El Trastorno del Espectro Autista, también conocido como TEA o Autismo, puede ser
definido como trastorno generalizado del desarrollo, los cuales se caracterizan por generar
problemas en las habilidades para la interacción social, la comunicación o el comportamiento.
Según el DSM-5, el autismo se caracteriza por deficiencias persistentes en la comunicación
social y la interacción social en múltiples contextos, y en patrones restrictivos y repetitivos de
comportamiento, intereses o actividades, siempre y cuando estas alteraciones no se expliquen
mejor por la discapacidad intelectual o por el retraso global en el desarrollo. El trastorno del
espectro autista puede presentarse desde una edad temprana, o bien no manifestarse hasta que la
demanda de la sociedad en temas como la interacción social sobrepase las capacidades de la
persona en cuestión.
Aunque no se tiene una causa exacta del trastorno, hay múltiples estudios que relacionan
mayores probabilidades de desarrollo de autismo y otros padecimientos neurológicos con zonas
que utilizan pesticidas o agroquímicos frecuentemente. Estos estudios demuestran que la
exposición genera cerca de un 56% más de probabilidades de desarrollar malformaciones
congénitas, y un incremento del 54% en casos de problemas neurológicos.
En Chile, la incidencia de este trastorno es desconocida, ya que solo se presentan estimaciones
que distan mucho unas de otras. Sin embargo, según la Organización Mundial de la Salud,
OMS, 1 de cada 160 niños tiene algún grado de este trastorno. El autismo es, como diagnóstico,
bastante reciente, y por ende no presentaba tratamiento legal específico de ningún tipo hasta la
promulgación y publicación de la ley 21545, el 2 y 10 de marzo del presente año. Esta ley,
aprobada a partir de dos mociones refundidas, tiene por objetivos: Asegurar el derecho a la
igualdad de oportunidades y resguardar la inclusión social de los niños, niñas, adolescentes y
adultos con trastorno del espectro autista; eliminar cualquier forma de discriminación; promover
un abordaje integral de dichas personas en el ámbito social, de la salud y de la educación, y
concientizar a la sociedad sobre esta temática.
Esta ley presenta muy buenas intenciones, sin embargo visualizamos que los establecimientos
educacionales y los docentes trabajando en ellos no se encuentran preparados para el abordaje de
estos casos como requiere la ley; y si bien es cierto hay capacitaciones que se están brindando
por el ministerio de educación, estas capacitaciones son de carácter voluntario. Es por esto que
consideramos imprescindible preparar a los profesores, quienes pasan la mayor parte del tiempo
con estos alumnos, desde su preparación en la educación universitaria. Por otro lado, creemos
fundamental que existan centros de atención temprana para el acompañamiento y orientación
eficaz de los niños, niñas y adolescentes con autismo y sus familias. Esto debe de traer, además,
una colaboración directa entre colegios y estas instituciones, para brindar un mayor soporte a
toda la comunidad escolar. Esta modificación beneficiaría a los niños, niñas y adolescentes con
autismo, junto a su círculo social cercano, como su familia, amigos, o escuela. Además, haría de

nuestro país un país más inclusivo en temas de neurodivergencia, y nos pondría un paso más
cercano a otros Estados con mejor tratamiento legal, laboral y educacional de este mismo
trastorno.

Será deber del estado asegurar que las instituciones de educación superior,
específicamente en las carreras de pedagogía y/o educación parvularia, agreguen en sus mallas
curriculares asignaturas que preparen a los futuros docentes en el trabajo con niños, niñas y
adolescentes con TEA, así como también formación para una ayuda en la detección del mismo
trastorno. Esto deberá ser un requisito de acreditación para las carreras y para las instituciones de
educación superior.
Incorpórese un nuevo artículo que exprese lo siguiente:
El estado deberá incluir, dentro de su presupuesto anual, recursos públicos para generar
espacios especializados para la atención y acompañamiento (CAT) de niños, niñas y
adolescentes con trastorno del espectro autista. Fortaleciendo la asignación de recursos a aquellas
regiones con los indicadores más altos de casos de niños, niñas y adolescentes con TEA.
El Estado deberá crear un programa de colaboración entre los Ministerios de Salud y Educación
que permita preparar de mejor manera a las instituciones de ambas carteras ante la detección de
casos en establecimientos educacionales, para una correcta atención en los centros de salud
locales, así como llevar un registro común que facilite la comunicación y atención de las
necesidades especiales de los niños, niñas y adolescentes con TEA."

Andreo-Martínez, P., Navarro-González, I., & García-Martínez, N. (2021). Residuos de plaguicidas y el trastorno del espectro autista. Revista de Discapacidad, Clínica y Neurociencias, 8(1), 39. https://doi.org/10.14198/dcn.19750 Del Congreso Nacional, B. (s. f.-a). Biblioteca del Congreso Nacional. www.bcn.cl/leychile. https://www.bcn.cl/leychile/navegar?idNorma=1190123 Del Congreso Nacional, B. (s. f.-b). Biblioteca del Congreso Nacional. www.bcn.cl/leychile. https://www.bcn.cl/leychile/navegar?idNorma=1010903 Malformaciones Congénitas y Exposición Ambiental a Pesticidas en la Región del Maule - ProQuest. (s. f.). https://www.proquest.com/openview/ddeeaf286a87742f9225201a5daa68d6/1?pq-origsite=gscholar&cbl=18750&diss=y Shelton, J. F., Geraghty, E. M., Tancredi, D. J., Delwiche, L. D., Schmidt, R. J., Ritz, B., Hansen, R. L., & Hertz-Picciotto, I. (2014). Neurodevelopmental Disorders and Prenatal Residential Proximity to Agricultural Pesticides: The CHARGE Study. Environmental Health Perspectives, 122(10), 1103-1109. https://doi.org/10.1289/ehp.1307044 Zúñiga-Venegas, L., Saracini, C., Pancetti, F., Muñoz-Quezada, M. T., Lucero, B., Foerster, C., & Cortés, S. (2021). Exposición a plaguicidas en Chile y salud poblacional: urgencia para la toma de decisiones. Gaceta Sanitaria, 35(5), 480-487. https://doi.org/10.1016/j.gaceta.2020.04.020