Labor Parlamentaria
Diario de sesiones
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Índice
- DOCUMENTO
- PORTADA
- I. ASISTENCIA
- II. APERTURA DE LA SESIÓN
-
HOMENAJE EN MEMORIA DE SENADOR SEÑOR CÉSAR RUIZ DANYAU
- HOMENAJE : Gabriel Valdes Subercaseaux
- HOMENAJE : Eugenio Cantuarias Larrondo
- HOMENAJE : Bruno Guillermo Siebert Held
- HOMENAJE : Carlos Gonzalez Marquez
- HOMENAJE : Ricardo Martin Diaz
- HOMENAJE : Sergio Fernandez Fernandez
- HOMENAJE : Ronald Mc Intyre Mendoza
- HOMENAJE : Sergio Eduardo De Praga Diez Urzua
- HOMENAJE : Laura Soto Gonzalez
- HOMENAJE : Ignacio Perez Walker
- CIERRE DE LA SESIÓN
Notas aclaratorias
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REPÚBLICA DE CHILE
DIARIO DE SESIONES DEL SENADO
PUBLICACIÓN OFICIAL
LEGISLATURA 321ª, EXTRAORDINARIA
Sesión 19ª, en miércoles 28 de noviembre de 1990
Especial
(De 13:29 a 14:19)
PRESIDENCIA DE LOS SEÑORES GABRIEL VALDÉS SUBERCASEAUX, PRESIDENTE, Y BELTRÁN URENDA ZEGERS, VICEPRESIDENTE.
SECRETARIO, EL SEÑOR RAFAEL EYZAGUIRRE ECHEVERRÍA
Í N D I C E
Versión Taquigráfica
Pág.
I. ASISTENCIA......................................................................................
II. APERTURA DE LA SESIÓN..........................................................
Homenaje en memoria de Senador señor César Ruiz Danyau (se rinde)......................
I. ASISTENCIA
Asistieron los señores:
--Alessandri Besa, Arturo
--Calderón Aránguiz, Rolando
--Cantuarias Larrondo, Eugenio
--Cooper Valencia, Alberto
--Díaz Sánchez, Nicolás
--Díez Urzúa, Sergio
--Feliú Segovia, Olga
--Fernández Fernández, Sergio
--Frei Bolívar, Arturo
--Frei Ruiz-Tagle, Eduardo
--Gazmuri Mujica, Jaime
--González Márquez, Carlos
--Hormazábal Sánchez, Ricardo
--Huerta Celis, Vicente Enrique
--Jarpa Reyes, Sergio Onofre
--Lagos Cosgrove, Julio
--Larre Asenjo, Enrique
--Lavandero Illanes, Jorge
--Martin Díaz, Ricardo
--Mc-Intyre Mendoza, Ronald
--Ortiz De Filippi, Hugo
--Pacheco Gómez, Máximo
--Páez Verdugo, Sergio
--Palza Corvacho, Humberto
--Pérez Walker, Ignacio
--Piñera Echenique, Sebastián
--Prat Alemparte, Francisco
--Ríos Santander, Mario
--Romero Pizarro, Sergio
--Ruiz De Giorgio, José
--Ruiz-Esquide Jara, Mariano
--Siebert Held, Bruno
--Sinclair Oyaneder, Santiago
--Soto González, Laura
--Sule Candía, Anselmo
--Thayer Arteaga, William
--Urenda Zegers, Beltrán
--Valdés Subercaseaux, Gabriel
--Zaldívar Larraín, Andrés
Actuó de Secretario el señor Rafael Eyzaguirre Echeverría, y de Prosecretario, el señor José Luis Lagos López.
II. APERTURA DE LA SESIÓN
--Se abrió la sesión a las 13:29, en presencia de 39 señores Senadores.
El señor VALDÉS (Presidente).-
En el nombre de Dios, se abre la sesión, destinada a rendir un homenaje en memoria del recientemente fallecido integrante de esta Corporación don César Ruiz Danyau.
HOMENAJE EN MEMORIA DE SENADOR SEÑOR CÉSAR RUIZ DANYAU
El señor URENDA ( Vicepresidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Valdés.
El señor VALDÉS .-
Señor Presidente , por estar ausente del país no pude hacer uso de la palabra, en nombre del Senado, en los funerales del Senador César Ruiz Danyau. Lo hizo, con propiedad, el Presidente en ejercicio, nuestro Honorable colega Beltrán Urenda .
He pedido intervenir hoy para expresar los sentimientos del Comité de la Democracia Cristiana y los míos propios.
Por primera vez, después de reiniciadas sus labores, el Senado de la República ha debido lamentar el deceso de uno de sus miembros: nuestro Honorable colega don César Ruiz Danyau .
Su breve, pero fructífera estada en esta Alta Corporación fue sólo una etapa -desgraciadamente, la última- de su dilatada vida pública al servicio de sus grandes ideales. Realmente, los designios de Dios son inescrutables y nos hacen recordar la transitoriedad y precariedad de nuestras vidas. Pero nuestro colega la aprovechó bien y no ocultó sus talentos.
Se sentó entré nosotros después de realizar múltiples tareas, en el ámbito militar, en las organizaciones de la comunidad, pasando por la industria, el comercio, la academia y la diplomacia.
