José Manuel Huerta Maturana

Reseñas biográficas parlamentarias



Nació en Quillota el 7 de diciembre de 1882. Hijo del agricultor colchaguino José Manuel Huerta Lira y de Corina Maturana Celis. Se casó en primeras nupcias con Lucrecia Muñoz Artigas, hija del fundador de Victoria, comandante Bernardo Muñoz Vargas. Tuvieron siete hijos, entre ellos José Miguel Huerta Muñoz. En segundas nupcias se casó con doña Guillermina Fernández, hija de agricultores de Colchagua.

Efectuó sus estudios en el Instituto Nacional. Luego ingresó a la Universidad de Chile, donde se tituló de dentista en 1903, y, posteriormente, se trasladó a la zona de Victoria donde ejerció su profesión durante 16 años. Sin embargo, más que dedicarse a su profesión, desarrolló diversos negocios comerciales, industriales y agrícolas. Fue propietario del Molino Moderno de Victoria y de los fundos San Luis de Tricauco en esa zona, y Baltimore y Niblinto en Collipulli, y de la Feria de Ganado de Victoria. También fue representante de Gibbs y Cía. y de RCA Víctor, y socio de la firma Germani, Huerta y Cía. Ltda.

Perteneció al Partido Liberal al que representó en la Municipalidad de Victoria como regidor y alcalde en 1915, 1925 y 1941. Fue fundador y presidente de la Asamblea Liberal en Victoria.

Llegó por primera vez a la Cámara de Diputados en 1933, representando a la 20ª agrupación departamental de Traiguén, Victoria y Lautaro. Participó en la Comisión de Asistencia Médico-Social e Higiene. Fue reelegido por la misma agrupación para el periodo 1937 a 1941, siendo, además, nombrado Segundo Vicepresidente de esta corporación, el 24 de mayo de 1937, ejerciendo el cargo hasta el 15 de mayo de 1941. En esta oportunidad fue miembro de la Comisión de Defensa Nacional y Diputado reemplazante en las Comisiones de Vías y Obras Públicas y de Asistencia Médico-Social e Higiene.

Posteriormente fue electo Diputado por la 20ª agrupación departamental de Angol, Collipulli, Traiguén y Victoria, para el período de 1945 a 1949. Integró la Comisión de Asistencia Médico-Social e Higiene y la Comisión de Vías y Obras Públicas de la que fue su Presidente. También, en este período, fue Diputado reemplazante en la Comisión de Gobierno Interior y en la de Defensa Nacional.

Además, fue representante de la Cámara de Diputados en el Consejo Nacional de Comercio Exterior.

Entre las proyectos de ley presentados que fueron ley de la República destacan: Ley Nº 8.981 que autoriza al Presidente de la República para transferir gratuitamente a la Caja de Previsión de Empleados Particulares, los terrenos que indica, ubicados en Victoria, para construir una población de tipo económico, y Ley Nº 9.151 que libera de derechos de internación, almacenaje y demás impuestos, un furgón-ambulancia destinado al Hospital San José, de Victoria.

Se recuerda su nombre como el único diputado que votó en contra la ley que aprobó el Voto Femenino. Lejos de tener una posición machista al respecto, don José Manuel argumentó su voto en contra aduciendo la poca seriedad y el poco debate con que se aprobó dicha ley. Tratándose de algo “tan delicado como el voto de la mujer” (sic), estimó que dada la popularidad de ese cuerpo legislativo, los parlamentarios lo aprobaron sin la “debida seriedad y delicadeza que merece la mujer” (sic). De modo que su oposición fue a la forma y no al fondo de lo tratado.

A su retiro del Congreso, se trasladó a Colchagua, la tierra de sus antepasados, y explotó el Fundo San Miguel de Los Llanos en la costina comuna de La Estrella. Terminó su actuación política como alcalde de La Estrella.

Entre otras actividades fue miembro y presidente del Rotary Club y del Club Social de Victoria.

Falleció en Santiago el 13 de Octubre de 1962. En el homenaje que a su muerte le rindió la Cámara de Diputados, es destacable el discurso del Diputado Comunista, Carlos Rosales Gutiérrez: “Aquellos que le conocimos podemos decir que don José Manuel era un hombre sencillo, afable, cordial generoso y de gran simpatía humana. Como agricultor progresista fue un trabajador enamorado de su tierra. A menudo nos hablaba de sus preocupaciones por llevar a sus cultivos los últimos adelantos de la ciencia y de la técnica. También nos participaba de sus afanes por mejorar la suerte de sus colaboradores. Nunca le oímos hablar de inquilinos, de peones, de braceros, ni mucho menos de afuerinos. Los que trabajaban con él eran sus amigos, sus colaboradores”.

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