estos acontecimientos, jamás podríamos haber soñado entonces un hecho como el que acaba de ocurrir. Para las generaciones nuevas también es impactante, porque es la primera vez que ocurre respecto de una persona que ejerció la más Alta Magistratura del país. Ha habido gobernantes trágicamente fallecidos, como Portales, Balmaceda y Allende. Las pasiones de la época hicieron que Manuel Montt fuera sometido a juicio político. Alessandri e Ibáñez sufrieron el exilio. Pero el hecho de que un ex Presidente de la República sea objeto de un fallo de la Excelentísima Corte Suprema, que por 14 votos contra 6 (esto es, una votación muy contundente) desafuera a un Senador de la República por actos criminales cometidos durante su Gobierno, en que hay sospechas de participación del General Pinochet, es único en la historia de Chile y con muy pocos precedentes en la historia mundial.
Es cierto que otros personeros han sido sometidos a juicio. Por ejemplo, los de Argentina y los coroneles griegos. Pero en ambos casos tras una derrota militar: en el primer de ellos, en la Guerra de Las Malvinas, y, en el segundo, en la Guerra de Chipre. Semejantes juicios terminan siendo más la ley del vencedor que la aplicación de la justicia.
Lo extraordinario de la sentencia de nuestra Corte Suprema es justamente que se dicta largos años después del término de ese Gobierno, en un funcionamiento absolutamente normal de las instituciones y sin que exista ninguna intervención directa de los otros Poderes del Estado.
Nadie puede negar que en este juicio van envueltos hechos políticos. Pero ello no permite la afirmación que tan ligeramente se ha hecho de que se trataría de un fallo político o, como señalaba un señor Senador que me antecedió en el uso de la palabra, que el Estado de Derecho no existiría en nuestro país. Es muy diferente que una sentencia o un juicio incida en hechos políticos, a que sea motivado políticamente.
No cabe duda de que la llamada "Caravana de la Muerte" fue un hecho político del cual los opositores a Pinochet nos enteramos con gran horror. Ya entonces se recibía la versión que ha defendido hasta aquí la inocencia del general Arellano , y la impresión común es de que ello jamás podría haberse llevado a cabo sin la aceptación de los máximos gobernantes del momento.
Por cierto, no soy técnico en materias jurídico-penales. Sin embargo, aun para nosotros los legos, este fallo, a diferencia del de la Corte de Apelaciones, aparece revestido de una fortaleza jurídica que impresiona. Es la misma impresión que me han transmitido especialistas en la materia, con quienes he conversado y he consultado. En efecto, el fallo -se advierte- fue estudiado concienzudamente, y con gran jurisdicción y acopio de antecedentes históricos entró a analizar la evolución histórica, tanto de la institución del desafuero a través del desarrollo constitucional del país, como de la intervención del Congreso para que los Presidentes de la República o los ex Mandatarios puedan ser sometidos a proceso penal por actos de su Administración.
También contiene un estudio muy detenido sobre las garantías del debido proceso que fueron invocadas por la defensa del general Pinochet.
Se puede discrepar de las conclusiones a que llega el fallo de mayoría, y así lo hizo el de los seis Ministros que rechazaron el desafuero. Asimismo, algunos de los que concurrieron a aprobarlo hicieron prevenciones de gran contenido jurídico. Muy ilustrativa es la de los Ministros señores Ortíz , Tapia y Rodríguez , quienes no compartieron algunos de los argumentos de la mayoría, pero hicieron un análisis muy pormenorizado de la forma como se llevaron a cabo los crímenes de la llamada "Caravana de la Muerte". Semejante relación, efectuada con la precisión del lenguaje jurídico, siempre austero y frío, estremece las conciencias y nos debe llevar a los chilenos a una reflexión muy profunda para que nunca más en nuestro país se cree una situación en que determinados ciudadanos, conducidos por las pasiones del momento, se sientan autorizados para disponer de la vida de otros compatriotas.
