Labor Parlamentaria
Diario de sesiones
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Índice
- DOCUMENTO
- PORTADA
- I. ASISTENCIA
- II. APERTURA DE LA SESIÓN
- III. TRAMITACIÓN DE ACTAS
- IV.
CUENTA
- DEBATE
- PERMISO CONSTITUCIONAL PARA INASISTENCIA
- Jose Ruiz De Giorgio
- PERMISO CONSTITUCIONAL PARA INASISTENCIA
- DEBATE
- DEBATE
- V.
ORDEN DEL DÍA
-
SITUACIÓN DE INDÍGENAS
- INTERVENCIÓN : Rafael Adolfo Moreno Rojas
- INTERVENCIÓN : Jovino Novoa Vasquez
- INTERVENCIÓN : Enrique Silva Cimma
- INTERVENCIÓN : Jose Antonio Viera-gallo Quesney
- INTERVENCIÓN : Roberto Munoz Barra
- INTERVENCIÓN : Julio Canessa Robert
- INTERVENCIÓN : Antonio Horvath Kiss
- INTERVENCIÓN : Jorge Martinez Busch
- INTERVENCIÓN : Edgardo Boeninger Kausel
- INTERVENCIÓN : Jaime Gazmuri Mujica
- INTERVENCIÓN : Manuel Antonio Matta Aragay
- INTERVENCIÓN : Carlos Bombal Otaegui
- INTERVENCIÓN : Sergio Mariano Ruiz Esquide Jara
- INTERVENCIÓN : Carlos Bombal Otaegui
- INTERVENCIÓN : Sergio Bitar Chacra
-
SITUACIÓN DE INDÍGENAS
- CIERRE DE LA SESIÓN
Notas aclaratorias
- Debido a que muchos de estos documentos han sido adquiridos desde un ejemplar en papel, procesados por digitalización y posterior reconocimiento óptico de caracteres (OCR), es que pueden presentar errores tipográficos menores que no dificultan la correcta comprensión de su contenido.
- Para priorizar la vizualización del contenido relevante, y dada su extensión, se ha omitido la sección "Indice" de los documentos.
REPÚBLICA DE CHILE
DIARIO DE SESIONES DEL SENADO
PUBLICACIÓN OFICIAL
LEGISLATURA 340ª, ORDINARIA
Sesión 11ª, en miércoles 7 de julio de 1999
Especial
(De 11:51 a 14:1)
PRESIDENCIA DE LOS SEÑORES ANDRÉS ZALDÍVAR, PRESIDENTE,
Y MARIO RÍOS, VICEPRESIDENTE
SECRETARIO, EL SEÑOR JOSÉ LUIS LAGOS LÓPEZ, TITULAR
Í N D I C E
Versión Taquigráfica
I. ASISTENCIA
II. APERTURA DE LA SESIÓN
III. TRAMITACIÓN DE ACTAS
IV. CUENTA
V. ORDEN DEL DÍA:
Situación de indígenas.....................................................................................
I. ASISTENCIA
Asistieron los señores:
--Aburto Ochoa, Marcos
--Bitar Chacra, Sergio
--Boeninger Kausel, Edgardo
--Bombal Otaegui, Carlos
--Canessa Robert, Julio
--Cantero Ojeda, Carlos
--Cariola Barroilhet, Marco
--Cordero Rusque, Fernando
--Chadwick Piñera, Andrés
--Díez Urzúa, Sergio
--Fernández Fernández, Sergio
--Frei Ruiz-Tagle, Carmen
--Gazmuri Mujica, Jaime
--Horvath Kiss, Antonio
--Larraín Fernández, Hernán
--Lavandero Illanes, Jorge
--Martínez Busch, Jorge
--Matta Aragay, Manuel Antonio
--Matthei Fornet, Evelyn
--Moreno Rojas, Rafael
--Muñoz Barra, Roberto
--Novoa Vásquez, Jovino
--Ominami Pascual, Carlos
--Páez Verdugo, Sergio
--Parra Muñoz, Augusto
--Pizarro Soto, Jorge
--Prat Alemparte, Francisco
--Ríos Santander, Mario
--Romero Pizarro, Sergio
--Ruiz De Giorgio, José
--Ruiz-Esquide Jara, Mariano
--Sabag Castillo, Hosaín
--Silva Cimma, Enrique
--Stange Oelckers, Rodolfo
--Urenda Zegers, Beltrán
--Vega Hidalgo, Ramón
--Viera-Gallo Quesney, José Antonio
--Zaldívar Larraín, Adolfo
--Zaldívar Larraín, Andrés
--Zurita Camps, Enrique
Concurrieron, además, los señores Ministros del Interior , Secretario General de la Presidencia , Secretario General de Gobierno y de Planificación y Cooperación.
Actuó de Secretario el señor José Luis Lagos López, y de Prosecretario , el señor Carlos Hoffmann Contreras.
II. APERTURA DE LA SESIÓN
--Se abrió la sesión a las 11:51, en presencia de 26 señores Senadores.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés (Presidente).-
En el nombre de Dios, se abre la sesión.
III. TRAMITACIÓN DE ACTAS
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Se da por aprobada el acta de la sesión 5ª, ordinaria, en 15 de julio del presente año, que no ha sido observada.
El acta de la sesión 6ª, especial, en 16 de junio del año en curso, se encuentra en Secretaría a disposición de los señores Senadores, hasta la sesión próxima, para su aprobación.
IV. CUENTA
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Se va a dar cuenta de los asuntos que han llegado a Secretaría.
El señor HOFFMANN ( Prosecretario ).-
Las siguientes son las comunicaciones recibidas:
Oficios
Del señor Ministro de Hacienda, con el que responde un oficio enviado en nombre del Senador señor Chadwick, sobre el proyecto Hidroeléctrico Alto Cachapoal.
De la señora Ministra de Justicia, en contestación a un oficio enviado en nombre de la Senadora señora Frei, respecto de los Tribunales de Menores.
De la señora Presidenta del Consejo de Defensa del Estado, con el que responde un oficio enviado en nombre del Senador señor Bombal, sobre los contratos suscritos entre Municipios de la Región Metropolitana y la Empresa K.D.M. S.A.
De la señora Directora Ejecutiva de la Fundación Integra , con el que contesta un oficio enviado en nombre de la Senadora señora Frei, sobre falta de salas cunas y jardines infantiles en la II Región.
--Quedan a disposición de los señores Senadores.
Informes
De la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento, recaído en el proyecto, en segundo trámite constitucional, que modifica la ley Nº 14.908, sobre abandono de familia y pago de pensiones alimenticias. (Boletín Nº 1.402-18) (Véase en los Anexos, documento 1).
Segundo informe de la Comisión de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología, recaído en el proyecto de ley marco, en primer trámite constitucional, sobre universidades estatales. (Boletín Nº 2.054-04) (Véase en los Anexos, documento 2).
--Quedan para tabla.
Permiso Constitucional
Del Senador señor Ruiz, con el que solicita autorización para ausentarse del país por más de treinta días, a contar del día 14 del mes en curso.
--Se accede a lo solicitado.
El señor RUIZ-ESQUIDE.-
Pido la palabra sobre la Cuenta, señor Presidente.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Puede hacer uso de ella Su Señoría.
El señor RUIZ-ESQUIDE .-
Señor Presidente , a propósito del informe de la Comisión de Educación sobre el proyecto de ley marco de las universidades estatales, que acaba de llegar a la Sala, quiero señalar que en forma pública se han emitido opiniones sobre el trabajo que hemos realizado, y hacer presente la eventual necesidad de que nos pongamos de acuerdo respecto de cuál va a ser después la tramitación de esta iniciativa, para lo cual el señor Presidente está llamando en forma muy objetiva y útil a las partes en conflicto. Pero, en lo referente a algunas observaciones públicas que se han formulado acerca de la labor que la Comisión ha efectuado, debo dejar constancia de que las expresiones de los dirigentes estudiantiles respecto de nuestro trabajo -en especial las del Rector de la Universidad de Chile- no corresponden a la realidad ni a la verdad de lo sucedido.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Señor Senador , en la reunión de Comités citada para las 15:15 voy a pedir que ese proyecto quede pendiente, con el objeto de que sea sometido a una revisión posterior porque, en mi opinión, hay que escuchar todavía a varias partes que están efectuando planteamientos sobre el tema. Por lo tanto, en dicha reunión veremos ese asunto.
Tiene la palabra el Honorable señor Muñoz Barra.
El señor MUÑOZ BARRA.-
Señor Presidente , como Presidente de la Comisión de Educación , deseo respaldar lo expresado por el Honorable señor Ruiz-Esquide .
La Comisión ha laborado durante tres años con singular celo en esta iniciativa. Los señores Senadores de todas las bancadas han trabajado con un grado de responsabilidad y de estudio que no puedo dejar de señalar. Por eso, comparto la molestia del Honorable señor Ruiz-Esquide acerca de algunas expresiones públicas que, a pesar de haber sido formuladas en forma sutil, envuelven una especie de crítica al Senado en general. Incluso, ya ni siquiera personalizando en la Comisión de Educación del Senado.
La Comisión debió evaluar 340 indicaciones presentadas al proyecto. Por lo tanto, como Presidente de la Comisión , también debo manifestar mi molestia por estas expresiones poco felices, que no obedecen, en mi opinión, a un comportamiento de respeto entre instituciones tan respetables como el Congreso y algunas autoridades universitarias.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Larraín.
El señor LARRAÍN.-
Señor Presidente , quiero formular dos alcances.
En primer lugar, deseo referirme a la autorización que se dio al Senador señor Bitar para presentar indicaciones. En realidad, más que una autorización individual, yo entendí que era una extensión del plazo. Porque no pareciera prudente que se dijera así. Creo que es importante para la redacción del acuerdo tal cual ha sido presentado que se entienda que, a petición del Honorable señor Bitar, se extendió en 24 horas el plazo para que cualquier señor Senador pueda formular indicaciones.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés (Presidente).-
Estoy totalmente de acuerdo.
El señor LARRAÍN.-
En segundo término, se ha convocado a una sesión especial para el 14 de julio próximo a fin de tratar la situación de CODELCO. El hecho de que la sesión esté citada a las 10:30 hace prácticamente imposible que las Comisiones puedan funcionar ese día en la mañana.
Ignoro si el problema de CODELCO es como para tratarlo de 10:30 a 13:30. ¿No podríamos buscar una fórmula semejante a la de hoy y trabajar de 12 a 14? Ello, de manera de que las Comisiones puedan sesionar, y luego nos reuniríamos para tratar el tema de CODELCO, el que, no obstante ser muy interesante, no debe entorpecer el trabajo de aquéllas.
Por eso, me atrevo a sugerir un cambio en la hora de inicio y de término de dicha sesión.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Moreno.
El señor MORENO.-
Quiero respaldar la petición formulada por el Honorable señor Larraín.
En el día de hoy, en la Comisión de Agricultura nos hemos visto abocados exactamente al mismo tema. Y hemos debido adelantar las horas de sesiones, a sabiendas de que dispondremos de poco tiempo para ver todo lo relacionado con el bosque nativo. Por lo tanto, sugeriría que la sesión especial del próximo miércoles comenzara a las 12 y concluyera a las 14.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Si le parece a la Sala y con el acuerdo de los Comités -porque la sesión ha sido solicitada por señores Senadores de la bancada democratacristiana-, podríamos fijar la sesión del próximo miércoles de 12 a 14.
Acordado.
V. ORDEN DEL DÍA
SITUACIÓN DE INDÍGENAS
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Conforme a la citación, esta sesión especial ha sido convocada para continuar debatiendo la situación que actualmente aqueja a los indígenas.
Debo hacer presente al Senado que hay 16 señores Senadores inscritos. Por lo tanto, se va a agotar el tiempo de discusión y seguramente no van a alcanzar a intervenir todos. De manera que voy a pedirles que ajusten sus intervenciones a un tiempo lo más breve posible.
El señor MUÑOZ BARRA.-
Señor Presidente , quiero formular una consulta.
¿No podrían fijarse las reglas del juego al inicio de la sesión? Porque, ¿qué ocurre? Algunos señores Senadores tienen el privilegio de intervenir los 15 minutos que les señala el Reglamento, y después, por razones de tiempo, otros sólo pueden hablar tres o cuatro minutos, lo cual no me parece justo.
Por lo tanto, estimo conveniente que al iniciarse la sesión podamos consensuar un tiempo para cada intervención, y que ello se respete desde el principio.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Contamos con dos horas de debate, aproximadamente. Por lo tanto, son 120 minutos que, en el fondo, dan alrededor de 6 minutos por persona, si queremos hacer algo más o menos razonable.
¿Habría acuerdo en fijar 6 minutos por orador?
El señor MORENO.-
Acordemos 10 minutos, señor Presidente .
El señor LARRAÍN.-
Estaría de acuerdo, con la condición de que se pueda endosar el tiempo a otro señor Senador. Porque en ese caso preferiría renunciar al mío y cederlo, por ejemplo, al Honorable señor Novoa.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés (Presidente).-
Si hay acuerdo en la Sala, no tengo inconveniente en que se cedan los minutos, siempre que se informe oportunamente a la Mesa.
El señor FERNÁNDEZ.-
Señor Presidente , otra alternativa sería fijar 15 minutos a cada Comité, y que ellos los distribuyan como lo estimen conveniente.
El señor CORDERO.-
Hay que dar una solución ahora, a fin de evitar problemas posteriores.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Boeninger.
No gastemos el tiempo discutiendo cómo distribuir los minutos.
El señor BOENINGER.-
Señor Presidente, debemos abreviar este debate, porque está avanzando la hora.
La reducción de las intervenciones a 6 minutos es bastante injusta, porque quienes hablaron en la sesión anterior dispusieron de 15. De modo que ya hay una injusticia relativa.
Propondría fijar algo más prudente, 10 minutos, en lo posible, pero con la elasticidad de que algunos señores Senadores pueden ocupar menos tiempo y otros hasta pueden desistir de intervenir. Y entonces veamos qué pasa. Por último, si llegamos a las 14 horas y faltan dos intervenciones, se alargaría la sesión para escucharlas.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
¿Habría acuerdo en 10 minutos?
