Labor Parlamentaria
Diario de sesiones
- Alto contraste
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Índice
- DOCUMENTO
- PORTADA
- I.- ASISTENCIA.
- II.- APERTURA DE LA SESION.
- III.- ORDEN DEL DIA.
- SITUACION PRESUPUESTARIA DE LA UNIVERSIDAD TECNICA DEL ESTADO.
- INTERVENCIÓN : Volodia Teitelboim Volosky
- INTERVENCIÓN : Jaime Barros Perez Cotapos
- INTERVENCIÓN : Salvador Allende Gossens
- INTERVENCIÓN : Humberto Enriquez Frodden
- INTERVENCIÓN PETICIÓN DE OFICIO : Humberto Enriquez Frodden
- INTERVENCIÓN : Luis Fernando Luengo Escalona
- INTERVENCIÓN : Ricardo Ferrando Keun
- SITUACION PRESUPUESTARIA DE LA UNIVERSIDAD TECNICA DEL ESTADO.
- CIERRE DE LA SESIÓN
Notas aclaratorias
- Debido a que muchos de estos documentos han sido adquiridos desde un ejemplar en papel, procesados por digitalización y posterior reconocimiento óptico de caracteres (OCR), es que pueden presentar errores tipográficos menores que no dificultan la correcta comprensión de su contenido.
- Para priorizar la vizualización del contenido relevante, y dada su extensión, se ha omitido la sección "Indice" de los documentos.
REPUBLICA DE CHILE
DIARIO DE SESIONES DEL SENADO
PUBLICACION OFICIAL
LEGISLATURA EXTRAORDINARIA
Sesión 6ª, en jueves 6 de octubre de 1966.
(Especial).
(De 11.2 a 13.30).
PRESIDENCIA DE LOS SEÑORES TOMAS REYES VICUÑA, Y SALVADOR ALLENDE GOSSENS.
SECRETARIO, EL SEÑOR FEDERICO WALKER LETELIER.
INDICE
Versión taquigráfica.
I.- ASISTENCIA
II.- APERTURA DE LA SESION
III.- ORDEN DEL DIA:
Situación presupuestaria de la Universidad Técnica del Estado y conflicto estudiantil derivado de aquélla. (Observaciones de los señores Teitelboim, Barros, Allende, Enríquez, Luengo y Ferrando) 564
VERSION TAQUIGRAFICA.
I.-ASISTENCIA.
Asistieron los señores:
Ahumada, Hermes;
Altamirano O., Carlos;
Allende, Salvador;
Ampuero, Raúl;
Barros, Jaime;
Campusano, Julieta;
Contreras, Carlos;
Contreras, Víctor;
Corbalán, Salomón;
Corvalán, Luis;
Curti, Enrique
Durán, Julio;
Enríquez, Humberto;
Ferrando, Ricardo;
García, José;
González M., Exequiel;
Luengo, Luis F.;
Miranda, Hugo;
Noemi, Alejandro;
Pablo, Tomás;
Reyes, Tomás;
Teitelboim, Volodia
Actuó de Secretario el señor Federico Walker Letelier, y de Prosecretario, el señor .
II.-APERTURA DE LA SESION.
-Se abrió la sesión a las 11.2, en presencia de 11 señores Senadores.
El señor REYES (Presidente).-
En el nombre de Dios, se abre la sesión.
III.-ORDEN DEL DIA.
SITUACION PRESUPUESTARIA DE LA UNIVERSIDAD TECNICA DEL ESTADO.
El señor REYES (Presidente).-
Puede continuar con el uso de la palabra el Honorable señor Teitelboim.
El señor TEITELBOIM.-
Señor Presidente, al plantearse al Ministro de Hacienda, señor Sergio Molina, el hecho de que se disminuía, desde el punto de vista real, el presupuesto de la Universidad Técnica, este Secretario de Estado se limitó a sostener que el aumento real debía lograrse mediante el incremento de la productividad de dicho plantel universitario estatal. Dicha expresión me parece enigmática, extraña, y, a mi juicio, requiere una explicación.
Decir que el aumento real del presupuesto destinado a la Universidad Técnica debe lograrse mediante el incremento de la productividad de ese plantel, implica gravísima confusión: significa confundir a la entidad mencionada con una fábrica, con una empresa de producción. A menos que se me dé una explicación congruente y clara, seguiré considerando que ésta es una expresión absolutamente desafortunada, que no corresponde a la misión de la Universidad Técnica del Estado, que no es precisamente producir dinero, sino profesionales y técnicos para el país.
Ahora, las cantidades que el Gobierno ha destinado para este plantel universitario en el Presupuesto de 1967, no bastan, indudablemente, para atender siquiera las necesidades correspondientes al desarrollo normal de las labores del establecimiento, ni mucho menos aquellas propias e indispensables para el crecimiento de una universidad que, por ser relativamente nueva, joven, requiere tratamiento especial que le permita fortalecer sus estructuras y actividades, desarrollar sus escuelas y dar nuevo vuelo a la atención de miles de jóvenes que anhelan estudiar en ellas.
Los aumentos en moneda extranjera solicitados en el presupuesto corriente son absolutamente necesarios para dar cumplimiento al pago de intereses de deudas contraídas en el exterior, y que, por supuesto, son muy superiores a lo asignado por el Gobierno.
La situación no es mejor en lo referente a presupuesto de capital. La Universidad solicitó 19 millones de escudos en moneda nacional y 2 millones 739 mil dólares en moneda extranjera, que hacen un total de 31 millones 766 mil escudos, si se calcula el dólar al cambio de Eº 4,50.
En agosto, el Ministro de Hacienda dijo -lo reafirmó en septiembre- que el Gobierno asignaría 12 millones de escudos en el presupuesto de capital, lo que ya significaba una fuerte rebaja; pero a fines del mes pasado salió con su "domingo siete" y notificó a los representantes de la Universidad Técnica del Estado de que sólo destinaría 8 millones 200 mil escudos para 1967.
Ahora el Ejecutivo propone un aumento del presupuesto de capital de la Universidad Técnica -en estos momentos, alcanza a la irrisoria cifra de 5 millones 600 mil escudos- de apenas 45,7%, o sea, lo eleve a Eº 8.200.000, suma que deja nuevamente a ese plantel universitario prácticamente a brazos cruzados, pues el Gobierno sólo ofrece la cuarta parte de lo que aquél necesita.
En consecuencia, no se puede pensar ni por asomo en proseguir el plan de construcciones, ni en adquirir maquinarias, equipo instrumental de talleres o laboratorios, ni en reiniciar diversas obras paralizadas ante la prioridad de otras más urgentes. Es decir, el proceso de crecimiento se frena; fríamente se cortan las alas de un plan de educación superior del Estado que tiene un lugar de primera nota en nuestro desarrollo económico. Se le condena a permanecer en el enanismo, en la pequeñez; se limita su extensión por falta de recursos, todo lo cual significa que muchos estudiantes no podrán ingresar a ella, y los que actualmente son sus alumnos recibirán atención deficiente.
Quiero hacer notar que éste no es un drama exclusivo de la Universidad Técnica del Estado. Lo es también de la Universidad de Chile, cuyo presupuesto corriente recibirá, en 1967, un aporte no mayor de 9 millones de escudos. Ello significa un aumento de 7% apenas, frente a 20% en que se verá incrementada la inflación, verosímilmente, por lo menos.
Quiere decir que la Universidad de Chile recibirá mucho menos, al igual que la Técnica del Estado, respecto del año anterior. La primera calculó en 45 millones de escudos sus necesidades, y recibirá 9 millones. Por consiguiente, tan sólo se le otorgará la quinta parte, lo cual significa que no habrá posibilidad de que expanda su radio de actividades.
El presupuesto de capital subirá también en 4 millones 700 mil escudos, y la Universidad solicitaba 35 millones de escudos. Se le entregará, pues, harto menos de lo necesario.
Pero hay más. El presupuesto de capital se divide, como se sabe, en dos rubros: "Continuación de obras" y "Obras nuevas y otras adquisiciones de capital". En otras palabras, todo el aporte del Gobierno -los 18 millones de escudos destinados para el próximo año- debería ser destinado a la prosecución de obras ya empezadas, y no podrá iniciarse ninguna nueva obra ni pensar siquiera en la adquisición de nuevos equipos o instrumentales, en una época en que la educación superior plantea exigencias nuevas, desde el punto de vista de laboratorios, de instrumentos de trabajo y de estudio.,,.
Nadie podría sostener, por ejemplo, que los edificios universitarios se encuentran todos en buen estado o responden a las necesidades mínimas para un funcionamiento adecuado, conforme al crecimiento de la población estudiantil.
En abril de este año, el señor Rector de la Universidad de Chile precisó que "únicamente el 19% de sus edificios pueden considerarse buenos, 31% son deficientes y 50% en mal estado de conservación, impropio para las labores universitarias". Y la mala situación económica de esta Universidad se ve aun agravada polla existencia de deudas por parte del Gobierno. En virtud de la ley 11.575, la Universidad debería haber recibido, en 1965, 650 mil dólares, y una cifra semejante en 1966. Se le adeudan, sin embargo, más de 100 mil dólares correspondientes a la cuota de 1965, y la totalidad de los fondos correspondientes al año en curso.
Además, cuando ya han trancurrido las tres cuartas partes del año, el Gobierno ha puesto a disposición de la Universidad la suma de apenas 600 mil dólares, o sea, práctimamente la cuarta parte del total de 2 millones 360 mil dólares, que, según el presupuesto de 1966, debe entregar a la Universidad de Chile.
El problema que afecta a las Universidades de Chile y Técnica del Estado incide, de manera fundamental, como lo hemos visto, en el presupuesto, mediante el cual no se destinan los recursos necesarios para hacer frente a los requerimientos de la realidad nacional y a los justificados anhelos de la juventud por obtener una calificación profesional superior.
No se trata -quiero que esto quede bien en claro- de una situación que afecte sólo a la Universidad Técnica del Estado, sino también, como se ha dicho, a la de Chile. O sea, es un problema de las universidades estatales, que no se manifiesta en la misma forma y proporción respecto de los establecimientos universitarios particulares, asunto de alta significación y sobre el cual deseo detenerme un instante.
Lo que está sucediendo es consecuencia del proceso de mejoramiento de los centros de estudios superiores del Estado chileno, paralelo a la proliferación no siempre responsable de universidades particulares y a lo obtenido por ellas de considerables, de cuantiosos recursos públicos.
Quiero dar algunas cifras sobre este último aspecto.
Los intereses privados y confesionales han ido conquistando posiciones poco a poco, paso a paso, infatigablemente, trabajando de día y de noche, consiguiendo cada vez mayores aportes estatales. Porque no se trata de que las universidades privadas sean financiadas por los sectores particulares: las financian, en más de 80% el fisco, todos los ciudadanos de la República, el Estado, y están llegando a una situación de franca preeminencia en lo referente a recursos, hablando, como es natural, en términos de porcentajes.
Algunas cifras pueden ilustrar este proceso y demostrar que no se trata de una formulación apasionada de un Senador comunista, sino del lenguaje elocuente y objetivo de los números. En 1940, 23% de los estudiantes de nivel superior estaban matriculados en universidades particulares; hoy, en 1966, el porcentaje es de 40%. O sea, la proporción ha subido casi al doble. Actualmente, el fisco financia -lo dije y quiero subrayarlo- 80% del conjunto de los presupuestos de las universidades particulares, las cuales, por ser de dirección independiente -la mayoría de ellas está en manos eclesiásticas-, por ser pagadas y practicar, en más de algún caso, cierto tipo de discriminación religiosa, producen una verdadera redistribución de fondos a que todo el pueblo contribuye. Así, hemos visto que las universidades particulares, de colaboradoras de la función del Estado, han pasado a ser competidoras de las estatales: no colaboradoras, sino rivales en más de algún sentido. Quien vaya a Antofagasta, verá que allí, más que cooperación entre la Universidad del Norte y la de Chile, hay competencia; inclusive, las universidades particulares han pasado a competir en condiciones de superioridad en cuanto a recursos, lo cual envuelve lo que en lenguaje del Código de Comercio se llama competencia desleal, pues son las preferidas desde el punto de vista de los porcentajes presupuestarios del fisco. Su ritmo de desarrollo ha sido de 8,8% anual, mientras que el de las fiscales es de 5,5%. La contribución estatal por alumno a las universidades fiscales ha crecido, entre 1942 y 1958, en 207,5%, o sea, el doble, y la destinada a las particulares ha subido en 796,6%, vale decir, ocho veces. En otros términos, el fisco da cuatro veces más dinero por alumno a las universidades particulares que a las estatales. Se ha llegado a producir así la paradoja de que la caridad no empieza por casa; de que el Estado, que debe tener a su cargo la educación superior y hacer de ella un derecho de carácter realmente democrático, ha llegado a gastar cuatro veces más en un alumno de una universidad confesional que en uno de un plantel público. Y mientras esto ocurre, faltan recursos elementales para las necesidades de las universidades nacionales.
El señor GONZALEZ MADARIAGA.-
En esto tiene mucha responsabilidad el Congreso, Honorable colega.
El señor TEITELBOIM.-
Sin duda, señor Senador.
