Labor Parlamentaria
Diario de sesiones
Disponemos de documentos desde el año 1965 a la fecha
Índice
- PORTADA
- I.- ASISTENCIA.
- II.- APERTURA DE LA SESION.
- III.- LECTURA DE LA CUENTA.
- IV.- ORDEN DEL DIA.
- CIERRE DE LA SESIÓN
- ANEXOS.
Notas aclaratorias
- Debido a que muchos de estos documentos han sido adquiridos desde un ejemplar en papel, procesados por digitalización y posterior reconocimiento óptico de caracteres (OCR), es que pueden presentar errores tipográficos menores que no dificultan la correcta comprensión de su contenido.
- Para priorizar la vizualización del contenido relevante, y dada su extensión, se ha omitido la sección "Indice" de los documentos.
?DIARIO DE SESIONES DEL SENADO
PUBLICACION OFICIAL
LEGISLATURA 314ª, EXTRAORDINARIA
Sesión 23ª, en jueves 4 de noviembre de 1971
Especial.
(De 11.15 a 13.32).
PRESIDENCIA DEL SEÑOR RICARDO FERRANDO KEUN, VICEPRESIDENTE
SECRETARIO, EL PROSECRETARIO, SEÑOR DANIEL EGAS MATAMALA.
INDICE.
Versión taquigráfica.
I.- ASISTENCIA
II.- APERTURA DE LA SESION
III.- LECTURA DE LA CUENTA
IV.- ORDEN DEL DIA:
Ocupación de la Radio Balmaceda por la fuerza pública
Homenaje a Pablo Neruda, Premio Nobel de Literatura de 1971 (se rinde)
Anexos.
DOCUMENTOS:
1.- Proyecto de ley, en tercer trámite, que faculta a la Corporación de Servicios Habitacionales para entregar en comodato precario los terrenos declarados en situación irregular
2.- Proyecto de ley, en tercer trámite, que establece que la Caja Nacional de Empleados Públicos y Periodistas invertirá en certificados de ahorro reajustables del Banco Central de Chile los fondos percibidos por concepto del aporte de 8,33% de los empleadores
3.- Observaciones, en segundo trámite, formuladas al proyecto de ley que autoriza la erección de un monumento a la memoria de Monseñor Manuel Larraín Errázuriz
4.- Proyecto de ley, en segundo trámite, que excluye de la aplicación de la ley Nº 16.945, los bienes raíces que el Fisco adquirió por herencia de doña Filomena Palacios
5.- Proyecto de acuerdo, en segundo trámite, que aprueba el convenio para la represión del apoderamiento ilícito de aeronaves
VERSION TAQUIGRAFICA.
I.-ASISTENCIA.
Asistieron los señores:
Acuña Rosas, AméricoAltamirano Orrego, CarlosBaltra Cortés, AlbertoBallesteros Reyes, EugenioBulnes Sanfuentes, FranciscoContreras Tapia, VíctorFerrando Keun, RicardoFoncea Acdo, JoséGarcía Garzena, VíctorGumucio Vives, Rafael AgustínHamilton Depassier, JuanJerez Horta, AlbertoJuliet Gómez, RaúlLorca Valencia, AlfredoLuengo Escalona, Luis FernandoMiranda Ramírez, HugoMontes Moraga, JorgeOchagavía Valdés, FernandoPablo Elorza, TomásPalma Vicuña, IgnacioReyes Vicuña, TomásRodríguez Arenas, AnicetoSepúlveda Acuña, AdonisSilva Ulloa, RamónTeitelboim Volosky, VolodiaValente Rossi, LuisValenzuela Sáez, Ricardo, y
Von Mühlcnbrock Lira, Julio.
Actuó de Secretario el Prosecretario, señor Daniel Egas Matamata.
II.-APERTURA DE LA SESION.
-Se abrió la sesión a las 11.15, en presencia de 18 señores Senadores.
En el nombre de Dios, se abre la sesión.
III.-LECTURA DE LA CUENTA.
El señor FERRANDO (Vicepresidente).- Se va a dar cuenta de los asuntos que han llegado a Secretaría.
El señor PROSECRETARIO.- Las siguientes son las comunicaciones recibidas:
Oficios.
Cinco de la Honorable Cámara de Diputados.
Con los dos primeros, comunica que ha tenido a bien aprobar, con las modificaciones que señala, los siguientes proyectos de ley:
1) El que faculta a la Corporación de Servicios Habitacionales para entregar en comodato precario los terrenos declarados en situación irregular (véase en los Anexos, documento 1).
2) El que establece que la Caja Nacional de Empleados Públicos y Periodistas invertirá en certificados de ahorro reajustabas del Banco Central de Chile los fondos percibidos por concepto del aporte de 8,33% de los empleadores (véase en los Anexos, documento 2).
-Quedan para tabla.
Con el tercero, comunica que ha tenido a bien aprobar, en primer trámite, las observaciones formuladas por el Ejecutivo al proyecto de ley que autoriza la erección de un monumento a la memoria de Monseñor Manuel Larraín Errázuriz (véase en los Anexos, documento 3).
-Pasa a la Comisión de Gobierno y a la de Hacienda, en su caso.
Con los dos últimos, comunica que ha tenido a bien prestar su aprobación a los siguientes proyectos de ley:
1) El que excluye de la aplicación de la ley Nº 16.945, los bienes raíces que el Fisco adquirió por herencia de doña Filomena Palacios (véase en los Anexos, documento 4).
-Pasa a la Comisión de Gobierno.
2) Proyecto de acuerdo que aprueba el convenio para la represión del apoderamiento ilícito de aeronaves (véase en los Anexos, documento 5).
-Pasa a la Comisión de Relaciones Exteriores.
Cuatro, del señor Ministro de Economía, Fomento y Reconstrucción, y de los señores Secretario General del Ministerio de la Vivienda y Urbanismo y Secretario General de la Superintendencia de Seguridad Social, con los cuales dan respuesta a las peticiones que se indican formuladas por los Honorables Senadores señores Baltra (1), Olguín (2) y Silva Ulloa (3):
1) Pavimentación de acceso a Hospital de Pitrufquén.
2) Viviendas para imponentes de la Caja Nacional de Empleados Públicos y Periodistas de Arica. Desabastecimiento de cemento y madera en Iquique.
8) Copia del dictamen Nº 1.136 de la Superintendencia de Seguridad Social
-Quedan a disposición de los señores Senadores.
Mociones.
Una de los Honorables Senadores señores Lorca, Noemi y Pablo, con la que inician un proyecto de ley que establece que el salario mínimo de las actividades comerciales, industriales, agrícolas y mineras será el equivalente a 1/30 del sueldo vital mensual que rija para el departamento respectivo.
Dos, de los Honorables Senadores señora Carrera y señores Contreras, García, Lorca y Miranda, y de los Honorables Senadores señores Gumucio, Juliet, Luengo, Morales Adriasola y Silva Ulloa, con las que inician igual número de proyectos de ley que benefician, por gracia, a doña María Estela Godoy Silva, viuda del ex Senador señor José Manuel Isla Hevia, e hijas.
-Se manda comunicarlas a Su Excelencia el Presidente de la República para los efectos del patrocinio constitucional necesario.
IV.-ORDEN DEL DIA.
El señor FERRANDO (Vicepresidente).- El objeto de esta sesión es rendir homenaje al poeta chileno Pablo Neruda, que mereció la distinción de recibir el Premio Nobel de Literatura de este año.
En primer lugar, tiene la palabra el Honorable señor Ignacio Palma.
OCUPACION DE LA RADIO BALMACEDA POR LA FUERZA PUBLICA.
El señor PALMA.-
Señor Presidente, antes de empezar mis palabras de homenaje a Pablo Neruda con motivo de haberse adjudica el Premio Nobel de Literatura, tengo encargo especial de mi partido para destacar un hecho insólito acontecido en el día de hoy, de imprevisibles consecuencias para el país: otra vez la libertad de información ha sido violada.
En la mañana de hoy, la Radio Balmaceda, propiedad del Partido Demócrata Cristiano, respecto de la cual existían conversaciones en desarrollo, ha sido ocupada por la fuerza pública y se le ha impedido salir al aire.
Queremos dejar constancia de este hecho, que analizaremos en otra oportunidad, por la gravedad que reviste.
Señor Senador, en una sesión especial no cabe discutir ningún tema ajeno a la materia para la cual fue citada.
HOMENAJE A PABLO NERUDA, PREMIO NOBEL DE LITERATURA DE 1971.
El señor PALMA.-
Señor Presidente, quienes nos miraban desde afuera jamás habrían pensado en Chile como país de poetas. Menéndez Pelayo nos proclamó excomulgados de la imaginación. La sólida república aristocrática, traducida en una de las más estables democracias de su tiempo, había entregado estadistas, soldados, historiadores y uno que otro escritor de novelas. Aun los grandes extranjeros afincados -Bello, Gay, Sarmiento o Domeyko- ordenaron lo hecho por el hombre o lo creado por la naturaleza para presentarlo en instituciones, en leyes o en conocimiento metódico del medio. La expresión cervantina y exacta del Código Civil se prolongaría en la minuciosidad también exhaustiva de un José Toribio Medina, en la geología casi fotográfica de Brügger, o en el gran resucitador que fue Jaime Eyzaguirre. Caupolicán y Colo-Colo sudaban entre los trabajadores del salitre deportados en el lejano norte, por la antigua culpa de haber inspirado el primer poema épico del continente..
Pero el silencio de centurias, interrumpido apenas por la voz del payador y los poetas sin herencia, pasajeros del tiempo moribundo, guardaba en su mutismo la condición volcánica de Chile. Casi repentinamente, como en una erupción de anhelo acumulado, surgen del Norte áspero y dulce, del centro urbano y universitario y del Sur lluvioso y maderero tres altas voces que llevarán una imprevista explosión de poesía al espíritu sin frontera del hombre. Gabriela Mistral, Vicente Huidobro y Pablo Neruda recogen "la luz azul de Garcilaso", según la expresión del poeta, y, pasándola por el prisma de sus sensibilidades universales, proyectan amor, pasión, soledad y compromiso por todos los rincones de la Tierra. Y en menos años que la mitad de un siglo, la seca fuente de las arenas de Chile habrá llevado dos veces el agua lustral de la más excelsa poesía -esta tentativa de detener la vida, sentido profundo del arte-, hacia la consagración mundial.
Porque, ¿qué es el Premio Nobel para un gran poeta o un gran artista, sino la consagración de lo ya consagrado?
Más de una vez hemos visto discutir las intenciones con que esta distinción se adjudica y, por cierto, no voy a hacerme eco en esta hora de tantas opiniones condicionadas. Pero, sí, creo ver en cada uno de los escritores o literatos que lo han recibido en los últimos años una característica uniforme: se consagra al que defiende al hombre acechado en mil formas por una realidad cada vez más llena de interrogantes y más contradictoria. Se destaca al que es sensible a las injusticias que le rodean, provengan de donde provinieren; se premia al inconformista anticipado, al que ve lo que hay más allá del horizonte. "Todo hombre tiene numerosos problemas que la sociedad de su tiempo no puede resolver: es una entidad psicológica y espiritual antes de ser miembro de una colectividad. El escritor no tiene para con él menos deberes que para con la sociedad." Esta es la explicación de su caso por Solyenitsin.
Nuestra Gabriela no era ciertamente una especie de santa laica, como la llamó un crítico ecuatoriano, sino centralmente una protestante ardorosa contra todo lo que sufría en la sociedad en que vivió.
Desde sus primeros versos hasta sus más altos, nadie podría dejar de ver en Neruda a un inconformista lleno de audacia y de imaginación. Ni en sus primeros poemas, ni en el Canto General, Neruda no es tampoco un pacífico cantor de los elementos de la naturaleza ni de la "literatura literaria". Cuando sobre una América "devorada, negada, sometida, arañada, robada," pide cuentas a los "intelectualistas, rilkistas, europeizados cadáveres de la moda" que sólo se han jugado ante el reinado de la angustia, frente a este oscuro ser humano, buscando la "belleza pura," "el sortilegio obra de pobres asustados/ para evadir los ojos" de la realidad, ciertamente se revela como un hombre que no ha estado conforme con ello,
Por cierto, el premio Nobel de Literatura con una Mistral, con un Sartre, un Solyenitsin, un Asturias, un Neruda, no es meta de conformistas.
Aún más, resalta como un hecho curioso que la consagración, tan esperada en los dos casos chilenos, se haya configurado cuando vientos de transformación con impacto internacional caracterizan al pro ceso político del país. Hasta hoy, más de un periódico europeo o de otros continentes no distingue mucho entre el Frente Popular y la Unidad Popular, y, seguramente, más de alguno creerá que Neruda ha nacido con la nueva hora, aun cuando el poeta haya cantado ya mucho antes una larga historia, que es también la historia de su pueblo.
"Andate a Chile aunque sea a nado", le había dicho su amigo Cañas a Félix Rubén García Sarmiento, que ya entonces firmaba como Rubén Darío. Y la publicación de "Azul", en Valparaíso el año 1888, no sólo sería el primer paso definitivo de la revolución poética que inició Darío en las letras hispánicas, sino un hecho que se insertaría lógicamente en el profundo cambio económico y social que comenzaba en Chile con la apertura del Norte salitrero y el intensamente transitado Estrecho de Magallanes, al sur de Chile, en ese entonces única comunicación en esa época entre dos mares y dos mundos. Neruda la recoge en su juventud, con su "Manrique", con su "Góngora": "He ido bajo Helios que me mira sangrante / laborando en silencio mis jardines ausentes/", dirá a la manera rubeniana, sin saber que él mismo, con el correr de los años será el continuador de ese "Rubén Darío que llega a Castilla/ e inaugura la lengua española", como mucho tiempo después contará resucitando nombres "rescatados de las sombras" en los rítmicos finales de "La Barcarola".
Pero lo que Darío aporta en literatura no es sino parte pequeña del proceso de modernización que se viene realizando en nuestro medio.
El oro blanco, que llegó a significar para la nación la mayor riqueza por habitante de los países sudamericanos entre los años 1885 a 1915, aunque no logra consolidar el proceso de desarrollo autosostenido con que soñó Balmaceda, abre sin embargo una primera etapa de industrialización y de empresas con dimensión inmensa, desproporcionadas a la preparación del país. El esfuerzo para manejarlas trae extranjeros y burocracia, técnica y clase media, que, con rapidez, van extendiéndose a lo largo de otros horizontes - nos lleva a Bolivia y al Sur argentino, a Ecuador, al mar-, generando las matrices primeras de la poderosa burguesía que, simultáneamente con un proletariado cada vez más fuerte y más organizado, irán buscando a lo largo de una generación los caminos y los líderes que puedan interpretar sus problemas.
La transformación económica, con las dificultades que ella trae, genera una inevitable actitud crítica en los medios del pensamiento, cada vez más inconformistas, aunque todavía muy rituales, y algunos la ven culminada en la voz de Gabriela Mistral, en sus versos y sus prosas. A ella "le duele Chile" en una dimensión profunda y casi mística que se traduce en amargura y reserva, ternura y exactitud, pureza de lenguaje que llega al alma con una sencillez de la que han huido los personajes parnasianos, los dioses y las clásicas imágenes que repitieron durante tantos años los continuadores del modernismo.
El proceso social es, sin embargo, más profundo, y necesitará, como en los profetas, otras voces. La facilidad de información integra cada vez más a nuestro hombre en la realidad universal que, por el inevitable peso de los hechos, pasa más por Europa que por nuestra vecindad americana.
Las crisis de los sistemas, la adaptación difícil de las sociedades y del hombre a las nuevas realidades creadas por el conocimiento, por la técnica, por su aplicación industrial y masificada, por la explosión demográfica, originan ya dos guerras y varias revoluciones. Pero desde el punto de vista de la influencia sobre nuestro medio político y cultural, ningún drama humano es -más penetrante para la generación de Neruda que la larga, difícil y trágica guerra de España. Valores y morales, pasiones y creencias, primitivismo enajenado, circunstancias imprevisibles / extranjerizantes que alargan la decisión y el sufrimiento, tocan, dividen y llaman hondamente a los hombres de la America total. Cuando son pasados por las armas García Lorca y Maeztu se ha fusilado el corazón de todos los pueblos.
Después de una larga residencia en las más extrañas tierras, la guerra de España encuentra a Neruda en la raíz del conflicto, y de ella sale comprometido para siempre.
