Tras un lustro de relación birregional institucionalizada al máximo nivel, las relaciones entre Europa y América Latina parecen haber perdido el impulso y el entusiasmo inicial. Ambos han hecho frente a prioridades inherentes a sus dinámicas, como lo es la ampliación de la UE, el ataque terrorista del 11-M y las crisis económicas y de gobernabilidad en América Latina. Estos eventos han iniciado una nueva etapa en las relacionales interregionales, lo cual no significa que los europeos se retirarán de la región latinoamericana porque el fortalecimiento de la relación es necesario para ambos.