Labor Parlamentaria
Diario de sesiones
- Alto contraste
Disponemos de documentos desde el año 1965 a la fecha
Índice
- DOCUMENTO
- PORTADA
- III .-DOCUMENTOS DE LA CUENTA
- IV .-TEXTO DEL DEBATE
- APERTURA DE LA SESIÓN
- DEBATE
- DEBATE
- I.- NOTA DE SALUTACION AL CUERPO DE CARABINEROS DE CHILE CON MOTIVO DEL CUADRAGESIMOCUARTO ANIVERSARIO DE SU FUNDACION
- 2.- HOMENAJE A GABRIELA MISTRAL
- HOMENAJE : Blanca Adelina Retamal Contreras
- HOMENAJE : Cipriano Agustin Pontigo Urrutia
- HOMENAJE : Silvia Alessandri Montes
- HOMENAJE : Hector Rios Rios
- HOMENAJE : Pedro Antonio Jauregui Castro
- CIERRE DE LA SESIÓN
Notas aclaratorias
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REPUBLICA DE CHILE
CAMARA DE DIPUTADOS
LEGISLATURA EXTRAORDINARIA
Sesión 33º, en miércoles 28 de abril de 1971
(Especial: de 11.30 a 12.11 horas)
Presidencia del señor Ibáñez. Secretario, el señor Lea-Plaza. Prosecretario, el señor Guerrero, don Raúl.
INDICE GENERAL DE LA SESION
I.-SUMARIO DEL DEBATE
II.- SUMARIO DE DOCUMENTOS
No hubo cuenta.
III.-DOCUMENTOS DE LA CUENTA
No hubo cuenta.
IV.-TEXTO DEL DEBATE
Se abrió la sesión a las 11 horas 30 minutos.
El señor IBAÑEZ (Presidente).-
En el nombre de Dios y de la Patria, se abre la sesión.
Las actas de las sesiones 30º y 319, Extraordinarias, se declaran aprobadas, por no haber sido objeto de observaciones.
No hay cuenta.
I.-NOTA DE SALUTACION AL CUERPO DE CARABINEROS DE CHILE CON MOTIVO DEL CUADRAGESIMOCUARTO ANIVERSARIO DE SU FUNDACION
El señor IBAÑEZ (Presidente).- En la hora de Incidentes de la sesión de ayer, el señor Ríos, don Héctor, rindió homenaje al Cuerpo de Carabineros, con motivo de conmemorarse el cuadragésimo cuarto aniversario de su fundación.
Solicito el acuerdo unánime de la Cámara para enviar, en nombre de la Corporación, una nota de salutación al señor General Director de ese Cuerpo Policial y, por su digno intermedio, a todos los miembros de la Institución.
Si le parece a la Sala, así se acordará.
Acordado.
2.-HOMENAJE A GABRIELA MISTRAL
El señor IBAÑEZ (Presidente).-
En conformidad con el objeto de la presente sesión, corresponde rendir homenaje a la insigne poetisa Gabriel Mistral, con motivo de haberse cumplido recientemente un nuevo aniversario de su natalicio.
En conformidad con lo dispuesto en el artículo 165 del Reglamento, los Comités
Parlamentarios podrán usar de la palabra en el siguiente orden y por el tiempo que respectivamente se indica: Comité Demócrata Cristiano, 33 minutos; Comité Nacional, 20 minutos; Comité Comunista, 14 minutos; Comité Radical, 11 minutos; Comité Socialista, 10 minutos, y Comité Independiente, 2 minutos.
Tiene la palabra la señora Retamal.
La señora RETAMAL, doña Blanca (de pie).-
Señor Presidente, Honorables colegas, me corresponde decir estas palabras en nombre de los parlamentarios de los bancos democratacristianos.
El año 1945 marcó para Chile un acontecimiento que, al paso de los años, adquiriere mayor relevancia. Aquel año se concedió a nuestra más grande poetisa el mayor premio a que puede aspirar un escritor: el Premio Nobel de Literatura. Este acontecimiento, de por sí significativo, marcaba el reconocimiento a la labor de aquella modesta maestra rural y la colocaba entre las inmortales de las letras.
