Labor Parlamentaria
Diario de sesiones
- Alto contraste
Disponemos de documentos desde el año 1965 a la fecha
Índice
- DOCUMENTO
- PORTADA
- I.- ASISTENCIA.
- II.- APERTURA DE LA SESION.
- III.- TRAMITACION DE ACTAS.
- IV.- LECTURA DE LA CUENTA.
- LECTURA DE LA CUENTA
- V.- ORDEN DEL DIA.
- CONSTRUCCION DEL TRAMO VALPARAISO - VIÑA DEL MAR DEL CAMINO INTERNACIONAL VALPARAISO-MENDOZA. OFICIO.
- INTERVENCIÓN : Pedro Ibanez Ojeda
- INTERVENCIÓN : Pedro Ibanez Ojeda
- INTERVENCIÓN : Pedro Ibanez Ojeda
- INTERVENCIÓN : Hugo Eugenio Ballesteros Reyes
- INTERVENCIÓN : Pedro Ibanez Ojeda
- INTERVENCIÓN : Hugo Eugenio Ballesteros Reyes
- INTERVENCIÓN : Pedro Ibanez Ojeda
- INTERVENCIÓN : Hugo Eugenio Ballesteros Reyes
- INTERVENCIÓN : Pedro Ibanez Ojeda
- INTERVENCIÓN : Carlos Altamirano Orrego
- INTERVENCIÓN : Luis Corvalan Lepe
- INTERVENCIÓN : Narciso Irureta Aburto
- INTERVENCIÓN : Luis Corvalan Lepe
- INTERVENCIÓN : Narciso Irureta Aburto
- INTERVENCIÓN : Luis Bossay Leiva
- INTERVENCIÓN : Narciso Irureta Aburto
- INTERVENCIÓN : Luis Bossay Leiva
- INTERVENCIÓN : Pedro Ibanez Ojeda
- INTERVENCIÓN : Luis Bossay Leiva
- INTERVENCIÓN : Hugo Eugenio Ballesteros Reyes
- INTERVENCIÓN : Hamilton Depassier, Juan
- CONSTRUCCION DEL TRAMO VALPARAISO - VIÑA DEL MAR DEL CAMINO INTERNACIONAL VALPARAISO-MENDOZA. OFICIO.
- CIERRE DE LA SESIÓN
- ANEXOS.
- 1.- INFORME DE LA COMISION DE GOBIERNO, RECAIDO EN EL PROYECTO DE LEY DE LA HONORABLE CAMARA DE DIPUTADOS QUE DECLARA VALIDOS CIERTOS ACUERDOS ADOPTADOS POR LA MUNICIPALIDAD DE SANTIAGO
- 2.- INFORME DE LA COMISION DE TRABAJO Y PREVISION SOCIAL, RECAIDO EN EL PROYECTO DE LEY DE LA HONORABLE CAMARA DE DIPUTADOS QUE ESTABLECE NORMAS APLICABLES A LOS FUNCIONARIOS DE LA EX CAJA DE ACCIDENTES DEL TRABAJO QUE FUERON INCORPORADOS AL SERVICIO NACIONAL DE SALUD.
- 3.- MOCION DE LOS HONORABLES SENADORES SEÑORA CARRERA Y SEÑORES JEREZ, JULIET, MONTES Y VALENZUELA, CON LA QUE INICIAN UN PROYECTO DE LEY QUE ESTABLECE EL DIA NACIONAL DEL CINEMATOGRAFISTA.
- AUTOR DE UN DOCUMENTO
- Ricardo Valenzuela Saez
- Maria Elena Carrera Villavicencio
- Alberto Jorge Jerez Horta
- Raul Juliet Gomez
- Jorge Antonio Montes Moraga
- AUTOR DE UN DOCUMENTO
Notas aclaratorias
- Debido a que muchos de estos documentos han sido adquiridos desde un ejemplar en papel, procesados por digitalización y posterior reconocimiento óptico de caracteres (OCR), es que pueden presentar errores tipográficos menores que no dificultan la correcta comprensión de su contenido.
- Para priorizar la vizualización del contenido relevante, y dada su extensión, se ha omitido la sección "Indice" de los documentos.
REPUBLICA DE CHILE
DIARIO DE SESIONES DEL SENADO
PUBLICACION OFICIAL
LEGISLATURA ORDINARIA
Sesión 29ª, en miércoles 13 de agosto de 1969
Especial
(De 11.13 a 13.31)
PRESIDENCIA DE LOS SEÑORES ALEJANDRO NOEMI HUERTA, VICEPRESIDENTE, Y
VICTOR CONTRERAS TAPIA, PRESIDENTE ACCIDENTAL.
SECRETARIO, EL SEÑOR PELAGIO FIGUEROA TORO
INDICE.
Versión taquigráfica.
I.- ASISTENCIA
II.- APERTURA DE LA SESION
III.- TRAMITACION DE ACTAS
IV.- LECTURA DE LA CUENTA
V.- ORDEN DEL DIA:
Construcción del tramo Valparaíso-Viña del Mar del camino internacional Valparaíso-Mendoza. Oficio (Observaciones de diversos señores Senadores)
Anexos.
DOCUMENTOS:
1.- Informe de la Comisión de Gobierno recaído en el proyecto de ley que declara válidos ciertos acuerdos adoptados por la Municipalidad de Santiago
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2.- Informe de la Comisión de Trabajo y Previsión Social recaído en el proyecto que regula la situación de funcionarios de la ex Caja de Accidentes del Trabajo que se desempeñan en el Servicio Nacional de Salud
3.- Moción de la señora Carrera y de los señores Jerez, Juliet, Montes y Valenzuela, con la que inician un proyecto de ley que establece el día nacional del cinematografista2191VERSION TAQUIGRAFICA.
I.-ASISTENCIA.
Asistieron los señores:
Altamirano Orrego, Carlos;
Ballesteros Reyes, Eugenio;
Bossay Leiva, Luis;
Bulnes Sanfuentes, Francisco;
Campusano Chávez, Julieta;
Carrera Villavicencio, María Elena;
Contreras Tapia, Víctor;
Corvalán López, Luis;
Durán Neumann, Julio;
Ferrando Keun, Ricardo;
Fuentealba Moena, Renán;
García Garzena, Víctor;
Hamilton Depassier, Juan;
Ibáñez Ojeda, Pedro;
Irureta Aburto, Narciso;
Jerez Horta, Alberto;
Luengo Escalona, Luis Fernando;
Montes Moraga, Jorge;
Morales Adriasola, Raúl;
Musalem Saffie, José;
Noemi Huerta, Alejandro;
Ochagavía Valdés, Fernando;
Olguín Zapata, Osvaldo;
Pablo Elorza, Tomás;
Reyes Vicuña, Tomás;
Silva Ulloa, Ramón;
Valente Rossi, Luis, y
Valenzuela Sáez, Ricardo.
Actuó de Secretario el señor Pelagio Figueroa Toro y de Prosecretario el señor Daniel Egas Matamata.
II.-APERTURA DE LA SESION.
-Se abrió la sesión a las 11.13, en presencia de 13 señores Senadores.
El señor NOEMI (Vicepresidente).-
En el nombre de Dios, se abre la sesión.
III.-TRAMITACION DE ACTAS.
El señor NOEMI (Vicepresidente).-
Se da por aprobada el acta de la sesión 27ª, que no ha sido observada.
El acta de la sesión 28ª queda en Secretaria a disposición de los señores Senadores hasta la sesión próxima, para su aprobación.
(Véase en el Boletín el Acta aprobada).
IV.-LECTURA DE LA CUENTA.
El señor NOEMI (Vicepresidente).- Se va a dar cuenta de los asuntos que han llegado a Secretaría.
El señor PROSECRETARIO.- Las siguientes son las comunicaciones recibidas:
Informes.
Uno de la Comisión de Gobierno recaído en el proyecto de ley de la Honorable Cámara de Diputados que declara válidos ciertos Acuerdos adoptados por la Municipalidad de Santiago. (Véase en los Anexos, documento 1).
Uno de la Comisión de Trabajo y Previsión Social recaído en el proyecto de ley de la Honorable Cámara de Diputados que establece normas aplicables a los funcionarios de la ex Caja de Accidentes del Trabajo que fueron incorporados al Servicio Nacional de Salud. (Véase en los Anexos, documento 2).
-Quedan para tabla.
Moción.
Una de los Honorables Senadores señora Carrera y señores Jerez, Juliet, Montes y Valenzuela, con la que inician un proyecto de ley que establece el Día Nacional del Cinematografista. (Véase en los Anexos, documento 3).
-Pasa a la Comisión de Trabajo y Previsión Social.
El señor NOEMI (Vicepresidente).- Solicito autorización de la Sala para empalmar esta sesión con las siguientes.
Acordado.
V.-ORDEN DEL DIA.
CONSTRUCCION DEL TRAMO VALPARAISO - VIÑA DEL MAR DEL CAMINO INTERNACIONAL VALPARAISO-MENDOZA. OFICIO.
El señor FIGUEROA (Secretario).-
En conformidad al objeto de la sesión, corresponde discutir el problema derivado de la construcción del tramo Valparaíso- Viña del Mar del camino internacional Valparaíso-Mendoza.
El señor NOEMI (Vicepresidente).-
Ofrezco la palabra.
El señor BALLESTEROS.-
La insolencia está a la orden del día.
El señor NOEMI (Vicepresidente).-
Señor Senador, perdone que lo interrumpa.
Tengo que ausentarme y, como no se encuentra en la Sala ningún ex Presidente del Senado, ruego a Sus Señorías designar a quien pueda reemplazarme en este momento.
Propongo al Honorable señor Eugenio Ballesteros.
La señora CAMPUSANO.-
El Honorable señor Musalem.
El señor IBAÑEZ.-
Propongo al Honorable señor Contreras.
El señor BOSSAY.-
O la Honorable señora Carrera, que ha presidido otras veces.
El señor BALLESTEROS.-
Que pro- sida la Honorable señora Carrera.
La señora CARRERA.-
Estoy muy agradecida por esta designación, pero también tendré que ausentarme de la Sala.
El señor ALTAMIRANO.-
Propongo al Honorable señor Contreras.
La señora CARRERA.-
, presida.Don Víctor
El señor CONTRERAS.-
Muchas gracias.
-Pasa a presidir el señor Víctor Contreras.
El señor CONTRERAS (Presidente accidental).-
Puede continuar en el uso de la palabra el Honorable señor Ibáñez.
El señor IBAÑEZ.-
Señor Presidente, se considera, a mi juicio con poco fundamento, que la opinión pública de Valparaíso es apática y no vibra con los problemas locales ni con los que interesan a la colectividad. Esta es una idea muy superficial y absolutamente equivocada. Valparaíso está siempre pendiente y preocupado de los problemas nacionales, regionales y locales. No tiene, tal vez, la exuberancia con que se expresan estas preocupaciones en otras partes del país, dado el carácter del porteño, que es más bien reservado y tranquilo, debido a la fuerte influencia anglosajona. Pero ello no obsta para que siempre tengan un juicio perfectamente claro de los problemas que afectan al país y a su región.
Sorprende ver que, en medio de esta aparente quietud de la opinión pública de Valparaíso, surjan verdaderas conmociones que movilizan a todos los habitantes de la ciudad. Y las movilizaciones, cuando son espontáneas y auténticas, como las de Valparaíso, siempre responden a problemas de alto interés público.
Es lo que acaba de suceder con motivo del debate promovido en la ciudad, relativo al proyecto que tiende a mejorar las comunicaciones interurbanas entre Valparaíso y Viña del Mar, obra imprescindible. Es innecesario extenderse sobre este antecedente básico que está a la vista de todo el mundo. El camino plano, la Avenida España, es absolutamente insuficiente para contener el creciente tránsito entre las ciudades. Es, por tanto, una obligación de los Poderes Públicos estudiar una solución eficaz para ese problema.
Celebro que en este momento, después del inicio de la sesión, haya aparecido un Senador democratacristiano por Valparaíso. Lamento que la representación de Gobierno no hubiera concurrido a dar número a la sesión, como era su deber hacerlo.
El señor BALLESTEROS.-
No celebre tanto Su Señoría, porque usted no dio número en la sesión pasada. No venga a hacer creer a nadie lo contrario.
El señor IBAÑEZ.-
Lamento que la Democracia Cristiana haya estado ausente...
El señor BALLESTEROS.-
Lamente lo suyo y no lo de los demás.
El señor IBAÑEZ.-
...cuando la sesión comenzó. Debe escuchar lo que no ha querido oír hasta el momento: el clamor de Valparaíso por la incompetencia de las autoridades y la insensibilidad del partido que gobierna al país.
El señor IBAÑEZ.-
Reclamada una solución al problema de la comunicación entre esas dos ciudades, el Gobierno mostró una aguda preocupación en vísperas de la elección anterior, lo que culminó con la iniciación de un proyecto cuyos antecedentes la opinión pública no tuvo ocasión de conocer, ni estudiar, ni mucho menos discutir.
Debo reconocer que en las proximidades de esos comicios se dio gran publicidad a las propuestas públicas para construir una nueva vía de comunicación entre Valparaíso y Viña del Mar; publicidad absolutamente inoficiosa desde el punto de vista técnico, porque esas propuestas aparecen en revistas y periódicos especializados, a los que están suscritas las empresas de ingeniería, y ellas deben contener especificaciones claras, no simplemente propaganda, que fue lo único que conocimos en Valparaíso en las reiteradas publicaciones de los diarios, a página entera, con los colores distintivos del Partido Demócrata Cristiano. Pero los estudios mismos de la obra, los antecedentes del proyecto, las consultas que debieron hacerse a los organismos calificados, no se realizaron.
Reconozco que hace tiempo -un año o un año y medio- se presentaron anteproyectos que, en realidad, nada tenían que ver con el proyecto que en definitiva el Gobierno acordó llevar a la práctica. Por ello, tampoco se puede invocar ese antecedente como un intento de comunicar a la ciudad lo que se proyectaba hacer, de manera que ella, de acuerdo con la tan cacareada fórmula democratacristiana, participara en la discusión de un asunto vital para la solución de un problema presente y fundamental para el desarrollo futuro de ambas ciudades.
Afortunadamente, la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica de Valparaíso llamó la atención de la opinión pública sobre la. gravedad que entrañaba la solución propuesta por el Gobierno, la falta de antecedentes que justificaran lo que se estaba haciendo y la necesidad de que hubiese conciencia en Valparaíso para resolver el problema en forma de no cerrar el paso a mejores soluciones del incremento creciente del tránsito entre ambas ciudades.
La actitud de esa Escuela ha tenido la más amplia, calurosa y unánime acogida en toda la población de Valparaíso.
La Escuela de Arquitectura no se limitó solamente a formular una crítica del proyecto del Gobierno, sino que, procediendo de una manera eminentemente constructiva -hecho que es necesario destacar y aplaudir- presentó otro proyecto debidamente estudiado, acompañado de todos los antecedentes técnicos, de las consideraciones de interés general en las cuales se basaba y de estudios económicos que demuestran su factibilidad, notoria conveniencia e indiscutibles ventajas sobre el proyecto oficial.
Una vez conocido lo propuesto, el respaldo de la ciudadanía a esa Escuela se hizo ya incontrarrestable. Entonces, surge una actitud de parte del Gobierno, obstinada y caprichosa, en virtud de la cual se niega a escuchar los argumentos que se le dan, no acepta peticiones de nadie e insiste en llevar adelante un proyecto que la ciudadanía rechaza con muy fundadas razones.
Quiero señalar algunos de los muchos aspectos interesantes, novedosos, responsables del proyecto de la Escuela, de Arquitectura de la Universidad Católica de Valparaíso: no sólo mejora transitoriamente las vías de comunicación entre Valparaíso y Viña del Mar, sino que representa un enfoque global de lo que debe ser el desarrollo de ambas ciudades y de sus vías de comunicación y, en forma muy especial, crea posibilidades turísticas valiosísimas, que el proyecto oficial destruye.
Además, toma en cuenta la conveniencia de los pobladores de la ciudad, que necesitan una vía costera que les sirva de esparcimiento, de recreo, y que les permita aprovechar las diversas playas aún existentes en el litoral comprendido entre esas ciudades.
En este sentido, es preciso destacar que el proyecto de la Escuela de Arquitectura se elaboró según los más modernos enfoques dados en otras partes del mundo a este tipo de problemas. Por ejemplo, tengo en mi poder una síntesis de los proyectos, programas y debates realizados en San Francisco de California sobre lo que sucede en el litoral y en las playas de esa gran ciudad. Ese estudio, muy minucioso y que abarca los aspectos estéticos, económicos, turísticos, de transporte, aeropuertos, etcétera, contiene algunas conclusiones muy importantes, sobre las cuales se basan las recomendaciones del proyecto para San Francisco de California, que son perfectamente válidas para Valparaíso.
El señor IBAÑEZ.-
Gracias, señor Presidente.