Sin duda que su principal servicio al país lo cumplió desde las filas de la Fuerza Aérea de Chile, Institución en la que sirvió más de treinta años hasta llegar, por mérito indiscutido, a la más alta investidura de General del Aire y Comandante en Jefe. Su carrera de aviador abarcó diversas etapas de la aeronáutica nacional, desde las románticas horas de los pioneros años treinta hasta los umbrales de la era de la informática de principios de los años setenta. En la Fuerza Aérea cumplió una gran variedad de destinaciones, en unidades operativas y de instrucción, así como en misiones en el extranjero y en mandos de nivel nacional, dejando en todas ellas un legado de calidad profesional y humana, de respeto y valoración unánimes. Sus camaradas aviadores lo recuerdan como un hombre justo y un jefe ejemplar. Después de su retiro de la vida militar, el General Ruiz siguió colaborando activamente con la aviación comercial, de la que llegó a ser uno de los principales impulsores.
En un momento extremadamente difícil de la vida nacional, asumió una Cartera ministerial, junto a los Comandantes de las otras ramas de las Fuerzas Armadas, en el Gobierno del Presidente Salvador Allende. Su decisión la estimó un acto de servicio más.
Consideró que su participación en ese Gobierno contribuiría a estabilizar una situación agudamente convulsionada. Se retiró con la misma serenidad y responsabilidad con que había asumido el cargo, conservando el respeto de todos.
En la Universidad de Chile, para cuyo cargo de rector fue designado a fines de 1973, mantuvo esas virtudes a pesar de las difíciles circunstancias en las cuales asumió sus funciones. Al retiro de su breve estada en la Casa de Bello, un dirigente estudiantil de la época reconoce haberle manifestado una hidalga frase en aquellos días tan duros para el país: "Usted, General, llegó como interventor y se ha ido como universitario".
Los años siguientes vieron al General Ruiz Danyau desempeñándose en diversos campos de actividad. Junto a sus tareas empresariales y comerciales, destacó como un señero dirigente en el Rotary Club y en las organizaciones de oficiales en retiro de las Fuerzas Armadas y de la Fuerza Aérea, en cuyo seno hacía perdurar los hermosos años vividos entre camaradas de armas y aviones.
Tuve la suerte de conocerlo personalmente cuando yo desempeñaba el cargo de Ministro de Relaciones Exteriores en 1968. Me fue presentado por el entonces General del Aire Max Errázuriz , quien mucho lo estimaba, para que comprobara cómo eran de infundadas y falsas las conjeturas que se tejieron acerca de las inclinaciones políticas del General Ruiz Danyau .
En las largas conversaciones que sostuve con él conocí su vida, su rectitud y su absoluta entrega a sus ideales de servicio profesional a la Fuerza Aérea. Fue una de las ocasiones en que he penetrado en la severa y tantas veces incomprendida valía de los hombres de armas de nuestra patria.
Alejado de la propaganda y de toda vanidad, su vocación era su vida, y el servicio a Chile, a través de ella, su solo norte.
Honorables colegas, por tantos años, civiles y militares hemos estado separados, con un alto grado de incomprensión recíproca, cuando no de desconfianza. El país ha sufrido gravemente por este hecho.
Tantas veces, los civiles, no hemos sabido respetar una cultura de arraigo antiguo, severa y austera, que significa renunciamientos y separación, cuajada al servicio de valores, conceptos y exigencias de vida que parecen ajenos al mundo civil.
Pero esta vida separada crea también a veces imágenes distorsionadas sobre los civiles, hasta llegar a negarnos tener la misma dimensión de patriotismo que es patrimonio de todos. Ciertamente no fue éste el caso del General y Senador Ruiz Danyau .
Es a esta comprensión y encuentro a los que debemos dedicar nuestros mejores esfuerzos, para construir una democracia sólida y una nación unida en su esencia y en su proyección futura.
El Senador Ruiz Danyau así lo entendía y a ello se dedicó.
Comprendí una vez más en la vida de César Ruiz la grandeza de ciertos valores chilenos que han hecho de esta patria una nación tan respetada: cumplimiento del deber, honradez, sencillez, austeridad, sentido de familia, buen humor, capacidad de enfrentar con éxito las mayores dificultades, hondo concepto de la amistad, amor a Chile, respeto a la ley.
Desde entonces fui su amigo, y lo fui también de su familia, porque la amistad se mantiene más allá de los tiempos, de las circunstancias y de los quehaceres.
Por ello, tuve gran alegría al encontrarlo en el Senado el 11 de marzo pasado. Para nadie que lo conociera causó extrañeza que el General Ruiz Danyau fuera designado Senador como ex Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea . Su capacidad, su buen criterio y su innata facultad para mezclar el sentido de la autoridad y la búsqueda de acuerdos lo dotaban con creces para desempeñar ese papel con respeto y altura en el nuevo Senado.
Su personalidad será recordada en el Congreso de Chile. Sus colegas, sin distinción de partidos, lo teníamos como un chileno de corazón, disponible para todo esfuerzo que tuviera como meta el bien del país y de sus habitantes. No tenía reparo en que la mayoría de sus colegas perteneciera a alguna colectividad política o adhiriera a ideologías diversas de aquellas en las que él creía. Él era un respetuoso de ideas y de partidos. Estaba -recordémoslo- como por encima. Era bueno y confiable por sobre todo.
Sin duda que el Senador Ruiz Danyau tenía mucho por hacer entre nosotros. En una época en que estamos aprendiendo a volver a convivir como demócratas, hombres de su talla moral y de su bondad tan sincera son extremadamente valiosos. Ciertamente, lo echaremos de menos.
Allí está su asiento, que al mirarlo, nos recuerda su figura fuerte, robusta, afectuosa en la sonrisa, clara en la mirada, como clara era su alma.
El país debe sentirse orgulloso de tener hijos como César Ruiz Danyau: hombres constructores que saben que una nación es una comunidad de hombres y mujeres que cumplen con el deber de hacer bien lo que hay que hacer; sin odios, ni rencores ni vanidades; con el corazón bien puesto, la mente abierta y la voluntad de servir.
