Labor Parlamentaria

Participaciones

  • Alto contraste

Disponemos de documentos desde el año 1965 a la fecha

Antecedentes
  • Cámara de Diputados
  • Sesión Especial N° 30
  • Celebrada el
  • Legislatura Extraordinaria número 352
Índice

Cargando mapa del documento

cargando árbol del navegación del documento

Intervención
CONTAMINACIÓN DEL AGUA POTABLE DE ARICA.

Autores

La señora GONZÁLEZ (doña Rosa).-

Señor Presidente, agradezco a quienes apoyaron la convocatoria para que la Cámara de Diputados realizara esta sesión especial destinada a analizar las graves consecuencias que en la salud humana provoca la contaminación producida por las altas concentraciones de boro en las fuentes acuíferas de la Primera Región. En efecto, un sector importante de la población del norte del país, y de manera particular la ciudad de Arica, se encuentra afectado por la distribución de agua potable con altas concentraciones de boro.

Como sabemos, lamentablemente, este elemento químico, al cual la persona se expone generalmente a través de los alimentos y del agua potable, produce serios perjuicios a su salud. Para mayor entendimiento, cito al efecto lo siguiente: El boro es un metaloide que se presenta en forma natural en el medio ambiente y, a menudo, se encuentra combinado con otras sustancias, formando compuestos llamados boratos, entre los cuales los más comunes son el ácido bórico, las sales de borato y el óxido de boro.

El boro es liberado al aire, al sol y al agua a través del proceso de erosion. Las plantas lo absorben del suelo y los animales mediante el consumo de éstas. Se produce una cadena alimenticia. Además, este elemento químico es ingerido por la población a través del mal llamado sistema agua potable. Digo mal llamado sistema, porque lo que realmente estamos bebiendo, no sólo en Arica, sino también en Iquique y Antofagasta , es agua dañina para la salud.

Cuando las personas consumen comidas que contienen grandes cantidades de boro, la concentración en su organismo aumenta a niveles que pueden originar gravísimos problemas, como infecciones en el estómago, en el hígado, en los riñones y en el cerebro, y, eventualmente, provocar la muerte. Cuando la exposición es sólo en pequeñas cantidades, se producen irritaciones en la nariz, la garganta, los ojos: es la dermatitis.

Es decir, estamos ante un elemento químico de extremada peligrosidad que, si bien todos los estudios técnicos y científicos así lo demuestran, en el país existe una verdadera confabulación para tapar sus reales efectos. El envenenamiento en la Primera Región se arrastra desde hace muchos años, al punto de que, en el año 2001, la entonces ministra de Salud actual precandidata presidencial, señora Michelle Bachelet , indicó que las tecnologías existentes en Chile para purificar el agua y abatir el boro eran absolutamente insuficientes. En una nota periodística del diario “La Estrella”, de Arica, de 6 de mayo de 2001, la ex ministra menciona una planta de tratamiento que, con el método de “osmosis inversa”, logra bajar los niveles de boro, de 25 miligramos por litro de agua a 7,7 miligramos. “Sin embargo continúa la nota, ella misma admite que este resultado está muy lejos de la recomendación de la Organización Mundial de la Salud, que habla de 0,5 miligramos de boro como umbral máximo”. La ex ministra agregó en la oportunidad que introducir tecnologías más eficaces significaría elevar los costos del agua a niveles prohibitivos para parte importante de la población usuaria.

Ya en ese época señalé que el Estado de Chile, no los usuarios, debía absorber el costo de la purificación de las aguas.

Varios profesionales han ofrecido su colaboración para solucionar este problema. Entre ellos, recuerdo al toxicólogo Andrés Tchernitchin , quien ofreció toda su ayuda a los académicos de la Universidad de Tarapacá para iniciar las investigaciones sobre los efectos que causaría el consumo de boro en la salud humana, tal como lo consigna dicho diario con fecha 7 de octubre de este año, al señalar que las personas están expuestas a concentraciones anormales de boro. Es decir, si no se detiene esta contaminación, a futuro podrían generarse en los seres humanos patologías de incalculables efectos.

Por otra parte, estudios realizados por la Universidad de Tarapacá y el Sesma acreditan plenamente que la Empresa de Servicios Sanitarios de Tarapacá, Essat estatal en aquel entonces, cuyo giro era el abastecimiento de agua potable para el consumo humano en la ciudad de Arica, distribuía el vital elemento con altas concentraciones de boro. Lo preocupante es que dicha concentración superaba hasta en cincuenta veces el umbral máximo recomendado por organismos internacionales.

En los países desarrollados la realidad es muy distinta, pues el tema ha sido objeto de estudio por parte de los respectivos gobiernos. A modo de ejemplo, un análisis de los valores de norma apuntados para el boro realizado en diez países por dos organismos internacionales la Comisión Europea y la Organización Mundial de la Salud nos permiten concluir que, en ellos, la concentración de boro es ciento cincuenta por ciento inferior a la se registra en Chile.

