Labor Parlamentaria
Participaciones
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Antecedentes
- Cámara de Diputados
- Sesión Ordinaria N° 5
- Celebrada el 11 de junio de 2003
- Legislatura Ordinaria número 349
Índice
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La señora ALLENDE, doña Isabel ( Presidenta ).-
Tiene la palabra el diputado José Miguel Ortiz , para hablar en nombre de la bancada democratacristiana.
El señor ORTIZ (de pie).-
Señora Presidenta , señores vicepresidentes de la Corporación, señor ministro , señorita ministra, colegas diputadas y diputados; señor Leopoldo Contreras , hijo de la señora Silvia Piñeiro que en paz descanse; actrices y actores del teatro chileno:
El 11 de marzo de 1990 juramos, como consecuencia de la voluntad popular, ciento veinte parlamentarios. Dentro de la primera generación de diputados, después de la recuperación de la democracia, figuraba la actriz María Maluenda .
Hace un año y meses juró una nueva parlamentaria: la actriz señora Ximena Vidal , quien, como jefa de bancada, solicitó que se rindiera este justo homenaje a esta gran actriz del teatro chileno.
Expreso esto porque es habitual que en la Cámara de Diputados se rinda homenaje a personas que han destacado en diferentes actividades de la vida. No es mi papel, al menos, evaluar su posición política, porque eso significaría no respetar la autonomía e independencia de los seres humanos, más aun en un país como Chile, con sólo quince millones de habitantes, en el cual todos nos necesitamos cada día más.
En estos trece años y meses de funcionamiento de la democracia han llegado a la Cámara de Diputados hombres y mujeres provenientes de distintas actividades. Por eso es un honor que hayan sido elegidas diputadas las señoras María Maluenda y Ximena Vidal , respectivamente.
A la edad de 80 años falleció la diva de la comedia chilena, la inolvidable intérprete de Laurita Larraín, de “La pérgola de las flores”, la “novia” del alcalde que decía “sí”, dependiendo de quién tenía enfrente, actitud que formó una pésima imagen de los políticos.
La Universidad de Concepción, durante las rectorías de humanistas excepcionales, como David Stitchkin Branover , Ignacio González Ginouvés y otros, creó, en 1960, el foro abierto de dicha casa de estudio. La primera obra que, en forma gratuita, se presentó en él para los alumnos -entre quienes me contaba- fue “La pérgola de las flores”. En esa época éramos muy jóvenes; han pasado más de 40 años. Como a todos los jóvenes, nos interesaba el arte, por lo que ese foro era un lugar de encuentro de diferentes estamentos de Concepción. Vimos la obra por lo menos cuatro veces. Después la presenciamos a la orilla de la laguna de Llacolén, la laguna chica de San Pedro de la Paz. Recuerdo que Silvia Piñeiro era la misma de siempre: dinámica, activa y “enamorada” -como dijeron algunas colegas-, actitud que da cuenta de lo importante que es en la vida que los hombres y las mujeres manifestemos sentimientos y que creamos en el amor, en los afectos y en la amistad.
Formada en la Escuela de Teatro de la Universidad Católica, Silvia Piñeiro obtuvo el Premio Nacional de Arte en 1988, el premio Onda a la mejor actriz iberoamericana en 1977 y el premio Apes a su trayectoria artística en 1994. Fue una de las mujeres con mayor entrega y trayectoria en las tablas nacionales.
Su fructífero trabajo en el teatro es recordado especialmente por el personaje que representó en “La pérgola de las flores”. Su interpretación de la aristócrata Laurita Larraín será siempre una actuación señera para las actrices que han asumido y asuman ese rol en los distintos montajes del clásico de Isidora Aguirre y Francisco Flores del Campo.
Su carrera profesional comenzó en 1950 con la participación en numerosas obras; entre ellas, “Ángeles en desgracia”, “El hombre que vino a cenar”, “El aniversario” y “Aprobado en castidad”. Una de sus interpretaciones teatrales más célebres y valoradas por ella misma fue “ Sarah Bernhardt ”, junto a Ramón Núñez -presente en estos momentos en las tribunas-, montaje realizado en el teatro de la Universidad Católica.
Entre sus últimas incursiones teatrales figuran “Al que le toca, le toca”, con la dirección de Tomás Vidiella; “Los chicos de la fiesta”, “Después del postre” y “El protagonista”. En los 60 tuvo la valentía -ya que lo más difícil era lograr el autofinanciamiento- de crear su propia compañía de teatro. Junto a Emilio Gaete , hace más de 40 años, formó la pareja más conocida en el escenario, con obras como “Cien mujeres y un playboy” y “Adán y Eva en La mayor”.
Convertida en una especialista en comedias, también incursionó en el café concert y en teleseries. En televisión, Silvia Piñeiro marcó época en programas como “Los Möller”, “En su casa” y “Juani en sociedad”, serie ésta última que protagonizó durante siete años junto a Emilio Gaete , Nelly Meruane -quien se encuentra en la tribuna de honor- y Sonia Viveros . Su figura quedó grabada en el celuloide con películas como “Nunca en domingo”, “Sonrisas de Chile” y “El cuerpo y la sangre”.
Silvia Piñeiro quiso entrañablemente a nuestro país. Por eso varios colegas que me antecedieron en el uso de la palabra han recordado frases que vertió cuando fue honrada con un premio, en las que ella hacía una semblanza de la empanada y del beber un vaso de vino, y que reflejaban, muy especialmente su entrega al arte y a la cultura para los chilenos y chilenas.
Como Partido Demócrata Cristiano sentimos profundamente que la gran actriz haya terminado su vida con una enfermedad tan grave, que la dejó con tan pocos kilos de peso, imagen que pudimos captar en la televisión.
Del quehacer de las personas, con el correr del tiempo, se hace una evaluación, y no me queda la menor duda de que don Leopoldo Contreras, su hijo, y sus cinco nietos y dos bisnietos, han sentido el calor humano y el afecto de quien ahora está a la diestra de Dios Padre, luego de cumplir un gran papel en la transmisión del arte y la cultura.
Por todo lo anterior, en nombre del Partido Demócrata Cristiano, hemos rendido homenaje esta mañana a quien fue una gran actriz del teatro chileno.
He dicho.