Daniel Oliva Figueroa

Reseñas biográficas parlamentarias



Nació en San Felipe, Chile, en 1841; sus padres fueron Justo Oliva y Catalina Figueroa y Ramírez.

Se casó con Telesila Olavarría y en segundo matrimonio, con Ana Bolados; tuvo seis hijos.

Hizo sus estudios en el Liceo de San Felipe y en 1859, niño aún, obedeció a las inclinaciones de su caracter, y se trasladó a la provincia de Tarapacá (del Perú en aquella época) dedicándose en Iquique, al fomento de la industria salitrera.

En 1879 era ya propietario de las salitreras denominadas "China" y "Salar", fuentes de riqueza que le arrebató para el Perú el célebre presidente don Manuel Pardo, cuando fraguaba su traición a Chile con la ayuda de Bolivia, según afirma el ilustre publicista don Pedro Pablo Figueroa en su obra histórica "Diccionario biográfico de Chile".

Decepcionado, pero no abatido, regresó al país con el firme propósito de buscar en el desierto de Atacama el salitre que tanto codiciaba el Perú, para vengar así el despojo de que había sido víctima, dotando a la Patria de nuevos tesoros para su bienestar y progreso. Expuso su vida y su fortuna, descubrió las pampas de salitre al interior de Taltal a 22 leguas de la costa, que constituyeron una de las producciones más valiosas del país. Impulsó y fomentó en la región que comprende el departamento de Taltal, las valiosas pertenencias salitreras de "Santa Catalina", "Lautaro" y "Bellavista", invirtió en sus faenas y en la elaboración del nitrato, un capital de 700 mil pesos, semilla de oro, por decirlo así, que fructificó y produjo trabajo para toda una generación.

Creó pueblos laboriosos en el desierto solitario, dando vida a esos parajes. En el Puerto de Taltal, donde residió por largos años, fundó otras industrias tan benéficas e importantes como la citada. La minería le debió igual protección y en el asiento industrial de Oro del Guanaco, invirtió grandes capitales y merced a su constancia y a una labor de medio siglo desparramando la savia de esfuerzos de titán en las batallas del trabajo, logró formar la fortuna que tuvo, con la que contribuyó al fomento de importantísimas industrias que hicieron honor a la riqueza de Chile.
Fue el primero que exportó salitre antes de 1879.

Como filántropo, no fue menos ilustre. En 1880, durante el período arduo de las operaciones de la guerra, fue uno de los primeros que socorrió a la provincia de Atacama cuando imploraba protección para sus heroicos hijos.

Fue electo regidor municipal y primer alcalde de Taltal.

En 1888 fue electo diputado suplente al Congreso Nacional, por "Taltal", período 1888-1891.

Partidario de la política del presidente Balmaceda, figuró siempre en el partido Liberal Democrático, siendo elegido Elector de Presidente de la República, en varios períodos.

En 1903 fue electo senador por "Antofagasta", período 1903-1909; integró la Comisión Permanente de Culto y Colonización.

En 1910 cedió en su fundo "El Sauce", en Los Andes, por una suma insignificante, el terreno necesario para la instalación de las maquinarias y demás anexos de la Compañía Eléctrica de Los Andes, sociedad de la que fue el alma y fue también, su presidente, dando, con este adelanto, un progreso enorme a la mayor parte de la provincia de Aconcagua: fuerza motriz que impulsó varias industrias.

En Río Blanco, en una parte de su fundo en Los Andes, cedió al Fisco locales muy apropiados para que se instalara por primera vez en Chile la crianza del salmón; y aquí, fue también el impulsor de una empresa minera.

Electo senador en 1912, por la provincia de "Coquimbo", período 1912-1918; integró la Comisión Permanente de Culto y Colonización. Y, aunque estaba en las postrimerías del último tercio de su vida, no se rindió al trabajo honrado y austero, en bien de su zona y del engrandecimiento nacional.

Dejó de existir en Los Andes, Chile, el 25 de junio de 1921.

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