Si examinamos las cifras del presupuesto de 1965 y las complementamos con el aporte especial de la ley de Reajustes, tenemos porcentajes de aumento de la contribución estatal que indican una tendencia muy clara a desfavorecer a las universidades del sector público y a beneficiar a las que podríamos llamar del sector privado.
En efecto, la Universidad Austral figura en el Presupuesto de 1965 y en los suplementos por el aporte especial de la ley de Reajustes, con un aumento de 66% ; la Católica de Valparaíso, con 56 % ; la Universidad Católica, con 43% ; la del Norte, con 38%, incluyendo aportes derivados de la ley 11.828; la de Concepción, con 31%. La Universidad de Chile obtiene sólo 25%, y la Técnica del Estado, 20%. Es decir, la Universidad Austral aparece con un aumento respecto de la Técnica tres veces y media superior. Y es curioso, ilustrativo y penosamente decidor este orden decreciente: las universidades que obtienen más son, en primer término, la Universidad Austral, particular y vinculada a sectores eclesiásticos; en segundo lugar, la Católica de Valparaíso; en tercer término, la Católica de Santiago; en cuarto lugar, la del Norte organismo católico; en quinto' lugar, un plantel particular, no católico: la Universidad de Concepción; en sexto lugar, la de Chile, y en último lugar, la Técnica del Estado.
Resulta, entonces, que las universidades estatales de hecho sólo tienen, además, las paqueñas entradas de las matrículas y algunos aportes de organismos extranjeros, con las que se han visto cada vez más perjudicadas en materia de contribución fiscal. Esos aportes nos merecen críticas fundadas, pues estimamos que ese cuadro de recursos míseros, de limitación y mengua de entradas, está empujando a las universidades estatales a extender la mano en una especie de mendicidad interna-dona!, que por el hecho de ser internacional no es menos mendicidad, a fin de obtener préstamos que se conceden cobrando pedazos del alma, estableciendo, aunque sea con sordina o en forma no escrita, cierto tipo de condiciones que van enajenando nuestra soberanía cultural, así como los empréstitos en el plano financiero del Estado van enajenando también la economía del país.
El Estado les dice: "No les damos; incluso, les reajustamos los aportes en un porcentaje inferior al alza del costo de la vida, pero está abierto el camino para pedir recursos en el extranjero, para solicitarlos en Estados Unidos, al BID, a la Fundación Rockefeller, a la Fundación Fullbright, a la Fundación Ford, pues ellos pueden dar dinero. Pero esto es, en cierto modo, como colocar en venta nuestra educación superior. Y reparemos, señores Senadores, que son las universidades estatales las que cumplen la función pública de impartir instrucción superior gratuita e indiscriminada. Son ellas, pues, las únicas que permiten avanzar realmente en un proceso de democratización de la enseñanza superior. Pero falta otro factor en democratización: la amplitud cuantitativa, la posibilidad de recibir a todos los jóvenes que, de acuerdo con sus capacidades intelectuales y las necesidades del país, solicitan o demandan el ingreso a las aulas.
En declaraciones formuladas en el mes de marzo, el Rector de la Universidad de Chile, don Eugenio González, afirmaba: "Pero la verdadera democratización de la enseñanza superior supone algo más radical: la posibilidad de que lleguen a recibirla todos los jóvenes aptos para aprovecharla al servicio del país". Y más adelante, al referirse a los muchachos provenientes de las clases obrera y campesina, agregaba: "Con la ayuda del Estado, estarían en condiciones de proseguir estudios en los ciclos superiores, los más capacitados para ellos. Así, el ingreso a la Universidad no sería, como ahora, el resultado de una selección injusta, porque se realiza casi exclusivamente entre jóvenes de ciertos grupos sociales", procedentes de sectores con desahogo económico para poder subvenir sus estudios universitarios y su mantención, mientras ellos duran.
La lucha por el aumento del presupuesto de las universidades estatales se enlaza, pues, íntimamente con un proceso de democratización de la enseñanza superior. Nada ganamos con seguir repitiendo que uno o dos por ciento de la población estudiantil universitaria proviene de la clase trabajadora, si se continúa por el camino del cercenamiento de los recursos de las universidades estatales, que son las que pueden dar acogida a jóvenes provenientes de dicho sector, mientras se destinan aportes cada vez mayores a las universidades particulares.
La comparación entre los años 1965 y 1966 hace resaltar aún más la gravedad del proceso de desmejoramiento de las universidades estatales. Un cotejo de los presupuestos globales da un porcentaje de aumento de 77% para la Universidad Austral, de 73% para la Católica de Valparaíso, de 52% para la Católica del Norte, de 45% para la Técnica Santa María, de 42,10% para la Católica de Santiago y de 37% para la Técnica del Estado. Esta última se mantiene siempre a la cola.
En el informe sobre "Estimación provisoria de los recursos financieros necesarios para la educación superior chilena en el período 1966-1970", se comprueban alguna de las características del sistema de financiamiento de las universidades, en las cuales, sin duda, tiene incidencia la situación especial de escaso o nulo crecimiento de los recursos de las universidades estatales. Aunque el análisis que en dicho trabajo se realiza contiene cifras globales correspondientes a todas las universidades, como base de sus cálculos, podemos estimar, por los antecedentes que hemos allegado anteriormente, que tal incidencia es significativa.
"En general" -comprueba el informe- "se puede establecer que los recursos con que han contado las universidades analizadas han seguido un curso errático y sin ninguna relación con la expansión de sus actividades.
"Las cifras más elocuentes aparecen en el cuadro 24, cuyos totales han acusado una disminución en términos absolutos, que comparados con la fuerte expansión de la población escolar atendida, pueden estar indicando un deterioro de la calidad de la enseñanza que se ha impartido en el quinquenio".
Vamos a ver cifras reveladoras sobre el gasto por alumno en la enseñanza superior.
En 1962 se gastaron, como término medio por cada alumno, Eº 3.130, y en 1964, Eº 2.483; o sea, se produjo una baja, en moneda de igual valor, de Eº 647 por cada alumno. En otros términos, estamos ahorrando dinero, sobre la base de rebajar la calidad de la enseñanza. Se está haciendo una torpe economía, gastando menos por alumno.
Con relación al desarrollo de la educación superior en los próximos años, es interesante recordar que necesitaremos muchos más alumnos.
En el documento elaborado por la Oficina Técnica de Planeamiento del Ministerio de Educación Pública bajo el título de "Estimación provisoria de los recursos financieros necesarios para la educación
superior chilena en el período 1966-1970", se hace un análisis de la situación actual, sobre la base de considerar tres niveles de educación superior, según se hayan cursado hasta dos, hasta cuatro o más de cinco años de instrucción universitaria.
De acuerdo con la mantención de la tendencia de egresos que se han dado en el período 1957-1965, el total de personas económicamente activas en el país con instrucción superior, en cualquiera de sus tres niveles, o sea, incluso con dos años de estudios universitarios, ascendería, en 1980, al paso que llevamos, a 154.782; es decir, cuatro por ciento de la población ocupada ese año tendría formación universitaria.
Ahora bien, una estimación deseable de población activa, con calificación superior para el período indicado, calculada sobre la base de previsiones moderadas de crecimiento económico del país, apunta a una cifra total de 307.485 personas. De este modo, en 1980 el 7,9% de la población activa económicamente poseería formación universitaria de un mínimo de dos años cursados. En otras palabras, a este paso estaríamos en la mitad de lo que necesitamos, si acaso se cumplen los planes.
El propio informe en referencia se encarga de prevenir contra la idea de considerar excesivamente altas estas cifras. Es verdad que ellas equivalen a triplicar en porcentaje el número actual, ya que se subiría, de 2,7% de la población ocupada, a 7,9%. Sin embargo, los índices de países desarrollados son bastante superiores. En Canadá, por ejemplo, es de 10%, y en los países europeos, sobre todo socialistas, incluso, son más altos.
Deseo terminar mis observaciones de esta mañana, expresando la preocupación más profunda por el hecho de que la máxima autoridad del país tenga frente a este problema una posición que nosotros estimamos absolutamente errada.
No se trata de atribuir el movimiento a falta de responsabilidad de los estudiantes. La verdad es que ellos se han demostrado, incluso, más responsables que nuestros gobernantes. No se trata de una fiesta de primavera; no se trata de un clásico universitario según el nuevo estilo del señor Soto, ni al de los viejos clásicos, como fue el realizado anoche; no se trata de una manifestación festiva. Se trata de una expresión de responsabilidad superior, como es preocuparse de la suerte y el destino de su plantel universitario.
Ellos quieren estudiar; no es que deseen hacer huelgas, capear clases o celebrar "calduchos". Quieren todo lo contrario: tener clases, contar con mayores instrumentos de estudio, más laboratorios, más profesores, y que a éstos se los remunere en mejor forma.
En "-El Mercurio" de hoy día, hemos leído un documento que nos debe llamar a profunda meditación: todo el personal docente de la Facultad de Filosofía y Educación de la Universidad de Chile ha dirigido una carta abierta a la opinión pública solicitando el mejoramiento de su situación económica. Hay profesores universitarios, con diez o más años de servicios, que perciben menos de 500 escudos mensuales por una jornada "ful-time". ¡He aquí un escándalo que debe terminar!
Debemos pensar en la necesidad de aumentar el presupuesto de las universidades estatales; terminar con el vicio de que las preferidas y favoritas del régimen sean las universidades particulares, en desmedro de las fiscales.
Comprendo que este país no nada en el oro. Sé que hay inquietantes problemas económicos; pero en muchas ocasiones hemos propuesto fuentes de financiamiento para permitir que la educación, la formación de los chilenos y de la juventud nuestra, de los ciudadanos del mañana inmediato, de aquellos que levantarán más alto nuestra patria, tengan la atención preferente de que habla nuestro texto constitucional.
Hace más de un año hicimos una denuncia al Presidente de la República, representándole en carta abierta el hecho de que habíamos regalado más de 40 millones de dólares a las compañías del cobre, al establecer un distinto tipo de cambio para el dólar, en circunstancias de que la ley disponía que esa diferencia debía ser reintegrada a las arcas fiscales.
Ha pasado mucho tiempo; se ha vivido una verdadera odisea. En un primer momento, el Consejo de Defensa del Estado dijo que no era posible cobrar. Luego, ante nuestros requerimientos, el propio Consejo de Defensa del Estado y la Contralo-ría General de la República determinaron que estábamos en la razón en cuanto a que esos millones de dólares deben ser reintegrados al fisco.
¡Allí tenemos más de 40 millones de dólares para la educación estatal superior! Y también existen otras fuentes de recursos. No se trata de seguir incrementando el porcentaje de impuestos cobrados a los obreros, campesinos, pequeños comerciantes e industriales agobiados por el peso tributario, el cual es una verdadera lápida mortal, pues alcanza, en muchos casos, a 60% ó 70% de sus entradas. Pero hay poderosa gente intocada, que tiene privilegios, que están liberadas de muchos impuestos, como son las grandes compañías norteamericanas.
Se está atentando contra el país, la juventud y el mañana de Chile al desatender este clamor tan justificado de la necesidad de proveer más recursos a las universidades estatales. Creemos que esos recursos existen. Hemos señalado dos fuentes, a manera de ejemplo. Estimamos que no hay fatiga tributaria para esos multimillonarios que no tributan conforme a sus ingentes ingresos. De ellos se pueden obtener recursos.
Nos asociamos y felicitamos -y nos enorgullecemos de él- al movimiento entrañablemente generoso, inmensamente responsable y valiente de los estudiantes de la Universidad Técnica del Estado, quienes, después de caminar miles de kilómetros, se han concentrado en la capital, avanzando en columnas entusiastas, desde Antofagasta, por el norte, y desde Valdicia por el sur, a fin de decir al Gobierno chileno que quieren más presupuesto para nuestras universidades, para la Técnica y la de Chile. Su noble empeño inscribe en su estandarte desplegado el que ellas cumplan la misión de abrir las puertas de sus planteles a toda la juventud capacitada para estudiar, a fin de permitir que nuestro país pueda ser culto y técnicamente desarrollado e ingresar de lleno en los avances del siglo XX, en que la técnica y la ciencia son requisitos indispensables del progreso.
Señor Presidente, pido incorporar a mi discurso un documento relativo a los fondos adeudados por la Tesorería General de la República a la Universidad Técnica del Estado y una comunicación enviada por el presidente de la Federación de Estudian-tes de dicho plantel educacional a diversos Comités del Senado, que se refiere a problemas fundamentales de esa universidad.
El señor REYES (Presidente).-
Si le parece a la Sala, se insertarán los documentos a que ha hecho referencia Su Señoría.
Acordado.
-Los documentos cuya inserción se acuerda son del tenor siguiente:
FONDOS ADEUDADOS POR LA TESORERÍA FISCAL
"Honorable señor Senador Jefe de Comité.
Presente.
Honorable señor Senador:
A nombre de la Federación de Estudiantes de la Universidad Técnica del Estado vengo en solicitar a usted su apoyo y el de la colectividad que representa en el Honorable Senado para resolver los problemas presupuestarios de. la Universidad Técnica del Estado.
La plataforma de lucha que estamos sustentando se resume en los siguientes tres puntos básicos:
Pago de las deudas, que por más de Eº 2.000.000 mantiene el Fisco con la UTE; suplementación para cubrir el des-financiamiento en los últimos meses del año actual y aumento del presupuesto hasta ahora asignado para 1967, de 'acuerdo a la petición realizada por la Universidad.
