La administración Aylwin impulso una consistente acción destinada a consolidar la inserción internacional. El desarrollo de esta política se expresó en una activa diplomacia presidencial. En cada gira y misión se buscó transmitir el mensaje: Chile -además de su propio mercado- ofrece una plataforma estable en América Latina para realizar negocios hacia terceros países. En cada contacto se reiteró la necesidad de establecer un sistema de comercio abierto y libre, formalizado en acuerdos internacionales. El año 1992 fue clave en la consolidación del espacio internacional de Chile, lo que se proyectará en un mayor y mejor intercambio y en la construcción de consensos para la acción internacional concertada.