El señor PIZARRO.-
No va a alcanzar el tiempo, señor Presidente .
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Si así sucede, citaríamos a una nueva sesión para tratar esta materia.
El señor VEGA.-
Señor Presidente, el tema que nos ocupa es trascendente. Estamos hablando de una etnia, del futuro y de problemas que existen. En consecuencia, sugiero que prolonguemos la sesión o celebremos otra para que participemos todos en el debate.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Si le parece a la Sala, la intervención de cada señor Senador será de 10 minutos, y si falta tiempo acordaremos cómo continuar el debate.
Así se procederá.
En primer lugar, tiene la palabra el Honorable señor Moreno.
El señor MORENO .-
Señor Presidente , el tema indígena, al cual nos abocamos en esta sesión, corresponde a un problema de la sociedad chilena que debemos encarar resuelta e integralmente. Ello es absolutamente coherente con los principios doctrinarios de quienes profesamos el humanismo cristiano y, especialmente, con nuestro compromiso irrestricto de servir y ayudar a mejorar a los sectores más pobres de nuestra sociedad.
En este sentido, pensamos que la situación étnica es básicamente un problema político de nuestra sociedad, que además reviste dificultades de carácter económico, cultural, social y religioso. Por lo tanto, resulta indispensable el diseño de una política de Estado para enfrentar el tema con una fórmula definitiva.
Históricamente, la situación que nos ocupa se arrastra desde hace mucho tiempo, y en los hechos prácticos constituye una discriminación objetiva de una población que se rotula como indígena, pero que, obviamente, se concentra cada vez más en los sectores de mayor pobreza de nuestro país.
Hemos visto cómo en esta población existe una acelerada migración rural-urbana, habiendo perdido precisamente su carácter original de vinculación física a la tierra, y viviendo la mayor parte de ella concentrada en las zonas de más pobreza en las ciudades capitales.
Por lo tanto, podemos concluir que esta población no se integra mayoritariamente a la búsqueda de una solución en nuestro país. Y tanto desde el punto de vista económico, como del social y cultural, se mantienen obviamente los rasgos que aquí señalo.
¿Cuál es la segunda conclusión que podemos sacar? Hasta este momento, las políticas usadas en la sociedad chilena no han resuelto los problemas de la población indígena. En algunos aspectos podríamos decir que los han atenuado, pero si los miramos con la perspectiva del tiempo, podemos deducir que son más los problemas pendientes que los resueltos.
En nuestra historia podemos definir varias etapas. No las detallaré, pues ya han sido explicadas por otros señores Senadores, pero las dificultades principales han sido las de la ocupación territorial autorizadas por leyes de colonización dictadas en nuestro país. En síntesis, ello permitió que una población que se movilizaba sobre una superficie de 5 millones de hectáreas, haya quedado sometida, producto de la ley de colonización agrícola dictada en 1925, a una superficie no mayor de 500 mil hectáreas, y además, reducida a los sectores de mayor dificultad y de tierras más pobres.
Cuando se inició el proceso de reforma agraria, no fue que ella permitiera solucionar el tema indígena, pero lo atenuó en parte, porque facilitó el acceso de un sector de la población a muchos asentamientos, la cual pudo incorporarse transitoriamente a esas ventajas.
La dictación de los decretos leyes Nºs. 2.568 y 2.750, ambos de 1979, que dispusieron la liberalización del comercio de las tierras que estaban sometidas a prohibiciones y restricciones, significó un grave retroceso en el asunto indígena. Y parte de los problemas que hoy enfrentamos derivan, precisamente, de ese fenómeno.
Por lo tanto, cuando en el Gobierno del ex Presidente Aylwin se discutió el famoso pacto político con los pueblos indígenas, que culminó con la dictación de la ley Nº 19.253, hubo la esperanza de que a través de medidas establecidas por la CONADI y de otros rasgos del Estado se buscaría una solución. Desgraciadamente, no estamos en vísperas de lograrla.
A ese punto deseo referirme en las propuestas que formularé en el tiempo que me resta.
En primer término, soy partidario de incorporar en la Constitución el reconocimiento de las etnias y el concepto de los pueblos indígenas. No debilita la nacionalidad chilena ni la unidad de la República el que reconozcamos una verdad evidente. Esconderla y taparla sólo significa generar mayores tensiones entre nosotros.
En segundo lugar, considero indispensable acelerar el despacho de un proyecto, presentado por Parlamentarios de la Democracia Cristiana, que reconoce la existencia de los indígenas en Chile, y que se reponga la expresión "pueblos indígenas", como originalmente se hallaba concebido en dicho proyecto.
Tercero, es urgente buscar soluciones concretas a los problemas, ya sea a través de los instrumentos existentes o de otros que se diseñen, en particular, para resolver las dificultades en la tenencia de tierras y aguas, con las cuales los pueblos indígenas están vinculados. Y no se trata sólo del tema mapuche, sino que ello involucra también a la etnia rapa nui, con los problemas de Isla de Pascua, y otras dificultades producidas en distintos lugares del territorio nacional.
Por otro lado, hay que avanzar aún más en incrementar la educación intercultural bilingüe en las regiones de mayor presencia indígena. Asimismo, es necesario aumentar las becas para indígenas en todos los niveles del sistema educacional, a fin de permitir que realmente se formule una nueva capacitación para los miembros de estas etnias. Debe avanzarse en la formulación y ejecución de los planes de desarrollo indígena en las áreas más sensibles donde ellos se encuentran ubicados. Y debe generarse lo que en esta sesión y mediante otros mecanismos se persigue, la realización de un gran debate nacional sobre el tema indígena, de manera de incorporarlo, con la relevancia que tiene, en la búsqueda de las soluciones que estamos proponiendo.
En dicho debate es indispensable hacer una evaluación seria de la ley Nº 19.253 y de las derivaciones actuales, especialmente en la institucionalidad del Estado, dado que la CONADI, como elemento específico, tiene la doble característica de representatividad del pueblo indígena y de mecanismo del Estado para encarar los problemas que esa institucionalidad no está en condiciones de resolver.
He hecho un somero cálculo de cuántas son las entidades vinculadas a los temas del desarrollo específicamente indígena (con presupuestos distintos, autonomías diversas). Y puedo señalar que son más de quince entidades estatales que actúan en forma descoordinada.
Finalmente, quiero proponer que el Parlamento ratifique el Convenio Nº 169 de la OIT, sobre pueblos indígenas, que tanta postergación ha sufrido en su trámite.
Termino mis palabras manifestando que éste es un tema que no será resuelto sobre la base sólo del uso de la fuerza pública, sólo del uso de un diálogo que apoyamos, pues lo que en realidad puede aliviar tal situación es una estrategia dentro de una política de Estado que signifique la movilización de los recursos reales para paliar y reconocer la discriminación negativa en que se encuentra este vasto sector de la población chilena.
El señor ZALDÍVAR (Presidente).-
Tiene la palabra el Senador señor Novoa.
El señor NOVOA .-
Señor Presidente , existen dos formas de ver el problema indígena que hoy vive el país.
El señor Ministro de Planificación y Coordinación hizo mucho hincapié en que no quería hablar de "problema", sino de "tema".
Yo quiero hablar de "problema". Y existen dos formas de ver este problema: una es en lo inmediato, en sus manifestaciones externas actuales, en su dimensión política, económica y social; y la otra es en su esencia, en sus causas, en sus proyecciones a largo plazo.
Los dos aspectos del problema son muy importantes y deben ser abordados conjuntamente.
En lo inmediato, ¿qué vemos? Un grave problema social, que se refleja en las siguientes cifras: entre 350 y 450 mil miembros de la población indígena se encuentran bajo la línea de pobreza, o sea, 35 por ciento; y el promedio nacional es 22,5 por ciento. De éstos, entre 100 y 125 mil, es decir, 10 por ciento de la población indígena está en la indigencia. Éste es el doble del promedio nacional.
El índice de analfabetismo en la población indígena rural es de 19 por ciento. El promedio rural (fuertemente influido por esta cifra) es de 12,2 por ciento; el promedio nacional es de 4,4 por ciento. Es decir, en la población indígena rural hay más de 4 veces analfabetismo que en el promedio nacional.
Un segundo problema se refiere al deterioro del Estado de Derecho: tomas de predios agrícolas; talas de bosques; acciones de corte terrorista, como incendios de camiones y maquinaria, emboscadas a Carabineros, agresiones a autoridade, resistencia a reconocer el imperio de la ley. Todo lo anterior no sólo implica la violación de garantías constitucionales de las personas afectadas, sino claramente el desconocimiento de que Chile vive bajo el imperio del Estado de Derecho, y que no se está respetando. Creo que éste es también un problema muy grave.
Y un tercer problema se relaciona con la internacionalización y politización del conflicto. La internacionalización es evidente; pero, además, deseo leer una información que apareció en "La Segunda" del 8 de junio pasado, para apreciar las ramificaciones de esta situación.
Señala la noticia que en febrero pasado Aucán Huilcamán intervino ante el Consejo Permanente de la OEA con rango de embajador, que se lo dio Antigua y Barbuda . ¡Qué sabe Antigua y Barbuda de los problemas en Chile como para darle rango de embajador a Aucán Huilcamán ! Esta misma persona -prosigue la información- ha formulado reclamaciones contra el Gobierno de Chile ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, por la aplicación de la Ley de Seguridad del Estado en contra de 144 mapuches involucrados en la campaña de recuperación de tierras.
Se da a conocer que la Coordinadora Mapuche de Arauco y Malleco también formalizó una denuncia contra el Estado de Chile durante el 55º período de sesiones de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
Y termina señalando la información de prensa que la Identidad Territorial Lafquenche, liderada por el alcalde de Tirúa , está preparando una presentación ante el Parlamento Europeo.
Señor Presidente, la politización del problema es evidente. Según los datos entregados por el propio Ministro, las tres organizaciones que promueven todos estos problemas no representan mas de 60 de las 2 mil 500 comunidades existentes en Chile.
Quiero llamar la atención sobre la gravedad de la internacionalización del conflicto, ya que personas, países u organizaciones que no nos conocen o que desconocen nuestra realidad y que son indiferentes al destino de Chile , pueden influir en forma decisiva en nuestro futuro como país, si resuelven intervenir. Y deseo manifestar asimismo que últimamente las potencias internacionales deciden que tienen el derecho a intervenir hasta en forma armada.
Los anteriores son los problemas más inmediatos.
Antes de entrar al análisis más de fondo del problema, quiero expresar en forma muy categórica que responsabilizo a los dos Gobiernos de la Concertación respecto del estado a que han llegado las cosas hasta este momento.
Hay un fracaso evidente de la CONADI, reconocido por sus propias autoridades. Se impulsó una ley indígena que es muy negativa; y ha existido una debilidad del Gobierno para enfrentar los problemas más recientes, al punto de que el interlocutor del Ministro es el Aucán Huilcamán , a quien dicho Secretario de Estado le niega representatividad. Se habló incluso de autonomías territoriales, sin siquiera haber entrado a analizar las causas más profundas del problema.
Asimismo, antes de entrar en el análisis de los aspectos más esenciales y permanentes, quisiera dilucidar si éste es o no es un problema indígena.
En mi opinión, en parte lo es, porque está originado en errores históricos que hemos cometido al tratar este tema; y en parte no lo es, porque se enmarca en el amplio tema de la pobreza y específicamente en lo que se refiere a la pobreza rural.
Y si ignoramos el carácter dual de este problema, correremos varios riesgos. Primero, el de no poder superarlo; y, segundo, el de cometer una injusticia muy grande postergando la solución a los pobres no indígenas.
Al respecto, quiero referirme a una toma de un terreno en Santiago donde participan mil cien familias. Deseo saber si el Gobierno está dispuesto a comprar esos terrenos de la misma forma como lo hace respecto de los terrenos que son tomados por las comunidades indígenas.
Si no se analiza el problema en su integridad, puede cometerse una acción muy seria con los indígenas no rurales. Hay más de 400 mil indígenas que no viven en el campo, a quienes no benefician soluciones ligadas a la tasación de tierras.
Ahora bien, para entrar al análisis más de fondo del asunto, creo que necesariamente debe establecerse un punto de partida o una definición previa: ¿somos un solo pueblo, con una entidad nacional, o somos una mezcla de pueblos que deben desarrollarse en forma autónoma?
En mi opinión, Chile es un país que tiene una identidad nacional clara, que posee una población diversa, pero unida por fuertes vínculos. Y bajo esa premisa, debiéramos abordar el problema.
Ésta es, por lo demás, la definición que el Estado de Chile adoptó el siglo pasado. Y creo que debemos perseverar en ella, corrigiendo los errores, algunos de los cuales son culturales, para lo cual se requerirá un largo proceso.
Pero, en todo caso, los errores que se hayan cometido no justifican de ninguna manera adoptar una posición contraria, de corte fundamentalista, que pretenda preservar y aislar a los indígenas de toda vinculación con el resto de la población y que, en definitiva, estaríamos contribuyendo a crear una especie de "museo étnico", sin solucionar para nada los problemas reales de la etnia indígena.
¿Y por qué sostengo que nuestro país tiene una identidad nacional? Por algo muy obvio. Chile, al igual que las demás naciones iberoamericanas, es un país con población mestiza, donde predominan en forma clara los componentes hispánico e indígena. Ésa es la fuente principal de que se nutre la nacionalidad chilena.
¿Cuáles son los errores que se cometieron en la definición de país que tiene una identidad nacional? En primer lugar, algunos de orden cultural. No se asumió nunca que la unidad nacional se daba en torno de un pueblo mestizo y se escondía nuestro origen indígena. Nuestros programas educacionales no resaltaban en debida forma la manera como se configuró el pueblo chileno. No asumimos la existencia de una cultura y una tradición indígenas que es necesario difundir, preservar y valorar. Además ¿hay que ser muy enfàtico en esto-, ha existido una clara discriminación en contra de la población originaria.
En segundo lugar, en lo económico y social, tampoco se asumió la identidad nacional con todas sus consecuencias y se trató al indígena como incapaz. Ello resulta especialmente evidente en el régimen jurídico de tenencia de la tierra. Además, se dejó fuera a esas comunidades de la verdadera integración al país, abandonándolas en lo educacional, en materia de salud y en obras de infraestructura.