Decía que, en ese estudio realizado en San Francisco de California, se establece como fundamento de las soluciones que la bahía de San Francisco -cito palabras textuales- no debe ser considerada por más tiempo como una propiedad común y corriente sino que, por lo contrario, como el más valioso de los bienes naturales de toda la región de la bahía. Es decir, se atribuye a ese litoral una importancia superior a la de cualquiera de los otros bienes naturales de la zona de San Francisco; se pone especial énfasis en que debe darse prioridad a la recreación, y se señala que el abuso que se ha hecho de los terrenos circundantes a la bahía ha significado, prácticamente, una completa falta de acceso del público al litoral. Ahí se establece que, de un total de 276 millas de la bahía, el público sólo puede tener acceso apenas a cuatro millas.
Si una persona desea caminar entre Valparaíso y Viña; si los cientos de miles de personas que viven desde el Cerro Barón hasta Agua Santa desean disfrutar de la belleza del mar, hoy día sólo pueden hacerlo arriesgando sus vidas, pues allí hay una vereda de ochenta, centímetros de ancho, en la cual uno se expone a ser atropellado en cualquier momento, por el intenso tráfico de vehículos.
Quiero señalar que, frente al problema que se ha creado en Valparaíso, la autoridad aparece en una serie de contradicciones que es necesario subrayar en este debate. En primer lugar, el Gobierno, en sus actividades universitarias, se muestra casi como un campeón de la misión de la universidad' en la promoción y solución de los problemas contemporáneos de la sociedad; pero cuando una escuela universitaria, como es el caso de la de Arquitectura de la Universidad Católica de Valparaíso, estudia un proyecto trascendental, hace una proposición seria y pide a los poderes públicos que la consideren, ¿con qué se encuentra? Con un Gobierno que, no obstante todas sus declaraciones retóricas sobre la alta misión de la universidad, le da con la puerta en las narices e inicia una campaña para tratar de desprestigiar la labor de distinguidos profesionales movidos exclusivamente por su celo público, sin intereses de ninguna especie y sin posiciones partidistas de ningún orden, como lo demuestra el color político de los Senadores que han pedido esta sesión.
Así, frente a esa majadera propaganda de la Democracia Cristiana sobre la real participación de la comunidad en el Gobierno, el hecho concreto, la actitud específica y real del Ejecutivo es la de un paternalismo abusivo, que sostiene que sólo lo que él dice es lo conveniente para la ciudadanía y que no acepta críticas ni colaboraciones, ni permite que la población se interese por los problemas que la afectan.
Ha habido también una actitud de engaño. En efecto, acosadas por los argumentos que se hicieron valer en contra de la solución gubernativa, las autoridades sostuvieron que no había posibilidad de modificar ese proyecto, porque el BID, que es la institución que lo financia, no aceptaba cambios de ninguna especie. Sin embargo, a renglón seguido las mismas autoridades anunciaron que darían otro destino al dinero reservado para llevar a cabo ese proyecto. Es realmente inconcebible semejante actitud, e inaceptable que se recurra a engaños y a presiones como los que he señalado y otros a que me referiré más adelante con mayor detalle.
Así también, cuando la Municipalidad de Viña del Mar acordó, por la unanimidad' de sus regidores, que se estudiara el proyecto de la Universidad, el Ministerio de Obras Públicas dijo necesitar seis meses para ello. Sin embargo, esas mismas autoridades demoraron sólo cuatro días para descalificar la iniciativa. Yo pregunto: ¿Tal descalificación obedeció a un estudio serio? ¿Pudo hacerse el estudio en el lapso de cuatro días? ¿Y por qué, si se estudió en cuatro días el proyecto para decir que no servía, el Ministerio de Obras Públicas sostuvo que necesitaba seis meses para pronunciarse sobre la alternativa propuesta por los arquitectos de Viña del Mar?
Asimismo, cuando el Consejo Comunal del Partido Nacional de Valparaíso expresó una opinión sobre ese proyecto y cuando el Diputado señor Lorca hizo declaraciones públicas sobre el mismo, las autoridades democratacristianas rasgaron sus vestiduras sosteniendo que ésa era una campaña de carácter político y que el solo hecho de que hubiese miembros del Partido Nacional ocupados en estos asuntos descalificaba las soluciones que preconizaran.
Tengo que elevar mi más enérgica protesta por tal actitud, atrabiliaria y atropelladora, de las autoridades democratacristianas. Me parece innecesario sostener aquí que no sólo tenemos pleno derecho a ocuparnos de nuestros problemas, sino que es nuestra obligación hacerlo. Hemos sido designados parlamentarios precisamente para tratar de resolver cuanto afecte al interés nacional o público, y no podemos aceptar que la Democracia Cristiana pretenda descalificar determinadas soluciones porque las propongan miembros de otros partidos en cumplimiento de sus deberes elementales; porque se haga público el pensamiento de nuestro partido, que coincide plenamente con el de la ciudadanía de Valparaíso y Viña del Mar.
Es de perfecta lógica que los parlamentarios, las personas investidas d'e representación popular, expresen su opinión en materias como ésta. Por eso, celebro que el Honorable señor Prado, cuya ausencia en estos instantes deploro, haya tenido una posición bastante más comprensiva frente a los reclamos que se han formulado en Valparaíso. Tenía toda la razón el Senador señor Prado cuando solicitó que se designara una comisión que se abocara al estudio de esos proyectos, a fin de que el Gobierno decidiera con pleno conocimiento de causa. Ante tal petición del Honorable señor Prado, la Democracia Cristiana no dijo, por supuesto, que había indebida intervención política en el debate que se llevó a cabo en Valparaíso. Pero cuando interviene el Diputado señor Lorca, ¡entonces hay intervención política inaceptable, que descalifica la solución que proponemos!
El señor BALLESTEROS.-
¿Me permite una interrupción, señor Senador, con la venia de la Mesa?
El señor IBAÑEZ.-
Cómo no.
El señor BALLESTEROS.-
Me parece oportuno no dejar pasar algunas expresiones y afirmaciones que no coinciden con la realidad.
El Honorable señor Ibáñez ha venido a sostener aquí, con toda la adjetivación que le conocemos y que no es novedosa en el Senado, que la Democracia Cristiana ha criticado al Partido Nacional por su diligencia y preocupación en este problema tan candente en Valparaíso: la Vía Elevada o la Avenida del Mar. Pero a ello me referiré más adelante en esta sesión -y probaré a Su Señoría que está equivocado-, una vez oídas todas las demás intervenciones, para poder contestar cada una de las aseveraciones y cargos que aquí se hayan formulado.
Pero el Honorable señor Ibáñez pretende establecer una diferencia de actitud' entre miembros de la representación parlamentaria democratacristiana. Puedo aseverar, en ausencia del Honorable señor Prado, que nuestro colega comparte plenamente la declaración que el Partido Demócrata Cristiano formuló sobre la materia, porque es un militante disciplinado. El pidió una investigación y un juicio sobre este asunto, como lo pedimos todos nosotros. En tal solicitud lo acompañamos todos los parlamentarios democratacristianos, porque queríamos que se hiciera claridad, que se dilucidara de manera categórica la conveniencia o inconveniencia de uno y otro proyecto. Se realizó esa investigación -a juicio de Su Señoría en forma insuficiente, juicio que respeto pero que no comparto- y como consecuencia de ella se estimó que la solución propuesta por la Escuela de Arquitectura, que también considero respetable -insisto en ello, e igual opinión me merece la nueva actitud de la Universidad-, a la luz del estudio del presupuesto y de los costos, no era la más adecuada, en razón de los recursos disponibles para financiarla. Ese era el problema de fondo.
No quisiera abusar de la benevolencia de mi Honorable colega, pues, como lo he dicho, mereferiré más extensamente a esta materia en ocasión posterior. Me limito a expresar mi complacencia por el hecho de que el señor Senador sea partidario de oír a la Universidad. En Valparaíso se ha realizado una serie de foros, en los cuales se ha afirmado el derecho de la Universidad a ser oída, criterio que comparto. Pero quisiera encontrarme con el Honorable señor Ibáñez en el futuro, cuando esa Universidad, que ha sido reformada con criterio progresista, proponga la reforma bancaria, la reforma de las empresas, la radicalización del proceso de reforma agraria. Me agradaría que entonces el señor Senador fuera tan receptivo para las aspiraciones de la comunidad universitaria, como lo ha sido ahora respecto del proyecto de la Avenida del Mar.
Muchas gracias, señor Senador.
El señor IBAÑEZ.-
La receptividad de que habla Su Señoría no ha sid'o mucha, como quedó demostrado ayer por el hecho de que los universitarios tuvieron que hacer una marcha silenciosa hasta la Intendencia de la provincia en demanda de que la Universidad fuera escuchada. De modo que acojo el emplazamiento que me hace el Honorable colega, pero espero que, primero, su partido demuestre con hechos su idea de impulsar esos diálogos y de escuchar a la comunidad; que atiende a la Universidad de Valparaíso, que no ha sido escuchada.
El señor BALLESTEROS.-
Hemos organizado la comunidad para oírla, no para acallarla.
El señor IBAÑEZ.-
Pero cuando llega el momento en que ella quiere hacerse oír, no la escuchan, como ha ocurrido en este caso.
Antes de analizar el proyecto mismo, quiero hacer algunas consideraciones sobre ciertas actitudes de Su Excelencia el Presidente de la República que me parecen insólitas y, en muchos aspectos, inaceptables.
Me parece abismante que las autoridades consideren, como lo declaró oficialmente el señor Intendente de la provincia de
Valparaíso, que las obras públicas constituyen regalos que el Ejecutivo hace a determinadas zonas. Esa ha sido la actitud paternalista del señor Intendente de la provincia y también, en forma clara, del Presidente de la República, cuando amenazó a la- población con destinar a otras obras públicas los fondos que debían invertirse en ese proyecto, si Valparaíso continuaba rechazando el patrocinado por el Ejecutivo. Es una tesis típicamente democratacristiana la de que todo lo que haga el Gobierno es un regalo que se otorga a los favorecidos, a los que están de acuerdo con él; y que las obras públicas o las funciones gubernativas no se lleven a cabo a favor de aquellas personas que expresan desacuerdo con el Gobierno. Esta tesis democratacristiana ha motivado duras críticas, y me he hecho eco de ellas en repetidas oportunidades.
Yo sostengo que el Ejecutivo tiene la obligación de hacer obras públicas. No es cuestión de que realice las que le parecen convenientes en consideración a sus preferencias personales o simpatías por determinados grupos sociales, sino que debe ejecutar las obras públicas que el país requiere, en las zonas donde sean necesarias y de acuerdo con un régimen de prelación que dé a los dineros fiscales una inversión adecuada, de modo que esos dineros no queden sujetos a los caprichos o intereses políticos del partido que está en el Poder.
Además, es inaceptable una presión moral basada en las amenazas, como la hecha en Valparaíso. El Gobierno tiene la obligación de construir lo que debe construir, y no lo que dicte el capricho de la autoridad o los intereses o presión de determinados grupos que están dentro del Gobierno.
Ha habido -reitero- una actitud absolutamente caprichosa y obstinada por parte de las autoridades, al negarse a considerar un proyecto que reclama toda la ciudadanía. Y lo que es más grave, como digo, se ha hecho presión moral sobre todos los habitantes de Valparaíso y Viña del Mar, al amenazar con el retiro de los fondos destinados a esta obra.
Sostengo que el Jefe del Estado tiene la obligación de escuchar y hacer estudiar los reparos serios y bien fundados, como los de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica de Valparaíso. La actitud vacilante del propio Primer Mandatario demuestra que él también comparte este pensamiento y, por eso, ha postergado por un tiempo demasiado largo una decisión que la ciudadanía tiene derecho a reclamar de la Primera Autoridad del país.
El Presidente de la República tiene la obligación de decidir y, por cierto, de asumir la responsabilidad que involucra su decisión. Considero inaceptable que, en lugar de decidir cuál es el proyecto que más conviene, busque un consenso de la ciudadanía mediante presiones o amenazas, como las ya hechas, a fin de que los habitantes de esas ciudades se dobleguen ante los caprichos de ciertos funcionarios de Gobierno.
Ahora, quiero referirme al proyecto mismo. La Vía Elevada que está construyendo el Gobierno no es una solución adecuada al problema que allí existe. Y lo que es más grave, compromete no sólo la estética de la parte más importante de la ciudad, sino también su futuro turístico, y, sobre todo, imposibilita una solución más completa para el problema.
Mediante ese proyecto, expresado en forma muy sintética, se construye un puente bastante elevado que termina con la posibilidad de disfrutar del mar y de las playas de ese sector. Y dada su ubicación, se cierra toda posibilidad de mejoramiento, como también de una posible ampliación de esa vía, que en lo futuro necesitará ser ensanchada.
Muy diferente es el proyecto presentado por los arquitectos de la Universidad Católica. La Vía del Mar se hace cargo de los aspectos estéticos, turísticos y de tránsito; sobre todo, constituye una solución que no tiene fallas graves, como la iniciativa del Gobierno, y ofrece una mayor capacidad de tránsito.
En efecto, la Vía Elevada, de acuerdo con el proyecto del Gobierno, supone la construcción de una especie de puente con seis pistas, a las que se sumarían las cuatro que tiene la actual Avenida España. Esto permitiría un total de diez vías de comunicación entre Valparaíso y Viña del Mar; pero a éstas es preciso restar cuatro en un punto y dos en otro, porque la iniciativa del Gobierno produce dos "bottle neck", como se dice, o dos "golletes" -para usar la palabra castellana correspondiente-, uno de los cuales está en la curva Los Mayos, donde, en lugar de haber diez pistas, habrá sólo seis. En ese punto, sólo se ensancha en dos vías el actual camino plano. Por consiguiente, nada se obtiene con disponer de cuatro pistas en la Avenida España y de seis en la Vía Elevada, si en una parte el camino se angosta y queda reducido a seis vías.
La capacidad real de tránsito del proyecto del Gobierno es de seis pistas, contra cuatro que tenemos ahora. ¿Por qué? Porque hay un punto donde los dos caminos se juntan y sólo existen seis vías de tránsito. Un poco más allá, a la altura de Villa Moderna, también existe otro gollete, donde quedarán ocho pistas, pues a las seis de la Vía Elevada sólo se agregan dos vías que tiene la Avenida España, frente al balneario de Recreo. . En consecuencia, el proyecto del Ejecutivo, que implica un gasto considerable, adolece de dos fallas que reducen la posibilidad de tránsito de vehículos al punto más angosto, que es la curva de Los Mayos, vale decir, a seis vías.
Entretanto, el proyecto de los arquitectos de la Universidad Católica de Valparaíso propone la construcción de cuatro vías a orillas del mar, cuatro vías de alta velocidad y cuatro vías que vendrían a sustituir a las de la actual Avenida España y que quedarían colocadas sobre la vía del ferrocarril. De este modo, habría doce pistas de tránsito a todo lo largo del camino.
Puede apreciarse, entonces, la diferencia considerable entre la capacidad de tránsito de una solución y lo que significa la proposición de la Universidad Católica.
Quiero agregar, además, que en toda la extensión del trayecto se estipula la construcción de una vereda de tres metros de ancho por 4,5 kilómetros de largo, que servirá a los habitantes de la ciudad para tener acceso a los numerosos balnearios que pueden y deben establecerse en las playas de Recreo, Poca Ola, Portales, como también en las cercanías de la Maestranza de los Ferrocarriles, en Barón.
Analicemos ahora el debatido punto referente al costo de ambas soluciones. Según el Ministerio de Obras Públicas -desearía que mi colega de Agrupación, el Honorable señor Ballesteros, tomara nota de las cifras que daré-, el costo del proyecto de los arquitectos asciende a 232 millones de escudos. Sin embargo, y sin entrar a discutir los precios unitarios que fija ese Ministerio, si se aplican dichos precios a las verdaderas cubicaciones de la iniciativa, y no a las cubicaciones caprichosas que impone dicha Secretaría de Estado y que nada tienen que ver con la realidad, resulta que el proyecto de los arquitectos llega sólo a 127 millones de escudos, en lugar de los 232 que caprichosamente le asigna el Ministerio.
Debo decir que la iniciativa de los arquitectos es completa. Incluye la renovación total de los ferrocarriles, de la red de agua potable y de gas que corre bajo la Avenida España, y de los puentes de conexión de ambos sectores del camino, a fin de que la vía de tránsito rápido tenga acceso expedito. Es decir, el proyecto de los arquitectos consigna las obras que el Ministerio de Obras Públicas llama "suplementarias", obras que en el presupuesto del proyecto del Gobierno, que asciende a 103 millones de escudos, no están incluidas. De manera que, si a los 103 millones de escudos agregamos el costo correspondiente a las obras suplementarias, se llega a un financiamiento muy análogo al propuesto por la solución de los arquitectos, calculado sobre la base de los precios fijados por el Ministerio de Obras Públicas.
Pero esa Secretaría de Estado induce a error a la opinión pública al entregar cubicaciones que no corresponden a la realidad de la obra. Esas cubicaciones han sido ratificadas por ingenieros muy responsables, y se dice que las sumas han sido abultadas en forma grosera para justificar un presupuesto de 232 millones de escudos, que nada tiene que ver con la realidad del proyecto.
