El presupuesto de la existencia de una crisis en la familia, con el consiguiente efecto negativo sobre los menores, no da una suma de consecuencias uniformes. El tema cruza por casos de divorcio, separaciones de hecho, convivencia de parejas y nulidades de matrimonio, circunstancias todas que, entrelazadas unas con otras, nos dan una compleja maraña a la que nuestra legislación secular, con sus reformas parciales, no logra dar respuestas humanas y eficaces. Es un hecho que el sistema legal se ha visto superado por el cambio social. La necesidad de un tratamiento integral del problema desde la perspectiva del Estado mueve a formular la necesidad de la existencia de Tribunales de Familia.