Por último, creo que circunscribir la solución del problema al tema de las tierras es realmente condenar a parte muy importante de nuestra población a la miseria. Debemos ser realistas: el mundo entero evoluciona y cada vez hay menos gente vinculada a la tierra. En Chile, los mayores bolsones de pobreza están, precisamente, en las comunidades rurales.
En síntesis, el problema más serio en lo económico y social radica, a mi juicio, en esta mezcla tremendamente perversa de una deficiente educación y un sistema jurídico que no da plena capacidad a la población indígena, pretendiendo vincularla para siempre al carácter de verdaderos siervos de la gleba.
A mi juicio, ninguno de los problemas o de los errores históricamente cometidos se pueden solucionar con el abandono de nuestra definición original de que somos un país con una identidad nacional clara, con una diversidad que debemos cuidar y respetar. Abrazar posiciones fundamentalistas que circulan por el mundo agravará las dificultades.
Finalmente, deseo señalar que el problema indígena tiene solución. Evidentemente las deficiencias culturales requerirán más tiempo para subsanarlas, pero bien se pueden resolver los problemas más acuciantes de este momento.
Al efecto, los Diputados de la bancada de la UDI señores Eduardo Díaz , que representa al Distrito 51 (Imperial), y Luis Monge , del Distrito 48 (Angol y Traiguén), han preparado un documento -entiendo que lo entregaron al señor Ministro de Planificación y Cooperación en el día de hoy- con más de veinte propuestas concretas para tratar de solucionar el problema y que enunciaré solamente: programa de empleo para jefes de hogar; incentivo a contratación de mano de obra local; incentivos tributarios para apoyo de empresas; pensión asistencial anticipada a jefes de familia; fomento a la educación; bono de incentivo a la educación; flexibilización de los calendarios escolares; transporte escolar rural; fomento de escuelas técnicas y reconversión ocupacional; respeto y promoción de las culturas propias; incentivo a la docencia y calidad de la educación en las zonas habitadas por la población indígena; creación de comités de resolución de conflictos menores; mejoramiento de vías de acceso y comunicaciones; servicios públicos móviles; más y mejor atención en salud; programas permanentes de saneamiento de la propiedad rural; reformulación de la CONADI y una nueva legislación que realmente saque de la interdicción a la población indígena; adquisición y asignación selectiva de tierras, de manera que las asignaciones individuales sean de suelos productivos, y que se asignen tierras comunitarias para que las comunidades puedan preservar sus valores culturales; derechos de ausentes y varias otras medidas que, de implementarse, a mi modo de ver, podrían dar solución y abrir un horizonte de esperanza a la población indígena, que es tan chilena como lo somos todos.
El señor RÍOS (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el Senador señor Silva Cimma.
El señor SILVA.-
Señor Presidente, de alguna manera, lo que deseo destacar ya lo hizo presente el Honorable señor Moreno.
Quiero poner un poco de énfasis al recordar que el 21 de diciembre de 1990 el Presidente de la República de la época don Patricio Aylwin , y el Ministro de Relaciones de entonces, el Senador que habla, enviamos al Congreso el Convenio 169, sobre Pueblos Indígenas, que regula, precisamente, gran parte de las materias que aquí se han estado planteando, que conforman el contexto de la falta de solución de una cantidad de cosas que en dicho convenio, están perfectamente reguladas, entre otras, la denominación de "pueblo indígena" a que se refería el Senador señor Moreno ; normas relativas a la educación, a la salud, a cuestiones laborales; lo relativo a tierras, etcétera. Es decir, hay una pormenorización de materias de gran trascendencia. No pretendo afirmar que la petición del Gobierno de la época de ratificar dicho instrumento hubiere permitido solucionar en plenitud todos los problemas indígenas; pero sí quiero destacar que eso está pendiente desde diciembre de 1990, en la Cámara de Diputados. Cuando ya tenía cinco años de tramitación, se intentó archivarlo, lo que no fue aceptado por dicha rama del Congreso. Y sigue pendiente hasta el día de hoy.
A mí me parece que sería útil que en este debate, de alguna manera, se inste a que se adopte un pronunciamiento respecto de un documento de tanta relevancia, pues, a lo mejor, puede procurar dar solución a buena parte de los problemas que afectan hoy en día al pueblo indígena.
El señor RÍOS ( Vicepresidente ).-
¿Es un convenio firmado por el Ejecutivo que espera su ratificación por el Parlamento, señor Senador?
El señor SILVA .-
Sí, señor Presidente . Dicho convenio se envió al Congreso con la firma del entonces Presidente señor Aylwin y de su Ministro de Relaciones Exteriores .
El señor RÍOS ( Vicepresidente ).-
El respectivo texto se hará llegar a los señores Senadores.
Si a Su Señoría le parece, y la Sala no tiene inconveniente, se oficiará, en su nombre, a la Cámara de Diputados, a fin de que proporcione información sobre la materia.
El señor SILVA .-
Con todo agrado, señor Presidente . Haré llegar el documento a la Secretaría.
--Se anuncia el envío del oficio pertinente, en nombre del Senado.
El señor RÍOS (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el Senador señor Viera-Gallo.
El señor VIERA-GALLO .-
Señor Presidente , los planteamientos de la etnia mapuche constituyen una preocupación nacional. Dicho pueblo, así como el resto de los habitantes originarios de nuestro territorio, sufren muchos problemas de postergación y segregación. El pueblo mapuche, a través de sus organizaciones, tiene derecho a levantar su voz y a expresar libremente sus demandas y aspiraciones. Esas aspiraciones desatendidas hoy se expresan en una serie de puntos, que abarcan desde temas socioeconómicos y culturales hasta reivindicaciones políticas. En estas últimas, claramente son identificables los grupos y dirigentes que en base a la experiencia internacional- en especial la canadiense-, enarbolan sus banderas.
Esas reivindicaciones deben ser discutidas seriamente con el mundo mapuche. En ese sentido, me parece claro que los sucesos internacionales a los que se hizo referencia en la sesión anterior, como el caso de Kosovo, nos muestran que, en un mundo globalizado, renacen reivindicaciones de origen étnico o nacional, las que, cuando no son resueltas adecuadamente, provocan graves conflictos. Si una sociedad como la nuestra no se reconoce como diversa en lo étnico y en lo cultural, efectivamente podemos dirigirnos hacia un camino de desencuentros e incluso de violencia.
Ante ese panorama, es positivo que el mundo político enfrente el tema no desde el punto de vista de sus implicancias en la seguridad pública, sino desde una visión más amplia, que permita comprender que los mapuches, si bien son los ancestros de la mayoría de los chilenos, también tienen y conservan una identidad propia. Al respecto hay discrepancia de puntos de vista entre lo que estoy señalando y lo que indicaron algunos señores Senadores tanto en la sesión pasada como en ésta.
Su cultura inspira admiración, por su respeto y resguardo del sistema medioambiental, por una concepción del hombre como un elemento más de la naturaleza. Para ellos "la tierra no pertenece al hombre, sino que el hombre pertenece a la tierra". La familia es el espacio básico donde se manifiesta la comunicación recíproca entre las distintas generaciones: una o más familias forman una comunidad, ámbito de la existencia de los mapuches como pueblo y, por ende, de su identidad. En ella se comparte lo bueno y lo malo, y se practican la solidaridad y la fraternidad como las más preciadas y notables virtudes sociales.
Está claro que, para avanzar hacia una mejor forma de convivencia social, mucho pueden aportar los mapuches.
Por la escasez de tiempo, omitiré la información sobre la postergación económica de estos pueblos originarios. Pero sí creo importante recordar, una vez más, que el 80 por ciento de la población mapuche vive en las ciudades. La estrechez de las tierras, la presión demográfica y la carencia de oportunidades en las comunidades, los han obligado a buscar en las ciudades mejores expectativas. Sin embargo, en la gran ciudad, la población mapuche migrante vive una tensión aún más fuerte entre la necesidad de incorporarse a la modernidad, en el modelo de desarrollo que conocemos, y su legado y lazos con sus orígenes ancestrales.
A pesar de estar en un medio que los discrimina, esta población paulatinamente se ha organizado, buscando mantener sus expresiones culturales, como la celebración del Wiñol Tripantu (Año Nuevo), cada 24 de junio, y el gran Nguillatún de la comuna de Pudahuel en Santiago, celebrado en el mes de octubre de cada año. De esta forma, en un ambiente que no es el suyo, que no los comprende y muchas veces los discrimina, buscan espacio para la manifestación de su cultura y de su religiosidad.
La situación que se ha producido con la etnia mapuche ha puesto de manifiesto las dificultades de una política estatal capaz de encarar, de una manera global y decidida, los problemas históricos que nuestras comunidades indígenas reclaman. Las demandas del pueblo mapuche comprometen a la sociedad chilena en su conjunto, que, a través de su historia, ha procurando integrarlos asimilándolos al resto de la población nacional, desconociendo su originalidad.
En este sentido -repito-, hay una visión diferente. Pensamos que Chile es un país multicultural y multirracial, más allá de su mestizaje, y, como muchos otros países de América Latina, debe reconocer la realidad de sus pueblos indígenas.
Hoy debemos constatar que esa línea de acción, de asimilación e integración, ha fracasado. La situación que se vive en algunas comunidades mapuches y que amenaza con extenderse a otras zonas responde a condiciones de postergación, a la mantención de la marginalidad y de la pobreza; pero también a la reivindicación de una identidad propia y singular, a la dignidad que poseen en cuanto pueblos originarios.
Hemos respaldado las movilizaciones del pueblo mapuche y su derecho a manifestar sus demandas y malestar. Pero, al mismo tiempo, hemos rechazado el carácter violento de algunas de ellas. Al respecto, hemos visto con estupor agresiones como la sufrida por el Director de la CONADI , Rodrigo González .
A pesar de las incomprensiones mutuas, creemos que es un deber del Gobierno continuar por la senda del diálogo, tal como lo ha venido haciendo el Ministro de Planificación y Cooperación, señor Germán Quintana .
En ese camino consideramos necesario impulsar modificaciones constitucionales tendientes a reconocer a nuestras etnias. Recuerdo muy bien, cuando se discutió la Ley Indígena, que había Parlamentarios, principalmente de Oposición, que en esa oportunidad se negaban a reconocer la existencia de pueblos indígenas en nuestra sociedad. Tal como indicó el Senador señor Silva , esperamos la aprobación del proyecto que ratifica el Convenio 169 de la OIT. Cabe hacer presente que si dicha iniciativa se ha postergado es porque hay un sector del Parlamento que no reconoce la existencia de pueblos con identidad propia dentro de la nacionalidad chilena. Se trata de una discusión indispensable que deber ser zanjada.
También nos parece importante que se constituya una instancia que permita determinar las deficiencias que enfrentan hoy día las políticas indígenas.
En tal sentido, quisiéramos proponer al Senado la creación de una comisión permanente destinada a estudiar tales problemas. O sea, no sería una comisión especial, sino que se constituiría en la interlocutora permanente del Senado con todas las etnias que conforman nuestra nacionalidad. Sobre el particular presentaremos una reforma al Reglamento del Senado.
Afortunadamente, la visión que en un primer momento se tuvo respecto de la intranquilidad del pueblo mapuche se ha ido modificando durante las últimas semanas, y creemos que los diálogos emprendidos han sido muy útiles. En efecto, las primeras movilizaciones de comunidades mapuches fueron enfrentadas por algunas autoridades como si estuviéramos ante un problema de seguridad pública.
Esa visión, también compartida por algunos Parlamentarios de Oposición, tendía a responsabilizar de lo que estaba ocurriendo a personas ajenas a las comunidades. Incluso, se insinuó la responsabilidad de algunos Parlamentarios de Gobierno o de autoridades locales -como el caso del edil de Tirúa, único alcalde mapuche del país- en los actos de violencia y en los atentados a las empresas forestales.
Consideramos también injusto criticar las actuaciones que, a nivel internacional, realizan los representantes del pueblo mapuche para reivindicar sus derechos, como lo hacen los pueblos originarios de muchas partes del mundo. Por algo la Organización de Naciones Unidas tiene una comisión especial destinada a esos asuntos.
Insistimos: la situación debe ser tratada de una manera global, buscando soluciones integrales que -reconozcámoslo- no son fáciles de alcanzar.
Los hechos recientes -conflictos por tierras, demandas de autonomía y representación, enfrentamiento con la fuerza pública, así como las lamentables agresiones a ciertas autoridades- ejemplifican que la institucionalidad creada por los Gobiernos de la Concertación fue un paso muy importante, pero insuficiente. La principal crítica de las etnias indígenas es la lentitud en el avance hacia mayores condiciones de equidad social, económica y cultural. Y esto ha provocado el surgimiento de agrupaciones radicalizadas, de inspiración fundamentalista, con expresiones que favorecen el enfrentamiento y, a veces, incluso la intolerancia.
Hemos conocido sus demandas, que han tenido un hondo impacto en la opinión pública luego de la marcha hacia Santiago . Se resumen en autodeterminación, reconocimiento institucional de su existencia como pueblo, incorporación del principio de discriminación positiva en el área del empleo, organización a través de un ente representativo y ratificación de ciertos tratados.
La actual ley Nº 19.253 no garantiza a nuestro juicio en forma adecuada y cabal la defensa de la propiedad indígena y no incorpora, entre otros, el componente de la situación urbana de la inmensa mayoría de la población mapuche.
Es deber del Estado proteger la existencia y desarrollo de la cultura mapuche. Para ello, es necesario reconocer constitucionalmente a estos pueblos indígenas, implementar medidas como la expansión de la educación cultural bilingüe -ya instituida en parte durante los Gobiernos de la Concertación-, y explorar soluciones a corto plazo de la demanda por tierras. Además, el Estado debe promover la participación de los representantes mapuches en instancias como el Foro Permanente de los Pueblos Indígenas y en el Foro Indígena de Latinoamérica y el Caribe.
