Este artículo se escribe a menos de cuatro meses de las elecciones (en Chile) presidenciales y parlamentarias de diciembre de este año (2005). El autor se refiere a la disputa por el liderazgo en la oposición frente a un probable cuarto gobierno de la Concertación. La división de la derecha en dos candidaturas favorece esta propbabilidad. La ruptura ha provocado una agria competencia entre la UDI y Renovación Nacional que refleja el impacto de diferencias políticas y personales que vienen de antes. Los partidos políticos se ven perjudicados por la forma en que se practica el presidencialismo, que ha adquirido un estilo poco amistoos con ellos, especialmente desde el segundo gobierno democrático. Ha habido una escasa relación entre las autoridades de gobierno y los organismos de los partidos. Por otra parte, una de las características de la competencia presidencial ha sido la ausencia de debates sobre cuestiones programáticas. Los candidatos incluso han dejado de lado el problema de las desigualdades sobre lo cual se habían pronunciado en un Seminario realizado hace algunos meses. Sin cambios políticos, las iniciativas por una mayor equidad serán letra muerta.