Se ha hecho un esfuerzo por ridiculizar y desvirtuar la tesis que da sustento al juicio de la "Caravana de la Muerte", al desafuero de Pinochet y a muchos otros procesos pendientes en la materia. Incluso, el propio fallo de minoría de la Corte Suprema destaca algunas inconsecuencias y paradojas a que llevaría esta interpretación. Desde luego, la mayoría de los Ministros del Alto Tribunal declararon que no era la oportunidad procesal para discutir ni la amnistía ni la prescripción, lo que corresponde al juez de la instancia. Pero, en todo caso, constituye evidentemente una manera de argumentar, de caricaturizar la situación contraria. Nadie piensa que esas personas estén todavía vivas y, en consecuencia, secuestradas. Sin embargo, mientras no se acredite fehacientemente la fecha de la muerte, lo que no está establecido en autos es cuándo terminó efectivamente dicho delito permanente y, por ende, cuándo ya se trata simplemente de un homicidio y comienza a aplicarse, según las fechas, la prescripción, la amnistía u otra institución jurídica.
Hay quienes dicen que esto nos recoloca en el pasado. Otros sostienen que los países que tapan o esconden bajo la alfombra los trapos sucios volverán necesariamente a vivir las mismas tragedias. Ambas posturas tienen razón; pero hay un justo punto de equilibrio. Y es verdad que nosotros no hemos llegado al justo punto de equilibrio. Aquel en que cada cual tiene sus propias visiones del pasado, con clara conciencia de que son del pasado y que ahí están bien guardadas, pero que no pueden seguir siendo la motivación de nuestro actuar futuro.
De cómo nos conduzcamos de ahora en adelante dependerá que ello ocurra o no. Aquí hubo, por parte de algunos, una estrategia muy equivocada, de creer que el tiempo iba a hacer olvidar lo ocurrido. Por hechos a veces ajenos a nuestro querer, no ha sido así.
Dejemos a un lado las primeras reacciones emotivas. Nuevamente el Presidente Lagos ha demostrado su madurez política y su liderazgo al llamar a la sensatez a todos los chilenos, a los que se regocijan y a quienes se lamentan de lo ocurrido.
De cómo nos manejemos de ahora en adelante dependerá que de una vez por todas cerremos estas heridas y podamos vivir en el futuro, para el futuro, y no en el pasado, para el pasado.
La Corte Suprema de Justicia cumplió su tarea. A ella no se le podía exigir otra cosa que lo que hizo, una pieza jurídica que se citará siempre en los textos legales, de historia y sobre derechos humanos de nuestro país y del mundo entero.
No se puede pedir más a nuestro Poder Judicial , que salvó dignamente un momento sumamente difícil para Chile. En efecto, por la notoriedad que ha tenido el caso Pinochet, el mundo ha tenido los ojos fijos en esta situación. Pero los informativos internacionales pronto olvidarán el caso y sólo reaparecerá de vez en cuando, al vaivén de algún avance judicial u otros acontecimientos relacionados con el personaje.
Los que no debemos olvidar somos los chilenos y, especialmente, quienes tenemos responsabilidades políticas. Lo ocurrido no cambia nuestro juicio sobre los Gobiernos de Allende o de Pinochet. Por lo demás, lo dará la Historia, o las historias. Porque, salvo en los países totalitarios, se produce el fenómeno de la célebre obra de Orwell: que haya una sola historia, la oficial, que se va cambiando al vaivén de las necesidades del "hermano mayor" de turno.
Como lo dice muy bien el fallo, el desafuero no establece nada definitivo; es un paso procesal para seguir investigando la verdad. Éste es un problema judicial. Pero todo el episodio de la detención de Pinochet en el extranjero y lo que ha venido ocurriendo, sólo nos recuerda que tenemos tarea pendiente, que no es otra que superar de una vez por todas este lastre histórico de los derechos humanos y su peor expresión: los detenidos desaparecidos. Mientras no se sepa oficialmente qué pasó con ellos, estaremos condenados a vivir episodios como el actual.
Por lo mismo, las primeras reacciones contrarias a que la Mesa de Diálogo tenga éxito resultan profundamente equivocadas. Hoy, más que nunca, es necesario saber qué ocurrió con los cadáveres. Cuando ellos descansen en paz, también Chile podrá tener paz consigo mismo.
He dicho.
El señor RÍOS ( Vicepresidente ).-
En el turno del Comité Renovación Nacional e Independiente, tiene la palabra el Honorable señor Cantero.