Como sociedad nunca hemos dado la debida importancia al tema indígena, sin asumir que el país es multicultural. Por el contrario, hemos impuesto una cultura uniforme, una sola visión de lo que somos los chilenos y de cómo debemos desarrollarnos. No existe un solo programa de televisión en lengua mapuche -ni uno solo-; programas de radio, muy escasos. Es decir, el telespectador normal carece, cotidianamente, de la sensación de vivir en un Estado o de formar parte de una nación con componentes distintos.
Y permítaseme relatar una experiencia personal, para mí bastante curiosa. Visité el pabellón de Chile en la Expo Sevilla: se hallaba concebido, en parte, para mostrar que el país era distinto de los de América Latina, y toda la gente que atendía era rubia y alta. Si había un mapuche, resultaba algo extraño, pintoresco. Al lado se encontraba el pabellón de Nueva Zelandia, donde todo partía con la exaltación de la cultura maorí. ¡Era como si Chile quisiera negar sus raíces indígenas y como si los neozelandeses, en cambio, quisiesen exaltarlas! Constituye una actitud distinta, una óptica diferente. Y el pueblo mapuche, en cuanto a la necesidad de reivindicar su derecho, en nada resulta disímil del pueblo maorí.
Hoy, el desafío es cómo...
El señor RÍOS ( Vicepresidente ).-
Se agota su tiempo, señor Senador.
El señor MARTÍNEZ .-
Solicito una interrupción.
El señor VIERA-GALLO.-
No tengo inconvenientes en concederla.
El señor RÍOS ( Vicepresidente ).-
No es posible, Su Señoría, pues la intervención debe concluir. Otros señores Senadores se hallan inscritos...
El señor VIERA-GALLO .-
Termino, señor Presidente , exponiendo que el desafío reside en cómo hacer participar en el desarrollo a nuestras etnias originarias, respetando su distinta visión y relación con el mundo y la naturaleza y, también, considerando su diferente concepción del adelanto material y económico. Para tal efecto, se debe tener presente su amor a la tierra, no desde un punto de vista romántico, sino comprendiendo que se hallan ligadas a ella, y entregarles las herramientas para que puedan fortalecer su cultura e identidad propias, haciéndolas partícipes, al mismo tiempo, del progreso y de los beneficios que conlleva.
Gracias.
El señor RÍOS ( Vicepresidente ).-
Tiene la palabra por dos minutos, según lo pidió, el Senador señor Muñoz Barra.
El señor MUÑOZ BARRA.-
En forma muy rápida, señor Presidente , afirmo que la Ley Indígena es buena, a diferencia de lo aseverado por un Honorable colega. Lo que falta son recursos.
Pero deseo referirme a hechos que ocurren en el día de hoy. Porque soy Senador por la Región de la Araucanía y los conflictos se radican precisamente en los distritos que represento en esta Corporación.
En primer lugar, felicito por su actitud a Rodrigo González , Director de la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena , a quien respaldo ante el bochornoso y lamentable episodio que lo afectó, presenciado por todos en la televisión, y que provoca un grave daño a la causa indígena, que con tanta sensibilidad se analiza en el Senado.
Repito que represento a la circunscripción constituida por los distritos 48 y 49, donde se plantean las dificultades. Por compartir a menudo con la gente de las reducciones, deseo preguntar a los señores Ministros presentes cuál es la razón de que el Gobierno, institucionalmente, haya otorgado una representatividad, una vocería y un reconocimiento casi oficial al señor Aucán Huilcamán y a su organización minoritaria llamada "Consejo de Todas las Tierras".
Esa persona, señor Presidente, no es respaldada de ninguna manera por las cerca de dos mil comunidades en la Región de la Araucanía.
El señor BOMBAL .-
En absoluto.
El señor MUÑOZ BARRA.-
Soy Senador de Gobierno y expreso mis juicios con la responsabilidad que me asiste. Más aún: hago referencia a alguien cuestionado por los dirigentes reales. Lo efectivo es que se trata de un dirigente con vocaciones internacionales, que no mete los pies en el barro, como los indígenas que viven en la Región. Viaja por Suiza, por Canadá,...
El señor BOMBAL .-
Por Francia.
El señor MUÑOZ BARRA.-
... por Australia, pero su paso y su huella no se registran en las reducciones de la zona.
En relación con esa vocería extraña, he escuchado a uno de los señores Ministros presentes -anoche lo vi en la televisión- decir que si el señor Aucán Huilcamán se disculpa, el Gobierno reiniciará el diálogo con su persona y con el Consejo de Todas las Tierras.
El señor BOMBAL .-
Constituye una vergüenza.
El señor MUÑOZ BARRA.-
Y, sin embargo, los dirigentes reales de las comunidades de El Pantano, de Temulemu, de Didaico, en donde se suscitan la situación que nos ocupa, no participan en las conversaciones. Tanto es así, que no resulta cierto un ofrecimiento formulado en el sentido de que se iban a comprar, para entregarlas a una de esas reducciones, 58 hectáreas a una forestal, porque ésta, en el ejercicio de su derecho -que no cuestiono-, procedió a la explotación de los pinos y en este minuto se encuentra replantando, lo que puede originar una "mecha" peligrosa en el área.
Por ello, señor Presidente , creo que estamos equivocados en la metodología de cómo se debe tratar el caso. Reconozco -y con esto termino- que el tema es muy complejo, muy vasto, pero advierto, con verdadera preocupación y angustia, que el Gobierno y sus autoridades a nivel central están errando el camino para enfrentar el asunto si no consideran la realidad de la representación de un sector muy minoritario.
Y me pregunto qué se pretende. ¿Que se sumen mil 500 reducciones absolutamente tranquilas, con prescindencia de que ese Consejo de Todas las Tierras comprende un ámbito ínfimo en la Región de la Araucanía?
Expongo mi inquietud al respecto y señalo mi molestia, porque los hechos consignados repercuten, por supuesto, en mi trabajo parlamentario y en el desarrollo de la Región que represento en el Senado.
Muchas gracias.
El señor RÍOS ( Vicepresidente ).-
Señor Ministro , ¿desea contestar de inmediato o prefiere hacerlo después?
El señor QUINTANA ( Ministro de Planificación y Cooperación).-
Lo haré ahora, señor Presidente .
El señor RÍOS (Vicepresidente).-
Tiene la palabra.
El señor QUINTANA ( Ministro de Planificación y Cooperación).-
Señor Presidente , señores Senadores, me parecen de extremada importancia las expresiones de todos los que han planteado sus puntos de vista, pero, en particular, la intervención del Senador señor Muñoz Barra . Y me gustaría explicar algo que ya di a conocer en la sesión inicial, pero que es relevante.
El Gobierno ha iniciado un diálogo participativo con todas las comunidades, es decir, no solamente con las de la Novena, sino también con las de la Octava y Décima Regiones. En ese contexto, se siguen desarrollando conversaciones, comuna por comuna, con todos los "loncos" tradicionales. Constituye un proceso exitoso, que nos ha permitido acercarnos directamente a más de mil comunidades, a más de tres mil dirigentes, y esperamos darles a conocer a ellos en las próximas semanas las respuestas a sus demandas.
También precisé que tres organizaciones, con un gran despliegue comunicacional, pugnaban por presentarse como representantes del mundo mapuche. Y me referí al Consejo de Todas las Tierras, a la Coordinadora y a la entidad lafquenche. Puntualicé las características de cada una de ellas y expresé claramente que entre las tres no incluyen más de 60 comunidades. Fui explícito en hacer constar que esas entidades no son interlocutoras por el mundo mapuche, porque éste no delega su representación, la cual, al revés, es siempre diversa.
Lo anterior no obsta a que, como Gobierno y con responsabilidad política, se hayan desplegado todos los esfuerzos necesarios para que las organizaciones que han utilizado la violencia cuenten con la posibilidad, por la vía del diálogo, de cambiar de actitud. Y creemos que era un propósito que se debía perseguir. Sobre esa base, se determinó un trabajo especial con las 20 comunidades que comprende el Consejo de Todas las Tierras, para analizar sus demandas, pero esa entidad no cumplió con sus compromisos dentro del plazo respectivo.
Dejo establecido, señor Presidente , que cuando estuvo en Santiago la delegación de ese Consejo no fue precisamente el Gobierno quien le otorgó la característica de interlocutor único por el mundo mapuche. No puedo decir lo mismo...
El señor MARTÍNEZ .-
¿Me permite una interrupción, señor Ministro ?
El señor QUINTANA ( Ministro de Planificación y Cooperación).-
... de otras instituciones.
El señor MARTÍNEZ .-
Señor Presidente , solicito una interrupción.
El señor RÍOS ( Vicepresidente ).-
¿La concede, señor Ministro?
El señor QUINTANA ( Ministro de Planificación y Cooperación).-
Deseo terminar mis observaciones, señor Presidente ....
El señor RÍOS ( Vicepresidente ).-
El señor Ministro no desea ser interrumpido.
El señor QUINTANA ( Ministro de Planificación y Cooperación).-
Así es.
En realidad, como país, enfrentamos una gran dificultad de lenguaje. He expresado con claridad lo que representa el Consejo de Todas las Tierras. Y he señalado que es una organización pequeña -no más de 20 comunidades- y, también, que carece, por desgracia, de disposición al diálogo, una vez que ello se comprobó.
Pero quiero puntualizar lo que ocurre en la presentación pública de los hechos.
El señor MARTÍNEZ .-
Solicito una interrupción, señor Ministro . Me basta un minuto, por favor.
El señor QUINTANA ( Ministro de Planificación y Cooperación).-
Deseo terminar. Seré muy breve.
El señor RÍOS ( Vicepresidente ).-
El señor Ministro no desea ser interrumpido.
El señor QUINTANA ( Ministro de Planificación y Cooperación).-
En el día de hoy "El Mercurio", en su primera plana, cuerpo A, página 1, describe la situación del Consejo de Todas las Tierras, que no representa a más de 20 comunidades -de un total cercano a 2 mil-, señalando: "Gobierno Exige Disculpas; Mapuches No Las Darán". Es decir, el decano de nuestra prensa no diferencia entre el millón de personas que comprende el mundo mapuche de los no más de 200 ó 40 que estaban presentes en la agresión.
Si ello ocurre con un medio tan importante y de tanto prestigio como "El Mercurio", que no logra visualizar la diferencia, difícilmente la opinión pública podrá discriminar de manera adecuada la pluralidad del mundo mapuche.
El señor BOMBAL .-
¿Me permite una interrupción con relación a lo que está expresando, señor Ministro ?
El señor MARTÍNEZ .-
Señor Ministro ...
El señor RÍOS ( Vicepresidente ).-
El señor Ministro no desea ser interrumpido, señores Senadores.
El señor QUINTANA ( Ministro de Planificación y Cooperación).-
Eso significa, por tanto, que el esfuerzo que debemos efectuar para ver la temática mapuche en toda su complejidad es mucho más profundo que lo hecho hasta ahora.
Muchas gracias, señor Presidente.
El señor BOMBAL.-
¿Me permite una interrupción sobre el punto, señor Ministro ?
El señor RÍOS ( Vicepresidente ).-
El Honorable señor Martínez también ha solicitado una interrupción...
El señor GAZMURI.-
Pero el señor Ministro terminó su intervención.
El señor RÍOS (Vicepresidente).-
Así es.
El señor MARTÍNEZ.-
Señor Presidente , pedí dos veces al señor Ministro que me concediera un minuto para aclarar un dato que se dio.
El señor RÍOS ( Vicepresidente ).-
Senador señor Martínez, reglamentariamente, si quien está haciendo uso de la palabra no concede la interrupción, la Mesa no puede detener su discurso.
El señor MARTÍNEZ.-
No estoy discutiendo eso, sino solicitando que se me concedan exactamente 30 segundos para señalar algo.
El señor GAZMURI.-
No. El señor Ministro no quiere.
El señor MARTÍNEZ.-
Perdón, señor Senador, pero estoy hablando con el Presidente de la Mesa y no con usted.
El señor RÍOS ( Vicepresidente ).-
Honorables señores Martínez y Bombal, el señor Ministro terminó de hablar y no otorgó interrupciones.
El señor MATTA.-
Prosiga con el orden, señor Presidente.
El señor RÍOS ( Vicepresidente ).-
Senador señor Matta, estoy dando una explicación al Honorable señor Martínez.
En definitiva, no fue posible intervenir por esa vía durante la exposición del señor Ministro .
Ahora, si el orador que intervendrá en seguida quiere concederle una interrupción, Su Señoría podrá hacer uso de ella.
Tiene la palabra el Honorable señor Canessa.
El señor CANESSA.-
Señor Presidente , si no recuerdo mal, en la anterior sesión especial el señor Ministro de Planificación y Cooperación sintetizó su posición afirmando que desde 1994 la CONADI ha venido aplicando la Ley Indígena con un resultado general bastante positivo. Sin embargo -añadió-, dada la magnitud de la situación de marginación en que se encuentran las distintas comunidades del país, el esfuerzo realizado aún es insuficiente.
En lo inmediato, frente al evidente deterioro de la situación, insistió en la necesidad de un diálogo respetuoso entre el Estado y las organizaciones mapuches más activas, para lo cual el Ejecutivo había creado una Comisión de Estudio.
Quedó en claro asimismo que, para dar contenido a ese diálogo, el Gobierno no descarta, ni mucho menos, la posibilidad de volver a plantear el reconocimiento constitucional del pueblo mapuche. Tampoco se negará a considerar las peticiones de autonomía sustentadas por los grupos más radicalizados, e iniciará la tramitación legislativa encaminada a la ratificación del Convenio Nº 169 de la OIT.
En el plano de las acciones más directas, está dispuesto a aumentar la ayuda asistencial, en la medida de las disponibilidades presupuestarias, y a facilitar el reparto de tierras a las comunidades que tienen mayor presión demográfica.
En esa perspectiva, o no hay problemas que justifiquen una preocupación especial por nuestra parte, dado que la armonía de la sociedad no está en peligro, o, reconociendo la existencia de algunas dificultades, se les puede disolver mediante cambios institucionales y otorgando más recursos a la CONADI.
Yo estoy en completo desacuerdo con ese diagnóstico.
En mi opinión, se ha oscurecido la raíz de este conflicto, confundiendo las causas con los efectos. No se advierte con suficiente claridad, ni en la opinión pública ni en la autoridad responsable, que el dilema esencial respecto a los pueblos indígenas consiste en resolver si hay que integrarlos o segregarlos del ser nacional.