Lucila Godoy Alcayaga nació el 7 de abril de 1889, en Vicuña, olorosa tierra, como ella ha dicho, al norte de nuestro país. Hija de una familia modesta, se ha dicho que de su primera infancia, campesina y tosca, Gabriela Mistral conservó una cierta dureza; yo diría que conservó la fortaleza y la autenticidad de la naturaleza misma en contacto directo con la tierra, nutrida de sol y de paisajes, de vida-esforzada, de amor y sacrificio. Esto la formó y fortaleció su naturaleza toda, que la llevó al triunfo y a la fama.
Cuando era todavía una adolescente, fue maestra, en 1905, como ayudante en la Escuela de La Compañía. Durante 17 años desempeñó esta noble tarea de formar e instruir, en La Cantera, como maestra primaria; como secundaria, en Santiago, en Traiguén, en Punta Arenas, en Antofagasta, en Temuco y en Los Andes. Este contacto con los niños ayudó a su formación espiritual, causa inequívoca de su triunfo; el candor de ellos, sus almas puras, le acompañaron siempre, y lo deja expuesto en sus versos, especialmente en las rondas infantiles.
Sus trabajos como maestra terminan en 1922. En esa fecha, invitada por el Gobierno de Méjico, participa en las reformas educacionales de aquel país. Comienza para Gabriela una nueva etapa de su vida.
A su infancia dura y esforzada, en el dolor de su familia pobre, a su condición de maestra rural, profesión incomprendida, se suma la pérdida de su único amor, de aquel amor que marcó toda su vida, su sello de tristeza y de dolor. Todos estos factores le dan un acento singular, de sereno dolor y resignación.
Desde 1914, fecha que la consagró, al ganar los juegos florales realizados en Santiago con los Sonetos de la Muerte, comienza su vida de triunfos y de viajes. Si ayer el dolor la hizo ir del mar a la montaña y de ciudad en ciudad, desde Í922 la vieron los cielos de Méjico, Estados Unidos, Uruguay, Argentina, Las Antillas, Madrid, Lisboa, Brasil, hasta llegar a 1945 en Estocolmo, donde recibió el Premio Nobel. Sus viajes continuaron por América y Europa. Todos los pueblos la inspiraron: sus paisajes y sus gentes; pero conservó siempre la dureza y suavidad características en sus obras.
Frecuentemente, los versos de dolor de Gabriela se confunden o se presentan unidos a lo religioso. En muchos, versos denota un conocimiento profundo de la Biblia, cosa que no es común en los cristianos; pero su religiosidad no se une a un determinado credo religioso, sino que se refiere a un Cristo único, al Dios del Amor -como dice en uno de sus versos: Todos te llaman el Dios de la Justicia ; yo te llamo el Dios del Amor - a iin Cristo de dolor, lo que le da un sello propio y personal a su religiosidad.
En sus continuos viajes por tierras extrañas, quizás si tuvo la mejor inspiración para cantar a los hombres, a los paisajes y tierra de Chile y América; buscando lo autóctono tuvo su mejor inspiración. Y cuentan que allá en Puerto Natales, en un lugar llamado Tres Palos , en esa tierra lejana de nuestro país, inició los versos de aquel libro que se llama Desolación .
Mucho se ha escrito sobre ella, de su trayectoria profesional, de su carácter, etcétera. Muchos homenajes se le han rendido. Se ha dicho que era de carácter reservado y modesto; no haciendo alarde de sí misma, aparece como, una personalidad que inspiraba admiración y respeto. Los que escribieron sobre ella o la conocieron personalmente, no podían abordarla sin experimentar esa emoción especial que se siente en la presencia de los seres verdaderamente superiores , escribía Francis de Miomandre en el prólogo-a-la traducción francesa de una selección de poemas; y Federico de Onís ha dicho de ella: En todo lo que hace muestra una natural superioridad, y en todo lo que toca, deja una profunda huella; avanza con aire de reposo y serenidad milenaria, su voz suena quejumbrosa, igual y distante, con matices de dureza y de dulzura difíciles de imaginar; la contracción dolorosa de su boca se deshace én una sonrisa de infinita suavidad. .