Constitución de una Comisión Tripartita Gobierno-Universidad Técnica-Federación de Estudiantes FEUT, para que, inmediatamente resuelto el problema de emergencia anterior, merced a compromisos concretos que den garantías suficientes sobre lo pedido en a) ; se dedique a estudiar un plan quinquenal de desarrollo de la UTE, armonizando su expansión con las necesidades de profesionales que el Estado señale y obteniendo así un futuro económico tranquilo para la UTE.
Aprobación de una ley especial que destine un porcentaje de las utilidades de la industria nacional en beneficio de la Universidad Técnica, contribuyendo así a su financiamiento.
La Federación de Estudiantes de la Universidad Técnica del Estado agradece desde ya su valiosa ayuda para el triunfo de nuestra justa causa.
Sin otro particular, lo saluda y queda siempre a sus gratas órdenes.
(Fdo.) : Alejandro Yáñez B., Presidente FEUT.
Santiago, 6 de octubre de 1966."
El señor ENRIQUEZ.-
Pido la palabra.
El señor ALLENDE (Presidente accidental).-
A continuación está inscrito el Honorable señor Noemi; como dicho Senador no se encuentra en la Sala, corresponde usar de la palabra al Honorable señor Barros. Con posterioridad está inscrito el Senador que habla y, en seguida, el Honorable señor Enríquez.
El señor BARROS.-
El conflicto suscitado por los alumnos de la Universidad Técnica del Estado, que ha conmovido al país durante estos días, hace meditar sobre el grave problema educacional que afecta al estudiantado nacional, no sólo perteneciente a escuelas técnicas, sino también a otras ramas de la enseñanza.
En este aspecto, a mi juicio, hay algunos puntos básicos que es necesario enunciar en esta tribuna parlamentaria.
Desde luego, es ya "vox populi" que el imperialismo norteamericano proporciona fondos a las universidades para ayudarlas en su investigación sobre la economía de guerra o para realizar encuestas o investigaciones pagadas por el Ejército o la Aviación de los Estados Unidos.
Ese país apoya a las universidades que aceptan un sometimiento ideológico para beneficiar su política bélica, es decir, el sometimiento de los pueblos.
¡Qué ejemplo más claro que las investigaciones desarrolladas en el Instituto de Fisiología de la Universidad de Chile, investigaciones que son financiadas por la Fuerza Aérea y el Ejército norteamericanos !
Recordemos el Plan Camelot y las encuestas realizadas en esa oportunidad -denunciadas en esta Corporación-, por intermedio de los institutos de la Universidad de Chile. Y aun se pretendió hacerlos en los de la Universidad Católica.
Los yanquis no dan un centavo para las universidades técnicas.
La burguesía nacional se encuentra tan sometida en estos instantes al imperialismo y es tan dependiente de él que ni siquiera es capaz de impulsar una campaña seria para financiar y ampliar la capacidad de la Universidad Técnica, cuya labor es importantísima -como aquí se ha expresado- en el desarrollo económico e industrial del país. La burguesía nacional y el imperialismo la desprecian. Aquellas fuerzas que impulsan la campaña destinada a lograr mayor presupuesto para la Universidad Técnica deben proceder poniendo al descubierto el carácter de clases del actual Gobierno y de la educación que éste proporciona.
Para fomentar el desarrollo industrial del país es indispensable contar con mayor cantidad de técnicos e ingenieros, que lo realicen en beneficio de la mayoría y no de la burguesía nacional únicamente.
Creo preciso transformar este movimiento tan importante en acto masivo, que sacuda las raíces de la nación y que en ningún caso lo aproveche sólo la burguesía nacional.
De ahí el apoyo solidario de los estudiantes secundarios; de allí la reacción contra los plumarios de "El Mercurio", que se limitan a impedir el aumento del presupuesto de la Universidad Técnica y de otras escuelas universitarias, aduciendo escasa capacidad material para albergar alumnos, como hemos leído en ese diario. Dicho periódico coincide en este sentido con el criterio del señor Frei, expuesto en la carta dirigida al Ministro de Educación y al Rector del Internado Barros Arana: se cruza de brazos y aduce agotamiento del presupuesto y una universidad aristocrática.
Con razón el estudiantado, en sus motes, levanta banderas y grita contra el Ministerio, hermano siamés del megaterio; contra asesores, que son más voraces que pirañas; contra el despilfarro de un Gobierno que pareciera estar diciendo la frase real: "Después de mí, el diluvio".
La otra gran estafa para la juventud consiste en que el bachillerato aún no ha sido suprimido. Al contrario, ha sido "yanquizado" mediante su metamorfosis en un "test". En éste hay preguntas de un esquematismo impresionante, en que, por ejemplo, el alumno debe contestar "verdadero"o "falso", en forma subrayada. Será peor que el anterior bachillerato, especialmente para aquellos alumnos pobres que no tienen acceso a bibliotecas u otras fuentes de información.
Es decir, la universidad, con esto, quiere aristocratizarle cada vez más.
A los monopolios yanquis no interesan las mentes razonantes. Desean introducir su pragmatismo simplista para resolver todos sus problemas. Así, el hombre no puede criticar el sistema de explotación por otros hombres. Este sistema dogmático es aún mucho más perjudicial que los viejos métodos de memorización que se usaban. Ahora se trata, única y exclusivamente, de memorizar lo indispensable para dar respuestas inmediatas. Esto no se llama cultura, sino idiotización de los pueblos, que es la meta de los imperialistas norteamericanos. Para muestra un botón: los "comics" y el "Reader's D-gest" que idiotizan a los niños y a los adultos, libelos ambos de contenido anticomunista a todas luces.
Ahora, al "test" preuniversitario se suma el sectarismo religioso del Ministerio de Educación, mediante la implantación obligatoria de clases de religión en los cursos básicos de instrucción primaria, sistema el cual hemos denunciado aquí junto con el Honorable colega señor González Madariaga.
Para el Gobierno democratacristiano ya la juventud está resultando cada día más rebelde. En este movimiento de la juventud técnica de Chile, donde no hay bombo en su marcha, está involucrado todo un anhelo de superación digno de valorar.
Para el Gobierno, frente al movimiento estudiantil, el eco del poema que empieza "volverán las oscuras golondrinas", está penando. Ya la juventud no ve en la Democracia Cristiana su motivación política. A los señores del bombo "se le van las golondrinas juveniles".
Desde esta tribuna, saludo al movimiento estudiantil técnico y. lo insto a desplegar y a ampliar más y más sus banderas revolucionarias y anhelantes de mayor presupuesto para la Universidad Técnica del Estado, siempre que la sordera del Gobierno mejore a la brevedad.
El señor REYES (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Allende.
El señor ALLENDE.-
Señores Senadores:
¡Once días de huelga! ¡Marcha de An-tofagasta a Copiapó, La Serena, norte grande y norte chico! ¡ Mil quinientos kilómetros! ¡Valdivia, Temuco, Concepción, Talca, en el sur! ¡800 kilómetros!
¿Por qué y para qué hacen esto los estudiantes? Para reclamar el pago de lo adeudado a la Universidad Técnica del Estado; para que se curse la suplementación presupuestaria de ese plantel, correspondiente al año 1966, y para que sean entregados 83.000 escudos que solicita dicha universidad, cantidad necesaria para que ésta pueda continuar desarrollando su fructífera labor. Todo ello es la expresión de una conciencia de alto nivel de parte de los estudiantes de la Universidad Técnica del Estado, todo ello al margen de cualquiera tendencia política y con una profunda y honda inquietud que debe merecer el respeto y la comprensión de los poderes públicos.
En nombre del Partido Socialista, expreso, en esta mañana, mi amplia y absoluta solidaridad con los jóvenes estudiantes de la Universidad Técnica del Estado; les expreso nuestro apoyo a sus justas peticiones y declaro que tanto los jóvenes universitarios como el personal docente y administrativo de esa universidad están unidos en esta justa y noble lucha por el progreso de dicho plantel, lo cual implica el progreso mismo de Chile.
Deseo esta mañana ampliar un tanto mis observaciones por considerar que algunos importantes aspectos han sido abordados en profundidad en los discursos pronunciados por mis Honorables colegas señores Teitelboim y Barros. Pido excusas al Senado por la forma cómo deberé exponer mis observaciones, pero, en verdad, no he tenido tiempo para esquematizar mis ideas ni para buscar los documentos pertinentes. Pero pienso que, aun así, improvisadamente, podré exponer algunos aspectos que entroncan con la vida misma de nuestro país y están directamente vinculados al futuro de Chile y a su destino.
Deseo -quizás no cometa un error- cumplir con el deber de hablar a los señores Senadores, pero no puedo ignorar que en tribunas y galerías hay, en estos instantes, nutrida concurrencia, fundamentalmente de juventud chilena, de muchachas y muchachos de la Universidad Técnica del Estado. Quiero decir a los señores Senadores -y los estudiantes lo oirán- que ser estudiante universitario en un país subdesarrollado como el nuestro, constituye un privilegio extraordinario, es una ventaja que alcanzan tan sólo unos pocos, es una realidad que implica la injusticia económico-social de un sistema. También los que hemos pasado por la universidad somos privilegiados. Basta recordar que hoy día, de cada cien alumnos que hay en la universidad, solamente dos son hijos de obreros. Es decir, tanto la educación superior como las educaciones media y primaria, están evidenciando en Chile la existencia de un privilegio para unos pocos frente al ansia infinita de todos por tener derecho al pan espiritual.
Por eso, más que nada, y aunque sea en forma improvisada, me interesa plantear ante el Senado cuál es el destino, cuál es el futuro del país. Para ello quisiera, con el respeto con que deben tratarse estas materias, recordar algunos hechos. Chile marca, con cifras de fuego, una realidad social brutal que afecta a la mujer chilena: la segunda causa de mortalidad general de la mujer, en nuestro país, es el aborto. Aquí comienza el drama del destino de la patria. ¡ Ciento ochenta mil abortos al año, producidos por causas económicas y sociales! La mujer, que tiene como misión maravillosa de la vida prolongar la existencia; que tiene, como sublime expresión de femineidad, el ansia infinita de ser madre, se ve compelida a arrancarse de las entrañas el futuro hijo, por motivos ajenos a su voluntad y a sus sentimientos. Ciento ochenta mil abortos al año marcan el drama brutal de una realidad económico-social, que tantos tratan de ocultar, pero que golpea tan violentamente.
Pese al tiempo transcurrido, al aumento vegetativo de la población y al avance de la técnica médica, siguen en pie algunas cifras que, con valentía, estampé en un libro hace veintiséis años, cuando fui Ministro de Salubridad de PedroAguirre Cerda. En la primera página de ese libro, "La Realidad Médico-Social Chilena", bajo una fotografía que muestra a un niño que tiene en sus brazos a otro que duerme, mientras pasa indiferente un transeúnte, expresé lo siguiente:
"Por cada veinte partos, nace un niño muerto. La mortinatalidad nuestra equivale al 50,5% de los nacidos vivos; por cada mil nacidos vivos, mueren doscientos cincuenta. Por cada diez niños nacidos vivos, muere uno antes del primer mes de vida; la cuarta parte, antes del primer año; y casi la mitad antes de cumplir nueve años. Cuatrocientos mil niños no concurren anualmente a ninguna escuela, lo que representa el 42% de la población en edad escolar. Tenemos seiscientos mil jóvenes analfabetos. El 27,9% de los nacidos vivos son hijos ilegítimos, cifra ésta la más alta entre los países civilizados" que tienen estadística.
Si partimos de estos hechos y, con un esfuerzo no muy grande de la imaginación, vamos siguiendo el derrotero de los que pueden nacer, de los que sobreviven al primer año de vida, de los que empiezan a ser niños y de los que llegan a ser jóvenes, encontramos otros hechos que la juventud de nuestra patria no debe desconocer.
Chile señala el hecho brutal de que un porcentaje extraordinario de nuestra infancia se alimenta mal. A consecuencia de ello, una alta proporción de nuestros niños tiene alteraciones en el desarrollo, sufre de enfermedades por carencia que van marcando, lenta pero profundamente, a una raza. Dice un trabajo del Colegio Médico de Chile:
"Nacen en Chile 260 mil niños al año, de los cuales 35 mil (13%) mueren durante el primer año de vida, de cuya cifra el 75% sería evitable. Datos concretos indican que el 60% de los niños chilenos tiene tallas bajo lo normal; el 62% acusa peso igualmente subnormal; el 42% presenta anemias por carencia de glóbulos rojos; el 19%, anemias por falta de hemoglobina; el 15% revela encías esponjosas y sangrantes, y el 86% muestra dentaduras en pésimas condiciones. La mortalidad general del país es muy 'alta, ya que llega al 12,2%".
Aparte eso, tengamos presente que se producen 180.000 abortos al año. Cifras brutales de morbimortalidad infantil; porcentajes dramáticos que configuran el cuadro de una raza empobrecida, marcada por una injusticia que, indiscutiblemente, está indicando la suprema responsabilidad de los poderes públicos y, sobre todo, de aquellos que, teniendo el poder y diciéndose revolucionarios, marchan por los viejos y rutinarios caminos que han conducido a esta realidad económica y social.