Justamente porque no hay nitidez conceptual, la autoridad se limita a reaccionar ante los hechos consumados. No hay conducción, sino apenas irritación.
Si mi apreciación es correcta, estamos frente a las primeras consecuencias de una política social inadecuada, una política que exige ser modificada sustancialmente si queremos garantizar la paz en nuestra sociedad.
Deseo argumentar en tal sentido, partiendo de una noción elemental.
A veces olvidamos que el dato esencial para comprender a Hispanoamérica es su mestizaje. Sólo a partir de esa realidad tienen sentido su cultura y las estructuras sociales que le son propias. A diferencia de lo ocurrido en América del Norte, donde los aborígenes fueron salvajemente exterminados, los colonizadores españoles y portugueses se mezclaron con la población nativa, y de allí surgieron las naciones que hoy pueblan nuestro continente.
Chile no fue la excepción. Después de don Pedro de Valdivia, casi todos tenemos algo de sangre aborigen. Lo que algunos denominan raza chilena es, precisamente, el resultado de esa fusión.
Ahora bien, según datos del Censo de Población y Vivienda de 1992, un millón de chilenos mayores de 14 años se reconoce a sí mismo como indígena y el 90 por ciento de ellos se considera mapuche. Siempre de acuerdo a dicho Censo, el 79 por ciento de quienes se dicen mapuches vive en sectores urbanos del país y el 44 por ciento de ellos lo hace en la Región Metropolitana.
El significado de esas cifras es doble. De una parte, aunque científicamente podría demostrarse la presencia del factor indígena en la generalidad de los habitantes del país, solo una minoría se siente vitalmente unida a sus ancestros. De otra, la masa de la población, aun cuando conserve el cariño por sus antepasados -sean ellos mapuches, españoles, ingleses, alemanes, italianos, croatas, franceses o árabes-, ante todo se siente parte de la nación chilena.
La explicación de este fenómeno unitivo late en nuestra historia, en la forma como se forjó nuestra patria común. En realidad, todos los antecedentes conocidos coinciden en que, desde el nacimiento mismo de la República, el Estado de Chile orientó y sostuvo un esfuerzo de integración racial que tuvo éxito.
Viene al caso recordar que el decreto de 3 de junio de 1818 sustituyó la denominación "español" por "chileno". Y dice que respecto de los indios no debe hacerse diferencia alguna, sino, simplemente, llamarlos "chilenos".
En igual sentido, haciendo explícito el afán integrador de O'Higgins, el decreto de 4 de marzo de 1819 aseguró a los mapuches su plena capacidad jurídica; y desde entonces pudieron concurrir personalmente a celebrar toda clase de contratos y obtener empleos políticos y militares. Además, este decreto abolió el cargo de Protector General de Naturales, que había sido establecido en 1582.
En otras palabras -y eso es lo que me parece indispensable destacar-, desde el nacimiento de la República hasta la puesta en vigor de la actual Ley sobre Protección, Fomento y Desarrollo de los Pueblos Indígenas, promulgada el 28 de septiembre de 1993, la política del Estado tuvo un objetivo constante: la plena y efectiva integración de los mapuches al conjunto de la chilenidad. Por eso los Textos Constitucionales de 1833, 1925 y 1980 ni siquiera mencionan las palabras "indios" o "indígenas".
Durante el Gobierno Militar -orientado como estaba a restaurar la unidad nacional, perdida tras una década de experimentos revolucionarios- se acentuó el cumplimiento del objetivo permanente en este campo de la realidad nacional, dignificando a los chilenos de origen mapuche al atender sus necesidades en el mismo plano que a cualquier otro ciudadano, pero resguardando sus valores culturales ancestrales.
En efecto, entonces quedaron atrás los resabios paternalistas que aún persistían. Y un buen ejemplo de lo que digo fue el decreto ley N° 2.568, de 1979, que estableció normas sobre la tenencia de tierras indígenas. Este cuerpo legal, inspirado en la promoción de la iniciativa y de la propiedad privada, recogió la aspiración de los mapuches en orden a ser propietarios individuales de la tierra, un anhelo comprobado por las divisiones de sus comunidades tradicionales que, de hecho, habían ido efectuando las ultimas generaciones. Al amparo de esta legislación, que les consideraba como hombres maduros y capaces de actuar sin necesidad de tutela alguna, hasta 1990 se habían dividido 463 mil 409 hectáreas.
La ley de 1993 contradice un esfuerzo integrador varias veces centenario y retrotrae a los mapuches a una condición disminuida.
¿Qué explicación puede tener este cambio de 180 grados tratándose de una materia que, por su naturaleza, corresponde a lo que se suele llamar una política de Estado, esto es, caracterizada por su permanencia en el tiempo?
En este ámbito, la política de los nuevos tiempos tuvo dos fuentes. En primer lugar, la influencia de una corriente internacional vinculada al tema de las etnias precolombinas. Se trata del indigenismo, una sensibilidad que en ciertos sectores posmodernistas del mundo desarrollado ha ocupado el lugar dejado por el naufragio de las ideologías totalitarias. En esta dimensión, el indigenismo cumple una función similar al fundamentalismo ecologista y al feminismo radical, por ejemplo. Son nuevas causas, nuevas experiencias que proporcionan sentido, vitalidad y compromiso a trayectorias puestas al garete por el triunfo del liberalismo.
La otra fuente de esta ley es menos sutil. EI 1° de diciembre de 1989, en Nueva Imperial, con ocasión del Encuentro Nacional de Pueblos Indígenas, se suscribió un Acta de Compromiso entre los representantes de organizaciones mapuches, huilliches, aimaras y rapa nui, y don Patricio Aylwin Azócar . A cambio de su apoyo electoral, el abanderado de la Concertación se comprometió a realizar tres cosas: primero, a obtener el reconocimiento constitucional de los pueblos indígenas; segundo, al establecimiento de una Comisión Especial para los Pueblos Indígenas, encargada de estudiar las propuestas formuladas por sus organizaciones; tercero, a dar forma a una Corporación de Desarrollo Indígena, como órgano de gestión de los asuntos propios de los pueblos aborígenes y crear un Fondo Nacional de Etnodesarrollo. Lo más significativo de este acuerdo electoral es que marca el inicio de una nueva relación entre los pueblos indígenas y el Estado chileno, donde ambos se reconocen como pares.
Para dar cumplimiento a este compromiso, la mencionada Comisión Especial redactó un documento borrador de lo que sería la nueva legislación, aprobado por el Congreso Nacional de Pueblos Indígenas efectuado en Temuco en enero de 1991. El Ejecutivo lo hizo suyo, y el 8 de octubre de ese mismo año lo envió al Parlamente, junto con un proyecto de reforma constitucional. En definitiva, la Ley de Protección, Fomento y Desarrollo de los Pueblos Indígenas fue promulgada por el Presidente de la República el 28 de septiembre de 1993 en Nueva Imperial, esto es, en el mismo lugar en que había ocurrido su génesis. En cambio, el Congreso rechazó la reforma constitucional, que también integraba dicho acuerdo electoral.
Habiendo transcurrido ya varios años desde la puesta en vigencia de esta nueva política, resulta muy difícil estar de acuerdo en que haya tenido éxito el sistema de discriminación positiva que le sirve de idea matriz. Por el contrario, al dejar de tratar como un chileno más a las personas de origen mapuche que habitan en su entorno más tradicional, especialmente en las comunidades de la Octava y Novena Regiones, se las va segregando de la comunidad nacional, condenándolas, se quiera o no, a la marginalidad y la pobreza.
El señor RÍOS ( Vicepresidente ).-
Ha terminado su tiempo, señor Senador.
El señor CANESSA.-
Señor Presidente , según conversamos, haré uso de cinco minutos que me cedió el Honorable señor Cordero.
El señor RÍOS ( Vicepresidente ).-
No es posible ceder tiempo entre los señores Senadores. En todo caso, la Mesa otorga a Su Señoría algunos minutos adicionales para que termine su intervención.
El señor CANESSA.-
Gracias, señor Presidente.
Habiendo indicado lo esencial en el plano de los principios -es decir, integrar o segregar-, señalaré cinco aspectos críticos del actual orden de cosas.
1.- En la práctica, ahora las tierras indígenas están fuera del comercio humano. No pueden ser enajenadas, embargadas, gravadas ni adquiridas por prescripción, salvo entre comunidades o personas indígenas de una misma etnia y previa autorización superior. Con ello se redujo a los mapuches a la condición de menores de edad, ya que no pueden disponer de sus propiedades con la libertad que tiene el resto de los chilenos. Esto es especialmente estricto respecto a la tierra de las comunidades.
Asimismo, estas limitaciones al derecho de propiedad impiden hipotecarlas, con lo cual se dificulta a sus dueños el acceso al crédito bancario y, por lo mismo, a obtener recursos que les permitan emprender nuevos negocios. También incentiva el surgimiento de minifundios, lo que impide aprovechar las economías de escala y el uso de una mejor tecnología. Por último, disminuye el valor alternativo de esas tierras, que de otro modo podrían ser destinadas a usos más productivos, como el forestal.
2.- Entre las variadas funciones que la ley encomienda a la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (CONADI), no hay ninguna que revista carácter integrador o que permita reafirmar la condición de chilenos que tienen los indígenas. Por el contrario, algunas de las acciones que realiza se encaminan a la estimulación de una conciencia de nación diferente. Esto se nota incluso en el diseño de los impresos, donde hay profusión de símbolos indígenas, pero jamás aparece una bandera o un escudo de Chile, ni siquiera en la publicación que hizo la CONADI para divulgar la ley Nº 19.253, que obviamente es ley de la República.
Todos sabemos que sus cargos han sido provistos con un criterio partidista, lo que en nada ayuda a su gestión. Pero el punto sobre el cual me interesa llamar la atención del Senado no es su politización, sino otro de mayor trascendencia.
En efecto, resulta digno meditar el que por primera vez en la historia de la función administrativa en nuestro país se haya creado una institución pública cuyas facultades le permiten administrar en forma global la vida de un grupo de chilenos. Por ese camino se llegará, fatalmente, a establecer una suerte de zoológico humano, tal como se da en las reservaciones norteamericanas que algunos tantos admiran. Sería trágico que ése fuera el destino de los últimos reductos del pueblo mapuche.
3.- Otra consecuencia derivada directamente de esta política, mostrando una vez más cuán errónea es, se refiere a la violencia en que se va sumiendo la vida cotidiana de este sector de la población nacional. La situación mapuche, cuya magnitud y sentido no se aclaran, ha creado una violencia creciente, cuyo desarrollo parece tener origen y motivaciones en ideologías y recursos que son ajenos a esa zona del país, e incluso, al Estado chileno. Mientras más se sigan produciendo estos hechos, aumentará el riesgo de que se genere una escalada capaz de afectar seriamente a dos o más regiones que hasta hace poco considerábamos muy prósperas. La estabilidad de esta zona productiva se encuentra amenazada.
El turbulento desarrollo del problema mapuche no sólo produce inquietud en los círculos políticos y económicos del país, sino que también atrae la atención del exterior, visualizándose por algunos una situación semejante a la del Estado de Chiapas, en México; otros, más pesimistas, proyectan explosivas situaciones, como las acaecidas en los Balcanes.
El problema debe ser resuelto pronto, porque el extremismo mapuche podría unirse a otros focos de inquietud y violencia extrasistémicos y a difíciles situaciones que ya se han evidenciado en el presente año, provocando para el país un complejo cuadro que nadie cuerdo podría desear.
El señor RÍOS ( Vicepresidente ).-
Disculpe que le interrumpa, señor Senador. ¿Cuánto tiempo estima que le resta para terminar su intervención?
El señor CANESSA.-
Dos minutos, señor Presidente . Sólo me queda una página.
El señor RÍOS (Vicepresidente).-
De acuerdo.
El señor CANESSA.-
4.- El diagnóstico oficial, que hace convergente la calidad de mapuche con la de pobre, me parece inexacto. Las dificultades socioeconómicas que todavía afectan al 20 por ciento de la población, que se debate en la miseria o en sus bordes, no tiene por causa la pertenencia a una raza determinada. No se alcanza el bienestar mediante discriminaciones de ningún tipo. El progreso de los pueblos y de las personas que los integran depende de otros factores. Así lo demuestra la trayectoria de muchas naciones del orbe. En definitiva, la suerte de los compatriotas más desvalidos depende del grado de crecimiento económico que alcance la sociedad en su conjunto.
5.- Por último, hay una consecuencia que afecta un bien para mí sagrado: la unidad nacional. El avance firme y estable que todos queremos para nuestra patria requiere hoy una definición que nos deje en claro si queremos segregar a una parte de su población, justamente a uno de los dos pilares étnicos de la nación chilena, o bien, afianzar la unidad del cuerpo social, fortaleciendo la cohesión de nuestra nación mediante su progresiva integración, tal como se hizo, con absoluta naturalidad, desde mediados del siglo XVI.
Señor Presidente , alguien dijo que gobernar es rectificar. Se está configurando un escenario negativo en el cual los chilenos presuntamente beneficiados por esta legislación especial terminarán por ser sus víctimas. Urge rectificar y volver a la política de integración, que hizo de la nuestra una nación admirable y admirada en esta parte del mundo.
El señor RÍOS ( Vicepresidente ).-
Aunque la Mesa ha concedido tiempo adicional a algunos señores Senadores, ruego a Sus Señorías ajustarse, en lo posible, al que les corresponde.
A continuación otorgaré la palabra al Honorable señor Horvath, quien me ha manifestado que sólo ocupará tres minutos y que dará una interrupción de un minuto al Senador señor Martínez, quien desea formular una consulta.
Tiene la palabra el Honorable señor Horvath.
El señor HORVATH.-
Señor Presidente , la globalización trae aparejada una reafirmación de las identidades. Éste es un fenómeno nuevo -a mi juicio, positivo- que deberemos enfrentar en la forma más amplia posible. El hecho de que las diversidades se manifiesten con mayor fuerza es un sinónimo claro -no sólo en las leyes de la física (por ejemplo, termodinámica) y en la ecología sino también en los fenómenos sociales y culturales- de mayor riqueza de vida.