En su memoria, quienes hemos recibido el honor de ser Senadores deberíamos recordar hoy el juramento del primer día: servir a la patria, a la paz y al entendimiento justo y libre entre todos los chilenos. Es el mejor homenaje que podemos rendir al compañero de esta etapa inicial y al amigo que no olvidaremos.
Desde esta Alta Tribuna, envío a su esposa, señora Sonia Asmussen Fuenzalida , y a sus hijos nuestros sentimientos de profundo pesar, afecto y solidaridad.
He dicho.
El señor URENDA (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Cantuarias.
El señor CANTUARIAS.-
Señor Presidente, Honorables colegas:
En nombre de mi Partido, la Unión Demócrata Independiente, y en mi calidad de Presidente de la Comisión de Educación, quiero rendir un sencillo pero sincero homenaje en memoria del recién fallecido Senador don César Ruiz Danyau .
Tuve la suerte de conocerlo cercanamente a través del trato permanente que permitía nuestro común trabajo en la Comisión de Educación, donde, al igual que el resto de los señores Senadores, aquilaté sus condiciones personales. Puedo decir, entonces, que Don César, sencillo y caballeroso, sereno, cordial y sin doblez, era un valioso ser humano, reservado y prudente, al mismo tiempo que amistoso y de fácil acceso.
Esas condiciones personales suyas, unidas a su seriedad y preocupación por los temas que le tocaba conocer, llevaron a que su labor, en los pocos meses que alcanzó a trabajar en esta Corporación, fuera un efectivo aporte.
Su actuar desinteresado y siempre con altura de miras puso en evidencia lo importante de contar en el Senado con un grupo de legisladores alejados de la contingencia política diaria, hombres y mujeres que, sin perjuicio de la claridad de sus ideas, pueden enfocar con una visión distinta los problemas que se debaten.
El Senador César Ruiz Danyau tuvo siempre esa actitud moderadora, tan necesaria en el Parlamento, a la vez que ratificadora de la validez, a mi juicio, de la vigencia de los Senadores institucionales.
He repasado en estos días su trayectoria, profusamente destacada en los medios de comunicación. Al leerla, uno comprende que fue un hombre que alcanzó importantes destinos, los que, con todo, no mellaron su sencillez y modestia.
Destacado oficial de la Fuerza Aérea de Chile, de la que fue su Comandante en Jefe entre 1970 y 1973, luego del alejamiento de su Institución ejercicio altos cargos ejecutivos en el sector privado. Bajo el Gobierno de las Fuerzas Armadas y de Orden, al que fue llamado a colaborar, ocupó la Rectoría de la Universidad de Chile y la Embajada de Chile en Japón.
Fue, por todo esto, un hombre al que la Providencia colmó de logros personales. Y así su espíritu, sereno y en paz, enfrentó la tarea como Senador, la que sería su última actividad y que desempeñaría hasta momentos antes de su muerte.
Permítaseme, respecto de su trayectoria, una reflexión personal.
Don César fue un hombre de bien. Pero su llaneza y afabilidad no menguaron a quien fuera un hombre de muy claros principios. Y, en un momento crucial de la historia patria, tuvo ocasión de demostrarlo. Durante el Gobierno del Presidente Allende , cuando la siembra de ilusiones había ya trastocado el orden público y la paz ciudadana, y cuando negros nubarrones se acercaban desde el horizonte, ese Mandatario llamó a colaborar a las Fuerzas Armadas, como una forma de tranquilizar al país. Hombre de armas que anteponía la patria a todo, el General César Ruiz Danyau aceptó, junto a otros distinguidos uniformados, formar parte del Gabinete, como Ministro de Obras Públicas y Transportes . Sin embargo, el Presidente de la República , dentro del juego de equilibrios en que se sostenía, en un momento ya no consideró necesario el concurso de quien hasta hace poco había prestado su nombre como aval de tranquilidad al país, y pidió su renuncia como Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea . El General Ruiz aceptó ir a retiro, pese a la gran efervescencia existente al interior de su Institución y en el país entero. Pero, ante la inmensa inquietud ciudadana, vistiendo su uniforme, concurrió a un programa televisivo de gran audiencia en ese entonces y dio testimonio público de la grave situación que se vivía en las Fuerzas Armadas. Sus palabras fueron cruciales para que el país tuviera la certidumbre del camino sin retorno que, por desgracia, nos arrastraba a un enfrentamiento nacional.
He querido recordar este hecho, sin entrar por lo demás en detalles, ya que es imprescindible para comprender al hombre que se ha ido.
Los seres humanos son, por sobre todo, lo que en las horas de prueba demuestran. Don César Ruiz Danyau fue un soldado, un hombre prudente y moderado. Pero también fue un hombre de momentos culminantes. Supo, así, dejar un testimonio de equilibrio y patriotismo que, aunque en general no son frecuentes, no resultan extraños en los hombres de armas.
Deseo hacer llegar a su distinguida esposa, hijos y nietos y a todos sus familiares nuestra más sentida condolencia. Lo mucho que fue, sin ostentación ni vanidad en vida, el esposo, padre y abuelo que se ha ido servirá de consuelo y dará cristiana resignación a quienes hoy lo lloran. Las instituciones a las cuales sirvió, entre las que se cuenta el Senado de la República, lo recordarán también en su aporte siempre desinteresado y su profunda vocación de patriota.
He dicho.
El señor VALDÉS (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Siebert.
El señor SIEBERT.-
Señor Presidente , Honorables colegas:
En nombre del Comité Independiente de tres Senadores, vengo en rendir homenaje a quien fuera hasta hace pocos días un respetado compañero de labores en esta Honorable Corporación.
