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Asia Pacífico | Observatorio Parlamentario

El Índice de Biodiversidad Urbana de Singapur y su aporte en la conservación de los ecosistemas urbanos

11 noviembre 2020

Irremediablemente las ciudades son los lugares donde se concentra la mayor cantidad de seres humanos. La migración del campo a la ciudad sigue su curso en todo el planeta, por lo que urge que los gobiernos locales cuenten con mediciones que les permita monitorear el estado de su diversidad biológica y la gestión de sus ecosistemas.

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La autoridad metropolitana y gobiernos locales de la ciudad Estado cuentan con una completa herramienta para la medición y conservación de la diversidad biológica, se trata del Índice de Biodiversidad en las Ciudades de Singapur (CBI por sus siglas en inglés), compuesta de 23 indicadores que contribuyen además a la gestión y gobernanza de los ecosistemas naturales. Más detalles de esta iniciativa, en la siguiente nota.

Medición y herramientas para la gestión de la biodiversidad urbana

El CBI es un conjunto de mediciones que sirve como herramienta de autoevaluación que ayuda a la planificación y toma de decisión de las ciudades, en el marco de una mejor comprensión sobre los ecosistemas que existen en los asentamientos urbanos y la mejor manera de conservarlos, incluso restaurar y crear nuevas áreas. A modo de aclaración, es necesario precisar su enfoque de autoevaluación, pues no sirve para la comparación entre ciudades, sino contrastar el desempeño a lo largo del tiempo.

De tal manera, a través de este índice las autoridades de las ciudades realizan una medición inicial de especies, para luego identificar prioridades de biodiversidad que puedan ser monitoreadas a través del tiempo con medidas de referencia. A esto se agrega la b>posibilidad de socializar estas prioridades, a modo de conformar una plataforma pública que cuente con ejercicios de sensibilización sobre la importancia de la diversidad. Ello a su vez permite también que la gobernanza local sobre biodiversidad no solo sea conformada por actores políticos, sino también académicos, ONG’s y público en general.

Todas estas características están contenidas en el Manual sobre el Índice de Biodiversidad en las Ciudades, elaborado en 2014 por un grupo de investigadores asociados al Consejo de Parques Nacionales de Singapur. En su descripción teórica se menciona que este índice ha sido empleado con sus respectivas adaptaciones a la geografía local por otras ciudades como Bruselas, Bélgica, pues ha contribuido en la recopilación de datos y en la identificación de brechas en las estrategias locales, pero más aún, en su característica de sensibilización para movilizar ciudadanos en la protección colaborativa de los ecosistemas.

Detalles del índice para la medición de la riqueza de organismos vivos

La utilidad del CBI para las autoridades y administradores de ciudades es que, más que medir la variedad y riqueza de los organismos vivos y los hábitats donde se encuentran, identifica los ecosistemas con los que conviven las personas, ya sea en paisajes naturales como en áreas verdes urbanas, incluso tierras agrícolas. De manera tal que las mediciones logradas consiguen una suerte de radiografía de la ciudad. Pero ¿Cuáles son los elementos que permiten escanear la ciudad en cuanto a su biodiversidad?.

El CBI se compone de dos partes, la primera más general, identifica antecedentes como clima, temperatura, nivel de precipitaciones, tamaño de ciudad, población, economía, tipos de ecosistema y la manera como se administra esa biodiversidad. Esta parte es fundamental, ya que constituye la base de los estudios posteriores, ya que compila información relacionada con la geografía, pero también las cualidades demográficas del asentamiento y sus parámetros económicos. Todo ello va en directa relación con el vínculo entre las personas, sus actividades y la biodiversidad.

La segunda parte se construye con tres componentes centrales: biodiversidad nativa urbana, compuesta de 10 variables; servicios ecosistémicos entregados por la biodiversidad, integrado por cuatro variables; y gobernanza o manejo de la biodiversidad, construida por ocho variables. Cada una de las variables se tiene que puntuar entre uno y cuatro, por lo que el primer componente central suma 40 puntos, el segundo 16 puntos y el tercero 36 puntos, totalizando 92 puntos.

