Labor Parlamentaria
Participaciones
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Antecedentes
- Senado
- Sesión Ordinaria N°144
- Celebrada el 13 de enero de 2021
- Legislatura número 368
Índice
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El señor CHAHUÁN.-
Señora Presidenta , Honorable Sala:
En esta oportunidad me permito hacer uso de esta tribuna a fin de rendir un homenaje al destacado empresario don José Joaquín Said Saffie , fallecido el 23 de julio de 2020, después de haber cumplido una exitosa trayectoria empresarial en nuestro país.
Don José Said nació en Arequipa, Perú, el 17 de abril de 1930, pero con tan solo cinco años de edad se trasladó junto a su familia a la capital de nuestro país. Su padre, Salvador , y su abuelo, Issa , tenían negocios en Bolivia y Perú.
En el año 1942 su padre inauguró la empresa textil Rayón Said , en la ciudad de Quillota. Asimismo, en el año 1948 la familia Said creó la empresa de alambre y cables de cobre Cocesa .
Don José realizó sus estudios escolares en el Colegio San Ignacio , de la Compañía de Jesús, de cuya formación se consideraba legítimamente orgulloso. Además, tuvo el privilegio de ser alumno del sacerdote de este colegio el padre Alberto Hurtado , que posteriormente fuera canonizado, de quien aprendió a comprometerse con múltiples causas sociales, cooperando con muchas instituciones, demostrando sus auténticos valores cristianos.
Al término de sus estudios escolares, ingresó a la Escuela de Leyes de la Universidad de Chile, donde obtuvo el grado de licenciado en Derecho.
A raíz de una grave enfermedad de su padre, con tan solo veintidós años debió hacerse cargo de los negocios familiares después de fallecido su progenitor, lo que le impidió titularse de abogado. Él era el único hombre entre siete hermanas mujeres.
A los veintidós años, entonces, comenzó a trabajar en la fábrica Rayón Said en Quillota, que más tarde se convirtió en la primera fábrica de papel celofán en Chile. Durante el medio siglo que la empresa quillotana funcionó, siempre tuvo los ojos de don José .
Después de que su familia fundara el Banco Panamericano, en los años cincuenta, y que fuera intervenido en los setenta, creó el Banco del Trabajo. Y posteriormente, junto al empresario Ignacio Cousiño , ingresaron al Banco BHIF y al Banco Nacional, fusionándose más tarde en el banco español BBVA, donde ocupó su presidencia, cargo que mantuvo hasta que dicha entidad se fusionó con el Banco Scotiabank en el año 2018.
A través del Grupo Said, don José tuvo inversiones en diversas empresas, tales como el Parque Arauco , Embotelladora Andina , Envases del Pacífico, Energía Llaima y la sociedad de centros comerciales en Lima, Perú, conocida también como "Mega Plaza Norte".
Fue un apasionado de crear empresas, obteniendo en algunas el éxito esperado, no lográndolo en otras, como ocurre con todos los emprendedores.
Consideraba que con la creación de empresas contribuía al desarrollo del país, generando empleos para muchas personas.
En el año 2003, cuando recibió el premio otorgado por el Instituto Chileno de Administración Racional de Empresas, Icare , manifestó en su discurso de agradecimiento lo siguiente: "...el rol de todo empresario es la creación de riquezas, que después de todo es el motor del desarrollo. Pero esta responsabilidad no termina ahí, no puede terminar en el mero éxito económico. Más que el valor material de las cosas, importa el bien que nuestros actos dejan en los demás. En nuestras acciones debemos reflejar un deseo de servir más que de controlar, una capacidad de escuchar más que de mandar, procurando transmitir felicidad y confianza en todos los ámbitos, en suma, procurar ser más que tener más.".