El General del Aire don César Ruiz Danyau dejó testimonio y ejemplo de lo que debe ser un militar en lo profesional y en el cumplimiento de deberes cívicos cuando las circunstancias lo requieren.
Aviador de gran vocación, capacitado como el que más para sus actividades profesionales, escaló merecida y naturalmente los cargos de mayor significación como oficial de la Fuerza Aérea de Chile. En 1970 asume la Comandancia en Jefe de la Institución , culminando así una brillante carrera militar.
Sin embargo, el destino tenía reservadas para él otras obligaciones y responsabilidades en el orden civil, que lo definieron como un ciudadano de gran patriotismo, de independencia de carácter y de clara inteligencia y cultura.
Debemos detenernos en el 9 de agosto de 1973, cuando el entonces Presidente de la República llamó a los Comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas y al General Director de Carabineros para formar, junto con políticos de la Unidad Popular, lo que se conoció como "el Gabinete de los Comandantes". El General Ruiz Danyau debió asumir el Ministerio de Obras Públicas y Transportes. Las circunstancias eran dificilísimas: había fracasado el diálogo, y el Presidente calificó el Gabinete como "la última oportunidad".
Con ese llamado se pretendía que las Fuerzas Armadas se constituyeran en aval del Gobierno, intentándose trasladar el deber de obediencia de lo militar a lo político. Por su parte, la Oposición demandaba de las Fuerzas Armadas que velaran por el cumplimiento de la Constitución y de la ley.
El paso del General Ruiz Danyau por el Ministerio de Obras Públicas fue fugaz, pero marcó un hito con sus definiciones. Presentó su renuncia con fecha 16 de agosto, cuando un funcionario político pretendió sobrepasarlo. Al exigírsele la entrega de la Comandancia en Jefe de la Fuerza Aérea, quedó en evidencia la intención de usar a las Fuerzas Armadas como factor de definición en lides partidistas.
Su renuncia alertó a la opinión pública acerca de la necesidad de preservar el profesionalismo de sus Fuerzas Armadas como base de la convivencia democrática y ciudadana y de entregarles la misión fundamental de garantizar el orden institucional de la República como lo estableció luego la Constitución de 1980.
Posteriormente, el General Ruiz Danyau tuvo oportunidad de prestar valiosos servicios como Rector de la Universidad de Chile -por la que conservó un cariño entrañable- y como Embajador en Japón. En ambos cargos dio muestras de su talento superior, de su capacidad multifacética, de su amplitud de criterio. Fue un servidor público en todo el sentido de la palabra.
En su calidad de ex Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea, fue designado Senador de la República, de acuerdo con precisas normas constitucionales.
En este recinto pudimos apreciar sus notables cualidades: independencia de juicio e innata caballerosidad, que incitaba al trato franco y amistoso. Su paso fugaz por el Senado -que mucho lamentamos- dejó, al igual que en el episodio de que hice mención, definiciones y legados.
En sesión de 7 de agosto -y las fechas guardan una extraordinaria coincidencia- defendió con altivez al Honorable Senado ante los intentos de determinados grupos por presionarlo. Rechazó la pretensión de descalificar a los Senadores que integran esta Corporación por mandato constitucional, haciendo ver la conveniencia de ellos, especialmente en este período. Y hace bien citar sus palabras para definirlos: "Son -dijo- personas cuya única actitud es tratar de realizar una labor desinteresada, lejos de ambiciones, y a la que buscamos entregar los mejores esfuerzos y la experiencia y prestigio alcanzados en limpia y honesta actividad de varias décadas.".
Así fue César Ruiz Danyau : un hombre cabal, como militar y como ciudadano. Estoy seguro de que el Senado lamenta haber perdido su experiencia y su independencia a toda prueba. Pero su ejemplo siempre estará vivo.
Ruego al señor Presidente que recabe el asentimiento de la Sala para hacer llegar en nombre del Senado estos sentimientos a su distinguida esposa, a su familia y a la Fuerza Aérea de Chile, a quienes entregó su vocación y su vida.
He dicho.
El señor VALDÉS ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor González.
El señor GONZÁLEZ .-
Señor Presidente , Honorables colegas:
La bancada Radical-Social Demócrata me ha encargado la misión de hacer uso de la palabra para rendir homenaje en memoria de quien fuera el Honorable Senador don César Ruiz Danyau .
El repentino e inesperado desaparecimiento de este destacado hombre de armas nos ha golpeado muy hondamente a todos los integrantes de estas bancas. Y ello, por cuanto el Senador Ruiz Danyau supo captarse en su breve paso por el principal foro de la República el respeto y el aprecio de quienes tuvimos la oportunidad de actuar junto a él en las delicadas funciones legislativas.
Respetábamos al señor Senador porque en cada una de las actuaciones de su vida pública, y muy especialmente en su paso por el Senado, puso el sello de seriedad y corrección, que fue una de las principales características de su vida profesional. Lo respetábamos porque fue uno de esos afortunadamente numerosos hombres de armas que constituyen motivo de orgullo para las Instituciones que los han cobijado por toda una vida. Respetábamos al señor Senador porque cumplió con dignidad, dedicación, honorabilidad y eficiencia cada uno de los papeles que su Institución le encomendó en momentos conflictivos y delicados de la historia patria.
Así, fue General del Aire y Comandante en Jefe de la rama de nuestras Fuerzas Armadas en que desarrolló su vida castrense; Ministro de Estado cuando las circunstancias exigieron ese nuevo esfuerzo, y Rector de la Universidad de Chile y Senador de la República cuando la historia requirió de nuevo su leal y desinteresado concurso para ir encontrando los caminos de la reconciliación de la patria.
