Labor Parlamentaria
Participaciones
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Antecedentes
- Senado
- Sesión Ordinaria N° 36
- Celebrada el 15 de marzo de 2005
- Legislatura Extraordinaria número 352
Índice
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El señor VIERA-GALLO .-
Señor Presidente , si hay algo que hace difícil conocer la verdad es la obnubilación ideológica, la adhesión a determinada trinchera o bando en una confrontación muy fuerte de naturaleza política.
En realidad, cuando se participa en ese tipo de confrontación solamente se ve lo que se quiere ver y no lo que disgusta, molesta, derrumba o cuestiona los grandes dogmas a los cuales se adhiere. Además, por principio, lo que manifiesta el adversario se considera falso o cuando menos un ardid o algo que pudiera molestar y, por tanto, es rechazado categóricamente.
Tal vez, el caso de Colonia Dignidad es el ejemplo más claro de lo que estoy señalando. Todo se negó y todo era verdad. Me tocó presidir la Comisión investigadora de Colonia Dignidad en la Cámara de Diputados, donde se constató que era un Estado dentro del Estado chileno.
Hasta el día de hoy no se sabe a ciencia cierta cuántas personas nacen o mueren allí.
No se sabe qué enseñanza se imparte, porque el Ministerio de Educación no está facultado para controlar las dos escuelas que funcionan.
No se sabe qué ocurre en su hospital.
No se sabe qué vuelos parten de su aeródromo, porque la Dirección de Aeronáutica Civil no los controla.
En realidad, todos sabemos, pero muchos no quieren ver que ahí no se lleva una vida familiar como corresponde, que no hay libertad de comunicación ni de circulación y que los jóvenes no son libres para escoger su futuro. Es decir, como concluyó la Comisión que me correspondió presidir, ahí se vive en una suerte de régimen de semiesclavitud, donde hasta el momento en que estamos hablando se violan los derechos humanos de los propios colonos y donde hay una cúpula que decide todo sobre todos los aspectos de la vida de aquéllos.
Resultó que también era verdad que se burló al Estado y a la ley, y que se defraudó al Fisco, cuando los bienes de la Colonia se traspasaron a las sociedades Abratec y Cerro Florido -entre otras-, pertenecientes a sus propios dirigentes, y no se dio cumplimiento al decreto que ordenaba que aquéllos debían pasar a la Iglesia Metodista .
Y, sobre todo, también era verdad que ahí se violaron los derechos humanos durante el período militar.
Resulta que ahora los propios dirigentes de la Colonia admiten sus contactos con la DINA -permanentes, constantes-, que ahí se torturó y que ahí se hizo desaparecer personas. Quiero nombrar los casos de Juan Maino , a quien nos tocó conocer de cerca, y del Diputado Carlos Lorca .
Pero esto es algo que viene no sólo del Régimen militar en sus primeros momentos, sino de años posteriores. En 1985 ó 1986 -no recuerdo exactamente la fecha-, desapareció también en ese lugar -según parece, asesinado- el joven estadounidense Boris Weisfeiler , cuya familia lo busca hasta el día de hoy.
Todo era verdad.
Es verdad, igualmente, que se trata de un enclave de inspiración nazi, que cuenta con contactos internacionales con otros organismos de similar ideología existentes en Argentina, en el sur de Brasil, en Paraguay e, incluso, en la propia Alemania, particularmente en el estado de Baviera.
También eso era verdad.
Era verdad, asimismo, que se cometieron reiterados delitos sexuales, especialmente en contra de menores.
Todo eso ha salido a la luz pública, en forma indesmentible, con la prisión de Paul Schaefer . Sin embargo, en vez de discutir sobre los temas de fondo, pareciera que lo que se busca es, o una suerte de empate político-moral, poniendo la situación de este ex prófugo a la misma altura del caso del señor Apablaza, o determinar si la Policía de Investigaciones actuó bien, si fue más o menos eficiente, si el logro pertenece al Canal 13, etcétera.
No importa cómo fue. El hecho es que hoy la Justicia chilena tiene la posibilidad de sancionar todos esos delitos y de llevar adelante un proceso que termine con las arbitrariedades mencionadas.
Señor Presidente , es difícil para un Estado democrático tener que vérselas con un enclave de esta naturaleza. Lo es para cualquier Estado. Lo fue, por ejemplo, para los Estados Unidos, con el caso de los davidianos. Porque, evidentemente, se aprovechan de las libertades que la democracia otorga, bajo la idea de que cada cual es libre de vivir como se le antoja; no reparan que la libertad tiene un límite: que nadie puede renunciar a sus derechos fundamentales ni a sus libertades básicas.
