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Antecedentes
  • Cámara de Diputados
  • Sesión Ordinaria N° 16
  • Celebrada el
  • Legislatura Ordinaria número 351
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Intervención
RECONOCIMIENTO DE LA ETNIA DIAGUITA. Modificación de la ley Nº 19.253. Primer trámite constitucional.

Autores

El señor OJEDA (Vicepresidente).-

Tiene la palabra el diputado Eduardo Díaz.

El señor DÍAZ.-

Señor Presidente, las intervenciones anteriores han sido bonitas, y políticamente correctas. Pero tal como en su minuto expresé, luego del acuerdo de Imperial, ciudad que tengo el honor de representar en la Corporación, la historia está llena de mitos.

Quiero que hagamos un recuento de ellos. El primero es que los chilenos de origen diaguita fueron sometidos por los españoles. No es así. El sometimiento duro que sufrieron provino de parte de los incas.

También deseo decir que hay otros pueblos y etnias a lo largo del país que merecen ser incluidos en la ley Nº 19.253, como los huilliches, los pehuenches y los picunches. Éstos fueron sometidos por el pueblo mapuche, y, debido a una mala técnica legislativa, la ley los asimila a estos últimos.

Otro mito, que se traduce en una mala técnica legislativa y en pésimos efectos para los chilenos de origen indígena, es que éstos requieren protección; que son “menores de edad”, cuales interdictos, sin respetar su dignidad, y que requieren que “papá Estado” los esté protegiendo, lo que les ha generado, desde el acuerdo de Imperial, graves efectos hasta el día de hoy, según lo demuestran las encuestas Casen. Desde entonces, y debido a esta discriminación positiva de sobreprotección, están cada vez más pobres. “Progresivamente”, según dicen las propias estadísticas.

Justamente fueron ellos, cuando se llamó a mil quinientas comunidades a través de los hoy ocultados diálogos de Mideplán, quienes dijeron cuáles eran sus principales demandas: infraestructura y una de carácter económicoproductiva. En definitiva, una demanda de mejoramiento de sus condiciones de pobreza que no ha sido respondida.

Sólo el 1 por ciento manifestó que su necesidad era de carácter político o de reconocimientos. Me parece bien, en la medida en que sea sobre la base de la verdad histórica y que, al mismo tiempo, se reconozca el rico mestizaje de nuestro país; que en las políticas públicas se enfoque el verdadero drama y la demanda de estas mil quinientas comunidades indígenas, recogidas por el Gobierno a través de Mideplán en el tiempo de los ministros Huepe y Quintana. Y no debe hacerse sobre la base de otro tipo de demandas, que han sido sustituidas por una comisión ad hoc, integrada por unos pocos miembros, a través del denominado Nuevo Trato.

O sea, por un lado mil quinientas comunidades plantean una demanda, y, por otro, lo que no es políticamente correcto, una comisión ad hoc de intelectuales, en la cual casi no hubo representación de los chilenos de origen indígena, formula una demanda contraria. Es decir, en vez de enfocarse en temas como la pobreza, donde reconozco que hay un muy buen programa del Gobierno, la política se enfoca en convenios, en reformas constitucionales y en más reconocimiento.

Por eso dije que las intervenciones eran bonitas y políticamente correctas. Los diputados serán aplaudidos en sus distritos; pero nuestra responsabilidad es velar por el futuro de las etnias que hoy viven el drama de la pobreza y que reclaman, en forma permanente, para que nuestras energías, como legisladores, se enfoquen a buscar soluciones.

Se ha aplicado una mala técnica legislativa en toda la ley indígena. Hay mucho populismo y mitos detrás de ella. Nos interesa que el trabajo de los poderes Ejecutivo y Legislativo se enfoque en resolver el drama de la pobreza de los chilenos de origen indígena. Pero la ley ya está hecha y dejó fuera de esa numeración taxativa a la etnia diaguita, porque se hizo a la ligera y para el aplauso. Entiendo que no queremos legislar para el aplauso, sino para resolver los problemas. Se legisló mal. Por eso llamo ahora a hacerlo bien y no con una pésima técnica legislativa ni aplicando principios como la sobreprotección, que tanto ha dañado a estos pueblos.

Si la ley establece una numeración taxativa, entonces se debe corregir el problema para no dejar a ninguna etnia afuera. Reconozcamos no sólo a los chilenos de origen diaguita, sino también a los de origen huilliche, picunche y pehuenche, entre otros, porque no queremos que en nuestras Comisiones estén nuevamente cada una de esas etnias haciendo fila para pedir un reconocimiento particular.

No soy partidario de la forma en que se legisló y de la técnica legislativa que se aplicó, que se traduce en pobreza. Como ya está hecha la ley indígena, pido corregirla. Por eso, la indicación presentada, cuyo pronunciamiento de constitucionalidad se lo pido a la Mesa y, en su defecto, a la Sala, tiene por objeto hacer un reconocimiento no taxativo, sino extensivo y expreso a las etnias diaguita, huilliche, picunche y pehuenche.

Se dice que estos últimos tres pueblos son mapuches. ¡Por favor! Conozcamos algo de la antropología y de la historia de Chile y leamos a los buenos historiadores, como don Sergio Villalobos , quien recibió el Premio Nacional de Historia durante los gobiernos de la Concertación. Los huilliches, los pehuenches y los picunches fueron pueblos sometidos por los mapuches. El error de asimilarlos a los mapuches ha generado en ellos una muy baja autoestima. Estudiemos bien el tema de si queremos hacer un reconocimiento a las etnias, una por una, porque faltan muchas, además de esta digna exponente, como es la diaguita.

Se produce una injusticia enorme, porque se reconoce, para el aplauso, en forma taxativa a una etnia, y se dejan afuera a muchas otras que han contribuido a conformar la nación chilena y el profundo mestizaje que, gracias a Dios, tenemos en el país. Esto demuestra que no somos un pueblo racista, sino que existió la voluntad de los formadores de la nacionalidad de mezclarse e ir conformando una nación que hoy muestra un mestizaje consolidado.

Pido que no hagamos más poesía ni discursos para el aplauso, que, tal vez, convengan políticamente, sino que tratemos de legislar mejor. No quiero validar lo mal que se hizo la ley indígena; pero si ya se hizo una enumeración, solicito que en esa clasificación consideremos a otras etnias importantes, además de la diaguita, cuya incorporación apoyo.

Por lo tanto, pido que se apoye y se vote favorablemente la indicación que he presentado, porque cumple con el objetivo de reconocer a la etnia diaguita, pero también hace justicia a muchas otras.

He dicho.

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