"Aquella Guerra... / Doy fe! / Yo estuve allí / yo estuve / y padecí y mantengo / el testimonio / aunque no haya nadie / que recuerde / yo / soy el que recuerda, / aunque no queden ojos en la tierra / yo seguiré mirando / ... no hay olvido, señores y señoras / y por mi boca herida / aquellas bocas seguirán cantando/."
"Tal vez cambié desde entonces", ha escrito él mismo, y, en efecto, el cantor de la "Entrada a la Madera", el poeta de todas las cosas, el que ha encontrado armonía en el apio y en los objetos pequeños y arrinconados de la vida, el de las mujeres innumerables, de todos los pueblos y de todas las razas, que años después recordará a lo largo de su "Memorial de Isla Negra", se transforma en un comprometido con la realidad social de su tiempo. Milita en política en forma activa, se sienta en esta Sala en la bancada comunista y encarna su ritmo con la apasionante lucha del pueblo de nuestra época. Sale de este Congreso en un momento que no debe volver a repetirse, en que los derechos humanos son transitoriamente derrotados, y en la angustia de su ciudadanía mediatizada sufre con silencio escrito el mismo rigor de otros rigores que nunca creyó posibles en horas desorientadas.
Pero es precisamente cuando en Chile, "en tu remota tierra ha caído toda esta ley difícil / este destino de los hombres / que te hace defender una flor misteriosa / sola, en la inmensidad de América dormida /", el momento en que el poeta y combatiente de "Las Uvas y el Viento" o de "Canción de Gesta" llega a su expresión literaria no superada en otros momentos. "Una literatura que no sea el oxígeno de la sociedad, que no ose comunicarle sus propios sufrimientos y sus propias aspiraciones, que no sea capaz de advertir a tiempo los peligros sociales y morales que le conciernen, no merece el nombre de literatura", se podría decir -con palabras extrañas- de la obra que va desarrollando hasta culminar en lo que, sin duda alguna, es su más grande y también más apasionada creación poética: "El Canto General".
Allí, junto a páginas imperecederas, escritas "Subspecie aeternitatis", hay otras que tendrán seguramente vida breve. Pero la obra, en su conjunto, representa un desarrollo al margen de su ideologismo algo elemental que, con razón, ha hecho que muchos críticos la consideren el canto del continente. Si no estuviera tan condicionada por nombres y hechos circunstanciales y ya tantas veces contradichos, el sentido épico del poema, la audacia de la composición, la innovación en las imágenes y la presencia sufriente y vivida del pueblo, de su naturaleza y de su historia, le haría una pieza comparable tan sólo a nuestra Araucana.
Cuando las visiones dejan de tener el pesado subjetivismo que da calor pero no perennidad a tantas magníficas estrofas, se logran algunas páginas que seguramente serán consideradas clásicas en la literatura española, y aun en la universal.
La "Entrevista de Guayaquil" entre San Martín y Bolívar, "donde toda la noche Americana, el ancho río de muchos labios palpitó un segundo" tiene la humanidad, la grandeza, la unidad y lo distinto del continente entero. Tal vez sólo "Castilla" de Manuel Machado refleja un momento, unos héroes y un pueblo en dimensión tan sugerente, tan perfecta, tan perdurable.
Más de siete mil páginas escritas - ¡qué tarea para críticos y bibliófilos!- buscando lo humano y lo cósmico, la naturaleza y la política, expresando el epigrama y el verso renovador, nos muestran un autor aferrado a la materia y oscuro en sus percepciones metafísicas, que, en medio de tantas inquietudes, no ha tenido, sin embargo, tiempo para interrogarse por qué el mundo ha evolucionado durante miles de millones de años hasta originar la vida espiritual, consciente de sí misma, quizás de su propia vida, y cómo es concebible que dicha vida puede volver nuevamente al fin, nuevamente a la nada. Tal vez la respuesta está en el silencio. Pero no importa. Nunca el silencio limitó el raciocinio. Sus propias palabras saben lo que vendrá. No se detiene el hombre en su camino; otro toma las armas misteriosas ; no tiene fin la primavera humana, del invierno salió la mariposa.. .
La evolución del cambio social de nuestro tiempo ha dado al "poeta constante" la representación de su patria en el corazón del mundo. El la ha devuelto en una corona de laureles universales para que sea prendida sobre el corazón de su patria lejana.
Nosotros, los representantes del pueblo y en nombre del pueblo, los que más de alguna vez, en horas ya pasadas, leímos las palabras juveniles y profundas de "Farewell", tomamos conciencia de este honor y de esta responsabilidad y nos comprometemos, otra vez más, para que la voz plural de Chile siga teniendo el eco variado y democrático, creador y humano que, en el riesgo permanente y explosivo de la libertad, da dimensión a este pequeño país.
He dicho.
El señor FERRANDO (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Bulnes Sanfuentes.
Señor Presidente:
El Premio Nobel otorgado a Pablo Neruda no puede constituir una sorpresa para nadie que guste de la poesía y que conozca siquiera en parte la gigantesca obra poética del vate chileno. Muchos años hace ya que la crítica especializada de todo el mundo lo consagró como uno de los poetas más grandes de este siglo, y que los aficionados de habla hispana lo señalaron como una de las cumbres más altas de todos los tiempos en la lengua de Lope y de Espronceda, de Darío y la Mistral.
Pero, sorpresa o no, el premio recaído en Pablo Neruda ha golpeado muy hondo en los corazones de todos los chilenos, despertando un sentimiento de alegría y de orgullo: alegría, porque vemos coronada la carrera de un hijo de nuestra tierra y, por lo tanto, hermano nuestro, que escaló desde un hogar sencillo las cimas de la celebridad. Orgullo, porque la distinción otorgada a Neruda nos confirma que tenemos una cultura propia y nos recuerda que el Chile de hace 70 años, tan denigrado en los tiempos ácidos que vivimos, era ya capaz de alentar al genio, aunque éste surgiera en un sector modesto de la clase media provinciana.
No puedo pretender yo -apenas un aficionado a la poesía, que leyó versos en su niñez y juventud y ha tratado de seguir leyéndolos en las horas escasas de reposo- hacer un análisis, o siquiera una reseña, de la obra colosal de Pablo Neruda. Pero, a lo menos, puedo decir que él es para mí el poeta integral, el poeta del cosmos, el que no sólo extrajo poesía del amor y del dolor, de la esperanza y la nostalgia, sino de las cosas inertes y sencillas que hay en el mundo y de las mínimas y prosaicas que nos da la vida. Hacer poesía de las cosas bellas o traducir en poesía los sentimientos, lo hace cualquiera que tenga sensibilidad y aprenda su oficio. Pero el arte de Neruda ha consistido en hacer poesía de la piedra y el metal, del caracol y la madera, del salitre y del trigo, del silencio que él siente como ausencia, de la guerra, la muerte y el olvido.
Neruda es en la lengua castellana, uno de los grandes innovadores de la poesía. Más que Góngora en su época, más que Darío en la suya, embistió contra los viejos moldes del lenguaje y de la métrica, erigiéndose en un rebelde contra el arte de su tiempo. Si no hubiese tenido genio, habría fracasado rotundamente; pero como lo tenía, y a raudales, creó una forma nueva que ya nadie discute y que será clásica en un siglo más. Es que nadie puede fijar para siempre los cánones de la poesía. El mayor y más perenne valor del poeta es escribir la poesía como surge impetuosa del corazón.
Neruda no ha sido sólo un poeta; también ha sido un político, y un político de pasiones hondas y aristas aguzadas. En parte de su obra, y más que nunca en el "Canto General de Chile", el poeta, arrastrado por la pasión política, llegó, a juicio nuestro, a extremos de injusticia; pero hay que reconocer que la injusticia no le impidió construir una bella poesía. Y yo creo que nadie lee a los poetas en busca de ecuanimidad; basta que nos den sentimiento y armonía, que despierten en las almas dormidas sensaciones de belleza.
A pesar de sus dogmas doctrinarios, que dividen a los hombres, Pablo Neruda ha unido a los chilenos en su amor a esta tierra, que él siente y canta como nadie. A diferencia de tantos literatos de Hispanoamérica que se afincan física y espiritual- mente en París, Neruda sólo ha sido diplomático de ocasión y ha preferido vivir en su Patria, pisando su suelo y contemplando su mar. Y hay que reconocer que nadie ha amado más que él las cosas grandes y pequeñas de este pedazo del mundo.
A despecho de todo lo que se dice, más allá de la acritud que predomina en nuestra vida pública y que es obra de los políticos y no del pueblo, los chilenos seguimos constituyendo una sola y única nación. Nos separan las ideologías, pero nos hermanan la sangre y las costumbres, la historia que escribimos juntos y el destino grande que sólo unidos podremos alcanzar. Por eso, porque en el fondo somos y debemos seguir siendo hermanos, los Senadores nacionales rendimos un homenaje de admiración a nuestro tenaz adversario político, el gran poeta Pablo Neruda.
El señor JEREZ.-
Señor Presidente:
Intervengo en nombre de la Izquierda Cristiana y del Honorable señor Gumucio.
El otorgamiento del Premio Nobel a Pablo Neruda, de esa distinción universal, que más allá de las omisiones o errores que pudieran opacar su historia, tiene la irradiación que sobrepasa las fronteras, ha tenido, sin duda, la singular virtud de hacer que todos nosotros, hijos de una tierra de grandes poetas, hayamos vivido esa emoción que sólo se siente cuando el triunfo es algo íntimamente nuestro, cuando constituye un patrimonio espiritual de aquellos seres, hijos, padres, hermanos, compañeros, cuyo destino la vida misma fundió con los nuestros.
"Pablo Neruda: Premio Nobel". Esta noticia suscitó una reacción unánime de satisfacción, cuando no de franco júbilo, no sólo entre los escritores, artistas e intelectuales más sobresalientes de nuestros días, sino en miles de hombres de los cinco continentes, que han visto a la Academia Sueca coronar las palabras del poeta que, en una u otra lengua, han llegado al alma de los hombres de todas las latitudes.
Por su evidencia, parecería lugar común reconocer que la obra literaria de Pablo Neruda no se extiende en una zona, en una región, en un país o en un continente de imágenes, ideas, sentimientos y vivencias de la imaginación creadora, sino que, por su variedad y riqueza, abarca la dimensión de un mundo. En un rincón de ese mundo de la obra poética del gran vate chileno, encontrábamos tantas veces en nuestra adolescencia o en el recuerdo nostálgico de otros tiempos, en la lectura de aquellas páginas de los "Veinte Poemas de Amor" o de "Crepusculario", el solaz de aquellos versos de pureza no igualada en el idioma; el reflejo de muchos sentimientos, estados de ánimo que sólo el artista fue capaz de traducir en los signos del lenguaje interior de la poesía.
Las obras que Pablo Neruda escribió en su juventud habrían bastado, sin duda, para situarlo en primer plano en la constelación de los grandes poetas de nuestro tiempo. En "Residencia en la Tierra" había expuesto, con originalidad y dramatismo no conocidos el conflicto del ser individual en la confrontación de sus ilusiones con la tragedia de la vida cotidiana, expresada en imágenes que extraían de los objetos de rutina una belleza hasta entonces inadvertida para la percepción del hombre común.
La angustia profunda, auténtica, del hombre separado de los demás hombres por un mundo que amenaza descomponerse, en un sinnúmero de objetos que lo tiranizan, lo asaltan y lo hieren, es la que Neruda traspone en "Residencia en la Tierra":
"No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas vacilante, extendido, tiritando del sueño, hacia abajo, en las tripas mojadas de la tierra, absorbiendo y pensando, comiendo cada día.
"No quiero para mí tantas desgracias. No quiero continuar de raíz y de tumba, de subterráneo, solo, de bodega con muertos, aterido, muriéndome de pena."
Aún desde su altura estética, la creación nerudiana de los años 30, la que trajo una verdadera revolución literaria en las letras de la poesía moderna, no trascendía les límites del drama existencial de cada individuo: permanecía en la órbita cerrada del ser y de su propia proyección en el desarrollo humano.
"Contemplándolos ahora" -dirá Neruda años más tarde- "considero dañinos los poemas de "Residencia en la Tierra". Estos poemas no deben ser leídos por la juventud de nuestros países. Son poemas que están empapados de un pesimismo y angustia atroces. No ayudan a vivir, ayudan a morir. Si examinamos la angustia -no la angustia pedante de los snobismos, sino la otra, la auténtica, la humana-, vemos que es la alienación que hace el capitalismo de las mentalidades que pueden serle hostiles en la lucha de clases."
Este juicio, sin embargo, sólo puede ser comprendido a partir del itinerario de Neruda; pero éste sólo puede ser explicado a partir de su experiencia del mundo.
Esta experiencia del mundo -en nombre de la cual el poeta puede condenar el sentido, de uno de sus libros más enormes- se llamó la guerra de España:
"Y una mañana todo estaba ardiendo, y una mañana las hogueras, salían de la tierra devorando seres, y desde entonces fuego, pólvora desde entonces y desde entonces sangre."
Pablo Neruda fue sorprendido por esta guerra, que sólo por licencia retórica se llamó civil, cuando servía el Consulado General de Chile en Madrid, en medio del reconocimiento fraterno, literario e intelectual de los mayores escritores de España, los mismos que, en 1935, habían suscrito el Homenaje a Pablo Neruda, para expresar públicamente su admiración por una obra que, según los firmantes, "sin disputa constituye una de las más auténticas realidades de la lengua española". Firmaban, entre otros, Rafael Alberti, Vicente Aleixandre, Manuel Altolaguirre, León Felipe, Federico García Lorca, Jorge Guillén, Miguel Hernández y Leopoldo Panero.
La guerra española, con toda su carga de crímenes y de heroísmo, devolvió a Neruda el sentido épico de la vida. Un pueblo real, alegre e iracundo, un pueblo padre de pueblos, luchando noche y día, le devuelve la confianza en la vida, la esperanza en el hombre, la fe en el mundo. En su largo poema "Explico algunas cosas", recogido luego en "España en el corazón. Himno a las Glorias del Pueblo en la Guerra", Neruda dará razón de este cambio fundamental de su vida y de su obra.
Y llegó el día en que Pablo Neruda conoció la Ciudad Sagrada de los Incas, y ante la visión de la obra ciclópea, enclavada en un paisaje de alucinación, no enmudeció empequeñecido como cualquier mortal lo hubiera hecho; su genio creador, su sensibilidad mágica hizo nacer en las palabras una ciudad tan alta en grandeza como aquella construida en la piedra esa "arquitectura de águilas perdidas", que sus ojos habían contemplado.
Con "Alturas de Macchu Picchu" Neruda iniciaba la nueva epopeya de América.
Otros contemporáneos, historiadores, escritores o poetas habían exaltado los grandes monumentos, la belleza de las construcciones de piedra o el misterio de los laberintos y sus signos secretos. Neruda venía a mostrarnos, junto a la inmensidad de aquella obra que desafiaban las edades, una historia más importante: la vida de todos y de cada uno de aquellos hermanos nuestros de pasados siglos que habían levantado con sus manos esa ciudad de sueño en la montaña perdida.
Neruda cantaba al hombre, a sus luchas, a sus sufrimientos y a su heroísmo:
"Piedra en la piedra,
el hombre, ¿Dónde estuvo?
"A través del confuso esplendor, a través de la noche de piedra,
déjame hundir la mano,
y deja que en mí palpite, como un ave mil
[años prisionera, el viejo corazón del olvidado".
"Yo vengo a hablar por vuestra boca
[muerta".
Pocas veces, muy pocas quizás en la historia del pensamiento, en la vida de quienes aportaron al desarrollo del espíritu de un verdadero humanismo lo más radical de su fuerza creadora, había alcanzado la voz de un solo hombre, la palabra dramática de un poeta salido de la cuna misma del pueblo, la altura, la dimensión, la profundidad universal contenida en cada página del poema de Macchu Picchu.
Al hacer suya la lucha de esos ignorados hombres de nuestro continente, al trasladar en el carro de las fervientes palabras de su canto la gesta de quienes con su sacrificio construyeron una cultura clásica en América, Neruda encarnaba en sus poemas, esa fidelidad al alma popular, a la protesta y al inconformismo en contra de un sistema de explotación y de injusticia, en el cual el ser humano era siempre pospuesto ante el oro y el renombre de los poderosos.