Con respecto a temas puntuales, en primer término quiero plantear un problema tanto al señor Ministro del Interior como al de Planificación y Cooperación, y hacer algunas consultas.
Las cifras entregadas por el INE contienen manifiestos errores en cuanto a la identificación de las personas encuestadas, todas de sobre 14 años de edad. Un caso típico es el del pueblo rapa nui. Figuran 21 mil 848 pascuenses, en circunstancias de que en la isla viven apenas mil 853. O sea, en el resto del país habría 12 veces más personas de esa etnia que en Isla de Pascua. Evidentemente, eso no es así.
La pregunta que cabe hacer es qué se está haciendo.
En segundo lugar, aquí se ha señalado algo muy importante, que ya en los albores de la generación de nuestro país sus principales protagonistas -O'Higgins, Carrera- hicieron notar: somos una nación de raza multiétnica y todos sus habitantes tenemos los mismos derechos, condiciones e identidad. Sin embargo, como lo demuestra la historia, se ha ejercido discriminación.
Las cifras al respecto también son claras. Mientras la media de indigencia en Chile es de 5,5 por ciento, en el caso de los pueblos indígenas llega a 11 por ciento. Con relación al analfabetismo, frente a un 12 por ciento general del país, la población autóctona exhibe un 19 por ciento.
En ese sentido, se requiere conocer con mayor detalle, en el momento en que el Gobierno lo estime oportuno, cuáles son las acciones focalizadas que se están llevando a cabo en esta línea con miras a un desarrollo integral que contemple el respeto a la cultura de las distintas etnias, ya que esta diversidad se halla muy bien expresada por los pueblos indígenas en las artes, el deporte, la sociología, la ciencia, la medicina, etcétera.
Hago presente lo anterior porque a nivel internacional existe una campaña que vulnera al país. Por ejemplo, en el caso de Isla de Pascua se promueve sistemáticamente que Chile usurpó esa parte del territorio y pretende aplastar su cultura. Todos sabemos que fue justamente nuestro país el que evitó que el pueblo rapa nui se extinguiera por la esclavitud en las guaneras del Perú. Gracias a Chile, hasta hoy esos compatriotas subsisten y tienen mejores posibilidades todavía de salir adelante.
Pienso que, junto con las medidas planteadas, debe haber un reconocimiento explícito en la Constitución, bajo este nuevo marco de diversidad en globalización, de los pueblos indígenas. Ello permitirá corregir una de las raíces de la timidez, el apocamiento y el sentimiento de inferioridad que aún se aprecia entre los chilenos. Hoy, en forma creciente, la gente empieza a reconocer su raíz indígena. Y éste es un avance muy importante.
El señor MARTÍNEZ.-
¿Puedo hacer uso de la interrupción que se me concedió, señor Presidente?
El señor RÍOS ( Vicepresidente ).-
Tiene la palabra, Su Señoría.
El señor MARTÍNEZ .-
Señor Presidente , el señor Ministro al referirse al señor Huilcamán manifestó reiteradamente que el Consejo de Todas las Tierras agrupaba sólo a 20 comunidades, en circunstancias de que la información pública que se maneja es que involucra a 32 comunidades, que en la actualidad mantienen 25 conflictos parciales. Se señaló que dicho Consejo había planteado al Gobierno, como plazo inicial para solucionar la situación, hasta el 28 de junio de este año, el que posteriormente se extendió al 5 de julio.
Desearía saber si el señor Ministro amplía, aclara o rectifica lo expuesto.
El señor QUINTANA ( Ministro de Planificación y Cooperación).-
¿Me permite, señor Presidente?
El señor RÍOS (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el señor Ministro.
El señor QUINTANA ( Ministro de Planificación y Cooperación).-
Señor Presidente , en primer término me referiré a las cifras del INE.
Es efectivo que el censo realizado muestra las cifras mencionadas. Debemos recordar que se trata de una encuesta que se hace a las personas y en Chile no se las clasifica genéticamente cuando nacen. Se preguntó a la gente si se sentía parte de un pueblo originario o no. Tal vez por eso las cifras sean más abultadas que lo que se estima debiera corresponder, en este caso, a la etnia rapa nui, dado el proceso de casi exterminio por parte de otros países a que se hizo alusión.
Tocante a la consulta acerca de las comunidades mapuches, ratifico lo que informé en la sesión inicial sobre el tema: el documento formal que nos entregó el Consejo de Todas las Tierras al comienzo del proceso de diálogo, hace aproximadamente 30 días, contenía demandas de 22 comunidades. En estos días la prensa ha señalado que serían 32. El Gobierno no tiene antecedentes formales que lleven a concluir que eso es cierto. Nosotros trabajamos con los datos que el Consejo nos ha entregado oficialmente acerca de las comunidades cuya situación es preciso resolver.
Ésa es mi respuesta precisa a las interrogantes planteadas, señor Presidente.
El señor RÍOS ( Vicepresidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Boeninger.
El señor BOENINGER.-
Señor Presidente , como cosa previa quiero expresar, primero, mi solidaridad para con el Director de la CONADI, don Rodrigo González , por las agresiones de que fue objeto; segundo, que nada justifica los actos de violencia, los incendios intencionales ni las tomas ocurridas, y tercero, que aplaudo la prudencia con que ha actuado y sigue actuando la autoridad, a mi juicio personificada en el Ministro señor Quintana .
Entro en materia.
Hasta hace algunos años en Chile había preocupación por los mapuches sólo en cuanto en su mayoría son pobres o muy pobres.
Las clases dirigentes del país vivían convencidas de la existencia de una nacionalidad chilena cultural e idiosincráticamente homogénea. Se reconocía la realidad de un fuerte mestizaje, pese a lo cual la elite e incluso amplios sectores de clase media señalaban con orgullo que Chile era básicamente un país europeo, al igual que Argentina y Uruguay .
La explosión de demandas reivindicativas, la afirmación de identidad étnica y cultural, la aparición de dirigentes que acusan al hombre blanco de ser históricamente culpable de abuso y expoliación, y principalmente de haberles arrebatado sus tierras y pisoteado su cultura, ha sido un rudo despertar. Al fin y al cabo el término de la guerra de Arauco se produjo por sometimiento y no por integración. No se me escapa el hecho de que tales movimientos son impulsados por un pequeño número de dirigentes activistas, que parecen competir entre sí por ser más violentos y extremos, o que se disputan o arrogan el liderazgo de todos los mapuches. Pero cabe hacer notar que los movimientos sociales suelen nacer, desarrollarse y luego adquirir fuerza y virulencia precisamente de esa manera. De modo que si no resolvemos bien este problema, es posible que a una primera generación -que puede estar encarnada en Aucán Huicamán y otras personas- le sucedan una segunda, tercera y cuarta generaciones mucho más amplias que aquélla.
Como ocurre con otros clivajes de la sociedad chilena, hoy debemos reconocer que la nuestra es una unidad en la diversidad y que étnicamente somos también un país plural. Ésta es la perspectiva con que debemos enfrentar en el futuro las relaciones con los pueblos mapuches y demás etnias minoritarias. Se trata de sustituir una integración nacional más aparente que real, o que al menos muestra fuertes fisuras, por una unidad basada en la aceptación explícita de esa diversidad.
Se trata de una tarea que se perfila como uno de los problemas, a mi juicio, más serios que deberemos enfrentar en la próxima década. No es un hecho menor el que esta explosión étnica se da en un contexto internacional, en que fenómenos similares se están produciendo en muchos países -en los Balcanes, Rusia, con los aborígenes australianos, los maoríes de Nueva Zelandia, hay tensiones entre Indonesia y Malasia de origen chino y malayo-, con demandas de autonomía en algunos casos y reivindicación de tierras en otros.
Como en otras situaciones, la demanda primaria de los mapuches es la tierra. Ésta constituye el hábitat de siempre de una alta proporción de esos cientos de miles de mapuches que han aparecido en escena con mayor fuerza y organización en tiempos recientes. Son terrenos que pertenecieron a sus antepasados y que -como señalé- les fueron arrebatados -así lo sienten ellos- por la fuerza. El problema de la tierra se agrava porque las comunidades indígenas se han enfrentado a través del tiempo con el fenómeno de que una superficie igual o en disminución ha debido alimentar a un número cada vez mayor de personas en un contexto de suelos de mala calidad agrícola y de deficientes técnicas de cultivo. Por eso, la mera entrega de tierras es pan para hoy y más miseria para mañana.
En consecuencia, el tema mapuche va mucho más allá de la compra y entrega de cierto número de decenas de miles de hectáreas, aun cuando, a mi entender, sea parte imprescindible de la solución de corto plazo para "apagar los incendios" de la actualidad. Se requiere un enfoque multidimensional que, por cierto, incluye, como satisfacción parcial, la demanda de tierra, pero que abarca, a mi entender, con mayor fuerza, en la perspectiva de largo plazo, los planos cultural, educativo, productivo, de apoyo social y creación de oportunidades, y, asimismo, el campo político. Este último en un doble aspecto: simbólico y de status, por un lado, y de participación y de influencia, por otro. Al mismo tiempo, una política integral de largo plazo deberá conciliar, en cuanto a la identidad mapuche, respeto y promoción de su cultura, con la integración efectiva al desarrollo nacional, la creación de oportunidades, la diversificación de sus actividades productivas.
La solución del problema que se nos plantea no puede consistir en profundizar un gueto cultural sumido en la miseria, una cultura de museo para contemplación de turistas e investigadores antropológicos internacionales.
¿Qué propuesta se puede formular en el contexto señalado?
En cuanto a la tierra, cualquiera que sean las culpas o los problemas que, en la relación con los mapuches, tengan las empresas forestales, no debemos olvidar que se trata de empresas eficientes que contribuyen fuertemente a nuestras exportaciones y que se han desarrollado en tierras de marcada aptitud forestal. Sin embargo, es cierto también que las comunidades indígenas las dedican hoy a la agricultura.
La ampliación de recursos para la compra de tierras es condición necesaria -como señalé- para "apagar los incendios" inmediatos. Pero no constituye una solución de largo plazo.
El estímulo por la vía educativa y la promoción y subsidio para que mapuches jóvenes se avengan en el futuro a dedicar sus energías al cultivo forestal -como lo insinuó hace algún tiempo don Felipe Lamarca -, me parece un elemento importante.
Con relación al tema cultural, es preciso solemnizar por parte de las autoridades públicas pertinentes los ritos y ceremonias tradicionales de las comunidades indígenas, incluso, si fuere necesario, con sustitución local formal de algunos días feriados.
Deseo señalar que la cultura mapuche consiste fundamentalmente en un conjunto de prácticas, ritos y ceremonias; una organización interna, tradicional y jerarquizada, muy asentada; algunas sesiones de música y artesanía, y un idioma que se transmite, según entiendo, básicamente por la vía oral, dado que no hay acuerdo ni desarrollo de una escritura mapuche de dominio o aceptación generalizadas. Es decir, la cultura mapuche tiene una cierta fragilidad que salta a la vista si se le compara con sus equivalentes de otros países de América Latina.
Por ello, en el tema cultural, estimo importante intensificar la enseñanza de la lengua en las escuelas de las regiones y provincias pertinentes, para lo cual será necesario, en primer lugar, un programa más amplio de formación de profesores del idioma, respetado entre las propias comunidades, y, adicionalmente -como expresó un señor Senador-, programas de radio y televisión en legua mapuche.
En el campo educativo, me parece fundamental dar prioridad en las Regiones de alta proporción de población mapuche a los programas de expansión de la educación parvularia en los próximos años, asignándoles una cuota más que proporcional de los recursos destinados para este efecto.
Asimismo, en dichas Regiones sería conveniente aplicar una de las propuestas del Informe Brunner, en el sentido de crear en ellas uno o más establecimientos pilotos, experimentales o modelos de enseñanza media, con un programa de becas para los jóvenes mapuches y con formación complementaria para permitirles seguir los estudios en forma normal.
Del mismo modo, es preciso introducir establecimientos de enseñanza técnico-profesional, preferentemente privados, pero con apoyo o subsidio estatal, si fuere necesario.
En el área productiva, la concentración de programas de capacitación en las Regiones y el refuerzo de los programas de asistencia técnica, si bien existen, es indispensable fortalecerlos.
Asimismo, deben implementarse programas especiales de investigación del INIA, para detectar nuevos cultivos o variedades que puedan incrementar la productividad de la tierra de los indígenas.
También es necesario crear bolsas de trabajo o servicios de información y colocaciones especiales para los indígenas, que faciliten la búsqueda y obtención de empleos remunerados, y, fundamentalmente, su diversificación.
Por último, deseo referirme al campo político.
Me parece que todo lo anterior requiere como complemento fundamental, con relación al reconocimiento de identidad y dignidad de los mapuches y de su disposición a sentirse ciudadanos reales del país, unidos en la diversidad, algunos pasos en el campo político que - como señalé- tengan valor simbólico y, al mismo tiempo, constituyan factores de participación y de influencia o poder efectivo.
Quiero aclarar de inmediato que descarto absolutamente la autonomía o el Parlamento propio que han insinuado algunos dirigentes, porque me parece que afectaría seriamente la unidad del país, generaría áreas de ambigüedad y sería fuente de graves conflictos futuros. Por lo tanto, a mi juicio, debemos explorar otras opciones. ¿Cuáles? En primer lugar, concuerdo con lo que se ha señalado en cuanto al reconocimiento constitucional de las minorías étnicas, la adopción de la terminología de pueblos indígenas y la aprobación del Convenio 169 de la OIT.
En segundo término, me parece interesante explorar la posibilidad de aplicar en Chile una fórmula similar a la utilizada por Nueva Zelandia -país occidental, blanco, desarrollado, progresista, etcétera- con los maoríes, que no constituyen un porcentaje de población superior al que los mapuches constituyen en Chile. Se trata de que esa representación política simbólica, por un lado, y de participación real, por otro, se pueda expresar en el Parlamento nacional. Para ello, vale la pena examinar la posibilidad de crear una representación parlamentaria mapuche o de minorías étnicas, en general, sobre la siguiente base: establecer un registro electoral especial paralelo al registro general por el cual puedan optar las personas de ascendencia mapuche o pertenecientes a la etnia respectiva, quienes elegirían un número de Parlamentarios proporcional a la magnitud total, en relación con el universo general. De manera que si en tales registros se inscriben 400 mil personas de un total de 8 millones, la cifra resultante sería aproximadamente de un 5 por ciento. O sea, 5 ó 6 Diputados mapuches...
