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Asia Pacífico | Observatorio Parlamentario

Evan Ellis y la guerra comercial: "No veo muchas posibilidades de una solución antes de 2021"

12 junio 2020

Para el profesor e investigador sobre América Latina en el Instituto de Estudios Estratégicos del Army War College de Estados Unidos, la tensión entre Estados Unidos y China es tal, que no existen conversaciones oficiales desde marzo. Asimismo, plantea que la presencia China en la región se incrementará luego de superar la crisis económica provocada por el coronavirus.

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Evan Ellis es politólogo, investigador en asuntos latinoamericanos y ex miembro de la oficina de planificación de políticas del Departamento de Estado de Estados Unidos. Antes de responder a esta entrevista aclaró que sus puntos de vista no representan necesariamente a la institución de la cual forma parte, o al gobierno de Estados Unidos. Su visión acerca del futuro de la relación entre China y América Latina, marcada hoy por la crisis epidemiológica mundial del Covid-19, en la siguiente entrevista.

China y las ventajas económicas post pandemia

"Hay una alta probabilidad que un porcentaje importante de las pequeñas y medianas empresas en América Latina -así como en otras partes del mundo- que ahora están cerradas temporalmente, se vayan a bancarrota. Hay una amplia gama de industrias, desde la fabricación de ropa, autos y electrodomésticos, donde habrá oportunidades para las empresas chinas buscando nuevos mercados, con capacidad de remplazar a los abastecedores locales que necesiten de insumos o componentes para producir. De igual manera, tendrán oportunidades de vender más productos directamente al sector al por menor en la región, desde farmacéuticas a productos domésticos, donde los abastecedores locales podrían desaparecer. También, el quiebre de empresas de construcción locales y la falta de financiamiento haga que se abran más espacios para empresas chinas que pueden traer su propio financiamiento para realizar proyectos, esto con la capacidad de emplear mano de obra local en conjunto con trabajadores y componentes chinos.

Por otro lado, al igual que como vimos en el período después de la crisis de 2008, empresas occidentales de sectores como minería, petróleo, agroindustria, energía eléctrica, entre otras, se encuentran debilitadas y con necesidad de vender operaciones en mercados que están en una recesión prolongada, como podría ser el caso de América Latina. Esto les permitiría concentrar esfuerzos en mercados mas prometedores. En este contexto podríamos ver un aumento de fusiones y adquisiciones por parte de empresas chinas. Esto sería particularmente notable en tres áreas: en sectores vinculados al petróleo, la minería y la agricultura, donde las empresas chinas desean tener un acceso seguro para su propia producción y formación de capital. Algo similar sucedería con los sectores de infraestructura, el sector financiero, telecomunicaciones, generación y transmisión de electricidad, tanto para la construcción como la logística naval. Me atrevería a decir también querrán acceso a ciertas tecnologías o mercados, desde fabricación de vehículos, hasta biotecnología.

"Es cierto que esto no es un escenario inevitable. Tanto el gobierno chino, como sus empresas tienen una deuda enorme. Es posible que el estrés en las empresas chinas debido a la posibilidad que continúe la disminución de la demanda por parte de clientes tradicionales fuera de China y la posibilidad de un contagio al mercado chino producto de una crisis financiera en Occidente, podría dejar a las empresas chinas sin los recursos para aprovechar las oportunidades y expandir su posición en los mercados internacionales. También, una continuidad de los brotes del virus en América Latina, mal desempeño económico y hostilidad expresada hacia China por su rol en el coronavirus, podría causar que empresas chinas grandes se desanimen a invertir en América Latina. Esto podría pasar, aunque iría en contra de lo que sucedió en 2008, pero también iría en contra de cierta proclividad por la República Popular China, su pensamiento de largo plazo, los recursos con los que cuenta y sus enormes reservas financieras, que se fortalecen con los indicadores de recuperación de la economía".