Pero, ¿qué ocurre en nuestro país? El Ministerio de Salud ha informado que debido a los altos valores que alcanza el boro en algunos sistemas de agua potable, en conjunto con la Superintendencia de Servicios Sanitarios, se encuentra estudiando la forma de abordar el tema en la futura actualización de la norma de calidad del agua potable. Sin embargo, hasta la fecha no hay medidas concretas y la población sigue consumiendo agua con altos índices de boro, lo que resulta francamente preocupante, tal como lo informa el Servicio de Salud de Arica. Más aún, dicho organismo señaló que Aguas del Altiplano, ex Essat, no tiene conocimientos y tecnologías probadas para el abatimiento del boro, pese a que sus ejecutivos, ya en 1998, se manifestaban preocupados por el problema, pero que la solución tardaría muchos años, con el consiguiente riesgo para la integridad física y psíquica de la población que consume agua potable distribuida por esa empresa.

El tema es que existen técnicas para el tratamiento del boro. Estoy segura de que los ejecutivos de Aguas del Altiplano de la época las conocían. La pregunta es por qué no las aplicaron. Me resisto a pensar que el motivo de tal irresponsabilidad sea de carácter económico, sin considerar la calidad de vida de las personas. Sin embargo, cualquiera sea el motivo, razón o circunstancia para esta inmoralidad, la realidad es que gran parte de la población se encuentra consumiendo agua potable con altas concentraciones de boro, que exceden con creces lo recomendado por estudios internacionales en la materia.

Ahora que el abastecimiento de agua potable se encuentra en manos privadas, ¿cuál será el plazo que se darán para enfrentar con profundidad el grave problema que afecta a diario la salud de tantos compatriotas?

¿Por qué no podemos seguir el ejemplo de los países que han invertido en altas tecnologías para una efectiva decantación del boro? La respuesta es clara: para ellos siempre ha estado primero la salud de su población antes que mezquinos intereses económicos.

Como simple consumidora me siento satisfecha cuando las autoridades sanitarias de la Región Metropolitana multan y clausuran a las empresas que expenden alimentos en condiciones de salubridad deficientes, pero me indigna que para otros problemas sanitarios, como el de la contaminación del boro, que no es nuevo, pues en 1997 la Cámara de Diputados conoció del problema, para lo cual creó una comisión investigadora, hasta la fecha no tengamos una norma y un reglamento sobre el tema. Lamentablemente, al parecer, las autoridades de salud son inflexibles con los privados, pero cuando se trata de fiscalizar a las empresas públicas se hacen los desentendidos y tienden cortinas de humo para desviar la atención.

El artículo 67 del Código Sanitario señala que corresponde al Servicio Nacional de Salud velar porque se eliminen o controlen todos los factores, elementos o agentes del medio ambiente que afecten la salud, la seguridad y el bienestar de los habitantes, en conformidad a las disposiciones del Código y sus reglamentos.

¿Será necesario que nuevamente un millar de niños ariqueños sufran las perniciosas consecuencias de intoxicación por plomo para que nuestras autoridades reaccionen? Me imagino que ése no puede ser el deseo de las autoridades del país.

Precisamente, para alertar, prevenir y, sobre todo, para entregar soluciones concretas, es que hemos convocado a esta sesión especial.

Queremos decirle al ministro de Salud que esta cruzada no tiene un afán político. Por el contrario, tiene como objetivo principal la salud de la población de Arica, de Iquique, de Antofagasta, de Tocopilla y de todas aquellas otras localidades del norte que se ven afectadas por esa contaminación provocada por las altas concentraciones de boro en el agua potable.

Considerando la gravedad de la situación descrita, solicito la aprobación de un proyecto de acuerdo para crear una comisión investigadora que entregue soluciones definitivas al problema de la contaminación por boro en el agua potable.

También solicito al Gobierno que destine los recursos necesarios para iniciar el tratamiento adecuado a fin de eliminar el boro de las aguas.

Asimismo, pido a las autoridades que consideren la justificada inquietud de la comunidad del Norte Grande, ya que debemos avanzar en la reglamentación de la calidad del agua para el consumo humano, en particular la inclusión de nuevos parámetros que el conocimiento científico actual recomienda para proteger la salud de la población.

Si las empresas sanitarias deciden incorporar niveles de protección adecuados para la salud de la población, es obvio que ello implicará elevar el costo del agua a niveles que la comunidad no estaría en condiciones de pagar. Por ello, el Estado de cumplir su rol subsidiario a fin de no castigar el bolsillo de los consumidores, que por años han estado pagando un altísimo costo por su salud.

Por lo anterior, considero prudente, necesario y urgente que la Comisión de Salud de esta Corporación se constituya en investigadora, pero no para seguir determinando lo que han fijado diversos estudios sobre la contaminación por boro de las fuentes acuíferas, sino para que se escuche a los afectados, a los científicos y a todos los profesionales que tienen algo que decir sobre la materia, y sobre la base de estas experiencias científicas, solicitar la urgente inclusión de una normativa acerca de los niveles máximos de boro en las aguas.

A su vez, quienes integren la comisión investigadora deberán proponer soluciones que permitan bajar y, en lo posible, eliminar la presencia de este elemento en las aguas que consume la población.

También es urgente establecer, a costa del Estado, una red de laboratorios de contramuestra de calidad de las aguas, ya que, en la actualidad, son las propias sanitarias las que toman y analizan las aguas, es decir, son juez y parte en la toma y resultado de las muestras de agua que ellos mismos venden a la población.

Es urgente actuar para solucionar este grave problema, ya que, de hacerlo más tarde, nos hará cómplices en las nefastas consecuencias que esta contaminación está provocando en la población.

He dicho.

Top