Después de Macchu Picchu, Neruda escribió el "Canto General", gran crónica, ardiente bandera de las luchas de los hijos de un continente que parecía dormido, pero que en el fondo se estremecía en su afán de salir a la luz de una nueva civilización. En el "Canto General", desfilaron los araucanos y los toltecas, los aymaraes y los indios chibchas. Vibraron en sus páginas las batallas de Bolívar, el sacrificio de Atahualpa, los combates revolunarios de Emiliano Zapata o la lucha antiimperialista de Sandino.
Mientras la tranquila lección del maestro, la página equilibrada del erudito, la monografía del historiador nos habían entregado retratos fríos, imágenes estáticas y muchas veces desfiguradas de los hombres y los acontecimientos, de la historia de nuestros pueblos, las crónicas del poeta insigne nos han mostrado en su "Canto General" otra dimensión de esas vidas y de esos hechos.
En ellas, Lautaro no es un personaje obscuro que emerge casualmente de las selvas de Arauco y bebe la ciencia gue rrera de sus adversarios. En esas páginas, se dice:
"Elástico y azul fue nuestro padre, fue su primera edad solo silencio, su adolescencia fue dominio, su juventud fue un viento dirigido se paró como una larga lanza,
ejecutó las pruebas del guanaco,
vivió en las madrigueras de la nieve, se amamantó de primavera fría".
Y en las palabras del poeta, el galope guerrillero de Manuel Rodríguez queda grabado para siempre, porque:
"Puede ser un obispo,
puede y no puede,
puede ser solo el viento,
sobre la nieve."
El patriotismo en su más elevada expresión, el amor profundo y vital a nuestra tierra, a sus hombres, desborda en los poemas que Neruda ha dedicado a ensalzar a este país nuestro que el llamara: "Largo pétalo de viento y nieve... "
"Patria mi patria,
vuelvo hacia ti la sangre,
pero te pido, como a la madre, el niño,
lleno de llanto,
Acoge esta guitarra ciega y esta frente perdida... "
La obra poética de Neruda ha sido construida, pues, desde el pueblo, con el pueblo y para el pueblo, como lo fue también la obra de nuestro otro Premio Nobel, Gabriela Mistral. Y la aproximación entre ambos poetas no es formal ni fortuita: corresponde a la profunda proximidad espiritual que siempre existió entre ellos, aun cuando Gabriela llevaba en sus poemas el sello indeleble del áspero paisaje del Valle de Elqui; y Neruda, el rumor de las lluvias del Sur, de esas goteras, que según decía, fueron el piano de su infancia.
Poco después de recibir el Premio Nobel, entrevistada por una revista inglesa, decía Gabriela Mistral: "Si el Premio Nobel ha sido un honor para mi país, siento que no se le haya dado a Neruda, que es nuestro más gran creador".
Por su parte, el Premio Nobel, que hoy celebra un país alborozado, dedicaba a la autora de "Desolación" estas palabras de saludo en 1954: "Llegas Gabriela, amada hija de estos yuyos, de estas olas, de este viento gigante. Todos te recibimos con alegría. Nadie olvidará tus cantos a los espinos, a las nieves de Chile. Eres chilena. Nadie olvidará tus estrofas a los pies descalzos de nuestros niños. Perteneces al pueblo."
Pareciera que una fuerza subterránea como la que también produce cataclismos, diera al chileno, al hombre del desierto, al leñador de la montaña o al silencioso labrador de los trigales del Sur, esa vena poética, ese don de traducir en un lenguaje de metáforas y sueños, su inquietud, su fe o su desesperanza en la vida, una atmósfera, donde el paisaje tantas veces hostil, vuelve al hombre taciturno, ha engendrado espíritus y voces de gigantes de la poesía como Neruda y Gabriela Mistral; o como Vicente Huidobro, descubridor de nuevos caminos de la literatura, prosista del poema que dio al idioma español desconocidos destellos de gracia y de humor en su obra sobre Cid Campeador; o como ese profeta viviente de nuestro tiempo, Pablo de Rokha, cuyo vigor vital y amor a lo entrañable de la tierra, palpitaba en frases encendidas con esa misma pasión de los personajes bíblicos.
Al celebrar al poeta que como nadie ha expresado en sus cantos y en sus versos esa hermosa batalla de cada hombre americano, de todos los que viven y laboran en las tierras de este mundo difícil, este homenaje es también el tributo a los mineros de Chile, a los pescadores, al artesano de los pueblos escondidos en el valle, a esos trabajadores que desde el silenció anónimo han hablado a través de las palabras del poeta, como si ellos respondieran al llamado formulado por Pablo Neruda desde la ciudad de piedra: "Sube a nacer conmigo, hermano, dame la mano, desde la profunda zona de tu dolor diseminado". ..
Los poetas son también los grandes creadores de la humanidad y los profetas y ejecutores de la grandeza del corazón humano. Son ellos quienes obran para su ennoblecimiento en profundidad y belleza, y pueden, en casos eximios, crear el alma y el lenguaje de su pueblo, como Homero cantó ya al nacer los ideales de la antigua Hélade y fue la cuna en que maduraron la nobleza, el arte y el pensamiento de los griegos; como Goethe hizo el corazón alemán, y Dante, el estro y la toscana lengua de Italia; como Cervantes, con España, y Shakespeare, con Inglaterra.
Estos son los poetas que, por sobre todos los tiempos, convierten a todos los hombres en la humana familia que algún día, de acuerdo a sus cantos y a sus esperanzas, enfrentará unida el supremo destino de pastorear y colmar la tierra en términos de conciencia y de voluntad superior, que haga de nuestro planeta la flor estelar efectiva que los pioneros del espacio empiezan a redescubrir en la inmensidad de nuestro firmamento. Es decir, en los grandes cantores se anticipa la culminación de un misterio del espíritu que todavía, por ser grande, ambigua e inmadura nuestra conciencia, no conseguimos comprender, salvo en la medida en que a ellos los vamos conociendo y en ellos nos identificamos.
En este horizonte miramos la poesía, la lucha y la grandeza de Neruda.
Tiene la palabra el Honorable señor Silva Ulloa.
Señor Presidente, siempre, y no sin cierta propiedad, se ha dicho que nuestros país es tierra de poetas eximios. Y tal afirmación alcanza su más elocuente expresión en el nacimiento de nuestra patria a la vida civilizada, pues aun cuando no vio la luz en tierra chilena, es don Alonso de Ercilla y Zúñiga el primer vate sublime de la poesía épica castellana, quien, inspirándose en la naturaleza de esta "fértil provincia y señalada, en la región antártica famosa" y en la bravura indomable de sus recios defensores, escribe "La Araucana", el libro inmortal de la épica hispana, como que la pluma de Cervantes lo señala "entre los mejores que en verso heroico que en lengua castellana están escritos", agregando "guárdense como las más ricas prendas de poesía que tiene España."
Ya han transcurrido más de cuatro siglos desde la aparición de esa obra inmortal, plena de sublime chilenidad. Allí se habla de nuestro país y se canta al heroísmo espartano de Caupolicán, Lautaro y Galvarino; se describen batallas de homéricos contornos, se exalta la proeza libertaria de un pueblo en permanente rebeldía.
Ahora, cuando Chile entero celebra jubiloso la gloria universal de Pablo Neruda, he querido presentar como antecedente de sus merecimientos y de su triunfo esta circunstancia histórica que arranca del nacimiento mismo del pueblo chileno.
Muy variada y diversa podrá ser la fecunda producción de Neruda, pero en toda su laboriosa creación artística le corresponde a nuestra tierra, a su pueblo y a sus grandes luchadores un papel fundamental. Describe al país en toda su grandeza geográfica. También vibra su voz con las hazañas no igualadas de los hombres de Arauco. De igual manera, los nombres memorables de O'Higgins, Rodríguez, los Carrera, inspiran la obra de Neruda.
Y los acentos de su maravillosa poesía parecen alcanzar especial tonalidad cuando ellos tratan de las luchas proletarias de ¡os tiempos que vivimos. La brega de la humanidad contra el fascismo y el combate incesante de los trabajadores por su redención, imprimen a los versos de Neruda las proyecciones de un auténtico lucha dor social. Porque tal es el pensamiento del poeta cuando escribe: "En San Gregorio, en Lonquimay lluvioso, en Ranquil derramados por el viento, en Iquique enterrados en la arena, a lo largo del mar y del desierto, a lo largo del humo y de la lluvia, desde las playas a los archipiélagos fueron asesinados otros hombres". . .
Y la figura ya histórica de Luis Emilio Recabarren lo hace exclamar: "Juramos continuar tu camino hasta la victoria del pueblo."
Pronunciar estas palabras en honor del talentoso y brillante cantor de la epopeya de nuestra nación en su afán constante de alcanzar la justicia social, constituye para el que habla motivo de especial consideración, si se tiene en cuenta que Pablo Neruda levantó su voz, como miembro de este Honorable Senado, en defensa de los trabajadores del cobre, del salitre, de los puertos y de la patria, representando la Agrupación Provincial de Tarapacá y Antofagasta, la misma que tengo el honor de representar en esta Corporación. Grata resulta esta coincidencia. Y la obra por él realizada ha sido siempre aleccionadora. No podría ser de otra manera.
Señores Senadores, la Unión Socialista Popular, al conferirme la misión de pronunciar estas breves palabras en homenaje a Pablo Neruda, se asocia al regocijo de todos los chilenos, porque el merecido galardón de que ha sido objeto no sólo toca a un poeta eminente de renombre mundial, sino que también distingue en el propio Neruda a un excepcional combatiente de los trabajadores de Chile.
Tiene la palabra el Honorable señor Luengo.
Señor Presidente, Honorable Senado, sería irreverencia mía imperdonable encarar este homenaje que hoy tributa el Senado de la República a Pablo Neruda, el insigne poeta recién galardonado con el Premio Nobel de Literatura, con la intención de decir algo nuevo sobre su ingente obra poética. Esta tarea ha sido ya realizada de manera feliz por los más notables estéticos y exegetas literarios chilenos y extranjeros. La verdad es que ellos han dicho todo o casi todo lo que importa saber sobre nuestro poeta. Provistos de los más modernos instrumentos de vivisección y valoración críticas nos han mostrado los tesoros, los grandes y los pequeños, contenidos en su prolífica, maciza y admirable obra artística.
Confieso que mis propósitos son mucho más modestos. Quiero hablar solamente del vate compañero de mi vida, a quien leí en mis años mozos, en el liceo y en la universidad, y a quien leo ahora con verdadera emoción en las escasas horas de recreo y soledad que me deja el bregar político de todos los días.
Que otras plumas más autorizadas que la mía señalen las posibles fuentes en que bebió el poeta su inspiración, las características inconfundibles de su espíritu, su particular visión del mundo alrededor o sus aportes al acervo de la poesía castellana. Yo sólo anhelo decir cómo llegó a mí su poesía, cuán perdurable ha sido el eco que ella ha dejado en mi alma, y el juicio tan alto que desde muchos años me he formado del artista y del hombre más lúcido y brillante que ha dado Chile al mundo en estos últimos años.
Proviene Neruda de la generación del año 20, que es, por muchos motivos, una de las más famosas de nuestra historia. Caracterizó a esa generación un fervoroso espíritu crítico, un ímpetu combativo singular e incipientes anhelos nacionalistas en el orden político, económico y social. Generación iconoclasta, derribó sin conmiseración alguna a cuanto ídolo falso había puesto en un pedestal la clase dominante, la cultura oficial y la mediocridad ambiente de la época. En ella germinaron nobles ideales de redención social. Por esta razón, combatió al imperialismo extranjero y a la clase capitalista que fructificaba en nuestro país a costa de la miseria y del hambre del pueblo trabajador.
La generación del año 20 contó para ex presar sus ideales, ensueños y congojas cívicas y artísticas con la revista "Claridad", que circuló profusamente en los medios universitarios e intelectuales capitalinos de la época. En ella se dio a conocer por primera vez nuestro poeta.
En sus páginas aparecieron sus famosos poemas "Farewell", "Maestranza de noche", "Puentes" y otros que ya anunciaban al vate portentoso que escribiría más tarde "Residencia en la Tierra", "Las alturas de Macchu Picchu" y "Canto General", obras señeras de la poesía castellana.
No es exagerado sostener que fue Neruda el poeta predilecto de las generaciones jóvenes subsiguientes a la del año 20. El fue nuestro intérprete, nuestro confidente, el amigo invisible de nuestras almas ávidas de horizontes nuevos y henchidas de ensueños. ¿Quién de nosotros ignoró los versos de "Farewell", en que el poeta alude al amor de los marineros que besan y se van? ¿Quién de nosotros no devoró el "Poema 20", en que canta al amor nostálgico con delicado acento?
Más tarde publicó Neruda otros libros de poesía escritos en un estilo difícil y a ratos impenetrable. Me refiero a "Residencia en la Tierra", al que dedicó Amado Alonso, el benemérito filólogo y estético argentino-español, un voluminoso estudio no superado hasta hoy día. En sus páginas volvemos a encontrar el amor, su tema dilecto, tratado ahora con el hondo dramatismo del hombre que mira el mundo con verdadera angustia porque no logra vencer sus muros y sombras densas y amargas. Algunos poemas de este libro no podrán ser olvidados jamás, como su "Angela Adónica", "Monzón de Mayo" y "Junto nosotros".
Para Neruda, como para Goethe, escribir no es melindre de literato, sino tarea fundamental de hombre. "Todo impulso de mi espíritu" -confesó el gran poeta checo Rainer María Rílke- "comienza siempre en mi sangre". Como poeta, Neruda ha escrito toda su vida bajo este mandato. Por eso, no debe sorprendernos que en su última etapa, su canto armonioso y sublime haya experimentado un vuelco apreciable. Su militancia política y conciencia artística, indisolublemente unidas en un haz apretado, han cambiado su voz y su acento. Ahora escribe como testigo del mundo contemporáneo, en el que hay dolores e injusticias que deben ser cambiados para que en él lleve el hombre una existencia digna. Un crítico ha dicho que este paso en Neruda del yo al nosotros, que esta nueva dirección de su espíritu creador está fielmente reflejada en su poema "El hombre invisible". He aquí sus estrofas, que no me resisto a leer:
"Yo me río me sonrío
de los viejos poetas.
Yo adoro toda
la poesía escrita,
todo el rocío,
luna, diamante, gota
de plata sumergida,
que fue mi antiguo hermano,
agregando a la rosa,
pero me sonrío
siempre dicen "yo"
a cada paso
les sucede algo,
es siempre "yo"
por las calles
sólo ellos andan
o la dulce que aman
nadie más,
no pasan pescadores,
ni libreros,
no pasan albañiles,
nadie se cae
de un andamio,
nadie sufre,
nadie ama,
sólo mi pobre hermano,
el poeta,
a él le pasan todas las cosas y a su dulce querida,
nadie vivesino él sólo
nadie llora de hambre o de ira
nadie sufre en sus versos porque no puede pagar el alquiler,
a nadie en poesía echan a la calle con camas y con sillas y en las fábricas tampoco pasa nada,
no pasa nada,
se hacen paraguas, copas, armas, locomotoras,
se extraen minerales rascando el infierno,
hay huelga vienen soldados,
disparan,
disparan contra el pueblo, es decir contra la poesía, y mi hermano el poeta
estaba enamorado,
o sufría
porque sus sentimientos son marinos,
ama los puertos remotos, por sus nombres, y escribe sobre océanos que no conoce;
junto a la vida, repleta como el maíz de granos él pasa sin saber desgranarla,
él sube y baja sin tocar la tierra,
o a veces
se siente profundísimo
y tenebroso,
él es tan grande
que no cabe en sí mismo,
se enreda y desenreda,
se declara maldito,
lleva con gran dificultad la cruz
de las tinieblas,
piensa que es diferente
a todo el mundo,
todos los días come pan pero no ha visto nunca un panadero
ni ha entrado a un sindicato
de panificadores,
y así mi pobre hermano
se hace oscuro,
se tuerce y se retuerce
y se halla;
interesante,
interesante,
esta es la palabra,
yo no soy superior
a mi hermano,
pero sonrío,
porque voy por las calles y sólo yo no existo,
la vida corre como todos los ríos,
yo soy el único invisible,
no hay misteriosas sombras,
no hay tinieblas,
todo el mundo me habla,
me quieren contar cosas,
me hablan de sus parientes,
de sus miserias
y de sus alegrías,
todas pasan y todos
me dicen algo,
¡ y cuántas cosas hacen!
cortan maderas,
suben hilos eléctricos,
amasan hasta tarde en la noche
el pan de cada día,
con una lanza de hierro
perforan las entrañas
de la tierra
y convierten el hierro
en cerraduras,
suben al cielo y llevan
cartas, sollozos, besos,
en cada puerta
hay alguien,
nace alguno,
y me espera la que amo,
y yo paso y las cosas
me piden que las cante,
yo no tengo tiempo,
debo pensar en todo, debo volver a casa,
pasar al Partido,
qué puedo hacer,
todo me pide que hable todo me pide
que cante y cante siempre,
todo está lleno de sueños y sonidos,
la vida es una caja llena de cantos, se abre y vuela y viene un bandada de pájaros
que quieren contarme algo
descansando en mis hombros,
la vida es una lucha
como un río que avanza
y los hombres
quieren decirme,
decirte,
por qué luchan,
se mueren,
por qué mueren,
y yo paso y no tengo
tiempo para tantas vidas,
yo quiero
que todos vivan
en mi vida
y canten en mi canto,
yo no tengo importancia,
no tengo tiempo para mis asuntos,
de noche y de día debo anotar lo que pasa, y no olvidar a nadie.
