Labor Parlamentaria
Participaciones
Disponemos de documentos desde el año 1965 a la fecha
Antecedentes
- Senado
- Sesión Ordinaria N° 4
- Celebrada el 15 de octubre de 1992
- Legislatura Extraordinaria número 325
Índice
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El señor
Señor Presidente , el 9 de este mes falleció, a los 78 años de edad, el ex Canciller alemán Willy Brandt. Su muerte es profundamente sentida por los hombres y mujeres que nos sentimos identificados con las ideas del socialismo democrático, de la libertad, de la justicia social y de la cooperación entre las naciones de la Tierra. Difícilmente encontraremos una personalidad política de este siglo que pueda encarnar mejor este amplio abanico de ideas.
Brandt representa, para el Partido Socialista, un símbolo de entrega a una causa noble, a la vez que un auténtico modelo de capacidad para diseñar e implementar políticas inteligentes y realistas desde un ángulo progresista. Por ello, su deceso nos ha consternado profundamente y deseamos, en esta oportunidad, hacer un público y solemne reconocimiento a su vida.
Muchas cosas nos unían a Brandt. Su vida denota hechos y actitudes extraordinariamente parecidos a los avatares vividos por muchos militantes de nuestro partido. Me refiero, en concreto, a la forma de abordar su participación en la lucha antifascista. Brandt -llamado realmente Karl Herbert Frahm , hijo de madre soltera y de extracción obrera- militó desde muy joven en las filas socialistas, integrándose al Partido Socialista de los Trabajadores, que en los años 30 pasó a constituirse en el ala más radicalizada del Partido Socialdemócrata alemán. La llegada del nazismo lo obligó a partir al exilio a Noruega, donde ejerció el cargo de Secretario del Comité de Solidaridad. Allí tomó como nombre político el de Willy Brandt, que lo acompañaría por el resto de su vida. Luego tuvo contacto directo con el idioma castellano, pues como periodista le tocó cubrir la guerra civil española. Sin embargo, se mantuvo en relación con la resistencia, y en particular con sus compañeros socialdemócratas. Su compromiso con la lucha antifascista lo llevó -al igual que a muchos compañeros nuestros- a adoptar una decisión difícil y peligrosa: retornar clandestinamente a su país. A partir de ese momento, Brandt conoció las dificultades de la vida clandestina, y viajó por toda Alemania reconstituyendo grupos de trabajo y estudio del Partido Socialdemócrata.
En 1947, ya finalizada la Segunda Guerra Mundial, Brandt recuperó la nacionalidad alemana, de la que había sido despojado, y dos años más tarde se presentó a las elecciones parlamentarias, siendo elegido Diputado por Berlín. Allí le cupo una destacada participación, que lo llevó rápidamente a la posición de figura gravitante de la socialdemocracia alemana.
Sin embargo, es el 10 de enero de 1959 cuando comienza a reflejarse su plena madurez como político. En esa fecha, asume la alcaldía de Berlín. Los problemas y circunstancias que rodeaban a esa ciudad, tan especiales por aquellos años, hicieron que los ojos del mundo se fijaran en la gestión de este dirigente socialista. A él le tocó hacer de Berlín occidental un baluarte de la democracia ante la agudización de la Guerra Fría, hecho que ocurría físicamente en el centro mismo de esa urbe, al erigirse allí el muro que dividía a la ciudad en dos.
La complejidad de aquella situación exigió a fondo a Willy Brandt , quien demostró un inusual talento político. Su sutil manejo como alcalde, mezclando adecuadamente firmeza y flexibilidad, le dieron una connotación y una relevancia política de primer orden en Alemania. Su gestión como alcalde de Berlín le significó transformarse en la primera figura del Partido Socialdemócrata de su país.
Pero los grandes temas de la Guerra Fría no le impidieron promover la renovación ideológica de la socialdemocracia alemana. Hoy ya forma parte de la historia de ese país el Congreso realizado por esa colectividad en Bad Godesberg, en 1959, en el que se deja atrás de manera definitiva una visión doctrinaria fuertemente influida por Marx -quien alcanzó a militar en el Partido Socialdemócrata alemán-, a la vez que se acaba con el enfoque reduccionista de que los partidos socialdemócratas y socialistas deben actuar únicamente en función de su carácter de clase.
