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  • Legislatura Ordinaria número 362
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Homenaje
HOMENAJE EN MEMORIA DE DON CARLOS ALARCÓN VEGA

Autores

El señor LAGOS.- Señor Eugenio Tuma , Vicepresidente del Senado ; estimados amigos parlamentarios; señor Oscar Sumonte , Alcalde de Concón ; familia de don Carlos Alarcón Vega: doña Jacqueline Quinteros , Carlos Javier , Juan Pablo y Lucas; señora Rossana Chiesa , directora gerenta de Radio Festival; señores Carlos Williams y Juan Alberto Sepúlveda , locutores de ese medio de comunicación:

Yo tuve el privilegio de hacer un recuerdo de Carlos Alarcón el día en que lo despedimos. Y le agradezco a su familia por la oportunidad que me brindó y por la confianza que puso en mí al permitirme dirigir las palabras que expresé.

Es para mí un verdadero honor tributar ahora este homenaje en el Senado, en mi nombre y en del Senador Ignacio Walker, quien nos acompaña en la Sala.

Rindo tributo al hombre, al comunicador, al servidor público, al ciudadano y amigo, a quien se entregó en cuerpo y alma a su vocación de comunicador social y popular.

Se trata de Carlos Alarcón Vega, conocido popularmente como "Superocho" Alarcón.

Nació el 6 de febrero de 1959 en la ciudad de Viña del Mar. Se crió y creció en su barrio de toda la vida: la población Vergara , de Forestal, donde jugó sus primeros partidos de fútbol; incluso, llegó a vestir la tricota del Club Deportivo Forestal .

Sus primeros estudios los cursó en los colegios viñamarinos Agustín Escobar y Rubén Castro .

Fue en esa alegre e inocente etapa de la niñez que Carlos y Jacqueline se hicieron amigos, y amigos inseparables. Y eso derivó en 34 años de vida en común, fruto de la cual nacieron Carlos , Juan Pablo y Lucas.

A fuerza de perseverancia, de coraje y de su característico empuje, Carlos logra estudiar locución. Para costear sus estudios trabaja de vendedor itinerante, con la ilusión de llegar pronto a ejercer su gran pasión: la comunicación radial.

Y fue en la Radio Festival, su emisora de toda la vida, donde dio sus primeros pasos como radiodifusor.

Un remplazo en un programa deportivo le permitió a ese talentoso comunicador comenzar a mostrar sus atributos, los cuales muy pronto le posibilitaron llegar a ser un pilar fundamental de la popular "Radio en Colores" y un emblema de la comunicación popular de nuestra Quinta Región.

También se desempeñó en Radio Agricultura y en Radio Punto 7. Pero, sin lugar a dudas, la Radio Festival fue su domicilio y la familia de siempre; desde ahí se le podía escuchar con su alegre voz, que acompañó durante años la rutina del pueblo costero y de la ciudadanía del interior de la Región de Valparaíso.

Muchas cosas podemos decir de Carlos. Ciertamente, que era un hombre con una enorme empatía con los problemas de los viñamarinos. Y eso se vio reflejado en el cariño que le demostraron durante muchos años y al momento de su despedida.

Como comunicador social, llegó a ser una de las personas con mayor credibilidad entre la ciudadanía. Era objeto del profundo respeto de sus auditores, por el trabajo en terreno que realizaba.

El cariño que los auditores le demostraron día a día al "Superocho" era inconmensurable: un cariño honesto, que lo reconocía como a un par, como parte de cada familia que diariamente se entretenía con su alegre voz.

Fue esa misma gente la que hace algunos años -como señaló el Senador Chahuán- se organizó y recolectó miles de firmas para solicitar que Carlos Alarcón animara el Festival de la Canción de Viña de Mar. No llegó a conducir el principal festival de Chile, pero el año 2001 fue nombrado jurado del certamen.

Carlos Alarcón , ciertamente, no animó el Festival de Viña. Sin embargo, durante diecisiete años animó otro, el más popular de la Ciudad Jardín, el verdadero festival de Viña del Mar, de sus cerros y de sus quebradas: el Festival de la Cebolla, que fue la plataforma donde "Superocho" compartió con artistas populares y vecinos.

Y es que Carlos no solo ejercía la comunicación desde el locutorio radial: también recorría cerros y plan conversando con vecinos y ofreciéndose para cuanta actividad solidaria surgiera. Para él su Región era prioridad, y desde ella siempre mantuvo su navegar. El "Superocho", animando platos únicos, cenas bailables, bingos y conciertos para ir en ayuda de quienes la necesitaban, salió de la radio y se desplazó por nuestra ciudad.

Fue un locutor y animador que prefirió el escenario natural de las poblaciones a ciertas luces y megaescenarios de la fama.

Porque Carlos Alarcón asumía la comunicación primero como un compromiso con los más necesitados: para él era un compromiso con el día a día, con la pena de la dueña de casa, con la alegría de los obreros durante el fin de semana y con el agotador recorrido del conductor de la micro.

Porque la solidaridad de nuestro "Superocho" no requería cámaras ni registros: era parte de su esencia.

