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Muchos nombres pueblan esta historia de lucha por los derechos de las mujeres y la dignidad de su causa: desde las señoras que se inscribieron en los registros electorales en San Felipe en 1875, hasta las líderes sufragistas que presidieron el movimiento y partidos feministas como Amanda Labarca, Elena Caffarena, Graciela Mandujano, Ernestina Pérez y la primera senadora, doña María de la Cruz Toledo. Pocos meses pudo ejercer su cargo doña María ya que resabios machistas y pugnas internas en su propio partido terminaron por inhabilitarla. Ello ocurrió en 1953. Y en los siguientes 20 años, hasta el golpe de septiembre de 1973, hubo sólo dos mujeres que alcanzaron un escaño en la Cámara alta: Julieta Campusano y María Elena Carrera.
Durante el largo paréntesis que significó la dictadura, mujeres valientes asumieron liderazgos importantes desde la prensa, las organizaciones sociales y
los derechos humanos; y todas ellas merecen reconocimiento. Desde la política, conquistaron espacios de representación mujeres como Carmen
Frei y Laura Soto, quienes ingresaron al primer Senado tras el retorno de la democracia en 1990. En 1997 se incorporó la senadora Evelyn Matthei, y ya entrado el nuevo siglo la representación de mujeres en el Senado se incrementa con los triunfos electorales de Soledad Alvear, Isabel Allende, Lily Pérez y Ximena Rincón, todas con distintas sensibilidades y énfasis, pero conscientes que su escaño parlamentario fue obtenido con esfuerzo, convicción y perseverancia.
Nada ha sido fácil para las mujeres en el campo
de la política. Así en 2013 acceden a la Cámara del Senado Adriana Muñoz, Ena von Baer, Carolina Goic y Jacqueline van Rysselberghe; y finalmente, en las últimas elecciones parlamentarias de 2017 contamos con la presencia de Luz Ebensperger, Yasna Provoste, Carmen Gloria Aravena y Ximena Órdenes.
De esta manera, diecinueve mujeres senadoras consigna la historia del Senado hasta 2019 en que se
cumplieron 70 años de la Ley de sufragio Universal, que equiparó en sus derechos ciudadanos a las mujeres chilenas en 1949.
Hay que reconocer, la modificación a la ley de Partidos Políticos y ley sobre Votaciones Populares y Escrutinios, realizada por la Presidenta Michelle Bachelet que estableció incentivos económicos para que los partidos políticos lleven más mujeres candidatas, y a presentar un porcentaje no menor del 40% de mujeres en sus listas de postulación. Esto permitió aumentar casi 7 puntos -de 16 a 23%- la representación de mujeres en el Congreso.
Sin embargo, aún queda por avanzar para llegar al promedio de los países OCDE, y mucho más para lograr una proporcionalidad que dé cuenta del casi 52% de mujeres que representan la población nacional. Es justo y urgente.
Ha sido un largo camino el que han debido atravesar las mujeres chilenas para reclamar el espacio que legítimamente les corresponde, y asumir las demandas históricas de participación igualitaria con los hombres.
Agradezco con entusiasmo esta publicación realizada por investigadoras e investigadores de nuestra Biblioteca del Congreso Nacional; a quienes felicito por la iniciativa y por este magnífico resultado.
Es un reconocimiento a la lucha de las mujeres chilenas por terminar con la asimetría representativa en nuestro Congreso y es también un acercamiento
a las protagonistas que han ejercido el cargo
de senadoras en nuestra corporación, pero que representan los sueños y anhelos de todas aquellas mujeres que silenciosamente y ruidosamente también, trabajan incansablemente por hacer de Chile un país más justo e inclusivo.
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