DESAFUERO DE SENADOR SEÑOR PINOCHET: RÉPLICA A SENADORES SEÑORES VIERA-GALLO Y MUÑOZ BARRA
El señor CANTERO.-
Señor Presidente, antes de entrar al tema al que dedicaré mi intervención, deseo hacer unas breves reflexiones acerca de los dichos que he escuchado en la Sala.
Se habla de impunidad. Se reclama justicia por actos de injusticia. Se apunta con el dedo a quienes han actuado con violencia. Se reclama consecuencia en el tema de los derechos humanos. Se centra la atención en hechos particulares vinculados a personas específicas, pero se intenta olvidar el clima global en que se desencadenaron estos infelices y desgraciados hechos.
Siendo ajeno a las pasiones de la época, percibo un gran dejo de hipocresía. Y lo digo con respeto, con tranquilidad. Siento sinceramente, mirando a la cara a las personas que hacen referencias a estos hechos, que esconden una verdad: hipocresía, verdad escondida. Muestran la verdad que -creen- es su propia verdad, pero esconden la verdad dolorosa que a ellos les afecta. Y eso me parece inmoral, poco probo. Se requiere más altura en este país si queremos superar estas odiosas diferencias.
El tiempo será el mejor aliado -se dice-, imputando a otros las causas. Pero parece que el tiempo lo quieren aliado para sí aquellos que promovieron la infeliz idea de la lucha de clases; aquellos que fomentaron y validaron la vía armada para manejar el país; aquellos que confrontaron al pueblo; aquellos que llamaron a las movilizaciones; aquellos que provocaron hechos de irracionalidad y fueron víctimas del fuego que prendieron, terminaron quemados en sus propias brasas.
Yo no valoro, no valido ni acepto esos actos de injusticia, de atropello a los derechos humanos. Simplemente, observo una inconsecuencia; una falta de valentía, de estatura moral para reconocer los propios errores, los graves y perversos errores con que arrastraron a nuestra sociedad muchos de los que hablan en esta Sala y hoy predican desde las bancas de enfrente, tratando de aparecer como apóstoles de los derechos humanos, reclamando por sus víctimas. Pero la verdad es que en un momento fueron entusiastas victimarios de los derechos humanos. Y hubo otro más fuerte -como ocurre siempre en las cuestiones de fuerza-, que terminó imponiéndose y atropellando sus propios derechos.
Se trata, señor Presidente, de una situación que yo desearía ver corregida en esta Sala.
Fui ajeno a tales hechos. En esa época era un estudiante demasiado joven, adolescente (condición que no significaba no involucrarse de alguna manera en aquéllos); no tuve roles protagónicos. Por tanto, miro aquéllos desde una perspectiva muy distinta. Y siento (repito) que hay una verdad a medias; que existen hipocresías; que falta coraje para enfrentar los propios errores; que hay carencia de altura y, en definitiva, de autoridad moral.
DEMORA EN TRAMITACIÓN DE BENEFICIOS POR ACCIDENTES DEL TRABAJO Y ENFERMEDADES PROFESIONALES. OFICIOS
El señor CANTERO.-
Señor Presidente, quiero denunciar la inaceptable demora con que se tramitan los beneficios por accidentes del trabajo y enfermedades profesionales.
En efecto, un avance notable para la seguridad social de nuestro país se produjo el 1º de febrero de 1968 con la dictación de la ley Nº 16.744, que declaró la obligatoriedad del "Seguro Social contra Riesgos de Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales", dando impulso a una institucionalidad acorde con las necesidades de la vida laboral moderna, donde los trabajadores están expuestos a accidentes y a contraer enfermedades causadas por la función que desempeñan. Como corolario, la legislación trajo también aparejado un gran desarrollo en la prevención de dichos accidentes y enfermedades.
Entre las prestaciones a que da origen ese seguro se encuentran, no sólo las de carácter médico -tendientes a la curación del trabajador a fin de que se reincorpore a sus funciones- y el subsidio por la incapacidad temporal respectiva, sino también las destinadas a enfrentar la pérdida total o parcial de la capacidad laboral.
Estas últimas situaciones son las más dramáticas en el plano humano, porque se originan en incapacidades permanentes que concluyen la vida laboral del trabajador o limitan definitivamente su capacidad de ganancia.
