La siguiente intervención fue pronunciada por la senadora Julieta Campusano Chávez, el 6 de abril de 1966, en la Sesión 91ª ordinaria del Senado. A esa fecha, Campusano era miembro del Partido Comunista de Chile y representaba a la Segunda Agrupación Provincial "Atacama y Coquimbo".
Desde el punto de vista histórico, la intervención se enmarca en la dictación de la Ley de Reforma Agraria Nº16.640, publicada en el gobierno de Eduardo Frei Montalva (1964-1970) el 28 de julio de 1967, y que reemplazó a la ley anterior de 1962. Luego de un debate parlamentario que duró cerca de dos años, el texto quedó compuesto por 333 artículos permanentes y 24 disposiciones transitorias. Como proceso histórico, la reforma agraria, entendida como una serie de cambios que buscaban la modernización del campo chileno y el fin del latifundio tradicional, fue una de las transformaciones estructurales más importantes del siglo XX chileno. Esta reforma -que se explica por elementos del contexto nacional e internacional- se llevó a cabo entre 1962 y 1973, atravesando gobiernos de distinta orientación ideológica. Hay que agregar que al momento de la intervención, la senadora Campusano era la única mujer en el hemiciclo, transformándose en la segunda mujer en la historia en llegar al Senado.
En cuanto a su contenido, la senadora Campusano plantea una crítica a la situación del campo chileno, especialmente en lo referente al régimen de propiedad y laboral que prevaleció desde el período colonial. Su argumento más importante se resume en la siguiente frase de su intervención: “Aún prevalecen en el campo relaciones de producción de tipo semifeudal. Una población superior al millón de personas se encuentra sometida a un régimen de servidumbre, en muchos casos marginada de la civilización, situación que es incompatible con el desarrollo y el progreso de la humanidad en el presente siglo y representa un motivo de vergüenza para todos los chilenos progresistas”. Además, en su intervención remarca el atraso técnico del campo chileno, factor que perpetuaría el subdesarrollo económico chileno. Por otra parte, señala que el Partido Comunista de Chile considera la reforma agraria como un camino “justo y patriótico” para generar un mejor nivel de vida en el campo y elevar la producción agropecuaria. Respecto a este último punto, señala que la mantención de la estructura latifundista de la tierra produce situaciones de hambruna derivada de la escasez de alimentos, además de enfermedades. En conclusión, la senadora Campusano denuncia a los terratenientes, calificándolos como una “clase caduca y parasitaria”.