Hay un factor al cual atribuyo un peso decisivo para optar por el proyecto de los arquitectos. La iniciativa de éstos se puede construir por etapas. No existe necesidad alguna ni urgencia en construirla completa en estos instantes. Dicho proyecto se puede desglosar en dos o tres etapas. La primera de ellas consistiría en construir, lisa y llanamente, la Vía del Mar, que daría cuatro pistas de tránsito rápido. Es una obra de construcción relativamente fácil, de costo muy bajo y, por lo tanto, muy factible. Se calcula que estas cuatro pistas y la vereda de tres metros, más los puentes necesarios para conectar todo este sistema de comunicación, no debe alcanzar un costo superior a 45 millones de escudos. Por consiguiente, con una inversión equivalente a la tercera parte de lo que el Ministerio de Obras Públicas y Transportes tiene presupuestado para la Vía Elevada, podemos disponer de cuatro vías de tránsito rápido, con un menor costo y, al mismo tiempo, dejando abierta la posibilidad de construir, cuando se juzgue necesario, las otras etapas del proyecto de los arquitectos, hasta completar las doce pistas.
Es importante, también, tener presentes dos aspectos respecto de los cuales los arquitectos de la Universidad Católica han hecho gran cuestión, con mucha razón de su parte, y sobre los cuales el Gobierno ha guardado total silencio. El cierre de la Avenida España, hasta septiembre del año en curso, se calcula que cuesta a las personas que transitan por esa Avenida alrededor de 24 millones de escudos, en razón del mayor desgaste de los vehículos, mayor gasto en combustibles, etcétera, sin contar el enorme tiempo que pierden los habitantes de Valparaíso y Viña del Mar al trasladarse entre ambas ciudades.
Tampoco se estipula por parte del Ejecutivo la pérdida de valor que significa la destrucción de las playas de la ciudad, las cuales deben servir no sólo como distracción turística, sino también como solaz para los habitantes de las dos ciudades. Del mismo modo, nada se dice en dicho proyecto de lo que con toda razón han calculado los arquitectos: la valorización producida en un vasto sector de la ciudad como consecuencia de una obra bien concebida y no de una que destruya las bellezas naturales del litoral comprendido entre Valparaíso y Viña del Mar, como ocurre con la iniciativa que está realizando el Gobierno.
Deseo terminar mi intervención tomándome la libertad de hacer algunas sugerencias al Gobierno y, aunque el Honorable señor Ballesteros crea que siempre estoy en pie de guerra respecto de todo lo referente a la Democracia Cristiana, quiero decirle que en este aspecto, como en todo lo que trato, cuando está de por medio el interés nacional, mi única preocupación consiste en que se adopten las soluciones más convenientes para el país, y que, si esas soluciones son buenas y la Democracia Cristiana se lleva la gloria de haberlas logrado, yo seré el primero en aplaudir.
Las sugerencias que haré a continuación tienen por exclusivo objeto tratar de facilitar la mejor solución del problema y satisfacer las justas demandas de la ciudadanía que nosotros representamos aquí. La primera de ellas consiste en que el Gobierno abandone esa actitud -si a Su Señoría no le agrada, no usaré la palabra “caprichosa"- empecinada, que resulta inexplicable y, todavía, se presta a interpretaciones desfavorables al Ejecutivo. A mi juicio, debe haber un cambio fundamental en la actitud de las autoridades, con el objeto de encontrar una adecuada solución a este problema.
Al referirme al costo del proyecto debí mencionar aspectos muy curiosos de lo que está haciendo el Gobierno. En el proceso de las propuestas hemos visto extrañas variaciones. Por ejemplo, en el sector de Barón, en un tramo de 1.500 metros, se adjudicaron propuestas por 22 millones de escudos, en tanto que en un tramo de igual extensión -entre Caleta y Recreo-, pero que presenta muchas más dificultades para la construcción, la propuesta llegó a 16 millones de escudos. No me explico una diferencia de esta magnitud. No comprendo cómo resulta más caro construir un tramo notoriamente más simple y más fácil.
El señor BALLESTEROS.-
Si el señor Senador fuera técnico, a lo mejor lo comprendería.
El señor IBAÑEZ.-
He hablado con técnicos muy preparados que no se explican el por qué de esas diferencias tan considerables en las propuestas.
En seguida, me permito, no sugerir, sino pedir al Gobierno que se designe una comisión seria e imparcial para hacer un estudio completo y emitir un juicio fundamentado y comparativo sobre ambos proyectos, que señale las ventajas, desventajas y razones que los inspiran. Ello debe hacerse en forma muy clara y pública.
El Honorable señor Ballesteros ha dicho que tal estudio se hizo; pero se hizo entre gallos y medianoche, no por una comisión imparcial. Simplemente, se procedió a descalificar, sin mayores razone", un proyecto seriamente estudiado por la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica.
En tercer lugar, debo pedir que cese la presión sicológica que se ejerce sobre los habitantes de Valparaíso. Por lo demás, advierto a mis Honorables colegas democratacristianos que pierden su tiempo al pretender presionar en dicha forma a los porteños, porque éstos, cuando saben que tienen la razón, no se doblegan jamás. En este caso, es inútil que el Presidente de la República amenace con suspender las obras y destinar los recursos a otros trabajos. Esto, por lo demás, es falso, porque el dinero ha sido prestado por el BID para la terminación de la carretera que une a Mendoza y Valparaíso.
El señor IRURETA.-
, La afirmación de Su Señoría es efectiva sólo en parte, pues si bien es cierto que el Banco Inter- americano de Desarrollo concede el crédito para terminar dicha carretera, el aporte interno del Fisco se acerca casi a la mitad del costo total de la obra. En consecuencia, está comprometida parte importante del Presupuesto Nacional en el trabajo. Deseaba hacer únicamente esta observación, pues más adelante me referiré a esta materia.
El señor IBAÑEZ.-
En todo caso, se perdería el préstamo del BID y el Gobierno estaría ejerciendo indebida presión sobre los habitantes de Valparaíso, para obligarlos a deponer sus razonables puntos de vista. Por eso, considero fundamental cesar esta presión sicológica.
El señor BALLESTEROS.-
Quisiera que Su Señoría, que anunció que terminaría sus observaciones -las cuales he seguido con bastante atención-, se refiriera a otro punto a mi juicio muy importante, sobre todo en cuanto a la materia que acaba de mencionar: a la opinión de la ciudadanía porteña.
Desearía que mi Honorable colega dijera ante el Senado qué opinan el Centro para el Progreso de Valparaíso, el Instituto de Ingenieros y los principales sindicatos de la provincia. No quisiera que el señor Senador se atuviese tan sólo al juicio de algunos especialistas, expresado en los informes que ha conocido el Honorable Senado. Por eso dije a Su Señoría que, si hubiese tenido una apreciación técnica sobre la materia, no habría emitido un juicio tan temerario -tampoco soy especialista en el ramo, pero he estudiado ambos informes-, como cuando dijo que le parecía curioso que para dos tramos de igual longitud hubiese distintos valores. Una serie de razones de carácter topográfico y de ingeniería motivan esta diferencia de costos. Por eso -repito- no me habría atrevido a ser tan temerario.
Volviendo al punto inicial, deseo que mi Honorable colega señale la opinión que los proyectos merecen a dichas instituciones, que creo que Su Señoría, como yo y todos mis Honorables colegas, considerará respetables. Por ejemplo, el Centro para el Progreso de Valparaíso representa a toda la provincia. Su presidente emitió un juicio muy categórico, claro y terminante. Y su opinión tiene más solvencia técnica que la del Honorable señor Ibáñez, que fue decano de una Facultad, y que la mía, como abogado, pues proviene de un ingeniero. En consecuencia, rogaría al señor Senador, si no es molestia -porque yo he seguido con mucha atención sus pa- labras y he escuchado los paternales consejos que Su Señoría da al Gobierno-, referirse a esta materia.
El señor IBAÑEZ.-
Con mucho gusto.
El Centro para el Progreso de Valparaíso es una institución muy respetable, en especial su presidente.
El señor HAMILTON.-
También lo son los ingenieros de Obras Públicas y las opiniones de las juntas de vecinos.
El señor IBAÑEZ.-
Estos son organismos al servicio de la Democracia Cristiana, manejados por funcionarios a sueldo.
El señor HAMILTON.-
Su Señoría no las conoce.
El señor IBAÑEZ.-
Las conozco demasiado bien. Inclusive, entre mis papeles tengo una protesta de la organización espontánea de las juntas de vecinos, que ya no acepta las intromisiones politiqueras que se realizan por su intermedio.
El señor IRURETA.-
¿Qué dicen los sindicatos?
El señor BALLESTEROS.-
¿Por qué no se refiere a la pregunta que he formulado?
El señor IBAÑEZ.-
Porque Sus Señorías no me dejan contestar.
Respeto extraordinariamente la opinión de don Francisco Pastene, presidente del Centro para el Progreso. El, como ingeniero, ha emitido un juicio sobre un proyecto de ingeniería. Dicho organismo se sintió muy complacido porque se abordaría la solución de un problema de Valparaíso. Por eso, frente al único proyecto que se presentó -el de Obras Públicas-, prestó su apoyo entusiasta. Lo hizo, en primer lugar, para que se llevara a cabo el trabajo y/ en seguida, porque desde el punto de vista de ingeniería no le merecía reparos.
Pero el planteamiento nuestro y de la Escuela de Arquitectura es inmensamente más amplio y más importante para la ciudad.
He dado a conocer -no sé si Su Señoría estaba en la Sala- los acuerdos a que llegó en San Francisco de California una comisión designada por el Gobierno estatal, no el comunal.
El señor BALLESTEROS.-
He viajado por todo el itinerario del discurso de Su Señoría, de modo que escuché esa parte.
El señor IBAÑEZ.-
Bien.
En consecuencia, este problema debe ser enfocado desde distintos ángulos; no sólo desde el punto de vista de la ingeniería.
Respeto como el que más la opinión de los ingenieros porteños y del Centro para el Progreso, que -repito- se sintió muy complacido con esta fórmula y, para usar un término muy descriptivo, se "matriculó" con ella por no existir otra, máxime si tenía especial interés en que se llevara a cabo un mejoramiento en las vías de comunicación entre el primer puerto y Viña del Mar.
El señor BALLESTEROS.-
No quisiera calificar el argumento de Su Señoría como simplista, pues el señor Senador no merece eso, pero me parece que en este caso no se puede dar una explicación de esa naturaleza.
Desde luego, el Centro para el Progreso de Valparaíso no tiene en su seno sólo ingenieros. He destacado el hecho de que lo preside uno de estos profesionales, lo que le da solvencia técnica.
En seguida, me pregunto cómo Su Señoría pretende afirmar que no se conocía la otra solución, cuando ella está en debate en la zona desde hace mucho tiempo.
Además, si ese organismo se "matriculó" y no se ha "desmatriculado" todavía, significa que sigue sosteniendo la tesis que el Gobierno ha hecho suya.
En consecuencia, no creo que pueda argumentarse en esa forma. Podrá decirse -y lo considero razonable-: "difiero de ese criterio, no comparto esa opinión"; pero no podrá afirmarse que el Centro para el Progreso se "matriculó" a medias porque no había otro proyecto o sólo por razones de ingeniería.
Por de pronto, parece deducirse de este debate que respecto del problema técnico tiene la razón el Gobierno. Por lo menos, vamos circunscribiendo el debate: en ingeniería, de acuerdo con las expresiones de Su Señoría, el Gobierno está en lo cierto, como también lo está en otros aspectos -en los cuales parece estar equivocada la tesis del señor Senador-, que trataremos de dilucidar más adelante.
El señor IBAÑEZ.-
Afirmo que en ingeniería no es objetable el proyecto de la Vía Elevada; pero sí lo es como concepción para resolver el problema total.
El señor BALLESTEROS.-
¿Y en los otros aspectos?
El señor IBAÑEZ.-
Estos otros aspectos son fundamentales, porque, obviamente, cualquier obra que se construya debe estar bien concebida desde el punto de vista de ingeniería. No se puede hacer un camino que se destruya o un puente que sufra un "colapso".
Desde este punto de vista, no me cabe duda de que está bien concebido el proyecto del Gobierno. Pero no es éste el criterio que debe decidir una empresa de esta naturaleza, en que está en juego el futuro de las dos ciudades principales de la provincia.
El señor BALLESTEROS.-
Pero si el problema de ingeniería no se refiere sólo a resistencia de materiales, a que se caiga o no se caiga el puente. Si estuviese presente un técnico en la materia, se podría haber molestado mucho más que yo por la interpretación de Su Señoría. al respecto, en el sentido de que se destruya o no se destruya un puente, de que suceda esto o lo otro. Me parece que ello es simplificar las cosas a un extremo que no. corresponde al Senado.
El señor IBAÑEZ.-
Su Señoría está tratando de llevar el tema a extremos que nada tienen que ver con lo que digo. Yo pregunto únicamente en qué parte del proyecto del Gobierno, de las observaciones emitidas y de los juicios formulados por el Centro para el Progreso, se han hecho cargo del planteamiento general formulado por la Universidad Católica de: Valparaíso.
El señor BALLESTEROS.-
¿Su Señoría quiere que le conteste?
Entiendo que entre los documentos que se nos repartieron sobre la materia a todos los Senadores, se consigna el juicio de dicho Centro, expresado en un voto que no sólo se refiere a un problema de resistencia, sino a la solución total. En él se considera que, en cuanto a la solución de las dificultades de tránsito, el proyecto del Gobierno -la Vía Elevada- es el más adecuado.
El señor IBAÑEZ.-
En cuanto al tránsito.
El señor BALLESTEROS.-
Perdóneme, señor Senador, déjeme terminar.
El problema del tránsito y la solución propuesta para las intercomunicaciones entre Valparaíso y Viña del Mar considera diversos otros aspectos. Por eso he dicho a Su Señoría que a lo mejor puede tener razón al afirmar que no se atiende suficientemente el factor turístico. Hasta podría coincidir con el señor Senador en muchos aspectos. ¿Por qué? Porque desde ese punto de vista tal vez es mejor solución la Avenida del Mar. Pero, lamentablemente, según los informes técnicos que poseemos, injertar en este proyecto una obra de carácter turístico significaría alzar sus costos en términos desproporcionados a los recursos de que se dispone.
Es cuanto puedo responder a Su Señoría.
El señor IBAÑEZ.-
Creo que nos estamos poniendo de acuerdo. Desde luego, concluimos que las comisiones que han estudiado el asunto y emitido una opinión favorable al criterio del Gobierno se han preocupado sólo del problema del tránsito.
El señor BALLESTEROS.-
No he dicho eso. Este es un debate serio. Mantengámoslo en este nivel.
He señalado que el Centro para el Progreso de Valparaíso ha emitido pronunciamiento respecto del problema en su conjunto, porque Su Señoría ha manifestado que él sólo se refería a la parte de ingeniería. El problema en su conjunto -Su Señoría lo reconoció- no sólo toca dicho aspecto. Esa fue nuestra afirmación. No he expresado que se consideró sólo lo relacionado con el tránsito. En consecuencia, Su Señoría no puede tomar mis palabras en tal sentido.
El señor IBAÑEZ.-
Lo dijo hace un momento.
El señor BALLESTEROS.-
Bueno, si no nos entendemos, no pediré más interrupciones. Pretendo aclarar el debate, no molestar a Su Señoría.
El señor IBAÑEZ.-
Celebro esta aclaración, porque cuando hablábamos de ingeniería lo que quise decir, en el fondo, es que se había mirado esto sólo desde el punto de vista del tránsito.
El señor BALLESTEROS.-
No lo dijo. Lo quiso decir.
El señor IBAÑEZ.-
Examinado el asunto desde este ángulo, tengo serios reparos que formular al proyecto, por las razones ya señaladas: porque deja dos golletes o cuellos de botella en sendos puntos en que se estrangula el tránsito. De manera que la Vía Elevada es una mala solución en este sentido. Pero, además, hay otros aspectos fundamentales y que, a largo plazo, tal vez sean más importantes que la solución inmediata de ese problema.
El señor BALLESTEROS.-
En lo relacionado con el tránsito -ya que lo tocó Su Señoría-, hay otros organismos que, si bien no son del todo técnicos -aparte los organismos del Estado-, como la Asociación de Automovilistas, la locomoción colectiva y los gremios de transporte, se han pronunciado ampliamente a favor de la solución gubernativa.
El señor IBAÑEZ.-
Se han pronunciado en contra.
El señor BALLESTEROS.-
No, señor Senador: a favor.
El señor IBAÑEZ.-
Leí la declaración firmada por el señor Juan Brunett hace pocos días.
El señor BALLESTEROS.-
La Asociación Nacional de Automovilistas se pronunció a favor. De inmediato, solicitaré que me envíen los documentos que existen sobre el particular.
El señor IBAÑEZ.-
No, señor Senador.
El señor FUENTEALBA.-
Parece que leyeron diarios distintos.
El señor BALLESTEROS.-
Esa declaración fue publicada en "El Mercurio".
El señor IBAÑEZ.-
Allí fue donde leí la adhesión de los automovilistas de Valparaíso.