Por eso, nos parece muy revelador que hoy día no haya una sola voz en Chile, de ninguna tendencia, de ningún sector, que defienda lo que ocurrió y ocurre en Colonia Dignidad. La mayoría de los que lo hicieron en el pasado actuaron de esa forma, en gran medida, porque, como dije al comienzo, el afán de la polémica política, la pasión ideológica, muchas veces lleva a rechazar las verdades por considerar que ellas pueden servir de armas al adversario.
Pero hoy nadie ha levantado su voz para defender al señor Paul Schaefer o lo que ocurre en Colonia Dignidad. No sólo eso: hasta ahora él no tiene un abogado propio que lo defienda, sino únicamente el profesional de turno.
Señor Presidente , nuestra bancada desea presentar, ojalá con el concurso de los demás Comités del Senado, un proyecto de acuerdo que exprese estas ideas, actualmente compartidas por todos, y que además haga avanzar la acción del Gobierno y de la Justicia con miras a poner término a los abusos que todavía se cometen en Colonia Dignidad. El problema es cómo poder intervenir, dentro de las normas del Estado de Derecho, para defender los derechos de quienes todavía viven ahí en un estado de sujeción.
Por eso, señor Presidente, anunciamos nuestra voluntad en orden a materializar lo antes posible dicho proyecto de acuerdo, que debería considerar a lo menos las siguientes materias.
Primero, el Gobierno posee facultades para expulsar del país a los extranjeros que violen abierta y reiteradamente la ley. Podría expulsar a los dirigentes de Colonia Dignidad que no se encuentran sometidos a proceso y que, obviamente, no se hayan fugado ya. Eso, tal vez, permitiría dar fuerza al incipiente movimiento de cambio que aparentemente existiría en la Colonia, para rectificar lo que allí ocurre.
En segundo lugar, parece razonable que se nombre un solo ministro en visita para la investigación de todos los delitos económicos, de fraude al Fisco, tributarios y aduaneros. Actualmente muchos casos se hallan dispersos en numerosos tribunales del país y el Consejo de Defensa del Estado intenta llevarlos adelante, no sin bastantes dificultades, justamente por esa dispersión.
En tercer término, habría que ver la manera de acumular, cuando ello fuera posible, las causas que presentan un mismo imputado. Hoy son ocho los magistrados que esperan interrogar al señor Paul Schaefer , y es muy probable que después se agreguen otros. En el fondo, se debe buscar una forma racional de administrar justicia, para que ésta sea pronta y eficaz. Y hay que respaldar al Gobierno, a fin de que tome todas las medidas administrativas del caso, de tal manera que no se sigan cometiendo allí más abusos.
Mencioné la facultad que posee el Ministerio del Interior según la Ley de Extranjería, pero también tienen otras los Ministerios de Educación y de Salud; otro tanto ocurre con la Dirección de Aeronáutica; la Dirección de Movilización del Ejército cuenta con atribuciones en lo relativo al servicio militar obligatorio; en fin, son muchas las instituciones que pueden colaborar eficaz y coordinadamente para que los miembros de Colonia Dignidad queden en libertad plena para elegir su vida. Y si deciden seguir en comunidad, debe estar integrada a la sociedad chilena y, sobre todo, ser respetuosa del orden jurídico y de los derechos de los propios colonos.
Lo peor que podría ocurrir es que nos contentáramos con la detención del señor Schaefer . Largos procesos podrían comenzar a diluirse para que, después de un primer momento de gran preocupación ciudadana, al final todo siguiera como antes. Ya lo vivimos una vez, cuando se canceló la personalidad jurídica a Colonia Dignidad y se cerró entonces el hospital, pero se creó la "Corporación Perquilauquén", aprovechando la Ley de Juntas de Vecinos, y en nombre de esa personalidad jurídica hoy puede funcionar dicho establecimiento asistencial.
El señor NARANJO.-
Y las escuelas.
El señor VIERA-GALLO.-
Y las dos escuelas, exactamente.
No vaya a ser cosa, señor Presidente , que, como sucede en las sociedades, haya un momento de gran sentimiento, de mucha preocupación, la prensa lo ponga en primera plana, se produzcan otros hechos, el tiempo pase, las personas también, y después la situación siga exactamente igual.
Por eso, he querido llamar la atención del Senado, para que todos sus miembros, una vez superadas las barreras ideológicas a que me referí, expresemos una clara voluntad política en cuanto a que el Estado de Derecho también debe imperar en Colonia Dignidad.
Gracias, señor Presidente.
El señor LARRAÍN (Presidente).-
A usted, señor Senador.