Contracción de la economía china y futura demanda por recursos naturales

"Es posible que la demanda china por petróleo, metales y minerales siga deprimida, si bien con una probable recuperación que va a ser débil. Aunque los precios se encuentran en un piso razonable. Los países más golpeados por este fenómeno serían los grandes exportadores de metales, minerales y petróleo, entre los cuales menciono Ecuador, Perú, y Chile. Por otro lado, la demanda china por productos agroalimentarios no depende de la demanda occidental por productos chinos, sino más bien de la necesidad alimentaria de los chinos. Así, estamos viendo ahora una recuperación de demanda por China para tales productos.

Creo que los beneficiarios principales serÍan países como Argentina, Brasil y Uruguay. Aunque Chile ha tenido mucho éxito en ubicar productos como cerezas, uvas y vino en el mercado chino, el valor de estos productos en la canasta exportadora a china es pequeño, con mucha más presencia del cobre. Una crisis económica en América Latina abriría espacios a empresas chinas para comprar operaciones en la región, esto sucedería sobre todo si estas se venden a bajos precios y coinciden con los deprimidos precios de los commodities. También estos precios bajos darán a China fuertes palancas para negociar con gobiernos de la región. Podría ser cada vez más difícil, por ejemplo, para el gobierno de Chile obstaculizar a los chinos nuevas adquisiciones en el sector de litio en el norte, o negarle licencias de producción por escasez de agua, justo en un momento cuando la economía chilena va en caída libre.

Cambio de tono por parte de los embajadores chinos en América Latina

"El cambio en tono por parte de los diplomáticos chinos, que han sido llamados “guerreros lobos”, se puede analizar por un combinación de factores. En primer lugar, la confianza de una China ahora mucho más poderosa y adinerada que hace dos décadas, cuando la orientación fue esconder capacidades y evitar conflicto con los EE.UU, cuyo poder militar, económico e influencia socio-cultural dominaba el mundo. En segundo lugar, el tono del gobierno de Xi Jinping de desafiar a Occidente, mostrar su poder y no agachar la cabeza ante del presión de Estados Unidos, lo que da a entender a sus diplomáticos que es algo que ellos mismos pueden hacer. En tercer lugar, la sofisticación creciente del cuerpo diplomático chino en operar en regiones lejanas como América Latina, con mayor conocimiento de su cultura e idioma. Por último, en cuarto lugar, un nacionalismo y resentimiento con raíces de “humillaciones” percibidas desde el siglo diecinueve hasta ahora, cuando el gran imperio chino fue obligado a bajar sus ojos ante países más poderosos como Gran Bretaña y luego EE.UU.

Así, los sorprendentes insultos por parte de diplomáticos chinos, contra personas como el secretario de Estado Pompeo, o Jared Kushner, parecen salir de un resentimiento personal, por percibir una falta de respecto hacia la cultura y la grandeza china, junto con una cultura carente de libertad de expresión.

Creo que por ahora gran parte de esta agresividad de los diplomáticos chinos se dirige hacia los EE.UU. Sin embargo, en el largo plazo veo que por las mismas razones, los diplomáticos chinos mostrarán los dientes si empresarios o gobiernos latinoamericanos se atreven a desafiarlos, aunque siempre con una sonrisa. Solo hay que esperar, tal como los chinos cortaron sus compras de aceite de soja a Argentina en 2010 para castigarlos por llevar cargos antidumping en contra de empresas chinas, o como bajaron compras de cobre chileno como un señal al gobierno para no obstaculizar su entrada al mercado de litio, o más recientemente, como han detenido a funcionarios canadienses sin causa, para impedir que Canadá extradite al jefe de finanzas de Huawei Meng Wanzhou a los EE.UU. O ha cortado las compras de carne de res de Australia cuando el país ha atrevido pensar en investigar el rol de China en la pandemia de Covid-19".