Concluyo mis observaciones señalando, que si terminan estas presiones sicológicas; si se designa una comisión imparcial -ruego al señor Senador que me atienda, pues ha calificado de "paternalista" mi proposición-, integrada por personas verdaderamente calificadas paraque estudien estos proyectos y emitan un juicio fundado y hagan un análisis comparativo de los dos planteamientos; si se procede así, estoy cierto de que el Gobierno comprobará las inmensas ventajas del proyecto de la Universidad Católica. Asimismo, estoy seguro de que si ordena su ejecución, cumplirá con sus deberes de gobernante que rectamente deben ser ejercidos.
Pido a los colegas de todas las bancas -en especial, a los democratacristianos- que acompañen al Partido Nacional en el acuerdo de solicitar al Gobierno la inmediata constitución de esa comisión imparcial que, al emitir un juicio, ponga término a esta polémica, que no ha podido terminar, precisamente, porque el Gobierno ha aceptado las opiniones de sus propios técnicos que, naturalmente, defienden la solución gubernativa.
Puedo decir al Honorable señor Ballesteros que, pese a todos los testimonios que quiera traernos, la ciudadanía de Valparaíso repudia el proyecto del Gobierno y respalda ampliamente el estudio hecho por la Universidad Católica de Valparaíso.
El señor BALLESTEROS.-
Probaré lo contrario a Su Señoría sobre la base de antecedentes más válidos.
El señor CORVALAN.-
Pido la palabra, señor Presidente.
El señor CONTRERAS (Presidente accidental) .-
Tiene la palabra el Honorable señor Altamirano.
El señor ALTAMIRANO.-
Seré muy breve.
No somos especialistas en materia de urbanismo ni conocemos debidamente los detalles del problema. Por eso, nuestras palabras tienden más bien a buscar una fórmula para enfrentar las posiciones del Ministerio de Obras Públicas y la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica de Valparaíso, con el objeto de resolver, con justicia, este asunto.
Nos hace fuerza lo expresado por el Honorable señor Ballesteros en cuanto a que el Centro para el Progreso, la Federación de
Transporte y los distintos sindicatos de Valparaíso estarían por el proyecto del Ministerio de Obras Públicas. Lamentamos que en esta ocasión el propio señor Senador y otros de sus colegas de la Democracia Cristiana no hayan tomado la defensa de dicho proyecto, a fin de evaluar como corresponde los antecedentes hechos valer por cada una de las posiciones.
Tenemos los antecedentes que nos hizo llegar la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica de Valparaíso. Ellos nos parecen bastante atendibles y lógicos. En el documento respectivo se hace mención a un estudio efectuado por la Oficina del Plan Intercomunal y se concluye lo siguiente:
"a) El tráfico hacia Valparaíso no se puede concentrar exclusivamente en la ribera, pues es urbanísticamente inconveniente y estratégicamente vulnerable.
"b) El tráfico hacia Valparaíso debe descongestionarse en base a un conjunto de caminos horizontales que vayan por los cerros, caminos de cintura, a diferentes alturas, y que lleven el tráfico pesado del camino a Mendoza y del camino a Quintero por arriba hasta el sector de Barón.
"c) El destino de la ribera entre Barón y Caleta Abarca ha de ser el de desahogar simultáneamente, dentro de su capacidad física, la necesidad de tráfico, esparcimiento y turismo de la ciudad."
Planteado así el problema, nos parece más justa la solución dada por la Escuela de Arquitectura. Reitero que esta opinión la damos sin conocer otros antecedentes. Por eso, el pronunciamiento del Partido Socialista no es definitivo.
Según los antecedentes proporcionados, el Ministerio de Obras Públicas habría dado una solución exclusivamente para el problema relacionado con el transporte. Como aquí se dice, "el proyecto es un puente continuo de Caleta Abarca a Barón que corre por fuera de la línea del tren, pasando por sobre las reservas de playas y roquerío", lo que presenta, según este estudio, los inconvenientes señalados en los párrafos que citaré textualmente:
"El proyecto es conceptualmente distinto de todos los anteriores, pues no permite ningún aprovechamiento futuro de la ribera con otra actividad que no sea transporte. Consagra el principio de que la ribera estará destinada exclusivamente" -deseo subrayar y acentuar esta palabra, aun cuando no lo está en el documento a que estoy dando lectura- "al tránsito: la Avenida España, el Ferrocarril y el nuevo puente Autopista de alta velocidad."
Se agrega más adelante que, en estas condiciones, el plan concebido por el Ministerio de Obras Públicas ha sido abordado como un camino de unión entre Mendoza y Valparaíso. En consecuencia -ahora cito textualmente-, "el proyecto es un trazado caminero, en pleno corazón de la ciudad que desconoce y deteriora calores esenciales para Valparaíso y Viña del Mar, debiendo ser un elemento urbano complejo capaz de conservar, desarrollar y multiplicar los bienes naturales y ciudadanos del borde del mar."
En seguida, continúa:
"El proyecto de camino destruye total o parcialmente todos los balnearios existentes...". No sé si estos antecedentes son efectivos, porque, sin duda, de ser así, serían extraordinariamente graves.
El señor BALLESTEROS.-
¿Me permite una interrupción, señor Senador?
El señor ALTAMIRANO.-
Disculpe que no se la conceda. Terminaré en seguida, porque otros señores Senadores han pedido la palabra.
Sigue el documento: "... y todas las reservas balnearias del frente costero: (Caleta Abarca, Recreo, Portales, Placeres, Fuerte Andes, Club de Yates). Esta demolición sistemática cuesta 9.000.000 de dólares."
Por otra parte, se sostiene que "el proyecto de la Vía Elevada interrumpe definitivamente el acceso y el uso ciudadano del borde del mar". A pesar de ser muchas más las razones que se dan, estoy leyendo sólo las que me parecen más importantes y resumidas, porque no pretendo usar mucho tiempo.
Se concluye que "así es como este proyecto cierra toda posibilidad de incorporar numerosos terrenos para la ciudad: Matadero Portales, Maestranza de FF. CC., terrenos Soquina: 40 Hás. en total.. Una organización anticuada y un punto de vista unilateral producen una obra anticuada con problemas ya superados en otros países. La época actual no deja residuos, los utiliza."
También se dice que el proyecto habría sido concebido exclusivamente para prestar utilidad como camino, destruyendo los balnearios, impidiendo el acceso al mar de los ciudadanos y de los turistas que llegan a ese maravilloso puerto.
Por último, no aprovecha debidamente otras áreas como las que he mencionado.
El proyecto presentado por la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica de Valparaíso concibe en forma más amplia la solución del problema mediante tres vías.
Primero, la llamada por ellos "Vía de Esparcimiento", que estaría destinada al uso de automóviles exclusivamente y, como he dicho, al esparcimiento de los ciudadanos, con aprovechamiento de las playas.
Una segunda vía, de distinto nivel, destinada al uso de la locomoción colectiva y el tránsito a puntos intermedios; y una tercera, denominada "Vía Directa", que nada a la locomoción colectiva directa, que comunicaría con Viña del Mar y, fundamentalmente, con Mendoza, que es el objetivo final de dicho camino.
Esta solución de las tres vías, que no se ha concebido sólo como una forma rápida de transporte entre el puerto de Valparaíso, la ciudad de Viña del Mar y Mendoza, a juicio de los planificadores de la Universidad Católica, presentaría las siguientes ventajas:
"Resuelve el tránsito de vehículos -movilización colectiva, privada y carga- y peatones en forma fluida y racional, permitiendo en todo momento las conexiones e intercambios, y asegurando la abertura y acceso al mar y a los barrios habitacionales de los cerros.
"Recupera para el pleno uso popular las playas, roqueríos, caletas y bienes naturales del lugar.
"Integra todos los barrios populares que quedan sobre su trazado al principal eje de circulación de la ciudad así como los escasos y valiosos terrenos planos junto al mar.
"Transforma así el litoral entero en el lugar de paseo, esparcimiento y reunión de todos los habitantes de esas ciudades.
"Permite, sin costo para las respectivas empresas, la renovación de la red ferroviaria y el mejoramiento de las instalaciones de agua potable, alcantarillado, electricidad, teléfonos y cauces de aguas lluvias, y
"Ordenar y revalorizar el borde de la ciudad, es intervenir en la honda realidad de ella; el modo de intervenir puede provocar el desarrollo de la ciudad o su deterioro."
El proyecto, según los antecedentes, en total costaría 128 millones de escudos, cantidad que, según entiendo, es aproximada a la que habría estimado el Ministerio de Obras Públicas.
Para nosotros, todos estos argumentos parecen bastante valiosos. Como no hemos escuchado opiniones contrarias y hemos comprobado que existe un gran movimiento en la ciudad de Valparaíso en torno del problema, que ha apasionado a los habitantes de ese puerto, la posición de nuestro partido es que el Gobierno no se empecine en su actitud, como lo ha hecho el propio Presidente de la República, quien habría declarado, con mentalidad propia de un capataz de fundo, que, si no se acepta lo propuesto por el Ministerio de Obras Públicas, no se hace nada.
El señor IRURETA.-
No es ése el criterio con que lo ha dicho el Primer Mandatario.
El señor ALTAMIRANO.-
Me alegro de que no sea así. Si no es ése el criterio, como anotan algunos Senadores democratacristianos, lo ideal para nosotros es que se estudie objetivamente el problema.
Nuestro partido ha designado una comisión especial, pues se trata de un problema difícil, propio de especialistas. En todo caso, creemos que su solución interesa vitalmente a Valparaíso, al turismo y a la población de esa ciudad.
El señor CONTRERAS (Presidente accidental).-
Tiene la palabra el Honorable señor Corvalán.
El señor CORVALAN.-
El Senador que habla no se siente obligado a pronunciarse a favor o en contra de la Vía Elevada, ni a favor o en contra de la Avenida del Mar. Si se me dieran a elegir, no me pronunciaría por ninguno de los proyectos. Preferiría que los recursos destinados hasta ahora para esa obra se dedicaran a resolver problemas de mayor urgencia y que responden a las necesidades más vitales de la población, como son los relativos a la vivienda, alcantarillado, luz eléctrica, agua potable, lo cual interesa a cientos de miles de pobladores de los cerros de Valparaíso y Viña del Mar.
El señor IRURETA.-
Y del país.
El señor CORVALAN.-
Puede ser. Estoy hablando de los recursos que se destinan a esa obra.
¿Acaso es más urgente la construcción del tramo del camino internacional de Valparaíso a Mendoza -como quiere llamárselo- que la construcción de viviendas, por ejemplo, para los trabajadores que viven hacinados, enclavados en los faldeos de los cerros o que, sencillamente, carecen de un lugar donde vivir? Después de todo, el tránsito por la Avenida España no está más congestionado que el de la Alameda Bernardo O'Higgins, en Santiago, o, en determinadas horas, el de otras calles de la Capital.
Reconozco que la obra es necesaria. Nadie lo discute, y al fin y al cabo habrá que construirla. ¿Con qué criterio? Según tengo entendido, en el proyecto de la Vía Elevada predomina un criterio de vialidad, en tanto que en el de la Avenida del Mar prevalece un criterio urbanístico. El ideal sería, a nuestro juicio, conciliar ambos criterios, además de los problemas de costo y otros.
A mi juicio, en la situación creada tiene gran responsabilidad el Gobierno; más concretamente, el Ministerio de Obras- Públicas, su Departamento de Vialidad y de Planeamiento, por no haber recabado previamente todas las opiniones necesarias. Se afirma que se hicieron algunas consultas. Sí, pero burocráticas y rutinarias. No se promovió un verdadero movimiento de opinión, con debate público, como ha ocurrido con posterioridad, por iniciativa de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica de Valparaíso. Y a propósito, creemos de nuestro deber saludar a los estudiantes y profesores de la Escuela de Arquitectura de dicha universidad por esta preocupación, por el hecho de que salgan más allá de sus aulas para analizar los problemas de la sociedad. Sin duda, esto es el fruto de los nuevos vientos que corren en nuestras universidades; fruto del movimiento por la reforma universitaria que alcanza a todos los institutos de la educación superior. Si en general, tratándose de obras públicas, el Ministerio del ramo debe actuar con criterio más amplio, con mayor razón debería hacerlo en el caso de Valparaíso. Este es nuestro principal puerto, la más hermosa ciudad del país, y todos los habitantes se sienten con derecho -y creo que lo tienen- a opinar sobre asuntos tan serios, sobre obras de tanta magnitud como las que se proyectan.
Por su parte, creo que ha habido lenidad -podemos asumir nuestra cuota de responsabilidad en la medida en que tenemos un regidor en la Municipalidad de Valparaíso- de parte de los municipios mismos, que no promovieron ni organizaron cabildos u otro tipo de reuniones para requerir todas las opiniones de los interesados y de los afectados. Así es como ahora nos encontramos ante un verdadero conflicto.
Los Senadores de estas bancas creemos que no se puede imponer por un golpe de autoridad la Vía Elevada ni tampoco que ella puede subestimarse así como así. Esa no es nuestra posición. Hablando francamente, la opinión pública está dividida, y también lo están las opiniones de los técnicos. He debido consultar a muchos amigos ingenieros y arquitectos y, por encima de colores políticos, hay criterios distintos y encontrados sobre la materia. En estas circunstancias, nos pronunciamos por que el Ministerio de Obras Públicas deje de lado su obcecación y establezca un diálogo con los impugnadores del proyecto y todas las organizaciones y sectores populares interesados en una u otra de las soluciones propuestas. Pensamos, además, que esta consulta debe hacerse desde el Ministerio de Obras Públicas. No nos gusta una comisión al margen de esa Secretaría de Estado. Somos partido de Oposición, pero, en nuestro concepto, se sentaría un precedente que podría ser más tarde funesto si se sustrajera del estudio de la solución de problemas relativos a obras públicas a los servicios dependientes del Estado. No quiero decir con esto que esté por encima del bien y del mal. A mi juicio, en alguna medida también se hacen presentes en este asunto los intereses privados, pero seguramente intervendrían más si el estudio o la construcción de obras de esta naturaleza se sustrajera del aparato estatal creado para tal efecto; aparato que puede tener defectos, vacíos, lagunas y que puede necesitar todavía más atención de parte del propio Gobierno.
De una consulta efectuada en esa forma, que debe hacerse desde ya y terminar dentro de un plazo breve, de dos meses a lo sumo, debería salir -ésta es nuestra opinión- un acuerdo definitivo que corrija las desventajas del proyecto que se tomó como base. Por cierto, si en definitiva se tomara como base la Vía Elevada -no me estoy pronunciando sobre la conveniencia de hacerlo así o no-, deberían considerarse también las obras complementarias de que se habla. Tal vez podrían introducirse correcciones para no destruir determinadas playas o disponer de inmediato la construcción de otras nuevas, lo que no se considera ahora, salvo respecto de las caletas viejas.
También queremos pronunciarnos en contra de la paralización de los tramos siguientes a la etapa inicial de la obra, tanto más cuanto que una parte de los trabajos, la que se ejecutaría en los próximos meses, servirá para cualquiera de las dos soluciones propuestas.
El Presidente de la República, disgustado, malhumorado por la oposición al proyecto del Gobierno, anunció la suspensión de los trabajos. No me parece una actitud correcta. Tiene no poco de prepotente. Además, Honorable señor Irureta, por intermedio del Intendente amenazó con destinar los fondos a otra parte.
El señor IRURETA.-
¿me permite, señor Senador?
A mi juicio, el motivo de la actitud del Primer Mandatario hay que buscarlo en otra parte: más bien en el problema de las prioridades, al cual se refirió el Honorable señor Corvalán -me alegro de que lo haya hecho- al comienzo de sus palabras. Creo que tal problema fue el que inspiró las palabras del Presidente de la República y no una molestia o el propósito de crear una tensión sicológica sobre la población de Valparaíso, como decía el Honorable señor Ibáñez.
Quería aclarar este punto, señor Senador.
.El señor IBAÑEZ.- ¿Me permite una interrupción, Honorable colega?
Si Su Excelencia el Presidente de la República tenía otro concepto sobre las prioridades en materia de obras públicas, ¿por qué ordenó la construcción de la Vía Elevada?
El señor IRURETA.-
Ese es un punto que se está aclarando. Yo mismo no lo tengo todavía claro.
El señor IBAÑEZ.-
Ya se había llamado a propuestas; de modo que el Gobierno y, en especial, el Presidente de la República, tenían muy claras sus ideas al respecto.
Concuerdo con el Honorable señor Corvalán en que simplemente se ha tratado de hacer presión.
El señor IRURETA.-
Por lo demás, en los últimos tiempos se han producido hechos nuevos que justificarían alterar cualquier punto de vista que se tuviera antes.
El señor IBAÑEZ.-
Eso no lo creerá nadie.
El señor IRURETA.-
Su Señoría será el primero en convencerse de que cuanto estoy diciendo es razonable.
El señor CORVALAN.-
En todo caso, el Presidente de la República habría cambiado su criterio al respecto, pues el Gobierno ya había dispuesto la realización de la obra.