En sus poemas sobre los hombres, exaltó el valor y responsabilidad de las profesiones; en especial, demostró honda comprensión hacia la tarea tan hermosa como ingrata de la docencia.
Forjada por una vida esforzada y dura, templada en la adversidad y en el dolor, supo sobreponerse a ellos y sacar la mejor enseñanza de la vida, para lograr la serena espiritualidad que se trasunta en sus obras.
Su vida, su labor de maestra primaria y secundaria, su fecunda inspiración, que le valieron el reconocimiento de todo el mundo, sus obras, traducidas a diversos idiomas, revelan el carácter firme y decidido de nuestra mujer chilena. Que su ejemplo y virtud sean el reflejo de. la orientación que darán la maestra actual y el maestro actual a los niños en la escuela; que sea el reflejo de la orientación de los padres actuales a sus hijos; que sea el reflejo que la juventud de hoy busque para canalizar sus inquietudes y anhelos; que, en suma, sea el reflejo de un cauce sereno y tranquilo para sus vidas, y que si la adversidad logra poner un obstáculo en sus vidas, sean lo suficientemente fuentes para sobreponerse a ella y sacar la experiencia para sobrellevarla con serenidad, tranquilidad y superación.
Señor Presidente, en esta sesión especial a que usted ha convocado a la Cámara para rendir homenaje, en gratitud y en reconocimiento por su trabajo, a esta gran mujer chilena, maestra, poetisa, que sirvió a nuestro país representándolo en el extranjero, a aquella mujer a quien destacó otro gran maestro, don Pedro Aguirre Cerda, dándole el título de Cónsul, creo que le podemos rendir el mejor de los homenajes leyendo dos de sus estrofas de La maestra rural -.
La maestra era pura. Los suaves hortelanos, decía, de este predio, que es predio de Jesús, han de conservar puros los ojos y las manos, guardar claros sus óleos; para dar clara luz.
La maestra era pobre. Su reino no es humano.
(Así en el doloroso sembrador de Israel.) Vestía sayas pardas, no enjoyaba su mano ¡y era todo su espíritu un inmenso joyel!
He dicho, señor Presidente.
El señor IBAÑEZ (Presidente).-
Tiene la palabra el señor Pontigo.
El señor PONTIGO (de pie).-
Señor Presidente, hoy rendimos homenaje a un nuevo aniversario del nacimiento de la más digna hija del valle de Elqui, de Gabriela Mistral, la maestra rural, la Gabriela que cantara a los niños y que compusiera rondas.
Su capacidad y su verso, su sensibilidad y su decisión, su amor a la vida, no a la vida personal, sino a la vida en todo su esplendor, con sus alegrías y sus tristezas, con sus cuatro estaciones en el año, con sus siembras y sus cosechas, a través del tiempo y de los años, han hecho cambiar la imagen de la humilde campesina del valle elquino, a la que la sociedad de su época, la sociedad formada por los ricos y poderosos, quiso postergar, infiriéndole las más injustas humillaciones.
Hoy es un alto honor hablar de ella, en sus aniversarios. Ayer, su nombre era poco menos que borrado. En su juventud, se le impedía ingresar a la Escuela Normal de La Serena. La misma clase que ayer quiso cruzarse en su camino, porque su verso era un grito de esperanza para los pobres, hoy, se siente honrada honrando su memoria. Es que el verso de Gabriela ha vencido, ha roto las montañas, ha despedazado las murallas que los ricos pretendieron construir para imponerle el anonimato, para que el eco de su poesía y de su pensamiento quedara apagado entre los cerros de la tierra donde nació.
Es que Gabriela cantó y compuso su verso junto al río, y el agua recogió sus estrofas, las llevó hasta el mar y éste, generoso, las extendió por el mundo, y un día, el 10 de diciembre de 1945, recibió el más alto honor que un poeta puede alcanzar: el Premio Nobel de Literatura.