El General y Senador señor César Ruiz Danyau se distinguió por su ponderación, nunca por sus excesos; por su humanidad, jamás por el atropello a sus conciudadanos que eventualmente estaban en situación de desventaja por los avatares de la historia. Se distinguió por su acrisolada honestidad, en contraste con la debilidad de aquellos -afortunadamente minoritarios- que, dando curso a su desenfrenada ambición, causan un daño absolutamente inmerecido a las instituciones que les han prestado su alero generoso.
El Senador don César Ruiz Danyau se ganó, además de nuestro respeto, nuestro aprecio por lo que fue uno de los rasgos más destacados de su personalidad: su innegable don de gentes y la bonhomía de su carácter, que hacía fácil y liviano el intercambio personal con quienes debía compartir largas jornadas de trabajo.
Su voz no se escuchó con frecuencia en el Hemiciclo; pero jamás rehuyó la responsabilidad de emitir su opinión en materias que eran del fundamento de su presencia en el Senado, o cuando las circunstancias lo impulsaban a expresarse para resguardar los valores de la institución que fue el sentido mayor de su existencia: la Fuerza Aérea de Chile.
Señor Presidente , Honorables colegas, se ha ido un caballero del aire y un hombre a quien adornaban hermosas virtudes personales. Al rendir este homenaje, la bancada radical-socialdemócrata expresa su profundo sentido de pesar y condolencia a su distinguida familia y a la Fuerza Aérea de Chile.
He dicho.
El señor VALDÉS (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Martin.
El señor MARTIN.-
Señor Presidente, Honorables Senadores:
El fallecimiento de don César Ruiz Danyau ha traído duelo a la Fuerza Aérea de Chile, a las Fuerzas Armadas, a la sociedad chilena, al Honorable Senado y, de un modo particular, a los Senadores institucionales, con quienes, en estos bancos, compartió el supremo ideal de la total entrega por el engrandecimiento y progreso nacionales.
Hace tan poco que compartía con nosotros las labores legislativas, que se hace difícil aceptar la sensible noticia; la congoja es más intensa, y la emoción hace penosa la palabra que quiere decirse en su elogio.
Cuando apenas se asomaba a la vida por el pórtico maravilloso de la adolescencia, contraía el compromiso de entregar a la patria lo más puro de su existencia, respetarla y servirla con responsabilidad, con el privilegio que le daba el vestir el uniforme que sublimaría esos ideales que irrigarían siempre su vida, recordándole el solemne juramento hacia el ineludible deber de proteger y garantizar el sólido cimiento en que descansa la soberanía nacional, que lo llevaría a surcar el azul del cielo con gallardía y lucimiento, teniendo presente en todo momento que la integridad y soberanía de la patria son los más altos valores de la razón de vivir en un hombre de armas.
Dedicada su existencia a la vocación que debía realizar el sueño juvenil, su camino está pleno de todas las virtudes y de todas las comprensiones, llevando el valioso aporte de sus conocimientos, su clara y viva inteligencia y su capacidad organizadora a todos los cargos a que es llamado, en los que actúa siempre con abnegación y generoso espíritu de servicio y bien público.
En la docencia aeronáutica, ¡cuántos valores se formaron a la luz de sus enseñanzas!; ¡cuántas sabias palabras brotaron de sus labios para aconsejar y encauzar! Sus lecciones, con las superiores cualidades de su espíritu selecto, han debido penetrar con luminosa claridad, asentándose de manera definitiva en el fondo de las conciencias.
Distinguido, atento sin reservas, de ademanes fáciles y reposados, con alegría de vivir y sentido del humor, su espíritu sano y su voluntad dócil a los dictados de la bondad canalizaban esa doble corriente de grandeza y sencillez que había en él, dando realce a su personalidad extraordinaria.
En ese auténtico apostolado de servicio a la comunidad, acepta el nombramiento de Senador institucional, dedicando su extraordinaria capacidad de trabajo y excepcional habilidad a las tareas legislativas y dejando siempre la huella de la entrega y comprensión en todo cuanto envolviera interés nacional y progreso para el país, sin que su voluntad fuera turbada, ni sus decisiones modificadas por otros móviles. La muerte lo sorprende en esta misión, que constituirá ejemplo permanente de virtud, abnegación y sacrificio.
El dolor de su tan querida esposa y de sus hijos y nietos ha de encontrar algún consuelo en tantas sentidas manifestaciones de pesar que el país ha tributado a un hombre que estuvo poseído de un afán extraordinario de perfección y de excelencia en todas sus obras.
Los Senadores de estas bancas participan de la congoja general y rinden a este eminente colaborador y dilecto amigo el homenaje de su recuerdo imperecedero y de su admiración y respeto.
El señor VALDÉS ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Fernández.
El señor FERNÁNDEZ .-
Deseo expresar mi homenaje en memoria de quien fue nuestro muy querido amigo y estimado colega, Senador don César Ruiz Danyau . Lo hago con un profundo sentimiento de pesar, compartido, sin duda, por todos aquellos que tuvieron la oportunidad de conocerlo durante largo tiempo y de admirar su valía.
Llamado por su vocación muy tempranamente a la Fuerza Aérea de Chile, fue cumpliendo con brillo cada etapa de su carrera. Subdirector de la Academia de Guerra; Secretario General y Jefe del Estado Mayor de su Institución ; numerosas Direcciones y Comandancias, fueron sólo algunos jalones de una trayectoria sobresaliente.
Pude apreciar sus capacidades personales y profesionales por primera vez en Magallanes, con motivo de hallarse él al mando de su Institución en esa zona, con el relieve que caracterizó invariablemente el cumplimiento de todos los altos deberes que le fueron encomendados.