Es verdad que de pronto me fatigo
y miro las estrellas,
me tiendo en el pasto, pasa
un insecto color de violín,
pongo el brazo
sobre un pequeño seno
o bajo la cintura
de la dulce que amo,
y miro el terciopelo
duro
de la noche que tiembla
con sus constelaciones congeladas, entonces
siento subir a mi alma la ola de los misterios,
la infancia,
el llanto de los rincones, la adolescencia triste,
y me da sueño,
y duermo como un manzano,
me quedo dormido de inmediato
con las estrellas o sin las estrellas, con mi amor y sin ella,
y cuando me levanto se fue la noche
la calle ha despertado antes que yo, a su trabajo
van las muchachas pobres, los pescadores vuelven del océano los mineros
van con zapatos nuevos
entrando en la mina,
todo vive,
todos pasan,
andan apresurados,
y yo tengo apenas tiempo
para vestirme,
yo tengo que correr:
ninguno puede
pasar sin que yo sepa
adonde va, qué cosa
le ha sucedido.
No puedo
sin la vida vivir,
sin el hombre ser hombre
y corro y veo y oigo
y canto,
las estrellas no tienen nada que ver conmigo,
la soledad no tiene flor ni fruto.
Dadme para mi vida todas las vidas,
dadme todo el dolor de todo el mundo,
yo voy a transformarlo en esperanza.
Dadme. todas las alegrías,
aún las más secretas,
porque si así no fuera,
¿ cómo van a saberse ?
Yo tengo que cantarlas,
dadme la lucha de cada día
porque ellas son mi canto,
y así andaremos juntos,
codo a codo,
todos los hombres,
mi canto los reúne:
el canto del hombre invisible
que canta con todos los hombres."
Pocos homenajes tan justos y merecidos ha rendido el Senado de la República como éste que hoy tributamos emocionadamente a uno de los hijos más esclarecidos de nuestra patria. No cabe duda de que el Premio Nobel de Literatura, máximo galardón que otorga la Academia Sueca a los más brillantes escritores del mundo, premio que hoy luce Neruda en su pecho, resplandece también en el pecho de Chile y nos muestra a la faz del mundo como un pueblo dueño de una espiritualidad superior.
Reciba el vate insigne, el homenaje de gratitud y afecto que por mi intermedio le rinde el Partido Social Demócrata.
El señor FERRANDO (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Von Mühlenbrock.
Señor Presidente, Honorable Senado:
Neftalí Reyes Basoalto para los chilenos; Pablo Neruda, para la gloria y la humanidad; nacido en Parral y hecho pellín en La Frontera, ha escrito por segunda vez -después de Lucila Godoy Al- cayaga, Gabriela Mistral, maestra coquimbana- el nombre de Chile en la pléyade de los Inmortales de la Literatura.
A través de las frases brillantes de mi colega el Honorable señor Francisco Bulnes Sanfuentes, el Partido Nacional adhirió al homenaje que este Senado tributa hoy al insigne bardo.
Yo quiero hablar como soy, por la actividad en que me formé: por el periodismo, por la tinta y la inquietud de aquellos que son como el sándalo.
Me ha movido el deseo de decir cosas sobre el genio de esta voz de América Latina y de Chile que es el lenguaje nerudiano. Desordenadamente, tras el verso de Pablo: eco que rebota, golpea y se expande en el infinito.
Todo un mundo ha hablado sobre Neftalí Reyes al recibir el Premio Nobel. Cuántos escritores y críticos lo han analizado y cuán pequeño resultaría mi esfuerzo al tratar de pronunciar algo sobra quién, desde la primavera de 1921, con su "Canción de la Fiesta", resolvió marchar como los caminantes de Hansun, "bajo la luz de la estrella de otoño."
Bello el texto de la Declaración de la Academia de Suecia al anunciar el Premio Nobel a Neftalí Reyes:
"El Premio Nobel de Literatura ha sido adjudicado a un contencioso autor que no sólo es discutido, sino que para muchos es también discutible." Y luego agrega, para consagrar el genio del excelso vate, la definición lírica de García Lorca, el gran mártir de España, que fue capaz de vislumbrar el destino de Neftalí Reyes:
"Más cerca de la muerte que de la filosofía; más cerca del dolor que de la inteligencia ; más cerca de la sangre que de la tinta; un Poeta empapado de voces místicas que él, felizmente, no puede revelar; un verdadero hombre que sabe que el junco y la golondrina son más eternos que la dura mejilla de la estatua."
Nada, absolutamente nada superior sobre Neruda podrá decirse que supere la intuición de García Lorca, porque definió al bardo y su vida. Su gloria y su condición de hombre completo. Neruda, poeta; Neruda, bohemio; Neruda, político; Neruda, hombre. Neruda, como criticó Juan Ramón Jiménez: "Gran mal poeta".
¡Neruda: poeta conflictivo! ¿Por qué extrañarnos de que sea comunista, si García Lorca predijo que estaba más cerca de la sangre que de la tinta? Qué importa que fuera "gran mal poeta", si está más cerca de la muerte que de la filosofía; que en nada lo disminuye el que la propia Academia lo consagre discutido y discutible, si la visión de García lo definió más cerca del dolor que de la inteligencia.
Y el supremo elogio: "Sabe que el junco y la golondrina son más eternos que la dura mejilla de la estatua."
Al conjuro de los versos de Neruda, a la visión de Federico García, desfilan ante nosotros los sinos de la vida y de la muerte. ¿Qué somos? ¿De dónde venimos? ¿Adónde vamos?
El ingeniero Arturo Aldunate, en sus obras que ya son un orgullo para Chile, nos dice que es el Sol, con su sistema planetario, una estrella de tercera categoría colocada en el borde de la Vía Láctea, que tiene 80 mil años luz de diámetro y 15 mil años luz de espesor. Todas las estrellas que en una noche clara vemos a simple vista en el cielo pertenecen a nuestra galaxia Vía Láctea, con aproximadamente 300 mil millones de astros.
El sistema solar tiene desde el Sol hasta el lejano Plutón un diámetro de 12 mil millones de kilómetros, y desde el lejano y pequeño Plutón hasta Alfa del Centauro, la estrella más cercana al Sol, hay un vacío de cuatro años y cuatro meses luz, y la luz marcha a una velocidad de 300 mil kilómetros por segundo.
Somos menos que un átomo en la galavia, y hay miles de millones de galaxias más gigantes que la nuestra.
¿Qué somos, ¡Oh, Dios!, que nada que construye el hombre perdura, que nuestro sino es pasar y extinguirse?
Por qué amamos, si los frutos del amor son segados luego. Por qué odiar, si el fruto del odio es la locura estéril. Por qué construir, si el junco humilde y la grácil golondrina son más eternos que la dura mejilla de la estatua en la que el hombre cifra su orgullo. Cuarenta dinastías faraónicas alzaron pirámides, templos y ciclópeas estatuas, y ellas son hoy arena que arrastra el viento del desierto. Pueblos, reyes, religiones, construyeron ciudades y monumentos, joyas de sublime arquitectura, y la selva crece y las lianas trepan en las solitarias moradas de la ambición humana.
Y los mayas, los incas y los caldeos, elevaron al Sol su desafío y probaron que la ciencia humana es milenaria, pero probaron también que nada vence al valor del tiempo, porque la brisa, dura como el diamante, rebaja de nivel las cordilleras.
Por ello yo he llamado y llamo a Pablo Neruda, Neftalí Reyes Basoalto, chileno, hijo del maquinista de tren lastrero José del Carmen Reyes Morales y de la maestrita primaria Rosita Basoalto Opazo, muerta a pocos días de dar a luz al genio, porque estaba escrito que el vaso de su vida iba a quebrarse al brotar el prodigioso titán del canto. Lo quiero sentir hombre, y al invocar su nombre real, sus padres, sus oficios, su origen, los chilenizo, los disputo a la gloria, para que Chile sepa que es mérito nuestro, de la sangre, de la tierra parralina y del bosque austral. Que Chile está pleno de voces místicas, y esas voces deben gritar para que nos unamos y superemos, para que el dolor de los marginados de la vida cese, para que triunfe la justicia, para que construyamos la sociedad plena, para que ni el fanatismo ni la intolerancia, ni el delirio y la locura, destruyan el destino de la raza.
Pueblos de poetas, pueblos de cantores.
Allá, al otro lado de los Andes, desde la soledad infinita de las pampas, surgió la voz de un gaucho. Se llamaba Martín Fierro. Es Argentina y es José Hernández. América, pueblos y raza, para desmentir a Azorín:
"aquí me pongo a cantar al compás de la vihuela.
Que el hombre que lo desvela una pena extraordinaria como la ave solitaria con el Cantar se consuela." Martín Fierro. Gaucho. Coraje. Muerte. Eternidad y Pampa.
Cuántos Premios Nobel hubiera ganado el alma americana de polo a polo si Nobel hubiera establecido su galardón mucho antes; si el mundo hubiera estado interconectado por la revolución tecnológica, ley suprema de la humanidad, porque sólo con la ciencia el homo sapiens prevalecerá sobre el odio, el egoísmo, el fanatismo y la miseria, para volar entre las estrellas y crear esos imperios de que nos había el visionario Asimov.
Yo recuerdo a la dulce Gabriela, la de las Rondas Infantiles y los Sonetos de la Muerte, y al clarín de los versos de Darío veo avanzar a Neftalí Reyes a recibir su Premio Nobel, y, tras él, América Latina recibirá el trofeo. Nuestra raza portará el emblema de la gloria y del verbo. El Coro de los Inmortales surgirá, como al llamado de Homero acudían desde el fondo del Averno los héroes:
Ñervo, Darío, Asunción Silva, Santos Chccano, Juana de Ibarburú, Alfonsina Storni, José Hernández, Porfirio Barra, Pedro Blomberg, Jorge Isaacs, Lugones, Martí y tantos otros titanes de la america- nidad.
Continente del Canto es América, y Chile, el pueblo audaz, de pie, en una intrépida cornisa, frente a la inmensidad azul, ¿qué es? Pueblo de cantores y héroes. Hijo del dolor. Cordillera y océano. Desierto y fiordo. Angustia de la tierra enloquecida. La espada y la fe. La cruz y el canelo lucharon tres siglos por modelar a Chile.
"He perdido la flor de mis Guzmanes", gritó Felipe Segundo. "La raza que produce es tan granada, soberbia y belicosa, que no ha sido por rey jamás regida", cantó Alonso de Arcilla. Chile. Pueblo esplendoroso que luce como héroe máximo a un guacho. Inmortal Guacho que queremos como supremo símbolo del coraje. Pueblo cuyo Congreso legitimó por ley los hijos de un apasionado insigne. Portales. Creador del Estado chileno y del Gobierno impersonal. Y le gritaron: ¡Comerciante quebrado!
Controvertidos. Discutidos. Como es y debe ser la democracia chilena, la política chilena. Enemigos, jamás. Discrepantes, si.
La ley que gobierna este hemiciclo donde el Genio estuvo en su banco. Oyendo discursos y soñando tal vez. Escuchando discutir el cierre del debate y el orden del día, mientras preludiaba sus versos. Oía murmurar las caracolas, rechinar las ruedas de las carretas. Pensaba en jugosas empanadas, en chispeantes chamantos.
Silencioso, pensativo, mientras el vértigo político rugía en este recinto, junto a estas columnas el bardo tal vez compondría estrofas disimuladamente, porque alguien, miope y fanático, dijo: Senador incoloro, cuando era Prometeo en el Senado de Chile.
Senador y poeta. Político y bardo. Señor y rebelde.
¿Qué es poesía, Honorables colegas?
Los filósofos dicen que es la expresión de la belleza interior cuajada en palabras.
Otros: daño irreparable. Delirio y sentimiento confuso.
Y Platón pone en labios de Sócrates, el más excelso hombre nacido sobre la faz de la tierra, en su diálogo supremo: La República, una ley. De la república ideal, de la organización perfecta del Estado que cree el hombre, hay que desterrar a los poetas, porque distorsionan la verdad y alteran la voz de los dioses.
¡Divino Sócrates. Tienes y no tienes la razón!
Pero cómo prohibir al hombre soñar, cuando su sino es el morir:
"Yo, el Eclesiastés, fui Rey de Jerusalén y vi que nada nuevo hay bajo el Sol. Que todo es vanidad.
Vanidad de vanidades y sólo vanidad."
¿Cómo prohibir al hombre cantar, amar, pecar y crear, cuando, hecho de barro, fue puesto en dos pies por la Divinidad? Ya lo dijo Nietzche, el rebelde entre los rebeldes, el profeta del superhombre:
"El hombre es una cuerda tendida entre la bestia y el superhombre. Una cuerda sobre el abismo; peligrosa travesía; peligroso caminar; peligroso mirar atrás; peligroso temblar y pararse.
"Lo grande del hombre es que es un puente y uno, una meta. Lo que se puede amar en el hombre es que es un tránsito y un acabamiento."
Junto al coro de titanes del verso americano que rodeará a Neftalí Reyes, como acompañó invisible a Lucila Godoy a recibir el supremo galardón literario, avanzará una sombra. Un compañero de Gabriela y Neftalí.
Un espíritu indomable. Alma bella y triste, con la tristeza amarga de Pezoa Veliz y de Angel Cruchaga:
Domingo Gómez cantará:
"La juventud, Amor, lo que se quiere, ha de irse con nosotros. ¡Miserere! La belleza del mundo y lo que fuere, morirá en el futuro. ¡Miserere!
La tierra misma lentamente muere con los astros lejanos. ¡Miserere!
Y hasta, ¿quizás? la muerte que nos hiere también tendrá su muerte. ¡Miserere!
Al otro lado, en las pampas infinitas, canta la hombría ladina de Martín Fierro. Aquí, ante el azul de las olas, canta el huaso, que es el mismo gaucho. Malicia. Fiereza. Coraje. Tristeza.
Neftalí Reyes. Genio nuestro. Que nos expandes el pecho y ensanchas los horizontes, que en esta hora de alumbramiento que vive Chile nos iluminas el camino, porque estás más cerca de la volandera golondrina y el frágil junco, que de la cariátide inmóvil.
Estudiarlo es pensar en Lucila Godoy. Curioso sino. Leyendo las Antologías, surge de inmediato el paralelo de dos vidas admirables.
Hay entre los dos un puente de finísimo destino. Lucila Godoy. Chilenita. Maestra elquina. Flor del Norte Verde. Gabriela. Triste. Seria. Silenciosa. Pletórica de los espacios interiores del alma como una partitura de Bach.
Neruda. Música sinfónica. Maestro. Provinciano. Bohemio. Triste y taciturno. Si yo fuera crítico musical y alguien me dijera: "Defina a Reyes musicalmente", yo pensaría en Beethoven y contestaría: "La Sexta Sinfonía. La Pastoral". ¿Han pensado ustedes, señores Senadores, que Neruda y su verbo es como la Sexta Sinfonía? La voz múltiple de la naturaleza que canta. El susurro de la brisa. La hoja que gira danzando. La estrella que se enciende en el horizonte sombrío. El piar de un pajarillo en el boscaje. El rumor de una fuente. El vino. Baco. El dios de la alegría. Los caramillos de los faunos y sátiros. La flauta de los pastores. El Olimpo. Los dioses. Zeus y el rayo. Eso eres, Neruda. Crepusculario. Veinte Poemas. Canto General. Tristeza y luz. Ternura y voluptuosidad.