Mientras el mundo le concede el más alto galardón, la pequeñez de la clase social que pretendió atajarla en su paso todavía duda en Chile y recién, bajo el peso de su obra, no tanto por el volumen, sino por su contenido, por el mensaje que envía a los humildes, a los que mañana serán poderosos, tardíamente, en 1951, se le hace el honor de concederle -el Premio Nacional de Literatura.
Los poderosos de su época entendieron que, no por casualidad, Gabriela escribía su verso: Piececitos. No se trataba, y ellos lo comprendían, de cantar º simplemente a los bellos piececitos descalzos de los niños y niñas campesinos de su tierra. Se trataba de poner de relieve que había alguien que impedía calzar esos piececitos.
Piececitos de niños,
azulosos de frío,
cómo os ven y no os cubren,
Dios mío! .
Son versos que, mientras más fuerte se recitan, más fuertemente llegan, como un latigazo, a los explotadores del campesino, de su mujer y de sus hijos.
Esos versos resonaban y resuenan todavía, porque ella era cristiana, como el látigo de Jesucristo cuando echó a azotes a los mercaderes del templo. El verso de Gabriela era y sigue siendo una acusación de fuego contra el explotador, contra el abuso y la arbitrariedad. Era y sigue siendo el grito, el clamor por una reforma agraria que pusiera término a la lacra del latifundio, a la explotación que durante siglo y medio pesaba sobre el campesino a partir del nacimiento de la República.
En el tierno poema El Niño Solo, como arrullando un niño, como cantando la más hermosa canción, dando rienda suelta a sus más hondos sentimientos, dice:
Como escuchase un llanto, me paré en el repecho
y me acerqué a la puerta del rancho del camino
Un niño de ojos dulces me miró desde el lecho
¡y una ternura inmensa me embriagó como el vino!
Por eso los ricos de su época no la quisieron, por eso fue perseguida por los que dominaban en los medios literarios o artísticos Y los que, desde corrompidos pupitres, manejaban los instrumentos para honrar o deshonrar la ignoraron, pretendiendo con ello que el mundo y, principalmente, nuestro pueblo la ignoraran.
Pero las generosas aguas del río, el caudaloso río, de los pueblos desparramaron su verso, pasando por sobre los pigmeos que quisieron minimizar la obra que Gabriela, con tanto amor, ha legado a su pueblo, a su querida tierra natal, a los niños y a la esperanza.
Federico de Onís, al referirse a ella con singular acierto, expresó las siguientes palabras: Alma tremenda, apasionada, grande en todo, después de vaciar en unas cuantas poesías el dolor de su íntima desolación, ha llenado ese vacío con sus preocupaciones por la educación de los niños, la redención de los humildes y el destino de los pueblos hispánicos.
Ella habló siempre del niño, pero en forma especial del niño campesino, porque ella era de ese origen, y en sus poesías habla de sí misma y de su origen con ejemplar orgullo.
Sí, habló del niño, escribió sobre él, se inspiró en él y reclamó sus derechos, porque comprendió -como lo ha comprendido el movimiento popular y revolucionario de todas las épocas- que sólo cuando le sean concedidos todos sus derechos al niño habremos transformado la sociedad y abierto, en forma definitiva, hacia el porvenir las puertas del progreso y de la verdadera vida.
He dicho.
El señor IBAÑEZ (Presidente).-
Tiene la palabra la señora Alessandri, doña Silvia.
La señora ALESSANDRI, doña Silvia (de pie).-
Señor Presidente, Honorable Cámara:
Danzamos en tierra chilena,
más suave que rosas y miel,
la tierra que amasa a los hombres
de labios y pecho sin hiél.
Así define Gabriela Mistral a Chile, su Patria. Y agrega más adelante
Es bella, y por bella queremos
su césped de rondas y albear,
es libre, y por libre queremos
su rostro de cantos bañar.
Grande, inmensa, como es Gabriela, resulta difícil elogiarla como merece; pero cabe, sí, destacar entre sus grandes méritos literarios y humanos, su profundo y acendrado amor a Chile y a sus compatriotas, particularmente al niño chileno, al que cantó, incesantemente, con toda su ternura, con un afecto que desborda su poesía entera.
