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  • Cámara de Diputados
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  • Legislatura Extraordinaria número 348
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Intervención
NUEVA ESTRUCTURA DEL SECTOR PÚBLICO DE SALUD. Primer trámite constitucional.

Autores

El señor SALAS (Vicepresidente).-

Tiene la palabra el diputado señor Francisco Bayo .

El señor BAYO.-

Señor Presidente, analizamos, en segundo trámite reglamentario, el proyecto sobre autoridad sanitaria y de gestión que, entre los cinco proyectos en torno de la reforma a la salud, concita quizás mayor unidad en el Parlamento. Ésa es la verdad. Mi opinión personal es que éste es el mejor de los proyectos que giran alrededor de la reforma. Es el más importante de todos y no hay opinión técnica discrepante respecto de quienes dicen que ninguna reforma de salud será exitosa si no pasa por un mejoramiento de la gestión en el sector público, y que irá directo al fracaso si el aparato público no aumenta su eficiencia.

Hoy esa eficiencia está cuestionada por muchos. No me voy a referir a documentos de la Cepal, que han tenido réplicas y que pueden ser analizados en un ámbito académico, pero debemos reconocer que la eficiencia está cuestionada y que el proyecto de autoridad sanitaria, igual que el de régimen de garantías explícitas, significa invertir mayores recursos. Llamamos la atención acerca de la necesidad de saber realmente cómo se están usando hoy los recursos humanos, materiales y económicos.

Por eso, reiteramos nuestro llamado al ministro de Salud para que se realicen las auditorías que, desde marzo hasta septiembre del presente año, hemos solicitado efectuar en el Servicio de Salud Araucanía Norte, en el del Maule y en un servicio de salud de la Región Metropolitana. Esperamos ese informe, porque será muy importante cuando a futuro discutamos el financiamiento, en especial del Auge.

En la discusión general, personalmente apoyé la iniciativa. En esa oportunidad di los argumentos correspondiente, algunos de los cuales ya se han repetido. Debatimos y justificamos nuestra posición de votar positivamente en general el proyecto, pero hicimos presente nuestra inquietud acerca de la forma en que se estaba tramitando, igual que las demás iniciativas relacionadas con la reforma de salud, con una premura que no es coincidente con la importancia de los proyectos en cuestión.

Estimamos que la iniciativa de autoridad sanitaria y gestión apunta en el sentido correcto; tiende a descentralizar, a llevar la difícil toma de decisiones al nivel local, más cerca de la gente y del problema. Hace que actúe el nivel operativo, es decir, los servicios de salud. Por lo tanto, compartimos todo lo que allí se hace.

El establecimiento de las redes asistenciales, ya mencionadas, también tiene nuestro apoyo. La mayor flexibilidad administrativa y la participación de los ciudadanos, tanto en el nivel regional como comunal, son aspectos positivos, como la existencia de un plan nacional de salud. Nadie puede oponerse a esto. Por eso, lo votaremos a favor.

Confiábamos en que algunas indicaciones rechazadas en las Comisiones unidas, al insistir en ellas iban a ser aprobadas.

Por ejemplo, resulta inexplicable la disposición que propone crear dos subsecretarías de salud. Y lo digo porque conozco el ministerio por dentro. Si el propósito del proyecto es descentralizar, entregar más atribuciones a las autoridades regionales y locales, no se justifica la existencia de dos subsecretarías, máxime cuando una de ellas es para supervigilar las redes asistenciales. Para ello bastaría la creación de un departamento más en la Subsecretaría de Salud.

No es tan cierto y en esto discrepo de lo afirmado por mi estimado amigo el diputado Aguiló que esto no significa más plata. En el proyecto, se entrega la facultad al Presidente de nombrar a otro subsecretario. Por lo menos, es un funcionario más, con todo lo que lleva a su alrededor lo digo a guisa de ejemplo, por cuanto no es efectivo que habrá redistribución de personal, porque ya se está nombrando un nuevo subsecretario. Incluso, en esa oportunidad ya habíamos escuchado al diputado señor Burgos , quien compartía nuestra posición. Le parecía rara la existencia de una segunda subsecretaría en nuestro gabinete. Nuestra indicación, presentada nuevamente en la Comisión, fue rechazada, por lo cual ahí están las dos subsecretarías.