Estas palabras demostraban palmariamente su ideal de vida, que se tradujo en ser un hombre muy trabajador, ordenado, exigente, perseverante, sencillo, de buen carácter, de fácil trato, austero y muy sociable, que siempre trataba de mantener contacto directo con los trabajadores de sus empresas. Porque, como decía, "un colaborador realizado se puede transformar en el mejor socio".
Asimismo, se fue adaptando a los avances tecnológicos de nuestra sociedad actual, que constituyen una valiosa herramienta para las empresas y su correcto funcionamiento. Estaba prácticamente en todas las redes sociales.
También fue acreedor de otros premios, como el de Ignaciano Destacado, del Colegio San Ignacio , en el año 2005, que le otorgó la dirección del establecimiento; el de Empresario del Año, entregado por el Diario Financiero en los años 1998 y 2018; la Orden al Mérito por Servicios Distinguidos en el Grado de Gran Oficial, otorgado por el Gobierno del Perú en el año 2013; y Empresario del Año, entregado por el diario El Mercurio en 2018, junto con su hijo Salvador .
Las claves que él consideraba fundamentales para el éxito de sus empresas eran las que él denominó "las cuatro p": pasión, perseverancia, paciencia y prudencia, y que aplicó en plenitud en sus empresas.
Su corrección fue una virtud a toda prueba, ya que consideraba que la palabra empeñada era más valiosa que un documento firmado o una escritura pública. Por ello, señalaba que, una vez dada la palabra, hay que cumplirla tanto o más que una escritura pública; por eso, no hay que dar la palabra en forma precipitada; hay que ser prudente, cauteloso, paciente y estudiar las cosas.
Don José también mantuvo estrechos lazos con la Comunidad Palestina en Chile y sus instituciones correspondientes, como una forma de reconocer a sus ancestros, de los cuales se sentía orgulloso. Viajó varias veces a Belén, en Palestina. Y en uno de sus viajes tuvo un emotivo encuentro con el Papa Juan Pablo II , quien lo inspiró a crear una fundación, que, en definitiva, devino en la Fundación Palestina Belén 2000, dedicada a ayudar a los niños de Palestina en ámbitos de salud, educación y recreación, ocupando el cargo de Presidente de la Fundación durante largo tiempo.
Don José Said contrajo matrimonio con una viñamarina, doña Isabel Margarita Somavía Dittborn , en Viña del Mar, con quien estuvo casado felizmente durante cincuenta años. De esa unión nacieron sus hijos Salvador , Isabel , Loreto y Constanza, que acompañaron fielmente y con gran amor filial a su padre en todas las actividades empresariales.
Creía que el trabajo dignificaba, y hasta el último minuto estuvo presente en las actividades comerciales. Era uno de los hombres más informados de Chile, y siempre con energía para emprender. Era un hombre de bajo perfil, poco dado a protagonismos y a elogios.
Formalmente, en la intimidad, tenía un gran sentido del humor y era un excelente contador de historias. Y era profundamente solidario.
Poco amigo de los conflictos. Era una persona conciliadora, justa y cordial con todos. Supo salir adelante gracias a su profunda fe y al apoyo de su familia.
En el último tiempo estaba intensamente preocupado de la formación de sus nietos, a quienes inculcó los mismos valores que a sus hijos, esto es, que fueran personas de honor, dedicadas a su trabajo y que fueran conscientes de sus responsabilidades con la sociedad, pero siendo también personas amantes de su familia, que les transmitió todas estas virtudes.
Por ello, estamos ciertos de que la descendencia de don José Said sabrá resguardar y conservar el gran legado que les dejó, siguiendo la senda trazada por él y que lo convirtió en uno de los empresarios más destacados del país, lo que nos lleva a hacerle este merecido reconocimiento.
Hago llegar un afectuoso saludo a su familia, cuyos integrantes sienten un legítimo orgullo de ser sus herederos y continuadores de su obra.
Un gran amigo, un gran servidor público, un gran emprendedor, José Said Saffie .
He dicho, señora Presidenta.
Muchas gracias.