Con la hegemonía definitiva de los actores renovados en el sector, y con un líder carismático y en pleno auge como Willy Brandt , el Partido Socialdemócrata, de tanta importancia en la vida política de Alemania y fundado en 1869, se encontró con la posibilidad inmediata de relevar a la Unión Demócrata Cristiana de las más altas funciones del Estado germano-federal.
En 1966, Willy Brandt asume como Presidente del Partido Socialdemócrata y como Ministro de Relaciones Exteriores de Alemania , y el 21 de octubre de 1969 jura como Canciller, máxima función política de ese Estado. Brandt había logrado un acuerdo con los liberales, lo que le permitió una sólida mayoría en el Bundestag.
Su paso por ese cargo significó un vuelco total de las relaciones exteriores de Alemania, lo que tuvo gran impacto en la política europea y mundial. Inauguró su Ostpolitik (o Política hacia el Este), destinada a reconocer formalmente la existencia del bloque soviético, a establecer nexos y contactos directos con las autoridades máximas de éste y a no obstruir el comercio que pudiera emerger entre los países de ese bloque y Alemania. En definitiva, practicó una política de conciliación que apaciguase los efectos de la confrontación Este-Oeste. Brandt obtuvo éxitos resonantes en éste, su principal objetivo de aquellos años. Se reunió dos veces con Willy Stoph , Primer Ministro de la Alemania oriental, y firmó importantes tratados con la Unión Soviética y Polonia.
En 1973 el mundo le reconoció estos esfuerzos, que no buscaban otra cosa que mantener firme la esperanza de la paz en el viejo continente, al concedérsele el Premio Nobel. Y, una vez que el Bundestag ratificó, en 1972, los acuerdos firmados con la URSS, Polonia y la Alemania Oriental, Brandt llamó a elecciones anticipadas, las que ganó holgadamente. Reelecto Canciller, prosiguió con su Ostpolitik, pero centró sus energías en la realización de la unión monetaria y económica de Europa occidental.
En 1974, cuando Brandt se encontraba abocado a estas tareas, se descubre que su Jefe de Gabinete era espía de la Alemania Oriental, hecho que lo obliga a renunciar.
A pesar del fuerte golpe que supuso para su carrera política el descubrimiento de tal circunstancia, Brandt siguió activo. Mantuvo la presidencia de su partido hasta 1987, y dedicó este tramo de su vida a los grandes temas de la humanidad.
Junto a otras personalidades socialistas y socialdemócratas -entre las que cabe citar al ex Primer Ministro sueco Olof Palme -, crea la llamada Comisión Brandt, destinada a sensibilizar a la opinión pública acerca de la necesidad de fortalecer la cooperación entre el Norte y el Sur, como una herramienta eficaz en contra de la pobreza del Tercer Mundo. Por otro lado, promueve la Internacional Socialista, haciendo de este foro multipartidario el más grande del mundo en su género. Con Willy Brandt a la cabeza desde 1976, este conglomerado de partidos progresistas deja de ser un ente principalmente europeo, para transformarse en una activa corriente mundial con presencia y gravitación en todos los continentes.
Willy Brandt fue un hombre cuya memoria cabe honrar no sólo a través de la solemnidad parlamentaria. Su espíritu, su ejemplo de entrega y su visión para comprender la naturaleza de los problemas de su época y encontrar soluciones, son un elemento gratificante y enriquecedor de la actividad política en todos sus planos.
El Partido Socialista de Chile, que ha rubricado recientemente su ya larga relación con el Partido Socialdemócrata alemán al ingresar a la Internacional Socialista, ha recibido con consternación la noticia del desaparecimiento de Willy Brandt, un hombre que siguió siempre con mucho interés la evolución política de nuestro país, y que en reiteradas oportunidades manifestó su simpatía y solidaridad con nuestro partido.
He dicho.