Destaco la labor de ayuda y cooperación que el fallecido locutor brindó durante años al Sanatorio Marítimo de Viña del Mar. Eso le significó, a petición de su Director, recibir la bendición directa del Papa Juan Pablo II .

Fue esa misma vocación de servicio la que motivó a Carlos Alarcón a asumir el desafío de postularse y desempeñarse como consejero regional por la comuna de Viña del Mar. El cariño por los suyos, por su gente, lo llevó a tomar la responsabilidad de gestionar y administrar su ciudad desde el Estado.

Eso se lo agradezco enormemente, pues no es fácil, en los tiempos que vivimos, asumir desafíos políticos institucionales. Carlos no necesitaba de ello, pues tenía una vida profesional consolidada. Esa fue una decisión muy meditada, que la llevó adentro por mucho tiempo.

Antes de ser consejero regional evaluó presentarse como concejal por Viña del Mar. Finalmente tomó aquella determinación.

Es cierto que muchos lo empujamos a embarcarse en las turbulentas aguas de una elección popular. Pero no dudó en aceptar el desafío. Y su debut como candidato no pudo ser mejor: logró una tremenda primera mayoría de votos en la última elección de consejeros regionales "sin haber salido nunca en televisión". Fueron su nombre y su voz los que hicieron la campaña. Y, como decía su eslogan, él era un "Súper CORE".

Doy fe del trabajo que Carlos estaba comenzando a desarrollar en el Consejo regional. Se encontraba motivado y feliz de estar sirviendo a Viña del Mar e incidiendo en su futuro.

La repentina y pronta partida de nuestro amigo y compañero nos debe hacer reflexionar.

Carlos Alarcón -si me permiten la analogía- fue el Chile descentralizado: ese que construye región desde el territorio; aquel comunicador que escucha y convive con el ciudadano; el hombre que hizo de la radio una institución al servicio de la comunidad.

En tiempos de total y extrema frivolidad, competencia y sensacionalismo de los medios de comunicación masivos, invito a tomar el ejemplo de nuestro "Superocho": comunicar es educar, compartir y amar. Ese era su eslogan.

Comunicar también es resguardar la identidad local y favorecer a los más desposeídos.

Carlos fue conocido como un hombre fuerte y consecuente, emprendedor y talentoso, que se perfiló durante toda su vida como alguien capaz de superar los obstáculos que fueran surgiendo. Desde niño supo que el sacrificio y el esfuerzo eran las herramientas válidas para salir adelante. Debió trabajar como vendedor itinerante para pagar sus estudios. Así, el joven locutor del cerro Forestal se convertiría en una de las figuras populares más importantes en la historia de la Quinta Región en materia de comunicación radial.

¡Cómo olvidar su sonrisa contagiosa y esa energía envidiable que llevaba a todas partes! Porque se preocupaba no solo de hacer un buen trabajo, sino además de subirles el ánimo a quienes lo necesitaban.

Siempre miraba la mitad llena del vaso; no era que no viese la mitad vacía: él destacaba la mitad llena.

Siempre tuvo un buen gesto. Trataba a todos los demás de la misma forma, sin hacer distinciones de ningún tipo.

Creo que solamente una vez lo vi sin llevar puesta una corbata: era muy formal.

Quiero dirigirme a sus colegas de Radio Festival.

Entiendo que hoy los micrófonos de esa radioemisora siguen de luto, pero no en silencio. Ustedes deberán cargar con la responsabilidad que Carlos nos deja a todos, humildemente. Espero que puedan seguir con ese estilo cercano con la ciudadanía y que continúen con la noble misión de hacer un puente entre las demandas de la sociedad local y las soluciones que deben dar las autoridades.

También me dirijo en particular a Jacqueline, su esposa y compañera de vida. Porque Carlos deja una gran familia, compuesta además por sus hijos, Juan Pablo, Carlos y Lucas. Nosotros nos comprometemos -como lo señalé en su oportunidad- a apoyarlos, a darles aliento y a sobrellevar esta pena larga que los acompaña y los acompañará siempre. Lo único que puedo decirles, para darles un poco de tranquilidad, es que Carlos era una persona íntegra que nos dio lecciones de humildad y, por sobre todo, nos enseñó que con una sonrisa y optimismo nos puede cambiar el día.

Hoy queda un vacío en la Quinta Región en términos comunicacionales. Ciertamente, no será lo mismo la radio en Viña y Valparaíso sin el "Superocho". Algo de estas dos ciudades parte con Carlos Alarcón .

¡Nosotros, que hoy te despedimos, debemos asumir que la vida es un instante pasajero y que es difícil que las cosas buenas perduren!

Hoy rindo homenaje a un amigo y compañero. Y quisiera agradecer, mirando a su familia y a sus amigos hoy presentes, la oportunidad de haberlo conocido. Pocas veces se nos da la posibilidad de conocer a personas como Carlos, hombres con su manera de enfrentar la vida: ¡siempre con la sonrisa en los labios y una mano abierta para entregar!

Muchas gracias.

--(Aplausos en la Sala y en tribunas).

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