Amor, ¡oh!, voluptuosidad. Ya lo dijo D'Anunzzio: "¡Eres triste como la muerte!"
Lo que nos ennoblece a los chilenos y enaltece a Neftalí Reyes.
Magia del destino. Su premio junto al de Lucila Godoy.
Gabriela, la de las Rondas de Niños, la del desafío más hondo lanzado bajo las estrellas:
"Porque a ese hondor recóndito, nadie,
bajará a disputarme su puñado de huesos."
Neruda. Niño triste. Tímido. Gabriela en Temuco, la profesora silenciosa del liceo que entregó al pequeño Neftalí los libros que iban a trazar su camino, sus versos y su política. Una, ya la estrella fulgurante del pensamiento. El otro, capullo, pero preludio sinfónico de América, de la vida, de la mujer, de la melancolía, del vino y de los caracoles con rumor de olas.Y luego Méjico. Méjico que consagró a los dos; y Chile, el padre Chile, que a los dos los hizo Cónsules, para vagar bajo la estrella de otoño y soñar y componer las partituras en verso.
Es imposible definir a Neruda sin tener constantemente presentes sus rasgos humanos. Contradicciones. ¡Qué importan! Comunista, pero que vive como un príncipe. Pues. Se lo merece. Es un príncipe del pensamiento. Colecciona caracolas, pues no sabéis vosotros que el rumor del mar vive eterno en el fondo de las conchas de los caracoles.
Pablo colecciona las flores del mar, la espuma que salta en la roca. La cólera fatídica de la onda que mina los continentes.
Su Isla Negra es una fortaleza de viejos cuentos de aventuras. Allí el poeta sueña. Ahí es como él quiere ser: Neruda, tierno, enamorado y joven:
"Ella, la que yo amaba, se murió en
[Primavera
Y se llevó la Primavera al cielo."
Neruda, símil de Pezoa Véliz, el marginado gigante de un destino inmisericorde, el doloroso poeta. Triste, desesperado y abúlico, como el pintor Pereza:
"Juan Pereza fuma, Juan Pereza fuma
en una cachimba de color cognac."
Y Neruda grita:
"Porque en noches como ésta la tuve [entre mis brazos. ..
Es tan coito el amor y tan largo el olvido.
Neruda es el amor en su dimensión más bella. El hombre y la sensualidad. El poeta no se mide. La sensibilidad no admite barreras.
Es luz. Estrella que cruza la noche y enciende el cielo de los sentidos. Pone en
marcha mil emociones. Por ello, los sensitivos quieren a Neruda y a sus versos.
"Me gustas cuando callas porque estás
[como ausente."
El amor arde en la rima de Neruda. Desde el rubor del primer beso hasta el adiós sin retorno, con el clamor de la uruguaya eterna, Juana de Ibarburú:
"Tómame ahora, que aún es temprano...
Hoy y no mañana. Oh. Amante. No ves
que la enredadera crecerá ciprés..."
Y el bardo coge en sus dedos la eternidad y llora sus silencios:
"Mis alegrías, nunca las sabrás hermanita.
Y mi dolor es ése, no te las puedo dar;
vinieron como pájaros a posarse en mi
[vida.
Una palabra dura las haría volar.
Mariposa de sueño, te pareces a mi
[alma.
Y te pareces a la palabra Melancolía..
Y la plenitud saciada, el hastío que es pantano donde las grandes pasiones mueren; el no ser de lo que fue; como humo que se esfuma tras la ardiente y breve llamarada:
"Nosotros, los de entonces, ya no somos
[los mismos. ..
"Es tan corto el amor y tan largo el
[olvido..."
Humano. Infinitamente humano. Pocos sobre la tierra han cantado como Neftalí Reyes, hasta culminar en lo que para mí, sin desconocer su múltiple obra, su Canto General, su poesía étnica, su lenguaje interpretativo de la fuerza natural del continente americano; su sensibilidad alcanza la más alta nota romántica. Resume el frustrado anhelo humano. Cada verso es una obra distinta. Amarra con lazos de acero a la pareja humana. Consagra la tristeza que cada cual oculta en el corazón. Fuere sueño, fuere amargura, fuere anhelo.
Farewell: Desde el fondo de ti y arrodillado,
un niño triste como yo nos mira.
Por esa vida que arderá en sus venas tendrían que amarrarse nuestras vidas,
Farewell: Amo el amor de los marineros que besan y se van...
En cada puerto una mujer espera.
Los marineros besan y se van.
Una noche se acuestan con la muerte
en el lecho del mar
La mar oceánica es como Neruda. Ola. Tormenta. Chasquido y relámpago. Rumor monocorde y maremoto. Vida interna invisible. Misteriosos seres que yacen en las profundidades, como presintió García Lorca: "un poeta empapado de voces místicas".
Esas voces vienen del viento que peina los pellines, de la arena inquieta, del dolor de los marginados sin esperanzas, de la sangre que se cuajará en justicia eterna.
Para terminar siempre desesperanzado:
"Yo me voy. Estoy triste, pero siempre
[estoy triste.
Vengo desde tus brazos. No sé hacia
[donde voy.
Desde tu corazón me dice adiós un niño.
Y yo le digo: Adiós..."
Así es Neruda. Amor y yunque. Dolor y piedra. Nadie lo puede resumir. Hay que limitarse a escucharlo como el Claro de Luna beethoveniano: con los ojos cerrados.
En estas horas de alumbramiento que vive Chile, la consagración de Neruda llega a nuestros labios ardientes como refrescante agua pura. Nos unimos todos en el orgullo, la alegría y el arte, y por eso surge la pregunta: ¿Por qué el fanatismo, por qué la inquietud, por qué ese relampaguear de tragedia que se cierne sobre la Patria? ¿Quién hizo más por el hombre? ¿Torquemada en su Inquisición o el pobrecito de Asís con su hábito humilde?
Nada por el hombre engendró el fanatismo. Todo el avance lo dio la bondad.
Porque si el hombre es de barro, la divinidad es de espíritu y el hombre fue construido a imagen de Dios.
Prometeo fue castigado por los dioses, a los que robó el fuego, a que un buitre le cavara las entrañas.
El fuego de los dioses era la imaginación, la poesía, el don de crear.
Y el buitre incansable que roe, es la inquietud de sentir, como cantara el sublime Darío:
"Ser y no saber nada, y ser sin rumbo
[cierto,
y el temor de haber sido y un futuro
[terror,
y el espanto seguro de esta mañana
[muerto. . .
Poesía. ¿Qué es poesía? Hoy que en este hemiciclo plegamos los pendones de lucha para dar paso a la Fiesta Chilena Ne- rudiana, en el instante en que somos sólo Chile, yo quiero leer un poema del bardo francés Catulle Mendez:
"Luce un astro en el cielo que copia el
[agua inquieta.
Un hombre que transita dice al niño
[poeta:
Tú que sueñas teniendo las rosas en las
[manos
y cantas del camino los azares arcanos,
tu quimérica dicha, tu cansada insistencia,
entre nosotros, dime: ¿Cuál es la diferencia?
Vedla aquí -dice el niño-. Elevad la
[cabeza;
¿veis del cielo esa estrella de singular
[belleza?
¡Muy bien!
Cerrad los ojos. ¿La veis ahora en el
[cielo ?
No.
El niño, a quien su mente descorre todo
[velo,
los párpados poniendo dulcemente encornados,
dice: Oh. Sí. Yo aún la veo con los ojos
[cerrados.
Dos chilenos conquistaron la inmortalidad para la Estrella Solitaria. Ninguno de los dos: Gabriela y Pablo, se desviaron en la terrible encrucijada que enfrenta el genio al impulso del pensamiento: cantar el propio yo y arder en llama propia, o cantar lo que se ve, al pueblo, a la vida en todas sus manifestaciones, a la muerte en su liberación.
Como Gabriela a la ronda, a los volcanes, a la muerte y a los piececitos azules, ateridos de frío.
Como Pablo a los bosques y a los marineros; a los muslos blancos y la boina gris; a los pájaros y a las piedras, al olvido, a la soledad y al viento.
Miremos en Neruda y la Mistral el alma de nuestra raza y de nuestro paisaje y confiemos en ellos.
Como si fuéramos poetas, soñemos para construir un mañana mejor, y ya que el mandato del pueblo nos otorgó el poder de dictar la ley, sepamos cumplir nuestra misión: guiar y engrandecer este país.
Neftalí Reyes Basoalto. Hijo de un maquinista ferroviario y de una dulce maestrita primaria. Parralino crecido pellín eterno en La Frontera. Político y revolucionario. Compatriota nuestro. Poeta y luchador. Gran señor y príncipe. Inmortal.
Recibe hoy en este recinto, donde fuiste Senador y bardo y donde aún suenan tus pasos, el homenaje de los que te admiramos tal como eres. Porque en versos y luchas, eres Chile.
El señor PABLO.-
Señor Presidente, la Academia sueca ha hecho un reconocimiento universal de la labor poética de Pablo Neruda.
En este instante, de manera muy breve, deseo expresar que esta Corporación no ha sido remisa en solicitar ese reconocimiento por parte de esa Academia que consagra, a través de su decisión, a los grandes valores de la humanidad, en el campo que le es propio.
Soy Senador desde hace diez años. Y durante ese lapso hombres de todas las tiendas políticas hemos pedido reconocer la labor poética de Pablo Neruda a través del otorgamiento del Premio Nobel de Literatura. Y lo hemos hecho porque siempre hemos visto en él, más que al militante de un partido, a un chileno con genio creador que, con las dimensiones del genio, no sólo está circunscrito a los límites de su patria, sino que va mucho más allá, para identificarse con los grandes valores universales.
Siendo Presidente del Senado, el 4 de septiembre de 1969 reuní en la Sala de la Presidencia a los representantes de los diversos Comités. En esa oportunidad hice entrega a Pablo Neruda de la Medalla del Senado, modesta y simbólica distinción con la que se pretendía expresarle que todos los chilenos nos sentíamos identificados con la labor poética creadora de un hombre nacido de las entrañas de nuestro propio pueblo, por encima de nuestras discrepancias políticas.
En aquella ocasión expresé: "Es que su poesía, aunque valioso patrimonio de Chile y de los chilenos, es, asimismo -y por sobre todo-, universal y, por ello, debe merecer también un reconocimiento universal."
Ha llegado ese reconocimiento universal que reclamaban los distintos sectores políticos representados en esta Corporación. Y, sin mezquindad, con alegría, recibimos el galardón otorgado a un hombre nuestro.
Señor Presidente, aunque ya el Honorable señor Palma rindió homenaje en ésta sesión en nombre de los Senadores democratacristianos, ruégole recabar el asentimiento de la Sala para insertar al final de esta intervención el discurso que pronuncié en la Sala de la Presidencia del Senado en septiembre de 1969 para rendir homenaje a Pablo Neruda, como una adhesión personal de reconocimiento a la labor poética del gran vate chileno, del gran vate mundial.
El señor FERRANDO (Vicepresidente).-
Solicito el asentimiento de la Sala para acceder a la solicitud de Su Señoría.
Acordado.
-El discurso que se acuerda insertar dice como sigue:
"Señores Senadores:
Recibir a Pablo Neruda en esta casa del Senado, no es acoger a un extraño, a alguien que nada tiene que ver con nosotros, a un forastero que nunca nos visitó.
Muy por el contrario.
Su nombre celebérrimo se registra en nuestros anales; su rara palabra sobrevive en nuestro diario de debates, y su inconfundible voz de esencial poeta, no obstante el paso y el peso del tiempo, dijérase que aún mantiene intacta, en nuestra Sala de Sesiones, su vibración emocional, prolongándose en un eco que no se adelgazará jamás, porque será recogido en el corazón de los chilenos que vienen y vendrán.
Voz de poeta, la suya, es decir, voz del hombre infinito; voz del tiempo indefinible; voz de días y de noches sucediéndose por eternidades; voz de alucinado profeta del amor, de la angustia, de la alegría, de la paz; y voz, también, que canta a Chile, a la mujer, al trabajador, al vino y a la espiga.
Sin embargo, con ser uno de los nuestros, uno de los que aquí dejaron muestra cabal de su talento, uno de los que aquí entregaron, sin avaricia alguna, la flor de sus esperanzas, congojas y reflexiones, ya no nos pertenece, porque Pablo Neruda le concierne a todo Chile, a toda América, a todo ese mundo maravilloso de la poesía, del pensamiento, del verbo encendido como una antorcha flamígera que, rasgando sombras, redescubre días luminosos, divisa horizontes diáfanos, donde una futura Humanidad estará integrada por hombres que no darán domicilio ni hospitalidad al odio, a la violencia, al abuso.
Tal su misión de poeta que lleva la poesía en la sangre y en el alma, y que pródigamente ha esparcido el grano de oro de sus versos, como el sembrador lo hace con su trigo, por el angosto y largo surco de Chile, "dentro de su delgada nave de nieve y territorio".
Pablo Neruda, junto a Vicente Huidobro y a Gabriela Mistral, completa la más formidable trilogía de poetas nuestros, en una tierra donde éstos -abundan en número y calidad. Y, como ellos, como Vicente y Gabriela -nuestro primer Premio Nobel-, Pablo exhibe ancha y caudalosa producción internacional, porque su poesía, hecha de "sueños que salen a borbotones de su corazón", de "sueños que corren como jinetes negros", de "sueños llenos de velocidades y desgracias", ha estremecido la sensibilidad de hombres y mujeres de todas las latitudes, de todas las creencias, de todas las pieles.
Es que su poesía, aunque valioso patrimonio de Chile y de los chilenos, es, asimismo -y por sobre todo-, universal y, por ello, debe merecer también un reconocimiento universal.
Como diría Amado Alonso, además de original e inimitable, "es una poesía escapada tumultuosamente de su corazón, romántica por la exacerbación del sentimiento, expresionista por el modo eruptivo de salir, personalísima por la carrera desbocada de la fantasía y por la visión de apocalipsis perpetuo que la informa".
Poesía de "Crepusculario", del "Hondero entusiasta", de "Veinte poemas de amor y una canción desesperada", de "Tentativa del hombre infinito", de "Anillos", de "Residencia en la Tierra", de "El habitante y su esperanza", de "Los versos del Capitán", del "Canto general", de "Las uvas y el viento", de "Estravagario", de las "Odas elementales", de "Fin de mundo"; poesía de este tiempo y para este tiempo; poesía lacerada y lacerante, como la hora que vivimos; poesía que no es de fuga, sino que da la cara y se enfrenta a la verdad, a la pasión, al dolor, sublimándolos; poesía de palabras altas y sonoras, y poesía, también, de vocablos humildes y rurales; poesía, en fin, hecha con las más finas gredas del espíritu, por suave mano de alfarero, por un poeta trashumante que, por espacio de 65 años ya, mucho ha amado y andado por el mundo, porque, como lo dice él mismo, "de tanto amar y andar salen los libros".
Tiene razón, entonces, Pablo Neruda, de estar agradecido de esa Poesía, que lo ha levantado "hasta la altura insigne de los hombres comunes".
Por eso, al cantarle en su Oda Elemental, dedicada a ella, le dice:
"Porque contigo,
mientras me fui gastando, tú continuaste
desarrollando tu frescura firme, tu ímpetu cristalino,
como si el tiempo,
que poco a poco me convierte en tierra, fuera a dejar corriendo eternamente las aguas de mi canto."
Señores Senadores:
Nuestro más renombrado poeta está con nosotros: recibámosle con el mayor afecto y admiración.
Creo interpretar al Senado de Chile cuando exteriorizo estos sentimientos que van más allá de la posición política de nuestro festejado, pues somos muchos los que no la compartimos, al hacerle entrega de la medalla que esta Corporación sólo concede a hombres ilustres como él.
He dicho."
El señor MIRANDA.-
Señor Presidente, resulta inmensamente grato participar en el homenaje que hoy se rinde en el Senado a un chileno ilustre. Pero, al mismo tiempo que grata, la tarea reviste caracteres superiores para quien, no obstante la profunda admiración que profesa a la gigantesca obra literaria de Neruda, modestamente expresa sus limitaciones para imprimir a sus palabras toda la significación que quisiera.