El señor RÍOS ( Vicepresidente ).-
Se ha cumplido su tiempo, señor Senador.
El señor BOENINGER.-
Ya termino, señor Presidente .
Naturalmente, quienes opten por esta forma de representación no podrían inscribirse en los registros electorales generales, teniendo la libertad de cambiarse antes de cada elección, sin que ello obligue a presentar candidatos mapuches, sino que cada comunidad postularía los que estime convenientes.
Para concluir, insisto en que -y ése es el punto principal- si queremos lograr en el largo plazo una integración real, una nueva paz no impuesta, es importante abordar este problema de un modo multidimensional y conciliar el respeto a la tradición y cultura mapuches, con su inserción en el mundo contemporáneo en que vivimos. De manera que a través de una mutación cultural gradual se incorpore al pueblo mapuche a las aspiraciones de vivir con progreso, equidad, oportunidades, etcétera, del conjunto de la sociedad chilena.
Como digo, pienso que el campo político no es ajeno a esta posibilidad, y por ello vale la pena explorar la idea que acabo de plantear.
He dicho.
El señor RÍOS (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Gazmuri.
El señor GAZMURI .-
Señor Presidente , sólo deseo formular un par de acotaciones breves, pues avanza la hora y disminuye la cantidad de señores Senadores presentes en el debate, y enfatizar algunas cosas que ya se han dicho.
Estando el país conteste en que existen problemas con los pueblos originarios; habiendo sucedido un conjunto de acontecimientos que los han puesto en el primer plano de la preocupación política y de la noticia nacional, particularmente a la comunidad mapuche; habiéndose constatado, tal como señalan algunas encuestas, la circunstancia poco esperada de que las causas de los pueblos originarios cuentan con gran aceptación y apoyo en el conjunto de la ciudadanía -las encuestas en esta materia son bastante extraordinarias-, y estando claro que el país debe enfrentar hacia adelante muchas dificultades, entre ellas las demandas de los pueblos originarios, tengo la impresión de que todavía mantenemos diferencias muy de fondo respecto de cómo enfocar este asunto.
La problemática de las comunidades indígenas nos cuestiona y plantea una pregunta acerca de cómo miramos al país y a la sociedad chilena, y si las demandas que hoy aparecen nos obligan o no a mirar de manera distinta el futuro desarrollo de la sociedad y también algunos aspectos de su pasado.
A mi juicio, ésa es la primera discusión que debemos realizar, porque se ha transmitido durante muchos años la idea de que somos una nación homogénea desde el punto de vista cultural, e incluso, contra toda evidencia, racial. Se enseña en las escuelas que en Chile existe una raza homogénea. Basta recorrer las calles de nuestras ciudades y del país para darse cuenta de que somos una nación básicamente mestiza, donde conviven variedades y distinciones raciales importantes. Nuestra patria no tiene conciencia de su mestizaje, ni tampoco lo valora, sino que al contrario.
Por lo tanto, se trata de un problema que nos plantea asuntos de fondo.
Por otra parte, si vamos a reconocer o no que somos una sociedad que, si bien por un lado presenta una homogeneidad cultural muy importante en el área lingüística, religiosa y otras, tenemos que ver si existen o no en Chile culturas y pueblos distintos.
Tengo la impresión de que ése es el primer punto que debemos considerar: si somos o no una sociedad multicultural. Yo creo que nuestro país presenta una sociedad con tal característica y hay que asumir ese hecho.
Efectivamente, existe una cultura mapuche que ha logrado desarrollarse durante más de cinco o seis siglos y que, incluso, a pesar de todos los "esfuerzos" de integración ha logrado conservar, junto a los pueblos que la conforman, elementos de identidad cultural muy profundos. El primero de ellos es el idioma. Es notable la mantención de la lengua mapuche, que, como ha dicho aquí algún señor Senador, ha perdurado básicamente por transmisión oral, sin ninguna facilidad para seguir desarrollándose y reproduciéndose. Sin perjuicio de ello, la mayoría de las comunidades ha preservado su lengua, junto con elementos culturales y religiosos que les son muy propios. Lo mismo podría decirse de otras etnias, como la rapa nui o la aimara, que tampoco son mayoritarias en nuestra sociedad. Se ha hablado de cifras y se ha dicho que un millón de personas, aproximadamente, se reconocen como parte del pueblo mapuche.
En mi opinión, ésa es la primera cosa que debemos responder, en cuanto a aceptar la pluralidad cultural de la sociedad. Y ello hace que el tema mapuche se convierta en un asunto que no tiene que ver sólo con otras dificultades, que afectan a los mapuches como también a muchos otros chilenos: la pobreza, la discriminación, las comunidades mapuches que siguen viviendo de la agricultura y los problemas que enfrenta el desarrollo agrícola de nuestro país.
Y, por tanto, éste no sólo es un conflicto social, sino que hay un tema de fondo que nos lleva a aceptar y asumir las consecuencias de que somos una sociedad multicultural, una sola nación, por lo cual debemos aprender a ver cómo construimos la unidad nacional sobre la base del respeto a la diversidad de sus distintas culturas y a las reivindicaciones de los diversos pueblos.
Si no aceptamos ese criterio básico, no nos pondremos de acuerdo en las políticas a adoptar. Por lo mismo, el debate que se inicia, a mi juicio, es muy central.
Si somos una sociedad pluricultural, lo cual representa una riqueza para la comunidad, ello entraña siempre peligro, porque la convivencia de culturas distintas no es fácil, ni en Chile ni en el mundo. Además, vivimos una época histórica -se ha dicho en la Sala-, en donde el tema de las identidades esenciales pasa a constituir un asunto fundamental en Chile y en el resto del mundo, y nosotros no vamos a escapar a esa tendencia.
Resulta completamente absurdo, infantil, pretender escapar de esa tendencia. Por lo tanto, la opinión existente en el país en cuanto a que esto se debería a la obra de agentes externos, es una manera de no entender el asunto. No son agentes externos los que han mantenido la lengua mapuche durante 500 años, contra toda política oficial, pues aquí las "políticas oficiales de integración" han intentado borrar los rasgos culturales propios de pueblos distintos y hasta de los propios chilenos. Al respecto, puedo dar un testimonio personal, que no tiene que ver en este caso con los pueblos originarios.
Trabajé en servicios del agro a fines de los años 60 en el sur de Chile, y recuerdo que la ECA, empresa pública, ubicada en la frontera con la Patagonia argentina, no vendía azúcar ni té a los campesinos que llegaban a comprar vestidos con bombachas, es decir, a la usanza de los campesinos de las pampas. La chilenización pedía que se vistieran de huasos. También me acuerdo de que se les volaban los sombreros a los campesinos, porque uno no puede usar un sombrero cordobés en las pampas, donde no hay cerros y donde en cualquier día normal el viento sopla a 140 kilómetros por hora. Esta forma forzada de intentar hacer la chilenización del país a imagen y semejanza de las culturas del valle central, por así decirlo, es un asunto que ha estado presente en las políticas públicas. Y, por tanto, mientras no cambiemos esa mirada sobre nosotros mismos, creo que con mucha dificultad podremos lograr una convivencia nacional armónica, el respeto a las culturas que se han desarrollado en nuestro país, una unidad basada en tal respeto y, sobre esa base, satisfacer las demandas de los pueblos originales, algunos de ellos con necesidades muy específicas; otros, con las carencias propias de los sectores más empobrecidos y discriminados de nuestra sociedad.
El señor RÍOS ( Vicepresidente ).-
Advierto a los señores Senadores que restan sólo 20 minutos para la hora de término de esta sesión.
El señor BOMBAL.-
¿Qué va a suceder con los Senadores que estamos inscritos para intervenir, señor Presidente?
El señor RÍOS ( Vicepresidente ).-
Si le parece a Sala podemos discutirlo. Personalmente pienso que para llevar a término el análisis de una materia importante como ésta, los Comités debieran decidir el procedimiento por seguirse. Opino que deberemos emitir un pronunciamiento acerca de las principales ideas que se han planteado, con el objeto de que el Ejecutivo cuente con una opinión concreta del Senado, expresada en un proyecto de acuerdo.
Los proyectos de acuerdo en el Senado -lo digo para información del señor Ministro - de ordinario no son más de cuatro o cinco en el año. Por tal motivo, procuramos que versen sobre asuntos trascendentes.
Propongo que la forma de continuar este proceso quede en manos de los Comités, lo que se vería hoy a las 15. Ahí se resolvería cuándo se dará por terminado el tratamiento de la materia. No existe alternativa. Probablemente los Comités acordarán citar a una nueva sesión, y es posible que designen un grupo de señores Senadores para que elaboren un documento al respecto.
El señor BOMBAL.-
¿Me permite una sugerencia, señor Presidente?
Después de los debates tanto de la sesión pasada como de ésta, todavía surgen preguntas muy interesantes por plantear al señor Ministro . Como restan aún diez minutos, sugiero que los Comités vean la posibilidad de citar a una nueva sesión para sostener un diálogo con él.
El señor RÍOS ( Vicepresidente ).-
Eso es lo acordado, Su Señoría.
Si el señor Ministro desea exponer ahora, puede hacerlo.
La alternativa sería que intervenga ahora el Senador señor Matta.
Tiene la palabra Su Señoría.
El señor MATTA.-
Señor Presidente , parece existir amplia coincidencia en apreciar que la actual situación de conflicto entre el Estado, el sector privado y grupos mapuches se origina en el hecho de que las políticas seguidas hasta ahora, siendo positivas, no han resultado suficientes para dar una respuesta adecuada a un problema de suma complejidad y que, justo es reconocerlo, se arrastra desde la colonización de América Latina.
En efecto, pareciera que el punto esencial -más allá del reconocimiento de las graves condiciones de pobreza que afectan no sólo a los mapuches, sino prácticamente a todas las etnias existentes en nuestro país- es que durante cuatro siglos y medio, los españoles primero, y los chilenos después, hemos intentado imponer a los pueblos indígenas la forma en que deben vivir, pasando por períodos en que se ha producido algún grado de reconocimiento de sus peculiaridades culturales, y por otros en los cuales no ha existido respeto alguno por ellas.
De hecho, del debate realizado hoy, así como de las intervenciones escuchadas, es posible deducir que para algunos señores Parlamentarios el problema de fondo radicaría en determinar cómo lograremos integrar a los indígenas al modelo económico existente, sin preguntar siquiera si éste es o no el adecuado para la realidad indígena, ni mucho menos si tal modelo tiene en cuenta el derecho de los pueblos precolombinos a contar con cierto grado de respeto hacia su cultura, su tradición y sus propias formas de organización económica y social.
En resumen, se los ha visto como un obstáculo al desarrollo, como un problema de pobreza; no como un fenómeno de diversidad étnica y cultural del país, cuya solución requiere de un nuevo enfoque y de una activa participación indígena.
Por lo anterior, considero esencial que el Congreso Nacional dé pasos reales hacia la aprobación de la reforma constitucional que otorga reconocimiento a la composición multiétnica de nuestro país, así como hacia la ratificación del Convenio Nº 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que apunta a que los Gobiernos asuman "la responsabilidad de desarrollar, con la participación de los pueblos interesados, una acción coordinada y sistemática con miras a proteger los derechos de esos pueblos y a garantizar el respeto de su integridad.".
Es fundamental avanzar en estas dos iniciativas, especialmente si consideramos que ambas se encuentran desde 1991 en la Cámara de Diputados sin registrar progresos en su tramitación, a pesar de que tanto la reforma constitucional como la ratificación del mencionado Convenio se presentaron junto al proyecto que establecía la Ley de Protección, Fomento y Desarrollo de los Pueblos Indígenas, por medio de la cual se creó la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (CONADI).
Lejos de constituir una amenaza para la unidad del país, como algunos pregonan, el reconocimiento de las diferencias reales en la composición de la población nacional contribuiría a fortalecer dicha unidad sobre bases más verdaderas. Lejos de constituir una amenaza para el desarrollo económico, el reconocimiento del carácter multiétnico de nuestra sociedad podría ayudar a crear un desarrollo más homogéneo de los habitantes de la nación, de modo que todos los sectores se beneficien del crecimiento económico de acuerdo a sus propios requerimientos y sin que nadie se sienta excluido.
Sin embargo, cuando se anuncian reformas profundas y ellas no se implementan, se provoca la frustración de muchas etnias, en particular de la mapuche, que cifró muchas expectativas en la CONADI como una instancia de participación. Sin dejar de valorar los progresos alcanzados durante este período, los problemas derivados de la falta de definición de una institucionalidad que reconozca las peculiaridades de los pueblos indígenas se han visto agravados por una fuerte presión sobre las ya escasas tierras indígenas por parte del sector privado, el que no sólo ignora los derechos de los pueblos autóctonos, sino que, además, insiste en aprovechar las ventajas de un modelo económico que favorece a quien posee el capital, por la vía de impulsar diversos proyectos de desarrollo en el ámbito vial, forestal e hidroenergético.
Una convivencia más sana con los pueblos indígenas requiere de cambios profundos al interior de la sociedad chilena, dentro de lo cual es vital el reconocimiento de que ella está compuesta por distintos pueblos. Porque no todos somos descendientes de europeos y, como se ha afirmado, ni siquiera la mayoría es de origen europeo puro. Por las venas de un alto porcentaje de chilenos corre sangre indígena de la que no podemos renegar.
De acuerdo a lo expresado, resulta casi un contrasentido suponer que las actuales manifestaciones de descontento son simplemente producto de una manipulación de los mapuches por parte de sectores de extrema Izquierda, de ecologistas radicales, o siquiera de grupos indígenas del exterior. Es indudable que puede existir alguna relación, pero ello no explica en todo su alcance el actual problema.
