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Asia Pacífico | Observatorio Parlamentario

La política de océanos en Nueva Zelandia que protege a la diversidad marina del cambio climático

28 junio 2017

Pese a su reducido tamaño, el país oceánico concentra el 10 por ciento de todas las especies marinas del planeta. Debido a esta diversidad que desde el año 1998 cuenta con una activa política de protección ambiental, impulsada por distintas agencias públicas relacionadas con el mar, hoy lideradas por un Ministerio para el Cambio Climático.

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Nueva Zelandia es un país marítimo, sus ciudades más importantes se proyectan al mar, sus habitantes realizan actividades recreativas y su economía tiene al océano como eje central de su desarrollo. Es por esto que el cuidado de este recurso se realiza a través de sus instituciones ambientales desde hace más de tres décadas. Una revisión de esta experiencia, en consideración que el uso ecológico y la conservación de los océanos forma parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas, en la siguiente nota.

Protección del océano ante los efectos del cambio climático

Tal como hiciera la gran mayoría de los países que integran Naciones Unidas, Nueva Zelandia firmó en septiembre de 2015 los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). El compromiso del país oceánico con la Agenda 2030 y el Acuerdo de París ha sido activo, ya que los ODS son más que una agenda universal pues combina acciones domésticas, políticas internacionales y programas de gobierno que se impulsan en el país oceánico desde hace más de treinta años.

De tal manera, para el logro de los ODS el gobierno neozelandés cuenta con el trabajo de diversas agencias públicas para que el Estado funcione de acuerdo con esta política ambiental de carácter global y encuentre soluciones a los problemas que genera el calentamiento global. En este sentido, uno de los principales esfuerzos fue la creación de un Ministerio para el Cambio Climático que permita una mayor eficiencia en el trabajo medioambiental y evite la duplicación de procesos.

”Hay una gran alineación entre los propósitos contenidos en los ODS y lo que el gobierno de Nueva Zelandia ha venido trabajando en las últimas décadas. Crecimiento económico en armonía con la mejora de los estándares de salud, educación, creación de empleos, vivienda digna, empoderamiento de la mujer, además de la protección del medioambiente, son temas de gran importancia para los neozelandeses y donde el gobierno ha puesto su foco con el fin de trabajar duro por ellos”, anunció en un discurso Paula Bennett apenas asumió a cargo del Ministerio del Cambio Climático el 22 de abril de 2016.

Además de ser un organismo coordinador de otros ministerios, cumple con una misión de carácter regional, ya que con las naciones del Pacífico comparten una zona vital para el progreso económico y la protección del medioambiente. “Trabajamos con nuestros vecinos para asegurarnos que obtengan ganancias justas de su pesca y que el océano en nuestra región sea saludable y productivo. Para ello estamos dando prioridad a las inversiones para cambiar la dependencia de los costosos combustibles fósiles en las naciones del Pacífico y promocionar el acceso a las energías renovables”, agregó Bennett en su discurso.

La importancia de cuidar el océano en un país que mira al Pacífico

A pesar de la importancia que el Ministerio para el Cambio Climático neozelandés le entrega al cuidado del mar, la protección del ecosistema marino ha sido históricamente uno de los ejes principales del Ministerio del Ambiente. Con 15 mil kilómetros de costas es responsable de las 200 millas náuticas y de las islas, pero además de una gran cantidad de biodiversidad marina comprendida en algas y animales que significan para el país una gran cantidad de recursos alimenticios.

A esto se suma el hecho que el mar forma parte de la cultura popular neozelandesa, no solo por los alimentos, sino también por la amplia variedad de actividades recreacionales existentes, como natación, velerismo y pesca deportiva. Por otra parte, el turismo, la extracción de depósitos minerales y la biotecnología, son algunas de las áreas productivas que se desarrollan en el mar y que, por lo tanto, requieren de un cuidado mayor por parte del gobierno.

Sin embargo, la importancia del océano va más allá de lo recreacional y económico, pues el ambiente marino de Nueva Zelandia tiene poco más de cuatro millones de kilómetros cuadrados de océano, es decir que tiene el cuarto mar territorial más grande del mundo. Por este motivo existen muchos tipos de paisajes marinos, expresados en playas, fiordos, formaciones rocosas y ambientes que se ubican a más de mil metros de profundidad. Se estima que en dichas áreas hay más de 700 montes submarinos, llanuras y cuevas.

En estos espacios es donde se encuentran las 15 mil especies marinas, pero también hay siete nuevas especies nombradas cada dos semanas. Por esta razón es que algunos científicos piensan que hay otras 35 mil especies sin descubrir. Casi la mitad de las variedades de cetáceos del mundo pasan por aguas neozelandesas, al igual que distintos tipos de aves que viven o visitan la isla para comer. Según cifras del Ministerio del Ambiente neozelandés, un 10 por ciento de las especies marinas del mundo viven en aguas alrededor de Nueva Zelandia.