En caso de invalidez parcial, la ley reconoce el derecho a una indemnización global, calculada sobre la base del sueldo del trabajador. Para los casos más graves de invalidez parcial y para la invalidez total, el seguro otorga al trabajador una pensión que suple, al menos en parte, los ingresos que ya no podrá percibir por su labor, hasta que cumpla la edad de jubilación en su respectivo sistema previsional.
Como vemos, si no perfectas, las normas legales otorgan una protección razonable ante los riesgos del trabajo. Sin embargo, el verdadero drama para numerosos afectados se inicia recién al quedar inválidos para el trabajo, porque el trámite burocrático para llegar a gozar de la pensión resulta un verdadero calvario, un atropello a la dignidad de las personas, una vulneración a los derechos humanos. Muchas de esas personas mueren sin haber disfrutado de ella un mes siquiera.
Tal situación ocurre porque, una vez declarada la invalidez por los servicios de salud o las mutualidades, se produce un cuello de botella que se cierra definitivamente en la Comisión Médica de Reclamos de Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales (que estaba llamada a jugar un rol de tanta dignidad y que hoy constituye una vergüenza para nuestro país), ente que resuelve los reclamos presentados por trabajadores y organismos administradores del seguro, y en la Superintendencia de Seguridad Social, que decide sobre las apelaciones a las resoluciones de dicha Comisión.
La Comisión Médica de Reclamos de Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales es una entidad autónoma, que funciona en Santiago, está compuesta por cinco personas -cuatro médicos y un abogado, nombrados por el Presidente de la República - y debe conocer y resolver en primera instancia las reclamaciones planteadas respecto de las decisiones de los servicios de salud o de las mutualidades de todo Chile recaídas en cuestiones de hecho referidas a materias de orden médico, específicamente sobre incapacidad laboral. También debe resolver en primera instancia las reclamaciones de los interesados en caso de suspensión de pago de pensiones, y en segunda instancia, las apelaciones en contra de la suspensión del subsidio de incapacidad temporal por accidentes del trabajo o enfermedades profesionales.
Resulta obvio que la cantidad de asuntos que debe conocer y resolver dicha Comisión es descomunal, considerando que es el único organismo en todo el país para atender la totalidad de los reclamos relativos a accidentes del trabajo y enfermedades profesionales que puedan ocurrir en el territorio de la República.
A lo dicho debe sumarse que, como los miembros de la referida Comisión tienen derecho a una remuneración de un ingreso mínimo por cada sesión a la que asistan, con un tope ¿absurdo, en mi opinión- de dos ingresos mínimos mensuales, en la práctica ella se reúne una sola vez al mes, aunque su presidente debe convocarla, según mandato del artículo 85 del Reglamento que la rige, "cada vez que tenga asuntos que tratar"; por tanto, debería hacerlo todos los días del mes, atendido el drama que viven miles y miles de trabajadores chilenos.
Lo que ocurre en definitiva es que, de los asuntos pendientes, mensualmente la Comisión resuelve los pocos que alcanza a revisar en algunas horas de trabajo, generalmente un número menor a los reclamos nuevos ingresados en el mismo mes, por lo que no sólo hay cientos de expedientes acumulados, sino que cada mes su cantidad se incrementa, sin que se divise posibilidad alguna de que la tarea se ponga al día. Mientras tanto, trabajadores incapacitados para laborar y obtener ingresos siguen sin recibir los beneficios del seguro social de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales.
¡Es una situación indigna, que debe llamar a la vergüenza a las autoridades morales de nuestro país!
Pero la tramitación de los beneficios del seguro a que tienen derecho legalmente los trabajadores no finaliza allí.
La Superintendencia de Seguridad Social puede revisar las decisiones de la Comisión Médica en uso de sus facultades fiscalizadoras y, además, a través de los recursos de apelación interpuestos en contra de las resoluciones de primera instancia de dicha Comisión. Sin embargo, dicha Superintendencia no sólo no cumple esa labor fiscalizadora -porque no se explica cómo la Comisión Médica sigue funcionando tan deficientemente y con tal retraso en sus obligaciones sin sanción alguna para sus integrantes-, sino que, cuando debe resolver un recurso de apelación en contra de una resolución de la citada Comisión, también demora meses, y en algunas ocasiones años, para pronunciarse.
