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Antecedentes
  • Cámara de Diputados
  • Sesión Especial N° 136
  • Celebrada el
  • Legislatura Ordinaria número 358
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Intervención
ANÁLISIS DE LA EVENTUAL FUSIÓN DE LAS EMPRESAS SOPROLE Y NESTLÉ, ELABORADORAS DE PRODUCTOS LÁCTEOS. Proyecto de acuerdo.

Autores

El señor HERNÁNDEZ (de pie).- Gracias, señora Presidenta .

En primer lugar, quiero saludar especialmente al señor ministro y a sus asesores por su concurrencia; al señor Fiscal y, en particular, a los dirigentes gremiales que nos acompañan y que están ingresando a la Sala, señores Dieter Konow y Felipe Apablaza , de Osorno; Benjamín Holmes, de Llanquihue ; Raúl Droguett, de Linares ; Rodrigo Francois , de Temuco, y Germán Robles , de Los Ángeles.

Hemos pedido esta sesión especial para analizar la eventual fusión de las empresas del rubro lechero Nestlé y Soprole. Dicha petición cuenta con la anuencia de la Comisión de Agricultura de esta honorable Cámara y de un número muy significativo de parlamentarios de todas las bancadas.

Considero que no podemos estar ausentes en un debate acerca de un tema que puede tener un gran impacto no sólo en la actividad agrícola chilena, sino también en los consumidores de Arica a Punta Arenas. En esta Corporación no solamente debemos conocer los fundamentos de una fusión de estas características, sino, además, es ineludible debatir sobre las consecuencias que tendría una asociación de esta naturaleza si lograra materializarse, aunque, en lo personal -y creo interpretar a muchos-, la considero absolutamente inviable. Para llegar a este convencimiento he analizado muchos antecedentes acerca de una materia que no es nueva, ya que en 2002, la Fiscalía Nacional Económica solicitó información a esas empresas ante las noticias de la existencia de una alianza estratégica entre Nestlé Suiza y Fonterra Internacional a nivel mundial, ésta última, principal accionista de Soprole.

Por la reacción observada en Chile, las empresas nada hicieron para replicar esta alianza; pero en 2006, Nestlé ofreció una asociación a Soprole para aprovechar las sinergias de ambas entidades. Incluso, se consultó al Tribunal de la Libre Competencia , pero tampoco esta acción llegó a concretarse, hasta que llegamos a la situación planteada en 2010, materia de esta convocatoria.

Por ello, quiero, inicialmente, destacar la postura del Ministerio de Agricultura, expresada por su ministro , señor José Antonio Galilea , quien se ha puesto junto a los productores de leche chilenos, expresando su rechazo a esta fusión por considerarla perjudicial para ellos; porque, adicionalmente, podría atrasar el desarrollo del sector, y, además, porque va en sentido contrario a las políticas de gobierno, en cuanto a buscar mejorar la transparencia de los mercados agrícolas, estimulando la participación de más actores en el comercio de bienes primarios, y no al contrario, como se pretende con esta fusión.

Quiero también destacar que quienes pensamos que esta alianza comercial es absolutamente inconveniente, tenemos como aliado al Gobierno y también a la Fiscalía Nacional Económica, que ayer entregó un informe al Tribunal de Defensa de la Libre Competencia con valiosos argumentos que justifica el porqué también se opone a la alianza en el negocio de lácteos entre Nestlé y Soprole.

La Fiscalía plantea que la operación tenderá a restringir la libre competencia en los mercados de aprovisionamiento de leche cruda y de comercialización de leche líquida, yogur, postres refrigerados, manjar y cremas. Esta postura del ente fiscalizador tiene el peso suficiente para respaldar la determinación que deberá tomar el Tribunal de la Libre Competencia.

La Fiscalía Nacional Económica advierte en su escrito que una eventual materialización de esa alianza traería asociados, entre otros, riesgos unilaterales en los mercados de la leche líquida, yogur y postres refrigerados, amén de los de carácter coordinado en los mercados de la crema y el manjar.

Muchos son los argumentos técnico-económicos y sociales que podemos esgrimir para oponernos a esa fusión. Primero, me referiré a las consecuencias que podría acarrear un casi monopolio en los productores de leche y en la masa consumidora.