El elevado juicio ciudadano sobre su persona y su gestión quedó ampliamente confirmado por su brillante cometido en la Comandancia en Jefe de la Fuerza Aérea, cúspide de su carrera profesional, a la que sus méritos lo llevaron muy merecidamente.
Se desempeñó en ella precisamente durante tres años que, más allá de toda polémica, precipitaron cambios fundamentales para todos los chilenos, sin excepción. No rehuyó las más complejas responsabilidades, que incluyeron la aceptación del cargo de Ministro de Obras Públicas , que sirvió simultáneamente con su carrera profesional.
La actuación del General del Aire don César Ruiz Danyau en momentos muy difíciles para Chile tiene ya un lugar duradero en la historia del país. El paso del tiempo, sin duda, lo destacará aún más, arrojando nueva luz sobre decisiones y actitudes determinantes para el ulterior desenvolvimiento de hechos de gran trascendencia, mucho de lo cual él nunca quiso hacer resaltar, entendiéndolo simplemente como su deber, aunque iba más allá de éste.
Fue ese mismo sentido del deber para con Chile lo que no le permitió acogerse al descanso luego de culminada su trayectoria profesional. Debió dedicar nuevos años de esfuerzo a servir la Rectoría de la Universidad dé Chile, en épocas marcadas por muchas dificultades e incomprensiones.
Más tarde tuvo que asumir las responsabilidades de la Embajada de Chile en Japón, donde su labor fue un aporte significativo para la apertura del país a una mayor presencia en el Pacífico. También a estas tareas se consagró con sacrificio personal y de modo relevante.
Aun después de todo ello, debió aceptar otra responsabilidad: se incorporó a este Honorable Senado, sintiendo que su aceptación era un deber gravoso pero ineludible, porque se lo pedían su Institución y su país. Vio en ese cargo la posibilidad de ser útil a una y otro, con la entrega de sus conocimientos y de su experiencia a la consolidación de nuestra democracia.
En el lapso en que desempeñó sus labores parlamentarias, ratificó una vez más su valor intelectual, su dedicación incansable y sus dotes personales no comunes. Extrañaremos irreparablemente su caballerosidad, su ponderación, su serenidad y su buen juicio. No se olvidarán su permanente predisposición para escuchar y acoger ideas nuevas; para entregarse en forma desinteresada a la obra casi anónima de las Comisiones, que a menudo la ciudadanía no conoce.
En esas funciones, como a lo largo de toda su vida y de su carrera, defendió invariablemente un ideario que se fundaba en los conceptos de libertad y de servicio.
El país, el Senado y la Fuerza Aérea han perdido a un hombre de méritos excepcionales. Nos resta el agradecimiento íntimo de haberlo conocido, de haber sido sus amigos y de haber trabajado junto a él, siempre en busca de lo mejor para Chile.
Mucho nos duele su partida. Permanecerá en nuestra memoria, no sólo con afecto, sino también con admiración, porque siempre antepuso al suyo el interés de Chile.
A su querida esposa y distinguida familia manifestamos nuestro afecto, nuestro cariño y nuestra solidaridad.
He dicho.
El señor VALDÉS (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Mc-Intyre.
El señor MC-INTYRE.-
Con profundo pesar y renovado sentido de consternación ante la fragilidad de la vida, nos encontramos rindiendo un conmovido homenaje a un distinguido colega, a quien Dios ha llamado súbitamente a su lado: al Honorable Senador y dilecto amigo don César Ruiz Danyau.
Bastaba conocerlo tan solo un poco para comprender que no fue casualidad el hecho de que alcanzara los más altos honores en su Institución -a la que tanto quiso- y que, tras una brillante actuación en la vida civil, llegara a ocupar una banca en este Senado y un sitial muy importante en el afecto y respecto de todos nosotros.
Es cierto que recién estamos entrando en el noveno mes de sesiones parlamentarias; pero la labor que el Senador Ruiz Danyau desarrollara en este período no ha pasado inadvertida; no puede medirse en meses, días y horas, sino en la calidad de su aporte a la legislatura actual.
Las especiales circunstancias nacionales en que se ha ido desarrollando esta Corporación fueron comprendidas cabalmente por el Senador Ruiz Danyau, quien, con clara percepción del camino que deberíamos recorrer para alcanzar el progreso de nuestra patria, las resumía en dos palabras: transición y reconciliación.
Respecto de la primera, quería y abogaba por un armonioso y activo tránsito a la plena democracia manteniendo el ímpetu del desarrollo total. Como miembro de la Comisión de Transporte y Telecomunicaciones, e inspirado por su gran conocimiento y cariño por la Aviación, en una extensa intervención en pro del mejoramiento de los terminales aéreos, dijo en este mismo Hemiciclo: "La constante búsqueda de los mejores intereses de la nación y de sus habitantes hace necesario programar y realizar ahora las obras de infraestructura que permitan y faciliten la exportación de nuestros recursos, pilar del futuro que todos los chilenos esperamos ver crecer y desarrollarse". Y en otra oportunidad, al referirse a la gran trascendencia de la labor legislativa que estamos realizando, manifestó: "En el Congreso, en especial en esta Cámara Alta, se está estudiando y legislando sobre materias de significativa importancia para todo el país y de incidencia no cuantificada todavía". Las 33 leyes publicadas desde el 11 de marzo a la fecha -casi todas aprobadas por unanimidad, con la sola excepción del traslado del Congreso-, a cada una de las cuales dedicó tiempo, estudio y seria consideración, son fiel testigo de que su participación legislativa fue corta, pero fecunda y destacada.
