Este artículo revisa las políticas de manejo cambiario en Chile, poniendo particular énfasis en el régimen de tipo de cambio flotante implémentado en 1999 y los dos episodios de intervención cambiaria posteriores a éste. Presenta evidencia de las favorables condiciones existentes en Chile al momento de dejar flotar la moneda y como éstas se han mantenido o mejorado con la madurez del régimen: Un sector financiero bien desarrollado que ofrece oportunidades de cobertura a las empresas reduciendo su vulnerabilidad a través de efectos sobre el balance contable; y un nivel bajo y decreciente de traspaso desde el tipo de cambio a los precios. Estos elementos contribuyen a reducir los costos del régimen flotante, reduciendo la amenaza implícita en términos financieros y de inestabilidad de precios, y por lo mismo evitando el miedo a flotar. Además, provee suficiente credibilidad al actual sistema cambiario, y refuerza el compromiso con dejar las intervenciones para muy contadas ocasiones