El hecho de haber visto la luz en un hogar modesto y haber sido, en los primeros años de su carrera, una humilde maestra, no fueron motivos para que abrigara en su corazón generoso odios ni rencores de ninguna clase. La amargura y el dolor que florecen en sus versos no tienen otro motivo que la gran tragedia sentimental que la afectó en su juventud y para siempre, y, también, la ausencia de un hijo, del hijo a quien, sin haberlo engendrado, cantó con sus acentos más tiernos.
A todo ello se sobrepone esta admirable mujer y logra, por su solo mérito personal y la grandeza de sus sentimientos y de su obra, alcanzar el sitial más alto a que puede aspirar un intelectual en nuestros días.
No hay rencores, repito, en ninguna de sus manifestaciones, y por eso es grande. Con igual afecto y comprensión se dirige siempre a todos sus semejantes, deseándoles solamente el bien.
Señor Presidente, al cumplirse un nuevo aniversario de su natalicio, el Partido Nacional se une, a través de mí, al justo homenaje que se rinde hoy a la memoria de esta mujer, ejemplo casi único entre nosotros del alto destino que puede alcanzar un ser humano, animado tan sólo por el amor, la generosidad y el desprendimiento.
He dicho.
El señor IBAÑEZ (Presidente).-
Tiene la palabra el señor Ríos, don Héctor.
El señor RIOS, don Héctor (de pie).-
Señor Presidente, Honorable Cámara, cristalina, como el agua de vertiente , fue la vida anímica de nuestra insigne poetisa, Premio Nobel de Literatura, compatriota nuestra, Gabriela Mistral en el mundo de las letras y Lucila Godoy Alcayaga, como nombre y apellidos de pila civil y bautismal, a quien rendimos un merecido homenaje, como coterránea y en nombre del Partido Radical, motivado por un nuevo aniversario de su natalicio, ocurrido hace 82 años, el 7 de abril de 1889, en la ciudad de Vicuña, en esa tierra elquina de los días largos, donde el sol madura y endulza sus exquisitos frutos, en esa tierra diurna del eterno y límpido cielo azul, tapizado, en sus tibias noches, de brillantes imágenes estelares.
Como modesta maestra de la Enseñanza Primaria o Básica y, posteriormente, como maestra de la Enseñanza Secundaria o Media, recorriendo el país-en sus destinaciones cómo funcionaría educacional en los liceos de La Serena, Traiguén, Antofagasta, Los Andes, Punta Arenas, Temuco y Santiago, dejando huellas imborrables de su acción magisterial, supo amalgamar y ennoblecer su digna enseñanza con su ternura hacia las niñas y niños de nuestra Patria y del mundo entero, como verdadera madre espiritual del escolar, al plasmar sus buenos sentimientos, al educarlo y entregarlo a la sociedad para que fuera un ciudadano útil a sí mismo, útil a sus familiares, útil a la colectividad y útil a esta larga y angosta faja de tierra que, muellemente tendida entre la cordillera y el mar, nos viera nacer, y que cobijándonos a todos, es nuestro Chile, es nuestra Patria. Pese a la incomprensión, siempre injusta, del medio ambiente, que no sabe aquilatar, que no sabe valorizar el rol educador de la verdadera o del verdadero maestro de juventudes, ella supo seguir adelante en esa labor silenciosa, sin aspavientos, abnegada, sacrificada, si se quiere, sin otra recompensa que esa noble misión de la enseñanza en ese ambiente es colar, libertario y democrático, de culto a la verdad y a la justicia, y esa profunda e íntima satisfacción que da el estricto cumplimiento del deber y la gratitud de las generaciones de educandos, así como la consideración y el respeto de la ciudadanía, que ha visto siempre en las maestras y maestros de juventudes a los verdaderos artífices de la cultura y de la civilización centenaria y milenaria de los pueblos.