Señores Senadores, ¿qué sucede con los niños campesinos? ¿Cuál es el porcentaje de muchachos campesinos chilenos que logra siquiera alcanzar a leer? ¿Qué proporción de ellos alcanza a tener tres años de escolaridad, que es el promedio de la escolaridad en Chile? ¿Será necesario repetir incansablemente lo que es la pirámide de la incultura, para que nos demos cuenta, alguna vez, cómo se derrocha en nuestro país lo que más vale: el potencial de inteligencia de nuestros niños y jóvenes? ¿Podrá alguien pensar que una nación llegará a alcanzar niveles superiores de progreso si no existe una preocupación básica y esencial encaminada a dar a las generaciones presentes y futuras por lo menos la posibilidad de prepararse y de educarse? ¿Hay crimen mayor, injusticia más dramática, interrogante más amarga, para un padre o una madre, que no poder educar a sus hijos?
Por eso, sin romper la tradición del Senado, he dicho que, sin ignorar la presencia de universitarios en este recinto -habitualmente al margen de quienes concurren a nuestras sesiones-, he querido empezar mi intervención improvisada señalando el privilegio que implica ser estudiante universitario. Pero me complace que dicho privilegio lo ejerzan, en este instante, con preocupación ciudadana y alto sentido de responsabilidad, los estudiantes de la Universidad Técnica del Estado, empeñados en obtener de parte de un poder sordo y ciego que se aboque al estudio de una solución justa, a fin de que la universidad pueda lograr el nivel de desarrollo reclamado por el país.
Si el hijo del campesino queda marcado por la injusticia de un régimen que le impide llegar hasta el primer ciclo de la educación primaria, el del obrero o el del empleado ¿alcanzan siquiera satisfactoriamente una educación que los capacite y los prepare para su propia existencia, no digo ya para contribuir a la gran tarea común y colectiva que debe realizar un país en razón del esfuerzo de un pueblo, que, como el nuestro, registra tan tremendos desniveles expresados en hambre, desocupación, enfermedad, mugre, miseria fisiológica y miseria moral?
Tengo a la mano algunas cifras que expusimos oportunamente en un folleto que editamos en la campaña presidencial de 1964. En él consignamos datos de la Federación de Maestros, que señalan lo siguiente :
"Por cada 100 estudiantes chilenos, concurren :
80,6'/ a la enseñanza rimaría.
11,9% a la enseñanza secundaria.
5,9% a la enseñanza especial.
1,6 a la enseñanza universitaria.
"Además, de cada 100 niños que ingresan al primer año primario, sólo 17 llegan al 6º año primario.
9 llegan al 1º año de humanidades.
3 llegan al 6º año de humanidades.
1,5 llegan al 1° año de la universidad".
Creo que esta pirámide de la incultura constituye el discurso más elocuente y condenatorio contra un sistema, un régimen, y sus sostenedores.
De cada cien niños, veinte, por razones ajenas a su voluntad, no pueden ingresar a la educación primaria. Por eso, tenemos una cifra extraordinariamente alta entre analfabetos absolutos y relativos: 40% de la población.
De cada cien niños, 11,9 alcanzan la educación secundaria.
¡ Fíjense, señores Senadores, cuántos se quedaron y qué nivel de educación elemental alcanzaron, en circunstancias de que la escolaridad primaria promedio en Chile llega a tres años! Así, de cada cien niños, 5,9 alcanzan a la enseñanza especial y 1,6 la universitaria. Por eso, dije que nosotros y la juventud universitaria -es decir, los que hemos pasado por la Universidad y quienes están en ella- somos privilegiados.
Quienes fuimos estudiantes y hoy somos profesionales por habérnoslo permitido la situación económica de nuestros padres, y los que son actualmente universitarios, tenemos la tremenda responsabilidad de señalar con hechos y palabras que esta situación no puede continuar.
El tema que estamos analizando debiéramos y debemos plantearlo, inclusive, más a la de las fronteras políticas. No puede culparse sólo a este Gobierno; no podemos desconocer algunas tentativas realizadas, en especial respecto de la ampliación de la matrícula en las escuelas primarias, de la construcción de un número determinado de nuevos establecimientos escolares y de la creación de nuevas plazas de maestros. Ello constituye un aspecto positivo del Gobierno democratacrisliano. ' Si este Gobierno tuviera la honradez, junto con el partido político que lo sostiene, de decir que es un Gobierno capitalista más, yo calificaría de auspicioso el esfuerzo que ha hecho en la educación primaria. Pero tratándose de una Administración y un partido que dicen ser revolucionarios, sobre todo cuando este último, a lo largo de muchos años, expresó su decidida voluntad de cambios, a mi juicio, uno tiene derecho para afirmar que el esfuerzo realizado no tiene ni las proyecciones que debería tener, ni corresponde a la concepción de lo que es el desarrollo planificado de la educación chilena. En mi concepto, ni siquiera tiene derecho a llamarse reformista en profundidad, no digo revolucionario.
He reconocido el esfuerzo de este Gobierno en el campo de la educación primaria. ¿Pero qué se ha hecho en el de la secundaria o respecto de la obligación del Estado de preocuparse de la educación superior?
Si he planteado como interrogante el destino de la juventud chilena, ha sido porque también puedo señalar otro aspecto que está contenido en mis palabras: la defensa y protección de la salud y el desarrollo equilibrado del ser humano. Al respecto, aparte un aumento apreciable en la distribución de leche, para dar cumplimiento a una ley de iniciativa de estas bancas, nada amplio y serio se ha hecho en lo tocante a ¡a salud, por intermedio del Servicio Nacional de Salud.
Al decir esto, estoy destacando que en los dos aspectos más esenciales y básicos de un país, la salud y la educación, el Gobierno actual exhibe una actitud similar a la de los anteriores; actúa parsimoniosamente, sin apremio, sin la inquietud que debería tenerse para recuperar las horas muertas y perdidas durante años y años en un país que se desangra, ¡según demuestran sus cifras de morbimortalidad; en un país que desprecia y bota lo que más vale: la capacidad potencial de sus generaciones futuras y presentes.
Cuando desde las bancas cuantitativamente semidesiertas de enfrente y de las casi desiertas de la Democracia Cristiana, se levantan voces para criticar a los regímenes socialistas, uno ve falta de preparación o pasión ciega.
Cuando el Gobierno, por intermedio da personeros de la Democracia Cristiana, por ejemplo, plantea sus soluciones como camino de liberación de los pueblos de América Latina y, por otra parte, el imperialismo se empeña en anteponer a la revolución cubana el reformismo democratacristiano, uno piensa tan sólo en algunas cifras relativas al desarrollo de la educación y de la cultura alcanzado en Cuba, para demostrar la diferencia tangencial que existe entre una revolución falsa y una auténtica.
Cuba, agredida militarmente, saboteada, cercada, sin poder comerciar, invadida; Cuba -no según nosotros, sino a juicio de los organismos técnicos de Naciones Unidas- terminó en un año con el analfabetismo. ¿Por qué? ¿Acaso porque fueron sólo maestros quienes cumplieron esta alta tarea? No. Se movilizó un pueblo. Personalmente, tuve la satisfacción de ver muchachas de dieciséis años y ancianas respetables de 70 y 80 años, engrosando las brigadas alfabetizadoras. Se movilizó todo un pueblo bajo un lema tan simple como maravilloso: "Si no sabes, aprende; si sabes, enseña"
Cuba, agredida militarmente, saboteada, injuriada, calumniada, tiene más de 70.000 becarios de provincias estudiando en La Habana. No diré que ha triplicado, sino multiplicado por quince o veinte, la posibilidad de dar cabida, en una concepción amplia de universidad para Lodos, a todos los jóvenes cubanos que quieren estudiar. Pero más que eso, les ha exigido a éstos que se preparen. Las cifras que deben alcanzarse en las distintas profesiones demuestran la gran visión revolucionaria que indica que no hay progreso si no se cuenta con base técnica, conocimiento, estatura intelectual.
En Chile, nos enfrentamos con esta realidad que hoy aflora en la expresión justa de protesta de los estudiantes de la Universidad Técnica del Estado.
A propósito de ello, agradeceré a la Mesa, cuando haya quórum, solicitar el acuerdo de la Sala para insertar en mi intervención algunos cuadros estadísticos que temo no poder analizar en esta oportunidad, ya que no deseo monopolizar el uso de la palabra. Dichos cuadros dicen relación a la realidad económica de esa universidad.
-Los cuadros, cuya inserción se acordó con posterioridad, son los siguientes:
DÉFICIT PRESUPUESTARIO
JUSTIFICACIÓN DÉFICIT PRESUPUESTARIO
RECURSOS FISCALES
FONDOS SOLICITADOS POR LA UNIVERSIDAD TÉCNICA DEL ESTADO
Nos encontramos -repito- frente a una realidad educacional que nosotros analizamos honesta y seriamente en un folleto que publiqué al cumplirse un año del acceso al Poder del Gobierno democratacristiano. En él dediqué algunas páginas y cifras a la política educacional de la Democracia Cristiana. En el epígrafe de este folleto, expreso:
"Un vago "Bien Común" es base educacional de la Democracia Cristiana. Sus propósitos se identifican con la posición confesional. Aun con la mayor matrícula de 1965 subsisten las mismas vacancias clásicas. Enorme aumento burocrático y prescindencia de las organizaciones de maestros son índice del Ministerio de Educación. Asfixia financiera de la U. de Chile." Es decir, el movimiento popular, el Partido Socialista, que con satisfacción
al cambio de Eº 3.30 e/u al cambio de Eº 3.30 e/u al cambio de Eº 3.30 c/u al cambio de Eº 4.50 c/u al cambio de Eº 4.50 c/u al cambio de Eº 4.50 c/u representamos en este hemiciclo, advirtió todo esto; no ahora, no porque haya una huelga, no para culpar única y exclusivamente al Gobierno, sino, inclusive, reconociendo que éste ha tenido más preocupación que otros, pero que ella ha sido insignificante con relación a la gran tarea que debe realizarse. Si tomamos en consideración la filosofía del pensamiento del Gobierno democratacristiano, en ese concepto tan vago del bien común, aparece reflejada una vez más la ambigüedad vacilante que tiene esa expresión en otro ángulo. Cuando habla de las (transformaciones que llevarían al régimen comunitario y cuando tras esa fraseología ampulosa e inconexa del bien común apunta la decisión de mantener los privilegios de una educación particular; cuando se habla de la caducidad de los principios de un estado docente para levantar la oriflama de la libertad de enseñanza que lleva envuelta la concepción de mantener privilegios que desconocen la labor del Estado y su obligación fundamental, y cuando todo ello tiene como resultado evidente el estrangulamiento económico de los organismos superiores de la educación, que son las universidades, uno comprende que también en esta materia la Democracia Cristiana y el Gobierno defienden jesuíticamente su pensamiento, que es, indiscutiblemente, trasnochado, frente a la gran tarea de crear un hombre nuevo, con mentalidad distinta, con pensamiento abierto, sin fronteras y frente a la realidad de un mundo que está en revolución, donde crepitan los pueblos y se levanta una voluntad insobornable de dar el derecho a la educación, a la salud y al trabajo al hombre común de nuestro continente.
Mientras tanto, uno ve cómo el poder ciega y hace soberbios a hombres que en apariencia eran modestos en su actitud pública, como es el caso del ciudadano Presidente de Chile, que en carta dirigida al Rector del Internado Barros Arana, desconociendo estas 'realidades, usa expresiones condenatorias para una inquietud que, por suerte, tienen los universitarios chilenos.
¡Qué amargura tendría yo al término de mi vida física y política, si viera castrada mental y espiritualmente a la juventud! ¡Qué drama sentiría por el fracaso de mi vida, dedicada a una preocupación pública honesta, y de los esfuerzos populares, si la juventud chilena no vibrara y no se preocupara por sus propios problemas!
Por eso, desde aquí, con pasión de médico, con fe de revolucionario, con ansias de chileno, destaco la justicia de que los jóvenes se vuelquen a las calles, usen sus cantos rebeldes para sacudir la inercia de un Gobierno y el silencio de los Poderes Públicos, para que haya una preocupación seria y realmente revolucionaria ante la realidad que confronta nuestro país en el campo educacional.
Se ha dicho, también, que ser universitario es un privilegio. Desde aquí hablo a los universitarios de Chile para que ellos, que pueden entender, comprendan que, de cada cien muchachos, 1,6 llega a la Universidad; para que los hijos de profesionales, como son los míos, de gentes que tuvieron los medios económicos paira hacerlos estudiar, entiendan cómo quedan a la vera de la educación cientos y males de miles de muchachos y de niños en nuestra patria.
Reclamo de esos estudiantes que han dado esta lección cívica extraordinaria, más y más preocupación, no sólo por el problema que a ellos atañe, de su grande y querida universidad, sino por el problema general de la educación en nuestro país. Mientras hay problemas en la Universidad Técnica, y los hay angustiosos en la Universidad de Chile; mientras hay problemas en la enseñanza superior del Estado, como lo ha demostrado con cifras irrefutables el 'Honorable señor Teitel-boim, en una actitud que entraña toda una política, toda una táctica, toda una estrategia, el Gobierno levanta conceptos de una filosofía destinada a cercenar las posibilidades de que el niño, el joven o el hombre de Chile tengan la visión de un mundo en la amplitud extraordinaria que hoy da el avance de la técnica y la ciencia.
