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Antecedentes
  • Cámara de Diputados
  • Sesión Ordinaria N°27
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  • Legislatura número 367
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Intervención
REFORMA AL SISTEMA DE PENSIONES SOLIDARIAS Y DE CAPITALIZACIÓN INDIVIDUAL Y CREACIÓN DE NUEVOS BENEFICIOS DE PENSIÓN PARA LA CLASE MEDIA Y LAS MUJERES (PRIMER TRÁMITE CONSTITUCIONAL. BOLETÍN N° 12212-13) [CONTINUACIÓN]

Autores

El señor ORTIZ (Presidente accidental).-

Señor diputado, eso no es asunto de Reglamento. Tiene la palabra el diputado señor Jaime Mulet .

El señor MULET.-

Señor Presidente, sin duda, este es un proyecto que causa polémica, porque hay quienes queremos reformas profundas en el sistema previsional y hay quienes no quieren eso. Es el punto más relevante y lo que se está discutiendo hoy.

Desde ya, señalo que voy a rechazar la idea de legislar, porque no estoy de acuerdo con las ideas matrices de este proyecto de ley.

Después de discutirse esta materia durante muchos años por distintas comisiones y expertos, hay claridad en que el sistema previsional de AFP es un sistema fallido; es un sistema que otorga pensiones extremadamente bajas; es un sistema que a los cuatro quintos de las personas afiliadas entrega -muchas veces así se dice- pensiones de hambre, lo que en 2005 obligó al Estado a involucrarse y corregirlo a través del pilar solidario para entregar un suplemento a tales pensiones.

Pero este sistema, que, como señalo, es un sistema fallido y otorga pensiones de hambre, sin lugar a dudas beneficia a un grupo de personas, y, fundamentalmente, a los dueños de las AFP, ya que con la administración de los fondos de los trabajadores en los últimos casi cuarenta años han podido generar utilidades de alrededor de 280.000 millones de dólares anuales, lo que les permite tener un gran capital de orden político, económico y financiero en el sistema financiero dentro y fuera de Chile, con lo que obtienen importantes ganancias no solo en las sociedades AFP propiamente tales, sino también en las sociedades que, de una u otra manera, controlan o en las que participan.

El objetivo de un sistema de pensiones son las jubilaciones, lo cual, obviamente, no se cumple, porque las jubilaciones son de hambre.

Pienso que el gobierno -esa opinión creo que ya es unánime- tuvo una oportunidad importante para haber hecho una reforma profunda; sin embargo, hoy no está haciendo una reforma profunda, sino una reforma más bien maquillada, pequeña, buscando continuar con el sistema de AFP, introduciendo, tal como se planteó en la administración pasada, una c otización adicional, pero menor para las empresas, bajándola de 5 por ciento -esa era la propuesta- a 4 por ciento. Pero no me detendré en ello, sino en lo grueso. Lo que me preocupa particularmente es que el gobierno no hace una reforma profunda, y por eso votaré en contra. ¿Por qué no tocar hoy con claridad y decisión, por ejemplo, el sistema de pensiones de las Fuerzas Armadas? ¿Cuál es el problema? No me voy a hacer cargo de por qué no lo hicieron los gobiernos anteriores; ahí habrán asumido su responsabilidad también esas administraciones. Pero ¿por qué no se aborda hoy ese tema? Entiendo que hay derechos previsionales, y se respetan, pero para el futuro. ¿O vamos a seguir manteniendo este sistema extremadamente injusto?

Aquí, pienso en Sara, una profesora que trabajó cuarenta años en el aula, quien después de haber sido obligada en dictadura a entrar al sistema de AFP -antes de 1981 ella pertenecía al sistema antiguo-, quedó con una jubilación bruta de 220.000 pesos. Y también pienso en un coronel, en un mayor, en un jubilado de las Fuerzas Armadas, quienes a los cincuenta años de edad quedan con pensiones de un millón y medio, de dos millones, de hasta tres millones de pesos.

¿Cuál es la diferencia entre una persona a la que en dictadura obligaron a cambiarse y otra que se quedó en el antiguo sistema? ¿Por qué no se corrige eso? ¿O le diremos a Sara que el Estado no tiene plata, que es muy difícil, que no hay recursos, y que solo alcanza para aumentar 10.000 o 12.000 pesos la pensión básica? Porque la verdad es que ni siquiera a Sara le va a tocar. Como gana 220.000 pesos, no estará entre las beneficiadas. Sin embargo, sí podemos pagar, con los mismos recursos, las pensiones de los exfuncionarios de las Fuerzas Armadas. ¡Es el mismo Estado el que paga!

Entonces, aquí hay una situación absolutamente injusta, por lo que creo que es fundamental meterse en el problema de fondo. Quienes administran las pensiones nos dicen que hay que subir la edad de jubilación; quienes administran las isapres nos dicen que no admiten enfermos. Entonces, ¿qué estamos haciendo aquí, en el Congreso Nacional? ¿Qué está haciendo el gobierno?

Hoy nos amenazan por si pretendemos votar en contra de la idea de legislar. ¿Con qué? ¿Con los 10.000 pesos de reajuste para los beneficiarios de las pensiones básicas? ¿Acaso eso nos tiene que amedrentar? ¡A mí no me amedrenta! ¡No! ¡A mí me da vergüenza lo que estamos haciendo! Lo digo con mucho sentimiento: me da vergüenza lo que estamos haciendo.

Nosotros, sentados aquí, cómodamente, con un sueldo, no de 10 millones, pero sí de 6 millones de pesos, dándoles un reajuste de 10.000 pesos a los jubilados.

¿Es ese el mensaje? ¿Esa es la gran reforma del Presidente Sebastián Piñera en materia previsional? ¿Eso, y que después en veinte o más años se recuperarán las pensiones gracias a la cotización adicional de 4 por ciento, en especial si consideramos que las condiciones de vida y de salud serán mucho más caras?

Hablemos con la verdad; hagamos una reforma profunda, como corresponde. Es muy fácil decir, desde la comodidad, que vamos a subir las pensiones en 12.000 pesos y que, en caso contrario, si no apoyamos este proyecto, somos antipatriotas. Esto no solo me parece una exageración, sino algo extremadamente grave.

Por eso, distinguidos colegas, los regionalistas vamos a votar en contra la idea de legislar en esta materia, porque queremos pensiones dignas y que, de una vez por todas, este gobierno o el próximo se hagan cargo de hacer una reforma profunda al sistema de pensiones.

He dicho.

-Aplausos.

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