La segunda palabra, que es la que encierra el espíritu con que César Ruiz enfrentó su desafío personal en el Congreso, es "reconciliación". Su gran ponderación y juicio en sus exposiciones y su receptividad para escuchar los distintos planteamientos de los proyectos, mostraron los matices de su personalidad, tan adecuados para ir reconstruyendo la confianza mutua de quienes participamos en el Senado. Precisamente, en una de sus primeras intervenciones, nos decía: "Más allá de las diferencias de apreciación y de la validez que se otorga -en uno u otro sentido- a la visión de cada hecho en este hemiciclo en la Cámara Alta, está la obligación de ponderar, de parangonar posiciones y de buscar sin cesar y con constancia, todos los aspectos que apunten a acercar y unir, antes que aquellos que nos separan o que agravan las diferencias". A continuación, dijo: "Creo en las ventajas del intercambio de ideas y en la valorización de las opiniones contrarias. Sin duda porque tengo confianza y esperanza de que en este Senado llegaremos a una comprensión y se responderá a lo que Chile y los chilenos esperan y anhelan".
Es así como, con justa razón, reaccionó indignado cuando vio actuaciones reñidas con el espíritu de la reconciliación nacional, tales como "la amenaza de traer huestes al Parlamento", la de recibir recados e impertinencias, juicios infundados, descalificaciones, presiones y atropellos. Ello dio motivo para que, desde este asiento, el día 7 de agosto, hiciera un llamado pidiendo respeto y deferencia para todos quienes en esta Corporación tratamos de cumplir con la ciudadanía, dándole lo que anhela con legítima esperanza y que espera ver florecer y fructificar en el futuro.
¡Cuánta razón tenemos, entonces, al decir que el paso del Senador César Ruiz Danyau por el Senado no puede evaluarse en meses de trabajo, sino más bien en el trozo de historia que en esta Cámara contribuyó a escribir!
Tuve el privilegio de ocupar una banca a su lado, y durante las largas sesiones en este Hemiciclo, la oportunidad de comentar con él los proyectos que se estaban tratando e intercambiar ideas y puntos de vista, pudiendo apreciar así su espíritu analítico, su gran capacidad de síntesis, la claridad de sus ideas y la honestidad de sus principios, todo esto unido a un fino sentido del humor que, sin ofender a nadie, hacía su personalidad aún más especial.
Mi banca vecina está vacía, pero es mucho mayor el vacío que ha quedado en mi ser al enfrentarme con la triste realidad de que ya no podré contar con los sabios comentarios y consejos de un buen amigo.
He dicho.
El señor VALDÉS (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Diez.
El señor DIEZ.-
Honorable Senado:
Los Senadores de Renovación Nacional quieren rendir, por mi intermedio, un homenaje en memoria de nuestro querido compañero de esta Alta Corporación general César Ruiz Danyau .
Muchos de nosotros tuvimos la oportunidad de conocerlo desde antes de su incorporación al Senado y de apreciar sus notables dotes humanas, su patriotismo sin medida, su altísimo concepto del honor proveniente de su condición de militar, su prudencia, independencia y espíritu público, cualidades de las cuales somos testigos en sus últimas jornadas.
Sus funerales demostraron el aprecio del país por el general de la Fuerza Aérea de brillante carrera; por el Comandante en Jefe con personalidad y valentía en días difíciles; por el ciudadano que sirvió a Chile con sabiduría y criterio como rector de la Universidad de Chile, como embajador y, finalmente, como coronación de su vida, enriqueciendo la tradición de esta Alta Tribuna.
La presencia en sus exequias del actual Presidente de la República y de su ilustre antecesor, de Parlamentarios de todas las corrientes políticas y de representantes de numerosos sectores de la actividad nacional, demuestran el reconocimiento del país a su vida, a su obra y al ejemplo que nos ha dejado.
El sentimiento de tristeza de todos nosotros se ha hecho también presente en nuestras conversaciones privadas, y los juicios que hemos oído acerca de su patriotismo, preparación, rectitud y bondad, denotan la profundidad de nuestro pesar por su ausencia.
Muchas veces, tuvimos la oportunidad de oír sus juicios públicos y privados acerca de los más importantes problemas nacionales y siempre nos impresionó su percepción del futuro y la amplitud de su criterio, como si su vocación de aviador hubiera impreso en su espíritu la búsqueda y la comprensión de la altura y dado a su visión la virtud de la universalidad.
En pocos meses se ganó nuestro respeto no sólo por la forma como ejerció su cargo, sino por la firmeza y claridad de sus principios y su ejemplo de patriotismo.
Dios, de quien siempre estuvo cerca, dé consuelo y resignación a los suyos, lo reciba entre sus elegidos y nos conforme a nosotros por el vacío que nos deja.
He dicho.
El señor VALDÉS (Presidente).-
Tiene la palabra la Honorable señora Soto.
La señora SOTO.-
Señor Presidente, Honorables colegas:
He sido comisionada por el Comité PPD-PS, para rendir un homenaje al Senador don César Ruiz Danyau , recientemente fallecido y cuya ausencia sentimos profundamente.
Venía de un mundo casi incomprensible para los civiles, pero muy respetado, en el cual, por su formación profesional, cosechó honores y graduaciones que lo llevaron al más alto sitial.
Casado tempranamente con doña Sonia Asmussen , con quien tuvo 4 hijos, formaron una familia cristiana, que dio a sus subalternos, colaboradores y amigos, ejemplo de una vida consecuente con sus altos principios.
Ocupó cargos públicos de gran relevancia y en cada desempeño dejó su impronta de rectitud, honestidad e inteligencia, que le hicieron merecedor del aprecio de cuantos trabajaron con él como sus colaboradores.
