"¿Y si Dios no está de acuerdo con lo que usted ha hecho? ¿Será tan simple de leer el anhelo de Dios?" La obra pretende llenar un vacío, saldando una deuda de los intelectuales chilenos con nuestra historia inmediata. Se inscribe en la tradición del "Yo acuso", la requisitoria que Emil Zolíá dirigiera hace exactamente cien años contra los desafueros e hipocresías de la sociedad francesa; el ejemplo de Pablo Neruda con su denuncia -hace medio siglo- de las perfidias del gobierno de González Videla.