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Homenaje
HOMENAJE A NATALICIO DE BERNARDO O'HIGGINS

Autores

El señor FREI (don Arturo) .-

Señor Presidente :

El próximo 20 de agosto se cumplen 216 años del natalicio, en Chillán, de un niño que estaba llamado a ocupar las principales páginas de la Historia de Chile. En efecto, el 20 de agosto de 1778, vio la luz Bernardo O'Higgins Riquelme , hijo del entonces Teniente Coronel del Real Ejército y más tarde, sucesivamente, Intendente de Concepción, Gobernador de Chile y Virrey del Perú, don Ambrosio O'Higgins Ballenary y de la joven Chilláneja , doña Isabel Riquelme Meza .

Las circunstancias de su nacimiento hicieron que su infancia y juventud se desarrollara lejos del cariño materno y de la autoridad paterna. Apartado de los brazos de su madre a los cuatro años, fue llevado a Talca, a casa del comerciante portugués, amigo de su padre, don Juan Albano Pereira.

De esa ciudad fue enviado a estudiar a Chillán, al colegio de los padres franciscanos, para ser casi enseguida trasladado a Lima, matriculándose en el Colegio San Carlos de esa ciudad. Pero el sino del niño era tener que abandonar cada una de las ciudades adonde alcanzaba la gloria y fama de su padre y por ello, al ser éste nombrado Virrey del Perú, debió dejar la ciudad y trasladarse a Inglaterra, avecindándose en Richmond, cerca de Londres.

Su llegada a Inglaterra y su paso por España están marcados por acontecimientos dignos de ser señalados. Allí, en la patria de sus antepasados, no sólo estudia y se forma, sino que también aprende los nuevos conceptos ideológicos que han emanado de la Revolución Francesa. Sabe de la libertad de los pueblos, entiende la de las colonias norteamericanas y comienza a pensar en la de su lejana patria, en especial al calor de las ideas del insigne venezolano, Francisco de Miranda .

A su regreso a Chile, en 1802, posee una amplia cultura, muy superior a la de los demás jóvenes de su época y su mentalidad progresista ha asimilado los cambios de ideologías que mueven las aguas europeas y que resultaban ser demasiado avanzados para la realidad de Chile de entonces.

Heredero de la valiosa hacienda "Las Canteras", una vez que toma posesión de ella, pasa a residir en Chillán, la tierra de su madre, con ella y su media hermana Rosa Rodríguez . Su posición económica le convierte en uno de los vecinos más acomodados de la ciudad y por ello, en 1805, es elegido Alcalde de la ciudad, y al año siguiente integra nuevamente el Cabildo en calidad de Regidor.

Los años posteriores le sirven para hacerse de importantes amistades y se dedica a seguir de cerca los acontecimientos que se desarrollan en España, donde Napoleón Bonaparte ha destronado a los monarcas legítimos e instalado en el trono hispano a su hermano José Bonaparte . Sigue de cerca y está de acuerdo con la resistencia que los españoles ponen al francés y comparte con ellos el juicio de que los pueblos deben autogobernarse a la espera de la llegada del legítimo Rey.

En Chile también se viven momentos de incertidumbre. La muerte del Gobernador Luis Muñoz de Guzmán provoca una suerte de disputa entre grupos qué intentan posesionarse del poder. Por un lado se reúnen sujetos que son claros partidarios de impulsar reformas políticas y económicas y, por el otro, una gran mayoría de influyentes individuos que desean mantener a toda costa el orden establecido: la monarquía absoluta y la dependencia directa de la metrópolis española.

Una clara muestra del interés que despertaron en O'Higgins los sucesos de Santiago y su clara visión hacia dónde podían conducir los hechos fue el que, siendo subdelegado del partido de La Laja, se dedicara fervientemente a organizar militarmente a los habitantes de la región.

No fue una sorpresa para él la formación de la Primera Junta de Gobierno el 18 de septiembre de 1810, y por eso, es de los primeros en pronunciarse en favor de la instalación de un Congreso Nacional, elegido por el pueblo, donde estuviesen representados los intereses y creencias de todos los habitantes del país. Para ello escribió a su amigo y confidente Juan Martínez de Rozas que luchara por ello.

Elegido el Primer Congreso Nacional, Bernardo O'Higgins , formó parte de él, al ser electo, el 10 de enero de 1811, Diputado por Los Ángeles. Participó activamente en las sesiones que se desarrollaron y en ellas dio muestras de representar con claridad los intereses de sus electores. Formó parte del grupo más radical del Congreso y se retiró de él cuando vio atropellados los derechos de los pueblos, al aprobarse un aumento de la representación capitalina, porque según su sentir se desvirtuaba el carácter representativo del Parlamento.

Los acontecimientos que siguieron pusieron al frente del Gobierno patriota a don José Miguel Carrera y, para gobernar con mayor representación, designó, el 16 de noviembre de 1811, una Junta de la que O'Higgins formó parte, aunque a regañadientes, porque estimaba que no era lo suficientemente representativa de la soberanía popular. Antes de un mes presentó su renuncia y se retiró a Concepción, donde apoyó con todas sus fuerzas la Junta que en esa ciudad encabezaba Martínez de Rozas.

Producida la invasión del país por las fuerzas realistas encabezadas por el brigadier Antonio Pareja , O'Higgins armó a sus campesinos, salió del retiro de Las Canteras y se dirigió a Concepción encontrando a la ciudad tomada por el invasor. Siguió viaje a Talca y allí se unió al ejército patriota que comandaba José Miguel Carrera .