Iniciativas para enriquecer el índice y la biodiversidad de Singapur

Cuatro años antes de la publicación del CBI, la presidenta del Consejo de Parques Nacionales de la ciudad Estado, Lena Chan, realizó una convocatoria en la revista Nature en su edición de junio de 2009. En ella, se invitaba a todos los expertos de todo el mundo para que aporten en la construcción y definición de los indicadores. El llamado tenía como intención unir esfuerzos para compilar el índice debido al fenómeno global de la creciente densificación demográfica en las grandes urbes hace más complejo el estudio de la biodiversidad. A esto agrega que a pesar de constituirse en 23 indicadores, el índice tiene que actualizarse permanentemente

De esta manera, hoy el CBI cuenta con socios globales estratégicos que contribuyen con su enriquecimiento. Entre ellos está la ciudad de Montreal en Canadá, Bonn en Alemania, y Nagoya en Japón, además de actores internacionales como Unesco, UN-Habitat, la Local Governments for Sustainability, Conservación Internacional, entre otros.

Pero, además de la conveniencia de actualizar y construir un índice que represente de la mejor manera posible la biodiversidad en las ciudades y su medición, el enriquecimiento de los ecosistemas urbanos requiere de prácticas y acciones que incrementen la disposición de especies. Una de estas acciones se concreta en los jardines botánicos en las ciudades y el de Singapur es reconocido a nivel mundial por ser uno de los ecosistemas tropicales más diverso, ubicado en una ciudad.

El Jardín Botánico de Singapur tiene 161 años de antigüedad, es dirigido por la propia Lena Chan y se emplaza en más de 60 hectáreas. En su interior se encuentran distintos ecosistemas originados por la selva pluvial, o el Jardín Nacional de Orquídeas. Además cuenta con dos lagos, uno de ellos tiene un teatro al aire libre donde se presenta la Orquesta Sinfónica de Singapur. Y a pesar de algunas intervenciones importantes en los últimos años, como la construcción de un estacionamiento subterráneo, desde 2015 es reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Este jardín, más que un emplazamiento de especies nativas en su hábitat natural, es también un centro de estudios y conservación, pues se encuentran ahí bancos de plantas, árboles y semillas, abiertos a investigadores nacionales e internacionales. De igual forma, cuenta con una biblioteca donde se puede ahondar en las distintas expresiones biológicas de Singapur y del Sudeste Asiático en general.

Gestión de la biodiversidad en las ciudades chilenas

Una opinión crítica sobre la medición y gestión de la biodiversidad en la realidad chilena tuvo Sonia Reyes-Paecke, presidenta de la Asociación Chilena de Ecología del Paisaje, pues no hay grandes desarrollos en la materia. “En Chile estamos muy atrasados. El último informe de biodiversidad del Ministerio de Medio Ambiente incluyó un capítulo de biodiversidad urbana, muy descriptivo de estudios que se han hecho. Mi impresión es que hay desconocimiento tanto de las instituciones como a nivel de opinión pública respecto de qué es la biodiversidad. En general, se tiene una idea vaga que consiste en seres vivos, pero no en específico a la diversidad de plantas y animales que pueden vivir en las ciudades”, señaló.

La asociación que dirige la doctora Reyes-Paecke, conocida también como IALE Chile (por International Association for Landscape Ecology) es una sociedad científica comprometida con la ecología del paisaje y la sostenibilidad en el uso de los recursos naturales, pero también por promover su desarrollo a través de la investigación, docencia e instancias de intercambio entre científicos y grupos de investigación, tanto públicos como privados. Es por ello que ha visto pequeñas iniciativas en favor de la biodiversidad urbana. “Veo mayor interés por parte de organizaciones de la comunidad, de colegios e iniciativas ciudadanas. Por ejemplo, en el cuidado de abejas o mariposas, con el objetivo de preservar insectos nativos, lo mismo sucede con nuestras plantas nativas. Sin embargo, son iniciativas fragmentadas que no tienen un alero común en un proyecto de ciudad que pueda aumentar, proteger y cultivar la biodiversidad nativa. Creo que esto es algo que falta”, agregó.