No concibo estudiantes universitarios al margen de sus propios problemas; no concibo estudiantes universitarios ajenos a la realidad económica y social del país; no concibo estudiantes universitarios sin entender el significado de que 20% de nuestra población no sepa leer ni escribir y que hay 40% de analfabetos absolutos o parciales; no concibo estudiantes universitarios indiferentes a las cifras brutales que he dado respecto del drama de las mujeres chilenas y la mortalidad infantil; no concibo a los profesionales del mañana sin entender el drama de su propia frustración, de la frustración de un país, cuando sabemos que miles y miles de sus universitarios van más allá de las fronteras materiales de Chile para buscar posibilidad de subsistencia mejor.
Lo que ocurre es que también este régimen prepara a la gente esencialmente para conquistar ventajas económicas por medio de su esfuerzo, porque nuestra educación no tiene contenido democrático y ni siquiera la finalidad de enseñar ampliamente, por lo menos, lo que es una auténtica democracia, aun en un régimen capitalista. Para qué hablar de una educación que niega la existencia de corrientes filosóficas, no obstante que más de mil millones de seres humanos -y nosotros, con satisfacción- nos empapamos en su contenido, en el análisis de los fenómenos del mundo y la interpretación de los hechos históricos por medio de un pensamiento realista y científico como es el marxismo.
¡Estamos retrocediendo! ¡Democracia Cristiana, Gobierno revolucionario, revolución en libertad! ¡Borracheras de palabras que no tienen contenido ni vitalidad, ni fuerza dinámica ni fe! No puede haber fe, no puede haber confianza ni puede ser revolucionario un Gobierno que, en Jugar de orientar y estimular la acción rebelde de la juventud, procede por medio de sus funcionarios, como lo ha hecho en Temu-co, a bajar de los autos y camiones a los muchachos que querían llegar hasta aquí, y a castigar y multar a los conductores de esos vehículos por el tremendo delito de recoger a esos estudiantes. ¡Gobierno revolucionario que inventó el "slogan", envejecido antes de nacer, de la "patria joven", para negar a ¡los jóvenes, auténticos patriotas, el derecho a protestar por algo que los toca tan de cerca, como es el destino de su propia universidad, que es el destino de la juventud chilena!
Desde estas bancas, con la autoridad moral que nos da el habernos preocupado siempre de estos problemas, con la solvencia que concede el haber escrito hace 30 años sobre estas materias, cuando éramos Gobierno -y bastante hicimos para
terminar con algunas lacras que todavía subsisten-, con fe en el pueblo y, sobre todo, con confianza en la juventud, porque una juventud sin vitalidad, sin fuerza creadora, sin espíritu rebelde, no es juventud ; desde estas bancas -repito-, digo al Gobierno, que tanto ha derrochado la confianza del pueblo, que siquiera cristianamente se preocupe del destino de Chile, que está en su juventud; que no levante viejas banderas que niegan el pensamiento libertario, en la concepción del hombre, su destino y su desarrollo; que no trate de imponer la educación religiosa como una necesidad para todos, porque hay hombres que 'tenemos un sentido profundamente humano de la vida a pesar de carecer de creencias religiosas; que no venga a imposibilitar el desarrollo de la educación superior por medio del cercenamiento de los presupuestos para las universidades del Estado; que no desconozca la obligación fundamental de un Gobierno de hacer de la educación la preocupación básica de su acción.
Un hombre que era maestro y que se proyecta en la historia de Chile con los caracteres imborrables de un estadista -me refiero a don Pedro Aguirre Cerda-, tomó como lema de su Gobierno "Gobernar es educar y dar salud al pueblo". ¡Qué aprenda Frei de la historia y de los que ayer, con más derecho que él, llegaron a ser Presidentes de Chile! ¡Recuerde el Jefe del Estado que el destino de un país está en su juventud! ¡No niegue al niño chileno el derecho a la salud y a la escuela! ¡No niegue al muchado chileno el derecho a la educación! ¡ No niegue al universitario chileno el derecho a ser un técnico al servicio de su patria y al destino común por el cual estamos luchando!
He dicho.
El señor REYES (Presidente).-
Si le parece a la Sala, se acordará incluir en el texto del discurso los documentos a que hizo mención el Honorable señor Allende
Acordado.
El señor REYES (Presidente).-
Puede usar le la palabra el Honorable señor Enríquez.
El señor ENRIQUEZ.-
Señor Presidente, quitaré muy poco tiempo al Honorable Senado, en razón de dos órdenes de consideraciones: en primer lugar, que no hace ya falta analizar una serie de datos y cifras, pues ya se ha hecho, sobre todo en la muy completa y acuciosa exposición del Honorable señor Teitelboim; y, en segundo lugar, porque no es necesario que el Partido Radical abunde en conceptos que constituyen y han constituido siempre una actitud permanente de su parte a favor de la educación en todas sus ramas y en todos sus niveles.
Desde que el Partido Radical nació a la vida política, ha tenido como preocupación preferente la cuestión educacional, y siempre lo ha demostrado, con hechos y realizaciones. De tal manera que, circunscribiendo ¡mis observaciones, no al problema educacional en su totalidad, sino al que ahora nos interesa, el de la Universidad Técnica del Estado, basta recordar cómo nuestra colectividad ha dado permanentemente atención a esa rama de la enseñanza. Sólo quiero traer a la memoria de todos el enorme auge que ella tuvo con la llegada a la Presidencia de la República dedon Pedro Aguirre Cerda; cómo se multiplicaron bajo ese Gobierno- con el lema que acaba de recordar el Honorable señor Allende: "Gobernar es educar"- las escuelas técnicas, las profesionales, las industriales, en fin, todas aquellas que miraban a este aspecto de la formación de nuestra juventud.
Pero no se detuvo ahí el trabajo de nuestra colectividad política en esta rama de la enseñanza. Y bueno es hacer saber a quienes lo ignoran o recordar a quienes lo han olvidado, que el Partido Radical es el creador de la Universidad Técnica del Estado. Correspondió al Senador que habla, como Ministro de Educación, el año 1946, durante la Vicepresidencia de don Alfredo Duhalde, dictar el decreto supremo por el cual se designó una comisión bipartita, compuesta por representantes de la Universidad de Chile y de la enseñanza industrial, para estudiar y proponer la creación de ese plantel. Mientras el Senador que habla ocupaba la Cartera de Educación, esa comisión emitió su informe, favorable a la creación propuesta. Los antecedentes obran en el Ministerio, pues la carpeta correspondiente la entregué a mi sucesor, que fue Ministro de Educación y parlamentario radical, don Alejandro Ríos Valdivia, quien prosiguió en esta labor-Y cuando el señor Ríos Valdivia era Diputado -había dejado de ser Ministro-, bajo la administración del Presidente radicaldon Gabriel González Videla, el Congreso dictó la ley que creaba la Universidad Técnica del Estado.
En consecuencia, los radicales, grandes impulsadores de esta rama de la educación, con toda la importancia que ella tiene, como aquí se ha destacado, hemos sido los creadores de ese plantel educacional. Conocemos perfectamente el problema y no tenemos por qué extendernos en mayores conceptos para expresar la solidaridad del Partido y de sus parlamentarios con los profesores, empleados y estudiantes de esa universidad, y nuestro deseo vehemente de que el Gobierno de la República dé satisfacción a las que consideramos muy justas aspiraciones de todos ellos, más aún si se toma en consideración que, gracias al trabajo, el esfuerzo y la colaboración persistente del Partido Radical, el Gobierno ha dispuesto de herramientas que le han permitido abordar el problema educacional, y de recursos que deben destinarse a esta fundamental necesidad colectiva con mayor generosidad que como lo está haciendo. Es así como el Senador que habla, en su calidad de presidente de la Comisión de Educación en el período parlamentario pasado, contribuyó también, en la medida de sus fuerzas, al despacho por el Congreso de dos leyes fundamentales en esta materia: la que creó el fondo nacional para la construcción de establecimientos educacionales -traigo esto a colación, porque uno de los problemas de la Universidad Técnica consiste en que todavía no se reconstruye, en la antigua Escuela de Artes y Oficios, la parte destruida por un incendio-, y aquella que centralizó y aumentó los recursos para la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas, lo cual ha permitido al actual Gobierno ampliar en forma considerable las matrículas, aumentar cuantitativamente los becarios y llevar ayuda a estudiantes universitarios.
Por último, también como presidente de la Comisión de Educación del Senado, integré durante aproximadamente tres años la comisión que planificó la educación en Chile, organismo amplio, en que había representantes de los diversos sectores de los maestros y pedagogos de nombradía. Tales estudios terminaron con informes, estadísticas, tabulaciones y todas las basas, en fin, de lo que debe ser un plan integral de reforma de la educación en nuestro país, en sus diversas ramas, en los distintos niveles, en todos sus aspectos. Es el que está aplicando el actual Gobierno, sin querer reconocer -como deben hacerlo los Gobiernos- la obra de sus antecesores, porque esa comisión recomendó básicamente, en esa reforma integral, para empezar, una enseñanza básica que abarcara un período de nueve años, es decir, los seis da la enseñanza primaria más tres del primer ciclo de la secundaria, a fin de empezar desde allí la diversificación de acuerdo con las aptitudes, las vocaciones, las capacidades, para ir distribuyendo, entonces, a los estudiantes en las respectivas ramas.
Ese plan -repito- es el que se está aplicando por el Gobierno. Pero éste, en vez de reconocer que pedagogos, expertos y representantes de los maestros y de las diversas actividades nacionales contribuyeron a ese estudio, a esas conclusiones, ha lanzado, como si fuera de su exclusiva creación, una reforma educacional que ha llamado, por este año, del séptimo año, y que en el próximo permitirá de nuevo echar a vuelo las campanas y hacer sonar estruendosamente el bombo, en lo que llamará "la campaña del octavo año", y después, en 1968, "'la campaña del noveno año". Pero tampoco recuerda que los fondos que se están destinando, las becas que se conceden, los auxilios que se otorgan, derivan de las leyes que he mencionado; como tampoco que los fondos que se están empleando en materia de construcción de establecimientos educacionales provienen de una ley anterior a este Gobierno, despachada por el Congreso en el período parlamentario próximo pasado.
Lo que ahora interesa es la Universidad Técnica y la necesidad de dotarla de recursos. Sabemos que la enseñanza técnica es cara, que requiere de una serie de instalaciones y de material que no necesita la enseñanza puramente humanista o la primaria o, incluso, algunas ramas de la enseñanza universitaria. No ignoramos que es cara. Pero también conocemos -no hace falta ahondar en ello- la enorme importancia que este tipo de educación tiene, en un plan coordinado y armónico, para nuestro desarrollo económico y social. De ahí, en consecuencia, que en un bien establecido plan de prioridades, debe darse la debida importancia a la dotación suficiente de recursos para la Universidad Técnica. Creemos que ésta no es tarea difícil. Es fundamentalmente una labor de reordenación de los gastos, pues muchos de los que hoy día se están efectuando pueden ser suprimidos o rebajados en beneficio de la educación, para satisfacer las aspiraciones de la Universidad Técnica, entre otras finalidades también imprescindibles. Pero hay una serie de gastos que no tienen justificación alguna y en los cuales -quiero decirlo- gran responsabilidad cabe al Congreso. Bastantes millones de escudos se están derrochando inútilmente.
No podemos hablar, hoy día, de la fiscalización de la Cámara de Diputados. No la permitiría en forma real y efectiva la "aplanadora" de los 82 Diputados democratacristianos. Pero hay responsabilidad también da otros sectores. No olvidemos que cuando se pidió una cantidad apreciable de millones de escudos para gastos reservados del Ministerio del Interior y otros, nos opusimos tenazmente a ello, hasta el final; pero recuerdo que los Senadores del Partido Comunista, si la memoria no me engaña, aprobaron ese gasto o, mejor dicho, esa autorización. Se abstuvieron los Senadores del Partido Socialista. Hoy día vemos a intendentes y gobernadores firmar y girar cheques con cargo a esos fondos para una serie de fines que no se justifican, pero que sí se explican desde el punto de vista del Gobierno y su partido único, como es la campaña proselitista electoral en que se encuentran empeñados. Asimismo -no por temor de repetirlo, debe dejarse de insistir en ello-, debe destacarse todo el derroche fiscal del dinero de los contribuyentes, en un país agobiado por contribuciones, imposiciones y una serie de cargas de toda índole, que se está haciendo con motivo de una duplicación inútil de funciones, como en el famoso ODEPLAN. ¿No existe en la Corporación de Fomento el departamento respectivo para planificar? ¿Es necesaria esa cantidad de promotores, de asesores, de gente que no tiene preparación alguna y gana sueldos millonarios en duplicación de funciones, mientras se desatienden actividades básicas del Estado?