Inició sus acciones bélicas el 6 de abril, cuando sorprendiendo a los realistas, ocupó Linares. Poco después fue ascendido a Coronel. La larga lista de sus batallas sería imposible de relatar en un discurso, pero no podemos dejar de mencionar sus heroicas acciones en El Roble, donde con una osada acción, transforma una derrota en victoria al entusiasmar al soldado luego de proferir a viva voz "¡O morir con honor o vivir con gloria; el que sea valiente que me siga!".

El 27 de noviembre de 1813 sustituyó al general Carrera en el mando del ejército patriota, no sin antes haber representado al Gobierno lo inconveniente del cambio. Sólo aceptó el nombramiento luego que el propio Carrera lo instara a hacerlo.

La lucha continuó y el emisario del virrey, Gabino Gaínza , sintiéndose derrotado por las fuerzas patriotas, se valió astutamente de un tratado, el de Lircay, para rehacer sus fuerzas en el sur del país.

Entretanto, el país vive una conmoción interna, Carrera que había sido hecho prisionero por los realistas, escapa de su cárcel y se toma el poder. O'Higgins desconoce su autoridad y se le enfrenta militarmente en Tres Acequias.

La confrontación entre ambos se suspende porque el nuevo jefe realista, Mariano Osorio , avanza decidido hacia Santiago . Las facciones del ejército patriota se unen con el objeto de enfrentar el peligro común. Osorio atraviesa el Maule y O'Higgins le espera en Rancagua. El desastre se produce y el ejército se desbanda.

El avance de los realistas es total. Mientras ellos ocupan Santiago , los patriotas cruzan la cordillera y se refugian en Mendoza o en Buenos Aires. O'Higgins también viaja; lo acompañan su madre y su hermana.

En Mendoza es recibido por don José de San Martín ; y las relaciones amistosas que nacen entre ambos, serán cruciales para sellar el destino de Chile. San Martín sabe que la libertad de Chile es importante para el afianzamiento de su propia libertad, y se propone realizarla, ayudado por los chilenos exiliados. O'Higgins concuerda con el plan del libertador San Martín , y lo secunda responsablemente.

El Ejército Libertador de los Andes ya es una realidad. Los militares chilenos y argentinos cruzan la cordillera, y el 12 de febrero de 1817, en Chacabuco, triunfan sobre las tropas realistas y se apoderan de Santiago. O'Higgins ha regresado y ha triunfado. Su misión libertadora se ha cumplido.

Cuatro días más tarde es aclamado como Director Supremo de Chile . El país no sólo requiere de un gobierno, también de una defensa y de una política militar. O'Higgins lo sabe y pone en ejecución una obra importante. Así, refuerza las defensas de la Capital; enfrenta a los realistas en Maipú y los derrota, también lucha en el sur, y gana batalla a batalla mayor territorio.

Creó una marina de guerra, y de la nada fabricó una Escuadra Nacional. Se dedicó, aun a costa de su prestigio personal, a formar un Ejército expedicionario capaz de liberar al Perú. Contrató al Almirante Cochrane y ocupó Lima con fuerzas chilenas mandadas por San Martín . En Concepción constituyó un poderoso ejército, que al mando de Ramón Freire deberá terminar con la lucha interna contra los realistas y afianzar la soberanía al interior. No debe olvidarse que liberó a Valdivia y la incorporó definitivamente al territorio nacional.

En el orden civil, su gobierno también se destaca por diversas medidas de importancia. La reapertura del Instituto Nacional y de la Biblioteca Nacional; la abolición de los títulos de nobleza y la prohibición de exteriorizar privilegios como los escudos de armas; la formación de una academia militar y de una escuela de guardiamarinas; la creación de nuestra bandera y escudo nacionales; la dictación de normas constitucionales, como las de 1818 y 1822, que permitieron al país construir una institucionalidad a través de organismos responsables, entre los que sobresale el Senado de la República.

Las dificultades internas que enfrentó su gobierno terminaron con él en 1823. Ante lo adverso de la situación que enfrentaba, O'Higgins decidió abdicar. O'Higgins, y esto es lo importante, pudo resistir y hacerse fuerte, tenía hombres y popularidad. Gran parte del pueblo lo quería y respetaba. No quiso hacerse fuerte para no derramar sangre chilena; antes, prefirió renunciar y abandonar el amado país acompañado de su familia.

Se estableció en Perú, allí el gobierno amigo, que él había ayudado en su instalación, reconoció sus méritos, le dio acogida y honores militares. Vivió retirado en su hacienda de Montalbán, pero con el corazón y la mente siempre puestos en la patria lejana. Quiso más de una vez regresar; pero las veleidades del poder en Chile se lo impidieron.

Murió en el exilio limeño el 24 de octubre de 1842, rodeado por el reconocimiento de tres naciones que cruzaron sus banderas sobre el féretro en señal de agradecimiento y de unidad: Chile, Perú y Argentina se hermanaban ante sus restos mortales.

Chile le ha tributado un merecido homenaje como Padre de la Patria , autor de nuestra independencia. Las generaciones futuras deberán, al igual que nosotros, aprender de él su desinterés, patriotismo, honor y valentía, en defensa de sus convicciones e ideales más profundos.

He dicho.

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