Tal situación motiva que los beneficios legales que corresponden a los trabajadores chilenos que sufren de invalidez laboral a causa de accidentes del trabajo o de enfermedades profesionales sean letra muerta para muchos de ellos, que deben esperar meses y años para que sus pensiones terminen de ser tramitadas por la Comisión Médica y la Superintendencia de Seguridad Social. Conozco muchos casos de trabajadores de mi Región que han llegado a la edad de jubilar y otros que han muerto sin poder gozar de su pensión de invalidez ni un solo mes.
Durante años he reclamado por la situación descrita: en su momento, desde la Cámara de Diputados, y luego, desde este Senado. Por ello, he podido comprobar que este drama no conmueve a la autoridad, que deja pasar el tiempo sin adoptar medida alguna para poner fin a esa injusticia vergonzosa, que es un verdadero escándalo para nuestro país.
Desde hace diez años los Gobiernos de la Concertación han proclamado su adhesión a los derechos humanos, su sensibilidad social y su propósito de resolver los problemas de la gente modernizando las instituciones e imponiendo un nuevo estilo en la Administración; pero no han hecho absolutamente nada para que centenares de humildes trabajadores incapacitados para ganarse la vida puedan gozar de la modesta pensión a que tienen derecho, víctimas de un brutal atropello a su dignidad y a sus prerrogativas más elementales, sin que a nadie le interese, por la desidia, la indiferencia y comodidad de quienes están llamados a poner orden en la Administración Pública.
Esos trabajadores no pueden hacer movilizaciones ni enviar representantes a los foros internacionales sobre derechos humanos: son inválidos y carecen de ingresos. En consecuencia, no les es factible defender su dignidad y prerrogativas. Tampoco resultan atractivos, por otro lado, para los grandes conglomerados políticos. Su sufrimiento queda circunscrito, entonces, a ellos mismos y a su entorno familiar.
Porque situaciones como la descrita no pueden ser toleradas, emplazo desde la Alta Tribuna del Senado a las autoridades respectivas para que pongan fin a esa injusticia, que avergüenza las conciencias del mismo modo que al hallarse frente a un crimen o un pecado capital.
En atención a lo expresado, solicito que se oficie, en mi nombre, a Su Excelencia el Presidente de la República para transcribirle mis palabras y pedirle que, si lo tiene a bien, disponga la adopción de medidas urgentes ¿repito: ¡urgentes!- para solucionar el problema de esos trabajadores con la mayor oportunidad.
Solicito, asimismo, que se oficie, en mi nombre, a la Superintendencia de Seguridad Social y a la Comisión Médica de Reclamos de Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales, a fin de que se sirvan remitir un listado de los asuntos pendientes en dichas reparticiones en lo relativo a los aspectos sobre accidentes del trabajo y enfermedades profesionales que se han mencionado, señalando las fechas de ingreso de las respectivas solicitudes y su estado actual de tramitación o la fecha de su resolución, en su caso.
Espero que las autoridades pertinentes se sirvan tomar las medidas aconsejables para atender una necesidad tan urgente y doten de los recursos indispensables, tanto humanos como económicos, para dar una pronta respuesta a miles de trabajadores que hoy se hallan en el desamparo.
He dicho.
El señor RÍOS ( Vicepresidente ).-
Sugiero a Su Señoría que también se oficie a la Comisión de Salud del Senado, que ha estado analizando el tema con la COMPIN, camino distinto del ya mencionado. La cuestión expuesta no ha sido vista por ese organismo técnico de esta Corporación, que puede constituir un buen grupo de Senadores para respaldar la petición recién formulada.
El señor CANTERO.-
Muy bien, señor Presidente. En consecuencia, atendido su planteamiento, solicito que igualmente se oficie tanto a nuestra Comisión de Salud como a la de la Cámara de Diputados.
--Se anuncia el envío de los oficios pertinentes, en nombre del Honorable señor Cantero, conforme al Reglamento.
Manuel Ocaña Vergara,
Jefe de la Redacción
El señor RÍOS (Vicepresidente).-
Por no haber más asuntos que tratar, se levanta la sesión.
--Se levantó a las 20:27.