Basta una simple reordenación de gastos. Y llamo la atención del Congreso Nacional respecto de la responsabilidad que le cabe en estas materias, porque ha ido perdiendo importancia entre nosotros algo fundamental: la discusión anual de la ley de Presupuestos, de gastos y de ingresos de la Nación. Ya en el Gobierno anterior, en virtud de facultades extraordinarias otorgadas por el propio Congreso, se sustituyó o reemplazó la ley orgánica de Presupuestos y se dictó la actualmente vigente, que es el decreto con fuerza de ley Nº 47, si mal no recuerdo, en virtud del cual prácticamente se anularon las funciones del Parlamento. Y esto se ha ido intensificando con una serie de prácticas viciosas que el Congreso ha aprobado, tales como las autorizaciones globales de gastos a los diversos Ministerios, que le impiden tener hoy día el control del gasto público. Repito e insisto: del dinero de los contribuyentes, porque se suele hablar del fisco como de una entidad, pero los dineros fiscales son de los contribuyentes y a éstos les cuesta mucho, enorme sacrificio, pagar los impuestos. El Congreso debe ser celoso guardador de ese dinero.
Tenemos, pues, el problema de las autorizaciones globales al Gobierno, para que éste pueda gastar como se le antoje, con planes que la Comisión Mixta de Presupuestos ni siquiera conoce, ya que se le dice que hay un plan de obras públicas, un plan habitacional, un plan de esto y de lo otro, y a los cuales el Ejecutivo no está obligado a ceñirse, desde el momento en que puede alterarlos.
Hay otras autorizaciones, también cuantiosísimas, para que el Gobierno gaste como le venga en gana, incluso torciendo la nariz a las leyes, de tal manera que ni la Contraloría puede objetar una serie de nombramientos. ¿ Por qué ? Porque la denominación respectiva no se encuentra en ninguna ley. En efecto, si una ley exige título de profesor primario, contador o abogado para determinado nombramiento, la Contraloría no cursa la designación si no se cumple tal requisito. Pero cuando el decreto respectivo nombra a un "planista", un promotor o un asesor, la Contraloría no puede, debido a que sobre esto no hay ley, dejar de tramitar el decreto. Así, se atropella a cientos o miles de funcionarios con años en la carrera, con experiencia y conocimientos, para designar a un personaje de la calle, sin título, sin experiencia, sin preparación de ninguna clase. Pero, sí, hay sueldos millonarios.
Para remediar tales anomalías1 basta -vuelvo a decirlo- una ordenación de los gastos y, al mismo tiempo, que la Comisión Mixta de Presupuestos se preocupe de iniciar sus labores de inmediato. En este aspecto hay otra práctica que usa el Gobierno democratacristiano.
El proyecto de ley de Presupuestos se envió el 1° de septiembre, y estamos ya en octubre. ¿Ha hecho ya su exposición sobre el estado de la hacienda pública el señor Ministro del ramo? ¿Ha empezado a trabajar la Comisión Mixta de Presupuestos? Hasta el día de hoy, no. Probablemente, a mediados de noviembre o en diciembre, y a velocidad supersónica, se comenzará a despachar la ley de Presupuestos, sin que nadie sepa nada. Y el 30 ó 31 de diciembre será sometida a votación sin discusión de ningún género, porque estarán vencidos todos los plazos, y se irá aprobando por Ministerios. De nuevo cifras globales, sin que esta tribuna, que es la que debe informar a la ciudadanía de cómo se gastan los dineros que ella entrega para cubrir los gastos públicos, pueda enterarse ni saber nada de nada. Después queda únicamente el coro de lamentaciones.
Si sabemos responder a esto, no hay ninguna duda de que, sin necesidad de mayores tributos ni de nuevos sacrificios para los contribuyentes, puede haber dinero para atender a las justas peticiones de la Universidad Técnica del Estado y llevar a la educación y la enseñanza universitaria, en general, los recursos que le están haciendo falta. Pero, naturalmente, una serie de personas que no están desempeñando ninguna función útil en la Administración, sino únicamente recibiendo el pago de servicios electorales, o que han llegado, como llegan siempre al nuevo Gobierno, por bandadas, a ubicarse en el Presupuesto y en la Administración Pública, no tendrán nada que hacer y deberán irse. Bastaría sólo eso.
Para no entrar al detalle de las necesidades de la Universidad Técnica, quiero pedir, como lo han hecho otros colegas con anterioridad, que se inserten en el texto del debate los oficios que el Rector de ese establecimiento ' ha dirigido al señor Ministro de Educación para pedirle las sumas que considera necesarias para el normal desenvolvimiento de la Universidad y, además, objetar las reducciones hechas en ese presupuesto. Mi propósito es que los estudiosos puedan tener pleno y cabal conocimiento de esta materia. Al mismo tiempo, solicito la inserción de los anexos de esos oficios, en los que se indican el número y explicación de los gastos, el actual déficit y las cantidades a que deben llegar los presupuestos corrientes y de capital. No sé si en este momento hay quórum en la Sala para la adopción de tal acuerdo.
El señor REYES (Presidente).-
Si le parece a la Sala, se insertarán los documentos referidos.
Acordado.
-Los documentos que se acordó insertar son del tenor siguiente:
"Proyecto de Presupuesto de Gastos e Inversiones para el año 1967, de la Universidad Técnica del Estado.
Nº 1402.
Santiago, 31 de mayo de 1966.
Señor Ministro:
En cumplimiento a las disposiciones legales vigentes, tengo el agrado de someter a la consideración de US. el Proyecto de Presupuesto de Gastos e Inversiones de esta Universidad, para el año 1967.
En él es consultan los aumentos vegetativos de la Corporación durante el próximo año y los incrementos producidos en el presente período escolar por creación de diversos cursos paralelos, iniciados este año mediante aportes extraordinarios hechos por esa Secretaría de Estado y el Ministerio de Hacienda, los cuales y de acuerdo con las instrucciones emanadas de esos Ministerios, deben incorporarse al Presupuesto Universitario de 1967.
Esta Rectoría estima innecesario abundar en consideraciones tendientes a asegurar el otorgamiento de la totalidad de los fondos señalados en el Proyecto que se somete a su consideración. Es de conocimiento de ese Ministerio como de la ciudadanía toda la siempre creciente demanda de matrícula del estudiantado de la Enseñanza Superior, la cual sólo podrá cubrirse en relación directa con el incremento de los aportes presupuestarios que el Supremo Gobierno pueda dispensar.
Saluda con la mayor consideración al señor Ministro.
Horacio Aravena Amdaúr, Rector.
Al señor
Ministro de Educación Pública
Presente.
RECURSOS PRESUPUESTARIOS DE LA UNIVERSIDAD TÉCNICA DEL ESTADO
"REF.: Sobre necesidad de suplementar el Presupuesto de la Universidad.
Nº 2386.
Santiago, 25 de julio de 1966.
Señor Ministro:
Como es de su conocimiento la Universidad Técnica del Estado no ha podido ampliar el campo de sus actividades debido a razones esencialmente económicas.
Los aportes presupuestarios solicitados cada año, han sido rebajados y sólo se han 'incrementado escasamente algunas partidas para cubrir los gastos vegetativos, que en razón del carácter de la enseñanza que se imparte en la Universidad, han sufrido un mayor aumento.
Durante el presente año, la Federación de Estudiantes de esta Corporación solicitó y obtuvo una audiencia especial con S. E. el Presidente de la República, en la cual se hizo presente la urgencia de que el Presupuesto Universitario fuera suple-mentado en sus reales necesidades. De acuerdo con las informaciones recibidas, S. E. aceptó los planteamientos formulados, quedando de dar una respuesta, por intermedio del Ministerio de Educación Pública.
Como tuve la oportunidad de expresar al señor Ministro en la sesión del H. Consejo Universitario de fecha 1° del mes en curso, los fondos consultados para gastos operacionales de este año, excluidas remuneraciones, alcanzarán a cubrir los 2/3 del año presupuestario-escolar, produciéndose un déficit aproximado a los Eº 3.000.000.- , a lo cual debe agregarse que para dar cumplimiento al programa de construcciones y a la adquisición de equipos, herramientas y maquinarias esenciales para la enseñanza, se requerirá una mayor suma ascendente a Eº 800.000.
Al reiterar la petición señalada, esta Rectoría confía en que el Supremo Gobierno tomará las medidas conducentes a que la aflictiva situación económica en que se debate la Corporación sea remediada.
Saluda con toda atención al señor Ministro.
Horacio Aravena Andaúr, Rector.
Al señor Ministro de Educación Pública,
Presente.
DÉFICIT PRESUPUESTARIO
JUSTIFICACIÓN DÉFICIT PRESUPUESTARIO
"Insiste en la totalidad de los fondos solicitados en el Proyecto de Presupuesto para 1967.
Santiago, 7 de septiembre de 1966.
Nº 2981.
Señor Ministro:
Esta Universidad ha sido informada extraoficialmente, de la cantidad que se le otorgará, en Presupuesto Corriente y de Capital, para el funcionamiento del año 1967, la que difiere fundamentalmente de la solicitada por la Corporación en Oficio Nº 1402, de fecha 31 de mayo pdo.
Tan pronto se tuvo esta información la
Rectoría citó a la Comisión de Presupuesto y le dio a conocer todos los antecedendentes que poseía.
La Comisión -que está formada por los Directores de las Escuelas de Santiago, un Director representante de las Escuelas del Norte, un Director de las Escuelas del Sur, los Presidentes de los Consejos Docentes, los Jefes de los diferentes Departamentos y Secciones de la Casa Central, el Presidente de la Federación de Estudiantes, un representante de la Asociación de Funcionarios, etc.- analizó en detalle cada una de las partidas solicitadas al Supremo Gobierno para la marcha de la institución. Después de varias sesiones en que se discutieron ampliamente todas las cantidades, se acordó insistir en la totalidad de la petición del Proyecto de Presupuesto para 1967. Por cualquier partida que se rebaje, la Corporación dejará de realizar actividades fundamentales dentro de su funcionamiento normal, como se hizo presente en el oficio Nº 1402 en que se acompaña dicho proyecto' de Presupuesto.
La Universidad Técnica del Estado en Presupuesto Corriente, solicitó un aumento de Eº 17.004.000 en Moneda Nacional, lo que representa un mayor porcentaje de 50,97% en relación con lo actual, y US$ 47.890 en moneda extranjera que equivale a un 23,95% de aumento. La Corporación ha sido informada que en moneda nacional se le asignará la suma de Eº 2.908.458,66 lo que representa un 8,36% y en moneda extranjera US$ 7.000 que representa un 3,5%.
Con las sumas indicadas anteriormente, no se alcanza a atender los aumentos vegetativos, quedando por realizar todas aquellas labores propias del crecimiento cada día mayor de esta Corporación que, por tener pocos años de existencia requiere de un tratamiento distinto de las demás instituciones, máxime cuando la demanda de matrícula, creación de cursos, modificaciones en los planes de estudio, etc., requiere de una atención preferente.
Los aumentos solicitados en moneda extranjera (dólares), se precisan para cancelar los intereses por los créditos del extranjero que obligadamente debe cumplir y que por el momento son superiores a los consignados en el citado proyecto de presupuesto.
Otro tanto acontece con el Presupuesto de Capital, para el cual la institución solicitó las siguientes partidas:
En moneda nacional.. Eº 19.436.835.- En moneda extranjera .US$ 2.739.895.-
Todas ellas debidamente justificadas en el Proyecto de Presupuesto para 1967.
En el presente año, la Corporación cuenta con las cifras que se detallan:
En moneda nacional Eº 4.230.000.- En moneda extranjera (dólares) US$ 310.000.-
Los aumentos para 1967 en moneda nacional es de Eº 15.206.835, que representan un 359,50% y de US$ 2.429.895, lo que equivale a un 783,84% de incremento.
Esta Rectoría tiene conocimiento que la cantidad que se le asigna para el próximo año es de Eº 12.000.000, incluyendo los dólares al cambio de Eº 4,50 cada uno.
Si comparamos esta suma con la del año en curso, convirtiendo los dólares a escudos al cambio de Eº 4,50 c/u. se produce un aumento de Eº 6.375.000, que equivale a un 113,33%.
Ahora bien, si hacemos esta misma operación con los fondos solicitados para 1967 tenemos un total de Eº 31.766.362,50 lo que equivale a un incremento de Eº 26.141.362,50, lo que representa un 564,73%.
De lo anteriormente expuesto se desprende que con la suma asignada para el próximo año la Universidad no podrá seguir el plan de construcciones que se ha trazado, destinando los fondos en primer término, al pago de los compromisos de créditos externos, correspondiente a adquisiciones de maquinarias, equipos e instrumental de talleres y laboratorios, y el saldo restante, a continuar algunas obras ya iniciadas paralizando las restantes, como igualmente las otras inversiones indicadas en el proyecto de Presupuesto remitido al Gobierno con todas las consecuencias que es de imaginar.
Esta Rectoría comprende las dificultades de orden presupuestario que está afrontando el Supremo Gobierno; pero a pesar de ello, se ve en la necesidad de insistir en que se le otorgue la totalidad de los recursos que solicita en el Proyecto de Presupuesto para 1967, ya que todos ellos son estrictamente indispensables para atender las necesidades más primordiales de la Corporación.
En la confianza de que el señor Ministro comprende nuestra situación que no es otra que darle a los estudiantes los medios materiales que debe proporcionar un Instituto de Enseñanza Superior como es nuestra Universidad, espera que no se reduzcan las cantidades solicitadas por nuestra Corporación para el próximo año.
Saluda con toda atención al señor Ministro,
Horacio Aravena Andaúr, Rector.