En relación a la importancia de las especies nativas en la diversidad de los ecosistemas, afirmó que son esenciales para la biodiversidad, aunque las no nativas también suman en los indicadores. “Porque si tenemos 50 plantas nativas y 50 plantas introducidas, vamos a disponer de una mayor diversidad en especies. El valor de estos índices, es justamente para contribuir a conservar la biodiversidad propia, porque no está en otros países. En cambio las especies que se han dispersado por el mundo están presentes en muchas partes. Entonces, en general tiene un foco en la biodiversidad nativa en plantas y animales. Ahora bien, acá en Chile cuando decimos animales todos se imaginan pumas y ratones, pero estos no viven en la ciudad, no van a la ciudad, por lo tanto no los contabilizamos. Lo que sí tenemos es una gran cantidad de aves e insectos, muy beneficiosos para los ecosistemas. Eso es un poco desconocido aún”, recalcó.

Indicadores de biodiversidad y restauración en la realidad chilena

Una interrogante planteada a la doctora Reyes-Paecke es sobre qué indicadores o variables sería necesario incorporar en un índice de biodiversidad en las ciudades de nuestro país. “Primero, respecto de la vegetación, de todos los tipos de plantas se debería medir la diversidad, es decir, cuántas especies distintas tenemos y qué porcentaje de cada una está representada. Podríamos tener cien especies distintas, pero en términos de números de individuos podría haber una especie que tiene mil individuos y todas las demás tienen solo uno, para llevarlo a un extremo. Entonces, no es solo la diversidad en número de especies, sino también qué porcentaje representan y las recomendaciones internacionales dicen que ninguna familia debería sobrepasar el 30 por ciento del total. O sea, si yo tengo árboles de una sola familia -por ejemplo el plátano oriental, pero de diferentes especies- no deberían, en conjunto, sumar más del 30% del total de los árboles que hay en una ciudad”, sostuvo.

Asimismo, explicó que las mediciones se realizan en todos los espacios de las zonas urbanas. “Para la biodiversidad total se deben considerar todos los espacios, sin embargo, las autoridades deben proponer que en los espacios públicos haya biodiversidad porque, supongamos, los jardines privados sí tienen mucha diversidad pero no podemos obligar a esas personas a no cambiar ninguna de sus plantas porque pueden cambiar la biodiversidad, para eso se requiere mucho trabajo. Hay que computar todo, lo que hay en espacios públicos y privados, los espacios institucionales a veces son super importantes como los cementerios. En los espacios públicos hay que tener una preocupación porque también eso tiene un efecto de demostración, la gente ve que sus calles son diversas, entonces también favorece que los jardines o espacios privados sean diversos”, comentó.

Por último, en relación a la restauración de ecosistemas, afirmó que en muchas ciudades la restauración es una acción más que necesaria. “Espacios que han estado abandonados, que se deterioran con el tiempo, terrenos de ferrocarriles que nunca se usaron, o que ya no se usan, pero que en vez de transformarlo en un proyecto inmobiliario, podríamos transformarlos en parques, pero para eso se requiere restauración. Claramente esa restauración debe estar orientada a aumentar la biodiversidad. No es una restauración puramente estética, es una restauración que tiene un objetivo, que va a contribuir a esa conservación. Eso tiene un enorme valor para la educación ambiental porque así las personas conocen sus especies nativas, sobre todo en las grandes ciudades, las personas no siempre tienen ocasiones para conocer la gran diversidad de especies que tenemos. Lo mismo sucede con las instituciones ciudadanas que están disponibles para hacer esa restauración”, sentenció.

 

 

El Índice de Biodiversidad de las Ciudades de Singapur y las iniciativas de conservación y restauración de ecosistemas en zonas urbanas responden al ODS 11 de la Agenda 2030, enfocada en “lograr que las ciudades sean más inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles”. También contribuye a la realización del ODS 15 sobre “Gestionar sosteniblemente los bosques, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras, detener la pérdida de biodiversidad”.

Conozca más detalles sobre el CBI de Singapur, sus variables y componentes centrales, en el siguiente video presentación de la doctora Lena Chan.

 

Por equipo Asia Pacífico BCN: asiapacifico@bcn.cl


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