Océano limpio como principio fundamental para trabajar por el cambio climático

Tal como sostuvo Bennett en su discurso, el océano es uno de los pilares del compromiso global por el cambio climático. Si bien la cartera que preside cumple una función de coordinación y tiene un rol importante en el cumplimiento de las acciones medioambientales por parte de las agencias estatales, es justamente esta su función principal, ya que vela para que los organismos públicos vinculados con el mar tengan prácticas amigables con el ambiente. Es decir, que no vayan en contra de los objetivos emprendidos por el gobierno para implementar la agenda 2030.

De esta manera, y en relación a la protección del océano, el Ministerio del Ambiente cumple con la misión de administrar la Zona Económica Exclusiva y conservar las islas de fiordos, protegidas bajo la Ley de Manejo Marino, pero además es el responsable de la Autoridad de Protección Ambiental, encargada de monitorear y resguardar los ecosistemas de todo el territorio.

El Ministerio de Industrias Primarias es otro de los organismos públicos que se involucra activamente en la protección del océano, pues regula a la industria pesquera y lidera el desarrollo e implementación del Plan de Bioseguridad de los Fiordos Marinos. De igual manera, el Departamento de Conservación es el órgano responsable de proteger las reservas marinas y sus especies en extinción.

Por su parte, el Ministerio de Transporte junto a la Autoridad Marítima son los responsables del transporte marino, su logística y efectos medioambientales. Ambos organismos en conjunto con el Centro Nacional de Coordinación Marítima, manejan y vigilan el ingreso de embarcaciones a aguas nacionales que puedan tener cargas contaminantes que pongan en peligro el ecosistema marino.

Por último, el Ministerio de Negocios, Innovación y Empleo también cumple con una cuota de responsabilidad en la promoción de la bioseguridad y la salud del ambiente marino. Esta misión es compartida con la agencia Petróleo y Minerales, una de las ramas de dicho ministerio que gestiona y permite las licencias para la extracción de hidrocarburos. Su tarea es velar porque los contratos cumplan con los estándares medioambientales.

De esta manera, todos los organismos públicos que se relacionan con el mar, cuentan con una misión de protección ambiental coordinada por el Ministerio para el Cambio Climático.

Necesidad de una política para la protección de los océanos

Además de las acciones emprendidas por el Ministerio para el Cambio Climático con el fin de cumplir con la agenda 2030 de Naciones Unidas y el Acuerdo de París, Nueva Zelandia tiene una larga tradición institucional para el cuidado de los océanos. Para Ángela Foster, oceanógrafa de la Victoria University of Wellington, en un artículo publicado el año 2002 sobre la política de océanos de Nueva Zelandia, desde el año 1996 que el país tiene un marco legal para el manejo sostenible del océano.

La necesidad de contar con una política de océanos tiene según Foster, dos motivaciones principales. “La necesidad creciente de reconocimiento nacional e internacional, de la necesidad de manejar efectivamente el ambiente marino. En segundo lugar, luego de que 1998 haya sido el Año del Océano por Naciones Unidas, el gobierno neozelandés puso su atención en él, con el fin de tener una estrategia de desarrollo económico amigable con el mar”, señala en su artículo.

A estas necesidades se suman presiones políticas, no solo de grupos ambientalistas que insisten que se aplique y perfeccione la política de océano, sino también del Parlamento, que en su reporte Proyección para un Futuro Sustentable: Gestión del Medioambiente Marino en Nueva Zelandia conocido también como el Reporte PCE, recomienda al gobierno una política que integre y guíe a todas los que participan en actividades relacionadas con el mar.

La Política de Océanos de Nueva Zelandia se estructuró en tres fases. La primera, definió su visión y valores a través de un comité de ministros y un proceso de consulta ciudadana. La segunda fase, diseñó el proceso cómo lograr la visión construida. Para ello analizó la situación actual y se creó conciencia de la necesidad de proteger el ambiente marino. Por último, en la tercera fase creó los marcos legales necesarios para transmitir los principios sostenibles en el cuidado del océano.

Por consiguiente, la Política de Océanos de Nueva Zelandia es el instrumento mediante el cual los ciudadanos, empresas y organismos públicos se relacionan con el mar, a modo de respetar sus ciclos naturales y vincularse de manera sustentable.