Por otro lado, el Ejecutivo, mediante una indicación, crea el cargo de director regional de salud, cuyas funciones, en general, corresponden a las que tenía o tiene el secretario regional ministerial. Se crea este nuevo ente, manteniendo al secretario regional ministerial, con las funciones señaladas en el artículo 64 de la ley orgánica constitucional sobre Gobiernos y Administración Regional. (De partida, no es el artículo 64 el que se refiere a las funciones del seremi, sino el 63).

Nos encontramos con dos entes regionales, uno de los cuales queda con funciones muy disminuidas. El señor director regional dependerá directamente de un subsecretario no sé de cuály se baipaseará, lisa y llanamente, al secretario regional ministerial. Aparentemente, la función más importante del seremi será coordinar las acciones de los servicios de salud, pese a que en muchas partes hay un secretario regional ministerial y sólo un servicio de salud. En otros, habrá cuatro o cinco departamentos de coordinación en un país con falta de recursos.

Se podría ejemplificar en muchas otras materias, pero terminaré señalando nuestra profunda preocupación por la forma en que se está legislando. Lo dije en la última sesión de las Comisiones unidas. El hecho de que hoy estemos bajo la presión de discusión inmediata en un tema tan importante, demuestra una premura que, según mi opinión, linda en la ligereza o en la liviandad. Como técnico, como médico antes que parlamentario, considero que estas materias, que tendrán trascendencia por decenios de años, no pueden ser tratadas en esa forma.

Lamento que desde la Cámara, donde hay, por primera vez en la historia del Congreso Nacional, diez médicos y una enfermera, enviemos al Senado un proyecto con un texto que debería haberse perfeccionado más de lo que lo hemos hecho, para que allí hubiera tenido un trámite corto, en un Senado donde hay un solo médico y muy poca gente interiorizada en el tema de la salud. En la Cámara hay personas que no son del área de la salud, pero que por su persistente presencia en diferentes comisiones a lo largo de los años, hoy trabajan activamente con nosotros. El “doctor” Aguiló está a punto de recibir su título, y todos estaríamos de acuerdo en otorgárselo, salvo algunos “detalles” que todavía debe superar. Habrá un cargo para el “doctor” Aguiló en la nueva Subsecretaría.

La argumentación de nuestra bancada respecto de algunos hechos, no significa politizar el tema. Al revés, siempre hemos insistido y demostrado tener una vía de despolitización en los temas de salud.

Confío en que en la Cámara alta prime un criterio más acorde con los objetivos planteados en el mensaje, que nadie, con conocimiento cabal del tema, puede desatender.

Por último, confío en que la ejecución futura de lo que hoy es proyecto, su implementación y desarrollo, especialmente en lo que a mejoramiento de la gestión se refiere, sea una realidad. La salud necesita, a nivel central, un ministerio que prevenga y se anticipe a los problemas. Dije que la deuda hospitalaria no es de responsabilidad de este ministro, sino que se arrastra por años. Pero ¿qué se hizo cuando la deuda era de dos mil millones, tres mil millones, diez mil millones, veinte mil millones? ¿Había necesidad de llegar a las cifras que hoy todos conocemos? Hay que prevenir los problemas. Se necesita que el ministerio asuma en plenitud el papel de normar, que hoy lo tiene, pero también se insiste en el proyecto en hacer relevante su papel de supervisar, de fiscalizar a los servicios de salud en el cumplimiento cabal de sus funciones.

Confío y, por su intermedio, señor Presidente, le pido al señor ministro que esto sea una realidad a futuro para que todos los chilenos tengamos una mejor calidad de salud.

He dicho.

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