El señor BALLESTEROS.-
El Honorable señor Ibáñez y Su Señoría, con todo derecho también, piensan que en la actitud del Primer Mandatario podría haber otros motivos. Para no seguir argumentando sobre la base de vaguedades, suposiciones o rumores, debemos esperar a que Su Excelencia nos dé a conocer, en una fecha próxima, su posición sobre el particular.
El señor CORVALAN. -
Encuentro muy seria la declaración del señor Senador y la respeto. Pero existen declaraciones de personeros oficiales del Partido Demócrata Cristiano y del Gobierno. Por ejemplo, "El Mercurio" del 16 de julio de este año -en ese momento yo no estaba en el país, pero tengo a la mano el recorte respectivo- publicó una declaración del Alcalde de Valparaíso, militante democratacristiano, según la cual el Presidente de la República "no desea imponer a la ciudadanía una obra que cuenta con tanta oposición". El mismo artículo agrega que "por ello el Primer Mandatario había impartido instrucciones al Ministerio de Obras Públicas y Transportes para hacer efectiva la suspensión de los trabajos, destinando posteriormente los fondos a otra provincia." Según dicha publicación, el Ministro de Obras Públicas y Transportes -escuchen los señores Senador es- "ilustró con un ejemplo la determinación: "Es como si a nuestro hijo le quisiéramos regalar alguna prenda de vestir y éste solicitara tal o cual variación y pese a aceptar sus sugerencias continuara exigiendo otras variaciones y decidiéramos entonces cambio de obsequio"."
El señor HAMILTON.-
¿Quién dijo eso?
El señor CORVALAN.-
El Ministro de Obras Públicas y Transportes.
El señor IRURETA.-
¡Tendríamos que dejar a nuestros hijos desnudos para hacerles obsequios como éste...!
El señor IBAÑEZ.-
Este es el paternalismo democratacristiano.
El señor BALLESTEROS.-
Es muy imaginativa la interpretación.
El señor CORVALAN.-
Su Señoría incurre en lo mismo.
Se trata de un obsequio para Valparaíso. Creo que este hecho no merece comentarios.
El señor BALLESTEROS.-
Hay que tener un poco de sentido del humor para darse cuenta de que es una licencia imaginativa.
El señor IBAÑEZ.-
Son cosas demasiado serias, Senador.
El señor BALLESTEROS.-
...y no argumentar sobre la base de una frase del señor Ministro de Obras Públicas y Transportes.
La señora CARRERA.-
Hablan mucho los señores Ministros; cuando están en Chile. . .
El señor CORVALAN.-
Estamos por que no se paralicen las obras. . .
La señora CARRERA.-
...debería prohibírseles que hablaran.
El señor CORVALAN.-
...y por que en un plazo breve se llegue a una solución permanente que consigne abiertamente las observaciones que se formulan a uno y otro proyecto.
El señor IRURETA.-
Deseo repetir que me alegro de haber oído al Honorable señor Corvalán lo que dijo al comienzo de sus observaciones.
Sin ser partidario ni estar en contra de esta obra, por todo cuanto hemos oído creo que, en verdad, ella es necesaria. No me parece que nadie esté planificando para ningún sector del país un trabajo inútil y tan costoso.
A mi juicio, las provincias del centro del país, como Santiago y Valparaíso, donde existen la mayor densidad de población, el mayor desarrollo industrial y el mayor movimiento económico, tienen derecho a cierta prioridad en la distribución de los gastos de Obras Públicas. Pero así y todo, la realidad está diciendo muy claramente, para quien quiera oírlo, que en la programación y distribución de los fondos destinados a obras públicas, en la regionalización de nuestro desarrollo, se está procediendo, por desgracia, con una desproporción evidentemente injusta y, además, muy perjudicial para los intereses del país.
Aquí todos somos parlamentarios, ya sea de Gobierno o de Oposición. Sería lamentable pretender sacar provecho político a las palabras de uno u otro de los Senadores que han participado en el debate. En verdad, los funcionarios del Ministerio de Obras Públicas y Transportes han procedido durante esta Administración, respecto de ciertas regiones del país, con el mismo mal criterio con que se ha actuado en todos los Gobiernos. Este año figura en el presupuesto destinado a obras públicas la suma de mil millones de escudos. He procurado informarme en el Ministerio del ramo, en la Cámara Chilena de la Construcción y en otros sectores que tienen antecedentes sobre la materia, y me he formado la impresión de que, en desproporción peligrosa para la buena administración y el desarrollo armónico del país, la mayor parte de ese presupuesto está comprometida -y se gastará en ello si no se rectifica ese mal criterio con que se han programado las obras- en trabajos como el túnel de Lo Prado, el camino a Los Andes, y ahora la Vía Elevada.
En cuanto a la presión sicológica, a que se refería el Honorable señor Ibáñez, hemos oído cifras que espantan. Algunos estiman en cien millones de escudos el costo de la Vía Elevada. El mismo Honorable colega Ibáñez nos hablaba de 230 millones de escudos. El Honorable señor Altamirano...
El señor IBAÑEZ.-
Perdone, señor Senador, pero los 230 millones de escudos corresponden al cálculo que hizo el Ministerio de Obras Públicas y Transportes respecto del proyecto de su contrincante,...
El señor IRURETA.-
Sólo estoy señalando las cifras.
El señor IBAÑEZ.-
...sobre la base de cubicaciones que no corresponden a la realidad.
El señor IRURETA.-
El Honorable señor Altamirano hablaba de 128 millones de escudos.
Es efectivo que estos trabajos se financiarán en parte con créditos externos, pero lo que no se dice es que la contratación de esos créditos externos involucra aportes internos, financiados generalmente con cargo al presupuesto del Ministerio de Obras Públicas y Transportes. En el caso de la Vía Elevada, entiendo que el aporte del BID constituirá más o menos 60% del valor total, y el 40% restante deberá aportarlo el Fisco, con cargo -repito- al presupuesto destinado a obras públicas. Lo anterior significa que si la obra cuesta 103 millones de escudos, cerca de 50 millones deberán ser proporcionados por el Ministerio de Obras Públicas y Transportes; si alcanza un valor de 230 millones, el aporte interno será de alrededor de 100 millones; si se trata de 128 millones, llegaremos de nuevo a una cifra superior a 50 millones.
Debemos tener presente que esas sumas se gastarán en un lapso de dos años, más o menos. En cierto modo, ellas afectan al presupuesto de Obras Públicas, de modo que el problema es grave en la medida en que perjudican el desarrollo y la realización de otras obras en distintas zonas del país. Además, ocurre otra cosa: el Ministerio del ramo realiza gran parte de sus labores con cargo a los recursos del cobre, que corresponden a determinadas provincias del país, como Tarapacá, Antofagasta y Coquimbo; el resto, la parte principal de su presupuesto, lo invierte en provincias centrales, como Santiago y Valparaíso, o en obras como la que en estos momentos nos ocupa. En consecuencia, es muy poco lo que queda para otras zonas del país en extremo vulnerables a cualquier infraestructura, precisamente por falta de equipamiento, debido a que se las ha postergado desde hace muchos años.
En estos días ha habido en el sur temporales de extrema gravedad. Por desgracia, cuando con criterio equivocado se planeó el Camino Longitudinal, el trazado de la ruta a lo largo de la provincia de Valdivia resultó excesivamente extenso, en circunstancias de que pudo haber sido reducido en 40 kilómetros. No soy técnico sobre la materia, pero he oído la opinión de expertos acerca de lo que se ahorraría por concepto de repuestos, abaratamiento de fletes y menor costo de transporte si se redujera en esos 40 kilómetros el Camino Longitudinal.
Quiero agregar, además, que en la provincia de Valdivia dicha vía fue mal construida, porque en su acceso norte, en el lugar denominado Cayumapu, el pavimento, en gran trecho, está prácticamente colgando. Es probable que en estos momentos el tránsito haya sido interrumpido, porque en las últimas 48 horas se reanudó el temporal renovando los perjuicios causados 15 días atrás. Y en la parte sur de esa ciudad, en un lugar llamado Cufeo, la situación es la misma, y aún peor.
El sábado pasado asistí en Puerto Montt a una reunión donde participaron todos los alcaldes del sur del país, inclusive el de Temuco y el de Puerto Aisén. Todos ellos viajarán a Santiago para entrevistarse con los parlamentarios, con el Ministro del ramo y el Presidente de la República, porque desean obtener respuestas a sus peticiones, una de las cuales es la terminación del Camino Longitudinal. Hacerlo significa acortar su longitud actual. Es necesario también dar salidas expeditas a Valdivia, fin de no exponerla a un aislamiento permanente, como ha ocurrido en la actualidad. Necesitan, además, una suma cercana a los 10 millones de escudos para reparar los daños causados. Los Servicios de Vialidad, por su carencia de medios y escasez de maquinaria, son extraordinariamente lentos para afrontar tales problemas.
Quiero señalar un hecho digno de aplauso. La Empresa de Ferrocarriles -que también sufrió los efectos de la emergencia- manifestó que llevaría de 10 a 12 días lograr de nuevo el paso de trenes hacia el sur: demoraron exactamente 4 días en las faenas, y ocuparon cerca de mil obreros. Muchas veces se pone en duda la responsabilidad de nuestros obreros. Creo conveniente subrayar el comportamiento del personal ferroviario y la acertada dirección de la Empresa, que sólo en cuatro días restableció el tránsito ferroviario hacia el sur. No ha ocurrido lo mismo con los Servicios de Vialidad, en los que -no pretendo culpar a nadie- es evidente la falta de medios económicos, maquinarias y otros elementos para afrontar con la misma eficacia emergencias de esta índole.
En resumen, ¿qué necesitamos en la zona sur? Diez millones de escudos para reparar daños ocasionados por los últimos temporales; 35 millones para concluir tramos del Camino Longitudinal; 8 millones de escudos para habilitar en la ciudad de Valdivia una salida segura hacia el pueblo de Los Lagos y hacia el Longitudinal; 2 millones para reconstruir, en la provincia de Llanquihue, un camino de penetración, intransitable e inservible en la actualidad. Todo lo anterior suma 55 millones de escudos. La mayor parte de ellos se gastaría en dos años y medio, con excepción de 10 millones destinados a reparar daños inmediatos y dos millones de escudos para Los pequeños caminos de la provincia de Valdivia.
Se están tramitando además -muy lentamente, por desgracia- créditos internacionales por 25 millones de escudos para pavimentar el camino internacional por Puyehue. También se gestionan en el Banco Internacional de Desarrollo préstamos por 16 millones de dólares para continuar el Camino Longitudinal hasta Aisén.
Sin levantar banderas en esta materia, me parece útil oír a los técnicos -inclusive, al Ministro de Obras Públicas y Transportes- para que nos digan en el Senado qué prioridad se acordará en torno de estos problemas; si estiman más urgente unir Aisén con el resto del país o unir a Viña del Mar con Los Andes por medio de una carretera de alta velocidad. Sin tratar de lesionar las posibilidades de desarrollo de ninguna región del país, creo que los problemas de las regiones alejadas deben ser también considerados al hablar de inversiones tan grandes como la qué representa la Vía Elevada de Valparaíso.
Por eso, frente a esta cantidad que provoca vértigo -230 millones de escudos para construir dicha vía-, deseo exponer que el sur del país necesita sólo 55 millones de escudos para poder caminar y desarrollar normalmente sus actividades, lo cual significa mayor contacto con el resto del país, soberanía más efectiva y mayor producción de leche, trigo, remolacha y azúcar para la economía nacional. Y esa cantidad, o la mayor parte de ella, se gastará más o menos en dos años y medio.
Este es el elemento de juicio que los señores Senadores no pueden dejar de tomar en cuenta al referirse a obras públicas como la Vía Elevada. No podemos ignorar que hoy, mientras celebramos esta sesión, el río Calle-Calle y el Rahue han vuelto a desbordarse.
Como dijo el Honorable señor Corvalán, hay problemas de vivienda, educación y salud, que debieran tener prioridad sobre la Vía Elevada. Y lo que manifestó respecto de Valparaíso -repito- debe hacerse extensivo al resto del país, en especial a las zonas alejadas de nuestro territorio, como lo son las provincias del sur que, en estos días, han sido azotadas por una catástrofe. Por desgracia, tengo la impresión de que muchos señores Senadores no tienen idea cabal de su magnitud, por no haber visitado la zona. Por lo tanto, rogaría a Sus Señorías tratar de informarse acerca de la situación real que afrontan Valdivia, Osorno, Llanquihue y Chiloé.
El señor BOSSAY.-
Intervendré en este debate abordando el problema desde un punto de vista mucho más amplio, sin atenerme exclusivamente a los informes proporcionados en el momento oportuno por la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica de Valparaíso y los que hemos recibido por medio de boletines de prensa y opiniones del Ministerio de Obras Públicas y Transportes.
En cuanto a las recientes observaciones del Honorable señor Irureta, sostengo que los parlamentarios de Valparaíso nunca nos hemos opuesto a prestar nuestro apoyo a la solución de problemas que afectan a las distintas zonas de Chile, ni nunca tampoco hemos estimado que nuestra región constituye el centro de nuestra patria. Al respecto, podríamos proporcionar una larga lista de ejemplos, como la creación de la Corporación de Magallanes, solución de los problemas de Chiloé y una serie de otros proyectos para los cuales hemos prestado nuestro voto, en mi caso, tanto en la Comisión de Hacienda como en la Sala.
Estamos prestos, en consecuencia, a colaborar, como siempre, a resolver los problemas planteados por el Honorable colega o por los señores Senadores que se han referido a la situación de las provincias de Coquimbo y Atacama, tanto en esta Sala como en la Comisión.
El señor BALLESTEROS.-
Hay mayoría de porteños en la Comisión de Hacienda.
El señor BOSSAY.-
Lo que deseo plantear es otra cosa.
En primer lugar, dejo los detalles para la sesión en que el Honorable colega señor Ballesteros dará a conocer los aspectos técnicos del problema. En esa oportunidad expondré también mi opinión al respecto. Pero en cuanto a las consideraciones generales planteadas, por varios señores Senadores, deseo expresar que, en mi opinión, estamos empequeñeciendo el problema al limitarlo exclusivamente a la controversia en torno de la Vía Elevada y la Avenida del Mar. En verdad, esto no es lo fundamental. El verdadero problema reside en la terminación de un camino internacional, cuya construcción no fue idea del actual Gobierno. No sé qué Administración la patrocinó, pero es una obra anhelada durante muchos decenios por distintos Comités para el Progreso de Valparaíso, porque contribuirá al desarrollo de la economía regional, que abarca todo el valle de Aconcagua, desde la cordillera al mar, y que, indirectamente, tiene importancia económica para todo el país. Si Chile logra disponer de una gran marina mercante, todos los habitantes de Chiloé, Aisén, Magallanes, Arica, Coquimbo y de cualquier parte del país serán favorecidos. Si aumentan los ingresos deorden portuario y aduanero; si crecen las posibilidades; si la vecina República desea que Valparaíso se transforme en su puerto de salida hacia el Pacífico y los mercados de Oriente; si por ese puerto embarca alimentos, trigo, oleaginosas o cualquier otro producto, aumentarán los ingresos de orden portuario y aduaneros y habrá mayores fuentes de trabajo en la zona, todo lo cual beneficiará, directa o indirectamente, a todo el país.
No pretendo defender al Gobierno. Nunca lo he hecho ni espero hacerlo, de aquí al 4 de septiembre del año próximo. De todas maneras, no creo que el propósito del Gobierno haya sido resolver el problema ateniéndose sólo al aspecto estrictamente de tráfico o al urbanístico. En lo personal, me agrada más una solución que considero más completa, es decir, aquella que comprende ambos aspectos, como lo es la Avenida del Mar. Ahora, si el Gobierno ha manifestado que terminará el tramo que falta, es porque ya se ha incurrido en enormes gastos en el tramo cordillerano. El Honorable señor Hamilton, que durante un tiempo se desempeñó como Ministro, recordará claramente que se han construido diversos sectores en La Calera, Quillota, en la parte alta de Viña del Mar, todos los cuales representan pequeños tramos de una obra gigantesca, que posiblemente nosotros no veremos terminada, sino nuestros hijos o nietos, pero que sin duda beneficiará a Chile en la integración económica latinoamericana y permitirá que una enorme zona económica envíe sus productos al exterior por el puerto de Valparaíso, aprovechando sus barcos, sus lanchas, sus grúas, sus palas mecánicas, su ferrocarril interno y todos los medios de que dispone.
Las naciones no suelen tener 20 Hamburgos, si así pudiéramos decir. Creo que Alemania cuenta sólo con dos puertos importantes. Otros países, como Holanda, tienen sólo un puerto importante. Naciones enormes, como Rusia o Estados Unidos, disponen de un gran puerto para el Pacífico y otro similar hacia el Atlántico. Contar con un puerto con bahía, molos, medios de carga y descarga, de almacenamiento mecánico es de absoluta necesidad para el desarrollo económico del país. Por eso, los objetivos de este camino internacional no son exclusivamente turísticos o de tránsito.