La concentración de la capacidad de compra del producto en su fuente original, manejada casi en 60 por ciento por una sola mano, permitiría manipular precios, plazos y exigencias a su antojo, lo que redundaría -de sostenerse una situación antieconómica- en el fin de muchas lecherías, con la consiguiente pérdida de la masa ganadera de alta calidad genética, cuestión que se agrava porque para reponerla se requieren muchos años. En tal virtud, los agricultores podrían cambiar de rubro, y Chile quedaría a merced del mercado internacional de la leche, mercado en el que los países de las matrices de las empresas que hoy intentan fusionarse son demasiado relevantes: me refiero a Suiza y Nueva Zelandia.

¡Qué fácil es sacar conclusiones de lo que sucedería con un producto de primera necesidad para los consumidores, toda vez que serían los grandes perjudicados por las alzas de precios! O sea, el peor de los mundos: establecimiento arbitrario de precios para los productores de materia prima y alza en los precios para los consumidores

Me voy a referir al documento que envió la Federación Nacional de Productores de Leche al Tribunal de Defensa de la Libre Competencia. Entre sus conclusiones, la Fedeleche señala que la operación entre ambas empresas no debe llevarse a cabo, en primer lugar, porque se ha soslayado el alto impacto que podría tener la fusión en el mercado, resultando en una operación que importa altos riesgos de abuso, ya que resulta obvio que coordinarán sus compras, algo que incluso muchos pensamos que ya se ha producido, por lo que podríamos haber estado, muchas veces, ante casos de colusión, lo que sería importante investigar.

Fedeleche enfatiza lo que aquí he expresado en cuanto al poder de compra a los productores, ya que los indicadores utilizados para medir este importante aspecto -cifras de 2010- nos muestran que el poder de mercado que alcanzarían Nestlé y Soprole, las transformaría en un verdadero monopsonio, concentrando la demanda de leche cruda a través del poder de compra, alcanzando índices de concentración en el mercado de la leche cruda sin precedentes, muy por sobre los estándares recomendados por la Fiscalía Nacional Económica.

Se crearía una nueva sociedad matriz, que se llamaría DPA Chile ( Dairy Partners Américas ). Los negocios involucrados en esta alianza corresponderían, entre otros, a los relacionados con la comercialización de productos lácteos frescos, leche líquida y queso.

Esta DPA no será ni independiente ni autónoma, que es la figura que quieren presentar los actores de la fusión. No cabe duda que Nestlé, Soprole y el DPA actuarán de manera coordinada y disciplinada, pues las dos mayores empresas procesadoras del país se reducirán, en la práctica, a una sola compañía.

Tal como lo expresara Fedeleche , me sumo a la opinión de que las mitigaciones que han ofrecido para minimizar los riesgos latentes de coordinación, abuso y falta de independencia y autonomía son irrisorias, pues son medidas de autocontrol, que serán fiscalizadas por ellos mismos, con la agravante que dos de las más grandes empresas del rubro dejarán de competir entre ellas, lo que va contra nuestro modelo económico, que se basa en la libre competencia.

DPA Chile sería la empresa más poderosa del continente, por el nivel de concentración que manejaría en el mercado lechero. Contra esto, Nestlé y Soprole argumentan que este tipo de alianza ha sido aceptada en otros países de América, lo que es cierto, pero omiten que los grados de concentración que alcanzaría en Chile (57 por ciento) son enormes e infinitamente superiores a la participación del DPA en Colombia (13 por ciento versus 41 por ciento del principal actor); en Brasil (8,5 por ciento, igual que el principal actor), y en Argentina (6 por ciento frente al 20 por ciento del líder de mercado). Es decir, no son situaciones comparables y menos deben ser consideradas como argumento para justificar esta unión.

No voy a detallar más cifras, pero con las que he expuesto considero que tenemos argumentos suficientes para manifestarnos, como Cámara, en contra de esa fusión, que considero atentatoria no solo contra los intereses de nuestro país, sino contra los productores lecheros y contra un país consumidor de productos lácteos.

Finalmente, quiero reiterar que a pesar de los argumentos presentados por Soprole y Nestlé para justificar la creación de DPA, es evidente que esta alianza afectaría de forma negativa a todos los actores que participan de su cadena de valor, a las empresas lácteas, a los productores lecheros, a proveedores y distribuidores, a los pequeños comerciantes y supermercados, y finalmente, a los consumidores. La alianza es comercial, es decir, tiene como fin último aumentar las ganancias y el poder en el mercado de estas empresas, y es fácil suponer a costa de quién. Además, logrará desincentivar las inversiones en el sector y, por ende, frenarán las expansiones, tan necesarias en un país como el nuestro, en el que las políticas del Gobierno apuntan a apoyar a los pequeños y medianos empresarios, que a la postre son los grandes generadores de empleos.

¡No a la fusión de Soprole y Nestlé!

He dicho.

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