Al señor Ministro de Educación Pública,
Presente".
"Ref.: Rebaja en Presupuesto de Capital a suma informada por ese Ministerio.
Nº 3240.
Santiago, 23 de septiembre de 1966.
Señor Ministro:
El día miércoles 23 del presente, el Rector que suscribe acompañado de una Comisión especialmente designada por el Honorable Consejo Universitario, se entrevistó con el señor Ministro de Hacienda a fin de plantearle diversos problemas de orden presupuestario atinentes a esta Corporación.
Con profunda sorpresa fuimos informados en esa reunión por el señor Director del Presupuesto de la Nación, don Edgar-de Boeninger, que según un oficio de la Subsecretaría de Educación, a la Universidad Técnica del Estado se le asignaba para 1967 un aporte en el Presupuesto de Capital de Eº 8.200.000, y no de 12.000.000 de escudos, como se nos había informado en el Ministerio de su digno cargo por parte del señor Jorge Riquelme, Asesor encargado por el señor Ministro de estas materias.
El señor Ministro de Educación que en todo momento ha otorgado su más franco y decidido apoyo en la resolución de nuestros problemas, conoce la situación angustiosa presupuestaria de la Universidad Técnica. Aún más, en la reunión con US. sostenida el martes 20 del presente se habló permanentemente de la suma ya señalada de Eº 12.000.000, para el Presupuesto de Capital.
Ha causado verdadero desaliento a las autoridades Universitarias la noticia que nos proporcionara el señor Boeninger y ruego del señor Ministro en su condición de Presidente titular del Honorable Consejo de esta Corporación y de la alta investidura que ostenta en la Educación Nacional, que arbitre las medidas conducentes a proporcionar a esta Universidad los recursos que ella necesita y a los cuales nos refiriéramos en el oficio Nº 2981, de fecha 7 de septiembre del presente año.
Bien sabe el señor Ministro que aun los Eº 12.000.000 en Presupuesto de Capital y los Eº 36.190.000 y US$ 200.000 en Presupuesto Corriente, son insuficientes para el normal desarrollo de nuestras actividades, razón por la cual se han estado estudiando las fórmulas para otorgar los recursos extraordinarios que la institución requiere.
Saluda al señor Ministro con la mayor atención,
Horacio Aravena Andaúr, Rector.
Al señor
Ministro de Educación Pública
Presente".
El señor ENRIQUEZ.-
En la Cámara de Diputados, con motivo de un debate semejante a éste, se propuso un proyecto de acuerdo que sintetizaba las aspiraciones de la Universidad Técnica. Pero -¡ admírese el Honorable Senado!- tal proyecto de acuerdo, muy simple, fue rechazado.
En dicha iniciativa se solicitaba del Presidente de la República el otorgamiento a la Universidad Técnica de los fondos pedidos por ella para su presupuesto de 1967, ascendente a la cantidad de 83 millones de escudos, y que el Fisco pagara las deudas pendientes con ese establecimiento, de alrededor de 2 millones y fracción de escudos y 190 mil dólares. También se pedía la entrega de recursos que permitieran pagar sueldos compatibles con su dignidad a los profesores y funcionarios que allí trabajan. Como dije, ese proyecto fue desechado por la Cámara de Diputados. Fácil es imaginar con qué votos: los de la Democracia Cristiana, que se niega a dar expresión a un anhelo nacional. No se podría decir que el proyecto de acuerdo era insolente o injurioso. Procuraba imponer al Jefe del Estado de una realidad. Sin embargo, fue rechazado.
Como no corresponde presentar proyectos de acuerdo en el Senado, pido dirigir oficio con mis observaciones a Su Excelencia el Presidente de la República.
El señor REYES (Presidente).-
En conformidad al Reglamento, se enviará el oficio en nombre de Su Señoría.
La señora CAMPUSANO.-
También en nombre de los Senadores comunistas.
El señor LUENGO.-
Y en el nuestro.
El señor REYES (Presidente).-
Pueden adherir a ese oficio los Comités que lo deseen.
El señor ENRIQUEZ.-
Ya faltan pocos minutos y no quiero agotar el tiempo, pues sé que está inscrito el Honorable señor Ferrando.
Termino reiterando la solidaridad del Partido Radical y sus parlamentarios con los profesores, alumnos de la Universidad Técnica y apoderados, y nuestro decidido
propósito de seguir laborando, como lo hemos hecho siempre, por soluciones más perfectas y progresistas a favor de la educación nacional y, particularmente, en este caso, por que se otorguen a la Universidad Técnica del Estado los recursos y medios para poder desempeñar con eficiencia la tarea que todos esperamos que ella lleve a cabo.
El señor LUENGO.-
Señor Presidente, yo también deseo expresar algunas palabras con relación a la materia que preocupa esta mañana al Honorable Senado.
Todos los años, al llegar el período en que el Congreso Nacional debe estudiar la ley de Presupuestos, los Senadores de los " distintos sectores empezamos a recibir comunicaciones de la Universidad estatal y de sus diversas escuelas, en particular de los colegios regionales universitarios, en que solicitan nuestra cooperación para obtener el aumento del presupuesto que destina el Estado a esos institutos. Nuestro interés se manifiesta en la formulación de indicaciones al proyecto de ley de Presupuestos, pero la verdad es que ellas no resultan aprobadas, porque todas requieren el patrocinio del Ejecutivo.
Es realmente lamentable que las universidades deban luchar todos los años por conseguir presupuestos suficientes para desarrollar la alta labor científica y cultural a que están llamadas. En nuestra opinión, el Gobierno debe ser el primer interesado en que esos planteles cuenten con fondos suficientes para desempeñar sus labores en las condiciones debidas, ya que ellos tienen por objeto educar a nuestra juventud y convertirla en ciudadanos eficientes y capaces de contribuir al desarrollo del país, que, como todos sabemos, necesita todavía un largo período para alcanzar vigencia plena.
Las universidades, fuera de sus trabajos de investigación, y bajo el lema de "universidad para todos", en los últimos años han querido llegar a todos los sectores mediante la ampliación de sus departamentos de extensión cultural. En esta forma, extienden su acción hasta las grandes masas populares.
En el caso que nos ocupa ahora, creemos que, en un país en situación de subdesarro-11o como el nuestro, en que la preparación de profesionales y técnicos aptos para contribuir al desenvolvimiento industrial de nuestra patria es indispensable, resulta triste comprobar cómo la Universidad Técnica del Estado ha debido, por medio de sus profesores y alumnos, tomar actitudes decididas, acordar huelgas, hacer presentaciones, concertar entrevistas y realizar una serie de otros actos destinados, no ya a obtener un mayor presupuesto, sino a defender lo poco que actualmente tiene.
Considerando todo lo ocurrido en estos últimos días en torno del presupuesto de dicho plantel educacional, a mi juicio, lo más deplorable es la posición adoptada por el Gobierno, en especial por el señor Ministro de Hacienda.
En una nota que nos ha hecho llegar el señor Alejandro Yáñez, presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Técnica del Estado, se relata que el Gobierno primitivamente adelantó que entregaría a ese plantel la cantidad de 12 millones de escudos para el año en curso. Con posterioridad -esto no lo dice el señor Yáñez, sino la prensa-, el señor Ministro de Hacienda expresó que había habido un mal entendido y que el Ministerio a su cargo otorgaría a esa Universidad sólo 8 millones 200 mil escudos.
Según mi parecer, no puede haber un mal entendido en cifras de esta naturaleza. Lo que ha sucedido en los hechos es que el señor Ministro, después de aceptar la asignación de 12 millones de escudos, del todo insuficiente para permitir a la Universidad Técnica el cumplimiento adecuado de su papel, ha reducido ese presupuesto, seguramente para entregar recursos a fin de cubrir otros gastos que -es de presumir- no tienen la misma justificación.
Además, el Fisco mantiene con la Universidad Técnica una deuda de 2 millones de escudos, que no ha cubierto y que, al parecer, no tiene ninguna intención de saldar.
La actitud criticada aparece en franca contradicción con la generosidad con que el Gobierno entrega en las leyes de Presupuestos altas subvenciones a colegios particulares, muchos de los cuales no cumplen realmente la función educacional que han pretendido con su creación, o cobran subvenciones que no corresponden a una matrícula real. Sabemos que la Contraloría ha debido investigar algunas denuncias y ha comprobado en repetidas ocasiones que algunas escuelas particulares cobraban en forma fraudulenta tales subvenciones. Y todavía, la mayor parte de éstas se conceden a colegios particulares religiosos, que no realizan efectivamente la labor educativa que el Estado debe efectuar respecto de todos los ciudadanos.
Coincido plenamente con el Honorable señor Enríquez en cuanto a que, para dar a las universidades mayor cantidad de dinero y permitirles desarrollarse con cierta holgura, bastaría una simple reordenación de los gastos públicos. Estamos en antecedentes de que en la ley de Presupuestos, por medio de los Ministerios y de diversos organismos, permanentemente se están destinando sumas globales de dineros del fisco para contratos indiscriminados o pago de honorarios de asesores, coordinadores, promotores y toda esta clase de nuevos funcionarios inventados por el Gobierno actual. Esas cantidades, que no hemos podido impedir que se acuerden en el Presupuesto, debieran más bien destinarse a la educación del Estado, que debe merecer atención preferente, de acuerdo con la Constitución Política.
Para nadie es misterio que los fondos que usa el Gobierno mediante los Ministerios, organismos fiscales o semifiscales, intendencias y gobernaciones, se destinan, fundamentalmente, a fines políticos; que los asesores, promotores y coordinadores no tienen otra labor que la de servir de activistas de la Democracia Cristiana, para traer nuevos prosélitos a esa colectividad política, que hoy día es el partido único de Gobierno.
El debate habido esta mañana en el Senado, la huelga que los estudiantes de la Universidad Técnica mantienen a lo largo de todo Chile y la actitud del rector y del profesorado de este plantel universitario demuestran, a mi juicio, que el tan cacareado plan educacional del Gobierno democratacristiano no se ha elaborado en forma integral; que sólo se ha limitado a referirse a aquella parte de la enseñanza que podríamos llamar educación primaria básica, pues no ha alcanzado los niveles medios y superior, respecto de los cuales el Ejecutivo tiene la obligación de preocuparse, especialmente -insisto -en lo referente a la Universidad Técnica del Estado, porque somos un país subdesarrollado que necesita muchos técnicos en distintas especialidades, a fin de que nuestra nación alcance, algún día, la independencia económica por la cual estamos luchando desde hace mucho tiempo.
Termino estas palabras protestando también por la actitud del Gobierno respecto de las universidades, y en la esperanza de que las observaciones hechas por todos los sectores de la Corporación sobre esta materia encuentren eco en el Gobierno de la República y en los señores Ministros de Educación y de Hacienda, a fin de que se solucionen estos problemas que, con justicia, han movido a la juventud de la Universidad Técnica del Estado a levantarse en defensa del presupuesto universitario y del mejor cumplimiento de las labores que en bien del país debe desarrollar su plantel.
El señor FERRANDO.-
Señor Presidente, es efectivo que a lo largo del país hay fuerte inquietud -me alegro de ello- vinculada con la educación nacional. A mi juicio, si no hubiera intranquilidad frente
a la importancia capital que tiene la formación del hombre, sería para nosotros la más dura de las tragedias como nación. Nos alegramos y participamos de ella, y nuestra participación no es sólo generosidad de palabra. Hemos querido ir al fondo del problema y a su solución integral, en la medida de los recursos y dentro de las condiciones naturales del proceso.
Suscribo en gran parte muchas de las insinuaciones hechas y las expresiones vertidas por los señores Senadores en el debate habido esta mañana con relación a1 la forma como está desarrollándose el proceso educacional en nuestro país, a la limitación de recursos, a la falta de posibilidades de desarrollo, a la escolaridad, al ausentismo producido naturalmente en las escuelas, a la presencia en las universidades de una cantidad tan pequeña de estudiantes con relación al número de habitantes del país y a la presencia mucho más pequeña en éstas de quienes efectivamente forman la mayoría de la nación.
Convencido absolutamente de que un pueblo es capaz de levantarse sólo en la medida en que use en plenitud su inteligencia, más aún en la época en que vivimos, se fijó como uno de los objetivos de mayor trascendencia política que realizaría el Gobierno de la Democracia Cristiana el de abordar a fondo y con amplitud el problema educacional chileno. El proceso de enseñanza no puede impulsarse con la misma intensidad en todas sus etapas, porque conduciría a lo que generalmente se llama solución de parche, que en definitiva no resuelve nada.
, La principal queja era, precisamente, el abandono en las posibilidades de educación de gran cantidad de niñas y niños chilenos, en especial en las zonas rurales, en las clases modestas. A ello ha tendido principalmente el máximo esfuerzo desplegado en casi dos años de la actual Administración. Y existen cifras que me complazco en dar a conocer; en cierto modo, el Honorable señor Allende también lo ha reconocido, aun cuando no les dio el valor que nosotros les asignamos.
¿Cuál es la situación en esta materia? A nuestro proceso educacional se hacían dos críticas fundamentales: primero, la imposibilidad de que la enseñanza, en la forma como estaba concebida, alcanzara a todos los sujetos que merecían y debían recibirla, y segundo, que mediante dicho proceso se iba provocando rápidamente un ausentismo escolar, para llegar a las cifras que se han dado, en el sentido de que, de cien niños que ingresaban a la escuela primaria, sólo diecisiete completaban esta educación. Es decir, un proceso masivo de educación, que crecía, y un proceso de ausentismo producto de él.