El señor IRURETA.-
Como el señor Senador tiene a mano los antecedentes, desearía saber qué tonelaje anual pasaría desde la República Argentina hacia el puerto de Valparaíso o al de San Antonio en los cinco primeros años de funcionamiento del referido camino. ¿Es factible establecer la actual capacidad de tránsito sin considerar la Vía Elevada y considerando sólo los caminos existentes? Este hecho nos permitirá dar luz en cuanto a la prioridad de que hablábamos denantes.
El señor BOSSAY.-
Por desgracia, no tengo a la mano el antecedente respectivo. Sin embargo, en otra oportunidad, de manera pública o privada, podré proporcionar ese dato a Su Señoría, pues se tuvo en cuenta durante el debate general promovido en torno de la ejecución de la obra total.
En los últimos meses hemos discutido acerca de la Avenida del Mar y de la Vía Elevada. Cuando se trató lo relativo al préstamo del BID, hubo un debate a nivel regional. Los antecedentes que solicita ahora el señor Senador influyeron en la decisión adoptada al respecto. Creo que ese organismo internacional no habría prestado dinero para realizar los trabajos pertinentes ni los Gobiernos que han luchado por llevar a cabo esa obra se hubieran abocado a resolver el problema, si sólo hubiera existido el propósito de traer por la cordillera a determinada cantidad de turistas mendocinos. ¡Nunca ha sido ésa la intención!
En cuanto al término de este gran camino, hay diversas opiniones, nacidas tal vez de un sentido muy regionalista. Algunos desean que no se destruyan las posibilidades turísticas de la provincia de Valparaíso. En esta Sala hemos visto a los representantes de Llanquihue defender la creación de un casino y hoteles en Puerto Varas, dando como razones la belleza de lagos y bosques, de lo cual todos los chilenos nos encontramos orgullosos. En el fondo, anhelan el progreso de su zona sobre la base de la industria turística, que proporciona moneda dura y permite aprovechar diversos elementos. Nosotros pensamos de la misma manera. La ciudad de Viña del Mar y la zona comprendida entre Zapallar y San Antonio se han mantenido gracias a los esfuerzos desplegados en este orden de cosas. Según datos que proporcioné en su oportunidad respecto de la construcción hotelera, el ingreso de moneda dura para el país se ha incrementado en forma considerable. Méjico y España, por su ubicación geográfica, están en mejor situación que nosotros y han tenido gran éxito con la actividad turística: superaron la cifra de mil millones de dólares por ese concepto.
Deseamos que este final de camino, por razones económicas, no destruya las posibilidades turísticas de la región. Por eso nos inquietamos. No se trata, como parece desprenderse de la pasión empleada en el debate, de un problema entre opositores y gobiernistas. Entiendo que los representantes de la Universidad Católica son en su mayoría democratacristianos. Por lo menos, el señor Allard, rector de ese plantel, es destacado dirigente del partido de Gobierno. Ese personero, junto a profesores y alumnos, está defendiendo sus puntos de vista.
Insisto: no es cuestión de defender al señor Freí ni de pelear con el Ejecutivo. Los representantes de Valparaíso estamos al margen de posiciones políticas y luchamos por una solución que, equivocada o no, consideramos más conveniente para nuestra zona.
Desde el punto de vista táctico, lo ideal es hacer realidad el viejo sueño nuestro de construir varios caminos paralelos, porque, de existir una sola vía, bastaría la destrucción de un puente para impedir los movimientos de las
Fuerzas Armadas, el transporte de alimentos, etcétera. Quienes viajamos constantemente entre Valparaíso y Viña del Mar por los cerros, sabemos que, en las actuales condiciones, esa vía constituye un verdadero laberinto, del cual es casi imposible salir cuando se produce una congestión del tránsito.
El señor IRURETA.-
¿Me permite, se- ñor Senador?
A mi juicio, lo importante es distribuir los recursos consignados anualmente en el presupuesto de Obras Públicas de tal modo que no se perjudique a las diversas zonas del país, en el ánimo de beneficiar a las provincias de la región central.
Son muy razonables las observaciones del señor Senador. Sin embargo, cuando nos habla de las dificultades existentes para transitar entre Valparaíso y Viña del Mar a través de los cerros, puedo decirle que en Valdivia no se puede viajar, porque las vías de acceso están interrumpidas.
Repito: cuando hablamos de prioridades, debemos considerar primero en qué proporción y dónde se invertirán los recursos destinados a obras públicas.
El señor BOSSAY.-
La zona sur está afectada por los temporales habidos en los últimos días. Cuando Valparaíso es sacudido por terremotos, también se interrumpen las vías de comunicación y se desploman las casas. Estamos plenamente de acuerdo en ayudar a la región sur. Sin embargo, no nos hallamos abocados a la solución de un problema ocasional, sino de carácter permanente.
Por eso he insistido, quizás en forma exagerada, en que se trata del final de un camino que une la República Argentina con un puerto chileno que posibilita la salida de mercaderías hacia otras naciones. Con ello se resuelve un problema de tránsito y no se destruyen las posibilidades turísticas de la zona.
El señor IBAÑEZ.-
¿Me permite una interrupción, señor Senador?
El Honorable señor Irureta se refirió a las angustias de algunas regiones del país afectadas por los recientes temporales, situación que, a su juicio, aconseja destinar los referidos recursos a resolver tales problemas, postergando el que afecta a Valparaíso y Viña del Mar.
La cifra de 230 millones de escudos señalada por el señor Senador carece de base real y obedece sólo a la fantasía del Ministerio de Obras Públicas.
Por otra parte, al patrocinar nosotros la Avenida del Mar e insistir en esa solución, nos asiste un motivo de orden económico.
El señor IRURETA.-
¿Cuánto cuesta la Avenida del Mar, según Su Señoría?
El señor HAMILTON.-
Cualquiera de los dos proyectos.
El señor IBAÑEZ.-
Por desgracia, acabo de enviar mis antecedentes a la Redacción de Sesiones. Me parece que el costo se aproxima a 130 millones de escudos.
El señor BALLESTEROS. -
Ciento veintiocho millones, señor Senador.
El señor IRURETA.-
Es la cantidad que señaló el Honorable señor Altamirano.
El señor IBAÑEZ.-
Así es, señores Senadores.
Como expliqué denantes, la ventaja de ese proyecto -personalmente, lo estimo así- es que permite construir la vía por etapas. La primera de ellas haría factible disponer de cuatro vías de tránsito rápido y no destruir las posibilidades turísticas de la zona. Consiste en un camino de tres metros de ancho por cuatro kilómetros y medio de largo, cuyo costo alcanza a 40 millones de escudos. O sea, la primera etapa, que soluciona en forma holgada el problema por unos diez años, es muchísimo más barata que el proyecto del Gobierno.
El señor IRURETA.-
Es cinco millones de escudos más cara que el Camino Longitudinal.
El señor IBAÑEZ.-
Si aplicamos ese criterio para la inversión de los recursos fiscales, deberíamos revisar todo el Presupuesto nacional.
Reconozco que existe urgencia en resolver los problemas que afectan a la zona sur. Sin embargo, no encuentro razón para dar otro destino a recursos encaminados a concretar una obra indispensable.
Sobre el particular, discrepo de la opinión expresada por el Honorable señor Corvalán. Concuerdo con Su Señoría en que es muy necesario realizar obras de beneficio social, pero, a mi juicio, la primera de ellas debe ser evitar la paralización de dos ciudades donde trabajan miles de personas. Esto es lo que sucedería si no se construyera una buena carretera que una a Valparaíso y Viña del Mar.
En cuanto 'a las observaciones formuladas por el Honorable señor Irureta, si existe tanta urgencia en disponer de recursos para realizar obras que, según Su Señoría, son impostergables, ¿por qué no se recurre a otras fuentes de financiamiento?
El señor IRURETA.-
¿A la reforma agraria?
El señor IBAÑEZ.-
Desde luego, a esa reforma, donde se bota la plata a manos llenas.
Existe otra importante fuente de recursos cuyo monto no hemos podido establecer, pues se mantiene en estricto secreto: los fondos destinados a las instituciones estatales para realizar propaganda. Se pidió este antecedente al discutirse la creación de la Comisión Nacional del Ahorro, organismo financiado con un impuesto sobre los presupuestos de publicidad de las entidades fiscales. Aun cuando no asistí a la Comisión de Hacienda, hice la pregunta pertinente, y se me informó que el dato no se había recibido.
El señor IRURETA.-
Deseo hacer una proposición al Honorable señor Ibáñez.
El señor CONTRERAS (Presidente accidental).-
Es preciso ordenar el debate, a fin de que el Honorable señor Bossay pueda finalizar su intervención. El Honorable señor Ballesteros está inscrito para usar de la palabra después de Su Señoría, y sólo restan 20 minutos para el término de la sesión.
El señor BOSSAY.-
Como decía, el referido camino impulsará diversas actividades; posibilitará la existencia de almacenes en zonas cercanas a Valparaíso -posiblemente, en Placilla o donde, desde el punto de vista técnico, sea más conveniente-; hará factible el aumento de embarques en ese puerto, creando más perspectivas de trabajo; con seguridad, podrán instalarse industrias derivadas donde sólo sea necesario llevar las materias primas respectivas, a fin de enviar al extranjero los productos elaborados. Durante mucho tiempo se ha planteado la posibilidad de establecer almacenes como puerto libre, no para vender mercaderías en Chile, sino para integrar diversos productos y mandarlos al exterior. En forma indirecta, ello significa aumentar el número de habitaciones e incrementar los ingresos fiscales, que podrán destinarse a cualquiera zona del país. Desde muchos ángulos, implica revitalizar una región donde vive más de 30% de los habitantes de Chile, quienes deben tener posibilidad de trabajo, para permitir la creación de fondos que incrementen los ingresos fiscales, que en último término se destinan a integrar a territorios hoy deshabitados o de pequeño rendimiento, lo que, a la postre, significa mejorar su nivel de vida.
Como dije, daré mi opinión desde el punto de vista técnico luego de escuchar al Honorable señor Ballesteros. Coincido con el Honorable señor Corvalán en cuanto a que los parlamentarios de Valparaíso debemos pedir al Ejecutivo que no mire el problema con tanto amor propio. A mí no me cabe duda de que ha habido presiones. Los señores Senadores deben haberse percatado de que las municipalidades pagaron avisos en diarios de Santiago para manifestar su acuerdo con la Vía Elevada. ¿Qué otra cosa podrían hacer, en circunstancia de que nosotros, mediante sucesivas declaraciones, estamos siendo amenazados de que este tramo, que es el término de una carretera, no se construirá?
O sea, el problema no reside tanto en saber si una vía es mejor o peor que la otra, sino en el hecho de que, al final, el tramo no se construirá. Lo curioso es que si ello ocurre, será muy difícil en el futuro, después de terminada la primera etapa, transitar entre Valparaíso y Viña.
El Presidente de la República y el señor Ministro del ramo no debían considerar este problema con tanto amor propio. ¿Por qué no acceder a la petición del Honorable señor Corvalán en el sentido de buscar con renovado esfuerzo una solución común, que, junto con resolver la salida de camiones hacia el puerto, no destruya la posibilidad turística de Valparaíso y Viña? Con buena voluntad puede encontrarse una solución.
Es inadmisible poner un revólver al pecho, por una frase que se leyó o por algo que se habría dicho al Ministro de Obras Públicas u otros personeros. No importa si ellos son ingenieros o no lo son. Ello no constituye mérito para decir qué se nos quitará el "regalito" que se nos iba a dar, si nos quejamos, y que él favorecerá a otras provincias de Chile.
Creemos que con buena voluntad se puede encontrar una solución. Estamos seguros de que la Universidad Católica de Valparaíso actuó de muy buena fe y de que en la Dirección de Arquitectura y el Colegio de Arquitectos hay personas de todas las tendencias, democratacristianos, socialistas, comunistas, radicales. Ninguno se ha ubicado bajo una bandera o colocado en una posición política. En este problema nada tienen que ver las posiciones políticas. En la zona estamos divididos: el señor Allard está a un lado de la barricada -no creo que lo hayan echado de su partido ni nada que se le parezca-, y muchos están en el otro. Ninguno es enemigo del Gobierno o su incondicional. Cada uno está defendiendo la teoría que, a su juicio, es mejor. No nos guía ningún otro propósito.
Ojalá en esta sesión o en la siguiente se acordara, a lo cual llamo a los colegas quedese en acompañarnos, pedir al Gobierno que considere el problema con total frialdad, escuche las peticiones que se le han formulado y, si es posible, reestudie ambas proposiciones, a fin de obtener así una solución conveniente para nuestra región.
El señor IBAÑEZ.-
¿Me permite, Honorable señor Ballesteros?
Quiero hacer una consulta a la Mesa. ¿Sería posible solicitar el asentimiento de la Sala para aprobar la sugerencia que acaba de formular el Honorable señor Bossay?
El señor BALLESTEROS.-
Espere que termine el debate.
El señor IRURETA.-
Precise la sugerencia.
El señor BALLESTEROS.-
Como son pocos minutos los que restan de esta sesión, ruego al Honorable señor Ibáñez que me escuche.
Al interrumpir a Su Señoría, manifesté que lo más serio y responsable, por la materia en debate y el recinto en que estamos, era reservarme el derecho a intervenir en último lugar, para escuchar los argumentos y planteamientos de quienes solicitaron esta reunión. Esta sesión -repito- fue pedida por un grupo de Senadores. La del miércoles pasado fracasó, y la de hoy, a mi juicio, ha sido fructífera.
Reitero que me parece extraordinariamente respetable y digno de estímulo por parte de la opinión pública que las universidades se preocupen de los problemas de la comunidad. A través del proceso de reforma, vemos que esta orientación es cada vez más clara y se concreta de una manera más evidente.
Quiero responder al Honorable señor Ibáñez diciendo que, lejos de repugnarnos el hecho de que la Universidad Católica de Valparaíso haya elaborado este proyecto, lo aplaudimos sin reservas. A mi juicio, es un hecho positivo que marca una etapa, con la cual -así se lo hice ver al Honorable señor Ibáñez- todos debemos ser consecuentes en el futuro. Así como oímos a la Universidad en materias urbanísticas, también debemos valorar sus apreciaciones en otros temas tan importantes como ése. Por ejemplo, cuando hable sobre los problemas de la reforma de la empresa, de la manera de acelerar o radicalizar la reforma agraria, de la necesidad de reformar la estructura bancaria de Chile o la estructura del poder económico del país, debemos ser tan receptivos como lo somos hoy.
Participo en este debate sin "partí pris". Lo digo con mucha sinceridad: he tratado de posesionarme de ambos proyectos. Tampoco puedo formular sobre esta materia valoración técnica. Sería demasiado presuntuoso que dijera a los funcionarios y arquitectos distinguidos de la Universidad Católica y del Ministerio que tengo un juicio técnico superior al de ellos. Sin embargo, en una democracia, en un pueblo organizado, es irredargüible, y no admite alternativa de ninguna especie, que quien decide es la autoridad. No podemos permitir la prolongación de un problema de manera permanente. Una solución la proponen los técnicos de Obras Públicas, tan respetables como los arquitectos y profesores de la Universidad Católica, pues tienen quince, veinte o treinta años, en labores de este tipo.
Asimismo, quiero levantar les cargos, afirmaciones y adjetivos con que se pretende motejar la actitud del Ministerio de Obras Públicas y de sus técnicos.
Puede haber amor propio. Estamos presenciando, si se me permite la expresión, una guerra de amor propio. Por una parte, la Universidad se empecina en promover su solución, aunque, a lo mejor, estima que dentro del proyecto del Gobierno- hay algunos aspectos más convenientes, y por otra -y es humano que actúen de esa manera; en todo caso, lo supongo, no lo afirmo-, el Ministerio de Obras Públicas se empecina en llevar adelante su posición. Y hasta el momento estamos marcando el paso en una obra que para Valparaíso es vital. En ello concuerdo con los Honorables señores Bossay e Ibáñez, no así con el Honorable señor Corvalán, que manifestó un criterio distinto, aunque respetable, sobre la materia.
Valparaíso y Viña del Mar son los centros poblados más importantes del país. Comprendo al Honorable señor Irureta, que se refirió a los problemas de su zona. Debo decir que conozco esa región, la he visitado y sé cómo se vive en ella. También tengo conciencia de que allí es de enorme necesidad impulsar el desarrollo de una serie de obras públicas. Pero también debe tenerse en cuenta que en Valparaíso y Viña del Mar se concentra una parte muy importante de toda la ciudadanía chilena; es decir, de quienes están erogando recursos para que esas obras públicas se realicen. Por ello, tienen derecho, como cualquier otro chileno, a exigir que, cuando hay problemas urgentes, se resuelvan realmente.
Para lograr ese propósito, es preciso no seguir actuando sectariamente, sino tratar de abrirse a una solución que, en definitiva, logre acoger las aspiraciones de la comunidad porteña, que, como aquí se ha dicho, está dividida.
