Nació en Concepción el 21 de septiembre de 1913. Hijo de Abel Jarpa Gacitúa y Concepción Vallejos Ramos. Hermano del parlamentario Miguel Eduardo Jarpa Vallejos

Se casó el 24 de febrero de 1944 en Osorno con Matilde Wevar Cañas. Tuvieron cuatro hijos, entre ellos el parlamentario Carlos Abel Jarpa Wevar.

Realizó sus estudios en el Liceo de Hombres de su ciudad natal. Tras finalizar su etapa escolar ingresó a la Escuela de Medicina de la Universidad de Concepción y posteriormente a la Universidad de Chile donde se tituló de Médico Cirujano en 1942 con la memoria: "El Gynergeno en Hipertensión Cefálica". Hizo su internado en el Hospital San Juan de Dios de Santiago y fue alumno de la cátedra del profesor Santiago Barrenechea, especializándose en oftalmología en 1944.

A partir de 1945 ejerció en Chillán donde trabajó en el Hospital del Servicio Nacional de Salud hasta 1968. También fue médico oftalmólogo en Osorno; en la Caja de Accidentes del Trabajo; médico de libre elección de otras cajas de previsión; y médico oftalmólogo del Seguro Obrero y Beneficencia.

Asistió a diferentes congresos relacionados con su profesión: en 1960 viajó a Caracas al Congreso Panamericano de Oftalmología; en 1964 participó en el Congreso Panamericano de Monreal, celebrado en México y Nueva York; y en 1966 estuvo en los Congresos de Oftalmología de Lima, Buenos Aires, Uruguay y Brasil.

Impulsó el Centro Universitario de Ñuble y en relación al Plan Piloto de Turismo, apoyó el desarrollo de las Termas de Chillán.

Falleció en Chillán, el 10 de marzo de 1981.

En 1935 inició sus actividades políticas integrándose al Partido Radical donde ocupó diversos cargos: entre 1935 y 1955 fue presidente provincial del Partido en Ñuble; a partir de 1939 perteneció a la Asamblea Radical, llegando a ser presidente de ésta en Chillán; y fue miembro del Consejo Regional Provincial.

En 1949 fue electo regidor por Chillán hasta 1960, fecha en que alcanzó el cargo de alcalde, hasta 1968. Como tal, participó en torneos municipales celebrados en San Diego, Estados Unidos y en Montevideo, Uruguay.

Entre 1964 y 1965, presidió el Club de Deportes Ñublense.

Miembro del Colegio Médico de Chile y de la Sociedad Médica de Oftalmología de Chile.

Su perfil legislativo se centró en los temas relacionados con la educación, desarrollo económico, derechos laborales y aquellos particulares de la Decimosexta Agrupación Departamental a la que representó como Diputado, por ejemplo, la agricultura.

Presentó veintitrés mociones parlamentarias, algunas como autor y otras en calidad de coautor, y participó en nueve Proyectos de Acuerdo, en virtud de los cuales, junto a otros colegas, abordó los problemas de vivienda, de agricultura y los efectos producidos por la sequía en el norte del país, importaciones, educación, etc.

Entre las mociones presenta como autor, cabe destacar aquella que fija en seis las horas de trabajo para los analfabetos, debiendo las dos restantes concurrir a clases de alfabetización. En los fundamentos de la moción, que consta en la Sesión Ordinaria N° 39, celebrada el 10 de marzo de 1970, se expresa:“Siempre nos hemos vanagloriado de estar un paso adelante en cuanto a educación se refiere en el ámbito de América Latina, pero extraña paradoja, pues mientras más adelantan los investigadores en aclarar estadísticas y más métodos recomiendan los estudiosos, más nos vamos retrasando (...) Somos teóricamente uno de los países más adelantados en cuanto a educación, pero también somos uno de los países que aunque franca y honestamente lo dicen, permite que un grueso grupo de ciudadanos participe en la elección de los Poderes del Estado sin saber leer y escribir, cuando lo justo es, en honor a lo que somos y el destino nos tiene ofrecido, que participen dotados de todos los beneficios y mecanismos que la sociedad les debe”. Por otra parte, su preocupación por la educación se manifiesta en la presentación de un Proyecto de Acuerdo: un grupo de Diputados en la Sesión Especial N° 41, celebrada el 18 de marzo de 1970, abogó por la situación de 34 mil de jóvenes que no podían acceder a la Universidad por falta de recursos económicos, pese a cumplir con los requisitos establecidos, solicitando al Presidente de la República hacer uso del dos por ciento constitucional, puesto que: “el no sumar a estos miles de jóvenes a los niveles superiores de la educación y, por el contrario, integrarlos forzadamente y llenos de desorientación y desconcierto a la sociedad, constituye un obstáculo insalvable para cualquiera política de desarrollo del país, lo que -obviamente es una calamidad pública”.