Se integró al Senado y, desde sus inicios, no obstante las diferencias legítimas que nos separaron, se distinguió por su bonhomía y por su alto espíritu de servicio y, por sobre todo, por su esfuerzo sostenido en buscar la armonía y la concordancia tras los consensos que dieran cuenta del anhelo de los chilenos de buscar el reencuentro.
En nombre del Comité PPD-PS, le rindo hoy un homenaje recordando su labor, con la conciencia cierta de que los chilenos somos capaces de buscar la paz y la reconciliación basada en la verdad, la justicia y el perdón, derribando los muros de la violencia, la intolerancia y el dogmatismo que nos separaron.
Pido que estas palabras y este sentido homenaje sean transcritos, con afecto y respeto, a su familia y a la Fuerza Aérea de Chile, en mi nombre y en el del Comité que represento.
He dicho.
El señor COOPER.-
Pido la palabra, señor Presidente.
El señor VALDÉS ( Presidente ).-
Tiene la palabra Su Señoría.
El señor COOPER.-
Señor Presidente , solicito publicar in extenso las intervenciones de esta sesión especial en homenaje a don César Ruiz Danyau.
El señor VALDÉS ( Presidente ).-
Si no hay objeciones, se accederá a lo pedido.
Acordado.
El señor PÉREZ.-
Señor Presidente , deseo que recabe el asentimiento de la Sala para incorporar a la versión in extenso el discurso pronunciado en el Cementerio General de Santiago por el Honorable señor Urenda, en su calidad de Presidente en ejercicio del Senado , con motivo de las exequias de don César Ruiz Danyau.
El señor VALDÉS ( Presidente ).-
Si no hay inconvenientes, así se hará.
Acordado.
--El texto que se acordó insertar es del tenor siguiente:
"El Senado de la República está de duelo.
"Ha perdido al primero de sus integrantes desde la reiniciación de sus funciones.
"En mi calidad de Presidente en ejercicio de la Cámara Alta, me corresponde la triste misión de despedir de su vida terrenal al Honorable colega y muy apreciado amigo César Ruiz Danyau.
"Su fallecimiento nos priva del aporte invaluable de su talento, capacidad y espíritu de servicio, que durante ocho meses nos entregara junto con su innata simpatía y caballerosidad a toda prueba.
"César Ruiz Danyau fue un hombre cabal. Por sus dotes de inteligencia, de trabajo y de carácter fue llamado a desempeñar muchas y muy variadas altas funciones públicas: Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea de Chile, Ministro de Estado , Rector de la Universidad de Chile y Embajador ante el Gobierno de Japón, desempeñándolas, todas, con brillo y eficiencia.
"En momentos difíciles que vivió nuestro país, de los cuales fue protagonista y testigo, por sí solos brillaron su temple, la solidez de sus principios y su patriotismo acrisolado.
"Culminada su carrera en el más alto cargo de la Institución en que se formara y con la cual nunca dejara de identificarse, trasladó su pasión por la actividad aérea al sector privado, donde ejerció por varios años la presidencia de la Asociación Nacional de Aeronavegación Comercial -ANACO-, aportando a ella, con su característica sencillez, todos sus muchos conocimientos y larga experiencia.
"Su energía y afán de servir le llevaron también a abordar, con igual brillo, otras funciones en el área empresarial, las que sólo dejó al asumir como Senador de la República .
"Su cargo de Senador vino, en consecuencia, a coronar una larga vida de servicio al Estado y a la comunidad, y permitió que, en las labores propias de la Cámara Alta, se aprovechasen todas sus muchas cualidades, constituyendo su presencia y su acción un aporte muy valioso. Todos sus colegas pudimos apreciar, en el trabajo y contacto diarios, la forma seria y responsable con que asumió sus funciones de legislador, efectuando aportes especialmente relevantes en las Comisiones de Educación Pública y de Transporte y Telecomunicaciones, que integró, en las cuales, sin perder su sencillez habitual, vació, sin medida, sus grandes conocimientos y puso en evidencia su criterio siempre ecuánime.
"Su ejemplar vida familiar constituyó un fiel reflejo de sus sólidos principios y bondadoso carácter e hizo posible que, con el apoyo y amor de Sonia, formara hijos que, junto a sus nietos, alegraran su vida.
"Hoy les digo a todos ellos, cuando sufren esta pérdida irreparable, que tengan la certeza de que la comunidad nacional, y particularmente el Senado de la República que él supo integrar con tanta dignidad, tendrán siempre muy presentes el recuerdo y ejemplo de su esposo, padre y abuelo, quien se hizo merecedor al cariño y respeto de los chilenos por todo lo que entregó durante su vida ejemplar. A ellos, como también a todos sus seres queridos, sírvales de consuelo saber que sus virtudes le han hecho acreedor a encontrar en la eternidad el premio que él se merece, y que Dios tiene reservado a los justos.
"Excusadme una expresión muy personal. No puedo olvidar que hace menos de 48 horas, en un encuentro nacional de empresarios -en que tuve la oportunidad de hacer un recuento del trabajo del Congreso, destacando la importante contribución de los Senadores Institucionales en la eficiencia del proceso legislativo, en la seriedad del debate y en la moderación y estabilidad que han caracterizado al Senado-, estaba presente, y, sin lugar a dudas, mientras escuchaba mis palabras, pensaba que no había hecho sino, una vez más, cumplir con su deber.
"Honorable colega y recordado y querido amigo César Ruiz Danyau, descansa en paz.".
El señor VALDÉS (Presidente)
Se levanta la sesión.
--Se levantó a las 14:19.
Manuel Ocaña Vergara,
Jefe de la Redacción