Llama la atención el que las mismas personas que condenan los atentados contra la propiedad privada pidiendo al Gobierno la aplicación del máximo rigor de la ley, sean incapaces de reconocer la importante responsabilidad que les cabe en estos hechos desde el mismo momento en que proponen, como solución, avanzar en la integración de los indígenas a las actividades productivas, que son justamente las que amenazan la forma de vida ancestral de los mapuches.
A estas alturas, es evidente que hay una crisis en las relaciones con los pueblos indígenas o, lo que es lo mismo, al interior de la sociedad chilena. Junto con reconocer que esta crisis, como ya dijimos, se arrastra desde la propia colonización, hay que señalar que ella se agravó con motivo de las normas dictadas durante el Régimen militar, tendientes tanto a revertir el proceso de Reforma Agraria como a atomizar la organización social indígena, eliminando las reducciones y entregando, lenta pero progresivamente, las tierras que los pueblos habían recibido, legítima y legalmente, a nuevos propietarios que las han estado explotando con criterios economicistas.
El caso del pueblo mapuche es el más ilustrativo y dramático de un proceso que ha afectado a todas las etnias que pueblan el territorio nacional. Luego de 300 años de lucha, se confinó a este pueblo a unas 3 mil reducciones, con alrededor de 500 mil hectáreas, que corresponden al 5 por ciento de lo que tenían inicialmente. A lo largo del siglo XX, las llamadas leyes indígenas intentaron incorporar las tierras mapuches, consideradas abandonadas desde el punto de vista oficial, a lo que es el "desarrollo" productivo, promoviendo su división en parcelas individuales y, en muchos períodos, su enajenación a no indígenas.
Se estima que a través de este proceso se ha privado a los mapuches de 200 mil de las 500 mil hectáreas que se les reconocieron en el siglo pasado. En 1979, el Régimen militar dictó nuevas normas todavía más implacables, promoviendo la división de las comunidades aun en contra de la voluntad de sus integrantes, y eliminando la calidad de indígenas a las tierras y a sus propietarios una vez que se dividían los predios.
Una vez recuperada la democracia, en 1990, se logró dictar en 1993 la ley Nº 19.253, de Protección, Fomento y Desarrollo de los Pueblos Indígenas, como producto de una negociación directa entre el Estado chileno y los pueblos indígenas. Cabe recordar que el proyecto original contemplaba la protección de recursos naturales (aguas, bosques, minerales) vinculados a las tierras indígenas, con el fin de que la propiedad tuviera un valor real. Sin embargo, dichas normas no fueron aprobadas en el Congreso Nacional.
Sí hubo avances concretos en la creación de fondos que promovieran el desarrollo indígena -los cuales, a la luz de la experiencia de estos años, han sido insuficientes- y de una institucionalidad que abriera paso a la participación de los pueblos autóctonos en la toma de decisiones sobre aspectos de su interés, aunque él ha sido un proceso que no ha estado exento de dificultades.
Desde entonces se han comprado o traspasado un total de 80 mil hectáreas indígenas y se ha brindado apoyo al desarrollo de las culturas aborígenes, lo cual ha sido valorado por los propios beneficiarios, sin que pueda significar una renuncia a sus demandas por contar con los medios que les aseguren un nivel de vida digno, y mucho menos que se deje de reconocer que existe una crisis de convivencia que hace impostergable el pronunciamiento del Poder Legislativo sobre el Convenio 169 de la OIT y una reforma constitucional que reconozca una realidad tan evidente, como es que en nuestra sociedad existen diversos grupos étnicos, que todos somos chilenos, pero que hay sectores que necesitan normas especiales.
Esta diferenciación no es un privilegio, sino una herramienta mínima para proteger a numerosos compatriotas y una contribución para reemplazar el sistema de marginación que impera en nuestra sociedad para con los indígenas por relaciones de respeto que hagan posible un país justo y solidario.
El señor RÍOS ( Vicepresidente ).-
Con la intervención de Su Señoría, va a concluir la sesión; pero quiero destacar que en las tribunas se encuentra presente don Venancio Coñuepán -nieto del Diputado del mismo nombre, uno de los últimos parlamentarios indígenas que ha tenido el Congreso-, acompañado por don Oscar Nihuala, lonko de Toltén, a quienes doy la bienvenida.
Agradezco a todos los señores Senadores y les informo que serán los Comités los que en definitiva resuelvan acerca de la continuación del debate de esta sesión.
El señor BOMBAL.-
¿Me permite, señor Presidente?
El señor RÍOS ( Vicepresidente ).-
Sí, señor Senador.
El señor BOMBAL.-
Sólo deseo hacer una precisión respecto a lo que señaló el señor Ministro , quien, desgraciadamente, no me concedió la interrupción que le estaba pidiendo.
El señor Ministro se quejaba de uno de los titulares que aparecieron en el diario "El Mercurio"; pero ocurre que en la segunda columna correspondiente a esa información se señala: "Mientras en Santiago el ministro de Mideplan , Germán Quintana , anunciaba que el diálogo sólo se reanudará cuando su líder Aucán Huilcamán pida disculpas por la inusitada violencia desatada por sus seguidores", de manera que quien está dando tribuna y permitiendo una interpretación como la que molesta al señor Ministro es él mismo.
El señor RUIZ-ESQUIDE.-
¿Me permite, señor Ministro ?
El señor RÍOS (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Ruiz-Esquide.
El señor RUIZ-ESQUIDE .-
Señor Presidente , parece que el Honorable señor Bombal no entendió el reclamo del señor Ministro .
El señor BOMBAL .-
Ahí está lo que dijo y según eso fue él quien dio pie...
El señor RUIZ-ESQUIDE .-
No, Su Señoría es el que está interpretando mal. El señor Ministro se refirió al titular, cuya importancia el señor Senador conoce muy bien, y no a una de las columnas de la información. En ese titular se habla de los "mapuches", en circunstancias de que se trata de un sector muy minoritario.
El señor BOMBAL .-
Parece que Su Señoría no vio la televisión anoche, porque el propio Ministro es quien habló de los mapuches.
El señor RÍOS ( Vicepresidente ).-
Señor Senador , está con el uso de la palabra el Honorable señor Ruiz-Esquide .
El señor RUIZ-ESQUIDE .-
Su Señoría me interrumpe permanentemente, y eso hace que los debates se transformen después en algo que no se comprende.
Lo que el señor Ministro expresó -así lo entendí claramente- es que la visualización que el diario en referencia hace de la personería de ciertas institucionalidades dentro de los mapuches implica atribuir prácticamente a todos ellos la voz y la autoría del último incidente. Y a eso es lo que apunta el reclamo del señor Ministro .
El señor BOMBAL .-
¿Me permite, señor Senador ?
El señor RUIZ-ESQUIDE .-
Sí, con mucho gusto.
El señor BOMBAL .-
Lo que ocurre es que Aucán Huilcamán dijo hace un mes al Gobierno y al señor Ministro que les daba 30 días de tregua.
El señor MARTÍNEZ .-
Exacto.
El señor BOMBAL .-
Y se le aceptó la tregua.
El señor MARTÍNEZ .-
Exactamente.
El señor BOMBAL.-
De manera que quien está validando la actuación de esa persona es, precisamente, la autoridad.
Nada más.
El señor RUIZ-ESQUIDE .-
Señor Presidente , el Gobierno nunca ha validado el mecanismo de anunciar una tregua, porque aquí no estamos en guerra. Simplemente, cuando una persona dice eso en democracia, el Gobierno se limitó a contestar que ése no era el procedimiento que correspondía. Por lo demás, no se podía hacer otra cosa.
Al contrario de lo que señala el Honorable señor Bombal , se trata de llevar la discusión con el pueblo mapuche de la manera más civilizada y respetuosa posible. Y, en ese marco, todos estamos conscientes de que las declaraciones en cuestión no contribuyen a resolver bien los problemas, y así lo expresó el Gobierno. Sin embargo, tampoco se puede aceptar lo que pasó anteayer con el señor González .
Al contestar al Honorable señor Bombal , quiero decir que hay que interpretar bien la intervención del señor Ministro respecto al diario mencionado. Y, segundo, que no se puede exigir que se hagan declaraciones aún más violentas que las del señor Huilcamán, así como tampoco adoptar una actitud de mayor fuerza, porque ése no es el estilo de un Gobierno democrático.
El señor RÍOS ( Vicepresidente ).-
Señor Ministro , el Senador señor Bombal hizo una consulta. ¿Desea que se la reiteren?
El señor QUINTANA ( Ministro de Planificación y Cooperación).-
No es necesario, señor Presidente , porque me la han transcrito de manera adecuada.
Efectivamente, cuando me referí a un importante medio de comunicación, no lo hice con un ánimo negativo, sino con la finalidad de expresar que a los medios de comunicación les cuesta mucho diferenciar el mundo mapuche de determinadas organizaciones. Prueba de ello es el titular del diario que aparece en la edición de hoy.
Pero ejemplos hay muchos. Si uno revisa los encabezados en los programas de televisión, ve que en todos los casos se emplean fórmulas genéricas como "Mapuches agredieron a Director de la CONADI". Yo siempre he comparado esta situación con la de los encapuchados del Pedagógico en Santiago y el movimiento universitario. Uno nunca ve titulares que digan "Universitarios cortaron la avenida Macul ", sino "Encapuchados en Macul cometieron tal hecho".
Por consiguiente, en la medida en que comunicacionalmente sigamos tratando la diversidad del mundo mapuche como una sola cosa, bajo el nombre "mapuche", vamos a estar generando graves errores sobre su representación y, por tanto, confusión.
Esto lo he conversado con el Diputado señor Eduardo Díaz , aquí presente. Aunque discrepamos en muchos ámbitos acerca de la manera de enfrentar el problema, sin embargo coincidimos en que el rol de los medios de comunicación, al exaltar a determinadas organizaciones para de ese modo "vender el conflicto", ha sido extremadamente negativo para poder tratar con racionalidad y seriedad el tema ante la opinión pública.
Cuando Aucán Huilcamán estuvo presente en Santiago con cerca de 100 de sus seguidores, en el mismo minuto en Temuco mil dirigentes mapuches planteaban al Gobierno el reforzamiento del diálogo y un petitorio muy concreto. Pues bien, esos mil dirigentes mapuches, que significan la más grande movilización que se ha dado, no tuvo cobertura en ningún medio de comunicación. Cuando se produjo la agresión a Rodrigo González en el Hotel Nicolás de Temuco, a esa misma hora el Subsecretario de MIDEPLAN se reunía, en una comuna aledaña a ese lugar, con cerca de 100 dirigentes mapuches en un diálogo comunal, diálogo del cual, por ser pacífico, no dio cuenta ningún medio periodístico.
Por lo tanto, señor Presidente , para resolver satisfactoriamente la temática mapuche y fortalecer nuestra convivencia, cada uno de los que jugamos un rol en la vida nacional (el Gobierno, el sector privado, la ciudadanía, los medios de comunicación) debemos actuar con la máxima racionalidad, discreción y prudencia, y no construir caricaturas que generan árboles que impiden ver un bosque que es extremadamente denso, pero que tenemos la obligación de captar en plenitud para que las soluciones que se propongan sean realmente eficientes y fortalezcan nuestra nacionalidad y el desarrollo del país.
Ése era el sentido de mis expresiones, y no un ataque específico a un medio de comunicación en particular. Es un ejemplo de lo que cuesta tratar la temática mapuche ante la opinión pública nacional.
El señor RÍOS (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Bombal.
El señor BOMBAL.-
Señor Presidente , agradezco al señor Ministro la precisión que hace.
Sin embargo, el Gobierno aparece reuniéndose con los "huincas canadienses" -como los llaman en la zona-, con señores que no representan a nadie, o que representan a organizaciones internacionales. Conocemos la cantidad de recursos que provienen del extranjero y que están detrás de un señor que hasta hace pocos días era funcionario de las Naciones Unidas. Efectivamente, Aucán Huilcamán terminó siendo funcionario de esa organización; pero, al percatarse de que estaba resurgiendo un conflicto y como estaba completamente desprestigiado ante las comunidades mapuches, ha vuelto para aprovecharse de él.
Lo que parece sorprendente es que el Gobierno reciba a un señor a quien le debiera cerrar la puerta, sobre todo si, efectivamente, tal como consta, se está reuniendo con las comunidades que representan el sentir del auténtico pueblo mapuche y que no son las que lidera ese señor.
El diario, en primera página, muestra lo que ha sido la evidencia de este diálogo entre el Gobierno y Aucán Huilcamán , quien no representa ni con mucho a ninguna comunidad mapuche. Es un señor que se está aprovechando de una circunstancia, después de haber perdido todo prestigio. Incluso más, es una persona que hoy se expresa mitad en inglés y mitad en castellano, y cuando lo hace a través de la televisión ni siquiera se le aprecia un acento auténticamente chileno o mapuche.
Entonces, señor Ministro , el punto es -sin ánimo de polemizar, porque seguramente tendremos otra sesión- que sorprende el diálogo que se está dando con una comunidad que no es ni remotamente representativa del pueblo mapuche.
El señor BITAR.-
¿Me permite un interrupción, señor Senador, con la venia de la Mesa?
El señor BOMBAL.-
Con mucho gusto.
El señor BITAR.-
Señor Presidente , más allá de lo que pueda ser la forma como el Ejecutivo procede en su relación con determinados personeros y de la representación que éstos puedan tener -en el entendido de que el Gobierno, en mi opinión, debe estar siempre abierto al diálogo y nunca a cerrar puertas-, no puedo dejar pasar aquí observaciones que pueden implicar la descalificación de alguien por el acento con que habla.
En el Congreso, hay un parlamentario muy conocido por todos nosotros, el Diputado señor Juan Pablo Letelier , quien, por distintas razones, desgraciadamente debió vivir mucho tiempo fuera del país, en los Estados Unidos. Si tiene un acento norteamericano, inglés o francés, ello, en ningún caso, puede significar -no creo que haya sido la intención del Senador señor Bombal - su descalificación personal.
Deseaba hacer ese comentario en relación con el debate.
El señor RÍOS ( Vicepresidente ).-
Habiendo cumplido su objetivo, se levanta la sesión.
--Se levantó a las 14:01.
Manuel Ocaña Vergara,
Jefe de la Redacción