Creemos cumplir con nuestro deber al adherir a este homenaje que se rinde a nuestro genial compatriota. No pretendemos entregar mediante nuestras expresiones una visión profunda de su titánica obra, sino más bien sumar una sencilla manifestación personal y partidaria al sentimiento nacional de júbilo del pueblo de Chile por el Premio Nobel de Literatura que acaba de otorgar a Pablo Neruda la Real Academia Sueca.
Nos parece cumplir con una elemental obligación patriótica al decir que también nosotros, los Senadores radicales, nos unimos al aplauso unánime que todo Chile tributa al poeta.
Este hijo del hogar obrero formado por José del Carmen Reyes Morales y Rosa Basoalto ha conseguido con su vasta labor creadora el raro privilegio de que el mundo entero en estos últimos días dirija su pensamiento y preocupación hacia nuestro pequeño país.
La obra nerudiana adquiere hoy una dimensión universal, que ya los estudiosos, las academias, los más variados grupos intelectuales y cenáculos literarios habían reconocido y consagrado. Su fabuloso espíritu creador y su alma excepcional, que le permiten expresar con belleza un ánimo vital, están presentes a través de las diversas etapas de su maravillosa, prodigiosa y gigantesca producción poética.
El espíritu de la raza, el alma de los pueblos y la geografía física y humana latinoamericanas adquieren en Neruda una altura, profundidad, belleza, fuerza, dulzura, lucidez, vitalidad, emoción, ternura y colorido, como jamás antes se había conocido.
El drama de los pueblos de América y del mundo está inmerso en los poemas nerudianos. Su espíritu ilumina las causas grandes y embellece el significado de las cosas elementales.
Y Neruda, como otros espíritus selectos, no es un intelectual ni un poeta "neutralista". Por el contrario, asume desde joven un compromiso con la causa popular y reclama un lugar de vanguardia en el combate permanente de los pueblos por su liberación, inspirado en el pensamiento del insigne alemán del Manifiesto.
El pueblo y su partido permitieron que el Senado chileno se honrara con su presencia y su palabra.
Sea que su inspiración provenga del amor o de la lucha, de la tierra o del mar; del viento, del agua, del océano, de la montaña o del río; del desierto o de la lluvia; de las minas o del campo; de la política, los pájaros o los hombres, sea lo que fuese -repito- lo que busque como fuente, ella produce un canto, un grito, un mensaje, un drama, que brillan con la hermosura y emoción que perfilan toda su obra. Y ella aparece incorporada ya definitivamente a los más altos valores de la creación humana universal y permanecerá inconmovible en el tiempo, para gloria de Chile y los chilenos.
Neruda recibe este reconocimiento universal en los instantes en que su país, su pueblo y su Gobierno le han entregado la plenipotencia para que exhiba ante Francia y el mundo las ansias inmensas que agitan a Chile y a su pueblo de ordenar una sociedad nueva.
Por eso, señor Presidente, hemos querido unirnos, con nuestra palabra modesta de Senadores del Partido Radical, a la alegría justa y significativa de nuestra nacionalidad, que hoy recoge e interpreta esta Corporación.
Antes de continuar con el homenaje, solicito el asentimiento de la Sala, primero, para prorrogar la hora hasta que intervengan todos los Senadores inscritos; segundo, para que los discursos pronunciados se publiquen in extenso y, además, para que se haga una edición especial de cinco mil ejemplares con las intervenciones pronunciadas para rendir homenaje al poeta Pablo Neruda, Premio Nobel de Literatura en 1971.
Acordado.
Tiene la palabra el Honorable señor Sepúlveda.
El señor FERRANDO (Vicepresidente).-
El señor SEPULVEDA.-
Señor Presidente:
En nombre del Partido Socialista, y con profunda satisfacción personal, levanto mi voz para rendir un justo y legítimo homenaje al gran poeta chileno y universal, a Pablo Neruda.
No lo hago sin declarar con sinceridad que al tener que referirme al vate me siento amilanado, temeroso de caer en una hueca apología o quedarme distante hasta de su sombra.
Es que su universalidad es tan inmensa; tan profundo su sentido de la vida; expresa tan tierna o reciamente al hombre en sus grandezas, en sus luchas, en sus pasiones y en sus de debilidades; se eleva tan alto en la epopeya o en el amor o en su canto a la cebolla, al aire o al alambre de púas; en su "Yo acuso al tirano traidor", o en "Saludo a la bomba de 50 megatones", o en "Saludo a la Revolución Cubana". Y todo esto envuelto en la magia de una forma personalísima, sonora, de cadencias telúricas, de ritmos misteriosos.
Referirse a él, si no se sabe volar, es reducirlo, hacer con él lo que el poeta no quiere que hagan con el aire, cuando pide que no lo aprisionen, que no lo entuben. Quisiera no aprisionarlo en palabras que nieguen su vuelo cósmico; quisiera no entubarlo en términos que asfixien su espíritu panteísta.
Yo podría haber traído aquí un discurso ajeno, magnífico, haberme vestido con galas ajenas, como tan a menudo se acostumbra en esta Sala. Me habría ahorrado tiempo y quizás, también, me habría lucido en la publicación. Pero me habría sentido pequeño, diminuto. He preferido las palabras simples que he podido dar de mí mismo en las pocas horas que sólo esta mañana me fue posible dedicar a mi intervención.
En general, los poetas y los artistas no siempre han recibido en vida los honores merecidos por su obra. Sabemos que en las sociedades clasistas, que se asientan en un sentido egoísta de la vida, la poesía no es un instrumento de lucro. Por ello, esas sociedades no siempre entregan al artista las posibilidades de subsistencia y desarrollo pleno, y mucho menos valoran el papel que desempeñan en sus verdaderos alcances.
Por suerte para Chile y para el mundo -porque Neruda pertenece a este último-, en este caso no ha ocurrido así. La tardanza en el otorgamiento del Premio Nobel tenía en mora a este último con Pablo Neruda, con la poesía en sí misma, y no al revés.
Neruda ya estaba consagrado. Sin embargo, la consagración de un hombre, entre sus muchas facetas, tiene una cara de alabanza. No siempre Neruda recibió elogios. Aparte la envidia pequeña que repta en los medios propios de los artistas, hemos visto esa otra odiosidad o, por lo menos, esa lamentación reaccionaria, por la militancia de Neruda.
Lo hubiesen querido anodino, encerrado en una torre de marfil, lucubrando sobre pedrerías y simbolismos floridos, ajeno al sufrimiento, a la sangre, al combate y al amor del hombre real, de carne y hueso. Hoy, frente al reconocimiento mundial, guardan sus reservas, como ocultan otras frente a un pueblo chileno en marcha hacia su liberación.
No importa que los menos se hundan "en el pequeño abismo" de que hablaba José Domingo Gómez Rojas, ese otro gran poeta, que la reacción chilena asesinó a temprana edad. No empañemos la alegría. Se ha hecho justicia.
Y junto con hacer justicia a nuestro poeta, este galardón ha venido a hacer justicia al pueblo de Chile. Porque siendo Pablo Neruda un poeta del mundo, lo es especialmente nuestro.
Su canto está fundido a las tierras lluviosas del Sur, a sus bosques incendiados, a "inviernos desbordados", a su casa "donde el agua cavaba hondas derrotas", a las luchas de los mineros, a la nostalgia de los marineros, al dolor del proletario anónimo; está unido a Lautaro, a O'Higgins, a los Carrera, a Manuel Rodríguez, "apareciendo en Pomaire". De aquí, de Chile, de nuestra tierra, de nuestra gente, se eleva a todas las dimensiones, baja a todas las profundidades, recorre todas las vastedades.
Se habla del Neruda del amor de la primera época, del Neruda político y militante comunista, del Neruda de la madurez. Para analizarlo, podemos separarlo, pero ¿quién puede romper el hilo de su fuerza creadora que une toda su existencia? ¿Quién puede separar su imaginación desbordante, su ternura o su dolor? ¿Quién puede decir que no es el mismo, y otro a la vez, cuando habla del amor o de la huelga? Veamos, cuando dice:
"fui más allá del oro: entré en la huelga
Allí duraba el hilo delicado
que une a los seres, allí la cinta pura
del hombre estaba viva.
La muerte los mordía el oro, ácidos dientes y veneno estiraba hacia ellos, pero el pueblo puso sus pedernales en la puerta fue terrón solitario que dejaba transcurrir la ternura y el combate como dos aguas paralelas,
hilos
de las raíces, olas de la estirpe.
Vi la huelga en los brazos reunidos que apartan el desvelo y en una pausa trémula de lucha vi por primera vez lo único vivo: la unidad de la vida de los hombres."
En esa "fraternidad del pan escaso" encuentra, por fin, "la fundación perdida, la remota ciudad de la ternura". Aquí está el amor transfigurado.
No intentemos, entonces, desdoblar al hombre, cuando el hombre arranca su clamor desde su raíz misma; raíz a veces do- lorosa, otras, alegre o lujuriosa. En fin, siempre multifacética, pero integral, aun en sus loas a fuegos fatuos, que no han faltado en su inmensa producción.
Pero quién mejor que él mismo lo dice:
"Libro común de un hombre, pan abierto es esta geografía de mi canto y una comunidad de labradores alguna vez recogerá su fuego y sembrará sus llamas y sus hojas otra vez en la nave de la tierra. Y nacerá de nuevo esta palabra tal vez en otro tiempo sin dolores sin las impuras hebras que adhirieron negras vegetaciones en mi canto,
y otra vez en la altura estará ardiendo mi corazón quemante y estrellado."
Pablo Neruda es nuestro y es de todos, ñero es orgullo que precisamente ahora, cuando el poeta, fuera de haber dado a las letras hispanas millares de páginas indelebles, ha afianzado en ellas y amalgamado su amor al hombre, a la naturaleza, a la vida y al socialismo. Cuando más allá de su lírica, y con ella como espada, se transforma en expresión de lucha y definición, cuando ha sido un factor de unidad y triunfo del pueblo, cuando representa con brillo a los trabajadores y a Chile Nuevo en Francia, es orgullo -repito- que precisamente ahora sea Premio Nobel. Es orgullo para Chile y honra para los pueblos progresistas.
Junto con hacer llegar esta mañana nuestras felicitaciones a Pablo Neruda por su formal consagración histórica, hacemos llegar también al Partido Comunista de Chile, nuestra colectividad hermana, nuestro saludo y nuestra felicitación por contar en sus filas a tan insigne hombre del mundo y de siempre.
He dicho.
Tiene la palabra el Honorable señor Acuña.
Señor Presidente, Honorables colegas, nos reunimos esta mañana de primavera de 1971 para expresar en el Senado de Chile nuestro regocijado homenaje a un hijo selecto y distinguido de la Patria. Rendimos público reconocimiento al poeta Neftalí Eliecer Reyes Basoalto, más conocido universal- mente como Pablo Neruda, el hijo del ferroviario de Parral y de la profesora primaria. El muchacho del Sur que, recorriendo los caminos de la Araucanía, su vegetación profunda y sus aguas caudalosas, transitó todos los senderos de la Patria y traspasó las fronteras, para satisfacer sus inquietudes espirituales, forjándose la fama y el prestigio de los inmortales, ennobleciendo las letras, no sólo de Chile, sino que de América y del mundo.
Rendimos homenaje a Pablo Neruda, recientemente agraciado con el Premio Nobel de Literatura, la más alta distinción internacional de las letras, conferida por la Real Academia Sueca a "uno de los más elevados de la lírica hispánica, por una poesía que" -según el comunicado oficial que transmitió la noticia desde Estocolmo- "con el efecto de una fuerza natural hace revivir el destino y los sueños de un continente".
Consciente de mis limitaciones para una tarea más propia de hombres dedicados a la literatura que de políticos, saludo como chileno, y como Senador del Movimiento Radical Independiente de Izquierda, en nombre de mis colegas, a un poeta de extraordinario genio y valía, que, saltando las vallas de la adversidad, voló más allá del Océano y la Cordillera, ganándose el corazón de los pueblos y prendiendo sus versos en la mente de las juventudes.
Sin embargo, al margen de tal limitación, y aunque la poética y la retórica no sean las armas de nuestro quehacer cotidiano, debemos hablar del Neruda acerca del cual todos los chilenos conocemos algo, tratando de seguir, a grandes zancadas, el desarrollo de su vida y de su fecunda producción poética.
¿Quién no conoce algunas estrofas de la poesía nerudiana? ¿Quién, si no todos, no han recitado alguna vez "La Canción de la Fiesta", obra que, en octubre de 1921, obtuvo el primer premio en el concurso organizado por la Federación de Estudiantes de Chile? Algunos de sus versos aún perduran en nuestros recuerdos.
"Hoy que la tierra madura se cimbra en un temblor polvoroso y violento van nuestras jóvenes almas henchidas como las velas de un barco en el viento. Tiemble y estalle la fiesta.
La risa crispe las bocas de rosa y de seda y nuestra voz dulcifique la vida como el olor de una astral rosaleda."
¿Quién no ha vibrado con la fibra poética sensual y erótica de los "Veinte Poemas de Amor y una Canción Desesperada", obra publicada cuando tan sólo contaba veinte años? Conjunto de poemas que provocó el encanto de millones de seres, estremeciendo las mentes juveniles y arrancando destellos imaginativos al naciente sentimiento de esa época. ¿Quién no recuerda el "Farewell" de Neruda, con su encendida estrofa: "Amo el amor de los marineros que besan y se van, dejan una promesa, no vuelven nunca más."?
En 1923, vendiendo las pocas cosas que poseía, costea la edición de su "Crepusculario". Seguidamente, escribe los poemas de "El hondero entusiasta", y en 1924 publica "Veinte Poemas de Amor", del cual el propio Neruda ha dicho: "Es un libro, que amo porque, a pesar de su aguda melancolía, está en el goce de la existencia."
De 1926 datan sus obras "Tentativa del Hombre Infinito", "Anillos" -en colaboración con Tomás Lago-, y "El Habitante y su Esperanza". Un año más tarde, deseoso de conocer otros pueblos, abandona Chile y, con el cargo de cónsul "ad honores", viaja a Rangún. En 1928 desempeña el mismo cargo en Colombo, Ceylán. Un año después, en Batavia, Java. En 1931, Singapur, y fruto de esos años de experiencia y de trabajo es su obra "Residencia en la Tierra", uno de los libros más fascinantes de la literatura universal.
En el año 1933, designado cónsul en Buenos Aires, tiene la oportunidad de conocer a Federico García Lorca, con quien se unirá en una profunda amistad. En 1934 arriba como cónsul a Barcelona, y su amigo García Lorca le dará la bienvenida con frases que tratan de definirlo y que se han incorporado a la lírica clásica: "Más cerca de la muerte que de la filosofía; más cerca del dolor que de la inteligencia; más cerca de la sangre que de la tinta; un poeta empapado en voces místicas que él felizmente no puede revelar, un verdadero hombre que sabe que el junco y la golondrina son más eternos que la dura mejilla de la estatua".
En esa etapa de su vida -que es esencial y de huellas profundas- se imbuye del alma española y se graban en su espíritu sus hombres más destacados, la guerra civil española, el asesinato de García Lorca, que le dará inspiración para escribir "España en el corazón".
El recuerdo de su permanencia en la península hispánica lo acompañará durante toda su vida, y con razón se ha dicho que ese país fue su segundo gran descubrimiento, así como Chile fue el primero y América Latina, el tercero.
De esa etapa de su vida es el saludo conjunto de las más altas voces de la poesía española, quienes, en 1935, refiriéndose a la publicación de su obra "Residencia en la Tierra", expresaron lo siguiente en un texto firmado, entre otros, por Aleixandre, Alberti, García Lorca, Miguel Hernández y Pedro Salinas:
"Chile ha enviado a España al gran poeta Pablo Neruda, cuya evidente fuerza creadora en plena posesión de su destino poético, está produciendo obras personalísimas, para honor del idioma castellano."
De allí que existan muchas razones para que Neruda tenga un recuerdo permanente y nostálgico por el tiempo transcurrido en suelo español, que lo acompañará y lo expresará reiteradamente. En 1957, al llegar a París, después de haber sobrevolado la Península, envió el siguiente mensaje a sus colegas: "Vivo soñando con España, con la grande y la mínima, con la del mapa y las callejuelas, soñando con todo el amor que entre vosotros dejé."
