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Asia Pacífico | Observatorio Parlamentario

Las iniciativas de Australia para erradicar la pesca ilegal y gestionar la pesca sostenible

17 junio 2021

Más que una política innovadora, el país oceánico cuenta con una institucionalidad eficiente que le permite llevar adelante políticas para controlar la explotación en altamar, pero también para monitorear actividades en aguas territoriales e internacionales a través de la coordinación con otros países de la región.

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La Autoridad Australiana de Gestión Pesquera es la principal autoridad en materia de pesca en todo el territorio nacional. De ella se desprenden distintos programas como el IUU, orientado a contrarrestar la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada. Algunas de sus características generales y una evaluación de la pesca sostenible en nuestro país, en la siguiente nota.

50 por ciento de las capturas marinas se realizan en el Asia

El mes de junio es significativo para el mar de nuestro planeta, al menos desde el punto de vista simbólico, pues el día 5 se celebra el Día internacional contra la pesca ilegal, mientras que tres días más tarde se conmemora el Día mundial de los océanos. Ambas fechas establecidas por Naciones Unidas para reconocer la importancia de este gran ecosistema para la vida de nuestro planeta y la poca importancia que se le da entre la población mundial, debido a las crecientes actividades de contaminación, además de la explotación de recursos que ha tenido como consecuencia la extinción de especies marinas.

La posibilidad de alterar la vida de los ecosistemas marinos y con ella la reducción significativa de la biodiversidad, más que una tendencia proyectable a futuro es una realidad, pues son millones de toneladas de fauna marina las que se extraen al año. Solamente en la región Asia Pacífico, se extraen más de 40 millones de toneladas que representan más del 50 por ciento de las capturas mundiales, según un reporte de 2021 de la FAO con datos de 2017. Estas cifras demuestran que dicha región es la que más capturas realiza a nivel global.

Ahora bien, el informe detalla que para el año 2016 dentro del Asia Pacífico, China y el Sudeste Asiático fueron las subregiones con el nivel más alto en cuanto a capturas, siendo el gigante asiático quien lleva la delantera con más del 36 por ciento del total, seguido por Indonesia que alcanzó el 14 por ciento, e India con un ocho por ciento. El país con menor participación en la captura de especies marinas es Australia.

Instituciones sólidas para la sostenibilidad y evitar la pesca ilegal

Las cifras que entrega el informe de la FAO sobre la captura de especies marinas por parte de Australia son bajas, incluso si se comparan con las de su vecino Nueva Zelandia. Independientemente de las razones culturales o patrones específicos de consumo, Australia cuenta con una gestión de la pesca extendida en múltiples jurisdicciones, pues además del ámbito nacional y territorial, pertenece a la Commonwealth lo que hace que comparta reglas comunes con otros países de la mancomunidad, sobre todo en actividades comerciales.

Sin embargo, es la Autoridad Australiana de Gestión Pesquera (AFMA por las siglas de Australian Fisheries Management Authority) la principal responsable de manejar eficientemente los recursos marinos, no sólo en cuanto a su capacidad de monitorear las prácticas comerciales de la pesca, sino también asegurar que los australianos tengan acceso a productos frescos y saludables. Para ello cuentan con diversos programas y reglas estrictas en los principales puertos del país.

Tal organización permite que se lleve adelante el programa contra la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (IUU por las siglas de Illegal, Unreported and Unregulated) que a través de un enfoque multifacético se propone fortalecer los marcos regulatorios existentes sobre conservación, pero también impulsar nuevas medidas para combatir la pesca ilegal. Para ello se requiere de la adopción de acciones audaces, pues los pescadores ilegales están bien organizados y cada día se adaptan a las nuevas formas de control.

Entre las medidas emprendidas por la autoridad australiana para evitar la pesca ilícita está la detención y enjuiciamiento de los infractores, pero más aún, la identificación de quienes son los beneficiarios reales de las flotas pesqueras ilegales, a modo de denunciarlos y enjuiciarlos. A esto se suma la creación de capacidad para el monitoreo a nivel regional, con el objetivo de aumentar el control y vigilancia desde una perspectiva multilateral.

Plan de acción internacional para el control de la pesca ilegal

Es un hecho que ni las especies marinas tienen nacionalidad, ni las actividades ilícitas. Buena parte de la biodiversidad deambula por distintas zonas, siendo los territorios meros lugares de paso. Es por ello que la necesidad de trascender las fronteras llevó al gobierno australiano a difundir la necesidad de educar en toda la región sobre el impacto negativo de la pesca ilegal, pero también a desarrollar un plan de acción internacional.

Este plan, creado en 2001 en directa relación con una versión nacional -Plan de Acción Nacional de Australia- y la Ley de Gestión de Pesquerías de 1991, se enfoca en conducir acciones conjuntas con otros países para prevenir, desalentar y eliminar la pesca ilegal. En conjunto con la FAO, convocó a once de sus miembros como Brunei, Camboya, Timor Oriental, Indonesia, Malasia, Papúa Nueva Guinea, Filipinas, Singapur, Tailandia y Vietnam para promover las prácticas responsables y sostenibles, pero también para combatir la pesca ilegal en el Sudeste Asiático.