Futuro de la guerra comercial

"No veo muchas posibilidades de una solución antes de 2021. La tensión ha llegado a tal punto que el presidente Trump y el presidente Xi no han hablado oficialmente desde marzo. En EE.UU la gestión del coronavirus, el tema de la responsabilidad china por el virus, los motines por la muerte de George Floyd y la creciente polarización política en la cercanía de las elecciones de noviembre, hace casi imposible una resolución de las diferencias. Además, el acuerdo político al que llegaron ambas partes antes que se desatara el Covid-19 fue solo preliminar y casi sin posibilidad de fortalecerlo, o construir algo más, menos en la situación en la que estamos ahora".

China y EE.UU en América Latina post pandemia

"Creo que el coronavirus acelerará la pérdida de influencia de EE.UU en América Latina en comparación con China, aunque no es tan sencillo como parece. Sigue existiendo buena voluntad en parte importante de la región hacia EE.UU y mucho de lo que representa como país, es decir, democracia, derechos humanos, libertad personal, además de la inocencia y generosidad del pueblo norteamericano. También hay una desconfianza en muchos países de la región hacia el gobierno chino al que ven como autoritario, sus empresas y empresarios, aunque generalmente los trabajadores chinos en la región son respetados, todavía alejados de otros grupos en la sociedad. El problema es de nivel político y comercial.

Justa o no, la retórica del Presidente Trump ha reforzado la peor parte de la imagen que en la región se tiene sobre un sector de la sociedad norteamericana, de que hay personas egoístas, materialistas, y soberbios, con poco valor por la familia. Los políticas de inmigración y cortes de programas de ayuda han sido particularmente dañinos para la imagen, también la renegociación de NAFTA, el retiro del TPP y la suspensión de apoyo al Organización Mundial de Salud. Lamentablemente, estas imágenes han tapado muchos de los efectos positivos conseguidos gracias a las contribuciones de empresas y inversionistas EE.UU en la región. Las actividades de USAID entre otras agencias del gobierno, y nuevas iniciativas como la Corporación Financiera de Desarrollo Internacional, o la iniciativa América Crece.

En la respuesta global contra el coronavirus, es poco conocido que el gobierno de los EE.UU ha contribuido con más de 900 millones de dólares. El sector privado y de caridad han pasado más de seis millones de dólares a América Latina, representando el 40 por ciento de todo su ayuda a nivel mundial. Por otro lado, creo que la campaña china en la región de ayudar con la donación de máscaras, respiradores y medicina tendrá solo un efecto pasajero. En política la percepción es clave. A pesar de las pequeñas donaciones, cada una celebrada con una ceremonia en la embajada, los latinoamericanos no creen fácilmente en el concepto del gobierno chino repartiendo regalos sin otros motivos. El discurso sobre el rol de China en reprimir información sobre el virus, y los cuentos de los pruebas y ventiladores chinos defectuosos, y cómo se intentó cobrar a Italia por los ventiladores que ellos mismos habían regalado meses antes. Esto solo aumenta la desconfianza latinoamericana.

A pesar de todas estas percepciones y simbolismos, probablemente serán los avances chinos en el sector comercial los que serán más decisivos en acelerar la pérdida de posición de EE.UU. Será muy difícil para el gobierno norteamericano convencer a sus empresas de invertir en la región en medio del crisis económica, particularmente cuando sigan los brotes del virus en la región. Probablemente un aumento en inseguridad criminal y protestas sociales por el desempeño de los gobiernos ante del virus. Por otro lado, como he mencionado anteriormente, el aumento de las empresas chinas en cadenas de abastecimiento, su creciente importancia como importadores de commodities de la región -ante un debilitamiento de demanda por otros compradores tradicionales como los EE.UU y la Unión Europea- y la expansión de su rol como inversionista y empleador local, hará cada vez más difícil resistir las exigencias del gobierno chino.



Esta entrevista es fruto de un puente de colaboración entre el Programa Asia Pacífico de la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile (BCN) y la Red China y América Latina: Enfoques Multidisciplinarios (Redcaem).


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