En 1939, durante la Administración de don Pedro Aguirre Cerda, es designado cónsul para la emigración española, con sede en París, y allí realiza innumerables gestiones, en representación del Gobierno chileno, para embarcar a centenares de refugiados, quienes, a bordo del "Winnipeg", se trasladan a nuestra tierra. Un año después viaja como cónsul general a Ciudad de México. Recibe la designación de Doctor Honoris Causa de la Universidad de Michoacán. Viaja a Cuba, y en 1943 emprende el regreso a Chile, siendo aclamado en diversos países latinoamericanos, como Panamá, Colombia, Perú. Aparece a la publicidad "Alturas de Macchu Picchu", caracterización vigorosa de la identidad americana, cuyos estribillos tan familiares todos recordamos: "Del aire al aire, como una red vacía, iba yo entre las calles y la atmósfera, llegando y despidiendo".
En 1944 se le otorga en Santiago el Premio Municipal de Poesía, y en 1945, el Premio Nacional de Literatura. El 4 de marzo de 1945 es elegido Senador por las provincias de Tarapacá y Antofagasta. El 8 de julio ingresa a las filas del Partido Comunista. En 1950 se le otorga el Premio Stalin por el Gobierno de la Unión Soviética, y ese mismo año se publica en México su "Canto General", gigantesca empresa literaria que habla de nuestro continente, de la lucha americana, de la dependencia y de nuestra liberación con acento épico.
Difícil tarea es seguir su obra y su vida agitada y movediza, su producción literaria múltiple y extensa que ha tocado todos los temas de inspiración y todas las fronteras de los continentes. La descripción de los pájaros, de los peces, del bosque, del continente americano, de las piedras preciosas, de España, de las luchas del pueblo, ha obtenido el reconocimiento de universidades y naciones, el Premio Le- nin de la Paz y ahora el Premio Nobel de Literatura.
Sus libros son una profusión de fecundidad extraordinaria. "Las uvas y el viento", "Odas elementales", "Viajes", "Nuevas odas elementales", "Tercer libro de odas", "Estravagario", "Navegaciones y regreso", "Cien sonetos de amor", "Canción de gesta", "Las piedras de Chile", "Cantos ceremoniales", "Plenos poderes", "Memorial de Isla Negra", "La barcarola", "Las manos del día", "Fin del mundo", "La espada encendida", "Las piedras del cielo".
Difícil es pretender adentrarse en la vida intensa y en toda la inquietud poética de Pablo Neruda, si bien debe ser una tarea fascinante para un experto ir penetrando ese frondoso bosque imaginativo que nosotros debemos resignarnos a contemplar desde la pradera, y que canta a la historia de los pueblos, a sus costumbres, a sus luchas, a sus anhelos y esperanzas, a la vida y a la muerte, al amor, a lo vulgar y a lo espiritual, a lo telúrico y a lo cósmico.
En la poesía de Neruda palpita la humanidad y, junto con ella, el corazón de Chile. Por eso el vate, que tantas distinciones y homenajes había recibido ya en su vida, al serle comunicado el fallo de la Academia Sueca, expresó: "Jamás me he sentido más compenetrado con el pueblo chileno que en estos momentos."
"Es la segunda vez que mi país recibe el Premio Nobel y mi corazón se llena de recuerdos de chilenos".
"Yo no he amado más que la poesía en mi vida, y no he terminado todavía".
¡Bellas y sencillas palabras para expresar una satisfacción, la pasión de toda una vida y una concepción humanista trascendente!
En lo que va corrido de este siglo, Chile ha podido mostrar al mundo un conjunto notabilísimo de destacados poetas, contrariando así las afirmaciones de don Marcelino Menéndez y Pelayo formuladas en una obra sobre historia y antología de la poesía hispanoamericana, publicada a comienzos de este siglo, en la cual afirmó que Chile no era un país de poetas, si bien lo era de historiadores. ¡Qué gran sorpresa recibiría, si pudiera escribir su antología en esta hora, y comprobara la pléyade de poetas relevantes que han emergido en esta tierra y entre los cuales destacan, con luces fulgurantes, dos inmortales: Gabriela Mistral, Premio Nobel de Literatura de 1945, y Pablo Neruda, Premio Nobel de Literatura de 1971.
La divina Gabriela trajo los rasgos y la inquietud del chileno del Norte y las alegrías de los niños; Pablo Neruda, el hombre del Sur, la vitalidad propia de los bosques nativos y la fuerza extraordinaria de lo vegetal que impera en sus versos junto a la movilidad fecunda del mar.
Señores Senadores, pequeño puede parecer nuestro homenaje para el gran vate que lo ha recibido de todos los rincones de la humanidad. Sin embargo, desde esta tribuna, que tiene contenido de expresión democrática, nos sumamos a la satisfacción nacional de sabernos poseedores de un segundo hijo ilustre en el campo de las letras internacionales, que viene a otorgar nueva fama y nombradía a nuestro país, para destacarlo en el conjunto de los pueblos, sembrando al mismo tiempo en el corazón de las nuevas generaciones la semilla de la fe constructiva en el porvenir y en la grandeza de la patria.
Tiene la palabra el Honorable señor Volodia Teitelboim.
Grande es este país pequeño, singular su pueblo, si por dos veces en dos décadas entra en la historia universal de los reconocimientos espirituales.
Démonos todos los chilenos por afortunados de que las entrañas de la patria hayan generado mujer y hombre de voces tan altas y tan profundas.
De los hondores del pueblo salieron la Mistral y Neruda. Hay en ambos esa condición inefable y hasta ahora misteriosa que les permite hablar por sí y por todos, por el país y por el mundo. Son los enigmas aún no del todo resueltos del alma sutil y poderosa del poeta, en la cual una sensibilidad más descubridora, más densa y perceptiva, el genio creador da formas al sentir individual y colectivo, erigiéndolo en palabra, boca y canto del espíritu de toda una nación, de una época entera.
Por cierto, un poeta tan enorme como Neruda, esa fuerza de la naturaleza íntima de Chile, no desarrolla su imaginación en el vacío. Toda su alma, elemental y refinada, está llena de una relación espontánea entre su ser y su acaecer, entre su humanidad y el medio nativo. Está hecha de la suma incontable de sus herencias y experiencias, partiendo de oscuras raíces inmemoriales, muy anteriores a las realidades intrauterinas, ésa nuestra primera edad del olvido. Se forja con las reminiscencias definidoras de la infancia, se satura con las vivencias de juventud y madurez.
Mil Variaciones del Terna Primordial.
Porque el hombre al andar no sólo hace caminos por fuera; sobre todo se los hace por dentro. Un hombre puede recorrer el mundo, pero es, más que nada, el mundo, el tiempo, el que recorre al hombre, dejando dentro de él la huella, el trazado de sus pasos, de sus hechos, de sus sentimientos, haciéndolo, como Dios, a su imagen y semejanza. Hijo y Padre del mundo y del tiempo en que ha vivido y actuado.
Nada hay, pues, extraño, a su nacer, a su ver, a su andar, a su existir en el vasto almacenamiento de la experiencia nerudiana.
Lo esencial y radical de ella pertenece a su tierra, madre común de diez millones. Para la mayoría permanece muda. Es la Esfinge que calla.
Aparece, entonces, el poeta en quien la fuerza de la vivencia, la energía del espíritu da resonancia a lo que, siendo patrimonio de todos, yace aún en el silencio, inexpresado. Si el pueblo chileno ha sentido el estremecimiento de ésta su victoria, tal vez sea, entre otras cosas, porque ese mundo poético tan complejo creado por Neruda en el fondo es Chile. Esa naturaleza tan fuerte dice, en verdad, de alguna forma, las sensaciones, sentimientos y emociones vividos por todos sus compatriotas, eso sí que transformados en obra de arte, en poesía resonante y perdurable.
Cuando canta a los pájaros, al caldillo de congrio, al cobre, al hombre sencillo, a la lluvia, a la madera, a la noche, al otoño, a la primavera, a los poetas populares, al tomate, a Valparaíso, al vino, a la vida, está cantando al sujeto y objeto de sus referencias vitales, a su propio país, entonando las mil variaciones de su gran tema recurrente y primordial.
"Opera Omitía".
No ha habido en América, no sé si en otra parte, poeta tan extenso y pluridimensional.. Más de tres mil páginas de verso en papel Biblia.
Como la Biblia, su "opera omnia" es un mundo de libros complementarios y diferentes, que en el caso de Neruda nadie puede todavía conocer completo, en profundidad. Su obra registra un Pentateuco: el "Memorial de Isla Negra"; un "Génesis", repartido en "Crepusculario", por todo el cuerpo de su poesía; tiene un "Exodo", el del perseguido político '("Canto General", especialmente) ; sus "Números", el censo cantado de los orígenes de su pueblo, el empadronamiento de sus dolores, la consagración de sus héroes, la celebración de sus alegrías y de sus triunfos; la prevaricación de los jefes y de los jueces que lo condenaron; la liturgia de los muertos humildes; las cuarenta etapas del desierto y el retorno a la tierra prometida, que para él es siempre el "Cuando de Chile".
Presenta en "La espada encendida" su propia versión del Diluvio y del Paraíso Perdido.
El libro de crónicas se desparrama por casi todos los territorios amplios y montañoso de su planeta claro y oscuro.
Los Libros Sapienciales hablan por su boca en "Estravagario", y muchas odas están pobladas de Salmos y Proverbios.
A ratos, sopla desde la multitud de estas páginas profanas en papel cebolla un viento profético. El infortunio del justo, el tormento del luchador acosado, no le arranca jamás, sin embargo, los lamentos de Job. Su pasta es otra. A ratos impreca; a veces condena.
Críticos de significación llaman a "Los veinte poemas de amor y una canción desesperada" el Cantar de los Cantares del siglo XX, un libro de cabecera de cuatro o cinco generaciones de enamorados, que hace diez años rompió la barrera del sonido del millón de ejemplares en una sola editorial de habla española. Sin duda, seguirá siendo usado como arma de seducción y encantamiento por juventudes de hoy y del futuro.
Poeta inabarcable.
Las Epístolas y el Apocalipsis caben en su órbita girante y en espiral. Poeta que no es sobrenatural, sino estrictamente natural: de Parral, Temuco, Chile, la tierra. Escribe, no obstante, sobre las iglesias que no tienen "lampadarios votivos", eleva las oraciones de la "carne doliente y masacrada" y comenta las lilas que crecen alrededor del convento.
Nada escapa a su visión. Sus siete musas se multiplican geométricamente al infinito. Su poesía no tiene fronteras espaciales.
Pero no sólo es un mundo de geografía visible. Cada trecho de ella, cada cumbre, cada abismo, tiene adentro escondida la fuerza ígnea, volcánica, la sustancia radiactiva del verso que se afirma en cimientos subterráneos, como nacidos del centro de la tierra.
Todo el mundo habla de Neruda. Muchos recitan "El Poema 20", cantan las "Tonadas de Manuel Rodríguez", algunos versos que, por a, b o c razones, se ponen de moda gracias a la música.
Es cierto que algunos entusiastas conocen trozos de su obra, y unos pocos expertos se han especializado en aspectos de ella. Pero nadie domina a todo lo ancho y lo hondo la suma de sus trabajos. Sencillamente, porque resulta virtual mente imposible para un hombre solo. El propio Neruda, que es un poeta consciente e inconsciente, no los relee, salvo que deba hacerlo para el público. Quizás no tenga presente ya la impresión fresca y la rica variedad de connotaciones que le brotaron del alma cuando los escribió. Posiblemente sea a ratos como un padre que echó hijos al mundo y deja que vivan por sí mismos.
Tal vez el Premio Nobel sirva para organizar el análisis de su obra de modo más orgánico y auténtico. Para que el pueblo y la nación puedan tomar conciencia más viva de su propio espíritu al leerlo en esa obra colosal.
Ella, por chilena, es americana, es del ser de aquí y allá. Porque es de hoy, es de ayer y de mañana.
El Senador.
Por amor al hombre y al pueblo, a la patria, por fervor de comunicación y justicia, la inquietud política cruzó su vida, como la surcó el amor por la mujer y la naturaleza, desde muchacho. Así, en un recodo sangriento del caminar, la encrucijada de España, la luz de la sangre, la conciencia de la historia, lo llevaron a una resolución lógica dentro de su proceso vital. Ingresó al Partido Comunista.
Integrándolo, fue miembro de este Senado. En su primera intervención, el miércoles 30 de mayo de 1945, dijo:
"Hay aquí representantes de numerosos sectores, del capital, del trabajo y de las profesiones liberales. Yo represento, como escritor, una actividad que pocas veces llega a influir las decisiones legislativas.
"En efecto, los escritores, cuyas estatuas sirven después de su muerte para tan excelentes discursos de inauguración y para tan alegres romerías, han vivido y viven vidas difíciles y obscuras, a pesar de esclarecidas condiciones y brillantes facultades, por el solo hecho de su oposición desorganizada al injusto desorden del capitalismo. Salvo brillantes y maravillosos ejemplos que en Chile nos legaron Baldomcro Lillo y Carlos Pezoa Véliz, al identificar su obra con los dolores y aspiraciones de su pueblo, no tuvieron, en general, sino una actitud de resignada miseria o de indisciplinada rebeldía. "Si buscamos entre los que trabajaron la aureola de la patria en poesía como Pedro Antonio González, o en piedra dura, como Nicanor Plaza, o en pintura inmortal, como Juan Francisco González, veremos junto a sus vidas sórdidas el esplendor en que vivió y en que quiere perpetuarse egoístamente la parte privilegiada de la sociedad chilena, adornada y decorada por la prosperidad salitrera, levantada en nuestra solitaria zona norte, por los ilustres y heroicos obreros de la pampa.
"Son esos obreros los que me han enviado a esta Sala. Son esos compatriotas desconocidos, olvidados, endurecidos por el sufrimiento, mal alimentados y mal vestidos, varias veces ametrallados, los que me otorgaron esto que es para mí el verdadero Premio Nacional."
El martes 6 de enero de 1948, hizo su discurso final en esta Corporación.
Víctima de la persecución que se precipitó sobre los suyos, una Corte de Apelaciones, que debe tener ahora, retrospectivamente, la cara llena de vergüenza, lo desaforó a petición del Presidente de aquella época.
Las últimas palabras de Neruda como Senador fueron:
"A mí no me desafuera nadie, sino el pueblo.
"Ya iré cuando pasen estos momentos de oprobio para nuestra Patria, a la pampa salitrera. Y les diré a los hombres y a las mujeres que han visto tanta explotación, tantos martirios y tantas traiciones: " "Aquí estoy, prometí ser leal a vuestra vida dolorosa, prometí defenderos con mi inteligencia y con mi vida si esto fuera necesario. Decidme si he cumplido, y dadme o quitadme el único fuero que necesito para vivir honradamente, el de vuestra confianza, el de vuestra esperanza y el de vuestro amor."
"Y cantaré con ellos otra vez bajo el sol de la pampa, bajo el sol de Recabarren, nuestro Himno Nacional, porque sólo sus palabras y la lucha del pueblo podrán borrar las ignominias de este tiempo."
El veredicto.
Han pasado 23 años. La historia dio su veredicto. El mundo dijo quién tenía la razón.
Tenía razón el pueblo, el poeta.
Hoy Chile es más grande que ayer. Lo hacen crecer sus mejores hijos, que así son voces y padres de la Patria Nueva.
Hoy día, cuando el pueblo celebra un -año de su Gobierno, sabemos que, en medio de la noche, el canto del poeta ayudó a surgir la mañana.
La difícil mañana de la nueva era que comienza.
El poeta dijo en París, al comunicársele el Premio Nobel: "Todavía no he terminado".
Seguirá cantando por su pueblo, por todos los chilenos, para todos los hombres y las naciones de la tierra.
He dicho.
Ofrezco la palabra.
Ofrezco la palabra.
Se levanta la sesión.
-Se levantó a las 13.32.
Dr. Raúl Valenzuela García, Jefe de la Redacción.
ANEXOS.
DOCUMENTOS.