Sin embargo, las principales acciones regionales se llevan a cabo en casa, principalmente en los mecanismos de autorización de licencias para las operaciones pesqueras, que están sujetas a estrictas reglas de manejo que aseguran la sostenibilidad y la disposición de los recursos pesqueros en el largo plazo. A esto se suman las prácticas de vigilancia, realizadas tanto a nivel federal como local, combinando tanto vías marítimas como aéreas. Todo lo anterior se complementa con un riguroso procedimiento de auditoría a los documentos con el fin de cotejar desembarques y capturas.

Pero más aún, las reglas que establece la autoridad australiana para con sus propias embarcaciones son estrictas. Según el plan de acción para la pesca ilegal, se le exige a todos los barcos pesqueros con bandera australiana soliciten autorización para operar en alta mar, pero también que operen con las especificaciones establecidas por la FAO, respecto a la facilitación en el transporte de observadores, completar adecuadamente los registros de captura y operar en conformidad con los acuerdos internacionales firmados.

De tal manera, los esfuerzos realizados por Australia para erradicar las prácticas de pesca ilegal, no sólo se concentran en la coordinación con otros Estados con quienes comparten aguas, sino también en una eficiente tarea de controlar a las propias embarcaciones en su despliegue productivo.

Pesca ilegal y falta de sostenibilidad: los problemas que salen a flote en el caso chileno

Aunque Australia y Chile son países ribereños del Pacífico, el manejo de la sostenibilidad y la pesca ilegal se estaría llevando adelante de una manera distinta. Con el fin de contrastar la experiencia anteriormente descrita, con la realidad de nuestro país, consultamos a Matías Asun, director de Greenpeace en Chile, cómo evaluaría el manejo de la pesca sostenible en nuestra realidad, principalmente durante el último año en el contexto de la pandemia.

En su opinión, no ha habido mayores cambios desde que comenzó la pandemia en materia de pesca. “En general, las actividades extractivas continuaron como un año normal, incluso con la pandemia. El 60 por ciento de las pesquerías sigue en estado de colapso y sobre explotadas, y el resto no lo hace demasiado mejor. Las medidas de manejo que se implementaron en estos últimos años no han dado resultado, ni siquiera en pandemia. Es más, muchas industrias en Chile necesitan esa depredación, por lo tanto, también hay que auditar a otras industrias, como la salmonicultura y su demanda que financia parte de la depredación pesquera para alimentar salmónidos que produce un círculo vicioso de destrucción y de degradación ambiental. Sigue siendo una situación gravísima y que merece la máxima atención”, explicó.

En cuanto a la pesca ilegal, comentó que desde Greenpeace han venido trabajando para documentar y denunciar la pesca ilegal a nivel global, pero también aquella que no está regulada en aguas internacionales, actividad que en rigor no es ilegal para los Estados. “Por eso nuestro foco está concentrado en crear áreas protegidas a nivel internacional y, también, fundamentalmente enfocados durante los últimos años en crear un tratado mundial de los océanos que nos permita proteger más áreas y también crear otras de no captura de pesca que permitan recuperar de manera sostenible el stock de recursos marinos para mantener los equilibrios climáticos y fundamentalmente los equilibrios ecosistémicos a nivel global”, señaló.

Por último, en relación a la Agenda 2020 y la necesidad de preservar la biodiversidad marina, afirmó que si bien Chile ha avanzado en la creación de diversas áreas marinas, en muchas de ellas se ha privilegiado la creación en zonas donde la pesca y captura de recursos no es significativa, por lo tanto su impacto real en especies en peligros ha sido menor. Este diseño, además, se ha aplicado también a la delimitación de parques nacionales y áreas marinas cuyos bordes costeros están infestados de concesiones de salmonicultura, cuyos efectos y colapso ecosistémico hemos podido apreciar en reiteradas veces con floraciones algales nocivas y colapsos ecosistémicos en las zonas donde están instaladas”, sostuvo.

De tal manera, en torno a la contaminación, dijo que se hace difícil proyectar una solución ambiental que permita reducir la cantidad de desecho y de contaminación que aún tiene el borde costero y el fondo marino. “El mismo patrón que no se hace cargo de los problemas se repite cuando se pone el foco de la contaminación y de los desechos en el reciclaje, pero manteniendo una cultura de lo desechable. En nuestra experiencia, las playas de la Patagonia, desde Chiloé al sur, no sólo están repletas de plásticos de un solo uso doméstico, sino también de materiales propios de la industria acuícola, boyas, mayas, plumillas de plumavit, etc. La forma de funcionamiento en la que se basa la industria es parte del problema, eso descontando el uso de químicos, antibióticos y de los mismos desechos orgánicos que produce la industria, a lo que se suma la falta de regulación y fiscalización, y también la ausencia de voluntad política para terminar de una vez con las zonas de sacrificio y contaminación por carbón. Por lo tanto, aún tenemos mucho camino por recorrer y es clave que frente a la crisis climática que estamos viendo, esto se agende con la máxima prioridad desde la Constitución hacia abajo”, sentenció.



La experiencia de Australia el combate contra la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada y los desafíos de Chile en esta materia y la gestión de la pesca sostenible, son temas abordados por la Agenda 2030 y su Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) Nº14 sobre “conservar y utilizar sosteniblemente los océanos, los mares y los recursos marinos para el desarrollo sostenible”.

 

Por equipo Asia Pacífico: asiapacifico@bcn.cl


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