Embajadora del talento y de la cultura, justificó con creces su presencia en los círculos literarios, dando a conocer a -nuestra Patria en el concierto de las naciones del orbe. Y así actuó en Méjico, Estados Unidos de Norteamérica, España, Francia, Italia y Centroamérica, habiéndole da- 'o el gobierno chileno en 1932, por una ley especial, el cargo de Cónsul vitalicio en el extranjero, donde ella quisiera representarnos.
Su labor literaria le permitió obtener títulos como el de La Flor Natural , y una magnífica medalla de oro en los Juegos Florales celebrados en Santiago de Chile en 1914, con los Sonetos de la Muerte , inspirados en un amor frustrado, y distinciones en los diversos países que visitara y donde viviera, que culminaron con la distinción máxima, el Premio Nobel de Literatura en 1945 y el Premio Nacional de idéntica asignatura en 1951, frutos de su fecunda labor en el campo de las letras. Ahí, están, editados como poemas vivientes: Desolación » poesía lírica, en 1922, como nubarrones de un alma acongojada; Ternura o Canciones, de Niños , en 1924; Tala ,- poesía simbólica, interpretativa de América, dándole más universalidad a su obra, aparece como un destello luminoso de un sol estival; Poemas de las Madres , en 1950-; Lagar en 1954 y Recados contando a Chile en 1957.
Lucila Godoy Alcayaga, incomprendida en su juventud, tuvo que enfrentar el mezquino y hostil ambiente que la rodeaba, que no concebía que una mujer modesta fuera inteligente y talentosa, que sin medios económicos tuviera que luchar por tener una profesión digna como la de maestra rural y que soñara con ver realizada una nueva sociedad que no frustrara nuestra juventud y le abriera posibilidades de educación, sin otra limitación que la de su inteligencia, para que nuestros niños y nuestras niñas fueran los seres privilegiados en esta época contemporánea de cambios estructúrales.
Fallecida en tierra extranjera, el 10 de enero de 1957, en el Hospital de Hampstead de Nueva York, su muerte fue hondamente sentida, no sólo entre sus compatriotas sino también por los ciudadanos de todo el orbe, ya que su labor de maestra y de poetisa la habían distinguido como- ciudadana del mundo, al recibir merecidamente, el 15 de noviembre de 1945, el Premio Nobel de Literatura, que consagra a los mejores valores intelectuales del universo, en las distintas especialidades del arte y del saber humano.
Sus restos mortales reposan, desde marzo de 1960, en la aldea de Montegrande, donde quiso descansar para la .eternidad; en esa su tierra elquina que la viera nacer y que tanto amara; en esa tierra de exquisitos frutos, con ese aroma y ese sabor de las viñas y de los paltos, de los duraznales y los naranjales, junto a los áridos cactus y a las añañucas o copihues del Norte Chico.
Y como un verdadero homenaje a su memoria, nuestro Gobierno debiera celebrar dignamente este año el sesquicentenario de Vicuña, la capital elquina, hermoseándola con modernos edificios fiscales y dándole publicidad y difusión a la obra literaria de la excelsa poetisa de renombre universal que fuera la divina Gabriela Mistral , quien supo adentrarse en el corazón del pueblo y alcanzó la cúspide a que puede aspirar un mortal en esta tierra por sus merecimientos personales, por su inteligencia y su talento, por su innata sensibilidad social, por su magnánimo corazón hacia los niños de Chile y del mundo, a los cuales adoptó espiritualmente como auténtica maestra escolar y literaria, poetizando para ellos sus Canciones de Cuna , sus Rondas Infantiles , y para sus colegas del magisterio, la obra en prosa La Oración de la Maestra . Y dentro de este homenaje a la modesta y digna maestra rural y magna poetisa de relieve nacional y mundial, debemos expresar que esperamos que la Patria agradecida venere su memoria, consagrando como verdaderos santuarios laicos la casa donde naciera en Vicuña y el mausoleo donde ella quiso que reposaran sus restos mortales, en la aldea de Monte Grande, tierra de su niñez y de sus progenitores; y fundando una gran escuela agrícola que lleve su nombre al servicio de todo el valle de Elqui, junto al recuerdo del gran gobernante que fuera don Pedro Aguirre Cerda, el Presidente de los humildes, que fuera su protector, que hiciera el lema de su gobierno lo de Gobernar es educar . Así se perpetuaría el eterno recuerdo de la modesta maestra rural, de Lucila Godoy Alcayaga, la divina Gabriela , para ejemplo de las generaciones presentes y venideras; de este alto valor literario que fuera Gabriela Mistral en el mundo de las letras; que, premiada con el más alto galardón de la Academia Sueca, el Premio Nobel de Literatura, no tuvo otros amores espirituales que su fe cristiana, su tierra elquina y chilena, su abnegada labor de maestra, los niños del mundo, y su poesía sensitiva y humana, fiel intérprete de su estado anímico en esta tragicomedia de la vida; y que, durmiendo eternamente en su aldea de Monte Grande, tiene escrita en la piedra de la- montaña que hace de lápida, la enseñanza para la posteridad': Lo que el alma hace por su cuerpo es lo que el artista hace-por su pueblo .
