La siguiente intervención fue pronunciada por el senador Salvador Allende Gossens, el 18 de junio de 1948, durante la 14º Sesión del Senado. A esa fecha, Allende era miembro del Partido Socialista de Chile y representante por la Novena Agrupación Provincial “Valdivia, Llanquihue, Chiloé, Aysén y Magallanes”.
Esta intervención se enmarca en la dictación de la Ley Nº 8.987, de Defensa Permanente de la Democracia, publicada el 3 de septiembre de 1948, legislación que prohibió la existencia legal y determinó la exclusión política del Partido Comunista de Chile, en el gobierno de Gabriel González Videla (1946-1952), situación que se mantuvo hasta 1958. A nivel internacional, la intervención se contextualiza en los comienzos de la Guerra Fría, conflicto ideológico que enfrentó al comunismo y al capitalismo, paradigmas encabezados por la Unión Soviética y por los Estados Unidos, países que intentaron ampliar sus zonas de influencia mundial.
En cuanto a su contenido, la intervención del senador Allende se emitió en nombre del Partido Socialista de Chile, y en primer lugar analiza las intervenciones de partidos políticos como el Conservador, Liberal y Radical, mostrando las diferencias internas entre los parlamentarios, respecto al comunismo y su relación con el régimen democrático, desde el ámbito filosófico y doctrinario. Luego de un largo relato histórico, Allende critica al capitalismo como régimen económico, y defiende la filosofía materialista y al marxismo como ideología para explicar la realidad, además del socialismo como el régimen político y económico deseable para los países. A su vez, defiende la democracia y las libertades públicas consagradas en la Constitución Política de 1925. También, establece las diferencias entre el Partido Comunista y el Partido Socialista, especialmente en el ámbito de la política internacional y sindical, aunque reconoce las luchas comunes que ambos partidos han llevado a cabo en beneficio de la clase obrera. En definitiva, Allende rechaza la ley en cuestión, por considerarla antidemocrática y por la persecución que impone a determinadas ideas políticas.