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Intervención
ACUERDO DE COMPLEMENTACIÓN ECONÓMICA ENTRE CHILE Y EL MERCOSUR. Primer trámite constitucional. (Continuación).

Autores

El señor TALADRIZ.-

Señor Presidente , es ya un lugar común el escuchar que en nuestro país el progreso real es el que se constituye con el crecimiento económico, con equidad, sustentabilidad en el tiempo y respetando al medio ambiente. Compartimos tan lindos enunciados, pero, inevitablemente, echamos de menos la concordancia entre las palabras y los hechos.

Aquí estamos enfrentados a decir sí o decir no al acuerdo comercial entre Chile y el Mercosur.

Se dice que el acuerdo del Mercosur vigoriza nuestras relaciones políticas y económicas con grandes expectativas para la inversión, la producción y el empleo. Es un mercado de 200 millones de habitantes y, por tanto, esto abriría grandes posibilidades a nuestro país. Se dijo, por parte del Ministro , que sus éxitos y fracasos son los nuestros. Yo creo que no es así. Mientras en Chile la economía crecía y se modernizaba, en Argentina y Brasil se retrocedía y ese fracaso no era nuestro, y nuestro éxito tampoco era de ellos.

Es claro para todos que el costo de este acuerdo para el país lo soporta enteramente la agricultura del sur de Chile. A pesar de los años por delante para su desgravación, no podrá nunca competir con Argentina, por razones de suelo, por razones de clima y por razones de tamaño de superficies. Eso lo sabe el gobierno, los agricultores y todos los parlamentarios. El desafío que se plantea teóricamente es imposible de asumir. Hoy la gente que vive en y de la ruralidad está arruinada, y con ello cientos de pequeñas comunas se debaten sólo entre problemas reales de subsistencia.

¿De qué manera puedo yo en Lanco, Malalhue , San José , Máfil o Los Lagos, sólo por nombrar algunos lugares donde la ruralidad supera el 50%, decirles a sus habitantes que el Mercosur es una oportunidad histórica y que les traerá sólo beneficios? ¿Me podrían entender? ¿Entenderán al gobierno y al propio canciller?

El campo chileno y el campo del Sur no es sólo una rememoranza y un recuerdo histórico de nuestras más ricas tradiciones, de hermosos paisajes y cuna de valores que hasta hoy se guardan en el corazón de la gran mayoría de los chilenos.

El campo está lleno de gente que se esfuerza y trabaja por superar sus condiciones, que casi siempre son adversas; unas veces, por el clima, y casi siempre porque las decisiones se toman centralizadamente, con el apoyo de grupos importantes de poder, sin tomar nunca en cuenta a esa gente.

Como representante de Valdivia, conozco la lucha que por más de 30 años han librado los valdivianos, en el sentido de lograr la construcción del camino para habilitar el paso Huahum, que conecta a Panguipulli con San Martín de los Andes .

En el acuerdo de integración física, este paso, que es el único entre Chile y Argentina que nunca queda interrumpido por la nieve, que tiene una altura sobre el nivel del mar, igual a la de la Plaza Baquedano, tampoco ha quedado incluido en el acuerdo.

También por este revés para mi zona, voto que no.

Se dice que el Mercosur traerá beneficios y empleo a muchos chilenos. Nadie señala desde esos cargos los males y el desempleo que traerá a un gran porcentaje de la población chilena.

Hay envuelta en este acuerdo una gran inequidad. Se mejoran unos, quizás muchos, sin saber con certeza cómo será esa mejoría; pero sí se sabe, con toda certeza, que la ruralidad chilena y en especial todo el sur saldrá perjudicado. ¿Es eso justicia? ¿Es eso equidad?

Distinto sería si el Gobierno enviara este proyecto, reconociendo que en Chile la producción física por hectárea es superior a la de los países del Mercosur; reconociendo que la sanidad animal y vegetal de nuestros campos y animales en óptima; reconociendo que no se pudo lograr más, pero reconociendo la importancia de la vida rural y diciendo que proponemos al país un acuerdo comercial que beneficia a los industriales y a los consumidores, pero perjudica a todos los campesinos.

Como somos justos y predicamos equidad y queremos erradicar la pobreza y terminar con todo tipo de frontera interior, les proponemos que lo aprobemos entre todos y que todos aprobemos una política agrícola nacional que compense este daño que se le da con una mano, mientras que con la otra se beneficia a otros.

Eso queríamos y eso esperábamos. Nada ha sucedido y por eso voto que no.

He dicho.

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