¿Cuál ha sido el principal objetivo perseguido respecto de esta materia? Incorporar el mayor número de niños chilenos a un esfuerzo nacional de educación, a fin de crear para el país este capital intelectual, espiritual y humano que significa el hombre que puede usar plenamente su inteligencia.
¿Cómo lo hemos abordado? Dentro de las mayores dificultades que es posible concebir. Todavía más, a lo largo de este proceso de desarrollo, nos encontraremos con mucho mayores dificultades que las que hasta aquí hemos conocido: impedimentos materiales, carencia de edificios o lugares donde enseñar, falta de laboratorios e instrumental de educación, déficit de profesores, imposibilidad de contar con profesores especializados en las disciplinas universitarias, para avanzar también con rapidez en ese orden de cosas.
¿Cuáles han sido los primeros pasos dados y los resultados obtenidos al respecto? En 1965, 174 mil nuevos niños en la educación fundamental y más de 30 mil nuevas matrículas en la enseñanza secundaria. En este sentido, quiero destacar, especialmente, no sólo la secundaria o educación media humanista, profesional, de comercio, agrícola o técnica, sino algo de mayor importancia todavía: la incorporación del adulto que no tuvo oportunidad de educarse, mediante la creación de liceos vespertinos y nocturnos, que de nueve se elevaron a cincuenta, y las facilidades otorgadas a su alumnado, que en 1965 era de cuatro mil estudiantes, y aumentó a más de veinticinco mil.
¿A quiénes se favorece con este pro-" ceso de educación y de ampliación? ¿A quienes siempre tuvieron oportunidad de educarse? ¿A quienes siempre dispusieron de colegios y de profesores para que les enseñaran? No, a la inmensa multitud de chilenos que hasta ahora han estado al margen de algo que yo jamás llamaría privilegio, sino derecho. Para ellos es este proceso. Y porque es para ellos y porque de esta manera se incorporan, en forma violenta, rápida y decidida, a la perfección de sí mismos, hombres y mujeres a quienes la posibilidad del uso de su inteligencia les estaba vedada, es que me atrevo a decir que no es borrachera verbalista hablar de verdadera revolución en el proceso educacional chileno cuando se incorporan a la educación quienes nunca tuvieron esperanza de alcanzar, dentro de las normas en que se estaba viviendo, esa plenitud de sí mismos, ese desarrollo de su intelecto, de su voluntad y de sus sentimientos en forma real, verdadera y profunda.
Creo que nadie podría calificar este proceso de falsa revolución. Comprendo que este término pueda tener diversas acepciones, según quien lo emplee. Entiendo que puede haber revoluciones que implican transformaciones rápidas y violentas, pero muchas veces esas transformaciones rápidas, violentas e, incluso, sangrientas, no alcanzan con la misma facilidad los objetivos concebidos.
Existen otros procesos revolucionarios
en que la sangre la vierten quienes la están realizando en forma pacífica, tenaz, de principios. Recuerdo el proceso revolucionario que vivió la naciente cristiandad, donde se vertió la sangre de quienes estaban realizando pacíficamente un cambio en la sociedad. Ellos, con esa paz interna que da la convicción de la justicia de lo que están haciendo, derramaron su sangre para sembrar con ella y fecundar la semilla de sus palabras. De este modo, los cristianos realizaron una revolución pacífica que incorporó al hombre a lo que hoy muchos, con orgullo, llamamos nuestra civilización cristiana.
Pero hay otro tipo de revolución: la que trata de modificar las estructuras en que una nación o comunidad vive y se desarrolla. Este cambio se pretende realizar dentro del espíritu que anima al hombre en el siglo XX, con el máximo de respeto por todos los que, de alguna manera, piensan de modo distinto de quienes tienen, en un momento dado, la responsabilidad del Gobierno. Esa revolución, que se plasma con todas estas dificultades, la he llamado, para mi conciencia interna, "el duro y caro precio que es preciso pagar para vivir en libertad" y, mediante esta convivencia, ir desarrollando nuestra existencia y perfeccionarnos.
Hemos ido avanzando en el proceso educacional en tal forma que este año, 1966, sin tener totalmente las cifras al día, más de 200 mil nuevos alumnos se incorporaron a la educación primaria. A mi juicio, en un examen que deba hacerse, no al término de' un año del proceso que estamos viviendo, sino, tal vez, después de seis o siete, podrá comprobarse lo que se empieza a observar en el proceso educacional: la extraordinaria disminución del ausentismo escolar y la continuidad de la presencia en la escuela de un mayor porcentaje de los niños que ingresan a ella.
Hablamos mucho del niño campesino y de la niña abandonada. ¿Acaso el esfuerzo que este año realiza la enseñanza al crear el primer séptimo año, en un proceso de modernización, no está permitiendo precisamente a ese niño y a esa niña de los medios rurales incorporarse a un proceso educacional superior? ¿No son más de setecientos cursos de séptimo año los desarrollados en la vida rural?. ¿Acaso este año no se han incorporado más de dos mil cursos de séptimo año al total del proceso educacional chileno? ¿Qué significan estos nuevos cursos? Significan posibilidades para muchos miles de personas que habrían debido sentir truncada su instrucción, e incorporarlos a un proceso más vasto que les proporcionará mayor capacidad y mayor preparación para sentirse verdaderos seres humanos en la época que estamos viviendo.
Por eso, nosotros, y también el Gobierno, nos hacemos eco de esta inquietud nacional. Y nos hacemos eco no sólo con palabras románticas, sino con hechos concretos y cifras precisas.
Señalamos que en 1964 el presupuesto de la educación nacional alcanzaba a 545 millones de escudos, y en 1966 llega a 1.018 millones; o sea, ha subido prácticamente en ciento por ciento. ¿No se está entregando a esa función, desde ese punto de vista material y económico, el aporte que en la concepción del espíritu y de la idea se tiene de la prioridad? ¿Puede, por otra parte, realizarse de inmediato y en gran volumen, la totalidad de lo que nuestro pueblo ansia y desea?
Estamos frente a hechos que no podemos medir con la misma vara con que se miden los hechos insignificantes. Estos son fundamentales. Y en una nación de escasos recursos, con difíciles problemas por solucionar, con la responsabilidad de un Gobierno que propuso algo al país para salir de la emergencia económica nacional de subdesarrollo y de miseria en que el pueblo chileno se debate, estamos
cumpliendo paso a paso los programas que nos trazamos en esta materia.
A mi juicio, a quienes tienen esta inquietud, a los jóvenes que hoy día representan a las universidades o a la educa- -ción en general y están clamando por más medios, más recursos, más posibilidades de estudios, se les puede pedir cierto compás de espera. En otras ocasiones han respondido con generosidad cuando la nación y el Gobierno les ha pedido su colaboración. Ellos, entendiendo lo que se les solicitaba, han sacrificado su tiempo y sus vacaciones, para ir a incorporarse a este proceso. Allí han ido viendo lo que hace falta al hombre mucho más modesto que ellos, que han logrado la posibilidad de materializar su derecho a llegar a la universidad. Ellos lo han conseguido, pero hay muchos otros que no lo han logrado, y si no se hace un esfuerzo ordenado, tal vez nunca lo obtengan.
No deseo prodigar honores sólo a esta Administración. Aquí, en esta misma Sala, en cierta oportunidad, discutiendo problemas educacionales, no tuve inconveniente en reconocer que todo el proceso de transformación y planificación de lo que hoy se está haciendo, o la parte principal de él, es fruto del largo y detenido estudio hecho durante mucho tiempo, no sólo por el magisterio nacional, sino también con el concurso que los padres, apoderados, los valores nacionales, el trabajo, la empresa, la industria y el campo estuvieron aportando para dar a nuestra educación el marco que requiere en el siglo XX. Pero sí reconozco y reclamo para este Gobierno -así lo estimo, y cada uno es responsable de lo que piensa- su actitud de audacia hacia el futuro, al dar vida a las cosas que durante tanto tiempo estuvieron contenidas en papeles y transformarias en este proceso masivo de incorporación del hombre a la educación. Por eso, me atrevo a pedir cierto compás de espera, sin matar la inquietud de quienes reclaman mejores oportunidades.
Discutamos dentro de nuestras posibilidades y del desarrollo planificado y total de nuestra educación. Faltan muchos recursos. Pero no es sólo educación lo que el pueblo chileno, en su inmensa mayoría, está pidiendo. Nos están reclamando por todas partes -cada uno de los parlamentarios presentes lo sabe- elementos materiales en las provincias, caminos para el desarrollo de la producción, nuevas industrias. Estamos embarcados en un gran proceso revolucionario de transformación en el campo chileno, mediante la reforma agraria, que también la juventud de Chile proclama, reclama y exige. Cuando sólo se cuenta con un puñado de monedas que otorgan nuestros recursos nacionales y hay que administrarlos y distribuirlos para abordar no sólo la educación, sino todas las cosas, en la medida en que el pueblo las está pidiendo y en el orden en que deben ser consideradas dentro de una planificación, para que rindan efectivamente el provecho que de ellos se espera, hay derecho a exigir de la comunidad nacional un poco de paciencia, además de la mucha que ha tenido; máxime cuando ve que el Gobierno está cumpliendo con dureza, energía y decisión lo que prometió durante el período preeleccionario.
A mi juicio, hay cierta repercusión interna moral, pública y ciudadana, ex-presada por la respuesta que dio la nación. Durante mucho tiempo, muchos han hablado aquí de gran revolución. El pueblo no ha dado la respuesta de confianza a sus anhelos. Muchos lanzaron sus ideas mucho antes que nosotros, pero no han tenido la misma respuesta de la base popular. Y yo creo en el pueblo de Chile. Y porque creo en él estoy aquí. Creo en el pueblo de Chile, y me parece que éste entendió nuestro mensaje. Tal vez podrán decir que son palabras; pero son pala-
bras que responden a ideas, y por las ideas se conducen los pueblos y los hombres. Por las ideas se miden las personas; por la parte que con su inteligencia entregan a la comunidad en que viven.
En esta hora de Chile, estamos convencidos de estar dando un paso definitivo hacia su progreso. ¡Cómo no va a golpear a la opinión nacional y a una conciencia verdaderamente limpia de prejuicios el saber que en este momento más de dos millones de chilenos están concurriendo a las aulas de la enseñanza nacional pública y privada, primaria, media, especial o universitaria, para el desarrollo total de sus propias personalidades; que prácticamente uno de cada cuatro chilenos está en el proceso educacional; que las estadísticas entregadas por los organismos internacionales nos están diciendo en este momento que en Chile, por la forma como se está desarrollando el proceso de incorporación de la niñez y la juventud a la educación, se está absorbiendo 90% de los posibles estudiantes; que institutos como la UNESCO reconocen que el paso dado hacia adelante no tiene parangón entre pueblos semejantes; que el promedio de crecimiento escolar en América Latina se estima en 5,5% y el nuestro llega en estos momentos a 16,3%!
Estos son procesos y hechos que nos mueven a actuar con serenidad, pero con gran seguridad, en el camino que estamos siguiendo para llevar a nuestro pueblo hacia la totalidad del proceso formativo que requiere. Y lo estamos buscando, no por el simple afán de poder agregar más cifras en el censo de alfabetizados. Lo estamos buscando con el profundo respeto que nos merecen el ser humano, la comunidad humana, para quienes son el Gobierno, las leyes y las cosas que la nación produce; en una economía humana destinada a obtener el
máximo de desarrollo del hombre, para que, incorporado a la comunidad en que vive, se sienta no sólo un número, sino un efectivo partícipe de su propio desarrollo y del de su comunidad y de todo su progreso, realizado no por nosotros, sino también con el aporte que pueda entregar, a cambio de lo que en un momento él recibió.
Por la labor que corresponde a la educación en este proceso, ella ocupa el primer lugar en todo nuestro planteamiento de Gobierno. Por eso se le han asignado 1.018 millones de escudos, cuota equivalente casi a 20% del Presupuesto Nacional, que asciende a casi cinco mil millones de escudos.
Sin duda, hay muchas cosas que pueden hacerse. También hay muchos errores que se pueden cometer, y si incurrimos en ellos, como es posible, no nos arredra en absoluto el que nos los hagan ver, para poder, con la humildad que la ciudadanía requiere en el proceso en que todos estamos comprometidos, dar el paso necesario para avanzar.
Así creemos estar cumpliendo nuestra obligación frente al proceso educacional chileno; no sólo ayudando en esta forma, sino también llevando recursos económicos para que ese niño pobre que no podía llegar a la escuela, ese campesino que no podía ingresar a la universidad, puedan lograrlo; haciendo más liviana su educación en su modesto hogar, mediante el auxilio escolar. Más de setecientos mil desayunos diarios y más de cuatrocientos mil almuerzos, ropa y vestidos, para que la familia pueda disponer con mayor libertad del proceso de educación de sus hijos, dado por la comunidad.
El señor REYES (Presidente).-
Se levanta la sesión.
-Se levantó a las 13.30.
Dr. Raúl Valenzuela García, Subjefe de la Redacción.