1PROYECTO DE LEY, EN TERCER TRAMITE CONSTITUCIONAL, QUE FACULTA A LA CORPORACION DE SERVICIOS HABITACION ALES PARA ENTREGAR, EN COMODATO PRECARIO, LOS TERRENOS DECLARADOS SITUACION IRREGULAR.
Santiago 2 de noviembre de 1971.
La Cámara de Diputados ha tenido a bien aprobar el proyecto de ley, remitido por ese Honorable Senado, que faculta a la Corporación de Servicios Habitacionales para entregar, en comodato precario, los terrenos declarados en situación irregular, con las siguientes modificaciones:
Artículo único
Ha suprimido la letra b).
En la letra c), que ha pasado a ser letra b), ha suprimido los términos "Director del" contenidos en el segundo de los incisos que se agregan al artículo 25.
En el mismo inciso, ha reemplazado la frase: "que franquea el artículo 139 del D.F.L. 190, de 5 de mayo de 1960, sujetos en su tramitación al procedimiento que contemplan los artículo 139 a 148 del referido decreto con fuerza de ley.", por lo siguiente: "de reposición y apelación subsidiria y se tramitarán conforme al procedimiento que contempla el artículo 14 de la presente ley.".
En su letra d), que ha pasado a ser letra c), ha eliminado la coma (,) que aparece después de la palabra "preferencia", la segunda vez que figura, en el inciso cuarto que se intercala en el artículo 29, y ha agregado a continuación de dicho término, los siguientes: "sólo en este último,".
Lo que tengo a honra comunicar a V. E. en respuesta a vuestro oficio Nº 11.472, de fecha 3 de septiembre del año en curso.
Acompaño los antecedentes respectivos.
Dios guarde a V. E.
(Fdo.) : César Raúl Fuentes V.- Raúl Guerrero G.
2PROYECTO DE LEY, EN TERCER TRAMITE CONSTITUCIONAL, QUE ESTABLECE QUE LA CAJA NACIONAL DE EMPLEADOS PUBLICOS Y PERIODISTAS INVERTIRA EN CERTIFICADOS DE AHORRO REAJUSBLES DEL BANCO CENTRAL DE CHILE, LOS FONDOS PERCIBIDOS POR CONCEPTO DEL APORTE DEL 8,33% DE LOS EMPLEADORES.
Santiago, 2 de noviembre de 1971.
La Cámara de Diputados ha tenido a bien aprobar el proyecto de ley, remitido por ese Honorable Senado, que establece que la Caja Nacional de Empleados Públicos y Periodistas invertirá en Certificados de Ahorro Reajustables del Banco Central de Chile, los fondos percibidos por concepto del aporte del 8,33% de los empleadores, con la sola enmienda que consiste en agregar al final del inciso segundo del artículo 1º, reemplazando el punto (.) por una coma (,), la siguiente frase: "para sus imponentes.".
Lo que tengo a honra comunicar a V. E. en respuesta a vuestro oficio Nº 10.785, de fecha 2 de julio del año en curso.
Acompaño los antecedentes respectivos.
Dios guardé a V.
(Fdo.) : César Raúl Fuentes V.- Raúl Guerrero G.
3OBSERVACIONES DEL EJECUTIVO, EN SEGUNDO TRAMITE CONSTITUCIONAL, AL PROYECTO DE LEY QUE AUTORIZA LA ERECCION DE UN MONUMENTO A LA MEMORIA DEL OBISPO DE TALCA, MONSEÑOR MANUEL LARRAIN ERRAZURIZ.
Santiago, 2 de noviembre de 1971.
Tengo a honra comunicar a V. E. que la Cámara de Diputados ha tenido a bien aprobar las observaciones formuladas por Su Excelencia el Presidente de la República para que disponga una emisión de estampillas un monumento a la memoria del Obispo de Talca, Monseñor Manuel Larraín Errázuriz.
Acompaño los antecedentes respectivos.
Dios guarde a V. E.
(Fdo.) : César Raúl Fuentes V. - Raúl Guerrero G.
Texto de las observaciones del Ejecutivo.
Santiago, 28 de septiembre de 1971.
Por oficio Nº 1.190, remitido con fecha 24 de agosto último, V. E. ha tenido a bien comunicar que el Honorable Congreso Nacional prestó su aprobación al proyecto de ley que autoriza la erección de un monumento, por erogación pública, en el centro de la ciudad de Talca a la memoria del ObispoMonseñor Manuel Larraín Errázuriz. Además, se autoriza al Presidente de la República para que disponga una emisión de estampillas postales y aéreas recordatorias de la vida y obra de Monseñor Larraín, destinada a financiar dicho monumento.
El Gobierno no puede menos que elogiar la finalidad del proyecto de ley aludido, pues reconoce en toda su magnitud el valor y significado de la vida y obra de Monseñor Manuel Larraín Errázuriz. Es así, como encuentra plenamente justificado tanto la erección del monumento como la emisión de estampillas referidas, ya que con ello se rinde justo homenaje a su memoria.
No obstante lo anterior, se hace necesario perfeccionar el mencionado proyecto de ley, por cuanto su artículo 4º expresamente dispone que el producto de las estampillas que se autoriza emitir financiará el monumento. En efecto, con ello se altera lo establecido en el artículo 57 de la Ley Orgánica del Servicio de Correos y Telégrafos, el cual no permite que tales emisiones se realicen para otros fines que los actualmente previstos, ya que una nueva emisión pasa sólo a reemplazar la venta del sello antiguo, no produciéndose por este concepto un mayor ingreso y, se resta en cambio este producto al Fisco, que es quien lo percibe pues ingresan a Rentas Generales de la Nación, como ordinariamente se consulta en el "Cálculo General de Entradas". De esto se desprende que de mantener tal disposición sería el Fisco quien costearía los gastos que demande la erección del monumento, y, por lo tanto, deberá ser suprimido.
Cabe agregar, asimismo, que, de acuerdo con lo expresado, pasaría a eliminarse el artículo 4º; paro, al mismo tiempo se modificaría el artículo 6º para los efectos de que por medio de su texto se pueda proporcionar mayores recursos que harían posible que en breve plazo se realizara la obra señalada. Con este objeto, se dispondría en él mismo qué la colecta que sólo aparece autorizada para que se efectúe en las provincias de Talca, Curicó y Linares, se extendiera a todo el territorio nacional.
En atención a lo expuesto y, en uso del derecho que me confiere el artículo 53 de la Constitución Política del Estado, vengo en formular las siguientes observaciones al proyecto de ley de que se trata:
1) "Suprímese el artículo 4º."
2) Modifícase el artículo 6º en la siguiente forma: "Reemplázase la parte que dice "en las provincias de Talca, Curicó y Linares", por esta otra: "en el territorio nacional".
3) "Los artículos 5º, 6º y 7º", pasan a denominarse "Artículo 4º", "Artículo 5" y "Artículo 6".
Saluda atentamente a V. E.
(Fdo.) : Salvador Allende Gossens. - José Tohá González.
4PROYECTO DE LEY, DE LA HONRADLE CAMARA DE DIPUTADOS, QUE EXCLUYE DE LA APLICACION DE LE LEY Nº 16.945, LOS BIENES RAICES QUE EL FISCO ADQUIRIO POR FALLECIMIENTO DE DOÑA FILOMENA PALACIOS.
Santiago, 2 de noviembre de 1971.
Con motivo del Mensaje, informe y antecedentes que tengo a honra pasar a manos de V. E., la Cámara de Diputados ha tenido a bien prestar sus aprobación al siguiente
Proyecto de ley:
"Artículo único.- Exclúyense de la aplicación de la ley Nº 16.945, los siguientes bienes raíces que el Fisco adquirió por herencia de doña Filomena Palacios:
a) Casa y sitio ubicado en el pueblo de Pica, Avenida Balmaceda s/n, del departamento de Iquique.
b) Propiedad situada en calle Baquedano Nº 888 de la ciudad de Iquique.
Ambas propiedades se encuentran inscritas a nombre del Fisco, a fojas 133 vta., Nº 249 del Registro de Propiedad del Conservador de Bienes Raíces de Iquique correspondiente a 1965.
Los inmuebles indicados precedentemente quedarán sometidos en cuanto a su administración y disposición, a las normas legales vigentes sobre bienes raíces fiscales adquiridos en virtud de sucesión por causa de muerte.".
Acompaño los antecedentes respectivos.
Dios guarde a V. E.- (Fdo.): Raúl César Fuentes V. - Raúl Guerrero G.
5PROYECTO DE ACUERDO DE LA HONORABLE CAMARA DE DIPUTADOS QUE APRUEBA EL CONVENIO PARA LA REPRESION DEL APODERAMIENTO ILICITO DE AERONAVES.
Santiago, 2 de noviembre de 2971.
Con motivo del Mensaje, informe y demás antecedentes que tengo a honra pasar a manos de V. E., la Cámara de Diputados ha tenido a bien prestar su aprobación al siguiente
Proyecto de acuerdo:
"Artículo único.- Apruébase el Convenio para la Represión del Apoderamiento Ilícito de Aeronaves, concluido en La Haya el 16 de diciembre de 1970, y firmado por Chile, en Londres, el 4 de junio de 1971.".
Acompaño los antecedentes respectivos.
Dios guarde a V. E.- (Fdo.): Raúl Céser Fuentes V. - Raúl Guerrero G.
Texto del Mensaje del Ejecutivo.
Conciudadanos del Senado y de la Cámara de Diputados:
En diciembre último tuvo lugar en La Haya, Holanda, una conferencia patrocinada por la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), en la que se puso término a estudios que por largo tiempo habían venido realizándose en el ámbito de esa Agencia, encaminados a la conclusión de una Convención multilateral sobre represión de los actos de apoderamiento ilícito de aeronaves.
Culminaron en esta forma trabajos que se habían iniciado a raíz de una Resolución aprobada por el XVI período de sesiones de la Asamblea de OACI, efectuado en septiembre de 1968 en Buenos Aires. En la aludida Asamblea se encomendó al Comité Jurídico de OACI que preparara un proyecto de convenio multilateral, labor que, en líneas generales, fue abordaba por dicho Comité en febrero y marzo de 1970, en Montrael, con el aporte de juristas de cuarenta y tres países, entre los que se contó Chile.
El resultado de los trabajos del Comité Jurídico fue sometido a una conferencia diplomática efectuada, como decía antes, en diciembre último en La Haya, traduciéndose en la conclusión de un Convenio para la Represión del Apoderamiento Ilícito de Aeronaves, que el día 16 de diciembre fue firmado por plenipotenciarios de cincuenta países de las más diversas tendencias, a los que se han sumado varios más en los meses transcurridos desde entonces.
Pese a que nuestro Gobierno había sido categórico y enérgico en la condena de todo tipo de actos de interferencia ilícita en contra de la aeronavegación comercial, y a que desde ese momento, y aun antes, tal como había quedado demostrado en el curso de los trabajos del Comité Jurídico, se sentía en altísimo porcentaje interpretado por las estipulaciones de dicha Convención Multilateral, se prefirió no proceder a firmar este instrumento sin antes haber analizado en forma acuciosa y detallada todas sus disposiciones.
Se estimó indispensable seguir este procedimiento para que las nuevas autoridades aeronáuticas nacionales -que poco antes habían asumido sus funciones- estuvieran en condiciones de adoptar una resolución fundada, seria y responsable frente a esta delicada materia.
Antes de seguir adelante parece oportuno hacer un análisis global de las principales disposiciones del instrumento multilateral que nos ocupa.
En el artículo 1º se procede a la tipificación del delito que se pretende reprimir. Se dice que comete delito toda persona que, a bordo de una aeronave en vuelo "ilícitamente, mediante violencia, amenaza de violencia, o cualquier otra forma de intimidación, se apodere de tal aeronave, ejerza el control de la misma o intente cometer cualquiera de tales actos".
Se agrega que también comete delito toda persona que "sea cómplice de la persona que cometa o intente cometer cualquier de tales actos".
En artículo 2º, se estipula que los Estados Contratantes se obligan a establecer para el delito "penas severas".
En el artículo 3º, se procede a definir en qué circunstancias se considera que una aeronave se encuentra en vuelo, estableciéndose que ello se entenderá "desde el momento en que se cierren todas las puertas externas después del embarque, hasta el momento en que se abra cualquiera de dichas puertas para el desembarque".
Se consagran, a continuación, una serie de normas relativas al ámbito de aplicación de este instrumento multilateral, la puesta en acción de sus mecanismos, casos en los que procede la extradición de los responsables, cooperación entre los Estados en la lucha en contra de la piratería aérea, etcétera.
Los artículos finales se refieren a la solución de las controversias que pudieren surgir con respecto a la interpretación o aplicación de este instrumento y a su firma, adhesión y entrada en vigor.
En el artículo 12 se señala que las aludidas controversias que no puedan solucionarse mediante negociaciones se someterán a arbitraje, estableciéndose que si las Partes no se pueden poner de acuerdo sobre la forma del arbitraje, transcurridos los términos que se indican, se podrá llevar la controversia a la Corte Internacional de Justicia. En la misma disposición se manifiesta que todo Estado, en el momento de la firma o ratificación de este Convenio, o de la adhesión al mismo, podrá declarar que no se considera obligado por estas normas relativas a los procedimientos de solución de controversias.
También se establecen normas relativas a la firma, ratificación, adhesión y entrada en vigor. Se estipula que este instrumento estará abierto a la firma en Washington, Londres y Moscú, hasta su entrada en vigor, lo que ocurrirá treinta días después de la fecha en que diez Estados signatarios y participantes en la reunión de La Haya hayan depositado sus instrumentos de ratificación. Con posterioridad quedará abierto a la adhesión de los Estados.
De acuerdo a lo establecido en el D.F.L. 241, de 6 de abril de 1960, en el párrafo 8 de su artículo 6º, el asunto fue estudiado, en primer término, por la Junta de Aeronáutica Civil. Esta autoridad informó que estimaba que el Convenio concluido en La Haya constituye un instrumento drástico para la represión del delito de apoderamiento ilícito de aeronaves y que lo estimaba eficiente para la seguridad de la nevegación aérea.
En vista de lo anterior, señalaba la Junta de Aeronáutica Civil, estimaba procedente emitir un informe favorable a la suscripción del Convenio "desde el punto de vista de la seguridad de la navegación aérea".
Nuevos estudios efectuados por otras reparticiones de Gobierno resultaron igualmente favorables a la suscripción de este instrumento. Se acordó, en consecuencia, proceder a firmar el Convenio sobre Represión del Apoderamiento Ilícito de Aeronaves, estimándose oportuno formular, al mismo tiempo, la reserva prevista en su artículo 12, a que se ha hecho referencia antes.
Con fecha 4 de junio último -en cumplimiento de instrucciones del Supremo Gobierno- el Embajador de Chile en Gran Bretaña, señor Alvaro Bunster, firmó dicho instrumento en nombre de nuestro país, en Londres, con la reserva antes señalada.
El Gobierno de Chile ha dado este paso en la convicción de que los actos de interferencia ilícita en contra de la aeronavegación comercial constituyen un motivo de grave preocupación para todos los países y un peligro serio para este importante medio de comunicación y transporte.
Mi Gobierno tiene la firme convicción de que la adopción de enérgicas medidas, tales como las consagradas en este instrumento, es imprescindible y urgente para combatir en forma eficaz este grave problema que ha afectado a la aeronevegación comercial en el mundo entero.
Cabe destacar que esta opinión es compartida por una alta mayoría de los Estados miembros de OACI y también por numerosas asociaciones de empresarios y trabajadores que actúan en íntima relación con la aeronavegación comercial internacional, tales como la Federación Internacional de Pilotos de Líneas Aéreas (IFALPA) ; Federación Sindical Mundial (WFTU) ; Consejo Internacional de Operadores de Aeropuertos (AOCI) ; Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) ; Federación Internacional de los Obreros de Transporte (ITE) ; etcétera.
En mérito de lo anterior y en vista de lo establecido en los artículos 45 Nº 5 y 72 Nº 16, de la Constitución Política, del Estado, vengo en someter a vuestra elevada consideración el siguiente:
Proyecto de acuerdo:
"Artículo único.- Apruébase el Convenio para la Represión del Apoderamiento Ilícito de Aeronaves, concluido en La Haya, el 16 de diciembre de 1970, y firmado por Chile, en Londres, el 4 de junio de 1971."
(Fdo.): Salvador Allende Gossens.- José Tohá González,
0|T. 2838Instituto Geográfico Militar- 1971