Esa comunidad se ha expresado por las vías que le son propias. Cité, por ejemplo, el Centro para el Progreso de Valparaíso. Allí, el Honorable señor Ibáñez y todos los parlamentarios por la zona nos hemos reunido muchas veces con motivo de otras campañas. Esta institución era la que marcaba los criterios comunes que debían dirigir las campañas en beneficio de, Valparaíso. Ahora ese organismo se pronunció a favor de la tesis del Ejecutivo. Por cierto, en esta oportunidad su posición no se estima tan fuerte ni responsable.
El señor IBAÑEZ.-
Carece de fundamentos.
El señor BALLESTEROS.-
Voy a leer los fundamentos.
Por lo demás, debo suponer que cuando opina un ingeniero o una persona que el Honorable señor Ibáñez ha calificado de respetable, y Valparaíso entero así lo considera, parece un poco apresurado decir que habla sin fundamento.
El señor IBAÑEZ.-
No se trata de que hable sin fundamentos, sino de que la resolución correspondiente carece de ellos.
El señor BALLESTEROS.-
Si uno consulta al doctor Kaplán o al doctor Barnard por alguna dolencia, puede ocurrir que le indique el síntoma, sin referirse a los fundamentos del diagnóstico. Usted tiene confianza. Igual actitud debe adoptar cuando los técnicos dan su opinión sobre un problema, aunque no dé la receta completa. Así son las cosas.
A mi juicio, los organismos representativos de Valparaíso y Viña del Mar son los municipios. En este punto, quiero levantar un cargo un poco velado contra estos organismos, en el sentido de que han actuado por presión. Si la ha habido, para que se altere un punto de vista, ella ha correspondido a la de la opinión pública de Valparaíso. No ha existido presión de otra naturaleza.
Ambos municipios se pronunciaron a favor de la Vía Elevada. Quiero leer al Honorable señor Ibáñez una resolución, en la cual aparece concurriendo a la unanimidad el regidor de su partido, compañero de lista en la última elección de Su Señoría, señor Luis Guevara Ortúzar, ex Intendente de la provincia. Este regidor, muy respetable y que me merece mucha fe, opina de una manera distinta al Honorable señor Ibáñez.
Además de ese regidor, también concurrió a dar unanimidad al acuerdo municipal el representante del Partido Comunista.
El señor IBAÑEZ.-
¿Me permite una interrupción para hacer una aclaración?
El señor BALLESTEROS.-
Voy a leer primero el acuerdo a que me referí. Dice que "la unanimidad de los ocho regidores presentes y en actual ejercicio, señores Juan Rodríguez, Adolfo Airola, Hernán Molina, Hernán Concha, Iván de la Maza, señorita Raquel Pereira, señores Luis Guevara y Moisés Bahamondes, acordó:
"Impulsar ante el Ministerio de Obras Públicas, la construcción de la "vía elevada", haciendo presente que la Dirección de Planificación y Desarrollo Urbano Comunal propondrá obras complementarias dentro del proyecto del Ministerio de Obras Públicas".
Y el regidor del Partido Nacional, colectividad a la cual Su Señoría pertenece, a pesar de haberse dicho que el Primer Mandatario es arbitrario, que presiona a la ciudad y a sus autoridades, concurre a firmar el siguiente acuerdo: "Felicitar al Presidente de la República y al Supremo Gobierno por esta iniciativa". Es decir, no se limita a suscribir el acuerdo, sino que también felicita al Jefe del Poder Ejecutivo por su iniciativa.
No es necesario seguir leyendo. El acuerdo de la Municipalidad de Viña del Mar está concebido en términos similares.
El señor IBAÑEZ.-
¿Me permite una interrupción?
El señor BALLESTEROS.-
Voy a concluir mis observaciones, señor Senador.
Ha quedado demostrado de modo muy claro que la opinión pública de la provincia no ha sido presionada en forma indebida, clandestina, subrepticia o arbitraria. Por el contrario, tiene un juicio que se ha expresado, como digo, mediante sus sindicatos y el Automóvil Club de Chile, institución que, como recordaba Su Señoría, está a favor de la Vía Elevada. Ese organismo designó una comisión especial para estudiar la materia.
El señor IBAÑEZ.-
¿Me va a conceder la interrupción para contestarle?
El señor BALLESTEROS.-
Estoy dispuesto a otorgársela siempre que el tiempo se prorrogue. Si se accede a ello, no tengo ningún inconveniente en dársela. Pero antes, déjeme leer la nota del Automóvil Club de Chile, que hace una afirmación muy interesante.
El señor IBAÑEZ.-
Puedo contestarle en medio minuto.
El señor BALLESTEROS.-
Su Señoría sabe que no puede responder en ese lapso en una materia de este tipo.
La nota en referencia dice: "Para el efecto destacamos una comisión compuesta de dos de nuestros directores y de dos funcionarios de nuestro Departamento de Estudios de Tránsito, todos ellos personas con larga experiencia en la materia, con estudios especializados en el extranjero y dos de ellos profesores universitarios en cátedras de transporte".
O sea, no son personas comunes y corrientes; no son señores que manejan su automóvil por las calles y se limitan a tener el escudito en la máscara del vehículo. Son técnicos, profesores universitarios especializados en transportes que han realizado estudios en el extranjero.
Estos señores, imparciales, objetivos, dicen: "Después de visitar el terreno, de estudiar los planos y las maquetas" -no como si fueran a una exposición y se dieran una vuelta por ella, sino después de estudiar- "de sopesar fríamente - agregan ellos "fríamente"- "los argumentos que se esgrimen por cada lado, esta comisión ha llegado al convencimiento de que la Vía Elevada ofrece indudables ventajas que pueden concretarse en los siguientes puntos". No los voy a leer. En ellos están todas las consideraciones técnicas. Pero en el punto 9º concluyen en lo que, a mi entender, es el juicio final de la comisión, que es el siguiente: "A juicio de la comisión, el proyecto de Vía Elevada ofrece una solución mucho más fluida y elegante" -y elegante, señor Senador- "para los accesos, tanto en Valparaíso como en Viña del Mar".
El señor IBAÑEZ.-
¿Me permite refrescarle la memoria, señor Senador, en medio minuto?
El señor BALLESTEROS.-
Inmediatamente le concederé una interrupción, señor Senador. Señor Presidente, deseo concederle una interrupción al Honorable señor Ibáñez.
El señor CONTRERAS (Presidente accidental).-
Lamentablemente, no hay quórum en la Sala para tomar acuerdo de prórroga.
El señor BALLESTEROS.-
Si es por medio minuto, como no quiero privarlo de la palabra, se la concedo a Su Señoría.
El señor IBAÑEZ.-
El señor Senador se ha referido a la publicación del Automóvil Club de Chile. Quiero decirle que esa publicación fue refutada punto por punto por la Universidad Católica de Valparaíso.
El señor BALLESTEROS.-
i Ah!
El señor IBAÑEZ.-
Y el Automóvil Club de Chile es una institución de Santiago. Parece que Su Señoría no lee la prensa de Valparaíso, porque allí apareció publicada la opinión de la Asociación de Automovilistas de Valparaíso, que es totalmente partidaria de la Avenida del Mar.
El señor BALLESTEROS.-
Me resta poco tiempo para contestarle.
Dice Su Señoría que la declaración a que me he referido aparece en la prensa de Santiago. El Automóvil Club no es una institución de la capital. . .
El señor IBAÑEZ.-
Es de Santiago.
El señor BALLESTEROS.-
Es nacional, Su Señoría. Es como si se hablara de la Federación de Transportes, que agrupa a todos los gremios del transporte.
El señor IBAÑEZ.-
En Valparaíso tenemos la Asociación de Automovilistas.
El señor BALLESTEROS.-
Pero existe una institución que alberga a todos los automovilistas, y me imagino que, si ella dice que ha visto las maquetas y ha estudiado todos los aspectos del proyecto, la suya es una opinión respetable y no obedece a presiones por ningún tipo de interés.
La Escuela de Arquitectura ha tenido -no encuentro en este momento la forma de, calificarla- la virtud -digámoslo piadosamente- de refutar todas las afirmaciones que se le oponen. Así, pues, no es novedad que haya refutado las del Automóvil Club de Chile.
Pero quería dar a conocer el acuerdo a que me referí.
Concedo una interrupción al Honorable señor Hamilton.
El señor HAMILTON.-
Debo aprovechar esta breve interrupción para señalar dos o tres puntos que me parecen importantes.
En primer lugar, ha quedado en claro en este debate que la obra de que se trata es parte de una mucho más importante, impulsada y realizada por este Gobierno: el camino internacional que une a Mendoza con Valparaíso, cuyo proyecto original no comprendía ni Vía Elevada ni Avenida del Mar. Era simplemente un proyecto caminero, destinado a unir a esas dos ciudades, con todas las consecuencias de integración y de desarrollo económico interno del país.
Por lo tanto, concuerdo plenamente con el Honorable señor Irureta en que, si discutimos acá el problema, debemos determinar prioridades: qué es lo que más conviene para el desarrollo del país y el de extensas zonas del territorio. Desde este punto de vista, y dentro de la brevedad de la interrupción, quiero señalar una sola. No los caminos interrumpidos o cortados por los últimos temporales, porque casi todas las regiones del país han sufrido, por desgracia, alguna catástrofe en los últimos años. Está en carpeta, para ser resuelta por el Ministerio de Obras Públicas, la construcción de la carretera austral, que es la continuación de la Panamericana entre Puerto Montt y el Lago General Carrera, que vale menos que la Avenida del Mar o la Vía Elevada -16 millones de dólares- y que significa, no facilitar el tránsito entre una ciudad y otra, sino incorporar una de las más extensas y abandonadas zonas del país a la economía nacional.
El señor CONTRERAS (Presidente accidental).-
Ha terminado el tiempo, señor Senador.
El señor HAMILTON.-
Perdón, señor Presidente. Voy a terminar.
Respecto del problema concreto en debate, he escuchado todas las opiniones; he leído -lamentablemente, durante la sesión- el informe de la Universidad Católica de Valparaíso. Me parece que todas las autoridades han sido consultadas, menos una, que es la única que tiene competencia legal, entre las de Gobierno, para opinar en la materia: la Dirección de Planificación del Desarrollo Urbano, creada durante el actual Gobierno y aprobada por este Congreso para resolver asuntos de esta índole y cuya opinión desconocemos los Senadores. Pido que ella sea solicitada por oficio, al Ministerio de la Vivienda y Urbanismo.
El señor CONTRERAS (Presidente accidental).-
Señores Senadores, se había consultado a los Comités con el propósito de dejar sin efecto la sesión a que está citada la Corporación para esta tarde, de tres a cuatro.
En vista de que la mayoría de los representantes de partidos han dado a conocer su opinión y de que se ha anunciado la reapertura de este debate, con mayor acopio de antecedentes de carácter técnico, para una próxima oportunidad, la Mesa estima conveniente consultar de nuevo a los señores Senadores sobre la posibilidad de no celebrar esa reunión de la tarde y convocar a otra sesión cuando se estime conveniente.
El señor IRURETA.-
Que se deje sin efecto, señor Presidente.
El señor CONTRERAS (Presidente accidental).-
Si al Senado le parece, así se acordará.
Acordado.
El señor HAMILTON.-
¿Se enviará el oficio, señor Presidente?
El señor CONTRERAS (Presidente accidental).-
Por no haber quorum en la Sala, queda para el Tiempo de Votaciones de la próxima sesión ordinaria.
Se levanta la sesión.
-Se levantó a las 13.31.
Dr. Raúl Valenzuela García. Jefe de la Redacción.
ANEXOS.
DOCUMENTOS:
1.- INFORME DE LA COMISION DE GOBIERNO, RECAIDO EN EL PROYECTO DE LEY DE LA HONORABLE CAMARA DE DIPUTADOS QUE DECLARA VALIDOS CIERTOS ACUERDOS ADOPTADOS POR LA MUNICIPALIDAD DE SANTIAGO
Honorable Senado:
Vuestra Comisión de Gobierno pasa a informaros acerca del proyecto de ley de la Honorable Cámara de Diputados que valida determinados Acuerdos de la Municipalidad de Santiago y establece normas relativas a su personal.
A la sesión en que se consideró esta materia asistieron, también, el Alcalde deSantiago, don Manuel Fernández, y representantes de la Asociación de Empleados Municipales de Santiago y de la Asociación de Profesionales de la mencionada Municipalidad.
El objeto del proyecto en informe es otorgar diversos beneficios a los funcionarios municipales de Santiago. Para ello, valida el Acuerdo Nº 661 de esa Corporación, que luego se analizará; otorga sanción a otro que encasilla al personal de mecánicos en forma más adecuada, y, al mismo tiempo, concede facultades a la Municipalidad para el cumplimiento de este propósito; restituye a los obreros que se desempeñaban como choferes el derecho al pago de horas extraordinarias, que éstos perdieron al obtener la condición de empleados, lo que les significó un deterioro de sus remuneraciones; y autoriza a la Dirección de Pavimentación para seguir pagando a los torneros, matriceros, fresadores, electricistas y mecánicos -a pesar de su cambio de calidad jurídica de obreros a empleados- una asignación de trato que la Ley de Pavimentación de 1928 reserva sólo a los primeros.
El señor Alcalde hizo presente que la Municipalidad cuenta con los recursos necesarios para financiar el costo de esta iniciativa de ley, que tiende a mejorar la situación económica, bastante aflictiva, del personal administrativo de esa Corporación.
Después de consultar la opinión de los representantes de la Asociación de Empleados Municipales de Santiago, quienes, asimismo, se manifestaron partidarios de este proyecto que, a su juicio, concreta algunas importantes aspiraciones de ese grupo de funcionarios, vuestra Comisión, por unanimidad, le prestó su aprobación en general.
El Acuerdo N9 661, de agosto de 1968, a que ya se hizo referencia, modificó la escala de sueldos de los empleados municipales de Santiago y reestructuró las plantas de ese personal y del de la Dirección de Pavimentación. Sin embargo, el cumplimiento de este Acuerdo quedó supeditado a su ulterior validación legal por haberse adoptado con infracción de lo dispuesto en los artículos 27 y 30 de la ley Nº 11.469. De estas disposiciones se colige que las Municipalidades, para acordar tales resoluciones, deben estar al día en el pago de sus deudas, lo que no ocurrió en el presente caso.
El artículo 29 del proyecto excluía del Acuerdo N9 661 a los profesionales de la Corporación, con el fin de no alterar su sistema especial de sueldos que, de acuerdo a lo previsto en diversos preceptos legales, está asimilado al del respectivo personal de la Dirección General de Obras Públicas.
A proposición del señor Alcalde, se aprobó una norma sustitutiva de este artículo. En ella se comprende a dichos funcionarios en el aumento de grados dispuesto en el Acuerdo, para no vulnerar los principios relativos a la carrera funcionaría. No obstante, se dejó expresamente establecido que este hecho no les representará a aquéllos mayor renta, en atención a que, en el curso del presente año, este personal ya gozó de un aumento extraordinario de sueldos.
Por último, y a solicitud de la Asociación de Empleados de la Municipalidad, se agregó un artículo transitorio para aclarar que el reajuste concedido por el D.F.L. Nº 1, de 1969, debe aplicarse también a la nueva escala de sueldos ordenada en el Acuerdo Nº 661, de 1968.
En virtud de las consideraciones precedentes, vuestra Comisión de Gobierno, por unanimidad, tiene a honra proponeros la aprobación del proyecto de ley en informe, con las siguientes modificaciones:
Artículo 2°
Sustituirlo por el siguiente:
"Artículo 2º.- A los funcionarios profesionales universitarios a que se refieren los artículos 73 de la ley Nº 15.840, 71 de la ley Nº 16.464 y 99 de la ley Nº 16.587, el aumento de grado establecido en el Acuerdo Municipal Nº 661, ya citado, no les significará gozar de una mayor renta y sus remuneraciones se seguirán rigiendo por las citadas normas legales.
Este aumento de grado sólo les será aplicable para los efectos de la confección del escalafón y formación de ternas, conforme a las normas contenidas en los Títulos II y III de la ley N9 11.469.".
Agregar el siguiente artículo transitorio, nuevo:
"Artículo transitorio.- El reajuste a que se refiere el D.F.L. Nº 1, de 7 de enero de 1969, se aplicará sobre la escala de sueldos establecida en el Acuerdo que por el artículo 1º se valida.".
De acuerdo con lo anterior, el proyecto de ley queda como sigue:
Proyecto de ley:
"Artículo 1º.- Declárase válido para todos los efectos legales, y a contar de la fecha de publicación de la presente ley, el Acuerdo N9 661, adoptado por la Municipalidad de Santiago con fecha 31 de agosto de 1968, que modifica la Escala de Sueldos de los Empleados y fija la Planta correspondiente de la Municipalidad y de la Dirección de Pavimentación de Santiago para el año 1969.
Artículo 2º.- A los funcionarios profesionales universitarios a que se refieren los artículos 73 de la ley N9 1.5.840, 71 de la ley N9 16.464 y 99 de la ley N9 16.587, el aumento de grado establecido en el Acuerdo Municipal N9 661, ya citado, no les significará gozar d'e una mayor renta y sus remuneraciones se seguirán rigiendo por las citadas normas legales.