Nada más, señor Presidente.
El señor IBAÑEZ (Presidente).-
Tiene la palabra el señor Járegui.
El señor JAUREGUI (de pie).-
Señor Presidente, hace bien la Cámara de Diputados de Chile cuando, como hoy, rinde un merecido homenaje a Gabriela Mistral, porque ello significa abrir una de las páginas más hermosas de la literatura y de la poesía nacional.
No es nuestro ánimo hacer una biografía de Gabriela Mistral, ni mucho menos emitir algún juicio sobre la calidad de su obra literaria y poética. Nos limitaremos tan sólo a efectuar un breve análisis de algunas facetas de su personalidad.
Pocas mujeres han alcanzado la celebridad de que goza Gabriela Mistral. Contribuyó no poco a esta fama el hecho de que recibiera, en 1945, el Premio Nobel de Literatura. Sólo Gabriela y otras cuatro mujeres en el mundo han gozado de esta distinción: Selma Lagerloef, sueca; Grazia Deledda, italiana; Sigfrid Undset, noruega; y Pearl Buck, norteamericana.
De Lucila Godoy Alcayaga, que adoptaría más tarde, como alguien lo ha dicho, su nombre de arcángel con apellido de viento, en homenaje a dos poetas; de ella, mucho se ha comentado sobre diversos aspectos de su carácter. Francis de Miomandre, en el prólogo de la traducción francesa de sus poemas, dice textualmente: Jamás he conocido una persona más reservada y modesta que ella. Pero, aunque no busca imponerse ni gusta hablar de sí misma, la autoridad que emana de su persona siempre se nos aparece profunda.
Vivió en el campo hasta los doce años. Esto tiene una extraordinaria importancia en la formación de su-carácter. La sicología actual afirma que en este período de la vida se absorben e incorporan, inconscientemente, todos los elementos que más tarde se desarrollarán y darán una especial tónica a los sentimientos y a las acciones,
Filé maestra primaria, en una humilde escuelita rural, a los 15 años, y allí comenzó a conocer y a modelar, a la vez, el espíritu de sus alumnos. De su primera infancia campesina, Gabriela Mistral ha conservado una cierta dureza, que se mezcla extrañamente, al decir de Federico de Onís, a su natural dulzura. Ha persistido siempre en mí la ruralidad, declara la misma poetisa a un diario francés.
Como muy bien lo expresara un autor, la obra de Gabriela Mistral ya no puede juzgarse: es ella la que divide y clasifica. Los que la admiran son personas que la entienden; quienes la niegan son personas que no la entienden.
Lucila Godoy emerge en nuestra poesía en una forma no siempre habitual. Los escritores profesionales siempre desconfían, y con razón, de los concursos y certámenes literarios; sin embargo, de uno de ellos, realizado en Santiago, surge la autora de Los Sonetos de la Muerte. Se dice que el jurado, en aquella oportunidad, premió a Gabriela Mistral sin saber lo que hacía, sólo por no declarar desierto el concurso. Se dice también que la condición humilde de la modesta maestra rural le impidió, en aquella ocasión, presentarse personalmente al teatro a leer sus estrofas, porque no tenía la indumentaria adecuada, debiendo conformarse con presenciar su triunfo desde las galerías.