Para Gabriela Gomez Fell, magíster en ciencia aplicada en manejo de conservación de la Universidad de Lincoln, Nueva Zelandia, son varios los desafíos que enfrenta el país oceánico para la protección de su ambiente marino. "Entre los más importantes diría que ampliar la red de protección marina, esto con el fin de incluir ejemplos de todos los ecosistemas marinos presentes en el país. En segundo lugar, la implementacion efectiva de de la protección de los ecosistemas marinos, es decir, no solo hacerlo en papel sino que efectivamente otorgar recursos económicos y humanos a las acciones de conservación que se complementen con programas importantes de educación ciudadana con respecto a la importancia de proteger ecosistemas marinos. Por último, pienso que sería bueno que continúe el control de actividades en las islas para que no afecten negativamente los ecosistemas marinos, es importante la protección de especies endémicas en un ambiente de cambio climático", comentó.

La protección del océano en Chile

Para nadie es un secreto que Chile es uno de los países que más basura genera en el mar. Cifras de The Waste Atlas, en promedio generamos 1,25 kilos de basura al día, esto representa más de 21 mil a nivel nacional que según la organización Greenpeace en una nota de prensa. Buena parte de esa basura es generada en las ciudades y durante el verano se traslada a las zonas costeras del país, donde no existe la capacidad de administrar eficientemente esos desechos.

Esta evaluación es compartida por Máximo Frangopulos, doctor en oceanografía e investigador de la Universidad de Magallanes (Umag) e investigador asociado de Fondap IDEAL. “Sabemos que la costa chilena y la Antártica es una de las áreas geográficas más vulnerables a manifestar los síntomas de la señal antropogénica de los efectos del hombre sobre nuestro planeta. Entonces, sabemos que somos vulnerables, que hay desequilibrios en las cadenas tróficas y que han disminuido las poblaciones de krill. Eso trae como consecuencia un desequilibrio ecológico importante y obviamente todas las señales apuntan a que el cambio climático llegó para quedarse. Si como ciudadanos responsables no entregamos señales claras, puede tener consecuencias muy catastróficas porque todos los modelos que existen hasta ahora predicen que van a haber cambios importantes en ecosistemas como la Antártica y la región de Magallanes”, señaló.

En relación a la protección de ambientes marinos, Frangopulos afirmó que se están realizando esfuerzos importantes, aunque aún es necesario crear más reservas. “Chile ha dado algunas señales para conservar y utilizar de manera sostenible los océanos y recursos marinos. Si bien hay críticas de muchos sectores en el sentido de que la pesca industrial no sea sostenible y que pertenezca a pocas personas con un contrato de por vida, significa que es necesario cambiar algunas medidas en la Ley de Pesca, frente a lo cual estoy de acuerdo. Pienso que Chile se ha preocupado de ir de a poco velando por la protección de sus recursos, sobre todo los que sustentan a gran parte de la población”, sostuvo.

Asimismo, el oceanógrafo agregó que trabajar en la descontaminación es fundamental. “Es importante que se trabaje en la reducción de la huella de carbono y la utilización de energías renovables no convencionales, que nos permita bajar las emisiones. Un tercio de estas a nivel mundial se van al mar, entonces si queremos reducir el efecto invernadero, además de la acidificación de los océanos tenemos que dar señales claras como país para reducir estas emisiones. Lo mismo con la reducción en el uso de plásticos, ya que generan mucha basura en los océanos y afectan a las especies que viven en estos sistemas al punto que mueren”, comentó.

En relación a las medidas que pudieran tomarse desde el gobierno para contribuir en la conservación de nuestro océano, el investigador de la Universidad de Magallanes aseguró que es crucial la existencia de un Ministerio de Pesca que además incorpore la acuicultura. “Debería haber una institucionalidad pesquera más allá de los servicios e institutos. También es necesaria una institucionalidad científica, ya que aquí hay muy buenos investigadores que trabajan con los ecosistemas marinos, por lo que tenemos que creer en su trabajo y sus resultados. Tenemos que apoyarlos a la hora de tomar una decisión en cuanto a la protección de nuestro océano. Mientras no creamos en lo que los científicos hacen y que podemos ser promotores de cambios importantes que como sociedad podemos construir, vamos a seguir marcando el paso en esta materia. Si hay un golpe de timón e incrementamos nuestro presupuesto para la ciencia, vamos a vivir en una ciudad mucho más rica, más educada y más desarrollada y mucho más en armonía con su entorno”, destacó.

Por último, y en relación con la experiencia de Nueva Zelandia en la protección de su océano, opinó que un Ministerio del Medioambiente podría ser una buena idea. "Porque no solamente protegería el ambiente marino sino todo el ecosistema terrestre, que es igual de vulnerable a la acción del cambio climático. Chile está en una zona del planeta donde va a ser muy susceptible a los efectos del cambio climático. Hay que apostar a la toma de datos de largo plazo y eso va de la mano con el apoyo a los científicos, apostar y creer más en la ciencia que puede ser un motor de cambio y construcción de país y sociedad, entonces si apoyamos más a los científicos y creemos más en ellos, vamos a poder contribuir de una u otra forma a revertir el impacto que está sufriendo nuestro océano en épocas de cambio climático”, sentenció.


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