Este aumento de grado sólo les será aplicable para los efectos de la confección del escalafón y formación de ternas, conforme a las normas contenidas en los Títulos II y III de la ley Nº 11.469.
Artículo 3º.- Declárase igualmente válido el acuerdo N9 343, adoptado por la Municipalidad de Santiago con fecha 28 de junio de 1966, que se refiere al encasillamiento de su personal de mecánicos. Con el fin de dar cumplimiento a dicho encasillamiento, facúltase a la Municipalidad de Santiago, para que en el plazo de 90 días a contar de la fecha de vigencia de la presente ley, proceda a modificar su planta de empleados, sin sujeción a lo dispuesto en los artículos 30 y 35 de la ley Nº 11.469.
Artículo 4º.- Las normas contenidas en los artículos anteriores no podrán significar, en caso alguno, el pago de diferencias de remuneraciones con efecto retroactivo y sólo producirán sus efectos a partir de la fecha de la publicación de la presente ley.
Artículo 5º.- Los obreros de la Municipalidad de Santiago que se desempeñaban como choferes y que fueron encasillados como empleados, manteniendo las referidas funciones, en virtud de la modificación de la Planta, aprobada por Acuerdos Municipales Nºs. 576 y 906, de 1967, validada por el artículo 174, inciso tercero, de la ley N9 16.840, tendrán, además, derecho al pago de las horas extraordinarias efectivamente trabajadas de acuerdo con las normas del Código del Trabajo.
Artículo 6º.- Autorízase a la Dirección de Pavimentación de la Municipalidad de Santiago para emplear el sistema de pago de tratos establecido en el artículo 56 del Reglamento General de la Ley de Pavimentación de Santiago de 1928, con los obreros actualmente encasillados como empleados en virtud de las leyes Nºs. 15.467, 15.944, 16.386 y 16.649.
Artículo transitorio.- El reajuste a que se refiere el D. F. L. Nº 1, de 7 de enero de 1969, se aplicará sobre la escala de sueldos establecida en el Acuerdo que por el artículo 1º se valida.".
Sala de la Comisión, a 30 de julio de 1969.
Acordado en sesión celebrada el día 24 del mismo mes, con asistencia de los Honorables Senadores señor Lorca (Presidente), señora Campusano y señores Isla y Sule.
(Fdo.): José Luis Lagos López, Secretario.
2.- INFORME DE LA COMISION DE TRABAJO Y PREVISION SOCIAL, RECAIDO EN EL PROYECTO DE LEY DE LA HONORABLE CAMARA DE DIPUTADOS QUE ESTABLECE NORMAS APLICABLES A LOS FUNCIONARIOS DE LA EX CAJA DE ACCIDENTES DEL TRABAJO QUE FUERON INCORPORADOS AL SERVICIO NACIONAL DE SALUD.
Honorable Senado:
Vuestra Comisión de Trabajo y Previsión Social ha estudiado un proyecto de ley de la Honorable Cámara de Diputados que establece normas administrativas en favor de los empleados y obreros de la ex Caja de Accidentes del Trabajo que fueron incorporados al Servicio Nacional de Salud.
A la sesión en que se trató esta materia asistieron los señores Mario Valenzuela, abogado de la Superintendencia de Seguridad Social, y el señor Hernán Pérez, Presidente de la Asociación de Empleados del Instituto Traumatológico.
La ley N9 16.744, de 1º de febrero de 1968, sobre Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales, determinó que el personal de empleados y obreros del Instituto Traumatológico de la ex Caja mencionada dependería en lo sucesivo del Servicio Nacional de Salud y no continuaría sometido al estatuto de aquella Institución.
Sin embargo, la referida ley no contempló ninguna disposición que preservara convenientemente la carrera funcionaría y los derechos previsionales del personal que laboraba en el Instituto señalado. Ante esta circunstancia, la Asociación de Empleados de este organismo obtuvo que diversos señores Diputados presentaran una moción que dio origen al proyecto en informe, el cual, a través de sus preceptos, condensa en gran parte sus aspiraciones.
El Presidente de la Asociación de Empleados del Instituto Traumatológico manifestó que esta entidad gremial desea la aprobación de este proyecto en los términos en que lo hizo la Honorable Cámara de Diputa- dos, los cuales satisfacen plenamente al personal.
El proyecto en informe consta de seis artículos de carácter permanente.
El artículo 1º reconoce, para todos los efectos legales y previsionales, los años servidos en la ex Caja de Accidentes del Trabajo y Compañías de Seguros a los personales incorporados al Servicio Nacional de Salud en virtud de lo dispuesto en la ley N9 16.744.
Acerca de este artículo, la Superintendencia de Seguridad Social hizo presente que el reconocimiento de los años servidos favorecerá sólo al personal incorporado al Servicio Nacional de Salud, con lo cual quedará excluido el incorporado al Servicio de Seguro Social, no obstante (encontrarse en idénticas situación que aquél.
Además, señaló que este artículo tiende a otorgar indemnización por años de servicios al personal proveniente de las Compañía de Seguros, que en su calidad de empleados particulares jamás cotizaron para estos efectos.
En el artículo 2º se dispone el encasillamiento en la nueva Planta del Instituto Traumatológico del Servicio Nacional de Salud, del personal del Instituto Traumatológico de Santiago y de los de provincias que, al 31 de diciembre de 1968, prestaban servicios con cargo al ítem "Campañas Sanitarias".
Respeto de este artículo, el Presidente de la Asociación de Empleados del Instituto Traumatológico manifestó que al dictarse la ley Nº 16.744 existía en el organismo un personal que no pertenecía a la Planta y que era contratado esporádicamente para determinados servicios. Este personal trabajaba en cocina y otras dependencias similares y se le hacía aparecer como al cuidado de trabajadores enfermos de industrias determinadas, remunerándosele con cargo a los gastos de la póliza de la respectiva industria y con otros seguros del Instituto. Estos funcionarios han servido por años, sin contrato y sin previsión, y suman, en el Traumatológico de Santiago, 106 personas.
Este problema fue analizado por la Asociación, primeramente, desde un punto de vista humano, ya que no podían quedar sin trabajo en virtud de la ley citada, y en seguida, se estudió el aspecto funcionario, ya que el Instituto no podía despedir a dichos trabajadores sin verse obligado a paralizar sus Servicios por falta de los recursos humanos suficientes.
Tanto la Subsecretaría de Salud como el Servicio Nacional de Salud entendieron claramente este problema y lo resolvieron, en parte, extendiéndole a este personal, por el resto del año 1968, un contrato llamadlo de "Campaña Sanitaria". Sin embargo, este contrato anual es inestable y nadie se siente en propiedad desempeñando la función encomendada. Con el objeto de subsanar esta situación, el proyecto ordena el encasillamiento del referido personal en las Plantas del Instituto Traumatológico del Servicio Nacional de Salud.
La Superintendencia de Seguridad Social estimó útil esta disposición, ya que persigue regularizar la situación de los referidos personales. Sin embargo, hizo presente que carece de antecedentes acerca del número de personas que se incorporarán a la Planta del Servicio Nacional de Salud y de la significación financiera que producirá dicha incorporación.
El artículo 3º establece que los personales de la ex Caja de Accidentes del Trabajo mantendrán su representación gremial ante el Consejo de la Caja de Previsión del Banco del Estado de Chile hasta la total extinción de sus imponentes.
El artículo 82 de la ley Nº 16.744 dispuso que estos personales mantendrían su representación en el Consejo señalado, únicamente por el plazo de dos años.
El Presidente de la Asociación de Funcionarios del Instituto Traumatológico expresó que, de terminar la representación gremial, debe concluir también la representación patronal, ya que el Vicepresidente de la ex Caja de Accidentes del Trabajo seguiría desempeñándose como Consejero de la Caja de Previsión del Banco del Estado de Chile. Hizo presente la necesidad de mantener en el Consejo indicado un representante de los trabajadores.
La Superintendencia de Seguridad Social estimó que esta norma resulta un tanto excesiva, por cuanto en último significa ampliar dicha representación gremial hasta que exista un imponente funcionario de la ex Caja de Accidentes del Trabajo.
Por ello, sugirió mantener su representación hasta que los imponentes no bajen de un 50% de su número actual, que es de 270 personas.
El artículo 4º tiene por objeto igualar la situación de los funcionarios incorporados al Servicio Nacional de Salud con aquellos que pesaron a formar parte del Servicio de Seguro Social, para los efectos de gozar: de los beneficios establecidos en la ley N9 17.015, la cual estableció, a contar del 1º de septiembre de 1968, una bonificación equivalente a un 2% de la renta base mensual, por cada año de servicios prestados en la Ad- ministración del Estado, para los personales de las diversas instituciones que menciona.
La Superintendencia de Seguridad Social estimó justificada esta disposición en cuanto nivela la situación de los funcionarios incorporados al Servicio Nacional de Salud con los incorporados al Servicio de Seguro Social. Sin embargo, destacó el señor Superintendente que este beneficio producirá, dentro del Servicio Nacional de Salud, una desnivelación entre el personal proveniente de la ex Caja de Accidentes del Trabajo con el del referido Servicio, en atención a que el personal de este último no quedó afectado a las disposiciones de la ley Nº 17.015.
El artículo 59 dispone que los personales de la ex Caja de Accidentes del Trabajo deberán ser encasillados en el Servicio Nacional de Salud en los grados o categorías que correspondan a sus remuneraciones y en los escalafones que correspondan a las funciones que de hecho desempeñaban en la ex Caja de Accidentes del Trabajo, sin que para ello necesiten acreditar nuevos antecedentes. El Presidente de la Asociación de Funcionarios del Instituto Traumatológico expresó que este artículo resuelve el problema del deterioro de la carrera funcionaría originado con el encasillamiento, derivado de la pérdida de toda expectativa de ascenso dentro de plazos prudentes, ya que el Servicio Nacional de Salud cuenta con alrededor de 50.000 funcionarios en circunstancias que la ex Caja de Accidentes del Trabajo contaba con sólo 400 empleados de planta, lo que permitía un ascenso funcionario anual.
La Superintendencia de Seguridad Social expuso que este artículo varía substancialmente los dos criterios básicos que se tuvieron en vista para proceder al encasillamiento. Dichos criterios fueron, en síntesis: en primer término, el cargo ocupado por el respectivo funcionario, el cual fue homologado a su igual en el Servicio Nacional de Salud; y en seguida, la resolución de nombramiento configurativa del cargo servido por el funcionario.
La disposición en estudio innova en esta materia, ya que atiende las remuneraciones prescindiendo del grado y, dentro del respectivo escalafón, el ingreso queda determinado en razón de las funciones desempeñadas a la fecha de la incorporación.
De aplicarse este nuevo criterio sería preciso hacer un nuevo encasillamiento lo que produciría como efecto, atendidas las diversas remuneraciones, asignar al personal incorporado en virtud de la ley Nº 16.744, grados más altos que los que ocupaban en la ex Caja, todos ellos en perjuicio de los funcionarios del Servicio Nacional de Salud.
El encasillamiento en función de remuneraciones dislocaría, además, la concurrencia de los distintos funcionarios de la ex Caja de Accidentes del Trabajo a los cargos de la planta del Servicio Nacional de Salud. Al mismo tiempo, en la Planta de este Servicio puede producirse una concentración en los grados superiores de este personal que iría en desmedro de sus funcionarios.
Aparte de todo lo anterior, debe destacarse que la fórmula consignada en el proyecto importa dar, en cuanto a encasillamiento, un trato discriminatorio al personal que se incorporó al Servicio Nacional de Salud por sobre aquél que pasó a formar parte del Servicio de Seguro Social.
La falta de exigencia de nuevos antecedentes que se consigna en este artículo, obligaría a incorporar a la Planta del Servicio Nacional de Salud a los auxiliares de enfermería a que se refiere el artículo 9º transitorio de la ley Nº 16.744, aun cuando no hubieren rendido el examen de competencia o hubieren sido reprobados en él.
Por las razones anteriores, la Superintendencia de Seguridad Social concluye que esta norma no se justifica.
El artículo 6º dispone que los personales de las Compañías de Seguros incorporados al Servicio Nacional de Salud, mantendrán la previsión y el régimen de asignaciones familiares que tenían en dichas Compañías.
De acuerdo con las disposiciones de la ley Nº 16.744, los empleados particulares provenientes de las Compañías de Seguros pasaron a tener el régimen de previsión de la Caja Nacional de Empleados Públicos y Periodistas.
Mediante la norma en estudio, se los hace nuevamente imponentes de la Caja de Previsión de Empleados Particulares, pero sólo a aquellos incorporados al Servicio Nacional de Salud, lo cual, a juicio de la Superintendencia constituye una nueva discriminación en la situación del personal incorporado a dicho Servicio y al de Seguro Social, aparte de que por no ser declarativa mantiene un lapso de imposiciones en la Caja Nacional de Empleados Públicos y Periodistas.
En votación general el proyecto, fue aprobado por la unanimidad de los miembros presentes de vuestra Comisión.
Asimismo, en la votación particular fueron aprobados todos los artículos por la unanimidad de los miembros presentes de vuestra Comisión, sin modificaciones.
Fue declarada inadmisible una indicación del Honorable Senador señor Fuentealba para agregar un artículo nuevo que hace extensiva la inamovilidad de que gozan los dirigentes nacionales y provinciales de la Asociación Nacional de Empleados Fiscales -ANEF- y los nacionales de la Asociación Nacional de Empleados Semifiscales -ANES- y Empresas Autónomas del Estado, a los dirigentes provinciales y zonales de estas últimas.
En consecuencia, tenemos a honra recomendaros la aprobación de esta iniciativa legal, en los mismos términos en que lo hizo la Honorable Cámara de Diputados.
Sala de la Comisión, a 5 de agosto de 1969.
Acordado en sesión de esta fecha, con asistencia de los Honorables Senadores señores Musalem (Presidente), Acuña, Campusano y Lorca.
(Fdo.) : Andrés Rodríguez Cruchaga, Secretario.
3.- MOCION DE LOS HONORABLES SENADORES SEÑORA CARRERA Y SEÑORES JEREZ, JULIET, MONTES Y VALENZUELA, CON LA QUE INICIAN UN PROYECTO DE LEY QUE ESTABLECE EL DIA NACIONAL DEL CINEMATOGRAFISTA.
Honorable Senado:
Desde el año 1947, existe en Santiago el día del operador de cine y gozan de este mismo beneficio los operadores de los cines de Santiago y de Concepción, no así los del resto del país.
Los demás trabajadores cinematográficos no disfrutan de tal beneficio, como es el caso de los empleados de servicios menores: acomodadores, boleteras, etc. Es necesario hacer presente que los beneficios aludidos han sido establecidos por convenios colectivos y no tienen el carácter de ser generales ni obligatorios siendo por esta razón que exponemos los siguientes puntos:
1º.- El trabajo del cinematografista es continuo y no reconoce día común de descanso. Por este motivo nunca tienen ocasión, los trabajadores de la actividad cinematográfica de esparcimiento conjunto, estableciendo el decreto N9 338 de 13 de abril de 1936, del Ministerio del Trabajo que se exceptúa a las empresas alquiladoras y distribuidoras de películas cinematográficas de la obligación legal de cierre y descanso dominical.
2º.- Diversas leyes y decretos han establecido un día de descanso y esparcimiento mínimo y obligatorio para los integrantes de determinados gremios que están en condiciones semejantes. Es así como el gremio de los trabajadores hoteleros y de restaurantes cuentan con su día respectivo lo que sucede igualmente con numerosos otros grupos humanos situados en condiciones semejantes.
3º.- Con relación a un sector importante del grupo cinematográfico de trabajadores, como es el de Operadores, es objeto de constantes problemas a causa de la falta de su distintivo sindical que permita evitar, en fraude de ellos, la utilización de servicios de personas que no tienen ni los estudios, ni su capacidad técnica. Sin la experiencia de ellos resultan sus servicios más económicos, con grave perjuicio de los integrantes de este gremio y de la seguridad de los espectadores de las películas cinematográficas, todo lo cual hace "recomendable crear un Carnet Profesional sindical que evite la infracción de las normas vigentes sobre esta materia. Es por los antecedentes expuestos que proponemos la aprobación del siguiente
Proyecto de ley:
Artículo 1º.- Establécese el día Nacional del Cinematografista, que será el segundo martes de febrero de cada año, y durante el cual quedarán suspendidas todas las actividades cinematográficas, o de cualquier otra índole o naturaleza en las Salas de Espectáculos de Cine, siendo día feriado legal para los trabajadores en referencia, bajo la denominación de Día Nacional del Cinematografista, quedando prohibido cualquier tipo de actuación artística en las Salas Cinematográficas en dicho día.
Artículo 2º.- Establécese para los Operadores Cinematográficos la obligatoriedad del Carnet Sindical Profesional, que será necesario para el desempeño de sus actividades y cuya obtención, duración, requisitos y demás características serán materia de un Reglamento dictado por el Presidente de la República dentro del plazo de 180 días contados desde la entrada en vigencia de la presente ley.
(Fdo.): Ricardo Valenzuela. S.- María Elena Carrera.- Alberto Jerez H.- Raúl Juliet Gómez.- Jorge Montes Moraga.