Si bien la fama de Gabriela Mistral ha prácticamente marchado a parejas con la calidad siempre creciente de su producción literaria, no ha existido unanimidad para apreciar la grandiosidad de esta última.
La fuerza de Gabriela Mistral está en su sentimiento del amor y de la muerte, esos dos polos sicológicos de la especie humana, y en su permanente invocación al sentido religioso y a la idea de Dios. Pues bien, este tríptico conceptual en el que descansa la poesía de Gabriela, ha sido criticado más de una vez. Así, por ejemplo, Julio Mercado, poeta colombiano, expresaba de ella: No es de esperar que esta poetisa llegue a ser verdaderamente popular: hay en su obra ciertas rudas sinceridades que de seguro herirán a la mojigatería y a la gazmoñería de hombres y mujeres. Un distinguido crítico nacional afirmó, años ha, que sólo en un momento de prisa, o dominado por un mal gusto deplorable, pueden haber sido premiados tales sonetos , refiriéndose, naturalmente, a los Sonetos de la Muerte , de los cuales expresa que son tan obscuros y retorcidos como si fueran la caricatura de una poesía.
Señor Presidente, como socialistas, nos interesa, en este instante, analizar la posición que mantuvo Gabriela Mistral en ese largo proceso que fue la gesta de la Independencia americana: nos referimos a José Martí, prócer de la patria cubana y apóstol político de irradiación continental.
En efecto, Gabriela fue una franca y leal admiradora de José Martí, de su obra y de su trayectoria, llegando hasta prologar y comentar más de alguna de sus obras literarias. Así, por ejemplo, los Versos Sencillos de José Martí, que constituyen una de las páginas más populares de la temática poética de Cuba y que han sido reproducidos incluso en la célebre canción cubana que es Guantanamera , que se refiere a Guantánamo, posesión hoy día injustamente en manos del imperialismo norteamericano. La verdad es, señor Presidente, que los Versos Sencillos de Martí tienen la fuerza poética que emanan de su simplicidad y de su perfecta identificación con el alma del pueblo cubano.
De la posición de Gabriela Mistral frente a Martí, expresa textualmente un crítico nuestro, Alone: Fervorosa admiradora del hombre, y participante de la religión Martiana , que cultivan algunos espíritus selectos, Gabriela Mistral, para referirse a su héroe, pronuncia desde luego, palabras irrevocables, después de las cuales sólo queda el éxtasis y una admiración muda .
Para terminar, señor Presidente, quiero señalar y destacar, con satisfacción, que esta maestra rural, cuya poesía se alza densa y grande en el mundo de las letras castellanas, poesía que si bien no tiene la originalidad de la de Huidobro, ni la fuerza creadora de la de Neruda, es, sin embargo, más acabada y armoniosa que am- has. Esta maestra rural, como alguien lo ha dicho, sin fortuna, sin influencias de familia, sin influencias de clan político o social, por la sola fuerza de su talento, por su inmenso espíritu de amor a los pobres, profundamente religiosa, ha llegado a ser una personalidad universal, orgullo del continente y objeto de adoración en su patria, donde brotan los monumentos destinados a perpetuar su figura majestuosa y llena de paz.
En nombre del Partido Socialista, a través de mis palabras, le rindo, señor Presidente, un sencillo homenaje de admiración y respeto.
El señor IBAÑEZ (.Presidente).-
Ofrezco la palabra.
Ofrezco la palabra.
Me permito recordar a los señores Comités que hoy, a las 13 horas, debe celebrarse una reunión de Comités en la sala de la Presidencia, de acuerdo con lo determinado en la sesión realizada por los Comités en el día de ayer.
Habiéndose cumplido el objeto de la sesión, se levanta.
Se levantó la sesión a las 12 horas 11 minutos.
Roberto Guerrero GuerreroJefe de la Redacción de Sesiones.